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Iglesias de Salon en Aragon PDF

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Introducción al estudio de las

hallenkirchen en Aragón
Josn Luls P¡No Gnact¡

La arquitectura religiosa del siglo XVI, hasta la reivindicación que


hicieron ToRR¿s B¡LsAs' y muy especialmente Cnu¿cR GoITIe2, era consi-
derada por muchos historiadores como la última pervivencia del estilo gó-
tico, su último epigono. Cuando lo cierto es que, salvo en contadas oca-
siones, jamás los templos hispánicos habían alcanzado unas cotas de gran-
diosidad, esbeltez y belleza tan elevadas. Y aunque es evidente que las
construcciones góticas persistieron, los elementos formales y decorativos
procedentes de Italia se fueron, poco a poco, integrando en la arquitectura
de los pueblos y ciudades de nuestra Península.
Actualmente, la historiografía artística3 que se ha ocupado del tema
coincide en añrmar que, sin lugar a dudas, el tipo de templo más original
y repetido en España durante la primera mitad del siglo XVI fue el de tres
naves de igual altura, donde hay, como en las lonjas de Levante y Mallor-
ca, una concepción del espacio unificado, acorde ya con los nuevos tiem-
pos. Este modelo arquitectónico, denominado iglesia de planta de salón
-o si
se prefiere hallenkirchea-, podemos definirlo como aquel edificio con planta
de disposición basilical, de un número de naves no-inferior a tres y con
unas alturas idénticas o muy similares, Y, Por lo tanto, iluminado lateral-
mente, que cubre casi siempre con abovedamientos estrellados de aparien-
cia goticista, y que transmite al espectador la sensación de hallarse en el
interior de un gran <salónr, de donde toma su nombre. A estas característi-

I LEopoLoo ToRRES BaLsÁs: Arquitectura gótica, en Ars Hispaniae. Historia Uniaersal del
Arte Hispánico, Madrid, edit. Plus Ulta, 7952, t. VII, p. 3ó9.
2
Cuu¡c¡ GorrIA catificó al último período del arte gótico espáñol como: oel Siglo de
Oro de la arquitectura religiosao (L. Tonnes BelsÁs: ibídem).
3
Véase:

- JosE G¡¡nl¿l- MovR VeLc,cNóN: <Santa María de Brionesr, en AAVV, Homenaje a


don Federico Torralba, Zaragoza,ed. del Departamento de Historia del Arte. Facultad de Fi-
losofía y Letras, 1983, p. 213.
L. Tonn¡s B¡r-¡Ás: op. cit., p.370.
- Joaqulu YRRzR: La'Edad Media, col. rHistoria del Arte Hispánico,, n." II, Madrid,
edit.-Alhambra, 1980, p. 402.
a Palabra alemana compuesta de halle (salón) y kirche (iglesia). Se traduce literalmente
por iglesia salón (N. del A.).
I 13
cas don JOaqUrN YaRZ¡ añadió una connotación más, ser unos recintos de :

ndimensiones impensadas para los lugares en que se realizanDs; y esto es


fácilmente compiensible para cualquier persona que haya visitado las cole-
giatas de Berlanga (Soriá), Santa María de Briones (Rioja) o la catedral
áe Barbastro (Huesca), por citar sólo algunos de los ejemplos más conoci-
dos y espectaculares. En cuanto a su localización, son pocas las regiones
españolai que están desprovistas de iglesias salón, a no ser' según Movn
V¡l-cnXON: nalgunas zonas de periferia como Cataluña, casi toda Valencia,
Galicia y Asturiasró.
Por otra parte, y tal como puso de manifiesto don L¡OpoLDo T6RRES
BALBAST, ..t,titu muy interesante seguir en todas estas edificiaciones la
transformación estilística que el renacimiento italiano estaba introduci,endo
en sus componentes arquitectónicos y ornamentales, y de manera muy es-
pecial en cuatro grandes áreas o ámbitos:
l.o Los soportes, que, tras una primera fase de neto predominio de los
-
pilares fasciculados (con basas de penetraciones, baquetones adosados al
núcleo central y capiteles corridos de un marcado acento renacentista),
pronto se verán reemplazados por gruesos pilares cilíndricos y, finalmente,
por hermosas columnas inspiradas en el arte clásico (que en Aragón adop-
tan una peculiaridad muy sui generis, consistente en mostrar un uanillo¡ a
un tercio de su alzado, el cual, dará nombre a toda una familia de colum-
nas, las anilladas, sobre cuya génesis y morfología tendremos oportunidad
de extendernos con más profundidad en páginas fu¡uras). Sin embargo, y
pese a ser ésta una evolución a la que no escapan las hallenkirchen aragone-
sas, se producen en ellas excepciones que ponen en tela de juicio la regla
anterior, al toparnos con iglesias de la segunda mitad del siglo XVI (sirva
de referencia la colegial de Daroca que, en unas fechas tan
-Zaragoza-)
avanzadas como ésas, todavía continúan empleando los tradicionales pila-
res fasciculados; es más, hay casos esporádicos como el de Santa María la
Mayor de Bolea (Huesca) donde conviven las tres clases de soportes (pila-
res fasciculados, cilíndricos y columnas anilladas) dentro de la misma edili-
cación, en lo que fue, y es, toda una simbiosis perfecta y prematura. Lo
cual viene a demostrar que las cosas no están tan claras como pudiera
creerse en una primera apreciación, y ya comprobará el lector los quebra-
deros de cabeza que ha suscitado, a efectos de hipotéticas sistematizacio-
nes, esta parcela de los soportes.
2.' siempre susceptibles a las variaciones que imponen las
- Los arcos,
nuevas corrientes artísticas, adoptaron de forma paulatina el medio punto
en vanos y portadas, mientras que en formeros y perpiaños la transforma-
ción fue más lenta, ya que no faltaron ocasiones en que la angostura de las

5
J. YARZ^i ibídem.
J. G. Move V.qr-c¡NoN: 0p. cit., p. 2'13.
6

7 L. Tonn¡s BALBÁs: op. cit., pp.370-373.

n4
no dilucidada, que supuso el origen de las hallenkirchen en Aragón, la cual
se encuentra íntimamente ligada al replanteamiento arquitectónico de /¿
catedral de San Salaador (u.fig. n." 1) conocida como La Seo de Zara-
gozato-, y que tuvo su punto de partida -más bajo el prolífico arzobispado de
don Alonso de Aragón (1478-1520), hijo natural del rey Fernando el Cató-
lico, allá por el mes de febrero del año 1490'r.
Efectivamente, con anterioridad al templo contemporáneo, la catedral
metropolitana de San Salvador era una iglesia gótica de tres naves, con la
central más ancha y alta que las restantes, de crucero muy acusado en
planta, capillas abiertas entre los contrafuertes, y de una longitud hasta el
actual trascoro. Pero como ya hemos dejado entrever, la llegada a la mitra
zaragozana de don Alonso de Aragón supuso el inicio de numerosas y
cuantiosas empresas artísticas, entre las que destacó el propósito de en-
grandecer la primitiva fábrica de La Seo, y con este fin, en 1490, acometió
un ambicioso proyecto que trataba de convertir las viejas crujías de época
gótica en un vasto salón de cinco naves con sus correspondientes capillas
entre los contrafuertes; todo lo cual, conllevó al derribo inminente del
claustro gótico y de las dependencias anejas a él que podían obstaculizar
el avance de las nuevas obras. Así, de las tres naves que había en pie sólo
se respetó la central sus considerables dimensiones- adosándose-
le, en cada lado, dos -dadas
nuevas naves colaterales que hicieron un total de cin-
co. Estas naves recién construidas, pese a ser más bajas y ligeramente más
estrechas que la'principal, no disonaron en absoluto, muy al contrario, ori-
ginaron un conjunto de una gran uniformidad de alturas, cubierto con bó-
vedas de crucería estrellada que descargaban su peso en.esbeltos pilares
fasciculados.
Moriría don Alonso de Aragón, empero, sin ver acabada al completo
su catedral nosotros sin saber quién o quiénes-dirigieron los trabajos y
-y de
la fecha exacta cuándo terminaron-, y hubo que esperar hasta la pre-
latura de don Hernando de Aragón (1539-1577) para que el arquitecto
francés Charles de Mendibe añadiera, a los pies del coro, durante los años
de 1546 a 155012, dos tramos más a las cinco naves ya existentes. En rela-
ción a esto conviene puntualizar que: <Parece, a la vista de las noticias
conservadas en 1982 la Dra. M." Canrr¡¿N LecaRRa Duc¡y-,
-escribía
ro
Véase:
Obra ya clásica es: ANS¡,LMo GAScONoT Goron: La Seo d¿ /arago4. Estudio histó-
- Barcelona, edit. Luis Miracle, 1939.
rico-arqueológico,
De carácter divulgativo: Menl¡No AL¿cR¡ et al.: La Seo de laragola, col. <Dalmau
-
de Murr, n} 7, Zarag.oza, edit. Heraldo de Aragón, 1980.
Magnífica síntesis: IV." C¡nvaN L¡canna Duc¡y: rCatedral del Salvador d La
Seor,- en AAVV, Guía histórico-artística de /aragola, coordinador Guillermo Fatás, Zaragoza,
ed. de la Deleeación del Patrimonio Histórico-Artístico del Excmo. Ayuntamiento de iara-
goza, 1982, pp. 104-163.
rr M." C. Lec¡Rna Ducay: op. cit., p. 111.
12
M." C. Lecenne Ducey: op. cit,, pp. 113-114.

n6
que esta obra ya hubiera sido planeada en tiempos de don Alonso de Ara-
gón y que por razones ajenas a su promotor (la caída de uno de los pilares
en el crucero) hubo que abandonar sin llegar a su cumplimiento¡r3. Sea
como fuere, el producto resultante tuvo una enorme semejanza con las
hallenkirchen germánicas y centroeuropeas de los siglos XIII y XIV'0. Cier-
tamente, este diseño arquitectónico de creación alemana va a tener un gran
éxito lo ya expuesto al principio de este artículo- en las pos-
-recuérdese
trimerías del. siglo XV y en la decimosexta centuria, ya que, aunque ges-
tado dentro del contexto de la Edad Media, respondió a la perfección al
concepto espacial cerrado y unitario que propugnaba el renacimiento, con-
traponiéndose a los interiores del período gótico que había defendido, a
ultranza, una noción del espacio basada en la suma diferenciada de naves
y tramos.
La planta de salón, tras los replanteamientos comentados, se había
asentado con una innegable intencibnalidad en el templo catedralicio de
La Seo, dando lugar a un prototipo de edificación que rápidamente iba a
propagarse por casi todo el territorio aragonés (salvo Teruel, provincia tra-
dicionalmente vocada hacia unas fórmulas artísticas bien diferentes: las
importadas del gótico levantino y las locales del arte mudéjar), y cuya ex-
pansión (v. fig. n.o 2), vino en parte explicada por la conjunción favorable
de varios factores, de entre los que cabe resaltar dos: primero, la tremenda
influencia que desde siempre ha ejercido en el arte regional la catedral
cesaraugustana de San Salvador, señalando las directrices creativas consi-

'3 M., C. Lecenne Ducey: op. cit., p. 113.


Io Hablamos intencionadamente de hallenkirchen europeas porque los ejemplos desbor-
dan el marco territorial propiamente alemán, dispersándose generosamente por los nuevos
estados de Polonia, Checoslovaquia y Austria. A saber:
La República Federal di alemania cuenta con numerosos y tempranos edificios sa-
-
lón, entre los que destacan: la catedral de Marburg; las catedrales de Osiabrück, Münster (de
hacia 1225), Padeborn (1233-1267) y Minden, en Westfalia; la iglesia de la Santa Cruz de
Schwabich-Gmünd, cuya cabecera, construida por Heinrich Parler alrededor de 1350, fue
adaptada a una hallenkirche medio siglo anterior; y la iglesia de San Martín d,e Landshut, en
Baviera. obra que Hans Steithaimer inició en 1389.
La República Democrática Alemana posee también un buen número de iglesias con
- de salón
planta localizadas en las ciudades mineras del Erzgebirge, entre las quá sobresale
la dedicada a Santa Ana, en Annaberg.
Casos importantes y precoces aparecen igualmente en la Silesia polaca, y en con-
creto- en la ciudad de Wroclaw, durante la segunda mitad del si$lo XIV. Por otra parte, la
colegiata de Wislica es una curiosa iglesia salón de dos naves (sic) y bóvedas de
crucería estrellada. -Polonia-
En Checoslovaquia, la iglesia de Santa Bárbara en Kutna Horá (Bohemia), obra de
- Ried
Benedikt (1481-1512), no es más que una planta basilical transformada en salón. Por
el contrario, la iglesia de San Martín d,é Bratislaia es un espacio halle de tres naves y bóve-
das reticuladas muy influidas por el arte vienés.
El exponente austríaco podría quedar representado por la catedral de Viena, asi
como- por la cabecera salón de los Franciscanos de SaQburgo, iniciada en 1406 por Hans
Steithaimer (MencEr, DunLl¡t: Introducción al arte medieual ¿n occidente, col. rCuadernos de
Arte Cátedrar, n.o ó, Madrid, edit. Cátedra,1,979, pp. 238 v ss.).
tl7
deradas como más oportunas y dignas de imitarse; y segundo, el gran auge
económico que tanto Aragón como la práctica totalidad de los <estadosr
peninsulares disfrutaron a lo largo del siglo XVI, de tal modo que, sin un
fuerte respaldo monetario canalizado por las personas e insti-
tuciones más relevantes del -hábilmente
reino-, resultaría impensable que este conglo-
merado de iglesias hubieran sido capaces de alcanzar la prodigiosa difusión
que tuvieron. Ahora bien, la incógnita de estos edilicios no radica tanto en
su desarrollo evolutivo, más o menos conocido y delimitado, como en averi-
guar las vías por las que el modelo halle pudo llegar hasta nuestras latitudes,
o en saber quién dictó o pudo proponer Ia idea del espacio salón al cabildo
zaragozano es que durante la dilatada fábrica del templo acadie-
ron a él los -sabido
mejores artistas del momento, en su mayoría, de origen extran-
jero o de ascendencia europea-, o quizá, si la idea no partiría de los
círculos próximos al padre de don Alonso, el rey Fernando, hombre cultísi-
mo que tanto gustó de las buenas artes y, en especial, de controlar aque-
llas que se emprendieron bajo su reinador5. El cúmulo de posibilidades es,
a poco que nos detengamos a elucubrar, inmenso e inagotable; todo lo
contrario de lo que sucede en Italia, con prácticamente un solo ejemplo de
hallenkirche: la catedral de Pienp Q460-1462) (v. fig. n." 3), singular construc-
ción debida a la mente rectora de-- Pio II, siendo este Papa humanista el
que en opinión de PereR MuRReyr6, y después de haber visto el arquetipo
en Austria ser que en la catedral de Viena-, lo introduce en
Pienza. Pero-parece
vaya por adelantado que el caso aragonés, tan arduo y pro-
blemático, no constituirá de hecho un enigma indescifrable cuando las
puertas del Archivo Catedralicio de La Seo se abran a la libre consulta de
los investigadores, posiblemente entonces, los interrogantes, las dudas que
ahora nos asaltan, tendrán cumplida respuesta.
Igualmente, convendría discernir qué papel jugó el ilustre arzobispo
don Hernando de Aragón (hijo de don Alonso y de doña Ana de Gurrea)
como difusor, mientras ocupó el solio episcopal zaragozano, de algunas de
nuestras hallenkirchen más notorias. Ya incidió sobre esta cuestión don
FR¡lvclsco AssRo Rios en el Catálogo monumental de la prouincia de larago4,
aludiendo a que la modificación efectuada en la iglesia parroquial de Cal-
cena: nla debió sufragar D. Hernando de Aragón, pues su escudo entre dos
grifos campea sobre una de las partes nuevas))r7. Y que Nuestra Señora de
la Asunción en Fuentes de Jiloca también: nentraría en las obras impulsa-
das por el arzobispo de ZaragozaD. Hernando de Aragón,rr8. En este mis-

r5 A
este respecto puede consultarse: RICARDO DEL ARCO Y G,qn¡y: Fernando el Católico,
Zaragoza, edit. Heraldo de Aragón, 1939, pp. 362-365
r6 PETER
Munney: Arquitectura del Renacimiento, col. <Historia Universal de la Arquitec-
turar, Madrid, edit. Aguilar, S. A., 1972, p. 78.
17
FRANCISCO ABBAD Rlos: Catálogo monumenlal de España: larago4, Madrid, ed. del
Instituto rDiego Velázquezo (C.S.l.C.), 1957, vol. I, p. 307.
'8 F. Asset RIos: op. cit., p. 508.

118
mo sentido, ALICIa Rulz DotrlNco, bastantes años después, volverá a insis-
tir hable de la Lonja de Zaragoza y de la parroquial de Longa-
res--cuando
en cómo este gran mecenas aragonés: (se encuentra unido en mayor
o menor medida a estos dos edificios,rre. Y por nuestro lado, tampoco po-
demos pasar por alto que cuando Santa María la Mayor de Bolea se levan-
ta, depende, desde un punto de vista eclesiástico, del monasterio agustinia-
no de Montearagón, vinculado a su vez, desde el siglo XII, a la Casa Real
de Aragón.
En otro orden de cosas, ajeno por completo a las cuestiones anteriores
pero de una gran trascendencia metodológica para el estudio de las hallen-
kirchen aragonesas, nos gustaría, antes de adentrarnos en Ia reseña porme-
norizada de cada una de ellas, glosar los distintos ensayos de sistematiza-
ción que a partir de los años setenta han protagonizado dos cualificados
historiadores locales: Cnlsros¡L Gutr¡nr Ap¡ntclo y At-tcte RuIz Do-
MINGO, ambos impulsados por el noble deseo de esclarecer y estructurar
científicamente estas construcciones.
Y sin más prolegómenos, justo es que iniciemos este pequeño recorri-
do historiográfico con una figura de la talla de don Cntsro¡el- GuITART20,
por haber sido el primer estudioso que, en el año 1979, catalogó los templos
del siglo XVI aragonés. si eran del modelo salón, aquellos que unas
-tanto
líneas más abajo se verán dentro de los grupos A) y B); como si no lo
eran, grupos C) y D)- ateniéndose estrictamente a sus elementos forma-
les, y sobre todo a tenor del soporte que utilizan, a saber:
A) Iglesias de tres y cinco naves, de idéntica altura y que apean so-
bre pilares fasciculados. Categoría ésta formada por: La Seo de Zatagoza,
la cátedral de Barbastro, la colegial de Bolea, la ermita de San Jorge, la
parroquial de Ibdes y la colegiata de Daroca.
B) lglesias de tres naves, también de igual altura, pero con la varian-
te de estar elevadas sobre pilares cilíndricos. Copiosa nómina de edificacio-
nes integrada, en esta ocasión según el criterio indiscriminado de GUIIaRT,

re
ALICIA Rulz Dolr,rlNco: La parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Longares (/ara-
go4). y docümentalus, nNueva colección monográlicar, n.'28, Zaragoza,
Notas histórico-artísticas
ed. de la Institución rFernando el Católicor (C.S.LC.) de la Excma. Diputación Provincial
de Zaragoza, 1981, p. 33.
Además de los edificios comentados en el texto, que entrarían bajo el mecenazgo de
don Hernando de Aragón, don Fn¡Nctsco ABBAD subraya que la iglesia parroquial de Ari-
za (Zaragoza): <es el (modelo) corriente en la época de don Alonso de Aragón, (F. A¡¡no
RIos: op. cit., p.229). Respecto a la iglesia parroquial de San Miguel de lbdes, EIvcenN¡-
CION B. Mon¡,No señala que en este caso: (parece más próxima (a la) fecha del pontificado
de don Juan de Aragón, que también es un gran promotor de obrasr (ENcenN¡cloN B.
Monnxo DEL RINcON: nlglesia parroquial de San Miguel de Ibdesr, en AAVV, Suma de
¿studios en homenaje at ittmo. Dr. Angel Canellas Lópia, Zaragoza, ed. de la Facultad de Filoso-
fía y Letras. Universidad de Zaragoza, 1969, p. 791).
20
CRISTOBaL Gulran APARIcto: Arquilectura gótica en Aragón, col. rAragónr, n.' 30, Za-
Íagoza, edit. Librería General, 1979, pp. 113-150.

l19
por las parroquiales de: Calcena, Ariza, Fuentes de Jiloca, Panticosa, Ye-
bra de Basa, Bielsa, Longares y Leciñena.
C) Iglesias de tres naves con la central más elevada (aunque en rea-
lidad habría que hablar mejor de capillas muy profundas que rebasan en
altura el nivel de los contrafuertes, comunicándose entre sí, y no de naves
laterales en el sentido estricto del término). Edificios de escasa repercusión
hay, en todo Aragón, sólo tres ejemplares, uno por provincia: El Pobo (Te-
ruel), Boltaña (Huesca) y Fuentes de Ebro (Zaragoza).
D) E iglesias de nave única, tan numerosa cuantitativamente que don
CntsróseI. GulraRr tuvo que recurrir para su catalogación a conceptos
geográficos, es decir, a una agrupación basada en demarcaciones comarca-
les: Cinco Villas, Llanura oscense, Pirineo y Prepirineo, Ribagorza y La
Litera, Llanura del Ebro, Cuenca del Jalón, Bajo Aragón, Mesetas y Se-
rranías turolenses.
La clasificación que acabamos de exponer fue, en palabras del propio
autor, concebida por: rtipos arquitectónicos; es éste un recurso fácil, no lo
negamos, pero en las actuales circunstancias de la investigación documen-
tal no encontramos otro mejorr2r. Razón ésta que le restó eficacia y perdu-
rabilidad desde un primer momento, con el agravante de que había casos
que no encuadraba.t bi..r en ninguno de los apartados propuestos, de ahí
que fuera necesario hacer una segunda reordenación que puliera y supera-
ra las deficiencias de la primera. Labor que no se haría esperar y, dos años
después, en 1981, ALICIa Rurz Dolrrxco engendraba una nueva categoriza-
ción de los espacios halle cuando, en uno de los capítulos de su monografia'.
La parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Longares ( ,(arago4)22, cotejí
esta iglesia zaragozana con el grueso de los edificios salón aragoneses. Y en
líneas generales, AucIa RuIz estuvo de acuerdo con las iglesias agrupadas
por don CRlsrosel GutreRr dentro del punto A), o sea, las que se susten-
tan sobre pilares fasciculados; sin embargo discrepó e introdujo variaciones
en las iglesias del apartado B), que eran las que Gurranr había englobado
genéricamente bajo el epígrafe de iglesias con pilares cilíndricos, haciendo
una subdivisión entre Longares y Leciñena, por presentar las típicas co-
lumnas anilladas aragonesas, y las parroquiales de Ariza, Fuentes de Jilo-
ca, Calcena y Magallónr eü€, aunque similares a Longares y Leciñena, no
poseen como medio de apeo columnas, sino recios pilares de fuste liso.
Lógicamente, Rurz DolrrNco ni siquiera mencionó los templos de los apar-
tados C) y D), por no pertenecer a la tipología de iglesias con planta de
salón, y únicamente por proximidad geográfica con Longares hizo una bre-
ve referencia a la iglesia de Fuentes de Ebro, considerándola: trun caso es-
pecial por sus dos ábsides y el perfil tan agudo de sus ?rcoSr23.

2' C. Gurten Apen.lcIo: op. cít., p. 114


22
A. RUIZ DovlNco: op. cit., p. 45.
23
A. Rulz DoMrNGo: ibídem.

120
Así pues, ante la confusión que reina dentro de un campo del saber
tan relevante para la historia del arte aragonés como lo es éste, se hace
imprescindible que de una manera definitiva se reestructuren artísticamen-
te istas construóciones que centra, en estos momentos, todo nues-
-tarea
tro tiempo e investigaciones- con el afán de poder llegar a un auténttco
conocimiento de las mismas. Circunstancia que, dicho sea de paso, ya se
ha producido en tierras rio.¡anas con la obra del Dr. Josn G¡snl¡l- Mov¡
V¡I-c¡ñoN: Arquitectura religiosa del siglo XVI en lt Rioja A1tu24, donde su
autor las analiza y clasifica evolutivamente teniendo en cuenta no sólo el
total de sus elementos formales, y muy especialmente sus espacios y volú-
menes, sino también apoyándose en un nutrido corpus documental que le
permitió escalonarlas cronológicamente.
Por el momento, nosotros tan sólo podemos ofrecer al lector una divi-
sión formalista que mucho adeuda a las propuestas en su día por Cnrs-
TOBAL Gulranr y por Aucle RuIz; insertando junto a ella, además, un
breve estado de la cuestión con los conocimientos que actualmente se cono-
cen acerca de los artífices y fechas constructivas de nuestras hallenkirchen,
objetivo éste al que de lleno dedicaremos las páginas que siguen:

l. Iglesias de planta de salón sobre pilares fasciculados de ins-


piración medieval-, que son aquellas en las que el goticismo -o
está más acu-
sado. Se incluyen aquí:
1.1. La catedral de San Saluador (Zaragoza), ya vista en líneas ante-
riores.

1.2. La catedral de Barbastro (Huesca):


Fue don Rlcanno DEL ARCo Y GARAY, allá por el año 7942, en su Ca-
tálogo monumental de la prouincia de Huesca2s, uno de los pocos eruditos que en
su época realzaron con frases elogiosas el templo catedralicio (v. fig. n." 4)
que ahora nos ocupa; el cual, según consta en una inscripción latina que
discurre por el interior del recinto sagrado, estuvo ya finalizado en el año
1533.
En el referido Catálogo, RICRRDo DEL ARCo26 mostró, por vez prime-
ra, el problema relativo a los maestros de obras que hasta entonces se creía
habían intervenido en la fábrica de la Seo de Barbastro; barajándose entre
los supuestos arquitectos los nombres de Juan de Lesma, Baltasar Barazá'

,rJosÉ, G¡¡nrsL Move V¡r,c.qñoN: Arquitectura religiosa_del siglo XVI en la Rioja Alla,
col. nBlblioteca de Temas Riojanosr, n." 31, Logroño, ed. del Instituto de Estudios Riojan_os
(c.s.I.c.) de la Excma. Dipritación Provincial de Logroño, 1980, t. I: Introducción, t. II:
Documentos.
25
Rlc¡RDo DEL ARco y GARAv: Catálogo monumental de España: Huesca, Madrid, ed. del
Instituto rDiego Velázquezr (C.S.I.C,), 1942, vol. I, p. 198.

R. DEL ARCo Y GRn¡v: ob. cit.,7942, pp.200'202.

t2l
bal, Juan de Palacio y Juan de Segura. Dsl Anco pronto excluyó a Juan
de L-esma, ya que el tíiulo de <maestreD con el que-aparecía en la docu-
mentación no lo calificaba como arquitecto, estimando que la mayor parte
de la obra sería de Juan de Segura, y que los otros dos maestros, Baltasar
Barazábal y Juan áe Palacio, áctuarían simplemente como ayudantes de
éste.
Transcurridas unas décadas, Atr¡p¡nO SaNCHSZ RUllO, Jost ANroNt<>
Enms AustNs y Gurr.lrnuo Bunlllo JrutNEz expusieron' durante las
jor-
nadas del II Cáloquio de Arte Aragonás, una espléndida comunicación27 donde
examinaron documentalmente el proceso constructivo de la catedral bar-
bastrense, y cuyo texto nos ha servido de modelo para elaborar los párrafos
siguientes:
En efecto, el 26 dejunio de 1517, el concejo de la villa de Barbastro
suscribió una capitulación con el (maestre Loys de Santa Cruzrr que obli-
gaba, al susodicho (maestro de casasr, a levantar un nuevo templo para la
ciudad por un valor que ascendería a 72.000 sueldos, siendo la demolición
de la antigua iglesia medieval uno de los primeros pasos que seguramente
Santa Cruz daría. Lo cierto es que tras derribarse el primitivo edificio las
obras sufrieron demoras cronológicas y los representantes municipales deci-
dieron rescindir el contrato a Santa Cruz, para firmar, en 1518, una nueva
concordia con el maestro Juan de Saniñena. Este cambio repercutió favora-
blemente y a partir de 1520 la construcción marcha a buen ritmo, y apenas
un año después, en 7521, las autoridades civiles encargan al piedrapiquero
Juan de Burdeos que corte y transporte cuatro mil nuevos sillares para la
fábrica del templo (dado que, hasta esa fecha, se habían estado reutilizando
los materiales procedentes del viejo derribo). Hacia 1528,elestado de la en-
tonces colegial debía de hallarse bastante avanzado pues se llamó a los
maestros Juan de Sariñena, Luis de Santa Cruz y Juan Botero para que die-
ran la visura o visto bueno a la misma. Y como muy bien señalan los auto-
res de la comunicación:
nEl hecho de que entre los maestros de casas que fueron a Barbastro a
reconocer la Seo figuraran Santa Cruz y Sariñena nos. induce a pensar que
por estas fechas ya estaba al frente de las obras Juan de Segura, único
maestro ligado normalmente a la construcción de la Seor... o(y qu.) A par-
tir de 1533 las cantidades entregadas a Segura fueron disminuyendo, y ya
en 1536 no se le paga nada en concepto de director de la obrar28.
Pero no es esta vez la última que Juan de Segura aparecerá vinculado
al edificio, ya que en agosto de 1543 se pone al frente de la fábrica del

27
A. SÁNCHEZ RuBIo, J. A. Sems AusÉ,NS y G. Bunlllo JIMENEZ: rGastos del conce-
jo de Barbastro
'seminario en la construcción y mantenimiento de edificios religiosos (1500-1550)r, en
de Arte Aragonls, n." XXXIll, Zaragoza, ed. de la Institución nFernando el Católi-
cor (C.S.I.C.) de la Excma. Diputación Provincial de Zaragoza, 1981, pp. 247-264.
¿¿ al.: op. ctt., p.25*
'z8 A. SÁNcnnz Ru¡ro

122
(caracol)), que terminará en julio de 15442e. Denotando el resto de noticias
un escaso interés para nuestro análisis.
Como resultado de lo arriba expuesto hay que descartar a Juan de
Lesma y a Juan de Palacio del proyecto arquitectónico de Barbastro, pero
sobre todo eximir de cualquier tipo de intervención a Baltasar Barazábal,
tópico que, todavía hoy, sigue vivo en las publicaciones artísticas que se
están editando en Aragón.

1.3. La colegiata de Santa María la Mayor de Bolea (Huesca):


Presentada como tesis de licenciatura por Josr Lurs PeNo GRRCLI30,
bajo la atenta dirección del Dr. GoNzuo M. Bonnns GUaLIS, es fruto de la
labor investigadora realizada en compañía de la licenciada M." Is¡srl-
SepuLVso¿ SaUnaS; sin embargo, y no sin cierta frustración, hemos de re-
conocer que los rastreos documentales practicados en los dos archivos exis-
tentes en la villa, el Parroquial y el Municipal, no han proporcionado
ninguna informa'ción digna de tenerse en cuenta sobre la traza o hechura
de este insigne templo mariano (v. fig. n.' 5).
El único dato del que disponemos, y en el que se han basado todos
los historiadores posteriores, viene casualmente recogido en un tratado de
pintura escrito, hacia 1670, por el pintor zaragozano JUSern M¡nrlNrz V
Lunun, con el título de: Discursos practicables del nobilísimo arte de la pintura3t.
El manuscrito, depositado durante más de dos siglos en la cartuja de. Aula
Dei de zaragoza, sería publicado en 1866 al impulso de don Va-
-gracias
lentín de Carderera- por la Real Academia de Bellas Artes de San Fer-
nando. En esta edición, el citado Carderera le escribió un prólogo y se
añadieron cuatro pequeños apéndices, el III y el IV debidos al deán don
JUaN ATvTONIO HERNANDEZ DE LennEe, quien insertó, además, una
nota en
II, y es en esta última, refiriéndose a la catedral de Barbastro, donde se
"l
nos proporclonan valiosas e interesantes noticias concernientes a Santa
María la Mayor:
nl,a iglesia catedral de Barbastro se construyó por el maestro Baltasar
Barazabal, provinciano; la comenzó año 1500, y la concluyó en el de 1533;
el mismo maestro, con su hijo Baltasar, al retirarse á su país, construyó en
Bolea una pequeña colegiata, en todo semejante á la catedral de Barbas-
tro: la tomó por su cuenta en el año 1535 y la dió fin el de 1556, en el que
la entregó .dicho Baltasar menor por mucrte de su padre. Las escrituras
de este Contrato se encuentran en Bolea (sic); pero de las de la catedral de

2'
A. S¡NcHEZ Ruglo ¿l al.: op. cit., p.256
r0JosÉ, Lurs Pe¡¡o Gn¡cre: Aportación al estudio de las iglesias de planta de salón: la colegiata
de Sann María la Malor de Bolea (Huesea), tesis de licenciatura, mecanografiada, Departa-
mento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza,junio 1983.
I JusErE MARTINEZ y LURBE : Discursos practicables d¿l nobilísimo arte de la pintura..., Ma-
drid, publicaciones de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Imprenta de
Manuel Tello, 18ó6.
D3
Barbastro no se tiene noticia, y sólo en diferentes asientos de casas particu-
lares y de una obra que compuso el canónigo Sesé, que lo fué de esta igle-
sia, consta haberla construido dicho maestro en los años arriba expresados.
Esta noticia la dió D. Francisco Rocha, director de arquitectura de la
real Academia de San I,uis, en Zaragoza a 4 de Octubre de 1795132.
Estas alusiones deben aceptarse con gran cautela, ya que parte de
ellas no se ajustan a lo descubierto en las investigaciones más recientes
(véase el parágrafo 1'.2.).

1.4. La ermita de San Jorge (Huesca):


Corona la cima de un altozano de suaves pendientes a la entrada de la
capital oscense, estando advocada al mítico San Jorge, patrono e intercesor
de. la Casa y Reino de Aragón, en recuerdo de la célebre batalla de Alco-
raz, Iibrada a finales del siglo XI (1096). Contienda que permitió al mo-
narca Pedro I, merced a la legendaria y oportuna intervención del santo
caballero, conquistar con éxito la plaza musulmana de Huesca'
Dejando de lado los complejos avatares históricos, la actual ermita,
erigida por Domingo Almazor en el año 1553, ocupa el solar de aquella
otra, muchísimo más modesta, que conmemoraba la victoria de los ejérci-
tos reales aragoneses contra la fe islámica. De todos estos episodios sabe-
mos por una leyenda que decora con su caligrafía el friso del entablamento
interior de la ermita, y cuyos caracteres debían de estar ya algo desdibuia-
dos cuando don JosO M¡nta Quenneoo y periodista decimonóni-
co- la dio a conocer a los aficionados del-escritor
arte aragonés en 1844:
rrEn tiempo del rey D. Pedro el I rey de Aragón, tomada Huesca de
los moros en la memorable batalla con los Reyes y multitud de ellos' y por
los cristianos vencida; en este lugar apareció este glorioso Santo armado
con armas de cruz: por lo cual y cuatro cabezas de reyes que allí se halla-
ron, los Reyes lo tomaron por insignias, y esta Iglesia se edificó; y después
venida en ruina se reedificó de nuevo con favor del Reyno y expensas de la
ciudad de Huesca año MDLIII: fué el maestro Domingo Almanzor¡r33.

1.5. La iglesia parroquial de San Miguel en lbdes (Zaragoza):


Don Josr Gauay SaRRN¡Na3a publicó en 1945 un cualificado artículo
acerca de su retablo mayor (que él atribuye al escultor Pedro Moreto), in-
sertando también los datos que sobre la construcción del edificio se conser-
van en el Archivo Parroquial de lbdes, documentación que recoge los nom-

J. MARTINEz v Lur.sE' : op. eit., p.205.


32

33 josÉ, MARIA Queonaoo v NInro: Aragón, col. rRecuerdos y bellezas de Españar.,


1.'ed., Barcelona, editado por P. Piferrer y J. M. Quadrado, 1844. (Reimpreso por el
S.I.P.A., Zaragoza, tipografía de E. Ber@io Casañal, 1937, p. 93.)
,oJosÉ G¡LIny SaneñeNe: <Un retablo de Pedro de Moretor, e¡Seminario de Arte Ara-
gonás, Á: ll,Zaragoza, ed. de la Institución <Fernando el Católicor (C.S.I.C.) de la Excma.
Diputación Provincial de Zaragoza, 1945, pp. 1-14.
r24
bres de Martín Camacho, trMaestro de la dicha obra de Iglesia,r, y Rodrigo
Marrón, rtCantero de la obra de dha Iglesiar, quienes la levantan en el pe-
ríodo comprendido entre 1 517 y 152635.
Unos años después, en 7957, don FRarvcrsco ABBAD Rlos36 mantuvo la
hipótesis de que los arquitectos podrían ser ,,Jero/minr y rrFrancis/quode/
lazcano¡, pues estos epígrafes aparecen en el último pilar de la nave del
Evangelio. A nuestro entender, es más plausible que en todo caso fueran,
sencillamente, los patronímicos de los canteros que habían labrado los so-
portes en cuestión.
Ya en unas fechas más cercanas a nosotros, año de 1969, Encarnación
B. MonnNo DEL RINColv analizó monográficamente la iglesia de San Mi-
guel, recopilando los documentos mencionados por Galrev y dando a cono-
cer el nombre de otro cantero: nel maestre Sevastiánr. Por tanto, y en pala-
bras de la propia ENc¡nruectoN MoRENo, podemos concluir aceptando que:
rrEl primer nombre relacionado con la traza de la iglesia es el maestre
Martín Camacho, quien parece el autor de la traza; le distingue bien de
Rodrigo Marrón, al que da el apelativo de cantero. Estos dos trabajan, al
parecer, entre los años de 1517-1526¡31.

1.6. La iglesia colegial de Santa María la Mayr de Daroca (Zaragoza):

A lo largo de su dilatada historia, el santuario darocense (v. fig. n." 6)


de los Sagrados Corporales famosas que, desde 1239, dieron
-reliquias
prestigio e importancia a la villa de Daroca- ha sido un fiel reflejo de la
evolución operada a través de los siglos en lo que a gustos y tendencias ar-
tísticas se refiere, poseyendo un rico muestrario de restos románicos, góti-
cos, renacentistas y barrocos.
El primitivo templo medieval, de estilo románico tardío y con refor-
mas goticistas posteriores, debió parecer a los capitulares insuficiente y, tal
como ya hizo saber don JueN ANroNto RonRtcunz y Mnnr¡,Lr8
de la colegiata en el año 7675-, decidieron convocar un concurso-canónigo
en el que
triunfó Juan de Marrón, cantero natural de Castilla la Vieja, quien, una
vez que se hubo procedido al derribo parcial de la antigua fábrica, comen-
z6 las obras en 1586, concibiendo así uno de los monumentos renacentistas
más sobresalientes y venerados de la región aragonesa.

ri
J. Gerrev SaRañaNe: op. cit., pp.7-8.
16
F. A¡seo RIos: op. cit., p.245.
r7 E. Mon¡No DEL RINCóN: 0p. cit., p.789.
rEJueN ANToNlo RoDRIcUEZy M¡nt¡L: rAntigüedad célebre de la Santa lglesia cole-
gial de Santa María la Mayor de Daroca, ilustrada con el divino Misterio, de su fundación,
rentas y preeminencias, concordias y estatutos, y otras noticias importantes, recopiladas
nuevamente por don Juan Antonio Rodríguez y Martel, canónigo de la misma iglesia. Año
1ó75r, en Historias de la ciudad 1de la colegial de Daroca, Madrid, imprenta de T. Fortanet,
1877, pp. 226 y ss.

125
Por otro lado, don FO¡ERICo ToRn¡l-s¡ SOnleNo3e y don FR¡NclsCo
A¡s¡o Rlosao nos relatan también cómo la colegial es iniciada por el arqui-
tccto castellano Juan Marrón, un año después de la visita, en febrero de
1585, de Felipe II a la comarca de Daroca, acabándola en 1598'

2. El segundo gran conjunto de templos salón- aragoneses es aquel


que está compiresto p"or las igiesias que se elevan sobre pilares cilíndri-
cos, con un fuste de diámetro excepcional y generalmente de orden tosca-
no, que fueron empleados Por:

2.1. La iglesia parroquial de los Reyes en Calcena (Zaragoza):


de la Virgen
Muy poco-, por no decir nada en absoluto, se sabe de los autores y de
la c.onoiogía de esta parroquial zaÍagozana. Sólo don CnlSroBAL GUITART,
en un intento aproximativo de datación, sugirió que: (parece de la primera
mitad del siglo XVIoor.
Recientemente, los doctores M." Is¡SrL AlV,qRO ZavtoR¡ y GOnzelO
M. Bonn¡S GUALIS, tras la revisión minuciosa de su Archivo Parroquial,
comunicaron el hecho de que: t(No se han) conservado datos documentales
sobre la construcción de la iglesia durante el siglo XVIra2.

2.2. La iglesia parroquial de la Asunción en Ari4 (Zaragoza):


Ya en t., áíu dbn Fn¡NCISCO ABBAD se hizo eco de la fecha constructi-
va de esta iglesia salón, terminada al parecer en 1555, tal y como consta en
la portada del templo. Respecto al artífice dio la hipótesis de que Juan
Márrón podía haber participado en ella, pero r,nada seguro puede a{ir-
43.
marse,r

2.3. La iglesia parroquial de la Asunción Jiloca (Zaragoza):


,en Fuentes
de
Constituyó motivo de investigación pará Eouenoo Gtlr¡rNo J¡RRUTAoo,
cristalizada en un sustancioso trabajo de curso, inédito, que se encuentra
depositado en el Departamento de Historia del Arte de la, Universidad de

3e FEDnnlco ToRneL¡¡ Sonl¡No: Iglesia colegial de Santa María de los Santos Corporales
de Daroca, 1." ed., Zaragoza, ed. de la Institución nFernando el Católicor (C.S.I.C.) de la
Excma. Diputación Provincial de Zaragoza, 1954 (2.^ ed'., 1974, p. 12).
40
F. AsneD RIos: op. cit., pp. 478-479.
''a2 C. Gul.I¡n APARICIO: op. cit., p. 129.
M., ISes¡L ALVARO ZAMORA y GONz¡I-O M. BORRÁS GUaUS: rEl mecenazgo de la
iglesia parroquial de Calcenar, en Seminario de Arte Aragonls, n." XXXIII, Zaragoza, ed. de la
I;stitu¿ión nFernando el Católicor (C.S.I.C.) de la Excma. Diputación Provincial de Zara-
goza, 1981, p. 12.
4r F. Ass¡D RIos: o/. eil., p.229.
EDUR¡D6 GIMEN6 Jannurn: Estudia sobre la iglesia parroquial-de-Nuestra Señora de la
44

Jilocai tabajo mecanografiado, Departamento de Historia del Arte de


Asuneión d¿ Fuentes de
la Universidad de Zaragoza, s. f,
t26
Zaragoza. El resumen inherente a sus maestros de obras y períodos de fac-
tura fue retomado por AlIcta Rulz DoltlNco cuando estaba escribiendo, a
principios de los años ochenta, sus notas histórico-artísticas sobre Nuestra
Señora de Ia Asunción de Longares, las cuales, acto seguido, nos hemos
permitido extractar:
<(La iglesia) se fabricó en tres etapas constructivas. La primera co-
mienza en 1532 trabajando Juan de Latas, el cual se ve sustituido de 1574
a 1581 porJuan y Francisco Marrón, a los que principalmente se les debe
la obra, apareciendo también en este período otros nombres como los de
Juan de Mendizábal y Juan de Cumista, p&r? terminarla en 1598 Juan
de Argosra5.
Como punto final sólo queda por añadir que el diseño de la planta,
según nos reveló personalmente el Dr. GoNz¡Lo M. Bonnas, se debe al
morisco bilbilitano Gabriel Meqot. La introducción de este mudéjar com-
plica aún más, si cabe, el ya de por sí confuso panorama de las hallenkiíchen
aragonesas.

2.4. La iglesia parroquial de San Lorenlo en Magallín


(Zatagoza):
Esta monumental iglesia se ha visto relegada a un olvido casi total, de
ahí que nadie se atreva a darle paternidad ni datación cronológica alguna.
Por consiguiente, urge la pronta inspección de sus libros parroquiales, así
como un estudio descriptivo y metrológico que posibilite el esclarecimiento
del estado tan confuso en que se halla.

Por otra parte, y dando un pequeño salto geográfico hasta la provincia


de Huesca, se impone el sondeo analítico de tres edificios ubicados en ple-
no corazón pirenaico, entre valles y montañas de indescriptible encanto.
Son éstos unos templos que por estar alejados de focos poblacionales im-
portantes además de un buen sistema de comunicaciones, al
-adoleciendo
menos, rápido y seguro-, o quizá, por hallarse en unas zonas donde
abundan con notable profusión ermitas e iglesias románicas, se han visto
postergados a ocupar un puesto secundario dentro del contexto general del
arte aragonés. Sin embargo, durante las últimas décadas, y gracias a las
mejoras acaecidas en el sector terciario, junto con un incremento constante
del turismo de alta montaña, y a libros de divulgación como el de don
CRtsrosal GutraRT, titulado: Arquitectura gótica en Aragóna6, en el que fue-
ron acertadamente incluidos, se inició un lento proceso de revalorizaciín
que todavía continúa y al que nosotros nos sumamos gustosos. Las cons-
trucciones'a las que hacemos referencia son:

4s
A. Rutz DovlNco: op. cit., pp.38-39.
a6
C. Gurren Apentcro: 0p. cit., pp. 130-131
t27
2.5. La iglesia parroquial de la Asunciín en Panticosa (Huesca):

El pueblo de Panticosa, situado en el frondoso valle de Tena, a 92


kms. de Huesca capital y a una altitud de 1.277 m., exhibe, con lógico or-
gullo, uno de los espacios salón más puros y sencillos de todos los tiempos:
la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción (v. fig' n.o 7). Sóli-
da obra de mampostería y cantería que, con una pintoresca torre campa-
nario y cubierta de pizarra a dos aguas, ha sabido mimetizar perfectamen-
te con su medio natural.
IJna vez franqueado el vano de ingreso, observamos que las tres naves
se encuentran divididas por seis pilares cilíndricos que apenas rompen la
unidad espacial existente, al no tener capillas ni añadidos posterioret qY"
interrumpán su completa visuali zaci6n. Destaca igualmente su tremenda
sobriedaá decorativa, que se percibe tanto en las claves desornamenta-
das de sus bóvedas de trucería estrellada, como en las ménsulas laterales
donde apean los nervios de éstas, configurando un conjunto de gran lim-
pieza de formas y líneas.
Desde un punto de vista documental, el Archivo Histórico y de Proto-
colos de la ciuáad de HuescaaT guarda, entre los cientos de legajos 9!e s9
almacenan en sus estantes, las aCtas notariales relativas a la fábrica eclesial
de Panticosa. Fábrica que, en un primer momento' fue ofrecida por este
concejo al cantero y .r..rlto. nBartholomé de HermoSSá)), en virtud de una
capitülación escritá ante el notario del lugar,_.Jo?"- Guillemr, con fecha
anierior a 1603. En el contrato se obligaba a aBartholomé de Hermossar a
seguir una tfaza firmada de mano del Dr. don Antonio Salvador (canónigo
y íicario general de la catedral de Jaca), el rector de Panticosa y los jura-
áos de diJha villa. No obstante, y por razones difíciles de precisar, el desta-
jo que había sido apalabrado con Hermossa no tuvo efecto y ni siquiera se
llegaron a empezar los trabaios.
El 9 de octubre de 1603, los representantes del municipio -en pre-
sencia del notario de Sallent don .tJerónimo Blascotr- suscriben una se-
gunda capitulación con el también cantero y escultor n-Pedro de la Carco-
Éar, vecino de Nuestra Señora de Imera, en el reino de Vizcaya. Concordia
que definitiva, al no existir una continuidad documental que
-suponemos
.,or i.tdiq.t" lo contrario- que comprometía al artífice vasco a: respetar el
proyecto arquitectónico original; percibir los mismos honorarios que r<Bar-
ihoiomé de Hermossa,r; erigir la obra en idéntico tiempo y, sobre todo, que
fuera el propio <Pedro de la Carcobar, con sus ayudantes, los encargados
de llevaria á bue., término, prohibiéndole la cesión o venta a otro oñcial'

a7
Archivo Histórico y de Protocolos de Huesca: Notario de Sallent, Jerónimo Blasco
Narros, 1603, protocolo n." 7765, fols. 68 vo-72 vo. (Dato cedido amablemente por donJosé
Vallés Allué.)

t28
2.6. La iglesia parroquial de Tebra de Basa (Huesca):
Yebra de Basa, al norte de la sierra de Portiello y distante de Sabiñá-
nigo unos 9 kms., alberga dentro de su demarcación territorial dos edifi-
cios de sumo interés y valía: el santuario de Santa Orosia, poseedor de un
venerado relicario con la cabeza de esta mártir oscense, y la iglesia parro-
quial del siglo XVI, clara muestra de la clasificación tipológica a que per-
tenece por tener: tres naves de igual altura y los consabidos pilares cilín-
dricos de escueto capitel toscano.
Si hemos hecho mención a la ermita de Santa Orosia ha sido porque
la devoción religiosa a la patrona de la Jacetania difundida a partir
-muy
de los siglos XIV y XV-, y la fama que adquirió como abogada infalible
contra las sequías, transformaron al pequeño núcleo urbano de Yebra en
un centro masivo de peregrinación, principalmente de labradores que, tras
dos horas de penosa ascensión hasta el enriscado puerto, imploraban devo-
tos los favores de la Santa. No debe, pues, extrañar, que la aldea creciese
con la llegada incesante de peregrinos; circunstancia que no pasó inadver-
tida a don MeNuEL GoMEZ DE VALENzurle, haciéndole deducir que:
rl-a primitiva iglesia románica la que aún se conserva la pared
-de
occidental embutida en el muro de la torre- resultara pequeña y a media-
dos del siglo XVI fuera derribada para construir en su lugar el edificio
renacentista que hoy podemos admirarras.
Por lo demás, el templo parroquial de Yebra continúa ocultando celo-
samente los nombres de sus maestros de obras, estando a la espera, como
tantas ofras hallenkirchen, de una concienzuda y esmerada investigación.

2.7 .La iglesia parroquial de Bielsa (Huesca):


La localidad de Bielsa como la capital del Alto Cinca,
en el Pirineo Oriental -considerada
aragonés, y muy próxima al embalse de Pineta- es
Ia típica villa de montaña, a pie de valle, que está rodeada por impresio-
nantes cumbres que suelen rebasar con facilidad los 3.000 m. de altitud.
Incomparable telón de fondo donde sobresale señera la iglesia parroquial,
de unas dimensiones realmente considerables, y que difiere de Panticosa
o de Yebra de Basa por la mayor altura de su nave principal, por tener co-
locado el coro en el centro de la nave, y porque las bóvedas de crucería
estrellada (incendiadas en el transcurso de la Guerra Civil y mo-
-1938-
dernamente rehechas) descargan su peso sobre pilares cilíndricos que' en
palabras textuales de don CRISTOS¡L GUITaRT, tienen: tadosada una pilastra
en cada cuadrante, lisa y muy poco acusada¡ae. Es decir, que el templo belse-
tano se nos perfila hoy en día como un ediñcio muy problemático de catalo-

48
MaNUEL GoMEz oE, VelnNzutl.A: rl.a iglesia de Yebra de Basar, en rev. Jacetania'
n." 69, Jaca, junio 1977 (año X), s. P.
oe
C. GuIt¡n APARICIo: 0p. cit., p. 131.

r29
gar, con el agravante de que la única apreciación-cronológica_que se le conoce
I-proporcioñada por doh Rrc¡nDo D;L ARcoso- es que fue reconstruido
en el año 1619.

3. Un tercer grupo, circunscrito topográficamente a la provincia de


Zaragoza,lo forman lai iglesias de planta de salón sustentadas por her-
áticas y capiteles de orden jónico. Ti-
-or"r columnas anilladas de basas
pología sobria y eleganti, amén de vanguardista, que desde una perspecti-
va formal nos introduce de lleno en un viejo problema innato al soporte
columnado: el no poder usarse en edificios excesivamente altos sin romper
su módulo o proporciones, módulo que viene expresado por la relación
existente entre la altura de la columna y el diámetro de su fuste.
En Aragón, este embarazoso dilema que había obsesionado a los ar-
quitectos de todas las épocas cotas más elevadas sin quebran-
clásicos- -conseguir
resolvió con gran maestría al emplear un tipo
tár los cánones se
de columna, llamada comúnmente anillada por ostentar una faja o <anillor
en resalte que, a un tercio aproximado de su altura, ciñe decorativamente
el perímetro del fuste, rompieñdo así la lisura del mismo. Aunque en realidad
lo que ocurre, según la acertada.hipótesis de don FEIERICO TonnRLBR: tes
que estamos ante un pedestal cilíndrico sobre el cual va la columna propia-
mente dicha, con su basa, que es la anillar5r.
Es también el Dr. ToRn¡Lg¡52 quien, a la hora de sugerir posibles
antecedentes para la columna renacentista aragonesa, recurre como ejem-
plo no único- a una Obra italiana de la segunda mitad del
-seguramente
iigto XV' la igle.sia aeneciana de San /accaría (u. fig. n." 8); cuyo interior,,de
gán boato y fástuosidad, nos depará la agradable sorpresa dd'estar erigido
Sobre unas columnaS que, a Su vez, reposan en unos soberbiOS basamentos
de sección poligonal. Hábil diseño atribuible -no sin cierto margen de
error- al genial arquitecto Mauro Codussi (1440-1504), máximo responsa-
ble, a partir del año 1483, de la fachada y de la ornamentación interna de
San Zaccaria.
Sin alejarnos del tema, de sobra es sabido que el siglo XVI hispánico,
y por ende el aragonés, supuso un constante trasiego de artistas, ideas y
tendencias estilísticas tildadas con el sello inconfundible de lo italiano. No
es por tanto un pensamiento descabellado, ni mucho menos, el admitir la
teoría del Dr. Tonn¡Ls¡ referente a que la región del Véneto pudiera ha-
ber repercutido artísticamente en las columnas anilladas del renacimiento

Rrc¡RDo DEL ARCO y GARAY: op. cit., 1942, p. 270.


50

F¡onnlco TORRALBA SonIeNo: <Arter, en AAVV, Aragón, col. tTierras de Españar,


5r
Barcelona, publicaciones de la'FundaciónJuan March (Madrid), édit. Noguer, S' A., 1977,
p.237.
- 52 FEDERICO TORRALB¡ SoRIeNo: nMás sobre la llamada columna anillada en la ar-
quitectura del renacimiento aragonésr, en Seminario de Arte Aragonl¡, n.' XXXI , Zaragoza,
ed. de la Institución Fernando el Católico¡ (C.S.l.C.) de la Excma. Diputación Provincial
de Zaragoza, 1980, p. 76.

130
zaragozano. Pero tampoco podemos descartar la circunstancia, siempre
factible, de que un momento dado, y por habérseles planteado en ambas
zonas unas exigencias constructivas y espaciales muy semejantes, respon-
dieran ante ellas de idéntica forma, con soluciones estructurales análogas.
A pesar de todo, y aun estando todavía pendientes por desvelar las vías o
caminos por las que influjo tan lejano pudo llegar hasta nosotros, lo segui-
mos considerando el más oportuno de todos, incluso más que algunos
exponentes nacionales de gran renombre como el que ideó Diego de Siloé
para la catedral de Granada (1528); ya que, aun cuando el ñn de Siloé fuera
el mismo que el de los arquitectos venecianos o aragoneses: hacer que el
templo ganase en altura sin tener que recurrir a los pilares fasciculados o a
los pilares cilíndricos, no lo es la manera de conseguirlo, mediante un siste-
ma grandioso de superposición de elementos arquitectónicos prestados del
mundo clásico, si bien, libremente interpretados por Diego de Siloé en lo
que es, para historiadores como Nr¡To ALcAIDE y CHrcn Cnev¡nnst3, una
preclara intuición manierista que nada tiene que ver con los
valores conceptuales y estéticos del sostén anillado.
-creemos-
Ya en un terreno más concreto, pero no por eso menos peliagudo,
nuestro original soporte está íntimamente vinculado a dos obras de singu-
lar belleza e importancia: una civil, la Lonja de Zaragoza, y otra religiosa,
la iglesia parroquial de Longares. Edificaciones que fueron en opinión de
Altcle Rurz: uEngendradas por una misma mente, (la de) Alonso de Lez-
nesn5a; ignorándose, bien es verdad, qué papel le tocó interpretar a este
arquitecto en la creación y difusión de la columna anillada por Aragón.
Pero veamos ahora cuáles son los casos patentes de utilización del
apoyo anillado en las hallenkirchen aragonesas:

3.1. La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en Longares


(Zaragoza):
Básicamente, ha sido motivo de dos eminentes estudios: el primero,
debido a la pluma de don M¡Rro DE LA S¡l¡ V¡lnts" y editado en Zara-
goza el año 1936, nos ofrece una detallada descripción arquitectónica de la

53VIcroR NIETo ALCArnr y Fr,nneNoo Curce Cnrlr.leo¡s: El Renacimi¿nlo. Formación


1 crisü del modelo clásico, col. rFundamentos), n.o 69, Madrid, edit. Istmo, 1980, p. 351.
5o
A. Rurz Dorr¡INco: op. eit., p.33.
Frente a la teoría de AltcIe RuIz que atribuye a Alonso de. Leznes el diseño arquitec-
tónico de la Lonja de Zaragoza, se encuentra aquella otra, más generalizada, que hace res-
ponsable a Juan de Sariñena de la traza del monumento citado; asi, CenvrN Gott¿¡z escri-
be al respecto que: rEl entonces 'maestro de la ciudad' o arquitecto municipal, Juan de
Sariñena, presentó el proyecto que fue seleccionado por los jurados, (CenvrN CÓMEZ
URDÁñEZ: oZaragoza renacentista), en AAVV, Guía histórico-artística de /aragou, coordina-
dor Guillermo Fatás, Zaragoza, ed. de la Delegación del Patrimonio Histórico-Artístico del
Excmo. Ayuntamiento de Zaragoza, 1982, pp, 198-199).
55MaRIo nr L¡ Sel-a VeloÉ,s: Hisloria de la ailla de Longares,Zaragoza, tipografía de
Berdejo Casañal, 193ó.
t3l
iglesia (u. fig. n.. 9), de sus altares y de las capillas y piezas de orfebrería
,iá, d.ttu.aáas; el segundo, muchísimo más reciente y modélico por los
criterios de investigacién aplicados, fue realizado en 1981 por At-lcte Rulz
Dol,rrNGOt6, revisando y aciualizando los contenidos que en su día redacta-
ra L¡ S¡I-e ValnES, y añadiendo además un valioso anexo documental que
abarca los años de 1127 a 7896, gracias al cual Altcla Rutz pudo desarro-
llar al completo un análisis evoluiivo de las etapas constructivas del templo
parroquial. Etapas constructivas que, a continuación, hemos resumido
pu.u .i lector por medio de una sucinta tabla cronológica:

AÑOS ACTIVIDADES
1520 Alonso de Leznes cobra, por haber acabado la capilla dedi-
cada a Santa Ana, la cantidad de 300 sueldos.
r526 Se delibera la fábrica de la nueva iglesia renacentista, co-
menzándose las obras por el ábside de la capilla mayor. Es
de suponer que el maestro fuera Alonso de Leznes.
1528 Parece ser que en est; año se finaliza la nave principal.
1529 Alonso de Leznes aparece por última vez en la documenta-
ción con motivo de haber entregado y terminado las capi-
llas de San Bartolomé y San Sebastián.
1544 Tras una fase de inactividad, el ilustrísimo arzobispo de
Zaragoza don Hernando de Aragón, en visita pastoral
de 30 de junio de 1544, ordena la prosecución de los traba-
jos y su conclusión en un plazo máximo de cuatro años. La
respuesta fue inmediata, y en ese mismo año se acometie-
ron: el cuarto nuevo del Rosario y la nave que ocupan los
altares de San Juan, Santo Domingo, San Antón, San Lo-
renzo, el Rosario y Santiago.
r546/ lsso Mosén Lezcano y mosén Francisco Mazón levantan la pri-
mera sacristía que tuvo Nuestra Señora de la Asunción, así
como la estancia superior que hay encima de ella. El coste
ascendió a 957 sueldos.
1 550 Fray Lope Marzo, abad del monasterio de Veruela y visi-
tador eclesiástico de don Hernando de Aragón, por mandá-
to pastoral de 15 de diciembre de 1550, estipula el ensan-
chamiento del edificio dada la estrechez e insuficiencia del
recinto destinado a culto; adecuación que deberá realizarse
en un período de tiempo que no podrá superar los tres
años.

5! A. Rurz DolrtNco: of. cit., pp.29-31


132
1556/1558 Se pone en práctica el mandato anterior: Juan de Estalla
- percibe 3.090 sueldos por sus menesteres en la parroquiaf,
y posteriormente otros 4.600 sueldos por adecentar y dejar
presentable la iglesia.
1,587 Diego Landrán construye la capilla del Santo Cristo (con-
- tigua a la capilla de Santa Ana), con el probo objetivo de
colocar en ella unos cuadros donados nor la familia Esco-
tano.
1654/1656 Pascual Rancón, albañil natural de Monzón, erige las dos
- capillas interiores de la sacristía.
1661 Un vecino de Cariñena, llamado Iusepe Rancón, edifica la
- capilla barroca de la Anunciación, siendo sufragados los
gastos por el obispo de Tarazona don Diego Escolano.
1662/1664 El cantero y habitante de la ciudad de Zaragoza, M4stín
- de Avaria, labra, por un importe global de 390 sueldos, las
tres columnas anilladas que le faltaban al templo: También
en ese mismo año de 1662 es iniciada la nave de la Epísto-
la, la última que precisaba el edificio para adquirir su con-
figuración definitiva.
1699 Se hace, a la izquierda del altar mayor y en estilo barroco,
- una nueva capilla bajo la advocación de SanJosé.
1 700 Fecha en que se fabrica la sacristía actual.
-
3.2. La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en Leciñena
(Zaragoza):
Una tremenda horizontalidad define el paisaje urbano de Leciñena, a
tan sólo 30 kms. de la ciudad de Zaragoza, en la semidesértica llanúra de
los Monegros. Su iglesia parroquial, excelsa mole de piedra sillar que do-
mina sin dificultad alguna cualquier rincón de la comunidad monegrina, es
una .réplica más o rnenos lograda de la Lonja de Zaragoza y de Nuestra
Señora de la Asunción de Longares, tanto por su concepción espacial como
por la clase de soportes empleados. No obstante resulta muy complejo el
intentar compararla con los monumentos citados, dadas las drásticas e
inevitables remodelaciones que, hacia el año 188057, sufrió el edificio araiz
del pésimo estado de conversación que éste venía arrastrando desde muy
antiguo; efectivamente: el peligro de ruina inmediata obligó, por un lado, a
que se entibaran con gruesos paramentos los tramos de las naves laterales
muros desde las columnas anilladas hasta los contrafuertes
-tendiéndose
de los costados, y oradando estos tabiques con unos vanos, estrechos y al-

57
A. RUIZ Doutuco: op. cit., p.36
r33
tos, como si de pequeñas capillas transitables se tratara-, y por otro. ;
sustituir los maltrechos abovedamientos estrellados por bóvedas de medr _

cañón, con lunetos en la nave central, y sin lunetos en las laterales. Tra:
estas modificaciones, el desahogado y diáfano espacio salón del que hacía
gala la parroquial, su admirable homogeneidad interior y la riqueza de su.
crucerías, se habían perdido para siempre.
Al margen de lo anterior, ha sido precisamente esa peculiaridad de
utilizar materiales pétreos en plena depresión del Ebro la que hizo suponer
a don CRlsrosel Gul.raRr.ss detenerse a dar mayores explicaciones
sobre el tema- que el maestro -sin
de obras sería, probablemente, el arquitec-
to castellano Juan Marrón. Por e.l contrario, ALrcr¡ Rurz DovrNGo, que
también había recabado su atención en la hallenkirche de Leciñena la
idea nada deqpreciable de cotejarla con su homónima la Asunción -con de Lon-
gares-, y habiendo ya tenido en cuenta un sustancioso trabajo de JctsÉ
Meni¡ BARDAVIo GR¿crRse que versaba sobre ella, fue de un criterio com-
pletamente opuesto al de GurraRr:
nl-as fechas de construcción de esta parroquial oscilan entre 1540 y
1560. Parece bastante claro que su fábrica es posterior al templo de Longa-
res, e incluso posible y probable que la mano del arquitecto fuese la mis-
ma, la de Alonso de Leznesró0.
Mientras tanto, y quedando a la espera de una respuesta documenta-
da que clarifique de una vez por todas la situación tan incierta en que se
encuentra esta iglesia monegrina, creemos haber cumplido con nuestro
cometido de recoger en este artículo las dos teorías que acerca de Nuestra
Señora de la Asunción se han escrito de un tiempo para acá.

Finalmente, sólo restan por comentar aquí una serie de edificaciori'es


de estructuras y formatos heterogéneos, que don CRIsrOseL GultaRt enu-
meró, en su libro ya clásico sobre la arquitectura gótica aragonesa6r, bajo
los apartados de: rlglesias de tres naves con la central más elevadar (pa-
rroquiales de Fuentes de Ebro Boltaña y El Pobo
-Zaragoza-62,
e ulglesias de nave -Huesca-
única, (esparcidas, como ya se dijo al ha-
-Teruel-)
blar de la clasificación de GuI.reRT, por casi todas las comarcas de Aragón),

58
C. GurrAR Apenlcro: op. cü., p. 132.
5eJosE MARIA BARDAv¡o Gnacl¡: Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción d¿ Le-
ciñena (laragola), trabajo mecanograñado, Departamento de Historia del Arte de la Univer-
sidad de Zaragoza, curso 1964-65.
60
A. RUIZ Dolr,tIl.,¡co: op. cit., p. 37.
6' C. GuItnn ApnnIcIo: op. cit., pp. 132-134.
62
La parroquial de Fuentes de Ebro, según PoNz, fue construida por rel Arquitecto
Pierres de Bedelr (ANroNIo Po¡,¡z: Viage de España, 1." ed., Madrid, imprenta Vda. de Iba-
rra, 1788. Ed. facs., edit. Atlas, 7972, t. XV, p. 180). Sobre ella, SaNrtaco SEBASTIÁN
comenta: rCreo que debió de realizarse hacia 1535r... .(y) debió de acabarse mucho antes
de 1545r, siendo la primera obra de Pierres de Vedel en Aragón (SeNrIeco St¡RstlÁ¡,¡: uEl
arquitecto francés Quinto Pierres Vedelr, en Archiuo Español de Arte, n.o 140, Madrid, ed. del
Instituto uDiego Velázquezr (C.S.LC.), octubre-diciembre 7962, t. XXXV, p. 291).

t34
y que bien poco o nada tienen que ver con las haltenkirchen y con lo que
ellas significan, pero que son representativas de unos modos y maneras di-
ferentes de interpretar los espacios religiosos durante el siglo XVI arago-
nés, siguiendo, en la mayoría de los casos) los descoloridos patrones de
unos templos del gótico lévantino- que por aquellas fechas estaban
-los
ya caducos y obsoletos.

Conclusiones:

Como es fácil de comprender, las presentes consideraciones,están suje-


tas a los profundos cambios que, dentro de un futuro no mtr'f lejano, im-
pondrán los nuevos estudios que sobre arquitectura religiosa del siglo XVI
se efectúen en nuestra región. Su provisionalidad está, pues, reconocida de
antemano.
a) La iglesia de planta de salón o hallenkirch¿ es el modelo de tem-
plo más abundante y característico en España durante la primera mitad
del siglo XVI. Con una pervivencia que en Aragón comprende todos los
años de la citada centuria e incluso una buena parte del siglo XVII (baste
recordar ahora edificios tan notorios como los de Panticosa, Bielsa o Lon-
gares, que pese a ser de fábricas muy tardías siguieron estando acordes con
los esquemas constructivos del siglo XVI).
b) Insistir en el carácter nacional del fenómeno. Son pocas las regio-
nes españolas desprovistas de algún bello ejemplar de iglesia salón.
c) Frente al centralismo espacial que habían propugnado los trata-
distas del quatrocceqto italiano, por estas latitudes se recurre a una fórmula
que puede parecer manida y hasta cierto punto arcaica: la traza rectangu-
lár tipo halie, de una aparente elementalidad, con sus volúmenes prismáti-
cos y desornamentados, cómoda de aprehender por el individuo, quien,
nada más traspasar el umbral de la iglesia, queda seducido por la raciona-
lidad de su diseño, liberándose ésa es la qmoción que él siente-
-porque
de angustiosas estrecheces romanicistas y de vertiginosas alturas goticistas.
Empero, la planta de salón'pese a tener un origen medieval cual no
-lo
oculta ni niega a nadie- supo adaptarse, a las mil maravillas, a las necesi-
dades espaciales del renacimiento hispánico. Fue, en suma, el soporte ideal
para que se imprimieran sobre sus superficies los elementos decorativos y
formales procedentes de la vecina Italia.
d) Por lo que concierne a la génesis de los templos salón peninsu-
lares, hoy por hoy, ningún investigador cuestiona que su precedente más
remoto sean las hallenkirchen germánicas de los siglos XIII y XIV. Debién-
dose esclarecer) eso sí, el posible nexo de unión con algunos edificios del
Milanesado y Venecia, máxime conociendo las estrechas relaciones que la
Corona de Aragón mantuvo por espacio de varios siglos con las florecientes
repúblicas italianas de aquella época. Prosperidad económica y política de
135
la Corona que se plasmó magistralmente en unas obras de índole civil: las
lonjas salórr de las ciudade s portuarias aragonesas (como son las de Barce-
lon"a, Palma de Mallorca o Valencia), anunciando la pauta que posterior-
*".,i. podrían seguir ciertas construcciones religiosas y demostrando,
asimismo, la utilidld de la planta salón. Sin embargo, por muchas in-
fluencias que de Europa central o de los países del -Mediterráneo-pudiera
recibir Arágón, hasta que en la catedral de San Salvador no se dio carta
blanca al si-stema halle, entronizándolo en el epicentro mismo de la cristian-
dad aragonesa, éste no arraigó de forma definitiva, y muchísimo menos se
-propagado
hubiera como lo hizo sin tener el nihil obstat de las autoridades
eclesiástica s zaragozanas.
e) capítulo aparte merecería l-a histórica figura del arzobispo don
Hernando de Aragón (gran promotor de empresas artísticas y c.ronista ofi-
cial del Reino) y por extensión, la Casa Real aragonesa, dado el protago-
nismo tan evidente que ambos desempeñaron en la difusión de un buen
número de nuestras hallenkirchen En otras ocasiones, cuando don Hernan-
do no intervino personalmente en la factura de parroquias tan ilustres, sí
que estuvieron detrás los cabildos, concejos e instituciones más importantes
del reino aragonés; administrando sangrando- los fondos pecunia-
-casi
rios que para tal fin eran sonsacados a los vecinos del lugar elegido (dícese
censos, diezmos, primicias, treudos, limosnas y dejas testamentarias); sólo
condicionantes de esta naturaleza pueden explicar la existencia de iglesias
tan grandiosas en. unas poblaciones, a veces) tan minúsculas.
Paralelamente, si nos fijamos en otras regiones de Ia geografía hispa-
na, observamos que también sucedieron hechos similares, así, en Tierra de
Barros extremeña donde ha sido meticulosamente examinada la
-comarca
arquitectura religiosa del siglo XVI63-, la poderosa Orden de Santiago
ejerció un férreo control sobre cualquier templo que iniciara acto de fábri-
ca en sus extensos dominios, ni una simple remodelación, por insignificante
que ésta fuera, escapaba a su inquisidora miradaoa.
0 El reparto cuantitativo de estos monumentos aragoneses se incli-
na, con marcada diferencia, a favor de dos provincias: zaragoza y Huesca
(gon nueve y seis ejemplos respectivamente); permaneciendo desvinculada
la provincia de Teruel, con un porcentaje de casos prácticamente nulo. Se-
ñalar por ahora, a falta de apreciaciones globales más significativas, la
mayor modernidad de las iglesias salón zaragozanAs frente a las oscenses,

M¡NUEL Gnnnlno S¡NTIeco: Arquitectura religiosa del siglo XVI en Tierra de Barros
63

IV, Badajoz, ed. de la Institución Cultural nPedro de Va-


(Badajoa), col. rUniversitariar, D.o
lenciá, de la Excma. Diputación Provincial de Badajoz, 1983.
Además de esta obra y la de JOSÉ GesnlEL MOye V¡rc¡ÑÓN, ya citada, cabe desta-
car también: Aunne os La MoRpNa: Iglesias columnarias con bóuedas de crucería en la proaincia
de Madrid, Madrid, Anales del Instituto de Estudios Madrileños (tirada aparte), vol. VIII,
1972.
6a
M. Gennloo San.ttaco: op. cit., p. 193.

136
dos focos artísticos que probablemente tengan una evolución cronológica y
estilística divergente
g) Como conclusión final querríamos, antes de cerrar este artículo,
dedicar unas breves palabras al proceso metodológico que consideramos
más oportuno para llevar a buen térrrrlno la investigación científica de las
hallenkirchen aragonesas, y que, a nues{ro juicio, deberá apoyarse ineludible-
mente sobre tres coordenadas básicas:
Levantamiento
- Elaboración dede las planimetrías de cada edificio.
unas descripciones y catalogaciones monográficas
-
que permitan el análisis comparativo y de conjunto; sin perder de vista al
resto de las iglesias salón europeas y españolas.
- Y uncon
municipales,
apoyo documental, exhumando sus archivos parroquiales y
el objetivo primordial de establecer unas autorías y cro-
nologías perfectamente acreditadas.

t37
Fig. 1. Catedral d¿ San Saluador (,laragoaa).
,ti,"o.l
_:__ .gielsa
a
o
¡Yebra de Basa

.
oMagallón
.

lcena lO
Z ARAGOZA

A
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tiza
O
t. Fuentes de Jiloca
I bdes

rE6uEL

T: IGLESIAS DE PLANTA DE sALoN soBRE PILARES FASCIGULADoS.

O: IGLESIAS DE PLANTADE SALON SOBRE PILARES CILINDRICOS.

A : IGLESIAS DE PLANTA DE SALON SOBRE COLUMNAS ANILLADAS.

Fig. 2. Ubicación 1 tipología de las thallenkirchenr aragonesas (según Josí Luis Pano).

G 139
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140
Fig. 4. La Seo de Barbastro (Huesca).

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Fíg.5. Colegiata de Santa María la Malor de Botea (Huesca)


t41
Fig. 6. Igtesia colegial de Daroca (/arago4)'

t42
Fig. 7. Iglesia parroquial de Panticosa (Huesca)'

143
Fig. 8. Iglesia de San /accaría ( Venecia)

144
Fie. 9. Iglesia parroquíal de Longares ('laragoaa).

145
bocas de capilla o la estrechez de las naves y tramos a cubrir exigieron,
desde una óptica meramente constructiva, la utilización retardataria
del
arco apuntad'o. Aspectos estos que- se_observan claramente en las primeras
cole-
iglesias salón aragónesas (La Seo de Zaragoza, catedral de.Barbastro,
por ser, lógica-
siata de Bolea, .r-itu d. barrJorge en Huesca capital, etc.)
ñrente, las que tienen una mayor vocación goticista'.
que
3.'- L)s bóuedas de crucería estrellada, sin duda, el elemento flormal
más ha contribuido para que ciertos eruditos tildaran como de góticas
a
enri-
las hallenkirchen hispánicas, desde comienzos del siglo XVI. se fueron
queciendo con muliitud de enreve sadas nervaduras8, en un
juego de luces y
sombras que tuvo más de efectista que de estructural, a la par
que sus ple-
iutq,r.t"t semiesféricos aparejados con
mentos se convertían en simples
con argamasa y yeso para los re-
materiales muy pobres: ladrillo asentado
voques. O dicho con otras palabras: nada quedó, salvo la apariencia exter-
na, de aquellas obras maestras de cantería que lueron los abovedamientos
deí gótico pleno. por lo que respecta a las bóvedas de estilo propiamente
...ra"centistá diremos que son escasas en el dieciséis aragonés, y cuando
aparecen, lo hacen tarde y parcialmente (vuelva a servir de ejemplo la cole-
gial de Daroca, q.l. u,r.tqu. posee bóvedas de casetones, éstas se localizan
inica-ente en el presbiterio y en el tramo preabsidial); fenómeno análogo
al que se produce en la Rioja Alta, donde este tipo de abovedamientos no
surge hasta después de 1560'q.
4.o Y por último, la decoración monumental, reducida al mínimo indis.
-
pensable, ," ir. decantándo cada vez más en favor de un programa ita-
iianirante a base de grutescos, candelieri, rosetas, figuras geométricas, ca-
piteles y entablamen;s de raigambre clasicista; no obstante, incluso en
pu..oqriur de diseño tan renaciente como Nuestra Señora de la Asunción
i. Lorgur. s (Zaragoza), impera la moderación y la sobriedad decorativa,
justa y equiliÜrada] sin coniesión alguna a lo superfluo. En resumen; si
.r..p*u..tos capillas, púlpitos, pilas de bautizar o pequeñas remodelacio-
.r., iirludus, nuéstras iattinkirchen tendieron más a la desornamentación y a
la pureza de sus formas arquitectónicas, que al abarrocamiento de sus inte-
riores.
Tras este breve preámbulo de carácter general, trataremos seguida-
mente de perfilar el intrincado mundo de las iglesias salón aragonesas -te-
mática que ocupa de lleno la tesis doctoral del que suscribe-, en lo que
es, sin ri-esgo a equivocarnos, el primer esbozo que sobre-e-llas se realiza'Y
nada mejoi para éntrar en mateiia que abordando la problemática, todavía

8SirvadeejemploqueenlacolegiatadeSantaMaríalaMayordeBolea(Huesca)se
estrellada con una enorme profusión
dan catorce modelos airii.rto, de bóvJdas de crucería
(N del A )'
¿iueonut.t, terceletes, ligaduras y combados
*á. ";-ñ;;'d;;*,;;
Mó"o- vor-c¡Ño^¡: Arquitec)ura del siglo xvl en la Rioja Alta'
reliziosa
Institutode Estudios Riojanos
col. nBibliotecu d. 1-.*u-r'Rio¡u.*r, n." 31, Logroño, edldel
1980' t' I' p 50'
(C.S.I.C.) de la Excma."fiip'iüti¿t Provincial"de Logroño'
I 15

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