Steiner Rudolf - Quinto Evangelio
Steiner Rudolf - Quinto Evangelio
Steiner Rudolf - Quinto Evangelio
EL QUINTO EVANGELIO
Aus der Akasha-Forschung Das Fünfte Evangelium,
1913
Digitalización y Arreglos
BIBLIOTECA UPASIKA
“Colección Antroposofía”
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
EL QUINTO EVANGELIO
SEGÚN LA CRÓNICA DEL AKASHA
Cinco conferencias pronunciadas en Cristianía (actual Oslo), Noruega,
del 1 al 5 de Octubre de 1913
CONTENIDO
Nota del Traductor, página 3.
Primera Conferencia, página 4.
Segunda Conferencia, página 14.
Tercera Conferencia, página 25.
Cuarta Conferencia, página 35.
Quinta Conferencia, página 46.
2
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
3
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
PRIMERA CONFERENCIA
Creo que, con respecto al tiempo en que vivimos, es de peculiar
importancia el tema sobre el cual voy a hablar en este ciclo de conferencias.
Ante todo, deseo poner en claro que el haber elegido semejante tema no se
debe, en absoluto, al afán de producir sensación, ni cosa parecida. Pues espero
poder mostrar que, en un sentido de singular importancia para el tiempo
presente, se justifica hablar de un quinto Evangelio, y que para lo que ello
significa, la denominación “El Quinto Evangelio”, es, efectivamente, la más
apropiada. Este Evangelio aún no existe - como se explicará - como
documento escrito; pero en tiempos venideros de la humanidad, seguramente
existirá en bien definida forma escrita. Más en cierto sentido también se
podría decir que el quinto Evangelio es tan antiguo como los otros cuatro
Evangelios.
Para poder hablar sobre este tema es preciso contemplar, a modo de
introducción, algunos puntos que son tan importantes como necesarios para la
plena comprensión de lo que ahora queremos llamar el Quinto Evangelio. Al
respecto, quisiera partir de que con toda seguridad acerca el tiempo en que
desde la enseñanza primaria y en el marco de la más simple instrucción, la
ciencia que comúnmente se llama historia, se enseñará de un modo algo
distinto de como hasta ahora se había enseñado. En cierto sentido, este ciclo
de conferencias nos dará la prueba de que en la historiografía del futuro e
incluso en la historia más elemental, el concepto y la idea acerca del Cristo
serán de mucho más importancia que hasta ahora. Sé que, en realidad, con este
aserto digo algo totalmente paradójico. Tengamos presente que en tiempos
pasados, no muy lejanos, un sinnúmero de hombres, incluso de los más cultos
de los países occidentales, dirigían hacia el Cristo el corazón y el sentimiento,
de una manera mucho más intensa que ahora. Quien pase revista a la literatura
actual, quien reflexione sobre lo que principalmente interesa al hombre de
nuestra época y lo que más hondamente le habla al corazón, tendrá la
impresión de que van disminuyendo el entusiasmo y la emoción por las ideas
acerca del Cristo, principalmente en las personas que pretenden pertenecer a
los que poseen cierta cultura conforme a nuestra época. A pesar de ello, y
según lo que acabo de expresar, hemos de esperar que nuestro tiempo esté en
camino para dar en el futuro mucho más importancia que hasta ahora, a las
4
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
5
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
conocimiento acerca del Cristo. Muy poco podría alcanzarse con todo ello.
Estimo que quien considere objetivamente el devenir del cristianismo en el
curso de los siglos, nada podrá objetar a estos pensamientos. Pero
acerquémonos, además, a ellos desde otro punto de vista.
Remontémonos a los tiempos precristianos. Basta recordar lo que es de
pleno conocimiento de la mayoría de los aquí presentes: que la antigua
tragedia griega, principalmente en sus formas primitivas, al caracterizar al
héroe divino, o bien al hombre en cuya alma vivía la lucha del Dios, en cierto
modo expresaba, desde el escenario, una clara e inmediata visión del divino
obrar y tejer. Basta señalar que en la gran obra poética de Homero teje el obrar
de lo espiritual; basta nombrar las grandes figuras de Sócrates, Platón,
Aristóteles. Con estos nombres se presenta a nuestra alma una suprema vida
espiritual en un determinado campo. Si únicamente alzamos la vista hacia la
figura de Aristóteles que vivió y obró unos siglos antes de la fundación del
cristianismo, se nos presenta lo que en cierto sentido hasta en nuestro tiempo
no ha sido superado ni ulteriormente desarrollado. El pensamiento y el
procedimiento científico de Aristóteles son de tan inmensa categoría que
podemos afirmar que se había alcanzado un nivel supremo del pensar humano
de manera tal que hasta ahora no se ha producido un acrecentamiento, al
respecto.
Por un instante, vamos ahora a establecer una singular hipótesis que es
necesaria para la prosecución de nuestras conferencias. Representémonos que
no existiesen los Evangelios como fuente de información sobre la figura de
Cristo. Supongamos que no existiesen los primitivos documentos que como
Nuevo Testamento tomamos en la mano. Vamos a hacer caso omiso de lo que
se ha escrito o dicho sobre la fundación del cristianismo; sólo tomaremos en
consideración el devenir del cristianismo como hecho histórico, lo que sucedió
en la humanidad en el transcurso de los siglos postcristianos. Vamos a
considerar lo que realmente sucedió, sin recurrir a los Evangelios, a Los
Hechos de los Apóstoles, ni a las Epístolas de San Pablo, ¿Qué es lo que
sucedió?.
Si empezamos por fijar la vista en el Sur de Europa, tenemos una época
de la más alta cultura espiritual humana, cuyo representante fue Aristóteles, a
quien acabamos de nombrar; vida espiritual altamente desarrollada que en los
siglos subsiguientes tuvo un singular cultivo. En la época en que el
cristianismo comenzó a tomar su camino por el mundo, hubo en el Sur de
Europa muchos hombres, de cultura griega; hombres que habían adherido a la
vida cultural griega. Si examinamos el desarrollo del cristianismo hasta Celso,
6
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
7
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
exponía todo lo que hasta hoy se suele aducir; hasta el filósofo en el trono,
Marco Aurelio. Fijemos la mirada en los neoplatónicos de fina cultura quienes
entonces expresaban ideas, al lado de las cuales la filosofía actual es de muy
poca substancia. En su nivel y amplitud de horizonte eran ideas muy
superiores a las de nuestro tiempo. Pero si miramos lo que esos filósofos
sostenían contra el cristianismo, y lo mismo lo que en espíritu griego y
romano aquellos hombres de alto nivel intelectual aducían desde el punto de
vista de la filosofía griega, se nos da la impresión de que todos ellos no
comprendían el impulso de Cristo. Vemos que el cristianismo va
extendiéndose debido a portadores que no entienden nada de la naturaleza del
cristianismo, y es combatido por una alta cultura que no es capaz de
comprender la significación del impulso de Cristo. Curiosamente, el
cristianismo viene al mundo de manera tal que ni adictos, ni adversarios llegan
a comprender su verdadero espíritu. Y sin embargo, hubo hombres dotados de
la fuerza del alma para hacer triunfar en el mundo el impulso de Cristo.
Si pasamos a los que, como Tertuliano, con cierta grandeza se
consagraban a defender al cristianismo, vemos en él a un romano quien, si nos
fijamos en su modo de hablar, es el cuasi-creador de una nueva lengua
romana; un hombre que por su acierto en el uso vivo de las palabras, se nos
presenta como una personalidad importante. No obstante, si nos preguntamos
¿Qué hay detrás de las ideas de Tertuliano?, resulta que todo cambia.
Descubrimos que en verdad posee bien poco de intelectualidad y nivel
espiritual: los que defienden al cristianismo tampoco contribuyen mucho. Pero
semejantes personajes como lo fue Tertuliano, a cuyos argumentos los griegos
cultos no daban mucho crédito, de todos modos, por su actuar, ejercían
influencia. Por algo Tertuliano influía en forma irresistible; pero ¿Debido a
qué?. He aquí lo importante. Seamos conscientes de que aquí realmente surge
una pregunta. ¿A qué se debe que van influyendo sobre la evolución, los
portadores del impulso de Cristo, si ellos mismos entienden poco de la
naturaleza del impulso de Cristo?. ¿A qué se debe que van influyendo los
Santos Padres, incluso Orígenes, quienes dan la impresión de que les falta
habilidad?. ¿Qué es lo que de la naturaleza del impulso de Cristo ni la cultura
grecorromana es capaz de comprender?.
Pero demos otro paso más. El referido fenómeno se nos presenta en
forma más acentuada si consideramos la historia. Vemos llegar los siglos en
que el cristianismo va extendiéndose dentro del mundo europeo, entre pueblos
como, por ejemplo, los germánicos, que habían tenido cultos religiosos muy
distintos; pueblos aparentemente unificados por sus ideas religiosas, los
8
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
9
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
10
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
11
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
alma a alma; quien pasa por el mundo, poco importa que en el correr de los
siglos las almas le comprendan o no.
Debemos prescindir de nuestros conceptos, de toda Ciencia; señalar lo
que es la realidad y hacer ver que el Cristo mismo, misteriosamente, obra en
millares de impulsos, tomando forma en las almas, compenetrando y estando
presente en miles y miles de hombres. En los hombres sencillos es el Cristo
mismo quien anda por el mundo griego e itálico; más tarde, es el Cristo mismo
quien anda junto a los maestros que llevan el cristianismo a los pueblos
germánicos; es El mismo, el verdadero Cristo quien realmente va de lugar a
lugar, de alma a alma; quien penetra en ellas; no importa lo que ellas mismas
piensen acerca del Cristo. Lo voy a comparar con algo trivial: cuántos
hombres hay que nada entienden de la composición de los alimentos y que, no
obstante, se nutren primorosamente. Nutrirse, nada tiene que ver con entender
algo de las substancias alimenticias. Lo característico es que la penetración del
cristianismo en el mundo, de ninguna manera dependía de la comprensión de
parte de los hombres. He aquí un secreto que sólo se puede esclarecer si se
contesta la pregunta: ¿Cómo obra el Cristo mismo en el ánimo del hombre?.
Con respecto a esta pregunta la atención de la ciencia espiritual es atraída por
un acontecer cuyo significado, en el fondo, sólo puede revelarse por la visión
clarividente, un acontecimiento que concuerda plenamente con lo que acabo
de exponer. Además, veremos que ya pasó el tiempo en que de la manera
caracterizada el Cristo influyó en la evolución; ahora ha llegado el tiempo en
que es necesario que los hombres lleguen a conocer, a comprender al Cristo.
Por la misma razón también es preciso contestar la pregunta por qué a
nuestra época había precedido la otra en que el impulso de Cristo pudo
extenderse sin haber sido comprendido. El acontecimiento a que la conciencia
clarividente es conducida, es el de Pentecostés, la Venida del Espíritu Santo.
La visión clarividente, suscitada por la realidad del impulso de Cristo, en
sentido antroposófico; primero fue dirigida al acontecimiento de Pentecostés,
la Venida del Espíritu Santo.
¿Qué sucedió en aquel instante de la evolución terrestre, el cual, al
principio bastante incomprensible, se nos describe como el descenso del
Espíritu Santo sobre los apóstoles?. Si se investiga con la vista clarividente lo
que allí sucedió, la ciencia espiritual obtiene una respuesta, una explicación de
lo que se relata: que hombres sencillos, como también lo eran los apóstoles,
súbitamente comienzan a hablar en otras lenguas, diciendo lo que desde las
profundidades del espíritu debían expresar, y que de ellos no se esperaba.
Realmente, en aquel momento el cristianismo, los impulsos cristianos,
12
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
13
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
SEGUNDA CONFERENCIA
Empecemos por contemplar, - como lo hemos enunciado - el
acontecimiento de Pentecostés. En la primera conferencia ya se ha aludido a
que la mirada de la investigación clarividente, primero ha de dirigirse a dicho
acontecer; pues éste se presenta a la visión retrospectiva cual un despertar que
ha sido experimentado, en el día que por la fiesta de Pentecostés se
conmemora, por las personalidades generalmente llamadas los apóstoles o
discípulos de Cristo Jesús. No es fácil evocar una imagen exacta de los
respectivos fenómenos, sin duda extraños; y, con el fin de obtener una idea
exacta con relación al tema de este ciclo de conferencias, será necesario
recordar, digamos, en la profundidad del alma, mucho de lo tratado en
anteriores contemplaciones antroposóficas.
En aquel momento, los apóstoles tuvieron la sensación de un despertar,
la sensación de que durante mucho tiempo habían vivido en un inusitado
estado de conciencia. Efectivamente, fue cual un despertar de un profundo
sueño, pero un sueño extraño, un estado onírico, de tal manera - estoy
hablando del estado de conciencia de los apóstoles mismos - que en todo
momento, como hombre regularmente sano, se cumple con los quehaceres
cotidianos, de modo que los demás ni se dan cuenta de que uno se halla en
otro estado de conciencia. De todos modos, llegó el momento en que los
apóstoles tuvieron la sensación de haber pasado varios días en un estado de
ensoñación, del cual despertaron con el acontecimiento de Pentecostés. Este
despertar lo experimentaron de un modo singular: tuvieron la sensación de que
del universo hubiera bajado sobre ellos algo que sólo podría llamarse la
substancia del amor cósmico. Los apóstoles sintiéronse como despertados del
citado estado onírico y fecundados desde lo alto por el amor que impera en
todo el universo. Tuvieron la sensación de haber sido despertados por todo
aquello que como la prístina fuerza del amor compenetra y da calor al
universo, como si la prístina fuerza del amor hubiera penetrado en el alma de
cada uno de ellos. A los demás, al observarlos como entonces hablaban, les
causaba una extraña, impresión; pues sabían que los apóstoles habían vivido,
hasta entonces, de una manera sumamente sencilla, si bien en los últimos días
algunos se habían comportado de un modo algo extraño, como sumergidos en
la ensoñación. Pero ahora parecieron hombres transformados, que
14
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
15
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
16
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
la tierra y una vida espiritual que pertenece al sol y que en cierto modo tiene
su cuerpo físico en lo que como sol se percibe. Y cuando la luz física
forzadamente se obscurece porque se interpone la luna, no es lo mismo que
cuando de noche simplemente no hay sol. Durante el eclipse solar el aspecto
de lo terrestre que nos circunda es muy distinto del simplemente nocturno.
Cuando hay eclipse solar, se nota un erigirse de las almas grupales de
vegetales y animales; un debilitarse de la corporeidad física de vegetales y
animales, y un esclarecer de todo lo que representa el modo de ser del alma
grupal.
Todo lo expuesto lo percibe la visión retrospectiva clarividente si se
dirige hacia el instante que, dentro de la evolución terrestre, se denomina el
Misterio de Gólgota. Entonces surge algo que podría describirse así: se
aprende a descifrar lo que significa aquel singular signo de la naturaleza que a
la visión clarividente retrospectiva se presenta en el cosmos. Repito que no es
culpa mía si me veo precisado a leer, según la escritura oculta, un fenómeno
de la naturaleza por lo demás común que tuvo lugar justamente en aquel punto
de la evolución terrestre; a leerlo, tal como espontáneamente se presenta, en
contradicción con todo conocimiento materialista actual. Es como cuando se
abre un libro y se lee lo allí escrito; lo mismo ocurre al presentarse, aquel
fenómeno cuyos mismos signos indican lo que debe leerse. Esos signos del
cosmos nos obligan a leer lo que la humanidad debe llegar a conocer. Da la
impresión de una palabra escrita en el cosmos, un signo cósmico.
¿Qué es lo que lee allí el alma que se abre?. En la conferencia anterior
he expuesto que al llegar la época de la cultura griega, la humanidad alcanzó
un nivel evolutivo que en Platón y Aristóteles se elevó a un muy alto grado de
desarrollo del alma humana y de la intelectualidad. En muchos respectos, en
los tiempos posteriores, el saber alcanzado por Platón y Aristóteles no fue
superado, pues en cierto modo la intelectualidad había llegado a un nivel
supremo. Si se considera este saber intelectual que por el actuar de
predicadores viandantes, precisamente en la época del Misterio de Gólgota, se
había popularizado enormemente en las penínsulas griega e itálica, si se
considera que dicho saber se había difundido de una manera que hoy no se
comprende, se tiene la impresión comparable a un leer de aquel signo oculto
que, escrito en el cosmos, apareció. Con la conciencia clarividente así
desarrollada nos decimos entonces; todo este saber que la humanidad ha
reunido, a que en el tiempo precristiano se ha elevado, tiene como signo la
Luna, la cual, para el punto de vista terrenal, anda por el universo; ese signo es
la Luna porque para la cognición superior de la humanidad este saber no ha
17
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
actuado como para esclarecer, para dar solución a enigmas, sino para
obscurecer, tal como por el eclipse solar, la luna obscurece al sol. He aquí lo
que se lee.
Todo el saber de aquel tiempo no esclareció, sino que obscureció el
enigma del mundo; y el clarividente percibe el obscurecimiento por el saber
del tiempo antiguo, de las regiones espirituales superiores del mundo, saber
que se colocó ante el verdadero conocimiento, tal como la luna eclipsa al sol
cuando se produce el eclipse solar. Y el acontecimiento exterior se convierte
en expresión de que la humanidad había alcanzado un grado de desarrollo en
que el saber adquirido dentro de la esfera de la humanidad misma, se colocó
ante el conocimiento superior, como la luna ante el sol, en el eclipse solar. En
aquel obscurecimiento del sol se percibe escrito en el cosmos, mediante un
grandioso signo de la escritura oculta, el obscurecimiento solar de la
humanidad, dentro de la evolución terrestre. He dicho que la conciencia
humana del presente lo sentirá como una ofensa, porque ya no tiene capacidad
para entender el obrar del espíritu en el universo. No quiero hablar de milagros
en sentido corriente, o sea de un quebrantar las leyes de la naturaleza, pero no
puedo menos de enunciar cómo aquel obscurecimiento del sol puede leerse, y
que no hay otra alternativa que mirar con el alma y, en cierto modo, leer lo
que aquel fenómeno de la naturaleza expresa: con el saber lunar se había
producido un obscurecimiento, frente al mensaje solar superior.
Entonces aparece ante la conciencia clarividente la imagen de la Cruz de
Gólgota con el cuerpo de Jesús, entre los dos ladrones. Y luego otra imagen la
que se mantiene tanto más firme cuanto más se trata de rehuirla la imagen del
Descendimiento de la Cruz y de la Sepultura. Con ella se presenta otro
grandioso signo, escrito en el cosmos, y que debe leerse para entenderlo como
un símbolo de lo realmente sucedido dentro de la evolución de la humanidad:
al contemplar con la mirada del alma, la imagen del Jesús descendido de la
cruz y la de la Sepultura, se experimenta un sacudimiento, producido por un
terremoto que tuvo lugar en aquella región.
Es de esperar que a su tiempo la ciencia natural comprenderá mejor la
relación entre este terremoto y el obscurecimiento del sol, pues ya existen,
aunque en forma incoherente, ciertas teorías que señalan una relación entre
eclipse solar y terremoto e incluso explosiones en minas. Aquel terremoto
ocurrió a consecuencia del eclipse solar. Ese mismo terremoto sacudió el
sepulcro en que se había puesto el cuerpo de Jesús y arrastró la piedra que allí
se había colocado; se abrió una hendidura y ella acogió al cuerpo. Un nuevo
sacudimiento volvió a cerrar la hendidura sobre el cuerpo. Cuando a la
18
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
19
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
20
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
21
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
22
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
que hay algo que en el alma humana necesariamente debe prepararse para el
futuro. Vendrán tiempos en que será posible hablar de estas cosas de una
manera muy distinta de lo que nuestro tiempo permite. Todos pertenecemos a
esta época; pero se acerca un tiempo en que será posible hablar de un modo
más exacto, en que probablemente mucho de lo que ahora sólo puede
conocerse en principio, se conocerá por la crónica espiritual del devenir de un
modo mucho más exacto. Estos tiempos vendrán, por más que la humanidad
actual lo considere fuera de lo previsible. Precisamente por esta razón es, en
cierto sentido, una obligación hablar de ello. Si bien me cuesta mucho hablar
de este tema, predomina, no obstante, el deber frente a lo que en nuestro
tiempo tiene que prepararse; y esto me ha conducido a hablar sobre este tema,
ahora por primera vez, en esta ciudad.
Si digo que me cuesta mucho, hay que entenderlo tal cual lo expreso.
Pido explícitamente tomar como una suerte de alusión lo que ahora expongo,
como algo que ciertamente en tiempos venideros podrá decirse mejor y mucho
más exactamente. Una observación personal explicará mejor el porqué vacilo
en hablar sobre este tema. Sé muy bien que para la investigación espiritual a
que me dedico, resulta a veces bastante difícil, precisamente cuando se trata de
cosas de esta índole, descifrar la escritura espiritual del mundo; y no sería
nada extraño si a la palabra “alusión” hubiera que darle un significado más
amplio de lo que ahora podría parecer. De ningún modo quiero decir que ya
ahora soy capaz de interpretar exactamente lo que figura en la escritura
espiritual, pues siento cierta dificultad para leer las imágenes de la Crónica del
Akasha que se refieren al Cristianismo. Sólo con cierto esfuerzo logro
cristalizar y conservar las imágenes. Considero que según mi karma tengo el
deber de expresar lo que acabo de decir. No cabe duda que todo lo haría con
menos esfuerzo si en mi infancia hubiera recibido al igual que otros coetáneos
una educación realmente cristiana, la que no se me ha dado, pues me he criado
en un ambiente enteramente racionalista. He sido educado de un modo
puramente científico; debido a ello no me es fácil encontrar las cosas, de las
que tengo el deber de hablar.
Por dos razones me permito hacer esta advertencia personal: primero,
porque precisamente ahora, de mala fe, se ha difundido una disparatada
difamación en cuanto a relaciones que yo haya tenido con ciertas corrientes
católicas; de lo cual ni una sola palabra es verdad. Semejante imputación ha
tenido su origen en círculos teosóficos; y esto hace ver a qué extremo ha
llegado lo que a veces suele llamarse Teosofía. Las circunstancias nos obligan
a no pasarlo por alto, sino a contraponerle la verdad. Por otra parte, debido a
23
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
que, cuando joven, estuve ajeno al cristianismo, me siento tanto más libre
frente a él y creo que sólo por el espíritu he sido conducido al cristianismo y al
Cristo. Creo que precisamente en este campo tengo el derecho de hablar
imparcialmente y sin prejuicios. Quizás, en esta hora de la historia universal,
se dará más crédito a la palabra de un hombre de cultura científica, el que,
cuando joven, estuvo ajeno al cristianismo, que a uno que desde su infancia
haya tenido contacto con él. Con estas palabras también se alude a lo que vive
en mí mismo, si ahora tengo que hablar de los misterios del así llamado
Quinto Evangelio.
24
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
TERCERA CONFERENCIA
Si en la conferencia anterior he dicho que en el momento de la fiesta de
Pentecostés, las personalidades a quienes llamamos los apóstoles de Cristo
Jesús, experimentaron, en cierto sentido, un despertar, esto no quiere decir que
en ese mismo momento todo aquello que tengo que exponer como contenido
del Quinto Evangelio, haya estado presente, en la misma forma en que lo
relato, en la clara y plena conciencia de los apóstoles. Ciertamente, si con el
conocimiento clarividente se penetra en el alma de ellos, se descubren allí
aquellas imágenes; sin embargo, en los apóstoles mismos, todo vivió no tanto
como imagen sino que existió, por decirlo así, como vida, como experiencia
espontánea, como sentimiento y potencia del alma. Lo que entonces los
apóstoles pudieron expresar, dando el impulso inicial de la evolución cristiana,
y que incluso a los griegos de aquel tiempo dejó maravillados; lo que en los
apóstoles hubo como potencia del alma, potencia del ánimo, era fruto de lo
que en su alma vivió como fuerza viviente del Quinto Evangelio. Pudieron
hablar y obrar de esa manera porque tuvieron en el alma lo que nosotros
desciframos como contenido del Quinto Evangelio, si bien no lo dieron con
las mismas palabras con que ahora corresponde relatarlo. Pues ellos habían
recibido, por una suerte de despertamiento, la fecundación por el amor
cósmico Universal; y como fruto de tal fecundación siguieron obrando. A
través de ellos obró lo que el Cristo había llegado a ser. Y esto nos conduce al
punto en que, en sentido del Quinto Evangelio, nos toca hablar de la vida
terrenal de Cristo.
Para los conceptos que imperan en nuestro tiempo no es fácil expresar
con palabras, de que aquí se trata. Pero mediante diversos conceptos e ideas de
la ciencia espiritual podemos acercarnos a este supremo misterio terrestre.
Para comprender la entidad de Cristo es preciso emplear, en forma
modificada, conceptos que ya poseemos por nuestras contemplaciones
científico-espirituales.
Partamos, para comprender de qué se trata, de lo que comúnmente se
llama el bautismo en el Jordán el cual, con respecto a la vida terrenal de
Cristo, se nos presenta en el Quinto Evangelio como una concepción humana
terrenal: lo comprenderemos si la vida de Cristo desde el bautismo hasta el
Misterio de Gólgota, la comparamos con el desenvolvimiento del germen
25
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
humano en el seno de la madre. Quiere decir que en cierto sentido fue una
vida embrionaria la que el Cristo vivió desde el bautismo en el Jordán hasta el
Misterio de Gólgota. Y el Misterio de Gólgota mismo, lo hemos de
comprender como el nacimiento terrenal; o sea, la muerte de Jesús como el
nacimiento terrenal del Cristo. Su vida terrenal, en sentido propio, debe
buscarse después del Misterio de Gólgota, cuando el Cristo estuvo con los
apóstoles quienes entonces habían vivido en otro estado de conciencia, tal
como lo he explicado en la conferencia anterior. Esto es lo que siguió al
verdadero nacimiento del Cristo. Lo que se describe como la Ascensión y,
después, la Venida del Espíritu, debe entenderse en sentido igual que aquello
que, al producirse la muerte del hombre, consideramos como el entrar en los
mundos espirituales. La ulterior vida de Cristo dentro de la esfera terrestre, a
partir de la Ascensión, o bien, del acontecimiento de Pentecostés, debe
compararse con la vida del alma humana en el así llamado devacán, o país del
espíritu.
Resulta, pues, que en el Cristo se nos presenta una entidad frente a la
cual hemos de modificar todos los conceptos que hasta ahora, con respecto a
la sucesión de los distintos estados de la vida humana, hemos adquirido.
Después del breve tiempo intermedio, llamado purgatorio (Kama-Loka), el
hombre pasa al mundo espiritual, para preparar su próxima vida terrenal, vale
decir que después de la muerte el hombre entra en una vida espiritual. A partir
del acontecer de Pentecostés, el Cristo experimentó el penetrar en la esfera de
la Tierra lo que para El fue lo que para el hombre es el traspaso al país del
espíritu. En vez de entrar en una región espiritual, el devacán, como sucede
para el hombre después de la muerte, el Cristo hizo el sacrificio de establecer,
o bien, de buscar su cielo en la Tierra. El hombre deja la tierra, para cambiar
esta su morada por la del cielo. El Cristo, en cambio, dejó el cielo para
cambiar su morada celestial por la de la tierra. Hay que contemplarlo bien para
sentir profundamente lo que tuvo lugar por el Misterio de Gólgota y lo que
hizo el Cristo: que su sacrificio consistió en que El ha dejado las esferas
espirituales para vivir con la Tierra y con los hombres sobre ella; para
proseguir por este impulso la evolución de la humanidad sobre la Tierra. Con
esto se evidencia que antes del bautismo en el Jordán, esta entidad no había
pertenecido a la esfera terrestre; ella vino a la Tierra desde esferas
extraterrenales. Y lo vivido entre el bautismo y el acontecimiento de
Pentecostés, debió cumplirse para transformar el ser celeste del Cristo en la
entidad terrenal.
26
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
27
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
sucedió que, así como nosotros leemos un libro para conocer lo necesario por
hacer esto o aquello, el arcángel leyó en el alma de ese hombre. En el alma de
los iniciados del quinto grado, los arcángeles leyeron lo que un pueblo
necesitaba. En la vida terrenal deben de crearse iniciados de quinto grado, para
que los arcángeles puedan guiar de la justa manera. Estos iniciados son los
intermediarios entre el guía de un pueblo y el pueblo mismo: en cierto modo,
ellos llevan a la esfera de los arcángeles lo necesario para conducir al pueblo
de la justa manera.
En los tiempos precristianos este quinto grado no podía alcanzarse
mientras el alma humana quedaba dentro del cuerpo; era necesario sacarla. La
iniciación precisamente consistía en que se desligaba del cuerpo el alma del
hombre; y ésta experimentaba fuera del cuerpo lo que le proporcionaba el
contenido que acabo de describir. El alma debía abandonar la tierra y ascender
al mundo espiritual para adquirir lo necesario.
Al alcanzar el sexto grado de la antigua iniciación, el grado de Héroe del
Sol, se suscitaba en el alma de tal iniciado algo superior a lo que se requiere
para la conducción de un pueblo. Si consideramos la evolución terrestre de la
humanidad, observamos que los pueblos nacen y se extinguen, lo mismo que
el hombre como individuo nace y muere. Empero, lo que un pueblo contribuye
para la evolución terrestre debe conservarse dentro de la ulterior evolución.
Cada pueblo no solamente debe ser guiado sino que el fruto de su
trabajo debe conservarse para los tiempos que sobrepasan los del pueblo
mismo, Para este traspaso de lo realizado por los pueblos debían obrar los
Héroes del Sol. En los mundos superiores puede leerse lo que vive en el alma
de un Héroe del Sol; y del modo indicado se lograban las fuerzas para
traspasar e integrar de la justa manera el trabajo de un pueblo al trabajo de
toda la humanidad. El obrar del Héroe del Sol se elevaba por encima del
trabajo de cada pueblo. Y así como en los antiguos Misterios el aspirante al
quinto grado de iniciación tenía que hallarse fuera de su cuerpo para
experimentar lo necesario, así también el que debía convertirse en Héroe del
Sol, debía abandonar su cuerpo y, durante el tiempo respectivo, morar
realmente en el Sol.
Ciertamente, para el modo de pensar de nuestro tiempo, estas verdades
parecerán fabulosas, o bien se considerarán necedades; pero aquí cabe la
palabra de San Pablo: que la sabiduría de este mundo es necedad para con
Dios. Durante el tiempo de su iniciación, el Héroe del Sol vivía junto con todo
el sistema solar; el sol era su morada al igual que el hombre común vive en la
Tierra como en su planeta; y como montañas y ríos están en torno de nosotros,
28
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
así también hallábanse los planetas del sistema solar en torno del Héroe del
Sol, durante el tiempo de su iniciación. En los Misterios antiguos esto sólo se
lograba al estar el iniciado fuera de su cuerpo. Y cuando volvía a éste, se
acordaba de todo lo vivido fuera del cuerpo y lo empleaba como fuerza activa
para la evolución de la humanidad.
Durante los tres días y medio de su iniciación, es decir, mientras los
Héroes del Sol andaban - así podemos llamarlo - sobre el sol, estaban en
comunidad con el Cristo, el que antes del Misterio de Gólgota todavía no se
encontraba en la Tierra. Todos los Héroes del Sol de la antigüedad habían ido
a las esferas superiores espirituales, pues sólo allí afuera pudieron vivir en
comunidad con el Cristo; y El descendió a la Tierra desde ese mundo. Por
consiguiente, podemos decir: lo que en los tiempos antiguos por todo aquel
procedimiento de la iniciación, se había alcanzado para unos pocos, fue dado
en los días de Pentecostés, como por un acaecimiento natural, a los apóstoles
del Cristo. Mientras que antes los hombres debían ascender al encuentro con
el Cristo, El descendió ahora a los apóstoles; y ellos se convirtieron en
hombres que en sí mismos tuvieron el contenido que antiguamente los Héroes
del Sol habían tenido en su alma. La fuerza espiritual del sol se derramó en el
alma de los hombres y a partir de entonces siguió obrando en la evolución de
la humanidad. Para que esto fuera posible, tuvieron que producirse los
acontecimientos de Palestina.
¿En qué se originó el unirse del Cristo con la Tierra?. Fue el resultado
del sufrimiento más profundo, de un sufrimiento que sobrepasa toda
imaginación humana del dolor. Para formarse la idea justa a este respecto
también hay que remover contrariedades del pensar de nuestro tiempo. Aquí
tengo que intercalar otra observación.
Hace poco apareció un libro cuya lectura recomiendo, porque el autor es
un hombre ingenioso, y el contenido demuestra cuán disparatado resulta lo
que con respecto a cosas espirituales hombres inteligentes suelen expresar. Me
refiero al libro titulado, “De la muerte” de Maurice Maeterlinck. Entre otras
cosas insensatas también figura allí la aserción que el hombre, una vez muerto,
es espíritu y, por haber dejado su cuerpo físico, ya no puede sufrir.
Maeterlinck, hombre tan ingenioso, se hace pues la ilusión que sólo lo físico
puede sufrir y que, por lo tanto, el difunto no puede sufrir. No se da cuenta de
lo absurdo del pensar que únicamente pueda sufrir el cuerpo físico que se
compone de fuerzas físicas y substancias químicas. ¡Cómo si una piedra
tuviera que sufrir!. Lo que sufre no es el cuerpo físico sino lo anímico. La
humanidad ha llegado a tal punto que sobre las cosas más sencillas se piensa
29
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
30
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
31
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
32
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
33
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
34
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
CUARTA CONFERENCIA
Las últimas palabras del Evangelio de Juan resultan, en cierto modo,
conciliantes con lo que en esta conferencia me propongo comunicar, como
parte del Quinto Evangelio. Recordemos que allí se dice que con relación a
Cristo Jesús hay otras muchas cosas, aparte de lo relatado en los Evangelios, y
que, para darlo todo, en el mundo no cabrían los libros que se habrían de
escribir. De modo que nadie pondrá en duda que aparte de lo registrado en los
libros, muchas cosas pueden haber sucedido. Con el fin de hacer comprensible
lo que en este ciclo de conferencias quiero exponer, como contenido del
Quinto Evangelio, comenzaré ahora a dar relatos de la vida de Jesús de
Nazareth, a partir aproximadamente, del momento al que ya me he referido en
otras conferencias en que se han comunicado pequeñas partes del Quinto
Evangelio.
Voy a relatar algunos pormenores de la vida de Jesús, a partir de los
doce años de edad. Fue esta la edad en que, como ya sabemos, por un acto
místico, el yo de Zoroastro, que se había incorporado en uno de los dos niños
Jesús que en aquel tiempo habían nacido, pasó al otro niño Jesús, o sea, al que
principalmente en los primeros capítulos del Evangelio de Lucas se describe.
Comenzaremos pues nuestro relato con el instante de la Vida de Jesús de
Nazareth en que el niño Jesús del Evangelio de Lucas había acogido en sí
mismo el yo de Zoroastro. Sabemos que en el Evangelio se alude a este
instante de la vida de Jesús de Nazareth, por el relato de que, en oportunidad
de un viaje a Jerusalén, para la fiesta de Pascua se había extraviado el niño
Jesús del Evangelio de Lucas y al ser hallado, estuvo sentado en medio de los
doctores, y todos se pasmaban de sus poderosas respuestas. También sabemos
que esas grandiosas respuestas se debían a que en el yo de Zoroastro todo
cuanto le surgía como por recuerdo espiritualmente revelado, se traducía en
las sorprendentes respuestas de Jesús de Nazareth. Sabemos, además, que por
la muerte de la madre, por un lado, y del padre, por el otro lado, se unieron las
dos familias en una sola, en la cual siguió viviendo el niño Jesús fecundado
por el yo de Zoroastro.
En los años siguientes - esto resulta del contenido del Quinto Evangelio
- tuvo lugar un singular cambio en su desarrollo. Al principio, los que
rodeaban al joven Jesús de Nazareth habían quedado profundamente
35
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
36
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
Elieser ben Hirkano sostenía una determinada doctrina para cuyo testimonio
alegaba - esto también figura en el Talmud - que él era capaz de hacer
milagros. Este rabino hizo desarraigarse y volver a plantarse a cien varas de
distancia un algarrobo; mandó a un río fluir hacia atrás; y como tercera prueba
invocó una voz del cielo de que su doctrina había de quedar revelada. A pesar
de ello, la Escuela rabínica opositora no le prestó fe. El rabino Josué
respondió: “Por más que el rabino Elieser haga algarrobos trasplantarse de un
sitio a otro; por más que mande ríos fluir hacia arriba, o que invoque la Bath-
Kol, la Ley estipula que las leyes eternas de la existencia deben expresarse por
la boca del hombre y encontrarse en el corazón humano. Si el rabino Elieser
quiere persuadirnos: que no invoque la Bath-Kol sino que apele a lo que el
corazón humano es capaz de concebir”. Doy este relato porque nos hace ver
que en ciertas Escuelas rabínicas, ya poco tiempo después de la fundación del
cristianismo, la Bath-Kol gozaba de poca autoridad; pero en cierto modo había
florecido, entre rabinos y escribas, como voz inspiradora.
Al escuchar y sentir todo aquello, el joven Jesús mismo recibió la
inspiración por la Bath-Kol. Lo notable fue que por la fecundación de su alma
con el yo de Zoroastro, Jesús de Nazareth efectivamente fue capaz de
apropiarse rápidamente de todo cuanto sabían los que le rodeaban. No
solamente que a los doce años de edad había dado las grandiosas respuestas a
los doctores de la ley, sino que también pudo percibir en el alma propia la voz
de la Bath-Kol. Pero precisamente este hecho, la inspiración por la Bath-Kol,
influyó en Jesús, a la edad de dieciséis, diecisiete años, de tal manera que le
causó amargas y profundas luchas interiores. Pues la Bath-Kol le reveló, y él
estaba seguro de percibirlo, que en lo sucesivo, dentro de la corriente del
Antiguo Testamento, ya no hablará el mismo espíritu, el que antes había
hablado a los antiguos maestros judíos. Y llegó el día en que, para espanto de
su alma, Jesús tuvo la impresión de que la Bath-Kol le revelase: no llego más
a las alturas donde el espíritu realmente podría revelarme la verdad sobre el
ulterior camino del pueblo judío.
Fue un momento horrible, un tremendo impulso, cuando parecía que la
Bath-Kol le reveló que él mismo no podía continuar obrando según la antigua
revelación; que en cierto modo tendría que considerarse a sí mismo inapto
para continuar el antiguo judaísmo. Así le pareció haber perdido todo
fundamento, y hubo momentos en que se decía; Todas las fuerzas de mi alma
con las que me consideraba agraciado, sólo me conducen a comprender que en
la substancia evolutiva del judaísmo ya no existe el poder para ascender a las
revelaciones del espíritu divino.
37
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
38
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
39
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
AUM, Amén.
Impera el Mal,
testigo de yoidad que se desenlaza,
deuda del propio ser, por otros acarreada,
vivida en el pan de cada día,
en que no domina la voluntad de los cielos,
porque el hombre se separó de vuestro reino
Y olvidó vuestro nombre,
Vosotros, Padres en los cielos.
1
N. d. T. “traducido a nuestro idioma”: debido a la responsabilidad que la traducción de
esta oración involucra, insertamos el texto original alemán:
AUM. Amen!
Es walten die Übel,
Zeugen sich lösender Ichheit,
Von andern erschuldete Selbstheitschuld,
Erlebet im täglichen Brote,
In dem nicht waltet der Himmel Wille,
Da der Mensch sich schied von Eurem Reich
Und vergass Euren Namen.
Ihr Vater in den Himmeln.
2
La colocación de la piedra fundamental del primer Goethe anum en Dornach (Suiza), sede
central de la Sociedad Antroposófica General, había tenido lugar el 20 de septiembre de
1913; dos semanas antes de esta conferencia.
40
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
41
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
42
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
común de la orden. Todo era bien común; el individuo no poseía nada. Una
ley muy severa, comparada con las condiciones de ahora, disponía que con la
fortuna de la orden el esenio podía ayudar a toda gente necesitada o con
sobrecarga, menos a los de la propia familia.
A raíz de una donación hubo en Nazareth una colonia de la orden de los
esenios, por lo que Jesús de Nazareth justamente entró en la esfera de aquella.
En el centro de la orden se tuvo conocimiento de la profunda sabiduría que, de
la manera descripta, se había inculcado en el alma de Jesús; y precisamente
entre los más prominentes de los esenios se produjo cierto estado de ánimo.
Ellos se habían formado una concepción que podríamos caracterizar como
profética: De entre los hombres de este mundo habría de surgir un alma nueva
que obraría como un mesías. Por ello habían buscado si se encontrarían almas
particularmente sabias; y habían quedado profundamente impresionados al
tener conocimiento de lo que se había desarrollado en el alma de Jesús de
Nazareth. De ahí se explica que los esenios admitieran a Jesús, sin que él
tuviese que pasar por la prueba de los grados inferiores. Le admitieron en la
comunidad como externo - no digo en la orden misma - e incluso los más
sabios de los esenios, frente a este sabio hombre joven, se tornaron confiados
y comunicativos en cuanto a sus secretos. Efectivamente, en esta orden de los
esenios, Jesús llegó a conocer secretos antiguos mucho más profundos que los
recibidos de parte de los escribas. También oyó muchas cosas que él mismo, a
través de la Bath-Kol había conocido como por iluminación de su alma. En
fin, hubo un vivo cambio de ideas entre Jesús de Nazareth y los esenios. De
esta manera, él llegó a conocer, a los 25, 26, 27, 28 años y hasta más allá, casi
todo cuanto la orden de los esenios poseía. Pues, lo que no se le comunicaba
con palabras, lo recibió por medio de las más diversas impresiones
clarividentes. Jesús tuvo importantes impresiones clarividentes, ya sea dentro
de la comunidad de los esenios, o bien más tarde en su casa en Nazareth
donde, en el marco de una vida contemplativa, él acogió en su alma lo que
provenía de fuerzas que a los esenios eran ajenas, pero que él recibió en su
alma.
Hemos de destacar particularmente una de esas impresiones interiores,
porque ella puede iluminarnos todo el curso de la evolución de la humanidad.
Como fruto de su cambio de ideas con los esenios, Jesús de Nazareth tuvo una
visión muy importante, por la cual, como por enajenamiento, le apareció el
Buda como realmente presente. Puede decirse que en aquel tiempo tuvo lugar
un diálogo espiritual entre Jesús y Buda. Es preciso, en nuestro tiempo, hablar
de estos importantes secretos de la evolución de la humanidad. En aquel
43
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
44
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
45
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
QUINTA CONFERENCIA
En la conferencia anterior hemos echado una mirada sobre la vida de
Jesús de Nazareth, desde los doce hasta cerca de los treinta años de edad. Por
lo que he comunicado se comprenderá, seguramente, que durante dicho
período sucedieron muchas cosas de suma importancia para el alma de Jesús,
pero también de profundo significado para toda la evolución de la humanidad.
Por la ciencia espiritual sabemos que todos los hechos de esta evolución se
relacionan entre sí; de modo que lo experimentado por el alma de Jesús, que
atañe en muchos sentidos a toda la humanidad, también ha de ser de suma
importancia para la evolución terrestre. De la más variada manera aprendemos
a conocer el significado del acontecimiento de Gólgota; y en este ciclo de
conferencias se trata de conocerlo por la contemplación de la vida de Cristo
Jesús mismo. Por lo tanto vamos a dirigir la mirada, con que ayer hemos
considerado dicho período, una vez más sobre el alma de Jesús de Nazareth,
para contemplar lo que ella habrá sentido después de haber experimentado,
hasta la edad de veintiocho, veintinueve años, los significativos
acontecimientos a que en la conferencia anterior me he referido.
Para poder sentir lo que entonces vivió en el alma de Jesús, voy a relatar
un suceso que tuvo lugar hacia fines del tercer decenio de la vida de Jesús de
Nazareth. Se trata de un diálogo que él sostuvo con su madre, es decir con la
que desde que se habían unido en una sola las dos familias, había llegado a ser
su madre. Con ella siempre se había entendido perfecta e íntimamente, mucho
mejor que con todos los demás miembros de la familia; o bien, él se entendía
con todos, mas ellos no se entendían lo mismo con él. Anteriormente, Jesús ya
había conversado con su madre sobre diversas impresiones que en su alma se
habían formado; pero en el citado momento tuvo lugar un diálogo sumamente
importante, que nos deja mirar en lo profundo de su alma. Por las experiencias
que hemos caracterizado, Jesús había llegado a ser sabio, de modo que su
rostro reflejaba infinita sabiduría. Pero también se había formado en su
interior cierta tristeza: la sabiduría le había dado el fruto de que su mirada
hacia los hombres en torno suyo, verdaderamente le causaba mucha tristeza. A
esto se sumó el que hacia fines del tercer decenio de su vida, cada vez más, en
sus horas de quietud, recordaba un determinado acontecer: traía a la memoria
el hecho de que a los doce años se había producido el importante cambio, la
46
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
47
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
48
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
49
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
AUM, Amén.
Impera el Mal,
testigo de yoidad que se desenlaza,
deuda del propio ser, por otros acarreada,
vivida en el pan de cada día,
en que no domina la voluntad de los cielos,
porque el hombre se separó de vuestro reino
Y olvidó vuestro nombre,
Vosotros, Padres en los cielos.
50
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
Con estas palabras, todo lo grandioso, incluso del culto de Mithra, vivió
en su alma como por genialidad interior. Habló con su madre sobre la
grandeza y la gloria del culto pagano, y sobre lo que vivía en los Misterios de
los pueblos antiguos; mucho de lo cual se había unido en los Misterios del
Asia Occidental y del Sur de Europa. Pero en su alma también vivió el
sentimiento de que paso a paso ese culto, al caer bajo la influencia de
potencias demoníacas, había sufrido una transformación, lo que él mismo
había experimentado aproximadamente a la edad de veinticuatro años. Todo
eso lo recordó, y entonces, también la sabiduría de Zaratustra le apareció
como algo para lo cual ya no era apto el hombre de entonces. Lo expresó con
estas palabras significativas: “Por más que se aunasen todos los Misterios con
todo lo grandioso de los tiempos pasados, los hombres ya no existen, para
oírlo. Todo eso es inútil. Si yo saliera para enunciar a los hombres lo que oí
como la voz cambiada de la Bath-Kol, si yo hablara del secreto por qué el
hombre en su cuerpo físico ya no puede vivir en comunidad con los Misterios,
no existen los hombres que podrían comprenderlo; todo se pervertiría en
fuerza demoníaca. No existirían oídos para comprender mis palabras. Los
hombres han perdido la capacidad para oír lo que antaño se había enunciado y
escuchado”.
Porque ahora Jesús sabía que aquello que él había oído como la
transformada voz de la Bath-Kol, fue una antiquísima sabiduría sagrada, una
oración que pertenecía al tesoro espiritual de todos los Misterios, oración que
había caído en el olvido, pero que en él surgió al haberse caído junto al altar
pagano. Pero también vio, y lo expresó en aquel diálogo, que ya no había
posibilidad para hacerlo comprender. Continuando el diálogo, Jesús contó a su
madre lo que conoció en la comunidad de los esenios; habló de lo hermoso,
grandioso y de la gloria de la enseñanza de los esenios, de su benevolencia y
de su afabilidad. Y entonces agregó, como tercera palabra significativa, lo que
habla llegado a comprender en su diálogo visionario con el Buda: no todos los
hombres pueden convertirse en esenios. Cuán acertadas fueron las palabras de
Hil-lel: no te separes de la comunidad, antes bien, trabaja y actúa dentro del
conjunto de todos. Pues, ¿Qué soy si me quedo solo?. Pero así proceden los
esenios: se apartan de los demás, los que de este modo se vuelven
desafortunados. Después contó a la madre lo que en la conferencia anterior he
relatado: “Cuando un día salí, después de un íntimo e importante diálogo con
los esenios, percibí en la puerta que Lucifer y Arimán huían; y desde entonces
sé, mi querida madre, que por su vida y su doctrina oculta, los esenios se
protegen a sí mismos de tal manera que de sus puertas deben huir Lucifer y
51
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
Arimán. Pero con esto los esenios envían a Lucifer y Arimán a los demás, para
hacerse afortunados a sí mismos”. Esta palabra impresionó profundamente al
alma afectuosa de la madre; y se sintió a sí misma como transformada y en
armonía con Jesús. Pero Jesús de Nazareth tuvo la sensación como si con este
diálogo todo lo que poseía en su interior se hubiese retirado de él. Lo vio, y la
madre lo vio. Cuanto más hablaba con la madre, cuanto más ella le escuchaba,
tanto más la madre supo cuánta sabiduría había vivido en él, desde la edad de
doce años. Mas todo resultó como desvanecido; en cierto modo, Jesús había
puesto en el corazón de la madre todo lo vivido y lo experimentado por él.
Con ese diálogo él también fue transformado, y esto de tal manera que a
los hermanastros y los demás parientes les pareció que él había perdido la
lucidez mental. Cómo lo lamentamos, decían ellos, ya que él fue tan sabio;
siempre estuvo muy callado, pero ahora ya no está en su juicio. Y le
consideraban como hombre perdido. Efectivamente, días enteros anduvo como
en estado de somnolencia: el yo de Zaratustra estuvo a punto de abandonar el
cuerpo de Jesús de Nazareth. Y finalmente surgió en él la decisión que le
condujo, como movido mecánicamente, al ya conocido Juan el Bautista.
Aconteció entonces el bautismo en el Jordán a que muchas veces me he
referido. Con el diálogo con la madre se había retirado el yo de Zaratustra, y
con ello hubo nuevamente lo que había existido hasta la edad de doce años,
pero acrecentado, más grandioso. Con el bautismo en el Jordán se sumergió en
este cuerpo el Cristo; y en el mismo instante en que ocurrió el bautismo, la
madre sintió algo como el fin de aquella transformación. Tenía entonces
cuarenta y cinco a cuarenta y seis años, y se sintió a sí misma como
compenetrada del alma de la madre que había muerto, la del niño Jesús que a
los doce años había recibido el yo de Zaratustra. El espíritu de la otra madre
descendió y se unió con la madre con la cual Jesús había sostenido aquel
diálogo; y ésta se sintió como aquella joven madre, la del niño Jesús del
Evangelio de Lucas.
Representémonos de la justa manera la infinita importancia de aquel
acontecimiento, y tratemos de sentir el significado de que con ello vivió en la
tierra un ser singular: el Cristo en un cuerpo humano, una entidad que jamás
había vivido en un cuerpo humano; que hasta entonces no había conocido
ninguna vida terrenal, sino únicamente los reinos espirituales. De lo terrenal
sólo supo lo que en cierto modo se había acumulado en los cuerpos físico,
etéreo y astral de Jesús de Nazareth. El Cristo descendió a estos tres cuerpos,
como ellos habían devenido a través de los treinta años de vida que hemos
descrito. Libre de todo, el Cristo vivió lo que entonces le tocó experimentar.
52
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
53
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
necesitas por haber adoptado, como Cristo, un cuerpo humano. Este cuerpo te
subyuga, te obliga a reconocer las leyes de la gravitación. Si yo te arrojo al
abismo, el cuerpo humano te impide quebrantar la ley de gravitación. Pero si
tú me reconoces a mí, yo voy a anular las consecuencias de la caída, y nada te
pasará. Arimán le dijo: yo voy a librarte del miedo, ¡arrójate!. Ambos le
acosaron, pero como en su acosamiento en cierto modo se equilibraron, el
Cristo pudo librarse de ellos; El encontró la fuerza que en la Tierra el hombre
debe encontrar para elevarse sobre Lucifer y Arimán.
Arimán dijo entonces a Lucifer: tu presencia me estorba; en vez de
aumentar mis fuerzas, las disminuiste. El último ataque lo emprendió Arimán
solo, diciendo al Cristo lo que encuentra su expresión en el Evangelio de
Mateo: Haz que lo mineral se convierta en pan; si te jactas de poseer fuerzas
divinas, di que estas piedras se hagan pan. Mas el Cristo respondió: no sólo de
pan vivirá el hombre, sino de lo espiritual que proviene de los mundos
espirituales. Esto lo sabía muy bien el Cristo, porque acababa de descender de
los mundos espirituales. Pero Arimán le respondió: por más que tú tengas
razón, realmente esto no me impide tenerte sujeto, en cierto sentido. Tú
únicamente sabes lo que hace el espíritu que desciende de las alturas; jamás
estuviste en el mundo humano. Aquí abajo, en el mundo humano, viven
hombres que verdaderamente necesitan que las piedras se hagan pan, pues no
les es posible nutrirse de espíritu solamente.
Este fue el momento en que Arimán decía al Cristo algo que en la tierra
se podía saber, pero que el Dios que en aquel momento había descendido,
desconocía. El no sabía que aquí abajo hacía falta convertir en pan el mineral,
el metal. Y Arimán respondió que aquí abajo el hombre se ve en la necesidad
de nutrirse con el dinero. He aquí el punto en que Arimán todavía tenía poder.
Y él dijo entonces: ¡Voy a valerme de este poder!. Esto es el verdadero relato
de la tentación. En ella quedó un punto sin resolver. Los problemas no
encontraron solución definitiva. Los problemas concernientes a Lucifer se
resolvieron, por cierto, no así los referentes a Arimán. Para ello hace falta algo
más3.
3
N. del T. Lo aquí expuesto alude a la necesidad de crear en el mundo un nuevo orden
social. Los problemas de convivencia humana, desde todos los tiempos, y ahora en forma
más pronunciada, en gran parte tienen su origen en el concepto que se tiene del dinero y en
el uso que del mismo se hace, contrario a las leyes que desde un punto de vista espiritual le
son inmanentes. Naturalmente, se trata de un tema que requiere un estudio exhaustivo.
54
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
55
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
56
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
hombres capaces de oír la voz de los antiguos profetas. Ahora supo que la vida
basada en el pan de cada día separó al hombre de los reinos celestes, y que
esta vida hace brotar el egoísmo y conduce al hombre hacia Arimán.
Cuando, entregado a semejantes pensamientos, Cristo Jesús caminaba
por las distintas comarcas, aconteció que se convirtieron en sus discípulos y le
siguieron, los que más profundamente sintieron la transformación que en Jesús
de Nazareth se había producido. De diversos albergues llevó consigo a este o
aquel que le siguió, movido por el profundo sentimiento a que me refiero. De
modo que pronto hubo en torno de El un grupo de discípulos; hombres que en
cierto sentido habían adquirido un nuevo estado de su alma, hombres que por
la fuerza del Cristo habían llegado a distinguirse de los que - como lo había
dicho a su madre - ya no eran capaces de oír lo antiguo. Y en El se encendió la
experiencia terrenal del Dios: tengo que enseñar a la humanidad, no como los
dioses condujeron al hombre de lo espiritual a la tierra, sino como él ha de
encontrar el camino de la tierra al espíritu.
Nuevamente recordó la voz de la Bath-Kol y ahora supo que habría que
renovar las fórmulas y oraciones de los tiempos antiguos, y que el hombre
deberá buscar el camino desde abajo hacia los mundos espirituales. Las
últimas palabras de la oración las cambió, dándoles sentido inverso, adecuado
al hombre del tiempo nuevo, y porque había que ponerlas en relación no con
todo el coro de las entidades espirituales de las jerarquías, sino con el ser
espiritual único: “Padre nuestro en el cielo”. Y las palabras que El había oído
como en penúltimo lugar de la oración de los Misterios: “y olvidó vuestro
nombre”, las cambió para adecuarlas a la humanidad del tiempo nuevo:
“santificado sea tu nombre” y las palabras en el antepenúltimo lugar que
decían: “porque el hombre se separó de vuestro reino”, las invirtió: “venga tu
reino a nosotros”. Las palabras “en que no domina la voluntad de los cielos”,
también las invirtió, dándoles el sentido adecuado a cómo ahora los hombres
pudiesen oírlas, ya que ahora no había nadie que pudiera oír la fórmula
antigua. Un total cambio del camino a los mundos espirituales debía
producirse, por lo cual las invirtió: “sea hecha tu voluntad, como en el cielo,
así también en la tierra”. El misterio del pan, o sea, de la incorporación en el
cuerpo físico, el secreto de todo lo que ahora, por el aguijón de Arimán se le
había revelado, lo transformó de tal manera que el hombre pudiese sentir que
el mundo físico también proviene del mundo espiritual, aunque el hombre no
lo reconozca espontáneamente. Por eso, las palabras acerca del pan de cada
día las transformó en el ruego: “danos hoy nuestro pan de cada día”. Las
palabras “deuda del propio ser, por otros acarreada” las cambió así:
57
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
58
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
59
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
60
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
Mucho se habla hoy de espíritu sin tener idea de su realidad. Existe, por
ejemplo, un hombre que ha ganado mucho prestigio, justamente porque
siempre habla del espíritu. Me refiero a Rudolf Eucken. Quien lea sus libros
encontrará que allí siempre se insiste en ¡espíritu, espíritu, espíritu!. Es así
como hoy se habla del espíritu porque se es demasiado cómodo o demasiado
altanero para penetrar hasta las fuentes mismas del espíritu. Sin embargo,
estos hombres gozan de mucho prestigio; y en nuestra época será difícil
hacerse comprender con relatos como los del Quinto Evangelio, tan
concretamente tomados de lo espiritual. Esto requiere seriedad y veracidad
interior. Uno de los últimos libros de Eucken se titula: “¿Todavía podemos ser
cristianos?”. Se compone de una larga serie de distintos capítulos donde se
habla, a través de muchos tomos, de alma y espíritu, espíritu y alma. Pues se
adquiere prestigio y fama, si se da la impresión de saber algo de espíritu, y la
gente ni se da cuenta de la falta de veracidad. Hay un pasaje en que se dice
que la humanidad, ya no cree en demonios, y que ya no se puede esperar que
exista quien pueda creerlo. Y en otro pasaje del mismo libro se da con la
extraña frase: “Donde se tocan lo divino y lo humano, se producen potencias
demoníacas”. De modo que aquí habla de demonios, después de haber
expresado, en el mismo libro, lo que primero he citado. Debería rechazarse
semejante ciencia del espíritu que tan groseramente falta a la verdad. Sin
embargo, parece que nuestros contemporáneos no se dan cuenta de esta
falsedad.
Es preciso tenerlo en mente para comprender que debemos preparar
nuestro corazón, si queremos ser partícipes del anunciamiento de lo espiritual
y de la nueva vida espiritual que la humanidad debe encontrar. Si por la
ciencia espiritual tratamos de unir el alma humana con el Cristo, hay poca
esperanza de tener éxito frente a la cultura de la época, si ella se contenta con
ideas que todos los sabios filósofos y teólogos difunden: la creencia que ya
antes de la venida del Cristo haya existido un cristianismo. Ellos demuestran
que el culto e incluso ciertos relatos típicos ya antes, en Oriente, habían
existido en forma igual; y por ello esos teólogos afirman que el cristianismo
no es otra cosa que la continuación de lo que ya había existido. Nuestros
contemporáneos dan mucha importancia a la literatura respectiva, sin saber
cómo las cosas se relacionan entre sí.
Si se habla de la entidad espiritual del Cristo que ha descendido a la
tierra y que es venerada dentro de los mismos cultos en que otrora han sido
venerados los dioses paganos y si, además, este hecho se emplea para negar en
absoluto la realidad del Cristo, se está aplicando una lógica que se basa en lo
61
Rudolf Steiner – El Quinto Evangelio
62