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Preambulo de Las Siete Iglesias

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ASUNTO: IGLESIA

PROPÓSITO: PASTORAL
TEMA: UNA INSTROCPECTIVA BÍBLICA DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO

LAS IGLESIAS DE APOCALIPSIS


APOCALIPSIS 1:9-20

INTRODUCCIÓN:
La iglesia es el cuerpo de Cristo, como tal tiene funciones específicas, bíblicas y
determinadas por Dios mismo. Es Jesús, descrito aquí como: “el que tiene las
siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de
oro, el Alfa y la Omega, primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió; el
que tiene la espada aguda de dos filos, el Hijo de Dios, el que tiene ojos
como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, El que tiene los
siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, El verdadero, el que tiene la llave
de David, el que abre y ninguno cierra y cierra y ninguno abre; he aquí el
amen, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios. Todo
esto describe plenamente a Jesús, ya que el propósito de este libro es revelar a
Cristo, o dar a conocer a Jesús tal como es. De forma plena, Jesús en principio se
dio a conocer como cordero que fue sacrificado en sacrificio a Dios por causa de
nuestros pecados, para así establecer su autoridad sobre la iglesia y las
expectativas que el tiene de la misma. Está en su derecho hacer una evaluación
de su iglesia, y escoge 7 de las iglesias de la que en aquel entonces se conocía
como Asia Menor y ahora se conoce como Turquía. Así como él se identifica con
toda aquella amplia descripción, él también describe a su iglesia de la forma en
que la describe. Procura establecer tanto las debilidades, fortalezas y actitudes
que dichas iglesias debían tomar a raíz del análisis y radiografía que Jesús hace
de ellas. A manera de introducción la justificación de este tema, y la exposición del
mismo, es establecer la necesidad del conocimiento de la expectativa de
Cristo respecto a su iglesia. Dicha necesidad requiere de establecer este
principio: “El errado conocimiento del propósito divino de la iglesia, conlleva
a una errada expresión eclesiástica de vida práctica. Por lo tanto, el creyente
actual desconoce, no solo la función de la iglesia, sino también, cual es su
compromiso, función y lugar que ocupa en ella.” Siendo este un pasaje
apocalíptico, genera siempre la incomodidad de hablar de los eventos finales o
eventos por venir, forma sencilla de llamar a una rama de la Teología conocida
como Escatología. El asunto primario para no temer a este libro es pensar como
alguien contó como anécdota: “En cierta ocasión un grupo de estudiantes de
Biblia se toparon con un señor que, estando cómodamente sobre una banca
del parque, que leía el libro de Apocalipsis, y con cierto tono de arrogancia le
preguntan: --¿entiendes lo que estás leyendo?, y el hombre dice: “claro que
sí, al final ganamos nosotros.” Partiendo de esto, debemos saber que
ciertamente ganamos los creyentes, Cristo dio la victoria, pero así mismo dejó
estipulado sus directrices para que Su iglesia funciones según su voluntad. Esto
obliga a todo creyente a establecer bien cuál es, en primer lugar, su identidad
cristiana para luego encontrar su propósito como tal. En segunda instancia, hacer
las correcciones pertinentes, según lo establece Cristo al respecto y así vivir
según su voluntad. Por esta razón, a continuación, estudiaremos tres
justificaciones, que Jesús utiliza para la evaluación de su iglesia.

I. Las cosas que has visto


Las cosas que había visto Juan no era otra más sino la visión del Cordero
inmolado, transformado en Gloria y poder. Toda la majestad de Jesús,
mencionada en los versículos 10 al 17, tenía como fin hacerle ver a Juan que
quien le estaba hablando, y mostrando toda aquella visión majestuosa, era el
Cristo revelado en gloria para lo que dice en el versículo 19: “Escribe...” una
orden clara y concreta, deja en claro que todo lo que has visto es evidencia que
Yo, el Hijo de Dios, te mando a manifestar mi voluntad a las iglesias del Asia
menor. Las cosas que Juan había visto, todo lo que estaba en el pasado inmediato
de Juan. Lo que juan vio era a Jesús y a él dándole una orden necesaria y
pertinente. El decir lo que Jesús le dijo que dijera, aunque aquello fuera duro para
digerir, aunque tuviera que exhortar y corregir porque el tiempo era el oportuno
para hacer ver que aquel “vuelvo pronto” era un hecho que estaba por cumplirse y
que sigue estando por cumplirse, no en cuestión de tiempo sino en cuestión de
que era un hecho irrefutable. La forma en que Jesús le indica a Juan la orden de
que debía escribir lo que había visto, tenía un indicador de urgencia, de que debía
quedar un precedente de que lo que Juan dejaría manifestado en este libro era
necesario para la pertinencia de la iglesia, y las actitudes que debía de tomar cada
creyente. El mensaje de Apocalipsis trata del cumplimiento de la promesa de
Cristo de volver a este mundo, juzgar a las naciones y fundamentar su reino
sempiterno. No tiene el propósito de asustar al creyente, pero sí prepararlo y
alertarle a seguir firme porque su Señor vendrá y con él su galardón. Pero,
mostrando que no volverá como aquel cordero que murió en la cruz, con su rostro
ensangrentado y sus llagas abiertas, sino como el Rey de Reyes. El mostrarse
Jesús tal cual es, le está colocando el sello de su aprobación de todo lo que le
manda a escribir. El verbo en segunda persona del singular en modo imperativo
Escribe aparece en el encabezado de todas las cartas que escribió a las iglesias,
afirmamos aquí que eran cartas, pero en realidad era todo el escrito de
Apocalipsis que iba dirigido a ellos, así que leían todas las iglesias lo que se dirigió
a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, etc. cada uno de ellos leyeron y escucharon
todo lo que ahí se había establecido por Jesús, y a esto Jesús le pone su sello.
Jesús no solo autoriza el escrito de Apocalipsis, lo manda a ser escrito y que sea
conocido por todos los creyentes y de todos los tiempos. Las siete iglesias pueden
verse como la representación de todas las iglesias y congregaciones, muestra las
diferentes debilidades, fortalezas y oportunidades que cualquier iglesia. Las cosas
que Juan vio proveían la plataforma de lanzamiento a su mensaje, ya no era un
Cristo crucificado, era un Cristo glorificado. Es a este Cristo que la Iglesia debía
identificar, el de la esperanza de vida eterna, el que tiene las llaves de la muerte,
porque él es la vida eterna y quien tiene señorío, sobre todo.

II. Las cosas que suceden ahora


Las cosas que suceden ahora, hacían referencia a la condición moral y
espiritual de la iglesia, representada en las 7 iglesia que aparecen en estos
primeros dos capítulos. Esas cosas que sucedían ahora, en el momento exacto en
el que Juan se encuentra en la Isla de Patmos en su exilio, la condición de las
iglesias requería de un llamado de atención pastoral, que proviniera del Rey de
reyes, del profeta de profetas y del Sumo Sacerdote. Por lo que a Juan le toca la
épica misión de comunicar la última de las visiones, el sermón último donde se
indicaban “las cosas que iban a suceder”. Este libro es un libro que apunta a la
cruz de Cristo, los cosas que el vio, al Cristo resucitado que estaba en su
presencia en aquel momento por causa de las cosas que estaban sucediendo.
¿Qué era lo que estaba sucediendo? Esto es descrito en los capítulos 2 y 3, y son
la razón que mueven la orden de Jesús a Juan de que escribiera lo que él mismo
estaba atestiguando como palabra fiel. Dicha palabra fiel, era fiel porque el que se
la transmitió es fiel. La predicación incisiva, punzante y directa se hacía necesaria.
El corregir en amor se hacía necesario y Juan escribe, no en su nombre sino en el
nombre de aquel que es descrito ampliamente en los versículos que estamos
viendo. El detalle visual que Juan describe de la siguiente manera: “Cuando me
di vuelta para ver quién me hablaba, vi siete candelabros de oro.” Después
observa y detalla a Jesús con cualidades claras, imágenes que representaban su
grandeza, majestad y gloria. Era el Señor en todo su esplendor. Quien le mostraba
la condición de Su iglesia, la iglesia que los apóstoles habían fundado en el
nombre de Cristo, las cuales, a causa de la persecución y la poca libertad que
tenían para realizar sus respectivas actividades, habían caído en desesperación.
Algunas estaban funcionando en algunas áreas, otras, se habían desviado de su
propósito, pero todas en general representaban la condición de la fe cristiana que
necesitaba la inspiración, dirección y consolación del Maestro que indicaba que
todo estaba preparándose para llegar a su cumplimiento. La importancia que tiene
el exponer la realidad y condición en la que una iglesia se encuentra, por penosa
que sea, ayuda a hacer los ajustes bíblicos necesarios. Jesús identificaba los
espacios en blanco que algunas iglesias tenían, y que necesitaban de su mensaje
de esperanza, así como su mensaje correctivo.

III. Las cosas que van a suceder


Las cosas que van a suceder hacen referencia a la promesa de la segunda
venida del señor, venida que todo creyente debe estar ansioso de experimentar.
Se debía preparar a la iglesia para lo que estaba por venir, una misión había sido
designaba y no importaban las circunstancias en las que aquella vivía. El versículo
20 afirma lo siguiente: “Éste es el significado del misterio de las siete estrellas
que viste en mi mano derecha y de los siete candelabros de oro: las siete
estrellas son los ángeles* de las siete iglesias, y los siete candelabros son
las siete iglesias.” En la visión de Juan, observa que Jesús tiene en su mano
derecha a los “ángeles”, de las siete iglesias. Muchos comentaristas concuerdan
que se refiere a los líderes o pastores de aquellas iglesias, y que el candelero son
las siete iglesias a las que debía escribirles. La palabra ángel en el idioma griego
significa enviado, aunque se aplica bíblicamente a los seres angelicales en
general, tales como serafines y querubines, también puede identificar a las
personas que fueron enviadas con un propósito específico. Lo que está por
suceder afectaba directamente a los líderes de las iglesias, a las personas
responsables por el cuidado de la iglesia. Las iglesias, grupos de hermanos
distribuidos por toda Asia Menor, debían de ser exhortados y animados a vivir en
la fidelidad del Señor. El problema de aquellas congregaciones no era que debían
de ser perfectas, debían de prepararse, conocer sus debilidades y trabajar en
ellas. Debían recordar cuál era su propósito, ya que algunas lo habían olvidado. La
persecución por la que estaban pasando les complicaba su misión, debían de
mantenerse ocultos, cuando la imagen de la lámpara los colocaba en el lugar de
dar luz. Lo mejor que motivaría aquellas iglesias a hacer ajustes y retomar el
camino, era recordar que Jesús había prometido su retorno, que había asegurado
que serían perseguidos y maltratados, pero no obstante él estaría con ellos y que
el Espíritu Santo no los abandonaría. Que debían seguir predicando, enseñando y
haciendo discípulos, y que la sangre derramada de inocentes sería vengada por el
Dios de justicia. Que no desmayaran porque Dios no los había olvidado, que aquel
silencio que existía debía ser opacado por el sonido de sus corazones que no
debían dejar de latir.

CONCLUSIÓN:
La perspectiva general del mensaje de apocalipsis es descrita por la anécdota
que sirvió de introducción, aquel hombre que leía el texto y fue cuestionado tenía
razón en decir: “nosotros ganamos”, hoy día, la iglesia no debe olvidar aquello,
la victoria es segura, no obstante, debemos recordar nuestra misión y que las
dificultades, circunstancias y vicisitudes de la vida no deben ser el obstáculo para
el cumplimiento de la Gran Comisión en comendada, que no debemos olvidar que
aunque no podamos hacer cultos, no hemos dejado de ser hijos de Dios, es
probable que hemos dejado de hacer, pero no hemos dejado de ser.

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