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Funciones Del Psicólogo en La Intervención Social

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Funciones del Psicólogo en la intervención social

En el ámbito de la PSIS el psicólogo desarrolla las siguientes funciones:

1. Atención directa

Esta faceta se comparte de modo general con otros muchos ámbitos de la psicología
aplicada en los cuáles el psicólogo interviene directamente con la población objetivo de
los servicios para evaluación, orientación y/o solución de problemas. Esta atención directa
puede realizarse de formas muy diferentes según se trate de atención directa a individuos,
grupos o comunidades. A modo de ejemplo en el primer caso podría tratarse de una
valoración u orientación de una persona mayor para una medida de alternativa a la
convivencia (residencia de tercera edad, vivienda tutelada, etc.). En el segundo caso,
atención grupal, podría ejemplificarse con las intervenciones con grupos de autoayuda,
como en el caso de intervenciones con padres con problemas de relación con sus hijos.
Finalmente, en el nivel comunitario, podría citarse el trabajo desde programas de
prevención de malos tratos a la infancia. 

Sin embargo, una nota característica que merece subrayarse es la orientación que la
atención directa tiene hacia la construcción de habilidades, competencias y recursos que
permitan al destinatario de la intervención enfrentar sus problemas con mayores
posibilidades de éxito.

2. Asesoramiento y consultoría

Como uno de los rasgos más distintivos de la intervención social destaca esta función
profesional en la cual el psicólogo realiza un trabajo dirigido no al cliente de los servicios,
sino al personal o a la dirección de programas o servicios, respecto de su funcionamiento,
implementación, opciones alternativas, superación de crisis. Se trata en este caso de una
intervención indirecta en la cual el psicólogo de la PSIS intenta obtener un efecto
multiplicador al orientar y asesorar a aquellos que están en contacto con la población
objetivo.

3. Dinamización comunitaria

Desde el modelo comunitario aparece con fuerza la intervención del psicólogo que
persigue una mayor conciencia de comunidad y la dinamización del potencial de recursos
que ella encierra. La posibilidad de reconstruir un tejido social más solidario creando flujos
de apoyo en la comunidad, la promoción de movimientos asociativos, el impulso a la
generación de proyectos nacidos de las propias necesidades de cada comunidad, etc.,
suponen en la actualidad un tipo de intervención muy relevante en la PSIS.

4. Investigación

Una función especialmente necesaria es la realización de prospecciones, estudios y


trabajos de investigación que contribuyan al avance del cuerpo de conocimientos que
sustentan esta actividad profesional. A partir del importante peso relativo concedido a las
técnicas de investigación dentro del curriculum formativo del psicólogo, éste se encuentra
en una situación privilegiada para desarrollar este tipo de labor en un campo que plantea
excepcionales retos debido a la compleja red de factores que se encuentran actuando en
cualquier problemática social. 

5. Planificación y programas

La intervención social suele entrañar una gran complejidad, atendiendo a la complejidad


de los fenómenos sobre los que actúa. En este sentido se hace necesario un trabajo de
planificación y programación para alcanzar el óptimo grado de estructuración de los
componentes de la intervención (definición de la población destinataria, objetivos,
creación de servicios, recursos, etc.).

6. Evaluación de programas

Como un aspecto que destaca por la importancia que entraña para las tomas de
decisiones, la evaluación de programas se refiere al estudio sistemático de los
componentes, procesos y resultados de las intervenciones y programas. En este caso
también la formación del psicólogo en técnicas de evaluación y diseño, junto al
conocimiento del ámbito concreto de trabajo, le permite obtener una posición ventajosa
para realizar esta función esencial a cualquier programa.

7. Dirección y gestión

Dentro de las estructuras de servicios y programas de intervención social los psicólogos


también se han ido incorporando a los niveles de dirección y gestión, tanto en la
Administración como en la iniciativa privada.

8. Formación

Como en otros campos de la psicología aplicada el psicólogo diseña y realiza actividades


formativas. Sin embargo, en el caso de la PSIS, dada la carencia de una formación
universitaria sólida (hasta fechas muy recientes), las actividades formativas han tenido
una gran demanda y han supuesto una función muy importante tanto en la formación de
los propios psicólogos como por la aportación que supone para otros profesionales de la
intervención social.

Procedimientos, Técnicas e Instrumentos

Además de las técnicas y procedimientos que comparte con los profesionales de otros
campos de la psicología aplicada, se pueden destacar algunos aspectos metodológicos
que caracterizan específicamente este ámbito.

1. Intervención grupal
En la PSIS el psicólogo trabaja frecuentemente con grupos para alcanzar objetivos que
únicamente con esta metodología son posibles. Se trataría de intervenciones centradas en
la ayuda mutua, desarrollo de la solidaridad, participación ciudadana, competencia para el
análisis de situaciones y tomas de decisiones que afectan a un colectivo, habilidades de
trabajo en equipo, etc. Las técnicas de intervención grupal permiten al psicólogo
desarrollar objetivos de organización y dinamización comunitaria.

2. Intervención y terapia familiar

Como un caso muy específico y de obligada referencia para muchos de los sectores de
intervención social, el grupo familiar se convierte en escenario frecuente del trabajo del
psicólogo. En este caso existen múltiples conexiones con los modelos de intervención
familiar que desde la psicología clínica se han planteado, aunque adaptándolos a los
objetivos sociales propios de este ámbito. Un aspecto que atrae especialmente la atención
de los profesionales y en el que existen en la actualidad notables avances, es el que se
refiere a la necesidad de realizar evaluaciones del grupo familiar (como en los casos de
desamparo infantil) para llegar a elaborar juicio de capacidad o competencia de la familia
para cumplir con sus obligaciones. Otro tanto cabe decir de las intervenciones en sectores
como la tercera edad.

3. Técnicas de mediación

Partiendo de que es consustancial a este contexto de intervención la aparición de


situaciones donde entran en conflicto los intereses de distintos grupos o personas, el
psicólogo debe utilizar las técnicas de negociación y mediación que le permitan reducir
este tipo de conflictos sociales y avanzar en la resolución de problemas.

4. Técnicas de evaluación e intervención ambiental

La psicología ambiental, en su desarrollo desde los años sesenta ha ido encontrando


muchos puntos de convergencia con las preocupaciones de la PSIS. Como es lógico, la
concepción de lo social como una parte del ambiente que rodea a todo individuo, ha
permitido a los psicólogos de la intervención social incorporar técnicas y procedimientos
desarrollados desde la psicología ambiental que resultan idóneos para su trabajo. Los
modelos ecológicos y las técnicas que de ellos han ido derivando, como es el caso de
ecología social de Moos, la psicología ecológica de Barker, o la ecología del desarrollo de
Bronfenbrenner, han supuesto una fuente importante de recursos para diseñar y
programar intervenciones. 

5. Técnicas de investigación social

Como es lógico, esta metodología encuentra un campo de aplicación importante en la


PSIS. Las encuestas, los grupos estructurados, paneles de discusión, el método Delphi,
los indicadores sociales, los inventarios de recursos, entre otras muchas técnicas,
permiten al profesional de la PSIS cumplir con sus funciones de investigación y
evaluación.
Ámbitos de Actuación

1. Intervención con la Comunidad

Siguiendo las características que plantea el modelo comunitario en otros ámbitos como la
salud o la educación, la intervención con la comunidad se plantea la meta del incremento
del bienestar social y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos que la componen.
El psicólogo trabaja orientado por la finalidad de una promoción de la competencia de la
comunidad para analizar sus problemas y generar recursos para superarlos. Se
desarrollan trabajos de investigación social, dinamización de grupos, consultoría, etc.,
desde una perspectiva preventiva y proactiva. Un aspecto importante tiene que ver con la
intervención sobre los factores que facilitan fenómenos como la exclusión, discriminación,
racismo y xenofobia.

Como una de las finalidades más importantes de la intervención con la comunidad se


debe destacar la prevención, focalizada en grupos de riesgo o grupos relevantes con
respecto al problema del que se trate. Dada la relevancia que el concepto de prevención
tiene para el resto de los ámbitos de la PSIS, este sector comunitario resulta de la mayor
importancia. Igualmente los programas de participación social o sensibilización ante
grupos o problemas concretos sean del ámbito que fueren deben ser contemplados desde
las estrategias comunitarias.

Uno de los contextos de trabajo más relevantes para los psicólogos en este sector son los
servicios sociales comunitarios, si bien en este caso el trabajo con la comunidad se
complementa con la atención directa a los ciudadanos.

2. Familia e Infancia

Con este rótulo se hace referencia a las actuaciones que se llevan a cabo con el sector de
población que no ha alcanzado la mayoría de edad. El objetivo general de la intervención
de los psicólogos en este área es el desarrollo de los derechos de los menores de edad,
velando por las condiciones que deben potenciar su desarrollo y protegiéndole del
impacto de situaciones adversas que lo amenacen (malos tratos, abusos, etc.). En la
actualidad se ha pasado a denominar este sector como "familia e infancia" para resaltar la
necesidad de intervenir en el contexto familiar del que el niño forma parte inseparable, y
en el que se encuentran las claves que permiten evaluar el problema y diseñar
soluciones. 

El psicólogo interviene con especial incidencia en este sector y en los diferentes tipos de
recursos que se instrumentan para cubrir las necesidades de la infancia. En un primer
momento el psicólogo aborda junto con otros profesionales con los que forma equipo los
casos en los que existe posibilidad de situaciones de riesgo o desamparo, investigando y
evaluando la veracidad y el alcance de la situación. En el caso de que exista un riesgo
importante para los menores se debe valorar la intervención idónea que puede consistir en
alguna de las siguientes alternativas:
Intervención familiar

Cuando existe la posibilidad de trabajar con el grupo familiar para superar la situación de
desprotección del niño. El objetivo del psicólogo puede ser el trabajo para el desarrollo de
habilidades de cuidado y educación de los hijos, la integración de la familia en redes de
apoyo social, la mejora de las relaciones personales del grupo familiar, la conexión con
otros recursos sociales, etc. Existe un buen número de profesionales trabajando en
programas de habilidades parentales para padres que tienen problemas de competencia
para la crianza de sus hijos o desde una perspectiva más preventiva en escuelas de
padres dirigidas a la comunidad en general. 

Acogimiento familiar

Cuando se debe tomar la medida de separación temporal del niño con respecto a la
familia, las nuevas orientaciones en este sector están promoviendo que se realicen
mediante acogimientos familiares que permitan al sujeto de la intervención mantenerse en
un contexto de desarrollo normalizado. Esta medida plantea la necesidad de un intenso
trabajo para el psicólogo tanto en la evaluación de las familias acogedoras, como en la
disposición del niño, y lo que es igualmente importante, en el seguimiento del
acoplamiento que debe producirse entre ambos. Una parte importante en este proceso es
el asesoramiento a las familias sobre las posibles incidencias que vayan ocurriendo en
este proceso de adaptación, que complementa la formación que inicialmente han debido
recibir.

Adopciones

Cuando la adopción es posible el psicólogo realiza igualmente una evaluación y dictamen


de idoneidad de los adoptantes que permita el ajuste óptimo con el niño, así como el
correspondiente seguimiento y asesoramiento.

Acogimiento residencial

El trabajo en residencias de menores ha sido uno de los ámbitos más tradicionales de los
psicólogos. En la actualidad los objetivos profesionales con respecto a estas medidas se
orientan hacia la evaluación de los niños que ingresan en residencias, el seguimiento de
su desarrollo en el periodo de estancia, la intervención en problemas de desarrollo que
puedan plantear y el apoyo técnico a los educadores en sus programaciones e
intervenciones con los niños.

Otro de los ámbitos importantes de este sector es el de los menores de edad que
presentan conductas infractoras y que tradicionalmente se ha conocido como la
intervención en reforma. En este caso el trabajo del psicólogo tiene una faceta muy
importante en cuanto al asesoramiento técnico al juez para tomar decisiones en el ámbito
de los juzgados de menores. Para ello elabora informe técnico antes de la comparecencia
del menor y asiste como perito durante la misma. Igualmente tiene una función importante
en el seguimiento de las medidas que se adopten, sea en régimen de medio abierto
(libertad vigilada y trabajos de compensación a la comunidad), semi-abierto (centros de
día) o cerrado (mediante ingreso en los centros específicos). 

3. Tercera Edad

Como sector de población definido como las personas mayores de 65 años, este ámbito
es por razones demográficas y sociales uno de los que mayor proyección están
presentando para los profesionales de la psicología, aglutinándose en la actualidad en
torno a nuevos conceptos como psicogerontología o gerontología social. El enfoque en el
que la vejez era caracterizada fundamentalmente por un declive y deterioro generalizado,
ha ido cambiando hacia una visión de esta etapa de la vida como un reto adaptativo que
cada persona supera de forma diferente en función de un conjunto de factores muy
heterogéneos.

El fomento de la independencia y autonomía del individuo, de su participación en la vida


social, la solución independiente de sus problemas, y la permanencia de las personas
mayores en su domicilio y entorno habitual son recomendaciones que han sido
enfatizadas por diversas organizaciones y asambleas internacionales referidas a la
gerontología social.

El psicólogo ha pasado a tener un papel relevante en la intervención con las personas


mayores desde esta perspectiva del envejecimiento como una etapa evolutiva
especialmente importante en el que la calidad de vida se ve especialmente amenazada. El
objetivo es ayudar en este proceso adaptativo tanto con intervenciones sobre el propio
sujeto como con su entorno familiar o de convivencia.

La evaluación psicológica en esta edad exige una adaptación de las técnicas que son
utilizadas en otros ámbitos, así como el desarrollo de instrumentos específicos
(actividades de la vida cotidiana, salud percibida, etc.). Las intervenciones individuales y
grupales están dando lugar a programas de habilidades cognitivas y sociales, de
dinamización de la actividad y el ocio, de la participación social, etc.

Los servicios a los que el psicólogo se incorpora con mayor frecuencia son los servicios
especializados como las residencias geriátricas, centros de día, hogares, etc., aunque
cada vez van apareciendo con mayor fuerza programas desde la atención primaria y los
enfoques más preventivos. En el ámbito de los servicios sociales la Ayuda a Domicilio es
uno de los programas cuyo destinatario principal es este sector de edad. En esos casos el
psicólogo evalúa la situación de cada caso junto a otros profesionales para valorar la
situación de necesidad y el tipo de prestación a desarrollar. Un objetivo específico muy
importante en este programa lo constituye en la actualidad la intervención de apoyo a
cuidadores de enfermos con demencias y en especial la ayuda a familiares cuidadores de
enfermos de Alzheimer.

4. Deficiencias, discapacidades y minusvalías


Se trata de uno de los sectores con mayor trayectoria en la PSIS y se compone de muy
diversas problemáticas en las que el denominador común es la discapacidad del sujeto y
su repercusión social en cuanto a la igualdad de oportunidades y la integración social. En
este ámbito el psicólogo ha buscado la integración al entorno familiar, social y laboral,
desarrollando al máximo las capacidades del sujeto y, al mismo tiempo, diseñando y
ejecutando programas que fomentan la aceptación, sensibilidad, flexibilidad y relación de
ayuda de la sociedad con respecto a todo tipo de discapacidades.

Tanto en el caso de discapacidades físicas, como en el de las psíquicas o sensoriales, los


psicólogos tienen una función de diagnóstico muy importante. Bien entendido que este
diagnóstico, en la actual orientación teórica del sector, trasciende con mucho la valoración
de la patología individual, que debe ser complementada con una rigurosa valoración de
las repercusiones sociales que conlleva. Es necesario valorar las condiciones sociales del
entorno del sujeto, sus recursos personales y familiares, el impacto de su discapacidad
sobre sus posibilidades educativas, laborales o de relación, etc.

En cuanto a la intervención, realiza orientaciones y tratamientos para la superación de los


problemas personales asociados a la discapacidad. Participa en programas de
estimulación temprana desde un enfoque más preventivo con los niños y en programas de
rehabilitación, cuyo auge en la actualidad va abriendo paso hacia la llamada psicología de
la rehabilitación como una disciplina orientada a la superación de los citados problemas
mediante programas concretos de intervención tanto individual como grupal.

También desarrolla un papel muy importante en las residencias y centros para


discapacitados donde el psicólogo además de evaluar e intervenir con los individuos o con
el grupo, realiza una tarea de apoyo al personal de atención directa del centro
(educadores, monitores, etc.).

Los centros ocupacionales y la inserción sociolaboral configuran otro importante contexto


de actividad profesional en este sector, en el cual el psicólogo busca la adaptación óptima
entre las capacidades y habilidades de cada persona, teniendo en cuenta el grado de
discapacidad, y las tareas y puestos de trabajo. 

Entre otras muchas actividades merece destacarse el papel del psicólogo en su trabajo
con asociaciones como las de familiares de discapacitados, cuya iniciativa está
impulsando nuevos proyectos y recursos. El papel de apoyo a estos movimientos
asociativos combina el conocimiento del sector de las discapacidades con las técnicas de
grupo y dinamización de actividades. Igualmente es de destacar la fuerte presencia de
algunas organizaciones no gubernamentales en este sector, desde las que trabajan
numerosos psicólogos.

Finalmente no debe olvidarse el papel del psicólogo en la puesta en marcha de programas


de cambio de actitudes de la persona no discapacitada, programas que pretenden
posibilitar la integración en los distintos niveles laboral, escolar, comunitario, etc., de la
persona con algún tipo de discapacidad.
5. Mujer

Las políticas de acción social en favor de la igualdad de oportunidades de las mujeres


surgen y se desarrollan en España a partir de la década de los ochenta. A fin de conseguir
que el derecho a la igualdad recogido en la legislación se materialice, las
Administraciones Públicas emprenden una serie de medidas que, frente al asistencialismo
y la acción puntual y reparadora característica de épocas anteriores, se plantean la
promoción de la mujer y la prevención de la desigualdad como criterios básicos de
intervención.

Dentro de este contexto, comienzan a surgir en el ámbito de la intervención social


programas específicos de atención a la mujer y se van consolidando unas estructuras
técnicas con personal propio adscrito a esta tarea, cobrando la figura profesional del
psicólogo un papel relevante dentro de estos equipos de intervención.

En la actualidad cabe distinguir una serie de programas y servicios en los que el psicólogo
se ha incorporado. En primer lugar, los Centros de Información y Asesoramiento a la
Mujer están destinados a ofrecer a las mujeres información sobre sus derechos legales y
los recursos disponibles para hacer efectiva la igualdad de oportunidades, así como a
prestar asesoramiento especializado ante problemáticas específicas que afectan a la
mujer (malos tratos, agresiones sexuales, aborto, etc.). La función del psicólogo en estos
centros abarca la valoración y diagnóstico psicológico de las mujeres que lo precisen, así
como la aplicación de la correspondiente terapia de apoyo y posterior seguimiento.
Igualmente, asesora al equipo del centro en el diseño de campañas de concienciación y
sensibilización de la comunidad, destinadas a prevenir la aparición de dichas
problemáticas.

Los Programas de Apoyo a la Inserción Laboral de Mujeres Desempleadas están dirigidos


a colectivos de mujeres con dificultades especiales para insertarse en el mercado de
trabajo. Las funciones del psicólogo en estos equipos abarcan el diseño y elaboración de
contenidos formativos, la prestación de servicios de orientación profesional y el apoyo a la
inserción mediante la utilización de técnicas de búsqueda de empleo y el diseño de
itinerarios ocupacionales personalizados.

Finalmente, las Casas de Acogida para mujeres con problemas de malos tratos configuran
un tipo de dispositivo en el que el psicólogo debe intervenir sobre las secuelas y el
impacto psicológico que este tipo de situaciones ocasiona. Entre otras actividades
posibles se podría destacar la intervención sobre los problemas de autoestima que sufren
estas mujeres y la aparición de técnicas individuales y grupales para abordarlos.

6. Juventud

Desde hace tiempo las políticas sociales vienen reparando en la importancia de un sector
de población como la juventud que en la actualidad está sujeto a importantes cambios con
respecto a su rol social. La transición que en el pasado se venía realizando sin solución
de continuidad entre la educación y el mundo laboral, en la actualidad se está alargando
de tal manera que este periodo evolutivo cobra una nueva importancia. La integración
familiar, escolar, la citada transición e incorporación al mundo laboral, el acceso a la
información y a los recursos, la intervención sobre problemas cuya mayor incidencia se
encuentra en estas edades (riesgo de drogodependencias, hábitos saludables, educación
sexual, etc.) son algunos de los objetivos esenciales en este sector. 

El psicólogo desarrolla en este contexto un trabajo de apoyo potenciando iniciativas


orientadas a ayudar al joven en la ocupación de su tiempo libre de forma constructiva,
promoviendo asociaciones y colectivos y trabajando desde las estrategias de animación
cultural. Se deben destacar también los programas específicos de técnicas de búsqueda
de empleo y orientación profesional, que faciliten el acceso al mundo laboral.

Las actividades preventivas se están centrando para este sector en los temas de
delincuencia, adicciones, fracaso académico, sexualidad, etc. En todas ellas el diseño de
dispositivos de información cercanos y de fácil acceso, junto a campañas de divulgación,
suponen contextos laborales relevantes para los psicólogos.

7. Minorías sociales e inmigrantes

En los últimos años se han producido importantes cambios demográficos, en las


estructuras familiares y del mercado de trabajo, conflictos bélicos, etc., que han agravado
aún más el problema de exclusión social que algunos colectivos tradicionalmente ya
venían padeciendo (como es el caso de las minorías gitanas). Aunque minorías étnicas e
inmigrantes son conceptos bien distintos, viene consolidándose el nombre conjunto para
este sector debido a que las necesidades de ambos colectivos convergen en gran medida.

Reconociendo la exclusión social como un fenómeno estructural dinámico y


multidimensional, y considerando los servicios sociales como un eje de actuación
transversal para la integración de estos colectivos en la sociedad y en la satisfacción de
las necesidades básicas, la intervención social en este sector está obligada a confluir con
las actuaciones en otros programas no menos importantes como los del sistema
educativo, sanitario, de la vivienda, el trabajo, etc.

El papel del psicólogo en este amplio sector se dirige hacia la adquisición por parte de
estos colectivos de las habilidades personales precisas que garanticen una mayor
integración en su entorno, desarrollando sus propios recursos personales, para lo cual son
importantes tanto las técnicas de trabajo grupal como individual. Otro nivel de actuación
muy significativo es el de trabajo familiar, procurando que la familia cumpla un rol
socializador, incidiendo sobre las pautas educativas y desarrollo de estilos de
comunicación más eficaces, relaciones de ayuda y expresión de la afectividad.

El papel del psicólogo desde una intervención comunitaria está orientado a diseñar,
ejecutar, y evaluar programas que favorezcan cambios de actitud en la sociedad con
respecto a la estigmatización y prejuicio que dificultan la integración e inserción de estas
minorías sociales, mediante un incremento de la sensibilización y la tolerancia social.
8. Cooperación para el desarrollo

En la actualidad ha ido cobrando relevancia un sector de intervención referido a los planes


de desarrollo de los distintos países y comunidades, ya que se ha ido evidenciando la
necesidad de añadir a los criterios económicos o políticos que los suelen sustentar otros
criterios centrados en las necesidades de los individuos y los grupos.

El papel del psicólogo en la cooperación será proporcionar al diseño de estos planes el


elemento psicosocial. Para ello deberá estudiar cada una de las situaciones en concreto
de la manera más amplia, sin olvidar el aspecto antropológico-cultural y del medio
ambiente, con la finalidad de predecir y optimizar los efectos psicológicos y sociales de
dichos planes.

Muchos de los psicólogos de este sector están trabajando en programas de cooperación


en países con situaciones extremadamente difíciles, bien sea por el nivel de pobreza de
estas comunidades, por situaciones de guerra o de posguerra, o interviniendo ante
acontecimientos catastróficos. En todas estas situaciones el psicólogo añade a los
recursos materiales y económicos movilizados, el elemento de atención a individuos y
grupos afectados por estos acontecimientos extremos. Casi todas las técnicas de la
intervención social a sus diferentes niveles (individual, grupal, comunitario) son pertinentes
en este caso, tratando de asumir las circunstancias adversas y generar recursos para una
superación en el menor tiempo posible.

9. Psicología Ambiental

La preocupación por la psicología ambiental, aunque tiene antecedentes en estudios de


los años veinte y cuarenta, adquiere relieve especial a partir del auge de los movimientos
ecologistas. Las preocupaciones son en gran parte compartidas con estos colectivos, en
cuanto a la preservación del medio y la corrección de la degradación a que está siendo
sometido.

Una de las finalidades que persigue el psicólogo ambiental son las de una conducta
ecológica responsable, es decir, un cambio en los patrones de relación entre el individuo y
su medio. Desde los clásicos estudios de cómo preservar los parques y jardines de las
ciudades, hasta la educación de los ciudadanos en el tratamiento de residuos, consumo
de energías, etc., son objetivos en los que el psicólogo se ha venido implicando. El
estudio sobre actitudes ante el medio, preferencias ambientales, relaciones entre salud y
entorno, percepción de riesgos, etc., han ayudado al desarrollo de programas para cubrir
estos objetivos.

Otro campo importante ha sido la adaptación de determinados ambientes a las


características de los usuarios, caso de las colaboraciones de los psicólogos en planes de
urbanismo, o más en concreto en la construcción de viviendas para personas mayores,
discapacitados, o cualquier otro colectivo de especiales necesidades. 

10. Otros sectores emergentes


Uno de los sectores de intervención que aparece como más relevantes en la actualidad es
el que tiene que ver con el tiempo libre y su ocupación. Detrás del ocio se encuentra un
modelo de sociedad y unos determinantes de recursos disponibles, educación, facilidad
de acceso, valores, etc., que configuran un campo psicosocial muy importante.

La aparición de nuevas manifestaciones del ocio, como el ocio tecnológico ligado a los
avances en materia de información, como la televisión, los ordenadores y las redes
informáticas y el ocio ecológico, que englobaría una serie de actividades que va desde la
deportiva, el turismo rural o ecoturismo, el turismo de aventura, etc., han generado nuevas
posibilidades pero también nuevos problemas. Las consecuencias del ocio tecnológico
presentan algunos aspectos como el aislamiento o la adicción que están generando cierta
alarma social. En este contexto el psicólogo interviene mediante la investigación de estos
efectos, el diseño de una oferta asequible e igualitaria de las nuevas alternativas, la
adaptación a los diferentes colectivos en función de sus necesidades y de las
posibilidades que el ocio tiene para promocionar el desarrollo personal y la integración
social, entre otras finalidades.

La intervención del psicólogo se realiza en el ámbito empresarial que diseña estas ofertas,
el diseño e intervención en los programas de animación socio-turística, y los programas de
ocio destinados a determinados colectivos como la tercera edad o jóvenes con problemas
de adaptación social.

Otro sector emergente es el de los medios de comunicación. Si bien su incidencia sobre


los patrones de comportamiento de una comunidad son un tópico clásico de la psicología
social, la enorme y creciente presencia que estos medios están teniendo en la vida
familiar y social de los individuos lo ha convertido en la actualidad en una demanda social
de intervención.

El potencial formativo y las posibilidades de transmitir y configurar nuevos lenguajes,


normas, valores, patrones de conducta, actitudes, etc., supone la necesidad de un aporte
desde el enfoque de la PSIS. El diseño de programas educativos, las tomas de decisiones
con respecto a los contenidos y su repercusión sobre ciertas edades o ciertos colectivos
(mujer, minorías, por ejemplo), el estudio de las representaciones sociales que se
promueven desde los medios, los controles de calidad de la información, son algunos de
los campos más desarrollados.

Formación

La formación en la intervención social ha contado hasta hace muy poco tiempo con fuertes
carencias por lo que a la carrera universitaria se refiere. Eran muy contadas las facultades
que contaban con opciones de especialidad hacia este ámbito. Los nuevos planes de
estudio desarrollados en esta década han corregido, aunque de modo aún insuficiente, la
situación anterior.

Partiendo del enfoque de los nuevos planes de estudio como una oferta para que cada
alumno configure su propio curriculum, la oferta educativa consiste más bien en una
propuesta de varias materias que tengan que ver con las necesidades de intervención. De
este modo, además de la tradicional psicología comunitaria han ido apareciendo otras
materias con denominaciones como psicología y servicios sociales, intervención
psicosocial, bienestar social, psicología ambiental, además de asignaturas referidas a
sectores como la tercera edad, la infancia o las discapacidades.

Sin embargo, por compensación, los grandes esfuerzos en formación han venido desde la
organización colegial que se veía en la necesidad de cubrir estas lagunas. Desde el
Colegio se ha promovido e intervenido en masters y cursos en cooperación con las
instituciones sociales que están implicadas en la demanda de profesionales competentes
(caso del INSERSO, por ejemplo) y se han realizado esfuerzos más modestos de las
delegaciones para poner en marcha también otros cursos de formación.

Por la complejidad de la propia PSIS se entenderá que las necesidades de formación


tiene un doble componente. Por un lado existe un sustrato común a todos los
profesionales, que debe incorporar los modelos teóricos y los conocimientos de la
psicología social como rama extensa, además del uso de técnicas de evaluación e
intervención generales pero aplicadas a este contexto social (y a sus diferentes niveles
individual, grupal y comunitario). Sin embargo, como se ha tratado de exponer
anteriormente, los sectores de la intervención van a requerir un aprendizaje específico que
se debe añadir al anterior, y que supone siempre una especie de segunda especialidad.
En este sentido cabe hablar de contenidos transversales (comunes a todos los sectores
de intervención) y específicos (para cada sector). Los documentos sobre formación y
acreditación que se están consensuando entre el Colegio Oficial de Psicólogos y la
Conferencia de Decanos de Facultades de Psicología apuntan a una formación que
incluya al menos los siguientes contenidos:

1. Conocimiento del marco normativo, administrativo y organizativo con sus


principales programas y servicios.

2. Características psicosociales de los sectores propios de intervención.

3. Estrategias y técnicas más habituales de intervención tanto a nivel individual,


como grupal y comunitario. 

4. Modelos teóricos de la intervención social.

5. Metodología: planificación, evaluación de necesidades, evaluación de programas.

Este tipo de formación deberá reglarse en el sentido de considerar la admisión


únicamente de psicólogos cuando en el título acreditativo figure la palabra psicología.
Igualmente habrá que velar por la utilización de una metodología participativa y teórico-
práctica, en la que se incluyan prácticas externas. Igualmente se tendrán que contemplar
las cuestiones de convalidación tanto por los estudios pre como post grado realizados y la
experiencia profesional acreditada. 
En cualquier caso los esfuerzos deben ir en la dirección de un mejor reconocimiento de
las necesidades formativas de este ámbito de la PSIS, desde las instancias universitarias,
ofertando no sólo asignaturas sueltas, sino asesorando en la configuración de un
curriculum que obedezca a estos criterios de conocimientos básicos y especializados en
sectores de intervención. Al mismo tiempo el papel del colegio debe seguir siendo el
impulso pionero que en estrecha conexión con las nuevas demandas laborales y sociales,
va abriendo paso a una formación más específica y más conectada a la realidad social.

Consideraciones Finales

A modo de anotaciones generales conviene destacar un par de cuestiones. 

La primera es el relieve que en este ámbito de la intervención adquieren las relaciones


interprofesionales. Ello llevo implícita la necesidad de que el psicólogo de la intervención
social sepa desarrollar habilidades de diálogo, participación y respeto por los demás
profesiones que actúan sobre el cambio interpersonal y social.

La segunda cuestión es la necesidad de subrayar que esta breve definición del rol del
psicólogo de la intervención social conlleva un marco de referencia ético y de
comportamiento profesional que va más allá del código estrictamente deontológico de
nuestra profesión.

Entendemos que el psicólogo de la intervención social tiene que tener un fuerte


compromiso con los valores de la solidaridad entre personas, pueblos y razas, así como
con otros valores supremos que debe asumir y saber hacer respetar como la igualdad de
oportunidades y el respeto a los derechos de los más desfavorecidos. Esta idea ha sido
recogida en el concepto del rol de abogacía social que se ha reivindicado como un
componente esencial del profesional de la intervención social. El profesional de este
ámbito asume un compromiso muy especial en la consecución de una mayor calidad de
vida de las personas y del bienestar de las comunidades y ha de integrarse en la
concepción de una ética global que contemple el respeto estricto por los derechos
humanos y libertades de los individuos y de los pueblos, así como el respeto a los demás
seres vivos y el entorno medioambiental, promoviendo un desarrollo sostenible del planeta
que garantice una mayor calidad de vida a las futuras generaciones.

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