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Oraciones Del Cosmos

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Polis

Revista Latinoamericana
18 | 2007
Identidad Latinoamericana

Niel-Douglas-Klotz, Oraciones del Cosmos.


Meditaciones sobre el mensaje de Jesús en arameo
(Traducción al español de María Giselle Rubio
Tovar), Editorial Universidad Bolivariana, Santiago
de Chile, 2007, 138 p.
José Méndez

Edición electrónica
URL: http://journals.openedition.org/polis/4209
ISSN: 0718-6568

Editor
Centro de Investigación Sociedad y Politicas Públicas (CISPO)

Edición impresa
Fecha de publicación: 23 diciembre 2007
ISSN: 0717-6554

Referencia electrónica
José Méndez, « Niel-Douglas-Klotz, Oraciones del Cosmos. Meditaciones sobre el mensaje de Jesús en
arameo (Traducción al español de María Giselle Rubio Tovar), Editorial Universidad Bolivariana,
Santiago de Chile, 2007, 138 p. », Polis [En línea], 18 | 2007, Publicado el 23 julio 2012, consultado el
20 abril 2019. URL : http://journals.openedition.org/polis/4209

Este documento fue generado automáticamente el 20 abril 2019.

© Polis
Niel-Douglas-Klotz, Oraciones del Cosmos. Meditaciones sobre el mensaje de Je... 1

Niel-Douglas-Klotz, Oraciones del


Cosmos. Meditaciones sobre el mensaje
de Jesús en arameo (Traducción al
español de María Giselle Rubio
Tovar), Editorial Universidad
Bolivariana, Santiago de Chile, 2007,
138 p.
José Méndez

NOTA DEL EDITOR


Recibido el 21.12.07 Aceptado el 29.12.07

El Padre en el Antiguo Testamento


1 Vivir la experiencia de ser Padre en la historia de la humanidad ha sido siempre un gran
desafió. A través de los testimonios de diversas culturas es posible rescatar los
significados y características del ser padre, desde ser administrador de los conocimientos
ancestrales y la comunicación con la divinidad, los ciclos de la tierra, los tiempos de
siembra y cosecha, los tiempos de las artes y los tiempos de la guerra. Así reconocemos
las aracterísticas del padre líder, sacerdote, sabio, campesino, pastor, guerrero y
proveedor.

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2 Es en la cultura hebrea donde se establece la figura del Padre como “un gran patriarca”,
el que se relaciona con la divinidad y además asume la responsabilidad de conformar y
guiar a su pueblo con sabiduría en la conquista del bienestar para los suyos.
3 Emerge así, la figura de Abraham, quien es nombrado “Padre de los creyentes”, creyentes
en el Dios único y verdadero. Abraham se presenta como el paradigma de la figura
parental. Él es quien vive la epifanía de ser el elegido para vivir la experiencia cumbre de
la paternidad engendrar un hijo carne de su carne, que simiente su legado y su tradición;
y la de ser elegido para asumir como Padre de un nuevo pueblo que vivirá bajo la
promesa de ser escogido por Yahvé, el Dios revelado.
4 La promesa de paternidad carnal y espiritual hecha por Yahvé inaugura un nuevo modelo
de paternidad, un nuevo padre que debe creer y responder por criar y transmitir su nueva
fe, sus valores, y su cultura al hijo nacido de su carne, como también administrar su
patrimonio, vivir y celebrar con su pueblo el cumplimiento de las promesas de Yahvé su
Dios: “Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios”
5 Convierte así a Abraham en el modelo de Padre que cree en Yahve, tiene fe y esperanzas
para su descendencia como también para su pueblo. “Una tierra donde mana leche y
miel”. Abraham vive la experiencia vicaria de ser padre y poseedor de una gran
responsabilidad, ser padre de una nueva nación.
6 Isaac y Jacob continúan la tradición patriarcal-sacerdotal de este pueblo que espera el
cumplimiento de las promesas de Yahvé. La heredad que Abraham entrega, como padre,
a su descendencia, es que deben ser fieles a la promesa de ser un pueblo nuevo que tiene
como Dios a Yahvé. Deben procrear y criar hijos que se constituyan en la tradición
sacerdotal de este pueblo creyente. Las características de padre que Abraham asume son
transmitir la fe en Yahvé y la fidelidad a la promesa realizada al Dios revelado.
7 El modelo de padre que evoluciona en la historia del pueblo de Israel está relacionada con
diversas situaciones que vive dicho pueblo, a saber, esclavitud y liberación, carestía y
abundancia, y fidelidad e infidelidad a la Alianza. Surge entonces la figura de Moisés, el
liberador. Un nuevo referente para la imagen de Padre. Moisés se hace cargo de un
pueblo sufriente y esclavo, un pueblo que espera un libertador. Moisés es llamado por
Yahvé para liberar a su pueblo de la esclavitud y guiarlo a la tierra prometida. Moisés es
un modelo Padre digno, resuelto, rebelde ante la injusticias de su pueblo, líder y gran
sacerdote.
8 A través del antiguo testamento tales características de padre se traducen en la imagen
de un guerrero, un sacerdote, un profeta y un rey. Así, Yahvé no sólo es padre sino
también es entendido como un Dios que interviene en todas las áreas de la historia de la
salvación en toda la historia de la humanidad, compartiendo con los patriarcas las mismas
notas distintivas. El patriarca, entonces, es padre, pero también es guerrero, sacerdote,
profeta y rey.
9 El libro Oraciones del Cosmos nos lleva al centro de la riqueza de la “experiencia del
Padre”. La “experiencia del Padre presente desde siempre unida al destino del hombre,
actuando en, desde y en medio de la Creación”. Dios es Padre, se encuentra y se
manifiesta gozoso en la creación, allí es posible encontrarlo unido al destino de la
humanidad recreando el sentido último del género humano, el de ser hermanos, en una
creación común que nos inunda y nos libera.
10 Ha sido una constante de la historia humana experienciar la necesidad de estar unido a la
creación, una creación que nos habla de un padre que se revela en el amor expresado en

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su obra y en las relaciones de armonía que establece. Ir al encuentro con el Padre es


volver a la casa de donde nacimos, reencontrarnos con y en la creación como humanidad,
volviendo a expresar y experienciar las emociones de los hermanos en la gran familia.
Con ello volvemos a recrear y reestablecer la armonía primigenia de la creación.
11 En este libro encontramos a un Jesús que nos da a conocer su experiencia de Padre, en la
oración por sus discípulos, “Padre, que todos sean Uno” (jn 17, 21) En su ruego nos
muestra un Padre que escucha y acoge, un Padre que puede reestablecer y recrear la
experiencia fundante del amor.

El Padre ausente
12 El Padre ha creado, y sus criaturas tienen vida propia, y Él los invita a ser co-creadores
con el Padre. El género humano se ha transformado en un hijo laborioso, un (homo faber),
que ha entendido que tiene que dominar y producir muchos bienes. La característica del
hijo es dominar la tierra y someterla, quebrando las relaciones de armonía e igualdad
entre el Padre creador y su creación, entre hombre y mujer, entre el medio ambiente y el
concepto de desarrollo y ganancias, Estableciendo relaciones de dominados y
dominadores, vencedores y vencidos. Dejando la apariencia de un Padre ausente en su
creación.
13 Un hijo dominador de la creación nos hace vivir la experiencia de un Padre ausente, Un
hijo que vive como si el Padre no existiera y que nunca hubiera existido. Un hijo que no
reconoce a sus hermanos en billones de especies que habitan el planeta, seguramente que
únicas y especiales, pero con el mismo derecho divino (o humano) a coexistir.
14 A pesar de esta dura realidad, el Padre sigue presente en la creación; pero el hijo se
ausenta: se encuentra ocupado por las múltiples funciones de una sociedad moderna,
eficaz y eficiente, una sociedad trabajolica. Por tanto no existe el tiempo ni el espacio
para conectarnos con la naturaleza, con nuestro templo interior, con nuestro cuerpo, con
la naturaleza, con los hermanos, con el Padre.

El Padre Nuestro de cada día


15 Jesús, hablando en arameo, nos muestra a un Padre de cada día, un padre que está
presente en la creación, en el reestablecimiento de la comunión, el reencuentro de la
armonía, el perdón de las ofensas, el perdón de las deudas, el perdón de las falsas
expectativas, el perdonar las esperanzas frustradas tanto nuestras como las esperadas de
los demás, a perdonar y perdonarnos todo lo afecte nuestra inteligencia y nuestra alma.
16 Vivir la experiencia del Padre Nuestro de cada día es abrirnos sin miedo a nuestra
interioridad, a nuestro desarrollo como seres humanos, sujetos históricos, conscientes de
nuestro cuerpo habitado por el espíritu divino, a recuperar la sabiduría ancestral de la
oración tranquila y reposada, a utilizar nuestra respiración consciente para lograr en
nuestro santuario interno el silencio interior adecuado para encontrarnos con el Padre
que perdona y repara.
17 Orar el Padre Nuestro de cada día nos permite, al mundo cristiano, asomarnos a la visión
que pueden tener otros hermanos religiosos que andan por el mundo, a veces, muy cerca

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de nosotros. Y sólo podremos encontrarnos, dialogar y vivir, si experimentamos y


vivimos desde el amor fraterno y el ecumenismo.
18 El Padre nuestro de cada día nos invoca, nos interpela, nos urge a vivir en el sueño de ser
hermanos, es volver a hacer nuestro el sueño de Martin Luther King, “Mi sueño es que un
día los hombres (…) se den cuenta de que han sido creados para vivir juntos como hermanos.
19 El padre nuestro de cada día en arameo nos reencuentra con un Jesús histórico y
Salvador, el señor del silencio, señor del cuerpo y la oración. Jesús, el hijo del Padre, que
nos reestablece en nuestra dignidad de hijos.

AUTOR
JOSÉ MÉNDEZ

Magíster en Educación en Ciencias de la Educación, Universidad Mayor. Director


Pedagogía en Educación mención Religión, Universidad Bolivariana. E-mail: jmendez@ubolivariana.cl

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