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Herme Cap. 15

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CAPÍTULO 15

FIGURAS RETÓRICAS
(CUARTA PARTE)

En virtud del hecho de que se encuentran numerosas y diversas figuras de


retórica en las Sagradas Escrituras, y en el entendimiento de que las figuras
empleadas calaran a menudo los pasajes más oscuros y difíciles, añadimos
esta parte para estudiar algunas figuras retóricas que no hemos considerado
en las lecciones pasadas.

Proverbio
La palabra proverbio procede de dos palabras latinas: pro, que significa antes y
verbum que quiere decir palabra. Se trata de un dicho común o adagio. El
proverbio se define como una afirmación extraordinaria y paradójica. Los
proverbios del Antiguo Testamento están redactados en su mayor parte en
forma poética, consistentes en dos paralelismos, que generalmente son
sinónimos, antitéticos o sintéticos. El libro de los proverbios contiene gran
variedad de proverbios, adivinanzas, enigmas, y dichos oscuros. En este último
sentido de palabra se usa el proverbio por dos veces consecutivas en Juan
16:25,29: “Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os
hablaré por alegorías…” “Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y
ninguna alegoría dices”.

En Juan 10:6 tenemos la misma palabra refiriéndose a proverbio, veamos:


“Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía”.

En Lucas 4:23 el griego dice proverbio y la versión castellana dice refrán: “Él
les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo”

Todos estos pasajes son ejemplos del uso del proverbio en el Nuevo
Testamento. Algunos proverbios son parábolas condensadas, otros, metáforas,
otros, símiles y otros se han extendido hasta formar alegorías.

En su introducción al libro de los Proverbios, escrita en hebreo, el Dr. J. T.


Conant hace el siguiente comentario: “la sabiduría ética y práctica más remota
de la mayoría de los pueblos de la antigüedad se expresaba en dichos agudos,
breves, expresivos y enérgicos. Involucraban, en pocas palabras, el resultado
de la experiencia común, o las consideraciones y observaciones individuales
(En la actualidad, nosotros le llamamos a todo esto: “sabiduría popular”, que se
expresan en dichos, refranes y sentencias populares que, finalmente, son
proverbios).

Pensadores y observadores agudos, acostumbrados a generalizar los


acontecimientos experimentales, y a razonar en base a principios básicos,
Expresaban el resultado de sus investigaciones mediante apotegmas, es decir
dichos breves y sentenciosos, los cuales comunicaban alguna o pensamiento
ingenioso, alguna verdad de carácter moral o religioso, alguna máxima relativa
a la prudencia o a la conducta, o a las reglas prácticas de la vida. Todo esto era

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manifestado mediante términos destinados a despertar atención, o estimular el
espíritu de investigación o las facultades del pensamiento, de manera que se
fijaran con caracteres indelebles en la memoria. Se convirtieron así en
elementos integrantes de la manera popular de pensar, tan inseparables de los
hábitos mentales del pueblo, como el poder mismo de percepción”.

El propósito de expresarse en proverbios nos es dado en la introducción del


libro del mismo nombre (1:2-6): “Para entender sabiduría y doctrina, para
conocer razones prudentes, para recibir el consejo de prudencia, justicia, juicio
y equidad; para dar sagacidad a los simples, y a los jóvenes inteligencia y
cordura. Oirá el sabio, y aumentará el saber, y el entendido adquirirá consejo,
para entender proverbio y declaración, palabras de sabios, y sus dichos
profundos”.

Ejemplos: “Médico cúrate a ti mismo” (Lucas 4:23). Este debe haber sido un
dicho común en Nazaret. Se aplicaba al principio a los médicos que querían
curar en otros alguna enfermedad que ellos mismos padecían. Jesús
comprendió que sus antiguos conocidos en la ciudad de nazaret, motivados por
su incredulidad, emplearían esas palabras contra él, si no realizaba milagros
tan maravillosos como los que había hecho en Capernaum. El Señor respondió
a sus pensamientos que no se habían convertido aúnen palabras, con otro
proverbio, que constituye una defensa propia: “No hay profeta en su tierra”.
Esta parece ser la interpretación condensada del proverbio que dice: “No hay
profeta deshonrado sino en su tierra y entre sus parientes, y en su casa”.
(Marcos 6:4; Mateo 13:57). Jesús demuestra la verdad de su declaración al
referirse a la historia de Elías (1º. Reyes 17 y 18) y de Eliseo (2º. Reyes 5:1-
14).

Contra los maestros apóstatas y reincidentes de su época, el apóstol Pedro


emplea con grandes resultados dos hechos que todos debían haber observado
y los condensa en un proverbio para hacerlos notar: “Pero les ha acontecido lo
del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a
revolcarse en el cieno” (2ª. Pedro 2:22), la interpretación es evidente y no es
difícil encontrar ejemplos par ilustrar esta vedad aún hoy en día. (Comparemos
con el pasaje paralelo de Proverbios 26:11 donde la primera parte de este
proverbio es aplicado con respecto al necio y su necedad).

Advertencias: (1) Debemos ser muy cuidadosos a la hora de interpretar


proverbios y en particular, aquellos que no son fáciles de entender e interpretar.
Pueden estar basados en hechos y costumbres que han desaparecidos y nos
son desconocidos. Esto hace indispensable que leamos mucho sobre usos y
costumbres antiguas de las tierras bíblicas. (2) Dado que los proverbios pueden
ser símiles, metáforas, parábolas o alegorías, es bueno determinar a qué clase
pertenece el proverbio a interpretar, teniendo siempre presente que figuras
diferentes pueden combinarse para formar un proverbio. Por ejemplo
Proverbios 1:20-23: se personifica a la sabiduría y se presenta el proverbio en
forma de parábola con su aplicación. Leamos también el pasaje paralelo
Eclesiastés 9:13-18. (3) Se deben estudiar cuidadosamente el antetexto y el
postexto, que son a menudo la clave de la interpretación aunque deberemos
tener otro cuidado en esto, porque en muchas ocasiones los contextos se nos

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presentan como una serie de proverbios inconexos entre sí y a veces lo son,
pero otras veces solo lo aparentan y aunque parecen o son distintos, tratan del
mismo asunto y entonces tienen relación con el proverbio a interpretar. Los
casos antes mencionados, tienen su clave de interpretación en sus contextos.
(4) Cuando hayan fracasado todas las tentativas de interpretación, lo mejor es
no usar el proverbio y quedar a la expectativa hasta que se reciba más luz
sobre el asunto (Esto mismo es aplicable a todo pasaje bíblico). (5) Nunca
emplee como prueba textos, proverbios u otras Escrituras, cuyos significados
no ha podido determinar, aunque parezcan favorecer la doctrina que Ud.
mantiene, porque nos corremos el riesgo de estar demostrando lo que
queremos con la Palabra de Dios. (6) Aproveche la ayuda que le ofrecen los
comentarios eruditos en el estudio de las Sagradas Escrituras, que conocen los
idiomas originales y que nos pueden proporcionar las conclusiones a que
arribaron los eruditos bíblicos más famosos. Es necesario decir que algunos
predicadores “modernos” menosprecian este tipo de libros e inclusive materias
como la Homilética y la Hermenéutica diciendo que “ya no se usan” que ahora
lo que cuenta es la revelación. Una opinión así lo único que demuestra es la
ignorancia de tales personas. Si bien es cierto que estamos en un tiempo en
que la revelación avanza a pasos agigantados, no significa que antes no la
había. Además, “revelación”, que es espiritual, no es lo mismo que
“interpretación”, que es cognoscitiva; y las bases de ésta, no cambian, son las
mismas en el transcurrir de los tiempos y siguen siendo tan necesarias hoy
como antaño.

(7) por sobre todas las cosas, ore pidiendo la iluminación divina para poder
llegar a sus conclusiones de manera correcta bajo la dirección del Espíritu
Santo.

Acróstico

La palabra acróstico procede de dos vocablos griegos que significan


extremidad o verso. Tenemos varios ejemplos de acrósticos en el Antiguo
Testamento. El más notable es el salmo 119 con sus 176 versos. Contiene
veintidós estrofas, y cada una de ellas corresponde a una letra del alfabeto
hebreo. Hay ocho líneas dobles (versos octuplicados) en cada estrofa. Cada
una de las ocho líneas en la primera estrofa es alef, la primera letra del
alfabeto hebreo.

La primera palabra de cada una de las ocho líneas dobles de la segunda


estrofa comienza con Bet, la segunda letra del alfabeto hebreo, y así
sucesivamente, hasta el fin. Este salmo se canta en alabanza de la Palabra de
Dios y de su autor, Es imposible trasladar esta característica tan singular del
hebreo al castellano, pero nuestra versión Reina-Valera indica el acróstico
colocando en orden las letras hebreas y sus nombres respectivos al comienzo
de las estrofas o secciones.

En el idioma hebreo esta forma constituye una verdadera ayuda para la


memoria. Dado que los salmos se habían escrito para ser cantados sin libros, y
puesto que se aprendían y recitaban de memoria en la escuela, esta

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disposición alfabética, constituía una gran ayuda para aprender este capítulo, el
más largo de toda la Biblia.

Los Salmos 25 y 34 tienen veintidós versículos en castellano, y el mismo


número de estrofas en hebreo: una para cada letra del alfabeto, tomadas en
orden.

En los Salmos 11 y 112 cada uno de los versículos o estrofas está dividido en
dos partes, siguiendo el orden del alfabeto hebreo. Los últimos 22 versículos
del capítulo final del libro de los Proverbios comienzan con una letra del
abecedario hebreo en orden alfabético.

La mayor parte de las Lamentaciones de Jeremías están escritas en acrósticos.

Veamos ahora un modelo posterior de acróstico:

Jesús, que en la cruz su sangre dio


El dolor y el desdén por mí sufrió.
Sentenciado fue por la turba cruel
Ultrajado bebió la amarga hiel.
Socórreme y hazme siempre fiel.

Los cristianos de la primera iglesia, como se demuestra en las catacumbas, en


la ciudad de roma, empleaban comúnmente acrósticos en los epitafios. Uno de
los símbolos favoritos y secretos de su fe inconmovible bajo el fuego de la
persecución, era el dibujo de un pescado muy esquematizado. La palabra
griega equivalente a pescado es Ictus. Tomando cada letra del nombre como
la primera de una línea queda así:

I Iesous Jesús
C Cristos Cristo
T Teous Dios
U Uios Hijo
S Soler Salvador

Tenemos, entonces, un acróstico que dice: Jesús Cristo Hijo de Dios Salvador.

Paradoja
Llamamos paradoja a una proposición o declaración opuesta a la opinión
común; a una opinión contraria a todas las apariencias y a simple vista
absurda, imposible, o en contraposición al sentido común, pero que si se
estudia detenidamente. O se medita en ella, resulta correcta y bien fundada. La
palabra procede del griego y nos llega a través del latín. Está formada de los
vocablos “para” que significa contra y “doxa”, que quiere decir opinión o
creencia. Suena al oído como algo increíble o imposible, si no es que hasta
absurdo. Nuestro Señor Jesucristo empleó con frecuencia esta figura ante sus
oyentes, con el objeto de sacudirlos de su letargo y despertar su interés.

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Ejemplos: (a) “Mirad y guardaos de la levadura de los fariseos y de los
saduceos” (Mateo 16:16; Marcos 8:14-21; Lucas 12:1). Los discípulos pensaron
que el Señor les hablaba de la levadura del pan, porque se habían olvidado de
llevar pan consigo. Jesús les censuró su falta de comprensión, hasta que
entendieron que el Señor se refería a las malas doctrinas y a la hipocresía de
los fariseos y saduceos.

(b) “Deja que los muertos entierren a sus muertos” (Mateo 8:22; Lucas 9:60).
Esta fue la extraña respuesta que nuestro Señor le dio a uno de los candidatos
al discipulado, que no comprendía lo que era servir al Señor y quería ir primero
a enterrar a su padre. Lo que significa es que cuando se trata de escoger entre
servir a Dios o asistir a las exequias de su padre, es mejor lo primero, dejando
lo segundo para los que están muertos espiritualmente. Que ellos se
encarguen de los muertos físicos.

En otra ocasión, uno que deseaba seguir al Señor quería primero despedirse
de los de su casa; Nuestro Señor comprendió que la consagración, igual que
en el primer caso, tenía alguna falla, y replicó por medio de una parábola:
“ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el
reino de los cielos”. (Lucas 9:61,62). Así el Señor hizo comprender a la gente la
importancia que tenía el ser su discípulo y predicar el evangelio.

(c) “¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos?” y extendiendo su mano


hacia los discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel
que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano,
y hermana, y madre”. (Mateo 12:46-50; Marcos 3:31-35; Lucas 8:19-21).
Mediante este procedimiento notable, nuestro Señor Jesucristo estableció la
doctrina de al relación espiritual más elevada que cualquier otra, incluyendo la
sanguínea.

d) “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer he hijos, y


hermanos, y aún también su propia vida, no puede ser mi discípulo”. (Lucas
14:26). Esta declaración del Señor es una paradoja, pero constituye un
hebraísmo que explicaremos más adelante. Si esta declaración se tomara en
forma literal, constituiría una completa contradicción con otras Escrituras que
nos enseñan que debemos amar a nuestros padres y familiares. (cf. Efesios
5:28,29 y otras).

e) “Porque el que quiera salvara su vida, la perderá; y el que pierde su vida pro
causa de mí y de evangelio, la salvará” (Marcos 8:35; Mateo 16:25; Lucas
9:24). Mediante esta paradoja extraordinaria, El Señor hace comprender a sus
seguidores el gran valor del alma y la pérdida terrible que experimentan
aquellos que mueren sin esperanza. Al mismo tiempo, el Maestro enseña que
la mejor manera de emplear la vida es sirviéndole, Las páginas de la historia de
la iglesia primitiva están llenas de ilustraciones de esta verdad, con hombres y
mujeres que prefirieron el martirio y la muerte antes que renunciar a su fe en
Cristo. Asimismo, la historia misionera nos muestra hombres y mujeres que
hicieron lo mismo, como el misionero ¿Wiliam Carey? (perdón, no recuerdo si
fue él u otro), quien en África fue muerto y comido por los caníbales a los que
predicaba el evangelio. A su muerte, su esposa continuó su obra, pese a la

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insistencia de sus autoridades de que regresara a su patria. Ella dijo que si su
esposo había dado su vida por llevar a aquellos hombres a la salvación por
Cristo, no podía dejar que su sacrificio quedara sin cumplir el propósito. Y
permaneció trabajando por el resto de sus días entre los aborígenes que
mataron a su esposo. Ella pudo ver cumplido el anhelo de su sacrificado
compañero convirtiendo a aquel pueblo a Cristo.

f) “… ¡coláis el mosquito, y tragáis el camello”! (Mateo 23:24). La pieza más


notable de invectiva1 de la literatura, es lanzada por le Señor contra los
escribas y fariseos hipócritas de su tiempo. Cosiste en una serie de ocho
amargos presagios2 pronunciados contra ellos, poco antes de su muerte
(Mateo 23:13-33). El Señor los llama “guías de ciegos” que cuidadosamente
colaban el mosquito en sus bebidas, pero se tragaban el camello. El versículo
precedente nos muestra lo que el Maestro quería decir, pues hacían
interpretaciones sutiles de la ley pero con una gran diferencia en relación con lo
que hacían: eran muy escrupulosos en diezmar la menta, el comino y el eneldo
que se daban en sus huertas pero omitían lo asuntos más importantes de la
ley: La justicia, la misericordia y la fe.

g) Los ejemplos mencionados hasta aquí, han sido tomados de las palabras de
Jesús, pero en las Sagradas Escrituras se pueden obtener muchos más.
Tomemos uno del apóstol Pablo que dice: “Porque cuando soy flaco, entonces
soy poderoso”. Esto es que en sí mismo era débil, pero en Cristo, es poderoso
o fuerte. Esto nos queda claramente establecido por el contexto (2ª. Corintios
12:10 cf. Efesios 6:10).

1
Invectiva. (Del lat. invectīva). f. Discurso o escrito acre y violento contra alguien o algo.

2
Presagio. (Del lat. praesagĭum). m. Señal que indica, previene y anuncia un suceso.

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CUESTIONARIO DE APOYO Nº 15

Nombre del alumno ______________________________ Fecha ___________


Iglesia___________________________ Pastor_________________________

1. ¿Qué es un proverbio?

2. ¿Qué es un acróstico?

3. ¿Qué es una paradoja?

Proporcione tres ejemplos de cada uno de ellos.

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