El-Interaccionismo-Simbolico-Perspectiva y Método
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El termino " interaccionismo simbeilico' es en cierto modo un barbarismo que acuñe con carácter
informal en un articulo publicado en "HOMBRE Y SOCIEDAD- (Emerson P. Schmidt. editor. New
York . Prentice Hall. 1937 ). El vocablo acabó siendo aceptado y hoy es de uso general
2 La posición metodológica del interaccionismo simbólico
entre éstos y la conducta a que se supone dan lugar . En el primero de los casos el
significado desaparece al ser absorbido por los factores desencadenantes o causa-
les; en el segundo se convierte en un mero lazo de transmisión que puede ser
ignorado en beneficio de los factores citados.
El punto de vista del interaccionismo simbólico, por el contrario , sostiene que el
significado que las cosas encierran para el ser humano constituye un elemento
central en sí mismo . Se considera que ignorar el significado de las cosas conforme al
cual actúan las personas equivale a falsear el comportamiento sometido a estudio,
por estimarse que el hecho de restar importancia al significado en beneficio de los
factores que supuestamente motivan la conducta , constituye una lamentable negli-
gencia del papel que el significado desempeña en la formación del comportamiento.
La sencilla premisa de que el ser humano orienta sus actos en relación con las
cosas basándose en el significado que éstas encierran , es demasiado simple para
diferenciar el interaccionismo simbólico : existen otros enfoques que asimismo com-
parten dicha premisa . La segunda, que hace referencia a la fuente del significado,
establece mayores diferencias entre dichos enfoques y el interaccionismo simbólico.
Hay dos formas tradicionales muy conocidas de explicar el origen del significado.
Una de ellas es la que considera el significado como parte intrínseca de aquello que
lo tiene , es decir , como elemento natural de la estructura objetiva de las cosas.
Según esto, está claro que una silla es una silla , una vaca una vaca, una nube una
nube , una rebelión una rebelión , y así sucesivamente . Al ser inherente a la cosa que
lo contiene , el significado sólo necesita ser desglosado mediante la observación del
ente objetivo que lo posee . Por así decirlo , el significado emana de la cosa y, por
ende , su formación no es fruto de ningún proceso ; lo único que hace falta es
reconocer el significado que encierra esa cosa. Se advierte en seguida que este punto
de vista refleja la postura tradicional del "realismo" en filosofía : postura amplia-
mente adoptada y hondamente arraigada en las ciencias sociales y psicológicas. El
otro punto de vista importante y tradicional considera que el "significado" es una
excrecencia física añadida a la cosa por aquel o aquellos para quienes ésta posee un
significado . Se considera que este " añadido" físico es una expresión de los elementos
constitutivos de la psique , la mente o la organización psicológica de la persona.
Entre tales elementos cabe citar las sensaciones, sentimientos , ideas, recuerdos, mó-
viles y actitudes . El significado de una cosa no es sino la expresión de los elementos
psicológicos que intervienen en la percepción de la misma; por lo tanto, se pretende
explicar el significado de esa cosa aislando los elementos psicológicos concretos que
producen el significado . Este hecho puede apreciarse en la práctica psicológica, en
cierto modo antigua y clásica, de analizar el significádó de un objeto mediante la
identificación de las sensaciones que intervienen en la percepción del mismo. así
como en la práctica contemporánea de seguir el significado de una cosa, la prostitu-
ción , pongamos por caso, hasta la actitud de la persona que la está considerando. El
hecho de reducir el significado de las cosas a elementos psicológicos limita los
procesos de formación del significado a aquellos que son necesarios para despertar y
reunir los elementos psicológicos que lo producen . Tales procesos son de índole
psicológica e incluyen la percepción , cognición , represión, transferencia de senti-
mientos y asociación de ideas.
El interaccionismo simbólico considera que el significado tiene un origen distinto
a los sostenidos por los dos puntos de vista predominantes que acabamos de exami-
nar. No cree que el significado emane de la estructura intrínseca de la cosa que lo
4 La posición metodológica del interaccionismo simbólico
del cual los factores determinantes del comportamiento desencadenan éste. Así pues,
el esquema sociológico típico atribuye el comportamiento a factores tales como el
status social , los preceptos culturales , las normas , valores, sanciones , exigencias del
papel social desempeñado y requisitos del sistema. La explicación en función de
estos factores es suficiente por si sola sin tener en cuenta la interacción social que su
intervención implica necesariamente . De modo parecido , en el esquema psicológico
típico ciertos factores tales como los motivos , actitudes , complejos ocultos, elemen-
tos de organización psicológica y procesos psicológicos se utilizan para explicar el
comportamiento prescindiendo de la interacción social . Pasamos así de este tipo de
factores causales al comportamiento que supuestamente provocan . La interacción
social se convierte en un simple foro a través del cual se desplazan los factores
sociológicos y psicológicos determinantes para producir ciertas formas de comporta-
miento humano . Puedo añadir que la ignorancia de la interacción social no se
remedia hablando de una interacción de elementos sociales (como en el caso de un
sociólogo que habla de una interacción de papeles sociales o de una interacción
entre los componentes de un sistema social) o psicológicos (como cuando un psicó-
logo menciona la interacción existente entre las actitudes mantenidas por distintas
personas). La interacción social se da entre los agentes y no entre los factores que se
les atribuyen.
El interaccionismo simbólico no se limita a aceptar la interacción social , sino que
le reconoce una importancia vital en sí misma . Dicha importancia reside en el hecho
de que la interacción es un proceso que forma el comportamiento humano, en lugar
de ser un simple medio o marco para la expresión y liberación del mismo . Simplifi-
cando podría decirse que un ser humano en interacción con otras personas ha de
tener en cuenta lo que cada cual está haciendo o a punto de hacer ; es decir está
obligado a orientar su propio comportamiento o a manejar sus situaciones en fun-
ción de aquello que toman en consideración . Por consiguiente , las actividades de los
demás intervienen como factores positivos en la formación de su propio comporta-
miento; ante los actos ajenos una persona puede abandonar una intención o propó-
sito, reconsiderarla , verificarla o cancelarla , intensificarla o sustituirla . Los actos de
los demás se incluyen en la decisión de una persona respecto de lo que proyecta
hacer , pueden oponerse o impedir tal proyecto , exigir una revisión o motivar un
planteamiento muy distinto del mismo . Todo individuo ha de lograr que su línea de
acción encaje de alguna manera en las actividades de los demás . Estas han de ser
tenidas en cuenta , sin considerarlas simplemente como un ámbito para la expresión
de lo que uno está dispuesto a hacer o planea realizar.
Estamos en deuda con George Herbert Mead como autor del más profundo
análisis de la interacción social hasta ahora realizado, análisis que por otra parte, se
ajusta a los datos más realistas de que se dispone . Mead señala dos formas o niveles
de interacción social en la sociedad humana , denominándolos, respectivamente,
"conversación de gestos" y "empleo de símbolos significativos ". Yo los llamaré
"interacción no simbólica " e"interacción simbólica" . La primera tiene lugar cuando
una persona responde directamente al acto de otra sin interpretarlo . La segunda
implica la interpretación del acto. La interacción no simbólica se manifiesta clara-
mente en las respuestas reflejas, como en el caso de un boxeador que automática-
mente levanta el brazo para parar un golpe . Sin embargo , si el boxeador se detuviese
a reflexionar que ese golpe de su adversario que parece avecinarse es sólo una finta
para cazarle , tal actitud formaría parte de una interacción simbólica . En tal caso,
La posición metodológica del interaccionismo simbólico 7
tendría que procurar descubrir la finalidad del golpe, es decir , su significado como
parte del plan de su contrincante . En su asociación , los seres humanos entablan una
clara interacción no simbólica al responder inmediata e irreflexiblemente a los movi-
mientos corporales , expresiones y tonos de voz de sus semejantes , pero su forma
característica de interacción se ejerce a un nivel simbólico, puesto que tratan de
comprender el significado de los actos ajenos.
El análisis de Mead sobre la interacción simbólica es de suma importancia.
Considera que dicha interacción consiste en una exposición de gestos y en una
respuesta al significado de los mismos . Un gesto es aquella parte o aspecto de un
acto en curso que encierra el significado del acto, más amplio, del cual forma parte:
por ejemplo , la amenaza de un puño como indicación de un posible ataque, o la
declaración de guerra por parte de un país que manifiesta así su postura y su línea
de acción . Los ruegos , órdenes, mandatos, sugerencias y declaraciones son gestos
que dan a la persona que los recibe una idea de la intención y propósito del futuro
acto del individuo que los formula. La persona que responde organiza su respuesta
basándose en el significado que los gestos encierran para ella. La persona que realiza
dichos gestos se sirve de ellos como signos o indicaciones de lo que proyecta hacer,
así como de lo que desea que el otro haga o comprenda . Por lo tanto los gestos
tienen significado, no sólo para la persona que los hace , sino para aquella a quien
van dirigidos . Cuando el significado es el mismo para ambas personas , éstas se
comprenden mutuamente . De este breve examen se desprende que el significado de
los gestos aflora a lo largo de tres líneas ( la triple naturaleza del significado según
Mead): esos gestos indican lo que ha de hacer la persona a quien van dirigidos, lo
que la persona que los hace proyecta realizar y, finalmente , la acción conjunta que
debe surgir de la coordinación de los actos de ambas . Así, por ejemplo , la orden de
levantar las manos que un ladrón da a su víctima es (a) una indicación de lo que ésta
ha de hacer ; ( b) una indicación de lo que el ladrón se propone hacer , es decir,
despojar a su víctima ; y (c) una indicación de la acción conjunta que se está for-
mando: en este caso un atraco . Si existe confusión o malentendido en cualquiera de
estas tres lineas de significado , la comunicación no se produce, la interacción se
dificulta y la formación de la acción conjunta se ve bloqueada.
Para completar el análisis del interaccionismo simbólico realizado por Mead es
preciso citar un aspecto más, a saber: que las partes implicadas en la interacción
tienen que asumir necesariamente el papel de cada uno de los individuos involucra-
dos. Para indicar a una persona lo que tiene que hacer, el individuo que hace la
indicación debe formularla , poniéndose en el lugar de quien la recibe. Para ordenar
a su víctima que levante las manos, el ladrón tiene que concebir la respuesta de la
víctima poniéndose en su lugar. Por su parte , la víctima ha de captar la orden
contando con el punto de vista del ladrón que la formula; debe advertir la intención
y la acción subsiguiente del atracador. La mutua asunción de papeles es condición
sine qua non para que una comunicación y una interacción sean eficaces.
Es evidente la importancia y el lugar preferente que la interacción simbólica
ocupa en la vida y el comportamiento de un grupo humano . Todo grupo o sociedad
humana se compone de personas en asociación . Esta adopta necesariamente la
forma de individuos que actúan recíprocamente entablando , por lo tanto , una inte-
racción social que, a su vez, se ejerce característica y primordialmente a un nivel
simbólico en la sociedad humana . Como individuos que actúan individual o colecti-
vamente , o como agentes de una organización determinada que entra en contacto
8 La posición metodológica del interaccionismo simbólico
con otra, las personas se ven necesariamente obligadas a tener en cuenta los actos
ajenos en el momento de realizar los propios. La ejecución de tales actos implica un
doble proceso: el de indicar a los demás el modo en que deben actuar y el de
interpretar las indicaciones ajenas . La vida de un grupo humano constituye un vasto
proceso consistente en definir al prójimo lo que ha de hacer y, al mismo tiempo en
interpretar las definiciones formuladas por los demás . A través de este proceso las
personas hacen que sus actividades encajen en las ajenas , a la vez que forman su
propia conducta individual. La actividad conjunta y el compartimiento individual se
forman dentro y a través de este proceso continuo. No son meras expresiones o
productos de los que las personas aportan a su interacción ni de las condiciones que
preceden a la misma . La incapacidad para adaptarse a este aspecto vital constituye la
principal deficiencia de los esquemas que tratan de describir la sociedad humana
basándose en la organización social, en factores psicológicos o en cualquier combi-
nación de ambas cosas . En virtud de la interacción simbólica , la vida de todo grupo
humano constituye necesariamente un proceso de formación y no un simple ámbito
de expresión de factores preexistentes.
encaja en el anterior comentario sobre los objetos. Al igual que los restantes, el
"auto-objeto" surge del proceso de interacción social en el que otras personas defi-
nen a un individuo ante si mismo. En su análisis de la asunción del papel social.
Mead ha investigado la forma en que esto acontece. Señala' que, para que una
persona se convierta en un objeto para sí misma ha de contemplarse desde fuera. Y
esto sólo puede hacerlo poniéndose en el lugar de otra y observándose o actuando
en relación consigo misma desde esa nueva perspectiva. Los papeles que una per-
sona puede asumir van desde el de individuos distintos (la "etapa de juegos") hasta
los de una comunidad abstracta ("el otro generalizado"), pasando por el de grupos
organizados, ("etapa del juego organizado"). Al asumir tales papeles una persona se
encuentra en situación de dirigirse o aproximarse a sí misma. Tal es el caso de la
niña que "juega a las mamás" y se habla a si misma como lo haría su madre, o el del
sacerdote que se juzga a sí mismo a través del prisma del sacerdocio. Formamos
nuestros objetos a partir de nosotros mismos mediante un proceso de asunción de
papeles. De ello se deduce que nos vemos a nosotros mismos a través del modo en el
que los demás nos ven o definen; o, para ser más exactos, nos vemos asumiendo
uno de los tres tipos de papeles ajenos que ya hemos mencionado. El hecho de que
un individuo forma un objeto de sí mismo basándose en las distintas maneras de
definirlo que tienen los demás, está sobradamente admitido en la literatura actual, por
lo que no haré más comentarios sobre el tema a pesar de su gran trascendencia.
El hecho de que el ser humano posea un "si mismo" lleva implícito algo todavía
más importante; y es que ello le capacita para entablar una interacción consigo
mismo. Esta, sin embargo, no adopta la forma de una interacción entre dos o más
partes de un sistema psicológico como, por ejemplo, entre necesidades, emociones,
ideas, o entre el "id" y el "ego" del esquema freudiano, sino que es de índole social;
es decir, una forma de comunicación, en la que la persona se dirige a sí misma como
tal y responde en consecuencia. Este tipo de interacción es fácilmente detectable
cuando advertimos que estamos enojados con nosotros mismos, y que debemos
autoestimularnos para realizar nuestros quehaceres, cuando nos recordamos que
hay que hacer esto o lo otro, o hablamos para nuestros adentros, al elaborar un plan
de acción. Como estos mismos ejemplos sugieren, la "autointeracción" adopta prin-
cipalmente la forma de un proceso en el que el individuo se hace indicaciones a sí
mismo. El proceso en cuestión permanece continuamente en vigor durante la vida
consciente del individuo, cuando éste advierte o considera tal o cual asunto, u
observa éste o aquel acontecimiento. De hecho, en el ser humano, ser consciente o
estar al tanto de una cosa cualquiera equivale a indicarse esa cosa a sí mismo; se le
reconoce como un determinado tipo de objeto y se considera la pertinencia o impor-
tancia que reviste para la propia línea de acción. La vida consciente de una persona
consiste en una serie de indicaciones de este tipo que se hace a sí misma y de las
cuales se sirve para orientar sus actos.
De esta suerte obtenemos una descripción del ser humano como un organismo
que entabla una interacción consigo mismo a través de un proceso social de autofor-
mulación de indicaciones. Este punto de vista sobre el ser humano es radicalmente
distinto del que prevalece en las ciencias social y psicológica contemporáneas en las
cuales predomina el concepto según el cual la persona es un organismo complicado
cuyo comportamiento constituye una respuesta a los factores que intervienen en la
ordenación del organismo. Las escuelas de pensamiento de las ciencias sociales y
psicológicas difieren enormemente a la hora de elegir los factores que cada una
La posición metodológica del interaccionismo simbólico I
d
La posición metodológica del interaccionismo simbólico 13
` El interaccionismo simbólico establece las premisas de una filosofia profunda, de gran contenido
humanista . Al elevar el " si mismo' a un rango de suprema importancia y reconocer que su formación y
realización se producen a través de la asunción de los papeles sociales de los demás , con quienes el
individuo está implicado en las actividades conjuntas de la vida de grupo, el interaccionismo simbólico
proporciona los elementos esenciales para la formulación de un estimulante esquema filosófico particular-
mente amoldado a la experiencia social . Los escritos de George Herbert Mead y John Dewey, en especial.
esbozan las lineas generales de esta filosofía.
La posición metodológica del interaccionismo simbólico 17
Para que esta trivial aunque indispensable declaración no sea mal interpretada,
añadiré unas palabras sobre las posturas tradicionales del idealismo y el realismo, ya
que estas doctrinas filosóficas han influido considerablemente en la investigación
científica dentro del ámbito de la sociología y la psicología actuales.
El idealismo sostiene tradicionalmente que "el mundo de la realidad" sólo existe
en la experiencia humana y que surge exclusivamente en la forma en que los seres
humanos lo "ven". Creo que tal concepto es indiscutible. Es imposible mencionar
un solo ejemplo de caracterización del "mundo de la realidad" que no esté marcado
por la imaginación humana. El ser humano no conoce nada que no se presente en
forma de algo a lo que pueda referirse o que sea capaz de indicar. Para señalar
cualquier cosa, una persona tiene que verla desde su propia perspectiva: ha de
describirla tal y como aparece para ella. En este sentido no es posible hallar ninguna
fisura en el argumento de que el mundo empírico existe siempre y necesariamente
en forma de imágenes y conceptos humanos del mismo. Sin embargo, en contra de
lo que muchos suelen deducir, esto no traslada la 'realidad" desde el mundo empí-
rico a la esfera de las metáforas y los conceptos. Es erróneo llegar a la conclusión de
que, como el mundo empírico sólo puede existir para el ser humano en forma de
imágenes o conceptos, la realidad hay que buscarla en dichas imágenes o conceptos
prescindiendo del mundo empírico. Esta postura solipsista es insostenible, y haría
imposible toda ciencia empírica. Es insostenible debido al hecho de que el mundo
empírico puede 'replicar" a nuestros conceptos o afirmaciones sobre el mismo, es
decir, desafiar, resistir y no rendirse ante nuestras imágenes o ideas. Tal resistencia
confiere al mundo empírico un carácter obstinado que es el sello de la realidad. Su
inflexibilidad, su capacidad de resistir y replicar, exige y justifica la ciencia empírica.
Fundamentalmente, ésta persigue como objetivo el desarrollo de imágenes y concep-
tos susceptibles de manejar con éxito y adaptarse a la resistencia ofrecida por el
mundo empírico sometido a estudio.
El reconocimiento de que el mundo empírico posee un carácter obstinado con el
que hay que llegar a un acuerdo , justifica plenamente la insistencia realista de que
posee una naturaleza 'real". Con todo, es necesario eludir los conceptos que han
lastrado el realismo tradicional perjudicando seriamente su fecundidad. Uno de ellos
sostiene que ese carácter obstinado -o realidad- del mundo empírico es fijo e inmu-
table en cierto aspecto esencial cuyo descubrimiento constituye el objetivo de la
ciencia empírica. Por el contrario, la historia de dicha ciencia demuestra que el
mundo empírico se presenta siempre "aquí y ahora' y está siempre refundiéndose
debido a la realización de nuevos hallazgos. El peligro que entraña la creencia de
que la realidad del mundo empírico se concreta en una forma perpetuamente inmu-
table desemboca en la natural disposición a considerar que el conocimiento existente
de dicha realidad constituye esa forma siempre fija. La historia confirma que tal
disposición supone un formidable freno a las nuevas investigaciones y descubri-
mientos. El segundo concepto esterilizante afirma que la realidad del mundo empí-
rico debe ser considerada y asumida en función de los hallazgos de la ciencia física
más avanzada. Esta idea ha tenido efectos particularmente perniciosos sobre las
ciencias psicológica y social y nada autoriza a defenderla. Lo único que un estudio
minucioso y honesto ha puesto de relieve es ese inflexible carácter del mundo
empírico. Forzarlo a que encaje en un esquema diseñado para un segmento dado del
mismo, es filosóficamente sectario y no representa el enfoque de la auténtica ciencia
empírica.
18 La posición metodológica del interaccionismo simbólico
La descripción correcta de esta ciencia es, a mi juicio , la que la define como una
búsqueda de respuestas a las preguntas formuladas sobre el carácter "resistente" del
mundo empírico en estudio. Hay que respetar esta obstinada naturaleza o carácter:
, la cual lleva a
tal es, en realidad , el principio fundamental de la ciencia empírica
cabo sus investigaciones obteniendo imágenes del mundo empírico en estudio y
verificándolas por medio de un severo escrutinio del mismo. Esta simple observa-
ción nos permite enfocar correctamente el tema de la metodología , la cual remite a
(o abarca ) los principios subyacentes que sirven de guía en el proceso analítico
completo del carácter obstinado del mundo empírico en cuestión . Tal concepto de la
metodología entraña tres puntos de vital importancia : ( 1) la metodología abarca la
investigación científica en su totalidad y no sólo un sector o aspecto seleccionados
de la misma; ( 2) cada una de sus partes, así como el acto científico en su totalidad,
deben adecuarse al carácter obstinado del mundo empírico en estudio; por lo tanto,
los métodos de estudio están subordinados a dicho mundo y han de ser verificados
por éste; y (3) el mundo empírico sometido a estudio, y no un modelo de pesquisa
científica , es el que proporcionó la respuesta decisiva sobre la investigación empren-
dida . Me gustaría aclarar cada uno de estos puntos.
(1) A mi modo de ver debiera resultar evidente que la metodología se aplica y
abarca todas las partes del acto científico . Considero necesario hacer esta salvedad a
causa de la asombrosa inclinación de la ciencia social en uso a identificar la metodo-
logía con cierto sector limitado de la indagación científica y, más aún, a atribuir a
este aspecto parcial una importancia gratuita . Actualmente , la ciencia social consi-
dera con desalentadora frecuencia que el término " metodología " es sinónimo del
estudio de los procedimientos cuantitativos superiores , y que un "metodólogo" es
un experto versado en el conocimiento y utilización de tales procedimientos. Se le
considera generalmente como alguien que aborda el estudio basándose en variables
cuantificables , que intenta establecer relaciones entre ellas mediante el empleo de
refinadas técnicas estadísticas y matemáticas , y que orienta su búsqueda por medio
de elegantes modelos lógicos adecuados a cánones especiales de cierto "plan de
investigación ". Estos conceptos son sólo una parodia de la metodología considerada
como el estudio lógico de los principios subyacentes en la conducta de la indagación
científica . Es evidente que el método de la ciencia empírica abarca todo el campo del
acto científico , sin omitir las premisas iniciales ni la totalidad de las etapas de
procedimiento comprendidas en dicho acto . Todos estos elementos son de vital
importancia en el estudio científico y precisan ser analizados y respetados al desarro-
llar los principios de la metodología . Para facilitar la comprensión de este tema, me
permitiré señalar los aspectos más importantes de la investigación científica , indis-
pensables para la labor de la ciencia empírica.
(a) La posesión y utilización de una descripción o esquema previo del mundo empírico en
estudio . Como antes hemos dicho, esto constituye un requisito previo indispensable
en cualquier estudio del mundo empírico , ya que únicamente podemos contemplar
ese mundo a través de un esquema o concepto del mismo . La descripción subyacente
del mundo empírico utilizada orienta y configura en su totalidad el acto del estudio
científico . La citada descripción marca la pauta para la selección y formulación de los
problemas, la determinación de los datos, los caminos a seguir para obtenerlos, el
tipo de relaciones que se pretende establecer entre éstos y las formas en que se
modelan las proposiciones . Habida cuenta del efecto fundamental y omnipresente que
esta descripción inicial del mundo empírico ejerce sobre la totalidad del acto de la
La posición metodológica del interaccionismo simbólico 19
del área vital considerada. La postura inicial del sociólogo y del psicólogo es, prácti-
camente, la de una falta de familiaridad con lo que realmente acaece en la esfera de
la vida elegida para su estudio.
Esto me lleva a hacer otra sencilla observación, a saber: que a pesar de esta
carencia de un íntimo conocimiento, el investigador compondrá inconscientemente
un cierto tipo de descripción de la zona vital que se propone estudiar. Pondrá en
juego las creencias e imágenes que de antemano posee, a fin de conformar una
perspectiva más o menos inteligible del área de vida en estudio. En este sentido es
como cualquier otro ser humano. Seamos legos o especialistas, necesariamente
hemos de recurrir a las imágenes que ya poseemos para analizar cualquier aspecto
de la vida de grupo con el que estamos poco familiarizados. Aunque carezcamos de
un conocimiento de primera mano sobre la vida de los delincuentes, los sindicatos,
los comités legislativos, los ejecutivos de un banco o cierto culto religioso, nos
bastan unos cuantos datos clave para configurar unas imágenes prácticas de esos
aspectos vitales. Como todos sabemos, en ese momento intervienen las imágenes
estereotipadas y se hacen con el control. Todos nosotros, en nuestra calidad de
especialistas, poseemos una serie de estereotipos comunes a los que recurrimos para
enfocar una esfera de la vida social empírica que desconocemos. En el terreno de las
ciencias sociales el investigador utiliza, además, otro conjunto de imágenes precon-
cebidas (producto de sus teorías). las creencias vigentes en sus propios círculos
profesionales y las ideas sobre cómo ha de estructurarse el mundo empírico para
que le permita desarrollar su procedimiento de investigación. Ningún observador
meticuloso puede negar con honradez que esto sea cierto. Lo vemos claramente en
el hecho de que continuamente se configuran descripciones del mundo empírico de
forma que se acomoden a criterios personales, se les estructura en función de las
creencias y conceptos que gozan de general aceptación entre un conjunto determi-
nado de colegas, y se les modela de manera que cumplan las exigencias del proto-
colo científico. Debemos reconocer honradamente que cualquier investigación por
parte de un experto en ciencias sociales, encaminada a estudiar una esfera concreta
de la vida social que no conoce por sí mismo, concluye siempre con el trazado de un
cuadro de esa vida según imágenes preconcebidas.
Nada habría que objetar a esta predisposición natural y modo de hacer si la
investigación científica en cuestión se rigiese por un esfuerzo constante y consciente,
encaminado a revisar y someter a prueba las imágenes personales, pero no es és.: la
tendencia predominante en las ciencias social y psicológica de nuestros días. Las
posturas teoréticas son defendidas obstinadamente, se aceptan gratuitamente los
conceptos y creencias del terreno de cada cual como si fueran intrínsecamente
acertados, y los cánones del procedimiento científico se consideran sacrosantos.
Nada tiene de particular, por lo tanto, que las imágenes procedentes de dichas
fuentes dirijan la investigación y modelen la descripción de la esfera de vida en
estudio. En lugar de ser ensayadas y modificadas por un conocimiento directo de
ese área de vida, se convierten en un sustituto de dicho conocimiento. Dado que esto
constituye un grave reproche, pasaré a aclararlo.
Para empezar, la mayor parte de las investigaciones científicas (configuradas,
desde luego, según la metodología en vigor) no están concebidas con miras a desarro-
llar una estrecha y razonable familiaridad con el área de vida en estudio. Al investi- 1
gador no se le plantea la necesidad de explorar este área libre y exhaustivamente,
entrando en contacto con las personas implicadas, contemplando aquélla a la luz de
28 La posición metodológica del interaccionismo simbólico
las diversas situaciones que éstas han de afrontar, anotando sus problemas y cómo
los resuelven, participando en sus conversaciones y observando cómo transcurre su
vida. En lugar de esta exploración e intento flexible de entablar un íntimo contacto
con lo que sucede, se deposita la más absoluta confianza en el hecho de partir de
determinada teoría o modelo, de plantear un problema en función de éste, de formu-
lar una hipótesis en relación con el problema, de esbozar un método de investiga-
ción para verificar dicha hipótesis, de emplear instrumentos normalizados para la
obtención de datos precisos, etc. Sólo quiero reiterar aquí que los planes
"apropiados" de investigación actuales no fomentan ni garantizan el desarrollo de
un conocimiento directo de la esfera de vida en estudio." Además, es harto impro-
bable que el especialista carente de esta estrecha familiaridad reconozca que está
equivocado. Al no ser consciente de los conocimientos que podría adquirir a través
de un profundo contacto con el medio, ignora que los está desaprovechando. Como
se da por descontado que el esquema de investigación científica aceptado es la vía
correcta de tratamiento y análisis, no siente la necesidad de familiarizarse con una
esfera de vida determinada. En este sentido, el protocolo de investigación estable-
cido se convierte eli sustituto inconsciente del examen directo del mundo social
empírico. Las preguntas que se formulan, los problemas que se plantean, los cami-
nos que se siguen, los tipos de datos que se buscan, las relaciones que se toman en
consideración y la clase de interpretaciones que se aventuran al respecto, son el
resultado del esquema de investigación, en lugar de ser producto de un intimo
conocimiento del área empírica sometida a estudio.
No hay duda sobre la autenticidad de la sustitución de la que hablo, La pregunta
lógica que surge al respecto es: ¿Por qué es tan importante o necesario adquirir un
conocimiento directo del área de vida social en estudio? Se podría ignorar rápida-
mente tal interrogante como pregunta tonta, si el tema no tuviese unas implicacio-
nes tan extensas y profundas en la investigación social y psicológica de nuestra
época". Por consiguiente, es preciso abordarlo. La respuesta más sencilla a esta
pregunta es que el mundo social empírico contempla una incesante vida de grupo
que es preciso observar muy de cerca para conocer lo que en ella sucede. Si se ha de
respetar el universo social, los problemas, conceptos orientativos, datos, esquemas
de relación e ideas de interpretación personales tienen que ser fieles a ese mundo
Obsérvese la escasa acogida que tienen las propuestas de estudios exploratorios formuladas a las
entidades subvencionadoras , con sus cuadros profesionales de asesores, o en el caso de las tesis doctorales
en las facultades de sociologia y psicologia . Nótese la muralla de preguntas que se plantean: "¿Dónde está
su plan de investigación ?"; "¿qué modelo sigue?" ; "¿por qué hipótesis se rige?; ' ,qué variables dependien-
es e independientes piensa adoptar ?"; "¿ qué instrumentos normalizados va a utilizar para obtener los
datos necesarios para sus variables ?"; "¿cuál es su muestra?"; "¿ y su grupo de control ?"; etc., etc. Estas
-Dreguntas dan por sentado que el investigador posee el conocimiento de primera mano que el estudio
•xploratorio pretende precisamente conseguir . ;Como no lo posee , el procedimiento de investigación
rotocolizado se convierte en el sustitutivo para obtenerlo! 1
Actualmente el mérito en estos terrenos se consigue ante todo concibiendo una teoria sorprendente,
elaborando un gran sistema teorético , proponiendo un esquema de análisis atractivo , confeccionando un
modelo lógico claro o elegante, cultivando y desarrollando técnicas matemáticas y estadisticas superiores,
realizando estudios que sean auténticos modelos de investigación planificada o (por mencionar algo que
no he abordado en este ensayo), emprendiendo brillantes análisis especulativos de lo que sucede en un
área determinada de la vida social . Al estudio basado en una observación directa de lo que acontece en
una determinada esfera social sólo se le concede un valor secundario o periférico ; tachándosele de ciencia
"floja— o de periodismo.
La posición metodológica del interaccionismo simbólico 29
puesto a poner a prueba y refundir los puntos de vista y las imágenes personales
sobre el área en estudio . Entre las grandes figuras de las ciencias naturales puede
servir de ejemplo la de Charles Darwin . No es un estudio "fácil" por el mero hecho
de que no emplea procedimientos cuantitativos ni se ciñe a un protocolo científico
prefigurado , sino que exige un juicio auténticamente riguroso , como lo demuestra el
análisis de sus dos partes fundamentales, a las que denominaré , respectivamente,
"exploración" e "inspección ". Estos dos métodos de investigación diferencian clara-
mente el examen naturalista directo del mundo social empírico del modo de investi-
gar que se practica en la metodología actual. Quisiera esbozar lo que estos dos
términos significan.
esquemas analíticos que él considera necesarios para reseñar los aspectos problemá-
ticos del área en cuestión . Uno de los aspectos interesantes del estudio exploratorio
es que el informe descriptivo, más completo , que suele ofrecer , proporciona frecuen-
temente una explicación adecuada al problema planteado , sin necesidad de recurrir
a ninguna teoría ni esquema analítico . No obstante , la imagen de la esfera de la vida
social obtenida por medio de una exploración eficaz, no es suficiente por sí sola
cuando la tarea exige un cuidado examen directo del mundo social empírico. El
examen directo impone la necesidad de otro procedimiento que juzgo conveniente
denominar "inspección".
institucional. Como los citados ejemplos sugieren, tales elementos analíticos pueden
referirse a procesos, organización, relaciones, redes de relaciones, estados del ser.
elementos de organización personal y acontecimientos. Pueden adoptar diversos
grados de generalidad, desde uno muy amplio, como la integración, hasta los de
ámbito más restringido, como la aspiración de movilidad en el caso de los adoles-
centes negros de las ciudades. El procedimiento de inspección consiste en someter
los elementos analíticos a un meticuloso examen por medio de un escrutinio minu-
cioso y flexible de los casos empíricos que aquéllos comprenden. Dichos casos
empíricos son los que aparecen dentro del área estudiada y su examen minucioso y
flexible se realiza en el contexto del área empírica en la que suceden. De este modo,
si tomamos un elemento analítico como la asimilación, por ejemplo, la de las mu-
chachas que se entregan a una prostitución organizada, los casos empíricos serán.
por supuesto, los historiales individuales de las chicas que sucumben a la mencio-
nada asimilación. El estudio concienzudo de esos casos con miras a descubrir la
naturaleza genérica de la asimilación, constituye lo que yo entiendo por
"inspección".
Como procedimiento, la inspección consiste en examinar el elemento analítico
dado, enfocándolo de distintas maneras; en considerarlo desde diferentes ángulos,
en plantear diversas preguntas y en examinar nuevamente a la luz de las mismas. La
manipulación de un objeto físico extraño ilustra el prototipo de inspección: podemos
cogerlo, mirarlo detenidamente, darle vueltas mientras lo observamos, contemplarlo
desde éste o aquel ángulo, preguntarnos qué puede ser, manipularlo de nuevo a la
luz de nuestros interrogantes, experimentar con él de tal o cual forma. Este examen
detenido y profundo es la verdadera esencia de la inspección; una inspección que no
tiene nada de rutinaria, forzada o preestablecida: sólo se convierte en tal cuando
sabemos lo que es y recurrimos a un ensayo especifico, como hace el técnico. La
inspección, por el contrario, es flexible, imaginativa, creativa y libre de tomar nue-
vos rumbos. Este tipo de examen es asimismo aplicable a un objeto social, un
proceso, una relación, o a cualquiera de los elementos que intervienen en el análisis
teorético de un área o aspecto determinados de la vida social empírica. Abordamos
los casos empíricos del elemento analítico, los consideramos en sus diversos plantea-
mientos concretos, los observamos desde distintos ángulos, nos hacemos preguntas
acerca de ellos en lo relativo a su carácter genérico, volvemos sobre ellos y los
examinamos de nuevo, los comparamos con otros, y de esta manera va surgiendo la
naturaleza del elemento analítico que representan. Esta concreción de su naturaleza
se realiza mediante un examen de la vida empírica misma, al descubrir la luz que
arroja cuando se la somete a este proceso de ensayo minucioso y flexible. No
conozco otra forma de determinar la naturaleza del elemento analítico que uno se
propone utilizar en el análisis de un área empírica concreta de la vida social, te-
niendo la certeza de que dicho elemento guarda relación con ese empleo y es válido
para el mismo.
Debe quedar claro que la inspección, como sistema de investigación, es la antíte-
sis de la investigación científica tal y como se concibe en la metodología actual de la
psicología y la sociología. La inspección no se ajusta a ningún enfoque o procedi-
miento rígido; no cuenta desde el principio con elementos analíticos cuya naturaleza
haya sido determinada de antemano y nunca revisada o verificada en el curso de su
utilización, sino que desarrolla la naturaleza de dichos elementos por medio del 1
examen del mundo empirico propiamente dicho. Es todo lo contrario de lo que
34 La posición metodológica del interaccionismo simbólico
' Para que este reproche no quede flotando en el aire , invito al lector a que trate de concretar el
significado empirico de la siguiente serie representativa de conceptos sociológicos normalmente utilizados:
costumbres, integración , papel social, alienación , socialización, actitud, valor. anomia y desviación. El
significado empírico no viene dado por una definición que simplemente sirve al propósito de la diserta-
ción. sino que existe en una especificación que nos permite acudir al mundo empírico y afirmar con
convicción, refiriéndonos a cualquier elemento empírico, si se trata o no de un ejemplo del concepto en
cuestión. El lector puede intentar hacer esto mismo con los conceptos arriba mencionados, observando
simplemente lo que sucede en torno suyo.
La posición metodológica del interaccionismo simbólico 35
esfera o mundo, el problema que se plantea a su respecto, los caminos que traza, los
datos que selecciona, las clases de relaciones que prefigura entre ellos, o los puntos
de vista teóricos que orientan sus interpretaciones, sean empíricamente válidos. La
investigación naturalista, que comprende el doble procedimiento de la exploración y
la inspección, es a todas luces necesaria para el estudio científico de la vida humana
de grupo y puede ser calificada de "científica" en el más estricto sentido de la
palabra.
Mi exposición ha puesto de relieve de un modo bastante nitido la oposición
existente entre la investigación naturalista, constituida por la exploración y la ins-
pección. y el tipo de investigación formalizada, tan enérgicamente defendida por la
metodología actual. Es necesario insistir en esta oposición para intentar liberar a los
sociólogos de su inconsciente cautiverio y adhesión a un formato de investigación
que se presupone es el modo naturalmente correcto de llevar a cabo el estudio
científico. A pesar de que muchos trabajos notables en el campo de la psicología y la
sociología contemporáneas son producto de un estudio naturalista, pocos son hoy
los defensores de este tipo de investigación, apenas considerado en la metodología
actual. Por lo que he podido comprobar, en nuestros principales centros de estudios
superiores no se concede gran importancia a la investigación naturalista o ésta no se
enseña en absoluto. Existe una general ignorancia respecto a este tipo de investiga-
ción con la consiguiente ceguera sobre su necesidad, lo cual es deplorable para las
ciencias social y psicológica, cuya misión como ciencias empíricas consiste en estu-
diar el mundo empírico en profundidad.
Orientación metodológica
objetos como ellas los ven, ya que de lo contrario sustituirá los significados de
dichos objetos por sus propios significados, incurriendo con ello en el error más
grave que un sociólogo puede cometer. Llegará a plantearse un mundo ficticio.
Dicho de un modo más sencillo, las personas actúan con respecto a las cosas
basándose en el significado que éstas encierran para ellas, y no sobre el que poseen
para el especialista intruso. A pesar de ello, por todas partes vemos estudios de la
vida de grupos humanos y del comportamiento de las personas realizados sin que el
especialista se haya esforzado en descubrir de qué manera considera la gente la
finalidad de su propia actuación. Dos perniciosas tendencias de la metodología
actual alientan oficialmente esta negligencia: (1) el convencimiento de que la sola
pericia en el uso de las técnicas científicas, unida a la facilidad para aplicar una
determinada teoría, es suficiente para el estudio de un área poco conocido; y (2) el
empeño que se pone en ser objetivo, lo que con excesiva frecuencia conduce a
enjuiciar las cosas desde la perspectiva de un observador imparcial externo. Posee-
mos infinidad de estudios sobre grupos, tales como los constituidos por delincuen-
tes, la policía, las élites militares, los estudiantes inquietos, las minorías raciales y los
sindicatos, en los que los investigadores no estaban familiarizados con la vida de
estos grupos y se esforzaron poco o nada por penetrar en sus mundos de significa-
dos. Me temo que hemos de reconocer que esta actitud es una práctica muy difun-
dida en las ciencias sociales.
Para el estudioso que no está familiarizado con el mundo de un individuo o una
colectividad no es fácil reconocer los objetos comprendidos en dicho mundo. Ante
todo se requieren unas aptitudes especiales para situarse en el puesto de una persona
o comunidad. Para que sea eficaz es preciso cultivar esta capacidad de asumir los
papeles ajenos, al igual que sucede con cualquier otra habilidad potencial. Por lo
general, los centros de formación de expertos en ciencias sociales no se preocupan
en la actualidad por cultivar esta aptitud, ni tampoco las prácticas usuales de los
estudios de investigación fomentan su desarrollo. En segundo término, para identifi-
car los objetos de interés primordial es preciso disponer de un conjunto de observa-
ciones adecuadas. Estas, a pesar de ser indispensables, no las proporcionan sino
muy raramente los procedimientos de investigación normalizados como, por ejem-
plo, los cuestionarios, encuestas, escalas, elementos de estudio estadístico o plantea-
miento de variables predeterminadas. Pueden obtenerse fácilmente, por el contrario,
de los informes descriptivos emitidos por los propios agentes sobre la manera en que
éstos ven los objetos, el modo en que actúan con respecto a los mismos en distintas
situaciones y la forma en que aluden a ellos en sus conversaciones con otros miem-
bros de su grupo. Un grupo de participantes bien informados en un mundo cual-
quier deberá, a su vez, someter a verificación y discusión crítica colectiva el cuadro
de objetos clave obtenido por medio de los referidos informes. Este último procedi-
miento constituye una "garantía" contra las deficiencias reconocidas de los informes
individuales. En tercer lugar, como ya se ha dicho antes, los investigadores, como
cualquier otro ser humano, son siervos de sus propias imágenes prefabricadas y, en
consecuencia, propensos a considerar que los demás ven los objetos en cuestión
como ellos los ven. El investigador ha de ponerse en guardia contra esta inclinación
y conceder una prioridad absoluta a la deliberada verificación de sus imágenes.
Si se considera seriamente la proposición de que las personas actúan con respecto
a los objetos en función del significado que éstos encierran para ellas, todas estas
observaciones ponen de manifiesto la necesidad de un enfoque metodológico dis-
40 La posición metodológica del interaccionismo simbólico
río del enfoque que considera a la acción social como un producto y que a continua-
ción trata de identificar los factores determinantes o causativos de la misma, se
precisa uno que estime que el agente individual se enfrenta a una situación concreta,
que debe actuar ante ella y, en función de la misma, trazar una linea de acción. De
este modo, desde una posición en la que es un medio neutral a merced de los
factores determinantes, el agente es promovido a la categoría de organizador activo
de su acción. Esta postura distinta implica que el investigador interesado en la
acción de un grupo o individuo dados, o en un tipo concreto de acción social, debe
estudiarla desde la perspectiva del autor de la acción, sea quien sea. Debe seguir el
rastro a la formación de la misma tratando de averiguar el modo en que se forma
realmente. Esto significa que hay que observar la situación con los ojos del agente,
ver los aspectos que éste tiene en cuenta, y cómo interpreta dichos aspectos, anotar
los actos alternativos programados de antemano y tratar de seguir la interpretación
que conduce a la selección y ejecución de uno de esos actos prefigurados. La deter-
minación y análisis de la trayectoria de un acto es esencial para la comprensión
empírica de la acción social, ya se trate de la delincuencia juvenil o el suicidio, la
conducta revolucionaria o el comportamiento de los negros militantes, el modo de
actuar de los grupos reaccionarios de derechas o cualquier otra cosa.
La resistencia, y de hecho la renuncia, de sociólogos y psicólogos a prestar
atención a la formación del acto social por parte de un agente, es incomprensible si
se tiene en cuenta que dicha formación acaece realmente en el mundo empírico
social. Este desinterés es un interesante ejemplo de cómo los expertos se aferran a
un punto de vista colectivo, en este caso un punto de vista que considera la acción
social como un producto y que recurre a factores antecedentes como causas explica-
tivas*. La posición metodológica del interaccionismo simbólico es que la acción
social debe estudiarse atendiendo al modo en que se forma. Dicha formación es algo
muy distinto de las condiciones precedentes que se consideran como "causas" de la
misma, y ninguna especificación de estas causas puede abarcarlo.
(4) Por último, quiero decir algo acerca de las consecuencias metodológicas que
se derivan del modo en que el interaccionismo simbólico contempla las partes o
aspectos más amplios de la sociedad humana. Estas partes o aspectos constituyen
aquello que tradicionalmente capta en mayor medida el interés sociológico: institu-
ciones. estratificación social, sistemas de clases, división del trabajo, unidades colec-
tivas a gran escala y otras grandes formas de organización social. El sociólogo tiende
a considerar estos vastos complejos como entidades que operan por sí mismos, con
su propia dinámica. Se estima que cada uno de ellos es un sistema completo, com-
Conclusión