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El Poder de La Sonrisa

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“Ella sonrió y su rostro se iluminó. O tal vez fue el mío.

Todo lo que sé con


certeza es que su sonrisa iluminó hasta mis días más oscuros”

J. Sterling

EL PODER DE LA SONRISA
A ver, a ver… ¡Una sonrisita! Si, así ¡Perfecto! Sonríe y sonríe mucho
¿Sabes por qué? ¡Porque es gratis! Bueno, aparte de ese punto
fundamental, te pregunto: ¿Has notado el poder tan grande que tiene
una sonrisa?, ¿la magia que encierra ese acto maravilloso? Porque ya
lo diría Anthony J. D’Angelo “La Sonrisa, es la llave que abre el
corazón de todo el mundo”
La Sonrisa, es una expresión biológica que compartimos los seres
humanos. Sonreímos incluso estando en el vientre de nuestra madre y
siendo pequeños es nuestro alimento constante. Desafortunadamente,
cuando vamos creciendo, por cuestiones socio-culturales, se nos enseña
a comportarnos como personas “maduras” y “serias”, y es aquí cuando
comenzamos a fallar en la realización de ese acto tan sencillo y natural.
Las estadísticas nos asombran al citar que un niño ríe un promedio de
400 veces al día; número muy por encima de un adulto mayor, que tan
solo realiza ese gesto veinte veces al día. Analizando esto, podemos
señalar que sonreír, al igual que el cabello, se va perdiendo con la
edad.
Esto resulta alarmante. Teniendo en cuenta que contamos con un
poder sanador increíble, dejar de sonreír es un asunto donde realmente
vale la pena ponernos serios y empezar a tomar cartas sobre el asunto.
Sí, así como lo estás leyendo: la sonrisa tiene un poder curativo
magnífico. Expertos en medicina psicosomática revelaron que la
sonrisa reduce en un 60% el tiempo de recuperación de los pacientes,
porque activa la fuerza curativa innata del organismo, referida al
movimiento de las energías electromagnéticas por las células del
cuerpo. Por otro lado, recientes estudios de especialistas a lo largo y
ancho del planeta, afirman que las personas que sonríen más, gozan de
mejor salud, desarrollan su inteligencia y equilibrio emocional, poseen
mayor longevidad, reducen el riesgo de padecer Alzheimer y son más
atractivas que las que no lo hacen.
¡Venga! ¡A sonreír todos!
No existe un mundo perfecto, todos tendremos situaciones duras,
difíciles, extremas; y es ahí donde el poder de la sonrisa se hará más
necesario, debiendo estar más presente, generando tranquilidad y
alegría por encima de dichas instancias complicadas. Puede que
sonreír no nos libre de los inconvenientes y disgustos, pero de seguro
nos ayudará a encararlos con mayor entereza.
El poder de la sonrisa es tan alucinante que trae una sorprendente serie
de beneficios internos y externos. El principal beneficio que trae en el
propio organismo es la liberación de endorfinas, que son
neurotransmisores responsables de la sensación de bienestar; el
principal beneficio social, es sin dudas la predisposición que genera en
los otros para con nosotros. Pasamos a enumerarlos, diferenciándolos
del modo nombrado.
Beneficios en uno mismo Beneficios sociales
Aumenta la autoestima y otorga Aumenta el nivel de confianza
confianza de manera que los demás tienen en nosotros
subconsciente. (siempre y cuando las sonrisas
sean naturales).
Una risa sostenida aumenta la Las personas se muestran más
oxigenación de las células y solidarias y predispuestas a
ayuda a regular el pulso cardíaco. ayudar a quienes dibujan
constantemente una mueca
sonriente en su rostro.
Como produce liberación de Es una asombrosa herramienta de
endorfinas, ayuda a reducir los seducción, tanto en el ámbito
dolores y a relajar los músculos; amoroso, como laboral. Ayuda a
al mismo tiempo en que mejorar tu presentación visual
predispone a la felicidad. ante los demás.
Ayuda a reducir de manera Es contagiosa y no imaginas el
increíble el estrés (puesto que poder increíble que tiene para
reduce el cortisol), favoreciendo a cambiarles el día, la semana, e
la resolución de problemas (sobre incluso la vida a otras personas.
todo los que surgen de modo
emocional).
Es un arma letal para usar contra La gente querrá trabajar y
la depresión, la negatividad, las asociarse contigo, porque te
nostalgias y las angustias. muestras positivo y feliz. Atraes
lo que otorgas.

Ya que sabemos parte de los beneficios tan importantes y gratos que


nos otorga la sonrisa, ahora te proponemos incluirla mucho más en tu
vida diaria, abrazarla fuertemente, hacerla verdaderamente tuya;
porque es parte de ti y de tu naturaleza, porque te corresponde, porque
lo mereces.
Con las siguientes practicas diarias, incrementarás tu ración de
sonrisas y, por ende, serás una persona mucho más optimista, sana y
feliz. Es hora de que comiences a contagiar con tu alegría, a todo tu
entorno.
-Desempolva tu sonrisa: Quizá eres una persona que no acostumbra
sonreír tanto como debería; y por extraño que parezca, aunque es una
acción natural, aún no estas lo suficientemente familiarizado con el
sentimiento de sonreír. Por ello, lo que necesitas es entrenarte para que
tu sonrisa florezca de manera natural y sin inhibiciones. Para cumplir
esta empresa es necesario que comiences a practicar cuando nadie te
esté observando, cuando te encuentres solo; en el baño, en tu
habitación, en el auto. De esta forma te sentirás menos cohibido y
paulatinamente adquirirás mayor confianza para mostrarle tu bella
sonrisa al mundo.
-El espejo es tu amigo: Cada mañana, cuando te levantes, mírate al
espejo dándote los buenos días con una sonrisa de oreja a oreja. Por la
noche, antes de acostarte, vuelve al espejo, sonríete nuevamente y date
las buenas noches. No tengas miedo a quedar como loco o hacer el
ridículo; si no comienzas por superar tus prejuicios internos, te costará
aceptar y superar los ajenos. ¡Muchos lo hacemos! Únetenos.
-Busca la sonrisa que más te agrade: Recuerda que el espejo es tu
amigo, así que mírate en él y sonríe de diferentes maneras, hasta que
encuentres una sonrisa que te guste, que te encante, trata de
memorizarla junto con la sensación que te provoca. Ahora repítela
constantemente en situaciones cotidianas, para hacerla parte de ti. No
temas en perder naturalidad, porque todas las sonrisas que te salgan
serán parte integral de tu persona.
-Elije algo que te incite a sonreír: Puedes dibujar o adquirir caritas
sonrientes, fotos que te traigan buenos recuerdos, un listado de metas,
y ponerlas en puntos claramente visibles para ti (La puerta de tu
habitación, tu cartera, el refrigerador, el cajón de tu escritorio, al lado
del monitor de tu computadora) Lo importante de esta acción es tener
un incentivo adicional que te ayude a recordar que debes sonreír cada
que vez que las mires, sin importar si estás solo o acompañado.
Respondiendo a estos estímulos visuales, te irás acostumbrando a
sonreír cada vez más.
-Diario de Sonrisas: Al final de cada día, toma unos minutos para
escribir los momentos en los que sonreíste y por qué lo hiciste (Tal vez
escuchaste tu canción favorita camino a casa o algún extraño te sonrió
en el transporte público). Con el tiempo, al leerlo reconocerás cuales
son las acciones que te generan sonrisas y de forma consciente sabrás
qué es lo que te provoca sentirte feliz y sonreír genuinamente. Y por
supuesto, que al volver a leer por qué has sonreído, te animarás
automáticamente al recordar esas situaciones felices, adquiriendo altas
probabilidades de repetir la sonrisa.

La sonrisa es contagiosa y enriquecedora, capaz de fortalecernos,


sanarnos e iluminar la vida de quien la da y quien la recibe. El
siguiente cuento anónimo ejemplifica el valor de una sonrisa de
manera hermosa:
EL ATARDECER DE LA VIDA
“Allí estaba... sentado en una banqueta, con los pies descalzos sobre las
baldosas rotas de la vereda; gorra marrón, manos arrugadas
sosteniendo un viejo bastón de madera; pantalones que arremangados
dejaban libres sus pantorrillas y una camisa blanca, gastada, con un
chaleco de lana tejido a mano. El anciano miraba a la nada…
Y el viejo lloró, y en su única lágrima expresó tanto, que me fue muy
difícil acercarme a preguntarle, o siquiera consolarlo. Por el frente de
su casa pasé mirándolo, al voltear su mirada la fijó en mí, le sonreí, lo
saludé con un gesto, aunque no crucé la calle... no me animé, no lo
conocía, y si bien entendí que en la mirada de aquella lágrima se
mostraba una gran necesidad, seguí mi camino, sin convencerme de
estar haciendo lo correcto.
En mi camino guardé la imagen, la de su mirada encontrándose con la
mía.
Traté de olvidarme. Caminé rápido como escapándome. Compré un
libro y, ni bien llegué a mi casa, comencé a leerlo, esperando que el
tiempo borrara esa presencia... pero esa lágrima no se borraba...
Los viejos no lloran así por nada, me dije.
Esa noche me costó dormir, la conciencia no entiende de horarios, y
decidí que a la mañana volvería a su casa y conversaría con él, tal como
entendí que me lo había pedido. Luego de vencer mi pena, logré
dormir.
Recuerdo haber preparado un poco de café, compré galletas, y muy
deprisa fui a su casa convencido de tener mucho por conversar.
Llamé a la puerta, cedieron las rechinantes bisagras y salió otro
hombre.
- “¿Qué desea?”, preguntó, mirándome con un gesto adusto.
- “Busco al anciano que vive en esta casa.”
- “Mi padre murió ayer por la tarde”, dijo entre lágrimas.
- “¿Murió?”, dije decepcionado. Las piernas se me aflojaron, la mente
se me nubló y los ojos se me humedecieron.
- “¿Y usted quién es?”, volvió a preguntar.
- “En realidad, nadie”, contesté. Y agregué: “ayer pasé por la puerta de
su casa, y estaba su padre sentado, vi que lloraba y, a pesar de que lo
saludé, no me detuve a preguntarle qué le sucedía… hoy volví para
hablar con él, pero veo que es tarde.”
- “No me lo va a creer pero usted es la persona de quien hablaba en su
diario.”
Extrañado por lo que me decía, lo miré pidiéndole más explicación.
- “Por favor, pase”, me dijo aún sin contestarme.
Luego de servir un poco de café, me llevó hasta donde estaba su diario,
y la última hoja rezaba:
- "Hoy me regalaron una sonrisa plena y un saludo amable... hoy es un
día bello".”

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