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De Ycaza Clerc Ilse María Luisa

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ

FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS

“EVAS DE EXPORTACIÓN”:
LA CONSTRUCCIÓN DE LA IMAGEN DEL PERÚ A
TRAVÉS DE CERTÁMENES DE BELLEZA
(1952-1982)

TESIS PARA OBTENER EL TÍTULO PROFESIONAL DE


LICENCIADA EN HISTORIA QUE PRESENTA LA BACHILLERA

ILSE MARÍA LUISA DE YCAZA CLERC

ASESORA: DRA. MAGALLY ALEGRE HENDERSON

Lima, septiembre de 2020


“En un año o dos, te prometo,
este pueblo verá una transformación…
Imprimiremos periódicos a diario,
con imágenes de seductoras muchachas.
El mundo apreciará nuestro progreso a partir de
aquellas que ganen certámenes de belleza,
mientras Lagos construye nuevas fábricas a diario”

- Wole Soyinka
Adaptación de The Lion and the Jewel (1959)

“Nada es más importante que enseñarle a una niña


a ocupar espacio en la sociedad
y a elevarse a sí misma”

- Zozibini Tunzi,
minutos antes de ser coronada miss Universo (2019)

2
SUMILLA
El propósito de este trabajo es analizar las variaciones en la construcción de la imagen-
país del Perú a través de su participación en certámenes de belleza internacionales
durante la segunda mitad del siglo XX, desde la vuelta a la democracia postodriista,
pasando por el golpe de Estado de las Fuerzas Armadas, hasta los inicios de la crisis de
los ochenta. Se buscará demostrar, a través de una revisión detallada de la prensa,
fuentes audiovisuales, fotografías y algunos testimonios orales, que la disputa para
definir al Perú fue mutable y permeable hasta en los ámbitos más “banales” de la vida
cotidiana y la cultura popular. Como hitos principales, se consideran las coronaciones
de Gladys Zender y Madeleine Hartog-Bel en Miss Universo 1957 y Miss Mundo 1967,
respectivamente, dos ejemplos de ideales estéticos que no necesariamente coincidían
con la realidad étnica del país y que hacían referencia a una “exportación de Evas”, en
tanto materias primas humanas. También se analizará la no participación en Miss
Universo de 1973 y 1974, durante la primera fase del Gobierno Militar; y la posterior
organización de la 31.a edición de dicho certamen en Lima, en 1982, suceso que se
perfiló como uno de los mecanismos principales para vender una imagen renovada,
moderna y segura del país, como destino turístico y mercado de inversiones “atractivas”
para el capital extranjero, a pesar del contexto particularmente convulso y
contradictorio al ideal nacional que se pretendía proyectar. De esta manera, podremos
entrelazar la exacerbación del “orgullo nacional” con nociones de estética, género y
política, que nos darán una visión más completa de nuestra historia contemporánea.

3
ABSTRACT
The purpose of this investigation is to analyze the variations in the construction of
Peru’s country-image throughout its participation in international beauty pageants
during the second half of the 20th century; considering processes such as the restoration
of democracy after Odría’s “Ochenio”, the coup d’état led by Velasco Alvarado, and
the beginning of the economic and political crisis of the eighties. A detailed revision of
the press, audiovisual sources, photographs, and oral testimonies will demonstrate that
the dispute to define Peru was mutable and permeable even in the most “banal” spheres
of popular culture. Our analysis will focus on the coronations of Gladys Zender and
Madeleine Hartog-Bel in Miss Universe 1957 and Miss World 1967, respectively, two
examples that will, in turn, reveal that the aesthetic ideals associated with them did not
necessarily coincide with the country’s ethnic reality. In both cases, their coronations
inflamed Peruvian discourses on “exporting Eves” as human raw materials.
Additionally, this study will construe Peru’s absence from Miss Universe during the
first phase of the Peruvian Revolution, between 1973 and 1974. And the subsequent
organization of the 31st edition of the same pageant in Lima, in 1982, an effort to sell a
renewed, modern, and safe reflection of the country as a tourist destination and an
“attractive” investment market for foreign capital; in spite of the particularly convulsive
and contradictory national context. This will allow us to interweave the exacerbation of
“national pride” with notions of aesthetics, gender and politics, in order to obtain a
wider perspective of our contemporary history.

4
ÍNDICE

Agradecimientos.……………………………………………….……………..6

Índice de imágenes y cuadros..………………………………………………..8

Introducción.……………………………………………………..………..…11

Capítulo I: “Y hoy gritan ‘Gladys Zender’ los cinco continentes”.…...……..62

Capítulo II: “Perú: Primer país productor de belleza”.………………………85

Capítulo III: “Las curvas de la crisis”...…………………………….………117

Conclusiones………………………………………………………………..151

Bibliografía…………………………………………………………………156

5
AGRADECIMIENTOS

En primer lugar, me gustaría agradecer a Magally Alegre, mi asesora de tesis y


mentora, por haber aceptado emprender esta aventura intelectual conmigo desde el 2017,
cuando ninguna tenía idea de lo grande que terminaría siendo este proyecto. Gracias
absolutas por haberme dedicado tanto tiempo para discutir y compartir ideas, y por haberme
mostrado, con amabilidad y empatía, que no todo está perdido, y que puede existir un trato
horizontal en la academia, más aún durante esas horas particularmente oscuras del proceso
creativo. Si llegué hasta aquí, es gracias a tu generosidad, a tus palabras de aliento e infinita
paciencia, algo por lo que te estaré eternamente agradecida.
Asimismo, agradezco a mi mamá por haber sido mi pilar de apoyo desde que salí
del clóset del “no te asustes, pero voy a ser historiadora”. Gracias por darme tu fuerza y tu
energía cada vez que sentí que el mundo se me venía encima, y por haber estado a mi lado
todas esas noches eternas de escritura desgarradora. De igual manera, gracias a Juan Miguel
por haber estado siempre dispuesto a compartir historias e ilusiones conmigo, así como la
afición por el cachineo de revistas y material histórico, que fueron y son tan valiosos para
esta investigación. Finalmente, gracias a mi abuela, a quien admiro tanto, y a Tina por su
manera tan singular de hacerme feliz. Esta tesis es para ustedes cuatro.
Extiendo mi gratitud al profesor Jesús Cosamalón, quien, sin saberlo en su
momento, me dio el empujón necesario para dar el salto de la etnohistoria a los estudios de
género como campo de interés. Adicionalmente, agradezco a la Dirección de Gestión de la
Investigación (DGI) por el apoyo económico y emocional que me brindó a través de su
Programa de Apoyo al Desarrollo de Tesis de Licenciatura (PADET). Por su orientación y
su contribución con tantas maneras a mi formación dentro y fuera de la especialidad, mi
agradecimiento a las y los profesores Claudia Rosas, Gérard Borras, Techi Vergara, Miguel
Costa, Jorge Lossio, Norberto Barreto, Maribel Arrelucea, Margarita Suárez, Carlos
Contreras, Emilio Candela, María Elena Arce, Julio Núñez, Iván Millones y Margarita
Guerra. También, a todas y todos los que me facilitaron las herramientas necesarias para
seguir adelante con el trabajo, especialmente a Lula García Figueroa por haberme animado
a ampliar mi marco cronológico y al profesor Carlos Aguirre por sus atinados comentarios
en Ayacucho, los que me permitieron replantear mi propuesta analítica y ser más precisa
con los conceptos aplicados. Igualmente, quiero agradecer a Jenny Espinoza, Jorge Bayona,
Maricarmen de Reparaz y Karen Poulsen por el apoyo, las sugerencias y preguntas, que
6
siempre me cayeron tan a pelo, y a la profesora Margarita Zegarra, quien me ayudó a
apuntar en la dirección correcta en la elaboración de mis primeras entrevistas.
En la misma línea, agradezco a Helen Orvig y Cecilia Olea, quienes me concedieron
su tiempo y buena onda para poder reconstruir el rol del feminismo en el desarrollo (o
quizás convendría decir la frustración del desarrollo) de los certámenes de belleza en el
Perú en dos momentos muy distintos. A ellas, les dedico esta tesis con particular
entusiasmo, al igual que a las increíbles Gladys Zender, Lisseth Ramis y María Francesca
Zaza, así como también a Carmen Castañeda, por haberme demostrado el lado más humano
de los certámenes de belleza. Del mismo modo, quiero agradecer a Edman León, Humberto
Polar y Víctor Álvarez por responder, desde sus propios acercamientos a estos eventos, el
“trillón” de dudas que me dejó el trabajo de archivo. Lo más valioso que me llevo es cada
uno de sus testimonios.
Finalmente, quisiera mencionar a Alejandra Calderón, Manolo Carranza, Rafael
Navarrete, Giancarlo Mori, Marcela Anicama, Karem Díaz, Joaquín Marreros, Juan
Antonio Lan, Alejandro Santistevan, David Mogrovejo, Diego Ortiz, Augusto Rosas,
Lucho Leyva, Sebastián Pastor, Giannina Chávez, Kim McLauchlan, Andrea Reyes, Janina
Castro, Nicolás Tarnawiecki, Daniella Voysest, Andrea Landa, Macarena Scarafia, Roy
Paredes, Marco Malca Belén, Silvana Sarabia y Malena Demarini para agradecerles por su
amistad, por su apoyo y por su interés en ayudarme a salir adelante. Las y los abrazo fuerte
abrazo.

7
ÍNDICE DE IMÁGENES Y CUADROS
I. Índice de imágenes:
Imagen 1.1
Miss Perú 2017: “un momento de gala, con noticias de violencia de género
como fondo………………………………………..………………………… 13

Imagen 1.2
Ada Gabriela “sobre las piedras del Cuzco”…………………………………29

Imagen 1.3
“Esta noche eligen a la ‘Señorita Perú’”…………………………………......65

Imagen 1.4
De espaldas al público: la presentación de las reinas de belleza en Miss
Universo ……………………………………...……………………….……..68

Imagen 1.5
“Perú tiene a la más bella del mundo”……………………………………….70

Imagen 1.6
“Gladys: embajadora, munay munay ñusta, sumacc acclla”…………………77

Imagen 1.7
“Atómica estalló en el cielo y aquí están las estrellas
capullanas”………………………………………………………………...…80

Imagen 1.8
“Princesas imperiales”, por Alfonsina Barrionuevo………….…...................83

Imagen 2.1
“De Piura a París”. Madeleine posando para las cámaras de Dorian
Leigh……………………………………….………………………………...89

Imagen 2.2
Caricatura que muestra a una reina de belleza (presuntamente Madeleine
Hartog-Bel), sentada sobre una caja de “exportaciones”…………………….92

Imagen 2.3
“A la par con Londres”……………………………...……………………….94

8
Imagen 2.4
Carátula del artículo escrito por Madeleine, el mismo que “desató toda una
polémica en torno a los concursos de belleza
internacionales”………………………………………………………………97

Imagen 2.5
“La nostalgia de Madeleine”………………………………………………..100

Imagen 2.6
Dos caras de la misma moneda real: vigilancia y represión a Madeleine
mientras Gladys espera a su segundo hijo…………………………..............103

Imagen 2.7
Caricatura de Gonzalo Mayo titulada “Una reina sin amor”…………….....106

Imagen 2.8
“Las peruanas, riqueza natural” y “producto nacional… ¡BRUTAL!”, carátula
y artículo publicados en Caretas un año antes de la cancelación temporal del
“Señorita Perú”……………………………………………………………..110

Imagen 3.1
Carmen Amelia Ampuero, “Señorita Perú 1972”, y la actriz Esmeralda Checa
caricaturizando a Elizabeth “Ardilla”…………..…………………………..128

Imagen 3.2
“Sea fea o sea hermosa, la mujer no es una cosa”, principal consigna de las
manifestaciones anticertamen……………………………………………...134

Imagen 3.3
“Brutal golpiza contra feministas por protestar contra Miss Universo. Veinte
detenidas durante desfile de candidatas”……..………………………..........136

Imagen 3.4
“Panamericana Televisión organiza el mayor concurso de belleza a nivel
mundial: Miss Universo 1982”……………………………………………..139

Imagen 3.5
Bailarines del Ballet Municipal de Lima después de su interpretación de
diversos bailes del Perú……………………………………………………..143

9
Imagen 3.6
Dos ejemplos de crítica a la exotización en “Miss Universo en el Perú 82”:
The Inca Gods Welcome You To Peru y el intercambio de zapatillas por un
tocado de plumas entre una reina de belleza y un “danzante de la lluvia” en la
selva...……………………………………………………………………….148

II. Índice de cuadros:


Cuadro 1.1..……………………………………………………………….114

10
INTRODUCCIÓN
“Mi nombre es Camila Canicoba,1
y represento al Departamento de Lima.
Mis medidas son: 2,202 casos de feminicidios
reportados en los últimos nueve años en mi país”.2

Así empezaba una de las categorías más controversiales de la final de Miss Perú
2017, en la que se esperaba que las candidatas se acercasen al micrófono para hacer
públicas sus medidas corporales: busto, cintura y cadera. En vez de cumplir con las
expectativas previstas, que se remontaban a una larguísima tradición dentro de la historia de
los certámenes de belleza,3 las distintas representantes, veintitrés en total, empezaron a
recitar una serie de cifras y estadísticas alarmantes que revelaban cuán delicada era la
situación de la población femenina en el Perú. Una tras otra declararon lo siguiente: más del
70 % de las mujeres eran víctimas de acoso callejero, 39 412 mujeres entre 18 y 58 años
denunciaron haber sufrido violencia, solo 84 de 356 feminicidios obtuvieron condena en los
últimos cuatro años, entre otros datos que dejaron sobrecogido al público presente y a la
teleaudiencia. Esa noche, el Teatro Municipal de Lima vibró de emoción. A la mañana
siguiente, la noticia apareció en todos los noticieros nacionales. Una semana después, era
tendencia en internet.4

1
Representante del Callao en el Miss Perú 2017, eventualmente elegida como miss Teen Perú en el
2018.
2
“Miss Perú: ‘Mis medidas son 2,202 casos de feminicidios’”, en CNN Español, 31 de octubre de
2017. Disponible [en línea]:
https://cnnespanol.cnn.com/2017/10/31/miss-peru-protesta-contra-la-violencia-de-genero-mis-
medidas-son-2-202-casos-de-feminicidios/ (acceso: 1 de marzo de 2019).
3
Véase “The Evolution of Miss Universe: A Reflection of Body Perception”, en Superdrug Online
Doctor. Disponible [en línea]: https://onlinedoctor.superdrug.com/evolution-miss-universe/ (acceso:
13 de febrero de 2020). El objetivo del estudio es demostrar los cambios de imagen e índice de
masa corporal en las ganadoras de Miss Universo a través de los años, y revela un patrón
perturbador: cada año, las elegidas tienen una proporción peso-altura menor, al punto que ahora es
imposible encontrar a una reina de belleza que encaje dentro del rango de peso designado como
“normal”. Los datos utilizados fueron obtenidos de la página oficial del evento, un indicio de la
importancia de las medidas desde sus primeros años.
4
Rebecca Seales, “Miss World Affairs: How Beauty Queens Got Political in 2017”, en BBC News,
9 de noviembre de 2017. Disponible [en línea]: https://www.bbc.com/news/world-41580343
(acceso: 14 de febrero de 2020). No puedo dejar de mencionar la más reciente noticia viral en torno
a este fenómeno: la insólita celebración del Miss Pandemia 2020 en Guatemala, un esfuerzo por
darle un cetro y corona (irónicamente y fiel a su nombre) a la viva imagen del coronavirus, la crisis
sanitaria que nos ha tocado vivir durante los últimos meses. Véase Asier Vera, “Un municipio de
Guatemala nombra a su Miss Pandemia o Señorita COVID-19”, en El Mundo, 22 de junio de 2020.
Disponible [en línea]:
https://www.elmundo.es/internacional/2020/06/22/5ef0ca01fdddff752e8b45f6.html (acceso: 23 de
junio de 2020). El Perú, por supuesto, también eligió a algunas reinas de belleza durante el estado
de emergencia, como ocurrió con la Miss Gay Cuarentena de Iquitos.
11
El gesto “inusual pero necesario”5 evidenciaba un genuino interés por parte de la
organización del certamen, así como de sus propias participantes, de subvertir una práctica
que “medía” y “pesaba”6 su valor para así transformar al Miss Perú en una plataforma de
reflexión y (auto)crítica.7 Este coincidía, además, con el momento en el que la indignación
pública sobre la violencia de género alcanzaba su punto máximo con la explosión mediática
del caso de Arlette Contreras y la formación del movimiento #NiUnaMenos en el Perú.8 La
performance en el certamen, en un principio, fue diseñada para criticar la falta de celeridad
y poca disposición institucional a la hora de atender los casos de las víctimas —algo que
continúa favoreciendo la impunidad de los agresores—; además, cuestionaba la
normalización de las circunstancias que hacen del Perú un “terreno fértil para los
feminicidios”.9

5
Perú21, 19 de octubre de 2017, 2.
6
Sobre (el traumático uso de) la balanza y la importancia de las tablas de “peso ideal” como
dispositivos para la elaboración de un sistema de calificaciones dentro de la “jerarquía de la
belleza”, véase Sabrina Strings, Fearing the Black Body: The Racial Origins of Fat Phobia (Nueva
York: NYU Press, 2019), 113-114, 192.
7
Al año siguiente, el certamen intentó volver a hacer historia, pero recibió más críticas que
aplausos. Las candidatas al Miss Perú quisieron concientizar a las espectadoras sobre la prevención
del cáncer de mama a través de una dinámica muy extraña: en lugar de lucir su cabello natural, se
quitaban una peluca y se quedaban “sin cabello” durante su presentación, algo que terminó
banalizando la experiencia de ser una paciente oncológica. Véase Leonela Ludena, “Miss Perú
2019: candidatas lucieron ‘rapadas’ para enviar mensaje sobre el cáncer de mama”, en La
República, 21 de octubre de 2018. Disponible [en línea]:
https://larepublica.pe/espectaculos/1342335-miss-peru-2019-candidatas-aparecen-rapadas-enviar-
mensaje-cancer-mama-video-jessica-newton-latina/ (acceso: 14 de febrero de 2020).
8
Contreras fue agredida brutalmente por Adriano Pozo, su expareja, en julio del 2015, y el acto fue
captado por las cámaras de seguridad del lugar donde se encontraban. Con suficiente evidencia para
obtener la condena de Pozo, Contreras hizo pública su denuncia. Si bien pudo obtener el apoyo
mediático necesario para acelerar el proceso judicial, este fue trasladado y demorado hasta el 2019,
cuando finalmente se condenó al agresor a once años de pena efectiva por el delito de tentativa de
feminicidio. Este, sin embargo, se encuentra prófugo de la justicia hasta el día de hoy. Véase
también Susanna Schrobsdorff, “Cindy Arlette Contreras Bautista: The World’s 100 Most
Influential People”, en Time, agosto de 2017. Disponible [en línea]:
https://time.com/collection/2017-time-100/4736245/cindy-arlette-contreras-bautista/ (acceso: 14 de
febrero de 2020).
9
Lorena Álvarez, Primero muerta. Asesinos de mujeres en el Perú (Lima: Planeta, 2019), 122.
12
Imagen 1.1 Miss Perú 2017: “un momento de la gala, con noticias de violencia de género
como fondo”. Fuente: “‘Mis medidas son 2,202 feminicidios’. La respuesta de las
candidatas a Miss Perú”. Fuente: El Mundo, 31 de octubre de 2017.10

La lectura de la prensa internacional, sin embargo, obvió que el gran destinatario del
mensaje debía ser el Estado peruano y planteó que el país entero se había convertido, por
extensión, en un símbolo universal de la concientización y la lucha por la eliminación de la
violencia de género. Por primera vez en años, el Perú fue visto como un ejemplo a seguir, y
países como Argentina y Venezuela —este último es una potencia mundial en lo referente a
certámenes de belleza—11 decidieron acoplarse a la iniciativa de desestructurar la categoría
de las medidas para eventualmente abandonarla en el 2019.12 Más allá de tratarse de un
evento que refuerza (aún) la internalización de ciertos aspectos perjudiciales (como la
hipersexualización, la autoobjectivización y la apropiación de una supuesta agencia
femenina, disfrazada de empoderamiento, para satisfacer a un público predominantemente

10
Disponible [en línea]:
https://www.elmundo.es/yodona/lifestyle/2017/10/31/59f84b34e2704e03318b45a8.html (acceso: 29
de mayo de 2019).
11
El 26 de setiembre del 2009, la cadena Venevisión transmitió la aceptación “a nivel nacional” del
Récord Guinness por ser “el primer y único país en tener dos Miss Universo consecutivas”, un
acontecimiento sin precedentes.
(Post)irónicamente, el tercer álbum de estudio de Caramelos de Cianuro, una banda venezolana de
rock alternativo, se titula “Miss Mujerzuela” (2000), un gesto de burla frente a la importancia que se
le da a los certámenes de belleza allá.
12
“Miss Venezuela deja de mencionar medidas de las concursantes para eliminar estereotipos. La
belleza de la mujer no es 90, 60, 90”, en El País, 30 de julio del 2019, 11.
13
masculino),13 el potencial del Miss Perú, para romper el silencio en torno a la situación de
las mujeres a nivel nacional, no debe pasar desapercibido. Los certámenes de belleza
pueden ser, como veremos a continuación, espacios íntimamente vinculados con la
oportunidad de mejorar el prestigio del país,14 ya que en ellos convergen la posibilidad de
proyectar una parte —la más “deseable”,15 claro está— de la diáspora nacional en un
escenario global que promete la fama a sus participantes, países convertidos en mujeres, 16
aunque sea por quince minutos.
Esta tesis busca rescatar a estos eventos como valiosos objetos de estudio, con la
esperanza de rehabilitar su reputación como “desfile retrógrado de mujeres sometidas a la
mentalidad misógina de neandertales”, según infiere el personaje interpretado por Sandra
Bullock en Miss Simpatía (2000), y así dejar de reducirlos a una simple “trivialidad
frívola”.17 Detrás de ellos existe un entramado sociopolítico bastante complejo que merece
nuestra atención desde una perspectiva histórica; para ello, tomamos prestadas algunas
herramientas de las ciencias sociales y de la comunicación, pues se trata de un fenómeno
desarrollado bajo las rúbricas “globalizadas” de la cultura popular18 cuyo alcance, centrado
en “la magia del glamour femenino”,19 también requiere un enfoque desde los estudios de
género.

13
Caroline Heldman y Michael Cahill, “The Beast of Beauty Culture. An Analysis of the Political
Effects of Self-Objectification”. Ponencia para el Western Political Science Association Conference
(Las Vegas, 8-10 de marzo de 2007), 7-9.
14
Ingrid Johanna Bolívar Ramírez, “Reinados de belleza y nacionalización de las sociedades
latinoamericanas”, en Íconos. Revista de Ciencias Sociales, núm. 28 (mayo de 2007), 71.
Disponible [en línea]: https://www.redalyc.org/pdf/509/50902807.pdf (acceso: 26 de febrero de
2020).
15
Sobre la difusión del estereotipo en torno a “la blancura” como canon de belleza e instrumento de
poder nacional, y la infame Rule 7 del Miss America durante sus primeras décadas, “que decretaba
que todas las concursantes debían gozar de buena salud y (ser) de raza blanca”, véase Kimberly
Brown Pellum, Black Beauties: African American Pageant Queens in the Segregated South
(Charleston: The History Press, 2020), 15.
16
Vianne Grace C. Delfinado, Beyond the Sash and the Crown. A Cultural Examination of the
Possible Impacts of Beauty Pageant in the Filipino Society (tesis en Ciencias Sociales, University
of the Philippines, 2015), 40.
17
Nhi T. Lieu, “Remembering ‘The Nation’ through Pageantry: Femininity and the Politics of
Vietnamese Womanhood in the ‘Hoa Hau Ao Dai Contest’”, en Frontiers: A Journal of Women
Studies, vol. 21, núm.1/2, Asian American Women (2000), 127. Disponible [en línea]:
www.jstor.org/stable/3347038 (acceso: 16 de enero de 2020).
18
Neville Hoad, “World Piece: What the Miss World Pageant can teach about Globalization”, en
Cultural Critique, núm. 58 (otoño de 2004), 58.
19
Marcia Ochoa, Queen for a Day: Transformistas, Beauty Queens, and the Performance of
Femininity in Venezuela (Durham: Duke University Press, 2014), caps. 3 y 5.
14
Cuando pensamos en certámenes de belleza, varias ideas se nos vienen a la mente;
por ejemplo, el famoso error de Steve Harvey en Miss Universo 2015,20 la representación
filmográfica de estos eventos y sus estereotipadas participantes en Pequeña Miss Sunshine
(2006) y en series como Llegó Honey Boo Boo (2012-2014), la (im)posibilidad de la
subsistencia de las misses en tiempos feministas21 y el cliché de la paz mundial como parte
de los discursos proclamados por ellas. También podemos mencionar el hecho de que estos
tienen una significación especial en territorios como Filipinas (también llamada “la
potencia asiática de los certámenes” por la prensa china),22 Puerto Rico23 y, por supuesto,
Venezuela, que se han valido de su éxito en los certámenes, a veces convertido en una
obsesión colectiva, como un elemento esencial dentro de la construcción del orgullo e
identidad nacional. Estos tres países, en algún momento considerados “cuerpos coloniales”,
se han insertado en la narrativa postcolonial como los grandes ganadores a la hora de elegir
a las mujeres más hermosas del planeta.24 Después de todo, no existe mayor validación que
sobresalir en una manifestación de la cultura estética medida bajo criterios fijados por el
primer mundo o, en otras palabras, ganarle al colonizador en su propio juego.25

20
Fue la primera vez en la historia de Miss Universo en la que se produjo un error de proporciones
monumentales: Harvey coronó a la miss equivocada. Tuvo que retractarse minutos después de
anunciar que la ganadora era Ariadna Gutiérrez, miss Colombia, para coronar a la verdadera miss
Universo: Pia Wurtzbach, de Filipinas. El desafortunado incidente sigue inspirando la creación de
memes y bromas con el objetivo de trolear a Harvey por el resto de sus días. Este escándalo se
convirtió en la inspiración para “Miss Colombia” (2020), el álbum más reciente de Lido Pimienta,
que es un reclamo simbólico de la corona y un llamado al reconocimiento internacional del género
latino.
21
Véase Gabriela Torres, “Miss Universo, ¿negocio, cultura o degradación?”, BBC Mundo, 24 de
agosto de 2010. Disponible [en línea]:
https://www.bbc.com/mundo/cultura_sociedad/2010/08/100824_miss_universo_mexico_triunfo_gt
g (acceso: 17 de enero de 2020). También, recomiendo escuchar el podcast de This Filipino
American Life, titulado “Reflections on Beauty Pageants and Miss Universe Catriona Gray”
(episodio 73 – 31.5, del 9 de enero del 2019), disponible en la plataforma Spotify. En este, se critica
que Miss Universo, “un aburrido bastión del patriarcado” siga siendo transmitido hasta el día de
hoy. Lo mismo ocurre en el caso de la película Misbehaviour, estrenada el 13 de marzo del 2020
por la 20th Century Fox, que trata sobre una protesta feminista contra el Miss Mundo que veremos
en el tercer capítulo de esta tesis.
22
Andersen Xia, “Asia’s Pageant Powerhouse: Why the Philippines is obsessed with beauty
queens”, en South China Morning Post, 8 de junio de 2019. Disponible [en línea]:
https://www.scmp.com/video/asia/3013113/asias-pageant-powerhouse-why-philippines-obsessed-
beauty-queens (acceso: 12 de marzo de 2020).
23
Manuel G. Avilés, “Colonial Bodies at the Media Universal Stage: The Case of Puerto Rico’s
Participation in Miss Universe”, en Journal of Latin American Communication Research, vol. 5,
núm. 2 (2015), 53.
24
Véase Anne McClintock, Imperial Leather: Race, Gender and Sexuality in the Colonial Contest
(Nueva York: Routledge, 1995), 11.
25
Edward W. Said, Culture and Imperialism (Nueva York: Knopf, 1993), 312-313.
15
Resulta extraño reconocer al Perú como una “fábrica de bellezas” 26 si examinamos
este fenómeno con ojos del presente, puesto que no nos encontramos remotamente cerca al
nivel de “producción” actual de los países antes mencionados. La última vez que una
peruana ganó un certamen de belleza internacional fue hace más de quince años, cuando
María Julia “Maju” Mantilla fue coronada como miss Mundo,27 por lo que el culto a la
“perfección” física femenina y a las reinas de belleza, sencillamente, no es un elemento
transversal o suficientemente constante para definir a nuestro país.28 Hoy por hoy, “la
síntesis de la peruanidad”29 se apoya en Machu Picchu (una de las nuevas siete maravillas
del Mundo Moderno), en la cultura gastronómica (un reconocimiento que hemos obtenido
durante ocho años consecutivos)30 o, más recientemente, en el hecho de que el Perú haya
sido denominado “el país con la mejor hinchada” de la Copa Mundial de la FIFA Rusia
2018.31 Sin embargo, basta remontarnos a los años 50 para encontrar “productos bandera”
muy diferentes que encabezaban la búsqueda por la validación internacional. Uno de ellos
era la calidad humana de la población femenina, exhibida en las misses que eran elegidas
para ser “exportadas”32 como la (mejor) cara visible del Perú dentro de la comunidad
internacional.33

26
Este concepto es mencionado frecuentemente en el documental To Be A Miss (2016), que explora
las esperanzas de jóvenes modelos que aspiran a ser la siguiente miss Venezuela a través de un viaje
entre los bastidores de la industria nacional de los certámenes de belleza.
27
“Peruana María Julia Mantilla fue elegida Miss Mundo 2004”, en Perú21, sábado 4 de diciembre
del 2004, 4. Días antes de partir a China para la competencia, Caretas la apodó “Maju Picchu” con
el fin de potenciar su imagen como representante nacional.
28
No estoy tomando en cuenta a Lucila Boggiano y a Guiliana Miryam Zevallos, ganadoras del
concurso Señora Mundo en 1989 y 2017, respectivamente, en tanto este es un certamen menos
conocido, cuya creación excede el marco temporal que quisiera abordar en la investigación.
29
Mark Rice, Making Machu Picchu. The Politics of Tourism in Twentieth-Century Peru (Chapel
Hill: University of North Carolina Press, 2018), 155. Rice cita el emotivo discurso de Alan García
durante la celebración de los cien años del descubrimiento de la ciudadela de Machu Picchu, en
julio del 2011. En este, el entonces jefe de Estado reconocía que la maravilla del mundo “fue hecha
por un pueblo que trabajaba siempre para las élites, mientras que ahora el camino de la libertad y la
democracia es ver al pueblo trabajando para sí mismo”, una forma de celebrar el desarrollo social
del país con el monumento como eje.
30
Véase “Perú es el mejor destino culinario del mundo: World Travel Awards”, en Forbes, 2 de
diciembre de 2019. Disponible [en línea]:
https://www.forbes.com.mx/forbes-life/peru-es-el-mejor-destino-culinario-del-mundo-world-travel-
awards/ (acceso: 13 de marzo de 2020).
31
Esta idea surgió en una conversación que tuve con Alfredo Escudero hace unos años.
Lamentablemente, fuimos eliminados en la primera fase, lo que supuso una ruptura sentimental
enormísima para varios millones de espectadores. Pienso sobre todo en todos los que realmente
vivieron el repechaje contra Nueva Zelanda y lloraron con ese histórico 2-0. Véase “Peru Invades
Russia. Well, at Least Many of Its Fans Have”, en The New York Times, 16 de junio del 2018.
Disponible [en línea]: https://www.nytimes.com/2018/06/16/sports/world-cup/peru-denmark-
russia.html (acceso: 30 de enero de 2020).
32
Hoy en día, esta idea de “exportar mujeres” ha adquirido matices más perversos, con fenómenos
como el tráfico sexual o las mail-order brides. Estas últimas son mujeres provenientes de países en
16
En este contexto, el Perú destacó dos veces en certámenes celebrados en el
extranjero mediante su personificación en una reina de belleza. La primera vez fue cuando
Gladys Zender ganó el Miss Universo de 1957 y la segunda, con Madeleine Hartog-Bel,
coronada como miss Mundo diez años después. Ambas victorias alimentaron el ego
nacional a través de la creencia generalizada de que el país estaba a la par con el resto del
mundo desarrollado. No obstante, esta no fue la única herramienta de marketing en cuanto a
concursos de belleza utilizada por el Perú para proyectar una imagen favorable y
modernizada de sí mismo. En julio de 1982, Lima fue la primera sede sudamericana para el
Miss Universo, una clarísima estrategia para revitalizar el turismo y la inversión extranjera,
cuando el país entero estaba sumido en un contexto de crisis total.34 Antes de contar estas
historias y de responder “¿y cómo nos fue?”, deben esclarecerse las motivaciones y
propuestas metodológicas detrás de la investigación.

I. HIPÓTESIS, OBJETIVOS Y METODOLOGÍA


La hipótesis central de esta tesis es que la participación del Perú en certámenes
internacionales (Miss Mundo y Miss Universo, específicamente) influenció y estuvo
supeditada a la construcción de su imagen-país entre 1952 y 1982. Entendemos por
“imagen-país” la representación de atributos reales y construidos de un país, así como la
elaboración de una patente que refleje su “valor” y reputación para hacerlo atractivo a
audiencias del exterior; la intención de ello era promover el turismo, las inversiones y, en
algunos casos, la consolidación de las relaciones internacionales. Se propone un
acercamiento a estos fenómenos culturales para estudiar el vínculo entre la proyección de la
belleza como emblema nacional “moderno” y la implementación de una narrativa coherente
con la idea de que el Perú podía “producirla” y “exportarla” de manera física y simbólica.

vías de desarrollo (en su mayoría, del sudeste asiático, el bloque soviético y América Latina) que,
motivadas por el ascenso social y económico que representa el matrimonio, buscan maridos
“primermundistas” en línea.
El “negocio de lucrar a costa de las inmigrantes” es explicado magistralmente por el periodista
Antonio Salas, autor de El año que trafiqué con mujeres (Madrid: Temas de hoy, 2004), cap. 2. No
profundizaré más el tema en esta investigación por tratarse de algo demasiado delicado y que,
admito, no manejo. Me limitaré a hablar de “exportación” de mujeres en el sentido más inocente de
la palabra, y me enfocaré únicamente en certámenes de belleza.
33
Tomo prestado este concepto del sexto capítulo de Vision, Race, and Modernity: A Visual
Economy of the Andean Image World, un clásico de Deborah Poole (1997), titulado “The Face of a
Nation”.
34
Efraín Gonzales de Olarte, Una economía bajo violencia: Perú, 1980-1900. Documento de
trabajo N° 40 (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1990), 6. Disponible [en línea]:
http://lanic.utexas.edu/project/laoap/iep/ddt040.pdf (acceso: 23 de abril de 2020).
17
En esta oportunidad, la investigación se centra solo en dos de los cuatro concursos
internacionales de belleza más influyentes del mundo o Big Four, como los apodó la prensa
en el 2004.35 El Miss Internacional36 y el Miss Tierra no serán tomados en cuenta, ya que el
Perú no ha tenido una presencia destacada en ellos: ninguna de nuestras representantes los
ha ganado hasta ahora ni hemos asumido un papel protagónico en sus respectivas
organizaciones.37 El marco temporal se extiende a lo largo de treinta años, entre julio de
1952, año de la primera participación del Perú en Miss Universo, y y agosto de 1982,
después de haber culminado la tarea de ser el país anfitrión para la 31.ª edición de dicho
certamen. Con ello, se busca hacer evidente la progresión (y los conflictos) en la
proyección de la imagen-país vinculada a los certámenes de belleza en diversos contextos,
que abarcan la “restauración” oligárquica, el golpe de Estado de 1968, la vuelta a la
democracia y las crisis políticas, sociales y económicas.38
Al tratarse de un esfuerzo por reconstruir una parte de la historia del Perú a través
del lente de los certámenes de belleza, debemos reconocerlos como campos activos de
producción cultural, articulados según una serie de parámetros creados y regulados desde
un bloque social hegemónico,39 además de ser espacios de comercialización y consumo en
un mundo cada vez más influenciado por los mercados mundiales y los avances de la

35
Ani Bundel, “Miss Universe is the only major beauty pageant worth watching. Here’s why”, en
NBC News (16 de diciembre de 2018). Disponible [en línea]:
https://www.nbcnews.com/think/opinion/miss-universe-only-major-beauty-pageant-worth-
watching-here-s-ncna948626 (acceso: 14 de marzo de 2020).
Si bien Bundel argumenta que los certámenes pueden ser interpretados como fenómenos altamente
sexistas, considera que Miss Universo es la única plataforma que permite que sus concursantes sean
creativas, especialmente en la categoría del traje nacional. Actualmente, este es el único certamen
en el que participan varios países y que se transmite por televisión en los Estados Unidos.
36
El Perú participó en Miss Internacional desde su primera edición, en 1960. La primera vez que el
país llegó a semifinales fue en agosto de 1965, con la representación de Lola Muro Macher. Su
éxito en aquella ocasión suscitó la publicación de un artículo particularmente largo en la sección
“Ellos y Ellas” de Caretas (núm. 317, 19-30 de agosto de 1965). El certamen es descrito con un
tono bastante sarcástico: “Es un evento curioso que pretende no ser un concurso de belleza y por lo
tanto raciona las fotografías en ropa de baño como si se tratara de un convento de clausura (…) La
Miss de este año resultó ser Ingrid Finger de Alemania. En la foto parece un poco gordita. En todo
caso, mide 1.76 cms. y debe ser muy inteligente”. En 1967, Martha Quimper fue tercera finalista en
el certamen. De ella hablaremos brevemente en el capítulo 2.
37
La sede del Miss Tierra se ubica en Manila, Filipinas (solo ha salido del país en dos ocasiones
cuando fue celebrado en Vietnam, en el 2010, y en Austria, en el 2015). Por su parte, el Miss
Internacional, creado en Tokio, solo se ha celebrado en Japón y en algunas ciudades de China.
38
El análisis no tomará en cuenta el rol de Emma McBride Miller del Solar, elegida como la
primera señorita Perú en febrero de 1930, ni la participación de “Maju” Mantilla en Miss Mundo;
sin embargo, dejaremos esta extensión cronológica hacia la época contemporánea como una tarea
pendiente para futuras investigaciones.
39
Andrea Pequeño, “Historia de misses, historias de naciones”, en Íconos. Revista de Ciencias
Sociales, núm. 20 (2014), 117. Disponible [en línea]: http://www.flacso.org.ec/docs/i20pequeno.pdf
(acceso: 15 de marzo de 2020).
18
comunicación. Esto último quiere decir que nos enfrentamos a un fenómeno mediático que
ha sido registrado fotográfica, periodística y audiovisualmente; por lo tanto, necesita ser
analizado bajo un conjunto de consideraciones en torno al contexto y a la motivación detrás
de su producción, sin dejar de lado al público objetivo y la crítica, entre otros aspectos, más
allá de enfocarnos netamente en su contenido. Concretamente, el estudio semántico de las
imágenes, estén fijas o en movimiento,40 y los textos producidos sobre los acontecimientos
será complementado con fuentes primarias y secundarias coetáneas desde una perspectiva
socioeconómica, cultural y política, tanto a nivel nacional como a nivel global.41
También, se recurre a algunas fuentes “vivas” como parte de la metodología, pues el
marco temporal de la investigación se desarrolla en una época relativamente reciente de
nuestra historia. Esto ha permitido que se establezcan vínculos dentro de un grupo muy
variado de personas que fueron testigos (directos o indirectos) de los hitos que marcan este
estudio; buscamos analizar estos últimos desde una perspectiva más íntima, de modo que
podamos profundizar nuestro conocimiento sobre ellos a partir de la elaboración de una
memoria histórico-biográfica, en muchos casos inédita.42 La tesis cuenta con los
testimonios de reinas de belleza, de expertos en certámenes desde una perspectiva
humanista y missológica,43 y de sus opositoras para elaborar un contraanálisis de esta
historia desde una perspectiva múltiple.
Una vez que se han esclarecido los parámetros metodológicos, podemos pasar a
explicar la estructura de la investigación. En primer lugar, se analiza la participación del
Perú en Miss Universo 1957 y cómo la figura de Gladys Zender adoptó un rol simbólico
fundamental dentro del proceso de representación nacional. El segundo capítulo se enfoca
en Madeleine Hartog-Bel y su experiencia como miss Mundo con el objetivo de determinar
si el éxito de su predecesora pudo ser replicado; para ello, se toman en cuenta las

40
Un excelente punto de partida para el estudio de la cultura visual es el artículo de W. J. T.
Mitchell, “What Do Pictures Really Want?”, publicado en The MIT Press, vol. 77 (1996), 82.
41
Víctor Álvarez Ponce, La pantalla popular y la transmisión del Miss Universo 1982: Uso político
de la televisión en los primeros años del segundo gobierno de Fernando Belaúnde Terry (1980-
1983) (tesis de licenciatura en Historia, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2013), 9-10.
42
Me inspiré en la metodología propuesta por Ann Cvetkovich en An Archive of Feelings: Trauma
Sexuality, and Lesbian Public (2003) para animarme a reinterpretar los testimonios orales y
experiencias de vida como parte del “archivo de sensaciones” de una nación, que sirve como
repositorio para darle texturas nuevas a ciertos eventos o coyunturas menos exploradas, además de
matizar las experiencias compartidas de un conjunto social. En palabras de la propia Cvetkovich,
“las experiencias afectivas, las memorias personales y los objetos de valor emocional, organizados
como un archivo de los sentimientos, nos permiten volver a explorar textos (e hitos) culturalmente
enraizados en nosotros, así como también redefinir las formas convencionales de documentación”.
43
De Ycaza, 2019. Entrevista a Edman Raúl León, missólogo peruano. León define “missólogo”
como una persona que estudia a los certámenes de belleza, apoya a todas las candidatas que se
presentan en ellos y maneja la difusión de contenido de noticias sobre el tema.
19
diferencias en términos de personalidad entre ambas soberanas y los certámenes en los que
participaron, al igual que el contexto histórico que las acompañaba, mientras sus vidas se
desenvolvían en el epicentro del ojo público. En estos dos capítulos, el enfoque radica en el
desentrañamiento de los discursos emitidos sobre ellas como beldades que el Perú
“exportaba” al mundo y cómo estos fueron evolucionando.
El último capítulo estudia dos hitos dentro de la historia de los certámenes de
belleza dentro y fuera del Perú. Por un lado, se intenta problematizar el motivo detrás de la
no participación en Miss Universo entre 1973 y 1974, visto por muchos como una decisión
motivada por las inclinaciones ideológicas del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas
Armadas, además de uno de los avances a gran escala del naciente feminismo peruano. Por
el otro, se estudia la participación del Perú como país-sede para el Miss Universo de 1982;
para ello, consideramos a los agentes involucrados en su organización —la empresa privada
nacional e internacional, condensada en Panamericana Televisión y la Columbia
Broadcasting System (CBS), así como el Estado peruano— y a sus principales opositores,
quienes se negaron a ser parte de la fiesta femenina global y decidieron elaborar sus propios
productos culturales como respuesta a la imagen nacional proyectada por el certamen. Esta
última parte, como vemos, no se enfoca en una figura individual como representante
nacional, sino en el país entero como escenario y espectáculo, un giro notable en la
estrategia de proyección de la imagen-país con la finalidad de mejorar la reputación del
Perú en los mercados internacionales en un contexto de crisis total.

II. HISTORIA DE LOS CERTÁMENES DE BELLEZA: ORIGEN Y


DESARROLLO EN UN CONTEXTO GLOBAL Y NACIONAL
La historia de los certámenes de belleza excede con creces el escenario cronológico
que corresponde a este estudio; sin embargo, es pertinente rastrear los orígenes culturales
del fenómeno de “reconocer y premiar a una mujer por ser hermosa”44 para así entender su
desarrollo y relevancia hasta el punto de inicio del marco temporal que nos interes: fines de
los años 50. Aunque las primeras referencias a la exhibición pública de la belleza femenina

44
Mariko Hamashina, “Beauty in the Indigenous Pageant. The Cultural and Social Relevance of
Miss Samoa”, en Independent Study Project (SIP) Collection. SIT Study Abroad, Samoa (otoño de
2012). Disponible [en línea]:
https://digitalcollections.sit.edu/cgi/viewcontent.cgi?referer=https://www.google.com/&httpsredir=
1&article=2510&context=isp_collection (acceso: 7 de julio de 2019).
20
se remontan a la Antigüedad clásica,45 la primera vez que se utilizó el término Queen of
Beauty fue en 1839, un siglo antes de que inicie el carácter de “mercado de carne”46 que
actualmente se atribuye a estos eventos. En aquella ocasión, Georgiana Seymour, duquesa
de Somerset, fue coronada como la mujer más hermosa del Torneo de Eglinton, un
exponente del “esplendoroso” medievalismo victoriano que captó el interés de miles de
espectadores que concebían lo caballeresco y el honor personal como cualidades dignas de
revivir. Georgiana, armada con un vestido de terciopelo violeta, fue la única candidata, así
que fue sencillo proclamarla ganadora.47
En 1880, se celebró el primer (y único) Miss United States, en la ciudad de
Rehoborth Beach, ubicada en Delaware. Este evento fue particularmente significativo en
tanto fue pionero en la inclusión de ciertos componentes aún considerados esenciales en los
certámenes de belleza: sus concursantes debían ser solteras (y en teoría, inocentes y
vírgenes48), poseer características que pudieran reconocerse como “físicamente atractivas”,

45
Harvey Cox, “Miss America and the Cult of the Girl”, citado en Elwood Watson y Darcy Martin,
“The Miss America Pageant: Pluralism, Femininity, and Cinderella All in One”, en The Journal of
Popular Culture, vol. 34, núm. 1 (2000), 106.
El propio Lucrecio, filósofo y poeta romano, habla del culto de la figura de Cibeles (Κυβέλη) en De
rerum natura (siglo I a.C.) como un prototipo de certamen de belleza. Cuenta el mito que la
apariencia física de la joven era tan perfecta y agradable que tenía la capacidad de “bendecir
silenciosamente” a los ciudadanos que se reunían para verla en procesión, lo que hoy en día podría
considerarse una enorme pasarela entre las polis. De manera similar, en el libro de Ester (2:2:4), que
aparece en el Antiguo Testamento, se describe otro “concurso de belleza” convocado por el rey
Ausero para elegir a su siguiente consorte. Ester no solo es proclamada ganadora, sino que su
victoria termina siendo un hito determinante para salvar a su pueblo.
46
Charisse L’Pree, “Beauty Pageants and Television Ideology: A Perfect Marriage”, en Critical
Studies in Film and Television (USC, 2004-2006). Disponible [en línea]:
https://sites.google.com/site/charisselpree2/research/USC-CNTV/beauty-pageants
(acceso: 13 de marzo de 2020).
47
James Aikman, An Account of the Tournament at Eglinton, Revised and Corrected by Several of
the Knights: With a Biographical Notice of the Eglinton Family to which is Prefixed a Sketch of
Chivalry and of the Most Remarkable Scottish Tournaments (Edimburgo: Hugh Paton, Carver and
Gilder, 1839), 17. Disponible [en línea]:
https://books.google.com.pe/books?id=ruM-AAAAYAAJ&source=gbs_navlinks_s (acceso: 13 de
enero de 2020).
48
La celebración de la virginidad en los certámenes de belleza sigue vigente en lugares como la
localidad de Surulere, en Lagos, donde se realiza el Miss Virginity desde hace más de nueve años.
Este es visto como una iniciativa para que las madres se aseguren de que sus hijas se mantengan
“puras” hasta su matrimonio. Véase Anthony Awunor, “Nigeria: Dolapo Makunjuola Wins 2017
Miss Virginity Beauty Pageant”, en All Africa, 15 de enero de 2017. Disponible [en línea]:
https://allafrica.com/stories/201701160654.html (acceso: 6 de mayo de 2020).
El tema de los certámenes y la virginidad aún resulta bastante polémico en Nigeria. En el 2002,
poco después del brutal asesinato de Amina Lawal, más de doscientas personas fallecieron como
consecuencia directa del motín organizado en contra de la celebración del Miss Mundo en la ciudad
de Kaduna. El problema empezó con la publicación de un artículo en This Day, un periódico de
corte cristiano, en el que se afirmaba que Mahoma “podría elegir una esposa entre las
concursantes”. La autora de aquella “blasfemia contra el Islam” sigue amenazada de muerte. Véase
21
ser elegidas por un jurado de “notables”49 y ganar premios.50 El icónico Señorita Estados
Unidos (Miss America51 en inglés) —inicialmente llamado Inter-City Beauty Contest y
celebrado en Atlantic City— fue creado a imagen y semejanza de este concurso. La única
—aunque crucial— diferencia fue que, para 1921, el certamen contaba con una sección en
la que se calificaba a las reinas de belleza en traje de baño. 52 Tanto la celebración de la
belleza como la natación se habían convertido en pasatiempos sumamente populares,53 al
punto que ya existían puestas en escena pensadas netamente para exhibir el físico femenino
(de manera “respetuosa”, claro está), como las producciones anuales de Follies, promovidas
por Florenz Ziegfeld Jr. en Broadway. No resulta extraño, entonces, pensar en los
certámenes de belleza como un producto colateral dentro de estas nuevas tendencias, lo que
los convirtió en algo sumamente sencillo de digerir dentro del nicho del entretenimiento
que poco a poco se iría desarrollando a lo largo de los “felices” años veinte, el periodo de
prosperidad económica que tuvo Estados Unidos hasta el crac del 29, que desencadenó la
Gran Depresión.
El título de Miss Universo (Beauty Queen of the Universe) fue acuñado por primera
vez en el International Pageant of Pulcritude, el primer certamen mundial celebrado desde
1926 hasta que la coyuntura de crisis internacional de los años treinta obligó a sus
organizadores a descontinuarlo en 1935.54 Por supuesto, las únicas misses participantes eran

Katha Pollitt, Virginity or Death!: And Other Social and Political Issues of Our Time (Nueva York:
Random House, 2007), 97-98.
49
Cuenta la leyenda que en aquella ocasión, Thomas Alva Edison, el reconocido inventor del
fonógrafo y la bombilla, fue parte del jurado. Este rumor, sin embargo, no puede corroborarse a
partir de las fuentes disponibles.
50
Angela J. Latham, Posing a Threat and Other Brazen Performers of the American 1920s
(Middletown: Wesleyan University Press, 2000), 89-90.
51
Decidí poner el nombre del certamen Miss America para referirme, en inglés, al Señorita Estados
Unidos. La principal diferencia entre este certamen y el Miss USA es que el segundo es la
plataforma para elegir a la representante nacional para Miss Universo, mientras que el Miss
America es el máximo prestigio y la “última parada” para su ganadora.
52
A.R. Riverol, Live From Atlantic City. A History of the Miss America Pageant (Bowling Green:
Bowling Green State University Popular Press, 1992), 9.
53
Según Teresa A. Carbone, uno de los leitmotifs de los años 20 fue la interacción entre la natación
y el acto de “bañarse” con las nociones de limpieza y estética física. El ideal femenino moderno era,
en tal sentido, “una Venus saliendo o nadando en el mar: prístina, en forma y escasamente vestida”.
Algunos ejemplos desde el arte son el Mural decoration for the Swimming Pool of Mrs. George
Blumenthal (c. 1920), de Paul Thévenaz, o el Birth of Venus (1925), de Joseph Stella, así como las
imágenes utilizadas en los anuncios publicitarios de las afeitadoras “Curfit” y fajas “Perfolastic:
New Womanhood”. Véase Teresa A. Carbone, ed., Youth and Beauty. Art of the American Twenties
(Nueva York: Skira Rizzoli y Brooklyn Museum, 2012), 25-27, 33.
54
Un ejemplo interesante que se me viene a la mente sobre este certamen es el que se celebró en
Río de Janeiro en agosto de 1930, que aparece muy bien documentado en revistas como
Variedades, Mundial (núms. 1174-1178 y 495-523, respectivamente) y O Cruzeiro. Este último es
estudiado por Leoní Serpa en Modernidade, mulher, imprensa. A Revista O Cruzeiro no Brasil de
1928-1945 (Curitiva: Appris, 2017). Otra fuente primaria para la reconstrucción del Pageant of
22
norteamericanas y europeas, salvo la señorita (no miss) México, una excepción en la
nomenclatura que también servía para mantener las diferencias geopolíticas y raciales
presentes.55 Como su nombre sugiere, la idea de unir lo “pulcro” con lo “bello” nos abre
otra esfera analítica para los certámenes de belleza, esta vez vinculada a la eugenesia. En
tanto fenómeno social, esta se sostenía sobre los pilares del discurso médico para intentar
justificar la superioridad de ciertas razas sobre otras, tildadas como “débiles de mente”,
cuyo comportamiento debía ser vigilado y su reproducción regulada para eventualmente ser
erradicada.56
Un certamen que estuvo imbuido de esta corriente fue el Miss Nipón,57 celebrado en
Japón la noche antes de la invasión militar de Manchuria en 1931. Se eligió a la mujer más
“pura” del Imperio japonés a través de la difusión de fotografías de varios rostros58 en las
que se registraba el supuesto éxito de la eugenesia y los programas de higiene social. El
objetivo era alimentar y reproducir la dialéctica egocéntrica que definía al proyecto
imperial durante su apogeo y el orgullo nacional mediante la difusión de la creencia que la
“raza japonesa” era la encarnación de la perfección física y, por lo tanto, un ejemplo de
patria y moral preponderante.59 En el Perú, la eugenesia estuvo particularmente presente en
dos certámenes de belleza desarrollados en el marco de la República Aristocrática y en el
del Oncenio. En el primer caso, se trató del Concurso de Belleza Infantil, una “deliciosa

Pulchritude se encuentra en la David W. Moore Collection, colgada en el Texas Archive of the


Moving Image. Disponible [en línea]: https://texasarchive.org/2016_02966 (acceso: 14 de marzo de
2020).
55
Véase “Miss Universo 1932: Keriman Halis”, Nuevo Mundo, año XXXIX, 5 de agosto de 1932,
núm. 2004. Para quien se pregunte, Nuevo Mundo fue una revista de corte político y social
publicada en España desde fines del siglo XIX hasta mediados de los años 30. La encontré una tarde
cachineando revistas en el centro de Lima.
56
Paul A. Lombardo, ed., A Century of Eugenics in America: From the Indiana Experiment to the
Human Genome Era (Bloomington: Indiana University Press, 2011), 70.
57
Una de las primeras ediciones del certamen, celebrada en 1939, ha sido registrada por la British
Pathé. La mirada orientalista es quizás lo más interesante (y también chocante) de la fuente, ya que
se describe a los “bailes de geisha” como un espectáculo “para nuestro deleite (…) nadie puede
abanicarnos mejor que una geisha”. Véase “Miss Nipon Dances (1939)”. Disponible [en línea]:
https://www.youtube.com/watch?v=AAZjxN23lMQ (acceso: 17 de marzo de 2020).
58
Esta no era la primera vez que una competencia nacional de belleza se llevaba a cabo con base en
el envío de fotografías (o placas secas, para ser más específicos). El primer caso registrado se
remonta a 1891, en México. Véase Arturo Santamaría Gómez, “El inicio sinaloense en las
competencias de belleza”, en De carnaval, reinas y narco: el terrible poder de la belleza (México
D.F.: Penguin Random House, 2014).
59
Jennifer Robertson, “Japan’s First Cyborg? Miss Nippon, Eugenics and Wartime Technologies of
Beauty, Body and Blood”, en Body & Society, vol. 7, núm. 1 (2001), 1-34. Disponible [en línea]:
https://www.researchgate.net/publication/249686428_Japan's_First_Cyborg_Miss_Nippon_Eugenic
s_and_Wartime_Technologies_of_Beauty_Body_and_Blood
(acceso: 15 de marzo de 2020).
23
convocatoria de la colonia italiana” para elegir al niño más bonito del país en 1912.60 El
segundo momento, entre 1929 y 1930, fue durante la elección de Emma McBride como la
primera señorita Perú para el Concurso Latinoamericano de Belleza61 por un ilustrísimo
jurado, que contaba con la presencia de Clemente Palma,62 uno de los exponentes más
extremos del darwinismo social.63 Entre las principales características que buscaban en las
jóvenes participantes estaba la ostentación de una belleza “de triple función, (que)
demostrara el goce de perfecta salud, que gustase a los hombres y que bien reproduzca la
raza (…) para preservar la humanidad de la degeneración, perfeccionarla y hacerla más
agradable a la vista”.64 Estos prejuicios capacitistas y racistas a la hora de definir a la mujer
“ideal” y al cuerpo más “deseable” como aquel que está al servicio de la mirada masculina
han logrado mantenerse vigentes, muy a nuestro pesar.
Ahora bien, la versión moderna y masiva de los certámenes, en la que se enfoca este
estudio, se inició en el contexto inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. El
primero de los Big Four fue Miss Mundo (formalmente llamado el Festival Bikini Contest),
creado por Eric Morley en Londres, Inglaterra, durante la celebración del centenario de la
Gran Exposición de los trabajos de la industria de todas las naciones, en 1951. 65 Su

60
Véase Figuritas, núm. 39 (26 de setiembre de 1912). El elegido fue “Enriquito” Camino Brent
(1909-1960), quien eventualmente se convertiría en un exponente del indigenismo artístico. Para los
años 50, este se había transformado en el Concurso Nacional de Bebés, celebrado en el marco de la
Exposición Nacional de Ganadería. Los “chiquillos” desfilaban para revelar sus “encantos y
fornidos cuerpecillos” frente a un jurado encargado de elegir a los grandes campeones, así como a
mister Pinta y a miss Graciosa, quienes muchas veces estaban más enfocados en sus chupones que
en sonreírle al público asistente. Véase “Bebés campeones”, en Caretas, 15-30 de mayo de 1958,
10-11.
Sobre el fenómeno actual de la sexualización de las jóvenes participantes en certámenes de belleza
infantiles (un argumento en contra de su desarrollo, para “proteger a las niñas de ser obligadas a
adoptar roles prematuros de seducción”), véase Katherine Quezada Tavárez, “Mujeres en miniatura:
sexualización de las niñas en publicidad y concursos infantiles de belleza”, en Derecho y Cambio
Social, número 5822 (2005), 1-9.
61
Véase “La admirable belleza plástica de la ‘Señorita Perú’”, en Mundial. Revista Semanal
Ilustrada, núm. 505, 22 de febrero de 1930.
62
“Los locos y regios años 30”, en Caretas (14 de junio de 1982), 46-47.
63
Ilse De Ycaza, Académicos eugenésicos: Un análisis comparativo de las tesis médicas
publicadas por Clemente Palma, José Boloña y Carlos Enrique Paz Soldán en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos durante la República Aristocrática peruana (1895-1919) (trabajo
final del curso Seminario de Investigación III, 2016). Agradezco al profesor Iván Millones por sus
atinados comentarios para elaborar este trabajo. Como le prometí, las preguntas que nos planteamos
en él excedieron el marco del curso.
64
Véase “El primer concurso ‘Señorita Perú’”, en El siglo XX en el Perú a través de El Comercio
(Lima: El Comercio, 1994), 440-443.
65
Esta fue la primera Exposición Universal, pensada como una oportunidad para mostrar el
progreso industrial de varios países (por ejemplo, los Estados Unidos, China, Argelia, Bélgica,
Noruega, México y Brasil), además de establecer la supremacía tecnológica del Reino Unido, quien
fuera el país anfitrión. Véase Jyoti Puri, Encountering Nationalism (Oxford: Blackwell Publishing,
2004), 109.
24
intención era montar un escaparate que pudiera emular una metáfora del mundo mediante
una “fantasía de género”, un espacio “globalizado y globalizante parecido a las Naciones
Unidas”,66 diseñado para el enfrentamiento pacífico entre las distintas representantes
nacionales. Esta competencia adquirió un significado potentemente nostálgico en tanto
encaraba a los agentes “desterritorializados” de la nueva economía global, enmarcada por el
inicio de la Guerra Fría y la descolonización. En aquella ocasión, participaron 26 mujeres,
casi todas inglesas, junto a representantes de antiguas potencias globales, como Francia,
Dinamarca y Holanda, algo que nos dice mucho sobre qué países eran considerados como
parte del mundo “civilizado” y dignos de ser invitados al espectáculo. En los años
siguientes, este fue ampliado para incluir a otros territorios, como Egipto e Israel, y recién
en 1955 se extendió la convocatoria a Venezuela en representación de América Latina. La
primera participación del Perú en Miss Mundo se dio a partir de 1959, con María Elena
Rossel Zapata como representante.67
Es factible pensar que el éxito del Miss Mundo fue tal que los Estados Unidos
decidió crear su propia versión del certamen, de proporciones “universales”. Después de
todo, acababa de reiterar su rol como uno de los nuevos bloques imperiales a nivel global y
no se podía permitir el lujo de quedarse atrás.68 La historia del Miss Universo, sin embargo,
no empezó como un tema de tensiones internacionales (o una carrera armamentista de la
belleza, si se quiere), sino con una batalla publicitaria entre Catalina Swimwear,
auspiciador oficial del Miss America,69 que curiosamente había logrado sobrevivir a la
crisis política y económica de la guerra, y Yolande Betbeze, la ganadora de su 24.ª edición
en 1951.70 Yolande, quien aparentemente era muy modesta, se rehusó a posar con el traje
de baño que le fue proporcionado por la firma, una ofensa que resultó en la ruptura
definitiva de su contrato con los organizadores del evento y en el retiro formal de Catalina
del certamen nacional.71 Estos, que se encontraban furiosos, decidieron tomar el asunto en
sus propias manos y crear un concurso alejado de la “mojigatería y de las pretensiones

66
Hoad, “World Piece”, 59-60.
67
Ver “‘Señorita Venus’, regalo piurano (1959)”, en Caretas (suplemento “Ellos & Ellas”).
Disponible [en línea]: http://ellosyellas.com.pe/sociales/Album/gallery/seNorita-venus-regalo-
piurano-1959-5ca0 (acceso: 1 de agosto de 2020).
68
Gilford John Ikenberry, “Power and liberal order: America’s Postwar World Order in Transition”,
en International Relations of the Asia-Pacific, vol. 5 (2005), 134. Disponible [en línea]:
https://scholar.princeton.edu/sites/default/files/gji3/files/power_and_liberal_order.pdf (acceso: 15
de marzo de 2020).
69
De Ycaza, 2019. Entrevista a Gladys Zender Urbina: Miss Universo 1957.
70
Álvarez, La pantalla popular y la transmisión del Miss Universo 1982, 41-42.
71
Blain Roberts, Pageants, Parlors and Pretty Women. Race and Beauty in the Twentieth-Century
South (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 2014), 213.
25
hacia el talento o la educación”,72 y enfocado netamente en la belleza de sus participantes.
Inicialmente, este fue llamado Miss United Nations, pero, con la incorporación de la
Universal-International (hoy Universal Pictures) al consorcio, el evento se bautizó como
Miss Universo. Su primera edición se celebró en Long Beach, California, el sábado 28 de
junio de 1952, y participaron 30 candidatas, entre las cuales estaba representado el Perú. El
hecho de contar con el apoyo de un estudio cinematográfico permitió que el evento sea
transmitido por televisión tres años después, y que cada vez pudiera contar con una
teleaudiencia mayor hasta convertirse en un fenómeno mundial.73
La participación del Perú en aquel primer Miss Universo representa un episodio
poco recordado de nuestra carrera estética internacional, aunque definitivamente no es el
único. Existen otros precedentes que ameritan ser desempolvados, como los concursos en
pequeña escala celebrados en Lima en 1915,74 o las reinas del carnaval,75 que perduraron
hasta bien entrados los años 50.76 La propia experiencia de Emma McBride también merece
una breve rectificación. Más allá de haber viajado hasta Miami para representarnos en el
Concurso Latinoamericano de Belleza, es importante rescatar su rol como una figura
pionera en la vinculación entre los certámenes y asuntos políticos, dos espacios que, a
simple vista, parecen incompatibles. Lo cierto es que Emma, la cara visible del Perú,77 fue
instrumentalmente útil en un momento en el que el país necesitaba una prueba fehaciente de
que las tensiones con Bolivia y Chile se habían finalmente superado después de más de tres
décadas de culminada la Guerra del Pacífico.78 Al acceder a fotografiarse junto a las otras

72
Sarah Banet-Weiser, The Most Beautiful Girl in the World: Beauty Pageants and National
Identity (Berkeley: University of California Press, 1999), 44.
73
Hoy por hoy, esta teleaudiencia suma alrededor de 4 millones de personas a nivel global cada
año, según la plataforma TV By The Numbers. Disponible [en línea]:
https://tvbythenumbers.zap2it.com/tag/miss-universe-ratings/ (acceso: 15 de marzo de 2020).
74
Véase “Cabecitas Limeñas (reproducidas para el concurso)”, en Lulú. Revista semanal ilustrada
para el mundo femenino, año I, núm. 21 (16 de diciembre de 1915), 22-23. Agradezco a Lisseth
Ramis por haberme pasado el dato de esta curiosísima revista, cuyo público objetivo estaba
compuesto por “pollitas, grandes damas, dandies, gentlemen (y) snobs (…)”.
75
“Con su Majestad Aida I, Reina de Reinas de Lima”, en Variedades, núm. 1148, 5 de marzo de
1930 (sección “Instantáneas”), 17.
76
La Crónica, jueves 1 de marzo de 1952, 1. Otras referencias a las reinas del carnaval aparecen en
Caretas, núm. 59, 20 de marzo de 1954, 18-24 (“Maquillada con Pond’s coronaron a Bebelú I”); y
el núm. 364, 1-15 de diciembre de 1967, 69, cuando se reconstruye la trayectoria del éxito del Perú
en concursos de belleza internacionales. Se revive el caso de “María Tenaud, más tarde viuda de
Cilloniz” como reina del carnaval 1919, una suerte de proto-certamen “(pero) sin ropa de baño”.
77
El Comercio, martes 11 de febrero de 1930, 3.
78
El Cancionero de Lima, Semanario Festivo Popular es una fuente excepcional para la
reconstrucción del contexto en el que se desarrollaron el antichilenismo y la elección de las
primeras “bellezas” peruanas. Tanto Emma McBride como sus antecesoras, las reinas del carnaval y
la Reina del Trabajo, fueron honradas con melodías inspiradas en ellas. También El Cancionero le
dedicó parodias singulares a la candidata enemiga (“La Miss Chile se ha fugado… sin decir ni chús
ni mus”), a la “Miss Calatayud” y a la “Mess Corongo”, quien no era nada más y nada menos que
26
dos representantes (y, con ellas, el presidente Leguía, guiado por su característico afán de
figurar en los eventos más importantes), logró animar al Perú entero a mirar a su antiguo
enemigo histórico con nuevos ojos y a encaminar la restauración de los vínculos
internacionales.79
Salvo por la presencia de Enriqueta Burgos Ávila en el Gran Concurso de Belleza
—nada más que otro nombre para el mismísimo evento en el que participó Emma unos
meses antes— de Río de Janeiro,80 el Perú brilló por su ausencia en el resto de certámenes
internacionales que se mantuvieron vigentes durante la década de 1930, casi todos
celebrados en Europa y para Europa.81 Debido a que el epicentro del terremoto económico
de la crisis era los Estados Unidos,82 eventos como Miss America y Miss Universo fueron
temporalmente cancelados,83 por lo que sus pasarelas se cerraron al resto de países que
aspiraban desfilar en ellas. Evidentemente, el efecto de la crisis de 1929 también se sintió
contundentemente en el Perú, que de pronto se vio en la necesidad de replantear la

la joven Emma, quien lucía un traje típico nacional. Esta última es una reproducción del sesgo
racista a través del prejuicio lingüístico de la “motosidad” y la burla de la vestimenta tradicional
andina. Véase núms. 560, 561, 615, 769, 770, 771, 773, 788 y 822.
Agradezco al Dr. Gérard Borras por haberme permitido acceder a su archivo personal para revisar
esta maravilla de fuente.
79
María Lucía Valle, “El enemigo en la sombra: la población chilena en Lima y el antichilenismo
popular (1884-1929)” (tesis de maestría, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2017), 209-211.
80
Véase Variedades, núm. 1178 (octubre de 1930). Enriqueta es descrita como una “linda y
gentilísima limeña, la genuina representación de la mujer peruana”, y también accedió a
fotografiarse junto a miss Chile y Emilio Del Solar, cónsul del Perú en Santiago.
Sobre la temática de los certámenes y el culto a las misses en la prensa brasileña de inicios del siglo
XX, véase Ewennye Rhoze Augusto Lima, “‘De Bom Tom’: A impensa ‘femenina’ no recife dos
anos 1930”, en XVII Encontro Estadual de História, vol. 17, núm. 1 (2016), 779. En el artículo,
aparecen fotografías de las “feiras de belleza”, así como descripciones enfáticas sobre los elementos
típicos que definían a la “Miss Melhor Do Mundo”.
81
Algunos de ellos fueron el Miss Europa, pensado como una medida para la restauración de la
unidad del continente después de la Primera Guerra Mundial (por supuesto, hasta los años 50,
ninguna alemana llegó a ser finalista por obvias razones), y el Miss Francia de Ultramar, centrado
en las mujeres “mestizas” del imperio francés. Este último ha sido reconocido por la historiografía
más reciente como “una aberrante celebración de los matrimonios ‘mixtos’ en un momento de gran
angustia social en torno a la ‘raza’, o un ejemplo clásico de la hipocresía colonial, donde estrictas
jerarquías y estereotipos de belleza sumamente parametrados estructuraban un concurso que se
vendía a sí mismo como un evento ‘progresivo’”. Véase Aro Velmet, “Beauty and big business:
gender, race and civizational decline in French beauty pageants, 1920-1937”, en French History,
vol. 28, núm. 1 (2004), 68. Disponible [en línea]:
https://academic.oup.com/fh/article/28/1/66/557467 (acceso: 30 de junio de 2020).
82
Estoy parafraseando a Eric Hobsbawm en Age of Extremes: The Short Twentieth Century, 1914-
1991 (Londres: Penguin Random House, 1994), 86.
83
Ebony Bowers, Social Stereotyping and Self-Esteem of Miss America Pageant Contestants (tesis
de doctorado en Filosofía, Walden University Press, 2016), 27-28. Un dato horriblemente curioso es
que durante esta década, en la que buena parte de los eventos vinculados al certamen fueron
suspendidos, se instauró la infame Rule number 7 del Miss America, que hacía explícita su nueva
actitud abiertamente discriminatoria frente a las concursantes no blancas. Hasta bien entrados los
años 40, las candidatas debían facilitarle al jurado una hoja de vida que permitiera rastrear su
genealogía a “ancestros respetables”.
27
composición de sus exportaciones.84 Quién diría que estas no se limitarían a materias
primas como el algodón, el cobre y el azúcar, sino que también afectaría a la industria de
“exportación” de jóvenes beldades, clausurada de la noche a la mañana.
Después de un salto cronológico de dos décadas, el Perú volvió al ruedo con Ada
Gabriela Bueno, una joven universitaria de descendencia apurimeña, coronada como la
siguiente señorita Perú-Universo.85 Caretas argüía que ella había sido elegida como su
candidata personal por “su belleza exótica y peruanísima”, además de su “dulce
personalidad y armoniosa voz”. 86 Desde ya, se entendía que el propósito de la participación
del Perú en este certamen serviría como una efectiva empresa de propaganda en el
extranjero, y que “la flor auténtica de nuestra raza (…) de cutis capulí y ojos
almendrados”87 sería la sensación de modistos y cineastas yanquis. En la página siguiente,
la vemos posando junto a la fortaleza ceremonial de Sacsayhuamán, una estrategia para
contrastar su juventud y fresca apariencia con la monumentalidad y misticismo arcaico del
entorno.88

84
Carlos Contreras Carranza, “La crisis mundial de 1929 y la economía peruana”, en Óscar
Dancourt y Félix Jiménez, eds., Crisis internacional. Impactos y respuestas de política económica
en el Perú (Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2009), 33-34.
85
Turismo, núm. 164, julio de 1952, 4. La reputación moral de las candidatas era avalada por el
club al que representaban. Como parte de los requisitos, ellas debían tener entre 18 y 28 años y no
tener parentesco o relación con los miembros del jurado.
La revista Turismo, para quien se pregunte, tenía poco o nada que ver con la actividad turística a
nivel nacional. Su objetivo era cubrir la formación de los “nuevos hogares limeños”, así como otros
eventos sociales organizados por la élite política y económica del país (por ejemplo, los cocteles
entre jefes de Estado y la celebración de la belleza femenina en clubes exclusivos). Véase “Los
Presidentes de Perú y del Brasil en cordial abrazo que simboliza la fraternidad de dos pueblos
americanistas unidos” y “Sol y belleza en Los Cóndores”, en Turismo, núms. 168 y 178,
respectivamente.
86
Caretas, núm. 22 (“Extra” por la primera quincena de junio de 1952), 18. Se explica que Doris
Gibson, “la directora (y fundadora) de Caretas, vio en Ada el tipo ideal para representarnos en un
certamen internacional, donde la belleza tendría que tener cualidades muy propias para poder
triunfar”.
87
Íbid.
88
Esta comparación de las proporciones humanas con la magnitud de los monumentos parece estar
inspirada en la técnica de composición fotográfica característica de Max T. Vargas (1874-1959).
28
Imagen 1.2 Ada Gabriela “sobre las piedras del Cuzco” [sic]. Fuente: Caretas, núm. 22,
junio de 1952, 21.

Lamentablemente, la luna de miel entre “nuestra moderna cenicienta89 mestiza” y


los peruanos duró poquísimo: Ada Gabriela regresó de Long Beach en julio del mismo año

89
La figura de Cenicienta es crucial para entender el lado más romantizado de los certámenes de
belleza. Muy al estilo del cuento de hadas, se ha legitimizado la noción de que en la vida siempre
29
sin un lugar entre las finalistas,90 sin ofertas de trabajo y, más grave aún, destinada a ser
históricamente opacada. Es probable que este decepcionante resultado haya terminado
convenciendo al público y a los organizadores de las siguientes ediciones del Señorita Perú
de que las futuras candidatas no debían encarnar la descendencia “criolla” del país, sino
todo lo contrario. Si realmente queríamos destacar, aparentemente había que importar y
proyectar los cánones de belleza correspondientes al mundo occidental,91 y no caer en el
mito integrador del mestizaje para encarnar al colectivo nacional. A partir de 1953, la
estética racista adquirió un rol (aún más) predominante en la construcción de las
representaciones femeninas para el consumo masivo, y la “blancura” se cristalizó en un
operador simbólico dominante a la hora de proyectar una imagen “renovada” del Perú.92
Hasta la década de 1980, no se pensó seriamente en una mujer indígena o afrodescendiente
como participante potencial en un certamen internacional;93 casi todas fueron limeñas o, si
queremos agregarle los presupuestos clasistas a la ecuación, de “clase alta”.94 Pero no nos
adelantemos, pues esta es una historia que seguiremos narrando a lo largo de la
investigación.

prevalece la mujer más hermosa y “perfecta” —física y moralmente hablando—, y que son estas las
principales características que le permiten salir de la “oscuridad” (o de la sombra de la madrastra
malvada) y ser transportada a la fama (o al castillo junto con el príncipe azul, con quien vivirá feliz
para siempre después de ser elegida por él entre todas las solteras del reino). La perfección, en tal
sentido, se basa casi netamente en el aspecto físico. Este concepto de mujer “perfecta” es algo
central en los cuentos de hadas, en tanto las heroínas o princesas de Disney son “pasivas, dulces y
amadas por todos”. En los certámenes, vemos que no solo se premia a la concursante perfecta, sino
que también se espera que las runner-ups o finalistas “sonrían y abracen educadamente a la
ganadora y que salgan con gracia del escenario”, lejos de la mirada del público, para finalmente
dejarse ir y llorar por el sueño que se les acaba de escapar. Véase Alicia Rodríguez Battistoni, Miss
America is No Ideal. The Repercussions of One Beauty. (tesis de licenciatura en Ciencias de la
Comunicación, Boston College, 2013), 19-20, 47-49.
90
Las representantes de Alemania, Grecia, Hawái, Hong Kong y Finlandia quedaron como
finalistas en aquella oportunidad. Todas eran consideradas “mujeres primermundistas”. Recordemos
que Hong Kong, aunque se sitúa en Asia Oriental, fue parte de la colonia británica durante la
década de los 50 hasta julio de 1997, cuando fue devuelto a la República Popular China. Por aquel
motivo, era (y sigue siendo) visto como un territorio “cosmopolita” y altamente desarrollado.
91
Pamela Thoma, “Of Beauty Pageants and Barbie. Theorizing Consumption in Asian American
Transnational Feminism”, en Genders, vol. 29 (1999), 10. Disponible [en línea]:
https://www.academia.edu/12357234/Of_Beauty_Pageants_and_Barbie_Theorizing_Consumption_
in_Asian_American_Transnational_Feminism (acceso: 28 de febrero de 2020).
92
Para un caso similar, véase María Moreno, “Misses y concursos de belleza indígena en la
construcción de la nación ecuatoriana”, en Íconos. Revista de Ciencias Sociales, núm. 28 (mayo de
2007), 84. Disponible [en línea]: http://www.flacso.org.ec/docs/i28moreno.pdf (acceso: 29 de
febrero de 2020).
93
Véase “La Bomba Negra: Por primera vez en la historia una linda morena ganó el certamen de
Miss Universo”, en Gente, núms. 263-264 (22 de julio de 1977, edición doble), 16. En aquella
ocasión, fue Janelle Commissiong, de nacionalidad trinitense.
94
De Ycaza, 2019. Entrevista a Edman Raúl León, missólogo peruano.
30
III. MARCO TEÓRICO Y ESTADO DE LA CUESTIÓN
Antes de pasar al análisis principal, conviene detenernos para esclarecer algunos
conceptos y llevar a cabo un recuento historiográfico sobre qué líneas se han seguido desde
la historia, así como desde disciplinas afines, para estudiar las diversas aristas que
atraviesan a este estudio. Esto nos permitirá aterrizar en el tema de los certámenes de
belleza desde los estudios de género, como mencionamos líneas arriba, además de la
corporalidad y la “belleza”, incorporando al nacionalismo como un referente identitario
que, a su vez, influye directamente en la elaboración de una imagen nacional (“imagen-
país”). Finalmente, se hará un recuento de las diversas investigaciones sobre certámenes de
belleza para decantar, desde lo global hasta lo local, los temas más comunes y los vacíos
académicos.

i) La teoría e historia de las mujeres y de género en la historia universal y del Perú


La aplicación de la teoría de género en la historia no es una tendencia novedosa.
Más que “una forma educada (o ‘académica’) de hablar sobre los sexos”,95 o una historia de
las mujeres,96 es una categoría de análisis97 que nos permite, según Merry E. Wiesner-
Hanks, entender el impacto de todo cambio político, intelectual, religioso, económico,
social y hasta militar98 en las acciones, roles y estructuras ubicadas en el modelo binario

95
Sally Haslanger, “Gender and Race: (What) Are They? (What) Do We Want Them To Be?”, en
Noûs, vol. 34, núm. 1 (2000), 31. Disponible [en línea]:
http://www.mit.edu/~shaslang/papers/WIGRnous.pdf (acceso: 23 de febrero de 2020).
96
Penelope J. Corfield, “From Women’s History to Gender History. A Reply to ‘Playing the
Gender History Game’”, en Rethinking History. The Journal of Theory and Practice, vol. 3 (1999),
340. Disponible [en línea]: https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/13642529908596358
(acceso: 20 de marzo de 2020).
97
Joan W. Scott, “Gender: A Useful Category of Historical Analysis”, en The American Historical
Review, vol. 91, núm. 5 (1986), 1053-1054. Disponible [en línea]:
https://www.jstor.org/stable/1864376?seq=1 (acceso: 23 de febrero de 2020).
98
Siempre tengo presente una conversación muy interesante que tuve con mi asesora y Giancarlo
Mori sobre las White Feather Girls, cuyo rol era avergonzar simbólica y semioficialmente a los
llamados slackers, hombres que no se enlistaban para servir en las Fuerzas Armadas en Inglaterra.
La práctica, que rápidamente se puso de moda, consistía en obsequiarle o ponerle una pluma blanca
a todo hombre que vistiera ropa de civil para así tildarlos de “malos gallos de pelea” y cuestionar la
calidad de su hombría. Me resulta curioso que la campaña de la pluma blanca no haya recibido más
atención por la historiografía militar (o del Ejército) y que esta se haya enfocado casi
exclusivamente en el feminismo pacifista, como sostiene Nicoletta F. Gullace en su artículo “White
Feathers and Wounded Men” (1997).
Ahora bien, sobre la presencia femenina en la historia militar, concuerdo con mi asesora en que aún
existen vacíos considerables que merecen ser profundizados. Uno de ellos es el rol de las rabonas
durante la Guerra del Pacífico, quienes suplieron al Estado en tanto proveían alimentos y otras
necesidades a los soldados de infantería. El otro, a nivel global, es la violencia de género como
parte de una estrategia militar y la consecuencia de estos actos en las relaciones hombre-mujer entre
bandos enemigos o invasores, como reconstruyen Mary Louise Roberts en What Soldiers Do: Sex
and the American GI in World War II France (Chicago: University of Chicago Press, 2013), y Lucy
31
masculino/femenino.99 Entre los referentes clásicos se encuentra Gender Trouble:
Feminism and the Subversion of Identity (1990), de Judith Butler, erigido como un
“traductor cultural” entre los postulados del feminismo francés (o la llamada Deuxième
vague,100 representada por Simone de Beauvoir, cuyos planteamientos giraban en torno a la
idea de que “la mujer no nace, se hace”, en tanto la categoría “mujer” es una realización
cultural variable) y las tradiciones y debates académicos más resonantes de fines del siglo
XX, como la construcción simbólica de las diferencias de género, sean biológicas, sociales
o hasta religiosas, y su “adquisición incesante y repetitiva” a través de la
performatividad.101
De la misma manera, trabajos posteriores fomentan el replanteamiento de ciertos
cánones binarios, tales como el concepto de “feminismo burgués”, acuñado a través del
marco epistemológico marxista. Marilyn J. Boxer, autora de When Women Ask the
Questions (1998), considera que la relación entre el feminismo y el socialismo, en términos
ideológicos, fue “letal”, y que la aplicación de una identidad de clase en la revolución
femenina difuminaba la posibilidad de encontrar puntos en común entre sus integrantes.102
Esta idea, sin embargo, es cuestionada en White Tears/Brown Scars: How White Feminism
Betrays Women of Color (2019), de Ruby Hamad, al plantear la necesidad imperativa de
integrar una visión interseccional como categoría analítica y una lectura antagónica del
feminismo “blanco” como un paso necesario para finalmente trascender la exclusión

Bland en Britain’s ‘Brown Babies’: The Stories of Children Born to Black GIs and White Women in
the Second World War (Manchester: Manchester University Press, 2019). En ambos casos, los
textos pueden marcar un punto de partida para iniciar un diálogo en torno a los problemas
categóricos y de asimilación social, aparte del trauma que representan dichas relaciones, todos
fenómenos muy actuales que merecen hacerse más visibles.
99
Merry E. Wiesner-Hanks, Gender in History. Global Perspectives (Hoboken: Wiley, 2011).
100
El tercer capítulo de esta tesis hace un análisis breve sobre la influencia del feminismo como
“piedra en el zapato” en el desarrollo de los certámenes de belleza a nivel global, así como para el
caso peruano.
101
Judith Butler, Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity (Nueva York:
Routledge, 1990), 151-152. Véase el prólogo en Teresa María Ortega López, Ana Aguardo Higón y
Elena Hernández Sandoica, eds., Mujeres, Dones, Mulleres, Emakumeak. Estudios sobre la historia
de las mujeres y del género (Madrid: Cátedra, 2019), 7. En él, se incluye la siguiente cita de
Jonathan Culler, que va perfectamente con la idea de la performatividad de género: “Para una
mujer, leer como una mujer no es repetir una identidad o una experiencia ya dada, sino representar
un papel que construye con referencia a su identidad como mujer, que también ha sido construida”.
102
Marilyn J. Boxer, “Rethinking the Socialist Construction and International Career of the Concept
‘Bourgeois Feminism’”, en The American Historical Review, vol. 112, núm. 1 (febrero de 2007),
132-133, 155. Disponible [en línea]: https://doi.org/10.1086/ahr.112.1.131 (acceso: 24 de febrero de
2020). Vale la pena tomar nota de la paráfrasis ofrecida por Boxer de una cita célebre de Nelly
Roussel (1907): “Two women of the opposite classes may have more common interests, more
similar sources of revolt, consequently more terrain for entente than have a man and a woman
belonging to the same milieu… There are (should not be) no ‘managerial classes’ among us”.
32
(además de llegar a una verdadera solidaridad de clase), 103 producto de las limitaciones
socioculturales imputadas a las mujeres.104
Como campo interdisciplinario, los estudios de género plantean la necesidad de
examinar las actitudes y roles construidos socialmente en complemento con otras categorías
analíticas (como ocurre con la sexualidad, al igual que la teoría queer); una de ellas
—quizás la más utilizada— es el factor “raza”, que hoy ha pasado a llamarse “etnicidad”105
y a asociarse con características culturales, no genéticas o instintivas. Esta “relación
terminológica superpuesta”106 fue evidenciada por Verena Stolcke en “¿Es el sexo para el
género lo que la raza para la etnicidad y la naturaleza para la sociedad?” (2000),
profundizada por Anne McClintock en Imperial Leather: Race, Gender, and Sexuality in
the Colonial Contest (1995) en el contexto del imperialismo británico, a cuyo análisis
agregamos los postulados de Vron Ware en Beyond the Pale: White Women, Racism and
History (2015), enfocados en la memoria histórica. Este último representa un esfuerzo por
historizar la violencia a través de un estudio sistemático de las mujeres esclavas y su
condición desde la doble discriminación.
En el Perú, los estudios referentes al género (y a la multiplicidad de identidades
femeninas y masculinas) han sido desarrollados principalmente desde las ciencias sociales.
Como ejemplos, se encuentran Cinturón de castidad. La mujer de clase media en el Perú
(2017 [1979]), de Maruja Barrig; Las brechas invisibles: desafíos para una equidad de
género en la educación (2006), editado por Patricia Ames, que trata sobre la (necesidad de
una) descentralización y una equidad de género en el sistema educativo, y el artículo
titulado “Cambios y permanencias en las relaciones de género del Perú” (2005), de Norma
Fuller, en los que se privilegia el lado más antropológico de la situación de la mujer, su
participación en la esfera pública y los procesos de transformación individual y colectiva
que las afecta. Si bien se reconoce la categoría de género como un elemento transversal a
varios estudios enfocados en el tema de la mujer a lo largo de nuestra historia, tanto para la

103
Véase Hal Draper y Anne G. Lipow, “Marxist Women Versus Bourgeois Feminism”, en The
Socialist Register (1976), 179-226. Disponible [en línea]:
https://socialistregister.com/index.php/srv/article/view/5399/2298 (acceso: 24 de febrero de 2020).
104
Para una explicación más a detalle de este último postulado, véase Amanda Lawrence, “The
Power of Intersectionality to Transcend National Identity in the United States”, en Studies in
Ethnicity and Nationalism, vol. 17, núm. 2 (2017), 174. Disponible [en línea]:
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/pdf/10.1111/sena.12235 (acceso: 25 de febrero de 2020).
105
Sobre la articulación entre género y etnicidad con nociones como “clase” y “sociedad”, véase
Daiva Stasiulis y Nira Yuval-Davis, “Introduction: Beyond Dichotomies – Gender, Race, Ethnicity
and Class in Settler Societies”, en Daiva Stasiulis y Nira Yuval-Davis, eds., Unsettling Settler
Societies. Articulations of Gender, Race, Ethnicity and Class (Londres: SAGE Publications, 1995).
106
Haslanger, “Gender and Race: (What) Are They?”, 34.
33
época prehispánica como para la colonial y la republicana,107 aún quedan amplios terrenos
por explorar, sobre todo para aquellos aspectos de la vida social-política de las mujeres
fuera del ámbito doméstico durante el desarrollo de hitos, como la legalización del sufragio
femenino, el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada108 y los años ochenta en el
Perú.
Sobre el primer proceso, destaca “Vía crucis de las mujeres peruanas para salir de la
marginación política”, artículo de Roisida Aguilar Gil en “Nosotros también somos
peruanos”. La marginación en el Perú, siglos XVI a XXI, editado por Claudia Rosas Lauro
(2011), y ¡Somos ciudadanas! Historia del sufragio femenino en el Perú (1930-1950), la
tesis de licenciatura de Karen Poulsen (2014), en la que se detalla la trayectoria hacia el
completo ejercicio de la ciudadanía desde el género como un paso importante hacia la
incorporación de una historia femenina dentro de la vida política del país, pero aún así
quedan ciertos vacíos con respecto a la militancia femenina (o feminista) en el Perú, al
igual que su nivel de agencia o presencia en otros contextos.

ii) Género y nacionalismo: dos conceptos “entrelazables”


La incidencia del género en materia política, más específicamente con respecto a la
construcción de nacionalismos,109 supone una mirada renovada sobre el discurso
“moderno” de superación del paradigma imperialista y las “comunidades imaginadas” en
tanto artefactos culturales que “facilitan” el desarrollo de la experiencia masiva de
pertenencia a un colectivo virtualmente imposible de conocer a cabalidad. Benedict
Anderson plantea que la pregunta central del nacionalismo es “¿por qué tales imaginaciones
reducidas de la historia reciente (prácticamente dos siglos) generan sacrificios tan

107
Un texto enfocado en la vida pública a inicios de la época republicana, el “consumo” de la moda
y las relaciones de género en las fiestas y paseos, es Los velos y las pieles. Cuerpo, género y
reordenamiento social en el Perú republicano, de Alicia del Águila (Lima: Instituto de Estudios
Peruanos, 2003).
108
Una lectura fundamental para profundizar el uso político de las revistas pornográficas (y, por lo
tanto, el rol de las mujeres y otros sujetos históricos que aparecen en ellas) a fines de la segunda
fase del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas y la vuelta a la democracia es la tesis de
mi colega Marcela Anicama, titulada Entre lo erótico y pornográfico: el uso político de las revistas
pornográficas en el Perú 1979-1982 (tesis de licenciatura en Historia, Pontificia Universidad
Católica del Perú, 2019). El primer capítulo hace alusión a un evento que me hizo bastante ruido: el
lanzamiento público de la búsqueda de la “siguiente modelo Zeta”, una de las revistas analizadas.
Esta era elegida por un jurado de “notables”, como el editor y el director fotográfico. Me hizo
pensar muchísimo en la manera en la que operan, hasta hoy, los certámenes de belleza: mujeres
frente a un grupo predominantemente masculino que tiene la potestad de decidir su futuro sobre la
base de cuestiones casi netamente estéticas.
109
Para un análisis detallado sobre este fenómeno, véase Ernest Gellner, Nations and Nationalism
(Ithaca: Cornell University Press, 1983).
34
colosales?”110 Este proceso creativo de imaginar vínculos de “hermandad” por los que uno
está obligado a entregar la vida111 se matiza en estudios como A Contested Nation: History,
Memory and Nationalism in Switzerland, 1761-1891, de Oliver Zimmer (2003), quien
plantea que la nación ha de concebirse como una metáfora local y que debemos enfocarnos
en las respuestas y consensos que esta suscita, englobados en símbolos populares. 112 Según
Zimmer, estos esfuerzos administrativos por integrar a la población, sintetizados en la
retórica de un “pasado común” y la elección de líderes o “padres fundadores” (casi todos
masculinos) son el modelo de valores que erige el sentimiento nacionalista; sin embargo,
este, al igual que otros estudios de su tipo, no problematiza el rol de las mujeres dentro de
estos macroprocesos.113
Estudios como Feminism and Nationalism in the Third World, de Kumari
Jayawardena (1986), que pone la lupa en Asia, especialmente en la India, Turquía y las
luchas en Filipinas, y Gendered States: Feminist (Re)Visions of International Relations
Theory (1992), editado por V. Spike Peterson, detallan cómo las mujeres han servido como
“agentes en el público y en las revoluciones” a escala global114 y cuál es el rol del género en
las relaciones internacionales según las ciencias políticas. Ambos, de cierta manera,
intentan yuxtaponer el papel del feminismo dentro de las relaciones entre países, pero aún
queda la duda de cómo extender al género como categoría más allá de la lucha feminista en
la política exterior y, con ello, en la consolidación de una imagen nacional. Esta es una
duda que se plantea en Remaking Women: Feminism and Modernity in the Middle East
(1998), editado por Lila Abu-Lughod. Durante las primeras décadas del siglo XX, la idea
de la producción de una “nación sana en cuerpo y alma” (un discurso en el que,

110
Benedict Anderson, Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of
Nationalism (Nueva York: Verso, 1983), 6-7.
111
Véase Matthew Evangelista, Gender, Nationalism, and War: Conflict on the Movie Screen
(Cambridge: Cambridge University Press, 2011), una contribución sobre el vínculo entre género y
militarización nacional a través del cine argelino y yugoslavo contemporáneo. El tercer capítulo
matiza el carácter de las relaciones entre “dominación masculina” y “sumisión femenina” en
Chechenia, un enorme paso hacia delante para los estudios sobre este tema, que suelen centrarse en
los clásicos “exotizados” del “rapto de las novias” (dicho de manera más cruda: secuestros y
violaciones, dos formas muy visibles de violencia de género que se manifiestan en la ansiedad
colectiva de que el enemigo “desgracie a las mujeres”) y la poligamia, una práctica formalmente
ilegal. Evangelista postula que estos son una mezcla destilada que se apoya en la fantasía de los
etnógrafos coloniales tempranos, la tradición literaria rusa y la cultura popular soviética, no una
realidad que merece ser generalizada.
112
Oliver Zimmer, A Contested Nation: History, Memory and Nationalism in Switzerland, 1761-
1891 (Cambridge: Cambridge University Press, 2003), 21.
113
Para una perspectiva filosófica, véase Kwame Anthony Appiah, Las mentiras que nos unen.
Repensar la identidad (Barcelona: Taurus, 2019).
114
V. Spike Peterson, Gendered States: Feminist (Re)Visions of International Relations Theory
(Boulder: Lynne Rienner, 1992), 103.
35
nuevamente, la eugenesia estaba más viva que nunca) se localizaba en las mujeres,
responsables del engendramiento y preparación de las siguientes generaciones como parte
de una obligación imperial y doméstica.
La construcción del Estado (y del “imperio”), en tal sentido, estaba estrechamente
vinculada a la maternidad, que determinaba que el éxito del país se encontraba “en las
guarderías, no en las líneas de batalla”.115 Sin embargo, esta es una visión que no toma en
cuenta a las misses, quienes debían (deben, hasta ahora) ser solteras y no tener hijos, lo que
en teoría las convierte en bastiones de la virginidad.116 Esta es una de las preguntas que se
intenta responder a lo largo de este estudio. Siguiendo el estudio de María Elena Soliño
sobre Agustina de Aragón y Juana la Loca como emblemas de la defensa de la patria en el
proyecto nacionalista español entre 1808 y 2016,117 proponemos interpretar a las reinas de
belleza como la extensión humana contemporánea de las alegorías nacionalistas del siglo
XIX, una estrategia que permite enunciar la experiencia nacional a partir del lenguaje
visual.118 Hoy en día, parece que la representación antropomorfa de la patria más común no
se encuentra en la imagen de una matrona o una guerrera,119 sino en la producción
simbólica ritualizada y performada por una miss en una pasarela global.120

115
Omnia Shakry, “Schooled Mothers and Structured Play: Child Rearing in Turn-of-the-Century
Egypt”, en Lila Abu-Lughod, ed., Remaking Women. Feminism and Modernity in the Middle East
(Princeton: Princeton University Press, 1998), 134.
116
Iván Romero, “Reina de belleza fue despojada de su título porque es madre”, en CNN en
Español, 4 de diciembre de 2019. Disponible [en línea]:
https://cnnespanol.cnn.com/video/miss-ucrania-despojada-corona-titulo-porque-mama-hijo-reglas-
acusa-discriminacion-pkg-digital/ (acceso: 1 de julio de 2020).
117
María Elena Soliño, Mujer, alegoría y nación. Agustina de Aragón y Juana la Loca como
construcciones del proyecto nacionalista español (1808-2016) (Madrid: Iberoamericana, 2017), 16-
20, 76-77.
118
Sigo, además, la propuesta metodológica del quinto capítulo de Women Through the Lens:
Gender and Nation in a Century of Chinese Cinema, de Shuqin Cui (Honolulu: University of
Hawaii Press, 2003), titulado “Screening China. National Allegories and International Reception”,
102-105. En él, se habla del uso de signos visuales para “alegorizar” la historia sociocultural de
China de manera suficientemente entendible para el público extranjero que, hasta bien entrada la
década de 1980, la asociaba con la “tradición represiva del comunismo”. El problema, según el
texto, es que muchas veces el reconocimiento del país por parte de occidente iba de la mano con la
pobre recepción del producto cinematográfico al interior del país. En el caso de China, la película
Yellow Earth, de Chen Kaige (1984), fue considerada una “aireada” de los trapos sucios nacionales,
ya que la metáfora central de la película, que debió resonar positivamente con las audiencias a nivel
mundial, era la confrontación alegórica entre las masas, ansiosas por “modernizarse” a través de la
revolución, y la tradición ideológica del comunismo.
119
Sobre el rol de las mujeres “hermosas, guerreras y héroes” en el imaginario nacional como parte
de una estrategia de “erótica sumisión del pueblo al colectivo” y propaganda de reclutamiento,
véase Tamar Mayer, ed., Gender Ironies of Nationalism: Sexing the Nation (Nueva York:
Routledge, 2000), 95.
120
Rebecca Chiyoko King-O’Riain, “Making the Perfect Queen: The Cultural Production of
Identities in Beauty Pageants”, en Sociology Compass, vol. 2, núm. 1 (2008), 76. Disponible [en
36
En un acercamiento más teórico desde la historia para responder a esta cuestión, el
primer capítulo de Gender and Nation, de Nira Yuval-Davis (1997), condensa y critica las
ideas generadas en torno al desarrollo de proyectos nacionales en tres postulados
“masculinizados”: la institucionalización de un origen común (yolknation), la construcción
del mito de la cultura común (kulturnation) y el enraizamiento del mito idealista de la
“igualdad ciudadana” a los ojos del Estado (staatnation). El trabajo nos intenta explicar el
enraizamiento del género en el estudio extendido de un nacionalismo que considera que
“las divisiones sexuales, étnicas, sociales y de clase construyen formas de múltiples capas
de pertenencia a colectividades nacionales”.
De manera similar, Women with Moustaches and Men without Beards (2005), de
Afsaneh Najmabadi,121 nos sumerge en el entramado de relaciones sociales y “las
ansiedades en torno al juzgamiento europeo de las costumbres y prácticas sexuales iraníes a
lo largo del siglo XIX”122 mediante un análisis del discurso, la historia del arte y la
fotografía. Desde su enfoque, los impulsos genéricos que privilegiaban al amor
heterosexual y a la institución del matrimonio, según la idea de “modernidad” impuesta por
el mundo occidental,123 fueron también interiorizados en términos ideológico-simbólicos.
Esto significó que insignias como el sol, tradicionalmente visto como un elemento
femenino, fuera eventualmente desexualizado y convertido en un “círculo abstracto,
velado”, y más aceptable dentro del nuevo orden iconográfico iraní, dominado por la
masculinidad y el rechazo a las ambigüedades sexuales (en particular, las prácticas
“homosociales”) que antes constituían una norma cultural.124
Puede que la situación en Irán resulte difícilmente comparable con Latinoamérica y
el Perú por la escasez de puntos de convergencia entre ambas realidades, tanto a nivel
sociocultural como en el desarrollo de sus proyectos nacionales y la construcción de
identidades étnico-religiosas; sin embargo, la perspectiva de análisis de historiografía de
género (gendered historiography125) que nos ofrece Najmabadi es, en materia teórica, la

línea]: http://mural.maynoothuniversity.ie/9039/1/RK-Making-2008.pdf (acceso: 14 de marzo de


2020).
121
De la misma autora, recomiendo también The Story of the Daughters of Quchan: Gender and
National Memory in Iranian History (Siracusa: Syracuse University Press, 1998), y Professing
Selves: Transsexuality and Same-Sex Desire in Contemporary Iran (Durham: Duke University
Press, 2013).
122
Afsaneh Najmabadi, Women with Moustaches and Men without Beards. Gender and Sexual
Anxieties of Iranian Modernity (Berkeley: University of California Press, 2005), 37-39.
123
Abu-Lughod, Remaking Women, 18.
124
Najmabadi, Women with Mustaches and Men without Beards, 150.
125
Afsaneh Najmabadi, “The Gender of Modernity: Reflections from Iranian Historiography”, en
Israel Gershoni, Hakan Erdem y Ursula Woköck, eds., Histories of the Modern Middle East: New
Directions (Boulder: Lynne Rienner, 2002), 75-94.
37
más adecuada para estrechar la relación entre “belleza” (femenina, en este caso), su
exaltación dentro del afán por reafirmar la identidad y la materialización de una necesidad
nacional de que el país sea incorporado, a nivel internacional, dentro del modelo de
“modernidad”, además de “credibilidad”, que caracteriza al mundo de hoy. El tema del
nacionalismo peruano y la modernidad ha sido desarrollado con mayor fervor para las
décadas inmediatamente posteriores a la Independencia por Carmen McEvoy en Forjando
la Nación: ensayos de historia republicana (1999), donde se detalla que los valores de este
ímpetu implicaban la “reconstrucción de ese ‘hogar peruano’ (…) la dignidad, la voluntad,
la fraternidad y el orgullo” que componen un sentimiento compartido por miembros
emergentes de las clases medias en el marco de la “nueva promesa de ciudadanía”126
característico del nuevo orden republicano.

iii) ¿Es aplicable el marketing a la historia? Una aproximación a la historiografía de la


imagen-país
El precursor de los estudios sobre imagen-país es Akira Nagashima, quien se
preguntó, entre 1970 y 1977, cuál era la percepción de los productos norteamericanos en
Japón. Inicialmente, el objetivo de su investigación era llevar a cabo un seguimiento de una
encuesta hecha una década antes sobre las actitudes de los empresarios japoneses con
respecto a los productos hechos en Occidente. La gran conclusión, basada en factores de
precio y valor, fue que el perfil de lo made in Japan mejoró notablemente durante esos
años, mientras que los productos hechos en Estados Unidos, inicialmente considerados
confiables, ya no eran vistos como el gran ejemplo a seguir en términos de distribución,
tecnología y calidad. Esto sugería que la imagen norteamericana, en líneas generales, se
había visto desprestigiada a los ojos del resto, mientras que Japón, Francia y Alemania
gozaban de un vigor renovado debido al éxito de sus industrias.127
Los descubrimientos de Akira fueron ahondados a inicios de la década de 1990 por
Michael A. Kamins a través de una serie de encuestas que demostraron que la imagen de
las mercancías hechas en los Estados Unidos había seguido una tendencia declinante, pero
que esta también había el sido el caso para las japonesas. Kamins dedujo, finalmente, que la
imagen de un producto era capaz de cambiar radicalmente, para bien o para mal, en

126
Carmen McEvoy, Forjando la nación: ensayos de historia republicana (Lima: Pontificia
Universidad Católica del Perú y The University of the South, 1999), 274-276.
127
Akira Nagashima, “A Comparative ‘Made in’ Product Image Survey among Japanese
Businessmen”, en Journal of Marketing, vol. 41, núm. 3 (julio de 1977), 95, 98. Disponible [en
línea]: https://www.jstor.org/stable/1250943 (acceso: 13 de febrero de 2020).
38
periodos muy breves de tiempo,128 apoyándose, en parte, en la idea de que la actitud del
consumidor hacia las marcas se construye a partir de sus creencias y calificación sobre los
países de donde provienen. El éxito o fracaso de las marcas y productos también puede
afectar la percepción general en torno a su lugar de origen, así que esta es una relación de
doble vía. En esta tesis, se plantea precisamente que las reinas de belleza peruanas que
tuvieron un rol destacado en certámenes de belleza en el exterior fueron vistas como un
“producto nacional” que mejoraba la apariencia del país dentro de la comunidad
internacional.
La definición vigente de imagen-país continúa siendo idéntica a la que fue acuñada
durante los años 70. En palabras de Nagashima y sus seguidores, esta es “el cuadro, la
reputación, el estereotipo que empresarios y consumidores alinean con los productos de un
país específico (…) esta imagen es creada por variables como los productos bandera, las
características nacionales, el trasfondo económico y político, la historia y tradiciones”.129
En términos netamente empresariales, la imagen-país se integra dentro de la imagen del
producto y provee la base para la formación de conclusiones indirectas sobre este, a
diferencia del “prisma identitario” del país, que gravita en torno a fenómenos macro desde
lo físico (geografía, recursos, demografía), lo cultural, las relaciones entre el país y otros
gobiernos y organizaciones internacionales, y, finalmente, la “personalidad” nacional, que
suele recaer en los hombros de sus celebridades o en su “relación con el público”.130
Conviene agregar a esta definición la posibilidad de que exista una multiplicidad de
imágenes-países, no una versión única, y que si no existe un “esfuerzo de marketing
internacional constante en el tiempo que permita fijar un concepto con claridad”, 131 se corre
el riesgo de que esta se genere “por sí sola, recogiendo aquellos elementos que han tenido
un mayor impacto en la percepción del público”.132 De allí se desprende la importancia de
la marca país (o, en inglés, nation branding). Esta se refiere principalmente a la
comunicación “condensada” de la imagen y reputación nacional a través de una serie de
mecanismos informativos que permiten que un país se diferencie del resto, mientras se

128
Michael A. Kamins, “Perceptions of products made in Japan versus those made in the United
States among Japanese and American executives: A longitudinal perspective”, en Asia Pacific
Journal of Management (1995), 12, 67. Disponible [en línea]:
https://link.springer.com/article/10.1007/BF01733971 (acceso: 14 de febrero de 2020).
129
Akira Nagashima, “A Comparison of Japanese and U.S. Attitudes Toward Foreign Products”, en
Journal of Marketing, vol. 34 (enero de 1970), 68-69.
130
Françoise Graby, “Countries as Corporate Entities in International Markets”, en Nicolas
Papadopoulos y Louise A. Heslop, eds., Product-Country Images. Impact and Role in International
Marketing (Nueva York: Routledge 2014 [1993]), 261.
131
Gina Pipoli de Azambuja, “La importancia de la imagen país: El caso de los Estados Unidos”, en
Journal of Business (2004), 10.
132
Íbid.
39
vuelve un centro más atractivo para el turismo, la influencia cultural y política a nivel
mundial y la atracción de capital extranjero. Debe ser coherente con la imagen-país, en
tanto su objetivo va por una línea similar: difundir los atractivos del país, resumir su
identidad y hacer que esta sea “vendible” en el mercado global a través del reforzamiento
del concepto de lo made in, así como alinear la percepción de los ciudadanos hacia un
mayor orgullo nacional.133 Si bien ambos conceptos se entrelazan, la marca país representa
una inversión importante y es una disposición bastante reciente del marketing a nivel macro
—una de las varias ramas de la imagen-país, si se quiere, y viene acompañada del esfuerzo
de crear un nombre o eslogan pensado para “representar tangiblemente toda la cascada
simbólica de un país”134—, aunque sabemos lo complejo y contradictorio que puede
resultar esto. Algunos ejemplos son “España es diferente”,135 “La respuesta es
Colombia”,136 “Canada’s Back (with) Sunny Ways”137 y, por supuesto, la “Marca Perú”,
que viene desarrollándose desde el 2011 gracias a los esfuerzos de PromPerú.138
Es necesario acotar que, para efectos de esta tesis, se ha establecido una diferencia
crítica entre imagen-país e imagen del país. La primera, como se explicó líneas arriba, es un
concepto que se acuñó durante la década de 1970, y que suele venir acompañada de una
estrategia de marketing para mejorar la reputación nacional con el objetivo de fomentar el
desarrollo turístico-empresarial. El segundo término se refiere a una idea similar, pero
puesta en práctica previamente, por lo que será utilizado para los ejemplos estudiados en

133
Lina María Echeverri Cañas, “La marca país: el reflejo de la identidad cultural y empresarial de
una nación”. Conferencia ASCOLFA (Colombia, 2009), 4-5. Disponible [en línea]:
https://www.researchgate.net/publication/306602743_La_marca_pais_el_reflejo_de_la_identidad_c
ultural_y_empresarial_de_una_nacion (acceso: 8 de marzo de 2020).
134
Carmen Lasso de la Vega González, “El desarrollo a través de la comunicación. La imagen y la
identidad de Bolivia”, en Antonio Checa Godoy y María del Mar Ramírez Alvarado, eds., Visiones
de América: Comunicación, Mujer e Interculturalidad (Coruña: Netbiblo, 2008), 49-51.
135
Actualmente, esta está valorada en $1 645 332 millones, según la Nation Brands 100 2019
Ranking. Esto es algo curioso si caemos en cuenta de que España se encuentra en medio de una
grave crisis económica, social, institucional y territorial. En la misma lista, aparece Perú en el
puesto número 50. La información fue recuperada de: https://brandirectory.com/rankings/nation-
brands/table (acceso: 7 de marzo de 2020).
136
Colombia (7 de julio de 2014). ¡La respuesta es Colombia! [archivo de video]. Disponible [en
línea]: https://www.youtube.com/watch?v=dEAtP3SAlnA (acceso: 7 de marzo de 2020).
137
Esta es una frase pronunciada por Justin Trudeau en el 2015 con la intención de fomentar un
cambio positivo y esperanzador en el gobierno canadiense. Richard Nimijean, “Introduction: Is
Canada back? Brand Canada in a Turbulent World”, en Canadian Foreign Policy Journal, vol. 24,
núm. 2 (2018), 127-138. Disponible [en línea]:
https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/11926422.2018.1481873 (acceso: 6 de marzo de
2020).
138
Gisela Cánepa Koch, “Nation branding y ciudadanías transnacionales: peruanos residentes en
Alemania como ciudadanos proveedores de cultura”, en Gisela Cánepa Koch y Felix Lossio
Chávez, eds., La nación celebrada. Marca país y ciudadanías en disputa (Lima: Universidad del
Pacífico, Pontificia Universidad Católica del Perú y Cultural Narratives of Crisis and Renewal,
2020), 208.
40
los primeros dos capítulos, que se refieren a la participación del Perú en Miss Universo
1957 y Miss Mundo 1967. No queremos forzar el uso del término en una etapa anterior a su
instauración.
Aún nos encontramos en un momento en el que poco se ha dicho desde la academia
peruana sobre la capacidad evolutiva del nacionalismo, mientras que la marca país e
imagen-país han seguido líneas de análisis bastante difusas, que terminan por confundirse
con el despliegue de la identidad nacional, cuyo origen es más personal y emocional que
económico.139 Por ahora, no existen suficientes estudios sobre los ideales peruanos que se
proyectan hacia fuera. Esto puede deberse al hecho de que la tendencia ha sido estudiar el
fenómeno de la consolidación de identidades nacionales “desde adentro”. Uno de los
principales aportes es la propuesta de Manuel Burga, en la que se periodiza la formación
del imaginario nacional desde la época de los cronistas, quienes muchas veces confundían
la noción de “patria”140 con la invención del “artefacto cultural”, que vendría a ser la
nación,141 pasando por la época de la Independencia, en la que se instaura el “modelo
nacional” a partir de la perspectiva de los patriotas criollos y la creación de una “república”
construida casi totalmente para ellos. Burga sostiene que, después de la derrota militar ante
Chile, en 1883, hubo una crisis de identidad, que terminó desembocando en la construcción
de una “nación mestiza, híbrida y moderna”, entre 1895 y 1919, y eventualmente en una
“nación como problema”, con el inicio de la “patria nueva” y las discusiones sobre la

139
Teemu Moilanen y Seppo Rainisto, How to Brand Nations, Cities and Destinations. A Planning
Book for Place Branding (Wiltshire: Palgrave Macmillan, 2009), 5.
140
Véase Eric Hobsbawm, Nations and Nationalism Since 1780. Programme, Myth, Reality
(Cambridge: Cambridge University Press, 1990), 90. Para Hobsbawm, el concepto de “patria” ha
ido variando desde el lugar donde uno nace, una definición bastante “angosta”, hacia una más
moderna, en la que se involucra la “nota emocional del patriotismo moderno”. Esta se vincula con
la “suma total de las cosas materiales e inmateriales, tanto el pasado, presente y futuro que disfrutan
de la lealtad llena de adoración de los patriotas”.
141
Manuel Burga, “La imagen del Perú en su historia”. Ponencia para el Seminario “Ecuador Perú,
bajo un mismo sol” (FLACSO, Ecuador y DESCO, Perú, octubre de 1998), 141-142. Vale la pena
tomar nota de la explicación ofrecida por Burga, en la que se emplea la narrativa ofrecida por el
Inca Garcilaso de la Vega en su obra: “(…) indudablemente era un mestizo biológico, hijo de una
mujer indígena y de un capitán español, y afirmaba, con evidente sustento en el proceso real de la
historia, que su patria que antes se llamaba Tawantinsuyo, los españoles la bautizaron como el
Virreinato de Nueva Castilla y que finalmente sus habitantes lo comenzaron a llamar Pirú, o Perú
como se dice actualmente. Pero lo que describe este cronista es la metamorfosis de la vieja noción
de patria, en cuyos inicios algunos historiadores pueden encontrar equivocadamente la etapa
fundacional de la nación peruana y confundir así un proceso de fusión de razas, culturas y
sensibilidades, con lo que más tarde será la invención de un ‘artefacto cultural’ como la nación
peruana. Entonces, lo que se suele hacer es confundir la noción de ‘patria’ con la de ‘nación
moderna’: el Inca Garcilaso de la Vega cuando se refiere al Perú habla de su ‘patria’, del lugar
donde había nacido y cuando utiliza la palabra ‘nación’ —en muy pocas oportunidades— lo hacía
pensando en sus orígenes étnicos, en sus afinidades familiares, en su restringida comunidad de
parientes incas o cusqueños”.
41
integración de la población indígena (el “indio”) dentro de la definición renovada del Perú.
Finalmente, en el último periodo, a partir de 1960, se consolida la imagen del país como
una múltiple, construida en el imaginario colectivo a través de mecanismos orales, la
escritura142 o por la acción política de los gobiernos, que buscan elaborar narrativas afines
con sus postulados ideológicos. Los componentes históricos del imaginario nacional son, a
su vez, estudiados por David Wood en De sabor nacional. El impacto de la cultura popular
en el Perú (2005) y Zoila Mendoza desde una perspectiva regional en Crear y sentir lo
nuestro: folclor, identidad regional y nacional en el Cusco, siglo XX (2006). En ambos, el
enfoque se da desde la creación de las tradiciones y espacios de expresión de este
sentimiento folklórico a través del arte, el turismo y las instituciones.
Uno de los primeros intentos consolidados de desmenuzar la narrativa detrás de las
estrategias para desarrollar la industria turística en el Perú se encuentra en la investigación
de Mark Rice, cuyo eje temático es la realidad detrás del mito de Machu Picchu como
“identificador nacional” o imagen-bandera del país. En tal sentido, Making Machu Picchu:
The Politics of Tourism in Twentieth Century Peru (2018) nos sumerge en los debates
propios de la construcción de la imagen-país, tomando las contradicciones dentro del
proyecto de transformación de la “ciudad perdida” como símbolo nacional.143 Por ahora, el
fenómeno de la imagen del Perú aún requiere ser estudiado con mayor profundidad, como
sí se ha hecho en Sin tropicalismos ni exageraciones. La construcción de la imagen de
Chile para la exposición iberoamericana de Sevilla en 1929, de Sylvia Dümmer Scheel
(2012), y Latin America at fin-de-siècle Universal Exhibitions. Modern Cultures of
Visuality, de Alejandra Uslenghi (2016). En ambos casos, se establece la relación entre
“modernidad” y “metropolización”144, y la búsqueda de imágenes identitarias para ser
proyectadas hacia el exterior como parte de la construcción de una nación soberana en
consonancia con las ideologías dominantes, centradas sobre la base de “itinerarios
cosmopolitas”.145

142
Véase Doris Sommer, Foundational Fictions: The National Romances of Latin America
(Londres: University of California Press, 1993), 39.
143
Para la (inflada) historia del “descubrimiento” de Machu Picchu, véase Hiram Bingham, La
ciudad perdida de los incas. Historia de Machu Picchu y sus constructores (Santiago de Chile: Zig
Zag, 1956), 104, 257-259, 371.
144
Véase Alastair Bonnett, “The metropolis and white modernity”, en Etnicities, vol. 2, núm. 3
(setiembre de 2002), 349-366, para un análisis premoderno del concepto de “modernidad blanca” a
partir de la creencia difundida de que el color de piel era un indicador físico del nivel de
“civilización” de una comunidad, además de la encarnación de una “autoridad naturalizada”.
145
Alejandra Uslenghi, Latin America at fin-de-siècle Universal Exhibitions. Modern Cultures of
Visuality (Londres: Palgrave Macmillan, 2016), 139.
42
iv) La teoría del cuerpo (bello) y su vinculación a la construcción de identidades
nacionales
Dado que esta es una investigación histórica sobre certámenes de belleza, no
podemos dejar de tomar nota del desarrollo progresivo del concepto mismo de “belleza” y
cómo se han ido elaborando los (pre)juicios para determinar qué (y quién) nos resulta
estéticamente agradable. La Historia de la belleza (2010 [2004]),146 de Umberto Eco, es un
buen punto de partida para desentrañar los vínculos entre lo “bello” (más allá de la
explicación platónica) y lo “deseable” a través de la historia del arte y la filosofía; sin
embargo, si queremos nuevas respuestas para una pregunta tan antigua y, a veces, tan
trillada como esta, es preciso incorporar nuevas disciplinas a la teoría existente. Según
Verena Delle Donne, no podemos entender qué es la belleza sin una base psicológica.
Después de todo, las experiencias estéticas son un proceso inherentemente humano,
condicionado por patrones evolutivos, percepciones sociales —entre ellas, el “efecto
halo”147— y aspectos culturales sujetos al cambio a medida que pasa el tiempo.148 Y vaya
que han cambiado: entre la rolliza Venus de Willendorf (símbolo de la capacidad
procreadora), las simetrías “divinamente harmoniosas” descritas por los griegos, la Donna
Angelicata y las proporciones corporales “perfectas” de la Barbie, existe un vastísimo
universo de estereotipos que han ido privilegiando distintos cuerpos, formas y
apariencias.149 El cambio, sin embargo, se hizo más rápido y evidente durante el siglo XX,
con la masificación de la industria cosmética150 y la proliferación de los medios de

146
Esta es, a su vez, una adaptación añadida del proyecto Bellezza. Storia di un’idea dell’occidente,
a cargo de Eco y producido por Motta Online en el 2002.
147
Término acuñado por Edward Thorndike (1920), que se refiere a un sesgo cognitivo evocado por
el atractivo físico. Quienes son considerados “atractivos” son recompensados social y
biológicamente, y suelen ser vistos, por extensión, como amistosos, generosos, confiables y de
éxito, lo que conlleva a una sobreestimación irracional de su propio valor personal.
148
Verena Delle Donne, “How Can We Explain Beauty? A Psychological Answer to a
Philosophical Question”, en Proceedings of the European Society for Aesthetics, vol. 2 (2010), 89.
Disponible [en línea]: http://proceedings.eurosa.org/2/delledonne2010.pdf (acceso: 30 de junio de
2020).
149
Véase Don R. Osborn, “Renaissance beauty = Today’s ugly: What appearance factors determine
attractiveness judgements?”, en Journal of Human Behaviour in the Social Environment (octubre de
2015). Disponible [en línea]:
https://www.researchgate.net/publication/283285646_Renaissance_beauty_Today's_ugly_What_ap
pearance_factors_determine_attractiveness_judgments (acceso: 30 de junio de 2020).
Véase también Bonnie Berry, Beauty Bias: Discrimination and Social Power (Connecticut: Praeger,
2007), 5.
150
Sander L. Gilman, Making the Body Beautiful. A Cultural History of Aesthetic Surgery
(Princeton: Princeton University Pres, 2000), 12-16.
43
comunicación,151 que empezaron a difundir estas normas con mayor facilidad dentro de la
cultura mainstream.152
En 1987, la cirujana Sharon Romm se planteó la pregunta “¿dónde se encuentra el
siguiente rostro capaz de lanzar mil naves al mar hoy en día?”, inspirándose en el personaje
de Helena de Esparta, cuya hermosura, sea verdadera o mitológica, motivó el inicio de la
guerra de Troya.153 Aunque no establezca conexiones entre estética (femenina) y
conflicto,154 la tesis de Romm es sumamente interesante y, con certeza, una de las primeras
en distinguir con absoluta claridad que nuestras nociones sobre qué es “bello” usualmente
son influencia directa de lo que sucede en la esfera sociopolítica.155 Como ejemplos,
podemos considerar que el optimismo de la década de 1950 fue el entorno predilecto para
la “producción” de encantos, como los de Doris Day y Debbie Reynolds, dos “chicas tan
dulces que podrían ser comestibles”, mientras que los años 60 representaron un momento
de quiebre con el “decoro femenino” para así pasar al auge de la protesta social, que
rápidamente acogió y se apropió del look andrógino de Twiggy, y a los setenta como el
apogeo del peinado icónico que llevaba Farrah Fawcett.156 Finalmente, a partir de 1982, con
el lanzamiento del icónico video de ejercicios de Jane Fonda (aún considerado por Vogue
como “la mejor rutina del mundo”),157 se empezó a vincular al hecho de “estar en forma”
como un referente de belleza determinante, además de un elemento clave del sex appeal.

151
Véase Georges Vigarello, The Metamorphoses of Fat. A History of Obesity (Nueva York:
Columbia University Press, 2013), 170-172.
152
Ivana Guilherme Simili, Michely Calcionari de Souza y Peter Laspina, “Girls’ Beauty according
to ‘Barbie’s Tips’”, en Cadernos de Pesquisa, vol. 45, núm. 155 (enero-marzo 2015). Disponible
[en línea]:
https://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0100-15742015000100200&script=sci_arttext&tlng=en
(acceso: 1 de julio de 2020).
153
Sharon Romm, “Beauty Through History”, en The Washington Post, 27 de enero de 1987, 12.
154
Sobre la “seducción de la guerra, que ofrece una extraña belleza, divorciada de todos los valores
civilizados (…) y la representación cultural del conflicto con arquetipos épicos y románticos, un
potente instrumento estético del Estado presente en el mito, la historia y la memoria colectiva”,
véase Philip D. Beidler, Beautiful War: Studies in a Dreadful Fascination (Tuscaloosa: The
University of Alabama Press, 2016), 7-8, 90.
155
Véase también Sharon Romm, The Changing Face of Beauty (St. Louis: Mosby Year Book,
1992), 238.
156
Hasta ahora, el afiche de Farrah de 1976, en el que aparece posando en un traje de baño rojo, es
considerado el último (y más exitoso, pues vendió más de doce millones de copias alrededor del
mundo) ejemplo de pin-up poster. Véase Carmen Devescovi, “Cine sexy 1977”, en Gente, 21 de
diciembre de 1977, núms. 275-276 (edición extraordinaria de fin de año), 108-109.
157
Véase Patricia García, “Jane Fonda’s 1982 Workout Routine Is Still the Best Exercise Class Out
There”, en Vogue, 7 de julio de 2018. Disponible [en línea]:
https://www.vogue.com/article/jane-fonda-workout-videos-health-aerobics-yoga-class-pass (acceso:
3 de julio de 2020).
44
Si bien Romm reconoce la existencia de una mayor tolerancia frente a la diversidad
en las manifestaciones de la belleza, la influencia ideológica de Hollywood158 y el
patriarcado europeo son, con certeza, los más potentes en la creación de estereotipos
estéticos, así como en el reforzamiento de los modelos de representación de género
“aceptables” dentro de un esquema de imperialismo cultural.159 La belleza, en aquel
sentido, se estratifica a partir de un patrón de belleza formulado por el colonizador y los
gustos occidentales, como bien explican Chaminda Kumara y Ray Jayawardhana:
La belleza hegemónica ha normalizado sus propios valores y normas como
modelos y los ha impuesto en la ‘base’ (o periferia sureña)160 para mantener su
supremacía a nivel cultural. Los ideales en torno a la belleza femenina en la
cultura europea, que son creados y mantenidos por el ‘hombre blanco’, quien a
su vez domina los campos económicos, sociales, culturales y políticos de la
‘súper estructura’, se han convertido en el modelo universal de belleza (…) La
mayoría de estos países ‘periféricos’ han adoptado, subconsciente e
involuntariamente, estos constructos ideológicos y los han convertido en
normas a las que deben adherirse.161

La sola existencia de una jerarquía global de la belleza, encabezada por una élite
perteneciente al mundo “desarrollado” y emulada por el resto, se enlaza con facilidad a la
teoría sobre paradojas (supra)nacionalistas, fortalecidas, como vimos anteriormente, a partir
de la creación de mitos, además de símbolos identitarios, y la difusión de un mensaje
político de superioridad. En el eje del mismo, se encuentran los ideales femeninos y
masculinos,162 entendidos como ejemplos a seguir para, literalmente, reproducir (biológica

158
Andrew Alibbi, “Hollywood, The American Image and the Global Film Industry”, en CINEJ
Cinema Journal, vol. 3, núm. 1 (abril de 2014). Disponible [en línea]:
https://www.researchgate.net/publication/273031517_Hollywood_The_American_Image_And_The
_Global_Film_Industry (acceso: 1 de julio de 2020).
159
Véase Ariel Dorfman y Armand Mattelart, Para leer al Pato Donald: Comunicación de masa y
colonialismo (México D.F.: Siglo XXI, 2014 [1972]).
160
Esto se refiere a la división norte-sur originalmente planteada por Alfred Sauvy en “Trois
Mondes, Une Planète”, en 1952, y eventualmente incorporada al léxico político para hablar de la
economía global en términos de “centro”, en los que se agrupan los países “desarrollados” e
industrializados, y “periferia”, conformada por países políticamente inestables, dependientes de
exportaciones de materias primas y aún condenados a conformarse al sistema “imperialista”.
161
Chaminda Kumara y Ray Jayawardhana, “International Beauty Pageants and the Construction of
Hegemonic Images of Female Beauty”, en Sri Lanka Journal of Social Sciences, vol. 41, núm. 2
(2018), 127.
162
Véase María Valeria Galván, “Los hombres del imaginario nacionalista: representaciones de la
masculinidad en publicaciones periódicas nacionalistas de derecha argentinas durante la larga
década del sesenta (1956-1969)”, en História, vol. 31, núm. 2 (2012). Disponible [en línea]:
https://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0101-90742012000200013&script=sci_arttext (acceso: 11
de agosto de 2020). En este caso, se habla del “nuevo hombre” y del fascismo italiano aplicado a la
Argentina de los años 60, momento en el que se insistió en el ideal de virilidad, coraje, fortaleza y
sacrificio como sinónimo del nuevo héroe nacional o militante nacionalista. Actualmente, la
relación entre el nacionalismo y la “revirilización” del hombre (blanco y heterosexual) ha sido
45
y simbólicamente) la mejor versión posible de la nación. Como es de esperar, estos
extremos de idealización de hombres-patria y mujeres-bandera conllevan no solo a la
creación de modelos de conducta, sino también al culto del cuerpo “perfecto”, sea fuerte,
sano, voluptuoso o lo que sea que el Estado considere necesario para salir adelante.163
La teoría de la corporalidad puede, a su vez, refractarse a través del prisma del
biopoder (o biopouvoir, en el idioma original). Propuesto por primera vez por Michel
Foucault en su Historia de la sexualidad (1976), este se refiere a la regulación de los
sujetos mediante una serie de técnicas de subyugación o disciplinamiento corporal con el
objetivo de controlar, administrar y asegurar la mayor productividad posible de la
población.164 Se busca, por ende, eliminar aquellos “cuerpos ineficientes, torpes,
antiestéticos e inmunes a la belleza”165 y alentar el cultivo de la estética física mediante una
serie de prácticas disciplinarias como el ejercicio, las dietas y otros regímenes doctrinarios
que, en teoría, han sido diseñados para el “bienestar” de la mayoría.166
Sandra Lee Bartky sostiene que este control rígido y preciso del cuerpo se ampara
en la vigilancia constante por parte de las instituciones anónimas, pero también
individuales, dominadas por el patriarcado y la sociedad misma,167 que se autorregula y

llevada al extremo con el infame “Make America Great Again”, difundido en los Estados Unidos
durante la era Trump.
163
Natividad Gutiérrez Chong, “Mujeres y el origen común de la nación en México”, en Cultura y
representaciones sociales, vol. 13, núm. 26 (2019). Disponible [en línea]:
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-81102019000100040 (acceso:
11 de agosto de 2020).
164
Véase Michel Foucault, Historia de la sexualidad. Volumen 1: La voluntad de saber (México
D.F.: Siglo XXI, 1977 [1976]), 169-170. Las prácticas disciplinarias específicas que trata Foucault
están vinculadas a la versión moderna (a partir del siglo XVIII) del ejército, la escuela, el hospital
(o manicomio) la cárcel y la fábrica, que conforman una “anatomía política” y una “mecánica del
poder” que busca producir cuerpos dóciles y eficientes.
165
Zandra Pedraza Gómez, “El régimen biopolítico en América Latina. Cuerpo y pensamiento
social”, en Revista Iberoamericana, vol. IV, núm. 15 (2004), 13.
166
Strings, Fearing the Black Body, 7. Véase también Amina Mire, Wellness in Whiteness.
Biomedicalization and the Promotion of Whiteness and Youth among Women (Nueva York:
Routledge, 2019), 8-10, sobre la biomedicalización de aspectos de la industria del wellness, como la
lucha contra los “signos de envejecimiento” y la creación de una biotecnología para el
blanqueamiento de la piel, una herencia clarísima de la idea colonialista (así como determinista
geográfica-medioambiental) del “blanqueamiento como cura regenerativa” en un sentido físico,
higiénico y social.
167
Véase Jen Pylypa, “Power and Bodily Practice: Applying the Work of Foucault to an
Anthropology of the Body”, en Arizona Anthropologist, núm. 13 (1998), 27. Disponible [en línea]:
https://journals.uair.arizona.edu/index.php/arizanthro/article/viewFile/18504/18155 (acceso: 11 de
agosto de 2020). Pylypa habla de la noción foucaultneana del poder omnipresente ejercida
innumerables veces e inherente en todas las relaciones. La cita va más o menos así: “La mirada del
poder, que todo lo abarca, es emanada en la báscula de baño, en el espejo, en la television, en
revistas (…) el poder se encuentra en el gimnasio, en la tienda de ropa, en la cena familiar, en la
oficina; se refleja en el cumplido ‘oye, ¡has perdido peso!’ y en los diseños de productos desde la
Diet Coke hasta los automóviles (…) Foucault considera que el poder produce tipos de belleza que
46
refleja la “tiranía de la delgadez (a través de) la cristalización masiva de una obsesión
cultural que patologiza el miedo a subir de peso” o a “perder” la hermosura.168 Desde
jóvenes, se nos bombardea con información para aprender a suprimir el hambre,169 para
cambiar las expresiones naturales de nuestros rostros (detalles capaces de subvertir el
proyecto disciplinario de la perfección corporal, utilizando soluciones caseras) y para
ejercitarnos con el objetivo de “esculpir” nuestra figura y eliminar la papada y la celulitis,
pero también se nos enseña a restringir nuestra postura y movimientos, y a rechazar
cualquier manifestación de “soltura, libidinosidad o brusquedad”, opuestas a la “finura,
fragilidad y la gracia” características de las mujeres “aptas”. Bartky explica también que el
cuerpo femenino ha sido convertido en una superficie ornamental para el deleite del
“hombre-panóptico que reside en el subconsciente de muchas”. Por aquel motivo, se nos ha
inculcado el uso del maquillaje o ciertos hábitos, como el cuidado de la piel, las cirugías
para contrarrestar los efectos de la vejez y la depilación,170 pilares de la industria cosmética
que, para muchas, pueden resultar sumamente dolorosos y traumáticos.
Como vemos, el ideal femenino “dócil” y “atractivo”, a nivel tanto físico como
conductual, ha sido invadido desde varios frentes y ha construido un sistema regulatorio
perpetuo, exhaustivo, inescapable y virtualmente imposible de cumplir. Aunque somos
conscientes de lo dañina que resulta esta regulación del cuerpo, ahí sigue, más viva que
nunca.171 Quizás convendría entender a los certámenes de belleza como una de tantas
maneras de mantener la vigencia de esta arista del biopoder, ya que representa un
escaparate global para reforzar cuál es el tipo de cuerpo (y lenguaje corporal) que debe

la sociedad requiere: controlados, habituados a la regulación externa y hasta capaces de ‘ajustarse


los cinturones’ en tiempos de crisis mediante la disciplina y la abnegación”.
168
Véase Cressida J. Heyes, “Foucault Goes to Weight Watchers”, en Hypatia, vol. 21, núm. 2
(2006), 126-149.
169
Mientras escribía estas líneas, me entró la curiosidad e hice la prueba de buscar weight loss en
Google. En menos de 0.47 segundos, me había aparecido una selección de más de 2 110 000 000
artículos sobre el tema, desde lo más especializado, publicado por la Escuela de Medicina de
Harvard, hasta blogs y páginas promovidas por el Gobierno estadounidense. La tesis de Bartky se
muestra tremendamente relevante hasta el día de hoy.
170
Sobre el control social de género a través de la depilación, véase Nadine Ajaka, “The Casualties
of Women’s War on Body Hair”, en The Atlantic, 8 de febrero de 2017. Disponible [en línea]:
https://www.theatlantic.com/health/archive/2017/02/the-casualties-of-womens-war-on-body-
hair/514983/ (acceso: 12 de agosto de 2020). Ajaka cita a Rebecca Herzig y su análisis de un
estudio de 1893, en el que se sometió a 272 mujeres blancas, “neuróticas y transgresoras”. El gran
hallazgo de dicho estudio era la supuesta correlación entre ser mujer con “vello facial en exceso” y
mostrar “un excepcional vigor animal, sexual y criminal”. El hecho de ser “peluda” era (y continúa
siendo) algo profundamente patologizado.
171
Sandra Lee Bartky, “Foucault, Femininity, and the Modernization of Patriarchal Power”, en
Rose Weitz, The Politics of Women’s Bodies. Sexuality, Appearance and Behavior (Nueva York:
Oxford University Press, 1998), 25-45.
47
tener una mujer para ser considerada suficientemente bella y valiosa como mercancía de
consumo masivo.172
Desde otra perspectiva sobre la simbología nacional a través de la teoría del cuerpo,
podemos tomar los textos de Mónica Lizbeth Chávez, “Construcción de la nación y el
género desde el cuerpo. La educación física en el México posrevolucionario” en Desacatos
(2009) y Gender, Body and Sport in Historical Transnational Perspectives (2008), de
Susan J. Bandy, sobre la experiencia femenina norteamericana en el deporte y la “cultura
física”. Si bien existen textos que abordan la corporalidad —como El deseo del cuerpo.
Mujeres y hombres en la Lima contemporánea, de Liuba Kogan (2010), que más bien
presenta un correlato entre sexualidad y lo físico—, el Perú aún no se empeña en estudiar al
deporte desde la teoría, sino desde la cultura de medios. Esto se revela en el artículo de
Carlos Aguirre, “Perú Campeón: Fiebre futbolística y nacionalismo en 1970” (2013), así
como en el célebre Ese Gol existe. Una mirada al Perú a través del fútbol, publicado el año
2016 por Aldo Panfichi.173 En ambos casos, se estudia la forja de “sentimientos
nacionalistas” a partir de la aplicación del concepto de “comunidad imaginada” al equipo
de once personas y las hinchadas, así como la expresión de las mismas, a veces tan efusivas
y violentas que no serían aceptables en otros contextos.174
Existe un sesgo importante en el interés académico con respecto a ciertos deportes
considerados más relevantes y exitosos que otros. “The History of Peruvian Women’s
Volleyball”, artículo de Abelardo Sánchez-León, plantea que el éxito del equipo de voleibol
femenino “es una metáfora para el intento del país en construir su propia identidad nacional

172
Alexis Sossa Rojas, “Análisis desde Michel Foucault referentes al cuerpo, la belleza física y el
consumo”, en Polis, Revista de la Universidad Bolivariana, vol. 10, núm. 28 (2011), 559-581.
Según Sossa, una población verdaderamente subordinada, entretenida con estas formas de consumo
moderno, es incapaz de distinguir su propia condición de pasividad.
Véase también Nancy Huston, Reflejos en el ojo de un hombre (Barcelona: Galaxia Gutenberg,
2013), 251-252, para una comparación entre el “consumo” de la belleza con la adicción al azúcar,
tal y como estipulaban los evolucionistas, que consideraban que las mujeres bellas “eran como el
dulce en la fruta: (inútiles) en sí mismas, pero (cruciales) para suscitar el deseo que contribuirá a la
supervivencia de la especie”. Huston agrega que esta relación entre el hombre y el azúcar es tan
nociva por su propio carácter desenfrenado y obsesivo.
173
Véase también Jaime Pulgar Vidal, El Clásico. El inicio de una rivalidad (Lima: Grupo Editorial
Mesa Redonda, 2014); David Wood, “Arriba Perú: The Role of Football in the Formation of a
Peruvian National Culture”, en Rory Miller y Liz Crolley, eds., Football in the Americas (Londres:
University of London, Institute of Latin American Studies, 2007) y “Entre el ‘¡olééééé!’ y el
‘¡gooooool!’”, en Carlos Alberto Montaner, Los latinoamericanos y la cultura occidental (Bogotá:
Norma, 2003). En este último, se problematiza brevemente la relación histórica entre las sociedades
colonizadas en América Latina y la industria del entretenimiento, que va desde las corridas de toros
hasta los espectáculos deportivos.
174
Carlos Aguirre, “‘Perú campeón’: Fiebre futbolística y nacionalismo en 1970”, en Carlos
Aguirre y Aldo Panfichi, eds., Lima, siglo XX: Cultura, socialización y cambio (Lima: Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2013), 384.
48
a través de pequeñas y específicas victorias”.175 Si bien se reconoce que desde los años 80
ha habido un incremento categórico en la presencia de mujeres en el sector deportivo, el
legado del voleibol (y de las “matadoras”) aún no termina de concretarse.176 El país,
sencillamente, sigue teniendo los ojos puestos en el equipo nacional de fútbol.177
Sería relevante dilatar estas reflexiones sobre la corporalidad hacia esferas ajenas al
mundo deportivo para así permitirnos establecer vínculos entre el uso del cuerpo y los
cánones pronunciados con respecto a lo estético, con un análisis sobre quiénes los miran y
con qué propósito, como el análisis de Deborah Poole en Vision, Race, and Modernity: A
Visual Economy of the Andean World (1997). Siguiendo aquella línea, un excelente
ejemplo de cómo el cuerpo se ha utilizado para la (re)creación y (re)presentación de un país
“ordenado” es “La india bonita: nación, raza y género en el México revolucionario”, de
Apen Ruiz (2001), que se enfoca en la corporalidad y la etnicidad como factores
representativos de la nación mexicana a partir de sus concursos de belleza “internos”
durante los años 20. Resulta oportuno mencionar que existe la posibilidad de analizar al
cuerpo a través de su “disciplinamiento”, vinculándolo a la teoría foucaultiana, ya sea si
consideramos que el deporte es una forma de ordenar a las masas o si buscamos entender
que el físico que los concursos de belleza priorizan y buscan imponer un estado físico a
base de dietas, procedimientos quirúrgicos o el uso de fajas y otras prendas, que tienen,
como propósito deformarnos.178
En materia de estética y estudios sobre la corporalidad desde la historiografía
angloamericana está The Beauty Myth (1990), un clásico de la literatura feminista,
publicado por Naomi Wolf con especial interés en estudiar la influencia comercial de los

175
Abelardo Sánchez-León, “The History of Peruvian Women’s Volleyball”, en Joseph Arbena y
David Gerald LaFrance, eds., Sport in Latin America and the Caribbean (Wilmington: Scholarly
Resources, 2002), 207-209.
176
Sobre la feminización del voleibol en el Perú, y la asociación de la misma disciplina en el caso
de los hombres con la homosexualidad, véase Elizabeth Gackstetter Nichols y Timothy R. Robbins,
“Sports in Latin America and the Caribbean: Volleyball and Field Hockey: Women’s”, en Pop
Culture in Latin America and the Caribbean. Entertainment and Society Around The World, cap. 6
(Santa Bárbara: ABC-CLIO, 2015), 287.
177
Alonso Pahuacho, “Fútbol peruano: la eterna fantasía”, en Revista Quehacer, núm. 188 (Lima:
DESCO, 2012), 118-123. Pahuacho sostiene, ante todo, que el Perú ha elegido a Paolo Guerrero
como su nuevo “héroe nacional”, y que el hincha peruano es “masoquista” en su búsqueda del goce
de ver a la selección ganar, ya que este conlleva, si seguimos a Jacques Lacan, al sufrimiento.
178
Para un estudio más reciente sobre las ambigüedades en la construcción de identidades
masculinas y femeninas a través de los certámenes de belleza y el fisicoculturismo, véase Francisco
Javier Cortázar Rodríguez, “Cuerpos perfectos. Sociología de la construcción corporal en reinas de
belleza y físico-culturistas”, en Actuel Marx/Intervenciones, núm. 9 (2010), 95-114. Disponible [en
línea]:
https://www.academia.edu/4844333/Cuerpos_perfectos._Sociolog%C3%ADa_de_la_construcci%C
3%B3n_corporal_en_Reinas_de_Belleza_y_Fisico_Culturistas (acceso: 14 de marzo de 2020).
49
medios en la creciente adhesión de mujeres a estándares irreales de belleza física.179
También encontramos aportes interesantes en Bodies That Matter, de Judith Butler, en el
que surgen preguntas sobre las categorías lingüísticas que utilizamos para denotar la
materialidad del cuerpo, el balance entre género y poder (en particular, de qué manera la
performance puede servir como una fuerza combativa frente a una forma hegemónica; sin
ir muy lejos, ese es uno de los ejes de la cultura drag),180 y la posibilidad de que ciertas
categorías, como “mujer” o queer, sean identidades provisionales, oscilantes, en vez de
“permanentes”.181
Seis años después del clásico de Naomi Wolf,182 The Body Project. An Intimate
History of American Girls, de Joan Jacobs Brumberg, profundizó temas como la
“sanitización” de la pubertad a fines del siglo XIX,183 la intensificación del “dolor
emocional frente a trastornos que pueden desencadenar un trauma en el cuerpo emocional
como el acné, y la atención a las espinillas como una característica determinante de la
crianza de clase media”184 de la posguerra, en la década de los 50, con miras a avivar el
debate sobre la centralidad del cuerpo como medio de autodefinición y manera de
anunciarnos ante el mundo. Maggie Wykes y Barrie Gunther, por su parte, han hecho un
aporte significativo sobre el estudio del cuerpo a través del análisis del discurso médico-
psicológico y mediático sobre el peso y los estereotipos asociados a las diversas contexturas
desde los años 80 hasta la actualidad, logrando establecer la correlación entre el incremento
de artículos sobre dieta y ejercicios en revistas pensadas para el público femenino y el

179
Véase también Berry, Beauty Bias, 2-3.
180
Véase Cristy Dougherty, Drag Performance and Femininity: Redefining Drag Culture through
Identity Performance of Transgender Women Drag Queens (tesis de maestría en Estudios de la
Comunicación, Minnesota State University, 2017). Disponible [en línea]:
http://cornerstone.lib.mnsu.edu/etds/730?utm_source=cornerstone.lib.mnsu.edu%2Fetds%2F730&u
tm_medium=PDF&utm_campaign=PDFCoverPages (acceso: 15 de febrero de 2020).
181
Judith Butler, Bodies That Matter: On the Discursive Limits of “Sex” (Nueva York: Routledge,
1993), 67-71, 132, 221-236.
182
Ver también Naomi Wolf, Vagina. Una nueva biografía de la sexualidad femenina (Barcelona:
Kairós, 2013). Este es un texto clave para entender la relación cerebro-vagina (“la neurología de la
vagina y la bioquímica que libera en el cerebro”) y la construcción de la categoría “mujer”
(cisgénero) a partir de la sexualidad. Wolf habla de “recuperar a la diosa” como un elemento
fundamental para la sanación sexual, y critica el hecho de que la gran mayoría de estudios sobre el
orgasmo y los genitales femeninos hayan sido hechos por hombres (occidentales, además) como
William James y Sigmund Freud.
183
Estos temas resuenan con un clásico sobre la aplicación de la teoría higienista (y eugenésica) en
las construcciones de género en el Perú de fines de siglo XIX e inicios del XX: Limpias y
modernas: género, higiene y cultura en la Lima del novecientos, de María Emma Mannarelli (Lima:
Flora Tristán, 1999).
184
Joan Jacobs Brumberg, The Body Project: An Intimate History of American Girls (Nueva York:
Random House, 1997), 85.
50
aumento del índice de desórdenes alimenticios en casi cuatro décadas185, un problema que
definitivamente se extiende al campo de los certámenes de belleza. Globalizing Ideal
Beauty (2009), de Denise H. Sutton, sigue la misma línea crítica de los medios
(publicitarios) y aporta, de paso, una cronología del proceso de “publicitar una belleza ideal
americana” a través de la venta de productos, como Pond’s, y la “exposición internacional”
de la belleza.186
El efecto social que se deriva de ser considerada una persona “atractiva”, y la
variabilidad del término, fue estudiado en “Beauty as Status”, un artículo de James E.
Driskell. La belleza es entendida como una “cualidad” determinante en la popularidad de
un individuo, ya que esta suele ser asociada con actitudes socialmente deseables; sin
embargo, es imprescindible tener en cuenta que los estándares que determinan qué significa
ser bella o bello están en constante transformación. Como ejemplo, el autor explica que la
“voluptuosidad” admirada en el siglo XIX es considerada un “factor desafortunado”,
actualmente, y que la delgadez que hoy se considera deseable habría sido un indicador de
tuberculosis hace setenta años.187
Finalmente, es de suma importancia rescatar el vínculo entre el tratamiento del
cuerpo femenino como un objeto en la cultura de medios y la violencia de género. Para
Kelsey Wright, los certámenes de belleza y la pornografía operan en una misma esfera, con
parámetros que obedecen a las normas del capitalismo en tanto difunden la idea de que las
mujeres deben ser “consumidas” por los hombres.188 Su tesis ofrece un abanico de ejemplos
en los que la performance corporal, sea en una competencia de traje de baño, en un afiche
de alta moda o en la producción de un sex tape, es una forma de “ocupación”, coerción y

185
Maggie Wykes y Barrie Gunther, The Media and Body Image. If Looks Could Kill (Londres:
Sage Publications, 2005), 68-69.
186
Sobre la influencia de los medios en la percepción de los ideales de belleza y cómo afectan
nuestro comportamiento y bienestar, se puede revisar “Beauty, Body Image, and the Media”, de
Jennifer S. Mills, Amy Shannon y Jacqueline Hogue, publicado por la plataforma IntechOpen
(2017), 145-157.
Disponible [en línea]: https://www.intechopen.com/books/perception-of-beauty/beauty-body-
image-and-the-media (acceso: 8 de febrero de 2020).
187
James E. Driskell, “Beauty as Status”, en American Journal of Sociology (julio de 1983), 161.
188
Esta idea parece ser una extensión de los planteamientos expuestos por John Berger en Ways of
Seeing (Londres: Penguin Random House, 2008 [1972]). En él, se habla de las relaciones de género
con base en la pasividad de las mujeres, entendidas como un “espectáculo de su propio aspecto, y
una visión conquistada por los hombres”. En aquel sentido, Berger considera —y no le falta
razón—, que el mercado de consumo “objetiviza” a la identidad femenina y la convierte en un
producto sexualizado que termina asimilando un rol casi de “propiedad” ante la mirada masculina
colectiva. Sin duda, este es un ejemplo de matrimonio perfecto entre capitalismo y patriarcado, un
sistema caracterizado por la doble desigualdad de la población femenina. Véase también Enbar
Toledano, “The Looking-Glass Ceiling: Appearance-based Discrimination in the Workplace”, en
Cardozo Journal of Law and Gender, vol. 19 (2013), 683-713.
51
subyugación a “placeres violentos”, en los que se entrelazan juegos de poder y la pregunta
sobre la posibilidad de un consentimiento “real” dentro del patriarcado como condición
estructural.189

v) La historiografía universal sobre certámenes de belleza desde una perspectiva


global
Debe reconocerse que aún nos enfrentamos a enormes vacíos con respecto al
estudio de los concursos de belleza, considerados aspectos del pasado (e historia de las
mujeres) irrelevantes y difícilmente historizables,190 sean estos a nivel nacional o mundial.
El interés propiamente académico por desentrañar su valor simbólico y relevancia puede
rastrearse hacia fines de la década de 1990, en los Estados Unidos. Dos son los textos
“clásicos” que abrieron el camino para el resto de investigaciones: en primer lugar, está
Beauty Queens on the Global Stage: Gender, Contests and Power, una aproximación
teórico-comparativa a las retóricas “intensamente locales pero simultáneamente globales y
repetitivas” de los certámenes de belleza;191 en segundo lugar, está The Most Beautiful Girl
in the World. Beauty Pageants and National Identity (1999), de Sarah Banet-Weiser, que se
enfoca más en visibilizar las problemáticas detrás de los certámenes. Una de ellas es la
inclinación de los jurados a elegir a mujeres caucásicas como las más representativas de la
belleza en Estados Unidos, algo que resulta contradictorio cuando tomamos en cuenta que
la “diversidad” es un elemento recurrente dentro del discurso sobre el origen y herencia
cultural del país. Banet-Weiser intenta explicarnos este fenómeno a través de su
comparación con otras manifestaciones culturales de gran alcance, como las Olimpiadas,
donde también se categoriza a sus participantes en representaciones “competitivas aunque
mutuamente afirmativas de lo que globalmente podría considerarse femenino”. Se
construye, en cierto modo, una “familia internacional”, en la que se eliminan activa y
temporalmente las relaciones inequitativas de poder entre países para así pasar a celebrar la
“diversidad feminizada” en un supuesto contexto de neutralidad y objetividad.192
Por su lado, Being Miss America: Behind the Rhinestone Curtain (2014), de Kate
Shindle, quien fue coronada Miss Estados Unidos en 1998, sirve como una plataforma de

189
Kelsey Wright, “Sexual Objectification of Female Bodies in Beauty Pageants, Pornography, and
Media”, en Dissenting Voices, vol. 6, núm. 1, art. 12 (2017), 128. Disponible [en línea]:
https://digitalcommons.brockport.edu/dissentingvoices/vol6/iss1/12/ (acceso: 8 de febrero de 2020).
190
Tomo el término según el texto de Hugo Zemelman, Necesidad de consciencia. Un modo de
construir conocimiento (Barcelona: Anthropos, 2002), 95.
191
Colleen Ballerino Cohen, Richard Wilk y Beverly Stoeltje, eds., Beauty Queens on the Global
Stage: Gender, Contests and Power (Londres: Routledge, 1996), 227.
192
Banet-Weiser, The Most Beautiful Girl in the World, 186.
52
denuncia frente a la corrupción dentro de la organización, además de brindar un testimonio
personal en torno a la cultura de concursos norteamericana.193 Esta mirada “desde adentro”
es el aporte principal del texto, basado casi netamente en las historias de vida de algunas
reinas de belleza icónicas; nos permite entender la situación de las participantes —en
particular, la de Vanessa Williams, quien fue despojada del título en 1984 luego de ser
amenazada con la revelación de fotografías “provocativas”194 para las que habría posado
años antes—, mientras son sometidas a una “homogeneización” televisada y a una “presión
por desempeñar (su rol)”.195 Estos estudios nos proveen las herramientas para entender a
mayor cabalidad por qué los concursos de belleza, sobre todo Miss America, han
significado un barómetro para definir quiénes encajaban en los ideales de “hermosura
desarrollada” en el marco de la posguerra globalizada, que equiparaba blancura con
civilización y una representación física de los nuevos ideales mundiales.
No dejamos de destacar Queens of Academe: Beauty Pageantry, Student Bodies,
and College Life (2012), de Karen W. Tice, como un texto que también nos acerca al
fenómeno de los pageants en la era pre-Civil Rights; en este se explica que, en los años 60,
las estudiantes afroamericanas los utilizaron como un tablero para desafiar las barreras de
color, que caracterizaban los campus universitarios, mediante su inscripción en concursos
que estaban reservados “para blancas”.196 Adicionalmente, Tice nos introduce al
“disciplinamiento” del cuerpo a través de su interpretación de las “feminidades cristianas
normativas” encarnadas en el mercado de los programas de belleza basados en la “fe para
que las mujeres se mejoraran a sí mismas y a sus almas”, lo que nos permite profundizar la
relación entre belleza y orden con los ideales de la “buena cristiana”. 197 Se vincula la teoría

193
Véase también Jennifer Weiner, “The End of Miss America”, en The New York Times, 22 de
diciembre de 2017. Disponible [en línea]: https://www.nytimes.com/2017/12/22/opinion/miss-
america-pageant-haskell-email.html (acceso: 10 de febrero de 2020). La cita que me llevo de la
columna se refiere a lo que sucede después de que una reina de belleza entrega su corona, que
sugiere una pérdida total de su identidad y una reducción de su propia condición de persona:
“(…) no son ganadoras, no son mujeres, no son personas, tampoco cuerpos (…) solo extremidades”
(traducción de la autora).
194
Vean “Miss America, Oh, God, She’s Nude!”, en Penthouse. The International Magazine for
Men (setiembre de 1984), 66-69, y juzguen ustedes mismos si estas fotos son realmente “eróticas,
extravagantes y agresivas” o “artísticas”. Yo pienso que tienden más hacia lo segundo.
195
Kate Shindle, Being Miss America. Behind the Rhinestone Curtain (Austin: University of Texas
Press, 2014), 82.
196
“Pride and Pulchritude. Campus Pageant Politics, 1920-1980”, en Karen W. Tice, Queens of
Academe: Beauty Pageantry, Student Bodies, and College Life (Nueva York: Oxford University
Press, 2012), cap. 3.
197
Sobre el rol político y social de “la familia cristiana americana clásica” durante el periodo entre
1960 y 1976, véase Seth Dowland, “‘Family Values’ and the Formation of a Christian Right
Agenda”, en Church History, vol. 78, núm. 3, 606-631. Disponible [en línea]:
53
de la corporalidad con la decencia y la incomodidad de ciertas participantes cuando llegaba
el momento de mostrar sus cuerpos en traje de baño en este “dilema de la carne”, 198 un
tópico que no hemos visto repetirse en la historiografía referente a los concursos de belleza.
Paralelamente, han surgido destellos de investigaciones desde Europa, como las del
Reino Unido, sobre certámenes de belleza a nivel global; por ejemplo, el trabajo de Aro
Velmet (2014) se enfoca en los antecedentes de los concursos en Francia y discute, a través
de un análisis exhaustivo de la relación entre actores de poder económico, la industria de
consumo y las propias aspirantes al título de La Plus Belle Femme de France, que unieron
fuerzas para crear modelos de una modernidad (y mujer) alternativa, arraigada en
tradiciones más “provinciales” en respuesta al trastorno de los roles de género que tuvo
como consecuencia la Gran Guerra.199
Desde una perspectiva antropológica, encontramos el breve estudio de Richard
Wilk, coautor de Beauty Queens on the Global Stage, que lleva el sugerente título “The
Local and the Global in the Political Economy of Beauty: From Miss Belize to Miss
World”. El artículo problematiza la cuestión del “otro” (otherness) y la identidad como
elementos esenciales dentro de un discurso visual que, en el contexto de los certámenes de
belleza, fomenta la articulación de instituciones culturales a nivel global y local. Wilk
propone, adicionalmente, que las competencias enfocadas en el cuerpo femenino200 son una
reproducción de las hegemonías, debido a que “involucran a grupos dispares en un
concurso común, y así limitan sus rangos de posible acción y domestican los conflictos”.201
Estos eventos, entonces, son explicados como una oportunidad mercantilizada para
fomentar conexiones globales activas y crear definiciones categóricas universales para
determinar qué es la belleza, la sexualidad y el género.202

https://www.cambridge.org/core/journals/church-history/article/family-values-and-the-formation-
of-a-christian-right-agenda/F67A1723882FCC68A891C45C18A51476 (acceso: 7 de febrero de
2020).
198
Tice, Queens of Academe, 177-183.
199
Aro Velmet, “Beauty and Big Business: Gender, Race and Civizational Decline in French
Beauty Pageants, 1920-37”, en French History, vol. 28, núm. 1 (2014), 66-91. Disponible [en
línea]: https://academic.oup.com/fh/article/28/1/66/557467 (acceso: 25 de febrero de 2020).
200
Para el autor, esta situación es distinta para los hombres. Según su análisis, las competencias
deportivas internacionales mapean elementos de la cultura geográfica sobre las capacidades físicas
demostradas por los distintos cuerpos masculinos. Este postulado tiene más sentido si lo pensamos a
la luz de la creencia de que la naturaleza humana (cuerpo y también carácter) puede ser determinada
por cuestiones climáticas.
201
Traducción propia. Wilk, “The Local and the Global…”, 133.
202
Recordemos el caso de Ángela Ponce, coronada como miss España-Universo en el 2018. Su
participación en Miss Universo ese mismo año fue altamente controversial por haberse tratado de la
primera mujer transgénero que competía por el título, si bien las reglas habían sido modificadas
desde el 2012 cuando Donald Trump aún era presidente de la institución, no de los Estados Unidos.
Al respecto, véase Raphael Minder , “‘Tener una vagina no te hace mujer’: Ángela Ponce, la mujer
54
Para el caso asiático, contamos con ejemplos como Pure Beauty: Judging Race in
Japanese American Beauty Pageants (2006), de Rebecca Chiyoko King-O’Riain, que hace
hincapié en la experiencia japonesa-americana en certámenes de belleza en el marco
inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, con el desarrollo del Nisei Week
Queen, el Miss Tomodachi y hasta el Señorita Bomba Atómica203 como una estrategia de
asimilación dentro de la cultura “blanca y mainstream”.204 Vemos que la articulación es
parte de los certámenes asiático-americanos, en tanto es un intento de “negociar las aguas”
entre su asiaticidad y su americanidad para producir una nueva identidad híbrida que
combina al género y la etnicidad.205 Dicho de otra manera, estos eventos son la base para el
desarrollo de una diáspora cultural en la que ni el país-anfitrión ni la patria (real o
imaginada) son privilegiados, sino que se mantiene una tensión creativa entre el “dónde
estoy” y el performance en torno al “de dónde vengo”.206 En el caso de los certámenes de
belleza, esta hibridez transnacional se reproduce en un punto equidistante “entre el kimono
y el vestido de noche”,207 que intenta enmarcarse en una estructura mainstream a modo de
negociación para adquirir cierta visibilidad y reconocimiento.
Por su parte, Shades of Difference: Why Skin Color Matters (2009), editado por
Evelyn Nakano Glenn, nos da una visión más general sobre “por qué el color de la piel
importa” en Filipinas y cuáles son los mecanismos físicos y culturales a los que recurre la
población para “blanquearse”. El fenómeno del “blanqueamiento” es analizado como un
proceso ideológico, económico, político y personal que va de la mano con la idea de

transgénero que quiere ser Miss Universo”, en The New York Times (ES), 17 de julio de 2018.
Disponible [en línea]: https://www.nytimes.com/es/2018/07/17/angela-ponce-transgenero-miss-
universo/ (acceso: 4 de julio de 2019).
203
Véase Masako Nakamura, “‘Miss Atom Bomb’ Contests in Nagasaki and Nevada: The Politics
of Beauty, Memory, and the Cold War”, en U.S.-Japan Women’s Journal, núm. 37 (2009), 117-
143. Disponible [en línea]: https://www.jstor.org/stable/42772003 (acceso: 23 de febrero de 2020).
204
Rebecca Chiyoko King-O’Riain, Pure Beauty. Judging Race in Japanese American Beauty
Pageants (Minneapolis: University of Minnesota Press, 2006), 49. Parte de la genialidad del
argumento está en la reconstrucción de las ansiedades colectivas de la comunidad japonesa de
“disociarse con cualquier vestigio de su identidad nacional” para poder encajar. Los japoneses
imitaron y adaptaron el Miss America para demostrar sus ganas de ser aceptados como ciudadanos
bajo los parámetros de “civilización” promovidos por la sociedad estadounidense, especialmente
después de la Segunda Guerra Mundial. Este fue un mecanismo de negociación ideado por las
segundas y terceras generaciones de migrantes (Nisei y Sansei, respectivamente), al caer en cuenta
que sus padres (Issei), incapaces de “ganar” en la esfera legal, debían vencer a los norteamericanos
en esferas más “visibles”, como la cultural, en la que predominaban los eventos deportivos, y, claro
está, los certámenes de belleza.
205
Christine Reiko Yano, Crowning the Nice Girl: Gender, Ethnicity and Culture in Hawai’i’s
Cherry Blossom Festival (Honolulu: University of Hawai’i Press, 2006), 35.
206
Ien Ang, On Not Speaking Chinese: Living Between Asia and the West (Nueva York: Routledge,
2001), 24-25.
207
Véase Jan Bardsley, “Japan’s Miss Universe: Beauty Contests and Postwar Democracy”, en
Women and Democracy in Cold War Japan (Londres: Bloomsbury, 2014), 139-164.
55
“mejorar la raza”, frase que desentierra sentimientos y ansiedades desarrolladas desde la
época colonial en torno al mestizaje.208 Entre otros temas característicos del caso filipino,
encontramos la participación de jóvenes transexuales, lo que nos lleva a plantear un interés
por expandir las relaciones de género hacia un terreno más ambiguo entre los constructos
de masculinidad y feminidad. Un ejemplo interesante es Gendering the Trans-Pacific
World (2017), de Catherine Ceniza y Judy Tzu-Chun Wu, que cuenta con un estudio
multidisciplinario de las Manila Carnival Queens en un contexto actual y como parte de la
cultura nacional.209
Si buscamos interpretaciones más “cercanas” a la nuestra, tenemos el ejemplo de
Making Miss India Miss World: Constructing Gender, Power, and the Nation in
Postliberalization India (2008), de Susan Dewey. En él se expone cómo, en el marco de la
globalización, “mirar cualquier concurso internacional en el que participe Miss India es
parte de un proceso dialógico de estar ‘a la altura’ ya que provee una oportunidad de
calibrar la presentación de belleza de la India vis-à-vis con el resto del mundo”.210 De ahí se
desprende que las ansiedades de las mujeres en la India por resaltar y ser validadas a través
de sus triunfos en el certamen, seis hasta ahora, son extrapolables a países como el Perú.
Las implicancias detrás de la elección de una representante digna y “respetable” insertan a
las potenciales reinas de belleza en una dicotomía imposible que, por un lado, les pide que
emulen la “pureza” y castidad de figuras como la Madre Teresa, Chand Bibi, Maharani
Laxmi Bai y Siva; mientras que, por el otro, las tilda de obscenas y de poner en riesgo la
dignidad de sus familias por atreverse a pararse sobre un escenario mundial como es un
certamen de belleza internacional.211
Para una cercanía geográfica, conviene revisar el caso de Venezuela y la tendencia
exacerbada de autorepresentarse como el gran “productor de reinas de belleza exitosas”, lo
que ha justificado la creación de escuelas e instituciones especializadas en la formación de
futuras ganadoras.212 En esa línea, Misses de Venezuela: reinas que cautivaron a un país.

208
Evelyn Nakano Glenn, Shades of Difference: Why Skin Color Matters (Stanford: Stanford
University Press, 2009), 115.
209
Genevieve Clutario, “Tensions of Power, Empire, and Nationalism in Manila Carnival Queen
Contests”, en Catherine Ceniza Choy y Judy Tzu-Chun Wu, Gendering the Trans-Pacific World
(Leiden: Brill, 2017), 268.
210
Susan Dewey, Making Miss India Miss World. Constructing Gender, Power, and the Nation in
Postliberalization India (Siracusa: Syracuse University Press, 2008), 91.
211
Huma Ahmed-Ghosh, “Writing the Nation on the Beauty Queen’s Body: Implications for a
‘Hindu’ Nation”, en Meridians, vol. 4, núm. 1 (2003), 213-214.
212
La obsesión nacional por “producir” mujeres físicamente perfectas ha llevado a que, en
promedio, se realicen entre 25 000 y 30 000 operaciones (legalmente, claro está) vinculadas a la
cirugía estética mamaria, especialmente las mamoplastias de aumento y los liftings. Por aquel
motivo, Venezuela ha sido descrito por muchos años como “el país de senos con siliconas”. Véase
56
Crónicas, reportajes y testimonios del concurso Miss Venezuela (2005), de la periodista
Albor Rodríguez, representa una fuente en potencia en tanto es una recopilación de
artículos del diario El Nacional sobre la trayectoria histórica de las misses con la intención
de explicar la vigencia de la fijación nacional por ellas. No debe sorprendernos que
Rodríguez no se detenga a cuestionar por qué el pilar antiimperialista en el que se apoya el
régimen actual no se ha visto reflejado en una retirada definitiva de los concursos, como sí
ocurrió con Cuba y Miss Universo desde 1968,213 y que su única alusión al régimen sea
durante la elaboración de una breve cronología del evento. Es probable que estos debates
hayan quedado incompletos a propósito214 y que, por motivos que exceden la necesidad de
revelar niveles más complejos de la situación “real”, deberán permanecer, aunque sea
temporalmente, lejos del terreno de las imprentas.
Uno de los aportes más interesantes del texto es el prólogo de Igor Molina, en el que
se denuncia explícitamente que “hasta en los remotos confines del río Capanaparo, pasando
por las unidades de tropas en las fronteras (surgen) las reinas de belleza como la hierba tras
la llovizna”. Esta afirmación nos demuestra que se trata de un país obsesionado y
sublimado a ser una masa de telespectadores que busca “la única oportunidad de ganarle en
las pasarelas a Argentina, o incluso al Brasil, ya que no se le puede ganar en la cancha”.215
Dado que los certámenes de belleza son un elemento inherente de la identidad nacional
venezolana, no podemos dejar de lado el estudio de Marcia Ochoa, titulado Queen for a
Day. Transformistas, Beauty Queens and the Performance of Femininity in Venezuela
(2014). En él, se ofrece una mirada a los concursos desde un enfoque queer, con el objetivo
de insertar el imaginario del travestismo dentro de las mediaciones de modernidad actuales
en el país. Lo más valioso del texto de Ochoa es la riqueza de sus entrevistas, así como sus

Dominique Gay-Sylvestre, “Glamour, marketing et bistouri: le concours de Miss Venezuela”, en


Psicologia e Saúde, vol. 6, núm. 1 (2014), 108.
213
Curiosamente, en 1963, un año después de la crisis de los misiles, cuando casi se inicia una
guerra nuclear entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, Cuba sí participó en Miss Universo.
Seis años después, la situación era otra: el país atravesaba la mayor situación de aislamiento
económico y diplomático de su historia, al punto de sentirse completamente “sola” políticamente.
Actualmente, Cuba participa en Miss Tierra y Miss Internacional. Queda pendiente que gane alguno
de ellos.
214
Durante una revisión del estado de la cuestión, me topé con unas memorias escritas por Jamie
Maslin, un reconocido periodista inglés, sobre su tiempo en Venezuela. El libro, titulado Socialist
Dreams and Beauty Queens. A Couchsurfer’s Memoir of Venezuela (2011), es una lectura
“sociológica” ligera de la realidad venezolana urbana, escrita a modo de diario. No llega a
profundizar temas como las acusaciones sobre corrupción del régimen de Chávez ni tampoco se
sumerge en las grandes controversias que giran en torno al Miss Venezuela, como las operaciones a
las que someten a las candidatas para acercarlas a los estándares de belleza “occidentales”, por lo
que se trata de un texto que peca de prometer demasiado a partir de su título.
215
Albor Rodríguez, Misses de Venezuela: reinas que cautivaron a un país: crónicas, reportajes y
testimonios del concurso Miss Venezuela (Caracas: El Nacional, 2005), 7, 52.
57
propias reflexiones teóricas sobre las negociaciones y motivos detrás del centralismo de
ciertas corporalidades dentro del “ritual del certamen de belleza”, mientras que otras,
disidentes, se han mantenido en la periferia.216
Para otros casos de países latinoamericanos está Pasarela paralela: Escenarios de
la estética y el poder en los reinados de belleza, editado por Chloe Rutter-Jensen (2005),
que trata el tema de los certámenes en Colombia, otro país que ha tenido participaciones
relativamente exitosas en certámenes internacionales. En él, se plantea que el hecho de
participar en un certamen internacional implica ser parte de una “economía de la belleza”217
impuesta desde una esfera transnacional ajena, y que los reinados son “un espacio de
confrontación cotidiana entre el sentido de lo nacional y la comunidad internacional”, 218 un
debate imposible de condensar en una sola persona. El texto de Ingrid Bolívar, publicado
dos años después, se pregunta qué valores específicos son reproducidos en las elegidas
como representantes nacionales y concluye que estas, hasta los años 60 por lo menos, se
distinguían a partir de su pertenencia a “las más notables e ilustres familias colombianas
(…) por cuyas venas corría la sangre de famosos próceres de la independencia y
(encarnaban) la más pura aristocracia de una estirpe sobresaliente”. La clase social
dominante, en tal sentido, era naturalizada como constatación de una supuesta valía moral y
cultural innata, superior al “nosotros” nacional.219
De manera similar, Tuning Out Blackness: Race and Nation in the History of Puerto
Rican Television, de Yeidy M. Rivero, se enfoca en la interseccionalidad característica de
los certámenes en Puerto Rico a través del caso de Wilnelia Merced, ganadora de Miss
Mundo en 1975. El estudio enfatiza cómo los medios se empeñaron en construir una
retórica en torno a la representante, considerada “no blanca” (o non-white,220 en el idioma
original), como una “hermosura especial y exótica”. Esto demuestra que los modelos
estéticos vigentes, enmarcados por un eurocentrismo impropio, hicieron a Wilnelia un
sujeto subalterno, un “otro”, cuando fenotípicamente su “cabello negro y piel oscura”

216
Los casos de estudio centrales son el certamen “escenificado por maricos y transformistas”
durante el carnaval de Carúpano y el casting para el Miss Oriente, dos eventos subnacionales
tildados de “periféricos” por ser “contrapuntos de la modernidad occidental”.
217
Sobre el vínculo entre economía y belleza, véase Claudia Liebelt, “Manufacturing Beauty,
Grooming Selves: The Creation of Femininities in the Global Economy – An Introduction”, en
Sociologus, vol. 66, núm. 1 (junio de 2016), 9-24.
218
Chloe Rutter-Jensen, Pasarela paralela: Escenarios de la estética y el poder en los reinados de
belleza (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2005), 15.
219
Bolívar, “Reinados de belleza y nacionalización de las sociedades latinoamericanas”, 72-73.
220
Sobre el estándar de belleza occidental, “ser alta, con piernas largas, piel dorada y cabello largo”
y lo difícil que resulta aplicarlo, además de superarlo, en comunidades ajenas a los Estados Unidos,
véase Rodríguez Battistoni, Miss America is No Ideal, 10.
58
representaba de manera más cercana a la mayoría de puertorriqueñas. 221 Nuevamente, se
demuestra que el factor étnico es determinante para el circuito de los certámenes, además
de que resulta complicado celebrar la realidad socioétnica de un país cuando los parámetros
occidentales que miden la belleza están predispuestos a elegir a una candidata menos
“diversa”.222

vi) El estudio de los certámenes de belleza desde y sobre el Perú: una reflexión
pendiente
Hasta el momento, existen pocos ejemplos de investigaciones sobre certámenes de
belleza regionales o locales como representaciones de la identidad peruana a través de la
belleza de sus participantes. Aquí, se mencionan los que se revisaron al momento de llevar
a cabo la investigación de la tesis. En primer lugar, el cuarto capítulo de Indígenas
mestizos: Raza y cultura en el Cusco, de Marisol de la Cadena (2004), convenientemente
titulado “Las mestizas insolentes y el respeto: la redefinición del mestizaje”, propone un
análisis etnográfico de las bases para la participación en uno de los concursos de belleza
autóctona departamental organizados en el marco de la Semana del Cusco (entre el 24 y el
30 de junio de 1956); en un epígrafe, se explica “que es justo enaltecer a este grupo étnico
(indio), raíz y nervio de nuestra peruanidad, en uno de sus aspectos más saltantes, cual es la
belleza de la mujer andina”.223 El trabajo sugiere que los concursos de belleza autóctona
buscaron evocar el ethos del “verdadero Perú” a modo de contestación frente a la
imposición de ideales estéticos desde fuera y sin pretensiones de emular el glamour de los
pageants internacionales. Este es un punto clave para entender a cabalidad el fenómeno de
los certámenes de belleza a nivel interno y su profundización, una tarea esencial para
matizar la acogida de Gladys Zender como representante del Perú a fines de los años 50, en

221
Yeidy M. Rivero, Tuning Out Blackness: Race and Nation in the History of Puerto Rican
Television (Durham: Duke University Press, 2005), 108-110.
222
Esta cadena se rompió recién a fines del 2019 cuando se coronó a Tori-Ann Singh, de Jamaica,
como miss Mundo. Con ella, cuatro otras mujeres afrodescendientes (Zozibini Tunzi como miss
Universo, Kaliegh Garris como miss Teen USA, Cheslie Kryst como miss USA, y Nia Franklin
como miss America) obtuvieron la corona en certámenes reconocidos internacionalmente. El hecho
de que las cinco ganadoras sean identificablemente afrodescendientes es un paso importante a la
hora de hacer cambios importantes en torno a la inequidad étnico-racial, y demuestra que el público
mainstream ha entendido, de cierta manera, la importancia de hacer visibles a los cuerpos e
identidades racializadas como bastiones de la belleza femenina actual. Véase Mihir Zaveri,“Black
Women Now Hold Crowns in 5 Major Beauty Pageants”, en The New York Times, 15 de diciembre
de 2019. Disponible [en línea]: https://www.nytimes.com/2019/12/15/style/black-women-win-
beauty-pageants.html (acceso: 15 de marzo de 2020).
223
Marisol de la Cadena, Indígenas mestizos. Raza y cultura en el Cuzco (Lima: Instituto de
Estudios Peruanos, 2004), 198.
59
contraposición con figuras como Yma Sumac, quien fue “vendida como una princesa o
sacerdotisa inca” como parte de una estrategia de personificar al Perú en aquellos años.224
Sobre la función y recepción social de los certámenes de belleza, se desarrolla la
tesis de licenciatura de Víctor Álvarez, La pantalla popular y la transmisión del Miss
Universo 1982: uso político de la televisión en los primeros años del segundo gobierno de
Fernando Belaúnde Terry. Entre los principales aportes de este trabajo, destaca el rigor del
análisis de la imagen nacional erigida a partir del certamen como un esfuerzo de
cosmopolitizar al país en materia económica y cultural, utilizando “el exotismo, la
monumentalidad y el misterio”225 como base, así como el estudio de la aceptación del
evento por distintos sectores de la población. Recientemente, Álvarez ha publicado un
artículo titulado “Miss Universo 1982 y la crítica feminista. Una aproximación a dos
discursos socialmente divididos sobre la mujer en el Perú”, en Género y mujeres en la
Historia del Perú. Del hogar al espacio público (2019), editado por Claudia Rosas Lauro,
donde se explica cómo la disconformidad, expresada en diversos canales de opinión pública
(medios de prensa y manifestaciones directas), abrió un espacio para que dos voces, la del
feminismo de clase media limeña y la del campesinado, se hagan escuchar.
Lamentablemente, estas no llegaron a ser unísonas, lo que demostró la fragmentación del
país a nivel sociopolítico.226
De manera tangencial, aunque no menos significativa, “El enemigo en la sombra:
La población chilena en Lima y el antichilenismo popular (1884-1929)”, la tesis de
maestría presentada por María Lucía Valle en el 2017, estudia a las misses a través de su
valor simbólico en el contexto inmediatamente posterior a la firma del Tratado de Lima, de
1929,227 que puso fin al tema pendiente más polémico de la guerra del Pacífico. En este

224
Zoila Mendoza, “Del folklore a lo exótico: Yma Sumac y la representación de la identidad inca”,
en Raúl Romero, ed., Música popular y sociedad en el Perú contemporáneo (Lima: Instituto de
Etnomusicología, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2015), 217.
225
Álvarez, La pantalla popular y la transmisión del Miss Universo 1982, 98, 123.
226
Víctor Álvarez Ponce, “Miss Universo 1982 y la crítica feminista. Una aproximación a dos
discursos socialmente divididos sobre la mujer en el Perú”, en Claudia Rosas Lauro, ed., Género y
mujeres en la historia del Perú: Del hogar al espacio público (Lima: Pontificia Universidad
Católica del Perú, 2019), 501-502.
227
Sobre el contexto en el que se desarrolló la firma del tratado y el interés diplomático de los
Estados Unidos, “desde los buenos deseos hasta el arbitraje”, véase Lawrence Clayton, Estados
Unidos y el Perú: 1800-1995 (Lima: Instituto Peruano de Economía Social de Mercado y Centro
Peruano de Estudios Internacionales, 2002), 260-265. También véase Osmar Gonzáles, coord.,
Perú. La apertura al mundo, 1880-1930, tomo 3 (Madrid: Fundación MAPFRE y Penguin Random
House, 2015), 110-122, una versión condensada de la historia de los vínculos internacionales entre
la élite gobernante del Perú y los antiguos imperios coloniales como oportunidad para alcanzar el
desarrollo político y económico.
60
caso, el análisis iconográfico de las fotografías publicadas en Variedades y Mundial228 pone
en manifiesto que, detrás de las atenciones recibidas por las visitantes, miss Chile y miss
Bolivia, existió una clara intención por parte de Augusto B. Leguía de fomentar la
superación de la antipatía hacia el conflicto y nuestro “antiguo enemigo del sur”.229 El
hecho de utilizar a las reinas de belleza como vehículos para motivar el olvido de tensiones
y ansiedades es una innovadora ventana hacia los antecedentes de la relación entre ellas, en
tanto representantes nacionales y embajadoras extraoficiales. El aporte conceptual-
metodológico de Valle podría servir como un complemento interesante para la relectura de
los concursos de belleza posteriores a la Segunda Guerra Mundial y sus protagonistas, y
nos da acceso a una etapa más “rudimentaria” de estos, casi cuatro décadas antes de la
creación de Miss Universo, cuando las reinas del carnaval tenían un papel protagónico en la
prensa y la sociedad.
Aún quedan incógnitas por resolver con respecto a los esfuerzos orquestados por la
prensa, y eventualmente el Estado, en difundir la idea de que el Perú merecía ser validado
internacionalmente como un país “de mujeres bonitas”, un tema que no se desprende
directamente de los trabajos antes mencionados. Es, por ello, fundamental vincular el
esfuerzo de Álvarez de entender el Miss Universo 1982 como un intento de promover el
turismo y la llegada de capital extranjero, con de los estudios de De la Cadena sobre la idea
de belleza nacional y los precedentes del “uso político” de las misses para consolidar la
relación entre países. Esta tesis parte del hecho de que existe este vacío particular entre las
tres investigaciones mencionadas para empezar a explorar los mecanismos que hacen de los
concursos de belleza una herramienta tan eficaz para cimentar la representación y
proyección de ideales nacionales.

228
Véase “Las soberanas (Señorita Chile, Señorita Bolivia y Señorita Perú) visitan al Presidente”,
en Mundial, Revista Semanal Ilustrada, núm. 505, 22 de febrero de 1930.
229
María Lucía Valle, El enemigo en la sombra: la población chilena en Lima y el antichilenismo
popular (1884-1929) (tesis de maestría en Historia Pontificia Universidad Católica del Perú, 2017),
209.
61
CAPÍTULO I
“Y hoy gritan ‘Gladys Zender’ los cinco continentes”
La construcción de la imagen nacional e internacional del Perú a
partir de su participación en Miss Universo 1957

Este capítulo reconstruye la trayectoria de Gladys Zender desde su participación en


Señorita Perú, en julio de 1957, hasta su victoria en Miss Universo, celebrado en Long
Beach, California, al final de dicho mes. Se busca demostrar, mediante el análisis de las
expresiones socioculturales que acompañaron este suceso —¡nada más y nada menos que la
primera vez que una latinoamericana era reconocida como la mujer más hermosa de la
Tierra!—, que la figura de Gladys fue determinante en el proceso de renovación de una
imagen y orgullo nacional erigido en torno a la “belleza” de las peruanas. Se repara,
adicionalmente, en la construcción de su status de celebridad “clase A”,230 en tanto
personificación de las tensiones entre los pilares y valores de la tradición, y la metáfora del
paso hacia la modernización nacional,231 validada, en buena parte, por el interés que suscitó
en los ojos del primer mundo.
En un segundo momento, se analiza la cobertura de los otros certámenes de belleza
tanto paralelos como anteriores al Miss Universo en el que participó Gladys, que
representaban, según sus impulsores, la cara “autóctona” y verdadera del país. Su propósito
no se limitaba a establecer una contraposición frente a los ideales estéticos impuestos por el
mundo occidental; eran, además, eventos organizados desde la esfera política para evocar,
por un lado, formas análogas de vanaglorización de Lima y la región costa durante el
Ochenio de Manuel Odría (1948-1956) y, por el otro, un esfuerzo nostálgico por recuperar
“la grandeza pasada de la Capital del Tawantinsuyo [sic] y rendir homenaje a lo más puro
que queda de su estirpe”232 en el sur andino. Su estudio nos permitirá apreciar si la belleza

230
Me quedo corta con la palabra “celebridad”, pues creo que Gladys fue y sigue siendo una A-lister
en el panteón de famosos y famosas peruanos. Lamentablemente, no existe un término equivalente
en español, más allá de “estrella de primera línea” o “celebridad clase A”. Véase “Gladys Zender
Urbina: La corta y brillante historia de una reina” y “Nace un nuevo personaje en el mundo de la
fama”, en Caretas (Suplemento Extraordinario, julio de 1957), 5-8.
231
Para los antecedentes del discurso modernizador durante la República Aristocrática a partir del
proyecto editorial de la revista Variedades, véase Juan Miguel Espinoza, “Entre criollos y
modernos: género, raza y modernidad criolla en el proyecto editorial de la revista Variedades
(Lima, 1908-1919)”, en Histórica, vol. 39 (2015), 97-136.
232
El Pueblo, jueves 30 de mayo de 1957, 6. Sobre la idea de “belleza” promovida por el mismo
diario, véase “Belleza: glorificando los ojos”, viernes 5 de abril de 1957, 5, y “Vea… Oiga…
Aprenda… los secretos de belleza de las estrellas de Hollywood”, miércoles 19 de junio de 1957, 4-
5.
62
representada por Gladys fue aceptada por el país entero o si se trató, más bien, de un
fenómeno aislado y alienante, vinculado netamente a la capital.

I. Gladys Zender: de Señorita Perú a Miss Universo 1957233


Durante los años 50, el Perú tuvo una presencia relativamente destacada en Miss
Universo, ya que sus respectivas representantes obtuvieron un lugar entre las finalistas en
1953, 1954 y 1956.234 Sin embargo, ninguna de ellas se había acercado a los primeros cinco
lugares, pues estos parecían haber sido reservados casi exclusivamente para las
representantes norteamericanas y europeas.235 En 1957, se voceaba que el reinado de
belleza había cambiado de rumbo para siempre, y que el certamen, finalmente, “estaba
incorporando medidas más democráticas para aceptar que las mujeres sudamericanas eran
hermosas”.236 Esta era una oportunidad de oro para el Perú: finalmente podría llegar al
epicentro del ojo público mediante la validación internacional que certificaría que en él
había nacido la mujer más hermosa del mundo. Por aquella razón, el país necesitaba elegir
a una representante que, por consenso, reuniera todas las cualidades dignas de una peruana
“decente”237 en el mes previo al certamen. Más allá de la belleza física, la joven
seleccionada debía saber manejarse en público y ser el epítome de lo peruano. Estos
valores, sin ir muy lejos, representaron una discusión permanente en Caretas desde la
presentación de Ada Gabriela Bueno como candidata a Miss Universo en 1952. Muchas
veces, se trazaban líneas demasiado difusas entre “ser peruanísima” y “ser limeña”, algo
que denota cuán peligroso resultaba el centralismo en la tipificación de la identidad
233
En algunos casos, ciertas fuentes, como el programa ofrecido al año siguiente de su coronación,
se refieren a Gladys como miss Universo 1958, puesto que su reinado abarcó la segunda mitad de
1957 hasta la elección de su sucesora, Luz Marina Zuluaga, el 25 de julio de 1958. La representante
colombiana fue, dicho sea de paso, la segunda latinoamericana en ganar el certamen. Véase “Gladys
Zender pierde su trono”, Gente, núm. 1 (mayo de 1958, primera edición). En la portada, aparecen
Gladys y Richard Nixon en fotografías separadas (luego se tomarían una juntos). La cobertura de
eventos similares a Caretas nos lleva a concluir que Gente estuvo, desde un principio, pensada
como una de sus principales rivales.
234
Las misses correspondientes fueron Mary Ann Sarmiento, también conocida como “la novia del
Perú”, Isabella León y Lola Sabogal. Esta información se encuentra en la página oficial de Miss
Universo: https://www.missuniverse.com (acceso: 7 de mayo del 2019).
235
De Ycaza, 2019. Entrevista a Edman Raúl León, missólogo peruano.
Las ganadoras en años anteriores a 1957 fueron Armi Kuusela (Finlandia), Christiane Martel
(Francia), Miriam Stevenson (Estados Unidos), Hillevi Rombin (Suecia) y Carol Morris (Estados
Unidos). Esta información aparece en el blog Pageantopolis: A Look at Beauty Contests – Past and
Present. Disponible [en línea]: http://www.pageantopolis.com/1952-1959.html (acceso: 7 de junio
del 2019).
236
De Ycaza, 2019. Entrevista a Edman Raúl León.
237
Sobre la definición de identidades nacionales (para el caso puertorriqueño) a través de la
manipulación consciente de los discursos sexuales y raciales para encajar en los “nuevos”
paradigmas de decencia, véase Eileen Suárez Findlay, Imposing Decency: The Politics of Sexuality
and Race in Puerto Rico, 1870-1920 (Durham: Duke University Press, 2000).
63
nacional. Para ello, se retomó el certamen Señorita Perú, originado en 1930 con Emma
McBride, con la diferencia de que, para la década de 1950, este contaría con una presencia
mediática mayor y abarcaría nuevas categorías, todas registradas por la prensa.238 En 1957,
se diseñó un complejísimo aparato calificador, que incluía una serie de “exámenes” para
determinar qué candidata, a nivel nacional, sería la más “apta” desde una perspectiva
emocional para sobresalir en los Estados Unidos a fin de mes, al igual que una competencia
de “porte y caminata en tenida de baño”,239 celebrada en Chaclacayo, donde se habían
establecido las familias más elegantes a modo de extensión de su patrimonio en el
campo,240 y la prueba para “establecer el grado cultural y de simpatía de las aspirantes al
título máximo (de Miss Perú)”.241

238
Sin embargo, el calificativo de “señorita Perú” ya había sido empleado con anterioridad, como se
acotó en la introducción, con la elección de Emma McBride como la (primera) representante
peruana en el Concurso Latinoamericano de Belleza de inicios de 1930. Ya que se trata de un
contexto sociopolítico muy distinto al que abordamos en este estudio, consideramos a Ada Gabriela
Bueno como la primera señorita Perú-Universo “moderna” y a Emma como una figura pionera o, en
todo caso, una reina de belleza “premoderna”.
239
La Crónica, sábado 6 de julio de 1957, 16.
240
Véase David S. Parker, “Los pobres de la clase media: estilo de vida, consumo e identidad en
una ciudad tradicional”, en Aldo Panfichi y Felipe Portocarrero, eds. Mundos interiores: Lima,
1850-1950 (Lima: Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico, 2004 [1994]), 177.
Disponible [en línea]:
https://srvdspace-
pub.up.edu.pe/bitstream/handle/11354/2053/PortocarreroFelipe2004.pdf?sequence=1&isAllowed=y
(acceso: 1 de agosto de 2020).
241
Véase la nota 239.
64
Imagen 1.3 “Esta noche eligen a la ‘Señorita Perú’”. Fuente: La Crónica, sábado 6 de julio
de 1957, 1.

En 1957, el Señorita Perú se organizó a lo grande y fue cubierto enteramente por los
medios de prensa escrita, al punto de destronar, aunque sea temporalmente, el interés por la
Guerra Fría (en particular, la situación en Moscú, como se observa en la imagen 1.3) y las
huelgas que habían paralizado el interior del país.242 No cabe duda que si la televisión

242
Véase Dennis Sulmont, “Crisis, huelgas y movimientos populares urbanos en el Perú”,
Seminario: Huelgas en el Tercer Mundo (La Haya: Institute of Social Studies 1977), 4, 18.
65
hubiera llegado antes al Perú, este fenómeno habría acaparado las pantallas de la misma
manera. Esto nos revela un interés desmesurado por parte del público de consumir todo
aspecto que el evento pudiera traer consigo. Los desfiles en el Country Club,243 las
deliberaciones y exámenes de “gracia” e inglés del jurado y la gran final en el Teatro
Municipal parecían haber paralizado la ciudad durante la semana de la duración del
certamen. La Crónica, auspiciador oficial y exclusivo del evento, logró capitalizarlo bien a
través de la elaboración de perfiles para las favoritas y de la fabricación de una
(absolutamente falsa) sororidad entre las candidatas, mostradas siempre “en animada
conversación”244 en vez de nerviosas o pensando en cuál sería la estrategia que las llevaría
a la victoria. Esto se vincula a la perfección con la fantasía que se había erigido desde los
primeros certámenes en los Estados Unidos.
Entre las favoritas se encontraban María Luisa Azpilcueta245 [sic], por Cuzco,
Carmelita Berger, “una linda morena de 18 años (que) recibía una nutrida lluvia de
aplausos” cada vez que aparecía en escena, y, por supuesto, Gladys Zender, “guapísima
candidata por Lima”. A diferencia de otras caras jóvenes involucradas en el evento, este no
era el primer contacto de Gladys con las pasarelas: ella ya había sido elegida reina de
Miraflores,246 sin embargo, cuenta que se sintió casi obligada a participar y que fue
presionada por sus amigas del colegio Santa Úrsula y sus familiares cercanos.
El día que Gladys fue seleccionada como la siguiente peruana que competiría con el
resto del mundo fue descrito por La Crónica como “el momento más emocionante de su
vida”247 y el júbilo nacional fue absoluto. “Casi no podía caminar en dirección al escenario
(…) tuve la impresión de estar soñando (…) el concurso organizado por La Crónica se hizo
de la mejor manera posible”,248 dijo la joven en medio de más de cien reporteros que la
abordaron apenas fue coronada. No estamos en capacidad de saber si la última acotación
realmente salió de su boca o si el periódico decidió agregarla como una libertad artística.
Lo cierto es que, a partir de ese momento, no se dejó de cubrir el día a día de las

243
La Crónica, lunes 1 de julio de 1957, 1.
244
La Crónica, sábado 6 de julio de 1957, 16-17.
245
“Marita”, como aparece en una edición del mismo diario correspondiente al 8 de agosto de 1957,
obtuvo el título de “mejor cabellera” durante el certamen. Le otorgaron una pulsera de oro y
diamantes como premio, pero esta decidió obsequiárselos a la ciudad de Cuzco.
246
Caretas, edición del 15-29 de abril de 1957. El artículo, titulado “Joyas, Pieles y Peinados”,
ofrece una detallada crónica sobre la presentación del reconocido diseñador de pieles Maurice
Kotler, de “lo más selecto de la moda internacional en la calidad y elegancia de sus modelos”. Una
de ellas fue la joven “Gladis” [sic] retratada luciendo “una fina piel de Kotler de visón saphir con
vestido de brocado gris y malva”.
247
La Crónica, domingo 7 de junio de 1957, 1.
248
La Crónica, domingo 7 de julio de 1957, 13.
66
preparaciones de Gladys para la competencia a fin de mes. Su primera plegaria,249 el viaje
mismo —el primero que hizo al extranjero,250 de hecho—, su biografía completa y hasta
una nota sobre su habitación, su grupo de amigas del colegio y sus pasatiempos, como el
vóley, se convirtieron en la comidilla de los medios.251
Como la prensa peruana no estaba en condiciones de llegar al exterior sin la ayuda
de corresponsales, era usual tener que esperar un día para tener acceso a las noticias con
respecto al desempeño de Gladys a lo largo del certamen. Muchas veces, estas se enfocaban
en el grupo entero de jóvenes participantes, de manera general, y ofrecían una crónica poco
detallada de los eventos vinculados al certamen, razón por la cual conviene detenernos en la
descripción del evento en sí mismo, aprovechando que este ha sido conservado en su
totalidad en repositorios digitales.
La sexta edición del certamen Miss Universo se celebró el 19 de julio de 1957 en
Long Beach, California, y fue transmitida en vivo, en formato blanco y negro. Esta fue la
tercera vez que se televisó el evento, con la intención de convertirlo en un fenómeno
mediático global. Con solo 52 minutos y 11 segundos de duración, la grabación del evento
inicia con la presentación y el desfile de las participantes en un traje de baño para luego
seguir con la icónica sección de los discursos individuales. Las 32 candidatas, provenientes
de países europeos, americanos y algunos pocos de Asia, como Japón y Sri Lanka, lucen el
mismo traje de color claro, con el propósito de homogenizarlas mientras posan para la
cámara. Entre los valores asociados a la belleza física, se encontraba también la virginidad
de las candidatas, razón por la cual se tuvo que eliminar a miss Estados Unidos del
certamen, acusada de ser madre de dos niños.252 Se trataba, entonces, de un entorno
sumamente conservador en el que el valor de la mujer se medía a través de su capacidad de
ser dominada bajo los parámetros de la pureza juvenil.

249
La Crónica, lunes 8 de julio de 1957, 10.
250
De Ycaza, 2019. Entrevista a Gladys Zender.
251
Una noticia que me pareció particularmente invasiva aparece en la portada de La Prensa,
miércoles 14 de agosto de 1957: “Gladys está con Gripe y debe guardar Cama. Termómetro marca
39º”. Según la noticia, el diario llegó hasta a visitarla en su domicilio, en Calle Blas Cerdeña 140, y
se determinó que el gran motivo por el cual cayó enferma fue “por las constantes veces que tiene
que cambiarse de vestidos”.
252
El escándalo fue cubierto por El Comercio bajo el título “Leona Gage, Ex-Miss Estados
Unidos”. Más allá de presentar un relato detallado sobre cómo se descubre que era una mujer
casada, la nota muestra una fotografía de la candidata “estallando en sollozos” junto a un oficial de
policía (El Comercio, sábado 20 de julio de 1957, 4). En vez de suscitar la empatía del lector, el
artículo se lee con morbo y pena. Se trata de otra historia de desgracia en la que la protagonista
pierde el privilegio de ser reconocida como la más hermosa de su país por mentir sobre su situación
marital.
67
En la siguiente página, observamos el traje que utilizaban las candidatas en los
primeros Miss Universo, correspondientes a la década de 1950. El color claro y el mismo
corte servían como vehículos homogeneizadores, probablemente con la intención de que
esto pudiera borrar las barreras étnico-raciales para así resaltar lo más importante: el estado
físico de las mujeres, con especial interés en las piernas.

Imagen 1.4 De espaldas al público: la presentación de las reinas de belleza en Miss


Universo. Fuente: Leonard McCombe, “See Photos From the Early Miss Universe Pageants
in the 1950s”, en The LIFE Picture Collection/Getty Images.253

Gladys no estuvo exenta de utilizar este traje, si bien comentó en el suplemento


“Mañana”, correspondiente a La Prensa, que “es cierto que hubo un pequeño lío en Estados
Unidos ‘por (su) actitud de no poner(se) traje de baño para los fotógrafos. La cosa no (le)
gustaba por dos razones: Porque no estaba acostumbrada y porque, siendo la primera
latinoamericana que llegaba tan alto, había que dar un buen ejemplo allá”.254 Estas líneas
son claves para entender que ella misma era consciente de la seriedad de su rol en el
certamen y que su desempeño podría ser determinante para consolidar la idea de que la

253
Disponible [en línea]: https://www.vintag.es/2018/05/miss-universe-1950s.html (acceso: 10 de
febrero de 2019).
254
La Prensa, miércoles 7 de agosto de 1957, 2.
68
mujer peruana era recatada y “sabía darse su lugar”, dos características esenciales para
construir el ideal de feminidad articulado con los valores occidentales en torno a la
modestia. Asimismo, sabía que debía ser y parecer dócil y demostrar que entendía las reglas
del juego inherentes al certamen, ya que negarse a cumplir con lo que le pedían, teniendo
como base las experiencias de sus predecesoras y de sus compañeras concursantes, le
resultaría desfavorable.
Luego de desfilar, Gladys pasa al micrófono para describirse como una embajadora
que busca entablar “una franca amistad entre todas las naciones del mundo, que se
encuentran aquí representadas por tan encantadoras muchachas. Para todas estas naciones,
traigo un cariñoso saludo de mi Patria, el Perú…”255 (minuto 00:36:35). Acota, en inglés,
que las “estrellas de Norteamérica brillan siempre juntas con nuestro sol peruano”.256 La
joven se construye a sí misma como un símbolo de la buena disposición del país para
entablar una relación económica y una política sólida con Norteamérica a través de una
respuesta poco espontánea, pero eficaz, en tanto es una de las pocas aspirantes no
angloparlantes que arma su discurso en la lengua materna de los jueces. 257 En este caso, el
ideal de modernidad que se ve reflejado en ella tiene que ver con el manejo de la lengua
universal del momento, un aspecto que el jurado del Señorita Perú evaluaba diligentemente
porque eran conscientes de su importancia. Gladys también lo sabía: según ella, un tío suyo
la ayudó a escribir y memorizar el discurso días antes de su partida, aunque ella temía que
su nivel fuera “espantoso” y que nadie la entendería.258 Nadie esperaba que tuviese tanto
éxito, ni siquiera ella:
(...) el día de la elección estábamos las quince seleccionadas, de ahí comenzaron
a llamar a las cinco finalistas y yo dije ‘ya no me interesa, yo acá me quedo
feliz de la vida’(…) y me llamaron. Ahí fue que salí (de atrás del telón) e
inmediatamente me puse a llorar. Se me salieron las lágrimas. Pedí un pañuelo
al maestro de ceremonias –ahí se ve en las cámaras el pañuelo– y cuando me
(coronaron), sequé con el pañuelo las lágrimas y ya estaba más tranquila. De
ahí hice mi paseo por la pasarela, regresé, y ahí es cuando saludé al jurado. Le
(volví) a quitar el pañuelo a uno del jurado que estaba ahí y me seguí secando

255
Traducción propia del inglés: “(…) ladies and gentlemen, at this moment, I wish to express, in a
very concise way, the following words: Stars of North America shine always together with our
Peruvian Sun. Thank you”.
256
Íbid.
257
Se ve con otras participantes, como miss Brasil, que el público del anfiteatro municipal no logra
conectarse con su respuesta debido a la barrera del idioma y que, más bien, se ríen de la candidata
(minuto 08: 19).
258
Debido a los lineamientos presentados por el Comité de Ética de la Pontificia Universidad
Católica, no estamos en condición de revelar su nombre sin tener el consentimiento de sus
familiares.
69
las lágrimas y ahí empezó todo el programa. (Subí) a mi trono y empezó todo,
me cambió la vida totalmente (…) yo tenía 17 años.259

La proclamación de su victoria es breve y solo la muestra caminando con una


corona, un cetro y una túnica de terciopelo mientras suena “¡Miss Universo! ¡Miss
Universo, mi corazón! ¡Miss Universo para siempre!” de fondo durante un minuto. La
joven, entre lágrimas y besos de felicitaciones, saluda al público y, finalmente, se para
sobre una plataforma elevada, que luego se cierra para así dar fin a la ceremonia.

Imagen 1.5 “Perú tiene a la más bella del mundo”. Fuente: La Crónica, sábado 29 de julio
de 1957.

La noticia en el diario La Crónica destaca la victoria con el enunciado “es la


primera muchacha de Suramérica que conquista cetro mundial de belleza”; el uso del

259
De Ycaza, 2019. Entrevista a Gladys Zender.
70
término “conquistar”260 nos remite a la posibilidad de elaborar un discurso de corte
nacionalista que no solo era transferible a todo el continente, sino también cimentado
mediante la asociación del orgullo patriótico con la belleza de la mujer. Haber nacido en la
misma tierra que la mujer más hermosa del año se convertía, así, en el mayor de los
privilegios, extendido a lo largo de todo el continente latinoamericano. Esta vanagloria, de
hecho, continuó durante los siguientes días. El semanario “Mañana” le dedicó cuatro planas
enteras a fotografías y una extensa entrevista con Zender, a quien describen como un “tipo
de mujer ciento por ciento latinoamericana, de esas lindas mujeres que cada día se
encuentra uno en cualquier lugar de América Latina. Es muy amable, muy simpática y se
nota su juventud, pero también impresiona su firmeza, su seguridad en las contestaciones,
su fácil y fluido hablar. Evidentemente, se trata de una muchacha bien educada que sabe lo
que quiere y que sabe lo que ha ganado para ella y para las mujeres de su raza al ser
proclamada Miss Universo”261.
La prensa, en líneas generales, no se esmera por brindar una crónica del concurso
como tal. Su enfoque, como veremos a continuación, gira en torno a explicar la victoria de
Gladys como un hito hecho posible gracias a ellos262 y a su presentación como el epítome
de lo que una mujer peruana debía ser a fines de los años 50, mediante el desarrollo de un
“fino” culto corporal como el elemento que la separaba de la mujer común, así como otras
características que la convirtieron, de la noche a la mañana, en una poderosa celebridad.263
El Lodi News Sentinel, periódico impreso en California, publicó un pequeño artículo en su
edición sabatina del 20 de julio de 1957 felicitando a “la curvilínea señorita Zender” por su
victoria y por “haber sido la primera sudamericana en capturar el título (de Miss
Universo)”264, lo que refuerza esta obsesión por su cuerpo, en particular, por sus curvas.265

260
Esta genial observación fue hecha en una conversación con Asunción Lavrin en abril del 2019.
Para ella, la retórica de la “victoria” nacional es inaplicable a los certámenes de belleza por el hecho
de que estos no son una guerra, así como por el carácter tan efímero del reinado de la ganadora.
261
La Prensa, miércoles 7 de agosto de 1957, 1.
262
Caretas, edición del 20 de julio de 1987. En este ejemplar, aparece un artículo que conmemora
los 30 años de la coronación de Gladys Zender, donde se alega que esta era “una historia
entrañablemente vinculada a la de (aquella) revista”. De hecho, continúa la nota, “Caretas vio en
ella una belleza ganadora y la apoyó con cariñosa porfía”.
263
Y como buena celebridad, las primeras horas de su victoria estuvieron teñidas de incertidumbre y
drama, debido a que se había descubierto que Gladys estaba a tres meses de cumplir la edad mínima
para participar, lo que casi le quita el puesto para dárselo a la representante de Brasil. Tuvo que
pasar su primer día como miss Universo encerrada en su cuarto de hotel, completamente
incomunicada y a la espera de la decisión del jurado. Véase De Ycaza, 2019. Entrevista a Gladys
Zender.
264
“Peruvian Beauty, New Miss Universe”, en Lodi News-Sentinel, sábado 20 de julio, 1.
Disponible [en línea]:
https://news.google.com/newspapers?id=tXIzAAAAIBAJ&sjid=zu4HAAAAIBAJ&pg=4254,2246
374&dq (acceso: 14 de julio de 2017.
71
El hecho de poseer el cuerpo “perfecto” o aquel que poseía “las medidas más
próximas a las que demandan los certámenes de belleza”266 sirvió para que ciertos
productos de moda de lujo, como el maquillaje Max Factor, que la felicita desde su
coronación como miss Perú por ser “un modelo de belleza hi-fi”267, y artículos de belleza
variados, como medias, fajas, ropas de baño de la marca Catalina y zapatos Bata, saquen
provecho y decidan convertir a la joven en un producto de consumo y una marca en sí
misma. Pocos años después, había logrado vincularse incluso con Nescafé, alegando que
ella, “al igual que todo el Perú, prefería su inigualable y delicioso sabor”.268
El artículo del Lodi News-Sentinel destaca, además, que la joven “es hija de
Eduardo Zender, un adinerado productor de papel peruano”,269 lo que refuerza la idea de
que la mujer, a fines de los años 50, continuaba siendo “hija” de un hombre ante cualquier
logro personal. El valor del honor femenino se definía en función de la riqueza y el
prestigio del padre de familia270 y la mujer era, simplemente, una extensión natural de
este.271 De hecho, en el mismo artículo correspondiente al día de su coronación, se afirma

Aparte de listar a sus runner-ups (“subcampeonas”, en español), el artículo nos pinta una imagen de
Gladys a partir de la revelación detallada de sus medidas (36–23 ½–36 pulgadas, o 91.4–59.7–91.4
centímetros), su peso (57 kilos) y su estatura (1.70 metros), pero no incluye su fotografía.
265
Resulta pertinente preguntarnos cuáles eran los valores asociados a la estética femenina
“globalizada” porque en ellos se refleja lo que era considerado “aceptable” y “deseable”. Durante el
mundo de la posguerra, era “el tamaño de los pechos y no el peso”, como señala Jacobs, el principal
atributo físico que se destacaba en una mujer (Nueva York: Random House, 1997), 117. Según la
quinta edición de Figurette, un catálogo de fotografía publicado en enero de 1958 en Estados
Unidos para mostrar “las técnicas y efectos que tienen distintos tipos de luz en la captura de
imágenes”, el cuerpo (femenino) perfecto debía mostrarse “fluido” y ser “voluptuoso”. Si bien no
hay referencia alguna a las medidas corporales específicas que una mujer debía tener, el folleto
muestra una serie de fotografías de “retratos de la forma humana (que) imparten un sentido
escultural a la anatomía”. De acuerdo con Jacobs, se trata de fotografías “subidas de tono”, casi
todas de mujeres completamente desnudas, en las que prevalece la idea de la voluptuosidad y se
manifiesta la ansiedad con respecto a los senos (Nueva York: Random House, 1997), 118-119.
266
Caretas, edición de julio de 1956, 31.
267
Caretas, edición de julio de 1956.
268
Esto nos demuestra que Gladys se mantuvo vigente varios años después de su coronación, y que
representó, hasta bien entrados los años 60, una figura rentable para los negocios. Véase “Aviso de
Nescafé con Gladys Zender; ‘Yo… ¡Nescafé!’ (1962), en ARKIV Perú. Disponible [en línea]:
http://www.arkivperu.com/aviso-de-nescafe-con-gladys-zender-yo-nescafe-1962/ (acceso: 19 de
noviembre de 2019).
No tan curiosamente, la publicidad hace alusión a los granos “del mejor café peruano tipo
exportación”, un tema que tocaremos en el siguiente capítulo.
269
Lodi News-Sentinel, sábado 20 de julio, 1.
270
Este “valor doméstico (…) basado en la reverencia y obediencia en torno al pater familias, o al
jefe de familia” se remonta a la Antigua Roma. Para un análisis sociolingüístico del término desde
una perspectiva de género, ver Richard P. Saller, “Pater Familias, Mater Familias and the Gendered
Semantics of the Roman Household”, en Classical Philology, Vol. 94, núm. 2 (abril de 1999), 182-
197.
271
Sarah Banet-Weiser, The Most Beautiful Girl in the World: Beauty Pageants and National
Identity (Berkeley: University of California Press, 1999), 23.
72
que su padre “le permitirá hacer la jira [sic] (por América Latina)”.272 Sin embargo, el
trasfondo de los concursos es muchísimo más complejo que solo una red de dominación
masculina, en tanto en estos se condensan cuestiones geopolíticas, de raza-etnicidad y,
definitivamente, de género, aunque en este caso, la “femineidad” se erige principalmente
sobre la base de lo físico. El Comercio retrata a Zender “de belleza estatuaria y porte
aristocrático”273 en ediciones donde muestra a mujeres ganadoras de certámenes sin rostro,
lo que refuerza la noción de que el look de la concursante era el único aspecto valioso que
podía presentar.
La presencia de Zender en la prensa no solo fue en representación de productos de
belleza ni como un ejemplo de hija para su padre, sino que también fue fotografiada junto
con otras mujeres, “amigas” y familiares suyas, en la sección “Ellos y Ellas” de Caretas
—sin lugar a dudas, la que ocupa la mayor cantidad de espacio en la revista—, al igual que
otras páginas de eventos sociales en periódicos como El Comercio y La Crónica. Esta
compulsión por asociarla a determinados miembros de la élite fomentaba la construcción de
una cúpula de “gente bonita” en contraposición con los grupos sociales más “acomodados”,
que, sencillamente, no eran fotografiados y que únicamente podían aspirar a tener contacto
con ella, de manera indirecta, a través de las páginas sociales.
Más allá de ser un miembro de la élite, Gladys llegó a convertirse, como se ha
señalado, en una auténtica embajadora del Perú,274 la personificación de los ideales de

272
Esta “gira” se refiere al viaje que emprendió Gladys a los pocos días de ser coronada. Tuvimos el
privilegio de conocerla personalmente en marzo de este año y logramos hacerle una serie de
preguntas sobre su vida inmediatamente después de Miss Universo y cómo este título afectó su
relación con su familia. Ella recuerda que viajó “con una tía” a conocer México y Brasil, y que su
padre tuvo un rol determinante en el manejo de los fans, quienes la llenaban de cartas y agasajos.
273
El Comercio, domingo 21 de julio de 1957, 3.
274
Como se mencionó en la nota 233, Gladys y Richard Nixon se tomaron una foto juntos en mayo
de 1958, cuando el entonces vicepresidente de los Estados Unidos visitó el Perú, como parte de su
recorrido por toda América Latina. Este viaje, descrito como un acercamiento “de buena voluntad”
por el gobierno yanqui a sus “hermanos menores”, fue violentamente criticado por las masas (tanto
en Lima como también en Caracas) por tratarse de un gesto hipócrita y “un doble rasero”, pues la
supuesta amistad de parte de la nación del norte “jamás se manifestaba en actos, solo en palabras
vacías”. Nixon fue abucheado y atacado por estudiantes de la Universidad Nacional de San Marcos,
quienes consideraban que las políticas estadounidenses, así como la oligarquía peruana, estaban
“ahorcando a la economía peruana”. Para intentar subsanar el regusto amargo, producto de una
estancia absolutamente infructuosa aquí, Prado organizó una velada en honor al vicepresidente, y lo
sentó junto a Gladys. Esto, claro está, no le hizo mucha gracia a la señora Nixon.
Las piezas para reconstruir este hito, un auténtico rompecabezas entre política y columna de
chismes, son muchas. Algunas de ellas se encuentran en: Última Hora, 8 de mayo de 1958, 7-8; La
Tribuna, 8 de mayo de 1958, 3; Extra, 13 de mayo de 1958, 4-5; y “Gladys Zender y los Nixon
(1958)”, en Caretas, mayo de 1958. Disponible [en línea]:
http://ellosyellas.com.pe/sociales/Album/gallery/gladys-zender-y-los-nixon-1958-2cdc (acceso: 14
de julio de 2018).
73
pureza,275 decencia y “realeza”. Ella, como alegaba el grupo editorial de Caretas, “nació
para ser Reina”276 e inmediatamente empezó a ser tratada como tal. Fue agasajada en
México como invitada especial a una recepción de la Embajada de Estados Unidos en
honor del Dr. Milton Eisenhower, quien se encontraba de visita esa semana. A dicha
función, “asistieron representantes de la más alta sociedad mexicana, el cuerpo diplomático,
funcionarios del Gobierno, el Secretario Adjunto Roy Rubottom y señora”.277
El retorno de Gladys al Perú significó también, a nivel de prensa, una oportunidad
sin precedentes para convertirla en el gran modelo a seguir para la mujer peruana
promedio: una belleza incorruptible, defensora de los esquemas tradicionales del
hogar.278 Según La Crónica:
El Perú ha entregado al mundo una belleza real, auténtica, de 24 kilates,
consagrada, además, por su modestia y por sus dotes de honestidad y pureza
que la han convertido en la Reina de Belleza del Mundo más aplaudida. No la
han seducido los oropeles del triunfo y se ha mantenido en un plano de
dignidad y principios morales que ha permitido que todos los peruanos nos
sintamos verdaderamente orgullosos (…) Gladys es alegre como castañuelas y
un ejemplo de sencillez. Se sonroja cuando le hablan de su belleza. Se admira
cuando le dicen que tiene ojos verdes. ‘Yo me los veo pardos’
–aclara–. Se sumerge prontamente en la pileta del Regatas Lima, cuando
escucha piropos y los característicos silbidos de admiración a su impresionante
figura. No le gusta hablar de las perfectas medidas de su cuerpo, limitándose a
decir que pesa 59.500 kilos, mide 1.70 mts. y calza 37. Le agradan siempre las
comidas más sencillas y en su mesa el criollo cau cau desplaza al filet mignon y
el arroz con leche al panqueque relleno.279

Para Gladys, volver al Perú significó adentrarse en un torbellino de fanáticos, algo


que la prensa local detalla a profundidad. Más de cien mil personas fueron a recibirla en el
Aeropuerto Internacional de Limatambo (CORPAC) y la siguieron en un corso de 8
kilómetros de largo,280 una acogida apoteósica si tomamos en cuenta que, en aquel

275
El propio El Comercio saca una nota que dice que “no la ha besado jamás un hombre” y que
“nunca ha salido sola con persona del sexo opuesto” (21 de julio de 1957, 3-4). En varias
entrevistas, ella da a entender que su mayor aspiración es el matrimonio (“me gustaría cambiar de
estado a los 19 o 20 años, porque considero que a esa edad la mujer tiene noción completa de las
responsabilidades del hogar”), no la fama, lo que la convierte en un ideal femenino basado en el
culto al hogar y a la familia tradicional.
276
Caretas, edición especial “Nuestra Miss Universo” (s/f). Suplemento Extraordinario, 8.
277
La Prensa, miércoles 7 de agosto de 1957, 1.
278
Esta idea de belleza y feminidad como parte de la esencia del ideal femenino nacional también
puede verse en Shuqin Cui, Women Through the Lens: Gender and Nation in a Century of Chinese
Cinema (Honolulu: University of Hawaii Press, 2003), 167.
279
La Crónica, sábado 10 de agosto de 1957, 14-15.
280
La Prensa, sábado 10 de agosto de 1957, 1.
74
entonces, Lima contaba con un estimado de un millón y medio de habitantes.281 Asimismo,
la joven miss Universo fue incorporada al imaginario de la cultura popular a través de la
creación de valses, polcas y huainos en su honor. A continuación, encontramos fragmentos
de la polca “La más hermosa”, compuesta por Alicia Maguiña, conocida artista de folclor
peruano, además de compañera de aula de Gladys en el Colegio Santa Úrsula, y el vals
“Vale un Perú”, de Nicolás Wetzell,282 que fueron interpretados y grabados por Los
Troveros Criollos283 en agosto de 1957.

“(…) Como querubín, como sirena, como una diosa,


¡Ay! Eres Gladys, ¡la más hermosa!
Los Andes tan solo al mirarte a tus pies se rendirán,
El mar bravo por bañarte apacible se pondrá,
¡Ay, por ti, Gladys, la más hermosa!
Los peruanos la bandera izaron,
Como esclavos fieles con cadena, por ti preciosa,
¡Ay, por ti, Gladys, la más hermosa!”

“Linda beldad moderna de país milenario.


Las ñustas, las virreinas bordaron su blasón.
Y hoy gritan “¡Gladys Zender!” los cinco continentes.
Gladys Zender peruana, cual limeño pregón.
Vale un Perú, renace la frase fabulosa.
Vale un Perú y el mundo lo vuelve a proclamar.
Vale un Perú la niña de tropical belleza,

281
Instituto Nacional de Estadística e Informática, Proyecciones departamentales de la población
1995-2015 (1996). Disponible [en línea]:
https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib0015/cap-31.htm
(acceso: 30 de agosto de 2019).
282
Sobre la obra y relevancia cultural de la figura de Wetzell y otros compositores contemporáneos,
véase Emilio Bustamante, La radio en el Perú (Lima: Fondo Editorial de la Universidad de Lima,
2017), caps. 2 y 3, sobre “la edad de oro (1937-1956)” y las “nuevas olas (1956-1980)”. El texto,
adicionalmente, incluye una fotografía de Gladys siendo entrevistada por Miguel de los Reyes, de
Pregón Deportivo, en septiembre de 1957.
283
Fundado por Lucho Garland y Jorge Pérez López, Los Troveros Criollos fue uno de los
conjuntos musicales más famosos en el país desde 1952 hasta bien entrados los años 60. Según su
página de fans, su música en aquellos años fue sumamente versátil, pues no solo interpretaban
valses, sino también canciones “alegres y jaraneras de la guardia vieja, polcas, tonderos, así como
marineras limeñas y norteñas”.
Véase “Los Troveros Criollos – Biografía”, en Los Troveros Criollos, música criolla del Perú.
Disponible [en línea]: http://www.lostroveroscriollos.com/historias.biografia.php (acceso: 30 de
julio de 2020).
75
cuyo nombre resuena por aire, tierra y mar.”

En la primera canción, Gladys es representada como la dueña de las pasiones que


mantienen esclavizados a los peruanos, con una capacidad de seducir y aplacar las iras del
entorno natural, digna de un personaje mitológico o una deidad. En el segundo caso, se
evoca un nacionalismo sentimental que la vincula con una belleza “tropical” y “milenaria”,
equiparable a las ñustas y virreinas, pero “moderna” ante todo, como si se tratara del
extremo final de una larga cadena evolutiva de gobernantes femeninas. Es interesante tomar
en cuenta que tanto el vals como la polca hayan intentado renovarse con Gladys cuando su
apogeo había acabado hacía ya varias décadas y las nuevas generaciones tenían los oídos en
otros géneros musicales.284 Las fuentes, en este caso, revelan el reciclaje de viejos y
trillados elementos acerca de la idea de “peruanidad” como resultado de la inyección de
orgullo patriótico en la sociedad por el éxito en Miss Universo. La idea de que ahora el
valor del Perú era reconocido por los cinco continentes está presente de manera repetitiva,
así como la deliberada alusión a que no existe figura más peruana que un “limeño pregón”.
Esta noción de que Lima era equivalente al Perú es algo en lo que conviene
detenernos para cerrar el análisis del caso de Gladys. Si bien es común encontrar
asociaciones entre la joven miss Universo y Lima, por ser su lugar de nacimiento, algunos
medios de prensa de menor difusión la retrataron como embajadora de buena voluntad entre
las regiones, por un lado, con un traje típico de la región Cusco y, por el otro, con su
corona. También, se creó una serie de producciones musicales pensadas para el público
perteneciente a la región andina en honor de su victoria. Uno de ellos fue “Miss Universo
1958”, un huaino compuesto por la dupla Olivera-Serpa e interpretado por Los Ruiseñores
de Gorgor, que conmemoraba, del mismo modo que la polca y el vals, el orgullo de saber
que Gladys había “conquistado el tawna (cetro) para el Perú” y agregaba que “la marinera,
la baila bien… (pero) nuestro huaino, ¡mucho mejor!”.285
La unión de la faceta de “ñusta” con la de reina internacional es un gesto potente,
que parece servir el propósito de convertir a Gladys en un ícono vinculable a una cantidad
mayor de personas. Voz Femenina, al igual que Caretas,286 estaba dirigido por una mujer,

284
Sobre el tema, véase Lima, el vals y la canción criolla (1900-1936), de Gérard Borras, publicado
por el IFEA en el 2015.
285
Agradezco al profesor Borras por haberme alcanzado la grabación de esta canción. Está,
curiosamente, inmortalizada en el lado B de un disco, lo que ha hecho que pase bajo el radar de los
y las historiadoras, más enfocados en las producciones musicales limeñas o costeñas.
286
Caretas, “Doris Gibson y el Volcán”. Disponible [en línea]: “https://caretas.pe/sociedad/doris-
gibson-y-el-volcan/ (acceso: 29 de agosto de 2019); y Patricia Salinas Oblitas, “Simplemente,
76
por lo que se tomó la libertad de publicar que “nos sentimos todas orgullosas del reinado de
esta hermosa hija de los Andes i [sic] de los mares”.287 Esto, claramente, era un llamado a
que todas las mujeres del Perú se sintieran libres de identificarse con miss Universo. Ahora
cabría preguntarnos si así fue.

Imagen 1.6 “Gladys: embajadora, munay munay ñusta, sumacc acclla”288. Fuente: Voz
Femenina, martes 20 de agosto de 1957, 1.

II. “Capullanas” e “indiecitas”: reconstruyendo la otra cara de la belleza peruana


Claro está que los concursos de belleza, como Señorita Perú, pensados como una
plataforma para seleccionar a la siguiente tarjeta de presentación humana para Miss
Universo, no fueron los únicos eventos centrados en la celebración de los encantos de la
mujer peruana. De hecho, unos años antes del aterrizaje de Gladys en el epicentro del ojo
público, se organizó otro tipo de certámenes que destacaban las formas alternativas de
belleza, opuestas a la “globalizada”, y, por ende, más acertadas a la hora de retratar al

Doris”, Caretas. Disponible [en línea]: https://caretas.pe/caretas-tv/simplemente-doris/ (acceso: 30


de octubre de 2020).
287
Voz Femenina, martes 20 de agosto de 1957, 1.
288
Traducción propia del quechua: “hermosa, querida princesa, adorada joven elegida”.
77
verdadero Perú. Reconstruirlos no es una tarea sencilla, dado que su cobertura en los
medios de prensa (la principal y, hasta ahora, única fuente) fue deliberadamente menor.
Esto evidencia la brecha jerárquica entre lo que ocurría al interior como un conjunto de
hechos de menor importancia en comparación con los eventos desarrollados en Lima,
vistos, en potencia, como una oportunidad para aumentar el valor del país dentro del
mercado internacional.
El primer certamen que corresponde analizar es La Capullana, propiedad del diario
La Nación, cuyo inicio puede rastrearse hacia mediados de 1953. En este caso, las
candidatas debían ser “mestizas” y mayormente limeñas, si bien el término “capullana” se
refiere a las mujeres que gobernaron la costa norte en el siglo XVI.289 En segundo lugar,
está la cobertura de los certámenes “de belleza autóctona”, promovidos en la región sur
andina (Puno, Cusco y Arequipa) como parte de un proyecto de elevación de las
identidades y tradiciones indígenas. De momento, aún no se ha encontrado indicio alguno
que pruebe la difusión nacional de certámenes de belleza en la Amazonía durante los años
50. Esto sugiere que las pugnas regionales de hace seis décadas dejaron de lado a la selva,
vista aún como un territorio por anexar, y se concentraron en la falsa dicotomía costa-
sierra.290

i) La Capullana (1953)
La primera elección de La Capullana se desarrolló en un contexto sociopolítico
previo al Señorita Perú, de Gladys Zender, cuando la efervescencia de la dictadura militar
de Odría estaba por desvanecerse. Con el objetivo de promover un espacio para el
nacimiento de nuevos símbolos nacionales, y utilizando el éxito de Mary Ann Sarmiento
Hall en Miss Universo291 como motor, el recientemente creado diario La Nación quiso

289
Estela Cristina Salles y Héctor Omar Noejovich Ch., “La herecia femenina prehispánica y su
transformación en el mundo colonial”, en Bulletin de l’Institut Français d’Études Andines, vol. 35,
núm. 1. (2006). Disponible [en línea]: https://journals.openedition.org/bifea/4758?lang=fr (acceso:
30 de agosto de 2019).
290
El primero que he podido ubicar es el Reina de la Madera, creado por la industria papelera
pucallpina; véase Caretas, núm. 405 (octubre 27-noviembre 7 de 1969). Actualmente, existen
certámenes como Miss Selva Central o el Miss Carnaval Gay, celebrado en Tarapoto. Sería
interesante seguirles el rastro para encontrar cuándo iniciaron y con qué propósito. Dejo esta
cuestión temporalmente irresuelta con la esperanza de que algún investigador o investigadora se
anime a trabajarla en un futuro.
291
Con 17 años, Sarmiento fue apodada “la novia del Perú” por Caretas. Sin embargo, la luna de
miel no duró: en 1979, la revista Gente exacerbó una fuerte polémica en torno a la paternidad de
una de sus hijas (véase “Rafael Graña sí es tu padre”, en Gente, núm. 332, 2 de noviembre de 1979,
20-22), mientras que Zeta, una revista de corte pornográfico, especulaba sobre su sexualidad y su
“azarozo destino… despilfarrando dinero a manos llenas” (véase “El diario de May Ann: ‘Eres
bonita, pero…’”, en Zeta, núm. 73, año 2, (1980), 73-77). Consecuentemente, en mayo del 2012, la
78
sacar a relucir los valores y características que definían los cánones estéticos y morales más
“admirables” de las peruanas a nivel local. Sin ánimos de deslegitimar el impacto de las
competencias menos difundidas en los medios, el periódico “tomó como suya la iniciativa
del Municipio de la ciudad (de Lima) para lanzarse a la agradable búsqueda” 292 durante la
Feria del Señor de los Milagros, celebrada en octubre, con la esperanza de que este pudiera
servir como espectáculo principal para llamar la atención del público y promover al
régimen en un momento crítico.
De la misma manera que La Crónica y El Comercio, La Nación se sumergió
durante más de un mes en las noticias más exclusivas sobre la competencia entre las
damitas “de colores capulí y canela, colores en que se concretó la fusión de las diversas
sangres para producir el tipo característico y popular costeño, y en particular, limeño”.293
La retórica peca de subyugar la cultura criolla o costeña a la capital y parece estar saturada
de clichés nacionalistas, además de religiosos. Podemos reconocer todos estos elementos en
la descripción de “Baqui” Dávalos, la primera ganadora del certamen:
(Ella es) inconmovible, eterna, espiritual y esencialmente peruana y católica
(…) es el símbolo de una fiesta que, como la Feria de Octubre, bulle en nuestra
sangre nativa e hispana, como la savia que da vida y que alienta el fervor de un
pueblo que, como el nuestro, vive al amparo de los valores espirituales (…) ‘La
Nación’, diario nacionalista por antonomasia, tendrá a su cargo la organización
del peruanísimo concurso ‘La Capullana’, certamen de belleza que despertó un
interés inusitado en nuestra capital y que concitó la atención del público
peruano durante la celebración de la tradicional Feria limeña, constituyéndose
en uno de sus principales números.294

Otro elemento interesante se encuentra en la diagramación de las páginas. Al igual


que la prensa limeña, La Nación le dedica un espacio privilegiado a su concurso, muy por
encima de las noticias de corte más serio. En el ejemplo, vemos que “la (bomba) atómica”
es absorbida por la primicia de “las estrellas capullanas”, lo que sugiere que el propósito del
periódico era entretener y no preocupar. Queda pendiente determinar si estos eventos
llegaron a evolucionar y trascender la prueba del tiempo para así llegar a la década de los
60. Lo más probable es que, al haberse tratado de un símbolo del Ochenio, no haya
sobrevivido a los cambios de la nueva era democrática, a diferencia de los otros certámenes

propia Caretas, que años atrás la convirtió en un ícono, reveló que “con dolorosa voz de trapo (…)
no tiene para sus medicinas (ni) para el alcohol (y) vive en una caseta de madera en una azotea de la
calle Berlín” (véase “Mary Ann Sarmiento: El Otoño de la Reina”, en Caretas, 24 de mayo de 2012,
47). Impresiona el poder de la prensa para crear ídolos y también para enterrarlos en el olvido
colectivo: un año después, Sarmiento falleció en completa soledad.
292
La Nación, lunes 11 de octubre de 1954, 1, 8.
293
La Nación, martes 4 de agosto de 1953, 5.
294
La Nación, domingo 10 de octubre de 1954, 1.
79
locales que aparecieron en aquellos años: los que celebraban “la belleza autóctona” del
Perú.

Imagen 1.7 “Atómica estalló en el cielo y aquí están las estrellas capullanas”. Fuente: La
Nación, sábado 31 de octubre de 1957.

80
ii) Los certámenes “de belleza autóctona” (1956)
Estos certámenes quisieron mostrar la cara “autóctona” del país a través de la
visibilización de ciertas características que debían representar los ideales verdaderamente
“peruanos”; entre ellos, “ser soltera”, sinónimo de “pura” o “virginal”, y “tener pureza
racial”. Este último punto requería ser demostrado mediante la presentación de una “partida
de nacimiento o fe de bautizo que acredite su linaje indígena”,295 mientras que el
sentimiento de orgullo debía ser explícitamente manifestado a través del uso de un “traje
típico de fiesta característico del lugar al que pertenece, sin mistificaciones”.296
Un análisis etnográfico de las bases para la participación en uno de los concursos de
belleza departamental organizados en el marco de la Semana del Cusco (del 24 al 30 de
junio) explica “que es justo enaltecer a este grupo étnico (indio), raíz y nervio de nuestra
peruanidad, en uno de sus aspectos más saltantes cual es la belleza de la mujer andina”.297
Ciertamente, se buscaba evocar el ethos del “verdadero Perú” a modo de contestación
frente a la imposición de ideales estéticos desde fuera. Este es un punto clave para entender
a cabalidad el fenómeno de los certámenes a nivel interno; además, su profundización nos
permitiría matizar la acogida de Gladys Zender como representante del Perú a fines de los
años 50, en contraposición con figuras como Yma Sumac, quien fue “vendida como una
princesa o sacerdotisa inca”298 como parte de una estrategia de personificar y hacer del Perú
un activo mercantilizable.
La difusión de las bases en publicaciones como El Pueblo de Arequipa no viene
acompañada de fotografías; queda claro el porqué. Resultaba más aceptable y vendible
retratar a las bellezas “urbanizadas” y dejar que los “símbolos del Cusco” permanezcan en
un plano anónimo y desfigurado, alejado de las portadas.299 Caretas ejemplifica la relación
blanco-indígena mediante la construcción de una imagen de la “mujer autóctona” desde (y
para) el prisma urbano limeño, lo que demuestra la incapacidad de los periodistas de
siquiera esbozar una realidad social de los Andes más allá de la imagen trivializada que se

295
El Pueblo, jueves 30 de mayo de 1957, 6.
296
Íbid.
297
Marisol de la Cadena sostiene que la victoria de Gladys, “una limeña perteneciente a una
importante familia” fue un factor determinante en la estimulación de un “cusqueñismo” que
buscaba demostrar la belleza de las mujeres pertenecientes a la élite del departamento. Indígenas
mestizos. Raza y cultura en el Cuzco (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2004), 198. En el
transcurso de esta investigación, encontré un artículo en El Sol del Cusco correspondiente a mayo
de 1957 que habla sobre la organización del certamen meses antes del desarrollo de Señorita Perú,
lo que demuestra que sus orígenes corresponden a una etapa pre-Gladys.
298
Zoila Mendoza, “Del folklore a lo exótico: Yma Sumac y la representación de la identidad inca”,
en Raúl Romero, ed., Música popular y sociedad en el Perú contemporáneo (Lima: Instituto de
Etnomusicología, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2015), 217.
299
El Comercio, domingo 7 de julio de 1957, 13.
81
tenía de la sierra. Si bien se puede reconocer la existencia de una belleza andina, surgen
interrogantes respecto a la manera de cómo representarla, sea a través de la reiteración de
su valor o bien mediante la exotización deliberada de las mujeres altiplánicas al decidir
mostrarlas como “salvajes hermosas”300.
Lamentablemente, la investigación ha probado ser infructuosa para ubicar una
crónica detallada de estos certámenes, a diferencia del Señorita Perú. Lo que sí ha llegado a
nosotros, aparte de las bases, es una serie de artículos de periodistas como Alfonsina
Barrionuevo,301 cuya producción particular fue bastante prolífera entre los años 50 y 70,
que pretenden visibilizar territorios virtualmente desconocidos para el público limeño. El
sesgo limacéntrico era notorio e imponente —evidencia clarísima de que la creencia de que
determinadas áreas del país mostraban ser más civilizadas o más cercanas al “desarrollo”
que otras—, estaba en plena efervescencia dentro de la mentalidad y el discurso
periodístico. Se construye una identidad indígena completamente distorsionada y se revela,
a grandes rasgos, la pugna regional existente entre Lima y otras ciudades del Perú,
especialmente aquellas que contaban con espacios urbanos desarrollados, y élites que
buscaban ser reconocidas como agrupaciones autosuficientes que no dependían de la
capital. Según un artículo de Barrionuevo, titulado “Princesas Imperiales”, Isabel Mamani,
la ganadora del certamen Gran Señora de los Cuatro Suyos (en quechua: Tawantinsuyoq
Hatum Aqllan) contaba “entre sus antepasados a jefes y nobles del otrora fabuloso Imperio
de los Incas”.302
La nota continúa arguyendo que estas mujeres son un “bello ramillete de flores
auténticamente peruanas, recogido en punas, valles y quebradas (y en) los ayllus más
lejanos, cuya tradición y costumbres permanecen inalterables (…)”.303 Esta narrativa
deliberadamente reductora de la humanidad de las mujeres a simples adornos no termina
ahí, ya que el artículo se refiere a ellas directamente como “indiecitas ingenuas, puro
corazón y sentimiento que, súbitamente, abandonaron sus labores rústicas atraídas por la
tentación tan típicamente femenina de lucir sus dotes naturales y conquistar el cetro
máximo”.304 Abajo se observa que las imágenes seleccionadas como acompañamiento son
primeros planos o retratos que destacan el traje, no el físico (con las justas el rostro) de las
mujeres.

300
Caretas, 16-28 de enero de 1958, 35-36.
301
Es curioso notar, no obstante, que Barrionuevo no era limeña, sino que nació en Cusco. Su
trayectoria en Caretas inició gracias a una recomendación de Sebastián Salazar Bondy, según
reveló en una entrevista en el 2007. Véase Perú21, 10 de noviembre del 2007, 7.
302
Caretas, 10-23 de julio de 1957, 37.
303
Véase la nota 300.
304
Véase la nota 300.
82
Imagen 1.8 “Princesas imperiales”, por Alfonsina Barrionuevo. Fuente: Caretas, 10-23 de
julio de 1957, 36-37.

Se trata, entonces, de la representación de personajes que no se alinean con los


ideales de belleza aceptados como “modernos” o deseables,305 ya que son reducidas a ser
meras descendientes de los incas. Como tales, no representan el futuro del país, sino un eco

305
Banet-Weiser, The Most Beautiful Girl in the World, 23.
83
del pasado o, como mucho, la personificación de las tensiones sociales y del conflicto entre
lo “urbano” (o civilizado) y el mundo rural, inevitablemente equiparado con la barbarie o el
retraso.306 Vemos, entonces, que estos fueron los elementos nacionales que no fueron
incorporados a la elaboración de la imagen del Perú que se buscaba proyectar hacia el
exterior.

306
Peter F. Klarén, Nación y sociedad en la historia del Perú (Lima: Instituto de Estudios
Peruanos, 2004), 359.
84
CAPÍTULO II
“Perú, primer país productor de belleza”
La imagen del Perú entre Miss Mundo 1967 y la expropiación de la
fábrica de la belleza, 1972-1973
En 1967, diez años después de la coronación de Gladys como la más hermosa del
universo, el Perú volvió a la cima luego de otra participación exitosa en un certamen de
belleza internacional; esta vez, en Miss Mundo,307 “el principal campo de batalla para la
feminidad competitiva”308 con sede en Europa. La elegida para representar al país en
aquella ocasión fue Madeleine Hartog-Bel Houghton, una piurana309 de 21 años que estaba
familiarizada con la proeza de asistir a concursos de belleza y había alcanzado cierto grado
de reconocimiento en la industria del modelaje, por lo que se consideraba la opción más
competente y curtida para ser la siguiente cara visible del Perú en el extranjero.
Ofreceremos una reconstrucción de su experiencia antes, durante y después de su reinado
con la intención de diferenciar su trayectoria con la de Gladys Zender, para así determinar
si alcanzó los mismos niveles de éxito y aceptación como emblema nacional. En tal sentido,
la pregunta que guía este capítulo es si aún era factible considerar a una reina de belleza
como un elemento determinante para la construcción de la imagen nacional al final de los
años 60 e inicios de los 70, un contexto que empalmó una crisis económica310 con el fin del
dominio de la oligarquía y el súbito inicio del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas
Armadas.

I. “Belleza campeona del mundo: Madeleine Hartog-Bel, de Perú”


El 19 de noviembre de 1967, el Dominical de El Comercio publicó un extenso
artículo titulado “Las Evas más Evas del mundo” en el que se recalcaba, por primera vez,
que el éxito del Perú a nivel internacional se apoyaba en su rol como un “exportador” de
mujeres. La inspiración detrás de la publicación era, sin duda, la flamante victoria de

307
“On top of the World: Madeleine Hartog-Bel of Peru”, en The New York Times, viernes 17 de
noviembre de 1967, 40.
308
Blain Roberts, Pageants, Parlors and Pretty Women: Race and Beauty in the Twentieth-Century
South (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 2014), 105.
309
Véase “De Piura a París”, en Caretas, núm. 363 (8-17 de noviembre de 1967), 2; y la entrevista
que le hacen en El Comercio, viernes 17 de noviembre de 1967, 1, para un panorama de la
“controversia” sobre el verdadero origen de Madeleine. Sus seguidores aún siguen debatiendo si
pueden considerarla piurana o arequipeña, si bien ella dice sentirse muy piurana.
310
Daniel M. Schydlowsky y Juan J. Wicht, Anatomía de un fracaso económico: Perú, 1968-1978
(Lima: Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico, 1979), 18, 64.
85
Madeleine en Miss Mundo, prueba irrefutable que confirmaba que los ojos del mundo
seguían sobre las misses producidas en masa a nivel nacional:
(…) Y la belleza, la gracia y la femineidad de la mujer peruana volvieron a
brillar con intensa luz propia en el firmamento de la estética internacional (…)
Porque nuestras Evas, son las más Evas del mundo.311 Esta vez ha sido la
encantadora y sugestiva belleza de una muchacha nacida en Camaná y criada
bajo el ardiente sol piurano, la ganadora del codiciado título de ‘Miss Mundo
1967’. Madeleine Hartog Bell [sic], de frescos 21 años, que fuera coronada
‘Miss Perú 1966’, deslumbró el jueves al jurado encargado de seleccionar entre
decenas de muchachas provenientes de todas las latitudes, a la humanidad más
femenina del orbe. La fragilidad y espiritualidad ‘a lo Audrey Hepburn’ de
Madeleine, cautivaron al público londinense, que celebró entusiasta el acertado
fallo.312

De aquellas últimas líneas, se desprende que el ideal femenino que caracterizaba a


las peruanas y cautivaba al resto del mundo era su capacidad de asemejarse a las estrellas
de Hollywood,313 algo que por defecto las convertía en figuras difícilmente vinculables al
resto de sus compatriotas. El artículo hace un llamado al lector para que deje de pensar en
el Perú como un pueblo en vías de desarrollo en el aspecto económico y que, más bien, note
orgullosamente su potencial como “país súperdesarrollado” en lo que respectaba a la
belleza femenina, alegando que “así como producimos y exportamos materias primas,
también producimos ¡y hasta exportamos! mujeres bonitas”.314 Primero había sido Gladys
y después, María Elena Rossell, quien se lució como primera finalista en Miss Mundo
1959, durante la primera participación del Perú en dicho evento. Ahora, con Madeleine, se

311
Una acotación curiosa sobre la evolución del término “Eva” en las publicaciones de prensa en el
Perú: durante los sesenta, este se refería a una mujer inherentemente bella y “agradable a la vista”,
algo presente desde la tradición bíblica. Véase Carol Meyers, Discovering Eve. Ancient Israelite
Women in Context (Nueva York: Oxford University Press, 1988), 84, para un análisis sobre el uso
de ciertos términos en hebreo, en particular los nombres, para crear un “lenguaje de géneros”:
mujeres sumisas y hermosas, y hombres como equivalente a la autoridad.
Para 1990, el uso de la palabra había dado un giro importante y se había convertido, en algunos
casos, en una herramienta para fetichizar las relaciones entre personas del mismo sexo,
convirtiéndolas en un escándalo de los tabloides y en enemigas de la “normalidad en las mejores
familias”. Véase “Lesbianas: Amor entre Evas”, en Gente (25 de enero de 1990), 50-53.
312
“El Dominical”, en El Comercio, 19 de noviembre de 1967.
313
Durante la investigación, pasé por alto esta alusión a Madeleine como la Audrey Hepburn
peruana. Fue después de algunos meses, durante una revisión de la tesis, que pude detenerme en
este punto para profundizar el motivo detrás del paralelo entre ambas personalidades, convencida
que podría ir más allá del parecido físico. Pienso que la Audrey descrita por Georges-Claude
Guilbert, inocente, “ligera” y rebosante de “sensibilidad europea”, se parece mucho a la Madeleine
que construyeron los medios durante sus primeros años en el ojo público. Para un análisis más
detallado de la primera, véase el libro de Guilbert: Gay Icons: The (Mostly) Female Entertainers
Gay Men Love (Jefferson: McFarland, 2018), 90-91.
314
Véase la nota 306.
86
había encontrado el elemento que faltaba para completar la ilustrísima trilogía de bellezas.
Al menos, eso se pensó al principio.
Es importante detenernos en la trayectoria de vida de Madeleine para poder
diferenciar su camino del resto de peruanas que fueron reconocidas y premiadas en Miss
Mundo y Miss Universo. Ella nació en Arequipa el 12 de junio de 1946, y a los pocos años
se trasladó a la provincia de Camaná. Su padre, Alfredo Hartog Granadino, se desempeñó
como empresario cinematográfico y brevemente como alcalde de Camaná en 1947,
mientras que su madre, Henriette Bel Houghton, era una socialité proveniente de
Sullana.315 Son pocos los detalles que se conocen sobre los años previos a su vinculación
con el mundo de los certámenes de belleza. Lo único que se había revelado al tiempo de su
participación en Miss Mundo fue que había trabajado como secretaria para la firma Ford en
Piura y que había posado para promocionar los productos de la empresa. 316 Esa corta
experiencia como modelo fue determinante en su carrera como reina de belleza y la llevó a
coronarse como señorita Perú en julio de 1966.
Mientras las bombas empezaban a caer sobre Vietnam, una guerra que luego
regresaría para atormentarla, Madeleine aterrizó en Miss Universo, ahora celebrado en
Miami Beach,317 con la esperanza de que con ella se repitiera el triunfo de 1957. El “arma
secreta del Perú” llegó a clasificar dentro de las 15 mejores; sin embargo, resulta factible
pensar que no llegó a mucho más debido al reconocimiento explícito de que no dominaba el
inglés en la ceremonia transmitida por televisión. El solo hecho de admitir que lo único que
sabía decir era How are you? pudo haber sido el factor determinante para que el jurado opte
por elegir a otras candidatas (por ejemplo, miss India y miss Finlandia) como las más
adecuadas para continuar en la siguiente etapa. Para muchos, el desempeño de Madeleine
no cubrió las expectativas del público norteamericano, que optó por “despreciarla” 318 con
base en un criterio categórico; en consecuencia, no la dejaron brillar.
Madeleine, sin embargo, estaba convencida de lo contrario. El solo haber
clasificado a Miss Universo 1966 era prueba suficiente de que tenía el aspecto y el talento

315
Esta información fue tomada del blog Camaná hermosa, núm. 14. Disponible [en línea]:
http://camanahermosa.blogspot.com/2008/10/madeleine-hartog-bell-nuestra-miss.html (acceso: 31
de agosto de 2019). En el blog, se estipula que ella nació en Piura, hecho confirmado por Edman
León, quien ha podido conversar con ella personalmente.
316
Caretas, núm. 364, 69 (1-15 de diciembre de 1967).
317
Entre 1952 y 1959, Miss Universo se celebró en Long Beach. A partir de la creciente
popularidad del certamen, en 1960 fue trasladado al Auditorio de Miami Beach por los siguientes
doce años.
318
Oiga, núm. 249 (24 de noviembre de 1967), 23.
87
para brillar afuera. Regresó al Perú, hizo sus maletas y vendió su automóvil; con ello, pudo
asumir los gastos para mudarse a Francia. Rápidamente, consiguió firmar un contrato con la
reconocida agencia Dorian Leigh,319 especializada en modelaje. Sus fotografías recorrieron
el mundo con éxito y llegaron poco tiempo después a las oficinas de Caretas, medio que no
dudó en publicar un breve artículo sobre “nuestra piurana en París”.320 Abajo, vemos una de
las famosas imágenes de Madeleine, retratada detrás de una montera y mostrando bastante
piel, lo que genera la ilusión de no llevar ropa, algo bastante arriesgado para la época.

319
Entre los grandes descubrimientos de la agencia, destacan Twiggy, Wilhemina y Veruschka.
Leigh ha sido considerada como la primera top model de la historia, cuyo salto a la fama fue gracias
a su trabajo en la campaña Fire and Ice, de Revlon, publicada en 1952. Esta fue revolucionaria por
haber planteado la posibilidad de que una mujer podía maquillarse para sí misma, no
necesariamente para conquistar a un hombre. El eslogan de la campaña era For you who love to flirt
with fire… who dare to skate on thin ice… Revlon’s Fire and Ice for lips and matching fingertips. A
lush-and-passionate scarlet… like flaming diamonds dancing on the moon!
Sobre su carrera, véase “Dorian Leigh, Multifaceted Cover Girl of the 40s, Dies at 91”, en The New
York Times, 9 de julio de 2008. Disponible [en línea]:
https://www.nytimes.com/2008/07/09/arts/09leigh.html (acceso: 2 de febrero de 2020).
320
Caretas, núm. 357 (28 de julio - 10 de agosto de 1967), 1.
88
Imagen 2.1 “De Piura a París”. Madeleine posando para las cámaras de Dorian Leigh.
Fuente: Caretas.

Coincidentemente, la imagen también se difundió por otros lugares en Europa y


llegó a ser vista por Eric Morley, el organizador de Miss Mundo, quien no dudó en

89
ofrecerle la oportunidad para que participe en el prestigioso certamen. Madeleine, en fotos,
encajaba en la descripción física de la “perfección”: tenía 22 años, “una cara bonita, buenos
dientes, bastante cabello y piernas perfectamente formadas”.321 Una vez que la vieron en
persona, su “relativa diminutez” resultó un tanto problemática. Con 1.64 metros de altura y
medidas “no muy ortodoxas” de 93-58-93, las apuestas llegaron a más de 10 a 1 contra
ella,322 lo que significaba que sus probabilidades de ganar, antes del inicio formal de la
competencia, eran tremendamente desfavorables.
“Armada con un vestido de tapada, prestado por la Embajada peruana”,323
Madeleine cruzó el Canal de la Mancha hacia Londres. De momento, no contamos con un
testimonio oral o escrito que cuente su experiencia en el certamen desde una perspectiva
íntima. Para reconstruirlo, entonces, es necesario acudir a las fuentes audiovisuales.
La final de Miss Mundo 1967 fue transmitida por televisión el 16 de noviembre de
1967. Celebrado en el icónico Lyceum Theatre, de Londres, este evento se caracterizó por
haber contado con 55 países participantes, cuatro más que el año anterior324 y por haber
permitido el regreso de Australia, Austria, Túnez y Perú después de su retiro en 1966.325 A
diferencia de los concursos de Miss Universo, analizados en el primer y tercer capítulo de
esta tesis, no contamos con una videograbación completa de esta décimo séptima edición
del programa, sino con algunos fragmentos publicados en línea por la British Pathé. En
ellos, se distingue un elemento interesante: la voz de un narrador superpuesta en el fondo
para describirnos, a detalle, el proceso de elección de la “muñequita suprema del planeta”
(en inglés: supreme poppet of the Planet). Es una lástima que no podamos ver cómo le fue a
Madeleine en las semanas de preproducción ni qué pregunta le tocó responder en la final.
Solo aparece en un traje de baño entero de color negro, mientras la cámara capta las piernas
de “las súper chicas de todos los rincones de la tierra”.326

321
Rob Baker, Beautiful Idiots and Brilliant Lunatics: A Sideways Look at Twentieth- Century
London (Gloucestershire: Amberley Publishing, 2015).
322
Caretas, núm. 364 (1-15 de diciembre de 1967), 69.
323
Caretas, núm. 364 (1-15 de diciembre de 1967), 64.
324
Los cuatro “debutantes” fueron Checoslovaquia, Panamá, Tanzania y Uganda.
325
Otros regresos fueron Ghana, Kenia, Nigeria y Portugal.
326
British Pathé. Miss World and Miss Kennya (1967). Disponible [en línea]:
https://www.youtube.com/watch?v=pzg1Rhlq8Qo (acceso: 30 de agosto de 2019).
90
Según The Daily Mirror, uno de los principales periódicos sensacionalistas del
Reino Unido, la transmisión del Miss Mundo fue una de las más vistas esa noche, con una
teleaudiencia de 23.76 millones.327 En torno a ello, Caretas señala lo siguiente:
(…) en esos tres minutos decisivos de la elección de Miss Mundo el consumo
de la electricidad en Londres aumentó en 900,000 kilowatios –al encenderse
todos los televisores– así también, segundos después y gracias a la magia del
teletipo internacional, los corazones de millones de peruanos se encendieron al
saber que una peruana, una chica nuestra, una proyección de la mujer que
amamos, acababa de ser reconocida como la mujer más hermosa del planeta.
Una vez más, una peruana valía un Perú.328

Dentro del discurso entablado por el artículo, resuena el “vale un Perú”, que nos
remonta al retorno de Gladys Zender a Lima. Esto, en parte, refleja que los cambios a nivel
discursivo son menores y que, más bien, los elementos que antes habían funcionado
seguían utilizándose, aunque estos ya no gozarían del mismo éxito. Aquí, el sentimiento de
orgullo nacional se desprende con muchísima facilidad: bastaba con tener dos
participaciones exitosas en Miss Universo y Miss Mundo para justificar la creencia de que
el Perú era “un semillero de bellezas (…) evidencia patente que, en cuestión de mujeres,
(abundaban) las reservas nacionales”.329 Este hecho se ve reflejado a la luz de la economía
de exportaciones, ya que en ningún momento se hace referencia a las mujeres como
personas, sino como productos en reserva, listas para ser enviadas al exterior y
“consumidas por la cultura corporativa”.330

327
Julie McCaffrey, “The Biggest TV moments from the Golden Era of Telly that kept Millions
glued to the box”, en The Daily Mirror, 19 de julio de 2018. Disponible [en línea]:
https://www.mirror.co.uk/tv/tv-news/biggest-tv-moments-golden-era-12949292 (acceso: 9 de marzo
de 2020).
328
Caretas, núm. 364 (1-15 de diciembre de 1967), 69.
329
Caretas, núm. 364 (1-15 de diciembre de 1967), 70-71.
330
Eric Zolov, Refried Elvis: The Rise of Mexican Counterculture (Berkeley: University of
California Press, 1999), 7.
91
Imagen 2.2 Caricatura que muestra a una reina de belleza (presuntamente Madeleine
Hartog-Bel), sentada sobre una caja de “exportaciones”. Fuente: El Comercio, domingo 19
de noviembre de 1967, 2.

Ver a una reina de belleza sentada sobre las exportaciones del país, con una versión
personificada del Perú delante de una montaña de recursos, no es algo casual, menos aún si
notamos los detalles que componen la escena. El Perú parece desinteresado en explotar sus
otros recursos, representados en una montaña enorme al fondo. Madeleine está sentada,
inerte. El sol los mira preocupadamente, pero escondido detrás de unas nubes, quizás con
vergüenza de que un país tan “rico” no sepa determinar cuáles son sus prioridades. Resulta
pertinente tomar esta imagen como eje de nuestro análisis para desentrañar el discurso que
se manejaba con respecto a las reinas de belleza. Durante la década de los 60, la
92
exportación diversificada de materias primas, como el pescado, el cobre y el algodón, 331 se
convirtió en el instrumento principal para el crecimiento económico, algo que se extrapoló
con facilidad hacia otras esferas “capitalizables”, como la humana. Las reinas de belleza
son un clarísimo ejemplo de ello.
Como vimos en el capítulo anterior, participar en certámenes de belleza era visto
como una manera interesante de poner al país en vitrina a través de su “encarnación” en una
mujer (esto requería que ella, temporalmente, sacrifique su identidad para representar los
ideales nacionales en su totalidad). Diez años después, la idea se había mantenido vigente:
Miss Mundo y Miss Universo eran sinónimos de cosmopolitismo y el hecho de avalarlos le
permitía al Perú estar en el lado correcto de la balanza internacional.332

331
International Monetary Fund, Perú: Selected Issues (Washington D.C.: IMF, 2001), 37-48.
332
Caretas, 15-25 de julio de 1968, núm. 376, 43.
93
Imagen 2.3 “A la par con Londres”, Miss Mundo 1967 – Madeleine Hartog del Perú.
Fuente: Caretas, núm. 364, 1-15 de diciembre de 1967.

Al igual que Gladys, Madeleine también gozó del privilegio de aparecer en la


portada de Caretas, esta vez para el número 364 de la revista, publicado durante la primera
quincena de diciembre de 1967. El titular elegido para acompañar la imagen triunfal es “A

94
la par con Londres”, lo que sugiere que el resultado del certamen confirmaba que el Perú
era un país apto para competir —y destacar— frente al primer mundo.
A cambio de los siete mil dólares de premio, la corona de diamantes y el trofeo
recordatorio, Madeleine había prometido permanecer soltera y cumplir un programa
verdaderamente fatigoso, que incluía un viaje a Vietnam para entretener a los infantes de
marina el día de Navidad, acompañada por el elenco del Vietnam Christmas Special333 de
Bob Hope, que contaba con la “agresiva minifalda de Raquel Welch”,334 Barbra McNair,
Elaine Dunn y Bill Crosby, entre otros importantes talentos de la época. El programa,
emitido por la televisión el 18 de enero de 1968, estaba diseñado para alegrar y entretener a
las tropas ubicadas en diversas bases norteamericanas, como Udorn (Tailandia), Phù Cát y
Cam Ranh Bay (Vietnam). Las visitas a Vietnam representaban el American way, y
marcaban una tradición patriótica en el mundo del entretenimiento, tanto así que hasta la
propia Marilyn Monroe interrumpió su luna de miel para ir a Corea en 1954.335 El rol de
Hope era entretener, pero al mismo tiempo asegurarle a las tropas que su sacrificio por su
país “no era en vano”, sino el precio a pagar “por salvar a Vietnam del Sur y al resto de
Asia”.336
En esta oportunidad, Madeleine asistió en representación de Miss Mundo, y no
como Miss Perú, para evitar ser asociada como partidaria del conflicto. Muchas de sus
bromas, de igual manera, la acercaban coquetamente a los soldados norteamericanos, algo
que en el Perú se debió haber visto con muy malos ojos. Cuando Hope le pregunta sobre su
estado civil, ella responde que estaba soltera “y de compras por un hombre”, y que “le

333
Para esta investigación, se utilizó la versión editada por el Departamento de Defensa
Norteamericano y posteriormente catalogada y custodiada por el National Archives and Records
Administration (ARC Identifies 64135/ Local Identifier 342-SFP-1848), de una hora y veintisiete
minutos de duración. Esta corresponde a una adaptación del material original para el uso de la
Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que fue modificada para ser transmitida por televisión
nacional.
334
Welch fue considerada la primera “‘diosa del amor’, post-Marilyn, pre-Farrah (Fawcett), para la
generación Baby Boom”. Si bien la interacción entre ella y Madeleine es escasa, no podemos dejar
de mencionar un detalle en común entre ambas: Welch, al parecer, también habría ganado títulos de
belleza previamente, como Miss La Jolla, Miss San Diego, Miss Adolescente Fotogénica, Miss
Contorno y Dama de California. Posteriormente se desempeñó como una modelo de gran éxito. En
un año, Welch fue la portada de más de ochenta revistas de moda. Para una descripción detallada
sobre los grandes íconos de la cultura pop norteamericana hasta el año 2000, véase David Mansour,
From ABBA to Zoom: A Pop Culture Encyclopedia of the Late 20th Century (Kansas: Andrews
McMeel Publishing, 2005).
335
Véase “Marilyn Monroe performing for the thousands of American troops in Korea, 1954”, en
Rare Historical Photos. Disponible [en línea]:
https://rarehistoricalphotos.com/marylin-monroe-korea-1954/ (acceso: 1 de julio de 2020).
336
“Bob Hope: The Road Gets Rougher”, en LIFE (29 de enero de 1971), 49, 57. Hope entretuvo a
las tropas norteamericanas durante 28 años. Entre 1964 y 1972, se enfocó netamente en Vietnam.
95
encantan los estadounidenses… son dulces, tiernos y tan adorables”.337 En más de una
ocasión, Hope le pide que premie a un afortunado elegido por su valentía con un beso.
Madeleine, siempre complaciente, accede. Esto nos lleva a una conclusión preliminar,
sobre la ultrasexualización de Madeleine que, combinada a la proyección de una supuesta
inocencia virginal, la hacían irresistible al público y un elemento esencial dentro del
segmento cómico.338
Otro de los chistes recurrentes en la rutina de Madeleine hacía referencia al “terror
lila” y fomentaba la vergüenza pública de los soldados acusados de ser homosexuales.
Cuando la joven preguntaba, inocentemente, si todos los aplausos eran para ella, Hope
respondía, “bueno, linda, si fueran para mí, la base entera estaría bajo arresto”,339 en clara
alusión a las políticas que permitían que cualquier miembro del servicio militar fuese dado
de alta con base en su orientación sexual. Durante la guerra, la necesidad de mano de obra
fue tal que las políticas tuvieron que ajustarse para ser más “permisivas”; sin embargo, el
miedo estaba fuertemente arraigado dentro de las filas. 340

II. “¿Tendrá o no razón Madeleine?”: La vida después de Miss Mundo


Inmediatamente después de entregar la corona, Madeleine rompió su silencio. Ya no
era la miss Mundo reinante, así que ya no estaba obligada a mantener una postura a favor
del certamen. El Perú —y el mundo— merecían conocer su historia, de su puño y letra, “sin
distorsiones ni tergiversaciones”.341 Caretas fue la plataforma elegida para que la reina de
belleza cuente su verdad, y, en diciembre de 1968, publicó “En realidad, ¡estoy furiosa!”.
El valor de la fuente aumenta cuando la sometemos a un análisis iconográfico. Lejos de
permitir que Madeleine cobre agencia en esta oportunidad, las fotografías que acompañan
su testimonio la infantilizan.

337
“Bob Hope Christmas Special (1967)”. Disponible [en línea]:
https://www.youtube.com/watch?v=8uqN5mXWHZM (acceso: 30 de agosto de 2019). “American
way of life”. Disponible [en línea]: https://es.wikipedia.org/wiki/American_way_of_life (acceso: 30
de agosto de 2019).
338
Andrés Barba, La risa caníbal. Humor, pensamiento cínico y poder (Buenos Aires: Fiordo,
2017), 42-43.
339
“Bob Hope Christmas Special (1967)”. Disponible [en línea]:
https://www.youtube.com/watch?v=8uqN5mXWHZM (acceso: 30 de agosto de 2019).
340
Para los antecedentes de este fenómeno sociocultural, recomiendo los capítulos 2 y 5 de The
Straight State: Sexuality and Citizenship in Twentieth-Century America, de Margot Canaday
(Princeton: Princeton University Press, 2009). El primero trata el estigma sexual durante la Primera
Guerra Mundial y el otro, la integración de las mujeres y las “tendencias homosexuales” durante
una parte de la Guerra Fría, entre 1947 y 1959.
341
Caretas, núm. 385, 12-20 de diciembre de 1968, 36.
96
Imagen 2.4 Carátula del artículo escrito por Madeleine, el mismo que “desató toda una
polémica en torno a los concursos de belleza internacionales”. Fuente: Caretas, núm. 385,
diciembre 12-20 de 1968.

97
En el artículo, Madeleine explica “cómo detrás de las ceremonias, risas, bailes y
disfraces (de Miss Mundo) funcionaba una perfecta ‘máquina de explotación’”, 342 basada
en mentiras e irregularidades que la habían dejado profundamente desencantada, si bien las
fotos que acompañaban su testimonio no lo reflejan. Ella alega haber sido consciente de
que su victoria la convertía, automáticamente, en “propiedad” de Mecca, la firma
organizadora, pero que su relación con ellos fue tan informal e irregular que nunca le
pagaron el dinero inicialmente pactado. Jamás firmó un contrato con la familia Morley,
dueña del concurso, razón suficiente para que ellos encuentren la manera de llevarse el
25 % de todas sus ganancias y de cobrarle desde los pasajes hasta por los servicios
proveídos por una chaperona que le obligaron a contratar.
Esta, sin embargo, no fue la razón principal por la que Madeleine sentía que los
únicos beneficiados de toda su trayectoria como reina de belleza habían sido los
organizadores detrás de Miss Mundo. Tal parece que el “viajecito a Vietnam” se había
desarrollado de manera turbia desde sus orígenes y que fue obligada a mentir sobre su nivel
de inglés. Mecca, sumamente interesada en ese viaje, le contrató un empleado para que le
indicara lo que debía contestar y, así, hacerle creer a Bob Hope que hablaba perfectamente
el idioma. Cuando Madeleine protestó, la empresa la amenazó con quitarle la corona, así
que se vio obligada a aceptar, justificándose en que con ello le estaba evitando una
vergüenza al Perú. Después de todo, “se trataba del deber de una peruana y no de un
trabajo más de Madeleine Hartog (…) quien se quedaba la satisfacción de haber cumplido
como ser humano”.343 Curiosamente, esto le hizo poca gracia a la izquierda peruana, así
que, en vez de recibir elogios, Madeleine fue víctima de un sinfín de amenazas, al punto de
que fue necesario contratarle un servicio de guardaespaldas ni bien pisó suelo peruano en
enero de 1968.344
Como “broche final” para un año plagado de decepciones, Madeleine cuenta que
casi no llega a la coronación de Miss Mundo 1968. Una vez más, la organización se rehusó
a pagarle el pasaje y la noche del evento “olvidaron recogerla” de su hotel, motivo por el
cual casi se pierde la ceremonia. Una vez en el local, no se anunció su nombre y tampoco

342
Caretas, núm. 385 (diciembre 12-20 de 1968).
343
Caretas, núm. 385 (diciembre 12-20 de 1968).
344
“Beauty Gets President’s Guard (…) Vietnam trip piqued Peruvian leftists”, en Philadelphia
Daily News, 15 de enero de 1968, 3. El artículo, muy brevemente, sugiere que Belaúnde le asignó
una parte de su propio servicio de guardaespaldas por miedo a que “los izquierdistas la rapten”.
Pienso que podría tratarse de un eco sin sustancia, que revela cómo los periódicos internacionales
veían al Perú en ese momento: como una cuna de revoltosos que ponía en peligro a sus figuras
notables.
98
su nacionalidad, por lo que el público no pudo reconocerla. Le prohibieron asistir al baile
de la coronación y se deshicieron de ella sin un gesto de gratitud por su trabajo. Con justa
razón, Madeleine se convirtió en una firme opositora del certamen, alegando que le habían
prometido desde una casa hasta una calle con su nombre y varios contratos, pero que todo
había quedado en el aire.

99
Imagen 2.5 “La nostalgia de Madeleine”. Fuente: Caretas, núm. 443, 20-30 de setiembre
de 1971, 13.

Esta es una fotografía que acompaña a la última entrevista que se le hizo a


Madeleine antes de que optara por desaparecer del ojo público. La muestra apoyada en el
balcón de su departamento mirando hacia la calle. La descripción junto a la imagen dice:
Alguien dijo que Lima era una ciudad inclinada porque de otra manera no se
explica por qué las ‘bolas’ corren aquí tan velozmente. El rumor y el chisme

100
constituyen un deporte nacional, generalmente amateur, aunque a ratos roza con
el profesionalismo. Las reinas de belleza no se han salvado de las versiones
corrosivas y a veces pintorescamente luctuosas: Mary Ann Sarmiento 345 fue
alguna vez muerta por una ‘bola’ y su casa se llenó de indeseables aparatos
florales. Lo de Madeleine Hartog, virtualmente exiliada por un rumor, es otro
ejemplo, aunque este caso ya tiene matices judiciales. Caretas la entrevistó en
París y halló a una muchacha que está pagando el alto precio de ser bonita y
famosa.346

Efectivamente, Madeleine fue víctima de una cadena de críticas y habladurías que


terminó por convertirla en una figura menos querida que otras reinas de belleza. Esta
tendencia de difamarla se percibe desde su viaje a Vietnam, que representó un punto de
quiebre en la “luna de miel” entre la joven miss Mundo y sus seguidores. Sin importar la
lejanía de los acontecimientos, la cobertura de la prensa manifestaba que se trataba de un
punto de inflexión en el que “el modo americano de vivir” se veía opacado por “el modo
yanqui de matar”,347 y se criticaba la naturaleza sangrienta y ajena del conflicto, al igual
que el pobre manejo de recursos económicos, que bien podrían haberse utilizado para
seguir apoyando el desarrollo de países subdesarrollados.
A partir de ese momento, Madeleine fue víctima del escrutinio público por
“desprestigiar la belleza natural” con sus cambios de apariencia (en particular, su corte de
pelo, que rompía con los ideales hegemónicos de feminidad348 y por bajar demasiado de

345
Véase “Mary Ann Sarmiento: El Otoño de la Reina”, en Caretas, 24 de mayo de 2012, 47.
346
“La nostalgia de Madeleine”, en Caretas, núm. 443, 20-30 de setiembre de 1971, 13.
347
Oiga, núm. 280 (5 de julio de 1968), 24.
348
Véase Sara Pendergrast, Tom Pendergrast y Sarah Hermsen, eds., Fashion, Costume and
Culture. Clothing, Headwear, Body Decorations and Footwear through the Ages, vol. 5 (Modern
World Part II: 1946-2003) (Detroit: Gale, 2003), 941-943.
101
peso),349 hasta por haber sido fotografiada sin ropa interior,350 algo que impedía que encaje
en los parámetros de “pureza” y templanza característicos de sus predecesoras.351
El punto de referencia con el que más fue comparada, evidentemente, fue la propia
Gladys, quien, para los años 60, ya se había casado y convertido en madre.352 Madeleine,
por su parte, zigzagueaba entre la liberación femenina, la contracultura y la realidad
sociocultural del Perú, que aún vivía enclaustrado en un sistema regido por la mentalidad
ultraconservadora de la clase dominante.353 Recordemos que Gladys fue aplaudida por
decidir regresar en lugar de probar suerte en Hollywood. Años después de su victoria en
Miss Universo, aún era recordada por ser la viva cara de las “virtudes de sencillez y
señorío, que no chocan con la modernidad” y su actitud “sin aspavientos de vedette ni
prima donna”.354 Este recato, sinónimo de una tradición que poco a poco se desvanecía, era
contrapuesto a la modernidad inherente a una juventud ansiosa por cuestionar los esquemas
que los habían criado.

349
Sobre el tema del peso en Caretas, conviene revisar la edición correspondiente al 28 de julio de
1968. En ella, se habla de María Esther Brambilla, apenas elegida como miss Perú, y su
“persecución de los 7 kilos” que tenía que bajar con suma urgencia antes de viajar a Miami Beach
para presentarse en Miss Universo. Esto y el debate sobre el uso de las “minis” por las chicas de
talla “maxi” son recurrentes en la sección de correspondencia en las primeras páginas de la revista.
Hasta ahora, el legado de Maria Esther se basa en haber sido “una reina divertida a la que le
gustaba comer”. Según Chilean Charm, una plataforma missológica dedicada a algunas reinas
latinoamericanas, la joven de 19 años fue obligada a seguir bajando de peso una vez que llegó a
Miami, y para lograr su objetivo, solo tenía permitido “alimentarse con hierbas”. En definitiva, lo
que hoy conocemos como body shaming, entendido como una forma de avergonzar a una persona
por su aspecto físico, no es una tendencia reciente. Véase Ricardo Güiraldes, “María Esther
Bramilla: La reina de la eterna alegría”, Chilean Charm. Disponible [en línea]:
https://chileancharm.com/1968_PERU/1968-MISS_PERU.html (acceso: 20 de junio de 2020).
350
Caretas, núm. 381 (26 de setiembre-10 de octubre de 1968), 3.
351
David Smith, Make Love, Not War: The Sexual Revolution, an Unfettered History (Nueva York:
Routledge, 2001), 29.
352
Sobre el constructo (hetero)normativo y moral en torno a la “generosidad” así como otros
atributos característicos de la “maternidad” tradicional (y, con ello, parte del discurso erigido sobre
la femineidad hegemónica), véase Claudia Malacrida y Tiffany Boulton, “Women’s Perceptions of
Childbirth ‘Choices’: Competing Discourses of Motherhood, Sexuality, and Selflessness”, en
Gender & Society, núm. 26 (2012), 748-772.
353
Barba, La risa caníbal, 36.
354
“El precio de la fama”, en Caretas, núm. 317 (19-30 de agosto de 1965), 65.
102
Imagen 2.6 Dos caras de la misma moneda real: vigilancia y represión a Madeleine
mientras Gladys espera a su segundo hijo. Fuente: Expreso, martes 9 de enero de 1968, 4.

Otra de las grandes acusaciones a las que fue sometida, según una carta publicada
en Caretas, leía:

103
Las reinas de belleza del Perú provienen exclusivamente de familias
aristocráticas, tradicionales y pudientes. Basta señalar que Zender, Álvarez
Calderón, Fernandini, Prado, Rosell Zapata, Sarmiento, Hartog Bel son
apellidos ligados a los grandes intereses económicos y no son los nombres del
pueblo peruano, fundamentalmente mestizo.355 Son niñas ‘de sociedad’, de esa
sociedad que desprecia al indio y al cholo. No son representantes auténticas de
‘nuestra raza’, de nuestro ‘ser nacional. La señorita Hartog Bel, de padres de
ascendencia belga, con hermanos gringos de ojos azules, hija de poderosos
intereses algodoneros, no es ni puede ser el prototipo de la mujer peruana (…)
La señorita Hartog Bel es indiscutiblemente muy bella, pero sí es discutible que
represente a la mujer peruana. La finalidad de esta carta no es atacar
personalmente a Madeleine, que es, después de todo, un ingenuo juguete de
grandes intereses ajenos a los del Perú, sino poner en claro las cosas.356

Este texto nos permite notar que Madeleine era vista como la representante de una
parte muy pequeña del Perú, y que su elección como la cara visible del país no estuvo
exenta de críticas. Por un lado, se le acusa de no encajar en el “prototipo de la mujer
peruana” y, por el otro, es señalada como un títere subordinado a intereses ajenos a la
nación; en consecuencia, una traidora a la patria, un rol que jamás se le había adjudicado a
una reina de belleza.357 Esta idea resonó nuevamente cuando, al querer increparle sobre sus
parejas amorosas, fue vinculada por la prensa con “un funcionario soviético que conoció en
París… (por eso, ahora) no faltan quienes la saludan diciéndole ‘camarada’”.358
Incluso se llegó a rumorear que Madeleine estaba embarazada, otro cuestionamiento
a su “pureza” que terminó por destruir su reputación en Lima. La revista Gente fue la
primera en preguntarse, en julio de 1971, “¿y si el hijo que espera es de un rubio americano,

355
Sobre este punto, Caretas intentó defender que Ada Gabriela Bueno, “nació en Ayacucho y es de
señalado tipo mestizo”. Recordemos que a Ada Gabriela no le fue particularmente bien en el Miss
Universo de 1952. Casi todas las finalistas (entre ellas, Estados Unidos continentales, Grecia,
Alemania, Suecia, Sudáfrica y Finlandia) encajaban en la categoría “blanca”.
356
“Nos escriben… y contestamos”, en Caretas, núm. 368 (febrero 22-marzo 7 de 1968), 3.
357
Los únicos ejemplos que he encontrado para un asunto polémico en el que se vincule a una reina
de belleza con las palabras “traición a la patria” están en la historia reciente de Colombia. El primer
episodio ocurrió en el 2015, cuando las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC)
invitaron a Paulina Vega, en ese entonces miss Universo, a que asista a sus negociaciones de paz
con el Gobierno, en Cuba. Aunque ella no respondió, la noticia se hizo viral automáticamente. Dos
años después, se emitió otra noticia chocante: una joven miss se había integrado a la guerrilla
voluntariamente, “no tuvieron que forzarla”. Véase Salud Hernández-Mora, “La disidencia de las
FARC reclutó a la Miss Laura Jineth”, en El Mundo, 5 de abril de 2017. Disponible [en línea]:
https://www.elmundo.es/internacional/2017/04/05/58e439ec22601df8698b4590.html
(acceso: 20 de setiembre de 2019). Para otros escándalos entre narcoterrorismo y certámenes de
belleza, véase Javier Valdez Cárdenas, Miss Narco: Belleza, poder y violencia. Historias reales de
mujeres en el narcotráfico mexicano (Madrid: Aguilar, 2010).
358
Caretas, núm. 402 (12-26 de setiembre de 1969), 16.
104
un militar de alta graduación o un rico industrial?”,359 una clarísima alusión a los rumores
que se empezaban a difundir sobre una supuesta relación íntima con uno de los miembros
del gabinete del Gobierno Revolucionario. La difamación le costó la libertad al director de
la revista, Enrique Escardó,360 y se terminó convirtiendo en un escándalo que perduraría
hasta la actualidad. Este fue un punto clave a la hora de su desligamiento como símbolo
nacional: una mujer con múltiples parejas y sin un proyecto aparente de tener una familia
en el sentido convencional, sencillamente, no podía ser la cara del Perú.
Puede que la intención de Madeleine no haya sido cuestionar al sistema
directamente; sin embargo, queda claro que muchas de sus actitudes la terminaron
convirtiendo en una suerte de símbolo contracultural que encarnaba uno de los grandes
cambios paradigmáticos de la época: la lucha contra el recato. A diferencia del “jamás ha
sido besada por un hombre” que caracterizaba a Gladys cuando fue miss Universo,
Madeleine se atrevió a declarar, a los pocos días de su coronación, que amaba a un hombre
que estaba en vías de divorciarse.361

359
“Confidencialmente… ¿Madeleine tendrá un bebé?”, en Gente (15 de julio de 1971), 2.
360
De Ycaza, 2019. Entrevista a Edman Raúl León. Esta información también aparece en la
plataforma ARKIVPerú, a través del siguiente enlace: http://www.arkivperu.com/madeleine-hartog-
miss-peru-1966-una-piurana-en-paris-1967/ (acceso: 21 de setiembre de 2019).
361
Caretas, núm. 364 (1-15 de diciembre de 1967), 69.
105
Imagen 2.7 Caricatura de Gonzalo Mayo362 titulada “Una reina sin amor” (sin fecha).
Fuente: Perú21.363

La imagen muestra a Madeleine besándose con varios hombres, desfilando y


quejándose de su soledad porque, aparentemente, nadie puede tomarla en serio. En
consecuencia, su vida fue convertida en una fotonovela melodramática.
Los rumores del embarazo fueron la gota que derramó el vaso, y de Madeleine no se
supo mucho más hasta setiembre de 1971, cuando decidió concederle una última entrevista
a Caretas. En ella, destacan dos observaciones: que no estaba lista para regresar y que
“después, después (aspiraba al) matrimonio, hijos, tantos como Dios quiera. Me encantaría
que fuesen siete, es mi número ideal”.364 Este tipo de pretensiones resultan un tanto
anacrónicas y ajenas viniendo de la boca de Madeleine, por lo que planteamos la
posibilidad de que se haya tratado de una apropiación estratégica de la retórica del ideal
femenino —o, al menos, lo que ella creía que el público quería escuchar— después de

362
Dibujante de Expreso, quien más tarde migraría a México. Véase “Los ases del pincel
– Suplemento Estampa”, en Perú21. Disponible [en línea]:
https://peru21.pe/blog/comics21/2012/09/los-ases-del-pincel-suplemento-estampa.html (acceso: 11
de mayo de 2019).
363
Disponible [en línea]: http://blogs.peru21.pe/comics21/madeleine-hartog-gonzalo-ma.jpg
(consulta: 30 de mayo de 2019).
364
Caretas (20-30 de setiembre de 1971), 14-15. Lo que dice Madeleine es que “regresar (a Lima)
significaría perder todos estos meses de cura (…) Y no puedo arriesgarme, lo que pasé es muy duro
y no quiero revivirlo (…) Dicen que las drogas aumentan las sensaciones, bueno, París entonces es
mi droga porque me ha centuplicado mi amor por el Perú. Pero lo de regresar inmediatamente es
cosa aparte”.
106
tantos años de haber sido criticada, en lugar de tratarse de la expresión de un deseo
genuino.
Actualmente, Madeleine se encuentra desvinculada casi por completo de los medios
y de los certámenes de belleza.365 Su última participación en uno fue como presidenta del
jurado en Miss Perú 1994, celebrado en un contexto inmediato al fin del Conflicto Armado
Interno, motivo por el cual “se tiró la casa por la ventana” 366 con el certamen. Al momento
de redactar esta tesis, Madeleine se encontraba, aparentemente, viviendo en Miami, Florida,
con su familia.367 Su legado, a diferencia del de Gladys, quien ha sido incorporada a la
memoria colectiva como “un ícono (…) siempre admirada y respetada”, 368 es el carácter
polémico de su reinado, un aspecto que aún se discute en los espacios dedicados a las reinas
de belleza peruanas. Por aquel motivo, es factible pensar que la contraculturalización de
Madeleine, combinada a una memoria selectiva que solo enaltece a ciertas participantes, ha
dificultado su pase al salón de la fama de las “bellezas peruanas”.369
A modo de reflexión final, conviene detenernos para puntualizar los motivos por los
cuales Madeleine terminó, muy a pesar suyo, al otro lado del espectro entre la fama y el
desprestigio mediático.370 Más allá de haber sido fetichizada por una prensa empeñada en

365
De Ycaza, 2019. Entrevista a Edman Raúl León.
366
De Ycaza, 2019. Entrevista a Víctor Álvarez Ponce.
367
Esta información aparece reiteradamente en páginas web y redes sociales dedicadas a celebrar la
vida y éxitos de Madeleine. En esta ocasión, nos apoyamos en una entrada correspondiente a
“Belleza Camaneña Madeleine Hartong Bell [sic] – Una mujer representativa de toda la belleza
cameñena y es un orgullo para todos los camaneños”, con fecha 26 de julio de 2009, y disponible
en: http://madeleinehartongbell.blogspot.com/2009/07/las-mujeres-hermosas-de-camana.html
(acceso: 15 de julio de 2019).
368
“Miss Universo 1957, Segunda Parte”, en la página de Facebook de Edman Rául Imagen,
Missólogo (fecha de publicación: año 2012). Disponible [en línea]:
https://www.facebook.com/mpimagen.edmanraul/media_set?set=a.173652269370425&type=3
(acceso: 10 de enero de 2020). Entre los comentarios en las fotos de Gladys, destacan los de
Carmen Amelia Ampuero: “Una Reina de Verdad!!!…Con Belleza, Garbo, Cultura y Elegancia” y
el de Encinas Abe: “Una belleza que hiso [sic] y siempre hará historia… Orgullo Peruano y orgullo
internacional de todos los concursos de Belleza… Belleza fresca y natural… Encanto de mujer!”.
369
Edman Raúl Imagen, “Madeleine Hartog Bell” [sic], fotografía en Facebook, 20 de setiembre de
2019, https://facebook.com/mpimagen.edmanraul (acceso: 8 de setiembre de 2019).
En “Miss Perú: el antes y después de las reinas de belleza peruanas”, nota publicada por El
Comercio el 7 de setiembre del 2019, solo aparecen fotografías de Gladys Zender, Maria Julia
Mantilla (tía de “Maju”, quien fue finalista en Miss Universo 1969), Frieda Holler, Carmen Amelia
Ampuero, Jessica Newton y las participantes más “recientes”, como Karen Schwarz y Valeria
Piazza. No hay rastro de Madeleine. El artículo se encuentra disponible en:
https://elcomercio.pe/tvmas/farandula/miss-peru-miss-universo-despues-reinas-belleza-peruanas-
noticia-649496?foto=17 (acceso: 9 de setiembre de 2019).
370
Véase Johnny Tapia, “Demuelen casa de ex Miss Mundo pese a ser patrimonio”, en Correo, 23
de febrero de 2015. Disponible [en línea]: https://diariocorreo.pe/edicion/demuelen-casa-de-ex-
miss-mundo-567208/?ref=dcr (acceso: 1 de julio de 2020).
107
convertirla en una figura desafiante de los parámetros hegemónicos de la feminidad y
opuesta a “lo tradicional”, 371 simbolizado por Gladys, es importante tomar en cuenta las
diferencias entre el contexto en el que Madeleine se convirtió en miss Mundo y el momento
en el que dejó de serlo.
En noviembre de 1967, Belaúnde todavía era presidente. Un año después, cuando
llegó la hora de que Madeleine coronara a su sucesora, el rumbo de la evolución histórica
peruana había dado un giro de 180 grados con el inicio del Gobierno Revolucionario de las
Fuerzas Armadas. Además de reconocer que había que “alimentar el hambre de afirmación
nacionalista palpitante”,372 esta siguiente etapa se caracterizó por la promoción del cambio
estructural radical en términos socioeconómicos, así como la liberación y el
replanteamiento de la identidad nacional a través de una serie de iniciativas, como la
reforma agraria y la nacionalización del petróleo.373 Toca, pues, preguntarnos si en este
nuevo régimen había lugar para “frivolidades”, como los certámenes de belleza.

III. La década de los 70: exaltación, debacle y nacionalización de los certámenes de


belleza en el Perú
La edición de Caretas correspondiente al mes de julio de 1972 sorprendió al público
por dos motivos. En primer lugar, porque en su portada, con certeza una de las más
“cargadas” de hermosura en sus entonces veintidós temporadas, aparecían cinco sonrientes
“productos nacionales”, todas luciendo el último grito de la moda en trajes de baño
estampados, mientras sostenían una corona. Hasta ahí, todo se veía normal: la capacidad
productiva del país en materia de belleza se había consolidado durante los últimos veinte
años en un hecho incuestionable. El detalle extraordinario está en el segundo elemento que
adornaba la imagen: un juego de palabras (“el ESCÁNDALO”,374 todo en mayúsculas) y
una esvástica ubicada peligrosamente cerca de las jóvenes. 375 No se trataba de la primicia

371
Miguel Dalmau, El ocaso del pudor (Barcelona: Edbasa, 2012), 281.
372
Caretas, núm. 401 (28 de agosto-11 de setiembre de 1969), 7.
373
Aguirre, “Perú Campeón”, 383.
374
Énfasis de la autora.
375
“Carátulas de Caretas: ¿Cómo se construyen?”, en Caretas, viernes 1 de noviembre de 2019.
Disponible [en línea]: https://caretas.pe/cultura/caratulas-de-caretas-como-se-construyen/ (acceso: 4
de marzo de 2020). Enrique Chávez, actual director de la revista, explica que el propósito de las
portadas es “transmitir desde la primera ojeada el contexto político del país del momento (…)
acompañado de un juego de palabras que termine por atraer el interés del lector”. La nota agrega
que Caretas, después de setenta años de memorables y humorísticas carátulas, puede ser
considerada la “inventora de los ahora llamados memes en redes sociales”.
108
sobre un certamen de belleza neonazi,376 sino de una estrategia de ventas para revolver en
un solo espacio a los principales acontecimientos de la semana: la imputación de que Klaus
Barbie, jefe de la Gestapo,377 se había refugiado en Lima, así como la presentación de
algunas candidatas que participaron en el certamen Señorita Perú. En este caso, resulta
divertidamente confuso ver a las misses compartir la misma portada que el símbolo del
nacionalsocialismo alemán, ya que los certámenes de belleza fueron prohibidos después de
la llegada al poder de Adolf Hitler en 1933 por considerarse una celebración “judeo-
bolchevique” de lo “no ario (…) degenerado y enfermo”, algo completamente ajeno a los
intereses del régimen.378 Lo que nos compete en este caso, sin embargo, no es la unión
entre esvástica, totalitarismo y certámenes de belleza, como parece pretender la revista,
sino problematizar el vínculo entre las misses y los inicios del velasquismo. A
continuación, empezaremos a reconstruir lo que sucedió con este fenómeno cultural durante
los primeros años de la dictadura militar en el Perú. Debe resaltarse que esta no es una
historia sencilla de explicar, así que la respuesta se dividirá entre este capítulo y el
siguiente.

376
Un ejemplo actual de estos certámenes es el Miss Hitler, que no puede (ni debe) ser celebrado
públicamente por obvias razones, motivo por el cual se desarrolla a través de un formato
completamente digital. Véase Ryan Fahey, “Miss Hitler beauty pageant winner was among 19
people arrested for trying to establish a new Nazi party in Italy”, en Daily Mail Online, 29 de
noviembre de 2019. Disponible [en línea]:
https://www.dailymail.co.uk/news/article-7739587/Miss-Hitler-beauty-pageant-winner-19-people-
arrested.html (acceso: 4 de marzo de 2020).
377
Según The New York Times, 26 de setiembre de 1991, D22, Barbie fue ubicado en 1972, en
Bolivia, por Beate Klarsfeld, un conocido “cazador de nazis”. Al tiempo de su muerte, en setiembre
de 1991, era recordado como el “carnicero de Lyons” por haber impuesto un “reino del terror” en
dicha ciudad, donde falleció mientras cumplía una condena por crímenes de lesa humanidad.
378
Eric Rentschler, The Ministry of Illusion. Nazi Cinema and its Afterlife (Cambridge: Harvard
University Press, 1996), 46-51. Durante el Tercer Reich, la belleza tuvo un rol determinante en el
perfilamiento de la estética del régimen, sobre todo para la difusión de las políticas raciales y
médicas. Sin embargo, esta no era exhibida en certámenes de belleza, sino a través del cine de
propaganda. Según Rentschler, la “mujer perfecta del Führer” era Leni Riefenstahl, la máxima
encarnación de “la belleza y la fuerza física” y, con certeza, una de las mujeres más poderosas de la
Alemania fascista. Protagonizó veintidós películas, entre las que destacan La victoria de la fe
(1933) y El triunfo de la voluntad (1935).
109
Imagen 2.8 “Las peruanas, riqueza natural” y “producto nacional… ¡BRUTAL!”, carátula
y artículo publicados en Caretas un año antes de la cancelación temporal del “Señorita
Perú”.379 Fuente: Caretas, núm. 460, 6-20 de julio de 1972.

Además de la icónica carátula, Caretas incluyó un reportaje al interior de sus páginas,


en la que aparecen “Techi” Raá-Schaefer, Elvira Steinbach y Carmen Amelia Ampuero, las
dos finalistas y la ganadora del Señorita Perú 1972,380 respectivamente, fotografiadas al
borde de una elegante piscina. El titular “Producto nacional… ¡Brutal!” y el hecho de que
la noticia haya sido impresa a color nos da a entender que se trataba de una lectura
prácticamente obligatoria, que contaba con la incorporación de sensuales imágenes con la

379
Las fotos fueron tomadas por Leoncio Mariscal y Luis Calderón. El primero llegó a la fama por
haber capturado “el Episodio Santana” para Caretas, mientras que el segundo, como veremos en el
siguiente capítulo, fue una figura icónica para el desarrollo del fenómeno paparazzi en el Perú.
380
Carmen Amelia fue elegida el 12 de abril del mismo año. Ella venía de Lima, mientras que
“Techi” representaba a la comunidad peruana en los Estados Unidos y Elvira era chalaca.
110
intención de satisfacer la mirada masculina381 a través de la exposición del desnudo parcial
característico del bikini. El traje de baño de dos partes no solo facilitaba la exaltación de la
deseabilidad del cuerpo mujeril idealizado, sino que también invitaba al lector a
exotizarlo.382 Esto evidencia que existió una continuidad en la construcción “tradicional” de
las reinas de belleza como productos diseñados para el “consumo” del público,383 aunque
también se podría decir que el hecho de ser fotografiadas en bikini384 contribuía al
desarrollo de la noción de que las peruanas, en general, estaban en proceso de incorporarse
dentro de una revolución sexual cada vez más efervescente y “moderna”.385 Sin embargo, la
reputación de las misses era todo menos de promiscuidad —como vimos anteriormente, era
demasiado peligroso abrirle las puertas de su vida privada a la prensa—. Los códigos
sociales que se asociaban a ellas iban más por la línea de la moralidad pública y el amor
romántico, como se aprecia a continuación:
(…) todos admiten, por encima de chovinismos, que en materia de encantos
manifiestos y coronables nos paseamos con cualquiera. La sacramentada prestancia
de las peruanas, su andar inequívoco y sus ojos martirizantes, han sido más de una
vez motivo para que apáticos, súpermundanos o frillideres386 extranjeros se enamoren
de Lima y contribuyan luego a esa trenza racial que explica en el fondo tanto
monumento. ‘Enamorarse de Lima’ es la fórmula más rebuscada para reconocer un
nuevo triunfo de nuestras mujeres.387

La cita presenta un escenario fantasioso, en el que se describe a la belleza peruana,


resumida en la mirada y en la forma de caminar, como un elemento histórico tan cautivante
del país que puede ser capaz de seducir a cualquier extranjero apático o frío como un
refrigerador (frillider). El discurso de superación racial aparece de manera explícita

381
Para una explicación filosófica sobre la reacción psicológica de los hombres cuando ven a una
mujer que consideran “atractiva”, véase Nancy Huston, Reflejos en el ojo de un hombre (Barcelona:
Galaxia Gutenberg, 2013), 24.
382
Sobre el “lente sexótico”, véase Ulrike Schaper et al., “Sexotic: The interplay between
sexualization and exotization”, en Sexualities (noviembre de 2018), 1-10. Disponible [en línea]:
https://doi.org/10.1177/1363460718790863 (acceso: 6 de marzo de 2020).
383
Huma Ahmed-Ghosh, “Writing the Nation on the Beauty Queen’s Body: Implications for a
‘Hindu’ Nation”, en Meridians, vol. 4, núm. 1 (2003), 219. La cita traducida va más o menos así:
“Los ojos del Estado patriarcal continúan percibiendo a las (mujeres) como peones en sus manos”.
384
Para un recuento histórico de la controversia del bikini en certámenes de belleza, véase Matthew
Haag y Cara Buckley, “Miss America Ends Swimsuit Competition, Aiming to Evolve in ‘This
Cultural Revolution’”, en The New York Times, 5 de junio de 2018, 5.
385
“Politics, World Events, and War: Two-Piece Swimsuit”, en Heather Vaughan Lee, ed., Artifacts
from American Fashion (Santa Barbara: ABC-CLIO, 2020), 63.
386
Castellanización de la palabra Frigidaire, marca líder mundial en el campo de la refrigeración
fundada en 1918.
387
“Con números impresionantes… y curvas decididamente ascendentes”, en Caretas, núm. 460 (6-
20 de julio de 1972), 33.
111
mediante la sugerencia de que la unión amorosa entre peruanas e inmigrantes (europeos o
norteamericanos)388 contribuiría a la “trenza” nacional, una idea que se alinea con la noción
decimonónica en la que se proponía “modernizar” al país a través del “blanqueamiento
progresivo”, producto de la mezcla entre compatriotas y ciertos grupos sociales tildados de
“superiores”.389 A diferencia de la tendencia cívico-republicana de enaltecer a las figuras
masculinas como sinónimos de la evolución,390 se plantea una subversión de roles, que
termina por convertir a las reinas de belleza en el principal vehículo para acercar al país a la
noción distendida de progreso.
Finalmente, está la confusión deliberada entre Lima, presentada como una metáfora
femenina dentro de la retórica del espacio urbano, y el Perú, una visión elitista de la
realidad nacional que también se veía a fines de los años 50. 391 El propio artículo nos da a
entender que los extranjeros se enamorarán única y reiteradamente de la ciudad capital,
personificada en sus hermosas habitantes, y que este es motivo suficiente para reconocer su
triunfo con los ojos del primer mundo bien posados sobre ellas. Curiosamente, la
historiografía actual coincide en que las tendencias migratorias durante esta etapa siguieron
una línea alcista transnacional, lo que significó que el Perú dejó de ser un país de
inmigrantes para convertirse así en uno de emigrantes,392 mientras que la inversión de
capital extranjero se topó con múltiples trabas para poder ingresar al mercado.
Por aquel motivo, puede resultar extemporáneo hablar de la unión entre una reina de
belleza y un inmigrante como una metáfora positiva de las relaciones entre Europa y
Estados Unidos con el Gobierno peruano cuando la situación era, más bien, delicada.393 Sin

388
Para una historia más extensa sobre el movimiento migratorio en el Perú, véase Natalia
Sobrevilla, Ideología inmigracionista y los experimentos de inmigración dirigida en Latinoamérica
del siglo XIX: el caso de los tiroleses y renanos en Pozuzo (tesis de licenciatura en Historia,
Pontificia Universidad Católica del Perú, 1996).
389
Ernesto Maguiña Salinas, “Un acercamiento al estudio de las inmigraciones extranjeras en el
Perú durante el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX”, en Tierra Nuestra, vol. 8, núm. 1
(2010), 68. Disponible [en línea]: http://190.119.243.75/index.php/tnu/article/view/100/99 (acceso:
4 de marzo de 2020).
390
Carmen McEvoy, “Civilización, masculinidad y superioridad racial: una aproximación al
discurso republicano chileno durante la Guerra del Pacífico 1879-1884)”, en Revista de Sociología y
Política, vol. 20, núm. 42 (Curitiba, junio de 2012). Disponible [en línea]:
https://doi.org/10.1590/S0104-44782012000200007 (acceso: 4 de marzo de 2020).
391
Véase la relación de oposición entre el Señorita Perú y los certámenes de belleza autóctona en el
primer capítulo de esta tesis.
392
Roberto Abusada Salah y Cinthya Pastor Vargas, Migración en el Perú (Lima: Instituto Peruano
de Economía, 2008), 4.
393
Brands, “The United States and the Peruvian Challenge, 1968-1975”, 477. Disponible [en línea]:
https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/09592296.2010.508418 (acceso: 6 de octubre de
2019).
112
embargo, esto nos revela que, durante los primeros años del régimen militar, aún se
mantenía vigente, con algunas incongruencias, el discurso que sostenía que el Perú estaba
en capacidad de convertirse “en el principal productor de bellezas de talla universal en el
continente”,394 una esperanza validada, desde la prensa, en el hecho de que América Latina
aún no había destacado lo suficiente en certámenes de belleza internacionales. En aquel
entonces, Venezuela todavía no era reconocida como la “fábrica de bellezas” del
continente, ya que solo había triunfado en un Miss Mundo (1955);395 Colombia tenía solo
una miss Universo (1958) y una miss Internacional (1960), y Brasil contaba con dos
coronas de Miss Universo (1963 y 1968, respectivamente). Se había cristalizado la creencia
de que el Perú era una cuna de reinas para todos los gustos, “algunas morenas exuberantes
y sensuales, del tipo latino que gusta tanto en Estados Unidos; otras menuditas, con esa
gracia típica de la mujer criolla (y) unas cuantas rubias espigadas, de tipo más bien
nórdico…”.396 En tal sentido, destacaba la sensación de haber descifrado la fórmula secreta
para ganar, que implicaba complacer al público norteamericano con una representante
“exuberante” y la certidumbre de que las peruanas, sean “criollas” o de fenotipo similar al
germánico,397 estaban mejor equipadas que nadie para destacar.
La profecía del éxito, sin embargo, no llegó a cumplirse. Entre 1968 y 1973, el Perú
se retiró de Miss Mundo, sin dar mayores explicaciones (algo que no sorprende, dado el

394
Caretas, núm. 460 (6-20 de julio de 1972), 34.
395
Las victorias llegarían mucho después, a partir de 1979, en un contexto en el que la riqueza del
país creció tremendamente por el desarrollo de su industria petrolera. Si bien el país está en una
situación crítica actualmente, ha sabido mantener vigente su prestigio como “fábrica de misses”. De
momento, Venezuela cuenta con siete Miss Universo, seis Miss Mundo, ocho Miss Internacional y
dos Miss Tierra, que suman un total de 23 coronas. No puedo dejar de mencionar a Puerto Rico,
aunque se trate de un territorio ubicado en el Caribe. El país también ha ganado en los cuatro Big
Four en diez ocasiones. Tiene cinco coronas en Miss Universo, dos en Miss Mundo, dos en Miss
Internacional y la más reciente en Miss Tierra 2019.
396
Caretas, núm. 416 (mayo 26–junio 12 de 1970), 29.
397
Me parece sumamente curioso que aún hasta los años 60 se haya mantenido tan vigente la teoría
del nordicismo para justificar la superioridad de ciertas “razas”. Lo que más resalta de esta corriente
es que rechaza la igualdad dentro del mismo fenotipo caucásico, alegando que los italianos,
españoles y eslavos son “de segunda categoría” y que existen blancos “sin pedigrí”.
Sobre la búsqueda de “el rostro nórdico más hermoso”, un concurso impulsado por J.F. Lehmann en
Alemania en 1926, en plena República de Weimar, véase Joana Pitman, On Blondes. From
Aphrodite to Madonna: Why Blondes Have More Fun (Nueva York: Bloomsbury, 2003), 193-194.
También Pitman se detiene a mencionar la ironía detrás del ideal “ario” promovido por el Partido
Nazi: Adolf Hitler, muy a pesar suyo, no era rubio. Eso, sin embargo, no detuvo a Goebbels y a su
estrategia infecciosa de propaganda para crear y fetichizar la gran carencia de su líder. Durante el
Tercer Reich, aparecieron panfletos como Nuestros líderes a la luz de la cuestión racial y el estudio
de los prototipos, de un tal A. Richter, donde se especificaba que Hitler “(era) rubio y (tenía) la piel
rosada y ojos azules (…) cualquier rumor sobre su apariencia o personalidad ha sido cosechado en
el alma de la gente por la prensa negra y roja”.
113
carácter inconsistente de nuestras participaciones en años anteriores — véase cuadro 1.1), y
de Miss Universo, desde 1973 hasta 1974. A excepción de 1955,398 este hiato de dos años
fue el único momento en el que el Perú no envió una representante al certamen originado en
los Estados Unidos. Lo mismo no puede decirse de Miss Mundo, como se observa en el
cuadro siguiente; existieron varias etapas de ausencias sostenidas, como ocurrió con los
periodos 1960-1962 y 1969-1973. A partir de 1975 en adelante, la participación es
constante en el caso de ambos certámenes. Ahora, resultaría lógico pensar que esta
deliberada no participación en certámenes internacionales fue motivo suficiente para
inducir la muerte, aunque sea temporal, de cualquier evento de esta índole; no obstante,
sucedió lo contrario.

Cuadro 1.1
Participación del Perú en certámenes de belleza internacionales (1952-1982)399

Durante esta fase del Gobierno Revolucionario, el país vivió un auge renovado de la
celebración de la belleza de la mujer peruana; lo que quiere decir que los certámenes de
belleza a nivel nacional no se extinguieron, pero sí estuvieron sujetos, en buena medida, a
la influencia estructural e ideológica del régimen. El objetivo era resaltar los “verdaderos
valores”, en lugar de seguir subordinados ante los ideales estéticos y morales impuestos por
“la arrogancia de Occidente”,400 vinculada principalmente a los Estados Unidos. Algunos
ejemplos interesantes fueron la Morena más Bella del Perú,401 la Chica del Año, Su

398
Véase Caretas, núm. 90 (23 de julio–6 de agosto de 1955), 12-14, 43. Ahí aparece un artículo
que narra las “desgracias” de las antiguas ganadoras de Miss Universo, casadas con “falsos
millonarios” e incapaces de hacerse un nombre en Hollywood, aunque no se intenta explicar el
motivo de la ausencia del Perú en el certamen organizado ese año.
399
Este ha sido elaborado por mí sobre la base de la información que aparece en las páginas
oficiales de ambos certámenes. Los años que aparecen en blanco son aquellos en los que el Perú se
retiró o ausentó del evento.
400
Banet-Weiser, The Most Beautiful Girl in the World, 188.
401
La primera edición de este certamen se celebró en mayo de 1966. Entre sus ganadoras, destacan
Delia Benítez (“de humilde obrera… a un verdadero diamante negro”), Zoila Luz Montedoro y
Zelmira Aguilar, también acreedora del título de Reina del Festejo 1972. Aguilar fue entrevistada
para Ser mujer en el Perú, trabajo de Esther Andradi y Ana María Portugal, publicado en Lima por
la editorial Mujer y Autonomía en 1978. En su testimonio, reconoce que su participación en el
certamen fue determinante para su carrera y que la exposición mediática le permitió conseguir un
114
Majestad Obrera,402 la Ñusta de la Juventud,403 Miss “Objetivo”,404 la Soberana del
Turismo Andino405 y la Reina del Trabajo, una iniciativa creada para “estimular el trabajo y
la independencia de la mujer”.406 También se promovieron algunas ceremonias para
“celebrar la belleza”407 desde la empresa privada, como la elección de la Reina de la
Madera y Miss Aeropuerto, símbolos publicitarios para la industria maderera en Pucallpa y
la turística en Lima, respectivamente.408
Este fue, en conclusión, un esfuerzo por valorar lo local de manera positiva, además
de un intento de subvertir los estándares culturales impuestos desde afuera, con la intención
de rescatar la “dignidad” del país, como ya estaba ocurriendo desde el sector político y
económico.409 La imagen nacional que se construyó en el contexto posterior al reinado de

empleo como parte del plantel de narradores del noticiero Hoy. Agrega que parte de su éxito tuvo
que ver con la banalización de su experiencia como afrodescendiente (puede que esto se haya dado
a través de una forma inconsciente del fenómeno conocido como Racial Passing), y que por aquel
motivo logró “encajar” mejor dentro de lo que el público mainstream buscaba.
Sobre los certámenes de belleza protagonizados por mujeres afrodescendientes en un contexto más
“global”, véase Maurice Berger, “These 1970s Pageants Celebrated Black Women’s Beauty”, en
The New York Times, 14 de junio de 2018. Disponible [en línea]:
https://www.nytimes.com/2018/06/14/lens/miss-black-and-beautiful-beauty-pageants.html (acceso:
27 de febrero de 2020). El artículo, publicado en la sección “Lens” (“Lente”, en español), trata
sobre la obra del fotógrafo Raphael Albert, que estuvo centrada en la captura de “la cultura negra y
la expresión política” en Inglaterra. Más allá de ser “reliquias de un pasado sexista”, las fotografías
de Albert son una ventana valiosa hacia el contexto de la ruptura de la noción de que la belleza
equivalía a ser blanca, durante el apogeo del movimiento Black is Beautiful.
402
Véase “Su Majestad Obrera”, en Caretas, núm. 398 (10 de julio de 1969), 68; y “Las misses de
Wiracocha”, en Caretas, núm. 419 (24 de julio–10 de agosto de 1970), 52. En la siguiente edición,
aparece un artículo que explica la importancia de que “las bellezas naturales del país hablen
quechua”, para que puedan apreciarse mejor. Para una referencia sobre la evolución de estos
eventos, véase La Crónica, 16 de marzo de 1981, 18, donde aparece la noticia sobre la elección de
la señorita Sicaya 1980 por el programa radial Semblanza Andina.
403
Véase “Las chicas crecen”, en Caretas, núm. 445 (25-31 de octubre de 1971), 32-35.
404
Véase “Susanita se pasea”, en Caretas, núm. 469 (12-22 de diciembre de 1972), 27-28. Este
certamen era convocado por la Asociación de Reporteros Gráficos del Perú. El artículo viene
acompañado de una fotografía de Susana Gründel, la ganadora del título, quien lucía un tocado
inspirado en culturas prehispánicas peruanas y un cetro con forma de sol, elementos que juntos
funcionaban a la perfección para reiterar la “función imperialista del Perú en materia de belleza
femenina”.
405
Véase “El último grito”, en Gente, núm. 332 (2 de noviembre de 1979), 100-101.
406
Véase Caretas, núms. 330, 405, 483, 501 y 503; Gente núms. 145 y 183 para una perspectiva
mayor sobre la cobertura de estos eventos entre 1966 y 1974. Un certamen que merece una mención
honrosa es el “Miss Perú Café”, en Gente, núm. 341 (15 de febrero de 1980). Este fue uno de los
últimos concursos de belleza que se organizaron durante el Gobierno Militar, que finalizó con la
convocatoria de las elecciones generales y la asunción al poder de Fernando Belaúnde Terry el 28
de julio de 1980.
407
Véase la nota 406.
408
Véase la nota 406.
409
Véase Juan Velasco Alvarado, Velasco: la voz de la revolución. Discursos del Presidente de la
República, General de División Juan Velasco Alvarado, 1968-1970 (Lima: Peisa, 1972), 5.
115
Madeleine, que, a su vez, coincidió con el inicio del Gobierno Revolucionario de las
Fuerzas Armadas, fue la de un Perú que estaba en condiciones de celebrar a “sus mujeres”
sin la necesidad de medir su valor bajo parámetros ajenos. Si bien los medios limeños
siguieron empeñados en difundir la idea de que el país se había perfilado como el gran
exportador de belleza en el exterior hasta 1972, la no participación en Miss Universo y el
viraje en el enfoque mediático hacia otros certámenes alternativos y alejados de las “esferas
colonizadoras en las que uno está obligado a aceptar los valores del colonizador”410 se
sintieron estrepitosamente. Con el breve boom de los concursos de belleza locales, se disipó
la época dorada del Perú en los pageants internacionales.

Disponible [en línea]: https://ufdc.ufl.edu/UF00087193/00001/ (acceso: 6 de marzo de 2020). Para


una noción más amplia sobre el uso de los conceptos de “libertad” y “dignidad” en la retórica de
Velasco, revise el mensaje a la nación donde se anuncia el cobro de adeudos a la International
Petroleum Company (6 de febrero de 1969) y el mensaje a la nación con motivo del 149.º
aniversario de la Independencia (28 de julio de 1970).
410
Banet-Weiser, The Most Beautiful Girl in the World, 190.
116
CAPÍTULO III
“Las curvas de la crisis”
La construcción de la imagen del Perú en certámenes de belleza
internacionales (1973-1982)

Los dos capítulos anteriores se centraron en la construcción de la imagen del Perú a


partir de los casos de Gladys Zender y Madeleine Hartog-Bel, ambas coronadas en dos
concursos de belleza internacionales. La victoria de la primera tuvo un rol determinante
para insertar al país dentro del marco de la “modernidad” internacional y enalteció el júbilo
patriota mediante la difusión de un nuevo argumento, basado en el atractivo de una peruana
en representación de todas, para justificar el orgullo. Para 1967, esta narrativa se había
consolidado en un discurso que definía al país como un “exportador” de bellezas; no
obstante, la recepción de Madeleine como símbolo del Perú fue considerablemente menos
exitosa, mientras que Gladys se había afianzado como la reina de belleza peruana por
antonomasia.411
En este capítulo se estudian dos momentos importantes de la trayectoria del Perú en
certámenes de belleza internacionales durante la década de los 70 e inicios de los 80; para
ello, emplearemos a los grupos de oposición como lente de análisis con el fin de matizar el
proceso de vigorización de la imagen nacional. Por un lado, se busca problematizar el
motivo del quiebre político-ideológico, que resultó en el retiro temporal del Perú de Miss
Universo en el periodo entre 1973 y 1974, durante la primera fase del Gobierno Militar. Por
el otro, se analiza, a partir del Miss Universo de 1982, la unión entre el Estado peruano y la
empresa privada (Panamericana Televisión y CBS) como estrategia para la promoción del
país hacia el exterior.412 El objetivo es explicar cómo —y qué tan “exitosamente”— se
construyó la imagen del Perú en este caso, habiendo pasado del envío de una representante

411
Dos ejemplos de la evolución de Gladys dentro del imaginario popular como “Su Majestad” se
encuentran en Caretas, núm. 405 (octubre 25-noviembre 7 de 1969), 26-28; y núm. 687 (1 de marzo
de 1982), 33. En este segundo artículo, publicado veinticinco años después de su coronación, sigue
vigente la idea de belleza de Gladys como una que “habló el lenguaje universal en 1957”.
412
Rhys Jenkins, Transnational Corporations and Uneven Development. The Internationalization
of Capital and the Third World (Nueva York: Routledge, 1987), 144. El capítulo 7 ofrece una
discusión de las principales perspectivas respecto a la introducción de empresas transnacionales en
el mercado local, visto por algunos como una amenaza, pero por la gran mayoría como un
complemento y apoyo al desarrollo.
117
a un certamen internacional a convertir al país entero en el escenario para reunir, en el
“glamortón global”,413 a todas las bellezas del mundo.

La no participación en Miss Universo 1973-1974: ¿expropiación del “semillero de


bellezas” o victoria del feminismo?
El segundo capítulo terminó con una breve cronología de la presencia del Perú en
Miss Universo y Miss Mundo entre 1952 y 1982, lo que nos permitió notar un patrón
interesante: ha sido mucho más constante en su participación en el primero, mientras que
para el segundo, que a veces dependía de la situación económica de la “invitada” o de su
capacidad para reunir auspiciadores, se observa una asistencia menos sostenida. 414 Si bien
se mantuvo una retórica que imaginaba a las misses como parte del patrimonio nacional
humano hasta 1972, la década de los 70 estuvo caracterizada, en líneas generales, por una
participación inconsistente y menos notoria en certámenes de belleza internacionales. 415 De
pronto, la “exportación” de la belleza peruana probaba ser cada vez menos exitosa para
encaminar al país a una sensación distendida de estar acercándose al progreso. Esto nos
lleva a suponer que el discurso monolítico que validaba la idea del Perú como “productor
de belleza” (o “semillero de bellezas”416), y que había fomentado la construcción de una
suerte de orgullo nacional sobre la base de su capacidad de “exportar” mujeres, estaba
llegando a su fin.

413
The Guardian, miércoles 11 de agosto de 1982, 18.
414
De Ycaza, 2019. Entrevista a Edman Raúl León. Cuenta León que Miss Universo tenía una
mayor acogida en aquellos años por ser “más ligero”, mientras que Miss Mundo era considerado
generalmente como “más largo y tedioso”.
415
Solo Carmen Ampuero y Olga Zumarán clasificaron como semifinalistas en Miss Universo 1972
y 1978, respectivamente, mientras que María Isabel Frías fue la única peruana que llegó a clasificar
dentro de aquella categoría en Miss Mundo 1977.
Según Los Archivos de Miss Perú (2014), entre 1973 y 1977, ni siquiera se organizó un certamen a
nivel nacional para elegir a nuestras representantes. Ellas eran escogidas “a puertas cerradas” y “a
dedo” por plataformas como la revista Gente, patrocinadora de La Chica del Año. Véase “La
historia detrás de la corona de la más bella”, en Los Archivos de Miss Perú. Disponible [en línea]:
http://losarchivosdemissperu.blogspot.com/ (acceso: 14 de enero de 2020).
416
Como vimos en el capítulo anterior, esta expresión hace referencia a una nota en Caretas, núm.
364 (1-15 de diciembre de 1967), 70-71. Se habla del salón de Silvio Arroyo (el estilista favorito de
varias misses peruanas, entre ellas la propia Madeleine Hartog-Bel) como un “verdadero semillero
de bellezas”.
Véase también “Silvio, el Grande”, en Caretas, suplemento “Ellos & Ellas” (1970). Disponible [en
línea]: http://ellosyellas.com.pe/sociales/Album/gallery/silvio-el-grande-1970-a90f (acceso: 15 de
enero de 2020).
En 1977, Silvio seguía atendiendo a la farándula limeña en su reconocido estudio Silvio Coiffure.
Su fama era tal que hasta un corte de pelo para niños llevaba su nombre. Véase “El corte para niños
1977: SILVIO”, en Gente (22 de julio de 1977), núms. 263-264 (edición doble), 102-103.
118
Entre 1973 y 1974,417 el Perú no envió a una representante a Miss Universo,418 un
hito que se ha convertido en una “leyenda negra” dentro de la comunidad local de
seguidores del certamen. Para muchos, el hecho de no participar se explica a través de la
creencia generalizada de que “durante el gobierno del General Velasco, se prohibió que se
hagan certámenes de belleza donde se use el nombre de Miss Perú (porque) era como un
sacrilegio (…) por eso no hubo concurso”.419 Esta es una extrapolación ideológica que
sugiere, con cierto fundamento, que los valores promovidos por el régimen militar, entre
ellos, el rechazo al imperialismo y el realce del discurso en torno al ideal patriótico
nacional,420 eran incompatibles con la participación en un certamen de belleza internacional
como Miss Universo, visto como un símbolo de la colonización cultural euroamericana.421
Sin embargo, esta es solo una versión parcial de la historia,422 que resume en Velasco la

417
Estas fueron las ediciones vigésimo segunda y vigésimo tercera de Miss Universo, celebradas en
el Odeón de Herodes Ático de Atenas y el Centro Cultural de Artes Escénicas de Manila,
respectivamente.
418
De Ycaza, 2019. Entrevista a Víctor Álvarez Ponce. Sin embargo, el Perú participó a través de
Mary Núñez Bartra en Miss Mundo 1973. Ella fue elegida directamente desde Venezuela, lejos del
contexto peruano, para que asista. No clasificó entre las finalistas.
419
Énfasis de la autora. Esta información, publicada el 22 de enero de 2018, aparece en Missólogo
Perú, una página de Facebook dedicada a la difusión de noticias sobre certámenes y reinas de
belleza dentro y fuera del país. Disponible [en línea]:
https://www.facebook.com/MissologoPeru/photos/a.485214208198358/1604522389600862/?type=
3 (acceso: 17 de diciembre de 2019).
Del mismo modo, la propia página de Miss Perú en Wikipedia afirma que “Perú no pudo enviar a su
representante (…) ya que no se tenía buenas relaciones con los Estados Unidos, que era el país
originario del concurso”, aunque no se apoya en evidencia concreta. Disponible [en línea]:
https://es.wikipedia.org/wiki/Miss_Perú (acceso: 18 de diciembre de 2019).
420
“El Perú unido frente a la agresión yanqui”, en Callao. Revista peruana, núm. 19 (junio de
1969), 7. Cortesía del archivo personal de Víctor Álvarez.
421
Colleen Ballerino Cohen, Richard Wilk y Beverly Stoeltje, eds., Beauty Queens on the Global
Stage: Gender, Contests, and Power (Londres: Routledge, 1996), 8-9.
422
Y también falsa: en 1971, Caretas publicó una fotografía muy potente, en la que dos generales
del Ejército observaban, sin asco, el trasero de Cristina Málaga, ganadora del Miss Perú 1970. Todo
indica que, realmente, no había problema con los certámenes de belleza desde las Fuerzas Armadas.
Para la deconstrucción de otros mitos de la época del Gobierno Revolucionario y los mass media,
véase Miguel Sánchez Flores, ed., Mitologías velasquistas. Industrias culturales y la revolución
peruana (1968-1975) (Lima: Fondo Editorial de la Pontifica Universidad Católica del Perú, 2020).
En particular, el capítulo escrito por Anna Cant sobre el “tío Johnny” es útil para matizar esta idea
de que “ofender a los militares” era motivo suficiente para que una persona sea deportada para
siempre, algo que también, según la comunidad missológica actual, sucedió con Madeleine.
Claramente, para entender el mito en torno a la censura y eventual exilio de aquellos que
“fomentaban el imperialismo cultural” o que se atrevían a burlarse del régimen en televisión
nacional, hay que ampliar el lente de análisis hacia la relación de Velasco, sus ministros y los
medios de comunicación, así como también la importancia del público y de la figura en cuestión. En
el caso del “tío Johnny”, se revela que fue él quien decidió retirarse “por dignidad, luego de que
intentaran quitarle la sarita, el chaleco negro y la camisa a rayas”, un traje que, para los militares,
era una copia del alienante y ajeno Tío Sam.
119
apropiación del dictamen sin tomar en cuenta la complejidad del proceso ni a los otros
actores involucrados.
Para empezar a reconstruirla, es imperativo recordar cuál era el camino que debía
seguirse para poder participar en un certamen internacional. La decisión final no estaba en
manos del presidente.423 Sea a través de La Crónica u otros medios impresos, la prensa era
la principal plataforma —con algunas excepciones—424 para elegir a las reinas de belleza
que nos representarían en el exterior. Por aquel motivo, resultaría lógico relacionar la
censura de estas publicaciones con la adquisición de un canal de acceso legítimo para
decretar, desde el Gobierno, que no se competiría en Miss Universo. No obstante, el
proceso de expropiación de medios inició en julio de 1974,425 lo que invalidaría la premisa
de que la toma de estos fue el motivo principal de nuestra ausencia en las ediciones del
certamen celebradas en esos dos años. Visto de otro modo, si el control estatal de los
periódicos hubiera sido la razón detrás de la no participación, esta hubiera tenido que durar
por lo menos hasta el final de la década, antes del restablecimiento de la libertad de
prensa.426
Con la toma de la prensa fuera de la ecuación, se nos abren otras posibilidades con
respecto al motivo de la ausencia del Perú en Miss Universo. Consideramos que no se trató
de una sentencia que vino desde el poder, sino que su origen puede rastrearse a una esfera
ubicada algunos escalones más abajo. En ella, la promoción de la reforma educacional
coincidió con el movimiento de liberación de la mujer en el Perú. Estos formaron parte de
un esfuerzo conjunto que terminaría por revelar la sintonía entre ambos frentes y su propia
afinidad a los ideales característicos de la primera fase del Gobierno Militar.427

423
Esta es una característica global; ni siquiera el presidente de los Estados Unidos tiene injerencia
en la decisión de sus representantes en certámenes de belleza internacionales, aunque estas sean
reconocidas como un “canal diplomático”. Véase Nikolas K. Gvosdev, Jessica D. Blankshain y
David A. Cooper, Decision-making in American Foreign Policy. Translating Theory into Practice
(Nueva York: Cambridge University Press, 2019), 205.
424
De Ycaza, 2019. Entrevista a Víctor Álvarez Ponce.
425
Juan Gargurevich, “La Prensa y La Crónica, viejos acorazados que volverían a flote”, en
Conexxión, año 2, núm. 2 (2013). Lima: Departamento de Comunicaciones de la PUCP, 8-32. Para
el resto de medios de prensa, véase “Perú: Ley de Prensa. La expropiación. La devolución”, en
Revista Chasqui, núm. 1 (1981), ISSN: 1390-924X, 44-56.
Disponible [en línea]: https://revistachasqui.org/index.php/chasqui/article/view/966 (acceso: 18 de
enero de 2020).
426
Véase “La prensa: hueso duro de roer”, la portada de Caretas, núm. 554 (28 de mayo de 1979).
427
La literatura existente sobre los antecedentes y objetivos del Plan Inca, concebido en 1968 y
publicado seis años después, es bastante profusa. Si bien no pretendo detenerme para analizar qué
se ha escrito y qué no, recomiendo revisar The Peruvian Experiment Reconsidered, editado por
Cynthia McClintock y Abraham F. Lowenthal (Princeton: Princeton University Press, 1983) y La
revolución peruana: ideología y práctica política de un gobierno militar, 1968-1975, de Juan
120
Dos de los protagonistas de esta conciliación ideológica fueron Helen Orvig,428
activista feminista de origen noruego, y el reconocido filósofo Augusto Salazar Bondy, su
compañero de toda la vida.429 Cabe señalar que, junto a Emilio Barrantes y Walter
Peñaloza,430 Salazar Bondy integró la comisión que propuso la transición hacia “el nuevo
hombre peruano, apto para el trabajo, a favor del desarrollo nacionalista y artífice del
cambio social” a través de una reforma educativa promulgada por el Decreto Ley número
19326, en marzo de 1972.431 Orientada al cambio estructural de la enseñanza, la Ley
General de Educación aspiraba a ser “profundamente humanista y de vocación
genuinamente democrática”,432 e incluyó un artículo, el número 11, que describía la
situación de la mujer en el Perú y proponía una estrategia (entre ellas, la formación del
COTREM433) para integrarla de manera más equitativa en los cambios sociales.434 Este fue
escrito por Orvig y presentado ante el Ministerio de Educación con la esperanza de
convertir la problemática de desigualdad de género en un asunto de interés nacional, que, a

Martín Sánchez (Sevilla: Universidad de Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones Científicas y


Diputación de Sevilla, 2002).
428
Sobre la carrera de Orvig contada por ella misma, véase “También antes hubo algo”, publicado
en Gaby Cevasco, ed., 25 años de feminismo en el Perú: Historia, confluencias y perspectivas.
Seminario Nacional, 16-17 de setiembre del 2004. Disponible [en línea]:
http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/C08CBB7DF991A3FF05257B1700675
D74/$FILE/BVCI0003574.pdf (acceso: 22 de enero de 2020).
429
Véase Augusto Salazar Bondy, Dominación y liberación: escritos 1966-1974 (Lima:
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1995). El texto fue editado por la propia Orvig y
David Sobrevilla, y recopila un conjunto de ensayos en los que el autor desarrolla las bases para la
filosofía de la liberación, donde alega que una de las causas de la dominación ha sido la
dependencia política y económica de América Latina desde el Imperio español hasta la actualidad
con los Estados Unidos.
430
Manuel Burga Díaz, “Las reformas educativas en el Perú”, en El Peruano, 29 de agosto de 2013.
Disponible [en línea]: https://elperuano.pe/noticia.aspx?id=9548 (acceso: 26 de enero de 2020).
431
Esta fue consecuencia del informe crítico firmado por Salazar Bondy en 1970, en el que se
reconocía que el sistema educativo era elitista, alienante y que fomentaba la dependencia.
Véase Felipe Portocarrero et al., Más allá del individualismo: el tercer sector en el Perú (Lima:
Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico; The Johns Hopkins University, 2002), 127;
y Carlos Contreras y Patricia Oliart, Modernidad y Educación en el Perú. Serie Diversidad Cultural
8 (Lima: Ministerio de Cultura, 2014), 116.
432
Graciela Ruiz Durán, “Retrospectiva de la educación peruana 1972 y perspectivas al año 2021,
Bicentenario de Nuestra Independencia”, en Educación: Revista de la Facultad de Ciencias de la
Educación, núm. 23 (2017), 133.
433
Abreviación de Comité Técnico de Revaloración de la Mujer. Véase Orvig, “También antes
hubo algo”, 21; y Jeanine Anderson, “Peruvian Women and the Peruvian State”, en Geertje
Lycklama, Virginia Vargas y Saskia Wieringa, eds., Women’s Movements and Public Policy in
Europe, Latin America, and the Caribbean: The Triangle of Empowerment (Gender, Culture and
Global Politics) (Bosa Roca: Routledge, 1997).
434
Patricia Oliart, “Politicizing Education: The 1972 Reform in Peru”, en Carlos Aguirre y Paulo
Drinot, eds. The Peculiar Revolution: Rethinking the Peruvian Experiment Under Military Rule
(Austin: University of Texas Press, 2017).
121
su vez, resonaba con la desarticulación de las relaciones de dominación características del
capitalismo dependiente.435
La vinculación entre la reforma educativa y la “debacle” de los certámenes de belleza
no fue tan evidente desde el comienzo, quizás porque se trataba de dos procesos muy
diferentes, que gozaron de distintos grados de aceptación.436 Mientras que la Ley General
de Educación chocó contra un muro de rechazo por parte del gremio magisterial, los
concursos de belleza subsistieron gracias a su capacidad de diversificarse para satisfacer la
demanda local.437 Recordemos que, a fines de los años 60, surgieron eventos
estructuralmente similares al Señorita Perú, con la sutil diferencia de que estos estaban
pensados para celebrar los “verdaderos” valores de la mujer peruana, y que subsistieron
durante la década del 70. Esto sugiere, como vimos en el capítulo anterior, que aún con
ciertas fuerzas de oposición activas, seguía existiendo un público interesado en presenciar y
“consumir” las distintas narrativas mediáticas ofrecidas por los certámenes.
Recién en agosto de 1973, apareció en Caretas una nota famosamente titulada
“Desalienando a Venus: sesudas consideraciones en torno a la terminación del concurso
Señorita Perú”, con la intención de explicar, de manera muy breve, por qué se había
clausurado la principal fábrica de bellezas en el país de manera tan abrupta. Aparentemente,
un sujeto anónimo hizo una “sugerencia informal” que puso en agenda el que no se realice
el concurso a nivel nacional, mientras se discutía la aprobación de los aspectos centrales del
artículo 11, como la necesidad de “prohibir formas de propaganda comercial y otras
maneras de utilización de la mujer como objeto sexual (que) refuercen estereotipos y
normas de una cultura de dominación”.438 Se creía, además, que el carácter “alienante”439
del evento era nocivo para el pueblo peruano y que su transmisión debía ser paralizada

435
Marco León Barboza, La liberación de la mujer en el Perú de los 70’s: una perspectiva de
género y Estado (tesis de maestría en Género, Sexualidad y Políticas Públicas (Lima: Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, 2013), 65-69.
La única parte de la propuesta de Orvig que no fue aceptada por el Ministerio fue la que juzgaba
que la marginación de las mujeres era “humillante” para ellas.
436
Antonio Zapata, La caída de Velasco. Lucha política y crisis del régimen (Lima: Penguin
Random House, 2018), 106-107.
437
Arturo Santamaría Gómez, De carnaval, reinas y narco: el terrible poder de la belleza (México
D.F.: Penguin Random House, 2014).
438
La tesis de Barboza identifica otros cuatro puntos referentes a la revalorización de la mujer
incluidos en la Ley General de Educación. Estos son el establecimiento del régimen coeducativo a
nivel nacional, la apertura de capacitación profesional a las mujeres, la reforma de la educación
familiar y la instauración de diferentes proyectos de concientización sobre la situación de la mujer.
439
Noël Merino, ed., Beauty Pageants At Issue (Farmington Hills: Greenhaven Press, 2010), 8, 21.
122
inmediatamente.440 Si bien no hubo una disposición escrita y no existen pruebas que
vinculen directamente a Orvig con esta propuesta, su liderazgo en las protestas en contra de
los certámenes, además de su cercanía con las autoridades, la convertían en un canal
privilegiado para transmitir este mensaje al Gobierno. En todo caso, queda la posibilidad de
que haya sido la intermediaria entre una iniciativa planteada desde la sociedad civil y los
órganos de administración pública —cabe señalar que estos últimos la acataron con gran
entusiasmo por enmarcarse dentro de los lineamientos del Reglamento de Revalorización
de la Mujer—.441
Claro está que el debate sobre la igualdad no fue una discusión reservada a un solo
nivel, y que la presencia de Orvig, junto a otras compañeras en la gesta contra “la mujer
calata”,442 se dilató a espacios más allá del ámbito institucional, tanto en su rol como
periodista en Expreso —de hecho, ella fue una de las primeras mujeres que publicó en un
diario de circulación nacional—443 como en la organización de los primeros encuentros
entre mujeres, muchas de ellas identificadas con inquietudes similares a las que veían en su
columna. Estos últimos cumplieron un rol determinante en la reconceptualización de la
democracia y la ciudadanía femenina a través de la expresión callejera en Lima, 444 una
forma de “rebelión” que unió a integrantes de la Iglesia progresista, trabajadoras sociales,
estudiantes universitarias y hasta antiguas militantes de partidos políticos445 en una especie

440
Para obtener un panorama más amplio sobre este tema desde una fuente primaria privilegiada,
véase “Exposiciones: resultados de un estudio que podría ser de interés para la causa
revolucionaria”, en Actas de la sesión del Consejo de Ministros del 26 de setiembre de 1972 (f.
002323-002324), ubicada en el repositorio de Colecciones Especiales de la PUCP. En el documento
se plantea la necesidad de crear un organismo o dependencia dentro del Ministerio del Interior que
se ocupe de fiscalizar la “programación y disciplina” en las radios y la televisión y así “orientar a
las masas ciudadanas” a través de la transmisión de contenidos aprobados por el Gobierno. Si bien
no se discute explícitamente el tema de los certámenes de belleza en el país, la exposición nos
permite entender las actitudes de las autoridades frente a la posibilidad de controlar lo que consumía
la población a través de los medios de comunicación como parte de un sistema para “servir
eficazmente a los objetivos de la Revolución y a la política del Gobierno Revolucionario”.
441
Caretas, núm. 481 (23 de julio–9 de agosto de 1973), 14.
442
De Ycaza, 2018. Entrevista a Helen Orvig de Salazar.
443
Véase Helen Orvig, ¡Comprendí por qué éramos tantas! El despertar de las mujeres en el Perú
(Lima: Flora Tristán y Universidad Peruana Cayetano Heredia, 2015), 29-61, para algunos ejemplos
de artículos escritos entre 1970 y 1973. La columna de Orvig se titulaba “Mujer y Sociedad” y salía
cada dos semanas.
444
Violeta Barrientos y Fanni Muñoz, “Un bosquejo del feminismo/s peruano/s: los múltiples
desafíos”, en Estudios Feministas, Florianópolis, 22 (2), mayo-agosto (2014), 639. Disponible [en
línea]: www.jstor.org/stable/43904236 (acceso: 17 de enero de 2020).
445
Algunas de las mujeres presentes en la fase inicial del movimiento fueron Hilda Araujo, Narda
Henríquez, Rosa María Salas, Cristina Portocarrero, Violeta Lafosse, Rosa Dominga Trapasso y
Timotea Galvín. Véase Barboza, La liberación de la mujer en el Perú de los 70’s, 173.
123
de “pequeña burguesía intelectual”, que colocaría a la violencia, la maternidad, el trabajo
doméstico y el control del cuerpo como ejes de reflexión.446
Fue así, “entre risas e insultos”, que miembros de la Acción para la Liberación de la
Mujer Peruana (ALIMUPER), del Movimiento de Promoción de la Mujer y del taller Flora
Tristán447 se unieron para formar el Frente de Mujeres, y eventualmente un seminario
público, con el objetivo de “convencer al mundo intelectual limeño de que la mujer era un
ser humano tan válido como el hombre”.448 Con una acogida cada vez mayor, las reuniones
continuaron durante la primera mitad de la década,449 y en una de ellas surgió la idea de que
era necesario llevar la cuestión sobre los certámenes de belleza como la antítesis de la
revolución al plano real. Con ello, se dio la estocada mortal: la realización del primer mitin
feminista en contra del Reina del Verano, que tuvo lugar la noche del 7 de abril de 1973.450
Antes de detenernos en el caso peruano, sería conveniente mencionar los
antecedentes del feminismo como “piedra en el zapato” en el desarrollo de los certámenes
de belleza para entender su influencia a partir de una perspectiva global, además de resaltar
la capacidad transformadora de las protestas.451 En 1970, en Londres, las integrantes del
Movimiento de Liberación de las Mujeres (BWLM por sus siglas en inglés452), armadas con
petardos fétidos y bolsitas de harina listas para ser lanzadas al aire, lograron interrumpir el
Miss Mundo exitosamente —tanto así que Bob Hope, el anfitrión, se asustó y huyó del

446
Virginia Vargas, “The Women’s Movement in Peru. Streams, Spaces and Knots”, en European
Review of Latin American and Caribbean Studies, núm. 50 (junio de 1991), 32. Disponible [en
línea]: https://www.jstor.org/stable/25675492 (acceso: 25 de enero de 2020).
447
No confundir con el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, creado en 1979. El taller, según
Orvig, operaba “a nivel popular”, no era una asociación.
448
Orvig, “También antes hubo algo”, 22.
449
“Acción para la liberación de la mujer peruana”: Actividades realizadas, 1973-1975 (panfleto),
1-3.
450
Barboza, La liberación de la mujer en el Perú de los 70’s, 156.
451
Si bien considero que el feminismo ha sido el gran “enemigo histórico” de los certámenes de
belleza, existen otros grupos de oposición que merecen una mención honrosa. Uno de ellos fue el
Ocean City Camp Meeting Association, una agrupación cristiana que publicó una resolución en
contra del Miss America de 1923, advirtiendo lo “peligroso que era raptar a estas jóvenes de tierna
edad para vestirlas con ropas que (transgredían) los límites de la moralidad”. Véase Kimberly A.
Hamlin, “Bathing Suits and Backlash: The First Miss America Pageants, 1921-1927”, en Elwood
Watson y Darcy Martin, eds., “There She Is, Miss America”. The Politics of Sex, Beauty, and Race
in America’s Most Famous Pageant (Nueva York: Palgrave MacMillan, 2004), 39.
452
Véase Florence Binard, “The British Women’s Liberation Movement in the 1970s: Redefining
the Personal and the Political”, en Revue Française de Civilisation Britannique, XXII – Hors série,
The United Kingdom and the Crisis in the 1970s (2017), 1-18. Disponible [en línea]:
http://journals.openedition.org/rfcb/1688 (acceso: 19 de enero de 2020).
124
escenario—.453 Esta estrategia, diseñada para derrumbar la imagen de “perfección” que se
había consolidado en torno a la producción del evento, fue necesaria para articular al
feminismo con la contracultura británica de manera permanente.454 Dos años antes, en
Atlantic City, un conjunto de activistas, tildadas de “comunistas, brujas, lesbianas y locas”,
se reunió en son de protesta en contra del Miss America. Para demostrar que el evento
hacía ver a sus participantes como ganado, se coronó a una oveja como la siguiente señorita
Estados Unidos,455 una metáfora sumamente potente que comparaba el sometimiento de las
mujeres en el certamen con la domesticación y explotación de un animal,456 y que, además,
aludía que los métodos de evaluación del programa eran comparables con los de las ferias
del condado características de la cultura agrícola, en las que el “mejor espécimen” era
premiado y reconocido con una cinta.457 Muchas de las involucradas en este gesto fueron
arrestadas, mientras que otras se sacaron los tacones y la ropa interior y los lanzaron a un
enorme bote de basura para manifestar su rechazo frente a las normas de género que las
obligaban a usar dichas prendas. Nadie les prendió fuego; todo esto fue una táctica de los
medios para trivializar la causa y anular su estatus como sujetos políticos legítimos. Así, de
hecho, nació el mito de las feministas “quemasostenes”.458

453 De más está decir que se lo tenía bien merecido: Hope abrió la ceremonia diciendo que “le hacía
muy feliz ser parte de (ese) mercado de ganado… moo”. Para los interesados, una parte del
certamen se encuentra en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=reCX3_OAkv8
(acceso: 2 de octubre de 2019). Véase también Gordon Pape, “Cattle Show: Miss Grenada Wins –
Bob Hope loses”, en The Ottawa Citizen, sábado 21 de noviembre de 1970, 21. Disponible [en
línea]:
https://news.google.com/newspapers?id=q8gyAAAAIBAJ&sjid=Mu0FAAAAIBAJ&pg=1761,175
0527&dq=miss-grenada&hl=en (acceso: 17 de agosto de 2020).
Choca mucho leer la descripción de la ganadora de aquel Miss Mundo, Jennifer Hosten,
representante de Granada, como una “escultural negra de silenciosa dignidad”. Fue la primera mujer
afrodescendiente en ser coronada en dicho certamen.
454 BBC World Service. Witness: Miss World Protest [archivo de audio]. Disponible [en línea]:
https://www.bbc.co.uk/programmes/p01swtqz (acceso: 29 de setiembre de 2019). El programa
incluye el valioso testimonio de Sally Alexander, una de las protagonistas de la protesta. Este hito
fue llevado a la pantalla grande en la película Misbehaviour (2020), en la que Alexander es
interpretada por la reconocida Keira Knightley.
455 Véase Becky Little, “Feminists Protested Miss America as a ‘Cattle Auction’ 50 Years Ago”, en
History Studies, 6 de junio de 2018. Disponible [en línea]: https://www.history.com/news/miss-
america-protest-1968 (acceso: 16 de marzo de 2020). En el artículo aparecen fotografías de mujeres
con carteles (“I am a WOMAN – not a toy, pet or mascot”; “Can make-up cover the wounds of our
oppression?”) posando junto a la oveja, que usa una banda de Miss America.
456 Margaret Gibbon, Feminist Perspectives on Language (Harlow: Longman, 1999), 74.
457
Para una descripción sumamente detallada del evento, véase Blain Roberts, Pageants, Parlors
and Pretty Women. Race and Beauty in the Twentieth-Century South (Chapel Hill: University of
North Carolina Press, 2014), 257.
458
Kaitlynn Mendes, Feminism in the News: Representations of the Women’s Movement Since the
1960s (Londres: Palgrave MacMillan, 2011), 36, 39.
125
La historiografía actual coincide en que la protesta de 1968 fue, en cierto grado, el
lanzamiento público de la segunda ola del feminismo459 y que esta significó un punto de
quiebre en la modernización del Miss America para hacerlo más afín con los nuevos
tiempos. Por aquel motivo, a partir de los años 70, la institución empezó a incluir a un
mayor número de personas no blancas dentro de las aspirantes por el título. 460 También, se
formuló un sistema de preguntas orientadas hacia temas controversiales, como la
prostitución y la violencia sexual, y la estructura del certamen se volvió más compacta y
entretenida para atraer el interés del público joven.461
Al otro lado del hemisferio, en el Perú, las primeras protestas fueron menos radicales,
pero no por ello menos significativas. A diferencia de sus antecesoras británicas y
norteamericanas, sí se logró suprimir, aunque sea provisionalmente, la perpetuación de la
influencia de los concursos de belleza, al punto que una manifestación en contra de un
certamen local terminó cristalizándose en el hiato temporal del Miss Universo.
Lamentablemente, el tratamiento informativo del acontecimiento por medios como Caretas
y Última Hora respondía a criterios interpretativos estribados en prejuicios con un profundo
sesgo misógino a la hora de referirse a las feministas. En ellos, se observa la construcción
deliberada de una imagen satanizada de las “mujeres desvergonzadamente feas” 462 y
“brujas rebeldes”463 que se atrevían a protestar. Con ello buscaban señalar que su principal
motivación era la envidia y que su crítica estaba dirigida a la belleza de las concursantes, no
a la opresión del patriarcado como sistema.464 Esta era una manera de mitigar la simpatía

459
Bonnie J. Dow, “Feminism, Miss America, and Media Mythology”, en Rhetoric and Public
Affairs, vol. 6, núm. 1 (Spring 2003), 146. Disponible [en línea]: www.jstor.org/stable/41939812
(acceso: 19 de enero de 2020).
460
“An argument for black women’s liberation as a revolutionary force”, en Catherine Morris y
Rujeko Hockley, eds., We Wanted a Revolution. Black Radical Women, 1965-85. A Sourcebook
(Nueva York: Brooklyn Museum y Duke University Press, 2017), 73-74.
Sobre el Miss Black America, un certamen inspirado en el “nacionalismo negro” que se mantiene
hasta el día de hoy, véase Haley Cormier, “A Pageant Politiced: Women’s Liberation, Miss Black
America and Intersectionality in 1968”, en Elements, vol. 13, núm. 1 (2017), 43-52. Disponible [en
línea]: https://doi.org/10.6017/eurj.v13i1.9609 (acceso: 19 de enero de 2020).
461
A. R. Riverol, Live From Atlantic City. A History of the Miss America Pageant (Bowling Green:
Bowling Green State University Popular Press, 1992), 93-94.
462
“Mar de fondo”, en Caretas, núm. 475 (10-24 de abril de 1973), 12.
463
“La rebelión de las brujas”, en Última Hora, domingo 8 de abril de 1973, 1. Esta comparación
entre feministas con brujas resuena con la noción bíblica-legendaria de que las mujeres son criaturas
peligrosas por naturaleza, y que deben ser eliminadas o controladas para evitar que dominen a los
hombres y, por ende, subviertan el orden.
464
Dow, “Feminism, Miss America, and Media Mythology”, 133.
126
femenina frente a esta crítica, dando a entender que el solo hecho de apoyarla las convertía,
por extensión, en mujeres poco atractivas e indeseables.465
Vemos, además, que la prensa escrita tuvo la iniciativa de enfrentar a las “coléricas”
feministas en contra de las “sonrientes” misses466 a través de la sátira visual. El principal
ejemplo se encuentra en la página siguiente, en una fotografía en la que aparece una mujer
vestida con ropa anticuada, mirando con recelo a Carmen Amelia Ampuero, quien había
sido coronada señorita Perú en 1972.467

465
Catherine Akca y Ali Gunes, “Male Myth-Making: The Origins of Feminism”, en Nebula, vol. 6,
núm. 3, 3-4. Disponible [en línea]:
https://www.researchgate.net/publication/26850439_Male_Myth-
Making_The_Origins_of_Feminism (acceso: 28 de febrero de 2020).
466
Caretas, núm. 475 (10-24 de abril de 1973), 12.
467
Carmen Amelia llegó a representar al Perú en Miss Universo 1972. Ganó un trofeo por llevar el
mejor traje nacional, “inspirado” en los incas.
127
Imagen 3.1 Carmen Amelia Ampuero, señorita Perú 1972, y la actriz Esmeralda Checa,468
quien caricaturiza a Elizabeth “Ardilla”.469 Fuente: Caretas, núm. 481, julio 23- agosto 9 de
1973, 15.

468
Actriz cómica peruana conocida por su participación en Risas y Salsa, El Tornillo y El Disloque,
en el que repartía cachetadas a sus contrapartes masculinas.
469
La foto fue tomada por Luis Calderón, reconocido periodista gráfico que tuvo un papel
determinante en el desarrollo de la “cultura paparazzi” en el Perú de los años 70. Algunas de sus
hazañas icónicas incluyen haber subido 18 pisos para captar a Juan Domingo Perón y a su sexta
pareja, Isabel Martínez, en el Hotel Crillón, así como haber sido uno de los pocos fotógrafos
128
Junto a la imagen aparece una nota extensa que destaca, con tono irónico, la
importancia histórica de los certámenes de belleza en el Perú, en la que se “lamenta” la
suspensión del Señorita Perú:
Este año, la frivolidad ha perdido un bastión. Ya no más niñas de piernas
embrutecedoras y mirada vacía exponiendo lo que Dios dio y el amor enriquece. Por
eso los machistas –entre otros, los principales beneficiarios del espectáculo– suspiran
mientras agitan el látigo. Suspiran y dicen: ‘Oh, cómo nos divertíamos antes (…)
¿Qué nos queda ahora? ¿Tendremos que ver desfilar anteojudas que, en trajes de
costal, luchen por el cetro de Señorita Cerebro?470

Queda claro que Caretas intentó hacer una especie de pastiche sarcástico de la voz
feminista, con la finalidad de demostrar que las reinas de belleza, “indecentes turgencias,
atraídas por la espantosa telaraña de la vanidad”,471 aún gozaban de una tremenda
aceptación por parte de una sociedad que no estaba lista para creer en los movimientos de
liberación femenina. El objetivo, al igual que en el caso de las estadounidenses e inglesas,
era suscitar la burla y banalizar la lucha a través de la propuesta de que, más allá de ser
“feas” y de tener argumentos absurdos, estaban completamente aisladas. Es posible que la
memoria histórica hubiese estado sujeta a esta lectura hegemónica de las protestas como
una manifestación irracional hecha por mujeres antipáticas y antisistema si nos enfocamos
únicamente en la prensa escrita como fuente para reconstruir este episodio. En esta
oportunidad, la proximidad cronológica entre el “nosotros” del presente y el “ellas” del
pasado nos permite contar con un arma poderosa para combatir esta versión parcializada,
ofrecida por los medios de comunicación dominantes: el testimonio de la propia Helen
Orvig.472
Ella cuenta que el día de la protesta en contra del Reina del Verano, más de un
centenar de mujeres se reunió afuera del hotel Sheraton, ubicado en el centro histórico de
Lima. Para Orvig, el haber llegado a tanta gente fue visto como “un logro, una fiesta”, más
aún si tomamos en cuenta que, en aquel entonces, la única “red social” era el boca a boca o,
en el caso particular de la periodista, el teléfono instalado en su trabajo. 473 Equipadas con
pancartas en las que se leían expresiones como “Mujer, no te dejes humillar, ¡niégate a

presentes en el breve encuentro entre Fidel Castro y el general Velasco en el aeropuerto, en


diciembre de 1971.
470
Caretas, núm. 481 (julio 23- agosto 9 de 1973), 16-17.
471
Íbid.
472
Agradezco a Margarita Zegarra por haberme facilitado el contacto de Helen Orvig, así como a
Juan Carlos Crespo y Juan Miguel Espinoza, con quienes tuve el primer acercamiento “práctico” a
la historia oral durante mi formación académica.
473
De Ycaza, 2018. Entrevista a Helen Orvig de Salazar.
129
concursar!”, “Déjennos ser flacas, gordas y feas” y “¿A quién sirve el Canal 5?”,474 las
asistentes tomaron las calles con el objetivo de manifestarse en contra de la transmisión del
evento por tratarse de una plataforma “que (traía) como consecuencia la humillación, la
diferencia racial y la falta de dignidad a la persona humana”.475
La protesta generó mucho interés por parte de los transeúntes, tanto así que ese
sábado, el tránsito se paró porque la gente estaba demasiado ocupada viendo la escena que
se desarrollaba frente a ellos. Los pocos que se atrevieron a provocar a las manifestantes
fueron contraatacados con gestos obscenos e insultos, una ruptura brutal con el ideal
femenino de delicadeza, enraizado en el mito del “ángel del hogar” o de la “chica de su
casa”, completamente ajena a las expresiones “subidas de tono”.476 Al respecto, Orvig
recuerda, entre carcajadas, que un hombre le gritó a una de sus compañeras —quien,
además estaba embarazada— que estaba ahí “porque seguro ni sabía freír huevos”, a lo que
ella inmediatamente respondió: “¡Si quieres, te frío los dos que tienes ahí!”. Este es, según
ella, el único episodio violento que se le viene a la mente.477 La presencia policial fue
escasa y no se recurrió a golpear o a arrestar a las mujeres ahí reunidas, como sí ocurrió en
Inglaterra y en Estados Unidos. Apenas se les pidió que se transfieran a la acera de
enfrente, donde se ubica el Palacio de Justicia, para asegurar el orden público, por lo que la
manifestación se pudo desarrollar, dentro de todo, de manera tranquila e ininterrumpida.478
Para muchos, este fue el primer acto político enarbolado por el naciente feminismo
peruano, que sirvió como ejemplo para la organización de las siguientes manifestaciones,
en las que se abordaban temas como el acceso a métodos anticonceptivos seguros, la
legalización del aborto y la reapertura del consultorio de planificación familiar del Instituto

474 “En defensa de sus derechos”, en Correo, núm. 3609, domingo 8 de abril de 1973, 1.
475 Ojo, núm. 1849, domingo 8 de abril de 1973, 3. Cortesía del archivo personal de Helen Orvig.
476
Karina Felitti, “En sus propias palabras: relatos de vida sexual y (no) reproductiva de mujeres
jóvenes mexicanas durante las décadas de 1960 y 1970”, en Dynamis, vol. 38, núm. 2 (2018).
Disponible [en línea]: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-
95362018000200003 (acceso: 1 de agosto de 2020). Véase también María Arrillaga, “Resistencia
feminista y el ángel del hogar”, en Caribbean Studies, vol. 24, núm. 3-4 (1992), 359.
477 Me parece interesante notar que, a lo largo de la entrevista, Orvig reía y bromeaba con
normalidad, como para destacar los elementos inherentemente cómicos de su experiencia de vida.
Puede que se trate de un recurso narrativo para evitar sentir nostalgia o para moderar los aspectos
más “negativos” del acontecimiento, pero en este caso, estoy segura de que el humor es una parte
importante dentro de la recontextualización de su propio pasado y de la construcción de su
identidad más “joven”. Sobre los aspectos metodológicos para desentrañar la importancia de la risa
en la historia oral, véase Ned R. Norrick, “Humour in Oral History Interviews”, en Oral History,
vol. 34, núm. 2, War Memory (otoño del 2006), 85-94. Disponible [en línea]:
http://www.jstor.org/stable/40179899 (acceso: 29 de febrero de 2020).
478
De Ycaza, 2018. Entrevista a Helen Orvig de Salazar.
130
Peruano de Seguridad Social, clausurado por presión de la Iglesia católica durante el
gobierno de Francisco Morales Bermúdez.479 Con ello, podemos empezar por derivar que
las actividades organizadas por las feministas en el Perú, con los ataques a los certámenes
de belleza como punto de partida, insertaron al país dentro de un movimiento global mucho
más grande, cuya influencia fue reconocida por la Organización de las Naciones Unidas
cuando declaró que 1975 sería el “Año Internacional de la Mujer”.480
En definitiva, esta primera protesta tuvo dos grandes repercusiones. La más inmediata
fue que se consiguió que el Reina del Verano no sea transmitido por televisión, algo que
terminó reflejando que el certamen había sufrido un importante declive entre las audiencias.
La segunda consecuencia se hizo evidente a los pocos meses cuando no se abrió la
convocatoria para el Señorita Perú de 1973. Esta se explica mediante la coincidencia
temporal entre el discurso nacionalista promovido por el régimen militar y la pugna por la
liberación de la mujer. Es válido acotar, en tal sentido, que la subsecuente ausencia del Perú
en Miss Universo fue una victoria gestada desde la sociedad civil, que logró escalar e
influenciar las discusiones desarrolladas dentro de las esferas de poder a diferencia de lo
que se suele pensar. Esta reinterpretación de los hechos nos permite otorgarle una mayor
agencia a las personas —mujeres, en su mayoría— involucradas en los procesos detrás de
la cancelación de los principales certámenes de belleza a nivel nacional para notar que el
proceso de “expropiación” del “semillero de bellezas” fue, más bien, una lucha organizada
desde más abajo.481
Este es un ejemplo de cómo el hecho de no asistir a un certamen de belleza
internacional puede ser parte del proceso de construcción de una imagen nacional
antagónica y desligada de aquel fenómeno cultural.482 En este caso, el no participar se
alineaba a la perfección con los ideales del Gobierno Revolucionario y llegó a convertirse,

479
Cecilia Olea Mauleón, “La trayectoria del movimiento feminista en el Perú”, en Labrys, Estudios
feministas, enero-julio del 2007. Disponible [en línea]:
https://www.labrys.net.br/labrys11/peru/olea.htm#_edn4 (acceso: 20 de enero de 2020).
480
Helvi L. Sipilä, “La mujer en el mundo. Balance de treinta años”, en El Correo de la UNESCO.
Una ventana abierta al mundo, marzo de 1975, año XXVIII, 4-8. Disponible [en línea]:
https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000074836_spa (acceso: 29 de febrero de 2020).
481 Albert Bandura, “Social Cognitive Theory: An Agentic Perspective”, en Annual Review of
Psychology, Vol. 52 (2001), 4-5. Disponible [en línea]:
https://www.uky.edu/~eushe2/Bandura/Bandura2001ARPr.pdf (acceso: 29 de febrero de 2020).
482 V.N. Lakshmi y Zainab Abdulaziz, “Imperialism, Beauty and Cultural Identity”, en
International Journal of English and Literature, vol. 7, núm. 6 (diciembre de 2017), 40. Disponible
[en línea]:
https://www.academia.edu/35417134/IMPERIALISM_BEAUTY_AND_CULTURAL_IDENTITY
(acceso: 29 de febrero de 2020).
131
a nivel social e ideológico, en un símbolo de la contestación frente al imperialismo
primermundista que envolvía al Miss Universo. Bajo el régimen militar, el Perú defendió
tan firmemente su soberanía y dignidad que llegó a independizarse, durante dos años, del
“tutelaje paternalista”483 impuesto por los certámenes de belleza internacionales, y hasta
llegó a promover la nacionalización de sus propios concursos locales, como vimos en el
capítulo anterior, a imagen y semejanza de otras medidas económicas. 484 Lamentablemente,
este intento de liberar al país de la tiranía estético-política no prosperó: la participación en
Miss Universo se retomó en 1975 y se mantuvo sin pausas hasta la actualidad.
A continuación, haremos un salto cronológico hasta 1982, cuando el Perú volvió a
tener un papel protagónico en un certamen de belleza internacional, esta vez como sede y
no como “exportador” de belleza. A diferencia de sus antecesoras setenteras, el feminismo
de aquel entonces no obtuvo el respaldo del Estado ni de las fuerzas del orden, pero sí de
nuevas voces de oposición. Ellas serán nuestro lente de análisis para determinar cómo y qué
tan “exitosamente” se construyó la imagen-país durante el desarrollo de la trigésimo
segunda edición del Miss Universo.

“Sea fea o sea hermosa, la mujer no es una cosa”: las protestas feministas durante el
Miss Universo 1982
Nueve años después de las protestas frente al Sheraton, el feminismo volvió a
enfrentarse cara a cara con los certámenes de belleza; esta vez, en contra de la realización
del Miss Universo en Lima. Este no fue un evento aislado, sino una serie de
manifestaciones que ocurrieron desde que se hizo pública la noticia de que el Perú se
convertiría en la siguiente sede del certamen, en febrero de 1982, hasta el día de la
coronación de la ganadora.485 Más allá de considerarlo un atropello a la dignidad de la
mujer486 o la revelación de la verdadera naturaleza del “Estado como proxeneta”,487 las

483
Leslie Witz, “‘We Build a Nation’. The Festival of Unity and Exclusion”, en Apartheid’s
Festival: Contesting South Africa’s National Pasts (Bloomington: Indiana University Press, 2003),
129.
484
Brands, “The United States and the Peruvian Challenge, 1968-1975”, 475-476.
485
Álvarez, La pantalla popular, 70-71.
486
El Diario Marka, lunes 22 de febrero de 1982, 7. En la misma edición aparece la primera parte
de un extenso reportaje sobre la prostitución en el Perú (“Atrapadas por la miseria o seducidas por
la comodidad”), otra de las grandes polémicas criticadas por las agrupaciones feministas. Véase El
Diario Marka, núms. 651-655, semana del 22 al 26 de febrero de 1982, para una mayor perspectiva
del debate sobre el vínculo entre certámenes de belleza y la “prostitución de alto nivel”.
487
Víctor Álvarez Ponce, “Miss Universo 1982 y la crítica feminista. Una aproximación a dos
discursos socialmente divididos sobre la mujer en el Perú”, en Claudia Rosas Lauro, ed., Género y
132
feministas anticiparon una serie de problemas con la organización, como el representar un
“ostentoso derroche de dinero y lujo”488 en un contexto de crisis social y económica, que
resultaría en el recorte de partidas para la salud, educación, alimentación y vivienda para el
pueblo: se suscitaría una problemática peligrosa en el seno de la sociedad peruana.
En esta siguiente parte, se narrará el proceso de gestión de Miss Universo desde la
oposición feminista,489 así como otras voces que se atrevieron a criticar el evento. Esto nos
permitirá elaborar un balance sobre la imagen-país que se quiso proyectar hacia fuera,
tomando en consideración las incongruencias y ficciones en esta invención del Perú para el
consumo del mundo. Es importante recordar que, a partir de este momento, hablaremos de
imagen-país y no de imagen del país o imagen nacional, como se ha hecho en los casos
descritos anteriormente, puesto que se trata de un momento en el que, efectivamente, se
pueden rastrear los esfuerzos y agentes detrás de la estrategia para renovar y capitalizar la
reputación del Perú. Entre ellos destacaron Genaro Delgado Parker, propietario de
Panamericana Televisión (PROPAN); el Ministerio de Industria, Turismo, Integración y
Negociación (MITI), condensado en la figura de Roberto Persivale Serrano; el Consejo
Provincial de Lima y, finalmente, un equipo de chaperonas y coordinadoras locales,
dirigido por Irma Vargas Fuller, quien en su momento fue candidata en el Miss
International de 1960.490
Como se mencionó líneas arriba, la protesta contra el Reina del Verano se
caracterizó por ser relativamente pacífica, un detalle curioso si caemos en cuenta de que se
desarrolló durante un contexto de dictadura (y, en teoría, de limitaciones a la libertad de
expresión), que contó, además, con una participación importante de la clase media y
algunas figuras de la élite intelectual de la época. Lograron instigar una breve, aunque
notoria ausencia del Miss Universo; sin embargo, las compañeras involucradas fueron
víctimas del escrutinio y la burla por parte de la prensa y no pudieron erradicar la influencia
del fenómeno de los certámenes de belleza por completo, quizás, porque se trataba de un
monstruo de demasiadas cabezas, en algunos casos capaz de adecuarse a los fundamentos
ideológicos del régimen, y que contaba con el apoyo casi absoluto del cuarto poder y
algunos sectores sociales. Hasta el mismo concepto del Reina del Verano pudo sobrevivir al

mujeres en la historia del Perú: Del hogar al espacio público (Lima: Fondo Editorial de la
Pontificia Universidad Católica del Perú, 2019), 491.
488
“Carta al Presidente de la República del Perú, Arq. Fernando Belaúnde Terry”, en “Miss
Universo”: Una historia accidentada (panfleto), 3. Cortesía del archivo personal de Cecilia Olea.
489
Para una historia detallada de la producción y preproducción del certamen desde diciembre de
1981 hasta su culminación a finales de julio, véase Álvarez, La pantalla popular, 49-69.
490
Álvarez, La pantalla popular, 53-58.
133
ataque y siguió celebrándose, por lo menos, hasta la primera mitad de la década de los
ochenta.491

Imagen 3.2 “Sea fea o sea hermosa, la mujer no es una cosa”, principal consigna de las
manifestaciones anticertamen.492 Fuente: “Miss Universo”: Una historia accidentada
(panfleto).

La elección de una oveja llorona como símbolo de la resistencia anticertamen no fue


una casualidad, sino un intento de honrar a las protestas feministas pasadas y de conectar a
las manifestantes peruanas con la columna vertebral del movimiento de liberación de la

491
Véase “La gente que hace noticia… ¡Linda Magaly! Barrio con títulos en Caracas (en) Miss
Playa”, en Gente, núm. 332 (2 de noviembre de 1979), 3; “Desde autos a viajes por Europa.
Fabulosos premios para ‘Miss Playa’”, en Correo, núm. 6395 (sección “Espectáculos”), domingo
15 de marzo de 1981, 23, y “Diana a la caza. Miss Playa: un concurso en el que los varones son los
ganadores”, en Caretas, núm. 642 (30 de marzo de 1981), 57.
El 21 de marzo de 2020 presencié la más reciente edición del Reina del Verano a través del
programa El Reventonazo de la Chola. A pesar de contar con un jurado de lujo, encabezado por
Susy Díaz y Carlos Cacho, las demás características tradicionales del certamen se habían visto
difuminadas para así convertir al evento en una auténtica parodia de la “batalla de los sexos”. La
principal competencia: un juego de tira-y-afloja entre un grupo de transformistas y algunas
candidatas a miss en la mitad de la playa La Herradura. Esta performance seguía las mismas pautas
presentadas por los programas de humor protagonizados por hombres travestidos: un sinfín de
chistes machistas y la vulgar exageración de los comportamientos considerados como “femeninos”.
492
De Ycaza, 2018. Entrevista a Cecilia Olea Mauleón.
134
mujer. El emblema compartido sugiere que este fue un esfuerzo por alinearse con el
desarrollo del feminismo a nivel global, en una alianza colaborativa (o comunidad
imaginada, si nos remitimos a Benedict Anderson) contra un mismo sistema opresor, sin
fronteras geopolíticas ni límites históricos.493 Sin embargo, esta “comunidad de resistencia”
tuvo que enfrentarse a niveles de represión nunca antes vistos, haciendo que su “guerrilla
teatralizada” (en inglés, guerrilla theater)494 se convierta en un auténtico campo de batalla
entre ellas y la Policía.
Las protestas de 1982 fueron cubiertas por Marka, La República y el semanario
EquisX, que se enfocaron en mostrar el lado más violento de la represión policial; no solo
hubieron detenidas, sino también un grado de violencia física jamás visto. Al respecto,
Beatriz Suárez, una reportera gráfica de El Diario (Marka), alegó que “las golpearon duro,
brutalmente (…) la paliza fue furibunda (…) se formó un gran tumulto, la gente se
arremolinaba. Los policías siguieron golpeando a las feministas, pero no pudieron
reducirlas”,495 aunque sí les quitaron cualquier evidencia de que fueron atacadas.

493
Chandra Talpade Mohanty, Feminism Without Borders: Decolonizing Theory, Practicing
Solidarity (Durham: Duke University Press, 2004), 46.
494
Carol Hanisch, “A Critique of the Miss America Protest” (2003 [1968]). Disponible [en línea]:
http://carolhanisch.org/CHwritings/MissACritique.html (acceso: 12 de febrero de 2020).
495
El Diario Marka, lunes 19 de julio de 1982, 6.
135
Imagen 3.3 “Brutal golpiza contra feministas por protestar contra Miss Universo. Veinte
detenidas durante desfile de candidatas”. Fuente: El Diario Marka, lunes 19 de julio de
1982, 6.

136
La prensa fue despiadada. Cuenta Olea que:
Nos insultaron, nos dijeron de todo. Si ahora las feministas son feminazis, en
esos momentos éramos todas feas, frustradas y frígidas; en fin, un fracaso para
conseguir marido, motivo por el cual se nos acusaba de odiar a los hombres496
(…) Hasta el propio Diario Marka, que en teoría era de izquierda y progresista,
publicó un poema de ‘Paco’ Bendezú que decía que las feministas ‘eran flores
sin regar’; en otras palabras, que nos faltaba semen (para ser mujeres
‘normales’).497

Existió, como vemos, una mayor represión y tendencia a arrestar a las involucradas
porque, después de todo, esta era una manifestación de “indeseables” que atentaba contra el
noble proyecto de mostrar la mejor cara del Perú y reinsertar al país en el “lado correcto”
de la percepción internacional.498

III. “Bellezas en una fea coyuntura económica”: El Perú como sede de Miss Universo
Los primeros dos capítulos de esta investigación se enfocaron en la construcción de
la imagen del Perú a partir del triunfo de sus únicas dos reinas de belleza, coronadas en
Miss Universo 1957 y Miss Mundo 1967. Quince años después, se abrió la posibilidad de
poner al país entero en el epicentro del éxito internacional como la siguiente sede de Miss
Universo, lo que implicaba una bifurcación de la estrategia tradicional, basada en la
reproducción física y cultural de “la nación” en el cuerpo de una mujer (nation-as-
woman)499 y la incorporación de un abanico renovado de recursos, que incluían el apoyo

496
Estas son dos de las grandes falacias construidas históricamente en torno al feminismo: que es un
movimiento contra los hombres y que sus impulsoras son igual de “crueles” e “irracionales” que
aquellos que cometieron crímenes durante el régimen del nacionalsocialismo alemán.
El término “feminazi” es un portmanteau de los sustantivos “feminista” y “nazi”, y se refiere
peyorativamente a las feministas “radicales” o comprometidas con el movimiento. Fue difundido en
el programa de radio de Rush Hudson Limbaugh como un intento de descalificar la lucha contra el
sistema patriarcal a través de la banalización del sufrimiento de las víctimas del holocausto. Sobre
el tema, véase Michael Kimmel, Angry White Men: American Masculinity at the End of an Era
(Nueva York: Public Affairs Books, 2017)
497
De Ycaza, 2018. Entrevista a Cecilia Olea Mauleón.
498
Actualmente, el Perú ha vuelto a estar en la “lista negra” de los Estados Unidos por ser el
segundo país más importante en la industria de la cocaína después de Colombia, según el United
States Department of State, International Narcotics Control Strategy Report. Volume I: Drug and
Chemical Control (2019), 238-242. Disponible [en línea]: https://www.state.gov/wp-
content/uploads/2019/04/INCSR-Vol-INCSR-Vol.-I-1.pdf (acceso: 22 de setiembre de 2019).
499
Como ya hemos visto, esto suele resultar en la negación de la pluralidad de las “identidades” e
historias que la componen para optar por una visión “hegemónica” de belleza. Este tema es
profundizado en “Miss Tibet, or Tibet Misrepresented? The Trope of Woman-as-Nation in the
Struggle for Tibet”, publicado por Carole McGranahan en Beauty Queens on the Global Stage:
Gender, Contests and Power, editado por Colleen Ballerino Cohen, Richard Wilk y Beverly Stoeltje
(Londres: Routledge, 1996), 161-184.
137
del Estado y de la empresa privada. Uno de los principales agentes detrás de esta colosal
tarea fue Genaro Delgado-Parker, quien sabía bien que se trataba de una oportunidad de
negocios sin precedentes, y decidió valerse de su imagen en el exterior como el dueño de la
principal cadena de radio y televisión para obtener los derechos de grabación.500
Esta fue vista como una apuesta interesante para volver a incorporar al Perú dentro
de la comunidad internacional.501 En un principio, la motivación que llevó al Gobierno a
hacer uso de la televisión como recurso fue la posibilidad de “exportar” al mundo entero el
reflejo de un país moderno y estable, muy alejado de la situación de crisis social y
económica y lleno de atractivos histórico-culturales suficientemente impactantes como para
fomentar el flujo del turismo,502 así como las inversiones promovidas por la empresa
privada, hacia el Perú.503
El discurso del turismo y el “desarrollo” fueron fuerzas potentes en la organización
de Miss Universo. De hecho, la promesa del aumento del flujo de turistas fue la principal
motivación detrás de la creación de una franquicia de Miss Universo, tanto para Tailandia
como Filipinas y, lógicamente, el Perú. Por aquel motivo, el producto televisado siempre
incluye viñetas publicitarias de puntos turísticos populares, y usualmente llegan a su fin con
una invitación para que el público se anime a visitarlo. El país-sede suele ser representado
como un lugar exótico, “destinado a proveer una combinación de aventura y seguridad”,504
aunque esto último, como planteaban los grupos de oposición, era una ironía para el caso
peruano. Como explica Sarah Banet-Weiser:
Debido a que el certamen es ampliamente reconocido como una oportunidad para
promocionar el turismo, los países interesados pujan por ser elegidos como la sede
anual de manera similar a los Juegos Olímpicos. La imagen que se proyecta
globalmente del país anfitrión es una construcción deliberada, que refleja un lugar
deseable para invertir y visitar. Consecuentemente, la comunidad imaginaria que es

500
The New York Times, 14 de noviembre de 1971, 11.
501
Janell Hobson, Body as Evidence: Mediating Race, Globalizing Gender (Nueva York: State
University of New York Press, 2012), 153. El texto de Hobson ofrece una visión crítica de uno de
los grandes escándalos de la historia reciente del Miss Mundo: la controversial participación de
Nigeria como sede del certamen en el 2002, en un momento en el que los ojos del país estaban
sobre la amenaza a Amina Lawal de ser apedreada a muerte “por haber dado a luz a un hijo
ilegítimo”. Las concursantes occidentales se pronunciaron en contra y boicotearon el certamen; sin
embargo, la iniciativa fue interpretada como “una triste ironía”, en tanto las misses fueron incapaces
de conectar la objetivación de sus cuerpos con el trato violento y opresivo del caso de Lawal dentro
de su protesta “feminista”. Según Hobson, esto era sintomático de su proclividad a contrastarse con
las “mujeres tercermundistas, venidas a menos” y de tratarlas como “poco civilizadas” sin notar que
ellas también eran víctimas de otras expresiones del patriarcado.
502
“Nuestro Turismo en peligro”, en El Comercio, sábado 6 de febrero de 1982, sección “C”.
503
Álvarez, La pantalla popular, 124
504
Banet Weiser, The Most Beautiful Girl in the World, 191.
138
constantemente reinventada en el escenario del certamen se convierte en una
representación del país, junto a una serie de prácticas sociales y tradiciones
inventadas que establecen y publicitan a cada país como digno de ser parte de la
‘familia de naciones’ –y a cada participante como digna de un lugar dentro de las
convenciones occidentales de femineidad.505

Imagen 3.4 “Panamericana Televisión organiza el mayor concurso de belleza a nivel


mundial: Miss Universo 1982”. Fuente: Caretas, núm. 686, 22 de febrero de 1982, 75.
505
Banet-Weiser, The Most Beautiful Girl in the World, 198. Traducción de la autora.
139
Después de varios años sin una participación notable en un certamen de belleza
internacional, regresó la narrativa de la belleza peruana como “tataratataranietas de
aquellas Venus, Afroditas (…) o Salambós506 de la antigüedad, (convertidas en) modernas
diosas del celuloide”507 con muchísima fuerza. Así, en junio de 1982, Francesca Zaza
Reinoso, una limeña de 17 años, fue “transformada en patrimonio monumental” 508 como la
nueva señorita Perú. En ella confluían los rasgos clásicos de otras reinas de belleza, como
el garbo, desenvoltura y alegría, además de otros valores característicos de la “nueva
personalidad de la peruana de (esos) días; entre ellos, sentir los B-52 como a Chopin y a
Alicia Maguiña”,509 ser deportista e independiente. Se pretendió condensar todos los
valores y atributos presentes en otras participantes exitosas en el certamen en una sola reina
de belleza; sin embargo, esta vez ya no se castigaba que ella fuera vista como una mujer
demasiado joven o excesivamente libre, como sí había ocurrido con aquellos que criticaron
a Gladys y a Madeleine durante el año de servicio que le dedicaron a sus respectivas
coronas.
Un mes antes del inicio del certamen, se difundió la esperanza de que con la belleza
de Francesca “podríamos conquistar, una vez más, el universo”, algo que se pensaba más
plausible que ver al Perú destacar en la Copa Mundial de la FIFA y que, a su vez, era visto
como una oportunidad para “avivar los corazones nacionales y levantar la moral” 510 del
país en general. La propia Francesca era consciente del peso de su rol como representante
nacional, pero sabía que tenía que compartir la atención con el resto del país.511
Como veremos a continuación, los certámenes de belleza también constituyen una
oportunidad para revelar detalles cruciales sobre la relación política entre países. En ese
sentido, Miss Universe, Inc. no puede tomar la elección de sus sedes (ni de sus reinas 512) a
la ligera. La primera vez que el certamen se distendió fuera de los Estados Unidos

506
El equivalente de Venus en el panteón babilónico.
507
“Universo de Belleza”, en Caretas, núm. 690 (22 de marzo de 1982), 59-60.
508
“Francamente…”, en Caretas, núm. 702 (14 de junio de 1982), 41.
509
Íbid.
510
Monos y Monadas, núm. 205 (11 de febrero de 1982), 5. Si bien la cita completa es una crítica al
certamen por tratarse de una plataforma para “movilizar a todas las quinceañeras de la gente de
prestigio”, creemos conveniente destacar su relevancia como un pastiche de los argumentos a favor
de la organización de Miss Universo.
511
De Ycaza, 2019. Entrevista a Francesca Zaza Reinoso.
512
Tanto Víctor Álvarez como Lisseth Ramis coinciden en este punto: la elección de una reina no se
basa únicamente en su puntaje en las distintas competencias a lo largo del evento, sino también en
factores menos visibles, como la “buena disposición” de la candidata y su actitud en general,
especialmente cuando las luces dejan de estar sobre ella. Ramis cuenta que durante toda su estancia
en Seúl se sintió observada.
140
contiguos fue en 1972 cuando se celebró en Dorado, Puerto Rico, con la intención de que
aumentara el interés del público extranjero a través de la televisación de lugares más
“exóticos”. Dos años después, la sede fue Manila, una muestra del apoyo político de la
Doctrina Nixon hacia la dictadura de Ferdinand Marcos.513 Lo mismo se desprende de la
elección de San Salvador como anfitrión en 1975 o la de Seúl en 1980; este último fue
entendido como un gesto que demostraba el éxito y aprobación de la apertura de Corea del
Sur hacia Occidente.514
Con 155 minutos de duración,515 este se diferenció del Miss Universo en el que
participó Gladys veinticinco años atrás por haber incluido los segmentos en traje de baño y
en vestido de gala como parte de la ceremonia en vivo, además de haber contado con una
extensa infraestructura de producción, que incluía varios cambios de escenografía, tres
números musicales y la proyección de material audiovisual que mostraba los viajes de las
delegadas hacia distintos destinos al interior del país durante su estancia. Solo las doce
semifinalistas516 tuvieron un rol protagónico; el resto de las candidatas aparecía únicamente
para el desfile de naciones, para cantar la canción oficial del evento (“Miss Universe is
here!”, al ritmo de “La canción del carnaval”, polca compuesta por Filomeno Ormeño517) y
finalmente para la coronación, al fondo del escenario.
Pasaremos a analizar, brevemente, los elementos más resaltantes de la transmisión
de Miss Universo, teniendo en cuenta que esta fue la parte más difundida y vista por el
público extranjero. En menos de dos horas, se debía condensar una idea clara sobre qué era
el Perú, lo que suponía una selección previa de los aspectos más “peruanos” que podían ser

513
Richard Kessler, “Marcos and the Americans”, en Foreign Policy, núm. 63 (verano de 1986), 43.
Una de las anécdotas más curiosas de la historia de Miss Universo trata sobre los extremos a los que
llegó Imelda Marcos, primera dama de Filipinas en aquel entonces, para que nada se interponga en
el desarrollo del certamen. Cuando se enteró de la remota posibilidad de que un tifón arrase con
Manila, hizo que su esposo desplegara toda la Fuerza Aérea para sembrar nubes circundantes y
evitar la llegada de lluvias.
514
De Ycaza, 2019. Entrevista a Maria Ilce Lisseth Ramis Figueroa, miss Perú-Universo 1980.
515
Grabación de Miss Universo 1982, partes 2-4 y 3-4. Archivo de Panamericana Televisión.
516
Ellas fueron elegidas a partir del puntaje promedio obtenido en las tres categorías preliminares:
miss Canadá, miss Brasil, miss Italia, miss Sudáfrica, miss Finlandia, miss Guam, miss Estados
Unidos, miss Alemania, miss Grecia, miss Inglaterra, miss Uruguay y miss Perú. Esta última fue
anunciada por Bob Barker junto con la frase “I think this audience just might approve” (“creo que
este público aprobará esta [decisión]”).
517
Parte de la letra (“alegremos Lima virreinal, nuestras reinas se divertirán, y sus risas nos
animarán, en el carnaval…”) alude al rol clásico de las reinas del carnaval que, como explicamos en
la introducción de esta tesis, son el antecedente a las reinas de belleza modernas. En la
reinterpretación de 1982, la palabra “carnaval” es intercambiada por universe, en inglés.
141
“consumidos” (y entendidos) por el resto del mundo;518 por ejemplo, la comparación entre
la figura del chalán como una suerte de cowboy norteamericano, además del registro de la
composición geográfica del país de la manera más didáctica y dinámica posible, con mapas
de las regiones de fondo y videos muy breves sobre los viajes que hicieron las delegadas
durante su estancia.
El programa fue presentado por Bob Barker y Joan Van Ark. 519 Al tratarse de dos
íconos de la televisión norteamericana, este fue transmitido en inglés y traducido
simultáneamente en español para el público latinoamericano. Hemos tenido acceso a ambas
versiones para la elaboración de esta tesis;520 sin embargo, se ha tomado la grabación
emitida en el idioma original con la intención de analizar los elementos elegidos por la CBS
para proyectar su propia imagen del Perú —una que, en varias ocasiones, es confundida con
otros países de América Latina—.
La CBS construyó, indiscutiblemente, una imagen del Perú que reflejaba la
diversidad de su cultura con base en una serie de categorías cuidadosamente elegidas. Una
de ellas fue el “exotismo”, representado en las danzas presentadas a lo largo del
espectáculo, como la marinera, el huaino, la diablada, el festejo, entre otras, y el registro de
la composición geográfica del país, proyectado en los videos de los viajes que hicieron las
delegadas a lo largo del mes. El más resaltante fue la visita a Machu Picchu de Gladys
Silva, Miss Perú 1981, e Irene Sáez, Miss Universo 1981. En él, demuestran que las piedras
están superpuestas de manera sólida, sin cemento, mediante la inserción de un cuchillo
entre ellas, algo que hoy veríamos con indignación por tratarse de un claro ejemplo de
destrucción del patrimonio cultural.

518
Alison Hulme, ed., Consumerism on TV. Popular Media from the 1950s to the Present (Surrey:
Ashgate Publishing, 2015), 27, 77.
519
“Picks and Pans Review: The 1982 Miss Universe Pageant”, en People (agosto de 1982). Barker
fue el presentador fijo de las transmisiones en vivo de Miss Universo y Miss Estados Unidos desde
1967 hasta 1987, y Van Ark era conocida por su trabajo en series de televisión como Temperatures
Rising y We’ve Got Each Other durante la década de los 70. Una observación que me pareció digna
de incluir en esta tesis es el hecho de que Van Ark confunde al Perú con México en varias ocasiones
durante la grabación en vivo.
520
Una se encuentra disponible en línea y la otra, que está doblada al español, está ubicada en el
archivo de Panamericana Televisión, en Lima.
142
Imagen 3.5 Bailarines del Ballet Municipal de Lima después de su interpretación de
diversos bailes del Perú. Fuente: Grabación de Miss Universo 1982, parte 3-4 [Archivo de
Panamericana Televisión].

Destacan la excursión al rancho Santa Juanita, donde las concursantes miraban con
asombro “que un caballo… ¡podía enseñarles a bailar!” y el paseo en canoa por el río
Amazonas. Este último segmento muestra a una reina intercambiando sus zapatillas por un
tocado con un poblador local —una alusión a la idea de que con ellas aquel lugar, tan
remoto y “virgen”, estaba teniendo un primer contacto con el mundo moderno—. El
escenario elegido para el evento fue el Coliseo Amauta, ubicado en Breña. Este fue
inaugurado inicialmente como plaza de toros en los años 40, pero fue recién en 1971, con
un fastuoso espectáculo en hielo, que se convirtió en el coliseo techado más grande del
mundo. Con un diámetro de 110 metros y una capacidad para 12 000 espectadores, el
Amauta se publicitaba como un salón digno de grandes capitales (de hecho, después de
Miss Universo, se voceaba que se presentaría el elenco de West side story),521 de precios

521
Grabación de Miss Universo 1982, parte 1-4. Archivo de Panamericana Televisión. Agradezco
de todo corazón a Milagros Castañeda y a Leonardo Bigott por haberme facilitado el acceso a las
instalaciones.
143
“verdaderamente populares”,522 pero con algunos problemas de seguridad. Tuvieron que
pasar once años para que la presión de Defensa Civil lo someta a una serie de
modificaciones; entre ellas, la ampliación de los pasadizos, el aumento de puertas y de
servicios públicos, como estacionamientos, la construcción de escaleras eléctricas y la
instalación de un equipo de luces especiales para la filmación a color.523 Este último detalle
se planeó específicamente para que la transmisión de Miss Universo, que debía ser en vivo,
sea la mejor iluminada posible. Después de todo, Lima era la primera sede sudamericana
del certamen y más de 600 millones de personas de 90 países del mundo iban a conocer el
Perú gracias al prestigio del evento.524

IV. Después de Miss Universo: crítica y legado de un certamen controvertido


Como vimos al inicio, una de las aristas de la crítica feminista fue la actitud
avasallante de los organizadores del Miss Universo y el hecho de que el Perú permitiera
que se cree un reflejo tan inexacto de su propia realidad; sin embargo, esta no fue la única
voz en pronunciarse desfavorablemente en torno a su desarrollo. Contrario a la idea de que
estaban “aisladas” frente a un país que adoraba abrumadoramente a las reinas de belleza,
algo que la prensa convencional quiso proyectar desde que estas aterrizaron en Lima, 525 las
agrupaciones feministas no fueron las únicas que expresaron su desconcierto frente a la
iniciativa. En esta etapa, detallaremos las distintas maneras en las que se manifestaron estas
oposiciones, con el objetivo de recrear el debate público en contra de la realización de Miss
Universo y la falsa idea del Perú como “perfecto anfitrión (…) importador de dinero y
belleza, exportador de una imagen y dólares”.526 Se ofrecerá una síntesis de los argumentos
para luego analizar su desemboque en un producto cultural vigente hasta el día de hoy: el
documental Miss Universo en el Perú, producido por el Grupo Chaski.527

522
Caretas, núm. 447 (30 de noviembre–10 de diciembre de 1971), 20G. Esta edición de la revista
tuvo la primicia de que Madeleine Hartog-Bel había regresado a Lima después de su resonada
mudanza a París.
523
“Nuevo Auditorio Amauta. El placer de los grandes espectáculos”, publicidad de McCann Lima,
julio de 1982. El anuncio describe las mejoras en infraestructura y en la ubicación, e insta al
espectador a que “venga con toda su familia y disfrute intensamente del placer de los grandes
espectáculos (como) el más grandioso concurso de belleza: ¡Miss Universo 1982!”.
524
La República, 1 de julio de 1982 (Sección “Espectáculos”), 21.
525
“¡Viva la invasión!”, en Oiga, núm. 84 (lunes 5 de julio de 1982), 58-61.
526
“Una corona de cadenas espera a Miss Universo”, en La República, 23 de julio de 1982,
suplemento VSD, 8-9.
527
Entre sus producciones más famosas, se encuentran Gregorio (1985), Caminos de Liberación
(1986), Juliana (1987) y La última noticia (2015). Actualmente, el grupo funciona también como
144
El siguiente fragmento resume, en buena medida, los fundamentos presentados por
los grupos de oposición para justificar su aversión y desagrado frente al desarrollo del
evento en el Perú:
(…) a nadie convence los argumentos con los cuales se pretende favorecer,
incluso con fondos fiscales, la realización de tamaño despropósito. Por nuestra
parte, no nos queda otra alternativa que denunciar el concurso ‘Miss Universo’
y reírnos de él. Lo menos que podemos decir es que es ridículo y huachafo. Que
los notorios esfuerzos de los promotores por imponerlo, están fracasando, que
nuestras gentes sencillas y honradas no se están ocupando de él, como quisieran
sus organizadores. Quizás los inversionistas logren las ganancias esperadas,
pero en definitiva, el pueblo peruano repudia esta vil mascarada postiza y
colonialista que, paradójicamente, nada tiene que ver con la belleza pero sí
mucho con el culto al dinero, con el despreciable tráfico y manipulación de la
mujer.528

Cualquiera pensaría, por el tono sarcástico y la canalización directa de la crítica


hacia la yugular de los “huachafos” y “fracasados” organizadores del Miss Universo, que se
trató de una columna de opinión o de una carta publicada en la sección “Nos escriben…” de
Caretas. Este, sin embargo, es el mensaje del editor de Cinco, el medio más impensable
para denunciar la manipulación de la mujer, pues se trataba, nada más y nada menos, de
una revista pornográfica, y una bastante “obscena”529 para los estándares de la época.
Resulta curioso pensar que el placer derivado por la mirada (masculina) ante los cuerpos
desnudos (femeninos) aparentemente sí se había trazado un límite. Según Cinco, ver a una
mujer participando en cualquier expresión de su intimidad sexual —aunque esta estuviera
obligada a asumir un papel sumiso o degradante— era perfectamente aceptable para su
público lector, pero comparecer ante su rol como reina de belleza equivalía a ser un vasallo
del tráfico de personas y la manipulación de las mujeres. Parece, por un segundo, que un
sector de la pornografía estuviera intentando diferenciarse de los certámenes, con la
intención de defender tanto el honor de la población femenina como la dignidad nacional.
Si bien no resulta pertinente debatir sobre la abrumadora capacidad de ambas
industrias de sexualizar y objetivizar el cuerpo femenino para ser consumido por un público
predominantemente masculino (que, a su vez, ha creado una demanda preocupante en torno
al tipo de cuerpo que prefiere: adscrito a las clases altas y “refinadas”, racializado, delgado

espacio de proyección, en producción/postproducción, asesorías técnicas y consultoría para


proyectos cinematográficos y audiovisuales. Véase Grupo Chaski, Comunicación Audiovisual.
Disponible [en línea]: http://www.grupochaski.org/web/ (acceso: 21 de enero de 2020).
528
“Del Director: Mister Erótico”, en Cinco, núm. 53, año III (1982), 3.
529
Anicama, Entre lo erótico y lo pornográfico, 10. Cinco y Zeta, creadas a inicios de los años 80,
fueron los antecedentes de lo que hoy conocemos como prensa “chicha”.
145
y, por supuesto, en ocupación del menor espacio posible, lo que representa una agencia
disminuida),530 es importante tomar nota de que, para la década de 1980, esta era una de las
principales aristas de la crítica y el punto de partida para que se fueran sumando otras
agrupaciones con agendas ideológicas distintas, pero con el mismo objeto de crítica.
En tal sentido, el resto de grupos de oposición, como la Iglesia católica, las
organizaciones de mujeres campesinas y algunas figuras del periodismo que tampoco se
sentían representadas por semejante despliegue de recursos en un momento tan convulso
para el país,531 concurrieron en Miss Universo en el Perú, un documental social producido
por el Grupo Chaski pocos meses después de la culminación del certamen. El origen del
colectivo se remontaba a inicios del mismo 1982, cuando Fernando Espinoza, Stefan
Kaspar,532 María Barea, Alejandro Legaspi y Fernando Barreto decidieron unir fuerzas para
utilizar la creación cinematográfica como un espejo del propio país, no solo a través de la
grabación panorámica de escenas en barrios marginales de la ciudad, sino también a través
de entrevistas y un trabajo de investigación bastante profuso, con la intención de
desentrañar qué pensaba y sentía la gente.533
En líneas generales, el objetivo del cortometraje era denunciar que el Miss
Universo, disfrazado de “entretenimiento” y de una oportunidad de oro para el país, había
querido eclipsar la realidad nacional.534 A continuación, ofreceremos un breve resumen del
documental, con la intención de poner en valor el esfuerzo de entrelazar las diversas

530
Kelsey Wright, “Sexual Objectification of Female Bodies in Beauty Pageants, Pornography, and
Media”, en Dissenting Voices, vol. 6, núm. 1, 132. Disponible [en línea]:
https://digitalcommons.brockport.edu/dissentingvoices/vol6/iss1/12/ (acceso: 8 de febrero de 2020).
531
“Este año detuvieron a 692 personas por actos de Terrorismo en el País”, en La Prensa, 1 de
enero de 1982. Colección Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH), Centro de
Documentación e Investigación del LUM. Disponible [en línea]:
https://lum.cultura.pe/cdi/periodos-de-la-violencia/1980-1982-el-inicio-de-la-lucha-armada?page=9
(acceso: 22 de enero de 2020).
Véase también “Sendero: Entre el caos y el terror”, en La República, 31 de julio de 1982, 16-17.
Hasta la prensa internacional coincidía en la gravedad de la situación, como se evidencia en
“Emergency Declared by Peru”, en The New York Times, 21 de agosto de 1982, 3.
El departamento de Lima fue el que registró la mayor cantidad de casos de terrorismo, con un total
de 178 en 1981.
532
Entre los detalles más interesantes de la tesis de Álvarez se encuentra el análisis de una
entrevista del autor a Kaspar.
533 Pozzi-Escot, Mario. “Entrevista a Stefan Kaspar”, en Butaca. Revista del Cine Arte de San
Marcos, núm. 32, junio del 2007. Disponible [en línea]: http://www.grupochaski.org/stefan-kaspar-
testimonio-de-vida-entrevista-por-pantalla-caci/ (acceso: 2 de enero de 2020).
534
Víctor Álvarez, “Miss Universo 1982 y la crítica feminista. Una aproximación a dos discursos
socialmente divididos sobre la mujer en el Perú”, en Claudia Rosas Lauro, ed., Género y mujeres en
la historia del Perú: del hogar al espacio público (Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú,
2019), 485.
146
narrativas expuestas por cada grupo como una poderosa arma de crítica, que eventualmente
se convertiría en un punto de inflexión dentro de la disputa por la memoria oficial del
evento.
Con alrededor de 39 minutos de duración, este inicia con una yuxtaposición de
imágenes entre Irene Sáez, Miss Universo 1981, y los rostros de mujeres indígenas
anónimas que miran seriamente a la cámara. De fondo, se escucha el “credo” de Miss
Universo: “fomentar la paz, la justicia y la mutua comprensión, y mantener el espíritu de
fraternidad y de buena voluntad entre toda la gente del universo”535, así como la canción
“In Perú”. Aparece, después, un montaje de banderas (la peruana y la norteamericana) y
marcas (Inca Kola y Coca-Cola), el aeropuerto Jorge Chávez y la aerolínea Eastern para
demostrar que el rol del evento es, ante todo, un enorme anuncio publicitario. Todo esto se
ve interrumpido abruptamente: de pronto la cámara se mueve para mostrar la pobreza y
precariedad a pocos metros de la pista de aterrizaje.
Un segundo segmento del documental muestra a las reinas de belleza, ya instaladas
en Lima, enfocándose en los ensayos y en la preproducción del certamen, al igual que el
recibimiento de estas por la prensa y el gran corso alegórico en el que participaron, que
contó con la presencia de autoridades y la Guardia Civil. Sin embargo, estas imágenes se
cortan para revelarnos el anuncio de los ataques terroristas en Ayacucho 536 y la
proclamación del estado de emergencia económica por parte de Alfonso Grados Bertorini,
ministro de Trabajo. De cierto modo, se denuncia que el Gobierno tenía los ojos puestos en
prioridades alienantes, que poco o nada tenían que ver con sacar al país adelante.
Este es, con certeza, uno de los elementos más icónicos del cortometraje, que
intenta rescatar los testimonios de la crítica, ofrecidos por periodistas, miembros del clero,
como Monseñor Luciano Metzinger,537 entre otros, y los compara con las declaraciones de
quienes promueven el evento, tanto los ministros, que destacan la importancia del mismo
para el desarrollo del turismo, como la propia chaperona, Irma Vargas Fuller, quien reitera

535
Roberto Macedo, “Especial Miss Universo 1982”, en MISSNEWS. Disponible [en línea]:
http://www.missnews.com.br/historia/especial-miss-universo-1982-iii (acceso: 20 de noviembre de
2019).
536
Véase “Guerrilleros atacarán en cualquier momento”, en La República, jueves 11 de marzo de
1982. Para una visión “estatal” del fenómeno del terrorismo, véase la Revista Militar del Perú,
núms. 766-767 (set-dic. 1981 y ene-mar. 1982). En la primera, se hace un llamado a toda la
sociedad peruana para “hacer una causa común la lucha frontal contra este cáncer de la civilización,
contribuyendo con las Fuerzas Armadas y Policiales”.
537
La crítica de Metzinger contra la pequeña cúpula de favorecidos en este “gran negocio” (entre
ellos, los dueños de las cadenas de telecomunicación) no duró mucho. En abril de 1983, bendijo la
ceremonia de inauguración del nuevo Canal 9, Andina de Radiodifusión (hoy ATV). Vease
Álvarez, La pantalla popular, 121.
147
que el concurso es una oportunidad de unión entre países. Todo esto se dice mientras se
revela la situación de crisis por la que pasa el país, así como también la propia tendencia a
ser exotizados por parte de la CBS. De hecho, en un momento, Maruja Barrig se llega a
burlar de los realizadores y de cómo explotan de manera cuestionable los elementos
histórico-culturales para convertirlos en más comercializables y entendibles para el público
extranjero. Son dos los ejemplos que ella resalta: en primer lugar, el supuesto
“intercambio” de zapatillas por un tocado de plumas, de una miss a un “danzante de la
lluvia” en clara alusión a que ella representa una primera llegada de la civilización a una
selva virgen y bárbara. En segundo lugar, Barrig menciona la grabación de unas cuantas
representantes que, perdidas en el laberinto de Pachacamac, llegan a su destino y son
recibidas cálidamente por un mensaje escrito, en inglés, por los “incas”: The Inca Gods
welcome you to Peru.

Imagen 3.6 Dos ejemplos de crítica a la exotización en Miss Universo en el Perú 82: The
Inca Gods Welcome You To Peru y el intercambio de zapatillas por un tocado de plumas
entre una reina de belleza y un “danzante de la lluvia” en la selva. Fuente: Miss Universo en
el Perú 82, Grupo Chaski.

El documental, como puede apreciarse, trabaja con las grandes ironías de la realidad
social que envolvían el desarrollo del certamen. Aparte de mostrar imágenes que revelaban
los métodos violentos y la crudeza promovida por Sendero Luminoso, hay tomas que
superponen escenas cotidianas de las injusticias a nivel de derechos humanos y momentos
donde los poderes públicos le fallan al país. Un ejemplo es la proclamación vacía de un
entusiasta “¡seguimos adelante!” por Belaúnde, silenciado inmediatamente por el canto de

148
las delegadas, que proclaman “Universe! Universe! ¡Es el ritmo general!”. Por lo que se ve,
el certamen se había convertido en una estampida ensordecedora hasta para el propio
presidente, quien parece haber perdido las riendas de su propio gobierno y, cegado por la
promesa del desarrollo traída por el evento, cae en la falacia de que el Perú estaba
avanzando o, peor aún, intenta convencer a su público de que aquella era la realidad.
Por el otro, se observa una compilación de los atropellos característicos de la
represión policial hacia las protestas promovidas por las feministas, mientras un periodista,
cuyo comentario es sacado fuera de contexto, pronuncia: “Creo que (Miss Universo) puede
ser… un lindo comienzo de respeto a lo que significa la mujer”.538 No se trata solamente de
mostrar el decepcionante desempeño por parte de las fuerzas del orden, sino también de los
propios medios, comprometidos inocente y peligrosamente con la proyección de la cara
más “bonita” (aunque fabricada) de la coyuntura. Con ello, se manifiesta el proyecto
ideológico, además de los conceptos centrales definidos por el colectivo: la construcción de
contrastes a la hora de mostrar las incongruencias dentro de la proyección de la imagen
nacional; esta vez, a través de la utilización de la mujer con criterios absolutamente
comerciales a través de la combinación de imágenes y discursos entre lideresas campesinas
y las reinas de belleza.539 Estas últimas, miss Ecuador, miss Chile, miss Colombia y miss
España, llegaron a ser entrevistadas sin su consentimiento y fueron captadas diciendo que el
concurso solo se interesaba “en ganar su dinero, primero que todo y por sobre todo”.540
La última imagen muestra un fragmento del discurso ofrecido por Harold Glasser al
final del evento, alegando que “este certamen ha mostrado el Perú al mundo de manera
atractiva y distinta. No ha sido un comercial barato; ha sido como si fuera un ‘jefe’ (boss)
mostrando la paz y también muestra la estabilidad del país”.541 Mientras tanto, de fondo,
observamos cómo se va quemando una montaña de basura en un terreno invadido para
acompañar satíricamente las palabras del director. El documental cierra con un
“agradecemos… al pueblo peruano. Agradecemos también a la NO colaboración de Miss
Universe Inc. y Panamericana TV lo cual estimuló nuestro trabajo durante la filmación de
esta película”.542

538
“Miss Universo en el Perú 82”. Disponible [en línea]:
https://www.youtube.com/watch?v=5aUPwbgPapo&t=2s. Consulta: 1 de setiembre de 2019.
539
McClennen, Globalization and Latin American Cinema, 2018.
540
“Bob Hope Christmas Special (1967)”. Disponible [en línea]:
https://www.youtube.com/watch?v=8uqN5mXWHZM (acceso: 30 de agosto de 2019).
541
Véase la nota 540.
542
Véase la nota 540.
149
Miss Universo 1982 fue recordado, en tal sentido, como un evento que reprodujo
una imagen trillada, “exotizada” y rudimentaria del Perú para el público occidental. 543 Para
medir el éxito de esta iniciativa, es necesario tomar en cuenta el contexto sociopolítico en el
que se encontraba el Perú; la crisis socioeconómica y la materialización de la amenaza de
Sendero Luminoso544 cada vez más cerca llevaron a la empresa privada y al Estado a buscar
nuevas estrategias para la construcción de una publicidad positiva para el país. Si bien esta
fue vista como una oportunidad de oro para invertir, muchos interpretaron que la
realización del evento era un despilfarro innecesario e inútil de dinero545, así como una
campaña altamente sexista546 que no podía (ni debía) actuar como la imagen visible del
país.

543
Edward Said, Orientalism (Nueva York: Vintage Books, 1994 [1979]), 218.
544
“Anoche, 7 atentados. Explosiones estremecen Lima”, en La República, martes 27 de julio de
1982, 1.
545
De Ycaza, 2019. Entrevista a Edman León.
546
De Ycaza, 2018. Entrevista a Cecilia Olea Mauleón.
150
CONCLUSIONES

El 26 de febrero de 1930, el semanario Variedades se agotó pocos minutos después


de salir de imprenta.547 Al parecer, en un arranque de euforia colectiva, la población limeña
corrió a comprar la edición más reciente de la revista, pues se voceaba que en sus páginas
se había publicado una fotografía que cambiaría el curso de la historia. En ella, aparecía
Augusto B. Leguía, el entonces presidente, posando junto a Violeta Gómez Briceño, Rosita
Pizarro Araoz y Emma McBride, las respectivas miss Chile, miss Bolivia y miss Perú, en su
visita por los jardines del Palacio de Gobierno durante la gira publicitaria para una película
sobre la última delegada.548 Lejos de interpretarse como una ofensa o una traición
patriótica, esta captura inédita del Titán del Pacífico, que andaba del brazo con la
encarnación del enemigo íntimo del Perú, fue vista como el verdadero cierre de la campaña
reconciliatoria con Chile, un gesto diplomático que resultó ser muchísimo más potente, a
nivel de masas, que la firma del Tratado de Lima en junio de 1929.
La inmortalización de esa tarde “de juvenil alborozo (y) de amena eclosión de
sonrisas y de belleza”549 representaba una confirmación gráfica clara de que las hostilidades
entre los países involucrados en la Guerra del Salitre habían llegado oficial y
simbólicamente a su fin, y revelaba, a su vez, una nueva forma de hacer propaganda a
través de la instrumentalización corporal de las reinas de belleza. Esta marcó la primera vez
que el Estado y la prensa peruana unieron fuerzas para explotar la capacidad
“performativa” de las misses como emblemas de la identidad nacional dentro de un
esquema de pacificación que, al mismo tiempo, fomentaba en la población peruana a dejar
atrás el antichilenismo para abrirse a una nueva era de relaciones trilaterales. No resultaría
equivocado pensar en este episodio como un ejemplo temprano de la aplicación del cliché
del world peace550 (o, en este caso específico, la construcción de la paz en América Latina)
como parte del discurso promovido por las reinas de belleza, en tanto embajadoras de

547
“Miss Chile en el Country Club”, Variedades, núm. 1148 (5 de marzo de 1930).
548
Algunas imágenes aparecen remasterizadas en La dama de Chancay (2012), un documental
realizado por Aïda del Solar, nieta de Emma McBride, cuando esta cumplió 100 años. El teaser se
encuentra en línea a través del siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=B_XFd2so6ZE
(acceso: 15 de julio de 2020).
549
“Las soberanas visitan al presidente”, en Variedades, núm. 1147 (26 de febrero de 1930).
550
Sarah Banet-Weiser, The Most Beautiful Girl in the World: Beauty Pageants and National
Identity (Londres: University of California Press, 1999), 91.
151
buena voluntad, además de una oportunidad para enlazar la diplomacia pública con la
imagen antropomorfizada551 del país.
Esta tesis partió de la idea de que existieron esfuerzos por construir una idea del
Perú, proyectarla adentro y “exportarla” varias décadas antes de la creación de una
estrategia de mercadeo o una “marca-país” como se conoce actualmente.552 Como hemos
visto, uno de ellos estuvo centrado en el hecho de participar, o dejar de hacerlo en algunos
casos, en certámenes de belleza internacionales como Miss Mundo y Miss Universo, algo
que influenció y también estuvo íntimamente vinculado a la imagen del país. Parte de la
propuesta de esta investigación implica reconocer que en ellos confluyen procesos como la
imposición de una forma de belleza hegemónica o la reproducción de un mensaje político a
través de un filtro mediático, bien para resaltar las buenas relaciones entre los países
participantes y los organizadores, bien para cimentar una determinada creencia sobre una
nación a partir del desempeño de su representante. Considerarlos una “frivolidad” o un
tema de menor rango implica, en tal sentido, caer en una visión miope y negar su utilidad
como una ventana analítica innovadora dentro de la historia cultural y política.
Si dividimos la historia de la participación del Perú en certámenes de belleza
internacionales desde la primera vez que apareció en Miss Universo, en julio de 1952, hasta
su desempeño como país-sede, tres serían las principales etapas a tomar en cuenta. La
primera y más larga corresponde a su “época dorada”, entre 1952 y 1972. En ella, los
valores y características del país eran exaltados a través de la personificación nacional en la
voz y el cuerpo de una reina de belleza, algo que podría interpretarse como una evolución
interesante de las “alegorías” clásicas de la patria, utilizadas como propaganda durante el
auge de los nacionalismos europeos.
Durante estos veinte años, la llegada de diez peruanas a las semifinales de Miss
Universo y dos en el caso de Miss Mundo553 fue fundamental para robustecer el orgullo

551
Tanto a mi asesora como a mí nos resulta un tanto extraño hablar de la antropomorfización del
país cuando nos referimos a su encarnación en una mujer (o, para el caso específico de esta tesis, en
una reina de belleza), dado que el término se traduce, literalmente, como “forma de hombre”.
¿Quizás sería conveniente hablar de una representación ginemorfa del Perú cuando se usan
alegorías femeninas? Dejo abierto el debate sobre la (¿posible?) ambigüedad e “inclusividad” de la
palabra.
552
Formalmente, el Perú ha buscado crear herramientas para resaltar dentro de la comunidad
internacional y aumentar el flujo turístico y de inversiones desde los años 90, pero la Marca Perú
fue creada formalmente en el 2011, bajo la consigna de “dar a conocer el Perú al mundo” por el
Ministerio de Comercio Exterior y Turismo del Perú (Mincetur).
553
Los años de mayor éxito para el Perú en esta primera etapa fueron 1953, 1954, 1956, 1957, 1958,
1961, 1965, 1966, 1969 y 1972 en el caso de Miss Universo, mientras que para Miss Mundo fueron
1959 y 1967.
152
nacional, además de motivo suficiente para que el país se autoproclame, para sí y para la
comunidad internacional, un “exportador de belleza” que estaba “a la par” con el resto de
potencias del primer mundo. Este discurso, que sugería la posibilidad de “capitalizar” la
estética femenina como un “producto nacional”, coincidió con la agudización de la
dependencia en las exportaciones en un contexto de apertura política y económica a nivel
mundial.
Sería pertinente pensar en el hecho de “exportar” mujeres como un proceso de doble
vía en la que también entra en juego la “importación” y aceptación de determinados
cánones de belleza euroamericanos, además de ciertas conductas consideradas
“deseables”.554 Esto se ve sostenidamente en los procesos de selección de nuestras
representantes más exitosas, cuyas descripciones suelen coincidir con un conjunto de
normas estéticas y sociales adscritas a la idea de modernidad y progreso, como ser
consideradas “blancas”, pertenecer a un nivel socioeconómico relativamente alto y, en
algunos casos, dominar una lengua extranjera.
Los triunfos de Gladys Zender en Miss Universo 1957 y Madeleine Hartog-Bel en
Miss Mundo 1967 fueron especialmente significativos dentro del proceso de construcción
de la imagen nacional y nutrieron, en un principio, la ilusión de haber obtenido una victoria
trascendental sobre el atraso económico y político. Ambas gozaron de ciertos privilegios de
clase que las diferenciaban de la peruana común y las convertían en modelos aspiracionales
en vez de una representación auténtica de la realidad étnica y social del país; sin embargo,
una fue ungida como la encarnación de los ideales femeninos de la época, como la modestia
y la devoción a la familia ante la posibilidad de ser famosa, mientras que la otra no llegó a
encajar en el mismo molde conductual. Sea por el “escándalo” de haber ido a Vietnam, por
haber tenido una serie de vínculos amorosos altamente publicitados o, simplemente, por
haber tomado un rol más activo dentro de la elaboración de su propia narrativa de vida en
comparación con otras reinas de belleza, Madeleine siguió una trayectoria que la convirtió
en un símbolo de la contracultura, y eventualmente en la representación del quiebre del
paradigma mariano. Por aquel motivo, no pudo ser aceptada como un símbolo nacional.
El Perú se ausentó de Miss Universo en 1973 y 1974, un breve hiato que marcó el
fin definitivo de la primera etapa. Lo que muchos interpretaron como un decreto

554
Katherine Frith, “Globalizing Beauty: A Cultural History of the Global Beauty Industry”.
Ponencia para la Conferencia Anual del International Communication Association, Seattle (mayo
de 2014), 7. Disponible [en línea]:
https://www.researchgate.net/publication/273633133_Globalizing_Beauty_A_Cultural_History_of_
the_Beauty_Industry (acceso: 11 de febrero de 2020).
153
presidencial fue, en realidad, una iniciativa de la sociedad civil que terminó escalando a las
esferas de poder durante el contexto posterior a la promulgación de la Ley General de
Educación, de 1972, a través de una serie de actores políticos cercanos al feminismo. Esto
reveló la proximidad entre la lucha contra la opresión del patriarcado y el discurso
antiimperialista del Gobierno Militar, ambos enraizados en el rechazo vehemente frente a
cualquier sistema de dominación, sea de género o político. Coincidentemente, después de
no participar, las representantes peruanas dejaron de tener una presencia destacada en
certámenes de belleza internacionales, con dos únicas clasificatorias en Miss Mundo 1977 y
Miss Universo 1978. La idea del Perú como “semillero de bellezas” había llegado a su fin.
La última etapa analizada en esta tesis comienza nueve años después de la no
participación, cuando el Perú dejó de “exportar” bellezas para convertirse en un “escenario
mundial” en el marco de la organización de la 31.ª edición del Miss Universo, celebrado en
Lima. Lejos de fomentar la cohesión del país y el incremento de la inversión turística y
comercial, el evento terminó beneficiando a un grupo reducido de empresarios, en
particular los dueños de la CBS y Miss Universe, Inc. Se permitió que la mano extranjera
tuviera el control absoluto sobre la proyección de la imagen nacional con la intención de
crear puentes culturales que aumentarían el interés del público extranjero; sin embargo, el
resultado final fue la creación de un concepto del Perú profundamente exotizado y artificial.
Este contrastó con la crítica proveniente de diversos sectores sociales, condensada en un
documental producido por el Grupo Chaski que terminaría jugando un papel primordial en
la reconstrucción de la memoria colectiva en torno al certamen.
Actualmente, el Perú es reconocido internacionalmente por ser un destino foodie
cosmopolita,555 así como por su patrimonio cultural y riqueza histórica.556 El enfoque en
estos aspectos ha envuelto al país en una dicotomía arquetípica que oscila entre lo
“misterioso y exótico”557 y lo novedoso, especialmente cuando se habla de su gastronomía

555
Jorge López-Canales, “Peru on a Plate: Coloniality and Modernity in Peru’s high-end cuisine”,
en Anthropology of Food, Vol. 14 (2019). Disponible [en línea]:
https://journals.openedition.org/aof/10138 (acceso: 23 de febrero de 2020).
556
“Perú es reconocido como ‘Mejor destino con Patrimonio Internacional’ en la India”, en Gestión,
15 de noviembre de 2018. Disponible [en línea]: https://gestion.pe/economia/peru-reconocido-
mejor-destino-patrimonio-internacional-india-250009-noticia/
(acceso: 24 de febrero de 2020).
557
Fernando Armas Asín, Una historia del turismo en el Perú: El Estado, los visitantes y los
empresarios (1800-2000) (Lima: Fondo Editorial Universidad de San Martín de Porres, 2018), 28.
154
“ultramoderna”558 y “refinada”,559 según la percepción del público extranjero. Esto nos
permite concluir que la tendencia a explotar, por un lado, el cliché del exotismo y, por el
otro lado, la ilusión de ser un país en constante proceso de renovación se ha mantenido en
el tiempo, pero que ya no se intenta condensar estos dos polos en una figura femenina, sino
en aspectos materiales. Los certámenes de belleza y las misses fueron, hasta la década de
los 80,560 una herramienta de marketing fundamental para robustecer la reputación del Perú
en el contexto internacional, aunque poco a poco fue perdiendo su fuerza. En un primer
momento, esta permitió que se difunda la creencia de que el país debía ser elogiado por su
capacidad de “producir” y “exportar” la belleza de su capital humano femenino con éxito.
Eventualmente, esta evolucionó hacia un plano más amplio, que ya no se limitaba a
englobar la complejidad del Perú en una sola “beldad moderna y milenaria”.561
Lamentablemente, en esta segunda fase, la experiencia de construcción de la imagen-país
no llegó a prosperar y el Perú dejó de ser, para siempre, un líder mundial en belleza.562

558
Jane Sigal, “11 things I learned on an eating tour of Peru”, en Marca Perú (página oficial).
Disponible [en línea]: https://peru.info/en-us/gastronomy/news/2/12/11-things-i-learned-on-an-
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559
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https://www.nytimes.com/2019/06/25/dining/nyc-restaurant-listings.html (acceso: 24 de febrero de
2020).
560
Para una explicación en torno a la disminución de la influencia a nivel global de los certámenes
de belleza internacionales desde la década de los noventa utilizando los ratings como argumento,
véase Bonnie Berry, Beauty Bias: Discrimination and Social Power (Connecticut: Praeger, 2007),
115. El Miss America, en particular, es visto por menos de 10 millones de personas hoy en día, una
disminución de más de 15 millones en los últimos diez años. Tal parece que esta manifestación del
fenómeno de los pageants ha dejado de ser aceptable o suficientemente entretenido para la
audiencia mundial actual.
561
“Vale un Perú”, vals a Gladys Zender. Disponible [en línea]:
https://www.youtube.com/watch?v=Ti3Z76zE_jg (acceso: 30 de abril de 2019).
562
La referencia más reciente a una reina de belleza peruana como parte de la lista de “símbolos
nacionales” se encuentra en Dios es peruano. Historias reales para creer en un país, de Daniel
Titinger (Lima: Planeta, 2008), 178. La cita va más o menos así: “El pisco es peruano. El cebiche es
peruano y, con dosis imprudentes de ají, incluso más peruano que el pisco (…) Machu Picchu es
peruano (…) El perro más feo del mundo es el perro sin pelo del Perú, y la mujer más bella del
mundo fue la peruana Maju Mantilla, una mañana de verano del 2004 (…) También son peruanos el
Señor de Sipán, La Señorita de Tacna (…) el cielo triste de Lima, Zavalita, Julius, la virgen que
llora, Santa Rosa de Lima, el Señor de los Milagros (…) Dios”. Realmente no existe punto de
comparación entre la forma de hablar de nuestras reinas de belleza contemporáneas con la
incorporación de las primeras misses dentro de los discursos “nacionalistas” característicos de los
años 50-60.
155
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diciembre de 1967, febrero, marzo, setiembre y octubre de 1968, julio, agosto,
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setiembre, octubre, noviembre y diciembre de 1971, julio y diciembre de 1972,
abril, julio y agosto de 1973, mayo de 1979, marzo de 1981, marzo y junio de 1982,
julio de 1987 y mayo de 2012)
Revista Cinco (edición de julio de 1982)
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