Psychology">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Lopez, Mariano y Tercic, Cecilia (2015) - Las Paradojas Del Trabajo Analizante Hacia Una Etica Del Incauto

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 12

Pliegues, vol. 6, 2015.

Las paradojas del trabajo


analizante: hacia una ética del
incauto.

lopez, Mariano y Tercic, Cecilia.

Cita: lopez, Mariano y Tercic, Cecilia (2015). Las paradojas del trabajo
analizante: hacia una ética del incauto. Pliegues, 6.

Dirección estable: https://www.aacademica.org/marianolopez/18

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.


Para ver una copia de esta licencia, visite
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/deed.es.

Acta Académica es un proyecto académico sin fines de lucro enmarcado en la iniciativa de acceso
abierto. Acta Académica fue creado para facilitar a investigadores de todo el mundo el compartir su
producción académica. Para crear un perfil gratuitamente o acceder a otros trabajos visite:
http://www.aacademica.org.
La paradoja del trabajo analizante: hacia una ética del incauto

Autores:
Mariano Alejandro López: Licenciado en Psicología en la Universidad de Buenos
Aires. Psicoanalista miembro del FARP, miembro de Escuela y enseñante del
Colegio Clínico del río de la plata.
Se desempeña desde el año 2001 como docente en la Facultad de Psicología
de la UBA en las asignaturas Psicopatología, Clínica de adultos y Usos del
síntoma.

Domicilio: 33 orientales 223. CP: 1182. CABA. Argentina.


Tel: 54 11 61 94 74 67
licmalop@gmail.com

Cecilia Tercic: Licenciada en Psicología en la Universidad de Buenos Aires.


Psicoanalista miembro del FARP.
Se desempeña desde el año 2002 como docente en la Facultad de Psicología
de la UBA en las asignaturas Psicopatología y Clínica de adultos .Actualmente
es docente colaboradora en la Maestría en Psicoanálisis en la UBA.

Domicilio: Lavalle 3643 4to D. CP: 1195 CABA. Argentina.


Tel: 54 11 58 73 60 59
ceciliatercic@gmail.com

Resumen:
El artículo aborda el trabajo analizante a partir de la paradojal relación del
hablante ser con el deseo. Nos serviremos del trabajo del enseñante y del
trabajo de creación en tanto ambos revelan el lugar marginal que ocupa en
ellos el yo como agente. De este modo la regla fundamental del psicoanálisis
se revela como puerta de entrada a una ética que se sostiene en lo que Lacan
llama ser un incauto del inconsciente.

1
Palabras clave:
Trabajo- Analizante-Enseñante-Artista-Deseo

The paradoxof the analysandwork: towardsan ethics ofunwary

Abstract:
Thearticle discusses theanalysand's workfrom
thespeaker'sparadoxicalrelationshipbewith desire.We will usethe workof the
teacherand the work ofcreationasboth revealthemarginalplace inthemthe self
asagent.Thusthe fundamental ruleof psychoanalysisreveals itself asa gate way
toan ethic thatis held inwhatLacancalled being adupeof the unconscious.

Key words:
Work, analyzand, teacher, artist, desire

Cuerpo del trabajo:

La paradoja del trabajo analizante: hacia una ética del incauto

Introducción
Sabemos que la neurosis se caracteriza por cierta dificultad para amar y
trabajar. La teoría de la libido permite explicar esta circunstancia en términos
de ―introversión‖ en la fantasía. Introversión que conlleva la renuncia a
emprender las acciones motrices que permitirían alcanzar la satisfacción en
objetos reales y no ya fantaseados.
Si ―amar y trabajar‖ se plantean como finalidades de la cura, habría que ver
qué entendemos por estos términos. Porque no creemos, siguiendo una ironía
de Lacan, que el

2
―ideal de un final de cura psicoanalítica es que un señor gane un
poco más de plata que antes, y que, en el orden de su vida
sexual, se agregue a la asistencia moderada que demanda a su
compañera conyugal la de su secretaria‖. (Lacan, 1967, p. 33)
Entonces ¿de qué se trata?
Lacan opone trabajo y deseo, dejando al primero del lado de la tradición del
poder; así puede poner en boca del amo el imperativo ―Continúen trabajando,
y en cuanto al deseo, esperen sentados‖ (Lacan, 1959-60, p. 378). En este
mismo sentido, Jean Allouch se encargó de destacar y criticar lo que ha dado
en llamar ―la ideología del trabajo‖, tildando de ―imbécil‖ el proverbio ―el
trabajo es salud‖, y recordando, que la palabra Arbeit (trabajo) figuraba en la
entrada de los campos de exterminio del nazismo: ―Arbeitmachtfrei‖, ―El
trabajo libera‖, ilustrando así la solidaridad del poder con el imperativo: ¡A
trabajar! (Allouch, 2006, p. 20)
En cualquier caso, y sin negar esta dimensión, se puede sostener que no todo
trabajo responde a las órdenes del amo y al servicio de los bienes, no al menos
aquellos que se sostienen en algún deseo.
Es a partir de esta hipótesis que abordaremos la paradoja del trabajo
analizante (trabajo que excede la conclusión del análisis)en tanto testimonio
de la particular relación del hablante-ser con el deseo.
Para introducirnos en esta paradoja, partiremos del trabajo del enseñante y del
trabajo de creación.

El trabajo del enseñante


El trabajo enseñante se acerca mucho al trabajo analizante. De hecho Lacan
afirma que como enseñante está en el lugar del analizante, que no es otro que
el lugar del trabajo.
¿Qué quiere significar Lacan con el término ―enseñante‖? No podemos
descuidar que ese término se esclarece por oponerse a otros.
Es usual en Freud la comparación del analista con el educador. En general la
utiliza para señalar que la ambición pedagógica es una tentación en la que
conviene que el analista no caiga. Sin embargo tanto la educación como el
análisis comparten un mismo fin: el vencimiento del principio del placer. Pero

3
allí donde el analista podría obtener algún éxito, el educador fracasa. Y Freud
da las razones de este fracaso: el educador se sirve para sus fines de los
premios del amor, y fracasa ante la seguridad del niño mimado de poseer
incondicionalmente tal amor. Si algo enseña este fracaso son las limitaciones
de un trabajo sostenido en gratificaciones narcisistas. Si fueran estas
gratificaciones el sostén del trabajo analizante, éste probablemente no llegaría
muy lejos.
Habría entonces más de un modo de llamar al trabajo, es distinto hacerlo
desde la demanda de amor, que hacerlo desde el deseo, es decir desde la
falta.
Elenseñante tampoco se superpone con la figura del profesor quien enseña
sobre las enseñanzas, es decir, hace un recorte en las enseñanzas, por eso
Lacan apela a la figura del collage donde se trata esencialmente de cortar y
pegar. El problema es que la preocupación que anima el trabajo del profesor es
que todo encaje, que todo cierre, privándose así de alcanzar el genuino
resultado al que se apunta en el collage, o sea, evocar la falta. (Lacan, 1962-
1963)
Ahora bien, qué quiere decir Lacan cuando afirma que su lugar como
enseñante es el mismo lugar del analizante. En principio que como el
analizante, su trabajo avanza no sin su no querer saber nada de eso, es decir,
no sin su división, no sin sus represiones. Lo dice así en su seminario: ―Yo no
puedo estar aquí sino en la posición de analizante de mi no quiero saber nada
de eso‖. (Lacan, 1972-1973, p. 9)
Que avance allí como analizante quiere decir también que así como este último
podría decir acerca de las palabras que suelta en su trabajo de asociación
libre: ―no soy yo quien habla‖, el enseñante podría afirmar: ―no soy yo quien
enseña‖. En ambos casos, no es el yo quien gobierna allí. Lacan está advertido
de esto, ―…en lo que hizo época de lo que yo enseño —tal vez no es tanto en el
yo donde deba ponerse el acento, es decir en lo que yo pueda proferir, sino en
el de, o sea, de donde viene eso, esa enseñanza cuyo efecto soy‖. (Lacan,
1972-1973, p. 38)
Pero entonces ¿de dónde viene eso? Por supuesto, allí donde esperamos su
respuesta, no dice nada. Pero hay en sus seminarios algunos indicios, por

4
ejemplo cuando afirma que el Edipo es un sueño de Freud. Que el Edipo sea un
sueño de Freud remite, en la lectura de Lacan, a un Freud adormecido en la
concepción de un padre que enmascara y disimula la castración. Aquí
nuevamente se juega la relación del enseñante, en este caso Freud, con su no
querer saber nada de eso. Sólo que al mismo tiempo, no podemos olvidar las
agallas de Freud en relación a su no querer saber, aquellas que se mencionan
a propósito de su posición de soñante en el sueño inaugural de la inyección de
Irma. Se trata allí de un Freud en plena tarea analizante, y de un sueño que lo
condujo ―a descubrir las claves del campo del deseo inconsciente y a inventar
el dispositivo psicoanalítico…‖ (Mazzuca, 2011, p. 111)
Podemos plantear entonces que en algunas ocasiones esa enseñanza surge del
propio trabajo analizante -no del de cualquiera, claro está- y en otras se
recoge de los analizantes o de los enfermos.
Finalmente hay que decir que así como el silencio del analista causa el
parloteo del analizante, el deseo del enseñante anima una enseñanza que a su
vez causa a otros al trabajo. Tal los casos de Freud y de Lacan. ―…para mi –
dice el segundo-, no hay nada más penoso que darles trabajo... Pero al fin de
cuentas, ¡tal es mi papel!‖ (Lacan, 1973-1974). Si bien la referencia a lo
penoso que le resulta darnos trabajo, perece una humorada, quizá comporte
alguna verdad. Lacan evoca en más de una ocasión lo forzado de ese trabajo,
al punto que en la clase del 19 de Marzo de 1969, agradece a unos 39 grados
de fiebre por el parate al que lo obligaron. Esta anécdota muestra a las claras
que no es el placer lo que rige a este trabajo. Lo mismo cabe para el trabajo
analizante, ese trabajo ―vale la pena‖ -dice Lacan-, y esto hay que entenderlo
literalmente porque a lo que conduce la regla fundamental es a lo más penoso,
―es el síntoma lo que está en el corazón de esta regla‖. (Lacan, 1975) Ya
volveremos sobre esto.

El trabajo del artista


En la creación está en juego la dimensión del trabajo, del esfuerzo. Se hace
más evidente en la creación científica, pero también está presente en la
creación artística aunque en este último caso suele quedar eclipsada por la

5
idea de inspiración. Sin embargo, los artistas no se engañan al respecto: ―La
inspiración existe, sentenció Picasso, pero tiene que encontrarte trabajando‖.
El término trabajo deriva del latintripalium que es un instrumento de tortura.
Basta escuchar el testimonio de algunos artistas para captar lo tortuoso del
trabajo creador. Así, Jed Martin, el célebre artista que protagoniza la última
novela de Michel Houellebecq, al ser interrogado sobre lo que en su opinión
significaba ser artista, declaró que ser artista,
―era ante todo ser alguien sometido. Sometido a mensajes
misteriosos, imprevisibles (…) mensajes que no por ello
ordenaban de manera menos imperiosa, categórica, sin dejarte
la menor posibilidad de escabullirte (…) En este sentido, y sólo
en este sentido, la condición de artista podía calificarse de
difícil‖. (Houellebecq, 2011p.139)
Proponemos hacer extensible esta condición de ―difícil‖ al analizante y al
enseñante. También ellos sometidos ya merced deesos misteriosos e
imprevisibles mensajes.
Estos últimos planteos hacen suponer que el trabajo, tal como lo venimos
pensando, articula una satisfacción que no es placentera, es decir articula
goce, que es siempre del orden de la tensión y del esfuerzo.
El artista es una figura a la que Freud recurre en numerosas ocasiones a lo
largo de su obra, y en general se sirve de ella para dar cuenta de una posición
ante el deseo y el goce diferente de la del neurótico. El párrafo que citamos a
continuación es sólao una pequeña muestra:
―El artista se había refugiado, como el neurótico, en este mundo
fantástico, huyendo de la realidad poco satisfactoria; pero, a
diferencia del neurótico, supo hallar el camino del retorno desde dicho
mundo de la fantasía hasta la realidad. Sus creaciones, las obras de
arte, eran satisfacciones fantásticas de deseos inconscientes,
análogamente a los sueños (…). Pero a diferencia de los productos
oníricos, asociales y narcisistas, están destinadas a provocar la
participación de otros hombres y pueden reanimar y satisfacer en
estos últimos los mismos impulsos (…) inconscientes‖ (Freud, 1924,
p. 2794).

6
Remarcamos entonces el contrapunto entre las satisfacciones asociales y
narcisistas, y aquellas que habitan lo social.

El trabajo analizante
Hemos arribado por fin al trabajo analizante y el modo particular que Freud
inventa para este trabajo implica el cumplimiento de una única regla
quesubvierte, trastoca, da vuelta la relación usual que el ser hablante tiene
con su palabra. Para realizar una experiencia del inconsciente lo único que se
le pide al paciente es que diferencie su relato de una conversación ordinaria,
en ésta él es el jinete, lleva las riendas de su palabra y la dirige hacia algún
destino corriendo del camino aquellas que lo desvían de su recorrido.
La asociación libre en tanto modo de tomar la palabra busca sacar al yo del
lugar de localización del saber y abre el camino al encuentro con un saber que
se produce sólo.
Freud inventa un tratamiento del síntoma por el inconsciente y con ello un
dispositivo que promueve una relación del ser con el inconsciente mucho más
amplia que una mera terapéutica. Una nueva ética nace con s u acto de
fundación, una ética que llamamos por ahora: la orientación por lo
inconsciente.
La asociación libre, entonces, es un modo novedoso de tomar la palabra en el
que no se trata solamente de palabras, es el modo por el cual se busca la
articulación del síntoma y el inconsciente.
Para Freud de lo que se trata en el inicio es del cambio de la política del
avestruz, frente a lo que el sujeto sólo quiere hacer desaparecer, el deseo del
analista busca producir otra posición, la de hacer del síntoma una brújula.
Si antes decíamos: orientación por el inconsciente, ahora le agregamos
orientación por el síntoma.
Y es que es justamente la articulación de esas dos cosas lo que produce un
estado del ser novedoso: el sujeto-analizante. Un ser que en el inicio pierde la
consistencia que antes encontraba en el yo y que queda a merced de lo que se
articula en la sesión (o por fuera). Un ser representado por el significante, un
sujeto que se supone al saber inconsciente y que genera ese efecto de

7
significación personal propio de la transferencia en el cual supone que sus
producciones dicen de él aunque no sepa qué dicen.
La forma de abordaje que el psicoanálisis propone implica así un doble
movimiento: añadirle al síntoma palabra y a la palabra síntoma.
Por un lado el síntoma se abre al sentido a la espera de un saber que venga a
decir sobre él pero bajo esa modalidad de trabajo particular que no es la de la
razón sino la de aplicarle al síntoma la regla fundamental, no se promueve
pensar el síntoma o reflexionar sobre sus causas, sino más bien una apertura a
un saber que él porta.
Por el otro, la palabra queda orientada por el síntoma, la asociación libre se
distingue del bla-bla en el punto en que el cuerpo ancla la palabra.
Claro está que el ser analizante no es siempre igual, basta con pensar en la
diacronía de un análisis, en sus diferentes momentos, en los comienzos y en la
proximidad del final para notar que, si bien llamamos analizante a una
posición, el estado del ser que ella implica no es siempre homogéneo a lo largo
de un análisis. No es igual el estado de puede-ser, de irresolución del ser
propio de la división subjetiva esperada en un análisis, que la apertura al acto
con la ganancia de ser que ella implica y sin embargo, usamos el término
analizante para nombrar cierta posición que se adopta aún cuando el análisis
ha concluido.
Por lo tanto, si el estado analizante del ser puede pensarse con las diferencias
que el transcurso de un análisis implica o una vez que este ha concluido y
hasta cuando está en posición de enseñante dice estar en sus seminarios como
analizante, ¿a qué llamamos analizante?

Lo que da trabajo
La sustitución del término analizado por analizante da cuenta justamente del
lugar del trabajo que Lacan quiso destacar de esta posición, hacer para el
analizante, acto para el analista.
Sin embargo, estas dos posiciones no necesariamente recaen en la distribución
paciente- analista, en la partición necesaria del analista como al menos dos, el
del acto y el que teoriza sus efectos se mantiene esta distinción.

8
Ahora bien, lo que quisieramos destacar es que lo que llamamos posición
analizante no es equivalente a teorizador o a un ser que piensa lo que hizo él
u otro. Muchas veces se equipara la posición analizante con la del clínico pero
no creemos que haya que hacerlas equivalentes, se puede ser clínico en el
sentido de pensar los efectos del acto y sin embargo no analizante.
¿Cuál es la gran diferencia? La relación al inconsciente. Lo que llamamos
analizante, si entendemos que esta posición la desprendemos del trabajo que
realiza un sujeto causado por el acto analítico, implica lo que la asociación
libre busca, que el sujeto se abra a lo inconsciente y haga un trabajo de
acomodarse a él. A este ajustarse al inconsciente Lacan lo llama ser incauto
del inconsciente.
Bien distinta es la posición del clínico no atravesado por la experiencia del
inconsciente, que mediante el corpus teórico que él posee piensa los
fenómenos como objetos exteriores a él mismo. Hay allí corpus sin cuerpo y
ser un incauto del inconsciente es ser un incauto del cuerpo.
La ética que funda Freud, Lacan la reformula en el Seminario Los no incautos
yerran o los Nombres del Padre como ―una ética que se fundaría en la
negativa a ser no incauto, en la manera de ser cada vez más fuertemente
incauto de ese saber, de ese inconsciente, que al fin de cuentas es nuestro
único patrimonio de saber‖ (Lacan 1973-1974).
Del mártir al incauto del inconsciente, del no querer saber del neurótico que se
separa de las afectaciones de su cuerpo por lalengua, al incauto del cuerpo.
Creemos que un análisis tiene esa direccionalidad, la de ser cada vez menos
mártir y más incauto de lo inconsciente, de captar sus manifestaciones, de
darles a ellas el lugar de orientación que tienen para el deseo del ser habl ante.
Lo que el lenguaje no puede revelar encuentra su manifestación en los afectos
del cuerpo y si bien los efectos de lalengua sobrepasan al sujeto y permanecen
no sabidos, los afectos enigmáticos brindan la posibilidad de ajustarse a ellos.

La paradoja del trabajo analizante


Hemos realizado un recorrido por el trabajo del enseñante, por el trabajo de
creación artística y por el trabajo analizante. En todos estos casos nos
encontramos con una constante que da cuenta de lo paradojal de dichos

9
trabajos: en todos ellos no es el dominio yoico lo que se presenta en el lugar
de lo que los causa.
El trabajo analizante, regido por su regla fundamental, busca la apertura hacia
una ética del incauto del inconsciente. Una ética que no se sostiene en el
principio del placer sino en orientarse por esos ―mensajes misteriosos e
imprevisibles‖, carentes de sentido, que el cuerpo produce de los cuales no
hay ―la menor posibilidad de escabullirse‖
No estamos pensando en el final a un ser acomodado del todo a su
inconsciente, sino que la producción del incauto a lo largo de un análisis tiene
como consecuencia generar un saber asegurado sobre la existencia de lo
inconsciente pero al mismo tiempo el encuentro con la imposibilidad de saber
sobre él.
Paradojal relación entonces, la del hablante-ser con el deseo en el punto en
que lo que lo orienta queda por fuera del campo de su saber y sin embargo
puede encontrar allí apoyo para el acto.

Bibliografía:
FREUD, S (1924) Autobiografía, en Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nueva
(1973). 3: 2761-2800.
LACAN, J (1959 – 1960). Libro 7: La ética del psicoanálisis. El seminario de
Jacques Lacan. Buenos Aires, Paidós (1988)
LACAN, J (1962 – 1963). Libro 10: La angustia. El seminario de Jacques
Lacan. Buenos Aires, Paidós (2006)
LACAN, J (1968 – 1969) Libro 16: De un Otro al otro. El seminario de Jacques
Lacan. Buenos Aires, Paidós (2008)
Lacan, J. (1972-1973). Libro 20: Aún. El seminario de Jacques Lacan. Buenos
Aires, Paidós (1981)
LACAN, J. (1973-1974) Libro 21: Los incautos yerran o los Nombres del
padre‖. . El seminario de Jacques Lacan. Inédito.
LACAN, J. (1967) Mi enseñanza. Buenos Aires, Paidós. (2006)
LACAN, J. (1975) Intervención luego de la exposición de André Albert sobre El
placer y la regla fundamental, inédito.

10
MAZZUCA, M. (2011) Ecos del pase. Buenos Aires, Letra viva. (2011)
SOLER, C. (2009) Lacan, lo inconsciente reinventado. Buenos Aires,
Amorrortu/editores (2013).

11

También podría gustarte