Psychology">
AERNP - Qué Es El ETC - Método Perfetti
AERNP - Qué Es El ETC - Método Perfetti
AERNP - Qué Es El ETC - Método Perfetti
Es un método de rehabilitación que nace en Italia a principios de los años 70 fruto del
trabajo del neurólogo Carlo Perfetti y sus colaboradores. En España se conoce
comúnmente con el nombre de su creador, pero su nombre real esEjercicio Terapéutico
Cognoscitivo(ETC).
La intención con este nombre es que quedase constancia de la importancia que asume
la activación de los procesos cognitivos en el proceso de recuperación del
movimiento. Este método deriva de la Teoría Neurocognitiva, cuya hipótesis de estudio
es que la calidad de la recuperación del movimiento, tanto espontánea como guiada por el
rehabilitador, depende directamente del tipo de procesos cognitivos que se activen
(percepción, atención, memoria, lenguaje) y de su modalidad de activación, es decir, de la
manera en la que éstos se activen.
El método nació para intentar recuperar de forma satisfactoria la mano del paciente
con hemiplejía.
Los conocimientos a nivel periférico y central sobre la mano se aplicaron al resto
del cuerpo.
La profundización y el estudio de los procesos cognitivos (la percepción, la
atención, la memoria, el lenguaje, la imagen motora, el razonamiento, etc.) y
del movimiento entendido como una acción.
Gracias al enriquecimiento de los conocimientos con estudios como el de la
“Experiencia Consciente” el paciente ha ido adquiriendo protagonismo en la
intervención terapéutica.
El abordaje del niño parte de su concepción como ser intencional, que organiza su
interacción con las personas y los objetos para adquirir conocimiento. Se supera así la
separación entre los aspectos cognitivos y motores en el desarrollo infantil, pues se
considera al movimiento como un medio con el que el niño adquiere conciencia de su
propio cuerpo y del mundo que le rodea.
La idea no es falsa, pero sí incompleta. Más allá de poder dirigirse al abordaje de otras y
variadas patologías y alteraciones neurológicas, el ETC puede ser muy adecuado por
las afectaciones de tipo traumatológico. ¿ETC en traumatología? Pues sí.
Cuando se trabaja con ETC el paciente, durante el ejercicio, está con los ojos cerrados y
debe permanecer atento a aquello que siente y percibe en su cuerpo. Se indaga sobre
cómo vive el paciente su lesión, se le pregunta por las sensaciones que nota en la zona,
se valora y se incide en cómo habla el paciente de aquella parte del cuerpo, etc. La unión
mente-cuerpo es primordial en la relación terapéutica.
Pero ¿qué tiene que ver la memoria del paciente con una fractura en la muñeca mientras
lo estamos tratando? O bien ¿la intención y motivación que tiene para hacer aquel gesto?
Y ¿por qué tiene que ser importante hacia dónde dirige su atención cuando hay un déficit
de fuerza?
Para entender la relación que existe entre cognición y recuperación hay que tener
presentes tres puntos fundamentales de la Teoría Neurocognitiva:
En los ejercicios de ETC, desde las primeras fases de intervención se consideran los
aspectos físicos (se realiza la movilización del cuerpo del paciente; se pide, si se necesita,
la participación muscular activa,…) pero a la vez se da mucha importancia a los aspectos
informativos, puesto que el cuerpo es considerado como una superficie receptora de
informaciones capaz de fragmentarse.
Ya desde los años 80, con estudios de neurociencias como los de Merzenich y Kaas, entre
otros, se afirma que cuando hay una disminución o pérdida de la fuente informativa (como
sería en el caso del LCA), a nivel cerebral se producen cambios: el espacio destinado
previamente para las informaciones de la rodilla será ocupado, con el tiempo, por nuevas
informaciones de otras partes del cuerpo. Y ¿de qué depende este proceso? De las
experiencias que uno tenga, y de aquí la importancia de nuestro papel cuando
intervenimos con los ejercicios.
El ETC no pierde nunca de vista que los tejidos periféricos afectados por una lesión
traumatológica son altamente ricos de terminaciones nerviosas, que envían información
hacia el cerebro. Ésta sirve para organizar de nuevo el movimiento, siempre ocupándose
de la relación entre las partes del cuerpo y aquello que siente y piensa el
paciente (procesos cognitivos), siendo pues un abordaje terapéutico indicado para la
observación, la evaluación y el tratamiento de estas patologías.
Por su neurofisiología, el dolor lo tenemos que ver bajo tres puntos de vista: sensitivo,
cognitivo y emocional. Las personas que sufren dolor y/o dolor neuropático pueden
localizar el dolor y dicen “me duele aquí”, refiriéndose al dorso de la mano, o algunos
pueden expresar sus características utilizando metáforas como por ejemplo “es como si
tuviera un cuchillo clavado” pero también pueden expresar la experiencia consciente de
ese dolor utilizando palabras como “me aturde, me amarga, me invade...” que nos da
mucha información sobre la experiencia del dolor de forma individual y personal. Todo ello,
acompañado de una valoración específica del dolor neuropático, permite al fisioterapeuta
elaborar el tratamiento para cada paciente.
Se han desarrollado nuevas hipótesis de las teorías del dolor neuropático como la
neuromatrix de Melzack, donde nuestra consciencia del cuerpo depende de muchos
factores como los sensitivos, los cognitivos y los emocionales y que además depende de
cómo se integran entre sí (Melzack, 2000). Melzack defiende que el dolor podría ser la
consecuencia de una alteración en la relación de estos factores y/o una incongruencia de
las informaciones corporales que llegan al sistema nervioso central (S.N.C) (Harris, 1999).
El Profesor Perfetti y sus colaboradores han observado con la clínica que el dolor emerge
de una desorganización del S.N.C. haciendo que el paciente con dolor padezca una
alteración de su experiencia con el dolor (Perfetti, 2007).
Las bases para la rehabilitación neurocognitiva del dolor neuropático se basan en tres
principios:
Desde esta óptica se hace necesaria una valoración específica que tenga en cuenta estos
aspectos, y una programación del tratamiento dirigida a recuperar las funciones alteradas
por la lesión del nervio facial. Algunos de los objetivos a alcanzar con el tratamiento son:
recuperar la simetria del rostro, la sensibilidad, el movimiento, la capacidad de
comunicación,...
Los ejercicios van enfocados a estos objetivos utilizando material adecuado a ello:
Según esta visión la terapia del lenguaje se concibe como un juego de acción
comunicativo entre enfermo y terapeuta. Desde un principio la intervención terapéutica se
dirige a la recuperación de las reglas del lenguaje (léxicas, morfosintácticas, semánticas y
pragmáticas).
El terapeuta sitúa al paciente en un determinado contexto, adecuadamente programado
según las capacidades cognitivas del paciente, y produce secuencias lingüísticas
activando reglas gracias a las cuáles el afásico a su vez activa determinadas reglas para
lograr la comunicación.
Austin, seguido por Searle (1975), ha sido el primero en concebir el lenguaje como acción
y ha identificado tres tipos de actos parciales que el hablante realizaría en la producción de
un enunciado.
Cada acción lingüística está compuesta por tres actos:
- Acto locutivo: Compuesto por un número de elementos lingüísticos con estructura
gramatical y significado (comparable a la contracción de grupos musculares).
- Acto elocutivo: Constituido por el uso de la secuencia en función de comunicación, con el
objetivo de establecer una determinada interacción con el oyente (parangón con la
contracción muscular usada para relacionarse con un objeto: vaso, suelo, etc.).
- Acto perlocutivo: Representado por la organización de la secuencia en función del
alcance de ciertos resultados, como consecuencia final de la acción lingüística
(paralelismo con la contracción muscular con la finalidad de alcanzar determinados
resultados).
Tanto la actividad motriz finalizada como la actividad lingüística finalizada comprenden los
tres actos parciales y, por tanto, hay que considerar los tres aspectos también en el
proceso de recuperación.
A menudo la recuperación motora y lingüística se ha limitado al primero de los actos
parciales, es decir, a la producción de elementos lingüísticos o motores; en el mejor de los
casos con forma gramatical, olvidando que una acción para poder serlo necesita
contemplar la totalidad de los actos parciales (Perfetti, 1984).