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El Enigma de Una Iglesia. La Ermita de Santiago de Alburquerque (Badajoz)
El Enigma de Una Iglesia. La Ermita de Santiago de Alburquerque (Badajoz)
El Enigma de Una Iglesia. La Ermita de Santiago de Alburquerque (Badajoz)
Resumen
Se presenta un estudio sobre la iglesia de Santiago en Alburquerque (Badajoz) a partir del
análisis arqueológico de la arquitectura (lectura de paramentos). Tras este análisis se puede afirmar
con seguridad que el origen de este centro religioso es plenomedieval y no tardoantiguo como
viene considerándose tradicionalmente.
Palabras clave: Arquitectura de Extremadura, arquitectura visigoda, arquitectura tardorromá-
nica, escultura decorativa, ara taurobólica, pinturas murales.
Abstract
This study is an archeological analysis of the architecture of Santiago’s Chapel in Alburquerque
(Badajoz). Contrary to its usual ascription to Late Antiquity, the results of our analysis allow us
to affirm that the origin of this religious building dates from the medieval period.
Keywords: Architecture in Extremadura, visigothic architecture, late-romanesque architecture,
decorative sculpture, taurobolic altar, wall paintings.
1. Introducción
En la década de los años 70 del siglo pasado, José Bueno, erudito extremeño,
se preocupaba por ir descubriendo algunos monumentos de la arquitectura cristiana,
a la vez que, como sacerdote, se encarga del Patrimonio Artístico de las diócesis
extremeñas. En su opinión, la evidente importancia de la escultura decorativa visigoda
de Mérida debería reflejarse en la presencia paralela de una arquitectura de la misma
época hasta entonces desconocida. Su interés por esta faceta, entre lo pastoral, lo
cultural y lo castizo, le hace coincidir con un joven estudioso de la Arqueología,
Enrique Cerrillo. Sin poder detallar esta relación, hemos de afirmar que fruto de
aquellos intereses comunes fue el descubrimiento de un grupo de edificios que por
primera vez venían a llenar, aparentemente, el vacío de la arquitectura visigoda en
Extremadura. Bueno publica en 1973 la ermita de Santiago (tradicionalmente de-
nominada ermita de Santiago, no de los Santiagos, como hoy se hace, aludiendo al
nombre de la finca moderna en la cual ha quedado integrada) con el antetítulo de
6 EL ENIGMA DE UNA IGLESIA. LA ERMITA DE SANTIAGO DE ALBURQUERQUE (BADAJOZ)
1
Bueno Rocha, J., «Antiguas iglesias de Extremadura. La ermita de Santiago de Alburquerque
(Badajoz)», Alcántara, n.º 29, 1973, pp. 5-16, vid. p. 5.
2
Ídem, «Restos de época visigoda en la iglesia de Santa Eulalia de Mérida», II Congreso de
Arqueología Medieval Española (Madrid 1986), II, 1987, pp. 321-330 y «La iglesia visigoda de Santa
Olalla de Cáceres», Boletín de Arqueología Medieval, n.º 3, 1989, pp. 181-193.
3
Cerrillo Martín de Cáceres, E., «Las ermitas de Portera y Santa Olalla. Aproximación al
estudio de las cabeceras rectangulares del siglo VII», Zephyrus, n.º 32-33, 1981, pp. 233-243.
4
Andrés Ordax, S., «La basílica hispano-visigoda de Alcuéscar (Cáceres)», Norba, n.º 2, 1981,
pp. 7-22.
5
Berrocal Rancel, I. y Caso Amador, R., «El conjunto monacal visigodo de San Miguel de
los Fresnos (Fregenal de la Sierra, Badajoz). Estudio preliminar», Cuadernos de Prehistoria y Arqueo-
logía de la Universidad Autónoma de Madrid, n.º 18, 1991, pp. 299-317.
6
Mateos, P. y Caballero, L., Repertorio de Arquitectura Cristiana en Extremadura. Época
Tardoantigua y Altomedieval, Mérida, C.S.I.C., «Anejos de AEspA», n.º 29, 2003. La iglesia de San Blas
y la ermita de la Virgen del Almonte, de Casar de Cáceres, dadas como dos distintas en este Repertorio,
son en realidad la misma iglesia.
7
Cerrillo, «Las ermitas», 1981 (cit. supra n. 3), pp. 241-242, hacia el año 650.
8
Arbeiter, A., «Construcciones con sillares. El paulatino resurgimiento de una técnica
edilicia en la Lusitania visigoda», IV Reunió d’Arqueologia Cristiana Hispànica (Lisboa 1992),
Barcelona, 1995, pp. 211-221 y «Die Anfänge der Quaderarchitektur im westgotenzeitlichen
Hispanien», en Brenk, B. (ed.), Innovation in der Spätantike (Basel 1994), Wiesbaden, 1996,
pp. 11-52.
9
Arbeiter, A., «Los edificios de culto cristiano: escenarios de la liturgia», en Mateos y Ca-
ballero, Repertorio (cit. supra n. 6), 2003, pp. 177-230, vid. p. 227.
10
Caballero Zoreda, L. y Sáez Lara, F., La iglesia mozárabe de Santa Lucía del Trampal.
Alcuéscar (Cáceres). Arqueología y arquitectura, Mérida, Junta de Extremadura, «Memorias de Arqueo-
logía Extremeña», n.º 2, 1999, p. 156; Santiago citada en p. 157 como «prerrománica».
11
Caballero Zoreda, L., «Arquitectura tardoantigua y alto medieval en Extremadura», en
Mateos y Caballero, Repertorio (cit. supra n. 6), 2003, pp. 143-175, vid. pp. 166 y 171.
2. Historiografía
12
Caballero Zoreda, L. y Escribano Velasco, C. (eds.), Arqueología de la Arquitectura. El
método arqueológico aplicado al proceso de estudio y de intervención en edificios históricos, «Actas»,
Salamanca, Junta de Castilla y León, 1996.
13
La lectura de paramentos de la iglesia de Santiago se ha realizado en el marco del proyecto
de investigación «Arqueología de la Arquitectura Altomedieval de Extremadura, Asturias y Portugal»
(BHA2003-02086), Instituto de Arqueología de Mérida e Instituto de Historia, Madrid, Consejo Superior
de Investigaciones Científicas. El equipo está formado por Luis Caballero como investigador principal,
Fernando Arce, encargado de la planimetría, M.ª de los Ángeles Utrero, José Ignacio Murillo, Inés
Monteira y Francisco José Moreno. Agradecemos la ayuda prestada por Eduardo Maya, responsable de
la Oficina de Turismo dependiente del Ayuntamiento de Alburquerque. Agradecemos también a Pedro
Duarte, propietario de la finca «Los Santiagos» en la que se levanta la iglesia, las facilidades para ac-
ceder a ella y trabajar sin restricciones. El Ayuntamiento de Alburquerque, presidido por Ángel Vadillo,
nos proporcionó alojamiento durante el desarrollo de los trabajos y mano de obra para la limpieza del
monumento y su entorno. Los trabajos se efectuaron con permiso de la Dirección General de Patrimonio
de la Junta de Extremadura.
14
Barrientos Alfageme, G., Estremadura por López año de 1798, Mérida, 1991, vid., p. 52.
15
Madoz, P., Diccionario Histórico-Geográfico de Extremadura (1846), edición de 1955, Cáceres,
tomo I, p. 348.
16
Monsalud, Marqués de, «Nuevas inscripciones de Extremadura y Andalucía», Boletín de la
Real Academia de la Historia, tomo 33, 1898, pp. 150-152, vid., p. 151.
17
Mélida, R., Catálogo Monumental de España. Provincia de Badajoz (1907-1910), Madrid,
1925-26, tomo II, p. 151.
18
Bueno, «Antiguas», 1973 (cit. supra n. 1), p. 7.
19
Bueno, «Antiguas», 1973 (cit. supra n. 1), pp. 13 y 14.
20
Esta idea la desarrolla García Iglesias un año después. García Iglesias, L., «Aspectos econó-
mico-sociales de la Mérida visigoda», Revista de Estudios Extremeños, 1974, p. 30.
21
Bueno, «Antiguas», 1973 (cit. supra n. 1), p. 14.
22
Alba Calzado, M. y Feijoo Martínez, S., «1. Iglesia de Los Santiagos, Alburquerque», en
Mateos y Caballero, Repertorio, 2003 (cit. supra n. 6), pp. 11-14, vid. p. 14.
23
Bueno, «Antiguas», 1973 (cit. supra n. 1), p. 6; Soria Sánchez, V., «Descubrimientos arqueo-
lógicos en Extremadura», XVII Congreso Nacional de Arqueología (Logroño 1983), Zaragoza, 1985,
pp. 483-499, vid. p. 489; Ídem, «Diccionario epigráfico de inscripciones de Extremadura», XX Coloquios
Históricos de Extremadura, Trujillo, 1991, pp. 448-459, vid. p. 451; Hispania Epigraphica, vol. 1, 1989,
p. 34, n.º 80; Alba y Feijoo, «1. Iglesia», 2003 (cit. supra n. 21), pp. 13-14.
24
Uranga, J., «Vestigios del culto al toro de Sos», Boletín de la Comisión de Monumentos de
Navarra, 1926, pp. 415-421; S/A, Museo de Navarra, Gobierno de Navarra, 1993, p. 58.
amortizada por la actual. Sin embargo, hay argumentos para pensar que estamos
ante los restos de un hueco primigenio: de ser una puerta o ventana tendríamos que
ver su límite hacia el exterior del muro, algo que no ocurre; todas las puertas de
la iglesia se hacen con jambas de sillería, nunca con mampostería. En conclusión,
estaríamos ante los restos de un nicho del que no sabemos su altura y anchura com-
pleta aunque sí su profundidad. ¿Cuál fue su funcionalidad? Nos inclinamos más
por una función auxiliar (armario o algo similar) que por otra de carácter litúrgico
(altarcilllo empotrado).
En el capítulo de huecos o nichos vinculados a la celebración ritual propone-
mos lo que se podría considerar una credencia. Se encuentra en el ábside, hacia la
parte S, justo encima de una de las piezas decoradas con doble arco. Tiene forma
cuadrangular definida por sillares. Desconocemos su profundidad al tener su fondo
relleno. Lo que sí es seguro es que no traspasa el espesor del muro, por lo que no
estaríamos ante una ventana. En su interior no hay restos de pinturas, lo que indica
su taponamiento previo al igual que ocurre con la ventana absidial.
granito, todas de primera mano a excepción de algún bloque en las jambas internas.
El arco adovelado ojival, decorado con un sencillo bordón, arranca sobre impostillas
decoradas con motivos menudos vegetales, enmarcados, arriba y abajo, por estrechos
boceles. Hacia el interior las dovelas y jambas presentan mocheta para cierre de una
puerta de doble hoja con sendas gorroneras talladas en el arco escarzano que sirve
de descarga. La inclusión de esta puerta nos plantea una serie de interrogantes que
no somos capaces de responder satisfactoriamente. Parece lógico que la habitación
occidental fuera desmontada al hilo de esta acción ya que no tiene sentido hacer
una nueva puerta monumental «escondida» que además está pensada para abrirse
al exterior (mochetas y gorroneras para hojas de madera). Pero, si se demuele este
cuerpo occidental surge el problema de la puerta original occidental. Dicho vano,
sin elementos de cierre, quedaría abierto a la intemperie a falta de la estancia con
la que comunicaba. La vieja puerta pudo ser clausurada mediante un cegado pero
nosotros no hemos encontrado huellas al respecto.
Este proyecto estuvo acompañado de otras acciones como el enfoscado del in-
terior de la iglesia y de su fachada occidental, que pudo ser coetáneo de la primera
capa de pinturas en el ábside.
Incluimos también en este bloque la apertura de una hornacina en el testero sur
del aula.
restos de una escena en la que identificamos unas piernas desnudas cruzadas, parte
de un personaje arrodillado a la derecha y, en la parte izquierda, parte de un manto
o tela suspendido y unas manos en actitud de orar. Podría tratarse de un Calvario,
pero faltan argumentos iconográficos definitivos.
La tercera y última capa (A 108) está muy perdida en la zona central del ábside.
En las partes norte y sur, en cambio, su conservación ha sido más afortunada, pro-
bablemente porque la segunda capa (desprendida casi en su totalidad) no se extendía
a lo largo y ancho de todo el ábside. Hacia el Sur se representa una construcción
(castillo o ciudad) en cuyas ventanas y almenas asoman cabezas femeninas. Dos de
ellas parecen estar siendo tocadas por manos que no sabemos a quién pertenecen
por estar borrados los cuerpos. También se vinculan a esta escena algunas figuras
que pudieran estar soplando trompetas. En el lado norte se repite, como en la pri-
mera pintura, un registro cuadriculado que encierra diferentes escenas, por desgracia
irreconocibles.
En resumen tenemos una sucesión de actuaciones pictóricas reincidentes temáti-
camente en el protagonismo de la figura de Santiago, personaje bajo cuya advocación
ha llegado esta iglesia hasta nosotros.
Esta última fase significa el total abandono del edificio y su progresiva ruina,
acompañada por episodios de rapiña a la busca de material constructivo. La pérdida
de la cubierta y la desaparición de las habitaciones laterales provoca pandeos en los
muros del aula dando lugar a profundas grietas (A 121) entre la bóveda del ábside y
el testero este del aula (U.E. 1028); fachada oeste (U.E. 1045); lado sur del testero
este (U.E. 1056). Con el edificio abandonado a su suerte, han sido habituales las
visitas depredadoras a la busca de materiales. Entre los distintos robos acaecidos,
algunos parecen haber aprovechado procesos de ruina, como la de la esquina no-
reste (U.E. 1027) y la del arco de embocadura del ábside (U.E. 1055), incluyendo
el robo de la imposta derecha y la rotura de los frentes, supuestamente decorados,
de la izquierda. Otro robo (U.E. 1026), en este caso frustrado, tuvo por objetivo la
pieza decorativa tardoantigua reutilizada en el ábside. Afortunadamente, el bloque
no ha podido ser desarraigado del muro, por ahora.
7. Conclusiones
25
Caballero y Sáez, «La iglesia», 1999 (cit. supra n. 10).
26
Sánchez Zufiaurre, L., Técnicas constructivas medievales. Nuevos documentos arqueológicos
para el estudio de la alta Edad Media en Álava, tesis doctoral, Universidad del País Vasco, Vitoria,
2005 (manuscrito).
27
Bueno, «La iglesia», 1989 (cit. supra n. 2).
emprendida por los santiaguistas. Sin embargo, con la información por nosotros
conocida y las opiniones de los especialistas consultados28 no hay indicios de que
la Orden de Santiago hubiera tenido posesiones en Alburquerque, a pesar de una
temprana aparición en este territorio. Según el «Bullarium Ordinis Militiae Sancti
Jacobi», editado en 1719, el Maestre Pedro Fernández pacta en 1171 con el Arzo-
bispo de Santiago la percepción de ciertos Votos a cambio de la defensa de varias
plazas, entre ellas Alburquerque29. El caso es que ninguna de estas plazas resistió la
acometida almohade de 1174 obligando a los cristianos a retirarse. Tras el desastre,
la Orden se aleja de Extremadura trasladando su casa matriz a Uclés, donada por
Alfonso VIII de Castilla, alejándose del reino de León y su monarca, Fernando II,
protector de la orden en su nacimiento pero con la que entra en conflicto al anularle
la mayor parte de las donaciones y concesiones anteriores. Más tarde se produce
la reconciliación con el monarca y la vuelta al reino de León, pero sin conservar
derecho alguno sobre las propiedades que había poseído en Extremadura. Así,
cuando se toma definitivamente Badajoz los santiaguistas no alegan ningún derecho
sobre lugares como Alburquerque. Con Alfonso IX, la Orden busca su implantación
en Extremadura al hilo de importantes victorias que permiten la toma de ciudades
como Cáceres, Mérida, Badajoz entre 1229 y 1230. Ese mismo año de 1230 recibe
la Orden su primera posesión en tierras extremeñas: Montánchez. Con Fernando III
los santiaguistas van percibiendo diferentes donaciones de villas, castillos y términos
que irán conformando la llamada provincia de León de la Orden de Santiago, con
Mérida como capital. Viendo en el mapa los territorios que formaban la provincia
santiaguista de León, Alburquerque queda geográficamente fuera de ella.
Por otra parte, la advocación a Santiago de la iglesia no puede ser tomada
como indicio de pertenencia a la Orden ya que, recordemos, estas tierras quedaron
bajo la jurisdicción eclesiástica de la metrópoli de Santiago de Compostela. Con el
nombre del Apóstol, sin ir más lejos, es conocida la sierra a cuyo pie se encuentra
la iglesia.
En definitiva, el conjunto arquitectónico no pudo levantarse antes de la orga-
nización del territorio tras las victorias militares del siglo XIII, lo que no implica
que fuera inmediata ya que, tal como hemos apuntado, la articulación de amplias
zonas extremeñas mediante la instalación de contingentes humanos fue lenta e in-
termitente a lo largo de varios siglos. Junto a la iglesia encontramos una serie de
hitos de piedra que son mojones históricos de delimitación territorial. No somos
capaces de discernir si dichos mojones se remontan a la fundación de la iglesia o se
colocaron posteriormente, pero lo cierto es que podemos hablar de la fosilización de
una antigua ordenación del paisaje representada por los actuales límites de las fincas
«Los Santiagos» y «El Prior», cuya cerca moderna de separación se ciñe a la línea
indicada por los antiguos hitos. El establecimiento estaba compuesto por un templo
28
Alfonso Franco Silva, Universidad de Cádiz, y Daniel Rodríguez Blanco, Universidad de Sevilla,
a quienes agradecemos sus comentarios y orientaciones.
29
Rodríguez Amaya, E., La Orden de Santiago en tierras de Badajoz, Badajoz, 1946, p. 6.
de tres naves rodeado por habitaciones, alguna de dos alturas, que se conectan con la
iglesia mediante puertas. Avanzando el tiempo hay una importante reestructuración
espacial del área litúrgica con la eliminación de la separación de naves, seguramente
acompañada por otra serie de intervenciones como el cambio de la puerta principal
a la fachada occidental con tipología ojival. Teniendo en cuenta que este elemento
es hecho ex profeso y no reutilizado, su encuadre tipológico serviría para datarlo.
Para ello sería necesario realizar una encuesta tipológica regional a la búsqueda de
posibles paralelos que tengan, además, una cronología más o menos segura. A falta
de esta pesquisa nos inclinamos por aventurar una fecha tardomedieval, seguramente
dentro del siglo XV.
Respecto a los ciclos pictóricos es del todo seguro, por estratigrafía, que la pri-
mera pintura no es coetánea a la erección de la iglesia. Bueno Rocha, de la misma
opinión, enmarca esta decoración dentro del llamado gótico-lineal y la vincula a un
momento histórico preciso: el nombramiento de Álvaro de Luna como Maestre de
Santiago tras vencer a los Infantes de Aragón en 1420. No aclara el por qué de esta
identificación entre el evento histórico y la materialización pictórica. La segunda capa
de pintura observada por Bueno, que en verdad es la tercera estratigráficamente, la
sitúa a finales del XVII o comienzos del XVIII. De nuevo apelamos a la necesidad
de elaborar un marco comparativo regional a fin de aquilatar estas fechas.
La única noticia documental sobre la iglesia nos dice, a fines del XVIII, que
la iglesia estaba abandonada desde hacía bastante tiempo, el suficiente como para
que el redactor nunca la hubiera recordado en uso a lo largo de su dilatada vida
(83 años). Atribuye el autor de este documento el abandono al conflicto fronterizo
con el reino portugués en la segunda mitad del XVII, causante según él de la ruina de
una serie de iglesias repartidas por los alrededores del Alburquerque: Nuestra Señora
de Benavente, San Juan de las Cortes, Santa Leocadia y San Isidro. No estamos en
disposición de corroborar o desmentir esta atribución pero, cruzando los datos de
Salgado con los de nuestra lectura, el cese de actividad en el centro y, por tanto.
el proceso de deterioro coinciden en remontarse bastante en el tiempo. El edificio
entra en una fase de progresiva ruina a la que ni siquiera pone fin su reutilización
como centro de actividades agropecuarias, posiblemente como tenada o aprisco de
ganado. Esta nueva actividad supuso la destrucción segura de, al menos, todos los
dinteles de las puertas originales provocando además la brecha del muro meridional.
Este hecho es de fecha indeterminada, que no consignan ni Madoz, en su visita de
1893, ni Mélida en 1926, quienes sólo confirman el deterioro y abandono de la
ermita, proceso continuo que se ha ido acelerando hasta nuestros días.
Listado de actividades
Período N.º Nombre Ant. a act. Post. a act. Planos
I 100 Edificio original 101, 103-4, Todos
106, 109-10,
112, 114-19,
121, 123
I 111 Posible credencia 106 7
I 124 Piezas singulares reutilizadas 123 6, 9
II 101 Desmonte arquería 121, 122 100 7, 9
II 102 Construcción 2.ª habitación o por- 119
che meridional
II 103 Reforma esquina SO aula 122 100 4, 5
II 104 Apertura de puerta en muro O y 105, 110, 100 5, 6, 7, 8,
enfoscado 115, 121-23 9
II 105 Segundo enfoscado interior 104 6
II 106 Primera pintura ábside 107, 121, 100 6, 7, 8
123
II 107 Segunda pintura ábside 108, 121, 123 106 7, 8
II 108 Tercera pintura ábside 121, 123 107 6, 7, 8
II 109 Desmonte parcial habitación S y 116, 119 100 4
segunda cubierta
II 110 Pérdida forjado habitación O y 121, 123 100, 104 5
nueva cubierta
II 112 Posible relleno puerta habitación S 100
II 114 Entalles puerta O muro S 100 4
III 115 Rotura dinteles de las puertas ori- 100, 104, 109 2, 4, 5, 6,
ginales 7, 8, 9
III 116 Rotura parcial nueva cubierta ha- 100, 109 4
bitación S
III 117 Dos roturas en nueva cubierta fa- 100, 110 5
chada O
III 118 Diversos agujeros 100 4, 8
Esquema de las pinturas del ábside debido a José Bueno (c. 1973).
Fig. 10.
fachada sur; 3. Santiago de Alburquerque. General interior hacia el ábside; 4. Santiago de Alburquerque. Detalle del friso decorativo del ábside.
1 2 3
LUIS CABALLERO ZOREDA Y FERNANDO ARCE
5
4
3. Santiago de Alburquerque. Fachada Oeste; 4. Santiago, Alburquerque. Mojón; 5. Testero oriental de Santa María, Alburquerque.