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Informe McBride

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Informe McBride

El Informe MacBride, también conocido como "Voces Múltiples, Un Solo Mundo", es


un documento de la Unesco publicado en 1980 y redactado por una comisión presidida
por el irlandés Seán MacBride, ganador del premio Nobel de la Paz. Su objetivo era
analizar los problemas de la comunicación en el mundo y las sociedades modernas,
particularmente con relación a la comunicación de masas y a la prensa internacional, y
entonces sugerir un nuevo orden comunicacional para resolver estos problemas y
promover la paz y el desarrollo humano.
El informe MacBride es un documento, de carácter político e intelectual, impulsado por
la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(Unesco) cuyo objetivo era el desarrollo de un nuevo equilibrio mundial en el ámbito de
la información y de la comunicación.
Este informe se presentó en la Conferencia General de la UNESCO en el año 1980 y
habla, explícitamente, de las relaciones que se establecen entre los campos de la
comunicación, las relaciones de poder y la democracia. El título original de este informe
es "Un sólo mundo, voces múltiples", al que se terminó por conocer como "Informe
MacBride" a consecuencia de que Sean MacBride fue el Presidente de la Comisión
Internacional que se encargó de este estudio. En el documento se establecieron los
principios, las acciones y los puntos en los que debería basarse ese Nuevo Orden
Mundial de la Información y Comunicación (NOMIC) que se proponía en el informe.

"Un sólo mundo, voces múltiples"


Sean MacBride era un abogado irlandés que consiguió ser Ministro de Asuntos
Exteriores de Irlanda. Además, llegó a ser el Premio Nobel de la Paz en el año 1974 y
fue galardonado con el equivalente al Premio Nobel soviético, el Premio Lenin, en
1977. MacBride centró sus trabajos en la defensa de los Derechos Humanos y fundó, en
1946, el Partido Republicano Irlandés. A su vez, en 1961 presidió la Organización de
Defensa de los Derechos Humanos de Amnistía Internacional y, desde 1974 a 1976
trabajó como Alto Comisionado de las Naciones Unidas en Namibia. En 1977 la
UNESCO le nombró Presidente de la Comisión Internacional que se encargaría de
desarrollar un estudio sobre los problemas de la comunicación. Estudio que daría lugar
al Informe MacBride.

El Germen del Informe MacBride


En junio de 1977, Sean MacBride pronunció un discurso en la UNESCO sobre el papel
de la prensa y la importancia de ésta en la sociedad. El discurso se centró en la
fragilidad y la vulnerabilidad de la prensa a consecuencia de las grandes presiones
económicas, financieras y políticas que sufrían los medios de comunicación del
momento. Estas presiones tenían su origen en los intereses de las multinacionales de los
grandes grupos de comunicación.
En ese mismo discurso, MacBride sugirió que una organización como la UNESCO
tendría que encargarse de investigar la cuestión planteada y que, además, ésta debería
proponer un objeto de declaración o, incluso, una convención que intentara proteger el
derecho a la libertad de expresión y de información con el fin de evitar que los medios
de comunicación fueran manipulados por los gobiernos de turno o por los intereses
económicos.
Su dicurso tuvo tanto calado en la UNESCO que, unos meses más tarde, M. M'Bow,
entonces Director General de la UNESCO, le propuso ser el Presidente de una Comisión
Internacional que se encargara de estudiar los problemas que existían en el ámbito de la
comunicación.
En esa Comisión participaron grandes personalidades del mundo de la información y de
la comunicación. Entre ellos destacaron: Hubert Beuce-Mery, fundador de Le Monde;
Gabriel García Márquez, escritor colombiano; Leonid Zamiatin, Portavoz del Gobierno
soviético; y Marshall McLuhan, sociólogo canadiense.
La Comisión comenzó sus trabajos en diciembre de 1977, trabajos que duraron unos tres
años. El propio Sean MacBride afirmó que "las circunstancias que rodeaban la
creación de esta Comisión no me inspiraban el más mínimo optimismo. En los años 70
las discusiones internacionales sobre el problema de la comunicación habían llegado
al estadio del enfrentamiento directo". Estos enfrentamientos se producían entre el
tercer mundo, que se quejaban de las informaciones que los países desarrollados
divulgaban ya que, creían que, éstas atentaban contra la libre circulación de la
información.
Sean MacBride y sus compañeros de Comisión intentaron, por todos los medios,
analizar la situación de la comunicación desde el punto de vista histórico, político y
social porque, según ellos, era la única manera de asegurar el futuro de la sociedad. En
el Informe Mc Bride se solicitaba un nuevo papel de los medios de comunicación, un
papel que intentara sobrepasar el ámbito de "los primeros auxilios" y que se centrara en
ayudar al desarrollo y al cambio de los países menos favorecidos.
A su vez, el Informe se centró en la defensa y la protección de los periodistas que, por
su trabajo, suelen ser molestos para los gobiernos, los políticos y los intereses
económicos de éstos. Así, Sean MacBride dio una gran importancia a la protección de
los periodistas de investigación y de los reporteros de guerra.
Además de todo lo anterior, el Informe MacBride expone los delitos, cuyo origen está
en el poder, que influyen negativamente en el periodismo; y los derechos y deberes
deontológicos del periodista. Entre los deberes se destacaron: la responsabilidad social
de los profesionales de la información que implica una serie de obligaciones respecto de
la opinión pública; el respeto hacia las leyes, con el fin de que los periodistas no
vulneren los derechos de los ciudadanos; y la necesidad de asumir, por parte de los
profesionales, la responsabilidad contractual con los medios de comunicación. Es
importante añadir que, el Informe MacBride, restalta que la libertad de expresión tiene
una gran importancia siempre que se ejerza con responsabilidad, relacionando ésta con
la ética profesional. Si esto no fuera así se podría producir una distorsión de la
información que repercutiría en los ciudadanos, según el informe.

Títulos, Líneas de Actuación y Puntos Destacados del Informe MacBride


Títulos del Informe MacBride
Tras presentar, en 1980, la investigación desarrollada por la Comisión MacBride, los
miembros de ésta establecieron 82 recomendaciones que quedaron divididas en los
siguientes títulos:
Política de Comunicación para la independencia y el autodesarrollo
Refuerzo de las licencias para las tecnologías apropiadas
Nuevas tareas sociales para los medios de comunicación
Integración de la comunicación al desarrollo
El recurso de la ética y las normas para la integridad profesional
La democratización de la comunicación: Componente esencial del derecho humano
El refuerzo de la identidad cultural para la dignidad humana
El acceso a la información técnica: Recursos esenciales para el desarrollo
Promoción de la cooperación internacional para los mecanismos adecuados
Miembros asociados del desarrollo: Todos los actores implicados
De todos estos títulos, el Informe MacBride insistía en varios de ellos como claves para
la creación del Nuevo Orden Mundial de la Información y Comunicación (NOMIC). El
primero de éstos es el que hace referencia a la Integración de los medios de
comunicación, íntimamente relacionado con la informática como punto imprescindible
para el desarrollo. En 1980 se preveía ya la gran revolución que traería el avance de la
informática y la influencia que ésta tendría en el ámbito de la comunicación. Por ello, el
Informe MacBride insistía en que era de extrema necesidad que los países del tercer
mundo pudieran alcanzar, en igualdad de condiciones, los avances tecnológicos con el
fin de mejorar los flujos de comunicación.
El otro de los títulos en los que se hacía hincapié es el que hace alusión a la
democratización de la comunicación. La investigación que llevó a cabo la Comisión
MacBride demostró que existía, a nivel mundial, una carencia en la democratización de
la información y relacionó este hecho con el artículo 19 de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, así como con el derecho de los ciudadanos a acceder libremente
a las fuentes de información. Por ello, la Comisión propuso crear unas líneas de
actuación, a nivel internacional, que favorecieran el equilibrio entre las leyes internas de
cada país y el derecho internacional. Así, se produciría una verdadera democratización
de la información. Además, la Comisión se centró en defender el cumplimiento de los
derechos humanos, cuya defensa corresponde en gran medida a los medios de
comunicación, y afirmaba que éstos no existirían sin el reconocimiento de la libertad de
expresión, la libertad de prensa, la libertad de información y el derecho de reunión.
Así mismo, la Comisión MacBride resaltó la transcendencia que tenía el hecho de crear
unos códigos deontológicos y consideró que éstos debían ser desarrollados por los
propios profesionales de la información, algo que ya se recogía en la Declaración de la
UNESCO sobre la contribución de los medios de comunicación al refuerzo de la paz y
de los derechos humanos. Además, se propuso la instauración de Consejos de Medios
de Comunicación ya que la Comisión consideraba que el desarrollo de estos organismos
podrían favorecer la participación democrática y la eliminación de las distorsiones de la
información que se producían en el ámbito de la comunicación.

Líneas de Actuación del Informe MacBride


El Informe MacBride se sustentaba en dos premisas claves. La primera de ellas, hacía
referencia al poder de informar y al poder de ser informado. El informe venía a decir
que ésta era la esencia de la sociedad moderna. De tal forma que, al producirse un
aumento de la concentración del poder de informar, éste podría provocar el desarrollo
de nuevas maneras de control que llevarían a la desaparición de los poderes en las
sociedades. La segunda premisa, hacía alusión a que la información es un recurso de
extrema importancia en la sociedad que estaba íntimamente ligado a la comunicación, la
tecnología y la cultura. Así, se establecieron cinco líneas de actuación:
Promover la idea de que la comunicación es un derecho fundamental de los ciudadanos
y grupos sociales
Aminorar los desequilibrios y desigualdades, así como las distorsiones, que se producen
en el momento de la difusión de la información
Promover una comunicación democrática global en la que se respeten las identidades
culturales y los derechos individuales de los ciudadanos
Desarrollar políticas de comunicación, en cada uno de los estados, relacionadas con el
proceso de desarrollo
Investigar cuáles deben ser las bases sobre las que se sostendría el Nuevo Orden
Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC) como parte de un Nuevo
Orden Económico Internacional (NOEI)
Puntos Fuertes del Informe MacBride
Como se ha citado anteriormente, el Informe MacBride fijó los puntos sobre los cuales
había de construirse el Nuevo Orden Mundial de la Información y Comunicación
(NOMIC). Éstos eran los siguientes:
Eliminación de los desequilibrios y Desigualdades entre el tercer mundo y los países
desarrollados
Erradicar los efectos negativos que se producen por la creación de monopolios
Liquidar las barreras, tanto internas como externas, que impiden la libre circulación y
una difusión equilibrada de la información
Garantizar la pluralidad de las fuentes y los canales de la información
Garantizar, a su vez, la libertad de prensa y de información
Aumentar la capacidad de los países del tercer mundo para mejorar la situación, el
equipamiento y la formación profesional de los periodistas
Cooperación de los países desarrollados hacia el cumplimiento del punto anterior
Respetar la identidad cultural y el derecho de cada país de informar a los ciudadanos del
mundo de sus aspiraciones y sus valores, tanto sociales como culturales
Respetar el derecho de todos los pueblos del mundo a participar en los flujos de
información internacionales
Respetar los derechos de los ciudadanos de acceder a las fuentes de información y de
participar activamente en el proceso de comunicación

El Fracaso del Informe MacBride


El lema que estuvo presente durante todo el Informe MacBride fue la solidaridad
internacional. Para que las líneas de actuación y las recomendaciones de esta Comisión
fueran efectivas, éstas debían ser apoyadas por el Sistema de Naciones Unidas y,
concretamente, por la UNESCO. El informe se aprobó en 1980, una fecha en la que la
revolución tecnológica favorecía a los países desarrollados y, sobre todo, a Estados
Unidos. Los países desarrollados se sintieron ofendidos con la propuesta porque ésta
promulgaba el derecho de todos a acceder a las nuevas tecnologías y el derecho de todos
a emitir cualquier tipo de información, hecho que mermaba los intereses económicos de
los países desarrollados. Precisamente, con la llegada de Ronald Reagan al Gobierno,
Estados Unidos se desmarcó totalmente del Informe MacBride y elaboró un programa
de desarrollo con unas pautas de actuación contrario a la ONU y a la UNESCO. Este
programa norteamericano dejaba ya de lado las propuestas que hacían referencia a la
eliminación de los desequilibrios mundiales, al control del monopolio en el campo de la
comunicación, la supresión de barreras y la pluralidad de las fuentes y los canales de
información, todos ellos aspectos claves en el Informe MacBride. Así, Estados Unidos
anunció, poco tiempo después, que dejaba de formar parte de la UNESCO. El trabajo de
la Comisión presidida por Sean MacBride empezó a considerarse, por parte del bando
estadounidense, como un "conjunto de proyectos sovietizantes" que eran prácticamente
incompatibles con las libertades de las sociedades democráticas.
Estas ideas fueron compartidas, desde que Estados Unidos anunció su retirada de la
UNESCO hasta su salida real (1985), por los grandes grupos mediáticos. Los
estadounidenses consideraron que el informe "Un sólo mundo, voces múltiples" se
convirtió en una obsesión para MacBride y lo tacharon de incompatible con la libertad
de expresión y la libertad de información. A partir de entonces, Sean MacBride empezó
a carecer de credibilidad e, incluso, de voz y M'Bow, uno de los grandes apoyos de
MacBride, fue relevado de su cargo como Director General de la UNESCO. Con la
salida de M'Bow de la UNESCO, ésta desarrolló una nueva estrategia de comunicación
que eliminaba totalmente las pautas y objetivos del Informe MacBride y terminaba para
siempre con el espíritu de consenso que había hecho posible su elaboración.
Así, en 1989, se celebra la XXIV Conferencia General de la UNESCO en la que se
borran todos los principios que el Informe MacBride había promulgado y se vuelve a
los inicios de la UNESCO, es decir, vuelven a debatirse aspectos relacionados con los
flujos de información y el papel de los medios de comunicación en los países en
desarrollo, pero desde el punto de vista inicial de la UNESCO. Un punto de vista que
había favorecido siempre a Estados Unidos, desde 1946 hasta 1970, y a los países
desarrollados.

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