Materiales Sobre El Realismo by György Lukács
Materiales Sobre El Realismo by György Lukács
Materiales Sobre El Realismo by György Lukács
OBRAS COMPLETAS
vol. 8
,
GEORG LUKACS
MATERIALES
SOBRE
EL REALISMO
Traducción castellana de
MANUEL SACRISTAN
EDICIONES GRIJALBO, S. A.
BARCELONA-BUENOS AIRES-MEXICO, D. F.
1977
Título original
ESSAYS üBER REALISMUS
Traducido por
MANUEL SACRISTAN
Primera edición
Reservados todos los derechos
PRINTED IN SPAIN
IMPRESO EN ESPAÑA
ISBN: 84-253-073S-X
Depósito legal: B. 40.006-1976
Se trata del realismo... .oo .oo oo. oo. ... ... .oo oo. oo. .oo 7
Una correspondencia entre Anna Seghers y Georg Lu-
kács ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 47
El escritor y el crítico... oo. .oo .oo 'oo oo. ... ... 'OO ... oo. 87
¿ Tribuno popular o burócrata? 'OO oo. oo. oo. oo. oo. .oo oo. 133
Arte y verdad objetiva oo. oo. .oo 'OO oo. .oo oo. oo. oo. .oo oo. 187
El problema de la perspectiva... 'oo oo. oo. oo. 'oo oo. oo. oo. 241
Elogio del siglo diecinueve... oo. ... .oo ... 'oo .oo oo. oo. 249
Epílogo oo. ... ... oo. oo. oo. oo. oo. 'oo oo. oo. oo. oo. oo. .oo 257
RonnaUCastro
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I
.
1"
SE TRATA DEL REALISMO
II
111
IV
3- PEALISMO
34 Georg Lukács
VI
VII
28 de junio de 1938.
(
58 Georg Lukács
29 de julio de 1938.
* * *
Febrero de 1939.
que esos contagios, esos restos sin superar afectan más o me-
nos a muchos de nuestros escritores. ¿ Se trata sin más por
ello de decadentistas? Si les ayudas a salir de su situación,
eso no es ninguna lucha contra la decadencia, ninguna «triful-
ca». Pero entonces no se puede decir que no importe un golpe
más o menos, sino que hay que sopesar cuidadosamente, no
por miedo a los juicios falsos, sino para no dañar nada vivo,
nada nuevo.
Pues, por seguir con Lessing, su valiente lucha contra el
feudalismo en el arte no le ha impedido condenar sin apelación
el Gotz von Berlichingen. Dijo que el Gotz era una tripa hin-
chada y no supo ver en esa pieza la obra de un aliado. Goethe
llegó, de todos modos, a ser Goethe, pero un poeta no debe
llegar a serio a pesar de los críticos. Lessing ha relacionado
la cuestión de la lucha contra el feudalismo en el arte con cier-
tas representaciones y cuestiones de método. Más tarde Goethe
fue, a su estilo, no menos inaccesible: si no te gusta el ejem-
plo de Kleist puedes tomar el de Holderlin o el de cualquier
otro de los afectados. Por lo demás, Goethe no ha cortado se-
guramente en dos partes La jarra partida y situado su panto-
mima en medio porque había visto en Kleist un reaccionario.
Tú partes, y con razón, del hecho de que la lucha contra el
fascismo en literatura no se puede llevar a cabo más que con
cabezas completamente libres de veneno y de nieblas. En nues-
tro terreno enlazas esa lucha íntimamente con determinadas
cuestiones metódicas.
Temo entonces que se produzca un estrechamiento, pese a
que tú mismo has ganado terreno por otra parte: que se pier-
da riqueza y color en nuestra literatura. Temo que quede uno
puesto ante una alternativa en la cual no se trata de 10 uno o
lo otro, sino, en este caso, del resumen, de un robusto y vario
arte antifascista en el que han de tomar parte todos los cali-
ficados para ello como antifascistas y como escritores.
Cuando se quiere ayudar a unos hombres a orientarse hacia
la realidad hay que disponer la ayuda en ese sentido. No sé
Materiales sobre el realismo 7S
2 de marzo de 1939.
que veo sin más lo imposible que es hacer esto en una carta.
Pues, para hacer comprensible el contexto, habría que apun-
tar al menos a la diferencia y al parentesco del desarrollo fran-
cés y el alemán a finales del siglo XVIII. Sólo así se podría
mostrar cómo la grandeza y la limitación de Lessing dependen
de su rechazo de la línea rousseauniana de la Ilustración fran-
cesa y cómo, por otra parte, el clasicismo alemán de Goethe y
de Schiller representan respecto de la democracia un paso
atrás en comparación con Lessing, y sin embargo y al mismo
tiempo el único camino posible social concreto por el que po-
día avanzar la cultura alemana de la época. Te darás cuenta de
que aquí no puedo siquiera esbozar estas cuestiones, pues para
eso haría falta un análisis de las contradicciones del plebe-
yismo en las revoluciones burguesas de la época, el análisis de
la diferencia para la literatura y la cultura entre la revolución
real en Francia y sus efectos ideológicos en Alemania, etc.
(Cuando aparezca mi libro Zur Geschichte des Realismus [Apor-
tación a la historia del realismo] hallarás en él algunas alu-
siones a esos hechos.)
Querida Anna, mi tenaz polémica contra tus anécdotas de
la historia de la literatura no es ansia de llevar la razón ni bi-
zantinismo de historiador de la literatura. Tú tienes una sensi.
bilidad insólita para con los fenómenos del presente. Me pro-
duce cierta melancolía el que cuando se trata de las grandes
figuras del pasado alemán te contentes con abstracciones ta-
les como incomprensión de lo nuevo, diferencia de genera-
ciones, etc., sin intentar pensar con la misma sensibilidad los
motivos reales, la verdadera profundidad de las manifestacio-
nes aparentemente paradójicas y a primera vista sorprenden-
tes de los grandes escritores alemanes. Pues ¿ qué aspecto ten-
drán esas grandes figuras en la cabeza del término medio de
nuestros escritores, si tú te contentas con esas anécdotas?
La cuestión me parece de suma actualidad. No voy a repe-
tir todo lo que te decía en mi carta anterior sobre la impor-
tancia actual y política de la lucha literaria contra la deca-
Materiales sobre el realismo 85
lonnall Castro II
,}. HumanBeing
\
Materiales sobre el realismo 103
I
Materiales sobre el realismo 105
Pocas veces me habéis entendido,
Pocas veces os entendí,
Sólo cuando nos encontramos en la inmundicia
N os entendimos en seguida.
III
,
106 Georg Lukács
IV
y mientras no lo tengas,
Esto: ¡muere y llega a ser!
Serás sólo un huésped turbio
De la oscura tierra
Pero ¿ qué tiene todo eso que ver con el destino de la lite-
ratura? Es evidente sin más que el análisis leniniano y el con-
traste de tipos realizado por Lenin tiene un gran alcance para
la cultura, que su significación rebasa la ocasión actual que
lo suscitó e incluso el terreno del movimiento obrero. Yeso
,1
significa que este contraste se amplía hasta los problemas más
profundos de la literatura. Tal vez se nos objete: admitido
que la contraposición entre tribuno y burócrata nace de la
división social del trabajo, de las luchas de clase del capita-
lismo; admitido también que desde el Manifiesto Comunista
es un hecho universalmente conocido la sumisión de todos los
terrenos de la ideología al imperio del tráfico mercantil, la
conversión de todos los productos ideológicos en mercanCÍas.
Pero ¿ se sigue de ello que la contraposición leniniana de los
tipos se pueda aplicar sin más a los problemas esenciales, úl-
timos de la literatura de nuestra época?
La posibilidad de esta aplicación ampliada está obviamen-
te contenida en la contraposición leniniana. Los análisis de Le.
nin se orientan siempre a las cuestiones básicas de la cultura
social, abarcan siempre las orientaciones más generales y de-
Materiales sobre el realismo 143
den servir a esa organización unitaria del todo, sino que inevi-
tablemente tienen que producir desorden, desorganización,
extrañación de los intereses del pueblo.
La burocracia es un cuerpo extraño en el socialismo. Esto
significa ante todo que en él no puede actuar más que perju-
dicialmente, mientras que en el capitalismo es algo útil (aun-
que contradictoria y relativamente), y, en todo caso, algo im-
prescindible. Corresponde a este hecho el que en el capitalis-
mo la espontaneidad de la economía reduzca el burocratismo
a una escala cada vez superior, e incluso el que la clase capi-
talista dominante promueva también conscientemente su es-
tado, su aparato ideológico, su difusión y su despliegue. En
cambio, en el socialismo el desarrollo de la economía misma,
el despertar de las masas a una vida cultural y el despliegue
cada vez más intenso de la democracia constituyen un movi-
miento contrario al burocratismo, y el estado, el partido co-
munista y las organizaciones sociales luchan conscientemente
por su liquidación.
La cuestión de la reacción inmediata espontánea de las
masas a la realidad social se tiene que considerar en las con-
diciones del socialismo victorioso desde otro punto de vista.
No hay duda de que la vida construida sobre principios socia-
listas tiene que ejercer una acción espontánea, amplia e inten-
sa sobre las masas. Con esto se relaciona el problema leninia-
no de la habituación social.
En sus exposiciones sobre las condiciones económicas de
la extinción del estado en la sociedad socialista subraya Lenin
que «los seres humanos liberados de la esclavitud capitalista,
de las innumerables crueldades, brutalidades, de los absurdos
y de las vilezas de la explotación capitalista se habituarán pau-
latinamente a observar las reglas más elementales de la con-
vivencia social, conocidas desde antiguo y repetidas desde hace
milenios en todas las tablas de preceptos, sin violencia, sin
constricción, sin subordinación, sin el particular aparato de
constricción llamado estado».
111
176
Georg Lukács
Lenin indica que la expresión de Marx y Engels, «extinción
del estado» subraya precisamente 10 elemental del proceso.
«Sólo la habituación puede tener y tendrá sin duda un tal
efecto» cuando la vida social sea tal que «no exista nada que
indigne a los hombres, que los provoque a la protesta, que cree
necesidad de opresión».
Es imposible exagerar la importancia de esta fuerza edu-
cativa elemental de la sociedad socialista. Pero precisamente
" los ininterrumpidos efectos dañinos, oportunistas, de su com-
prensión no dialéctica muestran la nueva actualidad de la vieja
doctrina leniniana de la relación de la consciencia, de la acti-
vidad consciente, con la espontaneidad en las condiciones del
11
socialismo. En su discurso ante el XVII Congreso del PC(b )US
I1
, Stalin la aplica al problema de la extinción del estado. Mues-
tra clara y convincentemente que la concepción de este desa-
rrolIo como un «proceso espontáneo» conduce a la despreocu-
pación, a la inacción, al desarme frente al enemigo. Los par-
¡ tidarios de una tal renovada teoría «socialista» de la esponta-
neidad creen «que es posible deponer las armas y echarse a
dormir tranquilamente, a la espera de que lIegue la sociedad
1
sin clases». Stalin muestra que «la sociedad sin clases no puede
venir, por así decido, por sí misma. Hay que conquistada y
construida con los esfuerzos de todos los trabajadores: refor-
1 zando los órganos de la dictadura del proletariado, desarro-
lIando la lucha de clases, eliminando las clases, liquidando los
restos de
ternos las clases capitalistas, en lucha con los enemigos in-
y externos».
Vemos, pues, que la relación entre espontaneidad y cons-
ciencia expuesta por Lenin conserva su vigencia también en
las condiciones esencialmente nuevas de la sociedad socialista.
La espontaneidad no es, tampoco aquí, más que la forma ger-
minal de la consciencia. También aquí ha de añadirse la cons-
ciencia socialista, la actividad del socialismo consciente de
sus fines, para que de ese germen se desarrolIe la fIor. «Por
sí mismo», por mera espontaneidad, se puede producir tam-
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RonnanCastro
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210 Georg Lukács
1956.
ELOGIO DEL SIGLO DIECINUEVE
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17- REALISMO
258 Georg Lukács
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Esta obra, publicada por
EDICIONES GRIJALBO, S. A.
Terminóse de imprimir en los talleres
de Márquez, S. A., de Badalona,
el día 10 de noviembre
de 1976
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