El Color de Las Palabras
El Color de Las Palabras
El Color de Las Palabras
[Word's color]
Alicia Callejas y Juan Lupiáñez
sinestes@ugr.es
http://www.ugr.es/local/neurocog/Sinestesia.htm
Grupo de Neurociencia Cognitiva
Departamento de Psicología Experimental
Facultad de Psicología
Universidad de Granada
Consideraciones generales
Existen distintos tipos de sinestesia, aunque el más común, y por ello el más estudiado,
es aquél en el que las letras, palabras o números evocan colores. Este tipo de sinestesia
se ha denominado «color-grafema». Sean Day, profesor de la Universidad de Miami y
sinestésico, ha documentado una gran cantidad de casos de sinestesia en los que los
sentidos implicados son de lo más variado1. Así, lo más común es ver colores evocados
por letras. En segundo lugar están las personas que perciben colores cuando se
enfrentan a unidades de tiempo. También es frecuente el caso de ver colores en las
palabras habladas, los sonidos, en general, o las notas musicales. En menor medida se
dan casos de personas que ven colores para distintos sabores, sabores o percepciones
táctiles para distintos sonidos, sabores para percepciones táctiles, y un largo etcétera.
Hasta el momento se han documentado casos de casi todas las distintas combinaciones
posibles entre los distintos sentidos. En un estudio llevado a cabo en la Universidad de
Waterloo, en Canadá2, pusimos de manifiesto, tras la evaluación de más de 300
personas con sinestesia, la gran cantidad de tipos de sinestesia para los cuales un
estímulo de cualquier modalidad sensorial evoca un color particular. Es decir, la
experiencia subjetiva de color es la percepción sinestésica más común y puede ser
evocada por grafemas, palabras, música, temperatura, dolor, etc.
Los sinestésicos grafema-color perciben las letras y números como si estuvieran escritas
con un color determinado. No obstante, son conscientes de que ese no es el color real
del estímulo, sino el que ellos perciben. Es interesante destacar el hecho de que no
todos los sinestésicos de esta categoría perciben los colores de igual modo. Algunos
ven el color de las letras proyectado hacia el exterior de manera que se superpone a la
letra en sí o flota en el campo visual sin localizarse específicamente en el espacio que
ocupa la letra, mientras que otros lo ven «en la mente». Algunas investigaciones
actuales intentan dilucidar los diferentes procesos implicados en un tipo y otro de
sinestesia.
Por otro lado, las percepciones son genéricas. Es decir, cuando una palabra da lugar a
una percepción de color, ésta es simple, se trata de un color o un pequeño conjunto de
ellos, no de una percepción elaborada. De igual modo, cuando un sinestésico, por
ejemplo, experimenta formas al probar distintos sabores, estas formas son muy
generales, como líneas o espirales o texturas suaves o rugosas. No experimentan la
sensación de estar tocando una vaca o viendo un castillo.
Por último, y sin ánimo de ser exhaustivos, las percepciones son memorables. Las
personas sinestésicas suelen recordar la percepción secundaria o sinestésica de forma
más vívida que la primaria (aquella que provoca la sensación sinestésica). Así, hay
casos en los que no recuerdan un número de teléfono o el nombre de una persona, pero
saben que el número empezaba por azul, o que el nombre era verde.
Sinestesia y memoria
Por otro lado, la diversidad de sensaciones que les pueden producir los estímulos podría
repercutir igualmente en una mayor capacidad memorística por parte de las personas
sinestésicas. Así, por ejemplo, mientras que para una persona que no es sinestésica el
nombre «Antonio» es simplemente un nombre, y esa es la información con que cuenta
para poder recordarlo, para una persona sinestésica, «Antonio» puede ser, además de
un nombre, algo de color verde oliva, o brillante, o dulce, o rugoso, o triste, etc.
Obviamente, esta multiplicidad de sensaciones asociadas al concepto va a permitir
recordarlo mejor.
Ya a finales del siglo XIX, Galton8 advirtió que la sinestesia era más común entre
miembros de una familia, es decir, que en las familias en las que había un sinestésico
era probable que hubiera más que en las familias sin esta característica.
Esto ha sido investigado más a fondo y hay teorías que sugieren que la sinestesia está
ligada a un gen dominante situado en el cromosoma X, que es transmitido por la línea
materna. Se ha estimado que la proporción de mujeres que tienen sinestesia es seis
veces mayor que la de hombres y un tercio de los sinestésicos tienen algún familiar que
también lo es.
Estas teorías no tienen por qué ser contrapuestas. Parece ser que todos somos
sinestésicos al nacer porque el sistema nervioso no ha madurado completamente. No
debemos olvidar que en un principio todas las células (incluidas las neuronas) son
indiferenciadas. Es con el proceso de maduración que se van especializando y adoptan
un papel específico. De ahí, por ejemplo, la gran importancia de las «células madre»,
con potencialidad de especializarse en cualquier tipo de célula, tan de actualidad en
estos momentos.
Cuando nacemos existe un exceso de conexiones entre neuronas y entre distintas áreas
cerebrales, que luego va desapareciendo (en un proceso conocido en terminología
inglesa como «pruning»), al tiempo que cada una se especializa en lo que será su
función futura. Al hablar de herencia genética es importante tener en cuenta que ésta
puede concretarse de muchas maneras distintas. En el caso particular de la sinestesia,
la herencia podría estar haciendo que esas conexiones extra, que todos tenemos al
nacer, no desaparecieran sino que permanecieran activas a lo largo de la vida y dieran
lugar a lo que luego será la sinestesia. De modo alternativo, y tal como se sugiere
anteriormente, podría hacer que conexiones que todos tenemos pero no están activas,
sí lo estuvieran en las personas con sinestesia.
En la actualidad hay varios grupos de investigación que intentan aislar las bases
genéticas de la sinestesia, dado que esas investigaciones podrían ser relevantes para el
estudio de las bases genéticas de los procesos iniciales del desarrollo cerebral.