Ansiedad y estrés en jóvenes adultos - ¿Cómo afecta a los estudiantes la

pandemia de COVID - 19?

- Joselin Casas Alvarado -

Domingo 4 de abril de 2021
METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN – CONAMAT Acapulco, Gro.

Preparatoria – 6 meses
Profa. Maricela Neri Rivera
 Introducción
En diciembre de 2019 se origina en Wuhan (provincia de Hubei de la República
Popular China) un brote infeccioso causado por una variación del virus Corona.
Por parte de la secretaria de salud de México (2020) el coronavirus se
puede definir de la siguiente manera:
“Esta familia de virus se caracteriza por tener picos o espigas en forma de
corona en su superficie, de ahí que se les llame coronavirus” (SSA, 2020).
El día 30 de enero del 2020, el comité de emergencia de la organización mundial
de la salud (OMS) catalogo a este brote como una emergencia de salud global con
la base de a su alta tasa de contagios dentro del país asiático como en el resto del
mundo, llegando así al 11 de marzo del 2020 donde la OMS reconoce la situación
como una pandemia global.
Ante todos estos sucesos varias naciones del mundo afectadas por esta crisis
sanitaria, entre las cuales se incluye México tuvieron que tomar varias medidas
estratégicas para tratar de controlar la situación y una de las primeras propuestas
fue el distanciamiento social, la cual implica que todas las actividades sociales,
económicas y productivas no esenciales serian suspendidas hasta que todo el
entorno sea favorable para la ciudadanía.
Dentro de todos estos sucesos un grupo quedo en un punto medio incierto,
los jóvenes estudiantes.
Sin hacer distinción del nivel académico y con el enfoque en nuestro país México,
todos los alumnos se quedaron a inicios de año fuera de las instituciones y sin un
panorama claro de que pasaría con ellos. ¿Se suspendería el año escolar?, ¿Se
tomarían medidas para que se pudiera seguir enseñando dentro de las aulas
escolares?, ¿O que se podría hacer, usando las nuevas tecnologías disponibles?
Estos siendo unos cuantos puntos tocados por varios países alrededor del mundo,
cada uno tomando una ruta distinta para afrontar la situación de la mejor manera
posible.
Todo en un plano general suena bien si se enfoca todo en un plano ideal, pero en
la situación de nuestro país, eso está muy lejos de alcanzarse.
Tenemos a México como un país de tercer mundo, donde la mayoría de la
ciudadanía tiene que vivir día a día con trabajos informales, donde las propuestas
de varias instituciones educativas para continuar con la enseñanza solicitan a
cada alumno recursos que quisa no tengan acceso ya sea por la parte económica
o de infraestructura.
Todo esto llega a un grupo inexperto con un tema así, teniendo preocupaciones
tanto por la parte escolar (Como se podría adaptar un alumno a las clases en línea
y si este podrá hacerlo con los recursos que posee), familiar (El estrés que genera
esta situación y como los integrantes de una familia lo llegan a afrontar) y
económicamente (Se tienen los recursos para poder adaptarse y sobrevivir al
distanciamiento social o se tendrá que salir a ganarse el sustento del día a día aun
con el riesgo implicado) que involucra estar viviendo una pandemia global.
Con todo esto dentro del marco que la población mexicana está viviendo,
tendríamos que agregar la proliferación de información con la que está siendo
bombardeada:
Por un lado, la información oficial en la cual se incluyen reportes de
contagios, riesgos y fallecimientos (Aunque los mismos medios oficiales
oculten porcentajes y varias estadísticas)
Y por otro, se encontrarían los rumores, teorías de conspiraciones y las así
denominadas fake news.
Todos estos puntos se concentran en una ciudadanía asustada y reacia a
comprender la severidad de estos puntos, teniendo varios grupos llegando a
padecer de paranoia y ataques de ansiedad por no saber qué va a hacer con toda
esta situación.
El estrés, un efecto en tiempos de pandemia.
El estrés es una patología, que en nuestra sociedad es cada vez más común que
aparezca en distintos grupos sociales, y por parte de la Biblioteca Nacional de
Medicina de EE. UU. es estrés se puede definir como:
“El estrés es un sentimiento de tensión física o emocional. Puede provenir
de cualquier situación o pensamiento que lo haga sentir a uno frustrado,
furioso o nervioso”
El estrés es la reacción de su cuerpo a un desafío o demanda liberando
hormonas. Estas hormonas hacen que su cerebro esté más alerta, causar que sus
músculos se tensionen y aumentar su pulso.
En pequeños episodios el estrés puede ser positivo, como cuando le ayuda a
evitar el peligro o cumplir con una fecha límite. Pero cuando el estrés dura mucho
tiempo, puede dañar su salud.
El estrés puede afectar nuestra salud, lo vimos en el punto anterior, y esto se ha
visto muy potenciado por las circunstancias especiales que estamos viviendo
desde hace un año por la pandemia del COVID – 19
Según el profesor de la Escuela de Kinesiología de la PUCV, Jorge Michalland, el
estrés más que verlo como una causa generada por la pandemia se debe de
considerar como un efecto, mencionando al respecto:
“En estos momentos hay circunstancias externas a nuestra persona, como
el riesgo a contagio con un virus que podría enfermarnos gravemente o que
estemos portando asintomáticamente y que nos haga ser contagiosos sin
saberlo. Hay que sumar el confinamiento sanitario, a veces en viviendas
pequeñas, la restricción de desplazamiento en la ciudad y la incertidumbre
respecto a: si nos vamos a enfermar, si se enfermarán los miembros de mi
familia, si perderemos el trabajo, etc.”
Michalland sostiene que el gatillante de esta reacción de estrés, es la percepción
de riesgo a nuestra salud y nuestra seguridad presente y futura, señalando que:
"El humano vislumbra posibles futuros y actúa según ello. Por ejemplo,
alguien decide estudiar pintura al óleo durante un curso de un año y piensa
continuar pintando. O quiere seguir un curso de baile porque le encanta
bailar, pero quiere hacerlo mejor".
Agregando además que: "el ser humano necesita certezas y orden. Eso es parte
de nuestra conformación como especie”
El estrés es un fenómeno esencialmente adaptativo que ha acompañado al ser
humano desde sus orígenes; si se quisiera ejemplificar su presencia se podría
plantear su aparición a través de un proceso constituido por tres momentos:
 - Percepción del peligro o amenaza
- Reacción de alarma
- La acción generada como respuesta.
El estrés al ser un estado desgastante, algunos de los cambios o sensaciones
corporales se podrían interpretar como síntomas de alguna enfermedad.
Se caracteriza por interpretaciones catastróficas de sensaciones y cambios
corporales, creencias disfuncionales acerca de la salud y la enfermedad, y malos
mecanismos adaptativos.
En el contexto de la pandemia de COVID-19, las personas con altos niveles
de estrés por la salud, son susceptibles de interpretar sensaciones
corporales inofensivas como evidencia de que se encuentran infectados, lo
que incrementa su ansiedad, influye en su capacidad para tomar decisiones
racionales y en su comportamiento.
Pese a que algunas de las conductas que presente la población general, por lo
general, consecuencia de las recomendaciones de los departamentos de salud,
las personas con ansiedad no sabrán medir sus actos y llevaran al extremo todos
estos puntos, teniendo repercusiones negativas para el individuo como para su
comunidad.
Por el contrario, los bajos niveles de ansiedad por la salud también podrían ser
perjudiciales, ya que es posible que las personas crean que no pueden ser
contagiadas e incumplan las recomendaciones de salud pública y de
distanciamiento social (como se está viendo en estas fechas, con las fechas
vacacionales de semana santa, tanto en todo México como lo es en nuestra
localidad, el puerto de Acapulco).
 Estrés en jóvenes estudiantes y la pandemia del COVID – 19
El estrés académico, se ha definido como la situación de tensión física y
emocional que se vincula a las exigencias del mundo académico.
En la investigación “Influencia del estrés académico sobre el rendimiento
escolar en educación media superior” Fernández de Castro y Luévano
(2018), tenemos que:
La percepción del estudiante sobre su capacidad para enfrentar
exitosamente las exigencias académicas, pueden generar pensamientos y
emociones negativas, afectación física como sueño, dolor de cabeza,
ansiedad, desconcentración, desorganización y problemas de adaptación.
La investigación antes mencionada Fernández de Castro y Luévano (2018), se
realizó con el apoyo de estudiantes mexicanos, se encontró que la fuente más
grande de estrés académico son las calificaciones más que obtener el
conocimiento, este periodo de estrés se manifiesta en sus índices más altos en el
periodo de exámenes, provocando a los alumnos episodios de inestabilidad
emocional o enfermedades repentinas. En menor medida se encuentran como
generadores de estrés la falta de habilidad para la resolución de problemas y las
exigencias de tiempo y esfuerzo de los docentes y las asignaturas
Estos estresantes antes mencionados han sufrido varios cambios a lo largo de
esta pandemia. Los nuevos acontecimientos agregaron más elementos que
afectan a los estudiantes:
- Miedo al contagio
- Distanciamiento social
- Aislamiento
- Incertidumbre de la situación actual
- Perdida de independencia y motivación
El estrés académico que se puede relacionar a la pandemia por el COVID – 19
se está incrementando.
En el análisis de los resultados de la Escala de Afrontamiento del Estrés
Académico (A-CEA) y el Cuestionario Percepción del Estrés Académico en
estudiantes universitarios asociado a la COVID-19 (UAC México, 2020) se
muestra una caída en la motivación y del rendimiento académico, esto se presenta
en consecuencia a el aumento de ansiedad por parte del individuo por la situación
actual y el aumento de las dificultades de convivencia con el grupo familiar, esto
se ve muy acentuado en los estudiantes de escasos recursos económicos.
Dentro de todo esto, el estrés académico no solo afectara y causara estragos en el
alumnado, sino que también afectara a los y las docentes, manifestando varios
síndromes como lo puede ser el de agotamiento extremo (Burn out).
Dicho estrés, que en la pandemia deriva de la sobrecarga de trabajo y de
responsabilidades, y de la preocupación continua por la contingencia sanitaria,
afecta con mayor énfasis, en el ámbito educativo, a mujeres docentes con
hijos(as) en edad escolar, porque además de apoyar la educación de sus
descendientes tienen bajo su responsabilidad los aprendizajes de sus estudiantes.
Ciertamente, el estrés prolongado y el estrés crónico generan en todos estados de
ansiedad, de preocupación continua y de percepción de intranquilidad; pero las y
los jóvenes la pasan peor que sus profesores y lo reflejan al presentar síntomas de
depresión.
“Parecería que en los docentes esta visión de desánimo hacia el futuro no es tan
exacerbada como en los jóvenes. Empezamos a notar, en los datos, deserción
(por parte del alumnado), particularmente en educación superior y en media
superior, por ese desánimo hacia el futuro, esa falta de propósito, esa falta de
motivación para continuar en la escuela” (Dra. Chao Rebolledo, 2020)
Con esto se retoma en la comunidad académica el debate del impacto de la
epidemia sobre la salud mental de los estudiantes y profesores, viendo
cuales son los retos que la educación tiene que enfrentar en un futuro
inmediato.
El repentino cambio a la modalidad de educación a distancia, provocó un cierto
desamparo que afecta los anteriores niveles de motivación.
La situación de los estudiantes es diversa, por ejemplo, los chicos que ingresan
por primera vez a la universidad solo conocen a sus profesores y compañeros a
través de la pantalla de la computadora o de los celulares, esto chicos son
población especialmente vulnerable a esta situación, son los estudiantes de los
primeros semestres los que están más expuestos al estrés académico, por estar
en un proceso de integración (Pulido, 2011).
Los que ya habían cursado más semestres en modalidad presencial, saben que
no podrán convivir con sus compañeros varios meses más.
Se agrega el temor de no contar con una buena computadora y recursos para
pagar el internet y mantenerse conectados para recibir las clases, tema muy
presente en las escuelas públicas y en los estudiantes que están en comunidades
de difícil acceso, poder reprobar o tener una baja calificación por este hecho es
una fuente de estrés.
Al respecto, López y Rodríguez (2020: 103) señalan que existe el riesgo de que
estudiantes mexicanos puedan ser afectados de manera importante en su
trayectoria académica e incluso provocar su deserción.
A esto se suma que, aunque existe la creencia de que estos alumnos pertenecen
a la generación tecnológica, muchos de ellos carecen de las habilidades
necesarias para desarrollar actividades de aprendizaje de forma virtual, así como
de la autodisciplina que demandan estas modalidades, en un ambiente de estrés,
incertidumbre y de restricciones socioeconómicas derivadas de la pandemia.
“El clima de aflicción socioemocional presente en las y los estudiantes
empezará a afectar su aprendizaje, pues ellas y ellos manifiestan su estrés
a través del aburrimiento o de estados de inquietud recurrente.”
- DRA. Cimenna Chao Rebolledo - Coordinadora de la Especialidad en
Educación Socioemocional de la Universidad Iberoamericana Ciudad de
México.
Un estudio realizado por la Escuela de Ciencias de la Salud de la Universidad del
Valle de México y miembros del Sistema Nacional de Investigadores, analizó los
efectos que causa el estrés en estudiantes universitarios durante la cuarentena
por COVID-19.
Se evaluó a un total de 1,118 alumnos de universidad que recibían clases
mediante enseñanza virtual (e-learning) en nueve diferentes estados del
país.
Los resultados de la investigación, llamada “Estresores COVID-19 en
universitarios”, revelaron que los niveles de estrés en los jóvenes son alarmantes,
y que corren el riesgo de sufrir consecuencias en la salud como insomnio, presión
arterial elevada y disminución del sistema inmunitario.
Al vivir en un permanente estado de estrés, se rompen los ciclos y hábitos a los
cuales se está acostumbrado a adaptarse y convivir con ellos, un ejemplo es la
dificultad de dormir afectando directamente a las funciones cognitivas de
aprendizaje:
“un cerebro afligido no pone atención, un cerebro demasiado estresado está
también agotado” (EL impacto del COVID–19 en el bienestar socioemocional,
2020).
Los autores dijeron que los factores causantes de estrés (estresores) en los
alumnos se clasificaron en dos categorías:
- Escolares
- No escolares.
Dentro de los estresores escolares encontraron los siguientes:
- Sobrecarga académica
- Retraso o pérdida del semestre
- Fallas técnicas para tomar clases
En cuanto a los estresores no escolares, observaron los siguientes:
- Saturación de los servicios médicos
- Personas que no respetan la cuarentena
- Problemas económicos
- Distanciamiento de los seres queridos
Junto a todo esto, la Dra. Chao Rebolledo mencionó que las y los adolescentes
también se encuentran altamente afectados, al vivir este proceso educativo
estresados, frustrados y con nostalgia por recuperar la vida social a la que estaban
acostumbrados.
El estrés y la aflicción provocados por la pandemia, con sus efectos negativos en
lo emocional, lo cognitivo y lo físico, en este momento pudieran “empezar a
generar una suerte de estado marchito de esperanza” y de carencia de estímulo
para seguir aprendiendo.
Por eso resulta obligado estar conscientes de que si se deja perpetuar ese estrés
crónico se acentuará la carga sobre el organismo, que terminará por afectar al
sistema inmunológico, “paradójicamente, en una contingencia sanitaria.
Con estos puntos recabados de los estudios, se puede ver la necesidad de
trabajar en mejoras sustanciales de las condiciones de salud psicológica y tratar
de reducir los estresores de la población estudiantil y académica en general, para
que, a pesar de la situación negativa que se está viviendo hoy en día puedan salir
adelante durante esta crisis y tengas las herramientas necesarias para sobrellevar
la pandemia y las consecuencias que traiga consigo.
 Entonces ¿Qué podemos hacer?
La vida de todos a dado un giro de 360° debido a la pandemia de COVID-19, y
uno de los grupos más afectados por esto es el grupo perteneciente a las
actividades académicas.
Además de tener que cambiar la forma de impartir y recibir las clases de manera
presencial, dentro de un aula junto a los compañeros de clases y el profesor a
cargo, el entorno tuvo que adaptarse a una modalidad virtual, muy poco
implementada en un país como México, perdiendo así su rutina diaria ya
establecida.
Dentro de toda esta situación, estos jóvenes se encuentran aislados. Para
mantenerse conectados con otros, pueden ir más allá de los mensajes de texto o
las redes sociales teniendo comunicaciones más interpersonales, como llamadas
telefónicas o de video con amigos.
Con la nueva situación presente y tenerse que adaptar para continuar con las
actividades de la mejor manera posible, cada individuo tiene que poseer
habilidades para afrontar esta situación, como lo serian:
- Buenos hábitos de sueño
- Alimentación saludable
- Autocuidado
- Tomar descanso de los aparatos electrónicos
También se tiene que tener presente lo que es el cuidado de la salud mental.
Si bien es importante mantenerse informado sobre la pandemia de COVID-19, los
estudiantes deben reconocer cuándo tomarse un descanso de las noticias
estresantes leyendo, viendo una película o bromeando con amigos.
Asimismo, los estudiantes universitarios deben monitorear cómo los hacen sentir
las noticias y cuánta exposición a los medios pueden manejar.
Quizá sea pertinente detenerse un momento y reflexionar ante las siguientes
preguntas, esto con la finalidad de comprender el estado en que se encuentra un
individuo con la situación actual y si es capaz de manejarlo:
- ¿Cuáles son tus disparadores de ansiedad más frecuente?
- ¿Dónde percibes la ansiedad?
- ¿Te es posible localizarla en alguna parte del cuerpo en particular?
- ¿Qué haces generalmente en un momento de ansiedad?
- ¿Qué te gustaría hacer en un momento de ansiedad?
- ¿Sientes que el confinamiento por la pandemia de COVID-19 ha impactado
en tus niveles de atención y concentración, o en tu motivación para seguir
estudiando?
Al estar tanto tiempo bajo un estrés constante, el cuerpo empezara a reaccionar
de distintas maneras a los eventos de la vida cotidiana con esta situación
presente, por ese motivo se tienen que saber cuáles son los síntomas esperables
en los distintos niveles de estrés:
Síntomas a nivel fisiológico:
Sudoración, tensión muscular, palpitaciones, taquicardia, temblor, molestias
en el estómago, dificultades respiratorias, sequedad de boca, dificultades
para tragar, dolores de cabeza, mareo y náuseas, tiritar, entre otros.
Síntomas a nivel de la conducta:
Evitar situaciones temidas, fumar, comer o beber en exceso, intranquilidad
en los movimientos (repetitivos, rascarse, tocarse, etc.), ir de un lado para
otro sin una finalidad concreta, tartamudear, llorar, quedarse paralizado,
entre otros.
Síntomas a nivel cognitivo-subjetivo:
Preocupación, temor, inseguridad, dificultad para decidir, miedo,
pensamientos negativos sobre uno mismo o sobre nuestra actuación ante
los otros, temor a que se den cuenta de nuestras dificultades, temor a la
pérdida del control, dificultades para pensar, estudiar, o concentrarse, entre
otros.
Como apartado final, se tiene que tener en cuenta varios puntos para que se
pueda sobrellevar una situación tan inusual e importante como lo es la pandemia
de COVID-19.
Antes de pretender relajarse, es necesario poner en orden los ciclos orgánicos,
dormir lo necesario, comer en los horarios óptimos, hacer rutinas de actividades
necesarias para el trabajo, para el hogar y para la recreación, mediante
actividades activas o pasivas.
Autocuidado físico:
- Establece una rutina en la medida de lo posible:
Es importante realizar un horario para levantarte, estudiar, hacer ejercicio,
así como para actividades de autocuidado.
- Alimentación:
Se recomienda mantener hábitos de alimentación saludables.
- Actividad/ejercicio físico:
En lo posible mantener algún grado mínimo de estas actividades. Evitar el
sedentarismo.
- Sueño:
 Mantener en lo posible las horas de sueño, adultos y adultas jóvenes entre
18 a 25 años lo recomendado es entre 7 y 9 horas diarias, nunca menos de
6 ni más de 11 y dentro del horario esperado.
- Descanso:
Regular los tiempos de ocio y tiempo libre, tampoco se trata de estar todo el
día involucrado en actividades, debemos buscar aquellas instancias donde
exista desconexión de lo académico y de todo aquello que pueda
“ocuparnos”.
Autocuidado Mental:
- Relajación y meditación:
Videos y tutoriales a nivel principiante y/o experto, algunos de ellos en
formato activo, respiraciones, estiramientos, yoga… otros en un formato
más clásico y pasivo de relajación y meditación.

- Involucrarse en actividades placenteras:

Es relevante que dentro de nuestra rutina reservemos algún espacio en el
cual nos involucremos y estemos consientes de las sensaciones
placenteras de participación en ciertas actividades.
Autocuidado social
- Mantener comunicación con familia, compañeros/as, amigos/as y/o
seres queridos:
Una de las principales actividades que se han visto afectadas es la
interacción social, es importante que el distanciamiento físico no se
transforme en un distanciamiento o aislamiento social.

- Busca ayuda cuando sientas que no puede lidiar solo/a con la

situación actual:
Busca ayuda profesional si lo crees necesario o si sientes que toda la
situación está superando tus capacidades, y recuerda que no estás solo/a.

Este es el momento donde todo puede salirse de control en un momento y

no es necesario que el problema escale y sea algo que no se pueda
controlar, hoy más que nunca se tiene que tener presente que la salud
mental es un tema de importancia fundamental para que pueda funcionar la
sociedad.
Por último, punto, se tiene que aprender algo de toda esta crisis, tanto desde un
punto de vista personal como colectivo.
“vivir significa adaptarse a las circunstancias fluctuantes de los medios
externos e internos; Es afrontar lo que presenta la vida y no inquietarse por
los posibles futuros en los que no podemos intervenir. Pero si podemos
 manejar muchas de las circunstancias y bajar el peso de las situaciones
estresantes.”
Jorge Michalland - Kinesiólogo, 2020

Resumen.
El estrés académico es un tema que ha estado presente dentro de la comunidad
desde hace unos años, ya que el estrés en los alumnos a estado incrementado
cada vez más a lo largo de los años con las nuevas y más severas exigencias por
parte de las instituciones educativas, así como el entorno laboral que les esperará
fuera del entorno educativo.
Pero con un evento sin precedentes para las generaciones modernas, una
pandemia global causada por la mutación de un virus, el COVID-19, llego a
cambiar todo sin precedentes.
Todas las actividades de la sociedad se han visto alteradas por la llegada de una
restricción aplicada en casi todo el mundo, el distanciamiento social. Con esto uno
de los campos más afectados es el académico, los alumnos y docentes que están
viviendo este evento han tenido que adaptarse a una situación para la cuales
muchos no tienen los recursos para sobrellevarla o la fortaleza mental para
adaptarse, así potenciando todas las preocupaciones que ya se tenían por parte
del entorno escolar, haciendo el estrés más que un padecimiento, la norma.
Varios estudios realizados en distintas partes del mundo, como lo puede ser el
Cuestionario Percepción del Estrés Académico en estudiantes universitarios
asociado a la COVID-19 han mostrado resultados muy poco alentadores con toda
esta situación que es la pandemia, en los estudios podemos observar una caída
en la motivación de los estudiantes por la incertidumbre de su futuro dentro de
este entorno al que se le denomina “Nueva normalidad” y con esto presente, el
rendimiento de los estudiantes también se ha visto en picada ya que el adaptarse
a una nueva forma de aprender, en entornos virtuales no resulta muy favorable
para una generación que quizá, no tenga el suficiente compromiso para tomar
enserio este método de enseñanza.
Con todo esto se reabriría el debate en la comunidad académica sobre el estrés
en los jóvenes que están estudiando, como todo se ve potenciado por la aparición
de una pandemia global como lo es el COVID-19 y el impacto que tiene en la
salud mental de tanto, los estudiantes como los profesores y como los podrá
sobrellevar en un futuro inmediato.
 Conclusión.
En el año 2019 durante el mes de diciembre, se detectó que una enfermedad
generada por la mutación de un virus en Wuhan, territorio parte de la república
popular de china, se estaba empezando a convertir en una amenaza, empezando
a aparecer en cada vez más países.
El día de hoy, el mes de abril del año 2021, se cumple más de un año de que la
pandemia del Coronavirus 19, se propagara desde el país asiático a todo el
mundo. Con todos estos sucesos las naciones del mundo tomaron medidas para
tratar de contrarrestar los contagios y mantener lo más estable posible sus
actividades con la menor repercusión posible, en algunos casos sin tener éxito.
Dentro de todos los escalones sociales, uno de los más afectados fue la
comunidad académica, tanto alumnado como profesorado está afrontando un
nuevo obstáculo difícil de superar o de adaptarse, el distanciamiento social. El
encierro de la mayoría de los integrantes de este grupo ha estado más de un año
dentro de sus domicilios desde los cuales ha tenido que adoptar una nueva forma
de aprendizaje, las clases en línea.
Esto ha afectado de manera contundente la salud mental de todos los
involucrados, por parte de los alumnos, el estrés que está generando toda esta
situación sumándose al estrés académico que ya existía dentro de las
instituciones a estado degradando la salud tanto física como mental llegando a
tales extremos de que los pensamientos suicidas por parte de este colectivo se
han manifestado más que nunca y con esto se suman otro tipo de problemas
como lo pueden ser del índole económico, social o familiar.
Y por parte de los profesores el estrés de tener responsabilidades tanto con los
alumnos, enseñarles, planificar nuevas formas de enseñanza, tener que aprender
muchas nuevas herramientas para que esto sea posible y conseguir las
herramientas necesarias para que se pueda realizar, se suman con las
responsabilidades de ser integrantes de una familia, cuidar de sus integrantes,
evitar los contagios en la medida de lo posible y tener que cuidar de sus hijos, que
cada vez más pierden el interés en el estudio por la situación actual.
Todos estos elementos sacan a relucir un tema que ha sido arraigado por la
sociedad en general, la importancia de la salud mental, tanto en los jóvenes como
en los adultos, como se ha estado desgastando con esta situación y lo importante
que es que todos los estratos de la sociedad cuiden este elemento día a día para
que al terminar la pandemia se haya sobrellevado de buena manera y que todas
las consecuencias generadas se puedan tomar correctamente por el bien de
todos.
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