Lukacs - Testamento Politico PDF
Lukacs - Testamento Politico PDF
Lukacs - Testamento Politico PDF
Testamento poltico
y otros escritos
sobre poltica y filosofa
Textos inditos en castellano
n d ic e
Introduccin
p o r A ntonino Infranca y Miguel Vedda
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57
89
Libertad y perspectiva:
u n a carta a Cesare Cases
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113
Ms all de Stalin
125
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Testamento poltico
141
Ediciones Herramienta
Editor Andrs Alfredo Mndez. Revista Herramienta
Rivadavia 3772 1 B (CI204AAP) Buenos Aires, Argentina
Tel. +5411-4982-4146
Correo electrnico: revista@herramienta.com.ar
www.herramienta.com.ar
Printed in Argentina
Impreso en la Argentina en el mes de octubre de 2003
ISBN: 987-9306-15-5
Introduccin
Introduccin
Introduccin
in
Introduccin
Introduccin
Introduccin
Introduccin
Com o ejem plo cabe m encionar la lea, que no existe para que el
h om bre la utilice con vistas a satisfacer su necesidad de calor o de
m aterial, sino com o u n tejido vegetal que responde a leyes regulatoras propias. Si el hom bre no conoce tales leyes, no puede usar la
lea para sus propios fines; la lea, p o r ejem plo, no pu ed e sustituir
la piel que se em pica en la vestimenta, ni es til com o comida. Slo
conociendo las leyes de la naturaleza pu ed e el h o m b re producir
objetos e intercam biarlos, en la vida social, con oros objetos que
no h a producido l mismo, pero cuyo valor conoce.
En el caso ele la filosofa de la historia, la astucia de la razn
es el m om ento en que la razn universal utiliza a los hom bres em
pricos com o instrum entos para la realizacin del reino de la liber
tad. A unque las acciones de cada h om bre ap u n ten a la realizacin
de fines subjetivos, todas se insertan, segn Hegel, en u n proyecto
general en el cual los hom bres term inan realizando la libertad.
Ambas concepciones estn presentes -si bien con im portantes va
riaciones- en el texto de Lukcs: toda accin hu m an a se inserta en
el tolum social, favoreciendo u obstaculizando (aunque, a diferen
cia de Hegel, no de m anera necesaria) el proceso social. Al final
del m anuscrito, Lukcs seala u n o de los rasgos deflnitoros de
u n a etica marxisla: toda accin debe juzgarse siem pre desde la
perspectiva del contexto social al que pertenece. El m arxism o sos
tiene que la econom a, la poltica, la historia son expresiones de re
laciones hum anas y de leyes objetivas que surgen com o sntesis de
las acciones hum anas. Por ejem plo, el trabajo debe ser considera
do desde el punto de vista estrictam ente fsico, al m argen de cual
quier trascendencia divina. A qu pu ed e rastrearse la prim era for
m a de sntesis en tre individualidad y gnero hum ano; el trabajo es
la dem ostracin de que el hom bre es el protagonista del proceso
de lioniinizacin y, p o r ende, en la actividad laboral se halla el prin
cipie) de toda accin tica.
La carta a Cesare Cases constituye u n docum ento de im portancia
para reconstruir la ltim a parte de la vida y de la actividad intelec
tual y poltica de Lukcs. Esta carta se publica aq u p o r vez prim e
ra, y n o solo en espaol, sino en cualquier idiom a; el original ale
m n p ertenece a Cesare Cases, pero Lukcs - q u e acaso saba que
sus cartas habran de ser publicadas algn d a-, haca regularm en
te u n a copia de su correspondencia con papel carbnico; estas co
pias lu ero n conservadas p o r el Archivo Lukcs de B udapest, y en
in
Introduccin
Introduccin
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Introduccin
A ntonino Infranca*
M iguel Vedda**
Notas
1. Eiv. Georg Lukcs zum li.A pnt 197(1 (Godiiejneisj, Luchterharid, Neuwied y Berln, 1970,
pp. 71-88.
2. Marx, K. Zur Judenfrage". En: Marx/Engels, Wedie, Herausgegeben vom Institut fin'
Marxismus-Lennismus bevn ZK d er SED, w. 1-13, Berln: Deu-Verlag, 1956 ss., v. i,
pp. 347-377; aqu, p. 353.
3. Georg Lukcs: Nacli Ilegel nichts nenes. Gesprch mit Georg Idos, Raiman Petko\ic, Janos Brener, Belgrad. En: Georg Lukcs zuin D.Ajml 1970, pp. 139-150; aqu, p.
141.
4. Georg Lukcs: Nach Ilegel nclits neues, p. 145.
5. "Lukcs nel 1956". En: 1! Lale4-5 (1987), pp. 88-95.
6. Este es el nico dato que no se corresponde con las declaraciones de Vsrhlyi en
la antes mencionada entrevista de 1987.
7. GelebU's De-nkcn. Une Autobiograjdiii un Dialog, Suhrkamp, Frankfurt a/M , 1981, p. 132.
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fensores verd^e.x^m ente_en.rgicos de la dem ocracia, los trabajadores^revolucionarios, fueron conducidos a u n a hostil oposicin
con la dem ocracia. La perspectiva generalizada de este tiem po, de
que el m u n d o tuviera que elegir en tre fascismo y bolchevism o, au
m en tab a al m xim o el desconcierto e n tre los enem igos del fascis
m o, destrua cualquier frente antifascista posible. Slo u n caos
ideolgico sem ejante p u d o ser aprovechado p o r el fascismo para
ap arecer ante^masas desesperadas, an te u n a intelectualidad deses?
perada, com o salida d e la crisis d e la dem ocracia.
As, la estrategia de H itler p u d o avanzar de triunfo en triu n
fo hasta 1941. Recin con la alianza de 1941, con la alianza de de
m ocracia y socialismo, surgi u n cam bio, una posibilidad de sal
vacin p ara la civilizacin.
II
Todos estos problem as ap u n tan al segundo com plejo de la crisis:
a la_crsisjleJarid.ea-rii^p.rogresp._Filosficamente, el co n cep to d e
progreso p resu p o n e el descubrim iento de tendencias en la socie
dad, q u e garantizan u n con tin u o a u m e n to (au n q u e oT em pre.
unjfiriiijTde_ 1o_yalp^e^im nanos..en .laTrealidad misma. U na
concepcin filosfica sem ejante p u e d e c o n te n e r u n a aproxim a
cin a u n estado ideal, a una idea - p o r eso, tam bin u n progreso
infinito, com o en K ant-; pu ed e ser la llegada a u n estado que sea
cualitativam ente d iferente de los anteriores, y que garantice el
despliegue de las facultades naturales de la h u m an id ad (capitalis
m o en la econom a clsica, objetivos de la Ilustracin, de la Revo
lucin Francesa, etc.). Pero siem pre se trata de u n desarrollo ms
alto en la realidad misma.
Pero esta creencia en la realizacin de u n progreso en la rcaJida.d-scudcshacaTenTa..a:isL,fi:ibresbQza"da7 S i'a h o ra 'se acenta
la m era infinitud del progreso, com o en el liberal neokantanism o, se deshace as toda relacin con la realidad social; todo se ha
ce abstracto, dbil, poco persuasivo. U n desarrollo sem ejante, sin
em bargo, es socialm ente necesario. Aparece en los neokantianos
en u n a form a acadm ica. Pero esta estructura de la visin del
m undo, la necesaria incongruencia, radicalm ente insuperable,
en tre ideal y realidad, m uy p ro n to pro d u ce un profundo pesimis
m o cultural en la lite intelectual ms im portante. Desde la im
potencia de la razn28 de Scheler hasta Valry29, se origina la
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IV
De este m odo hem os llegado a la crisis del hum anism o. Los h e
chos de esta crisis caen de su peso. Alcanza con pensar que el fas
cismo rein doce aos e n Alemania. Pero en qu consiste esta cri
sis del hum anism o? El hum anism o es originalm ente y, segn su
esencia, u n conocim iento d el hom bre, para d e fe n d e r su dignidad
y sus derechos. P or eso, el hum anism o es combativo y agresivo des
de el Renacim iento, pasando p o r La Ilustracin, hasta los grandes
das de la Revolucin Francesa. La crisis p o r nosotros arriba anali
zada influye sobre el hum anism o en este punto: cuanto ms fu er
te sea la com pene'acin con las filosofas antidem ocrticas, anti
progresistas y basadas en la teora racial, tanto ms fuertes sern
en todas las ciencias las tendencias antihum anistas. El hum anism o
pierde su base e n las ciencias concretas del hom bre. Y la defensa
de la dignidad y de los derechos dei h om bre se desplaza, p o r su
parte, cada vez ms fuertem ente a u n a defensiva, que ideolgica
m ente se paraliza en abstracciones, que conducen cada vez ms n-
V
Con esto hem os llegado al problem a de la nueva E uropa. Y espe
ram os que nuestro a n te rio r cam ino m uestre claram ente la d irec
cin hacia la respuesta que aqu se debe dar. La nueva E u ro p a
solo puede. ...surgir y m antenerse fu erte, si consigue ex tern im ar
tam bin ideolgicam ente las races del fascismo, h a c er definitivam eltelm p o sib le su regreso. N o es este el lu g ar p ara h a b la r sobre
Notas
1. La categora de situacin tuvo u n a im portancia central en la filosofa exislencialis ta.
2. A lfred R osenberg (1893-1946), poltico alem n, nacido en Estonia. Se afili al
P artido N acionalsocialista en 1920; dirigi, a partir de 1934, la poltica cultural
y educativa del partido. En sus obras, defendi la doctrina fascista (cfr. D<r
Mylhu'i des 20. Jahrhunderts [El m ito del siglo x x ], 1930). Fue co n d en ad o y eje
cutado en N rnberg.
3. Osivnld S pengler (1880-1936): socilogo e historiador irracionalista, propulsor
del relativism o histrico y cultural. Su o b ra Der Vntergungdes Abendfondes (La de
cadencia de O ccidente] (1918-1922) ejerci gran influencia, an te todo, d u ran
te las prim eras dcadas del siglo XX. Lukcs discute las tesis de Spengler en El
asedio a !a tazn.
4. A natole France (1844-1924): novelista y ensayista francs. La cita que aqu apa
rece pro ced e d e Le Lys rouge [El lirio rojo] (1894).
5. Nicols Sim n L inguei (1736-1794): escritor de la ilu strad o
Gcesa.
6. Lukcs piensa aqu en algunos de los estudios acerca de la rev 'afrin com pues
tos p o rjo h a n n G ottlieb Fiel) te (1762-1814) en su ju ventud; ante todo, Z.uriickforderung der Denkjmhril von den 'rslen Europeas, die sie bish.tr unterdrckten [Reivin
dicacin de la libertad de pensam iento p o r parle de los phncipes de Europa,
quienes hasta ah o ra haban reprim ido dicha libertad] (1793) y Beitmgzur Bericlt/.igung des Urteils des PubUkums iiber die fwnzsische Revolution [C ontribucin a ia
rectificacin del juicio del pblico acerca de la Revolucin Francesa] (1793).
7. Los sausculottes -a s llam ados p o rq u e no llevaban los pantalones que acostum
braban usar los n o b les- eran sectores precapitalistas, de orientacin republica
na, d u ran te la Revolucin Francesa.
8. H o m b re econm ico.
9. Jc-an C harles L onard Sismondi (1773-1842): econom ista suizo que, en contra
posicin con la p ropuesta ricardiana de alcanzar el m ejor abastecim iento posi
ble de bienes, desarroll ideas -p ro p ias de un socialismo de E stad o - acerca de
la m ayor felicidad posible p ara el m ayor nm ero posible.
10. O riginariam ente, el h abitante de la ciudad que posea el derecho a votar. El tr
m ino pas a designar al republicano, al revolucionario, a) individuo que se
co m prom ete con los problem as de la vida pblica. En la Francia de 1792-1804,
fue em pleado com o f rm ula oficial de tratam iento. E ljoven Marx se h a ocupa
d o e n diversos contextos de analizar ia dialctica del citoyen y e l bourgeois d e n
tro de la sociedad burguesa; ante todo, en el escrito Zur fuden/rage [A propsi
to ele la cuestin ju d a ] (1844), en el cual - e n el m arco de u n a polm ica con
las propuestas d e em ancipacin poltica propulsadas p o r B ru n o B n u er-.se re
fiere a la necesidad de que, en el m undo burgus, el m odelo del citoyen se con
vierta en u n a idea cada vez ms irreal y etrea, a diferencia de la m aterialm en
te co n creta existencia del bourgeois. Lukcs retom a la discusin desarrollada
p o r M arx, e n tre otros lugares, en el estudio Schillers T heorie d e r inodernen
L iicraiu r Existe traduccin espaola: La teora schilleriana de la literatura
m o d e rn a . En: Goethe y su poca. Trad. d e M anuel Sacristn, G rijalbo, B arcelo
na, 1968, pp. 163-212; c f, especialm ., las pp. 166-167.
11. Con este trm ino se alude al burgus que, una vez que su clase hubo alcanza
d o la h eg em o n a poltica, ya n o se em pea en prom over la libertad y la igual
dad para las dem s clases sociales.
45. R ene Descartes (1596-1650): filsofo y naturalista, francs, uno de los principa
les exponentes del racionalismo.
46. A Jexander I-Ierzen (1812-1870): crtico ruso; el pasaje aq u citado aparece en
Mi vida. Memorias y reflexiones (1812-1868).
47. Vctor H ugo (1802-1885): escritor rom ntico francs; la novela 1793 fue com
puesta en 1872-1873.
48. Charles Dickens (1812-1870): escritor realista ingls; Misiona de dos ciudades fue
publicada por entregas en 1859.
49. El principio poltico segn el cual solo los fines im portan y los m edios carecen
de validez; el trm ino fue acuado en 1853, p o r Ludwig A ugust von Rochan.
50. Rom ain R olland (1866-1944): escritor pacifista francs.
51. G oitried Keller (1819-1890): escritor suizo, m aterialista y ateo; discpulo de
Feuerbach. Lukcs le dedica un extenso ensayo (G ottfried Keller. En: Realis
tas alemanes del siglo xix, pp. 159-253).
1. La nueva democracia
Sin em bargo, todo esto constitua ya el problem a general del p e
rodo im perialista. En qu consiste hoy la novedad? La S egunda
G uerra M undial provoc la cada del fascismo, p ero no la del ca
pitalism o. En casi toda E uropa se tiende a u n a nueva form a de
dem ocracia (alcanzada en algunos pases solam ente), es decir, a
u a d e m o cr ac ia que ntysea el p rivilegio de las doscientas fam iliaslsin.Q.que ofrezca al pueblo de los trabajadores la posibilidad
de constituir u n a sociedad en la que la pro p ied ad capitalistaprivacia subsista, au n q u e som etida a lim itaciones, controles, etc., pero en la que, de todos m odos, los intereses vitales, m ateriales.y
culturales del pueblo sean p redom inantes y decisivos.
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el p lan ec o n m ico -e v e n tu a lid a d de la influencia psicolgico-moral del m ovim iento de cam aradera (G enossenschaft) sobre los
cam pesinos, etc.. Es necesario agregar a esto el despertar, en la
poblacin trabajadora, de la consciencia de su posicin social. In
cluso est a h el p u n to central del problem a educativo e n la n u e
va dem ocracia. A qu solo podem os e n u m e rar los puntos princi
pales: variacin de las posiciones econm icas m s influyentes,
variacin de la relacin e n tre el Estado y la econom a (la dom i
n acin an n im a de las doscientas fam ilias es sustituida p o r la
direccin pblica de la econom a en el seno de los m iem bros del
p u e b lo ), cam bio en la com posicin de la organizacin del Esta
do. Tam bin aq u es necesaria u n a p rio rid ad de la variacin pol
tica sobre la educacin de los nuevos cuadros. La form acin de
los nuevos cuadros es absolutam ente indispensable p ara todos es
tos./) hjetivasi_perq jam b in es vlida la observacin de H egel seg n la cual los h o m bres d e b e n a p re n d e r a n a d a r en el agua. Slo
a travs de todos estos cam bios, com o a travs del cam bio en las
condiciones de vida de la poblacin trabajadora, p u e d e n acer en
esta ltim a u n a consciencia nueva, u n a reaccin diferente con
respecto al Estado y a la econom a y solo a p a rtir de ese movi
m ien to el pueblo p u e d e considerar al Estado y a la econom a co
m o sus propios rganos y n o com o poderes extraos y hostiles.
N aturalm ente, se p r oduce aq u u n a influencia dialctica recp roca: la vanguardia del pjJeBTcTtmbajador..posee ya hoy esta cons.c ie n c ia y sus organizaciones -de -masa-iie-nclen a introducirlaT odava ms p ro fu n d a m en te en tre los trabajadores. El p lan educativo
en sentido estricto con rzbn~oTo~ped"7ser elaborado siTa'edncacin es concebida com o u n m o m ento, y u n m o m en to m uy im-_
p p rla n ie ^ ejLjQTconjunlQ-Mel p ro ceso^
Todos estos problem as n o son im portantes sino e n la prcti
ca, p ero se enlazan estrecham ente con la visin general, filosfi
ca y m arxista de la vida. De acu erd o con n u e stra concepcin, el
h o m b re se form a en su trabajo y a travs de su trabajo. El h o m
bre social nuevo se fo rm a al m ism o tiem po que construye la so
ciedad nueva.
U na sociedad nueva elabora siem pre u n a cu ltu ra nueva. Y
es aq u d o n d e se fo rm u la la pregunta: Hasta qu p u n to esta
cultura es v erd ad eram en te nueva? Cul es su relacin con la cul
tura del pasado? La p re g u n ta ya fu e realizada en el inicio del so
cialism o. L enin siem pre rechaz cualquier proclam a de novedad
3. El problema de la tradicin
El m arxism o pud o alcanzar su significacin histrica m undial
com o ideologa del pro letariad o revolucionario p o rq u e no recha
z. las conquistas ms vlidas de la era burguesa. Al contrario,
ad o p t y elabor todo lo que se haba hech o de apreciable en. el
curso del desarrollo del pensam iento y de la cultura.hu.man.Q.sjdti
ran te mil a o s. Esta constatacin de L enin no est p ara n a d a en
contradiccin con el hech o de que el m arxism o es algo cualitati
vam ente nuevo, u n h ito decisivo en la historia del pensam iento.
Es precisam ente p o rq u e asum i todas las corrientes progresistas
en el desarrollo d e la h u m an id ad f en ef triple sentido que le otor
ga H egel (es decir, las anul, conserv y elev a u n plano ms al
to), que el m arxism o p u d o ser ese hito.
*" ~~
Bastar con trasladarse a u n m o m en to de la historia de la fi
losofa p ara p ercibir la am plitud de este cam bio. En el p erodo
prcm arxista, la historia de la filosofa conoce u n a doble lucha: el
m aterialism o com bate contra el idealism o, la dialctica contra el
p ensam iento nietafsico. Estas dos lneas de com bate tie n e n p er
petuas interferencias y, en el p e ro d o prem arxista, el idealism o, a
m en u d o el agente d el pensam iento dialctico, posee u n a signifi
cacin progresista d eterm in ad a, u n a eficacia cientfica particular.
Luego del nacim iento del m aterialism o dialctico, la lucha se
simplifica: la dialctica m aterialista se op o n e al idelism o metafsico que se vuelve todava ms reaccionario y estril.
Sealarem os, adem s, en qu el m arxism o da a la praxis una
posicin e n te ram e n te nueva en el conjunto d e la relacin filos
fica. En la filosofa p reced en te, la praxis era despreciada en favor
]
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i
4. Problemas de tica
Los problem as ticos constituyen u n g rupo particular. N o es p o r
azar que tien en u n a posicin central en la crisis ideolgica de
n u e stra poca. En efecto, rara vez la h u m an id a d se e n c o n tr tan
co n scien tem en te com o hoy fren te a la decisin a tom ar sobre su
p ro p io destino. Ya sea en la vasta co n ju n ci n histrica m undial
(guerra o paz, problem as de la nueva dem ocracia, etc.), ya sea en
cu alq u ier acto de su vida individual, los h om bres estn siem pre
ubicados nuevam ente fren te a u n a eleccin. Ayer se trataba de
d ecidir a favor o en c o n tra del fascismo, y, con cada cam bio po
ltico cotidiano, el h o m b re se e n c u en tra hoy e n d a fre n te a u n a
eleccin cargada d e consecuencias. Problem as de este g n ero se
p rese n taro n , n atu ralm en te, en otros tiem pos. Pero en las pocas
revolucionaras, p reguntas de esta clase se p lan te an con m ucha
ms aspereza y exigen u n com prom iso totalm ente distinto que
los llam ados p erodos de tranquilidad, en la m ed id a en que las
consecuencias que cualquier decisin p u e d e acarrear, son m u
cho ms in m ed iatam en te visibles y perceptibles. Es necesario
agregar a esto qu e n u estra poca, com o consecuencia de las con
m ociones revolucionarias que se rep iten desde hace decenas de
aos, despert e n los h om bres u n a consciencia ms fuerte, u n
sen tid o de la responsabilidad ms agudo que el que se e n c o n tra
ba en otras pocas, com o el p e ro d o que sigui a la P rim era G ue
rra M undial.
5. Problemas de la religin
D e lo qnc hem os dicho hasta el presente se deduce claram ente el
abismo infranqueable que existe entre la religin y el m arxism o. El
conocim iento de la dialctica en la naturaleza nos da u n a im agen
del m undo fundada en el aulom ovim iento del m undo mismo. (Re
curdese la polm ica de Engels con Newton, contra la concepcin
del m undo considerado com o u n reloj al que se le dio cuerda11.)
El m aterialism o histrico, y en l la tica marxisla, nos ofrece el di
nam ism o espontneo de la hum anidad, su autoconstruccin.
P or ms que se adm ita que se puede, e incluso que se debe,
desear leTColaboracin prctica y poltica" con el m ayor n m ero
posible de hom bres de m entalidad religiosa, eslebism o que se
para las dos concepciones del m un d o y de la vida no p u e d e y no'
debe ser fran q u ead o a travs de n in g n p u e n te . Tam bin ah se
cae en dos errores excesivos. Hay u n a oposicin de extrem a iz
78
6. Problemas de la nacin
Asistimos a u n d errum bam iento general cuyos problem as presen
tan en todas partes afinidades, incluso teniendo en cuenta las
grandes diferencias nacionales. La lucha p o r la instalacin de la
nueva dem ocracia p lan te a en todos lados problem as econm icos
y sociales m uy similares, y en todos lados moviliza, a favor o en
contra, fuerzas sociales casi equivalentes. Esto es inevitable, pues
la sim ilitud d e las finalidades y d e las corrientes d e las clases d e
be p ro d u cir agrupam ientos sem ejantes, problem as tcticos sem e
jantes, etc. No obstante -y no se trata de u n a co n trad icci n - se
observan en todos lados diferencias nacionales m uy acentuadas.
En general, las aspiraciones del proletariado y de los cam pesinos
se asem ejan, pero los m edios de realizacin son en extrem o dife
rentes. (Pensar, p o r ejem plo, en la actitud diferente de la dem o
cracia social e n Francia y e n Italia, e n la influencia d iferen te del
capitalism o sobre los partidos agrcolas de los diferentes pases.)
Esta_situacin no debe so rp re n d e r ^,nadie;.y 2 .e\,ManiJsto..Comunista adverta que incluso la revolucin internacional del p ro leta
riado se m anifestara al com ienzo bajo form as nacionales12.
Y aun as la situacin actual va ms all de esta previsin y,
p o r necesidad histrica, la m ayora de las naciones europeas se
con fo rm aro n sim ultneam ente a la constitucin de la clase b u r
guesa v bajo la direccin de esta. Los puntos culm inantes de este
desarrollo son revelados p o r la g ran Revolucin Francesa. Es ca
racterstico que todava d u ran te m ucho tiem po, incluso d u ran te
la R estauracin, la palabra patrio ta fu era casi_sin nim o de re
volucionario. Est^siuTaciiTno se m odific sino m s tafd'crcn la
com pleta victoria de la burguesa, con la consolidacin definiti
va de la dom inacin burguesa. A partir de este m o m en to , no solo
la n acin y las aspiraciones nacionales no coinciden ya con el
progresism o (no se p u e d e lia b la r ms, dlnguiT"mocTo, de revo
lucin); n o soToflas coirieiites_acionalcs a p u n ta n cada vez ms
aTzTopresih y alnjxpl'Taci de otros pueblosfhcT slo los in
tereses d la poblaciTuriibaiVdoxarineluso-si-GQicfdhrinmedia;
taiente cnflos grandes intereses nacionales, estn subordina-
rvn c la
T - f n v m u * r n r o r r l - i r m r l i r n b r r r u n f r niir* la o r * r u ' * r n l 7 a H n n
Notas
1. En las Carlos sobre la educacin esttica: del hambre.
2. En H egel, Kno/enlinien van MaafiverhaUnifien [lneas nodales de las proporcio
nes]. Es el ttulo de un pargrafo de la Wissenschajt derLogik [Ciencia de la l
gica]; concretam ente, se trata del p u nto B del segundo captulo (La m edida
rea!) de la seccin tercera (La m edida), dentro del libro prim ero (La teo
ra sobre el ser").
3. El original francs -q u e presenta num erosas erratas- trae aqu, despus de "fal
so , u n a palabra inexistente en francs. N o era necesaria para la com prensin
del pasaje; hem os preferido omitirla.
4. Louis-Ferdinand Cline (1894-1961): seudnim o de Lous Destouches. Novelis
ta y ensayista francs, im pulsor de u n a cosmovisin nihilista. D espus de la Se
g u n d a G uerra M undial, fue condenado a prisin p o r h a b e r colaborado con la
ocupacin alem ana.
5. A ndr M alraux (1901-1976), escritor francs. Partidario del com unism o en sns
inicios, particip en la revolucin china en 1926-1927; en 1934 form parte del
C ongreso de Escritores Soviticos en Mosc; en 1937, colabor en la G uerra Ci
vil Espaola, del lado republicano. En 1939 rom pi con el com unism o. Inter
vino activam ente d u ran te la resistencia, en tiem pos de la ocupacin. Pero lue
go dio un viraje ideolgico; trabaj com o m inistro en el gobierno de De Gaulle
(en tre 1945-1946 y, posteriorm ente, desde 1958), y actu com o un anticom u
nista militante.
6. A rth u rK o estler (1905-1983): escritor de origen hngaro, que escribi la mayor
p arte de sus obras en ingls y en alem n. En algunas de sus obras, com o Daiknes.s al Ahan (traducido al espaol com o lil tero y el infinito), desarrolla una du-
La responsabilidad socia
del filsofo*
Die gcsellschaftliche Verantvvortung des P hilosophen. En: D annem ann, Rdige r y ju n g , W erner (eds.), Objeklive Moglichkeil. lieitrage zu Georg Lukcs Zur Ontalogie des gesellscha/Uichen Sebo, W estdentscher Verlag, O pladen, 1995, pp. 11-29.
T raduccin de M ara Paula Daniello.
El artculo, que no presenta indicacin alguna acerca de la fecha en que ha si
do com puesto, es, segn Ju n g /D a n n e m a n n , de los aos 50. El original m eca
nografiado se en cu en tra en tre los m ateriales del Archivo Lukcs de Budapest
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el com portam iento tico del individuo arro jad o a la vida est
o rientado a distanciarse de todo lo sociohistrico p ara alcanzar el
ser ontolgico - e n flagrante oposicin con todo lo existente-.
Es obviam ente im posible tratar aq u todo este com plejo de
problem as, aun m eram ente de form a sucinta. Slo podem os ocu
parnos de aquellos de sus aspectos cuya intencin objetiva se di
rige a nuestra pregunta.
1
En la tica p reced en te podem os observar - grosso modo- dos co
rrientes decisivas. La p rim era solo considera el acto m ism o de la
decisin tica, del com portam iento. A un cuando esta concep
cin pud o recibir encarnaciones m uy diferentes en el desarrollo
de nuestra m oralidad, encontram os u n a posicin bsica tal tanto
e n tre los estoicos com o en E picuro, tanto en K ant com o en el
existencialism o, etc. En concordancia con nu estra p reg u n ta, di
rigim os nu estra atencin ante todo al rasgo com n que sobresa
le y descuidam os conscientem ente las diferencias cuya im p o rta n
cia evidentem ente n o debe ser p o r eso subestim ada; p ero tales
diferencias no son decisivas p ara las relaciones a aclarar aqu. El
factor decisivo reside, segn nuestro parecer, e n que se coloca el
acto de la decisin tica, de la adopcin del m odo de com porta
m iento ticam ente relevante, com o algo in d ep e n d ien te del desa
rrollo casual de la realidad sociohistrica; e incluso se hace de la
absoluta in d ep en d en cia e n tre am bos m undos, del ser y del d e
b e r ser, el fu n d am en to de la tica. Esta,escisin de la realicladje
consum ada de la m an era ms resuelta, hasta lo paradojal, p o r el
graiTTriqsoT^Canl- Eldcsgrrcran'avisa la personalidad actuante
y su accin. Todas las condiciones y consecuencias, tam bin las
pu ram en te espirituales, p e rte n ec e n al m u n d o de lo fenom nico
y estn, p o r lo tanto, incondicionalm ente som etidas al enlace im
placable de la causalidad. El actuspurus de la decisin tica es, sin
em bargo, u n nom eno,_un factor de la existencia inteligible del
hom bre, que es com pletam ente in d ep e n d ien te de lo_feno'ini-_
co y de la causalidad.
Parece com o si de esta form a toda conexin e n tre la existen
cia in te rio r (tica) y la exterior (natural, social) del h o m b re estu
viera rota, p o r lo que nuestro problem a, para u n a tal in te rp re ta
cin. perdera lodo sentirlo aun rom o n rrcn in ti
n o pv rio
H egel tiene tam bin p len a razn cuando rechaza com o abs
tractos tanto la preferencia unilateral de la conviccin, com o la
de las consecuencias.
La consideracin necesaria del propsito en la elaboracin
tica de las consecuencias, m uestra, sin em bargo, ya a p rim era vis
ta, u n a dialctica sum am ente com plicada. Sera evidente y fcil
d ecir que nadie es ticam ente responsable p o r las consecuencias
involuntarias de sus actos. N o obstante, puede sostenerse u n a
afirm acin tal? Supongam os que u n h o m b re q u iera m atar de u n
tiro a P edro, la bala yerra y h iere m ortalm en te a Pablo. No existe
n in g u n a intencin; la responsabilidad m oral no puede, sin em
bargo, ser n eg ad a rec u rrie n d o a la casualidad. Pues todo acto se
libera -m s o m en o s- d e su autor, ad q u iere su p ro p io despliegue
in m an en te en m edio de la interaccin de los hom bres. U n p ro
psito com unicado n o es ms tuyo dice el "Wallenstein de Schi11er1. El pro b lem a de la responsabilidad reside en que la dialcti
ca p ro p ia de la accin no suprim e la autora p o r p arte del sujeto,
de su conviccin y com prensin. Cabe preg u n tar: en qu m edi
da, de qu m odo, con qu consecuencias, bifurcaciones y efectos
colaterales se da u n a responsabilidad? N o hay n in g u n a d uda so
b re la relacin general e n tre accin y autor, aun con las m edia
ciones ms amplias. Slo la m edida y la p ro p o rc i n d eb eran ser
elaboradas co n cretam ente a p a rtir de u n a casustica tica.
N aturalm ente, eso no es posible aqu. P o r lo m enos, parece
im prescindible d ar al m enos unas indicaciones m etodolgicas so
b re las direcciones d e la solucin. H egel presinti algo muy esen
cial respecto de esto cuando dijo: d e b o co n o cer la naturaleza
universal d e la accin individual5. All las dos determ inaciones,
tanto la naturaleza universal com o el conocim iento, son igual
m en te im portantes y problem ticas.
Pues u n a generalizacin sim ple y rectilnea d el hech o no
nos hace avanzar ticam ente u n solo paso adelante. El prrafo
del libro de la ley, bajo el cual u n acto individual debe ser subor
d inado ju rd ic a m e n te , expresa esta universalidad abstracta de la
m an e ra ms clara y m uestra a la vez que l n o p u e d e ni siquiera
d a r u n indicio p ara la solucin tica (al revs, sin em bargo, se
p u e d e decir: las grandes dificultades que surgen a veces en tales
subordinaciones jurdicas, se d e b e n precisam ente a que la opi
n i n pblica, y tam bin la conciencia ju rd ica, tom an conciencia
de la problem tica tica de tal subordinacin sim plificadora). La
2
A un ms claram ente se presenta la unidad de la tica all do n d e
p arte del extrem o opuesto y unilateral, de la acentuacin exclusi
va o pred o m in an te de las consecuencias. En sentido estricto, u n a
concepcin tal deba negar cualquier tica, si se la realizaba con
secuentem ente, y tena que considerarla irrelevante p ara el ser y
el devenir de la sociedad, p orque entonces la teora del derech o
v del Estado (o eventualm ente la econom a) desem pearan sus
funciones. Por eso esta teora no fue desarrollada n u n c a de m a
n e ra verdaderam ente consecuente. Surge en la paradoja de Maquiavelo, segn la cual el legislador debe p artir de que todos los
hom bres son m alos (am orales); sirve de base a la concepcin de
Maquiuvelo la circunstancia de que acciones individualm ente m a
las p u e d e n produ cir consecuencias socialm ente provechosas. Pe
ro aun jurdicam ente sera im posible desarrollar u n a teora que
se oriente pu ram en te a las consecuencias y que deje de lado la
conviccin subjetiva. Tam bin cualquier im putacin p u ram en te
ju rd ic a est obligadada a Lomar en consideracin factores subje
tivos, com o intencin, conviccin, dom inio general real o posible
de las circunstancias, etc. La p reg u n ta de para qu u n h o m b re
pu ed e ser calificado de responsable, incluso ju rd icam en te, de las
consecuencias de su acto no pu ed e ser deducida a p artir del m e
ro en cadenam ien to de causa y consecuencia.
nn
1 HA
4
Salteamos la historia del desarrollo del m arxism o, con sus diver
sos puntos de giro, para p o d e r concretizar el problem a que nos
propusim os a p artir la situacin actual, de las decisiones que di
cha situacin nos exige, de la responsabilidad que las decisiones
requieren.
Tam poco el m arxism o, considerado desde el p u n to de vista
de nuestra cuestin, es el mismo de hace cien aos. Precisam en
te desde esta distancia no resulta in d ifereu te si se trata de u n g ru
po pequeo, a m en u d o ilegal, de u n partido de masas bajo el ca
pitalism o, del partido d om inante en la lucha p o r el socialismo en
nn pas co n tinuam ente am enazado p o r ejrcitos intervencionis
tas, etc. El presente es, desde luego, el resultado de toda esta his
toria. Pero contiene -se g n creem o s- tam bin algo cualitativa
m ente nuevo. P or eso se trata, ante todo, de p reg u n ta r si la
situacin actual de la hum anidad contiene, de hecho, factores
que resulte justificado observar com o v erdaderam ente nuevos en
la historia. Pues, de no ser as, el problem a deb era relacionarse,
Notas
1. Lukcs se refiere aqu a las consideraciones en to rn o al sacrificio de Isaac desa
rrolladas p o r K lerkegaard en Temor y temblor. Dichas consideraciones ejercieron
gran influencia sobre eljoven Lukcs; p o r ejem plo, en el dilogo Van erArmut
ain Gaste. Ein Gesprach und ein Une/ [Acerca de la pobreza de espritu. U na con
versacin y una carta].
2. La novela, publicada en 1863, despliega u n a utopa social.
3. El socialismo alem n o verdadero es u n a orientacin poltica que se difundi
e n tre la intelectualidad pequeoburguesa en los aos '40 del siglo XIX, particu
larm en te en Alemania. Los representantes de la escuela Karl G rn, Moses
HeC, H e n n a n n Kricge, en tre otros colocaban en la base de las ideas del so
cialismo u n a prdica sentim ental acerca del am o r y la herm andad, y negaban
la necesidad de la revolucin dem ocrtica y burguesa. U na crtica de esta orien
tacin se e n cu en tra en diversos textos de M arx y Engels; p o r ejem plo, en La
ideologa alemana, en la Zirkular gegen Rriege [C ircular contra las guerras], en Die
wahren Sozialislen [Los verdaderos socialistas] y en el Manifiesto comunista; ade
ms de Deutsc/ier Sozialismus in Versen und Prosa [El socialismo alem n, en versos
y en prosa].
4. Ein Vorsatz, m itgetelt, ist niclit m eh r dein. Esta cita corresponde en realidad
al d ram a Die natiliche Tochler [La hija natural] de G oethe, 1 acto, esc. 5, v. 412.
5. La cita aparece en u n a ad id o [ZusaU] a u n a n o ta correspondiente al 118 de
las Grundlinien der Phosophie des Rediles [Lneas fundam entales de la filosofa
del derecho] de H egel. El pasaje com pleto dice: Die Folgen, die gehem m t
w erden k nnten, kann ch zwar nicht voraussehen, aber ich muB die allgcmein e N atur d e r einzelnen Tat k en n en [No p u ed o prever, sin duda, las conse
cuencias que p odran ser inhibidas; pero debo conocer la naturaleza universal
de la accin individual]. En: H egel, G.W.F., Werhe in zwanzg Brinden [Theorie
W erkausgabe], Suhrkam p, Frankfurt a/M , 1970, v. 7, p. 222.
6. P oeta laureado; es decir: el poeta entronizado p o r el rgim en.
7. Sir Oswald E rnald, VI b aronet de Mosley (1896-1980): poltico ingls; sucesiva
m ente, fue conservador, in d ependiente y laborista. Fue m iem bro del gobierno
laborista del9 2 9 . L uego se apart de este m ovim iento y se convirti en lder de
la U nin de Fascistas Britnicos. D etenido bajo las Regulaciones de D efensa d u
ran te la S egunda G uerra M undial, fund u n a segunda U nin en 1948.
8. G eorg Sinunel (1858-1918): socilogo y filsofo alem n, exponente de la "filo
sofa de la vida y au to r de Die Pbtlosojihir des Geldes [La filosofa del dinero],
obra que ejerci un profundo influjo en eljoven Lukcs, segn puede verse en
el prim er libro publicado p o r este, la Historia de la evolucin del drama moderno.
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Libertad y perspectiva:
Una carta a Cesare Cases*
8 de ju n io de 1957
Q uerido amigo:
Me ha alegrado m ucho su carta, a pesar del egocentrism o [Ichbezogenheit]. Y creo que no p e rtu rb a r n u e stra am istad que me
com porte igualm ente com o u n h isto riad o r de la literatu ra ob
jetivo fre n te a esta categora sum am ente subjetiva que em plea u n
am igo y co n tem p o rn eo . U sted dice que mi in terp retaci n obje
tiva, social de M anzoni provocar resistencia e n tre los psicologistas italianos. A hora bien, creo que, tratndose de este egocentris
m o, es preciso aplicar el m ism o m todo: no es u n a categora
psicolgica co ngnita - o a lo sum o u n a tendencia, sino u n resul
tado de com plicadas interrelaciones e n tre sujeto y realidad social
objetiva. Este es, segn creo, el m todo p ara resolver este proble
m a, tanto en el pasado com o en el presente, tanto cientfica co
m o prcticam ente. P or un lado, m e acu erd o m uy b ien de que el
egocentrism o n o siem pre h a desem peado en usted ese papel.
P o r otro, s, a p a rtir de u n a b u e n a experiencia, que en m i h e r
m osa casa de recreo en B ucarest tam bin tuve que llevar adelan
te u n a lucha tal que no m e excedo con el egocentrism o1. No crea
que, con tales consideraciones, rec u rro a u n a estetizacin, a u n a
capitulacin an te la m ala realidad, tal com o ocurri a m enudo
con la reconciliacin del H egel tardo. Se trata, antes bien, de
i i
Notas
]. En 1956, Lukcs apoy la rebelin contra el rgim en com unista hngaro, y pro
movi u n a profund a transform acin del sistema. U na vez reprim ida dicha re
vuelta, fue deportad o a un cam po de concentracin en Bucarest, do n d e p erm a
neci recluido hasta el 10 de abril de 1957.
2. Final feliz.
3. Alfred Drevfus (c. 1859-1935), un oficial de la arm ada francesa nacido en Alsacia,
fue acusado injustam ente de entregar a u n gobierno extranjero docum entos co
nectados con la defensa nacional. Fue som etido a corte marcial, degradado y con
denado a prisin perpetua en la Isla del Diablo. Los esfuerzos de la m ujer y los
amigos de Dreyfus consiguieron revelar la inocencia de este, que haba sido vcti
m a de la corrupcin -y, en particular, del antisem itism o- del ejrcito y las institu
ciones pblicas francesas. Zola intervino activamente a favor de Dreyfus, y escri
bi, en ese contexto, un famoso panfleto, J accuse [Yo acuso] (1898). Recin en
1906 fue exonerado Dreyfus de los cargos y consigui recupear el cargo militar.
4. La verdad est lentam enre en m archa y, al final de los tiempos, nada la detendr.
La frase de Zola (La vrit est en m arche, et rien ne ra rr te ra !) fue uno de los
ms difundidos gritos de guerra d u ran te el caso Dreyfus. C uando el sen ad o r
Scheurer-Kestner exigi la revisin de dicho caso, Zola escribi un artculo en Le
Fgaro (25 de noviem bre de 1897) encabezado, precisam ente, p o r esa frm ula.
Entrevista:
En casa, con Gyorgy Lukcs*
P ter Rnyi y Pl Pndi, dos m iem bros del equipo del Ntpszabadsg1 - e l diario de B udapest y rgano oficial del Partido de los Tra
bajadores Socialistas H n g aro s-, visitaron a Gyorgy Lukcs en Bu
dapest, en su casa sobre el D anubio, y hablaron con l sobre
cuestiones econm icas y culturales de inters general. El filsofo,
que cuenta con o chenta y tres aos, todava sigue u n cronogram a
ce trabajo estricto. D efiende apasionadam ente sus puntos de vista
y recibe gustoso toda o p o rtu n id ad para discutirlos abiertam ente.
Los entrevistadores expresaron que les p ro d u ca u n gran
p lacer que esta conversacin p u d iera concretarse, y prosiguieron
con su p rim e ra pregunta:
Entrevistadores: Cul es su opinin sobre la introduccin del
nuevo mecanismo econmico, y qu espera de l?
Lukcs: En m i opinin, este es u n paso e x trao rd in ariam en
te im p o rta n te y positivo en u n a direccin tom ada en p rim e r lu
gar p o r el xx C ongreso del P artido C om unista de la U n i n Sovi
tica. Cules han sido las dificultades p ara las cuales result
necesario e n c o n tra r u n a salida? En el m o m en to de la revolucin
y de la contrarrevolucin e n la U nin Sovitica, en 1917, era n e
cesario, de m an e ra indudable, in tro d u c ir el d en o m in ad o comisariaclo, tan to en la pro d u cci n com o en el ejrcito, p o rq u e los
especialistas m ilitares, econm icos y de otros cam pos dejados
p o r el anden rgime, eran, p o r regla, p oco dignos d e confianza e n
conjunto, e incluso, defensores de la contrarrevolucin. N o me
s: Ar lim e with Gyorgy Lukcs. En: The New Hungarian Qiiarterly 29, vol. IX (pri
m avera de 1968), pp. 74-82. T raduccin de M ariela Ferrari.
1i 3
purgas de los aos treinta? O -y creo que esto es lo c ie rto - Stalin necesitaba es tas_purgas p o r razones prcticas y p o r ello expuso
que~l lu ch a de clases se volva cada vez ms ag u d a? E n otras pala b fa src n H g a r' T g u iT ^ l^ e fd a d e fo T to d o del m arxism o y
desarrollar u n a estrategia y tctica a p a rtir de u n anlisis de los
acontecim ientos, las decisiones tcticas (ya fu eran correctas o
e rr n e as) fu eron decisivas, y se construy~na teora sobre la ba-_
se de estas. P e rm ta n m thISien ejem plificar u n a ocasin en la
que coincido con la tctica de Stalin. Estoy p en san d o en el pacto
que concret con H itler en 1939, el cual, a mi parecer, fue el pri
m er paso decisivo hacia la destruccin de la A lem ania fascista. Pe
ro que conclusiones se extrajeron? D esafortunadam ente, fue
que, p o r u n tiem po, nuestro in te n to fue persn ad ir j ULqs rnm m s:
tas franceses _y britnicos ce su sp en d e d la Ju c h a en co n tra de Hitlcr; se declar que el enem igo real se en co n trab a en sus propios
'pases, y com o resultado se paraliz la resistencia' antifascista.
Piensen en el p rim e r volum en de Los comunistas1, de A ragn,
d o n d e se describe esto muy vividam ente. Este m to d o , segn el
cual _una_Leora tiene qu e adaptarse a la tctica, no h a sido to- /
ta lm en te ab an d o n ad o a n , y hasta que esto suceda",todava habr. I
ajgn peligro cle_ci.ug_las viejas tradiciones b urocrticas^pu e d a / / /
dirigirnos en u n a direccin retrgrada.
j * *
E: Usted ha. mencionado que es errneo criticar con mtodos dogm
ticos. y, sin un anlisis adecuado, la tesis de Stalin de que la lucha de cla
ses se vuelve cada vez ms aguda. Pueden darse situaciones en las que la
lucha de clases se vuelva, de hecho, ms aguda. Esto sig)iifica entonces
que usted rechaza que la teora de la agudizacin continua de la lucha de
clases sea compensada a travs de una teora de la. reduccin continua de
la lucha de clases ?
GL: Sin dudas. Tanto si la lucha de clases se vuelve ms agu
da com o si eso no ocurre, siem pre se trata d p u n a cuestin con
creta q ue los m arxistes tien en que cJaricair_sobre-Uv-l?iisc_xle--los
h e c h o s, y tien en que adecuar su tctica con respecto a estos. Vol
viendo al problem a original, en H u n g ra (pero en cualquier otro
lugar tam bin) hay cierta aversin a declarar explcitam ente
cun im p o rtan te es este p u n to de giro. Preferim os p resen tar las
cosas com o s estas se h u b iera n desarrollado co rrectam en te, en
lo esencial y, a p a rtir de ahora, vamos a m ejorar las cosas; algo
b u e n o va a ser sustituido p o r algo m ejor, y no algo m alo p o r algo
115
ninista cuando digo que se necesita tal sentim iento de u n cam bio
definitivo p ara p o n e r en prctica el m ecanism o.
E: Usted mencion que el X X Congreso represent un punto de giro.
Es necesario un nuevo punto de giro que contine el del x x Congreso?
GL: Esto tiene que am pliarse. C o ntem plado dialcticam en
te, u n cam bio no tiene que ten e r lugar en u n solo da. U n p u n to
de giro p u e d e abarcar toda u n a era. De esta m anera, el d esarro
llo del h o m b re com o tal y el com ienzo de lo que pensam os com o
trabajo fue u n p u n to crucial, y, sin em bargo, d u r decenas o cen
tenares de miles de aos. In d ud ab lem en te, el trabajo p ro d u jo al
h o m bre. Es igualm ent_e.cierto-quejcl trabajcLtard diez m il o, quizs cien mil aos en se r establecido corno u n .m o d o de vida, de
m an e ra general.
E: En los aos recientes, el mecanismo de planificacin econmica
tambin ha sido introducido en Hungra Esto no demuestra que el pun
to de giro, como proceso, est en curso ?
GL: Se h a n d ado algunos pasos hacia adelante. Esto es ver
dad ms all de toda duda. Estam os en el cam bio, p ero no se pue
de d ecir que el cam bio se haya com pletado. C reo necesario que
la gente sea concicntizada del cam bio en los m todos, en lugar
de q u e se hagan esos esfuerzos p o r oscurecer el cam bio; y toda
va nos encontram os, a m enudo, con tales esfuerzos.
E: Tambin est diciendo que no es correcto prometer algo mejor pa
ra reemplazar algo bueno , y que las masas tienen que ser inducidas a ac
tuar, a fin de ser movilizadas para el mecanismo. Pero nos encontramos,
asimismo, con el fennemo de que la gente dice que lo que tenemos aho
ra es bastante bueno. No bueno, pero bastante bueno. Y temen que en
un aspecto u otro se encontrarn en una posicin ms dificultosa; en
oirs palabras, temen perder lo que ya han conseguido. Asi que tenemos
que sostener que lo bueno va a ser mejor.
GL: N adie niega que h a hab id o ciertos progresos en la eco
nom a. No discuto esto, los considero evidentes p o r s mismos.
Pero afirm o que si las personas todava tem en la in troduccin del
nuevo m ecanism o, esto m uestra que no c o m p re n d en lo que el
m ecanism o significa para ellos, concretam ente; y si n o lo com
p re n d e n , entonces es culpa nuestra.
Notas
1. A'[uzabadsg. L ibertad Popular; peridico hngaro.
2. Conimunslis-. com pilacin de ensayos de Louis A ragn (1897-1987). La serie es
t constituida p o r cinco volm enes, publicados en tre 1949 y 1951.
Ms all de Stalin*
3. Novela social en cuatro partes, escrita e n tre 1925 y 1936.
4. A lexandr A lexandrovich Fadeiev (1901-1956): escritor ruso, funcionario cultu
ral durante el stalinismo.
5. La novela fue publicada, con grandes interrupciones, e n tre 1928 y 1940.
6. Mjaii A lexandrovich Sholojov (1905-1984): escritor ruso; fue tam bin funcio
nario cultural y poltico del rgim en comunista.
7. Ancn Semenovich M akarenko (1888-1939): pedagogo y escritor ruso.
8. T ibor Dry (1894-1977): escritor hngaro. Particip en la revolucin de 19181919 y en la sublevacin de 1956.
9. Publicada entre 1948 y 1952.
10. Jszef Rvai (1898-1957): poltico, publicista, crtico literario e idelogo com u
nista hngaro. E n tre las dos guerras m undiales, vivi en el exilio. E n 1945 re
gres a H ungra, y se convirti en u n o de los lderes del Partido C om unista. Je
fe de redaccin del rgano del Partido Szabad. N[r, e n tre 1949 y 1953, m inistro
de cultura.
11. Mikls H orthy (1868-1957), poltico, contraalm irante; en 1919 fue apoyado por
los aliados. O rganiz tropas contrarrevolucionarias contra la R epblica H n g a
ra de los Consejos, que derroc luego de una lucha sangrienta. En 1920, fue de
signado g o b ernante regente del im perio. En 1944 fue destituido. Las potencias
occidentales lo encarcelaron en Baviera com o crim inal de guerra, y no lo en
tregaron al gobierno hngaro.
12. Poeta hngaro, nacido en 1915. De orgenes muy modestos, se desem pe, en
tre 1931 y 1940, com o trabajador; e n tre 1940-1945, com o oficinista, periodista
y, luego, redactor. D esde 1958, trabaj com o bibliotecario. Es u n a de las princi
pales figuras de la lrica hngara.
13. Jtinos Arany (1817-1882): poeta hngaro, a u to r de conocidos poem as picos y
baladas.
14. Percy Bysshe Shelley (1792-1822): p oeta rom ntico ingls, de orientacin pol
ticam ente radical.
15. Jo h n Keats (1795-1821): p o eta ingls, muy adm irado p o r Lukcs d u ran te su pe
rodo ensaystico.
16. C oncretam ente, en los artculos que com ponen el Soljenitsm.
17. Im re Sallai (1897-1932), lder del partido com unista h n g aro ilegal, fue juzga
do p o r la corte marcial y ejecutado bajo de rgim en de Horthy.
18. G uionista v director de cine hngaro, nacido en 1925. D urante aos, fue secre
tario general y, entre 1981 y 1986, presidente de la Liga h n g ara de artistas de
cine y televisin.
19. Bla B artk (1881-1945), com positor h n g aro de fam a m undial. E n tre 1907 y
1934, profesor de piano en la Academia Musical de Budapest. En 1940 em igr
a los Estados Unidos. En sus aos de form acin, recibi apoyo econm ico del
padre de Lukcs.
125
Ms all de Stalin
Ms all de Stalin
tad prctica, hasta el d erech o a la desesp eraci n . Y en u n a confb rfaio~ publicada aqu, si b ien se declara al m arxism o Him alaya de la visin del m u n d o , al m ism o tiem po se seala ad
m o n ito ria m e n te a los escritores que la liebrecita q u e corre
d a n d o saltos p o r el H im alaya n o d e b e ra creerse u n anim al de
m ayor tam ao que el elefante de la llanura. T am bin esta obser
vacin fue desacreditada.
Los ataques de los aos 1949-1950, y mi au to c r tic a " ^ m
m en te diplom tica, m e perm itiero n retirarm e de la actividad p
blica y d edicarm e exclusivam ente a trabajos tericos. Esto hizo
posible que concluyera mis escritos ms extensos sobre esttica.
A p a rtir de esto m e result tam bin evidente cun ilusorios ha
ban sido m uchos de mis intentos anteriores - p o r im portantes
que hayan s id o - de realizar una correcta crtica opositora, en
cam pos ideolgicos, sin som eter a u n a crtica sustancial sus fu n
d am entos ltim os, es"decir: las concepciones_y_m todos stanistas. La variante h n g ara de los grandes procesos, especialm ente
el proceso de Rajk, m e h a aclarado definitivam ente este com ple
jo de cuestiones.
Al h a b la r aq u tan ab iertam en te sobre mis ilusiones de lar
gos aos no p re te n d o de n in g u n a m an e ra h a b e r p erd id o alguna
cosa p o r no h a b e r tom ado el cam ino de K oestler y otros. Siem pre
he rechazado el tipo de crticas que, ju n to con los m todos stalinistas, rechazan tam bin el socialismo. A un hoy, a pesar de los
cam bios evolutivos, co ntino siendo u n com unista tan convenci
do com o cuando, en el ao 1918, m e u n al partido. La claridad
en el rechazo de los m todos stalinistas, que p a u latin am en te he
elab o rad o y expresado explcitam ente en mis escritos de las lti
mas dcadas, n o aspira n u n c a a u n alejam iento del socialismo;
solo es vlida p ara m uchas de sus perspectivas oficiales, nica
m e n te destaca la necesidad de refo rm ar el socialismo. E n esto
no es lo decisivo saber cunto tiem po ser necesario hasta que se
reconozca el cam ino correcto y los conocim ientos as logrados se
hag an realidad. ELhecho de que^yo.haya llegado-tan-lentam ente
a este p u n to de vista tiene sus causas en lo siguiente: a u n poseyen
do u n a visin clara de toda la problem tica, c o n tin o siendo hoy
u n idelogo de las reform as-librem ente rad ic le srn o He La oposi
cin de p rin cip io abstracta y, en m i opinin, a m en u d o reacci<>
nara^ N o es objetivam ente"decisivo, para la cuestin central, saber-euntos aos o dcadas llevar esta refo rm a terico-prctica,
Ms all de Stalin
Notas
1. K omrm inistische Internationale [Internacional C om unista].
2. G regori S. Sinoviev (1883-1936); desde 1901, socialdemcvata; desde 1903, bol
chevique. Trabaj en colaboracin con Lenin. E ntre 1917 y 1927, se desem pe
en el dep artam ento de poltica; en tre 1916-1926, presidente del com it eje
cutivo de la K om intern. D espus de la Revolucin de O ctubre, presidente del
Soviet de L eningrado. D urante la enferm edad de L enin y despus de la m u er
te de este, condujo el partido, conjuntam ente con Kameniev y Stalin. En 1925,
se opuso a Stalin, v conform , ju n to con Trotski, la O posicin U nida de Iz
quierda". En 1927 fue expulsado del Partido. En 1935, se lo conden a diez
aos de prisin. En 1936, fue juzgado y condenado a m uerte en el prim er pro
ceso de Mosc.
3. Bla Kun (1886-1939): fu n d ad o r de Partido C om unista H ngaro despus de fa
Prim era G uerra M undial, condujo la revolucin hngara, fue comisario del
p ueblo p a ra asuntos de extranjeros durante la R epblica de los Consejos. Des
pus de la cada del gobierno revolucionario se refugi, en agosto de 1919, en
Austria y, despus, en la U nin Sovitica. D urante las grandes purgas, fue con
d en ad o )', desde entonces, desapareci.
4. F erd in an d Lassalle (1825-1864): ilsofo, publicista y poltico socialista, funda
d o r de la Liga G eneral A lem ana de Trabajadores. Lukcs ha criticado las pers
pectivas filosficas, polticas y estticas de Lassalle contrastndolas con las de
M arx y Engels, que estuvieron personalm ente vinculados con l. Cf. los estu
dios Die n en e Ausgabc von Lassalles B ricfen [La nueva edicin de las cartas
de LassalleJ y Die Sickingen-Debatte" [El debate sobre el Sickmgen].
5. rapp: sigla de la Sociedad Rusa de Escritores Proletarios.
6. Julio-agosto de 1935.
7. Georgi Mijailovitch Dimitrov (1882-1949): poltico com unista blgaro. Acusa
do, en 1933, de p articipar en el incendio dei parlam ento alem n, respondi a
la acusacin, p o r lo cual debi ser liberado en 1934. E n tre 1935 y 1943, fue se
cretario general de la K om iniern; desde 1946 hasta su m uerte, fue prim er mi
nistro de Bulgaria.
8. En el ao 9, el querusco A rnnio derrot al ejrcito rom ano de 20.000 hom
bres que conduca Varo, e im pidi que la pax rom ana se im pusiera sobre Gcrmania.
9. lija Grigorievich E hrenburg (1891-1967): escritor ruso, a u to r de .a rada de Pa
rs (1941) y l,a tempestad (1947), com o tam bin de Deshielo (1954), una conoci
da v polm ica novela sobre el pero d o poststalinista.
10. Mtys Rkosi (1892-1971), poltico com unista. En 1919, comisario suplente en
la R epblica ce los Consejos. En 1925 fue apresado y condenado p o r actividad
ilegal. En 1940 fue liberado de la crcel en la L'U.ss. En 1945 regres a H ungra
A.
ESTRICTAMENTE SECRETO!
K J /6
Estimados camaradas!
S eguram ente, se h a n e n te rad o ya del caso d e u n o s jvenes maostas, anarquistas, de n o m b re Dalos y Haraszti; caso m uy conocido
en los m bitos acadm icos y en otros afnes. En el ltim o tiem po,
la cuestin asum i u n sesgo algo ms agudo, en la m edida en que
los arriba m encionados h a n sido apresados y, com o consecuencia
de ello, se h a em p ren d id o , en ciertos m edios, u n a cam p a a de
apoyo. Los cam aradas Biszku y Aczl 1 estn ocupndose de este
suceso, com o tam bin los rganos ejecutivos responsables del
P artido y del Estado.
T am bin yo m e e n c u e n tro im plicado en este suceso, pues el
cam arada Gyrgy Lukcs h a apelado dos veces a m. Le envo los
m ateriales esenciales en el estado actual, com o inform acin de
B.
B udapest, 15 d e feb re ro de 1971
Q uerido cam arada Kdr!
En los ltim os das, recib la inform acin de que Gyorgy Dalos y
Mikls H araszti h a n sido encarcelados.
Con relacin a esto para volver sobre nu estra conversa
c i n - q u erra contarle lo siguiente. A nte todo, le repito que no
estoy de acuerdo con la as llam ada ideologa m aosta de los
arriba m encionados. H e criticado pblicam ente esta ideologa en
la prensa m undial. E n segundo lugar, n o coincido con su tctica
consistente en rechazar las m edidas policiales, pues la legalidad
tiene dos caras, y com prom ete tanto a los ciudadanos individua
les com o a los rganos del Estado.
Igualm ente debo afirmar, y, p o r cierto, con el ms serio n
fasis, que aqu, en mi opinin, los rganos del p o d e r estatal h a n
com etido u n im portante e rro r poltico, y u n a expresa falta con
tra Ja legalidad. Esto, a n te todo, p o rq u e d e los textos q u e debe
ran fu n d am e n ta r la vigilancia policial, se deduce claram ente que
los arriba m encionados h a n sido puestos bajo vigilancia policial
p o r rep re sen ta r su p ro p ia ideologa. Si hubiesen hech o alguna
o tra cosa, hu b iesen tenido que iniciar u n a accin legal en co n tra
d e ellos; ese hubiese sido el d e b e r de los rganos responsables.
Pero si alguien es puesto bajo vigilancia policial p o r h a b e r expre
sado o p iniones n o socialistas (p o r nebulosas o errneas que
sean), esto significa, prcticam ente, u n re to rn o a la poca de Rkosi, y m a an a p o d r difundirse ya la prctica de colocar, del mis
ino m odo, bajo vigilancia policial a todo idelogo que, a causa de
sus opiniones, e n cu en tre resistencia o g enere u n a controversia.
N o digo que alguien tenga inters e n d ifu n d ir g en eralm en te un
in acep tab les-, sino a raz de sus hechos y acciones, que lesiona
ban los intereses del pas y el o rd e n poltico de este.
- E n tu carta m e cuentas que t m ism o n o puedes acep tar su
desobediencia civil, su tctica de rechazar las m edidas policia
les. Mi observacin:
E n tretan to , h e conocido su declaracin y otras intrigas.
P uedo d ecir que no hay en el m u n d o u n solo E stado organizado
que est dispuesto a acep tar sin d ecir palabra u n a ignorancia y
u n a arrogancia sem ejantes; y, obviam ente, esto no p u e d e tam po
co perm itirse en la R epblica P o p u lar de H ungra.
-A firm abas que, sobre este tem a, le habas escrito al cam ara
d a Aczl, y que habas hablado conm igo; y que la reclusin fue
consecuencia de tu advertencia. Esto es u n e rro r de tu p arte y,
en lo que respecta a los hechos, falso. Mi observacin:
A raz de tu intervencin, hice investigar cuidadosam ente,
tal com o era m i deber, si no existe algn e rro r fctico, alguna par
cialidad, alguna infraccin respecto de las com petencias, o algu
n a o tra falta co n tra el o rd e n legal p o r p arte de las autoridades co
rrespondientes. Afirm o que el p rocedim iento est fu ndado, y que
se co rresp o n d e con la norm ativa legal.
-E s u n h e c h o que Dalos y Haraszti han sido interrogados y
condenados a veinticinco das de prisin p o r h a b e r violado la vi
gilancia policial; los arriba m encionados cum plen actualm ente la
condena. Esto ocurri, sin em bargo, in d e p e n d ie n te m e n te de
cualquier intervencin, y h u b iera o currido de cualquier m anera,
ya que esto es lo que d eterm in an las prescripciones legales.
-E n tu carta afirmas, sin conocer los hechos -b a s n d o te en
u n a hab lad u ra unilateral, parcial y que falsea los acontecim ien
to s- q u e el tratam iento m dico de los dos presos fue som etido a
condiciones, y que ellos mismos y sus parientes fu ero n m altrata
dos. Mi observacin: esto es m entira, y u n a difam acin de las ins
tituciones que llevaron adelan te el p rocedim iento.
-A h o ra, u n a cosa ms sobre el centro de la cuestin; exclu
sivam ente sobre la base de los hechos indudables, que t y yo co
nocem os en igual m edida, com enzando con la declaracin escri
ta con total libertad p o r Dalos y Haraszti, que los dos tenem os en
nuestro poder. De qu se trata concretam ente?
C uando les fue com unicada, a Dalos y a Haraszti, la extensin
de la vigilancia policial que ellos consideraban injusta, tenan, a su
exclusiva disposicin, varias posiciones y varias vas de accin.
Gyrgy Lukcs
(debajo de esto, en form a m anuscrita: Visto. J. Kdr. 20.n.)
D.
Al cam arada Gyrgy Lukcs
B udapest V
Belgrd rak p art 2
Estimado cam arada Lukcs!
El sbado [20 de febrero de 1971], recib sim ultneam ente la car
ta del 15 de este mes, referen te a Gyrgy Dalos y Mikls Haraszti,
y el escrito suplem entario. En lo que sigue, p u e d o resp o n d e r a las
cuestiones p o r ti planteadas.
Dalos y H aras/ti fu ero n colocados bajo vigilancia policial, no
a causa de sus opiniones m aostas y anarquistas - p o r lo dems,
1 3?;
Notas
1. Gyrgy Aczcl (1917-1991), figura clave de la poltica cultural despus de la re
volucin de 1956. M iem bro de la Oficina Poltica del Partido O b rero Socialista
H ngaro y prim er viceministro del Consejo de los Ministros del gobierno h n
garo. Responsable de la poltica cultural del Partido O brero Socialista H nga
ro, fue el interlocuto r del posiiu que m antuvo con Lukcs un dialogo constan
te antes y despus de la vuelta de Lukcs a\ partido. Por su iniciativa se public
en Italia El hombre y la democracia de Lukcs para que el p artido h n g aro sostu
viese la politica de ap ertu ra de Mijail Gorbachov.
2. Naci en 1912. Despus de la revolucin de 1956, asum i el gobierno en H ungia. D esem pe el cargo de p rim er .secretario del Partido Socialista O brero
H ngaro. Cfr., en este mismo volum en, el epistolario Lukcs-Kdr.
3. Polica secreta poltica.
Testamento poltico*
Observaciones de la redaccin
Hoy, cuando el pensam iento m arxista y de izquierda h n garo,
tras m uchos traspis, in ten ta encontrarse a s m ism o y el cam ino
correcto, tiene que h ab er u n a im portante necesidad de estudiar
el ltim o m ensaje de Lukcs. Por eso, consideram os actual la pu
blicacin del texto com pleto, si b ien ciertas partes ya fu e ro n an
teriorm ente publicadas, y a pesar de que contenga pensam ientos
que Lukcs ya haba expresado en otros discursos y en reiteradas
ocasiones. Se sum a a esto el hecho de que Lukcs re n e, en un
den o m in ad o testam ento poltico, todo aquello que l considera
im portante hacia el final de su vida. Sus num erosas m em orias
m an tien en su vigencia hoy en da, donde, ju n to a la grandeza del
pensam iento de Lukcs, cobra singular im portancia el hech o de
que la p o r entonces com isin directiva del MXZMP2 no le haya da
do a la difusin la relevancia necesaria; sohre todo en vista de
que, p ara ellos, Lukcs era u n legado progresista y u n a b a n d e
ra, ms que u n a fuente de doctrina.
De este m odo, no solo dejaron de lado la sensacin de que
sus discpulos se en co n trab an am enazados p o r la persecucin p o
licial, sino tam bin las im presiones acerca de u n a escisin cada
vez m ayor e n tre el m ovim iento o b rero y sus sindicatos, sobre la
indiferencia fren te a la cultura del trabajo. Tam poco carecen de
actualidad las palabras relativas al capitalism o subdesarrollado y a
la densa h eren cia de la era Rkosi.
Las circunstancias en que fue hecha la entrevista explican
ciertas repeticiones e incongruencias. Estas bien p o d ran h ab er
sido corregidas, si el texto h u b iera sido publicado en vida de Lu
kcs, p ero hoy ya no podem os perm itirnos la libertad de editarlo.
De todos m odos, el curso de los pensam ientos es p erfectam ente
com prensible; tal vez pu ed a decaer el inters del lector en algu
nos m om entos, pero creem os que el testam ento poltico de Lu
kcs posee gran valor.
Si bien se ha escrito bastante sobre la vida y la obra d e Lu
kcs, despus de 1956 ya no se habl m ucho sobre el tem a; inclu
so, hace poco ciertos docum entos todava eran inasequibles, o se
en co n trab an prohibidos. Los docum entos que se detallan funda
m en tan y refuerzan sus declaraciones; tam bin son m encionados
en varias partes de la entrevista. Son los siguientes:
Testamento poltico
Testamento poltico
Testamento poltico
nuestra verdad, solo que no_son los referentes acadm icos, sino
los b a rre n d e ros lo^que'~lmpian las calles, y la cuestin escnciaLes
que convenzm osla los b arrenderos de nuestra verdad. A hora, si
realizamos quince reuniones acadm icas, y convocam os cinco
hom bres ms en la Academ ia p ara am pliar el aparato cientfico,
con esto no cam biarn las cosas. Yo no m enosprecio la im p o rtan
cia de estos censos sociolgicos; es ms, los considero esclarecedores y significativos, en el sentido de que cuanto m ejor est ca
da u n a de las partes a las que se refiere esta cuestin - d e u n lado,
el Partido y el gobierno; del otro lado, la m asa o b re ra -, cuanto
m ejor inform adas estn am bas partes de la situacin real, tanto
ms fcil ser llega r a u n^acuerdcLCo rre c to. Es dech q u e conside
ro estas jiivestigaciones_sum am ente adecu a d as e im portantes, pe
ro no com o u n suplem ento de la dem ocracia, sino com o u n ins
tru m en to intelectual para la im plem entacin y realizaciiTcfls
cuestin es"d"mo cr ti asT
~
A hora bieiv en io ~ q n e se refiere al aspecto cultural: nos acos
tum bram os a que en el Npszabadsg hay u n a seccin cultural au
tnom a. Ahora,_yo_.solq sostengo^que no hay._culturaautnom a.
La cultura es parte de las actividades del h o m b re en sociedad. o
nos olvidemos ceTquc u n o de los fundam entos del m arxism o es
que, al pasar a ser el trabajo la base de la sociedad, con esto so
breviene u n a adaptacin del h o m b re a Lodo ese com plejo que
crea, en u n a sociedad, u n cierto grado de desarrollo del trabajo.
Ese es un concepto tan general que es aplicable tanto a u n a so
ciedad en inicio com o a la actual, solo que, natu ralm en te, bajo
form as m uy diferentes. La cultura es parte de este desarrollo.
No m e anim o - p o r no ser especialista en el terren o a rq u eo
lgico- a sostener, au n q u e lo creo muy probable, que el p rim e r
peld a o de aparicin de la cultura haya sido cuando los obreros
fabricaron sus herram ientas de trabajo y establecieron sus valores
de uso, pues no s en que m edida alcanzaron el xito com pleto.
El p rim er obrero civilizado fue probablem ente quien, ante la fa
bricacin del p rim er cincel de piedra, h a errad o con m enos fre
cuencia, y quien ha tenido m enos necesidad de tirar la piedra
que haba em pezado a cincelar p o rq u e lo haba hech o m al. L en
tam ente fu ero n m ad u ran d o en esta cultura a m edida que los va
lores de consum o establecidos a travs del trabajo fueron au m en
tando en im portancia, cam biando as la calidad en tre el diseo y
la realizacin del trabajo. Si se U-ata - n o lo s - de la construccin
Testamento poltico'- ^
>
1#7
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i Rn
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152
153
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154
desarrollo literario que com enz con Gorki y Sliolojov, y que sabe
mos que se encuentra en u n callejn sin salida y es com pletam en
te estril. En Soljenitsin se ve una g ran fecundidad literaria.
Indudablem ente, en el prem io N obel se e n c u e n tra n los
dos motivos. Y nosotros n o podem os decir nada al respecto; es, en
definitiva, una cuestin d e la literatura sovitica, sin que con esto
descarte la posibilidad de convertir esta posicin en tem a de cr
tica. Tal com o lo hizo el h om bre constantem ente en la h istoria de
la literatura; al fin y al cabo, si Lessing criticaba la tragdie classiq u e 13 y entronizaba a Shakespeare y a los griegos, aqu tam bin
haba u n a poltica literaria y es lgico que p u d o h ab er y h u b o tal
vez franceses que la consideraron com o una interferen cia relati
va a la cuestin francesa; segn m i opinin, m ientras se trate so
lam ente de literatura, de n in g n m odo lo es. La adjudicacin del
prem io Nobel, n aturalm ente, abarca un nacionalism o que cabe
in te rp re ta r de m uy diferentes formas.
Surge aq u com o una cuestin muy im portante el problem a
d e la pei'sistencia d el desarrollo, y m e ocu p d e esto, h ace tiem po,
m uchas veces; entonces surgi bajo la form a de saber cul es el
significado de la continuidad en la vida del hom bre. En m uchos
pases, sobre todo cu pases conservadores com o H ungra, fcil
m ente surge u n concepto as, com o si el m an ten im ien to de la
c o n tin u id a d fu era sim ilar al m an ten im ien to del ser nacional. Si
recordam os las ideologas posteriores a 1967, vemos, en u n a p a
labra, que la antigua H u n g ra -e n te n d ie n d o p o r esto las oligar
quas provinciales, el fideicom iso de latifundios, los beneficios de
la Iglesia, e tc .,- n o p u e d e c o rtar lazos con la H u n g ra feudal sin
c o rtar el lazo con su p ro p ia cultura. Es sabido que la con tin u id ad
n o es u n a postura general y creo que todos saben que n i Csokon a iH ni Petfi 15 ni Ady ni B artk 13 tenan esta posicin.
Por otro lado, tam bin sabem os que hom bres excepciona
les ten an esta postura, p o rq u e n o nos olvidemos de que, cuan
do Babits 17 se coloc en co n tra del fascism o, p ara fu n d a m e n ta r
esa posicin escribi u n artculo en el cual dice que n o tien en
n ad a que ver el ser nacional y e l m an ten im ien to del ser nacional;
esta es, un vieja tradicin h n g a ra ..quese enfren ta con aquellos
falsos conceptos que q u ieren explicar al_hom bre a p a rtir de su
origen, o d el Ju g a rq u c jo.cupa_cn la_.p ro d u c c i n . Con esto, Babits, cu an d o torrela>nen/aatac el fascism o que se estaba g estan
do, en c ie n o m o d o tam bin glorific a la H u n g ra p o s te rio r'a
156
Testamento poltico
Testamento poltico
Testamento poltico
Testamento poltico
Testamento poltico
Gyrgy Lukcs. Testamento poltico y otros escritos
Testamento poltico
Testamento poltico
que, p o r lo general, para el desarrollo cultural, es favorable la esTrcturacwn^dem ocrtica cle"a sociedad o su lucha p o r la d em o :
erad a. Aqu, p o r supuesto, m e gustara referirm e en gen eral a
que no se debe ir hacia u n a sociologa m ecanicista, segn la cual
toda dem ocratizacin volver a todo h o m bre necesariam ente ms
culto. Sabem os muy bien que en la R eform a tam bin existieron
los Pato Pl3-r\ Esto, sin em bargo, no quita que la aristocracia del
48 fuera ms culta que la aristocracia provincial de 1780. El p u n
to m xim o de la cultura de Rom a fue la poca de los grandes le
vantam ientos, luego de la g u erra pnica, cuando se sucedan las
grandes luchas p o r la dem ocratizacin, y no es im probable que
ya d u ra n te la poca d e Augusto y, sobre todo, d u ra n te el im perio,
cuando la influencia dem ocrtica de los ciudadanos rom anos era
nula, haya com enzado la extraordinaria decadencia de la cultura
rom ana. Si m iram os cada u n a d e las clases desde este p u n to de
vista, podrem os ver muy claram ente las diferencias. Es especial:
m en te clara la relacm ipentre-cnltura-y-desarrollo d e m o c r rirn en
el caso de clasesjaprim idas tras una. revolucin. Pensem os en el
gran program adle L enin en 1917, y no nos olvidemos de que Lenin puso la supresin del analfabetism o e n trq jo s p u n to s jm incipaTs,_v en_yarios lugares habl de que la conversin del cam pe
sinado a la form a de cooperativa solo es posible con la lu ch a
contra el analfabetism o; LeniiTveia, a su vez, la relacin inseparable~hlf<ria elevcioiiAItural del cam pesinado y la organizacin
dem ocrtica de la vida cam pesina.
En cuanto a la posibilidad de que el o brero actual, sobre la
base de su cultura, intervenga en el proceso productivo, creo que
hay que distinguir dos temas. Es absolutam ente in d udable que el
o b rero actual tiene m uy pocas posibilidades d e intervenir e n la
fabricacin y diseo de u n reacto r nuclear, m ucho m enos q u e en
las cuestiones productivas de los tiem pos del capitalism o inci
piente. En este sentido, el capitalism o sin nin g u n a d u d a fren la
iniciativa trabajadora. Por~el otro lado, hay m uchos aos d e experiecis"crca d~cul ser la h e rram ien ta o m aquinaria que ins
talen en u n a fbrica; hay u n a gran cantidad de instancias e n tre el
diseo y el trabajo realm ente ptim o. Creo que u n b u e n o brero
reconoce ms rp id am en te estas instancias que un b uen ingenie
ro. A partir de esto, n atu ralm en te que el o b rero lio p u e d e ten er
iniciativa para o p in ar sobre qu m quinas p ro d u cen las fbricas
de m quinas; sin em bargo, estoy convencido de que, en las m a
Testamento poltico
helad del m aestro tiene m ucho que ver en esto. Sim plem ente, esle es el criterio que^se debe tejier en_cuenta en la eleccin de los
Ifdcres.'Hoy, el criterio ele la eleccin es decdir~cun hbilm ente
a lt^ i^ iT ^ Ie s d e e l distrito, puede hacerse notr^erTTa^provincia;
desd'e'larpi'ovinciapdirigirse hacia'arriba, hasta llegar al nivel ms
alto. Hoy tenem os u n a organizacin burocrtica absolutam ente
rgida, en d o n d e lo im portante es el som etim iento ejercitado en
el b u e n lugar, y la crtica y la participacin cuando la autoridad su
perio r lo decide -p o rq u e no nos olvidemos de que, si algo de es
to aparece en la prensa, entonces as sucede que nosotros, de al
gn m odo, ya decidim os que tal o cual concejal ser d espedido-.
convocam os gente y en ltim a instancia hacem os dem o
cracia. Con respecto a la participacin de la gente en la resolu
cin de las cosas, surge la p reg u n ta acerca de cul ser la reaccin
poltica.
La reaccin p o p u lar n u n c a pu ed e ser calculada en un cien
to p o r ciento. Si las cosas q u ed an as, entonces sin d uda tiene que
darse esta difcil eleccin en tre la resignacin y la huelga espon
tnea; es muy com plicado definir, en u n a dem ocracia, la rapidez
con que la clase o brera superar esta inactividad de varias dca
das p ara conseguir, nuevam ente, u n a conciencia activa, ya que es
to d e p e n d e de dos cosas. U na es cm o se desarrolla esta actividad
desde arriba; la otra, cm o reacciona ante esto la clase obrera. Si
guiendo mis inclinaciones, soy optim ista en esto, y mi optim ism o
se fortalece porque, en este sentido, el cam pesinado tom una
decisin inteligente. Veo esto muy posible en el caso de los obre
ros, p ero nuevam ente hay que agregar: es posible. N adie pu ed e
saber p o r adelantado cm o ir a reaccionar u n a clase ante d e te r
m inada situacin. A bora, desde el prm to^lc^vista_int^nacional,
creo queden Jas dem ocracias populares m enores, existe la posibi
lidad d e m a n io b ra r en tre el m xim o yeL m nim o corrvistas-a n a
verdadera decisin. Vemos en los checos que solo suceder si las
relaciones econm icas y sociales obligan a los cam aradas tusos a
la im plem entacin de tina dem ocracia. P or a b o ra yo no veo ninV
g u n a seal de esto.
No tiene sentido hablar aq u de la libertad en abstracto. Si
se trata de la cuestin de la libertad, entonces considero que se
debe volver a la cuestin elem ental, y es que, en realidad, en p rin
cipio exista, d e n tro del trabajo, u n a relativa libertad. Si tom o lo
ms sencillo: en ese entonces, cuando los hom bres n i siquiera fa
i 7n
1 7 1
Testamento poltico
Testamento poltico
Testamento poltico
N uncajadm ithni. nu n ca lo. har, q u e j o haya tenido..algn tipo de contacto ideolgico con lm re Nagy. Con lo cual n o jq u ie r o
decir n a d a m alo sobre su p e rsona, porq u e _por ejem plo en los
aos vein te, c u a n d d 'en 1929j o estaba trabajando ilegalm ente, en __
H ungra, yo trabajaba, y bien, con lm re Nagy. De m odo que no
haba.ninguna.r.elacin conflictiva entre.nosotros, solo que cada
u n o tena su propio p u n to de vista y sus propios lincam ientos, los
cuales_nunca fu ero n com patibles.
En lo que respecta a los acontecim ientos posteriores: cuan
do im p lem en taro n este nuevo m ecanism o, entonces tuve una
conversacin con los cam aradas y, luego de u n acuerdo m u tu o le
conced u n a entrevista a Unit, d o n d e dije que yo consideraba co
rrecto este paso, porq u e tras esto, si lo im plem entbam os, sobre
vendra la dem ocratizacin de H ungra y el desarrollo del m arxis
m o. Esto lo dije en la entrevista del Unit, y luego sucedieron las
conversaciones que llevaron a mi afiliacin al Partido h n garo.
A qu tam bin m e gustara destacar que. n u n c a presen t mi baja
del Partido. C uando volv de Rum ania, le escrib u n a carta al Co
m it C entral, cuyo contenido aproxim ado era que y o jia b a sirio
m iem bjiQ jL^ErtidoTdsEe-taLalal echa^que^ todos .jo n p jc e n n
posicin, p o rq u e esta siempre_u.e-.expxesada abiertam ente, p o r
lo que pido mi afiliacin al Partido. No recib respuesta. C uando
despus de 1966, luego de esta solicitud, se rea n u d a ro n las con
versaciones, entonces volv a enviar la misma carta al Com it C en
tral con el agregado de que yo no haba recibido respuesta a mi
carta de 1957, y de que tal vez hoy las condiciones eran tales que
ah o ra s podan ocuparse de esta cuestin. De m odo q ue-nLel-alejam iento del Partido, ni mi vuelta a l, tienen relacin directa cmi
la cucslirTTmre N agy.
Tuve poco contacto con el co m p a ero Kdr. l tal vez re
cuerde cuando, despus de 1945, cuando los dos Partidos an te
n an u n a relacin de com petencia, surgi u n com it en el cual
haba 4-5 socialdem cratas y 4-5 com unistas que se reu n a n una
vez p o r mes, cale de p o r m edio, p ara conversar en trm inos amis
tosos sobre los roces y diferencias que haba en tre los dos parti
dos, tratan d o en lo posible de m inim izarlos y arreglarlos. En ese
com it, estuve junto a Kdr y m e form u n a o pinin m uy favo
rable sobre su persona. A p artir de entonces, no volv a te n e r n u e
vo contacto con l. Pero opino que p ertenece a ese reducido gru
po de obreros inteligentes que no p erd iero n su carcter o brero a
Anexos
1.
Testamento poltico
2.
In fo rm e p a ra el C om it Poltico
El 24 de ju n io de 1966, con el consentim iento del Com it Polti
co - p a r a su iniciativa-, recibim os a Gyorgy Lukcs.
Gyorgy Lukcs expres su agradecim iento y agrado p o r la
rean u d aci n de las conversaciones. Luego com enz con u n a ex
posicin de aproxim adam ente 40 m inutos, redactada evidente
Testamento poltico
3.
B udapest, 8.9.1967
A la Secretara del
MXZMP
Testamento poltico
4.
B udapest, 24 de agosto de 1968
E stim ado cam arada Aczl:
C onsidero mi d e b e r com unista inform arle que n o p u e d o estar de
acu erd o con la solucin de la cuestin checa y d e n tro de esta con
la posicin del MXZMP. Com o consecuencia de esto d e b o retira r
m e de mi participacin en la vida pblica h n g a ra de los ltim os
tiem pos.
E spero q u e el desarrollo h n g a ro n o conduzca a u n a situa
cin tal que el estatuto de la organizacin m arxista h n g a ra n u e
vam ente m e obligue a la reclusin intelectual de las ltim as d
cadas.
R uego inform ar sobre el c o n ten id o de esta carta al cam ara
d a Kdr.
Notas
1. Econom ista. H ijo de G crtrud Bortstieber, la segunda m ujer de Lukcs. Vivi
con ste en la URSS. Fue enviado a un cam po de concentracin de Siberia.
2. Magyar Szocialista M unks Pre: Partido O b rero Socialista H ngaro.
3. N aci en 1912. D espus de la revolucin de 1956, asumi el gobierno en H u n
gra. D esem pe el cargo de prim er secretario del Partido Socialista O brero
H ngaro. Cfr., en este mismo volum en, el epistolario Lukcs-Kdr.
4. Istvn G raf Tisza (1861-1918), poltico burgus hngaro. E ntre 1903 y 1905 y
e n tre 1913 y 1917, prim er m inistro del gobierno austrohngaro. Fue asesinado
en 1918, p o r ser considerado uno del los mayores responsables d e la entrada
en g era del Im perio A ustrohngaro en la Prim era G era M undial en agosto
de 1914.
5. \'/szatmlsg: L ibertad del Pueblo; peridico hngaro.
6. Gyorgy Konrd, novelista y disidente hngaro. Estuvo muy cerca a las posicio
nes polticas y ideolgicas de la Escuela de Budapest.
1 QK
Testamento poltico
1 R8
URSS.
EDICIONES
el rey de las m ontaascondujo a los cam pesinos rum anos rebeldes, en una
guerra civil que ocasion num erosas vctimas.
37. Lajos Kossmh (1802-1894), revolucionario hngaro. En 1847, se convirti en l
der de al oposicin den tro del parlam ento; despus de Jas sublevaciones de
1848 en Francia, exigi un gobierno in d ep en d ien te en H ungra. En septiem
bre de 1848, puesro a la cabeza del Comit de D efensa N acional, dispuso las
m edidas necesarias para llevar ad elante la guerra. En abril de 1849 indujo a la
Asamblea N acional, a declarar que la dinasta de los I-Iabsburgo h ab a ab an d o
nado el trono. Designado gobern an te provisional de H ungra, busc en vano
el apoyo de las potencias occidentales. R enunci al cargo, que fue asum ido por
Grgei. Despus de la d errota en Temesvr, el 9 de agosto de 1849, huy a Tur
qua, donde fue tom ado prisionero. En septiem bre de 1851, liberado p o r in
fluencia inglesa y norteam ericana, escap a Inglaterra y, luego, a los ee.UU. En
1859 propuso sin xito a N apolen iil que apoyara un levantam iento hngaro
contra Austria. En 1861 y 1867 procur en vano im pulsar levantam ientos con
tra la m onarqua austraca. En 1867, cuando Dek estableci la reconciliacin
con los H absburgo, Kossurh se retir de la poltica.
38. Gyula Illys (1902-1983), p oeta lrico, dram aturgo y novelista hngaro. U na vez
cada la R epblica de los Consejos, huy a Pars, estudi en la U niversidad, y
en 1926 regres a H ungra. Perteneca al crculo de la revista Nyugnl, y a m edia
dos de la dcada de 1930 se uni a los populistas.
39. Oszkr Jszi (1875-1957), terico del radicalismo burgus en H ungra. Princi
pal publicista de los radicales hngaros en 1912. V inculado con Ady. E dit la
revista Hvszodth Sz/izad [Siglo Veinte], que dej de ap arecer luego de la cada
de la dem ocracia burguesa de 1919. Se exili en Viena, y luego en los EE.uu.
40. Escritor y poltico (1893-1977), Particip de la revolucin h n g ara en 1918, y
fue m iem bro fu n d ad o r del Partido C om unista H ngaro. En 1920 huy a Vie
na, d o n d e perm aneci hasta 1926. Luego volvi a H ungra, participando acti
vam ente en el m ovim iento com unista ilegal. Estuvo e n prisin e n tre 1927 y
1935. D espus de su liberacin, perm aneci en Checoslovaquia y en la URSS. En
1945 regres a H ungra, do n d e cum pli diversas funciones d en tro del Partido
y en el Estado.
41. C om unista hngaro, nacido en 1905, P erteneci al crculo de em igrados en
Rusia; escribi tinas m em orias que aparecieron en h n g aro en 1981, y suscita
ron gran inters.
42. Se refiere a Im peculiaridad de lo esttico (publ. en 1963).
43. C uando Rkosi fue destituido y se refugi en la URSS, E rn Ger se convirti en
prim er secretario del Partido C om unista H ngaro.
44 1901-1975; novelista, ensayista, dram aturgo, crtico, traductor. En 1925, gan el
prem io literario de Nuygat con u n a narracin. E ditor de Tanu [El testigo] en
tre 1932 y 1935. En 1935, fund la revista Vlajz [Respuesta]. D esde 1935, se le
concedi la direccin de un colegio secundario de provincia, para que en l de
sarrollara experim entos. T raductor del ruso e n tre 1948 y 1956. A utor de veinte
dram as, varios volm enes de ensayos y crticas, y de obras autobiogrficas.
45. Kodolnyi [anos (1899-1969), escritor y crtico hngaro.
46. GyullaKllai (nac. en 1910), poltico y publicista h n g aro , m iem bro del Comi
t Central del Partido Socialista O brero H ngaro.
47. Partido C om unista H ngaro.
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