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Lukacs - Testamento Politico PDF

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GYORGYLUKÁCS

Testamento político
y otros escritos
sobre política y filosofía
Textos inéditos en castellano

Edición, introducción y notas


de Antonino Intránea y Miguel Vedda
ín d ic e

Introducción
p o r A ntonino Infranca y Miguel Vedda 7

La visión del m undo aristocrática y la democrática 27

© 2003 Ediciones Herramienta Las tareas de la filosofía marxista


en la nueva democracia 57
Diseño de tapa: Mario a. de Mendoza F.
Diseño interior: Gráfica del Parque La responsabilidad social del filósofo 89
Coordinación de edición: Ignacio Vázquez

Ediciones Herramienta Libertad y perspectiva:


u n a carta a Cesare Cases 111
© Editor Andrés Alfredo Méndez. Revista Herramienta
Rivadavia 3772 1° B (CI204AAP) Buenos Aires, Argentina
Tel. +5411-4982-4146 Entrevista: En casa, con Gyórgy Lukács 113
Correo electrónico: revista@herramienta.com.ar
www.herramienta.com.ar
Más allá de Stalin 125
Printed in Argentina
Impreso en la Argentina en el mes de octubre de 2003 Epistolario con János Kádár
Todos los derechos reservados sobre el caso Dalos-Haraszti 133

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Testamento político 141


ISBN: 987-9306-15-5
Introducción

La presen te antología incluye u n a serie textos que p o r prim era


vez ap arecen en español. Algunos de ellos fu ero n publicados en
alem án y en h ú n g a ro —las dos lenguas que Lukács em pleaba de
m a n e ra c o rrie n te -, com o tam bién en otros idiom as; au n q u e ca­
be destacar que u n o de los artículos - “Las tareas de la filosofía
m arxista en la nueva d em ocracia”- fue escrito originariam ente
en francés. El “T estam ento político” —la entrevista que d a título a
esta co m p ilació n - ha sido publicado, hasta ahora, ú nicam ente en
h ú n g aro , después de la caída del com unism o e n los países d el es­
te. P or ende, la antología ofrecerá u n instru m en to valioso, no
solo p ara el lector de lengua española, sino tam bién, en térm inos
más generales, para los estudiosos del p ensam iento lukácsiano en
p articular y del m arxista en general. Se trata de escritos que com ­
p re n d e n el p e río d o de la vida de Lukács que com ienza con el re­
to rn o a H ungría, u n a vez concluidas la Segunda G u erra M undial
y la dictad u ra fascista de Hortliy. El “hilo ro jo ” que señala la con­
tin u id ad y h o m o g en e id ad d e estos escritos se ve rep resen tad o
p o r algunos térm inos clásicos e n el pensam iento político y filosó­
fico de Lukács; y, an te Lodo, p o r la reflexión en torno a la función
social y política del filósofo, com o tam bién sobre el papel del in­
telectual d e n tro de la nueva dem ocracia m arxista, ideas que co­
m enzaron a delinearse en esos años. En este sentido, la polém ica
con el stalinism o es u n o de los m om entos más sionificativos
o
en la
actividad política y filosófica de Lukács; esta polém ica vertebra la
lectu ra de H egel sostenida p o r Lukács; lectu ra que vuelve a pos­
tular, a u n q u e a u n nivel teórico más elevado, la cuestión de los in­
telectuales y de la m isión que co rresp o n d e a estos después de la
victoria fren te al fascismo.
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Introducción

“La visión del m undo aristocrática y la dem ocrática”, confe­ rías políticas del carácterform alista al que se h abían visto circuns­
rencia p resentada p o r Lukács en el congreso sobre la paz que tu­ criptas bajo la dem ocracia burguesa. Para e n te n d e r este formalis­
vo lugar en G inebra en 1946, desarrolla am pliam ente el contras­ m o es preciso considerar que la igualdad y la libertad han surgido
te entre fascismo y dem ocracia. El texto se halla bajo la influencia en el terren o de la econom ía política clásica inglesa, y, utilizadas
de la inm ediata postguerra; en aquel período, el filósofo se en ­ con fines agitatorios, no h a n sido respetadas en la práctica econó­
contraba im plicado en la lucha política húngara; h ab ía regresado m ica corriente. Así, las instituciones jurídicas creadas p ara defen­
ya de la URSS, y estaba em peñado en realizar p len a y dem ocrática­ d e r los ideales de libertad e igualdad desm ienten continuam ente,
m ente el socialismo en su país natal. Tam bién en red actar El asal­ en su funcionam iento ordinario, los valores que presuntam ente
lo a la razón, obra que habría de aparecer en 1949. A un cuando d eb erían defender. Algo sim ilar h a ocurrido con las categorías de
coincide con este tratado en el hecho de reco n o cer u n a íntim a citoyen y bourgeois: la p rim era se h a convertido en u n valor abstrac­
afinidad e n tre irracionalism o y fascismo, la conferencia se ocupa to y form al, en tanto la segunda, en su esencial prosaísm o, se ha
más específicam ente de abordar las repercusiones que la adop­ constituido e n realidad concreta. En la polém ica con B runo
ción de u n a perspectiva totalitaria o dem ocrática posee sobre las B auer e n torno a la cuestión ju d ía , M arx se había referido ejem ­
form as de experiencia y pensam iento concretas de los pueblos. p larm en te a la escisión e n tre aquel ám bito en el que los indivi­
P or sobre lodo, Lukács denuncia que los políticos hayan pod id o duos, en cuanto personas privadas, persiguen de m odo egoísta sus
rec u rrir al fascismo para com batir el com unism o; y, en efecto, propios intereses, y aquel otro en que creen participar de u n or­
u n a de las estrategias corrientes p o r aquellos años era la que con­ d e n com ún regido p o r valores altruistas:
sistía en captar a quienes habían com batido co n tra el eje a fin de
que pasaran al servicio de las dem ocracias occidentales en la lu­ U n a vez q u e e l E sta d o p o lític o h a a lc a n z a d o s u c o n fo r m a c ió n
cha en tre estas y el com unism o; recordem os que la historia de v e rd a d e r a , e) h o m b r e lleva, n o so lo e n e l p e n s a m ie n to , e n la
A m érica L atina está atravesada p o r casos sem ejantes. Lukács tam ­ c o n sc ie n c ia , sin o e n la realidad, e n la vida, u n a v id a d o b le , u n a
bién reivindica la continuidad de las experiencias de la Revolu­ c e le stia l y o tr a te r r e n a : la v id a e n la com unidad política, e n la
q u e e x iste c o m o u n ser comunitario, y la v id a e n la saciedad, bur­
ción Francesa en la nueva dem ocracia socialista; de acu erd o con
guesa, d o n d e a c tú a e n c u a n to hombre privado q u e c o n s id e r a a
su interpretación, el socialismo debe realizar concretam ente los
lo s o tro s h o m b r e s c o m o m e d io s , d o n d e se d e g r a d a a sí m ism o
ideales de libertad e igualdad que la Revolución había sostenido a la c o n d ic ió n d e m e d io y se c o n v ie rte e n j u g ú e t e d e fu e rz a s
en el plano ideológico. P uede percibirse en esto u n a velada alu­ a je n a s. Eli E sta d o p o lític o se r e la c io n a e n f o r m a ta n e s p iritu a ­
sión a la experiencia histórica húngara, que había conocido el fin lista c o n la s o c ie d a d b u rg u e s a c o m o el c ie lo c o n la tie rra . Se
del feudalism o en 1867 -gracias el acuerdo e n tre A ustria y H u n ­ c o n tr a p o n e c o n e lla y la s u p e r a d e la m ism a m a n e r a e n q u e lo
gría—, p ero no el surgim iento de u n régim en dem ocrático-bur- h a c e la re lig ió n c o n la lim ita c ió n d e l m u n d o p ro f a n o ; es d e c ir:
gués m aduro. El fascismo de H orthy h abía in terru m p id o luego el e n la m e d id a e n q u e tie n e q u e re c o n o c e r la , p r o d u c ir la y d e ja r­
se d o m i n a r p o r ella. F,1 h o m b r e , e n su r e a lid a d inm ediata, e n la
desarrollo dem ocrático cíe H ungría y, de esa m anera, h ab ía de­
s o c ie d a d b u rg u e s a , es u n s e r p ro f a n o . A q u í, d o n d e é l vale, p a ­
vuelto al país a las condiciones sem ifeudales del im perio habsbúr- ra sí m ism o y p a r a los o tro s, c o m o in d iv id u o r e a l, es u n f e n ó ­
gico an terio r a la P rim era G uerra. Refuerza esta alusión el hech o m e n o inauténtico. E n e l E sta d o , e n c a m b io , d o n d e el h o m b r e
de que Lukács, en “L enin u n d die Fragen d e r Ü bergangsperio- vale c o m o s e r g e n é ric o , es el m ie m b r o im a g in a r io d e u n a so ­
d e”1 [L enin y las cuestiones del p eríodo de transición] (1968), b e r a n í a fic tic ia , se ve a r r e b a ta d o d e s u v id a in d iv id u a l re a l, y se
extraiga conclusiones sem ejantes a p a rtir de u n análisis de las cir­ c a rg a d e u n a u n iv e rs a lid a d ir r e a l2.
cunstancias en que fue gestada la Revolución Rusa de 1917.
El m arxism o, conform e con su visión del m un d o dem ocráti­ C orresponde, segiín Lukács, al m arxism o la tarea de devol­
ca, perm ite realizar la libertad y la igualdad com o reales condicio­ ver u n sentido y u n valor concretos a la categoría de citoyen. Hoy
nes de existencia para los hom bres, liberando a estas dos catego­ en d ía seguimos constatando que la libertad de m ercado equivale
O
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos Introducción

a las determ inaciones im puestas p o r las potencias económ icas a subjetivista y "enferm iza” del idealism o abstracto. D urante la pri­
los países económ icam ente más débiles, y que la igualdad se halla m era m itad del siglo XX, se difundió la oposición en tre W eim ar y
subordinada, en un plano m undial, a las (desiguales) relaciones Potsdam con el fin de establecer u n contraste en tre u n a A lem ania
económ icas. Puede parecer un sim ple ejercicio retórico recordar p resuntam ente republicana y burguesa -co rp o reizad a en la R epú­
que, en las relaciones m icroeconóm icas, las clases dom inantes y blica de W eim ar- y la A lem ania m ilitarista y feudal; con razón se^
las dom inadas se en cu en tran diversam ente posicionadas frente a ñala Lukács que la república sin republicanos, form alista y susten-
la ley, la cual -seg ú n u n a conocida fórm ula de A natole France, fre­ lad a ~ p o r bases populares insuficientes, no es lo opuesto, sino el
cu entem ente citada p o r Lukács- p rohíbe igualm ente a los pobres com plem ento ele aquel m odelo de nación d o n d e las form as lega-
y a los ricos dorm ir debajo de los puentes. Algunos intelectuales les carecen-de-solidez^Lobjetividad^y-do n d e el capricho y la intui­
burgueses podrán alegrarse de las condiciones en las que se e n ­ ción irracionales del fithrerdctcrm inan_el estilo de la política. Las
cuentran las clases dom inadas, porque dichas condiciones induci­ masas, e if tal situación histórica, se sintieron colocadas en la nece­
rán a estas clases a m ejorar sus propias circunstancias de vida. Pe­ sidad de elegir en tre u n a revolución im probable y la reacción fas­
ro estos intelectuales suelen ser los mismos que exigen la libertad cista. T ácitam ente sugiere Lukács u n a crítica a la posición stalinis-
de m ercado a fin de que la población u rb an a -m ás precisam ente: ta de co n d e n a del así llam ado “socialfascismo”. Cabe recordar
el bourgeois- del p rim er m undo pu ed a progresar económ icam en­ que, en 1928, Lukács había im pulsado, en el contexto de la lucha
te. De tal m odo, aquí nos encontram os ante u n a doble antropolo­ p o r la hegem onía d en tro del Partido C om unista H úngaro, una
gía, ante dos visiones antitéticas de la hum anidad, y esa división es posición explícitam ente favorable a la alianza con los socialdcm ó-
considerada totalm ente natural p o r los intelectuales. Bajo circuns­ cratas (Tesis deBlum), tal com o la que se había producido durante
tancias sem ejantes surge el racismo com o conclusión lógica, en la República H úngara de los Consejos en 1919. El rechazo parti­
una situación que, de hecho, es artificial, en cuanto producto de dario de tal posición había obligado a Lukács a ab an d o n ar la po­
la acción de la hum anidad poderosa frente a la desposeída. lítica directa d e n tro de! partido húngaro. Com o se ve, en 1946 el
Ante las masas -q u e cada vez más se convierten en p rotago­ filósofo seguía sosteniendo sus posiciones de 1919.
nistas de la historia-, la élite intelectual suele asum ir u n a perspec­ La problem ática del irracionalism o es reto m ad a en la críti­
tiva de rechazo, tratando, al mismo tiem po, de “educar” a las m a­ ca a la d eterm inación burguesa de refugiarse en la intim idad del
sas m anipulando la consciencia de estas; y, enfrentados con la individuo, com o respuesta fren te a la crisis social y económ ica. A
barbarie capitalista, los intelectuales atribuyen la irresponsabili­ través de u n a actitud tal, la burguesía revela su h o n d a desconfian­
dad de las masas a la corrupción intrínseca a la dem ocracia. El re­ za fren te a las masas, frente a la dem ocracia, fre n te al progreso,
sultado es u n a radical desconfianza frente a las prácticas dem ocrá­ en lugar de asegurar la extensión de la igualdad y la libertad a
ticas. Lukács recuerda que el anticapitalism o rom ántico burgués, sectores de la h u m an id ad cada vez más am plios. Es así que surgen
una vez que la clase burguesa consiguió colocarse en el poder, asu­ concepciones del m u n d o aristocráticas, las cuales advierten en la
mió posiciones cada vez m ás irracionalistas y antidem ocráticas. Un historia u n a decadencia de los presuntos “valores auténticos” o
experim ento dem ocrático com o el de la República de W eim ar ca­ u n e te rn o re to rn o de lo “siem pre id én tico ” (N ietzsche); el aristo-
reció de bases en las masas de trabajadores y se convirtió, p o r en­ cratism o se alía con el racism o, que in te rp re ta la historia en tér­
de, en u n a “república sin republicanos”. En el artículo “Über m inos regresivos (Spengler, Ju n g ). Tam bién surgen actitudes pe­
PreuB entum ” [Acerca del prusianism o] (1943), Lukács sostuvo simistas que muy fácilm ente se alinean con el aristocratism o.
- e n coincidencia con las tesis sostenidas en el artículo que aquí Lukács h a afirm ado rec u rre n tem e n te que H egel representa
editam os- que las peculiaridades de la “ideología alem ana” pue­ u n a posición típica para u n intelectual burgués m u ch o más acep­
den verse en u n a aparente oposición y u n a esencial com plem en- table que la sustancialm cnte irracional de Schelling. Con esto nos
tariedad entre el form alism o burocrático y el esplritualismo ro­ aproxim am os a temas abordados p o r Lukács a fines de los anos
m ántico, en tre el culto del d eb er p o r el deber mismo y la rebeldía trein ta en el tratado sobre El joven Hegel, que hab ría de ver la luz
in
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos Introducción

en 1948, en Suiza, a raíz de que las tesis en él desarrolladas se en­ do e n que, com o se h a dicho anteriorm ente, la tom a de posición
contraban en contraposición con la versión stalinista, que veía en frente a la explotación es el m om ento en el cual la autenticidad y
H egel a un “p e rro m u erto ”. El hech o de que, en aquel m om en­ el valor intelectual p u ed en ponerse de m anifiesto.
to, Lukács hablara abiertam ente a favor de H egel, representaba El espíritu de 1941 -e s decir: el m o m en to e n el cual socialis­
poco m enos que u n a novedad en el cam po socialista. P o r lo de­ m o y dem ocracia burguesa se e n c o n trab a n aliadas en co n tra del
más, el a u to r del libro sugiere que en H egel (y no e n el m arxis­ fascism o- p u e d e c o n trib u ir a que se ob ten g a u n a paz verdadera.
mo de la S egunda Internacional; o, p o r ejem plo, en el L enin de Pero d u ran te los años de la G u erra Fría, desapareció sem ejante
Materialismo y empiriocriticismo) se e n cu en tran las raíces de su p ro ­ espíritu; Lnkács_prom ueve u n proyecto político p ro p io , auspi­
pia teoría del reflejo; así, cuando afirm a que las contradicciones ciando u n re to rn o a los valores de igualdad y libertad defendidos
en tre realidad y razón aparecen com o contradicciones dialécticas e n 1793 o 1917, el a b a n d o n o del concepto de m asa en función
de la inteligencia. Son estos térm inos que desarrollará, sobre Lo­ del c o n c e p to d e Jjid irid u o —pero n o en .el.sentido de un indivi­
do, a partir de fines de los años cincuenta, en la Estética y en la duo aislado y abstracto-. E n los años sucesivos, el filósofo h ú n g a ­
OntoloQ-ia del ser social. En H e se l ve Lukács la consum ación de la ro esclarecerá cada vez más este concepto, revitalizando el con­
filosofía antigua y m oderna; no en vano, ha confesado que, para cepto de in-dividuum; es decir: de un ser social indivisible a p artir
él, “H egel fue el últim o gran pensador, aun cuando hoy en día, de su dim ensión singular y de su p e rte n en c ia a la gcnericidad
rexistas norteam ericanas, alem anas o francesas, declaren que [G ^tungsm áfiigkeit] h u m an a. En la~ prácticaresto^supon é f e tó-
cualquier desconocido es un gran p e n sad o r”3. A M arx h a corres­ m ar el concepto cié Ffíoym,"pero e n te n d ien d o que la lucha p o r la
pon d id o la tarea de rastrear en la historia las contradicciones del dem ocracia Creará valores concretos p ara u n a nueva concepción
pensam iento. Tam bién este ju icio es radicalm ente antistalinista, del com prom iso ciudadano^
p o r cuanto, para los filósofos soviéticos, la conclusión de la filoso­
fía burguesa se en co n trab a en Feuerbach, y no en H egel, así co­ El tem a de la construcción de la nueva dem ocracia, inspirada p o r
m o los a n tecedentes del m arxism o se hallaban en el m aterialism o los principios d el m arxism o, se e n c u e n tra en el c e n tro del tercer
del siglo xviii, y no en el idealism o alem án. Estas indicaciones de-- artículo incluido en la presen te antología, “Las tareas de la filoso­
m uestran en qué m edida la lucha antiburocrática y antistalinista fía m arxista en la nueva d em ocracia”, que fue p resen tad o en el
se desarrolla, en Lukács, en todo libro y en toda ocasión. congreso in tern acio n al desarrollado en la Casa de la C ultura de
Tam bién la crisis del hum anism o burgués dem ocrático se de­ M ilán e n tre el 18 y el 21 de diciem bre de 1947. En esa ocasión,
be a la alienación del individuo respecto de la sociedad y las m a­ Lukács se ree n c o n tró con la cultura italiana, que, ju n to con la
sas en m edio de las cuales vive. En la práctica, esto se m anifiesta alem ana, fue la que más fu ertem e n te ex p erim en tó el influjo de
com o una falta de sentido de igualdad con relación a los sem ejan­ su pensam iento. (R ecordem os, p o r lo dem ás, que Lukács había
tes, con lo que se retrocede hasta las concepciones ilum inistas pre- elegido a F lorencia com o lu g ar de residencia e n tre 1910 y 1911.)
rrevolucionarias acerca de la diferencia y la particularidad. Sólo la En aquel congreso, conoció p ersonalm ente al germ anista italia­
efectiva superación de las posiciones jacobinas h a perm itido que no C.esare_Cases,uno de sus discípulos más célebres, sobre el cual
algunos intelectuales se encontraran en posiciones próxim as al so­ volveremos lue«o. O
cialismo. Lukács recu erd a que las posiciones filosóficas, o las opi­ P ara u n Lukács em p eñ ad o en d efinir los fu n d am en to s del
niones genéricas, no son políticam ente neutras; así, si se perm ite m arxism o, el principal problem a es la negación de la dialéctica y
u n reto rn o a aquel olím pico distanciam icnto propio de la cultura -ju n to con e lla - de la h eren cia hegeliana p resen te en el m arxis­
de la vieja dem ocracia form al en tiem pos de la preguerra, se corre m o. M uchos m arxistas co n fu n d e n al viejo m aterialism o con el
el riesgo de retro ced er hasta los valores irracionales y fascistas. Lu­ m aterialism o histórico y dialéctico y, con ello, term in an p o r aban­
kács no tem e que la pureza de las ideas se m anche con las contra­ d o n a r la concepción dialéctica de la realidad. U n a concepción
dicciones de la historia, la sociedad y la econom ía; del m ism o m o­ c o rrecta p erm itiría c o m p re n d er que la dem ocracia form al, con­
1 O
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos Introducción

vertida en u n a suerte de “segunda naturaleza”, es en realidad u n a cam bio de la organización del Estado. Sólo el pro letariad o está
construcción burguesa orientada a ocultar los aspectos más oscu­ en condiciones d e c o m p re n d e r y realizar estos tre s p u n to s p ro ­
ros del capitalism o; es decir, es u n a suerte de dictadura de la b u r­ gram áticos, p o rq u e dicha clase se e n c u en tra más próxim a al m o­
guesía sobre el proletariado, con aspectos que p u e d e n oscilar e n ­ m en to reproductivo de la vida hum ana, es decir, al trabajo. A quí
tre u n a blanda dem ocracia social y el aspecto ostensiblem ente reaparece u n lem a central en el pensam iento del últim o Lukács:
agresivo d el fascismo. Pero Lukács n o im pugna a p rio ri la dem o­ la valoración del trabajo, com o principio fu n d an te d e ’lá'sociabi-
cracia form al, sino que, antes bien, invita a establecer u n a distin­ lid a d y com o factor din ám ico d e to d o el m óvim iébtó’-históricó,
ción e n tre el c o n ten id o -a n te rio rm e n te d e sc rip to - de la d em o ­ así com o en cuanto eje d e la estructura d e la sociedad concebida
cracia burguesa, y las form as que esta asume. El propósito de la com o com plejo de com plejos.
filosofía m arxista es no h a c er prevalecer el co n ten id o burgués, si­ Lukács retom a, así, algunos de los ternas que más le intere­
no separar los contenidos de las form as, e im pedir que los p rim e­ san en ese perío d o , temas que están ya presentes en “La visión del
ros aniquilen a las segundas. Para juzgar la adecuación de u n con­ m u n d o aristocrática y la dem ocrática”; e n tre ellos, la polém ica
tenido político-social, es preciso p onerlo en relación con la co n tra los aspectos, en su opinión, más negativos de la m entali­
totalidad real de la sociedad. La totalidad, concebida en térm inos dad burguesa: nihilism o, vanguardism o y decadentism o. El p ri­
m aterialistas dialécticos, es un com plejo d e com plejos, n in g u n o m ero es u n a expresión fascista de la burguesía, que asum e form as
de cuyos factores debe alcanzar la suprem acía frente a los restan­ aristocráticas y narcisistas; se funda en u n a reacción burguesa an­
tes, m ientras que, e n la dem ocracia burguesa, el m o m en to eco­ te el crecim iento de las m asas p roletarias y el e m p e ñ o d e estas en
nóm ico es el d o m in an te. La totalidad social pu ed e cam biar si se convertirse en protagonistas de la historia. La vanguardia es con­
alteran las circunstancias históricas; pero, ante todo, los aspectos d e n a d a p o rq u e se e n c u en tra alejada de los intereses vitales d e los
form ales de la dem ocracia n o deben convertirse en fetiches. Lu­ trabajadores; es decir, de la esfera del trabajo a la que aludim os
kács reafirm a la concepción leninista de la dem ocracia y, sin sa­ más arriba. La vanguardia es, p ara Lukács, u n peligroso adversa­
b e rlo -y acaso no h a b ría de saberlo nunca, en la m ed id a en que rio d el m ovim iento obrero, y aun más cu an d o se presen ta com o
prácticam ente no leyó a G ram sci-, tam bién afirm a la concepción aliada del proletariado, ya q ue presen ta la ilusión de la liberación
gram sciana d e Ja dem ocracia. Tal razón p o d ría justificar, e n p ar­ y el progreso —esto es lo q u e se advierte en el futurism o ruso y en
te, la enorm e influencia que tuvo su pensam iento en Italia. el jo v en B recht—. Lukács cierra este análisis de la situación cultu­
La dem ocracia socialista se distingue p o r hallarse fu n d ad a ral y espiritual de la E uropa de aquel p e río d o con la convicción
sobre u n a econom ía planificada, y Lukács pasa a realizar u n a de que los m arxistas conseguirán im p o n e r sus ideas m ediante la
criptografía de la política económ ica stalinista. La econom ía pla­ crítica de las arm as de la persuasión ideológica.
nificada p rete n d e colocar todas las fuerzas productivas bajo el En el tratam iento del pro b lem a d e la tradición, u n a lectura
control de la com unidad. A quí em ergen los lím ites de la concep­ superficial pu ed e ind u cir a reconsiderar este análisis acaso im pro­
ción de Lukács, que parece olvidar que M arx, p o r u n lado, p red i­ bable. Pero hay q ue ten e r en cuenta que, en 1947, la ciencia se ha­
caba la liberación d e las fuerzas productivas, y n o solo su puesta bía liberado de los condicionam ientos idealistas e ideológicos, y
bajo control; p o r otro, n o solo p ro p o n ía la liberación por la eco­ que finalm ente reconoció a la m ateria com o cam po legítim o para
nom ía, sino tam bién la liberación cíela econom ía. sus investigaciones. N aturalm ente, este avance n o fue tanto fruto
La econom ía planificada asegura el crecim iento del nivel de las investigaciones realizadas en la urss com o de reflexiones na­
cultural del proletariado, elem ento indispensable p a ra la realiza­ cidas a partir de los descubrim ientos que tuvieron lugar a com ien­
ción del socialismo y p a ra el nacim iento de u n h o m b re nuevo. zos del siglo XX (la física relativista, la m ecánica cuántica). Pero
Lukács indica tam bién los objetivos de la nueva dem ocracia socia­ Lukács se interesó solo lim itadam ente en tales datos, a los que no
lista: cam bio de las posiciones económ icas de los sectores más convirtió - a diferencia d e u n E rnsl Bloch—e n p u n to d e apoyo de
avanzados, cam bio de las relaciones en tre E stado y econom ía, sus propias tesis. Tam bién en el arte, la vanguardia com enzaba a
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos
Introducción

ceder terreno, y Lukács anunciaba form as de producción artística


de siem pre en dos naciones - la de los poderosos y la de los despo­
más ligadas al realism o, hecho que, p o r lo dem ás, solo se en tien ­
seídos-. La lu ch a del proletariado superará definitivam ente la
d e en el contexto d e la am pliación del concepto d e realism o que
id ea d e nación, y a u n cu an d o la nación persista d u ran te u n tiem ­
tiene lugar en la producción lukácsiana tardía. po, n o d eb erá obstaculizar la realización del socialismo; la nación,
Los problem as éticos constituyen el p u n to central d el texto.
pues, no h a de ser u n obstáculo para el internacionalism o, sino u n
El últim o Lukács m urió m ientras trabajaba sobre u n a Etica, de la paso en el sentido de la afirm ación d e este.
que solo h a n q u ed ad o algunos apuntes preparatorios. En conse­
cuencia, las páginas d e este artículo referen tes al te m a -c o m o las E n el m anuscrito sobre “La responsabilidad social del filósofo”, se­
consideraciones éticas desarrolladas en “La responsabilidad so­ gún com entam os anteriorm ente, es posible encontrar algunos atis­
cial del filósofo”, escrito del que nos ocuparem os lu e g o - acre­ bos sobre la Etica que Lukács no llegó a escribir. Cabe tener en cuen­
cientan su in terés en la m edida en q u e p erm iten in fe rir algunas ta que este texto fue publicado p o r prim era vez después de la
de las ideas que h a b ría n vertebrado el tratado Finalm ente n o es­ m uerte del filósofo, y no se tiene plena certeza respecto del m om en­
crito. De lo que aquí se trata es de reclam ar u n lu g ar para u n a éti­ to e n que fue com puesto. Según W erner j n n g y R üdiger Danne-
ca m arxista, y Lukács postula la categoría de responsabilidad com o m ann, el m anuscrito debería ser fechado en los años cincuenta, y al­
categoría fundam ental de dicha ética. A la vez que refuta la esci­ gunas afirmaciones que aparecen al final del trabajo perm iten
sión burguesa en tre citoyen y bourgeois, Lukács rec u e rd a q u e el inferir que es posterior al congreso de G inebra en el que fue ex­
O tro -c o n c e p to que designa con el térm ino alem án de Mitrnensch puesto el artículo -ya m encionado p o r nosotros- sobre la visión del
[p ró jim o ]- es el factor esencial de la p ro p ia libertad. A quí se re­ m un d o aristocrática y la democrática. Recordem os que n o existe,
tom a, pues, el pro b lem a d e la tradición filosófica burguesa, p o r stricto sensu, u n a ética marxista, y Lukács sigue siendo el único filó­
cuanto las ideas del artículo se basan en los planteos de ICant y sofo de u n a orientación sem ejante que haya intentado u n a defini­
Rousseau, au n q u e evitando los elem entos form alistas que recu- ción de dicha esfera. Enrique Dussel ha indicado, enjie m p o s jn a s
b rían el c o n ten id o teórico e n tales filósofos. próxim os al nuestro, que en M arx sejialla implícitam ente conteni-
La ética m arxista va más allá de la concepción burguesa de da u ñ a ética, así comcTLukács sostenía q u e e rfM arx se encuentra en
la m oralidad porq u e la consciencia proletaria es la consciencia
estado'láfeñte una ontolqgTá"3el"ser social que, p ara el fifósoío"Iiún-(
de la necesidad; consciencia que encierra, consecuentem ente, los eáróTconsULuye una anticipación de la ética marxista. La Etica cíe la
gérm enes de la libertad - e n consonancia con la teoría hegeliana líberación de Dussel, aun cuando no es explícitam ente la ética mar­
d e la m o ra l-. El proletario, e n su consciencia d e dase, se u n e con xista con la que Lukács soñaba, es, sin embargo, u n a ética fundada
n n a com unidad superior: la hu m an id ad toda. En la consciencia en la perspectiva d e las víctimas d el sistema capitalista, víctimas que
que dicha clase se form a a p artir del trabajo y de la solidaridad se encontraron siem pre en el centro de la atención de Marx.
clasista, el p roletario anticipa la fase final de la p reh isto ria h u m a ­ Lukács abre el ensayo con u n a polém ica con la ética kantia­
na. C on ello, la ética pierde su autonom ía form al y se constituye na, que se m antiene en el plano de lo m eram ente form al, hacien­
com o m om ento d e la vida cotidiana d el hom bre. do abstracción de la realidad histórico-social. La ética m arxista de­
La conferencia se cierra con el tratam iento de dos temas
bería prestar mayor atención al p u n to de vista hegeliano, y
fundam entales: la religión y la nación. C on los creyentes es posi­ e n te n d e r que, cuando el h om bre actúa, necesariam ente abandona
ble establecer u n a colaboración sobre la base d e valores com u­ el ám bito d e la ética e ingresa al de la vida cotidiana. P ero incluso
nes, p e ro sin que la cosmovisión religiosa y la p ro letaria pierdan u n a ética que, en apariencia, pu ed a establecer m ejores afinidades
sus caracteres específicos. D ebem os ten e r en cuenta, sin em bargo, con la cotidianidad -co m o la ética utilitarista- tiene que funcionar
que el ateísm o religioso n o presenta u n a barrera firm e fre n te a las sobre la base de u n com prom iso con la vida social. En efecto, u n
concepciones reaccionarias, tal com o lo testim onia el caso de Hci- com portam iento utilitarista n o puede m antenerse bajo todas las
degger. La nación es u n a invención burguesa: toda nación se divi­
circunstancias, ya que el egoísm o desm edido im pide ineludible­
1 fi
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Introducción

m ente el co n tad o con el otro. Aun el egoísm o tiene que concillar­ Com o ejem plo cabe m encionar la leña, que no existe para que el
se con alguna form a de altruismo, y dar lugar a aquella concepción h om bre la utilice con vistas a satisfacer su necesidad de calor o de
del egoísm o racional que h a n hecho célebre los dem ócratas rusos. m aterial, sino com o u n tejido vegetal que responde a leyes regula-
La reflexión ética del m arxism o h a partido de este egoísm o torías propias. Si el hom bre no conoce tales leyes, no puede usar la
racional, y sobre todo Engels se h a interesado en profundizar algu­ leña para sus propios fines; la leña, p o r ejem plo, no pu ed e sustituir
nos temas éticos. Engels fue, tam bién, el prim ero en form ular el la piel que se em pica en la vestimenta, ni es útil com o comida. Sólo
problem a de la responsabilidad histórico-social, sosteniendo que el conociendo las leyes de la naturaleza pu ed e el h o m b re producir
hom bre actúa a p artir d e las propias condiciones naturales y, e n un objetos e intercam biarlos, en la vida social, con oíros objetos que
segundo m om ento, de las propias condiciones sociales. L enin lle­ no h a producido él mismo, pero cuyo valor conoce.
ga a sostener que, bajo el socialismo, los hom bres encontrarán las En el caso ele la filosofía de la historia, la astucia de la razón
condiciones para realizar los propios intereses individuales. Lukács es el m om ento en que la razón universal utiliza a los hom bres em ­
encuentra, en las reflexiones de los fundadores del marxismo-leni­ píricos com o instrum entos para la realización del reino de la liber­
nismo, una concepción ética que perm anece siem pre dentro de tad. A unque las acciones de cada h om bre ap u n ten a la realización
los confines de la esfera ética; a diferencia de la ética burguesa, que de fines subjetivos, todas se insertan, según Hegel, en u n proyecto
tiende a pasar al ám bito del derecho, es decir: que se apoya en la general en el cual los hom bres term inan realizando la libertad.
fuerza de las leyes y del Astado, quienes al fin de cuentas se encar­ Ambas concepciones están presentes -si bien con im portantes va­
gan de im poner u n com portam iento ético determ inado. riaciones- en el texto de Lukács: toda acción hu m an a se inserta en
Todo com portam iento ético es subjetivo, en la m edida en que el tolum social, favoreciendo u obstaculizando (aunque, a diferen­
parte de las convicciones e intenciones del autor y de las circuns­ cia de Hegel, no de m anera necesaria) el proceso social. Al final
tancias bajo las cuales este actúa. Sólo a posteríorí entra esa acción del m anuscrito, Lukács señala u n o de los rasgos deflnitoríos de
en relación con otros seres hum anos, o con otras acciones subjeti­ u n a etica marxisla: toda acción debe juzgarse siem pre desde la
vas de otros seres hum anos, y llega a constituir una universalidad. perspectiva del contexto social al que pertenece. El m arxism o sos­
Esta universalización es una abstracción plena del proceso mismo, tiene que la econom ía, la política, la historia son expresiones de re­
es decir: cada acción singular es generalizable porque pertenece a laciones hum anas y de leyes objetivas que surgen com o síntesis de
u n a esencia hu m an a com ún que actúa subjetivamente, pero que las acciones hum anas. Por ejem plo, el trabajo debe ser considera­
realiza valores hum anos universales. do desde el punto de vista estrictam ente físico, al m argen de cual­
La responsabilidad social de la acción hu m an a nace de la sín­ quier trascendencia divina. A quí pu ed e rastrearse la prim era for­
tesis entre intención y consecuencia, pero en este punto es im por­ m a de síntesis en tre individualidad y género hum ano; el trabajo es
tante el problem a del conocim iento anticipado de las consecuen­ la dem ostración de que el hom bre es el protagonista del proceso
cias posibles de la acción puesta en m ovimiento p o r la intención. de lioniinización y, p o r ende, en la actividad laboral se halla el prin­
El conocim iento siem pre se encuentra condicionado histórica y so- cipie) de toda acción ética.
cialm ente, y no es idéntico al cálculo de las consecuencias, sino
que supera dicho cálculo. Este nivel superior coincide con esa as­ La carta a Cesare Cases constituye u n docum ento de im portancia
tucia de la razón que describe el horizonte d en tro del cual se pue­ para reconstruir la últim a parte de la vida y de la actividad intelec­
de hablar de responsabilidad en u n sentido ético. La astucia de la tual y política de Lukács. Esta carta se publica aq u í p o r vez prim e­
razón es u n concepto que aparece dos veces en el sistema hegelia- ra, y n o solo en español, sino en cualquier idiom a; el original ale­
no: la prim era, a propósito del trabajo; la segunda, en la filosofía m án p ertenece a Cesare Cases, pero Lukács - q u e acaso sabía que
de la historia. En el trabajo, la razón hum ana utiliza las leyes de la sus cartas habrían de ser publicadas algún d ía-, hacía regularm en­
naturaleza para volverlas en contra de la naturaleza misma, y apro­ te u n a copia de su correspondencia con papel carbónico; estas co­
vechar a esta últim a a fin de satisfacer las necesidades del hom bre. pias lu ero n conservadas p o r el Archivo Lukács de B udapest, y en
in
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Introducción

ellas nos hem os basado p ara realizar la traducción. Lukács co­ nes coincidentes con las de Stalin, y encuentra siem pre justificacio­
m ienza refiriéndose a cuestiones vinculadas con la labor intelec­ nes -q u e pueden parecer más o m enos válidas; pero que, en todo ca­
tual y con problem as teóricos; pero pasa casi de improviso - e iró­ so, proporcionan u n a im agen u n tanto inquietante d e la época- pa­
n ica m en te - a com entar su exilio forzado en R um ania, después de ra haberse encontrado sobre la misma barricada que Stalin. El nivel
la participación en el gobierno revolucionario de Im re Nagy, cues­ d e com prom iso que se reclam aba e n aquellos tiempos era, sin duda,
tión que retom arem os al com entar el “Testam ento político”. Lue­ muy alto; no fue diversa la situación de aquellos intelectuales que de­
go, evocando su participación en u n congreso de escritores alem a­ bieron exiliarse en países ocupados p o r los fascistas: cabe recordar la
nes, expone rápidam ente la sustancia de su com portam iento situación de Lówith (que colaboró con el servicio secreto estadouni­
fu tu ro fren te al régim en comunista: p ro p o n d rá reto m ar la lucha dense) o las de Sohn-Reíhel (que trabajó con los servicios ingleses).
p o r u n a reform a del sistema, por u n a mayor liberalización del ré­ Lukács señala que sus posiciones resultaron invariablem ente
gim en, aprovechando los p eq u eñ o s espacios d e m aniobra. E n es­ derrotadas y que se vio constreñido a dejar la política activa p ara re­
te contexto cita la fam osa frase acuñada p o r Em ile Zola d u ran te el cluirse en sus estudios teóricos- Así, en 1949-1950, tuvo que realizar
affaire Dreyfus, adoptándola com o propio motto: “La verdad está u n a autocrítica que definió com o “diplom ática” a fin de contar con
lentam ente en inarcha y, al final de los tiempos, n a d a la d eten ­ la oportunidad de concluir su Estética. Em ergen aquí aspectos del
d rá”. Lukács recupera la propuesta hegeliana de establecer u n a carácter lukácsiano que él mismo describe en Cckbtes Denhen [Pen­
reconciliación con lo real; y verem os que esta intención reapare­ sam iento vivido]; podríam os m encionar un episodio de esta auto­
ce en varios de los docum entos que in teg ran esta antología. biografía que nos parece emblemático: cuando era pequeño, Lu­
kács nunca p ed ía disculpas; prefería sentarse d u ran te todo el día
El problem a del stalinismo está en el centro de la entrevista cedida encerrado, sin com ida n i bebida, en el oscuro arm ario de m adera,
al diario húngaro Népszabadság en 1967, y publicada luego en in­ calculando el tiem po que faltaba para que regresara el padre, lo res­
glés en la revista The Neiu Hungarian Quarterly, d e do n d e la hem os catara de la prisión y lo llevara en brazos a su cuarto de trabajo. En
tom ado. Con significativa frecuencia aparece citada esta entrevista térm inos n o del todo disímiles, la autocrítica de 1949-1950 estuvo
e n los estudios sobre la vida y o b ra lukácsianas, a raíz de q u e e n ella m arcada p o r la convicción de que los tiempos para u n a liberación
se desarrolla un claro balance sobre las consecuencias del stalinis­ estaban lejos, y de que era apropiado volver al trabajo teórico a fin
m o. Así, Lukács retom a las ideas que encontram os en el epistolario de ofrecer instrum entos para una crítica más radical del stalinismo.
con Cases, según las cuales los crím enes y pecados del stalinismo
p u ed en haber cancelado en las masas la idea de socialismo, pero Diverso era el contexto a comienzos de los años setenta, cuando es­
es preciso continuar luchando, ya que los cambios sociales y econó­ tableció u n a correspondencia con Kádár para intervenir a favor de
micos suelen req u erir de lapsos de tiem po muy prolongados, y el dos jóvenes intelectuales acusados de ser agentes maoístas. Lukács,
socialismo, al fin, recuperará su actualidad. Pero, p a ra tal lucha, es q u e era consciente de encontrarse a pocos meses de su m uerte, le
necesaria u n a disposición m oral distinta: es preciso actuar con escribió al secretario del Partido C om unista H úngaro con el pi'o-
franqueza y confesar siem pre las propias intenciones. Lukács está pósito d e enfrentarlo con su propia responsabilidad d e dirigente,
sugiriendo aquí, de hecho, la adopción de u n a m oral política pró­ de consecuente garante de la legalidad del régim en, y de ex vícti­
xim a a la ele Kant; de acuerdo con ella, todo actor político debería m a d el stalinismo. E n su respuesta, Kádár sostiene que los com en­
estar siem pre en situación de enunciar los principios m orales en tarios del filósofo se explican a p a rd r de u n a cierta falta de infor­
los cuales se inspira la propia acción m ación, y reafirm a la legalidad de los procedim ientos y la justicia
de las condenas. Pero Jas declaraciones de los m ilitantes encarcela­
En el breve, pero significativo artículo “Más allá de Stalin” (1969), dos p o r el régim en arroja u n a im agen diferente: e n u n artículo
encontramos un arreglo de cuentas personal con el stalinismo. Lu­ que acom paña la edición e n alem án de este epistolario en tre Lu­
kács m enciona los puntos y ocasiones en que se encontró en posicio­ kács y Kádár, u n o de los implicados, Gyorgy Dalos, cu en ta q ue él y
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos Introducción

Miklós Haraszti fueron sometidos a persecución p o r pertenecer, En el “Testam ento político”, Lukács reto m a algunas de las
con diferente intensidad, a u n grupo laxam ente vinculado con cuestiones fundam entales de la Ontología del ser social] en tre ellas, la
C hina que, p o r aquellos años, desarrolló u n a actividad propagan­ del trabajo. El punto de partida lo proporciona u n a serie de críti­
dística en las asociaciones estudiantiles universitarias de Budapest. cas al régim en com unista húngaro, que h a elim inado del trabajo
El fin de dicha actividad era, ante todo, recabar apoyo p ara la lu­ los elem entos artesanales y lo ha convertido en u n a tarea anónim a,
cha vietnam ita en contra de los e e .UU. Se fundó un com ité de soli­ desprovista de jos,.coñóóiíh ien tos'prácticqs~qúé~contiene el trabajo
daridad que - e n parte, legal; en parte, ilegalm ente- organizó di­ artesanal. Los dirigentes,políticos deberían co'ncederm ayor aten­
versas reuniones y, a raíz de ello, fue disuelto en diciem bre de 1966 ción a la destreza práctica d e jo s trabajadores, ya qüÓestaTépresen-
p o r los funcionarios de la Liga Juvenil Com unista (Kisz). Dalos y ta u n a sabiduría del o rd en de lo couóianqj^ m Tsaber sóbrelas cp-
Haraszti fueron colocados, a partir de entonces, bajo vigilancia po­ sas y, a la vez, u n ju icio “sóbre''Iós_fióm bres. N o faltan críticas al
licial. La situación em peoró cuando el diario francés Le Monde pu­ régim eñlIe^Kadár, al qué se atribuíáliaH ér em p ren d id o un proce­
blicó u n a nota sobre los debates en torno a la figura del Che Gue­ so de dem ocratización que, sin em bargo, resultó insuficiente. Lu­
vara en H ungría, y cuando el diario m uniqués Süddeutsche Zeitung kács esperaba mayor coraje y seguridad p o r parte de los dirigentes
editó un artículo con el título “Con Mao y Guevara contra K ádáry del Partido Com unista H úngaro, para que se abandonase la h e re n ­
Husák”. Finalm ente, u n periodista de televisión alem án, Wolfgang cia del stalinismo y se concedieran mayores espacios de libertad a
Dcrn, le hizo u n reportaje a Haraszti. La entrevista dio una ocasión las organizaciones de base de los ciudadanos. El p eríodo histórico
propicia para que se iniciara la causa contra los estudiantes, en m a­ que se había abierto con la m uerte de Stalin y -acaso todavía mas­
yo de 1970. Los registros domiciliarios, la vigilancia policial, las cón el XX Congreso del Partido C om unista de la U nión Soviética,
amenazas perm anentes, los interrogatorios y, p o r últim o, el encar­ había significado para Lukács un contexto particularm ente apto
celam iento, a partir del 11 de febrero de 1971 indujeron a los im­ para la transform ación de los regím enes comunistas. Es sabido (y
plicados a iniciar una huelga de ham bre, que se extendió desde el a ello se refieren ciertos docum entos como, p o r ejem plo, el episto­
ingreso a la cárcel hasta el 8 de marzo. La m ujer de Dalos visitó a lario con Ernst Fischer) que el filósofo húngaro orientaba sus ex­
Lukács en su departam ento de Belgrád rakpart; el filósofo no solo pectativas en el sentido de un “R enacim iento del m arxism o” y p a­
se ofreció a reclam ar ante las autoridades, sino tam bién a ocultar va u n “com ienzo del com ienzo”. De ahí que, en sus escritos, se
en su propia casa m ateriales incrim inatorios en contra de los jóve­ destaquen con renovada intensidad las críticas lukácsianas al buro­
nes. Según Dalos, la intervención de Lukács fue decisiva para que cratism o y el interés p o r la autogestión /SelbsttátigkeitJ de las ma­
el y Haraszti fueran liberados, después de 25 días de huelga de sas. U n socialismo autentico no puede nacer de instituciones ru si­
ham bre y, en el caso de Dalos, con doce kilogramos m enos de pe­ ficadas, sino a partir de las experiencias-de-bas.e-a^.partir._de iina
so - e n contra de los inform es oficiales, que declaraban solo u n o -. dem ocracia de la vidacotidiana: en 1970, Lukács había afirmado:
Poco después de este intercam bio epistolar con Kádár, la di­
rección general del Partido Com unista H úngaro decidió entrevis­ L a a u to a d m in istra c ió n d e los p ro d u c to re s es, e n to d o caso, u n o de
tar al viejo Lukács para saber cuáles eran sus ideas y perspectivas los p ro b le m a s m ás im p o rta n te s p a ra el socialism o [...] La a u to a d ­
cuando ya se encontraba próxim o a morir. Nace de estas conversa­ m in istració n se c o n tra p o n e ta n to al stalinism o co m o a la d e m o ­
cracia b u rg u e sa, cuyo m ecan ism o fu e d escrip to ya p o r M arx en los
ciones el “Testam ento político”; la entrevista ha sido publicada solo
a ñ o s c u a re n ta d el siglo xix. Este m ecanism o se basa e n la c o n tra ­
en húngaro, en la revista Társadalmi Szemle, en 1990 -es decir: lue­
p o sició n e n tre el ciroyen, q u e e ra u n idealista, y el b o u rg eo is, que
go de la caída del com unism o húngaro (1989)-. La entrevista tuvo e ra u n materialisTa. n n tv o lu c ió n del capitalism o c o n c illa ra q u e el
lugar entre el 5 y el 15 de enero de 1971; Lukács m urió el 4 de ju ­ b o u fg eo ls’se convierta e n am o , y el citoyen en su esclavo ideológi­
nio del mismo año. En marzo, pudo reu n ir todavía las energías pa­ co. E n co n trap o sic ió n con ello, la evolución socialista avanzaba
ra dictar la autobiografía, Gelebtes Denhen, que puede considerarse, -p r im e r o , e n la C o m u n a d e París; luego, e n las dos revoluciones
legítim am ente, la últim a obra del filósofo. ru s a s- en d ire c c ió n a la d e m o c ra c ia d e los consejos. D ich a d e m o ­

93
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Introducción

cracia significa d em o c ra c ia en la vida co tid ia n a . L a a u to a d m in is­ En su Fedra, Séneca p one en boca de la vieja sirvienta las si­
tració n d em o crátic a d e b e e x te n d e rse h asta el nivel m ás sim p le de guientes palabras: “El coraje de los viejos es libertad que se apro­
la vida co tid ian a, y d esd e allí tien e q u e am pliarse d e m o d o q u e , fi­ xim a”. Podem os aplicar esta frase com o m áxim a para e n te n d e r
n a lm e n te , el p u e b lo decid a, e sen cialm en te, so b re las cu estio n es
que Lukács, a la edad de 86 años, ya enferm o y e n fren tad o con
m ás im p o rta n te s4.
u n a m u erte inminenLe, ya no tem e a nada. Se en cu en tra, asimis­
m o, e n condiciones de revisar sus posiciones; así, acepta volver so­
Su ideal de socialismo coincidía, com o p o d rá entenderse, bre la vieja y sangrienta página de la revolución h ú n g a ra d e 1956.
con los que sostuvieron las reform as impulsadas en Checoslova­ Se refiere a su participación en el gobierno de Nagy; en el apén­
quia en 1968. Cabe recordar que, com o respuesta a la represión dice del “Testam ento político”, publicam os u n a carta que Lukács
de la Prim avera de Praga -re p resió n en la que tam bién participa­ dirigió al ComiLé C entral del Partido C om unista H úngaro en
ro n las tropas húngaras-, Lukács escribió El hombre y la democracia, 1957, a fin de que se lo readm itiera en el Partido. La carta n o tu­
u n a serie de artículos enviados al Partido, en los que el filósofo Lo­ vo respuesta y cuando, en 1967, el Com ité C entral le propuso a
m a distancia de la represión y exige u n a dem ocracia m ayor para Lukács reincorporarse a las filas del Partido, el filósofo volvió a en­
la vida cotidiana. El socialismo es la condición indispensable para viar la carta, con la expectativa de u n a tardía respuesta. Y fue read­
que, en la historia de la hum anidad, el trabajo p u e d a em ancipar­ m itido en el Partido.
se de toda tiranía. Pero Lukács equipara aq u í capitalism o y stali- U no de los editores de la presente antología, A ntonino In-
nism o, p o r cuanto am bos ejercen u n a sim ilar tiranía sobre el tra­ franca, acogió, en u n a entrevista de 1987, el Lestimonio de un
bajo. Es necesario seleccionar algunos intelectuales que sustituyen m iem bro del gobierno de Nagy -M iklos V ásárhélyi- sobre la par­
sus deseos p o r la realidad de los hechos a fin de convertirlos en ticipación de Lukács e n los acontecim ientos d e 19565. Allí, se alu­
form adores de la clase obrera, a la vez que esta pu ed e convertirse de a la neta oposición, p o r p arte de Lukács, a ab a n d o n ar el grupo
en u n factor im portante para la renovación de la econom ía y la de aquellos que, hab ien d o form ado parte del gobierno de Nagy,
tecnología, ya que el trabajo bien hech o au m en ta el conocim ien­ fu ero n deportados a R um ania después de la violenta represión.
to de ambas. P or lo dem ás, resulta indispensable a te n d e r a las crí­ Lukács sabía que su prestigio internacional garantizaba la seguri­
ticas, ya que solo a p artir de ellas puede resurgir el socialismo: la dad del grupo, y que su partida habría significado el inicio de du­
ceguera frente toda crítica h a sido la disposición más característi­ ras hostilidades. Vásárhélyi sostiene que Lukács fue prácticam en­
ca del stalinismo. Es u n d eb er m oral de los au ténticos socialistas te secuestrado, p a ra obligarlo a a b an d o n ar el lugar de detención.
desarrollan u n a crítica exhaustiva.de los m étodos de Stalin. U n a - En la carta, Lukács ^xj^Uckn.su.^difc^ _y_pide po_-„
criticaos enrejan te p o d rá derivarse de u n a interrelación cada vez d e rx £ to rn a r al trabajo teórico, tal com o lo había hech o en 1949-
más íntim a entre_cultura y dem ocracia. Es claro que u n a protesta 19506. La liberación del filósofo tuvo íugm rena’bríl de 1957; es de­
obrera espontánea, tal com o ía que surgió e n 1980 en Polonia, cir, dos meses después'de la redacción delaT ártaT E s posible q u e ,
con la form ación del sindicato ind ep en d ien te Solidamosc, rep re­ en aquellos dos m eses, la situaciónTíel’g rupo cam biara, y que la
sentaría para Lukács u n a lección positiva, u n hecho auspicioso. resisteiiciapLe-Lukács se convirtiéraTñlnVdTdáUñdrs'pensable.
La libertad surgirá del trabajo propio de aquella cultura obre­ La figura de Lukács q ue em erge deTT^éstamento políúco” es
ra desatendida p o r lqs^dirígentes d eLPartido. Para Lukács, la liber­ la d e u n intelectual que no ren u n cia a explicitar sus críticas y que
tad es plural o no es. La libertad del individuo no es u n m odelo se aventura a enunciar ideas nuevas. En el arco que describe su
ideal; el hijo de la gran burguesía húngara, que ha sido siem pre un larga vida, n u n c a h a dejado de m ostrar coherencia, y en tal senti­
crítico profundo de su clase de origen, quiere recordar al Partido do cabe d ecir -p arafrasean d o el título de u n a de sus o b ras- que
Com unista H úngaro que no toda la herencia burguesa es negativa; u n estudio evolutivo sobre sus propuestas filosóficas y políticas de­
p o r ejem plo, es indispensable conservar el derecho civil burgués bería asumir, p o r fuerza, el carácter de u n estudio sobre la cohe­
- n o en la m edida e n que es burgués, sino porque es civil-. rencia de su pensam iento. En la autobiografía, Lukács h a dicho:

24
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos

“En m í, cada cosa es continuación de algo. Creo que, en mi evo­


lución, no existen elem entos inorgánicos”7; en el “T estam ento”, La visión del m undo aristocrática
c o m o en los dem ás escritos que integran la presen te antología, p o ­
dem os en co n trar u n a inequívoca confirm ación de la verdad de y la dem ocrática**
una aserción sem ejante.

A ntonino Infranca*
M iguel Vedda**

E n la filosofía hoy en día im p eran te, es u n a costum bre general


Notas p a rtir de la así llam ada “situación”1. N osotros querem os hacerlo
tam bién en nuestras consideraciones; si bien p o r situación no en­
1. Eiv. Georg Lukács zum li.A pnt 197(1 (Godiiejneisj, Luchterharid, Neuwied y Berlín, 1970, tendem os la condición individual de la p erso n a que actúa en for­
pp. 71-88.
2. Marx, K. “Zur Judenfrage". En: Marx/Engels, Wedie, Herausgegeben vom Institut fin'
m a aislada, sino la situación en la cual hoy se e n c u en tra la h u m a­
Marxismus-Lenínismus beívn ZK d er SED, w. 1-13, Berlín: Díeu-Verlag, 1956 ss., v. i, nidad. Esta situación pu ed e ser brevem ente descripta de la
pp. 347-377; aquí, p. 353. siguiente m anera: el p o d e r m ilitar del fascism o h a sido aniquila­
3. “Georg Lukács: Nacli Ilegel nichts nenes. Gesprách mit Georg Idos, Raiman Petko- do en la guerra. Sin em bargo, el desarrollo de la postguerra
\ic, Janos Brener, Belgrad”. En: Georg Lukács zuin D.Ajml 1970, pp. 139-150; aquí, p.
m uestra que su destrucción política, organizativa y, sobre todo,
141.
4. “Georg Lukács: Nach Ilegel níclits neues”, p. 145. ideológica es m ucho más lenta y difícil de lo q u e m uchos pensa­
5. "Lukács nel 1956". En: 1! Lóale4-5 (1987), pp. 88-95. ban. Políticam ente, p o rq u e algunos hom bres de Estado, que
6. Este es el único dato que no se corresponde con las declaraciones de Vásárhélyi en acostum bran llam arse enfáticam ente dem ocráticos, consideran a
la antes mencionada entrevista de 1987.
los fascistas com o u n a reserva, los cuidan y hasta los apoyan. Y,
7. GelebU's De-nkcn. ¡Une Autobiograjdiii’ un Dialog, Suhrkamp, Frankfurt a/M , 1981, p. 132.
tam bién ideológicam ente, el fascismo se m uestra m u ch o más re-
sis te.n te d e lo q u e m uchos se lo h a b ía n re p re se n ta d o después de
la d em o led o ra d erro ta de Hitler,
D ebo confesar que n o m e cuento e n tre los que están sor­
* Anlonmo IníVanca nació en Trapani, Italia, en 1957. Se doctoró en filosofía en la p ren d id o s y desilusionados p o r este desarrollo. Ya antes d e la gue­
Academia Húngara de Ciencias. Realizó investigaciones en el instituto Lukács, de rra y d u ra n te la guerra, la base de mis artículos fue que el fascis­
Budapest. En 1989, recibió el premio Lukács. Es autor de Gwvanni. Cenóle e ¡a cullu-
rn siciliana (Roma, 1990), Tecnerrale (Roma, 1998) y El otro occidente (Bs. As., 2000). m o de n in g u n a m a n e ra e ra u n a m an ifestació n en ferm iza
Ha publicado núm eros os artículos sobre Lukács, Bloch, Granisci, Kerényi, Croce, históricam ente aislada, ni u n a rep e n tin a irru p ció n de la barbarie
Heidegger; ha traducido al italiano los ensayos de Dussel sobre Marx.
*!;i Miguel Vedda nació en Bs. As. en 1968. Es profesor adjunto de Literatura Alemana
(FF\L, DBA), y profesor en la Universidad de Palermo y en el IES en Lenguas Vivas * “Aristoki'atische u n d dem oki'atische W eltanschauung”, En: Schnflen zur Idrobgie
“J.R. Fernández”. Ha publicado artículos y dictado cursos sobre Lukács, Bloch, und Eolilik. Selección e introd. de P eter Ludz, L úchterliand, Neuwied y Berlín,
Ernst Fiscber, Marcuse y sobre temas de gennanística. Ha editado varios volúmenes, 1967, pp. 404-433. Traducción de Susana N otlistein. ,
individualmente o en colaboración; entre ellos: Antología, de lu novela corta alemana. El artículo fue publicado p o r prim era vez en francés bajo el título “La visión
De Goethe a Kajka (Bs. As., 2001) y Karl M arx/Friedrich Engels, Escritos sobre literatu­ añ sto cratiq u e et deniocratique du m onde" en L ’esjmt Exiropéen. Rencontres Inter-
ra (Bs. A ., 2003). mtlwnales de Genn/e 1 (1946); la versión alem ana original apareció p o r prim era
vez en la antología editada p o r P eter Ludz.
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Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos La visión del mundo aristocrática y la democrática

en la civilización europea. El fascismo, com o visión del m u n d o , es Antes de que pasem os a la exposición misma, perm ítasenos
antes bien u n a culm inación ciertam ente cualitativa d e teorías u n a advertencia m etodológica. Todos los argum entos que apare­
epistem ológicam ente irracionalistas, social y m oralm cnte aristo­ cen en co n tra de la dem ocracia, el progreso, la razón y el h u m a­
cráticas, que en la ciencia oficial y no oñcial y e n el periodism o nism o, n o son m eram en te im aginarios sino que provienen del ser
científico y seudocientífico ju e g a n , desde h ace m uchas décadas, social de n u e stra época. N o vienen, com o dice M arx, de los libros
un papel im portante. Com o aq u í existe u n a asociación orgánica, a la v id ajsm p de la vida a los libros. Esto tiene com o consecuen­
los seguidores intelectuales d el fascismo p u e d e n replegarse fácil­ cia q u e iodos estos razonam ientos in telectualm ente reflejan p ro ­
m ente, p u e d e n sacrificar a H itler y a R osenberg2 y - p a r a u n n u e ­ blem as reales, sufrim ientos reales, necesidades reales (desde lu e ­
vo avance bajo condiciones más favorables- atrincherarse en la fi­ go, de u n a m an era distorsionada). D ebido a este anclaje en el ser.
losofía d e Spengler3 o Nietzsche. E n ocasión d e mis conferencias social, poseen u n a d eterm in ad a legitim idad, no son sim plem en­
d u ra n te Ja g u erra, d elan te d e im portantes oficiales alem anes p ri­ te refutables p o r la p ru e b a de su contrad icto ried ad o insensatez.
sioneros, p u d e observar este proceso ya en su com ienzo desde Hay que dem o strar más b ien que esta co ntradictoriedad, esta in­
u n a cercanía personal. sensatez, proviene de necesidades reales; que en sí oculta ele-
Tam poco en lo ideológico, la destrucción de la ideología fas­ m entos_de u n planteo justificado,.solo_que_en u n a form ajtorcida
cista es u n a cuestión sim ple. Con h a b e r sacado de circulación los V.u;UsfQrri.Q.ri.adar-que-pQr-eso_ la_pregu n ta así surgida, subjetiva-
escritos de M ussolini, H itler y Rosenberg, todavía n o h a sucedido m en te justificada p ero objetivam ente falsa, solo p u e d e ser~refrita­
nada. La destrucción debe ser la de las raíces espirituales y m ora­ da m ediante una respuesta im partida'c o rr ectam ente^
les del fascismo. Pero esto es im posible si no vemos con claridad ¿Por qué esta crisis fue profocada precisam ente p o r el triun­
cu án d o y cóm o surgió aquelíaTcrisis a p artir de la cual nació_el fas­ fo d e la gran Revolución Francesa? P o rq u e precisam ente e n este
cism o com o peculiar, b árb ara e in h u m an a form a de solución. Es­ triunfo, el capitalism o, e n su desplegada co ntradictoriedad, dio a
ta crisis has La ah o ra fue considerada de m an era d iferen te desde co n o cer la base económ ica de la sociedad bu rg u esa m o d ern a b a ­
distintos puntos de vista. Sin em bargo, las raíces últim as de las jo sus concretas condiciones históricas y en no casual paralelism o
cuales provienen estos aspectos diferentes son idénticas y, en ver­ con la Revolución Industrial en Inglaterra. Ideológicam ente, es­
dad, sobre todo d e acu erd o con el ser y, ju sta m e n te p o r eso, tam ­ to tiene com o consecuencia q u e la situación social así surgida
b ién intelectualm ente. contiene, al m ism o tiem po y en form a inseparable, u n a realiza­
Si querem os describir inteleclualm ente esta crisis, nos en ­ ción y u n a refutación de las ideas de la Ilustración.
frentam os con cuatro grandes complejos: con la crisis d e la d e­ A hora, querem os considerar sep arad am en te los cuatro com ­
m ocracia, la de la idea de progreso, la de la fe en la razón, la del plejos de la crisis.
hum anism o. Los cuatro com plejos de crisis se rem o n tan al triun­
fo d e la gran Revolución Francesa. Los cuatro alcanzan su p u n to I
culm inante en el p e río d o im perialista. Los cuatro alcanzan una
intensificación cualitativam ente aguda en el lapso e n tre las dos Tanto la crisis social com o la intelectual de la dem ocracia provie­
guerras m undiales, e n la época del nacim iento del fascism o. n e n de la contradicción e n tre la libertad e igualdad políticas y la
A hora querríam os considerar estos cuatro com plejos de ma­ lib ertad e igualdad reales de las personas. El conocido dicho có­
n e ra separada, en cuanto a la form a d e ex p o n er las cosas; p ero m ico de A natole France d e que la ley les p ro h íb e c o n la m ism a
unidos, en cu an to a la esencia. P o rq u e todos estos com plejos for­ m ajestad a los ricos y los pobres d o rm ir debajo del p u e n te 4, trans­
m an -m ito ló g icam en te y p o r eso tam bién in te le c tu alm e n te - u n a cribe clara y gráficam ente este com plejo de las contradicciones.
unidad. Sólo la claridad en la m an era de ex p o n er las cosas nos Algunos críticos sociales sagaces, com o p o r ejem plo Tingue t5, ya
obliga a la separación; p ero aun entonces se c o n fu n d en los dife­ h a n visto estas contradicciones antes d el triunfo de la Revolución
rentes com plejos involuntariam ente. Francesa. Sin em bargo, la libertad e igualdad form ales d ebían
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos La visión del mundo aristocrática y la democrática

abrirse cam ino para que su conlradictoriedad se convirtiera en el concretas de vida de los h o m b res, relaciones concretas e n tre
p u n to de cristalización de todas las agrupaciones político-sociales ellos, es decir, relaciones concretas con la sociedad y, m ediadas
-y p o r eso ideológicas- del siglo XIX. Y en verdad d ep en d ió de si, p o r ella, con la naturaleza, cuya realización p o r eso p resu p o n e la
en p rim e r lugar, se h ab ía h e c h o el in te n to d e alcanzar la libertad necesaria transform ación de las condiciones sociales de las rela­
e igualdad concretas de los hom bres, o p o r lo m enos de aproxi­ ciones hum anas.
m arse a ella (jacobinos, dem ócratas radicales, socialistas); o d e si, .En los triunfadores v erd ad eram en te sociales de la Revolu­
en segundo lugar, se había aspirado a fijar legalm ente y a ideali­ ción Francesa surgen, com o consecuencia del triunfo, u n a rigi­
zar intelectualm ente (liberalism o) los resultados finales político- d ez y aridez cad a vez m ás fu ertes d e Va id ea prim itiva de esta gran
sociales ele la Revolución Francesa; o de si, en tercer lugar, surgió transform ación. C uanto más se em puja al liberalism o -co n sid era­
la tendencia ele convertir la desigualdad y esclavitud prescirtes y do com o expresión intelectual y polítíca d e las tendencias socia­
concretas de los hom bres en p u n to de p artid a d e la concepción les de la d e m ocracia, radical fre n te al socialism o- hacia u n a posi­
del m u n d o (tendencias reaccionarías d e distinta clase hasta el fas­ ción defensiva de carácter ideológico, tanto más abstractos, y
cism o), en “hech o de la naturaleza”, en “ley de la natu raleza” o form alistas se vuelven los conceptos de libertad e igualdad. Son,
en dalo m etafísico. en efecto, ya en Islánt y Fichle solo ideas form ales. Para ellos, sin
Estas agrupaciones, en las cuales la posibilidad de u n a tom a em bargo, el p o stulado filosófico de lib e rta d e igualdad com o
de posición fren te a las cuestiones principales de la crisis de la de­ ideas está ligado a poderosas esperanzas utópicas, cuyo pathos,
m ocracia m o d ern a está tipológicam ente agotada, d eterm in an las sobre todo al joven F ichle6, a veces los em p u ja más allá d e los lí­
distintas, pero siem pre estrecham ente relacionadas controversias m ites del form alism o. La práctica de la Revolución Francesa mis­
ideológicas de los siglos xix y xx. m a tam bién rara vez excede el concepto jurídico-form al de liber­
La idea unificadora, en las aspiraciones de los dem ócratas t a d c igualdad -re c u é rd e se la oposición de R obespierre a las
revolucionarios radicales y del socialismo, es u n nuevo concepto asociaciones de trabajadores-; sin em bargo está a q u í especial­
"defia dem ocracia. Es posible form ularlo en pocas palabras: solo si m ente claro en q u é m edida se esfuerza el utopism o plebeyo d e ,
todas las form as reales de la dep en d en cia d el h o m b re respectó los sansculottes” p o r rebasar los estrechos lím ites de la libertad e.,
del hom bre, de la explotación y opresión del h om bre por el h o m ­ igualdad form ales y hasta qué p u n to tiende a la realización d e la
b re, d e la.desigualdad y esclavitud sociales,^desaparecen, p u e d e libertad e igualdad concretas.
hablarse de dem ocracia. Por lo tanto, debe alcanzarse u n a liber- El fu n d am e n to teórico de todos los conceptos liberales, ya
tacPerígualdad sin consideración p o r'la posición económ ica, p o r sea que esta se vuelva consciente o perm anezca inconsciente, es
la nacionalidad, raza, sexo, etc. Recién entonces sería alcanzada la econom ía clásica inglesa. El concepto de que la actuación libre
la tercera g ran etapa d e la igualdad d e los hom bres. En pocas pa­ del h o m o cconom icuss, bajo las condiciones jurídico-form ales de
labras, estas etapas se p o d rían caracterizar así: el cristianism o es­ igualdad y libertad, p ro d u ce p ara todos los h om bres un estado
tableció u n a igualdad d e las alm as hu m an as a n te Dios; la Revolu­ social y cultural ideal, la m ayor felicidad, el despliegue más am ­
ción Francesa, la de los hom bres abstractos an te la ley; el plio, a través del autom atism o de las fuerzas económ icas, form a
socialism o va a conseguir u n a igualdad de los hom bres concretos la base d e todas las esperanzas liberales. P ero este co n cep to es re­
en la vida real. Todas estas tendencias, p o r diferentes que p u e d a n futado p o r el desarrollo económ ico m ism o ya a principios del si­
ser e n tre sí en todo lo dem ás, h a n concebido siem pre la igualdad glo xix. Y esta contradicción en tre la concepción original de la
com o u n requisito indispensable de un verdadero desarrollo de econom ía clásica inglesa y los hechos de la vida económ ica capi­
la personalidad, y n u n c a com o u n a destrucción de la personali­ talista, se refleja en el d e rru m b am ie n to espiritual de la econom ía
dad. A hora bien, filosóficam ente, esta nueva in terp retació n y am ­ clásica m ism a (discusión Ricardo-Sism ondrí, disolución de la es­
pliación del m aterialism o en la ideología m arxista trac la nove­ cuela de R icardo). Esta crisis h ace m ad u ra r la econom ía p roleta­
dad de que libertad e igualdad n o son m eras ideas, sino form as ria. P or o tro lado, la econom ía capitalista p roduce, ya antes del
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos
La visión del mundo aristocrática y la democrática

p e río d o im perialista, toda u n a serie d e instituciones (protección


aduanera, proteccionism o, organizaciones m onopólicas), que no todas partes se reconoce com o esencial exclusivam ente el lado pri­
solo traen, en el sen tid o m ás estricto, u n a refutación práctica de vando y personal del h o m b re - e l lado, burgués, según la-interpreta^,
las enseñanzas económ icas de los clásicos; sino, al m ism o tiem po, ción de la Revolución Francesa-. P ero com o el hom bre, lo quiera
u n a dem olición de todas los fundam entos ideológicos p ara una o no, lo reconozca o 'n o .'e T ta m b ié n p arte y participante de la vi­
renovación o, incluso, consolidación de la h u m anidad, com o da pública, sem ejante negación tiene Ia-xonsecuencia. necesaria
consecuencia del libre ju eg o de las fuerzas económ icas e n el m ar­ de que son extirpadas artificial y violentam ente de la personalidad
co de libertad e igualdad form ales. En esta situación surge, o b ien todas aquellas posibilidades y capacidades, que solo p u e d e n des­
u n a falta em pirista de ideas en la econom ía, o b ie n u n a posición plegarse, en la actividad pública. Sólo hay que p en sar en la anti­
defensiva cada vez más apologética. Se defiende u n a libertad y güedad p ara ver en qué m edida todo individualism o m o d ern o es
u n a igualdad que, en la realidad, existen en fo rm a sum am ente u n a m utilación violenta de la personalidad hum ana.
problem ática, y que se vuelven cada vez m ás problem áticas, sin De este m odo, sin em bargo, surge tam bién u n a falsa estruc­
u n a creencia realm ente fu n d am e n ta d a en que el desarrollo fu tu ­ turación del lado privado-económ ico del hom bre, del burgués.
ro p u e d a solucionar alguna vez los innegables defectos d el p re ­ C uanto más se fetichiza la econom ía capitalista, cuanto más asum e
sente. Así se entum ece la visión liberal, d ebido a que su situación esta form as apologéticas, tanto-m ás se identifica con su personalh '
económ ico-social se to rn a cada vez más irreal. d a d el lado explotador, parasitario del h om o oeconom icus. Se par­
Este e n tu m ecim ien to tam bién p ro d u ce efectos sobre u n as­ te de la idea - e n sí a c erta d a - de que al despliegue de la persona­
pecto im p o rtan te del h o m b re de la sociedad burguesa. La Revo­ lidad h u m an a siem pre corresponde u n ám bito de juego concreto
lución Francesa vivía en la tensión e n tre ciudadano y burgués para las cosas y las relaciones hum anas. P ero esta idea se distorsio­
(citoycn10 y b o urgeois11) d e n tro de u n p u eblo libre. La p ro b le ­ na de m odo que los m edios de la explotación del h o m b re p o r el
m ática trágicam ente h u m a n a de prim er o rd e n de la condición h o m b re son fetichizados com o u n atributo irrevocable de su p er­
ciudadana, que surge de esta tensión, e n c u e n tra su ex presión en sonalidad; p o r lo cual, tam bién este sentim iento de la vida, en su
la m ejor literatu ra de principios d e siglo en todos los países socialización, en realidad, perm ite percibir u n a aniquilación de la
(Schiller, H ó ld e rlin 12, S ten d h al13, Shellcy14). El desarrollo arriba personalidad. Al m ism o tiem po, se hace caso om iso de que, justa­
bosquejado, sobre todo su fu n d am e n to económ ico concreto, m en te desde el p u n to de vista del verdadero desarrollo d e la p er­
convierten, sin em bargo, in m ed iatam en te al ciudadano e n una sonalidad, solo las interrelaciones reales del h o m b re concreto,
caricatu ra abstracta, e n la cual especialm ente los rasgos exterior- puestas en acción concreta, con los hom bres y las cosas, form an es­
m en te residuales, in te rio rm e n te vacíos, provenientes del gran te “ám bito de ju e g o ”; de que para el verdadero desarrollo de la
tiem po de la Ilustración y de la Revolución Francesa, caen más personalidad, cuando solo existen estas correlaciones activas, es
fu ertem e n te en lo caricaturesco (H om ais15 de F laubcrt). com pletam ente indiferente qué relaciones de pro p ied ad jurídi­
La_democracia form alista liberal priva tiza al hom bre._La der cas, e n tre h om bre y cosas, organizan este “ám bito de ju e g o ”; de
saparición de la condición de ciudadano significa no solam ente que, p o r el contrario, u n a posesión sin tal correlación activa con
un vaciam iento y una desm oralización de la vida pública de la cual el m ism o -y esto últim o es típico para las relaciones de propiedad
enseguida vamos a hablar, sino al-mismo tiem po u n a m utilación capitalistas- detiene y desfigura, p ero no prom ueve el desarrollo
de la persona ju stam ente com o individuo, com o personalidad. El de la personalidad. Esto ya lo h a n reconocido claram ente estoi­
m oderno individualism o burgués, así com o surgió sobre esta base cos17 y epicúreos18. P o r otro lado, surge la representación igual­
social - n o im porta si afirmativa, indiferente o negativam ente-, m en te íétichizada según la cual, para determ inadas personas, pa­
desde luego que n o quiere saber n ad a d e esta m utilación. D esde ra los no capitalistas, ham bre, privación, etc. son indispensables
la esteticista afirm ación de la vida del fin de siglo hasta el oscuro, com o estím ulo p ara el desarrollo de la personalidad. Con esto, el
afincam iento d e H eidegger16 en la nada d e la nada, siem pre y en fetichism o de este p erío d o se convierte en u n aristocratism o, a m e­
n u d o secreto p ero siem pre objetivam ente falaz- en nnn r l n r t r i m
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos La visión del mundo aristocrática y la democrática

sobre dos tipos de hom bres, que necesitan relaciones sociales sin em bargo, p o r com pleto carentes de p o d e r y tam bién deben
com pletam ente opuestas p ara su desarrollo. - s e g ú n la v o luntad d e los verdaderos m an ip u la d o re s- p e rm a n e ­
Así, este desarrollo pro d u ce al m ism o tiem po u n a m utila­ cer carentes de poder. Baste, p ara aclarar totalm ente este estado
ción y u n crecim iento y u n a dism inución fetichizados de la p er­ de cosas, con señalar unos pocos hechos, com o el costo excesivo
sonalidad. d el ap arato electoral, los diarios p ara las masas, etc. cuyo carácter
A quí no podem os describir am pliam ente la crisis de la con­ económ ico necesariam ente c o n cen tra todo el p o d e r en pocas
cepción del m u n d o liberal. D estacam os solo dos m om entos. P ri­ m anos. La prensa, literatura y cines, etc. dirigidos desde allí, bus­
m ero, el pro b lem a de la así llam ada “m asificación”, d o n d e de­ can h acer la apología de los sentim ientos de las masas; porq u e
term inados aspectos económ icos del desarrollo capitalista son solo así educadas p u e d e n ellas ser fácilm ente influidas p o r la p ro ­
fetichizados a p a rtir d e la psicología social y la filosofía social. p a g a n d a e n las decisiones electorales. B revem ente; la así llam ada
En ella se m anifiesta u n im p o rta n te reflejo intelectual de esta nueva élite es elegida en realidad p o r unas pocas figuras a n ó n i­
crisis: la separación gen eral de liberalism o y dem ocracia, p o r la mas que g eneralm ente p e rm an ecen en la som bra; en parte, se eli­
cual esta últim a, fuera d el m ovim iento o b rero socialista, se vuel­ ge a sí misma; pero su nivel, su irresponsabilidad, su corrupción
ve cada vez más débil y con m enos capacidad de influencia. Es son atribuidas a la dem ocracia, a las masas, que -fo rm a lm e n te -
decir, separación total”e n tre el p en sam ien to liberal y las masas, Ias h an elegido. Sobre esta base am bigua solo p u e d e originarse
tem o r de las masas y, al m ism o tiem po, desprecio de las masas. u n a incoherencia, más aun: u n a hipocresía del pensam iento, y la
Este desarrollo ya com ienza con J o h n Stuart Mili19 y alcanza su ú n ica salida p ara la h o n rad ez intelectual subjetiva es u n a p ro fu n ­
p u n to cu lm in an te en la psicología social m o d ern a d e Le B on20, d a resignación.
en la sociología de P areto 21, M ichels22, etc. En los re p re se n ta n ­ La nueva ideología abiertam ente antidem ocrática se origina
tes in te rio rm e n te honestos del pen sam ien to liberal, este estadio sobre la base de esta crisis. El anticapitalism o rom ántico de p rin ­
se en trelaza con u n a p ro fu n d a resignación. El sociólogo más im­ cipios de siglo, que se rebelaba co n tra la cultura capitalista, al co­
p o rtan te de nu estra era, Max W cber23, luchó toda su vida p o r u n a m ienzo tiene rasgos dem ocráticos; sin em bargo, los p ierd e p ro n ­
dem ocratización d e la A lem ania guillerm ina. P ero lo hizo con la to, después d e q u e la crisis se m anifiesta m ás a g u d a m e n te (el,
opinión de que de este m odo surgiría u n sistema que “técnica­ cam bio de Carlyle después.dc 1848)'24. La oposición ro m án tica de
m en te ” funcionaría u n poco m ejor, sin n in g u n a creencia en u n la segunda m itad del siglo se apoya ab iertam en te en la desigual­
verdadero cam bio d el pueblo alem án; lo que en sus suposiciones d a d y esclavitud d e los h om bres com o fu n d am en to de u n a socie­
intelectuales era solo u n a confesión h onesta de u n a situación, pa­ dad “sana”. Esta concepción tiene m uchos puntos de contacto
ra él, visible. con la ideología de la R estauración después de la Revolución
C on el problem a de la “m asificación” está íntim am ente liga­ Francesa, p ero n o es, de n in g u n a m anera, sim plem ente el in te n ­
do el de la “élite”, la “elección del líd er”. El planteam iento, u n a to de restablecer el sistem a feudal absolutista en aquel entonces
vez más, en sí es justificado; a u n la p reten sió n m ism a d e q u e la d estru id o , sino ju sta m e n te u n nuevo p ro d u cto d e la actual y m o­
élite se hace am pliam ente in d ep e n d ien te de las masas a las que d e rn a crisis de la dem ocracia. Se pu ed e considerar a Nietzsche
supuestam ente representa, no es u n a com probación incorrecta com o el m ayor fen ó m en o de transición hacia esta concepción del
de hechos. La distorsión recién em pieza cuando la p reg u n ta se m u n d o ’.'” ”
generaliza más allá de la historia, cuando se om ite que se trata del Es com prensible que la ideología antidem ocrática de la de­
estado de cosas social correspondiente a u n a d eterm in ad a fase sigualdad vea en la biología a su ciencia fundam ental. Porque
del desarrollo capitalista. En lo que se co m p ru eb a correctam en­ solo a través de la justificación, d e u n a desigualdad biológicam en­
te, se expresa u n a de las debilidades centrales de la dem ocracia te insuperable en tre los hom bres p u e d e esa ideología m an te n er
form al burguesa: las m asas ap arecen -fo rm a lm e n te, e n el acto d e la a p arien cia d e u n a fu n d am en tació n intelectual. V erdad es que
vo tació n - com o soberanos absolutos, inapelables; d e facto son, esta biología no es u n a ciencia, sino u n m ito. Esto ya es claram en-
La visión del mundo aristocrática y la democrática
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos

fensores verd^e.x^m ente_en.érgicos de la dem ocracia, los trabaja-


te visible en Nietzsche; su “raza d e los señores” e n realidad está dores^revolucionarios, fueron conducidos a u n a hostil oposición
fu n d am en tad a rom ántica y m oralm cnte, y la biología solo form a con la dem ocracia. La perspectiva generalizada de este tiem po, de
que el m u n d o tuviera que elegir en tre fascismo y bolchevism o, au­
u n o rn am e n to m ístico p ara esto.
Al m ism o tiem po nace u n biologism o m uy groseram ente m en tab a al m áxim o el desconcierto e n tre los enem igos del fascis­
m istificado, el de la teoría racial. Ella tam poco se origina, com o m o, destruía cualquier frente antifascista posible. Sólo u n caos
se p re te n d e la m ayoría de las veces, a partir de resultados de las ideológico sem ejante p u d o ser aprovechado p o r el fascismo para
ciencias naturales, sino de la exigencia m etodológica -su rg id a so­ ap arecer ante^masas desesperadas, an te u n a intelectualidad deses?
bre u n a base político-social- de justificar la desigualdad radical perada, com o salida d e la crisis d e la dem ocracia.
en tre los individuos d e n tro de u n a nacionalidad o e n tre pueblos. Así, la estrategia de H itler p u d o avanzar de triunfo en triu n ­
La vieja verdad de que la diversidad, e incluso la u nicidad de p e r­ fo hasta 1941. Recién con la alianza de 1941, con la alianza de de­
sonalidades, tanto en hom bres com o en pueblos, es absolutam en­ m ocracia y socialismo, surgió u n cam bio, una posibilidad de sal­
vación p ara la civilización.
te com patible con la igualdad d e derech o s y, con m ayor razón,
con la igualdad e n las condiciones de desarrollo económ ico-so­
ciales, es a h o ra bruscam ente negada. C on G obineau25 aparece la II
p rim era sistem atización sobre la teoría racial de la d o ctrin a de la
desigualdad radical. (N o es casual, com o se d esp ren d e del in ter­ Todos estos problem as ap u n tan al segundo com plejo de la crisis:
cam bio epistolar con Tocquevillc26, que los tratantes de esclavos a la_crísisjleJarid.ea-rii^p.rogresp._Filosóficamente, el co n cep to d e
am ericanos hayan sido sus prim eros lectores entusiastas.) P orque progreso p resu p o n e el descubrim iento de tendencias en la socie­
solo u n a diversidad en tre los hom bres, otra cosa radical y cualita­ dad, q u e garantizan u n con tin u o a u m e n to (au n q u e ñoT úem pre.
tiva así estatuida, pu ed e fu n d am en tar u n a m oral, u n a sociología unjfióriiiéjTde_ 1o¿_yalp^e^im nanos..en .laTrealidad misma. U na
y u n a filosofía de la historia, de las cuales se deduce el carácter concepción filosófica sem ejante p u e d e c o n te n e r u n a aproxim a­
n o h u m an o de determ inadas razas, u n a fu n d am en tació n ideoló­ ción a u n estado ideal, a una idea - p o r eso, tam bién u n progreso
gica p ara la total confiscación d e sus derechos hum anos. infinito, com o en K ant-; pu ed e ser la llegada a u n estado que sea
T am bién d e n tro de este cam po h u b o violentas luchas e n tre cualitativam ente d iferente de los anteriores, y que garantice el
tendencias, en las cuales el biologism o groseram ente m istificado despliegue de las facultades naturales de la h u m an id ad (capitalis­
se im ponía cada vez más, y la fundam entación, m ediante u n a psi­ m o en la econom ía clásica, objetivos de la Ilustración, de la Revo­
cología m oral -d e s d e luego tam bién m istificada— , pasaba cada lución Francesa, etc.). Pero siem pre se trata de u n desarrollo más
vez más a segundo térm ino. P ero que la línea C ham berlain27-Ro- alto en la realidad misma.
sen b erg al final venciera a la de Nietzsche no debe oscurecer el Pero esta creencia en la realización de u n progreso en la rca-
h e c h o de que en la respuesta a la crisis de la dem ocracia las dos Jida.d-scudcshacaTenTa..a:isL,áfi:ibáresbQza"da7 S i'a h o ra 'se acentúa
líneas convergieran. la m era infinitud del progreso, com o en el liberal neokantíanis-
Así, en tre las dos guerras m undiales se originó la situación m o, se deshace así toda relación con la realidad social; todo se ha­
paradójica de que casi todo el m un d o civilizado estaba gobernado ce abstracto, débil, poco persuasivo. U n desarrollo sem ejante, sin
dem ocráticam ente; sin em bargo, la dem ocracia se en co n trab a in­ em bargo, es socialm ente necesario. Aparece en los neokantianos
defensa, sin defensores. La R epública de W eim ar fue u n a dem o­ en u n a form a académ ica. Pero esta estructura de la visión del
cracia sin dem ócratas y, com o su aparato de p o d e r actuaba para m undo, la necesaria incongruencia, radicalm ente insuperable,
u n a pequeña m inoría anónim a, produjo u n pro fu n d o desengaño en tre ideal y realidad, m uy p ro n to pro d u ce un profundo pesimis­
generalizado frente a la dem ocracia en las masas alem anas. Sus m o cultural en la élite intelectual más im portante. Desde la “im­
m ejores defensores, com o Max Weber, carecían del pathos de una potencia de la razón”28 de Scheler hasta Valéry29, se origina la
p ro fu n d a convicción. Y lo q u e es más im portante, los únicos de­ 37
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos La visión del mundo aristocrática y la democrática

ideología de u n a heroica soledad, de u n a heroica m u erte en el toricidad, de cualquier progreso. N o debe so rp re n d e r que allí
puesto perdido; se proclam an ideales, respecto de los cuales inclu­ do n d e ñ a d<fser establecido u n progreso, e n te n d id o a su m ane­
so se sabe que n o tienen ni p u ed en ten er relación con la realidad ra, Nietzsche caiga en lo p u ram e n te m ítico.
social. El desarrollo cultural de la élite intelectual se separa resig­ A quí se hace visible u n a in teresan te y estructural in terrela­
nada y aristocráticam ente de la realidad hostil y sin ideas. U n a rea­ ción d e ideas: el pesim ism o social acaba e n u n a estática histórica;
lización de los ideales solo p u e d e se r trasladada com pletam ente al el antidcm ocratism o estáxelacionado en lo más íntim o con el an ­
interior. El h om bre individual puede ten er u n desarrollo, puede tiprogresism o: en cuanto hay algo valioso en la historia, ello se
m ostrar u n progreso en este desarrollo; la sociedad, no. e n c u en tra en un estado anterior. El proceso m ism o debe ser u n
Con esto está relacionada la antítesis, influyente en las últi­ em p eo ram ien to y lo m áxim o que p u e d e alcanzarse es u n a resti­
mas décadas, en tre cultura y civilización. Si la tom am os en gene­ tución de lo original. Pero tam poco esto nace orgánicam ente en
ral, significa que en el m un d o superficial de la civilización, p rin­ el desarrollo m ism o, sino que rep resen ta u n salto cualitativo.
cipalm ente e n la civilización técnica, es posible u n progreso; en E sta últim a id ea d o m in a prin cip alm en te la teo ría racial. Lo
el m u n d o v erdaderam ente esencial de la cultura, en cam bio, no. que en el anticapitalism o rom ántico era la edad m edia, es aq u í el
Tam bién aquí se trata de la respuesta equivocada a u n a p reg u n ta estado prim itivo de la raza pura. La historia n o es o tra cosa que
correcta. Los m ejores intelectuales protestaron con razón en con­ u n a m ezcla de razas y, p o r eso, la corrupción de estas. De a h í el
tra de que el desarrollo de la cultura se tratara según el esquem a pesim ism o de G obineau. La ideología fascista se fu n d a sobre es­
d e u n desarrollo com pletam ente técnico. P ero el h e c h o d e la d e ­ tas bases, niega radicalm ente toda idea de progreso y ofrece a tra­
sigualdad en el desarrollo cultural es, para el dialéctico, ju sta ­ vés del “m ilagro” -d en o m in a c ió n de H id e r p ara su p ro p ia mi­
m en te el principio de su desarro.Uo jn ism o . Y que, p o r ejem plo, s ió n - la restitución del estado primitivo.
u n a v a ñ ce fú iY p ró g re so 'en el arte p u e d a ser com probable, sin Con esto, la_ideología de la élite, el aristocratism o ideológico,
que p o r eso lo posterior deba ser evaluado com o artísticam ente recibe, p o r u n lado, u n valofTam bién plausible para masas más
su p erio r a lo anterior, ya lo sabía Schillcr. Recién la desaparición amplías, ya que es aplicable aTpuchlós enteros; p o r otro lado, reci-
de la m ejor intelectualidad en la sociedad.actual, la incapacidad béTihTTfan d á m entación totalm ente rígida y,~a f m ism o tiem po, to-
“orgánica” d e tales intelectuales para ver cam inos y ílnes, p ro d u ­ qahnente arbitraria. Los racistas radicales fu ero n d u ran te m ucho
ce la m oderna antítesis e n tre cultura y civilización. Y sería instruc­ tiem po pequenasTectas, p e ro rodeadas de u n en to rn o ideológico
tivo revisar cóm o esta muy p ro fu n d a alienación está relacionada que, en sí mismo, era aristocrático; es decir, que fundaba, psíquica
con la alienación de la m ejor intelectualidad respecto del d em o ­ o espírilualm ente, la ideología de la élite principalm ente en lo m o­
cratism o, en lo cual es obvio que un estancam iento en los ideales ral-social, pero que en últim a instancia debía rem ontarse siem pre
liberales tam bién es u n a parte de este proceso de alienación. a la raza m itificada (Nietzsche y S pengler). Así, su influencia se am ­
Así, ya se origina relativam ente tem prano u n a negación del pliaba cada vez más. Es verdad que recién el p eríodo preparatorio
progreso histórico. (En la form a más radical en S c h o p e n h a u cr30, de la sociedad y de la asistencia com unitaria de la Segunda G uerra
pero tam bién K ierkegaard31 y el historicism o rom ántico alem án, M undial llevó al triunfo al m ovim iento de masas fascista.
R anke3- y su escuela, al fin y al cabo, se incluyen aquí.) E n Nielzs- A quí es com probable una convergencia e n tre dem ocratism o
che se origina el in ten to de cim entar ideológicam ente, sobro es­ y antídem ocratísm o y en tre las llamadas posiciones últimas en
te fu n d am en to , u n avance hacia su uto p ía reaccionaria. Pero en cuestiones filosóficas, la cual no es u n a m era construcción, n in g u ­
p rim er lugar su real concepción de la historia está m uy e m p aren ­ n a “tipología” —siem pre m ás o m enos arbitraria—com o e n las cien­
tada con la de Schopenhauer: la historia m uestra u n a continua cias del espíritu. P or eso, se trata, antes bien, de com probar qué
corrupción, u n a caída irrefrenable, y los cam bios individuales postura ad o p tan los pensadores frente a determ inadas tendencias
son m ilagros sin fu ndam ento. En segundo lugar, su enseñanza de vida concretas de su e n to rn o social; cóm o las com prenden, las
del re to rn o de lo igual es u n a nueva anulación de cualquier his­ aceptan o rechazan, las tom an en cuenta o las niegan, etc. La

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Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos La visión del mondo aristocrática y la democrática

u n ió n en tre progreso y dem ocracia p o r u n lado, entre negación u n aristocratism o vanidoso, cuando conduce a u n a alianza con
. deFprogreso e ideología aristocrática p o r otro es, p o r consiguien­ los p o d e re s d e la reacción. El antihistoricism o y el pesim ism o me-
te, u n hecho de la vida misma. tafísico de S c h o p en h au er ap arecen con la p reten sió n de conte­
Ño es casual que aq u í aparezca el concepto de p esimismo. n e r u n a elevación sobre to d a m ezquindad de la vida social y p o ­
Tam bién aq u í p u e d e ser com probada u n a im p o rtan te afinidad lítica. En realidad significaban, ju sta m e n te en S ch o p en h au er
-asim ism o anclada en el concreto desarrollo social-. P ertenecen^ m ism o, mi^ap o y o ^ terro r blanco en_y después de 1848. Y la in­
al m ism o grupo (y esto tam poco es casual), p o r u n lado, p ro g re­ tensificación de sem ejantes tendencias aristocrático-pesim istas
so, optim ism o y dem ocracia; p o r otro lado, hostilidad al p ro g re­ después de S c h o p e n h a u er expresa m u ch o más in ten sam en te es­
so, pesim ism o y aristocracia. P o rq u e au nque, en las arg u m e n ta ­ te carácter reaccionario y d ecad en te. P o r algo T hom as M ann, en
ciones e n tre optim ism o y pesim ism o, los hechos de la naturaleza Charakteñstik unserer Zeit [C aracterización de n u estro tiem po] h a­
solían ju g a r un papel m uy im portante, lo que decide en últim a bla de la fuerza de atracción de la enferm edad, la putrefacción y
instancia es la perspectiva social; y los hechos d e la naturaleza la m uerte.
solo p ro p o rc io n an los justificativos. A n in g ú n optim ista dem ocrá­ Todas estas tendencias alcanzan su extrem a intensificación
tico va a confundirlo e n su optim ism o la co m p re n sió n jie c e sa ria e n e l fascismo, p o rq u e ya h em o s visto que a estas teorías raciales
de que la tierra'y, con ella, toda la cultura hum ana, alguna vez d e ­ les son propios u n in m an en te pesim ism o y u n absoluto aristocra­
b a n perecer, y p o r otro lado C ham beriain y N ietzsdnT dem ostra­ tismo. Él ‘‘pesim ism o h e ro ic o ”33 de los fascistas es la filosofía del
ro n cóm o p u e d e ser utilizado el darv in ism o p ara los fi¿ E i3 h .n n a . m ás_extremo m enosprecio del ho m b re, del aprovecham iento sin
filosofía an ti evolucionista. escrúpulo/~cfe~lTrpro fu n d a desesperación p re s e ilte le ñ grandes
£1 creciente p o d e r del pesim ism o e n nuestros días m uestra m asas e intelectuales dejLcarriadosTL a política im perialista d e l fas­
m uy claram ente estas raíces sociales; aparece casi sin excepción cismo, natu ralm en te, solo creó in d irectam en te los cam pos de ex­
com o pesim ism o cultural, com o negación del progreso e n las term inio de Auschwitz o M aidanek, Pero^este sistem a político y"
cuestiones esenciales de la hum anidad. Con la posición de la inte­ estas exteriorizaciones suyas, h u b iera n sido im posibles d e form ar
lectualidad de nuestro tiem po arriba descripta está relacionado sin algún aristocratism o, que se niegue a considerar com o h o m ­
en lo más íntim o el hech o de que el pesim ism o adquiere, cada vez b re a cualquier s e rliu m a n o p e rte n e c ie n te a _oü'a_raza; sin u n a
más fuertem ente, el carácter de u n a distinción especial, e n oposi­ id£otogía...umversal de_Ja."desesperación g eneral, sin u n a falta d e
ción al optim ism o robusto y plebeyo; aparece com a-la_úniea pos­ perspectiva social e histórica q u e trate el destin o de_toda u n a n a ­
tura pósTble'genuinam ente espiritual, com o algo tl_e_va]o.r.moral- ción com o el ju g ad o r tem erario que vive al b o rd e del abism o
m en te superior frente al optim ism o. Tam bién aquí pu ed e verse
una cierta justificación relativa: en el müieu social de u n a apología
' de la vida capitalista que está em peñada, p o r u n lado, en negar,
p o r otro, en idealizar todo lo que hay de feo, bajo, inh u m an o en Ya nos hem os aproxim ado bastante a la v erdadera problem ática
dicha vida; e n el müieu social espiritual d e u n vulgar co n cep to de filosófica. N uestras reflexiones siguientes nos c o n d u c en hacia la
progreso que, en el desarrollo ulterior de esta econom ía, de su ci­ cuestión central: a la afirm ación o negación d e la razón. Es u n fal-
vilización técnica, ve u n m ovim iento de avance que progresa e n lí­ so academ icism o d escubrir e rn a p ú s ’tu ra d e la filosofía fre n te a la
n e a recta, sin ten e r consideración hacia su efecto destructivo en el razón u n a cuestión in m an en te de la filosofía - d e la epistem olo­
h om bre y en la cultura; en uno y otro milieu, puede o c u rrir que el gía, de la fenom enología, de la ontología, etc.-. Todas estas disci­
escepticismo, o incluso el pesimismo, realm ente estén intelectual plinas son solo factores d e la filosofía e n sn conjunto, cuyos fu n ­
^ y m oralm ente p o r encim a de sus adversarios. dam entos, com o ya los h a n visto los griegos, tam bién Fichte, para
La transform ación brusca sucede s h í’em bargo m uy pro n to : n o h a b la r de los m aterialistas, hay que buscarlos e n el ser mismo.
cuando este mismo pesim ism o se transform a rep e n tin a m en te en Cada plan teo y respuesta de la epistem ología, etc. d e p e n d e de có­
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Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos La visión del mundo aristocrática y la democrática

mo el filósofo piensa la relación del ser y la razón; si p a ra él, el m os agudas form ulaciones del carácter aristocrático o bien de­
núcleo de la existencia, lo existente del ser, aparece com o racio­ m ocrático desde am bos puntos de vista. Schelling piensa que pa­
nal o irra cio n a l- _ ra la intuición intelectual, es decir, p a ra el órg an o q u e asegura el
A quí es im posible aludir tan solo a la problem ática filosófi­ acceso a la esencia de la realidad, es necesaria u n a universalidad
ca d el irracionalism o. N osotros solo señalam os su relación con innata, n o ap rendida. Este pensam iento sigue desarrollándose
nuestro problem a, con el dilem a de aristocratism o y dem ocratis­ más allá de S chopenhauer, más allá de Nietzsche y B crgson39, más
mo. La coordinación es tam bién aq u í clara. Es verdad que n o en allá de la escuela de G eorge, hasta el irracionalism o del presente.
el sentido sim plificado de que u n pen sad o r esté ubicado de m o­ No es decisivam ente im p o rtan te que sea necesaria u n a generali­
do inm ediatam ente político a la derecha o izquierda. En este sen­ dad estética, m oral, filosófica, psicológica, etc. Im p o rtan te es el
tido a m en u d o hay excepciones, p o r ejem plo Sorel34. Pero ideoló­ principio aristocrático que desde C ham bcrlain tam bién aparece
gicam ente la relación es inequívoca: la tom a de posición contra el com o principio racial.
progreso_casi siem pre está en estrecha relación con el irracionalis- C ontra esta concepción, H egel sostiene la idea de que pacía
m oV con el particular concepto de la nueva élite. Sorel, según su hom bre,_según la posibilidad, posee el accesoYTIa realidad filosó-
tendencia básica, fue seguram ente socialista; p ero con igual segu­ figanum te com p re n d id a . Esto de'hinguná'm ahera~significa"'que
ridad, no dem ocrático. La fatal escisión e n tre socialismo y dem o­ H egel considerara posible sin más el conocim iento filosófico pa­
cracia tam bién se m uestra en su filosofía. ra el “sano sentido co m ú n ”, que considerara superfluos los traba­
Según la génesis histórica, la ideología co n tra la razón se ori­ jos especializados, p rep arato rio s p ara filosofía. Su p u n to de vista
ginó en la lucha contra la Revolución Francesa y, ju sta m e n te p o r solo,sjgnhica_que este cam ino e n p rin c ip io está abierto p ara cual­
eso, está dirigida enérgicam ente contra el concepto de progreso, q u ier h o m b re n o rm a l. Al m ism o tiem po, su ejem plo es caracte­
contra la necesaria deslrucciém de lo viejo p o r lo nuevo. Es, e n ­ rístico: com o cada soldado n apoleónico h u b ie ra pod id o conver­
tonces, desde un principio u n a defensa de la vieja sociedad aris­ tirse en m ariscal, pero, p o r supuesto, no todos lo hicieron, así
tocrática y esta defensa n o es solo política. Está ideológicam ente tam bién se e n c u en tra n los h om bres frente al conocim iento filo­
dirigida contra el dom inio de la razón postulado p o r la Ilustra- sófico. L ^Jrn o jjim glogía_d^ dirigida con-
ción y quiere tan solo p ro teg er a las instituciones, etc., sim ple­ tra Schelling^ p o rq u e al “salto” irracionalistam entc genial de la
m en te p o rq u e existen, y a las tradiciones p orque parecen vivas, intuición in telcctual^se le op o n e el dcscubrim ícn to“ r á cío n a I del
con total in d ep en d en cia de que sean o no racionales. Es e n to n ­ cam jn o Jiacia la_compren,si¿n del m undo, de m an era tanto jndi-
ces n n rechazo d e la razón com o criterio. La así estatuida in d e­ vic lu ^ c o m o g_en4ric^tam o antropológica.com o sociohistórica.
p en d en cia de la razón se convierte en concepción positiva: ju sta ­ Por cierto no pu ed e m inim izarse el cam bió alquí efectuado:
m en te p o rq u e estas instituciones, tradiciones, etc. rep resen tan la razón hegeliana no es sim plem ente idéntica a la de la Ilustra­
algo más elevado que cualquier racionalidad, se m anifiesta en ción. Entre u n a y o tra están la Revolución Francesa y la crisis de la
ellas el liiperracional núcleo irracional de la realidad en general. hum anidad producida p o r su triunfo, cuyos reflejos en la crisis del
El hech o de que, a los irracionalistas actuales, B urke35 o De Mais- pensam iento dem ocrático y de la idea de progreso ya hem os visto.
tre 3G o H aller37 p u e d a n parecerles bastante racionalistas, m uestra En Hegel, este cambio llega hasta las últim as cuestiones y hasta la
del m odo más claro el colosal desarrollo de esta concepción del estructura de la ideología misma. A quí tam bién solo es posible una
m undo. m uy corta descripción del fenóm eno. Ya hem os visto la relación de
La relación del irracionalism o con la ideología aristocrática H egel con la filosofía irracionalista de su tiem po; tam bién sabe­
d eterm in a no solo la génesis de esta, sino tam bién incluso su es­ mos cóm o se com portó H egel frente a la R estauración y el R om an­
tru ctu ra filosófica. Piénsese en la controversia e n tre Sclielling y ticismo. La postura agudam ente negativa de H egel h a d a estas ten ­
H egel sobre la intuiciém intelectual38. A quí la contradicción se dencias, últim am ente es a m en u d o negada o m inim izada, aunque
eleva a u n nivel filosófico d u rad ero y, al m ism o tiem po, o b ten e­ basta con releer, e n la Recklsphüosophie [Filosofía del derech o ], los
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Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos
La visión del mundo aristocrática y la democrática
pasajes contra H aller o Savigny40, p ara ver claram ente su posición.
P or otro laclo, la Ilustración lúe una única gran lucha p o r el reino
ilu strar la situación del problem a, querem os señalar dos factores
de la razón. En la Revolución Francesa, com o tam bién lo explica
característicos. P or u n lado, la razpii_£.n la historia. El m uchas ve­
H egel claram ente, la razón se convirtió e n soberana d e la sociedad
ces m en cio n ad o andhistoricism o de la Ilustración es, desde lue­
y de la historia. El reino de la razón es, entonces, realizado, pero
go, u n a leyenda reaccionaria. Pero la Ilustración concibió el p ro ­
¿qué aspecto tiene esta realización? Engels m uestra m uy correcta­
blem a básico de tal m an era que la razón única e inm utable se
m ente que el reino de la razón realizado se m anifiesta, ju stam en ­
realiza p a u latin am en te en cam bios históricos. H egel, en oposi­
te, com o reino de la burguesía11. Las contradicciones aquí surgidas
ción, m u estra el cam bio, la consum ación, el re to rn o a sí, el alcan­
en todos los sectores de la vida ya las hem os esbozado, si bien solo
zarse a sí m ism a, el volverse autoconsciente de la razón e n la his­
a m anera de alusión. toria, p o r m edio de la historia. P or otro laclo, ap arecen las
T eniendo en cuenta la contradictoriedad de todo el ser so-
con trad icciones de la vicia in te n sificadas hasta la tragedia, com o
ciohistórico, la Filosofía tiene ante sí tres posibilidades: prim ero,
vehículo, com o m áxim as form as d c H nám féstación_cLe_ la razón
estrecham iento y reducción de la razón, para que el rein o de la
misma? Esto sobre todo es visible en la relación de individuo y gé­
burguesía tam bién p u e d a seguir apareciendo com o reino de la
nero; p e ro p u eblo y nación, desde este p u n to de vista, son indivi­
razón; segundo, concepción de la realidad com o irracional, en la
duos. La tragedia aparece com o la form a m áxim a de la realiza­
cual debem os tam bién aq u í descuidar las m uchas variaciones
ción de la razón. Esta es la idea fu n d am en tal, com ún al Fausto de
d e n tro de los dos puntos de vista. G oethe y a la Fenovmiología del espíritu de Hegel.
H egel se presenta aquí com o u n tertium d a tu r42: m ientras
Así surge en H egel la adecuada disolución intelectual y la su­
una de las direcciones se escapa cuando se m anifiestan las co n tra­
p eració n de la nueva situación m u n d ial surgida a través de la Re­
dicciones, refugiándose en la negación de la razón, y m ientras la
volución Francesa. Sin em bargo, a pesar de toda su grandeza, es­
otra in ten ta volatilizar las contradicciones, H egel se sitúa radical­
ta filosofía significa solo u n a conservación relativa, m etodológica.
m ente en el centro de la filosofía, tanto de la lógica y d e la onto-
El concepto histórico de la co n trad icto ria razón h ab ía sido en­
logía com o de cada p arte concreta, p ero sobre todo de la filoso­ co n trad o , p e ro su consum ación, su concreción histórica p ara H e­
fía social y de la filosofía de la historia. Todos los factores de la gel m ism o, n o obstante, era im posible. La libertad de.b e ser en su
realidad que -aislados y absolutos- son concebidos com o hechos
nueva versión el concepto central co n trad icto riam en te in trínseco,
definitivos, insuperables, y form an el fu n d am e n to del irraciona­
de la razón; p ero lafilo so lialieg elian a de la libertad,^debido al_ca-
lismo, ap arecen en H egel com o m eros factores de la nueva razón,
rácTeV cI(^TavpTabléAiéTpe£f^lofelijg:é.hfiraI.yjie^Aemanja^n_es-
com o problem as que son resueltos dialécticam ente. Todas las
pecial, retro ce d e en concreto, a veces, hasta detrás de la Revolu-
contradicciones que la filosofía an terio r a H egel h a concebido
_dón Francesa. Así, u n a niebraH órhasolada ro d ea la figura de
com o contradicciones entre la razón y la realidad, ap arecen co­
H egel. Algunos lo llam an el filósofo del prusianísm o reacciona­
m o contradicciones dialécticas del en ten d im ien to , que entonces
rio. Flerzen ve en su m étodo “el álgebra de la revolución”46.
im pulsan hacia la nueva racionalidad.
Puesto que sus discípulos y sucesores burgueses no siguen la
Con esto, H egel se convierte en el consum ador d e dos líneas
línea de Flerzen, se echa a p e rd e r cada vez más lo valiosam ente
de desarrollo: prim ero, del viejísimo descubrim iento de la con-
nuevo de la dialéctica de Hegel; las renovaciones académ icas justa­
tvadictoriedad desde los eleatas43 y Heváclilo44; £ e ro fre n te a esto
m en te quedan estériles en la cuestión fundam ental. Recién en
él hace de la contradictoriedad_el fu n d am en to sistem áticam ente
M arx se llega a una penetración de resultados y experiencias con­
aplicado de toda la filosofía. Segundo, de la m o d ern a filosofía de
cretas del p e río d o en el m étodo filosófico. En Marx, la razón hege-
la razón desde Descartes43, pero sobre la base de aquel cam bio ul­
liana se hace radicalm ente terrenal, se convierlejcn la realización
terior que fue pro d u cid o p o r la Revolución Francesa. N atural­
d e la libertad e igualdacThaciTuná~pétfción de la libertad e igual:_
m ente, aq u í no es posible u n a exposición detallada. Sólo para
dad reales paraH iom bres realm ente existentes en u n a so c ie d a d --
44 concreta y real. Sólo a través de M arx y sus grandes sucesores, se
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos La visión del mundo aristocrática y la democrática

convierte en verdadero siye.Lade..la_hisLoria el género real, concre­ tensam ente a la alienación respecto d e la c o n c re ta realid ad social,
to, que se desarrolla y constituye lleno de contradicciones, a través hacia u n pálido utopism o. Los motivos decisivos de esta crisis han
de antítesis, hasta "alcanzar la autoconscicncía, la actividad autóno­ surgido claram ente d e nuestras exposiciones anteriores: si el indi­
ma. Sólo a través de Marx se hace visiElé~erverdadero desarrollo' viduo aislado, cuyos postulados d e vida provienen de ese aisla­
dél'h o m b re (no d e su consciencia atom izada, deform ada p o r el ca­ m iento, piensa estar com o persona privada frente a u n a sociedad
pitalismo en un m un d o fetichizado) en sus relaciones con sus p ró ­ alienada, m uerta e inhum ana, así el hum anism o, sobre esta base,
jimos reales v concretas, llenas de contradicciones, contrastantes. Afii-ó-puede batir com bates pacíficos en retirada.
Las relaciones entre los hom bres aparecen com o fundam ento de Este em pobrecim iento del hum anism o se m u estra clara­
la estructura y dinám ica del progreso, com o órganos vivientes de m en te en su relación con el propio pasado, con su m ayor hazaña
realización de la razón en la historia. práctica, con la Revolución Francesa. G randes escritores h u m a­
Esta gran filosofía hasta ah o ra h a perm anecido casi total­ nistas, com o Victor H ugo en 1793[7, Dickens en Historia de dos ciu­
m ente ineficaz en el m un d o burgués;justam entc p o r eso la dialéc­ d a d e s , d an p ara esto explicaciones típicas. El h u m anism o n o es
tica tuvo que ser olvidada o deform ada. Sin em bargo, el d esarro­ capaz de ciecir nada_realm e_nte.c o n tu n d e n te co n tra la in h u m an a
llo mismo n o se deja d e te n e r p o r esta ignorancia y deform ación: “Realj¿ol¿Uk'1^ de los poderes políticos y sociales reinantes, tanto.,
presenta inin terru m p id am en te nuevos y siem pre m ás elevados en el in te rio r de los países individuales com o e n la política exte-
problem as de la dialéctica, los cuales -d e b id o al desarrollo filosó­ riorALas "consignas' hum anistas acaban e n un “no te opongas al.
fico arriba b o sq u ejad o - aparecen desde ah o ra com o “datos insu­ m al^A uantente.in^iyicLualn\eiitc-pv\rQ ,’> etc. E l m e ro pacifismo-
perables” del irracionalism o. Así, los planteos acotados y m utila­ hum anista de la Prim era_G uerra_M undial, sus. proclam aciones
dos reciben necesariam ente soluciones erróneas y falsas, no abstractas del Tiom bre abstracto e n general, n o p u d ie ro n darle
p u e d e n e n c o n trar n in g ú n acceso a los problem as reales d e la un rum bo a jp r o c e d e r d e riiom bre: de aliTésaMésilusión tan fu er­
época. te e n tre los m ejores intelectuales de e sta p p o c a. Y la ideología del
mTtniumáiiísmo a u m e n ta in in terru m p id a m e n te su po ten cia de
IV fascinación, su extensiva e intensiva influencia.
Esta debilidad d el hum anism o rad ica en el relajam iento de
De este m odo hem os llegado a la crisis del hum anism o. Los h e­ su relación con la dem ocracia en general y con la dem ocracia
chos de esta crisis caen de su peso. Alcanza con pensar que el fas­ com bativa e n particular. V ictor H ngo y Dickens son, desde luego,
cismo reinó doce años e n Alemania. Pero ¿en qué consiste esta cri­ verd a d eros dem ócratas. La crisis d el'h u m an ism o se'fimiestra, en
sis del hum anism o? El hum anism o es originalm ente y, según su ellos^ en_quej¿etroceden ante e fv é rd a d ero cam ino hacia la r eali­
esencia, u n conocim iento d el hom bre, para d e fe n d e r su dignidad zación de sus ideales, erTque se ¿pierden e íT ef lab erin to de con-
y sus derechos. P or eso, el hum anism o es combativo y agresivo des­ tfadicciones"7^ue~sñfgió~cóñ~' eLmiunfoM(Lla-RgvnÍiieinálFrañeesa-,
de el Renacim iento, pasando p o r La Ilustración, hasta los grandes e n q u e n o p u e d e n ver u n cam ino transitable b a ria el futu ro d e la
días de la Revolución Francesa. La crisis p o r nosotros arriba anali­ "Im rnahizácfón del_gé n e ro h u m a n o. A ceptan los ideales jac o b i­
zada influye sobre el hum anism o en este punto: cuanto más fu er­ nos, p e ro rechazan d o s m éto dos d e su realización. Sin em bargo,
te sea la com peneü'ación con las filosofías antidem ocráticas, anti­ ju sta m e n te el rechazo del m étodo es u n signo de debilitam iento
progresistas y basadas en la teoría racial, tanto más fuertes serán d e l pen sam ien to dem ocrático, del hum anism o activo. M ientras
en todas las ciencias las tendencias antihum anistas. El hum anism o los opositores.a la dem ocracia, sin estar in hibidos p o r n in g ú n es­
pierde su base e n las ciencias concretas del hom bre. Y la defensa c rú p u lo hum anista, aplican to d o sjo s jn e d io s para sus fines reac­
de la dignidad y de los derechos dei h om bre se desplaza, p o r su cionarios, la ideología e n crisis d e l H um anism o d em ocrático es
parte, cada vez más fuertem ente a u n a defensiva, que ideológica­ conservadora en la insistencia sobre los ideales de la Ilustración
m ente se paraliza en abstracciones, que conducen cada vez más ín- prcrrevolucionaría, agotados en la realidad;-y-esta crisis se mués-
La visión del mundo aristocrática y la democrática
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos

cuán ineficiente es lo realizado hasta ahora, tanto en política in­


tra hipercrítica, autodestru cuyam ente escéptica respecto d e los terio r com o exterior. C uando extraem os ideológicam ente las en­
m e^Q ^de^SLurealización-C oncrela. ITa negación del m aT a c a b a - señanzas del dom inio fascista, se ve q u e la resistencia contra él se_
a q u í en u n a capitulación ex tern a delante del m ism o, con reserva inserta m ás fu e rte m ente allí dondeTTn verB adero"espíritu no di­
de la preservación de la pureza individual y m oral del sujeto. luido de m an era liberal y form alista de la dem ocracia estaba vivo
Sólo la culm inación de las tendencias antihum anistas, anti­ en el p u e b lo (Ü n i ó n ' So víé tT^"'Yu gosíjiviaj ..Francia), Esta com pro­
dem ocráticas en la época de ascenso del fascismo y d u ra n te su b ación es correcta, p ero n o suficiente. Tam bién debem os ver que
dom inio d esencadena aq u í u n a reacción hum anista más realista. el fascism o nu n ca h u b iera p o dido triu n far sin aquella crisis de la
Se pu ed e ver a A natole France com o su precursor: él afirm a el ac­ dem ocracia y, en ella, d e todo el com plejo de ideas dem ocráticas,
tivam ente heroico m étodo de los jacobinos a través de u n a críti­ cuyo ám bito hem os bosquejado aquí. Esta crisis hizo receptivas a
ca agudam ente escéptica de sus ideales, los cuales d e b e n ser su­ las masas y a la intelectualidad p ara el veneno ideológico de la
perados. Este m ovim iento significa que los hum anistas más teoría racial; desarm aba o casi desarm aba ideológicam ente a los
destacados d e n u estra época ju sta m e n te a este respecto h an cam ­ opositores. Lo im p o rta n te es ten e r en el fu tu ro , en todas estas
biado: la superación de los ideales jacobinos incluye que ellos cuestiones, u n a m ayor previsión y más energía de la que se poseía
h a n ganado u n a posición concreta y positiva hacia el socialismo, en la lu ch a co n tra el surgim iento del fascismo; lo im p o rtan te es
lo que de n in g u n a m anera significa que necesariam ente d ebían descu b rir las líneas d e retirada de la reacción -señaladas p o r n o ­
hacerse socialistas, sino solam ente q u e h a n c o m p re n d id o el co n ­ sotros al p rin c ip io - para hacerle im posible una retira d a o rd en a ­
tenido social de la dem ocracia de m an e ra más concreta, concre­ da, u n a reorganización y actualización de sus ideologías.
tam en te h u m á n islá rsu p e ra n d o el viejo form alism o; queT o m é fF Para esto es im prescindiblem ente necesaria la form ación de
zároiTa reconoceiuque'Iá'violencia de lo an tih u m an o , la violencia u n a visión d e m ocrática del m u n d o , m ejor dicho: el reconoci­
d e ja J o c u ra x a c ía l desatada solo p u e d e ser vencida con violencia: m ie n to de que Tas ideologías n u n c a p u e d e n Ye r 'ñ e uíraTeT respe c-
con el p o d e r del pueblo despierto h a cia la vida ^democrática. Es- to de aristocratísm o'y dem ocratism o, de que cadaT^óTícióríTi 1osó-
Te desarrollo lo'vem os- en'R om ain R olland50, desde el gandhism o fica tam b ién c o n tie n e u n a to m a d e p osición fre n te a la
hasta la h u m an id ad combativa; este cam ino lo h a n reco rrid o dem ocracia. Y, p o r otro lado, p o r ejem plo el destino de la R epú­
Thom as y H einrich M ann. Es u n a reacción im p o rtan te frente a la blica de W eiinar nos m u estra cuán débil e indefensa p u e d e ser
del siglo pasado, es el com ienzo de u n restablecim iento de la tam bién ideológicam ente u n a república sin republicanos, u n a
alianza e n tre socialismo y dem ocracia, y con esto, de u n hum anis­ d e m o c r a d a jin d em ócrata s.
mo concretam en te realizado. Y la Segunda G u e rra M undial, la lu ­ Sé que, tam bién hoy, m uchos todavía creen en el valor de
cha de los pueblos co n tra “el nuevo o rd e n ” fascista desencadena restituir la dem ocracia de la p reg u erra, de restablecer la d e ja de­
-d esd e luego que con distinta intensidad en los distintos países- m ocracia form al. Esperam os h a b e r m ostrado que la dem ocracia
reacciones del pueblo, a p artir d e las cuales p u e d e n cristalizarse form al debe volver a rep ro d u cir —necesariam ente—la vieja crisis y,
las form as dem ocráticas d e vida en la nueva E uropa. con ella, la fuerza de atracción que la ideología reaccionaria ejer­
ce sobre las masas; es más, esto p u e d e ocurrir, tal com o suele su­
V ced er en la historia, siem pre en m edida increm entada. Y el corto
tiem po de postguerra ya m uestra ab u n d an tes ejem plos de q u e es­
Con esto hem os llegado al problem a de la nueva E uropa. Y espe­ ta fo rm a de vida social es tolerante contra los enem igos de la de­
ram os que nuestro a n te rio r cam ino m uestre claram ente la d irec­ m ocracia, p ara dirigirse con el p o d e r más fuerte posible e n c o n tra
ción hacia la respuesta que aquí se debe dar. La nueva E u ro p a de aquellos que v erdaderam ente han de renovar la dem ocracia.
solo puede. ...surgir y m antenerse fu erte, si consigue ex tern im ar Personalm ente, estos serán a m en u d o socialistas o com unistas. Pe­
tam bién ideológicam ente las raíces del fascismo, h a c er definitiva- ro sería u n planteo fatal, falso, hab lar aq u í de la bifurcación en tre
m elítelm p o sib le su regreso. N o es este el lu g ar p ara h a b la r sobre
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos
La visión del mundo aristocrática y la democrática

cultura burguesa y socialismo o en tre dem ocracia oriental y occi­


dental, etc. Justam ente estos falsos dilem as de la p reg u e rra deben naos a p re n d e r que sqlojaqiiidlQsJiombx.es .para los cuales el id eal
ser ahora superados. A la debilidad ideológica de las fuerzas p ro ­ de ciu d ad an o h a vuelto a convertirse en fo rm a d e vida cotidiana,
gresistas antes de la guerra contribuyó sobrem anera el falso dile­ podxán-a3n.stmJr u ji^ E ü fo p a v erdaderam ente nueva. P ero nadie
ma: fascismo o bolchevismo. p u e d e convertirse e n ciuH a^añó'pÓ r'’s im ple decisión. Q ue el ciu­
D urante la guerra, en el año 1941, surgió u n im portante d a d a n o haya desaparecido en E u ro p a occidental, o se haya con­
cam bio, que está íntim am ente relacionado con el aq u í necesario vertido e n u n a caricatura abstracta, es culpa de u n a vida pública_
cam bio de frente. Si la paz ha de ser ganada de la m ism a m anera en la cual no h a h abido p a ra las masas u n a o p o rtu n id a d d e actua r
com o se ganó la guerra, debe ser continuada -b ajo condiciones y in d ep e n d ien te m e n te; e n la cual la imHiiq.deJas-priipias-CLieatioj-
m edios d ife ren te s- la política de 1941. Justam ente después de los. nes d e interés vital con los problem as d e ja vida p ú b 1ica,_solojúe
desoladores efectos que tuvo el falso dilem a de la p reg u erra, es posible e n las escaleras d e servicio, e n lpA_car/iinos de. la.c o rru p ­
preciso reco n o cer que la dem ocracia recibió, de la historia u n i­ ción. A quella privatización de los hom bres a p a rtir d e los cuales
versal, u n a inesperada oportu n id ad de renacim iento político, so­ se fo rm an las masas, aquella privatización q u e surgió en las viejas
cial e ideológico. La p reg u n ta es: ¿cómo va a aprovecharse e s ta -- dem ocracias form ales, crea u n tipo de hom b re, p r o du.ee.-una_a.c-
titucl, u n a m en talid ad y u n a m o ra lid a d quc -se-contradicen^con el
oportunidad?
No puede ser nuestra tarea form ular aquí un program a, se r de-una.democracia-verdadei:a,-viva, e.im pulsora d e la vida. Pe­
au n q u e estam os convencidos de que nuestras observaciones n e ­ ro a q u í tam bién hay q u e su p e ra r intelectualm ente u n falso dile­
gativas y críticas m uestran algunos bosquejos de sem ejante p ro ­ m a que proviene ded entum ecido p ensam iento fetichista. Los
gram a. A luden a la necesidad de u n a enérgica reform a ideológi­ h o m b res de n u e stro tiem po acostum bran a preg u n tar: ;deb_e_.sur-
ca: categorías com o libertad c igualdad, com o progreso y razón- gir p rim ero el nuevo hom bre, en este caso: el ciu d ad an o renaci­
do par a fu n d a r la nueva dem ocracia; o ja s in sfitu c ió n e sd e la nucy_
deben o b ten e r u n nuevo brillo, u n nuevo peso en su significado;
va democxaria_d_eben ed u car a jo s h o m b re s.p a ra h a c er d e ellos
y p u e d e n obtenerlas si el contenídó’social de la dem ocracia, de
ciudadanos? .Eu__la_ realidad,_este-dilem a no-cxisLe: m ientras que
acuerdo con las actuales circunstancias cam biadas, recuperadla
los Jio m b res luehan_por la nueva dem ocracia, la construyen, se
plen itu d del contenido y la lum inosidad de 1793 o de 1917.,Y, por
otro lado, d eberían p e rd e r su validez categorías p o r largo tiem po d esp ierta en ellos el espíritu ciudadano; m ientras que- cTloíTsq
transform an ideológicam ente, im pulsan- hacía la_ lu ch a p o r las
apreciadas, v que se volvieron casi axiom áticas en algunos círcu­ nuevas instituciones d e la dem ocracia.
los, com o la de “m asificación”.
Este últim o cam bio de dirección es, com o viraje ideológico, Quí/.ás aquí se objete q u e esta nueva dem ocracia es solo el in­
ten to d e volver a establecer las viejas dem ocracias directas, cuan­
de especial significación: p orque el m iedo a las masas, el despre­
do ya Rousseau h ab ía reconocido q u e los grandes Estados m o d er­
cio de las masas verdaderas, organizadas v-conscientes cra"y"er—
nos son inadecuados p ara la dem ocracia directa. En este único
una de las más im portantes puertas de irrupción ideológicas del
punto, Rousseau es elogiado p o r el liberalism o m ás d e lo debido.
fascismo. Y en verdad, tanto en las masas mismas com o en la in­
N atu ralm en te. iura~dem qcracia directa en ejsen ticlo de la vieja
telectualidad. A quí se incluye lo que m encionam os en últim o ter­
A teiTas__esJ j c ni ram ón te im posible e n u n gran jEstaclo moTTemor
m ino, pero que, en bu en a m edida, no es lo más insignificante: la
superación del individualism o aislado; expresado positivam ente: Pero hygran Revolución Francesa, ju stam en te en su época h e ro i­
el d espertar del ciudadano. Me alegra p o d e r hab lar en Suiza so­ ca, estaba totalm ente cargada d el espíritu, de los elem entos reales
b re esta cuestión, porq u e justam ente la Suiza del siglo XIX tuvo al de la dem ocracia directa; y la vida económ ica, social y YüItüfaÍTdc
m ayor poeta-ciudadano de O ccidente en la persona de G ottfried la C om una parisina, ele la-UniórrSuviética, contiene, infinitam en­
Keller31 y considero u n h o n o r luchar aq u í bajo su bandera. Ya de te m uchos m om entos de dem ocracia directa. Justam ente el h ech o
de'qñe'Lodasias cuestiones de Ja vicia cotidiana real, las cuestiones
su obra y, más aun, de la realidad de las últim as décadas, pode-
d e la vida pública, m uevan directam ente a las masas más amplías,
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos
La visión de! mundo aristocrática y la democrática

m uestra que la inserción de estos elem entos en la dem ocracia p ro ­


letaria es algo consciente. El._rriayj.rnien.to d e resistencia, especial­ Notas
m ente en Yugoslavia y Francia, estuvo, de acuerdo con la natu ra­ 1. La categoría de situación tuvo u n a im portancia central en la filosofía exislen-
leza, lleno de sem ejantes factores de dem ocracia directa. Cuando, cialis ta.
después del triunfo del m ovim iento de resistencia, todo esto fue 2. A lfred R osenberg (1893-1946), político alem án, nacido en Estonia. Se afilió al
P artido N acionalsocialista en 1920; dirigió, a partir de 1934, la política cultural
desm ontado, surgió el peligro de que p o r eso la fuerza de la resis­ y educativa del partido. En sus obras, defendió la doctrina fascista (cfr. D<r
tencia c o n tra los restos d el fascismo p u d iera desm ontar al m ism o Mylhu'i des 20. Jahrhunderts [El m ito del siglo x x ], 1930). Fue co n d en ad o y eje­
tiem po el im pulso para construir la nueva dem ocracia. cutado en N ürnberg.
E uropa lucha p o r su nueva fisonom ía: la lucha se desarrolla 3. Osivnld S pengler (1880-1936): sociólogo e historiador irracionalista, propulsor
del relativism o histórico y cultural. Su o b ra Der Vntergungdes Abendfondes (La de­
hoy, form alm ente, e n tre los distintos tipos de dem ocracia; se lu­ cadencia de O ccidente] (1918-1922) ejerció gran influencia, an te todo, d u ran ­
cha p o r saber si la dem ocracia solo debe ser una form a estatal, te las prim eras décadas del siglo XX. Lukács discute las tesis de Spengler en El
políüco-ju"ídic.a, o u n a fo rm a d e vida concreta p a ra el pueblo. asedio a !a tazón.
Detrás se es mide, desde luego, la cuestión del poder: se p reg u n ­ 4. A natole France (1844-1924): novelista y ensayista francés. La cita que aquí apa­
rece pro ced e d e Le Lys rouge [El lirio rojo] (1894).
ta si la forn ;m ocrática tam bién ah o ra debe lim itarse a ser aún 5. Nicolás Sim ón L inguei (1736-1794): escritor de la ilu strad o Gcesa.
u n a form a < mima de dom inio para las “doscientas fam ilias”, co­ 6. Lukács piensa aquí en algunos de los estudios acerca de la rev 'afrión com pues­
m o se acostum bra a decir en Francia; o si p u e d e seguir d esarro­ tos p o rjo h a n n G ottlieb Fiel) te (1762-1814) en su ju ventud; ante todo, Z.uriickfor-
llándose hacia 1•>verdadera form a de dom inio p o r parte d el pue­ derung der Denkjmhril von den í'ürslen Europeas, die sie bish.tr unterdrückten [Reivin­
dicación de la libertad de pensam iento p o r parle de los phncipes de Europa,
blo trabajador. Sólo la decisión p o r lo últim o, tanto en el sentido quienes hasta ah o ra habían reprim ido dicha libertad] (1793) y Beitmgzur Bericlt-
ideológico com o político, solo la decisión ilu m in ad a y fo m en tad a /.igung des Urteils des PubUkums iiber die fwnzüsische Revolution [C ontribución a ia
p o r ella a favor de u n a ideología dem ocrática, pu ed e crear, según rectificación del juicio del público acerca de la Revolución Francesa] (1793).
nuestro convencim iento, u n a nueva E uropa, que pu ed a poseer 7. Los sausculottes -a s í llam ados p o rq u e no llevaban los pantalones que acostum ­
braban usar los n o b les- eran sectores precapitalistas, de orientación republica­
seguridad fren te al regreso del fascismo, contra el peligro de n u e ­
na, d u ran te la Revolución Francesa.
vas guerras y devastaciones causadas p o r el fascismo. 8. H o m b re económ ico.
La alianza de 1941 ya e ra e n aq u el tiem po -d e s d e luego, 9. Jc-an C harles L éonard Sismondi (1773-1842): econom ista suizo que, en contra­
contradictoriam ente y solo en g e rm e n - m ucho más que una m e­ posición con la p ropuesta ricardiana de alcanzar el m ejor abastecim iento posi­
ble de bienes, desarrolló ideas -p ro p ias de un socialismo de E stad o - acerca de
ra alianza política. La form a que asum ió entonces alcanzó para la “m ayor felicidad posible p ara el m ayor núm ero posible”.
ganar la guerra. La lucha p o r u n a verdadera paz debe renovar el 10. O riginariam ente, el h abitante de la ciudad que poseía el derecho a votar. El tér­
esencial contenido de ideas de 1941: la alianza e n tre el socialis­ m ino pasó a designar al republicano, al revolucionario, a) individuo que se
co m prom ete con los problem as de la vida pública. En la Francia de 1792-1804,
m o y la demo.ccacia;_la com preusión_de q u e socialistas y verdade­
fue em pleado com o fó rm ula oficial de tratam iento. E ljoven Marx se h a ocupa­
ros dem ócratas, despreocupados de cuán fu ertem en te diferentes d o e n diversos contextos de analizar ia dialéctica del citoyen y e l bourgeois d e n ­
p u e d a n ‘ser sus opiniones sociales, económ icas, políticas, cultura­ tro de la sociedad burguesa; ante todo, en el escrito Zur fuden/rage [A propósi­
les e ideológicas, están más íntim am ente ligados p o r la lu ch a con­ to ele la cuestión ju d ía ] (1844), en el cual - e n el m arco de u n a polém ica con
tra su enem igo com ún - e l enem igo com ún de la civilización, de . las propuestas d e em ancipación política propulsadas p o r B ru n o B n u er-.se re­
fiere a la necesidad de que, en el m undo burgués, el m odelo del citoyen se con­
la*cultura y d el desarrollo, es decir, el fascism o-, d e lo que p u e d a vierta en u n a idea cada vez más irreal y etérea, a diferencia de la m aterialm en­
estar,.todaseparacióri en tre sus puntos de vista. Esta alianza es el te co n creta existencia del bourgeois. Lukács retom a la discusión desarrollada
co n ten id o ideológico de 1941. Y de la dem ocracia d e p e n d e que, p o r M arx, e n tre otros lugares, en el estudio “Schillers T heorie d e r inodernen
desde esta alianza de 1941, la dem ocracia luche con éxito para L iicraiu r” Existe traducción española: “La teoría schilleriana de la literatura
m o d e rn a ”. En: Goethe y su época. Trad. d e M anuel Sacristán, G rijalbo, B arcelo­
u n a nueva E uropa; que produzca, de este m odo, un brillante re­ na, 1968, pp. 163-212; c f, especialm ., las pp. 166-167.
nacim iento d e la dem ocracia, o se degrade nuevam ente al pap el 11. Con este térm ino se alude al burgués que, una vez que su clase hubo alcanza­
de im potente espectador de u n a nueva M unich.' d o la h eg em o n ía política, ya n o se em peña en prom over la libertad y la igual­
dad para las dem ás clases sociales.
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos La visión del mundo aristocrática y la democrática

J2. Jo h an n Christian Fríedrich HólderÜn (1770-1843): poeta clásico alem án, fer­ AmérícaJ (1835) y L ’A ncicn Régimen la Révoluhon [El antiguo régim en y la revo­
viente defensor de la Revolución Francesa y del ideario republicano. Lukács le lución] (1856).
ha dedicado un estudio: “H ólderlins Hyperwn (traducción española: “Sobre el 27. H ouston Stewart C ham berlain (1855-1927): teórico inglés, defensor de la raza
Hyperwn de H óldcrlin”. En: Goethe y su época, pp. 213-238). aria, en el que se inspiró el nacionalsocialismo. Lukács le dedica un análisis más
13. Seudónim o em pleado p o r M arie-H enri Beyle (1783-1842), novelista francés; extenso en El asalto a la razón
junto con Balzac, uno d e ¡os principales representantes d e ia novela realista. 28. L a id ea ap arece en [he Wissensformm nnd die Geselbchaft. [Las form as del saber y
14. Percy By.sshe Shelley (1792-1822): p oeia lírico ingles, de ideales políticos revo­ la sociedad] (1926).
lucionarios. 29. Paul Valéry (1871-1945): poeta y ensayista francés.
15. Humáis: personaje de la novela Múdame lluvary, de Gustave Flaubert (1821- 30. El pensam iento filosófico de Avthur S chopenhauer (1788-1860) es som etido a
1880). u n a d etallada crítica en El asalto a la razón.
16. Lukács se ocupó de discutir más m extenso el existencialisino heidcggeriano en 31. La filosofía del danés Soren K ierkegaard (1813-1855) influyó m ucho sobre el
Exislentialismus oder Marxisnms'i (en español: La trises de la jilosofia burguesa. Trad. jov en Lukács, quien le dedicó uno de los ensayos fundam entales de El alma, y
desde el francés de Alfredo Llanos, La Pléyade, lis. As., 1975) y en Zur Ontolo- las formas (“La form a se rom pe al chocar con la vida (Soren K ierkegaard y Re-
gie des gesellschajllichen Seiiis [Para u n a ontología del ser social). g in e O lsen )”. E n: El alma y las formas - Teoría de la novela. Trad. de M anuel
17. Escuela filosófica cuyos orígenes se rem ontan a Zenón (490-430 a. de C.). De Sacristán. Grijalbo, Barcelona, etc., 1985, pp. 57-76). En El asalto a la razón, en
acuerdo con los estoicos, el hom bre debe som eterse voluntariam ente a las le­ cam bio, Lukács critica duram ente el pensam iento kierkegaardiano, en el que
ves de la naturaleza. Marx se ocupó de la filosofía de estoicos y epicúreos en su advierte u n o de los fundam entos del ¡['racionalismo m oderno.
tesis doctoral Dtfferenz der demohrítischen und ejukureischen A’aturplnlosophie [Dife­ 32. L eopold von R anke (1795-1886); historiador alem án, partidario del relativismo
rencia d e U fílasafia d e la natnraleta e n Dcmócrico y en Epicuro], histórico.
18. Seguidores del filósofo griego E picuro (aprox. 342-271 a. de O.). De acuerdo 33. Alusión al libro de Karl V iétor Die Tragadle des heldnisdien Pessimlsmus [La trage­
con los epicúreos, los instintos deberían ser arm onizados m ediante el pensa­ dia del pesimismo heroico], con el que Lukács polem iza en el artículo “D er fas-
m iento racional, a partir de lo cual se alcanza la tranquilidad del ánim o. chistisch verfálschte und d e r wirkliche G eorg B íichner (traducción española:
19. J o h n Stuart Mili (1806-1873): filósofo y sociólogo inglés, p artidario del utilita­ “G eorg Büchner, el falseado p o r el fascismo y el auténtico”. En: Realistas alema­
rismo. nes del siglo xix. Trad. d eJa c o b o M uñoz. Grijalbo, Barcelona, 1970,69-93).
20. G ustare Le Bou (1841-1931): pensador francés, especializado en la sociología 34. Gcorges Sorel (1847-1922); pensador francés, teórico del llam ado anarcosindi­
de las masas. calismo. En sus Réflexions sur la violence (1908) procura conceder un fundam en­
21. Vilfreclo Pareto (1828-1923): sociólogo italiano, que, basándose en m étodos to m ítico c irracional al m ovim iento proletario. Sus críticas al parlam entarism o
empirislas, elaboró una teoría de las élites. y a las tendencias positivistas y mecanicistas del m arxism o vulgar ejercieron in­
22. R obert Michels (1876-1936): sociólogo político. Su teoría sobre el desarrollo de fluencia sobre el joven Lukács, q u e luego se apartó radicalm ente de tales posi­
las élites ejerció influencia en el fascismo. ciones.
23. Cabe recordar que, d u ran te su ju v en tu d , Lukács form ó parte del así llamado 35. E d m u n d Burke (1729-1797): estadista y ensayista irlandés, crítico conservador
“C írculo Weber". Las teorías estéticas del jo v en Lukács ejercieron una influen­ de la Revolución Francesa.
cia muy fuerte en Max W eber (1864-1920), que alude a ellas en su conocida 36. Jo sep h M aria de M aistre (1753-1823): estadista y filósofo francés, d e orienta­
conferencia "Wissenschaft ais B cru f’ [La ciencia com o vocación]- ción católica y conservadora.
24. Tilom as Garlyle (1795-1881), escritor inglés, historiador y filósofo idealista; de­ 37. Jo h a n n e s H aller (1865-1947): historiador alem án nacionalista, antidem ocráti­
fensor del culto de los héroes. Griticó a la burguesía inglesa desde el p u n to de co; estudió la historia del papado y del im perio alem án.
vista del socialismo feudal, Engels se ocupó de discutir las ideas de Carlyle en 38. Lukács se ocupa detalladam ente d e estudiar estos problem as e n el capítulo IV
Die ¡.age lüiglands [Situación de Inglaterra] (1844) y en un detallado artículo de Der ¡unge Hegel (El joven Htgel y los ¡emblemas de la sociedad capitalista. Trad. de
publicado en 1850 en la lilicuuscbe Zeitung. Lukács se ocupa de las teorías de M anuel Sacristán, Grijalbo, Barcelona, 1985).
C ati)le en el artículo “Karl Marx u n d das Problem des ideologischen Verfalls”. 39. H enri Bergson (1859-1941): filósofo francés, uno de los representantes funda­
(traducción castellana: “Marx y el problem a de la decadencia ideológica”. En: m entales d e la llam ada “filosofía de la vida”. Bergson considera q u e el im pulso
Problemas el realismo, FCE, México, 1966). cread o r de la vida (el i-Han vital) no p u ede ser captado racionalm ente.
25. Joseph-Arthur, conde de G obineau (1816-1862): diplom ático francés, secreta­ 40. Friedrich Karl von Savigny (1779-1861): ju rista alem án, líder de la escuela his-
rio de de Tocqueville, fue m iem bro del servicio diplom ático francés (1849- toricista del d erecho, según la cual la ley se desarrolla a p artir del espíritu del
1877). Escribió u n Essai sur l'niégaltlé des races humantes [Ensayo sobre la desi­ pueb lo , y n o p u ed e ser establecida n i justificada racionalm ente.
gualdad de las razas hum anas], obra que ejerció gran influencia sobre 41. La declaración aparece en el prólogo del Anli-Diiliríng ( 1877-1878).
Nietzsche. Lukács se ocupa más detalladam ente de la teoría de G obineau en Id 42. T ertium datur: una tercera posibilidad.
asallo a. la razón. 43. Escuela filosófica griega, a la que pertenecen varios de los llamados presocráti­
26 Alexis Charles IJenri Tocqueville (1805-1859): jurista, historiador, sociólogo y cos -P arm én id cs, Z enón, Meliso-.
político francés; a u to r de De la Démocratie en Amenque [Sobre la dem ocracia en 44. Filósofo griego (aprox. 544-433 a. de C.)
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos

45. R ene Descartes (1596-1650): filósofo y naturalista, francés, uno de los principa­
les exponentes del racionalismo. Las tareas de la filosofía marxista
46. A Jexander I-Ierzen (1812-1870): crítico ruso; el pasaje aq u í citado aparece en
Mi vida. Memorias y reflexiones (1812-1868). en la nueva dem ocracia*
47. Víctor H ugo (1802-1885): escritor rom ántico francés; la novela 1793 fue com­
puesta en 1872-1873.
48. Charles Dickens (1812-1870): escritor realista inglés; Misiona de dos ciudades fue
publicada por entregas en 1859.
49. El principio político según el cual solo los fines im portan y los m edios carecen
de validez; el térm ino fue acuñado en 1853, p o r Ludwig A ugust von Rochan.
50. Rom ain R olland (1866-1944): escritor pacifista francés.
51. G oitíried Keller (1819-1890): escritor suizo, m aterialista y ateo; discípulo de
Feuerbach. Lukács le dedica un extenso ensayo (“G ottfried Keller”. En: Realis­
tas alemanes del siglo xix, pp. 159-253).
Este estudio n o p resen ta u n a discusión detallada de los principa­
les problem as de la filosofía. Sólo in te n ta b rin d a r u n a breve apro­
xim ación a cuestiones fundam entales y se lim ita, entonces, a cier­
tos indicios p a ra estab lecer u n a especie de lista de estos
problem as. Esto últim o, tanto más cuanto que es absolutam ente
necesario tratar incluso los problem as filosóficos específicos en
relación con la nueva situación económ ico-social y con los p ro ­
blem as estratégicos y las tácticas q u e se derivan de ella.
L enin puso claram ente en evidencia el h e c h o de que la filo­
sofía del m arxism o recibió, d u ra n te el p erío d o im perialista, u n a
nueva orientación. Observó q u e este cam bio de orientación con­
siste esencialm ente en lo siguiente: M arx y Engels, en la lucha
p o r el m aterialism o dialéctico, d eb iero n p o n e r en p rim er plano
el m éto d o dialéctico, m ientras que hoy son la defensa y la elabo­
ració n d el m aterialism o las q u e están en p rim e r plano. Es p o r es­
to que nos preguntam os si la Segunda G u erra M undial im peria­
lista, el d erru m b am ie n to del fascismo, el nacim iento d e la nueva
dem ocracia y la lucha p o r esta últim a a p o rtaro n , en este ám bito,
algo suslancialm entc nuevo.
Estam os convencidos de que surgieron nuevas cuestiones,
sin duda, p ero solo en el in te rio r del cam po d eterm in ad o p o r Le­
nin. A m en u d o , lo nuevo n o es otra cosa que el más exacto acen­
to puesto sobre lo antiguo, la necesidad de clarificación. En este
caso, ¿por qué d e b e n p o n erse de relieve hoy de u n a m an e ra p ar­
ticular d eterm inados aspectos del m aterialism o? La elaboración

* “Les taches de la nouvelle philosophie m arxiste dans la nouvelle dém ocratie”.


En: .S'tuíii Filosojla iv (1948-49), a. IX [Reggio Emilia F orni E d ito re], pp. 3-33.
T raducción de Silvia N. Labado.
Gycrgy Lukács. Testamento político y otros escritos Las tareas de la filosofía marxista en la nueva democracia

del lado m aterialista de la filosofía m arxista es todavía, pues, la Nuevos problem as se derivan de esta situación. A nte todo, la
cuestión central. crítica m arxista de la dem ocracia bu rg u esa se basa teóricam ente
Es necesario luchar aq u í co n tra dos faltas opuestas —pero en la o b ra clásica de L enin E l Estado y la revolución. ¿Es válida aún
que se integran re c íp ro c a m e n te - que caracterizan u n a p arte de esta crítica, dada la nueva concepción de la dem ocracia? Estamos
la filosofía m arxista actual. P or u n a parte, en efecto, la significa­ absolutam ente seguros de que sí. No es posible, ni en el ám bito
ción del m aterialism o fue suficientem ente puesta de relieve; pe­ de la teoría ni en el de la práctica, d a r u n paso hacia adelante si
ro el m aterialism o es concebido e n su esencia com o siguiendo el n o se c o m p ren d e claram ente, y si no se dem u estra con igual cla­
m odelo del viejo m aterialism o, es decir, prem arxista. Para p o n e r ridad, que la persistencia y la re construcción d e la dem ocracia
en evidencia el lado social, se deja de lado el hech o de que el vie­ form al significan la dic tadura-de-la. h u rg ü esfafl o que hoy es casi
jo m aterialism o nació y elaboró su m étodo antes de la Revolución equivalente, a.la_resta.ur_ació.n gradual del fascismo. Igual de fu n ­
Francesa y que, p o r esto, no pu ed e dom inar, con los m edios de la dam ental sigue siendo tam bién la afirm ación posterior, de. Lenin,'
teoría, el problem a de la sociedad burguesa nacida justam ente según la erial la d ictad u ra del. p ro letariad o significa, asimismo, el
lueeo de la victoria de la Revolución Francesa. P o r esta razón, el advenim iento de la dem ocracia proletaria.
viejo m aterialism o ya cayó en decadencia en el siglo xix; en algu­ Si vemos hoy ante nosotros u n cam ino hacia el socialismo,
nos de sus representantes se e n c u en tra incluso u n a apología del u n cam ino nuevo, más lento, y que exige tal vez m enos sacrificio,
o rd en social capitalista; en otros se e n c u en tra la influencia del podem os seguirlo y reco rrerlo solam ente si lo m edim os continua­
pesim ism o y la ausencia de perspectiva de la filosofía burguesa. m en te con el com pás d e la crítica de Lenin. U n a crítica de tales
Bastará con observar que el m aterialism o es totalm ente incapaz características supone la más com pleta destrucción de esta idola­
de dom inar, con los m edios de la teoría, los nuevos problem as de tría político-económ ica que au n hoy dom ina la m en talid ad co­
las ciencias naturales propios de nuestra época. m ún, e incluso el pensam iento filosófico. El exam en filosófico de
P or otra parte, esta debilidad del viejo m aterialism o co n d u ­ los motivos de su m etodología es, entonces, justam ente en estos
jo a num erosos m arxistas a dejar de lado el fu n d am e n to m ateria­ años, de u n enorm e alcance práctico.
lista del m étodo dialéctico. Se identifica al viejo m aterialism o con Esto últim o, ante todo, para lo co n cern ien te a la destrucción
el nuevo y, m ientras se cree superar la naturaleza adialéctica del de la crítica form al de los fenóm enos sociales y políticos. Hay que
prim ero, u n o se en treg a a la dialéctica idealista y cae bajo la in­ ver claram ente que nada de lo que u n a dem ocracia -cu alq u iera
fluencia d e la filosofía burguesa de nuestra época. se a- p u e d e p resen tarT o rm alm ente, tienc_un valor intrínseco. En
determ írulás condiciones, en efecto, todo p u e d e convertirse en
u n instru m en to de opresión, explotación, reacción. La filosofía
1. La nueva democracia
m arxista pu ed e ten er u n a utilidad de prim ordial im portancia pa­
Sin em bargo, todo esto constituía ya el problem a general del p e ­ ra la clarificación m etódica de estos problem as políticos. Debe
ríodo im perialista. ¿En qué consiste hoy la novedad? La S egunda h acer triunfar m etódicam ente la su p erioridad del co n ten id o so­
G uerra M undial provocó la caída del fascismo, p ero no la del ca­ b re la form a, es decir, efectiva y prácticam ente, la p rio rid ad del
pitalism o. En casi toda E uropa se tiende a u n a nueva form a de c o n ten id o político-social fren te a la fo rm a ju ríd ic a . En.los perío ­
dem ocracia (alcanzada en algunos países solam ente), es decir, a dos de transición, nacen forzosam ente situaciones contradicto-
u ñ a d e m o cr ac ia que ntysea el p rivilegio de las “doscientas fam i- rias y paradójicas que .pue_den desconcertar y c o n fu n d ir incluso a
liaslsin.Q.que ofrezca al pueblo de los trabajadores la posibilidad las masas, cuya mentalidacLes_sinceram ente dem ocrática. En efec­
de constituir u n a sociedad en la que la pro p ied ad capitalistapri- to, com o consecuencia de la estructura económ ica del sistem a ca­
vacia subsista, au n q u e som etida a lim itaciones, controles, etc., pe- pitalista, com o consecuencia de la influencia de la ideología b u r­
ro en la que, de todos m odos, los intereses vitales, m ateriales.y guesa de u n a dem ocracia form al que d ata de u n siglo y m edio, el
culturales del pueblo sean p redom inantes y decisivos. pensam iento form al se convirtió en u n a segunda naturaleza para
ías tareas de la filosofía marxista en la nueva democracia
Gydrgy Lukács. Testamento político y otros escritos

tegorías totales del prefascism o y del fascismo (nación, raza, etc.)


los h o m b re de hoy y es necesaria, si se lo p u e d e decir, u n a inver­ fu e ro n extraídas y aisladas del curso de la historia y su aplicación
sión de toda la visión del m undo p ara restituir en la práctica la sirvió sobre todo para excluir, en la teoría, las fuerzas propulsoras
p rio rid ad del contenido sobre la form a fam iliar al pensam iento. del desarrollo histórico y, principalm ente, de la lucha de clases.
La tarea de la filosofía m arxista en este ám bito es u rg en te Por el contrario, la v erdadera totalidad, la totalidad del m a­
p o rq u e debe fijar u n a p ro p o rció n dialéctica precisa en relación terialism o dialéctico, es u n a u n id ad co n creta de fuerzas opuestas
con el co n tenido y la form a. En p rim er lugar, es im p o rta n te dis­ en u n a lu d ia recíproca, lo que significa que, sin causalidad, n o es
tinguir el concepto m aterialista dialécticó'de la p rio rid ad del con­ posible n in g u n a totalidad viviente y, en segundo lugar, que cada
tenido en tanto concepto histórico concreto y dinám ico d e la es­ totalidad es relativa, es decir, que tan to hacia a rrib a com o hacia
tática, de esas concepciones burguesas que tienden de m an e ra abajo, esta resulta de totalidades subordinadas y que es, p o r su
análoga, bajo la influencia de la realidad im perialista, a u n a m en ­ parte, u n a función de u n a totalidad y de u n o rd e n superiores.
talidad que se apega al contenido (fenom enología y ontología, De esto se d ed u ce tam bién que la función de la que hablá­
que se derivan de ella). En segundo lugar, es im p o rtan te im pedir bam os antes está som etida precisam ente a la m ism a relatividad.
que la p rio rid ad d el co n ten id o d eg en ere e n la aniquilación de to­ En tercer lugar, cada totalidad es relativa y cam biante, incluso his­
da form a. Esto ocurrió, y de la form a más grosera, con el fascis­ tóricam ente; p u e d e declinar y destruirse y su carácter de totali­
m o alem án, en el que cesó com pletam ente la validez de cualquier dad subsiste solam ente en el m arco de circunstancias históricas
form a jurídica p ara dejar lugar a u n a tiranía arbitraria. La puesta d eterm inadas y concretas. Esta m an era d e e n te n d e r la totalidad
en evidencia de la prioridad del c o n te n ido frcii te a la fo rm a exi­ ofrece las m ejores posibilidades críticas c o n tra las.-tentativas
ge, entonces, en la nueva dem ocracia,_un n u evo estado ju r ídico, orlen iadáíTa~lTácLr— dcT1aTínstíTuciones de la d e m ocracia form al al­
unajnueva firmeza- d d 'd e ré c h o y, precisam ente, u n a victoria so- go así cóm o fetiches. Por o tra p a rte , los filósofos m arxistas, de to-
5re el caos y la anarquía. La b ú sq u ed a d e u n a clara concepción d o sfh ó d o s, d e b e n cuidarse de transform ar en relativism o esta re­
fiIosóíícariíe'TáTéFácicm~entre form a y co n tenido p u ed e, e n to n ­ latividad necesaria en la m etodología. Su tarea es p o n e r en
ces, a d q u irir u n a im portancia práctica d e p rim er orden. evidencia el p ensam iento m arxista de la interrclació n dialéctica
No obstante, n o se p u e d e buscar u n criterio de co n ten id o e n tre lo absoluto y lo relativo.
concreto e histórico sin e n c o n trar de an tem ano u n a d e te rm in a ­ C uanto más se consideran estos problem as de la cultura co­
ción dialéctica de la totalidad. En efecto, la corrección del conte­ m ún, más se c o m p ren d e claram ente que es im posible tratarlos
nido de u n a m edida, d e u n a ley, etc. está siem pre d eterm in ad a con exactitud si no se p arte de un fu n d am e n to m aterialista. Ilus­
p o r la función que la m ed id a o la ley están destinadas a ten e r en
trarem os brevem ente esto al referirnos a la cuestión central de la
el in te rio r de la totalidad efectiva en que serán aplicadas. A hora econom ía y de la cultura, es decir, el concepto de plan. La confu­
bien, es necesario considerar que la categoría de totalidad, luego sión m ental alcanza, en este problem a, dos extrem os opuestos. Si,
del abuso que h a hecho de ella el fascismo, tiene u n a m uy m ala p o r u n lado, en la ideología burguesa, el carácter id eológico del
reputación. Esta circunstancia, sin em bargo, n o p u e d e im pedir
plan está acen tu ad o e n exceso p o r el idealism o; p o r el o tro, los
que los filósofos m arxistas usen esta im p o rtan te categoría d e la
m arxistas se niegan a veces a rec o n o c e r esta teleología. Pero la te;
dialéctica m aterialista; d e b e n diferenciarla, no obstante, con la
leología es, n o obstante, u n p e río d o de la concepción d el,traba-
ayuda de la crítica, d el uso que los fascistas -y antes la filosofía jo en M ai-xácLtrabajo del h o m b re se diferencia de todas.las acti-
prefascista- hicieron de ella. Es necesario observar, entonces, que vidades anim ales precisam ente p o rq u e la d eterm in ació n del
en la filosofía burguesa reaccionaria, la totalidad se volvió, en pri­
objetivo p recede y guía el proceso en tero de trabajo. Ño obstan­
m er lugar, absoluta y com pletam ente rígida; luego, considerar la
te, el carácter teleológico del trabajo no es más que u n a fase del
neta oposición con la causalidad; y, p o r ultim o, ten e r en cuenta
proceso total. Este últim o, p o r u n lado, p resu p o n e el reconoci­
que la totalidad y la evolución histórica, la totalidad y los cam bios
m ien to en el p rogram a del trabajo de todos los aspectos objetivos
históricos fu ero n concebidos com o polaridades extrem as. Las ca­
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Las tareas de la filosofía marxista en la nueva democracia

ind ep en d ien tes de la consciencia del h om bre (las cualidades de Esta m etodología se funda, en p rim e r lugar, en la tom a de
la m ateria, las propiedades de los instrum entos, etc.); p o r otro, la consciencia d el p red o m in io d e las fuerzas productivas principales
propia d eterm inación del objetivo es u n pro d u cto de la situación que se apoyan en el sentido dem ocrático de las poblaciones tra­
social objetiva, del desarrollo de las fuerzas productivas, etc. bajadoras; en segundo lugar, sobre el exam en de las leyes de la to­
Esta dialéctica es indispensable para que los planes sean elabo­ talidad de la econom ía en su m ovim iento concreto. Las diferen ­
rados con claridad. Hay que reconocer que el desarrollo capitalista tes m edidas p u e d e n ser elaboradas con precisión y aplicadas de
tiende necesaria y espontáneam ente al fortalecim iento del m ono­ conform idad con el plan solam ente en esta relación de conjunto
polio del capital. Por esta razón, un plan es más que u n acto dem a­ (influencia de la nacionalización de los bancos sobre el movi­
gógico o que u n a elucubración e n el vacío solo cuando se conocen m ien to del capital, influencia sobre el m ercado de las com pañías
verdaderam ente, sobre la base de los principios de la econom ía centralizadas m antenidas p o r el Estado, etc.). Desde el p u n to de
marxisla, todas las leyes de ese movim iento espontáneo (leyes del vista m etodológico, n in g ú n plan pu ed e existir sin u n a teleología
m ercado, de la concentración del capital, pasaje del capital de una precisa, p ero u n a verdadera teleología n o jp u ed e tam poco existir
aplicación a otra, determ inado por las ganancias, etc.). Sólo el co­ sin el fu n d am e n to de las leyes objetivas_y_concretas de"Ta econo­
nocim iento de estas leyes hace posible u n plan, y, precisam ente, un m ía, sin queda,base y la orientación sea n s a c a d a s jie las condicio­
plan que estudie los medios económicos y políticos que son necesa­ nes y posibilidades políticas reales,.de_las clases..y. d e.-su s..d esaiX Q r.
rios para encam inar efectivamente estos movimientos en la direc­ líos previsibles.
ción deseada. Por otra parte, la situación recíproca de las clases, las
exigencias rítales de las masas trabajadoras determ inarán la finali­
dad del plan. La posibilidad de movilizar e n todos los cam pos d e la 2. Problemas generales de la cultura
vida económ ica las diferentes fuerzas económicas contra el desarro­
llo espontáneo del régim en capitalista es, entonces, función del co­ El fu n d am en to m aterialista dialéctico del plan es, p o r hipótesis,
nocim iento exacto de la econom ía. El aspecto jurídico es sin d uda todavía más evidente en el p roblem a cultural.
una superestructura necesaria, pero nada más que una superestruc­ La finalidad de la elaboración de u n plan en la nueva dem o­
tura, y es en sí, entonces, im potente frente a esta espontaneidad. cracia no pu ed e ser sino esta elevación del nivel cultural de los
Dado que la econom ía burguesa no puede reconocer esta situación obreros y de los cam pesinos gracias al cual, apropiándose de la
y que la clase burguesa realm ente no quiere obstaculizar ni tam po­ cultura del pasado, desplegando y cultivando sus propias fuerzas
co abolir la espontaneidad del m ovimiento del capital, todos los pla­ culturales' reprim idasJiastáJm Loiices, p u e d e n ocupar posiciones
nes burgueses son, en el m ejor de los casos, utopías. U n p lan posi­ em inentes'énld 'E stacloflá econom ía y la cultura.’Eso es imposible
tivo v com pleto no es posible más que en el socialismo, e s d ’ccíi; sin u n plan. Pero u n plan que no se base en las condiciones rea­
cTiárrcPrtcyclásTas í'utTzas"'pi:ocluctivas csrán_dQininadas poEla comu- les de la época en la que u n o se encuentra, com o asimismo en la
níclácTTAlas nuevas democracias se les presenta el problem a econcf extensión del m ovim iento y del m ovim iento cultural de los hom ­
mico com pletam ente nuevo d e provocar, en el m ovim iento espon­ bres, está destinada a m antenerse com o u n a utopía. El plan eco­
táneo del sistema capitalista todavía vigente, por el ju eg o de la nóm ico es u n a prem isa y u n fu n d am en to indispensable de cual­
dom inación real de las posiciones económicas determ inadas, las q u ier m ovim iento cultural. Este últim o está en estrecha relación
modificaciones deseadas en la orientación. Este es u n problem a con el problem a de la educación. Schiller, m e parece, fue el pri­
económ ico concreto, tanto teórica como concretam ente. No obs­ m ero e n afirm ar que ya deb ería h ab er u n h o m b re nuevo para po­
tante, no se puede alcanzar la claridad completa, en lo que respec­ d e r form ar la sociedad nueva1. Esta convicción dom ina todavía, en
ta a los fundam entos metodológicos del trabajo que debe ser reali­ general, la m entalidad burguesa y e n cu en tra hoy en la UNESCO
zado en este campo, sin el exam en filosófico de toda la m etodología u n órgano ideológico. Pero todo m arxista debe co m p re n d e r que
del plan. qu e re r p ro d u cir o educar al “hom bre nuevo” de esta m anera es
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos Las tareas de la filosofía marxlsta en la nueva democracia

|j una¿Jucubiación-en_.eLvacío o una.vana-de-magogia._En_ese caso el p lan ec o n ó m ico -e v e n tu a lid a d de la influencia psicológico-mo-


(1 se ign.ora .eLpod.er.necesariam ente activo de los hábitos sociales, ral del m ovim iento de cam aradería (G enossenschaft) sobre los
1I que L enin puso de relieve tan vigorosam ente; se ignora q u e jo cam pesinos, etc.—. Es necesario agregar a esto el despertar, en la
\ que tenem os el hábito de llam ar educación en u n sentido estric- población trabajadora, de la consciencia de su posición social. In ­
ito no constituye más que u n a parte m uy p e q u e ñ a de la educación cluso está a h í el p u n to central del problem a educativo e n la n u e­
:
efectiva.de. todo hom bre; no se ve ya que las form as y los conteni- va dem ocracia. A quí solo podem os e n u m e rar los puntos princi­
j dos de la vida cotidiana actúan poderosam ente, e incluso de ma- pales: variación de las posiciones económ icas m ás influyentes,
1í ñ era determ inante, sobre la form ación in te rio r tanto en el bien variación de la relación e n tre el Estado y la econom ía (la dom i­
| c o m o en el mal. U na educación que i i p _ e s t L e n . a r m o n i a , " S Í n o en n ación an ó n im a de las “doscientas fam ilias” es sustituida p o r la
| co n tradicción con estas form as reales de vida, es objetivam ente dirección pública de la econom ía en el seno de los m iem bros del
im potente; .pero pu ed e con facilidad traducirse tam bién subjeti­ p u e b lo ), cam bio en la com posición de la organización del Esta­
vam ente en hipocresía (por ejem plo, niños educados en contra do. Tam bién aq u í es necesaria u n a p rio rid ad de la variación polí­
I \ de la g u erra q u e,'al m ism o tiem po, escuchan la radio norteam e- tica sobre la educación de los nuevos cuadros. La form ación de
i \ ricana.o son influidos p o r sus padres en el sentido de la prensa de los nuevos cuadros es absolutam ente indispensable p ara todos es­
\ I Wall Street, etc.). tos./) hjetivasi_perq jam b ién es válida la observación de H egel se-
¿Im plicarían estas observaciones la espera fatalista del naci­ g ú n la cual los h o m bres d e b e n a p re n d e r a n a d a r en el agua. Sólo
m iento autom ático del h om bre nuevo? No. La influencia del m e­ a través de todos estos cam bios, com o a través del cam bio en las
dio cotidiano, en efecto, y el hábito que de este se deriva no son condiciones de vida de la población trabajadora, p u e d e n acer en
n u n c a m ecánicam ente unívocos, ni están orientados en u n a ú n i­ esta últim a u n a consciencia nueva, u n a reacción diferente con
ca dirección. M arx ya había percibido que, en la sociedad capita­ respecto al Estado y a la econom ía y solo a p a rtir de ese movi­
lista, incluso la p e rten en cia del individuo a una clase d eterm in a­ m ien to el pueblo p u e d e considerar al Estado y a la econom ía co­
da oculta en sí m ism a elem entos accidentales: estos accidentes m o sus propios órganos y n o com o poderes extraños y hostiles.
p u e d e n ser tanto provocados com o obstaculizados en su desarro­ N aturalm ente, se p r oduce aq u í u n a influencia dialéctica recíp ro-
llo. El capitalism o induce en general a u n “individualism o zooló­ ca: la vanguardia del pjJeBTcTtmbajador..posee ya hoy esta cons.-
gico” (G orki), p ero al mismo tiem po, en el p ro p io seno de la so­ c ie n c ia y sus organizaciones -de -masa-iie-nclen a introducirlaT oda-
ciedad capitalista, el trabajo de em presas y la lucha d e clases vía más p ro fu n d a m en te en tre los trabajadores. El p lan educativo
pueden tam bién ind u cir a la solidaridad. en sentido estricto con rázbn~¥oTo~püedé"7ser elaborado siTa'edn-
D ecim os pueden p o rq u e incluso eslaJn flu cn cia está llena de cación es concebida com o u n m o m ento, y u n m o m en to m uy im-_
co n trad icciones y no está exenta de caracteres fortuitos. Pero, p p rla n ie ^ ejLjQTconjunlQ-Mel p ro ceso^
m ás allá de toda clase de contradicción, se form an verdaderos Todos estos problem as n o son im portantes sino e n la prácti­
puntos de apoyo y efectivos m ovim ientos progresistas en los que ca, p ero se enlazan estrecham ente con la visión general, filosófi­
pu ed e insertarse el plan educativo. ca y m arxista de la vida. De acu erd o con n u e stra concepción, el
N aturalm ente, tales contradicciones y tales corrientes se en­ h o m b re se form a en su trabajo y a través de su trabajo. El h o m ­
c u en tran tam bién en otras capas de la sociedad y se p u e d e n e n ­ bre social nuevo se fo rm a al m ism o tiem po que construye la so­
co n trar en ellas puntos de apoyo (experiencia de la guerra, del ciedad nueva.
fascismo). U na sociedad nueva elabora siem pre u n a cu ltu ra nueva. Y
En segundo lugar, sin em bargo, incluso las condiciones so­ es aq u í d o n d e se fo rm u la la pregunta: “¿Hasta qué p u n to esta
ciales, lo que L enin designó 1as jaasí^qbjeti vas del h á b ito , p u e d e n cultura es v erd ad eram en te nueva? ¿Cuál es su relación con la cul­
ser tranform adas o al m enos m odificadas p o r su acción sobre los tura del pasado?” La p re g u n ta ya fu e realizada en el inicio del so­
hom bres. La nueva dem ocracia prevé las reform as oportunas en cialism o. L enin siem pre rechazó cualquier proclam a de novedad
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos Las tareas de la filosofía marxista en la nueva democracia

absoluta (discusión con B ujarin sobre el im perialism o). Toda su Me refiero, sobre todo, a la concepción nihilista del m undo.
teoría de la tradición es la teoría de la c o n tin u id ad social de la Es necesario llegar a c o m p re n d e r m uy claram ente la relación de
cultura. Es necesario e n te n d e r p o r esta u n a c o n tin u id ad e n el la ideología fascista con el nihilism o y el irracionalism o m o d er­
sentido dialéctico, es decir, de características tales que, al mismo nos. En efecto, estas tendencias tien en profundas raíces incluso
tiem po, contiene la discontinuidad, la form ación de la novedad en los_in telectuales_comunistas, y son n u m ejo so s lorqüe"'ño"reco-
cualitativa, el salto. El m arxism o recibió e n su filosofía, elaborán­ n o c e n en Nietzscíie, en S pengler y en el_existencialism o las ten-
dolos de nuevo desde el ángulo del m aterialism o, las Knotenlinien deiicias~fuilfiáfiaentaIesMeLnihilís_ino_. Es necesario agregarla esto'
des Massverhaltnisse2 de Hegel: las revoluciones son m om entos d e ­ el h e c h o de que la esencia de la concepción nihilista del m undo
cisivos de la co n tin uidad histórica. d o m in a - a m en u d o , es verdad, de m an e ra in c o n sc ie n te - el arte y
Todo esto es extraordinariam ente im portante para las n u e­ la literatu ra m ás recientes. Esto es m uy com prensible, puesto que
vas dem ocracias en cuyo advenim iento, generalm ente, no se ha­ la destrucción del h o m b re en la sociedad capitalista es u n hecho
llan tales saltos cualitativos. Es entonces todavía más necesario ver in h e re n te a la vida, hasta tal p u n to fu n d am en tal que n o pu ed e
con claridad lo que pu ed e ser acogido del pasado y, eventualm en­ d ejar de reflejarse incluso en el arte. P ero este pro b lem a debe
te, de qué form a. No podem os, p o r el m om ento, sino h acer bre­ concretarse, au n q u e no p o r la sola consideración de las visiones
ves alusiones a algunos grupos de problem as. filosóficas generales e n tan to tales. Tam bién debem os rechazar
En p rim er lugar, es necesario lu ch ar co n tra la dem ocracia en érgicam ente cualquier nihilism o, p e ro n o excluir, n o obstante,
form al y su ideología. La ideología form al se em plea hoy cada vez com o petició n d e principio, la posibilidad de que obras de arte
más para servir com o de pantalla a la reacción y al fascismo. Por notables se inspiren en u n a posición de problem atism o.
otra parte, las masas, que precisam ente ah o ra fu ero n liberadas de Se pu ed e e n c o n tra r u n criterio p ara juzgar el valor del con­
la opresión fascista, exigen con razón u n a más am plia dem ocra­ tenido d escu b rien d o los fu n d am en to s sociales de la decadencia
cia. Así, se p resen ta la necesidad de exam inar de nuevo el patri­ ideológica. El p u n to central de esto es el alejam iento d e la cultu­
m onio entero de la evolución dem ocrática desde el p u n to d e vis­ ra respecto de los grandes intereses d el p u eb lo trab ajad o r y, en­
ta político, social, ju ríd ico , etc. U n exam en de los problem as tonces, de la nación y de la h u m an id ad . El im perialism o n o solo
¡ centrales de la grandeza y de los límites de la Revolución F rance­ alim enta ideologías decadentes sobre el em brutecim iento colec­
sa, u n a crítica de las revoluciones del siglo xix y xx, es absoluta­ tivo de las masas sino que tam bién alim enta, involuntariam ente,
m en te necesaria. Es todavía más necesario ex traer u n a enseñan­ en los intelectuales u n sentido aristocrático falso3 de su cultura.
za de la experiencia de la gran revolución rusa y estudiar cuáles D ecim os involuntariam ente p o rq u e los m ovim ientos ideológicos
son la tases dem ocráticas d etesta nueva revolución que .p ueden están anim ados casi siem pre p o r sentim ientos, en u n com ienzo,
: ser asum idas y aplicadas en la cultura d e países de econom ía n o totalm ente contrarios. Su co n tenido es, en efecto, u n rechazo vi­
{ socialista y, sobremodo, de qué form a eso es posible. goroso de los intelectuales honestos con respecto a la anticultura
La lucha contra la ideología burguesa d ecadente es, tam ­ capitalista, u n rechazo del em pobrecim iento, del desm orona­
bién ella, m uy im portante; pero la ideología del vanguardism o^en m ien to del h o m b re en el sistem a del m onopolio capitalista. Pero
los m edios de izquierda, e incluso en los marxistas, es a m en u d o com o estas rebeliones no tienen n i u n a base social ni n in g ú n vín­
u n obstáculo p a ra aquella. En efecto, se tiene el hábito de consi­ culo con las corrientes p o p u lares progresistas, term in a n gen eral­
derar, sin nin g u n a crítica, que cualquier innovación cultural es m en te equivocándose de dirección. Es así q u e resulta, entonces,
indu d ab lem en te progresista)’revolucionaria. A hí h a de incluirse, u n proceso de interiorización, los excesos y las lam entaciones del
según nuestro criterio, un exam en y u n a crítica necesarios, am ­ subjetivism o desenfrenado, la p érd id a com pleta de las perspecti­
bos m uy precisos, de sem ejantes posiciones, derivados del conte­ vas histórico-sociales y de todo esto n ace el nihilism o.
nido social concreto. No podem os, u n a vez más, e n tra r en deta­ La ten d en cia al nihilism o está incluso reforzada p o r el h e ­
lles, sino solo tratar superficialm ente los principales problem as. cho de que, dadas estas prem isas, aun en los intelectuales liones-
Gyorgy lukács. Testamento político y otros escritos
Las tareas de la filosofía marxista en la nueva democracia

tam ente desolados, se desarrolla generalm en te u n a tendencia al


El P artido C om unista en tanto tal n o posee, ciertam ente,
narcisism o, es decir, u n a tendencia a u n a introspección excesiva
u n a estética en el sentido de que la aceptación en el seno del p ar­
y a u n a autocom placcncia enferm iza. Si estas condiciones provo­
tido exigiría de a n tem an o u n a profesión de fe artística en parti­
can u n choque con el m edio am biente social, y esto parece absur­
cular. P ero los m arxistas tie n e n u n a filosofía, u n a ética, u n a esté­
do, nace entonces esp o n tán eam en te u n sentido aristocrático, u n
tica, um Pcültnra-m arxistas^que' tie n d e n 'a T m p o n e r tanto d e n tro
desprecio de la masa.
com o fu era del p artid o con las arm as de la convicción ideológi­
Se deriva necesariam ente de este estado de cosas que u n in­
ca. Todas estas disciplinas del m árxism o deb en elaborarse com o
telectual, incluso si está anim ado p o r las m ejores intenciones, se
p’etición de principio, concretarse en vista de las tareas específi­
e n c u en tra indefenso frente a las ideologías reaccionarias; y esto
cas d e n u estro tiem po, y hay aquí u n vasto cam po de trabajo que
tanto más cuanto que la extrem a reacción tom a actitudes de libe­
se nos ofrece.
ración, de revolución, de anticapitalism o. La reacción im perialis­
ta se vuelve todavía más consciente de las posibilidades que se le
ofrecen. Ve siem pre m ejor cóm o utilizar p a ra su provecho el n u e ­
3. El problema de la tradición
vo sentido aristocrático, el nihilism o sin horizontes, las ideologías
hostiles a las masas. (Personalidades com o las de C éline4, Mal-
raux3, Koestler1’ son ejem plos típicos d e esto.) Pero si incluso in­ “El m arxism o pud o alcanzar su significación histórica m undial
dividualm ente no se va tan lejos, la revuelta, provocada p o r la d e­ com o ideología del pro letariad o revolucionario p o rq u e no recha­
zó. las conquistas más válidas de la era burguesa. Al contrario,
cadencia, contra la pasividad social, incluso cuando ella se
aco m p añ a de u n a sim patía subjetiva p o r el progreso, es objetiva­ ad o p tó y elaboró todo lo que se había hech o de apreciable en. el
curso del desarrollo del pensam iento y de la cultura.hu.man.Q.sjdti­
m en te u n p u n to de apoyo p ara la reacción.
ran te mil añ o s.” Esta constatación de L enin no está p ara n a d a en
C ontra tales ideologías se im pone la lucha más firm e. Pero
contradicción con el hech o de que el m arxism o es algo cualitati­
cuando se trata de cuestiones culturales, y sobre todo de cuestio­
vam ente nuevo, u n h ito decisivo en la historia del pensam iento.
nes artísticas y literarias, nace siem pre u n a dificultad en n o m b re
Es precisam ente p o rq u e asum ió todas las corrientes progresistas
de la libertad am enazada. (Incluso aq u í la lucha ideológica exige
en el desarrollo d e la h u m an id ad f en ef triple sentido que le otor­
u n a precisión en cuanto al concepto de libertad, que no debe ser
ga H egel (es decir, las anuló, conservó y elevó a u n plano más al­
e n te n d id o en u n sentido form alista. Incluso si se adm ite la im p o r­
to), que el m arxism o p u d o ser ese hito. *" ~~
tancia su p e rio r del arte, de la literatura, de la filosofía, n o se p er­
Bastará con trasladarse a u n m o m en to de la historia de la fi­
m ite ni al arte, ni a la literatura, ni a la filosofía ofrecer n in g ú n
losofía p ara p ercibir la am plitud de este cam bio. En el p eríodo
pretexto p ara la difusión de la concepción reaccionaria, total o
prcm arxista, la historia de la filosofía conoce u n a doble lucha: el
parcialm ente fascista).
m aterialism o com bate contra el idealism o, la dialéctica contra el
En este ám bito, la libertad de pensam iento es absolutam en­
p ensam iento nietafísico. Estas dos líneas de com bate tie n e n p er­
te necesaria p ara la creación artística y para la crítica. Y de nuevo
petuas interferencias y, en el p e río d o prem arxista, el idealism o, a
encontram os, incluso en los marxistas, casos extrem os de error.
m en u d o el agente d el pensam iento dialéctico, posee u n a signifi­
Por u n a parte, u n control burocrático excesivo de los fenóm enos
cación progresista d eterm in ad a, u n a eficacia científica particular.
culturales; p o r otra, la tendencia, en el cam po de la cultura, a con­
Luego del nacim iento del m aterialism o dialéctico, la lucha se
ceder la libertad a todas las opiniones, cualesquiera que sean. Pe­
simplifica: la dialéctica m aterialista se op o n e al idelism o metafísi-
ro cuando hablam os de la libertad de la crítica, entendem os ante
co que se vuelve todavía más reaccionario y estéril.
todo la libertad d e la crítica m arxista co n tra la cu ltu ra burguesa
Señalarem os, adem ás, en qué el m arxism o da a la praxis una
decadente, incluso si esta últim a se enorgullece de nom bres céle­
posición e n te ram e n te nueva en el conjunto d e la relación filosó­
bres en el m u n d o en tero y si se infiltra hasta en nuestras filas.
fica. En la filosofía p reced en te, la praxis era despreciada en favor
Gydrgy Lukács. Testamento político y otros escritos Las tareas de la filosofía marxista en la nueva democracia

de la contem plación del sabio (los antiguos, Spinoza7, H egel); o ofreció el principal elem ento de progreso p ara el pensam iento
bien, si se p o n ía el acento sobre ella, eso im plicaba u n a lim ita­ h u m ano; hoy, p o r el contrario, la filosofía de las ciencias n a tu ra ­
ción de la teoría, un subjetivismo (Kant). Incluso para lo que for­ les d esem p eñ a g eneralm ente la función opuesta.
m a p arte de este problem a, el m arxism o sostiene u n a visión filo­ I-Iay ahí, entonces, u n a gran tarea para la filosofía marxista.
sófica del m u n d o en teram en te nueva. C om o objetivam ente todos los resultados de las ciencias m odernas
P oner de relieve, tanto com o lo hacem os, la novedad del de la naturaleza se apoyan in terio rm en te en el m aterialism o dia­
m arxism o no se opone, no obstante, a la necesidad de adm itir u n léctico, habría que p o n e r en evidencia, en los m étodos y los resul­
patrim onio hereditario. Pero, ahí reside la dificultad: es necsario tados, la dialéctica m aterialista que se oculta en ellos y revelarla.
tom ar com o punto de apoyo las cum bres más auténticas del de­ En efecto, una refutación general de carácter teórico y m etodoló­
sarrollo histórico presente. Así, para atenernos a las épocas que gico, o sea, la dem ostración de que las generalizaciones filosóficas
nos resultan más cercanas, debem os considerar com o h erencia de la ciencia m o d ern a son idealistas, au n q u e sea en sí m ism a exac­
esencial: la gran filosofía m aterialista de los siglos xvii y xvm, el ta y útil, es com pletam ente insuficiente. En efecto, sería indispen-
desarrollo del m étodo dialéctico en la filosofía clásica alem ana, la sable p resentar, sim ultáneam ente con estaxefutación, u n a exposi­
econom ía clásica hasta Ricardo, la disolución de su escuela y los ción c o n c re ta d el p ro b le m a v e rd a d ero sobre la b ase- del
clásicos del socialismo utópico, los grandes historiadores de co­ m aterialism o'dialéctico, pai^poder-clem osiraT £oncrctam ente có-
m ienzos del siglo XIX, las corrientes dem ocráticas y revoluciona­ mbrb'ásandós'e"~en el m aterialism o dialéctico, p u e d e n resolverse
rias en Rusia. problem as p o r otro laclo insolubles, o com prom isos‘afrificÍDSüSt ’
Sólo una nueva elaboración crítica de esta h eren cia pu ed e Ersx'giincl<ú~gTupd_clé“ problemas" ló”’ofrec"én~la literatu ra y el
p erm itir u n a lucha firm e y victoriosa co n tra la decadencia ideoló­ arte m odernos. T am bién a h í la situación es m uy confusa, a m en u ­
gica, co n tra Kierkegaard, Nietzsche y sus discípulos, co n tra la do p ara los propios m arxistas. P or un lado, el co n ten id o aislado
econom ía subjetivista, contra la falsificación m etódica de la histo­ artificialm ente es considerado d e m an e ra aislada y se acepta solo
ria. El rechazo general de las corrientes m odernas en las ciencias u n arte abiertam ente revolucionario, ab iertam en te proletario re­
] (sociales n o excluye, n aturalm ente, la posibilidad de sacar útiles chazando en bloque todo el resto. O bien se aísla artificialm ente
! jenseñanzas de sus indagaciones'concretas, de sus investigaciones la fo rm a artística. Se tiene entonces la idea falsa de q ue la revolu-
j .pardcularés.'PefQ j p a ra utilizar sus resultados, se req u iere la más ción social debe provocarI.eiLMÚmbifQ^deLárt_e, en un_ paralelis­
i g rande prudencia, pues e n tre m étodo y constatación positiva m o a u to m á tico, u n a revolución form al, com o si solo la revolu­
gxisten a m en u d o vínculos estrechos que p u e d e n inducir al error. ción formaLp_ucTiera ser la exprés Ion'adécÚada~de'da^~évbIuabn
N aturalm ente el m arxism o, incluso en las cuestiones ideoló­ real. D esde este p u n to de vistaj todo el arte ele! pasado aparecía
gicas, se fu n d a sobre el principio de la arritm ia. De esto derivan, cüñío envejecido, m ezquinam ente burgués y solo el vanguardis­
para la situación actual, dos grupos de problem as principales. mo m o d ern o sería v erd ad eram en te revolucionario.
En p rim er lugar, el enorm e desarrollo y la crisis in te rn a si­ Esta falsa an tin o m ia conduce a num erosas tomas de posi­
m ultánea de las ciencias naturales. El desarrollo in in terru m p id o ción erróneas. En p rim e r lugar, no se reconoce com o arte verda­
y ascendente de las ciencias exactas de la naturaleza que se verifi­ d ero sino al arte d irectam en te com bativo y u n o se atiene a u n a
ca en m edio de la decadencia general de la burguesía, es u n a n e­ concepción m u ch o más lim itada de lo que L enin llam aba “adhe­
cesidad económ ica. No obstante, la decadencia se refleja, particu­ sión al p a rtid o ”. O bien, en algunos m arxistas, hay u n refugio, en
larm en te luego del inicio del p erío d o im perialista, e n las lo que concierne a los problem as de la form a y del estilo, en la
consecuencias filosóficas cada vez más reaccionarias que se deri­ abstención m ental, y se ren u n cia com pletam ente, p o r la estética,
van de las conquistas científicas. M ientras que, en la ed a d de oro a “la ad h esió n al p a rtid o ”.
de la cultura burguesa, era precisam ente la generalización filosó­ F rente a todo esto, debem os volver a la objetividad de nues­
fica de los resultados y m étodos de las ciencias naturales lo que tro m étodo. D ebem os preguntarnos: ¿qué rep resen ta objetiva­
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Las tareas de la filosofía marxista en la nueva democracia

m ente la obra de arte que, en sí misma, es relativam ente in d e p e n ­ rrie n te de la época. Ju n to a esto, es igualm ente necesario reco n o ­
dien te del program a ideológico del autor? P or esta razón el o b je- cer la h o n estidad de la protesta, desviada p o r otro lado contra
to de la tom a de p osición m arxista no es la intención del autor, n u estra época, al m ism o tiem po que se p o n e de relieve, desde
sino la realidad arlístic¿~3e su obra. Frem T T ^lT aT tnro'm j-ptiedF luego, el carácter problem ático de sus resultados. N o obstante, la
abs"tenerse-de-hacerm nj\iicio'sobre'la fórm 'ayél^éldloT y'nó pue­ m ayor p arte del arte nuevo tiene com o fu n d am e n to filosófico - a
de tam poco abandonarse la cuestión a las lim itaciones del gusto veces, in co n sc ien te m e n te- la co rrien te ideológica que dom ina a
personal. Es inútil h acer n o ta r que el fu n d am en to de la'tó m a de la burguesía, o sea, el nihilism o, y, en general, las form as de van­
posición m arxista en lo que concierne tam bién a la cuestión de guardia n o son a m en u d o sino la expresión artística de este nihi­
la form a y del estilo n o es de n in g u n a m an era form al. La p reg u n ­ lismo. N aturalm ente, p ara evitar cualquier superficialidad, es n e­
ta qu e debe form ularse es la siguiente: ¿cuál es la influencia posi­ cesario rec o n o c e r el co n cep to artificioso, p o r u n lado, de
ble d e u n a corriente estilística determ inada, en general, y del es­ perspectivas futuras y de optim ism o y, p o r el o tro, de nihilism o.
tilo de u n artista, de u n a obra, en particular? (Los críticos dem ócratas rusos nos d iero n estudios ejem plares so­
Esta m anera de plan tear el problem a im plica u n a actitud b re estos problem as8.)
definida y precisa con respecto a las cuestiones fundam entales de
la estética, y en p rim er lugar, con respecto a la cuestión de la p ro ­
yección de la realidad en la obra de arte y del carácter específico 4. Problemas de ática
de la representación artística. Esj.ü_implica ante todo la lucha
contra la teoría y la práctica de la rep ro d u cció n dialéctica y foto­ Los problem as éticos constituyen u n g rupo particular. N o es p o r
gráfica (naturalism o), y p o r o tra p a rte ría lucha co n tra la traición azar que tien en u n a posición central en la crisis ideológica de
a la verdad, contra u n contenido y una-form a falsos. Adem ás, hay n u e stra época. En efecto, rara vez la h u m an id a d se e n c o n tró tan
que reconocer y sacar a la luz la función hum anista del arte, que co n scien tem en te com o hoy fren te a la decisión a tom ar sobre su
es u n m edio de salvación para el h o m b re y lo h u m an o en épocas p ro p io destino. Ya sea en la vasta co n ju n ció n histórica m undial
desfavorables, y u n perfeccionam iento en las épocas propicias. El (guerra o paz, problem as de la nueva dem ocracia, etc.), ya sea en
arte m uestra la vida dolorosa y la victoria final del principio h u ­ cu alq u ier acto de su vida individual, los h om bres están siem pre
m ano, de su ingeniosidad, y el carácter típico de la vida indivi­ ubicados nuevam ente fren te a u n a elección. Ayer se trataba de
dual. Este principio general hum anista p ro cu ra q ue el arte sea al­ d ecidir a favor o en c o n tra del fascismo, y, con cada cam bio po­
go irre m p laz a b le en el n a c im ie n to y la evolución de la lítico cotidiano, el h o m b re se e n c u en tra hoy e n d ía fre n te a u n a
h u m anidad. No es sino p artiendo de estos principios que es posi­ elección cargada d e consecuencias. Problem as de este g én ero se
ble fu n d a r filosóficam ente la tom a de posición m arxista a favor p rese n taro n , n atu ralm en te, en otros tiem pos. Pero en las épocas
del gran realism o (de H om ero a Gorki); no es sino p a rtien d o de revolucionarías, p reguntas de esta clase se p lan te an con m ucha
estos principios que se vuelve posible u n a evaluación exacta del más aspereza y exigen u n com prom iso totalm ente distinto que
pasado y del presente. los llam ados p eríodos de tranquilidad, en la m ed id a en que las
E xponer el carácter problem ático del presente es u n a cues­ consecuencias que cualquier decisión p u e d e acarrear, son m u­
tión de im portancia particular. El em pobrecim iento y la deform a­ cho más in m ed iatam en te visibles y perceptibles. Es necesario
ción del h om bre bajo el capitalism o, y p articularm ente bajo el agregar a esto qu e n u estra época, com o consecuencia de las con­
im perialism o y el fascismo, ofrecen una base p ara la crítica m ar­ m ociones revolucionarias que se rep iten desde hace decenas de
xista. La reacción del arte fren te a este proceso objetivo y social años, despertó e n los h om bres u n a consciencia más fuerte, u n
debe ser siem pre exam inada concretam ente. En efecto, es muy sen tid o de la responsabilidad más agudo que el que se e n c o n tra ­
posible que nazca -y esto se p rodujo efectivam ente algunas ve­ ba en otras épocas, com o el p e río d o que siguió a la P rim era G ue­
ces- u n arte realista notable, opuesto, en cierta form a, a la co­ rra M undial.
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Las tareas de la filosofía marxista en la nueva democracia

Y u n o se p reg u n ta esto: ¿es posible o p tar todavía? ¿Es posi­ P or esto, tam bién es a h í indispensable h acer la crítica del
ble u n a decisión, ya sea individual o socialm ente? Y, en caso afir­ patrim o n io tradicional. D ebem os nuevam ente te n e r en cuenta
mativo, ¿hasta qué p u n to esta decisión se p u e d e u n ir al reconoci­ las corrientes progresistas de la ética científica, desde Spinoza
m iento de la necesidad histórica? ¿Tiene el individuo definido hasta la Ilustración; la co rrien te de la generalización dialéctica en
p o r su com portam iento m oral u n a influencia sobre los hechos H egel y, rem o n tán d o n o s hacia atrás, n o descuidar el sentido so­
históricos? (el estado de m alestar de las clases perm ite explicar la cial, tan vigorosam ente acentuado, d e la ética de los antiguos. De
difusión del existencialism o). Todos estos interrogantes son p ro ­ nuevo, natu ralm en te, se trata de reelab o rar críticam ente la tradi­
blem as fundam entales dialécticos. A nosotros, marxistas, se nos ción. Al m ism o tiem po, es im p o rtan te p rese n tar u n a enérgica
p resen ta tam bién la pregunta: ¿existe una ética m arxista, es decir, oposición crítica frente al individualism o ético, po sterio r a Kant,
u n a ética particular en el in te rio r del m arxism o? ¿No es sim ple­ que culm ina en el existencialism o —en este últim o, la ética ya se
m ente la ejecución de las órdenes del Partido, ella misma, toda la h a vuelto nihilista-.
éticam arxista? Estas preguntas exigen de nosotros u n a respuesta Pero, p lan tead a la crítica, en la gran tradición de la praxis
definida y precisa, sobre todo para concretar la consideración fi­ h u m a n a se e n c u en tra tam bién u n a h eren cia inextinguible para
losófica m arxista del m undo, y, p o r ende, para conducir la lucha la ética m arxista, y L enin lo reconoció expresam ente en su teoría
contra la ideología burguesa, que opone a la ética m arxista for­ del hábito.
mas diversas que p rete n d en , p o r sí solas, constituir u n a ética fre n ­ La sociedad burguesa separa al h om bre público del privado,
te a la am oralidad del m arxism o. “al ciu d ad an o del burg u és”9. El desarrollo de esta sociedad p ro ­
C reem os que es necesario resp o n d er a u n a p reg u n ta de ta­ voca obligatoriam ente u n a atrofia del lado ciudadano del hom ­
les características desde el p u n to de vista del m étodo m arxista, di­ bre, lado desde el com ienzo abstracto y contradictorio en la so­
ciendo que la ética es u n a parte, u n a fase de la praxis h u m an a en ciedad burguesa. L uego d e h a b e r establecido la necesidad
su conjunto. Es im portante aquí, al igual que para la estética, objetívamele este prdcesb7.es necesarioconstatar^qu_e hixútar,..al
ro m p e r con la p rete n d id a autonom ía, sostenida p o r la filosofía h o m b re únicam en te al lado privado de su personalidad, es u n a
burguesa, de las diversas posiciones que el h o m b re tom a, con res­ m utilación del h o m b re com pleto y verdadero, a pesay de que gra­
pecto a la realidad, en los diferentes ámbitos. La.filosofía burg u e­ dualm en te el individualism o burgués, incluso el más desolado, .
sa aísla la ética del resto de la praxis hum anadlo que provoca, por p u e d a sentirse cóm odo en esta m utilación.
ejem plo, u n a oposición falsa en tre m oralidad y legalidad;, aísla la La lucha p o r el advenim iento del h o m b re com pleto es u n a
ética del conocim iento hum ano, lo que p erm ite llegar.a.los pan­ vieja consigna de la dem ocracia revolucionaria, y esta palabra
tanos del irracionalism o (ética_cxis_tencialista); aísla la ética de la p u e d e ser renovada hoy bajo circunstancias incom parablem ente
historia, p o r ejem plo, en lo atem poral de la m oral kantiana; o más favorables p ara su realización que cualquiera de las anterio­
bien, si reconoce la historia, se h u n d e en u n nihilism o relativista, res, au n q u e su realización total no p u e d e venir sino del socialis­
lim ita la ética a la interioridad de la decisión individual abstracta m o. Pero se debe c o m p re n d er y p o n e r en evidencia, precisam en­
y crea u n dilem a ap aren te e n tre la ética in terio r y exterior (del te fren te a la ideología burguesa, que sin u n a participación activa
sentim iento y de la obediencia). en la vida pública, el h o m b re n o podría estar com pleto. Es nece­
Estos contrastes no se derivan, de ninguna m anera, de los de­ sario observar que la dem ocracia v erdadera se expresa, y en esto
sarrollos inm anentes de la filosofía. En cada uno de ellos se refleja consiste precisam ente su contraste esencial con la dem ocracia
de m odo diferente la influencia de la división capitalista del trabajo form al, en el hech o de que tiende a u n ir del m odo más intenso y
sobre el ser y el pensam iento del hom bre. Todas las preguntas irre­ plurilateral, la actividad privada de cada h o m b re con la vida p ú ­
solubles, todas las antinomias irreductibles, todos los problem as blica. La verdadera, la nueva dem ocracia crea p o r todas partes
aparentes de la ética burguesa son un reflejo de la estructura y del conjunciones efectivas y dialécticas e n tre la vida pública y la vida
desarrollo de la sociedad burguesa sobre la concepción de la praxis. privada. Sin duda, objetivam ente, el h o m b re siem pre form ó par­
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Las tareas de la filosofía marxista en la nueva democracia

te de la vida pública. Este aspecto del desarrollo social p u e d e ser en u n a sociedad libre qugLeM ndividuo p u e d e verd ad eram en te
observado con u n a evidencia particular en la crisis d el im perialis­ s e jJ lh re H je esto se deriva tam bién u n con c e p to n u evo del desa-
m o, pero en sí m ism o solam ente, m ientras que el individuo se iTollo_deda..peisonalidad. Mientras que la ética bu rg u esa no bus­
convierte in in terru m p id am en te y cada vez más en u n objeto so­ ca esto últim o sino en el fortalecim iento y la expansión de la in­
m etido a la vida pública: categorías del existencialism o com o las dividualidad aislada, para" eL ma'rxísTho el desarrollo de la
del ser intra-hum ano (Mit-sein) y el ser en el m u n d o (in d e r Welt p ersonalidad siem pre significó'riquezaydélvidaTyí-Sobréltód.óZrjb
sein) expresan esta situación con u n a evidencia caricaturesca. queza de las relaciones hum anas más diversas, cam po abierto pa-
En la nueva dem ocracia se pro d u ce u n cam bio esencial: el ra las diversas actividades hum anas. El h o m b re que oprim e y que
h o m b re vive estas conjunciones en tre la vida pública y la vida pri­ explota a otros hom bres n o p u e d e nijeTmismo, ni individuaím en’-
vada com o u n sujeto activo y no com o u n objeto pasivo. áicLserriibre-(incluso los estoicos y E picuro reco n o ciero n esto~cfé~
u n a fo rm a negativa).
El cam bio se pro d u ce tem bícn en el plano de la considera­
ción filosófica del m undo. En la sociedad burguesa, la vida públi­ R econoceiyque la libertad consiste en ja necesidad de la que
ca es el ám bito abstracto de las cuestiones “generales”, m ientras se h a tom ado consciencia, es u n a base de la ética'm árxistaríii'ti-
que todo lo que es concreto (econom ía, etc.) p erten ece al ám bi­ maiúenle'X’hTculado-con-esto está eL hechó'de queTosTionibres se
to de la'vida'privada. El motivo in terio r de esta situación es la teo­ sien ten p a rte del g én ero h um ano. R epito aq u í u n a vez más, obje­
ría clásica de la econom ía p opular burguesa, la idea de que el tivam ente, que siem pre h a sido así. P ero hoy esto se h a converti­
m ovim iento descontrolado e inm anente de la vicia económ ica do en u n m otivo consciente de la acción práctica y hay aq u í u n a
p ro d u ce espontáneam ente el bienestar general, el despliegue de d iferencia cualitativa. Constituye u n a característica esencial de
todas las posibilidades hum anas. n u e stra época el h e c h o de que se haya realizado co n cretam ente
Esta concepción era una ilusión justificada en la época de la relación en tre Jas conjunciones in m ed iatam en te colectivas en
Sm ith y de R icardo. Pero se convierte en hipocresía desde que la las que el h o m b re se e n c u e n tra a ctuando, y el desarrollo general
econom ía capitalisUi dem ostró en la práctica que lo contrario es de la h u m anidad. La relación del individuo con su clase - esto no
verdadero, y esta hipocresía es, todavía hoy, el principio secreto es válido naturalm enté~sinó~pjra~lás~clases trab a]a_doxas-deLpue-
de la m oral burguesa. Si Nietzsche, en el curso de su crítica ética, blo y, sobre todo, p ara el p ro le ta ria d o -s e revela en relación con
el d estino,del génexo^Tumano.
tiene a veces puntos de contacto con los m oralistas del período
p reced en te - p o r ejem plo, con M andeville10-, el contacto no es La consciencia de estas relaciones, es decir, su transposición
más que ap aren te y sus declaraciones van en direcciones diam e- en la praxis consciente de la vida cotidiana, b o rra los últim os res­
tos de anim alidad, cuya característica es precisam ente la incon­
tralm ente opuestas.
Todavía más im portante os el h e c h o de que cualquier etica ciencia de la especie en el individuo. El d esp ertar de la conscien­
burguesa parte, conscientem ente o no, del principio según el cia individual en la vida colectiva inconsciente fue u n progreso
cual la libertad de u n a p ersona es necesariam ente el lím ite de la en o rm e de la historia. H oy vivimos en u n grado cualitativam ente
libertad de otra p ersona y la ética tiene la m isión de salvaguardar más alto del m ism o proceso: eI^^speriar-de-Ia_CQm ciencáade_la_
la pureza m oral del acto ético en u n m u n d o de tales característi­ especie h u m an a en el individuo. H asta el presente, en todas las
cas. De esto se deriva, en p rim er lugar, la oposición e n tre la lega­ p reced en tes configuraciones históricas de la colectividad, cuyo
lidad (el m ínim o ético) y la m oralidad; luego, la absorción del co n junto constituye el g énero h u m an o , u n individualism o zooló­
h o m b re p o r su vida in te rio r y p o r su vida privada únicam ente. gico de fo rm a colectiva d om inó siem pre sobre todo en las nacio­
La objetividad es, o bien rechazada, o bien transferida, en la nes. Ya desde hace u n cierto tiem po se h a p ro d u cid o u n a cierta
trascendencia. La etica nueva afirm a en p rim er lugar, p o r el con- hum anización del individuo, pero la consciencia de la relación
trario, que el hom bre-social (el M itm ensch) no es para_todos los con el destino de la especie h u m an a aflora hoy p o r p rim e ra vez
otros u n lím ite, sino u n factor esencial de su libertad. N o es shio en la consciencia de clase del proletariado. H u m an izar la cons­
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos Las tareas de la filosofía marxista en la nueva democracia

ciencia nacional en oposición al im perialism o que alim enta el in­ q u ierd a contra la certera táctica de los partidos m arxistas que
dividualism o zoológico de las naciones: este es el g ran problem a buscan u n a colaboración ín tim a con todos los h o m b res y con los
actual. grupos de m en talid ad dem ocrática, al m argen de su confesión fi­
En la base de todas estas concepciones se e n c u e n tra la visión losófica o religiosa.
general m arxisia del m undo: somos nosotros los que hacem os la C errarse a la n ecesid ad d e u n trabajo c o m ú n es u n sectaris­
historia, somos nosotros los que form am os nuestro destino. m o d e peq u eñ ez de espíritu. L enin, quien nos precedió en una
Se sabe que Engels ubicó precisam ente al inicio d e la histo­ g en eración, ya advertía q ue era inadm isible p e rm itir el fracciona­
ria de la h u m an id ad esta autoconstrucción del h o m b re p o r su m ie n to d e las fuerzas d e la lu ch a v erd ad eram en te revolucionaria,
trabajo. La consciencia de lo que los hom bres realizan, de su mo- de la lucha económ ica y política, p o r apego a opiniones muy se­
do de aútocó”nstrucción7nace solo en fo rm a'gradual, de u n m o­ cundarias y a fantasm as. A hora que se trata de com batir los últi­
do m uy discontinuo a lo largo de la historia. La consciencia a h o ­ m os restos del fascism o y sus tentativas d e restauración, y d e cons­
ra despierta, o sea, la auloconciencia de la especie"hum ana, nos tru ir la dem ocracia nueva, p o n e r e n evidencia y exacerbar las
abre la perspectiva de que “la prehistoria de la h u m an id a d ” está diferencias de posiciones filosóficas en la concepción del m un d o
concluida. L a autoconstrucción del h o m b re tom ó u n nuevo m a­ es ofrecer u n p u n to de apoyo a la reacción.
tiz, es decir, se establece, siguiendo la corriente general, u n vín­ P o r otra parte, u n a evaluación m al c o m p ren d id a y exagera­
culo entre la autoedificación de sí y la_de.la_hum anidad. En este d a de esta v erdad e n g e n d ra concesiones superíluas a las posicio­
proceso de conjunto, la ética es u n factor de u n ió n m uy im p o r­ nes religiosas; p o r ejem plo, co n ced er q u e es posible llegar a un
tante. Es precisam ente p o rq u e ren u n cia a cualquier autonom ía, acu e rd o filosófico con las religiories~coifrespecto~á los problem as
v p o rq u e conscientem ente se considera com o u n m om ento en la éticos. Pensam os que tales m anerashle ver son-falsas. .NaHie~pc>-
praxis general de la h u m anidad, que la ética pu ed e convertirse clría n e g a r la gran significación histórica dé la é_tica cristiana, p o r
en un m om ento de este e n o rm e proceso de transform ación, de ejem plo, en eFserm Ónjde Ia_m ontañaren la historia de los após­
esta real hum anización de la hum anidad. toles, etc.; p e ro tam biém aquí-eL abism o p erm an ece infranquea­
ble, p o rq u e el p u n to central-de..toda-la-trascendé'nciaT"de"cúal-
q u ier auxilio su p ralerren o , es la negación de la autoconstrucción
5. Problemas de la religión de la hum anidad.
La ausencia de cualquier ilusión con respecto a estas dife­
D e lo qnc hem os dicho hasta el presente se deduce claram ente el rencias no pu ed e y no debe de n in g u n a m anera, n o obstante, im­
abismo infranqueable que existe entre la religión y el m arxism o. El p e d ir u n avance concertado en la táctica. Incluso es falso creer
conocim iento de la dialéctica en la naturaleza nos da u n a im agen que h acien d o concesiones filosóficas, y disim ulando el contraste
del m undo fundada en el aulom ovim iento del m undo mismo. (Re­ filosófico, p u e d a nacer e n tre los m arxistas y los h om bres religio­
cuérdese la polém ica de Engels con Newton, contra la concepción sos u n a atm ósfera de m ayor confianza. En efecto^ estas concep­
del m undo considerado com o u n reloj al que se le dio cuerda11.) ciones. no_pueden sino ser experim entadas p o r estos últim os co­
El m aterialism o histórico, y en él la ética marxisla, nos ofrece el di­ m o hipócritas y :eoerTd_esTefelTp.v\iit-Q..-d.e.._vista de la lác.tica f u n a
nam ism o espontáneo de la hum anidad, su autoconstrucción. influencia negativa. Muy p o r el contrario, la nitidez en las cues­
P or más que se adm ita que se puede, e incluso que se debe, tiones filosóficasTunida a la sinceridad en la colaboración políti­
desear leTColaboración práctica y política" con “el m ayor n ú m ero ca y al h o n e sto deseo d e prevenirse c o n tra todas las diferencias
posible de hom bres de m entalidad religiosa, esle’ábism o que se­ políticas solo con los m edios de la dem ocracia, p u e d e crear una
para las dos concepciones del m un d o y de la vida no p u e d e y no' atm ósfera de confianza recíproca.
debe ser fran q u ead o a través de n in g ú n p u e n te . Tam bién ah í se M arx y L e n in rec o n o c ie ro n claram ente la base social d e los
cae en dos errores excesivos. Hay u n a oposición de extrem a iz­ sentim ientos religiosos m odernos, es decir, su naturaleza social.
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Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos
Las tareas de la filosofía marxísta en la nueva democracia

Se p ro d u cen en virtud del terro r en apariencia inexorable de la


vida capitalista y de su inseguridad. A la luz de esta constatación, che y los personajes d e Dostoyevski, Dios está m uerto. Antes, el
el hech o de que d u ran te el fascismo, la g u erra y la postguerra, la m u n d o estaba p len o de significación, p len o de Dios; ahora, el
influencia de las religiones se haya intensificado, y no debilitado, m u n d o sin Dios es vacío y absurdo. Tam poco p ara H eidegger y
ya n o so rp ren d e. Los m arxistas deben, entonces, o rien tar la aten ­ Sartre hay Dios, p ero p a ra ellos el m u n d o tam bién está ab an d o ­
ción de las masas, en lo sucesivo movilizadas, hacia lo que hay de n ado a sí m ism o y vacío. La exigencia religiosa perm aneció y de­
socialm ente esencial en n u estra época, es decir, la liberación bía p e rm a n e c e r necesariam ente, puesto que su base social, es de­
efectiva, el aniquilam iento del fascismo, la lucha contra el im pe­ cir, el h o rro r y la inseguridad de la vida, es el h e c h o fundam ental
rialismo y la guerra, etc. Todo esto es conocido p o r cualquiera “o n to lógico” de esta filosofía. Es p o r esto que, a pesar del ateís­
que se ocupe del problem a. Desde el p u n to de vista teórico, es m o, busca siem pre u n a satisfacción m ístico-m itológica de la exi­
im p o rtan te reco n o cer que esto no está en contradicción con el gencia religiosa. H eidegger incluso p u d o , a pesar de su ateísm o,
m arxism o (que, e n tan to m aterialism o, es ateo). -Se__debe com ­ a c ep ta r las determ inaciones conceptuales teológicas de Kierke-
p re n d e r que las raíces sociales de las religiones p u e d e n ser liqui­ gaarel. P o r e ^ co n trario , el ateísm o m arxísta fo rm a parte de una
dadas, solo sobre la base de la crítica de Lenin, con u n a muy praxis social que u n cha ofrecerá a todos los h o m b res~una vidá~en
grande len titu d y de m anera discontinua y que, m ientras se espe­ la que las exigencias religiosas estarán com pletam ente m uertas!
ra la educación m aterialista de la vanguardia de los obreros y de Estas n o existen ya p ara q u i en e s"1uc h a n “c crnscieñ té rnéñ ñTpÓFe L-
los cam pesinos, pu ed e e incluso debe co n tin u ar sin traba; final-, te tiem po futuro. Y com o el m u n d o real es considerado, e n to n ­
m ente, la alianza con los hom bres ho n estam en te progresistas p e­ ces, com o el cam po de batalla de la autoliberación del hom bre,
ro religiosos p u e d e consolidarse ju sta m e n te sobre estáb ase. el m u n d o sin Dios ya n o es u n m u n d o de prosaísm o desesperado.
U n problem a particular, que es apenas necesario tratar aquí, Por el c o n trarÍQ^nace_eL pathos de este sentido terrestre consu­
es el ateísm o m od ern o de u n a parte de los intelectuales. Este ateís­ m i ó , en elque_tc)dqs^los valores m orales y espi r i tu a 1e s q ue~exlíf-
mo se produjo gradualm ente a lo largo de los siglos XIX y XX. En tieron hasta el presente, bajo form as religiosas o semirreligiosas,
u n p rim er m om ento, se trataba solo de un desaliento y de u n a de­ se pusieron p len am en te de relieve.. Del h e c h o co ncreto desque el
solación subjetivam ente dolorosos; luego, tom ó de estos últimas h o m b re se construye a sí m ism o p o r su trabajo, y sobre la base de
su im pulso el ateísm o religioso de Nietzsche y de algunos persona­ que la h u m an id a d se está construyendo, ella.m ism a p o r su traba­
jes de Dostoyevski. H eidegger y Sartre nos d iero n más tard e u n a jo conscientem ente colectivo, se deriva kuserena pero_patética au-
filosofía del ateísm o religioso. El nihilism o siem pre fue u n ele­ toconciencia del devenir de la h u m an id ad , la consciencia de que
m ento más activo d e esta evolución y, paralelam ente, la predispo­ nos en contram os en iin hito de la historia y este pathos confie iré
sición constante de este estado m ental para acoger cualquier co­ el aspecto m oral de la perspectiva de que la “p reh isto ria”'h u m a­
rrien te reaccionaria decadente. n a está_L_erminando. ..... ' -— *
C reem os que aq u í es necesaria u n a lucha ideológica a m u er­ D ado que éTpróceso histórico m undial es unitario, el ateís­
te; tam bién es preciso dem ostrar que este ateísm o n o im pide de m o religioso nació de la misma situación m undial de la que nació
n in g u n a m an era opiniones reaccionarias. En. efecto, p ara noso­ el m arxism o. Pero n o es más que la caricatura m istificada de este.
tros el ateísm o n o es sino u n a de las num erosas consecuencias, y Ya K ierkegaard, y conscientem ente, escribió u n a contraparte cari­
precisam ente u n a d e las consecuencias negativas, del m aterialis­ caturesca de las obras de ju v e n tu d de Marx. Esta polaridad de po­
m o, y del h e c h o de que el m u n d o está fu n d ad o sobre el dinam is­ siciones se refleja en todos los problem as. Para los marxistas, el
m o espontáneo afirm ado p o r el m aterialism o, com o tam bién de ateísm o es u n m om ento del proceso general. Para el ateísm o reli­
que, desde que la hum an id ad se despertó a la consciencia social, gioso se presenta, en este punto, el problem a filosófico religioso
existe u n dinam ism o consciente y autoconsciente de la sociedacL del individuo aislado en la sociedad capitalista. El m arxism o se
Dios desapareció y n o dejó u n vacío. Por el contrario, en Nietzs- p ro n u n cia p o r lo terrestre. El ateísm o religioso dice: “Dios m urió
o no hay nin g ú n Dios; p o r lo tanto, el h o m b re debe desem peñar
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Las tareas de la filosofía marxista en la nueva democracia

el papel de Dios”. Y, de este m odo, pasa necesariam ente a u n a uni­ dos a los intereses lim itados de la clase reaccionaria (gran p ro ­
dad ecléctica del nihilism o y del misticismo. p ied a d ¿i'T ItaliayH ungffáf eic. como- ¿alisas d é la em igración m a­
siva), sino que se pro fu n d izan el contraste dialéctico, los presun­
tos intereses nacionales, p o r u n lado, y los intereses de los
6. Problemas de la nación pueblos, p o r el otro.
El in ternacionalism o del p ro letariad o fue la p rim era res­
Asistimos a u n d errum bam iento general cuyos problem as presen­ puesta p o lém ica a este estado de cosas y despertó u n a posición a
tan en todas partes afinidades, incluso teniendo en cuenta las m en u d o heroica en la vanguardia proletárfárT eníá raíces profun-
grandes diferencias nacionales. La lucha p o r la instalación de la das_en el carácter y.Ja consciencia socialcle Ja clase ob_rera_y_una
nueva dem ocracia p lan te a en todos lados problem as económ icos p ro fu n d a justificación histórica.
y sociales m uy similares, y en todos lados moviliza, a favor o en Pero, y las dos guerras m undiales lo dem uestran, aquel era
contra, fuerzas sociales casi equivalentes. Esto es inevitable, pues insuficiente para u n a oposición eficaz al sentim iento nacional in­
la sim ilitud d e las finalidades y d e las corrientes d e las clases d e ­ flam ado p o r el im perialism o y chovinism o y exasperado p o r la d e ­
be p ro d u cir agrupam ientos sem ejantes, problem as tácticos sem e­ m agogia en las grandes masas, e incluso en las masas obreras. Un
jantes, etc. No obstante -y no se trata de u n a co n trad icció n - se victorioso rechazo del chovinism o im perialista p u e d e ser ejecuta­
observan en todos lados diferencias nacionales m uy acentuadas. do p o r las masas trabajadoras solam ente d e n u n c ia n d o su contra­
En general, las aspiraciones del proletariado y de los cam pesinos dictorio carácter dialéctico en la vida nacional y m anifestándolo
se asem ejan, pero los m edios de realización son en extrem o dife­ en la praxis.
rentes. (Pensar, p o r ejem plo, en la actitud diferente de la dem o­ Este carácter contradictorio se m anifiesta precisam ente y
cracia social e n Francia y e n Italia, e n la influencia d iferen te del con evidencia p len a en la S egunda G u erra M undial im perialista.
capitalism o sobre los partidos agrícolas de los diferentes países.) Siem pre fue cierto. que_c.ualquicr p u e blo está form ado en reali­
Esta_situación no debe so rp re n d e r ^,nadie;.y 2 .e\,ManiJí£sto..Comu- d a d p o r “dos naciones”, con in tereses d iam etralm ente opuestos.
nista advertía que incluso la revolución internacional del p ro leta­ Pero el tiem po de ía preparación de la S egunda G uerra M undial
riado se m anifestaría al com ienzo bajo form as nacionales12. e incluso esta pusieron a u n más de relieve este contraste. La polí­
Y aun así la situación actual va más allá de esta previsión y, tica d e las “doscientas fam ilias”, el nacionalism o de la clase dom i­
p o r necesidad histórica, la m ayoría de las naciones europeas se n a n te llevan a la destrucción de la nación misma, están en contra­
con fo rm aro n sim ultáneam ente a la constitución de la clase b u r­ dicción evidente con los sentim ientos nacionales sinceros, incluso
guesa v bajo la dirección de esta. Los puntos culm inantes de este de las masas uo proletarias. Esta política causó traiciones directas
desarrollo son revelados p o r la g ran Revolución Francesa. Es ca­ co n tra la patria, desarm ó directam ente a la nación fren te a la bi­
racterístico que todavía d u ran te m ucho tiem po, incluso d u ran te cha p o r sus reales intereses vítales e incluso p o r su verdadera exis­
la R estauración, la palabra “patrio ta” fu era casi_sin ónim o de re­ tencia nacional (Polonia, Yugoslavia, Francia) y después de aven­
volucionario. Está^siuTacióiTno se m odificó sino m ás tafd'crcón la turas tem erarias, excesos brutales del im perialism o chovinista,
com pleta victoria de la burguesía, con la consolidación definiti­ condujo a otros países al borde del abism o y puso igualm ente en
va de la dom inación burguesa. A partir de este m o m en to , no solo peligro a la nación en su existencia nacional (Alemania, Italia,
la n ación y las aspiraciones nacionales no coinciden ya con el H u n g ría). Aquello que, en épocas precedentes, había sido la trai­
progresism o (no se p u e d e lia b la r más, délñnguiT"mocTo, de revo­ ción d e la patria p o r p arte de grupos lim itados (em igración de la
lución); n o soToflas coi‘rieiites_ñacionalcs a p u n ta n cada vez más nobleza en tiem pos de la gran Revolución F rancesa), es hoy u n fe­
aTzTopresióh y alánjxpl'óTacióñ de otros pueblosfhcT sólo los in­ n ó m en o de la masa dirigida p o r las doscientas familias, bajo la ins­
tereses d é la poblacióTuriibaiVdoxarineluso-si-GQiñcfdhñrinmedia; piración política de Wall Street. P o r o tra parte, en Lodos lados se
taiñente cónflos grandes intereses nacionales, están subordina- observa nn renacim iento nacional -económ ico, político y cultn-
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos
Las tareas de la filosofía marxista en la nueva democracia
ral—allí do n d e la lucha entre las dos naciones se term ina con la
victoria d el “in ferio r”, con la victoria del pueblo t r a b a d o r . bre la base del reconocim iento de la u n id ad e n tre los intereses de
AsíJ_la--lucha.enlre-las--‘dos~nacioneslL.encuentra_-SU-ter-reno las naciones efectivas constituidas p o r el pu eb lo de los trabajado­
real y nacional. La oposición de los sentim ientos nacionales plebe­ res y los intereses de un internacionalism o concreto. Antes de que
yos co n tra el im perialism o y el chovinismo adquiere ..una fiso n o ­ la dem ocracia d eg en erara e n capitalism o, había e n todos lados u n
m ía cada vez más precisa: se convierte en la defensa de_los verda­ internacionalism o dem ocrático de este gén ero que seguía siendo,
deros intereses nacionales. P ero re c o n o c e r los verd ad ero s al m ism o tiem po, nacional, desde Anacharsis Clotz a Petófi13,
intereses nacionales y concederles prioridad im plica, al mismo G ottíried Keller o Chernichcvski. Sus aspiraciones zozobraron en
tiem po, sin em bargo, la superación del “individualism o zoológi­ la vida política concreta p o rq u e las revoluciones dem ocráticas
co” de las naciones capitalistas, de la ideología nihilista del “egoís­ p recedentes condujeron siem pre a la dom inación de la burguesía
m o sagrado” del “realism o teórico”. Sim ultáneam ente se despier­ y del chovinism o agresivo, a la opresión de sus pueblos y de los
tan verdaderos sentim ientos nacionales, la defensa de los intereses pueblos extranjeros. La estructu ra in tern a político-social de la
efectivos d e la nación, de la parte de la nación oprim ida hasta es­ nueva dem ocracia perm ite, si es e n verdad aplicada, realizar este
tos días, del pueblo excluido hasta entonces de las deliberaciones anugúoridcal "revolucionario y dem ocrático y_una realización se­
sobre el destino nacional -o b je to y no sujeto de este destino—, ex­ m ejan te abve al m ism o tiem p o la'víá a la fratern id ad socialista en­
cluido d e la producción y d e la participación en la cultura in te r­ tre los pueblos. Ua novedad específica de la nueva dem ocracia re­
nacional. Es ju stam en te ahora que las dos naciones se enfrentan side en el hech o de que ella com ienza a realizar esta nueva form a
en vista del renacim iento o dcTa disolución de cada nación. d e la u n id a d e n tre los pueblos a u n an tes d e q u e sea in stau rad o el
“ ■ A lgunos m arxistas se o p o n e n a esta concepción d e la situa­ socialismo, m ientras que en la U nión Soviética esta u n id ad pudo
ción y de las tarcas que se derivan de ella, en n o m b re del in ter­ ser encam inada solo luego de su victoria.
nacionalism o socialista. Pero olvidan, sobre todo, que el socialis­ Esta constelación de problem as im pone a la filosofía m arxis­
m o realizado, tal com o nos lo m uestran los trein ta años d e la ta arduas tareas. La ciencia histórica del m arxism o debe, en efec­
U nión Soviética, es la_unión fraternal de la vida nacional _cle in- to, rep re sen ta r el p asado n acio n al com o la lucha de dos naciones,
im m erables naciones g ra n des y jjeq u eñ as y que la realización del com o la vía que condujo a n uestro presente. GTfílosofía tiene p o r
socialism o n o im plica u n nivclam ien to de las naciones sino_que, tarca elab o rar los principioTcle sem ejante trabajo y co n tro lar su
p o r e l contraído, h a p ro d u cid o -y esto sin debilitar la unidad^so­ aplicación; toda la heren cia nacional debe ser revisada y todo lo
cialista de la U nión Soviética, sino p o r el co n trario reforzándola que sirvió, o p u e d e hoy servir a las tradiciones chovinistas opresi­
e x tra o rd in a ria m e n te - el florecim iento de las culturas nacionales vas, debe ser excluido irrem isiblem ente. Al m ism o tiem po hay
hasta entonces atrofiadas. El proceso, p aralelam en te al contraste que eyitar-oinfLjr juicios d em asiado m ezquinoT sbbre Tos'hcTmbi'es-
abierto," descrijaúT añíeriorm ente, de las dos naciones en los paí­ vTas c o rrien tes d elp a s a d o -in clu so si fu ero n graves víctimas de
ses capitalistas, p u e d e o rien tar n u estra tom a de posición con res­ ciertos prejuicios ideológicos de su tiem po, incluso si en diversos
pecto a problem as nacionales. Tal vez n u n c a haya aparecido esta problem as estuvieron m uy cerca del e rro r o si cayeron en este-,
relación con tanta claridad com o en el p resen te, si se consideran siempye, que hayan representado corrientes progresistas en la
las nuevas dem ocracias com o u n a vía nueva y p articular hacia el esencia de su pensam iento.
socialismo. A ún hay que rec o rd a r que, en los últim os decenios, cual­
Estos m arxistas olvidan, adem ás, q u e una afirm ación de la q u ier p roblem a nacional fue voluntariam ente recu b ierto p o r el
nación concebida así no está en contraste con el internacionalis­ m isticism o. La tarea de la filosofía m arxista es e x tra er d e la histo­
m o b ien entendido. Ya dijo M arx que n in g ú n p u eblo que oprim e ria concreta de la nación los principios y las corrientes de la na­
a otro es verdaderam ente libre. La libertad y, e n consecuencia, la cionalidad específica. Así, se descubre n o solo u n a fu en te im por­
libertad de la vida v de la cultura nacionales, no es posible sino so­ tante d e renovación nacional, sino tam bién el carácter histórico
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos Las tareas de la filosofía marxista en la nueva democracia

pro d u cto del desarrollo económ ico, político, cultural de la histo­ de los problem as n o debe hacerse n u n c a a expensas del análisis
ria nacional y entonces es posible e n c o n trar los m edios de corre­ co ncreto de los elem entos. Es necesario que el m arxism o, y el vie­
girlas. Decimos a los m arxislas que no aceptan que se plan tee el jo Engels ya nos había alertado co n tra eso a lre d ed o r de 1890, no
pro b lem a de esta form a, que todo eso se refiere todavía al movi­ se convierta e n u n pretex to p ara n o estudiar la historia.
m iento obrero. Personalidades significativas com o L afargue14 o Finalm ente, perm ítasem e d ecir todavía u n a frase de adver­
L abriola15, M ehring16 o Plejanov17 m uestran las virtudes y las de­ tencia, fruto de u n a larga experiencia, p ara los filósofos marxis-
bilidades de los m ovim ientos obreros nacionales a los que p e rte ­ tas de Iajoven generación: es im posible d o m in a r com pletam ente
necen; adem ás, es ju sta m e n te en estas figuras representativas que la filosofía del m arxism o si n o se tiene u n conocim iento exacto
es posible captar con extrem a evidencia las virtudes y las debilida­ de los principios del m étodo y de los resultados de la econom ía
des de u n m ovim iento obrero. Es inútil agregar que, p a ra el co­ m arxista. H ace aproxim adam ente seten ta años^L enin escribía: es
nocim iento general del m ovim iento o brero internacional, es im posible c o m p re n d e r E l Capital sin h ab er es.tudiadbda7Logica de
m uy instructivo descubrir los hilos que u n e n el origen y la acción H égel. DHd'e-eñlcm ces, m e p arece, los estudios m arxistas se m o­
de la obra de M arx y de Engels con los m ovim ientos obreros ale­ dific a ro n u n poco; por eso, perm ítasem e m odificar la sentencia
m anes, de L enin o Stalin con el m ovim iento o b rero ruso y con la de^Lenin: “No es posible com p re n d e r en su acepción verdadera
cultura nacional en general. la LogicaTcTe.: H egel, u o tra o b ra filosófica presen te o pasada, si no
Incluso aq u í hay una doble posibilidad de error. Ya señala­ se estudiaron los escritos económ icos de los clásicos m arxistas”.
mos los peligros de u n a negación abstracta. Por o tra parte, inclu­
so ante el desarrollo nacional es posible que se produzca, corno
en las cuestiones religiosas, u n a deficiencia de la crítica. El erro r Notas
del p rim er género no p u e d e ser corregido sin u n a extrem a vigi­
lancia y, si eso es necesario, sin u n a lucha co n tra el segundo. En 1. En las Carlos sobre la educación estética: del hambre.
efecto, sin d uda u n o de los motivos de la negación abstracta de la 2. En H egel, Kno/enlinien van MaafiverhaUnifien [líneas nodales de las proporcio­
nes]. Es el título de un parágrafo de la Wissenschajt derLogik [Ciencia de la ló­
nación es el terro r m aniático del “chovinism o socialista” de 1914 gica]; concretam ente, se trata del p u nto B del segundo capítulo (“La m edida
y de sus consecuencias. rea!”) de la sección tercera (“La m edida”), dentro del libro prim ero (“La teo­
Se pu ed e e n c o n trar u n a solución satisfactoria a condición ría sobre el ser").
de re c o rd a r que hoy estarnos e n u n a situación diferente y que se 3. El original francés -q u e presenta num erosas erratas- trae aquí, después de "fal­
so ”, u n a palabra inexistente en francés. N o era necesaria para la com prensión
abre ah o ra u n a vía nueva hacia el socialismo. Esta situación com ­ del pasaje; hem os preferido omitirla.
p letam en te nueva que in ten té exponer, considerando los p ro b le­ 4. Louis-Ferdinand Céline (1894-1961): seudónim o de Louís Destouches. Novelis­
mas principales, p one a la filosofía m arxista ante grandes tarcas. ta y ensayista francés, im pulsor de u n a cosmovisión nihilista. D espués de la Se­
Y otra dificultad se presenta. P o r u ñ a parte, en efecto, la solución g u n d a G uerra M undial, fue condenado a prisión p o r h a b e r colaborado con la
ocupación alem ana.
de estos problem as nuevos es com plicada y exige u n análisis ex­ 5. A ndré M alraux (1901-1976), escritor francés. Partidario del com unism o en sns
trao rd in ariam en te profundizado y concreto, fu n d ad o sobre el co­ inicios, participó en la revolución china en 1926-1927; en 1934 form ó parte del
nocim iento más riguroso de un en o rm e m aterial. P or o tra parte, C ongreso de Escritores Soviéticos en Moscú; en 1937, colaboró en la G uerra Ci­
existe la necesidad tam bién im perativa de u n a vulgarización rápi­ vil Española, del lado republicano. En 1939 rom pió con el com unism o. Inter­
vino activam ente d u ran te la resistencia, en tiem pos de la ocupación. Pero lue­
da y m ultiform e. Nos encontram os, así, frente a u n doble peligro: go dio un viraje ideológico; trabajó com o m inistro en el gobierno de De Gaulle
p o r u n a parte, el academ icism o desligado de la vida; p o r otra, (en tre 1945-1946 y, posteriorm ente, desde 1958), y actuó com o un anticom u­
u n a dism inución cualitativa. Pero a p re n d ien d o el m étodo de nista militante.
nuestros clásicos: Marx, Engels, L enin y Stalin, que siem pre resol­ 6. A rth u rK o estler (1905-1983): escritor de origen húngaro, que escribió la mayor
p arte de sus obras en inglés y en alem án. En algunas de sus obras, com o Daik-
vieron dialécticam ente este dilem a, se en c o n trará la dirección nes.s al Ahan (traducido al español com o lil tero y el infinito), desarrolla una du-
rvn c la T - f n v m u * r n r o r r l - i r m r l i r n b r r r u ’ n f r niir* la o r * r u ' * r n l Í 7 a H n n
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos

7. Baruj Spinoza (1632-1677): filósofo holandés, im pulsor de un panteísm o m ate­


rialista. La responsabilidad socia
8. Lukács se refiere a los pensadores Nicolai Gavrilovitch Chernichevski (1828-
1889) y N ocolai Alexandvovitch Dobvoliubov (1836-1861). E n Der russische Rea­ del filósofo*
lism o in der W'ellhlemtur [El realism o ruso en la literatu ra m undial], Lukács les
dedicó dos estudios: “Die in ternationale B edeutung d e r dem okratisch-revolu-
tionáren L itcraturkritik” [La significación internacional de la crítica literaria
dem ocrático-rcvolucionaria] y “Tschernyschewskijs Rom án Was tun?' [La nove­
la de Chernichevski ¿Qué hacer?].
9. Esta problem ática se discute tam bién en el artículo “La visión del m u n d o aris­
tocrática y la dem ocrática”; cf. supra, pp. 27-52.
10. B ernard de Mandeville (1670-1733): escritor satírico inglés, m édico y econo­
mista; se burló de la hipocresía moral burguesa.
11. Cfr. el capítulo “G undform en d e r Bcwegung” [Formas fundam entales del m o­
vimiento] en Dialehlik der Natur [Dialéctica de la n atu raleza].
12. “A unque n o p o r su contenido, la lucha del proletariado es, p o r su form a, [en D ebo disculparm e desde u n principio de que solo iras largos ro­
un prim er m om ento] u n a lucha nacional. El proletariado de cada país tiene deos p u e d a ocuparm e de resp o n d e r a la p reg u n ta. E n p rim er lu­
que arreglárselas prim ero con su propia burgucsía”(M arx/E ngels, Mamjieslo
Comunista. Introd. y trad. de P edro Ribas. M adrid: Alianza, 2001, p. 56. La tra­ gar, m e parece que la p reg u n ta m ism a n o fue lo suficientem ente
ducción ha sido levem ente co rreg id a). aclarada en las in terp retacio n es que h u b o hasta el m om ento. En
13. S ándor Petófi (1823-1849), poeta húngaro, figura central de la revolución de seg u n d o lugar - y p rin c ip alm e n te -, p o rq u e en la situación actual
1848. En 1844 com enzó a trabajar com o redactor, y desde 1845 vivió com o es­ veo problem as m uy particulares que van más allá de u n a especifi­
critor independiente. Participó, con el cargo de mayor, en el ejército revolucio­
nario, y, en el ejercicio de ese cargo, m urió en Transilvania. cación no rm al de la cuestión general, y cuyo análisis es el que po­
14. Paul T afargue (1842-1911): socialista francés. P ropagandista del marxism o, dis­ sibilita teóricam ente su respuesta concreta.
cípulo de M arx y Engels. M iem bro del Consejo G eneral de la Asociación In ter­ N uestro razonam iento debe entonces cu lm in ar e n las dos
nacional de Trabajadores. C ofundador del Partido de los Trabajadores Francés. p reguntas siguientes, íntim am ente unidas: ¿existe una responsa­
Casado con Laura, u n a de las hijas de Marx.
15. A ntonio Labriola (1843-1904): filósofo socialista italiano; im pulsor de un m ar­ bilidad particular del filósofo, que rebase la responsabilidad n o r­
xismo o rientado a destacar la u nidad e n tre teoría y praxis y la im portancia de m al de cualquier h o m b re con respecto a su vida, la d e sus próji­
la consciencia de clase. m os, la de la sociedad en la que vive y el fu tu ro de esa sociedad?
16. Franz M ehring (1846-1919): historiador y crítico literario alem án; autor, en tre Adem ás: esta responsabilidad, ¿ha asum ido alguna fo rm a particu­
otras obras, de u n a historia de la socialdem ocracia alem ana y de un conocido
análisis sobre la literatura alem ana del siglo xvm, Die Lessmg-Legeiule [La leyen­ lar e n nu estra época? Am bas preguntas im plican u n problem a
da de Lessing]. para la teoría de la ética: el de saber si la responsabilidad com ­
17. G regori Valentmovitsch Plejanov (1856-1918): filósofo m arxista ruso; creador p re n d e u n factor constitutivo de lo sociohistórico. Esta p reg u n ta
de una versión econom icista del marxismo, de rasgos positivistas. debe ser ventilada a m odo de in tro d u cció n p o rq u e ju sta m e n te la
ética m o d ern a, en especial la que se desarrolló bajo la influencia,
p rim ero de Schopenhauer, luego de K ierkegaard, insiste en que

* “Die gcsellschaftliche Verantvvortung des P hilosophen”. En: D annem ann, Rúdi-


ge r y ju n g , W erner (eds.), Objeklive Moglichkeil. lieitrage zu Georg Lukács ’ Zur On-
talogie des gesellscha/Uichen Sebo, W estdentscher Verlag, O pladen, 1995, pp. 11-29.
T raducción de M aría Paula Daniello. • ‘
El artículo, que no presenta indicación alguna acerca de la fecha en que ha si­
do com puesto, es, según Ju n g /D a n n e m a n n , de los años ’50. El original m eca­
nografiado se en cu en tra en tre los m ateriales del Archivo Lukács de Budapest
r \ T0 i i y t T.’ i ........ . r . . „ . . . , i i-. < .. - '•<
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos
La responsabilidad social del filósofo

el com portam iento ético del individuo “arro jad o ” a la vida está n in g u n a m an era el caso en el p ro p io Kant. La red u cció n de lo éti­
o rientado a distanciarse de todo lo sociohistórico p ara alcanzar el cam ente relevante a la personalidad p u ram e n te intelegible tiene
ser ontológico - e n flagrante oposición con todo lo existente-. antes bien, com o verem os enseguida, la finalidad de som eter la
Es obviam ente im posible tratar aq u í todo este com plejo de totalidad d e la vida al d e b e r ser ético, de otorgarle u n a racionali­
problem as, aun m eram ente de form a sucinta. Sólo podem os ocu­ dad m oral su p erio r que la que -se g ú n K an t- sería posible en el
parnos de aquellos de sus aspectos cuya intención objetiva se di­ terren o de lo fenom énico. Sólo cuando (com o en Kierkegaard)
rige a nuestra pregunta.
el abism o en tre el in te rio r y el exterior alcanza la am plitud m eta­
física de algo absoluto, solo cuando, consecuentem ente, el im pe­
1 n etrab le incógnito se convierte en form a originaria de la existen­
cia h u m an a, en esencia ontológica, p u e d e convertirse el sacrificio
En la ética p reced en te podem os observar - grosso modo- dos co­ d e Isaac p o r p arte de A braham 1 en el suprem o paradigm a de la
rrientes decisivas. La p rim era solo considera el acto m ism o de la praxis, con la im posibilidad de distinguir el exterior del crim en
decisión ética, del com portam iento. A un cuando esta concep­ de la santidad agradable a Dios, p u e d e convertirse en expresión
ción pud o recibir encarnaciones m uy diferentes en el desarrollo de su irracionalidad ontológica, y con ello, de su esencia asocial,
de nuestra m oralidad, encontram os u n a posición básica tal tanto ahistórica (tam bién ontológica). N o así en Kant. Ya el análisis del
e n tre los estoicos com o en E picuro, tanto en K ant com o en el im perativo categórico m uestra que la rígida separación e n tre el
existencialism o, etc. En concordancia con nu estra p reg u n ta, di­ fen ó m en o y el n o ú m en o ju sta m e n te a p u n ta a d ar al h o m b re so­
rigim os nu estra atención ante todo al rasgo com ún que sobresa­ cial de la realidad criterios firm es p a ra la praxis cotidiana. Para
le y descuidam os conscientem ente las diferencias cuya im p o rta n ­ nosotros, esta o rien tació n es lo im portante. Si con ello se po n en
cia evidentem ente n o debe ser p o r eso subestim ada; p ero tales de m anifiesto contradicciones insuperables, entonces la p ro b le­
diferencias no son decisivas p ara las relaciones a aclarar aquí. El m ática q ue así sale a la luz es u n a p ru e b a in d ire cta de nuestras te­
factor decisivo reside, según nuestro parecer, e n que se coloca el sis. Se trata del co n tenido del im perativo, c o n ten id o que precisa­
acto de la decisión ética, de la adopción del m odo de com porta­ m en te debe p ro ce d e r de su esencia p u ram e n te form al. Todos
m iento éticam ente relevante, com o algo in d ep e n d ien te del desa­ conocen el fam oso ejem plo de la (supuesta) contradicción lógi­
rrollo casual de la realidad sociohistórica; e incluso se hace de la ca, que se origina necesariam ente cu an d o alguien quiere sustraer
absoluta in d ep en d en cia e n tre am bos “m undos”, del ser y del d e ­ u n depósito. H egel señaló, en u n a crítica igualm ente célebre,
b e r ser, el fu n d am en to de la ética. Esta,escisión de la realicladjúe que con ello Kant dejó el cam po de la ética, que había sido rigu­
consum ada de la m an era más resuelta, hasta lo paradojal, p o r el rosam ente lim itado p o r él m ism o, y quiso d e te rm in a r la p reg u n ­
graiTTriqsoT^Canl- El”dcsgárrcran'aviésa la personalidad actuante ta acerca de lo que es y lo que debe ser el depósito con categorías
y su acción. Todas las condiciones y consecuencias, tam bién las que según sus propios principios son inadecuadas p ara ello. (To­
pu ram en te espirituales, p e rte n ec e n al m u n d o de lo fenom énico talm ente d iferente p a ra la ética y el m ism o H egel.)
y están, p o r lo tanto, incondicionalm ente som etidas al enlace im ­ Sin em bargo, este rebasam iento d el actus purus del yo nou-
placable de la causalidad. El actuspurus de la decisión ética es, sin m enal no es en Kant u n a casualidad o inconsecuencia. Ju stam en ­
em bargo, u n noúm eno,_un factor de la existencia inteligible del te, los postulados de la razón práctica m uestran que u n a trascen­
hom bre, que es com pletam ente in d ep e n d ien te de lo_feno'ñiéni-_ dencia tal es inevitable para él, si su ética no ha de term in ar en el
co y de la causalidad. callejón sin salida del individuo ontológicam ente aislado. Nueva­
Parece com o si de esta form a toda conexión e n tre la existen­ m ente, podem os referirnos a relaciones universalm ente conoci­
cia in te rio r (ética) y la exterior (natural, social) del h o m b re estu­ das. P rim ero, al postulado de u n a coincidencia en últim a instan­
viera rota, p o r lo que nuestro problem a, para u n a tal in te rp re ta ­ cia de la realización de las norm as éticas (depuradas de toda
ción. perdería lodo sentirlo aun rom o n rrcn in ti n o pv rio
La responsabilidad social del filósofo
Gydrgy Lukács. Testamento político y otros escritos

Pero, en térm inos generales, de lo que se trata es de la m u ­


gundo, al infinito progreso de perfeccionam iento: a los postula­ tua in terrelació n co n creta e n tre el egoísm o y la generosidad; o,
dos de la existencia de Dios y de la inm ortalidad del alm a. Se tra­ m ejor dicho, de lo que se trata es del in te n to de d ed u cir las con­
ta p o r eso de un acto de trascender. No solo se ab a n d o n a este vicciones y actos desinteresados de los hom bres, e incluso las ac­
m u n d o p ara p o d e r postular u n a realización de u n sujeto que se ciones cargadas d e u n sacrificio heroico, a p a rtir d e motivos
p erfecciona éticam ente com o com ponente del sistema, sino que egoístas. Tales razonam ientos p u e d e n aparecer, a m en u d o , de
- e n oposición a m uchas religiones que p erm iten que el ser terre­ m an e ra sum am ente artificiosa, sutilm ente elucubrada. Esto no
nal se realice en u n o tra sc en d e n te- tam bién se debe dejar atrás debe, sin em bargo, oscurecer la gran idea que está oculta en ta­
el cam po com pleto del ser, hay que replegarse al d e b e r ser del les razonam ientos. A saber, que u n a ética q u e 'p a rte de hom bres
postulado. No nos interesa aq u í la índole problem ática de u n a “n a tu ra lm e n te ” egoístas, hace d escen d er todo lo g rande y p ro g re­
posición tal. Lo que intentam os m ostrar es solo la constatación, sista en el desarrollo de la h u m an id ad actuante desde el cielo de
que p erm an ece m uy abstracta, de que a u n la ética más decidida­ la trascendencia hasta la tierra de la sociabilidad real, de los de­
m en te form al, la más decididam ente orien tad a hacia el acto de beres y responsabilidades p u ram e n te sociales. Si esta concepción
decisión p u ram en te form al, está obligada a trascender ese p u n to asum ió, a veces, u n carácter suprahistórico - e n tanto se luchó, en
de p artida suyo y a elevar las categorías decisivas de la vida socio- su no m b re, p o r el “rein o de la razón”- y se transform ó, con la vic­
histórica del h o m b re (objetos de su actuación, la felicidad, su toria de la burguesía, e n u n a llana apologética, su carácter p ro ­
perfeccionam iento) a factores integrales de su sistema. Está claro gresista se destacó ya claram ente a través de la teoría del “egoís­
que así - n o im porta si en form a in m an en te o tra sc e n d e n te - el m o racio n al” desarrollada p o r los dem ócratas revolucionarios
h o m b re m ism o com o ser social, su relación con sus prójim os y rusos. El p en sad o r Chernichevski, que lideraba esta corriente, en
-m e d ia d a p o r ello o de m anera in m e d ia ta - la sociabilidad mis­ su novela ¿Quéhacer?2 delineó distintos tipos que, com o represen-
m a, deb en estar en el centro del sistema, incluso en u n a ética es­ tanles del “egoísm o racional” -d e sd e u n a actividad reform adora
tablecida de m an era formal-subjetiva. en la vida cotidiana p ro p ia y ajena, hasta el heroísm o revolucio­
A un más claram ente, incluso casi hasta la trivialidad, se nario ascético y lleno de sacrificios- h acen claras aquellas conse­
m uestra esta relación en aquel grupo de teorías éticas que se acos­ cuencias de la responsabilidad individual y sociohistórica que,
tum bra re u n ir (y sin m ucha precisión) bajo el térm ino de utilita­ con necesidad lógica, em anan de los principios correctam ente
rismo. Tam bién ellas hallan su p u n to de p artid a en las conviccio­ en ten d id o s d e esta doctrina.
nes de los individuos. Sólo el prójim o es postulado desde un A un q u e el verdadero tratam iento de la ética del m arxism o
com ienzo, indefectiblem ente, com o interlocutor. Si la dialéctica p u e d e desarrollarse solo más adelante, au n q u e según su esencia
de egoísm o y generosidad (al m argen de cóm o esas expresiones n o p arte de n in g u n a m an era d e la convicción, del acto ético, de­
aparezcan term inológicam ente) h a de form ar el tem a central de bem os indicar ya aq u í brevem ente su relación con la d o ctrin a del
la ética, con ello ya está asegurado m etodológicam ente el carácter “egoísm o racional”. Ya el jo v en Engels, en u n a carta a Marx, cri­
social. Claro que, p o r un lado, el motivo egoísta pu ed e colocarse ticó el rechazo abstracto de todo egoísm o p o r p arte de los “socia­
absolutam ente en u n p rim er plano, en especial e n tanto la regu­ listas verdaderos”3 que eran idealistas y puso de relieve que ellos
lación autom ática de la acción individual, egoísta, valga com o mismos (eventualm ente) “tam bién son com unistas p o r egoísm o”.
dogm a inquebrantable en la totalidad de la econom ía; p o r otro la­ N o co rresp o n d e aq u í explicar cóm o se desarrolla esta doctrina,
do, ju stam en te de ese m odo, u n a estructura tal de la sociedad pue­ especialm ente a través de la constitución de la d o ctrin a sobre la
de ser destacada en el devenir histórico, e idealizada com o condi­ lu ch a de clases, los intereses de clase, etc. Im p o rtan te es tan solo
ción “e te rn a ” de la relación en tre el hom bre y la sociedad. En tales que, de este m odo, la co rriente sociohistórica, en la cual cada vi­
casos extrem os, la consideración ética cam bia de tal m an era que d a individual está in corporada, se concreta sustancialm ente; que
solo las m eras consecuencias de las acciones hum anas p arecen re­ la vida ético-individual debe conllevar indefectiblem ente u n a res­
levantes. Sobre esta posibilidad volveremos ensecruída
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos La responsabilidad social del filósofo

ponsabilidad sociohistórica e n las decisiones, form as de conduc­ H egel tiene tam bién p len a razón cuando rechaza com o abs­
ta, etc.; y (esto es lo decisivo) que aun las virtudes más altas, más tractos tanto la preferencia unilateral de la convicción, com o la
decisivas socialm ente, no se o p o n en al h om bre “n a tu ra l” de m a­ de las consecuencias.
n e ra ascético-dualista, sino que, bajo circunstancias favorables pa­ La consideración necesaria del propósito en la elaboración
ra ellas, p u e d e n ser desarrolladas orgánicam ente a p a rtir de las ética de las consecuencias, m uestra, sin em bargo, ya a p rim era vis­
características “naturales” [del h o m b re “n a tu ra l”]. Este es el fun­ ta, u n a dialéctica sum am ente com plicada. Sería evidente y fácil
dam ento socioético para que, luego d e Lenin, tam bién en el so­ d ecir que nadie es éticam ente responsable p o r las consecuencias
cialismo los hom bres deb an transform arse en hom bres nuevos a involuntarias de sus actos. N o obstante, ¿puede sostenerse u n a
través de la realización de sus intereses individuales en el in te rio r afirm ación tal? Supongam os que u n h o m b re q u iera m atar de u n
de la nueva sociedad; todas las m edidas económ icas, etc. del ca­ tiro a P edro, la bala yerra y h iere m ortalm en te a Pablo. No existe
m ino al socialismo -co n d u c id o c o rre c ta m e n te - tienen u n a tal in­ n in g u n a intención; la responsabilidad m oral no puede, sin em ­
tención pedagógico-social: conducir el justificado egoísm o n atu ­ bargo, ser n eg ad a rec u rrie n d o a la casualidad. Pues todo acto se
ral hacia u n a sociabilidad socialista. Podrem os señalar recién más libera -m á s o m en o s- d e su autor, ad q u iere su p ro p io despliegue
adelante cóm o se transform an estas tendencias aquí brevem ente in m an en te en m edio de la interacción de los hom bres. “U n p ro ­
esbozadas en determ inaciones de la responsabilidad social. pósito com unicado n o es más tuyo” dice el "Wallenstein de Schi-
11er1. El pro b lem a de la responsabilidad reside en que la dialécti­
2 ca p ro p ia de la acción no suprim e la autoría p o r p arte del sujeto,
de su convicción y com prensión. Cabe preg u n tar: ¿en qué m edi­
A un más claram ente se presenta la unidad de la ética allí do n d e da, de qué m odo, con qué consecuencias, bifurcaciones y efectos
p arte del extrem o opuesto y unilateral, de la acentuación exclusi­ colaterales se da u n a responsabilidad? N o hay n in g u n a d uda so­
va o pred o m in an te de las consecuencias. En sentido estricto, u n a b re la relación general e n tre acción y autor, aun con las m edia­
concepción tal debía negar cualquier ética, si se la realizaba con­ ciones más amplias. Sólo la m edida y la p ro p o rc ió n d eb erían ser
secuentem ente, y tenía que considerarla irrelevante p ara el ser y elaboradas co n cretam ente a p a rtir de u n a casuística ética.
el devenir de la sociedad, p orque entonces la teoría del derech o N aturalm ente, eso no es posible aquí. P o r lo m enos, parece
v del Estado (o eventualm ente la econom ía) desem peñarían sus im prescindible d ar al m enos unas indicaciones m etodológicas so­
funciones. Por eso esta teoría no fue desarrollada n u n c a de m a­ b re las direcciones d e la solución. H egel presintió algo muy esen­
n e ra verdaderam ente consecuente. Surge en la paradoja de Ma- cial respecto de esto cuando dijo: “d e b o co n o cer la naturaleza
quiavelo, según la cual el legislador debe p artir de que todos los universal d e la acción individual”5. Allí las dos determ inaciones,
hom bres son m alos (am orales); sirve de base a la concepción de tanto la naturaleza universal com o el conocim iento, son igual­
Maquiuvelo la circunstancia de que acciones individualm ente m a­ m en te im portantes y problem áticas.
las p u e d e n produ cir consecuencias socialm ente provechosas. Pe­ Pues u n a generalización sim ple y rectilínea d el hech o no
ro aun jurídicam ente sería im posible desarrollar u n a teoría que nos hace avanzar éticam ente u n solo paso adelante. El párrafo
se oriente pu ram en te a las consecuencias y que deje de lado la del libro de la ley, bajo el cual u n acto individual debe ser subor­
convicción subjetiva. Tam bién cualquier im putación p u ram en te d inado ju ríd ic a m e n te , expresa esta universalidad abstracta de la
ju ríd ic a está obligadada a Lomar en consideración factores subje­ m an e ra más clara y m uestra a la vez que él n o p u e d e ni siquiera
tivos, com o intención, convicción, dom inio general real o posible d a r u n indicio p ara la solución ética (al revés, sin em bargo, se
de las circunstancias, etc. La p reg u n ta de para qué u n h o m b re p u e d e decir: las grandes dificultades que surgen a veces en tales
pu ed e ser calificado de responsable, incluso ju ríd icam en te, de las subordinaciones jurídicas, se d e b e n precisam ente a que la opi­
consecuencias de su acto no pu ed e ser deducida a p artir del m e­ n ió n pública, y tam bién la conciencia ju ríd ica, tom an conciencia
ro en cadenam ien to de causa y consecuencia. de la problem ática ética de tal subordinación sim plificadora). La
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos La responsabilidad social del filósofo

universalidad éticam ente productiva e ilu m in ad o ra de la resp o n ­ que Sim m el pasa p o r alto el verd ad ero sentido p ro fu n d o de Kant.
sabilidad solo pu ed e ser en co n trad a cuando consideram os la ac­ A u n q u e n o hace ju sticia a H egel cu an d o explica que la sustrac­
ción p e r se com o factor dinám ico de u n a actuación sociohistóri- ción contradice lógicam ente el concepto objetivo de depósito;
ca en su totalidad y continuidad concretas igualm ente dinám icas. sin em bargo, la inten ció n del sustractor -e n te n d id a en el sentido
Pues solo en u n aspecto tal es la universalización, no u n a abstrac­ antes m e n c io n a d o - en cierra u n a afirm ación de la p ro p ie d a d pri­
ción form al sin contenido, sino u n a universalización realizada vada y, con ella, del depósito y pro d u ce de esta m an era u n a con­
p o r el proceso m ism o y solo rep ro d u cid a más o m enos correcta­ tradicción ética.
m en te p o r [la] conciencia externa (tam bién p o r la conciencia P recisam ente tales análisis de las consecuencias m uestran
del au to r). Es decir, la universalización, en u n a decisión ética, tie­ que H egel rechazó con b u e n a razón am bas concepciones u n ila­
n e su pasado histórico social, y u n fu tu ro que nace en el m ism o terales y externas de la ética. Pues la responsabilidad ética resul­
proceso. Im porta entonces saber qué posición en el proceso so- ta de u n a síntesis p articular que u n e d e n tro de sí, de u n m odo su­
ciohistórico ocupa “p o r sí m ism a”, en virtud de la dialéctica inte­ p e ra d o y cualitativam ente m odificado, tanto la convicción com o
rio r del núcleo esencial, la inten ció n que está en la base del h e­ la consecuencia. La com prensión así o b ten id a se profundiza más
cho singular de m an e ra objetivo-inm anente, y que de n in g u n a todavía si reflexionam os sobre el factor subjetivo de la d eterm in a­
m an e ra es necesariam ente idéntica al propósito consciente d e la ción h egeliana recién tratada: sobre el conocim iento [K ennen]
acción en cuestión; en qué relación se inserta, qué tendencias fa­ (de la universalidad). ¿Q ué conocem os nosotros acerca de eso, y
vorece o inhibe. Recién entonces pu ed e m anifestarse con cre­ cóm o? N o se trata aq u í tam poco de conceptos fijos ju ríd ico s abs­
ciente claridad u n a universalidad concreta, éticam ente vinculan­ tractos, com o p o r ejem plo d el cuidado previsor d el düigens pater
te. Tom em os la relación del p o eta Stefan G eorge con Hitler. El familia.¿K El conocim iento perten ece, p o r u n a parte, a la vida so-
aristocrático esteta, de m an e ra com prensible, rechazó c ru d am en ­ ciohistórica; es, entonces, asim ism o, factor de u n proceso; p o r
te la inculta índole plebeya de H itler y prefirió m o rir e n el exilio o tra parte, n o es idéntico a la previsión de las consecuencias es­
elegido p o r él m ism o antes que ser el poeta laureatu£ d el hitleris­ peradas e n el m o m en to de la acción. Esto últim o no es ya posi­
m o. Y no obstante: en su poesía tardía se expresan u n a convic­ ble, p o rq u e el objeto de ese conocim iento es la universalidad an­
ción, u n a conducta cuya íntim a intención está dirigida a lo socio- terio rm en te tratada. No obstante, si querem os co n tem p lar esa
histórico esencial del hitlerism o p o r venir, y que p ertenece dialéctica subjetiva, estrech am en te ligada a esa dialéctica objetiva
objetivam ente a la p reparación ideológica del hitlerism o. El he­ y p ro ce d e n te d e esta, debem os tom ar e n consideración que el
cho de que G eorge eventualm ente h u b iera celebrado u n fascis­ curso de la historia -y tam bién recién a p a rtir del m arx ism o - solo
m o “aristocrático” de Mosley7 y de que solo haya rechazado la vul­ es predecible de u n a m an e ra sum am ente general. D etrás de la
garidad en la fo rm a de m anifestación alem ana, no p u e d e expresión - d e resonancia m itológica- de H egel acerca de la “as­
dism inuir su responsabilidad, p o rq u e lo universal, tal com o lo e n ­ tucia d e la razó n ”, se h alla u n h e c h o incuestionable de la vida so-
tendem os, en el hitlerism o es, a pesar de las form as de m anifesta­ ciohistórica. Las consecuencias de las acciones h u m a n a s —sean in­
ción peqtieñoburgucsas, u n aristocratism o irracional, u n a g en e­ dividuales o colectivas- no se co rresp o n d en con las intenciones,
ralización de la intención más p ro fu n d a de G eorge. sino que las rebasan de u n a m an e ra cualitativa.
No es, desde luego, absolutam ente necesario a to d a costa Si esto es correcto - y es u n h e c h o básico de la existencia h u ­
que esta universalidad reciba una form a tan clara recién en el m a n a -, ¿qué sentido p u e d e ten e r todavía el “co nocim iento” hc-
curso de la historia. Puede haberse ya cristalizado en el transcur­ geliano? C reem os que ju sta m e n te allí se expresa el significado
so del desarrollo social precedente. Piénsese u n a vez más en el ético correcto de lo universal. Si las consecuencias - p a r a u n inte­
ejem plo kantiano del depósito. Simm cl8 lo criticó diciendo que, lecto consciente d e e s o - fu era n exactam ente previsibles, e n to n ­
si el individuo que sustrae el dinero niega del todo la p ro p ied ad ces la actuación social se volvería algo p u ram e n te técnico. La res­
privada, la argum entación de K ant p ierd e su fu n d am en to . Y creo ponsabilidad p o r el sí o p o r el n o sería u n p u ro cálculo que no
Gyorgy Lukács, Testamento político y otros escritos La responsabilidad social del filósofo

necesita de análisis ético, com o p o r ejem plo el ingeniero es res­ el n úcleo de la in te n c ió n en u n a acción activa orien tad a positiva
ponsable de que el p u en te no se derru m b e. Sin em bargo, se afir­ o negativam ente.
m a o se niega u n a universalidad más o m enos d eterm in ad a, en N aturalm ente, hay aq u í gradaciones que incluso se p u ed en
todo caso concreta; com o p o r ejem plo la de los partidarios o ad­ ap ro x im ar a u n p u n to cero si el acto e n cuestión tiene u n carác­
versarios de la Revolución Francesa, que n o sabían o n o p o dían ter, sobre todo, p u ram e n te privado. (Obsérvese, de paso, que una
saber que favorecían o inhibían objetivam ente el nacim iento del dialéctica sim ilar tam bién d o m in a en la vida privada, solo que fi­
capitalism o francés. Y, p ara su responsabilidad ética, tam poco en­ g u ran com o objetos de la inten ció n individuos particulares). Des­
tra en cuestión esta com prensión a posteriori. Cada “astucia d e la de luego que las situaciones que crea la vida social son extraordi­
razó n ” d eterm in a entonces u n horizonte siem pre e n gran p arte n a riam en te diferentes precisam ente a este respecto. Así, en
determ in ad o -h istó ricam en te diferente en cada caso-, d e n tro de relación con la m era posibilidad de n o actuar; p o r ejem plo, si el
cuyo ám bito se pu ed e hab lar de responsabilidad en sentido ético. personal de u n a em presa está e n huelga, objetivam ente solo exis­
Ese ám bito existe p a ra esta esfera de la vida y el individuo n o p u e ­ te u n sí o u n n o , la “ab sten ció n ” es aq u í sencillam ente idéntica al
de sustraerse a ella. Bien p u e d e n presentarse circunstancias que no. Pero tam bién allí d o n d e la situación c o m p re n d id a abstracta­
ocasionen u n arrepentim iento, u n regreso, p ero ni siquiera ellas m en te adm ite m uy bien u n a n eu tralid ad , esta tiene, p o r u n a par­
p u e d e n suprim ir com pletam ente la responsabilidad anterior. Los te, según el estado del desarrollo histórico, u n a convergencia con
girondinos com batieron a los jacobinos desde u n d eterm in ad o la afirm ación o la negación de la universalidad en cuestión y esta
m om ento, pero n o p o dían de n in g u n a m an era an u lar su p arte de ten d en cia crece o dism inuye según la situación histórica. El joven
la responsabilidad p o r lo que hasta ese m om ento sucedió, a tra­ H egel se refiere a que en Atenas en tiem po de agitación fue de­
vés de u n giro tal. Ju stam en te la am argura con que los apóstatas clarada la p e n a de m u erte de la “A pragm osyne política”11 y expo­
solían com batir a sus antiguos cam aradas m uestra cuáu p ro fu n ­ ne adem ás - e n la dirección de nuestras consideraciones finales-
dam en te está anclada esta estru ctu ra e n el ser d el ho m b re. que la “A pragm osyne filosófica, el acto de n o tom ar el partido...
El m ism o estado de cosas quizás se destaca con m ayor clari­ p ara sí m ism a está afectada p o r la m u erte de la razón especulati­
dad todavía si intentam os aclarar aun más la esencia socialm ente va”. Para el estado actual d e n u estra investigación se infiere, an­
ética de la acción. H asta aq u í hem os hah lad o m eram en te de tes que nada, que todas estas clases de co m portam iento tam bién
aquella responsabilidad que tiene que ver con actos concretos d e b e n encontrarse ex trao rd in ariam en te graduadas según la indi­
del hom bre. El concepto social de acción tiene, sin em bargo, vidualidad, según posición social de esta, etc., en relación con la
u n a m ayor envergadura. Pues todo acto de u n h o m b re no ocurre responsabilidad.
solo en u n e n to rn o social exactam ente d e term in ad o , sino que, N o solo la com prensión real de los individuos es m uy varia­
en cuanto se relaciona con la vida pública, es sim ultánea e inse­ ble, sino tam bién - h e c h o que aquí, an te todo, resulta im p o rtan ­
p arab lem en te u n factor favorecedor o in h ib id o r de u n proceso te - la posibilidad objetiva d e conocer aquella universalidad que,
social. P or eso aq u í el concepto de la n eu tralid ad , de la no actua­ en últim a instancia, está en la base de la in ten ció n expresada en
ción, p ierd e su sentido; p o r eso, visto desde esta perspectiva, tam ­ la acción. La sentencia de Cristo “porque n o saben lo que ha­
bién el hech o de no actuar constituye u n a actuación que - e n re ­ cen ”12 señala aquí, del m ism o m odo, u n polo, com o la declara­
lación con la responsabilidad- no se diferencia e n prin cip io de ción recién citada de H egel sobre la A pragm osyne política y filo­
la v erdadera acción activa. H egel fo rm u ló plásticam ente esta sófica señala el otro.
constelación en la Fenomenología: “P or lo tanto, solo es inocente N o obstante, la diferenciación histórica va aun más lejos.
el n o obrar, com o el ser de u n a piedra, p e ro n o lo es ni siquiera Piénsese en nuestro conocim iento actual sobre el callejón sin sa­
el ser de u n n iñ o ”10. Esto quiere decir que la abstención de ac­ lida económ ico en el que se hallaba la antigua adm inistración es­
tu ar siem pre im plica u n a afirm ación o negación d e aquella situa­ clavista. Es claro que, en función d e esto, debem os juzgar las u to ­
ción, estructura, institución, etc., que n o rm alm en te suele fo rm ar pías proyectadas retrospectivam ente a la A ntigüedad de m odo
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos La responsabilidad social del filósofo

d iferen te que aquellas utopías m odernas que reflexionan sobre 3


las perspectivas objetivas futuras de la econom ía capitalista; es
decir, debejos ju z g a r a P latón de o tra m an e ra que, p o r ejem plo, C reem os que con la aparición del m arxism o se e x p o n e n bajo una
a De M aistre. A unque esta com prensión n o p o d ía estar presen te nueva luz todas las cuestiones aq u í tratadas sobre la responsabili­
en am hos casos, tan to en u n sentido social y objetivo com o p e r­ dad. Parece entonces o p o rtu n o discutir brevem ente al m enos los
sonal y subjetivo, queda, sin em bargo, ab ierta la p re g u n ta sobre principios más generales de la nueva form a de consideración.
si en lo que nosotros hasta ah o ra hem os llam ado in te n c ió n de la Em pecernos con u n a delim itación negativa: la distinción conside­
acción, la com prensión n o ejerció influencia en fo rm a latente, rad a hasta ah o ra -y que se h a hech o n e c esa ria - e n tre am bas po­
in m a n e n te m en te . En el caso de u n a afirm ación condicionada larizaciones unilaterales de la ética, no es u n a p eculiaridad distin­
p o r sí mism a, la responsabilidad tenía que ser form u lad a de m a­ tiva del m arxism o. Se la e n c u en tra - p o r cierto que de m an era
n e ra diversa. O tom em os el ejem plo de D on Q uijote. La com ici­ d iferen te en cada caso, tanto en cuanto al c o n ten id o com o a la
dad necesaria de sus acciones, derivadas de la convicción más pu­ m eto d o lo g ía - en Aristóteles, en la escolástica, en H egel; el m ar­
ra, indica u n desconocim iento objetivo de la universalidad que xism o le d a solam ente u n nuevo carácter a esta tendencia. Expli­
de n in g u n a m an e ra es posible d e sate n d er en el análisis d e la res­ camos, en nuestras declaraciones anteriores, que siem pre que la
ponsabilidad. ética Loma su p u n to de p artid a m etodológico e ideológico, sus
Todo esto tan solo h a de delin ear el m arco de la pro b lem á­ síntesis d e b e n desem bocar e n el desarrollo sociohistorico de la
tica que de aq u í se deriva, y de n in g u n a form a p rete n d e e n u m e ­ h u m an id ad . E ntre acto ético, convicción ética y responsabilidad
ra r au n q u e más no sea las posibilidades típicas más im portantes; p o r u n lado y, p o r otro, el destino social, existe entonces u n a re­
m u ch o m enos aspira a tratar co n cretam ente esas posibilidades. lación indisociable, p o r com plicada y m ediada que sea. Pero lo
Pero ya estos m arcos abstractos indican rasgos esenciales del tra­ co m ú n a to d a ética prem arxista es que, en esta acción recíproca,
tam iento ético de la responsabilidad. Vemos que la historia crea las tendencias éticas que se realizan a nivel del individuo tienen
u n rostro de Ja n o de c o n tin u id ad y cam bio estructural cualitativo prim acía fren te a las sociales. A unque los sistemas particulares es­
p ara la ética. La consideración exclusiva del segundo factor podía tén todavía, desde cu alq u ier o tra perspectiva, bruscam ente
c o n d u cir fácilm ente a u n relativismo histórico. Sólo a p a rtir de opuestos e n tre sí -b aste con referim os aq u í a P latón y E p ic u ro -
u n a vinculación dialéctica con el p rim er factor -y, al m ism o tiem ­ sin em bargo, en esta ú n ica cuestión existe u n acuerdo. Y aun
po, de la co n tinuidad de la h eren cia ética, de la co n tin u id ad de acontecim ientos tan trascendentales com o la gran Revolución
los valores éticos- pu ed e em erger aquel absoluto ético cuyo ras­ Francesa, n o fu ero n capaces de sacudir com pletam ente este con­
go esencial es, p o r u n a parte, u n a co n tradictoriedad dialéctica vencim iento. A lo sum o en exposiciones pesimistas, com o por
(así, pues, en oposición a Kant: el conflicto de los deberes, el con­ ejem plo en las Asthetische Driefe [Cartas sobre la educación estéti­
flicto d e n tro de la responsabilidad com o u n o de los puntos cen­ ca del h o m b re] de Schillcr, se vuelve perceptible u n m ovim iento
trales de la ética); p o r o tra parte, es u n absoluto que contiene de retroceso levem ente insinuado. Pero la ética del individuo si­
siem pre d e n tro de sí la relatividad sociohistórica com o m om ento gue siendo hegem ónica, p o r cierto que en u n a interacción más o
superado, a superar. Lhi tratam iento satisfactorio de problem as m enos elaborada con su destino social.
tales com o, p o r ejem plo, el conflicto A ntígona-C reonte, n o nos En ello se expresa u n gran pensam iento: el h om bre como
parece posible de o tra m anera. E incluso en u n plano más gene­ creador responsable de su propio destino, el destino de la hum ani­
ral, com o correlación y conflicto en el cam bio histórico de ciuda­ dad determ inado p o r el tipo de h o m b re que alcanza en ella la he­
d a n o y burgués, se nos presenta la m ism a correlación cuyo desen­ gem onía. M uchas tendencias significativas de la ética concentran,
lace debe conseguirse solo a través del esclarecim iento de la p o r eso, fuerzas esenciales en elaborar los rasgos de aquellos tipos
in terrelación dialéctica en tre ambos, de la m u tu a in te rp e n e tra ­ que son adecuados para conducir a la hum anidad p o r el camino
ción de con tin u id ad y cam bio estructural, cualitativo. correcto. Acaso bastará con m encionar solam ente al sabio antiguo,
1 nn
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos La responsabilidad social del filósofo

su reaparición, con variaciones, durante la Ilustración, la doctrina hum anas. Lo que en H egel aparece todavía bajo form as m itológi­
de los seguidores de Cristo. (Digamos anticipadam ente que aquí cas, alcanza aq u í u n a objetividad científica.
surge ya p o r lo m enos un aspecto de nuestro problem a específico. Este breve resum en, sum am ente unilateral, h a de servir tan
Pues n o cabe duda de que, en tales casos, el filósofo tom a a su car­ solo p ara d a r u n vistazo a los problem as de la ética; ante todo, na­
go u n a responsabilidad especial p o r la conservación social del tipo tu ralm en te, al de la responsabilidad. Si hace u n m o m e n to desig­
que es presentado p o r él com o ejemplar. A fin de sugerir el contor­ nam os com o u n gran pensam iento la consideración según la cual
no del cam po problem ático que aquí se presenta, baste con m en­ el h o m b re es el cread o r de su p ro p io destino, entonces hay que
cionar el dram a de Tolstoi Y la luz Inilla en la oscuridad™.) d e c ir que el m arxism o es, a este respecto, la concretización y co­
Volvamos a nuestro tem a específico: justam ente en la p re­ ro n am ien to de la a n te rio r evolución de la ética. Pues la tesis se­
gunta sobre la prim acía tiene el m arxism o u n a posicióu radical­ gún la cual el h o m b re se crea a sí m ism o, es llevada p o r el m ate­
m ente nueva: es, dicho brevem ente, el desarrollo social -m ás p re­ rialism o dialéctico m ucho más allá de las intuiciones idealistas de
cisam ente: el despliegue de las fuerzas productivas- el que crea los H egel: el trabajo, m ediante el cual el h o m b re se vuelve hom bre,
hom bres necesarios para él mismo. Desde el origen del m arxism o, se hace él m ism o ho m b re, solo pu ed e alcanzar u n a im portancia
u n a y otra vez se dirigió en su contra el siguiente reproche: el m ar­ universal si se considera literalm ente a dicho trabajo c o m o un tra­
xismo no tiene absolutam ente nin g u n a ética, y sustituye a esta a bajo físico (que es al m ism o tiem po espiritual, incluso el dem iu r­
través de la econom ía y la sociología; a raíz de ello, añadirem os go de la espiritualidad), es decir, si con ello desaparece, de la on-
aquí algunas observaciones aclaratorias. A nte todo: n o hay que tología del hom bre, cualquier trascendencia que rem ita más allá
confundir el principio social del m arxism o con n in g u n a teoría del de lo h um ano.
milieu (am biente] social, etc. Tales teorías reflejan la cosificación La consum ación ideológica de u n a terren alid ad tal no cons­
de las relaciones hum anas en el capitalismo y contribuyen a que tituye aq u í el objeto de nu estra investigación. Perm ítasenos solo
tales relaciones se consoliden, en el plano del pensam iento, m u­ la siguiente observación: con ello, el concepto ético de responsa­
cho más allá del m odelo; de a h í que contrapongan al individuo bilidad tam bién se ve despojado, de m an era igualm ente radical,
(el hom bre) con u n am biente objetivo que está sujeto a legalida­ de toda rem isión a relaciones u ltram undanas —n o im porta que
des autónom as, ajenas al hom bre, e incluso inhum anas. Las leyes tengan el carácter de u n ser trascendente, com o e n m uchas reli­
de la econom ía y, p o r ende, las de la sociedad, son, desde luego, giones, o el de u n postulado trascendente al ser, com o en Kant-.
tam bién p ara el marxism o leyes objetivas; es decir, leyes que fun­ Pero esta negación se transform a aquí en u n a afirm ación concre­
cionan ind ep en d ien tem en te de la consciencia que conoce. No ta: el rechazo de cualquier más allá no retro trae el conocim iento
obstante, el objeto y el sustrato de la econom ía n o es u n a objetivi­ o la consciencia a u n a individualidad aislada, com o en el viejo
dad ajena al hom bre, sino única y exclusivam ente el sistema (y la m aterialism o; sino que, p o r el contrario, establece u n a afinidad
transform ación) de las relaciones entre los hom bres, cuyas leyes, íntim a -a u n q u e , p o r cierto, contradictoria y d o tad a de m últiples
en verdad -consideradas individualm ente- no fueron creadas p o r m ed iacio n es- en tre el h o m b re com o personalidad y com o esen­
los hom bres, pero solo p u ed en ser puestas en m ovim iento a través cia g enérica [G attungsw esen]. C on relación a esto, cabe señalar
de las acciones de los hom bres, a través de las interacciones que que el g én ero n o es sim plem ente, p ara el m arxism o, u n concep­
estos establecen, a través la intervención hu m an a -colectiva e in­ to biológico-antropológlco, sino adem ás u n concepto sociohisto-
dividual- en la naturaleza. En el m arxism o aparece, entonces (por rico. N o hay q u e ten d e r entonces -c o m o e n cu alq u ier ética idea­
p rim era vez realizada consecuentem ente), la idea de que econo­ lista- u n com plicado p u e n te sobre u n dualism o creado p o r sí
mía, sociedad, historia no son otra cosa que el desarrollo de siste­ mism o; la u n id ad dialéctica de las tensiones está dada, antes bien,
mas de relaciones hum anas; de que las leyes objetivas especiales de m an e ra n atu ral y social. El individuo, dice M arx, “es el ser social
que nacen en tales relaciones - p o r cierto que de m an era com pli­ [...] La vida individual y la genérica del h o m b re no son diversas”1*.
cada y a través de amplias m ediaciones- son síntesis de acciones Sólo su respectiva form a de realización, la dialéctica de la unidad
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos La responsabilidad social del filósofo

de las contradicciones, se transform a p erm a n en te m e n te en el N aturalm ente, n o podem os aq u í ni siquiera insinuar toda la
curso del desarrollo sociohistorico. El fu n d am e n to de esta uni­ riqueza de determ inaciones que así se pro d u cen . Indiquem os so­
dad que se conserva y se rep ro d u ce p o r encim a de la constante lam ente que Marx concibe aun la perten en cia de clase del indivi­
transform ación, es el trabajo. M arx dice: “El objeto del trabajo es duo de u n m odo tal que el pensam iento básico de Lcnin, en cuan­
[...] la objetivación de la vida genérica del hombre'’15. to a la concepción del partido y de otras organizaciones sociales,
Esta terrcnalidad en todo lo que concierne al hom bre, la n e­ tom a esa dirección en lo más decisivo. Si aquí concluim os nuestra
cesidad estrictam ente objetiva, en todo lo que se deriva de las le­ breve visión de conjunto aludiendo a la relación en tre m arxism o
yes de m ovim iento que rigen las relaciones hum anas, fu ero n m uy y utopía, lo hacem os ante todo para elucidar de form a más clara
a m en u d o m alinterpretadas com o fatalism o y, p o r ende, com o vo­ que hasta ahora su naturaleza, que es decisiva p ara la ética. El re­
lu n tad de expulsar la ética del sistema del m arxism o. Am bas po­ chazo del utopism o tiene aq u í dos factores im portantes. En pri­
siciones están relacionadas en tre sí, y es fácil refutarlas juntas. m er lugar, el m arxism o niega ía posibilidad de u n a predestinación
A un aquel que conoce a M arx solo superficialm ente, debe saber utópica de aquellas form as de sociedad concretas que están llama­
que en su econom ía las leyes se transform an u n a y o tra vez en ten ­ das a resolver las contradicciones de u n a form ación social. Preci­
dencias; debe saber que, en los casos decisivos, las leyes delim itan sam ente p o rq u e aquí, p o r prim era vez, la cognoscibilidad científi­
solo un ám bito de ju e g o objetivo d e n tro del cual la acción h u m a­ ca de las leyes y tendencias evolutivas de la vida social está en el
n a tom a su decisión. Piénsese e n la determ in ación de lajo m a d a . centro, se acentúa fuertem ente su carácter aproxim ativo, su re­
laboral. M arx m uestra las tendencias capitalistas que buscan u n ducción a los principios de la línea evolutiva. L cnin rechazó com o
m áxim o de trabajo, y las proletarias, que p rete n d en u n m ínim o; m etodológicam ente im posible el ideal cognoscitivo de Bujarin de
u n a an tin o m ia cuyos m iem bros son “acuñados am bos [en igual u n a sociología que fu era capaz de expresar predicciones “astronó­
m edida] p o r la ley que rige el cam bio de m ercancías”16. Es, pues, m icam ente exactas”. En segundo lugar, esta refutación teórica del
la lucha en tre la totalidad de los capitalistas y la totalidad de los utopism o p o r p arte de la epistem ología, está vinculada con razo­
trabajadores la que decide sobre la jo rn a d a laboral. nam ientos que, m ediados p o r la concepción global de la historia,
Q ue no se diga que aquí se trata m eram ente de categorías desem bocan en los problem as de la ética. La utopía, com o form a,
“sociológicas”; pues u n a afirmación tal deja ju stam ente de lado lo postula u n estado ya term inado, cuyos contenidos y form as h a n de
que es aquí sustancial: de acuerdo con la interpretación de Marx, garantizar u n a convivencia arm ónica en tre los hom bres, que - d e
lo social no es otra cosa que u n a determ inación definida del hom ­ una u otra m anera—les cae a los seres hum anos (tanto a los indi­
bre mismo, de su relación con otros hom bres. La totalidad de los viduos com o a la totalidad) e n el regazo com o si se tratara de un
capitalistas y la totalidad de los trabajadores son, entonces, aquí tan regalo. F rente a esto, el m arxism o destaca tam bién con relación al
solo síntesis de procesos sociales; en realidad se trata de la acción fu tu ro que los hom bres hacen ellos mismos su historia; que ellos
y el consentim iento de los hom bres, que tanto a peq u eñ a com o a mismos y el sistem a de relaciones con sus sem ejantes son el resul­
gran escala hacen su propia historia, pero no “la hacen a su libre tado de su propia actividad; que todos los contenidos y form as del
arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo fu tu ro resultaron y resultarán del fieri)-* concreto de la hum ani­
aquellas circunstancias con que se encuentran directam ente, que dad, sin im portar si esto sucede con u n a consciencia correcta o
existen y Ies han sido legadas p o r el pasado”17. A unque las leyes de falsa al respecto. La consciencia correcta del socialismo fundada
la econom ía, las m ediaciones entre individuo y esencia genérica, p o r M arx es, entonces, ante todo la consciencia del cam ino co­
sean muy variadas y m ediadas, la estructura arriba esbozada sobre rrecto: del fin en sus principios universales, de los m edios respec­
un ám bito de ju eg o concreto, dentro de cuyo espacio concreto el tivos en su especial particularidad, a m en u d o cam biante, y de los
h om bre tom a decisiones concretas y la estructura de u n a antino­ próxim os pasos en su peculiaridad. El hech o de que a partir de
mia concreta que induce al hom bre a la elección responsable, con­ aq u í se derivan gradaciones específicas en cuanto a la responsabi­
tinúan existiendo para la totalidad de la vida hum ana. lidad, se hace visible, según creem os, ya a p a rtir de este sucinto
1 HA
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos La responsabilidad social del filósofo

bosquejo. La epistem ología del m arxism o, según la cual la praxis en p rim e r lugar, con la totalidad de la historia; u n problem a en
aporta el criterio para la teoría, tiene profundas consecuencias el cual solo determ inadas aplicaciones e n cuanto al c o n ten id o se­
tam bién sobre la ética (anula, p o r ejem plo, el dualism o de razón ñ alarían la exigencia del día. P ero se trata, según n u estro p are­
“p u ra ” y “práctica”). cer, de algo m ás im portante: del problem a del d ía de hoy, n atu ­
No es este el lugar para tratar la influencia del m arxism o so­ ra lm e n te q u e fu n d a d o en los resu ltad o s de la h isto ria,
b re el pensam iento filosófico. Dicha influencia es m ucho más in­ en riquecido p o r tales resultados.
tensa de lo que se adm ite habitualm ente y, an te todo, en form a ¿En qué consiste lo nuevo p ara u n a acción responsable en
oficial; pues si la polém ica sobre u n a filosofía exige u n a d eterm i­ nuestros días? Em pecem os con el desarrollo de la técnica: esta
n a d a estructura de planteos, u n a exclusión de posiciones, u n va­ im puso, en las dos guerras m undiales, u n a creciente totalización
ciam iento de la ideología h u m an a que lleva hasta la nada, existe de la co nducción bélica. No es necesario h a b la r del p erfecciona­
igualm ente u n a influencia, com o en caso de la filiaciones d ecre­ m ien to a p a rtir de 1945. Es sabido que, con el ingreso e n la era
cientes. Adem ás se establecen determ inadas correspondencias atóm ica, su rg iero n en las masas sentim ientos vinculados con la
p o r el h e c h o de que el m arxism o, com o m uchas otras orientacio­ fatal d ecad en cia de la cu ltu ra hum ana. O bjetivam ente, n o sin ra­
nes, reacciona ante la crisis de la h u m an id ad que se inició a m e­ zón. P olíticam ente, p o r cierto, a m en u d o al servicio de u n dom i­
diados del siglo xix. En tales casos p u e d e n originarse paralelis­ nio m u n d ial im perialista; ideológicam ente, tam bién a m enudo,
mos m etodológicos en cuanto a la p reg u n ta y la respuesta, a m ezclados con las notas fatalistas de que la tecnificación ya ha
pesar de la com pleta oposición en tre las orientaciones. C uanto avanzado m ás allá del control h u m an o , y de que la “masifica-
más aguda sea esta crisis, cuanto más claram ente se distingan los ció n ” igualm ente fatal constituye el fu n d am e n to de la vida social
cam inos que parten de la encrucijada, tanto más intensam ente en n u e stra época. Esta ten d en cia fue reforzada p o r otro rasgo de
p u e d e n llegar a expresarse tales tendencias. esa g u e rra que se h a vuelto total. E n tanto d u ra n te la P rim era
G u erra M undial la o pinión pública se m ostró so rp ren d id a, a h o ­
ra la g u e rra req u ie re de u n vasto trabajo ideológico a n te rio r con
4
el c o n ju n to de las masas populares. Es u n a im p o rta n te m arca dis­
Salteamos la historia del desarrollo del m arxism o, con sus diver­ tintiva de n u estro tiem po el h e c h o de que la p ro p ag a n d a ideoló­
sos puntos de giro, para p o d e r concretizar el problem a que nos gica del exterm inio in elu ctab lem en te fatal se haya transform ado
propusim os a p artir la situación actual, de las decisiones que di­ en u n a n u n c a antes vista revuelta en co n tra de esta fatalidad.
cha situación nos exige, de la responsabilidad que las decisiones C ientos de m illones c reen a h o ra firm em en te que es evitable el
requieren. estallido de u n a guerra; que el desenlace feliz d e p e n d e de la ac­
Tam poco el m arxism o, considerado desde el p u n to de vista tividad de las masas -y, p o r ende, de los individuos que las cons­
de nuestra cuestión, es el mismo de hace cien años. Precisam en­ tituyen-. Y no son esperanzas ciegas, ilusiones infundadas. Son
te desde esta distancia no resulta in d ifereu te si se trata de u n g ru ­ antes b ien p roductos de im portantes hechos históricos universa­
po pequeño, a m en u d o ilegal, de u n partido de masas bajo el ca­ les. Baste sim plem ente con e n u m e rar los más destacados: la con­
pitalism o, del partido d om inante en la lucha p o r el socialismo en clusión del socialismo en un solo país -socialism o puesto perm a­
nn país co n tinuam ente am enazado p o r ejércitos intervencionis­ n e n te m e n te en p e lig ro -, en cuyo lu g ar surgió u n a alianza de
tas, etc. El presente es, desde luego, el resultado de toda esta his­ Estados socialistas con u n a población de ochocientos m illones
toria. Pero contiene -se g ú n creem o s- tam bién algo cualitativa­ de personas; la lucha de liberación de los pueblos coloniales que
m ente nuevo. P or eso se trata, ante todo, de p reg u n ta r si la transform a la unilateral reserva h u m an a y m aterial del im peria­
situación actual de la hum anidad contiene, de hecho, factores lismo agresivo en u n a poderosa zona neutral. La voluntad -c a d a
que resulte justificado observar com o v erdaderam ente nuevos en vez más decidida y cada vez más co n scie n te - que tien en las m a­
la historia. Pues, de no ser así, el problem a deb ería relacionarse, sas d e m a n te n e r la paz, p u d o n a c er solam ente sobre esta base; el
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos La responsabilidad social del filósofo

fortalecim iento de tal voluntad actúa retrospectivam ente sobre contenidos sociales del m ovim iento de resistencia que hay que
la consolidación de la paz. p o n e r en m archa. F inalm ente, com o el fin im puesto es provocar
Con esto -se g ú n creem o s- q u e d a delineado el m arco histó­ u n a acción social concreta que involucre la m ayor cantidad posi­
rico, q u e d a esbozado el ám bito de ju eg o concreto p ara expresar ble de hom bres, son, igualm ente, objeto de responsabilidad los
claram ente el problem a de la responsabilidad social específica­ m edios aplicados, es decir: el destino de los h o m b res envueltos
m en te actual. El co n tenido central ya se nos hizo notorio: es la e n la acción.
responsabilidad p o r la guerra o p o r la paz. Lo que antes era res­
ponsabilidad de círculos relativam ente pequeños, se convirtió
ah o ra en cuestión de la hum anidad. En especial en los últim os Notas
tiem pos, las masas se convirtieron cada vez más en m eros objetos
de guerra. Desde el m ovim iento de reacción, el pacifism o p ro ­ 1. Lukács se refiere aquí a las consideraciones en to rn o al sacrificio de Isaac desa­
m ulgó u n a p u ra ética de la convicción: el rechazo individual a rrolladas p o r K lerkegaard en Temor y temblor. Dichas consideraciones ejercieron
gran influencia sobre eljoven Lukács; p o r ejem plo, en el diálogo Van üerArmut
cualquier participación en ella adquiere, p o r cierto, u n tono ain Gaste. Ein Gesprach und ein Une/ [Acerca de la pobreza de espíritu. U na con­
ejem plificador; se m uestra com o u n co m portam iento que m ere ­ versación y una carta].
ce ser im itado y que induce a la im itación. Com o, no obstante, la 2. La novela, publicada en 1863, despliega u n a utopía social.
estructura ideológica se basa en acciones p u ram e n te individuales 3. El socialismo alem án o “verdadero” es u n a orientación política que se difundió
e n tre la intelectualidad pequeñoburguesa en los años '40 del siglo XIX, particu­
—y pasivas-, com o solo a p a rtir de ellas se busca g e n e ra r u n a reac­ larm en te en Alemania. Los representantes de la escuela — Karl G rün, Moses
ción en cadena, com o el rechazo abstracto, general de la guerra HeC, H e n n a n n Kricge, en tre otros— colocaban en la base de las ideas del so­
b o rra toda concreción social, surge necesariam ente u n utopism o cialismo u n a prédica sentim ental acerca del am o r y la herm andad, y negaban
a p artir de la ética de la convicción. El m odo de com portam ien­ la necesidad de la revolución dem ocrática y burguesa. U na crítica de esta orien­
tación se e n cu en tra en diversos textos de M arx y Engels; p o r ejem plo, en La
to socialista revolucionario (transform ación d e la g u e rra im peria­ ideología alemana, en la Zirkular gegen Rriege [C ircular contra las guerras], en Die
lista en u n a g u erra civil) presenta, desde luego, el problem a so- wahren Sozialislen [Los verdaderos socialistas] y en el Manifiesto comunista; ade­
ciohistorico con total concreción; contiene la negación de la más de Deutsc/ier Sozialismus in Versen und Prosa [El socialismo alem án, en versos
g u erra com o acontecim iento determ in ad o y concreto, e im pone y en prosa].
4. “Ein Vorsatz, m itgeteílt, ist niclit m eh r dein. Esta cita corresponde en realidad
al individuo que actúa u n a gran responsabilidad, en la m edida en al d ram a Die natüiliche Tochler [La hija natural] de G oethe, 1 acto, esc. 5, v. 412.
que él no debe lim itarse a la m era negación y a aceptar las conse­ 5. La cita aparece en u n añ ad id o [ZusaU] a u n a n o ta correspondiente al § 118 de
cuencias que esta im plica p ara su destino personal, sino que tam ­ las Grundlinien der Phüosophie des Rediles [Líneas fundam entales de la filosofía
bién carga con responsabilidad p o r los m edios de la m ediación, del derecho] de H egel. El pasaje com pleto dice: “Die Folgen, die gehem m t
w erden k ó nnten, kann ích zwar nicht voraussehen, aber ich muB die allgcmei-
p o r el resultado de los actos com etidos. Ya este esbozo m uy gene­ n e N atur d e r einzelnen Tat k en n en ” [No p u ed o prever, sin duda, las conse­
ral m uestra la com plicada dialéctica que rige la acción social con­ cuencias que p odrían ser inhibidas; pero debo conocer la naturaleza universal
creta. La responsabilidad decisiva en p rim era instancia se refiere de la acción individual]. En: H egel, G.W.F., Werhe in zwanzíg Brinden [Theorie
a la decisión misma: en la decisión aquí dictada se niega, incluso, W erkausgabe], Suhrkam p, Frankfurt a/M , 1970, v. 7, p. 222.
6. P oeta laureado; es decir: el poeta entronizado p o r el régim en.
un fen ó m en o sociohistórico determ inado, la guerra im perialista. 7. Sir Oswald E rnald, VI b aronet de Mosley (1896-1980): político inglés; sucesiva­
La responsabilidad p o r la decisión contiene, pues, ya la responsa­ m ente, fue conservador, in d ependiente y laborista. Fue m iem bro del gobierno
bilidad p o r la adecuación de los juicios que le sirven de base. laborista del9 2 9 . L uego se apartó de este m ovim iento y se convirtió en líder de
Adem ás, la negación aq u í expresada ya no es u n a negatividad la U nión de Fascistas Británicos. D etenido bajo las Regulaciones de D efensa d u ­
ran te la S egunda G uerra M undial, fundó u n a segunda U nión en 1948.
abstracta, com o en el pacifismo; contiene, en estrecha relación 8. G eorg Sinunel (1858-1918): sociólogo y filósofo alem án, exponente de la "filo­
con ello, un antíd o to social: el d e b e r de d esp ertar u n p o d e r so­ sofía de la vida” y au to r de Die Pbtlosojihir des Geldes [La filosofía del dinero],
cial alternativo en co n tra de la guerra. La responsabilidad se am ­ obra que ejerció un profundo influjo en eljoven Lukács, según puede verse en
plía y se concretiza, entonces, tam bién aquí, hasta abarcar los el prim er libro publicado p o r este, la Historia de la evolución del drama moderno.
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos

Lukács conoció personalm ente a Sinimel, y se estableció entre am bos u n a amis­


tad que duró, prácticam ente, hasta la m uerte de Simmel. El conocido análisis Libertad y perspectiva:
sobre “La cosificación y la consciencia del p roletariado” incluido en Historia y
cómamela de dase, se rem ite varias veces a la Philosophic des Geldes. Posteriorm en­
te, Lukács fue tom ando distancia del que fuera uno de sus m entores; en El asal­
Una carta a Cesare Cases*
to a la ratón, lo crítica con dureza.
9. D iligente padre de familia.
10. ¡riionienoloíría del Espíritu. Traducción de W enceslao Roces con la colaboración
de Ricardo G uerra, FCE, México, 190(3, p. 27(3.
11. Apnigmasyne: es la pereza, indolencia, am or al ocio, retraim iento de los asuntos
públicos, indiferencia, apatía, irresolución.
12. Según el Evangelio, palabras dichas por Cristo duranLe la crucifixión; cf. San
Lucas 23, 34.
13. Fragm ento dram ático cargado de elem entos autobiográficos, com pnesto en­
tre 1S90 y 1900. Tolstoi llegó a escribir cuatro de los cinco actos planeados pa­
ra el dram a. 8 de ju n io de 1957
14. M arx, K., Manuscritos económico-filosóficas de 1844. En: Engcls, F., Esbozos para
una crítica de la economía política. Marx, K., Economía, política i1filosofía: Manuscri­
tos económico-filosóficos de ¡844. Trad. y notas de F ern an d o A ren, Silvina Rotem - Q uerido amigo:
berg y Miguel Vedda. Introcl. de Miguel Vedda, Colihue, Bs. As., 2003, p. 146.
15. Ibídem , p. 116. Me ha alegrado m ucho su carta, a pesar del “egocentrism o” [Ich-
16. Marx, K., El capital. Crítica de le Economía Política. 8J reim pr. Trad. de W enceslao bezogenheit]. Y creo que no p e rtu rb a rá n u e stra am istad que me
Roces, FCE, M éxico, 1973, p. 180. La traducción ha sido levem ente corregida.
com porte igualm ente com o u n “h isto riad o r de la literatu ra” ob­
17. Marx, K., El dieciocho ¡h umano de Luis Bonaparte. En: Trabajo asalariado y capital.
l i ad.: Ediciones Progreso, Planeta-De Agostini, Barcelona, 1985, pp. 135-225; jetivo fre n te a esta categoría sum am ente subjetiva que em plea u n
aquí, p. 135. am igo y co n tem p o rán eo . U sted dice que mi in terp retació n obje­
18. Devenir. tiva, social de M anzoni provocará resistencia e n tre los psicologis-
tas italianos. A hora bien, creo que, tratándose de este egocentris­
m o, es preciso aplicar el m ism o m étodo: no es u n a categoría
psicológica co ngénita - o a lo sum o u n a tendencia—, sino u n resul­
tado de com plicadas interrelaciones e n tre sujeto y realidad social
objetiva. Este es, según creo, el m étodo p ara resolver este proble­
m a, tanto en el pasado com o en el presente, tanto científica co­
m o prácticam ente. P or un lado, m e acu erd o m uy b ien de que el
egocentrism o n o siem pre h a desem peñado en usted ese papel.
P o r otro, sé, a p a rtir de u n a b u e n a experiencia, que en m i h e r­
m osa casa de recreo en B ucarest tam bién tuve que llevar adelan­
te u n a lucha tal que no m e excedo con el egocentrism o1. No crea
que, con tales consideraciones, rec u rro a u n a estetización, a u n a
capitulación an te la m ala realidad, tal com o ocurrió a m enudo
con la “reconciliación” del H egel tardío. Se trata, antes bien, de

* La p resen te traducción está basada en el original alem án existente en el “Archi­


vo Lukács” de Budapest. T raducción de Miguel Vedda.

i i n
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos

secundar la perspectiva. R ecordará, quizás, mi conferencia sobre


este tem a en el últim o congreso de escritores alem anes, que tuvo
Entrevista:
lugar el año pasado. En esa ocasión dije que la perspectiva no es En casa, con Gyorgy Lukács*
u n a realidad -si aquella es rep resen tad a de tal m odo, entonces se
produce u n happy e n d 2- , pero es, a la vez, u n a realidad futura.
P o r Jo tanto, es real e irreal al m ism o tiem po. Si u n o se atien e a
esto, entonces es posible encontrar, incluso bajo las circunstan­
cias más desfavorables, u n ám bito de ju e g o para la actividad. Q ui­
zás conoce, a p a rtir de conversaciones anteriores, que mi m áxim a
favorita es u n a p e q u e ñ a variación sobre la fam osa frase p ro n u n ­
ciada p o r Zola en tiem pos del caso Dreyfus3: “La vérité est lente-
m en t en m arche, et á la fin des ílns, rien t ne b a rre te ra ”4.
Me alegró so brem anera lo que escribe sobre M anzoni. H e P éter Rényi y Pál Pándi, dos m iem bros del equipo del Ntpszabad-
exp erim en tad o algo sim ilar en Inglaterra con relación a W altcr ság1 - e l diario de B udapest y órgano oficial del Partido de los Tra­
Scott. Sería muy b u e n o que concretara alguna vez el plan sobre bajadores Socialistas H ú n g aro s-, visitaron a Gyorgy Lukács en Bu­
M anzoni que esboza en su carta. Pues lo que aparece en La nove­ dapest, en su casa sobre el D anubio, y hablaron con él sobre
la histórica solo p u e d e ser u n a indicación, u n estím ulo. U na ver­ cuestiones económ icas y culturales de interés general. El filósofo,
dadera valoración m arxista de M anzoni solo p u e d e ser o b ra de que cuenta con o chenta y tres años, todavía sigue u n cronogram a
un italiano; p ero creo que una tal valoración correcta sería m uy cíe trabajo estricto. D efiende apasionadam ente sus puntos de vista
im portante para Italia, y usted es, precisam ente, el a u to r indica­ y recibe gustoso toda o p o rtu n id ad para discutirlos abiertam ente.
do para hacerla. Los entrevistadores expresaron que les p ro d u cía u n gran
p lacer que esta conversación p u d iera concretarse, y prosiguieron
con su p rim e ra pregunta:
Notas
Entrevistadores: ¿Cuál es su opinión sobre la introducción del
]. En 1956, Lukács apoyó la rebelión contra el régim en com unista húngaro, y pro­ nuevo mecanismo económico, y qué espera de él?
movió u n a profund a transform ación del sistema. U na vez reprim ida dicha re­ Lukács: En m i opinión, este es u n paso e x trao rd in ariam en ­
vuelta, fue deportad o a un cam po de concentración en Bucarest, do n d e p erm a­
neció recluido hasta el 10 de abril de 1957.
te im p o rta n te y positivo en u n a dirección tom ada en p rim e r lu­
2. Final feliz. gar p o r el xx C ongreso del P artido C om unista de la U n ió n Sovié­
3. Alfred Drevfus (c. 1859-1935), un oficial de la arm ada francesa nacido en Alsacia, tica. ¿Cuáles han sido las dificultades p ara las cuales resultó
fue acusado injustam ente de entregar a u n gobierno extranjero docum entos co­ necesario e n c o n tra r u n a salida? En el m o m en to de la revolución
nectados con la defensa nacional. Fue som etido a corte marcial, degradado y con­
denado a prisión perpetua en la Isla del Diablo. Los esfuerzos de la m ujer y los
y de la contrarrevolución e n la U nión Soviética, en 1917, era n e ­
amigos de Dreyfus consiguieron revelar la inocencia de este, que había sido vícti­ cesario, de m an e ra indudable, in tro d u c ir el d en o m in ad o ‘comi-
m a de la corrupción -y, en particular, del antisem itism o- del ejército y las institu­ sariaclo’, tan to en la pro d u cció n com o en el ejército, p o rq u e los
ciones públicas francesas. Zola intervino activamente a favor de Dreyfus, y escri­ especialistas m ilitares, económ icos y de otros cam pos dejados
bió, en ese contexto, un famoso panfleto, J ’accuse [Yo acuso] (1898). Recién en
1906 fue exonerado Dreyfus de los cargos y consiguió recupear el cargo militar.
p o r el anden régime, eran, p o r regla, p oco dignos d e confianza e n
4. La verdad está lentam enre en m archa y, al final de los tiempos, nada la detendrá. conjunto, e incluso, defensores de la contrarrevolución. N o me
La frase de Zola (“La vérité est en m arche, et rien ne ra rré te ra !”) fue uno de los
más difundidos gritos de guerra d u ran te el caso Dreyfus. C uando el sen ad o r
Scheurer-Kestner exigió la revisión de dicho caso, Zola escribió un artículo en Le s: “Ar lióm e with Gyorgy Lukács”. En: The New Hungarian Qiiarterly 29, vol. IX (pri­
Fígaro (25 de noviem bre de 1897) encabezado, precisam ente, p o r esa fórm ula. m avera de 1968), pp. 74-82. T raducción de M ariela Ferrari.

1i 3
Gyorgy lukács. Testamento político y otros escritos Entrevista: En casa, con Gyorgy Lukács

e n c u en tro lo suficientem ente fam iliarizado con la e stru c tu ra in­ purgas de los años treinta? ¿O -y creo que esto es lo c ie rto - Sta-
tern a de la U nión Soviética com o p ara ser capaz de d e c ir p o r lin necesitaba es tas_purgas p o r razones prácticas y p o r ello expuso
cuánto tiem po y en qué form a esto fue necesario. No obstante, que~lá lu ch a de clases se volvía cada vez más ag u d a? E n otras pa-
es in d udable que este sistem a no solo no fue desm antelado en el la b fa src n H ú g a r'ú é T é g u iT ^ l^ e fd a d e fo T ñ é to d o del m arxism o y
tiem po de Stalin, sino que fue desarrollado más aún. La descon­ desarrollar u n a estrategia y táctica a p a rtir de u n análisis de los
fianza era la regla y esto significó la concentración burocrática, acontecim ientos, las decisiones tácticas (ya fu eran correctas o
la supervisión m inuciosa de todos los detalles. e rró n e as) fu eron decisivas, y se construyó~üna teoría sobre la ba-_
Sin em bargo, el desarrollo del socialismo iniciado p o rL e n in se de estas. P e rm íta n m é ’táhíISien ejem plificar u n a ocasión en la
condujo a u n progreso educativo a tal escala, que la U nión Sovié­ que coincido con la táctica de Stalin. Estoy p en san d o en el pacto
tica posee hoy tantos técnicos calificados y j i ábiles com erciantes, que concretó con H itler en 1939, el cual, a mi parecer, fue el pri­
que ah o ra incluso los Estados U nidos sienten envidia. Tales_hom- m er paso decisivo hacia la destrucción de la A lem ania fascista. Pe­
ro ¿que conclusiones se extrajeron? D esafortunadam ente, fue
bi’£g,y m ujeres_.no.p o d rían ser.gobernados de esa form a- Se han
que, p o r u n tiem po, nuestro in te n to fue persn ad ir j ULqs rnm úm s:
m anifestado signos de esto d u ran te m ucho tiem po. El XX C ongre­
tas franceses _y británicos cíe su sp en d e d la Ju c h a en co n tra de Hi-
so tam bién reconoció esto. Resulta su p e rñ u o d ecir que no pien­
tlcr; se declaró que el enem igo real se en co n trab a en sus propios
so que la expresión “culto a la personalidad” sea muy adecuada;
'países, y com o resultado se paralizó la resistencia' antifascista.
lo que es relevante es que este problem a está siendo considerado.
Piensen en el p rim e r volum en de Los comunistas1, ’de A ragón,
Es u n .g ra n .m é rito del P artido-húngaro h a b e r reconocido tam ­
d o n d e se describe esto muy vividam ente. Este m é to d o , según el
bién en esta ocasión la necesidad de u n a acción concreta. El n u e­
cual _una_Leoría tiene qu e “adaptarse a” la táctica, no h a sido to- /
vo m ecanism o es u n experim ento im portante en el esfuerzo p o r
ta lm en te ab an d o n ad o aú n , y hasta que esto suceda",’todavía habrá. I
llevar a cabo la producción socialista en u n a form a libre de dis­
ajgún peligro cle_ci.ug_las viejas tradiciones b urocráticas^pu e d a ñ / / /
torsiones. Esto, a mi parecer, hace que sea u n paso tan im p o rtan ­
dirigirnos en u n a dirección retrógrada. j * *
te en la dirección correcta. Es la clase de paso que hace posible y
necesario u n renacim iento m arxista. Es_ tam bién u n re to rn o ji lo
E: Usted ha. mencionado que es erróneo criticar con métodos dogmá­
que solíam os llam ar la dem ocracia proletaria e_n la^época d e Le-
ticos. y, sin un análisis adecuado, la tesis de Stalin de que la lucha de cla­
nin. El in terro g an te actual es hasta qué p u n to hem os roto con las
ses se vuelve cada vez más aguda. Pueden darse situaciones en las que la
form as antiguas y qué problem as surgen, en vista de que este no
lucha de clases se vuelva, de hecho, más aguda. ¿Esto sig)iifica entonces
h a sido solucionado. Según mi p u n to de vista, se h a n aclarado
que usted rechaza que la teoría de la agudización continua de la lucha de
ciertas cosas. No se pu ed e d u d a r de que las faltas en co n tra de la
clases sea compensada a través de una teoría de la. reducción continua de
legalidad, y todo lo relacionado con estas, ha sido tratado ele m a­
n e ra consistente y adecuada en H ungría, pero, y esta es mi opi­ la lucha de clases ?
GL: Sin dudas. Tanto si la lucha de clases se vuelve más agu­
nión, los m étodos anteriores, en lo que respecta a otras cuestio­
da com o si eso no ocurre, siem pre se trata d p u n a cuestión con­
nes, no fu ero n desechados, hasta ahora, de m an era tan radical
com o era necesario. creta q ue los m arxistes tien en que cJarüicair_sobre-Uv-l?iisc_xle--los
h e c h o s, y tien en que adecuar su táctica con respecto a estos. Vol­
D éjenm e ilustrar esta afirm ación a través de u n ejem plo: la
viendo al problem a original, en H u n g ría (pero en cualquier otro
relación en tre teoría y táctica. E lju icio e rró n e o acerca de que la
lugar tam bién) hay cierta aversión a declarar explícitam ente
lucha de clases se vuelve cada día más aguda, es criticado a m en u ­
cuán im p o rtan te es este p u n to de giro. Preferim os p resen tar las
do. Ese p u n to ele vista ha.sido rechazado, p ero la cuestión no ha
cosas com o sí estas se h u b iera n desarrollado co rrectam en te, en
sido exam inada de m an era apropiada, desde el p u n to de vista
lo esencial y, a p a rtir de ahora, vamos a m ejorar las cosas; algo
m arxista. ¿Podemos decir realm ente que Stalin creía que la’ lucha
b u e n o va a ser sustituido p o r algo m ejor, y no algo m alo p o r algo
de clases estaba volviéndose cada vez más aguda; y explica esto las
1 1 A 115
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos

Entrevista: En casa, con Gyorgy Lukács


b ueno. Perm ítanm e citar aquí al gran m aestro de la teoría y la
práctica, Lenin. C uando concluyó la g u erra civil rusa, en 1921,
Lenin, com o es b ien sabido, elaboró la Nueva Política E conóm i­ ninista cuando digo que se necesita tal sentim iento de u n cam bio
definitivo p ara p o n e r en práctica el m ecanism o.
ca. L enin n o afirm ó entonces que el com unism o d e g u e rra había
sido, éir'éserTciaTuña b u e n a política que sería entonces reem p la­
E: Usted mencionó que el X X Congreso representó un punto de giro.
zada p o r algo aun m ejor, sino que declaró*, de m anera bastante
¿Es necesario un nuevo punto de giro que continúe el del x x Congreso?
franca, que el com unism o de g u erra había sido u n a política casj
GL: Esto tiene que am pliarse. C o ntem plado dialécticam en­
insostenible, en principio, a la que nos h ab ían .fo rzad o las- cíe*
te, u n cam bio no tiene que ten e r lugar en u n solo día. U n p u n to
cunstancias. Fuim os capaces de p ro d u cir u n cam bio e in tro d u cir
de giro p u e d e abarcar toda u n a era. De esta m anera, el d esarro­
la Nueva Política Económ ica, cuando la presión de las circuns­
llo del h o m b re com o tal y el com ienzo de lo que pensam os com o
tancias ya no d eterm inaba lo que podíam os hacer. L enin n u n ca
trabajo fue u n p u n to crucial, y, sin em bargo, d u ró decenas o cen­
aseveró que esta nueva política fu era u n a continuación del com u­
tenares de miles de años. In d ud ab lem en te, el trabajo p ro d u jo al
nism o db'gU errar^u-desarrolloTüíefiór o su corrección, sino, que,
h o m bre. Es igualm ent_e.cierto-quejcl trabajcLtardó diez m il o, qui-
p o r el contrario, llam ó a la Nueva Política Económ ica lo opuesto
zás cien mil años en se r establecido corno u n .m o d o de vida, de
del com unism o de guerra. Lo que yo objeto es que no hacem os
m an e ra general.
suficiente hincapié en la oposición e n tre el nuevo y el viejo m e­
canism o, a pesar de que la transición con L enin dem ostró que, a
E: En los años recientes, el mecanismo de planificación económica
m enudo, es, precisam ente, el “shock” el que tiene el efecto de sa­
también ha sido introducido en Hungría ¿Esto no demuestra que el pun­
cudir a las masas y dirigirlas hacia las nuevas tareas.
to de giro, como proceso, está en curso ?
GL: Se h a n d ado algunos pasos hacia adelante. Esto es ver­
E: Pero la situación actual, ¿es análoga al punto de giro de 1921?
dad más allá de toda duda. Estam os en el cam bio, p ero no se pue­
En los últimos diez años se han tomado un número considerable de medi­
de d ecir que el cam bio se haya com pletado. C reo necesario que
das para la organización de la economía; frente a estas, el nuevo meca­
la gente sea concicntizada del cam bio en los m étodos, en lugar
nismo económico no es un cambio, sino una continuación y un/creci-
de q u e se hagan esos esfuerzos p o r oscurecer el cam bio; y toda­
miento, aun cuando, para decir la verdad, sea un crecimiento que se
vía nos encontram os, a m enudo, con tales esfuerzos.
dirige directamente hacia lo esencial.
GL: Esto p o d ría ser así e n ciertas cuestiones económ icas. Yo
E: También está diciendo que no es correcto prometer “algo mejor pa­
no m e dedico a la econom ía. Pienso que el “sh o ck” es necesario
ra reemplazar algo bueno ”, y que las masas tienen que ser inducidas a ac­
a fín de. que podam os ser capaces de movilizar a la g e n te jm r a jg
tuar, a fin de ser movilizadas para el mecanismo. Pero nos encontramos,
que viene, y, a mi p arecer, eMa JupyilizaciónfesTiecesarla. Al ha­
asimismo, con el fenónemo de que la gente dice que “lo que tenemos aho­
blar de “shock” no m e refiero a d errib ar el regim en. L enin tam ­
ra es bastante bueno”. No bueno, pero “bastante bueno”. Y temen que en
poco sostuvo que habíam os finalizado con el socialismo cuando
un aspecto u otro se encontrarán en una posición más dificultosa; en
presentó al Nueva Política Económ ica. Al contrario, dijo que des­
oirás palabras, temen perder lo que ya han conseguido. Asi que tenemos
pués de u n m al paso inevitable al que se nos h ab ía forzado, de­
que sostener que lo bueno va a ser mejor.
bíam os d ar un paso atrás, y luego d ar el paso correcto hacia ade­
GL: N adie niega que h a hab id o ciertos progresos en la eco­
lante. Lo que busco aq u í, es .un--m étodo que...haga p o sible
nom ía. No discuto esto, los considero evidentes p o r sí mismos.
movilizar a .millones de m anera m ucho.m ás,intensa, p ara ayudar
Pero afirm o que si las personas todavía tem en la in troducción del
a p o n e r en práctica el mecanismo._E_s p o r esto que m éncióiñírel
nuevo m ecanism o, esto m uestra que no c o m p re n d en lo que el
e je ni pTcrie ni riis tai p u e s t o que deseam os que las masas actúen de
m ecanism o significa para ellos, concretam ente; y si n o lo com­
h e c h o y n o solo form alm ente. Estoy hab lan d o en este sentido le­
p re n d e n , entonces es culpa nuestra.
116
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Entrevista: En casa, con Gyorgy Lukács

E: Si argumentamos en términos evolutivos, entonces tenemos que gadas de ajedrez individuales, sino a ver la fo rm a e n la que esta­
tener presente que no solo la falta de confianza (que usted mencionó co­ b a n conectadas, es decir, a verlas en su p ro p io contexto.
rrectamente) fu e la razón para la hipercentralización, sino que tuvo lugar La escritura soviética se inició con la p len a consciencia de
el primer estadio de la industrialización, luego el período de colectiviza­ este papel de la literatura. Las grandes obras de Gorki, com o La-
ción, es decir, un período en el que se requirieron grandes decisiones cen­ vida de Klim Samgin3, El diecinueve, de Fadeiev1, Lento fluye el Don5,
tralizadas. Esto incrementó el peso del aparato central, por supuesto, pero de Sholojov6, las novelas de form ación de M akarenko7, son des­
el desarrollo económico ha sobrepasado este período y ahora esta economía cripciones de esos grandes problem as hu m an o s que surgen antes
moderna ya no puede ser satisfactoriamente dirigida por el antiguo apa­ d e 1917 y en la U n ió n Soviética luego de 1917, y p o r 1917. La
rato centralizado. Asi que debe transformarse en una economía que sea grandeza histórica de la revolución de 1917 es reflejada clara­
centralizada de otra forma, que sea elástica y, en gran medida, descentra­ m en te en tales obras. En H ungría, creo que la novela de Déry8 Fe-
lizada. Esto podría ser considerado un proceso orgánico. lelet9 [La respuesta] h a sido el in te n to socialista más serio p o r
GL: Esto sería correcto si tratásem os aquí con u n a cuestión plasm ar, en literatura, tan grandes problem as hu m an o s luego de
de tecnología o adm inistración de negocios p u ram en te, y_n.o._con la liberación. No hay que olvidar que originalm ente Révai10 dijo
algo m uchísjm oj n á s im po rtan te. El énfasis exclusivo e n la evolu­ en u n congreso de la Liga de Escritores que en B álint ICópe, Déry
ción trae consigo, de m an era necesaria, la supresión de los p rin ­ h a b ía creado a u n típico trabajador jo v en del p e río d o de
cipios involucrados en el cam bio. N o m e m alentiendan, n o estoy H orth y 11. Révai quiso decir esto en h o n o r a su tiem po. El gran de­
dicie_ndp_quc_LQdo debe cam biarse p a ra m añana, aunque"sí creo bate alred ed o r del segundo volum en fue d ebido al h e c h o de que,
que si n o peleam os resuelta y tenazm ente p o r el cam bio, e n to n ­ al d esarrollar este carácter, Déry m ostró ese tipo de trabajador
ces laTc'ósasAahlpÓcovan a cam biar a través de los años. El joven honesto, izquierdista e incluso de tipo revolucionario, que se afi­
H egel p rodujo la siguiente paradoja ingeniosa: “Si deseam os cam­ lió al Partido C om unista recién en 1945. Déry usó la psicología de
biar algo, entonces hay algo que tiene que ser cam biado”. Estoy B álint Kópe p ara explicar esto. Q ue los Bálint Kópes n o se hayan
p e k a n ^ _ p a ra _ q u j^ Ia su p e re stru c tu ra sea cam biada lo m ás p ro n ­ afiliado al P artido C om unista tenía sus ra zones_dentro del mpyi-
to posib.Le_Cuanio_roásjflaram ente vean las masas de q u é s e jra ta m ie n to tam bién. En lugar de atacar la novela, d e b e rían h aber ex­
todo, m ás r áp id am ente progresarán más allá de lo viejo. traído las conclusiones adecuadas a _partir de”esta.
H e publicado u n artículo sobre SoljenitsinTEn este artículo,
E: A un cuando hay diferentes abordajes entre nosotros, creemos que expuse el pro b lem a de que era im posible escribir u n a novela ver­
acordamos en lo fundamental. Asi que permítanos pasar a la siguiente d a d e ra sobre la vida co n te m p o rá n e a en cualquier país socialista
pregunta. Usted ha estado peleando y discutiendo durante muchas déca­ que n o co n ten g a u n esfuerzo p o r arreglar cuentas con los hechos
das por el reconocimiento de la responsabilidad social de las artes. ¿ Cuál del p e río d o stalinista. P orque, a excepción de esos q u e solo cuen­
considera que es la esencia de esta responsabilidad hoy en día ? tan hoy e n día con veinte años, todos nosotros hem os atravesado
GL: La im portancia real de la literatura es que revela cuáles esos años. Cóm o vivimos hoy, cóm o hablam os o sentim os, d e p e n ­
son los grandes y profundos problem as hum anos d e n tro de cual­ de del m odo en que reaccionam os, ayer y hoy, fre n te a esa época.
qu ier p e río d o dado. Esta tom a de consciencia d e los problem as Todos debem os h a c er lo m ejo r p ara p ro d u cir tal literatura, y ayu­
gracias a las artes, transm itidas adecuadam ente, actúa sobre el d ar a su desarrollo. Los últim os dos libros d e Lászlo B enjám in12
proceso histórico mism o. No crgo_que_sea pura casualidad que son u n ejem plo que n o pu ed e ser pasado p o r alto cu an d o se con­
M arx releyera las tragediasfgriegas cada año y que supiera largos sidera esta literatura. La personalidad de u n revolucionario con­
pasajes dcTShakespcare de m c m o ria ._Eslo.n o e ra simple, am or a la vencido que, aun cuando vio y vivió el m al y, a p esar de todo ese
liter¿tuiáT“E stoy'convencido de que ap rendió m u ch o de esas m al, p erm aneció com o u n lu ch a d o r a favor del socialismo, es cla­
obras. A prendió a c o m p ren d er los conflictos en la historia y los ram en te reflejada en ellos. Este es u n h o m b re de nuestros tiem­
períodos de transición n o solam ente com o Ja sum a total de las jn- pos. Plasm ar u n a extensa variedad de caracteres es el propósito
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Entrevista: En casa, con Gyorgy Lukács

de la literatura. Soy optim ista en lo co n cern ien te a la evolución que se convirtieron en burócratas dogm ádeos. El relato de esto
posterior, p ero creo que es necesario que este tipo de literatura es, v erdaderam ente, u n o de los tem as centrales de nuestro tiem-
sea considerada com o central y n o aquel énfasis sobre problem as p o . La expresión “tem as centrales” p u e d e n o ser del todo afortu­
de m oda en la actualidad. Hay que pensar e n lo que B recht re­ n a d a p o rq u e la relación del h o m b re y la sociedad en tre sí es tan
presen ta hoy en todo el m undo; B recht tiene éxito en países so­ com pleja q ue u n o n o p u e d e d ecir si solo existe u n a cuestión cen­
cialistas y no socialistas, p ero , principalm ente con Madre Coraje, El tral. U n o p u e d e hab lar únicam en te d e u n com plejo íntegro de
alma buena de Sezuán, etc.; con esas obras en las que m ostró el lu­ cuestiones centrales. Este es el com plejo al que yo m e re ñ e ro con
gar del h om bre contem p o rán eo en la historia m undial. La litera­ el térm ino “la tragedia d e Révai”; y esta es, en verdad, u n a de las
tu ra tiene que “excavar” estos im portantes problem as hu m an o s y, cuestiones m ásdm portam éifym as centrales si se quiere c o m p ren ­
si tiene éxito al hacerlo, entonces sobrevendrá u n nuevo renaci­ d e r al h o m b re contem poráneo.
m iento, com o el de la literatu ra soviética en los años veinte.
E: Usted solo enfatizó ios aspectos negativos del período en cuestión.
E: Usted escribió en su Estética que u n arte que toma sus temas de En última instancia, la generación que creció en la época de Stalin ganó
las noticias del-día puede ser clásico y mencionó entre otros a Petófi y a las más grandes batallas de la Guerra M undial y derrotó al fascismo. Y
Maiakovski. ¿Estos ejemplos tienen validez hoy en día? la generación que creció luego de la liberación condujo la revolución so­
GL: No tengo d u d a de ello. Pero estoy afirm ando que la li­ cialista en Hungría.
teratura n o pu ed e ser red u cid a a esto. Este aspecto estuvo m ucho GL: Si se me p e rm ite la siguí e i ^ J o r a u l a c i ó n : _desde ,mi
m enos presen te e n Arany13 que en Petófi. Al principio del siglo p u n to dejyi^LajjJ^el-peor^SA cialLm o_es_prefenble antes que el
diecinueve era m uy fuerte en Shelley14, quien era u n gran adm i­ m ejor capitalism o. Estoy p ro fu n d am en te convencido de esto, y vi­
rad o r de Keats15, en cuya obra estaba del todo ausente y, sin em ­ ví esos tiem pos con esta convicción. Esos tiem pos ten ían su lado
bargo, las odas de Keats todavía son de interés universal hoy en positivo, igualm ente, puesto que el socialismo entonces estaba
día. En otras palabras, no niego la posibilidad para nada, pero edificándose. N unca he tenido dudas sobre ello. E n la U n ió n So­
protesto ante u n a cierta inclinación, que h u b o en H un g ría, y, que viética fue creada u n a industria m o d ern a que hizo posible la re­
ciertas personas aún sostienen, a declarar que la única actitud po­ sistencia a Hitler. N o niego este lado positivo, p e ro ahora, p o r
sible p ara u n escritor com unista es la ad o p tad a p o r Petófi. ejem plo, nos encontram os hab lan d o de literatura, y aq u í n o po­
dem os eludir el h e c h o de que m u ch a gente, au n q u e llena de bue­
E: Usted escribió en uno de sus artículos10 que consideraba la elabo­ nas intenciones, entró en u n a situación sum am ente com prom eti­
ración del complejo descriplo como el culto a la personalidad la tarea cen­ da que distorsionó su condición h u m an a y su talento. Sin estas
tral de la literatura. El problema central es aireglar cuentas con lo que he­ distorsiones, la realid ad de hoy no pu ed e ser m ostrada com o rea­
mos heredado de ese período, esto significa que, en esencia, todavía no lo lidad. La evolución h u m an a es ex trao rd in ariam en te com plicada.
hemos superado. Y n o se debe p erm itir a la literatu ra oscurecer sus lados negativos,
GL: En mi opinión, este es uno de los im portantes proble­ p o rq u e es precisam ente la literatu ra la que p u e d e m ostrar qué
mas centrales de nuestro tiem po. Y o co n sid eraría u n gran logro fuerzas de resistencia, qué reservas todavía p u e d e n ser moviliza­
que u n escritor h ú n g a ro escribiera la vida de József Révai, que, das e n la psiquis y en la m oralidad del ho m b re, y, p o r otro lado,
creo, h a sidcfuná"vida llena de conflictos trágicos. C onozco u n cuáles son los obstáculos que p u e d e n determ inar, incluso, el de­
gran n ú m ero ele"comunistas que habían sido revolucionarios dis­ sarrollo del más sobresaliente de los hom bres. Y n o solo de los
tinguidos y generosos a principios de los años veinte; ellos p e rte ­ más sobresalientes. P or eso, en mi opinión, la película de Andrés
necían a la categoría de la que luego iba a ser considerado com o Kovács18 Días fríos, es .notable porq u e muestra",~en~ú'iTalto n ivel ar-
rep resen tan te típico Im re Sallai17, y que más adelante se volvió en tístico, el p ro b le m a h u m an o de cóm o la gente co m ú n se convir­
co n tra de aquello que había defendido. Tam bién sé de algunos tió en bestias fascistas. La com prensión y la explicación de los
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos
Entrevista: En casa, con Gyorgy Lukács

grandes problem as hum anos de u n p erío d o es la vocación real de


Rusia entonces todavía h am b rien ta y asolada ejercitó u n a e n o r­
la literatura, de todas las artes.
m e influencia sobre los intelectuales occidentales. A hora nos en ­
contram os en u n p u n to d o n d e d e p e n d e de nosotros lograr que
E: Nos gustaría preguntarle una última cosa. ¿ Cuál es su opinión
n u e stra influencia sobre O ccidente crezca ráp id am en te. Estamos
sobre el lugar del marxismo en el mundo hoy en día?
en u n a posición favorable y n o d eb em o s desaprovecharla. N i si­
GL: E n los últim os tiem pos, se h a desarrollado u n a situación q u iera sabem os cuán p ro fu n d am en te p odríam os influir (supo­
ex traordinariam ente favorable para nosotros a este respecto. n ien d o que nuestras diversas form as.artísticas fu eran de u n a cali­
C uando la am enaza de g u e rra se redujo (al m enos hasta cierto d a d lo suficientem ente alia) sobre el desarrollo del m undo,
punto) y se produjo u n a especie de deshielo en la G u erra Fría, las capitalista, desde la filosofía a la literatu ra y la m úsica. P erm ítan­
ideologías q u e h a b ía n sido desarrolladas e n co n ex ió n c o n la vic­ m e rec o rd a r aquUel e je m p lo 'd e 'B a rtó k 19, cuya influencia crece
toria de 1945, sin excepción, llegaron a u n estado de crisis en los c o n tin u am en te, com o en co n tra d e los m odernistas extrem os
países capitalistas más im portantes. Esto resulta más claram ente que in te n ta ro n desacreditarlo con su crítica negativa. N o jia b rá
visible en N orteam érica, d o n d e el sueño de la h eg em o n ía políti­ bcUTeras_para q u e n u e stra literatura, nuestro cine, n u estra filoso-
ca e ideológica p osterior a 1945, las ilusiones e n relació n con el fíáT engan u n a influencia.sim ilar, si sólo rom pem os resu eltam en ­
m odo de vida am ericano, han colapsado. F u n d am en talm en te, la
te con el dogmatismo^--------------- ------- ----- --------------- ---------- JjLEL
g u erra de Viet N am y las trem endas dificultades asociadas a la in ­ necesaria u n a visión d el m u n d o q u e a traiga a la gente, to­
tegración de los negros m ostraron que la ideología n o rteam erica­ dos los elem entos de esta visión del m u n d o están presentes en el
n a form u lad a e n 1945 estaba a p u n to d e quebrarse. La novedad m arxism o, tenem os que desenterrarlos y utilizarlos, eso es todo.
de que con la ayuda del Reino U nido podía seguir siendo u n po­
d er m undial, aun cuando de segundo o rd en , era típica en esa si­ E: Este intercambio opiniones nos demostró que, a pesar de ciertas
tuación po sterio r a 1945. E n los últim os años, esta ideología tam ­ diferencias, podemos hablar de una identidad de perpeclivas en cuanto a
b ié n h a en tra d o en u n estado d e crisis. Los esfuerzos del
las c uestiones fundamentales.
d erro tad o im perialism o germ ánico p o r “d eshacer” los aconteci­ GL: En m uchos aspectos. D onde existieron diferencias, q u i­
m ientos de la g u erra m undial utilizando las arm as nucleares con
siera recalcar quc^cpm .o_iilósofo,-cónsÍdéIb_m i d e b e r expresar
las que desean ejercer presión, tam bién están p o r fracasar. mis propias-opiniones-resueltam ente. C uanto más, m ejor, si estas
P o r o tro lado, en esta p a rte d el m undo, h a surgido la situa­
con duc e n a la dis cus i ó n .
ción de la que hablam os en la p rim era pregunta. U na de las con­ E: Coincidimos con esto en lodos los sentidos. Los principios no pue­
secuencias más im portantes de esto es que, en O ccidente, se han den ser clarificados sin un intercambio de opiniones abierto. Permítanos
propagado cada vez más el interés p o r el m arxism o y u na actitud agradecerle esta conversación y también desearle que continúe con buena
positiva hacia él. E n 1945, el m arxism o e ra tratad o com o u n a
salud v con más trabajo exitoso.
ideología decim onónica obsoleta, pero hoy resulta interesante
observar q ue se e n c u en tra en ascenso. Pensem os solam ente en la ■Y
posición que tom ó Sartre en 1945 y la posición que está tom ando
La entrevista fue publicada p o r p rim era vez e n Népszabadság, en
actualm ente, veinte años después. O .podem ps_.recordar que,
el n ú m e ro de navidad de 1967.
mientras, que en los años veinte Jos freudianos todavía pártíañTde
la prem isa de que M arx necesita ser sustentado p o r u n a psicolo­
gía freudiana, hoy su am bición es volver a colocar la concepción
freúdiana' sobre sus propios pies con la ayuda del m arxism o. En
Notas
u n a palabra, se está desarrollando u n gran interés p o r el m arxis­ 1. A'¿[uzabadsóg. L ibertad Popular; periódico húngaro.
m o y esto nos ofrece grandes perspectivas. En los años veinte, la 2. Conimunsli’s-. com pilación de ensayos de Louis A ragón (1897-1987). La serie es­
tá constituida p o r cinco volúm enes, publicados en tre 1949 y 1951.
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos

Más allá de Stalin*


3. Novela social en cuatro partes, escrita e n tre 1925 y 1936.
4. A lexandr A lexandrovich Fadeiev (1901-1956): escritor ruso, funcionario cultu­
ral durante el stalinismo.
5. La novela fue publicada, con grandes interrupciones, e n tre 1928 y 1940.
6. Míjaii A lexandrovich Sholojov (1905-1984): escritor ruso; fue tam bién funcio­
nario cultural y político del régim en comunista.
7. Ancón Semenovich M akarenko (1888-1939): pedagogo y escritor ruso.
8. T ibor Déry (1894-1977): escritor húngaro. Participó en la revolución de 1918-
1919 y en la sublevación de 1956.
9. Publicada entre 1948 y 1952.
10. Jószef Révai (1898-1957): político, publicista, crítico literario e ideólogo com u­
nista húngaro. E n tre las dos guerras m undiales, vivió en el exilio. E n 1945 re­
gresó a H ungría, y se convirtió en u n o de los líderes del Partido C om unista. Je­
fe de redacción del órgano del Partido Szabad. Né[r, e n tre 1949 y 1953, m inistro N an o - d e m an era subjetiva y autobiográfica- la historia de mi re­
de cultura.
lación con Stalin y su form a de gobierno. E n las disputas p artida­
11. Miklós H orthy (1868-1957), político, contraalm irante; en 1919 fue apoyado por
los aliados. O rganizó tropas contrarrevolucionarias contra la R epública H ú n g a­ rias in m ed iatam en te posteriores a la m u erte de L enin, m e en co n ­
ra de los Consejos, que derrocó luego de una lucha sangrienta. En 1920, fue de­ tré del lado de Stalin e n algunas cuestiones esenciales, au n q u e
signado g o b ernante regente del im perio. En 1944 fue destituido. Las potencias todavía no m e h u b iera p resen tad o con esta posición en form a pú­
occidentales lo encarcelaron en Baviera com o crim inal de guerra, y no lo en­
tregaron al gobierno húngaro.
blica y polém ica. El p roblem a p rincipal consistía e n el “socialis­
12. Poeta húngaro, nacido en 1915. De orígenes muy modestos, se desem peñó, en­ m o e n u n solo país”. C oncretam ente, cedió la ola revolucionaria
tre 1931 y 1940, com o trabajador; e n tre 1940-1945, com o oficinista, periodista que se h ab ía desatado en 1917. P o r eso, consideré en este p u n to
y, luego, redactor. D esde 1958, trabajó com o bibliotecario. Es u n a de las princi­ que la arg u m en tació n de Stalin era más convincente que la de sus
pales figuras de la lírica húngara.
13. Jtinos Arany (1817-1882): poeta húngaro, a u to r de conocidos poem as épicos y
o p o nentes. Sum ado a esto que ya antes m e h ab ía e n c o n trad o en
baladas. d u ra oposición con la co nducción de la K o m intern1 p o r p a rte de
14. Percy Bysshe Shelley (1792-1822): p oeta rom ántico inglés, de orientación polí­ Sinoviev2 -c o n d u c c ió n cuya ín d o le se m e hizo más clara a través
ticam ente radical. de la política h ú n g a ra de Béla K un3- . A un hoy estoy convencido
15. Jo h n Keats (1795-1821): p o eta inglés, muy adm irado p o r Lukács d u ran te su pe­
de que algunos factores de la burocratización reaccionaria, que
ríodo ensayístico.
16. C oncretam ente, en los artículos que com ponen el Soljenitsm. todavía debem os superar, h a n logrado aq u í su p rim era gestación.
17. Im re Sallai (1897-1932), líder del partido com unista h ú n g aro ilegal, fue juzga­ Son totalm ente distintos los motivos -diversos e n cada caso- de
do p o r la corte marcial y ejecutado bajo de régim en de Horthy. mi desconfianza, igualm ente fuerte, hacia Trotski y Bujarin. No
18. G uionista v director de cine húngaro, nacido en 1925. D urante años, fue secre­
tario general y, entre 1981 y 1986, presidente de la Liga h ú n g ara de artistas de
d u d é e n absoluto de la in teg rid ad personal de am bos, a diferen­
cine y televisión. cia de lo que ocu rría con Sinoviev; antes bien rechacé, en Trots­
19. Béla B artók (1881-1945), com positor hú n g aro de fam a m undial. E n tre 1907 y ki, las características que reco rd ab an a Lassalle'1; en Bujarin, su
1934, profesor de piano en la Academia Musical de Budapest. En 1940 em igró posición teórica proclive al positivismo.
a los Estados Unidos. En sus años de form ación, recibió apoyo económ ico del
padre de Lukács.

* “Ü b er Stalin h inaus” (1969). En: RrjoUt/ionáirs Denkeu, pp. 90-96. T raducción de


N atalia Alvarez.
Publicado p o r p rim era vez, bajo el título “Sozialismus ais Phase radikaler, kritis-
ch er R eform en" [Socialismo com o fase de reform as radicales, críticas] en: Lu­
kács, G-, Ausgrwaldte Srhnflm ¡V: Marxismus inid SlaUnismm - Polilische Aufsdtze.
Rowohlt, R einbek, 1970, pp. 646-657.

125
Gyorgy lukács. Testamento político y otros escritos Más allá de Stalin

Las prim eras discusiones pu ram en te ideológicas no logra­ ajuste de cuentas radical contra el fascismo, en cuanto am enaza
ro n debilitar dichas convicciones. En el debate filosófico de los p a ra toda n u e stra cultura. Com o rr’-chos en ese tiem po, conside­
años 1930-31, m e resultaban igualm ente sim páticos tan to el aleja­ ré u n a sagrada obligación evitar tocra declaración que, ideológi­
m iento, p o r p arte de Stalin, de la “O rtodoxia de Plejanov”, com o cam ente, p u d iera h a b e r fo m en tad o en O ccidente u n a tolerancia
su insistencia con respecto a M revolucionariam ente nuevo, cuya c o n respecto a Hitler. H e considerado entonces los grandes pro­
evolución se en co n trab a p ro fu n d am en te enlazada con el m ism o ceros.bajo esta luz: com o'un"ajuste h e cuentas revolucionario con
Marx. Asimismo, m e encontré, a com ienzos de los años treinta, oposiciones activas realm ente existentes co n tra d socialismo vi­
deí lado de Stalin en la critica al RAPP5, en la lu ch a c o n tra el sec­ gente CEL hecho de q u e los instrum entos de este ajuste hayan si­
tarism o estrecho y en la exigencia de u n a base más am plia, en lo do sum am ente problem áticos en diversos aspectos, no p u d o q u e­
ideológico y en lo organizativo, p ara la literatu ra socialista. N atu­ b ra n ta r e n lo n ces m i p o stu ra básica. P ara establecer u n paralelo
ralm ente, hoy se q u e todo había sido, e n su m ayor m edida, solo histórico, les di la razón, ju n to con m uchos otros, a los jacobinos,
u n pretexto p ara elim inar la antigua conducción del RAPP, que d ebido al exterm inio de los girondinos, de los dantonistas, entre
era afín a Trotski; puesto que, bajo Fadeicv, la conducción de la otros, a pesar de que me resultaba históricam ente evidente que
p o r entonces recién fu n d ad a Liga d e Escritores h a c o n tin u ad o los m edios aplicados eran criticables. Recién cuando la acción de
consecuentem ente, en lo esencial, la vieja línea ideológica y orga­ Stalin se expandió a am plias masas con el lem a “el Trotskism o de­
nizativa. Sin em bargo, en aquel tiem po creía, ju n to con otras p er­ be ser extirpado, j u n fr todas sus raíces”, se fortaleció la críti­
sonas ideológicam ente afines, ; m verdadero cam bio ideológi­ ca in tern a, i n f í ’ ‘n em bargo, esta quedó co n d e­
co, adm itido, al m enos, p o r St. Mi lucha p o r u n a concepción n a d a al s ile n a bíblica, a causa d e la necesaria
m arxista del realism o, tam bién ^ o r el realism o socialista, que fue p rio rid a d de la lu c h a contra i^ ^ e r.
com batida e n la revísta LiteroiurniKritik [Crítica litera ria ], se opo­ Tam poco la Segunda G uerra M undial p rodujo en m í una re­
nía eategórica y objetivam ente a las teorías oficiales dom inantes sistencia intelectual abierta, concentrada específicam ente en los
entonces e n la U nión Soviética, au n q u e yo com batía, sim ultánea­ m étodos, de Stalin. N aturalm ente, rechazaba el contenido univer­
m ente, a cualquier corriente que se considerara hostil al realism o salm ente hcgem ónico en la p ro p ag an d a antihitlcriana, según la
d en tro de la literatura burguesa. A pesar d e todo, incluso después cual el alem án, d enom inado “Fritz”, ya era fascista en el bosque de
de que dicha oposición ideológica se extendiera a la filosofía Teutoburgo*. Consideram os, ante todo, al escritor lija E h re n b u rg 9
- p o r eso mi libro, escrito en 1937-38, El joven Hegel, no p u d o ser com o p ad re intelectual de estas consignas; m ientras que Stalin h a­
publicado en la U nión Soviética, y se editó diez años después en bía declarado: “Los H itler vienen y se van. Sin em bargo, el pueblo
Suiza-, no surgió n in guna rebelión ideológica abierta co n tra el alem án p e rm a n ec e ”. Yo mismo vi en el hitlerism o u n a fase trági­
sistem a staliniano, considerado com o u n todo. ca, en cuanto a sus condiciones y consecuencias, en el desarrollo
Ni siquiera los grandes procesos p u d iero n a lte ra r h o n d a ­ histórico del pueblo alem án; de esta fase trágica d e p e n d ía que se
m en te esa posición. El observador actual pu ed e designar esto co­ p ro d u je ra la catarsis. Mi crítica a la línea general de la p ro p ag an ­
mo “ceguera”. Olvida, al hacerlo, algunos im portantes factores da bélica soviética de aquellos tiempos, no se dirigía, en conse­
q u e p a ra m í e ra n decisivos, al m enos en aquel tiem po. Estos su- cuencia, específicam ente contra los m étodos específicos de Stalin.
cesos coincidieron con el vn Congreso de la K om inlern6, en el Incluso después de la d e rro ta de Hitler, en las luchas intelec­
qücTDimitrov7 proclam cTuriTreiite de u n id ad am plio'y dem ocrá­ tuales p o r cuestiones políticas e ideológicas en la H u n g ría libera­
tico contra el fascismo. Ya entonces hu b o acalorados debates d a de HorLliy, la situación se m antuvo igual. H e expuesto en otro
-a u n q u e no” pú b lico s- sobre si este cam hio debía ser e n ten d id o lugar, en form a detallada, có m o u n e Jie retirado de la política en
com o estratégico o solo com o táctico. Yo partía, en tretan to , de la sentido estricto, a fin de trabajar exclusivam ente en el cam po
base de que se trataba de nn cam bio real. De hecho, se expresa­ ideológico, después del fracaso d e las denom inadas Tesis de Blum,
ba con m ucho entusiasm o, cu todo aquello, la perspectiva de un de 1929-1930, en las que había pro p u esto una “D ictadura dem o-
l?fi
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos
Más allá de Stalin

crática de los trabajadores y los cam pesinos” com o form a necesa­


ria de transición al socialismo, al m enos para H ungría. En la si­ tad práctica, hasta el “d erech o a la desesp eració n ”. Y en u n a con-
tuación posterior a 1945, el régim en Rákosí10 consideró que mis fb réfíaáúio~ publicada aquí, si b ien se declara al m arxism o “Hi-
declaraciones ideológicas eran útiles, en la com petencia en tre el m alaya de la visión del m u n d o ”, al m ism o tiem po se señala ad­
Partido C om unista p o r u n lado y, p o r otro, el Partido Socialde- m o n ito ria m e n te a los escritores que la liebrecita q u e corre
m ócrata y el sector burgués, p ara conquistar com o sim patizantes d a n d o saltos p o r el H im alaya n o d e b e ría creerse u n anim al de
a u n a p arte relativam ente im portante de la intelectualidad b u r­ m ayor tam año que el elefante de la llanura. T am bién esta obser­
guesa. P or ello, mi actividad fue tácitam ente tolerada. En aquel vación fue desacreditada.
Los ataques de los años 1949-1950, y mi “au to c r ític a " ^ m á ­
tiem po aún no resultaba evidente que el socialismo p u d iera
m en te diplom ática, m e perm itiero n retirarm e de la actividad p ú ­
triunfar en H ungría, y cóm o hab ría de hacerlo; in ferp reté-la. si-.
blica y d edicarm e exclusivam ente a trabajos teóricos. Esto hizo
tuación c o rn a lin a posibilidad ideológica de. trabajar p ara u n fu­
turo socialismo en form as dem ocráticas. El hech o de q u e mi su­ posible que concluyera mis escritos más extensos sobre estética.
posición e ra "equivocada, q u e d ó d em o strad o de in m ed iato A p a rtir de esto m e resultó tam bién evidente cuán ilusorios ha­
después de la unificación de los dos partidos de los trabajadores: bían sido m uchos de mis intentos anteriores - p o r im portantes
ahora, a Rákosi le pareció que había llegado el m o m en to de ajus­ que hayan s id o - de realizar una correcta crítica opositora, en
cam pos ideológicos, sin som eter a u n a crítica sustancial sus fu n ­
tar cuentas radicalm ente con mis aportes ideológicos. El resulta­
d am entos últim os, es"decir: las concepciones_y_m étodos staünis-
do fue el ataque de Rudas11 y la inm ediatam ente posterior cam­
tas. La variante h ú n g ara de los grandes procesos, especialm ente
paña oficial en mi contra de los años 1949-1950.
Los fundam entos objetivos de mi actividad se revelaron ilu­ el proceso de Rajk, m e h a aclarado definitivam ente este com ple­
sorios en sentido táctico. In d ep en d ien tem en te de ello, su conteni­ jo de cuestiones.
do quedó, sin em bargo, dirigido hacia u n a realización del socialis­ Al h a b la r aq u í tan ab iertam en te sobre mis ilusiones de lar­
m o y fue, en consecuencia, objetiva y directam ente antistalinista. gos años no p re te n d o de n in g u n a m an e ra h a b e r p erd id o alguna
Tam bién mis tomas de posición expuestas más arriba surgieron cosa p o r no h a b e r tom ado el cam ino de K oestler y otros. Siem pre
objetivam ente. C uando tom é entonces posición a favor de u n a he rechazado el tipo de críticas que, ju n to con los m étodos stali-
dem ocracia inm ediata y puse en evidencia las contradicciones y_ nistas, rechazan tam bién el socialismo. A un hoy, a pesar de los
debilidades de los países capitalistas form alm ente dem ocráticos, cam bios evolutivos, co ntinúo siendo u n com unista tan convenci­
do com o cuando, en el año 1918, m e u n í al partido. La claridad
se reveló allí, a u n q u e, p o r cierto, n o en form a explícita, u n a lú-
en el rechazo de los m étodos stalinistas, que p a u latin am en te he
clia.cn dos frentes-contra_el am ericanism o y el stalinisrno. P o r su­
puesto, en el cen tro de mis artículos publicados éfTaquel tiem ­ elab o rad o y expresado explícitam ente en mis escritos de las últi­
po se e n c o n tra b a n p ro b lem as ideológicos, p rin c ip a lm e n te mas décadas, n o aspira n u n c a a u n alejam iento del socialismo;
agrupados en to rn o a la literatura. Yo in te n ta b a esclarecer, des­ “solo” es válida p ara m uchas de sus perspectivas oficiales, “única­
de u n enfo q u e m arxista, el p ro b lem a de la lib ertad de la litera­ m e n te ” destaca la necesidad de refo rm ar el socialismo. E n esto
tu ra y de la posición de esta, en cuanto re p re sen ta n te de la ideo­ no es lo decisivo saber cuánto tiem po será necesario hasta que se
logía, fren te a la co nducción del partido; d e te rm in a r la posición reconozca el cam ino correcto y los conocim ientos así logrados se
del escritor co m prom etido con el partido, etc. Sólo quiero seña­ hag an realidad. ELhecho de que^yo.haya llegado-tan-lentam ente
lar a q u í la sentencia, desacreditada en aquel tiem po, según la a este p u n to de vista tiene sus causas en lo siguiente: a u n poseyen­
cual el p o eta del partid o no debe ser ni u n d irigente n i u n sol­ do u n a visión clara de toda la problem ática, c o n tin ú o siendo hoy
dado; es más b ien .u n partisano que se e n c u e n tra p ro fu n d a m en ­ u n ideólogo de las reform as-librem ente rad ic ále srn o He La oposi­
te vinculado con las tareas histórico-m undiales'clel'páftidb, p ero ción “de p rin cip io ” abstracta y, en m i opinión, a m en u d o reacci<>
que, en todas las cuestiones concretas, debe conservar u n a liber­ naría^ N o es objetivam ente"decisivo, para la cuestión central, sa-
ber-euántos años o décadas llevará esta refo rm a teórico-práctica,
128
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Más allá de Stalin

qué obstáculos d eb erá su p erar todavía; aunque la respuesta a ta­ los breves escritos ocasionales publicados aquí, n o solo reflejan
les interrogantes p u e d a ten e r am plias consecuencias en la histo­ mi progreso personal e n estas cuestiones, sino tam bién aspectos
ria universal. En el destino de la h u m anidad, hasta ah o ra no se del m ovim iento de refo rm a en el socialismo, considerado en su
realizado n ingún cam bio de rep en te, en lín e a recta, sin ten e r que totalidad: reflejan el - p o r supuesto, sum am ente le n to - progreso
su p e ra r obstáculos. ;C óm o habría de ser posible esto tratándose ideológico.
del cam bio más radical?
Con estas acotaciones, retom o la línea autobiográfica de es­
tas consideraciones. En el x x C ongreso del P artido Com unista, Notas
en el año 1956, se hizo m undialm ente conocida la crisis de los
m étodos stalinistas. Los artículos de esa época aq u í publicados 1. K omrm inistische Internationale [Internacional C om unista].
2. G regori S. Sinoviev (1883-1936); desde 1901, socialdemócvata; desde 1903, bol­
dem uestran que, desde el p rim er m om ento m e encolum né jui>_
chevique. Trabajó en colaboración con Lenin. E ntre 1917 y 1927, se desem pe­
to a los radicales en tre los reform adores críticos; no obstante, ñ ó en el dep artam ento de política; en tre 1916-1926, presidente del com ité eje­
aq u í so lo 'p u ed e docum entarse, n aturalm ente, u n a parte reduci­ cutivo de la K om intern. D espués de la Revolución de O ctubre, presidente del
da de mi actividad en este sentido. La tarea ideológica principal Soviet de L eningrado. D urante la enferm edad de L enin y después de la m u er­
te de este, condujo el partido, conjuntam ente con Kameniev y Stalin. En 1925,
sigue siendo d ar nueva vida al m étodo m arxiano de acu erd o con se opuso a Stalin, v conform ó, ju n to con Trotski, la “O posición U nida de Iz­
sus verdaderas intenciones, para llegar, con su ayuda, a un trata­ quierda". En 1927 fue expulsado del Partido. En 1935, se lo condenó a diez
m iento realm en te crítico del p e río d o que va desde la m u erte de años de prisión. En 1936, fue juzgado y condenado a m uerte en el prim er pro­
M arx hasta hoy, y p a ra fu n d am e n ta r correctam ente las perspecti­ ceso de Moscú.
3. Béla Kun (1886-1939): fu n d ad o r deí Partido C om unista H úngaro después de fa
vas válidas de nuestra actual acción, tanto en form a teórica com o
Prim era G uerra M undial, condujo la revolución húngara, fue comisario del
práctica. Com o observará con íácilidad el lector aten to de este p ueblo p a ra asuntos de extranjeros durante la R epública de los Consejos. Des­
p e q u e ñ o libro, esto es, objetivam ente, la continuación directa de pués de la caída del gobierno revolucionario se refugió, en agosto de 1919, en
tendencias en mi pensam iento que se rem o n tan décadas atrás. Austria y, después, en la U nión Soviética. D urante las grandes purgas, fue con­
d en ad o )', desde entonces, desapareció.
C reo p o d e r decir con tranquilidad que fui, objetivam ente, un
4. F erd in an d Lassalle (1825-1864): íilósofo, publicista y político socialista, funda­
enem igo de los m étodos stalinistas, incluso cuando yo mismo d o r de la Liga G eneral A lem ana de Trabajadores. Lukács ha criticado las pers­
creía seguir a Stalin. pectivas filosóficas, políticas y estéticas de Lassalle contrastándolas con las de
Mi actividad esencial después de 1956 se relaciona con las ta­ M arx y Engels, que estuvieron personalm ente vinculados con él. Cf. los estu­
dios “Die n en e Ausgabc von Lassalles B ricfen” [La nueva edición de las cartas
reas recién caracterizadas. Las obras m ayores, u n a Ontologie des ge-
de LassalleJ y “Die Sickingen-Debatte" [El debate sobre el Sickmgen].
í \ sdlschaftlichen Seins [O ntología del ser social] recién concluida y 5. rapp: sigla de la Sociedad Rusa de Escritores Proletarios.
1 \ la proyectada Ética, deberían realizar contribuciones p ara la fun- 6. Julio-agosto de 1935.
jdam éntación teórica de u n a praxis com unista en el p rese n te... y 7. Georgi Mijailovitch Dimitrov (1882-1949): político com unista búlgaro. Acusa­
do, en 1933, de p articipar en el incendio dei parlam ento alem án, respondió a
\ p a rá ’el futuro. Sin p o d er e n tra r aq u í en detalles, d ebo inform ar
la acusación, p o r lo cual debió ser liberado en 1934. E n tre 1935 y 1943, fue se­
' en form a autobiográfica que n o p o r azar h e anu n ciad o y an u n cio cretario general de la K om iniern; desde 1946 hasta su m uerte, fue prim er mi­
la necesidad de u n a reform a radical del socialismo actual en u n nistro de Bulgaria.
país socialista. H ub iera tenido repetidas veces la posibilidad de 8. En el año 9, el querusco A rnñnio derrotó al ejército rom ano de 20.000 hom ­
bres que conducía Varo, e im pidió que la “pax rom ana” se im pusiera sobre Gcr-
cam biar de residencia, pero siem pre rechacé tal cam bio de lugar.
mania.
Lo m ism o vale para el Partido: no fue p o r voluntad m ía que haya 9. lija Grigorievich E hrenburg (1891-1967): escritor ruso, a u to r de ¡.a raída de Pa­
tenido que trabajar fu era de él d u ran te diez años, después de rís (1941) y l,a tempestad (1947), com o tam bién de Deshielo (1954), una conoci­
1956; hoy, o tra vez com o m iem bro del Partido, m e e n c u en tro co­ da v polém ica novela sobre el perío d o poststalinista.
10. Mátyás Rákosi (1892-1971), político com unista. En 1919, comisario suplente en
m o siem pre ocupado en tales cuestiones teórico-prácticas. La
la R epública cíe los Consejos. En 1925 fue apresado y condenado p o r actividad
aclaración y el desarrollo de las concepciones que se expresan en ilegal. En 1940 fue liberado de la cárcel en la L'U.ss. En 1945 regresó a H ungría
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos

com o líder de los comunistas. En 1945-1956, secretario general del P artido Co­
m unista H úngaro, y prim er m inistro. Fue destituido e n 1956. Vivió, hasta su Epistolario con János Kádár
m uerte en 1971, en la urss.
11. László Rudas (1885-1950), político y publicista húngaro. C ofundador del Parti­ sobre el caso Dalos-Haraszti*
do C om unista H úngaro y, d u ran te la R epública de los Consejos, je fe de redac­
ción de la Revista Raja. Emigró a la URSS, do n d e desem peñó funciones educati­
vas en la escuela partidaria de la K om intern y, d u ran te la Segunda G uerra
M undial, en la Escuela Internacional Antifascista. En 1944 regresó a H ungría;
se convirtió en d irecto r del Instituto S uperior del Partido, en el seno del Com i­
té C entral; Inego, dirigió el Instituto S uperior de Ciencias Económicas.

A.

¡ESTRICTAMENTE SECRETO!
K J /6

¡Estimados camaradas!

S eguram ente, se h a n e n te rad o ya del caso d e u n o s jóvenes maoís-


tas, anarquistas, de n o m b re Dalos y Haraszti; caso m uy conocido
en los ám bitos académ icos y en otros afínes. En el últim o tiem po,
la cuestión asum ió u n sesgo algo más agudo, en la m edida en que
los arriba m encionados h a n sido apresados y, com o consecuencia
de ello, se h a em p ren d id o , en ciertos m edios, u n a cam p añ a de
apoyo. Los cam aradas Biszku y Aczél 1 están ocupándose de este
suceso, com o tam bién los órganos ejecutivos responsables del
P artido y del Estado.
T am bién yo m e e n c u e n tro im plicado en este suceso, pues el
cam arada Gyórgy Lukács h a apelado dos veces a mí. Le envío los
m ateriales esenciales en el estado actual, com o inform ación de

* Incluido en d artículo de G eorg Dalos "H ungerstreik anno 1971. K om m entar


zu eijier Briefivechsel zwischen Georg Lukács und János K ádár” [H uelga de
h am b re en 1971. C om entario sobre u n epistolario entre Georg Lukács y János
K ádár]. En: Benseler, F rank/Jung, W erner (eds.), Jahrbuch der Intmuilionalen
Geurg-¡,u¡i(h.s-GfSfl/.sc¡uift., v. 6, Aisthesís, Eielefeld, 2002, pp. 137-163; aquí, pp.
137-144. T raducción de Miguel Vedda.
Gyorgy lukács. Testamento político y otros escritos Epistolario con János Kádár sobre el caso Dalos-Haraszti

carácter personal; inclusive, la correspondencia reciente, que ilu­ tal pro ced im ien to , p ero tú sabes qué fatales consecuencias p u e d e
m ina n u estra relación con Lukács. te n e r p a ra la política la creación d e p reced en tes inadecuados o
Le pido que m e devuelva el m aterial. contrarios a la ley. En segundo lugar, a p u n to q u e los órganos res­
ponsables, en esta situación crítica, evidentem ente, con relación
22 de feb rero de 1971
al p ro p io prestigio, h a n provocado, m ediante u n caso en sí in e­
Saludos,
sencial, tensiones que, en cualquier m om ento, p o d ría n desenca­
János Kádár 2
d e n a r actos d e re p u d io p o r p arte de la ju v e n tu d y, p o r esta causa,
m edidas de desquite aun m ayores. Creo que no es necesario lla­
m arte la atención sobre este peligro.
B.
F inalm ente, u n a observación personal. Le h e escrito ya al
cam arada Aczél sobre este suceso, y tam bién he hablado contigo.
B udapest, 15 d e feb re ro de 1971
E videntem ente, la reclusión fue consecuencia de mis adverten­
¡Q uerido cam arada Kádár! cias. Al m ism o tiem po, y paralelam ente, los colaboradores que
c o n d u c en el P artid o sostienen conm igo u n a serie d e conversacio­
En los últim os días, recibí la inform ación de que Gyorgy Dalos y nes y consultas en u n a atm ósfera amistosa, en el curso de las cua­
Miklós H araszti h a n sido encarcelados. les m e p id en que exprese m i o p inión acerca de cuestiones diver­
Con relación a esto —para volver sobre nu estra conversa­ sas, m uy com plicadas; y m e aseguran que lo que digo ejerce una
c ió n - q u erría contarle lo siguiente. A nte todo, le repito que no h o n d a im presión sobre ellos. N o pu ed o explicar esta am bigüe­
estoy de acuerdo con la así llam ada “ideología m aoísta” de los d a d p o r motivos honestos. E n lu g ar de la p resu n ta m e n te h o n d a
arriba m encionados. H e criticado públicam ente esta ideología en im presión q u e ejercí con mis opiniones acerca de cuestiones de
la prensa m undial. E n segundo lugar, n o coincido con su táctica g ran im portancia, hubiese preferido que se escucharan mis co n ­
consistente en rechazar las m edidas policiales, pues la legalidad sejos sobre cuestiones más pequeñas, y que se lim piara lo más
tiene dos caras, y com prom ete tanto a los ciudadanos individua­ p ro n to posible el caso de Gyorgy Dalos y Miklós Haraszti.
les com o a los órganos del Estado.
Con u n saludo com unista,
Igualm ente debo afirmar, y, p o r cierto, con el más serio é n ­
Gyorgy Lukács.
fasis, que aquí, en mi opinión, los órganos del p o d e r estatal h a n
com etido u n im portante e rro r político, y u n a expresa falta con­ (debajo de esto, en form a m anuscrita: Visto. J. Kádár. 20.il.)
tra Ja legalidad. Esto, a n te todo, p o rq u e d e los textos q u e debe­
rían fu n d am e n ta r la vigilancia policial, se deduce claram ente que
C.
los arriba m encionados h a n sido puestos bajo vigilancia policial
p o r rep re sen ta r su p ro p ia ideología. Si hubiesen hech o alguna (Sin fecha)
o tra cosa, hu b iesen tenido que iniciar u n a acción legal en co n tra
d e ellos; ese hubiese sido el d e b e r de los órganos responsables. ¡Q uerido cam arada Kádár!
Pero si alguien es puesto bajo vigilancia policial p o r h a b e r expre­
sado o p iniones n o socialistas (p o r nebulosas o erróneas que Tengo q u e reto m ar n u e stra co respondencia parcial sobre el caso
sean), esto significa, prácticam ente, u n re to rn o a la época de Rá- Haraszti-Dalos. Gracias a u n a fu en te que, p o r u n b u e n m otivo, no
kosi, y m añ an a p o d rá difundirse ya la práctica de colocar, del mis­ p u e d o revelar, p e ro e n cuya credibilidad confío p len am en te, re­
ino m odo, bajo vigilancia policial a todo ideólogo que, a causa de cibí la siguiente inform ación.
sus opiniones, e n cu en tre resistencia o g enere u n a controversia. Haraszti y Dalos se hallaban en peligro de m u erte después de
N o digo que alguien tenga interés e n d ifu n d ir g en eralm en te un o cho días d e h uelga de ham bre. El com ienzo de u n tratam iento
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos Epistolario con János Kádár sobre el caso Dalos-Haraszti

m édico estaba supeditado a la condición de que in terru m p ieran in acep tab les-, sino a raíz de sus hechos y acciones, que lesiona­
la huelga de ham bre. ¡Los dos presos fueron m altratados en dos ban los intereses del país y el o rd e n político de este.
hospitales diferentes, y tam bién fue golpeada la esposa de Dalos - E n tu carta m e cuentas que tú m ism o n o puedes acep tar su
(¡una m ujer!)! En este m om ento, considero que es totalm ente su- desobediencia civil, su “táctica” de “rechazar” las m edidas policia­
perflu o que me explaye acerca de matices ideológicos; p o r ejem ­ les. Mi observación:
plo, sobre cóm o es posible conciliar este “tratam iento” de los p re­ E n tretan to , h e conocido su “declaración” y otras intrigas.
sos políticos con las declaraciones de la Asam blea partidaria o con P uedo d ecir que no hay en el m u n d o u n solo E stado organizado
cualquier política q ue posea alguna clase de sentido. Sólo qu erría que esté dispuesto a acep tar sin d ecir palabra u n a ignorancia y
llam arte fuertem ente la atención sobre este tratam iento, y aludir u n a arrogancia sem ejantes; y, obviam ente, esto no p u e d e tam po­
a la trágica posibilidad de que este pu ed e conducir a la m u erte (!) co perm itirse en la R epública P o p u lar de H ungría.
de dos hom bres. -A firm abas que, sobre este tem a, le habías escrito al cam ara­
P or últim o: para ti, que has sido u n prisionero de la ÁVH 3 y d a Aczél, y que habías hablado conm igo; y que “la reclusión fue
que has sido som etido a torturas [...] en vista de que, en tiempos consecuencia de tu advertencia”. Esto es u n e rro r de tu p arte y,
difíciles, en el país que conducías, te has em peñado - a pesar de en lo que respecta a los hechos, falso. Mi observación:
que había circunstancias sem ejantes a la de u n a g u erra civil- en A raíz de tu intervención, hice investigar cuidadosam ente,
que los presos políticos no fueran m altratados, constituye u n a tal com o era m i deber, si no existe algún e rro r fáctico, alguna par­
cuestión de h o n o r político personal el hech o de que investigues la cialidad, alguna infracción respecto de las com petencias, o algu­
inform ación m encionada y —en el caso de que solo u n a fracción n a o tra falta co n tra el o rd e n legal p o r p arte de las autoridades co­
de esto sea c ie rto - inicies u n procedim iento contra aquellos que rrespondientes. Afirm o que el p rocedim iento está fu ndado, y que
ensucian el socialismo a través de tales acciones. se co rresp o n d e con la norm ativa legal.
C onfiando en tu m oral política y, con u n saludo com unista, -E s u n h e c h o que Dalos y Haraszti han sido interrogados y
condenados a veinticinco días de prisión p o r h a b e r violado la vi­
Gyórgy Lukács gilancia policial; los arriba m encionados cum plen actualm ente la
condena. Esto ocurrió, sin em bargo, in d e p e n d ie n te m e n te de
(debajo de esto, en form a m anuscrita: Visto. J. Kádár. 20.n.) cualquier intervención, y h u b iera o currido de cualquier m anera,
ya que esto es lo que d eterm in an las prescripciones legales.
-E n tu carta afirmas, sin conocer los hechos -b a sá n d o te en
D. u n a hab lad u ría unilateral, parcial y que falsea los acontecim ien­
to s- q u e el tratam iento m édico de los dos presos fue som etido a
Al cam arada Gyórgy Lukács condiciones, y que ellos mismos y sus parientes fu ero n m altrata­
B udapest V dos. Mi observación: esto es m entira, y u n a difam ación de las ins­
Belgrád rak p art 2 tituciones que llevaron adelan te el p rocedim iento.
-A h o ra, u n a cosa más sobre el centro de la cuestión; exclu­
¡Estimado cam arada Lukács!
sivam ente sobre la base de los hechos indudables, que tú y yo co­
El sábado [20 de febrero de 1971], recibí sim ultáneam ente la car­ nocem os en igual m edida, com enzando con la declaración escri­
ta del 15 de este mes, referen te a Gyórgy Dalos y Miklós Haraszti, ta con total libertad p o r Dalos y Haraszti, que los dos tenem os en
y el escrito suplem entario. En lo que sigue, p u e d o resp o n d e r a las nuestro poder. ¿De qué se trata concretam ente?
cuestiones p o r ti planteadas. C uando les fue com unicada, a Dalos y a Haraszti, la extensión
Dalos y H aras/ti fu ero n colocados bajo vigilancia policial, no de la vigilancia policial que ellos consideraban injusta, tenían, a su
a causa de sus opiniones m aoístas y anarquistas - p o r lo demás, exclusiva disposición, varias posiciones y varias vías de acción.
1 3?;
Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos Epistoíario con János Kádár sobre el caso Dalos-Haraszti

Uno: tom an conocim iento de la m edida, respetan sus pres­ viles: estoy convencido de la rectitud de tus convicciones. Pero
cripciones, actúan en consecuencia y esperan tranquilam ente el pones en cuestión, en tu carta, en térm inos generales -y, en este
día en que term ina el período de vigilancia policial y, tal com o sue­ caso, tam bién en p a rtic u la r- la rectitud de n u e stra convicción.
le ocurrir, finalm ente, en todos los casos de esta clase, es revocada. Me recuerdas que yo m ism o he sido u n a víctim a de la injus­
Dos: tom an conocim iento de la m edida y p resen tan u n re­ ticia. O bviam ente que no h e olvidado las víctimas de la injusticia
clamo legal ante la S uprem a C orte de Justicia. ni el inconm ensurable perjuicio que se le ocasionó a la causa del
Tres: tom an conocim iento de la m edida y se dirigen a la Cen­ socialismo a raíz de esa injusticia. Pero tengo que destacar, al mis­
tral partidaria, directam ente o a través de u n a intervención, a fin de m o tiem po, que las jo rn a d a s sangrientas de fines de octubre de
pedirle u n a investigación política de la causa. En lugar de elegir 195(5-q u e tam poco h e o lv id a d o -n o m e resultaban más bellas que
una de estas posibilidades, han escogido, ciertam ente, otro camino. la época de injusticia en la era Rákosí. De am bos períodos h e ex­
Mal aconsejados (¿quizás, p o r com entarios furtivos de la le­ traído, para m í, las conclusiones inevitablem ente necesarias. El
gación m aoísta en Budapest?), estos dos jóvenes h a n decidido p re­ h e c h o de que, en nuestro país, centenares de miles de com unistas
parar, de m utuo acuerdo, u n m editado plan cuya realización tenía v aun más adeptos del socialismo hayan extraído igualm ente de
que provocar a la adm inistración húngara; se em barcaron en una aquellos años las conclusiones correspondientes -q u e , en u n caso,
p ru eb a ele fuerzas. Sin respetar la m edida administrativa, decidie­ p o r u n a razón, y, en el otro, p o r otra contraria a la prim era, n o h a­
ron enviar u n a “declaración” provocadora y extensa a amigos y b ía en nuestro país legalidad ni orden socialistas-, es algo que con­
enem igos, e im p o n er una m archa atrás en el Estado hú n g aro a sidero corno u n a de las m ás im portantes garantías del socialismo.
través de u n a extorsión política. De su actitud se deduce que se ha­ La co nducción del Partido, los responsables del gob iern o y
bían puesto de acuerdo en p resen tar resistencia a la detención, en las autoridades en su conjunto, p arten, en cada caso concreto
el caso d e que el procedim iento prosiguiera (así, p o r ejem plo, (aquí se incluye, obviam ente, tam bién el caso Dalos-Haraszti, al
m altratar a los representantes de la autoridad, que cum plen su de­ que a q u í nos referim os), del principio obligatorio según el cual,
ber, dándoles patadas), en e m p re n d er u na huelga de ham bre y en en nuestro país, todo ciudadano que respeta la ley es intangible,
profundizar su lucha provocando u n escándalo público. y goza de u n pleno am paro. Pero, al m ism o tiem po -y esto no es
H icieron todo esto. Pero el plan es erró n eo , y el cálculo de m enos im p o rta n te -, tam bién es intangible el o rd en legal de la
sus posibilidades se basa en u n a equivocación. A través de esa vía, R epública P opular de H ungría.
se nos pu ed e conducir forzosam ente a la lucha, pero no a la ca­ En tu carta m encionas aquella serie de conversaciones que,
pitulación; esta vía no los conduce a n in g ú n lado ni a ellos ni a desde hace tiem po, tienen lugar sistem áticam ente e n tre tú y algu­
sus correligionarios. nos líderes del Partido. A hora has puesto en d u d a que se tom e en
Para re to rn a r a las personas de Dalos y Haraszti, considero serio la o p in ió n que has expresado respecto d e diferentes cues­
aún com o u n a circunstancia a te n u a n te la falla de escrúpulos y de tiones. En lo que a m í ataña -y la m ía no es u n a o p in ió n aislada-,
sentido de la responsabilidad que se derivan de su ju v en tu d . Es te respeto com o al im p o rtan te científico m arxista d e nu estra é p o ­
indudable que h a n llegado a la peligrosa situación actual a raíz ca, el revolucionario com unista dotado de gran experiencia; y
de su p ro p ia decisión provocadora e inaceptable. No tienen sali­ considero que las conversaciones contigo son im portantes p ara
da, y eso solo d e p e n d e de ellos: tien en que ren u n c iar a to d a for­ m í e incluso - lo que significa m ás- p ara el trabajo de la co n d u c­
m a ele desobediencia civil, a fin de que resulte posible a b o rd ar de ción partidaria. Al m ism o tiem po, nos separa el h e c h o de que,
m anera norm al las num erosas y com plejas cuestiones de su caso. p o r u n lado, el p u n to de vista de la dirección partid aria y, p o r
Air ora qu erría resp o n d er a las preguntas personales a las otro, tu p u n to de vista, divergen en num erosas cuestiones, inclu­
que aludes en tu carta: so en algunas m uy im portantes. Creo, sin em bargo, que n u n c a
Me halaga ten e r en claro los móviles de tu actuación gene­ nos hem os en gañado a este respecto. N unca creim os que tú acep­
ral, al m enos en lo que respecta a lo esencial, y respeto esos m ó­ taras to talm ente el p u n to de vista de la conducción del Partido
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos

después de u n a única conversación, y que declararas esto publi­


cam ente ya al día siguiente. Tam poco tú has creído jam ás, ni has Testamento político*
exigido, que, en las controversias con nosotros, la conducción re­
nun ciaría a su propio p u n to de vista ante u n a palabra tuya, y pa­
saría a seguir tus opiniones.
Concluyo. Según mi parecer, deberíam os m a n te n e r nues­
tras conversaciones, conservando el respeto m utuo, y bajo la con­
dición de que cada una de las partes esté dispuesta a dirigir la
atención de la otra sobre algunas cuestiones im portantes. Si no
consideram os estas conversaciones según su realidad, según su
utilidad concreta, ¿qué sentido h ab rán de ten e r ellas? Si concibié­
ram os estas conversaciones corno horas vacías, en tonces hab ría
que decir: aquí, en la C entral del Partido, tenem os m uchas otras Observaciones dei entrevistador
cosas p ara hacer, y tam bién tú puedes aprovechar m ejor tu tiem ­
po en casa, consagrando el tiem po a tu trabajo científico. A fines de 1970, Gyórgy Aczél le pidió a Gyórgy Lukács que resu­
En lo que atañe a nuestras conversaciones, n o se trata aquí m iera, p ara la dirección del P arddo, aquellas perspectivas que
- p o r interesantes que estas s e a n - de u n a pasión. Antes bien , se considerase im p o rta n te que se tuvieran en cuenta en la constitu­
trata de u n a especie de necesidad, que se deriva sim plem ente del ción de la política del Partido. Lukács ya estaba gravem ente en­
hech o de que tenernos el deber, en diferentes cam pos y de dife­ ferm o, am bos lo sabían. A cordaron que Lukács desarrollase sus
rentes form as, de po n ern o s al servicio del socialismo. dichos en u n a entrevista. La entrevista m e fue confiada a m í, pa­
M ucha suerte. ra lo cual Miklós Nagy, p o r entonces encargado d el sector cultu­
ral de la central del Partido, m e prestó u n grabador. J u n to con Pe­
Budapest, 22 de feb rero de 1971 ren e Jánossy1, M ária H olló y K atalin Szigeti analizam os el
Con u n saludo com unista, cuestionario: qué es lo que p u e d e interesarle a la dirección del
Ján o s Kádár. P artido y aquello que p u e d e ser im portante p ara Lukács. Este
aceptó el tem ario; sin em bargo, en el curso de la entrevista, el te­
m ario se fue m odificando significativam ente.
Notas La entrevista se realizó en 1971, e n tre el 5 y el 15 de enero.
A nte algunas preguntas, conversam os, con el g rab ad o r apagado,
1. Gyórgy Aczcl (1917-1991), figura clave de la política cultural después de la re­ acerca de q u é era lo que Lukács qu ería decir; es p o r eso que ni
volución de 1956. M iem bro de la Oficina Política del Partido O b rero Socialista en el texto ni en la grabación ap arecen preguntas.
H úngaro y prim er viceministro del Consejo de los Ministros del gobierno h ú n ­ El 20 y el 28 de enero, Lukács revisó y aceptó el texto. Las cin­
garo. Responsable de la política cultural del Partido O brero Socialista H únga­
tas y la versión final fu ero n entregadas a Miklós Nagy; el texto (o su
ro, fue el interlocuto r del posiiu que m antuvo con Lukács un dialogo constan­
te antes y después de la vuelta de Lukács a\ partido. Por su iniciativa se publicó copia) fue entregado p o r la central del Partido al Archivo Lukács,
en Italia El hombre y la democracia de Lukács para que el p artido h ú n g aro sostu­ y las cintas deb en de estar en algún lugar de la central del Partido.
viese la politica de ap ertu ra de Mijail Gorbachov.
2. Nació en 1912. Después de la revolución de 1956, asum ió el gobierno en H un- F erenc Bródy
giía. D esem peñó el cargo de p rim er .secretario del Partido Socialista O brero
H úngaro. Cfr., en este mismo volum en, el epistolario Lukács-Kádár.
3. Policía secreta política.
* En: Tímadalmi Szemle [C uadernos Sociales], n°. 4, 1990, p p .63-89. T raducción
de Elizabelb Makkos. La entrevista tuvo lugar en en ero de 1971.
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

Observaciones de la redacción • C arta de Gyorgy Lukács a János K ádár 3 desde la Snagov


ru m an a, fechada el 10 de m arzo de 1957.
Hoy, cuando el pensam iento m arxista y de izquierda h ú n garo, • N ota sobre el acu erd o con Gyorgy Lukács, enviada a la di­
tras m uchos traspiés, in ten ta encontrarse a sí m ism o y el cam ino rección del P artido el 24 de ju n io de 1966.
correcto, tiene que h ab er u n a im portante necesidad de estudiar • C arta de Gyorgy Lukács a la Secretaría del m x z m p del 9 de
el últim o m ensaje de Lukács. Por eso, consideram os actual la pu­ agosto de 1967.
blicación del texto com pleto, si b ien ciertas partes ya fu e ro n an­ • C arta de Gyorgy Lukács relativa a la invasión d e Checos­
teriorm ente publicadas, y a pesar de que contenga pensam ientos lovaquia, fechada el 24 de agosto de 1968.
que Lukács ya había expresado en otros discursos y en reiteradas
ocasiones. Se sum a a esto el hecho de que Lukács reú n e, en un
den o m in ad o testam ento político, todo aquello que él considera I. Entrevista para el Partido
im portante hacia el final de su vida. Sus num erosas m em orias
m an tien en su vigencia hoy en día, donde, ju n to a la grandeza del Si d ebo d ar mi o p in ió n acerca de lo sucedido antes, d u ra n te y
pensam iento de Lukács, cobra singular im portancia el hech o de después del x C ongreso, sim plem ente pu ed o aseverar que, si se
que la p o r entonces com isión directiva del MXZMP2 no le haya da­ pasara del m odo afirmativo al desiderativo, entonces p o d ría decir
do a la difusión la relevancia necesaria; sohre todo en vista de que estoy en u n ciento p o r ciento de acu erd o con todo. Pero es­
que, p ara ellos, Lukács era u n “legado progresista” y u n a b a n d e ­ to n o sucedió, y m uchas cosas que para nosotros son u n deseo le­
ra, más que u n a fuente de doctrina. ja n o , son tratadas com o si fueran parte de la realidad.
De este m odo, no solo dejaron de lado la sensación de que Esto tiene que ver principalm ente con todas las cuestiones
sus discípulos se en co n trab an am enazados p o r la persecución p o ­ relativas a la dem ocratización. En realidad formalmente hay u n a
licial, sino tam bién las im presiones acerca de u n a escisión cada cierta dem ocratización, p ero no nos olvidemos de que esto está
vez m ayor e n tre el m ovim iento o b rero y sus sindicatos, sobre la presente en toda dictadura; formalmente, en la era Rákosi nosotros
indiferencia fren te a la cultura del trabajo. Tam poco carecen de elegíam os “lib re m e n te ” al d ip utado (y digo “lib re m e n te ” en tre
actualidad las palabras relativas al capitalism o subdesarrollado y a com illas), com o ahora; y esto lo p u e d o ju zg a r según mi p ro p ia
la densa h eren cia de la era Rákosi. reacción: yo consideraba u n a cuestión im p o rtan te el h e c h o de
Las circunstancias en que fue hecha la entrevista explican que la estadística de votación dem ostrara la m ayor cantidad posi­
ciertas repeticiones e incongruencias. Estas bien p o d rían h ab er ble de votantes en tre la sociedad, p o r lo que participé en todas las
sido corregidas, si el texto h u b iera sido publicado en vida de Lu­ votaciones, en treg an d o mi boleta; p e ro d ebo adm itir que, en los
kács, p ero hoy ya no podem os perm itirnos la libertad de editarlo. últim os 25 años, ni u n a vez m e fijé en el n o m b re que figuraba en
De todos m odos, el curso de los pensam ientos es p erfectam ente la boleta. C reo que esto, de alguna m anera, es u n a fotografía de
com prensible; tal vez pu ed a decaer el interés del lector en algu­ cuán dem ocrático es el sistem a de votación. N o es algo dem ocrá­
nos m om entos, pero creem os que el testam ento político de Lu­ tico el h e c h o de que a m í no m e im porte en absoluto quién m e
kács posee gran valor. rep re sen ta en la C ám ara de D iputados. D ebo adm itir que yo te­
Si bien se ha escrito bastante sobre la vida y la obra d e Lu­ nía la m ism a sensación d u ran te el gobierno de István Tisza4.
kács, después de 1956 ya no se habló m ucho sobre el tem a; inclu­ La cantidad de candidatos solo significa, en tonces m ayor d e­
so, hace poco ciertos docum entos todavía eran inasequibles, o se m ocracia, cu an d o el candidato tiene u n cierto contacto con el
en co n trab an prohibidos. Los docum entos que se detallan funda­ sector que representa. M ientras los ciudadanos votantes n o ten ­
m en tan y refuerzan sus declaraciones; tam bién son m encionados gan el m ínim o contacto con ellos, tam poco te n d rá im portancia
q u ién sea el candidato y, así, la situación no es m ejor que en la
en varias partes de la entrevista. Son los siguientes:
elección presidencial norteam ericana: a h í tam bién se trata de
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

dos candidatos. Los dos candidatos en sí no significan en absoluto pación, e n vista de que de todos m odos va a suceder lo que deci­
u n a dem ocracia; la dem ocracia solo aparece cuando hay u n cierto d a la burocracia. Esta es la sensación de los obreros de hoy. A ho­
contacto en tre el candidato y su distrito, lo que significa, no digo ra, se p o d ría d ecir que esto no es dem ocrático, p ero sí m uy cóm o­
ya que el candidato debe ocuparse de principio a fin de todos los do, p rese n ta u n Estado fácilm ente m anejable y orientable. El
problem as de su distrito, sino que tiene que ten er e n claro que, en pro b lem a es que solo se p u e d e conducir realmente a los obreros,
las grandes cuestiones del país, debe saber cuál es el sentim iento, si realm ente los conducirnos, e n te n d ien d o p o r esto que c o m p ren ­
no del país, sino de su distrito, porque solo así p o d rá ser interm e­ dem os sus necesidades; si estas necesidades son correctas, e n to n ­
diario en tre las cuestiones nacionales y las de su distrito. ces los estarem os ayudando, y si no lo son, entonces discutam os
Puesto que considero que esta reform a es n etam en te for­ con los obreros, tratan d o de ganarnos su respaldo p a ra la posi­
m al, es m uy probable que haya m u ch a gente que m en cio n e tal o ción correcta. Pero de n in g u n a m an e ra está b ie n lo que e n c o n ­
cual nom bre, sin que haya pensado seriam ente e n la posibilidad tram os actualm ente.
de u n a elección. Esto se refiere ciertam ente a las cuestiones real­ Y a h o ra m e gustaría hablar acerca de lo peligroso que es es­
m en te dem ocráticas. Se refiere a que, e n aquellas cosas que no to. Los viejos m ovim ientos sindicales tam bién se caracterizaban
im plican tem as de im portancia nacional, se genere o no u n a dis­ p o rq u e cuando los obreros definían ellos m ism os su política eco­
cusión interm inable. Sabem os m uy bien que aun e n temas litera­ nóm ica - e n acu erd o con el Partido y el sindicato-, el n ú m ero de
rios hay u n a posición oficial; suele suceder, en algunos casos, que huelgas espontáneas era m uy bajo. Las huelgas espontáneas no
la p rim era crítica no exprese la posición oficial; esto es rápida­ a b u n d a b an en las denom inadas zonas radicales, sino a h í d o n d e
m en te corregido p o r Népszabadság3, reinstalando la posición ofi­ la burocracia, ya en el p e río d o capitalista, dirigía a los obreros; y
cial; piense si no en la cuestión de la novela de K onrád6, la cual si surgía u n a situación que se consideraba insoportable p ara los
realm ente no era u n a cuestión de im portancia nacional que p u ­ obreros, y si n o h ab ía nadie con el que fuese posible tratar esta si­
d iera provocar u n conflicto nacional, p o rq u e ¿a quién le iba a im ­ tuación insoportable (ese “n o h ab ía n ad ie” lo considero ahora
p o rta r si elogiábam os o no la novela de Konrád?; y, sin em bargo, desde el p u n to de vista práctico, no desde la esgrim ida perspecti­
la corrección, revestida de u n a form a dem ocrática y ráp id am en ­ va teórica), entonces surgía la d e n o m in ad a h u elg a espontánea.
te orientada, se sucedió en muy poco tiem po. A hora bien, en mi opinión, lo que sucedió en Polonia íu e u n a tí­
A hora, es a esto a lo que yo m e opongo, a q u e estem os ha­ pica huelga espontánea?. Es fran cam en te ridículo q u e ah o ra a los
blando aq u í de u n a dem ocracia consum ada. Yo no du d o de nin­ norm ales obreros huelguistas los den o m in em o s hooligans, y no
guna manera que el cam arada Kádár y m uchos otros cam aradas de sé de qué otras form as; ellos son tan poco hooligans com o cual­
la dirección realmente quieran la dem ocracia. Si ellos dijeran; que­ q u ier obrero; sencillam ente, p e rd ie ro n la paciencia.
rem os u n a dem ocracia, ayúdenos en su realización, yo ayudaría A hora aq u í se p o d ría analizar -y sin n in g u n a d u d a se trata
con ganas. Si m e dicen: logram os la dem ocracia, entonces m e re­ de algo que debe ser a n alizad o - el papel que le tocó a u n a p arte
clino en mi sillón y digo: me gustaría verla.
de la burocracia, com o la que había en Polonia, do n d e de u n a
C onsidero aquí com o cuestión d eterm in an te a la cuestión form a inaudita y to rp e q u e ría n im p o n er u n au m en to impositivo
grem ial - y aludiría a la últim a crisis polaca-. N o m e lo im agino
ju sto en época navideña.
-p o rq u e sería u n ideal muy lejan o - e n el sentido de que los obre­ Sé m uy bien que nuestro gob iern o es, en esto, m ucho más
ros definan algo d e n tro del sindicato, y que la central se vea obli­ hábil; algo así nunca sucedería aquí. P ero n o se p u e d e sostener
gada a darle curso e n co n tra de su p ro p ia voluntad: creo que no que n o p o d ría darse u n a m ed id a ante la cual los obreros vayan a
hay q u ien se p u e d a esto im aginar e n u n a tan u tó p ic a H ungría. ex p lo tar con u n a h u elg a espontánea, p o rq u e la v erdadera alter­
P ero así surge la apatía en tre los obreros de las fábricas. Esta ap a­ nativa sindical no está conectada con su vida -e s to p u e d e suce­
tía se m anifestaría si los obreros d ieran su opinión, sobre la in u ­ d e m o s a nosotros y en cualquier dem ocracia popular, en cual­
tilidad de asistir a las reuniones, sobre la inutilidad de la partici­
q u ier m o m e n to -
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

No considero a las huelgas espontáneas com o u n fen ó m en o ejem plo: cuando el verano pasado tuvimos esa inundación, reca­
particular, sino .como u n com plem ento de la falta de dem ocracia yó u n a g ran cantidad de trabajo extra sobre los obreros. Es inte­
sindical; las considero com o el lado extrem o, y es p o r eso que veo resante saber que la clase o b rera com prendió sim plem ente que
un peligro singular -y esto lo h e expresado en varias ocasionesT- estas tareas ex tra eran necesarias. Y si esto h u b iera sido tem a de
en el desarrollo de nuestro sindicato según u n a línea trotskista, u n a discusión sindical, seguram ente h u b iera sido debatido. A quí
e n te n d ien d o p o r .esto, que vemos al sindicato com o u n tipo de la solución n o es que el o b rero sienta que unas veces el gobierno
aparato ejecutivo estatal o semicstatal. Si yo digo trolskism o, me em ite decretos correctos; otras, incorrectos; y de todas form as, yo,
refiero a que e n tiem pos de la im plem entación de la nueva polí­ com o obrero, tengo que cum plirlo sin n in g u n a oposición. Las
tica económ ica, e n un congreso partidario ruso h u b o en en fren ­ opiniones, las discusiones, aquellas form as de persuasión que
tam iento teórico en tre Trotski y Lenin. ap arecen en las cuestiones discutidas de facto d e n tro del sindica­
Trotski representaba la posición según la cual los sindicatos, to, son las que h acen al verdadero contacto e n tre el P artido y el
com o asociaciones de masas, tenían la función de apoyar la políti­ g o bierno p o r u n lado y, p o r otro, la clase obrera.
ca económ ica del gobierno en el desarrollo de la industria. La po­ Sostengo que, en el hecho de que nuestro m ovim iento sindi­
sición de Lenin -n atu ralm en te, no estoy citando en form a textual, cal se haya desarrollado en la línea trotskista p o r m edio de Stalin,
solo de m em o ria- era que u n a de las responsabilidades de los sin­ y de que todavía no se hable de u n a seria reform a, nos en contra-'
dicatos consistía en que, com o asociaciones de masas in d ep en ­ mos ante un desiderátum , y que en la prensa se trata el tem a co­
dientes, debían d e fen d er a los obreros, de ser necesario, ante el m o si hubiéram os reform ado hace tiem po los sindicatos. La reali­
desem peño del gobierno socialista dom inante, el cual, según Le­ dad es que no liem os dado ni u n paso hacia la reform a de los
nin, está lleno de resabios burocráticos. Creo que es claro que sindicatos; aquí sale a la luz un p u n to que considero singularm en­
aquí se trata de dos puntos de vista com pletam ente divergentes. te peligroso en el desarrollo hú n g aro y en el de las dem ocracias
bs cierto que L enin tam poco pensaba, naturalm ente, que no populares, y es que se extingue ese contacto diario, legal, y de m u­
debía h ab er contacto entre la política sindical y la política econó­ tua com prensión que era posible entre el Partido, el gobierno y la
m ica del gobierno, pero en el hecho que haya destacado el punto clase obrera. Y esta extinción no puede com pensarse con ningún
esencial - la defensa de los obreros-, es claro que en esto queda instrum ento artificial. Ahora, esta extinción se presenta bajo dos
com prendido que antes de las im plem entaciones económ icas, el form as. La prim era - e n condiciones n o rm ales- es aquella en la
deber del gobierno es convencer a los obreros de que eso es lo co­ cual los obreros cum plen apretan d o los dientes y con gesto adus­
rrecto y de que esto es p o r el bien de ellos. Es„decir que, en la opo- to todo lo que les ordenan; p o r el otro lado, está la línea de las
si cipa. .Le n in-Tro tsk.i, la estatización burocrática dirigida desde huelgas espontáneas. Yo solo sostengo - n o com o si lo descara, pe­
arriba se enfrenta, con. la exigencia de la dem ocracia sindical. ro lo veo com o una perspectiva- qu e no existe aquella dem ocracia
A hora, yo veo el significado de esto en que es aquí d o n d e se p o p u la r donde no puedanpla_rse-todus.Jos.díaadQS^ucesosyré~Dañ-
en cuentra, en la vida diaria, la posibilidad de que surja u n con­ zig. El hech o cTe'que la táctica de nuestra dem ocracia popular, p o r
tacto concreto y p e rm an en te en tre el gobierno -g o b ie rn o socia­ lo general, sea más hábil que la de los polacos en esos tiempos,
lista- y la d ase obrera; porq u e si Lodo es im portante, o de algún solo significa que estallará m enos asiduam ente, y tal vez ni siquie­
m odo im portante, y si las cuestiones económ icas que co m peten a ra llegue a h a b e r u n estallido tan serio; pero el problem a sigue
la vida o b rera realmente se discuten en el sindicato, entonces el go­ presente, y considero que este es u n o de los grandes deberes que
b iern o ten d rá u n a noción real de cóm o reaccionan las masas debe solucionar la sociedad, nuevam ente destacando el p u n to de
obreras ante estos decretos. Esto tam bién tiene sus consecuencias vista estadístico: deberes sociales a solucionar y no solucionados.
prácticas. Es totalm ente previsible que hay ciertas situ a c io n e s-n o Si nos ajustam os a investigaciones sociológicas y a censos pa­
solo en la g u e rra - en las que el gobierno les tiene q u e d ecir a los ra el esUidio de la situación v el ánim o de la clase obrera, esto sig-
obreros que, les guste o 110 , esto hay que hacerlo. Para citar un nifica que podem os convencer a los referentes académ icos de
Testamento político'- ^ ■>¡ 1 1#7
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos

de u n a casa, o más aún de u n castillo, o de cualquier o tra cosa,


nuestra verdad, solo que no_son los referentes académ icos, sino aq u í hay u n a en o rm e diferencia: así o de o tra m an era realizaré el
los b a rre n d e ros lo^que'~límpian las calles, y la cuestión escnciaLes
trabajo; p ara decir algo simple: en el cultivo de la tierra se p u e d e
que convenzám osla los b arrenderos de nuestra verdad. A hora, si
a ra r de u n a m an e ra o de otra, es posible ju n ta r a los bueyes de
realizamos quince reuniones académ icas, y convocam os cinco u n a fo rm a o de otra, y así sucesivam ente. El h e c h o de que exista
hom bres más en la Academ ia p ara am pliar el aparato científico,
esta posibilidad alternativa e n el trabajo significa la e le c c ió n de
con esto no cam biarán las cosas. Yo no m enosprecio la im p o rtan ­
u n a cultura, e n te n d ien d o cultura en el sentido de q u e cada vez
cia de estos censos sociológicos; es más, los considero esclarece-
pueHe'n diferen ciarse m ejor, co n u n a m irada cada vez m ásjoene-
dores y significativos, en el sentido de que cuanto m ejor esté ca­
trante, los buenos resultados de los malos,_desde el piinto__de vis-
da u n a de las partes a las que se refiere esta cuestión - d e u n lado,
uTcTel desarrollo del trabajo, de los productos d e l.trab a jo .y la s
el Partido y el gobierno; del otro lado, la m asa o b re ra -, cuanto
obreros que p ro d u cen , com o tam bién desde el punta-de-vista.de
m ejor inform adas estén am bas partes de la situación real, tanto íós"usuarios de los productos. De estos buenos o m alos resultados
más fácil será llega r a u n^acuerdcLCo rre c to. Es dech q u e conside­ surgirán, en definitiva, todas aquellas cuestiones que, en d esarro­
ro estas jiivestigaciones_sum am ente adecu a d as e im portantes, pe­ llos posteriores, h arán n acer u n a cultura específica. P ero n u n c a
ro no com o u n suplem ento de la dem ocracia, sino com o u n ins­ se debe olvidar que, sea cual sea la razón p o r la cual surge una
tru m en to intelectual para la im plem entación y realizacióiTcfélás distribución de trabajo especial, esta no es otra cosa que u n m o­
cuestión es"dé"mo cr á ti éasT ~
do de expresión de la relación social basada e n el trabajo, de la
A hora bieiv en io ~ q n e se refiere al aspecto cultural: nos acos­ cual nace la cultura. C uando decim os q u e nació u n a cultura mi- )
tum bram os a que en el Népszabadság hay u n a sección cultural au­ litar específica en Grecia, Esparta, esta cultura m ilitar no nació de
tónom a. Ahora,_yo_.solq sostengo^que no hay._culturaautónom a. la nada, sino de las relaciones de producción espartanas.
La cultura es parte de las actividades del h o m b re en sociedad. Ño Es así com o tam poco debem os olvidarnos n u n c a de q u e las
nos olvidemos cíeTquc u n o de los fundam entos del m arxism o es cuestiones culturales siem pre convergen al final con los requisi­
que, al pasar a ser el trabajo la base de la sociedad, con esto so­ tos exigidos al h om bre p o r el trabajo, en ese m om ento. Si, p o r
breviene u n a adaptación del h o m b re a Lodo ese com plejo que ejem plo, sale a la luz lo que ya surgió en el siglo xix, u n a cierta
crea, en u n a sociedad, u n cierto grado de desarrollo del trabajo.
capa cultural de la clase o b rera que tuvo su p u n to más bajo cuan­
Ese es un concepto tan general que es aplicable tanto a u n a so­ do a los analfabetos les resultaba m u ch o más difícil que a los al­
ciedad en inicio com o a la actual, solo que, natu ralm en te, bajo fabetizados vivir en grandes ciudades y trabajar en sus industrias.
form as m uy diferentes. La cultura es parte de este desarrollo. Q ue la alfabetización surge tras el desarrollo del capitalism o y de
No m e anim o - p o r no ser especialista en el terren o a rq u eo ­ la vida en la ciudad - lo cual está en relación d irecta con el c a p i­
lógico- a sostener, au n q u e lo creo muy probable, que el p rim e r talism o-, creo que es indudable. Y a p a rtir de esto hay que ju zg a r
peld añ o de aparición de la cultura haya sido cuando los obreros
a cada cultura según para quién, en qué m edida y de qué m odo
fabricaron sus herram ientas de trabajo y establecieron sus valores
es útil e im plem entable. N o se debe olvidar que, p o r ejem plo,
de uso, pues no sé en que m edida alcanzaron el éxito com pleto.
aquella cu ltu ra que recibió la clase o b rera d u ra n te el capitalism o,
El p rim er obrero civilizado fue probablem ente quien, ante la fa­ fue sin nm gunlTduda^cle inTefes paraTla claseTapitalísta, p o rq u e
bricación del p rim er cincel de piedra, h a errad o con m enos fre­ sin esto no liuhie ra n p o dido coTÑegiiiiier~en-uina-gramciudU'd',
cuencia, y quien ha tenido m enos necesidad de tirar la piedra o b reros perm anentes. La consecuencia de esto fue que esa ciaser*
que había em pezado a cincelar p o rq u e lo había hech o m al. L en­ "obrera se organizó p artid aria y sindicalm ente, y la cu ltu ra así ob- I
tam ente fu ero n m ad u ran d o en esta cultura a m edida que los va­
ten id a la utilizaron en su propio provecho. y
lores de consum o establecidos a través del trabajo fueron au m en ­
Esto dem u estra nuevam ente, p o r u n lado, que la cultura no
tando en im portancia, cam biando así la calidad en tre el diseño y es u n co n cep to único y sem ánticam ente aprehensible. P o r otro
la realización del trabajo. Si se U-ata - n o lo s é - de la construcción
Gyorgy Lifíács. Testamento político y oíros escritos Testamento político

lado, la situación es que se trata del pasaje desde el grado de d e ­ U na vez conversé con u n m agnífico obrero, Frigyes Karikás,
sarrollo productivo a la vida. P orque n o es casual que la clase d u ran te la dictadura; y le p reg u n té su o pinión sobre H aubrich.
o b rera del siglo xvm haya reaccionado con la destrucción de m á­ Karikás hizo u n adem ás de desprecio con su m ano y dijo que H au­
quinas, y que la clase o b rera del siglo xix haya avanzado con brich era u n mal cerrajero. A hora, yo n o estoy seguro de que H au­
huelgas y aum entos de salario. Esto, sin n in g u n a duda, es un brich fu era cerrajero, pu ed e ser que haya tenido otro oficio, no lo
avance p ara la cultura obrera, p ero tam bién es innegable que en recuerdo. Pero de todos m odos el funcionario m edio Frigyes Ka­
los dos casos se expresa la reacción que se da, en u n a cierta so­ rikás juzgaba a su m inistro según sus cualidades com o o b rero den­
ciedad en su tiem po, an te las diferentes form as de trabajo. tro de la fábrica'. E scajerarquía en tre los obreros era absolutam en-
Creo que nu n ca d e b e ría olvidarse, respecto de esta p arte de tcTactual en el 519, la era stalinista arrasó retrospectivam ente con
la cultura o b rera -y esto se conecta con u n a cuestión sum am ente esto y en su lugar llegó la p~rodüccíóii_cuantitativa~.
im p o rta n te-, lo que es para nosotros u n a m ala h e re n c ia de la era ' A hora, si analizam os esta cuestión del trabajo bien hecho
stalinista. En realidad, en el capitalism o, p o r m ucho que la inclus- (en te n d ie n d o que, tanto en el capitalism o com o en el socialismo,
tria haya tornado equitativa la p ro d u c ción de los o b rero s a través hay diferencias en tre u n trabajo bien hech o y uno m al h e c h o ), en­
cETmaquínarias, tuvo u n a en o rm e e innegable im portancia el he-. tonces los hom bres, si juzgan esto, parten de la indiferencia actual
Cho de que u n o sea~olio"un buon7)fir^^^ solo lóF espíri- y no se dan cuenta de que en cualquier tipo de trabajo existe esta
tus tecn ocráticos p u e d e n im aginar que en ía cabeza del técnico jerarquía. Creo_quc.no cxistem ii¿eqque npJiayajdsto-um casqpo-_
estáu-perfectam ente todasTás m á q u in a s y 'lié rra m ie ñ t^ s ^ 'cfüe el" m o aquel en que el im portante científico X, digam os u n em inen­
o brero se conviérté“'¿n uiTénte"m écáhico.'Crco que cuálquiera de te m atem ático, desprecia al decano de la Academ ia de M atem áti­
nosotrosTjUe alguna vez h ayá cono ci d o~nn a fábrica y el trabajo fa­ cas p o rq u e es p e o r m atem ático que él. En vano hacem os
bril, sabe muy bien que esto no es cierto, que al lado de la técni­ jerarquías, en vano hacem os decano de u n o de ellos, y m iem bro
ca más perfecta en el desem peño de los obreros -si no tienen del otro, o ni siquiera m iem bro; este desprecio siem pre existirá.
o tra tarea que la de d e sem p eñ ar su trabajo en la fáb rica- hay una Volviendo u n a vez más a u n recu erd o de mi ju v en tu d , cono­
gran distancia en tre el trabajo bien y el m al realizado. cí a L ipót Fcjér8, cuando a ú n n o era catedrático universitario, y
A hora, ya en los tiem pos stalinistas, que an tep o n ían estricta­ no era académ ico. Era increíble con qué p ro fu n d o desprecio ha­
m ente la cantidad de producción de trabajo, cayó el concepto de blaba de Bcke9, quien era ordinario y académ ico, p orque en u n a
trabajo bien hecho, el h o n o r del .buen trabajo dism inuyó en la fá- cuestión m atem ática x que h ab ía sido descubierta p o r Fejér, Be-
bnC^rTarmo antes,"y -si form ulo esta p reg u n ta desde el p u n to efe kc n o h ab ía percibido que allí en realidad h ab ía u n problem a.
vista'socialista-, con esto nos im ponem os u n a situacióIVparticuIar- A hora m e atrevería a sostener que esto n o es u n a sim ple cuestión
meyUe difícil. Porque M arx solía hablar muy sucrñtám cnfc’d’cl'dc- in te íé c lu alrsin o el efecto del trabajo bien h e c h o sobre el pénsa-
sarrolTo socialista venidero, pero él considera que uno de los cri­ ínTehLó'del h o m b re ry si esto se da hoy solo en algunos círculos
terios del desarrollo socialista es que el trabajo im puesto p o r del saber, entonces es nuestro e rro r que haya cesado en. 1.a. clase
obligación se transform a en necesidád vital pará élfííOmbre-.-Ahp.- obrera, p o rq u e p o r eso conté la an écd o ta Karikás-H aubrich, pa­
ra, yo m é'atrev ería a. sostener que solo el b u e n trabajo se pu ed e ra m ostrar de qué m odo existía esto en esa é p o ca d e n tro de la cla­
convertir cii nenesicIacLvital -precisam ente, en frentado con la sim- se obrera. Si nosotros querem os u n desarrollo socialista, entonces
ple_necesidad.vital.económ ica, ya que, naturalm ente, todo traba­ esto q u iere decir: del b u e n trabajo p o d rá n acer la n o ción de tra­
jo realizado _por_el hom bre es la m anifestación de u n a necesidad bajo com o necesidad vital.
vital^Pero el h om bre únicam ente considera -su e n a a paradoja, N aturalm ente, para que el trabajo sea u n a necesidad vital,
pero es a sí- el trabajo bien hecho com o parte orgánica de su p ro ­ son necesarias ciertas reform as socialistas que reduzcan y debili­
pio desarrollo. Sólo el b uen trabajo le da al obrero dignidad, au­ ten el carácter tiránico del trabajo y la co nducción tiránica de la
toestim a,.etc. vida. E n realidad, el trabajador debe red u cir la concepción del

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Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

trabajo com o trabajo forzado, que debe h a c e r p o r obligación form a m ecánica, vuelve a su hogar después del trabajo y n o se
p o rq u e si no m oriría de ham bre. Si esto cam bia en el socialismo, p reo c u p a más. ELqncyse da c u en ta de que —y conozco num erosos
y esto realm ente pu ed e cam biar en el socialismo, entonces solo trabajadores que.se .d an c u en ta de e llo -'ta l es la falla de esta m á­
ten d rá consecuencia socialista cuando, e n tre los obreros, d en tro quina, y tal su perfección, pu ed e m uy fácilm ente com enzar a in­
de la fábrica, exista cstajerarquía. Esta je ra rq u ía , p o r supuesto, lo teresarse p o r la m ecánica y así sucesivam ente; el interés de los
sabem os m uy bien, tam poco se hace valer en el arte y la ciencia olTreros^está m arcado por~su trab ajó la-fin de que se d e n c u en ta
en nn ciento p o r ciento, y tam bién sabem os de científicos y artis­ de que sus conocim ientos son deficientes, y conocí a num erosos
tas de p rim er plano cuyos trabajos son m ucho peores que los de trabajadores de los viejos tiem pos quienes, p o r este cam ino, se
algunos que están e n segundo plano. Por el contrarío, esta ten­ convirtieron, e n h om hres capacitados. Algunos así, algunos de
dencia se puede desarrollar. En el sistema actual, hay e n tre los o tra form a; algunos desarrollaron la p arte técnica, otros la parte
obreros una cierta realización m ecánica del trabajo, u n cierta m atem ática, y aquellos la p arte económ ica; p ero solo es posible
adaptación al aparato, que luego da com o resultado que u n o b re­ desarrollar y desarrollarse a p a rtir de u n b u e n trabajo, p o rq u e en ­
ro tenga m ejor salario que otro. tran e n conjunción los diferentes fenóm enos y de ahí se d esp ren ­
No digo que hoy se p u e d a evitar, p ero considero u n a ilusión den, al fin y al cabo, la cultura del trabajo y el círculo de interés
que esto luego p u e d a conducir en algún m om ento a la transfor­ que trasciende a la clase o b rera —pensem os solo, a p a rtir de u n ti­
m ación del trabajo en trabajo socialista. Así com o nosotros nos vi­ p o de o b rero com o el de B ebel10, e n cuán lejos se p u e d e llegar—.
mos obligados, p o r no c errar la era stalinista, a reforzar en la vi­ N o es cierto que aq u í haya u n a dualidad; que, p o r u n lado,
d a cotidiana d e los obreros ciertas tendencias que no llevaban al Bebel es u n o b rero que cum ple su trabajo de form a m ecánica y,
socialismo, sino que incluso existían en el capitalism o; p o rq u e p o r el otro, es u n h o m b re que piensa en los problem as sociales.
eso de que u n o tiene autom óvil, el otro no, y así sucesivam ente, El que analice la biografía de cualquiera de estos hom bres sensi­
lleva sin n in g u n a d u d a a instaurar u n a cierta jera rq u ía . Sólo pue­ bles p o d rá ver de qué m odo hay u n a transición en tre estas cosas,
do afirm ar que esta jerarquía n u n c a co n d u cirá a u n a jerarq u ía so­ en la m ed id a en que -c re o que tam bién p u e d e dem ostrarse que
cialista. P orque esta es u n a clara_valorización ex tern a d el hom - ocurre lo m ism o en el te rre n o in te le c tu al- u n trab ajad o r capaci­
bre,-y_e 1-criterio ^ leí socialismo es que el trabajo se convierta en tado es capaz de pasar de su propio terren o , correcta y adecuada­
u n a necesidad vital. En este m arco no se p u e d e desarrollar; es n e­ m ente, a terrenos más generales; esto siem pre sucede en la m edi­
cesario que pase a p rim er plano el trabajo b ien h e c h o y que la si­ d a e n q u e realice bien su p ro p io trabajo. U n b u e n h istoriador
tuación del obrero en la industria d e p e n d a de qué tan b u e n o sea e n c o n trará más rápidam ente u n a verd ad era filosofía de la histo­
el trabajo que hace. P orque solo del b u e n trabajo.podrá surgir la. ria q u e u n h istoriador m alo. C on esto no sostengo que n o haya
d ig n id ad del h o m b r ¿7 qüc__podem os p ercibir en innum erables historiadores ignorantes q u e escriban trabajos sobre filosofía de
científicos y escritores,_y consuiero que el trabajo se encuentra_en la historia; hoy todo es posible.
la relacióñ~mas~és'Crédia c o n jd h e c h o e n '"sl D e_m“ódo que creo Si Lomamos la cultura en general, entonces hay que destacar
que- este problem a, así com o surge ahora, no es solo u n p ro b le­ siem pre u n a conexión, porq u e sin esto, sin la conexión, no hay
m a de producción y consum o -p o rq u e en realidad es u n a cues­ cultura en nin g ú n sitio. La cultura que se desvincula de esto que­
tión d e m ejora en la calidad—, sino un cam bio p articularm ente da suspendida en el aire y es u n aprendizaje de ciertas form alida­
im portante de posición del p ro p io obrero, del trabajo con resul­ des que no tiene nin g ú n significado. De m odo que creo que no
tados sim plem ente cuantitativos frente al valorizador trabajo bien podem os im aginar la cultura obrera sin esto, y estoy convencido
realizado, y el trabajo bien realizado com o categoría básica de la de que sí alguna vez hay u n a verdadera cultura obrera, ten d rá su
vida del trabajador. efecto en las más diversas disciplinas, desde la econom ía hasta la
Creo que existe la más fuerte relación e n tre el trabajo bien física, en la m edida en que suijan problem as que p u e d a n resolver­
realizado y la cultura del obrero. El que realiza su trabajo solo de se teóricam ente. No nos olvidemos, si pensam os en el surgim ien­

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Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

to de la física m oderna, de qué estrecha relación hay con el traba­ del ser nacional existen, sin n in g u n a duda, p o rq u e si yo le exigie­
jo m anual de esa época; de que los problem as que surgieron del ra a H ungría, digam os, corno austríaco, que suba o baje el precio
trabejo m anual, o los que surgieron en las com unicaciones, forza­ del cigarrillo, entonces p o r cierto que estaría in te rfirie n d o en los
ron 1111a generalización de mayor nivel p o r parte de los científicos. asuntos internos d e H ungría. Si, com o escritor austríaco, digo
Con respecto a la cultura, a nivel m undial, la situación es que considero a Ady 11 el m ayor poeta h ú n garo, entonces no in­
que, en principio, todas las personalidades de m ayor nivel que es­ terferiría en los asuntos internos de H ungría.
tán en estrecha relación con la cultura local -p en se m o s solo en Soljenitsin realm ente alcanzó su im portancia en la literatura
los cantos y los bailes de los cam pesinos- en principio son perso­ universal desde este p u n to de vista. Soljenitsin retrata directaviente
nalidades locales. Luego se transform an en grandes personalida­ la vida rusa, y critica la vicia rusa. A hora bien, la situación del so­
des locales y con el desarrollo del capitalism o - e n vista de que ya cialismo en todo el m undo, el desarrollo de los partidos socialistas
se crean los instrum entos p o r m edio de la tecnología—, se con­ en diferentes países, su p o d e r de convocatoria, etc. son cuestiones
vierten en personalidades internacionales. El capitalism o en sí es cuya relación con el desarrollo ruso surgido a partir de Stalin se­
u n a corriente internacional y, así, n atu ralm en te se vuelve in te rn a ­ ría ridículo negar. Luego, si surge u n gran escritor que p u e d a jia ;
cional la cultura relacionada con ésta. De este m odo, aparece ese ccr la crítica de este sistema, será alguien capaz de h aceriajde for-
proceso doble y de n in g ú n m odo contradictorio en el cual toda m a que pu ed a descendcr^hasta-das"m ás" p eq u eñ as cuestiones
cultura crece en u n determ inado terreno, con la ayuda de las res­ hum anas, que p u e d a d ar respuestas en form a indirecta a los inte-
puestas dadas a problem as económ icos concretos - e n últim a ins­ rrogantes de todos l^TTTombrés7 >r que, tan to en occidente com o
tancia, en relación con la clase o b re ra - de u n a d e te rm in a d a ép o ­ en loíTpaíscs'cápíudista.s, busque~tambTén el sentido de su p ro pia
ca y u n d eterm inado país; pero en obras de arte, pinturas, vida. De este m oclof SbljFñitsin p ertenece u n a vez más a ese grupo
com posiciones musicales, obras literarias, etc., los productos co­ de escritores que, en la literatura soviética -G orki, Sliolojov o Ma-
bran u n cierto significado internacional, de m odo que G oethe no karenko, etc.; solo enum ero nom bres d eso rd e n a d a m e n te -, pudie­
habló en vano, a principios del siglo xix, acerca del surgim iento ro n expresar sus propias observaciones socialistas de m odo que
de una literatura universal. aquellos que viven en países no socialistas ex perim entaran la in­
Esta literatu ra universal significa que las respuestas cultura­ fluencia en su vida y su cultura. Soljenitsin es u n escritor tal. Y en
les superiores dadas a la cultura cesan de ser cuestiones privadas este sentido, digo que todos tienen derech o a tom ar u n a posición
de un g rupo reducido, y pasan a ser problem as com unes a toda con respecto a Soljenitsin, según lo que ju zg u en correcto.
la sociedad, y son juzgados desde ese p u n to de vista, de m odo que A hora, naturalm ente, surge la cuestión: el prem io N obel no
considero ridículo que alguien tom e u n a im p o rtan te cuestión se puede separar com pletam ente de la política. Si tom am os la lis­
cultural com o u n asunto de Estado; com o si alguien, p o r ejem ­ ta de los ganadores del prem io Nobel, entonces observo, com en­
plo, dijera que si relacionam os positiva o negativam ente a Shakes­ zando con el p rim er ganador del prem io Nobel, Sully-Prudliom-
peare desde el p u n to de vista del desarrollo del dram a, esto sig­ m e 12, que aquí claram ente se m ostró u n a cortesía diplom ática
nifica u n a introm isión en los asuntos internos de Inglaterra. frente a la literatura francesa. Y esto es, digamos, u n a decisión po­
H ace m ucho que Shakespeare está más allá de los asuntos in ter­ lítica en un ciento p o r ciento. Si considero que T hom as M ann o
nos de Inglaterra, así com o Tolstoi, Dostoyevski y Pushkin están B ernard Sliaw recibieron el prem io Nobel, indu d ab lem en te el p re­
más allá de los asuntos internos de Rusia; y toda cuestión que sur­ mio a Thom as M ann no fue determ inado porq u e en esc m o m en ­
ja d en tro la cultura, hoy ya solo se convertirá en u n a cuestión to la comisión del prem io N obel tenía u n a tal o cual relación con
realm ente significativa cuando sea capaz de influir en el d esarro ­ Alemania. A p artir de esto, la cuestión Soljenitsin tam bién debe
llo de la cultura más allá de las fronteras nacionales. De m odo considerarse desde estos dos puntos de vista, del eu ro p eo occiden­
que esta concepción es absurda: com o si la crítica de la cultura tal - q u e ve en el caso Soljenitsin el efecto sobre su propía.vida-, en
fuera una cuestión de ser nacional. Las interferencias en temas parte desde u n p u n to de vista p u ram en te literario, com o un gran
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Gyorgy Lukács. Testamenta político y atras escritos
Testamento político

desarrollo literario que com enzó con Gorki y Sliolojov, y que sabe­
1B67-. A ese ideal d el desarrollo n a c io n a l -fre n te a (agregam os,
mos que se encuentra en u n callejón sin salida y es com pletam en­
en el caso de Babits) orientaciones incorrectas com o el fascismo
te estéril. En Soljenitsin se ve una g ran fecundidad literaria.
y el socialism o-, se refieren las palabras de Ján o s A rany18, sí se
Indudablem ente, en el prem io N obel se e n c u e n tra n los
m e p e rm ite expresar esto de m o d o u n poco caricaturizado (esto
dos motivos. Y nosotros n o podem os decir nada al respecto; es, en
lo cité e n mi artículo sobre B artók): “Si m e cruzo con u n lad ró n
definitiva, una cuestión d e la literatura soviética, sin que con esto
de caballos d e raza y m e em barra, no m e enojo; solo m e aparto
descarte la posibilidad de convertir esta posición en tem a de crí­
tica. Tal com o lo hizo el h om bre constantem ente en la h istoria de y lim pio la suciedad”.
Tengo la sospecha de que a u n h o m b re con la conciencia de
la literatura; al fin y al cabo, si Lessing criticaba la tragédie classi-
Babits, con ten d en cia hacia el socialismo y el fascism o, Já n o s
q u e 13 y entronizaba a Shakespeare y a los griegos, aquí tam bién
Arany lo h u b ie ra d e n o m in a d o lad ró n d e caballos finos.
había u n a política literaria y es lógico que p u d o h ab er y h u b o tal
Y aq u í se e n cu en tra la raíz de lodos los problem as en el de­
vez franceses que la consideraron com o una interferen cia relati­
sarrollo h ú n g a ro y u n p u n to esencialm ente im portante: q u e, a
va a la cuestión francesa; según m i opinión, m ientras se trate so­
excepción de unos pocos h om bres sobresalientes, no existió u n a
lam ente de literatura, de n in g ú n m odo lo es. La adjudicación del
verd ad era oposición contra la H u n g ría feudal. N o se debe olvidar
prem io Nobel, n aturalm ente, abarca un nacionalism o que cabe
que el latifundio feudal solo se fraccionó después de 1945. A par-
in te rp re ta r de m uy diferentes formas.
thyde es.t^ e m H u n gría h ay doy tradiciones y, en mi opinión, n o es
Surge aq u í com o una cuestión muy im portante el problem a
casual p ara nu estra posición socialista que alguien ponga en la mis­
d e la pei'sistencia d el desarrollo, y m e ocu p é d e esto, h ace tiem po,
ma ¿TTsrtHTódóJerHesj.ülojloHjiU'igarq -c o m o suele hacerlo, p o r
m uchas veces; entonces surgió bajo la form a de saber cuál es el
Iqem pIoTla_escueja.SÓlérl2—j o q u e distinga e n fo rm a tajante -es-
significado de la continuidad en la vida del hom bre. En m uchos
to .hayTjue decirlo p ú b lic a m e n te- en este sentido a Ady y a Nyu-
países, sobre todo cu países conservadores com o H ungría, fácil­
gaL P orque 7 “eh'vísla de que’ el, por cierto, bastante radical Igno-
m ente surge u n concepto así, com o si el m an ten im ien to de la
tus-° exigía qu e ú n icam en te se reco n o ciera legitim idad a la
c o n tin u id a d fu era sim ilar al m an ten im ien to del ser nacional. Si
literatu ra de Nyugat junto a la literatu ra d o m in an te, m ientras que
recordam os las ideologías posteriores a 1967, vemos, en u n a p a ­
Ady, con respecto a esto, exigía la total destrucción del pasado,
labra, que la antigua H u n g ría -e n te n d ie n d o p o r esto las oligar­
volviendo al “Eb u ra fakó21, U gocsa n o n c o ro n a l22” y otras cues­
quías provinciales, el fideicom iso de latifundios, los beneficios de
tiones, surgió u n a fuerte oposición, cuya influencia p e rd u ra aun
la Iglesia, e tc .,- n o p u e d e c o rtar lazos con la H u n g ría feudal sin
hoy, p o rq u e el sim ple reconocim iento de cierta je ra rq u ía es una
c o rtar el lazo con su p ro p ia cultura. Es sabido que la con tin u id ad
trad ició n que se desarrolló e n H u n g ría después de 1867.
n o es u n a postura general y creo que todos saben que n i Csoko-
A h o ra podem os co n ced er a esto u n ropaje socialista; p o d e ­
n a iH ni Petófi 15 ni Ady ni B artók 13 tenían esta posición.
mos decir, si lo aceptam os, que a q u í Rákosi en realidad sí cons­
Por otro lado, tam bién sabem os que hom bres excepciona­
truyó el socialismo; a esto yo solo contesto que Ady estuvo en con­
les ten ían esta postura, p o rq u e n o nos olvidemos de que, cuan­
tra d e István Tísza y toda su generación, pese a q u e la g e n te de
do Babits 17 se colocó en co n tra del fascism o, p ara fu n d a m e n ta r
István Tisza desarrolló el capitalism o en H un g ría, p o rq u e es in n e ­
esa posición escribió u n artículo en el cual dice que n o tien en
gable que la generación de István Tisza ten ían u n a cierta progre-
n ad a que ver el ser nacional y e l m an ten im ien to del ser nacional;
sividad capitalista. Esto n o debe confundirnos en esta cuestión y
esta es, un vieja tradición h ú n g a ra ..quese enfren ta con aquellos
tenem os que ten e r preclaro que, sLquerem os u n verdadero socia-
falsos conceptos que q u ieren explicar al_hom bre a p a rtir de su
lism o^tenem os que d a r c u en ta d el legado de la era Rákosi. Del
origen, o d el Ju g a ríq u c jo.cupa_cn la_.p ro d u c c ió n . Con esto, Ba-
m ism o m odo, com o a István Tisza no lo salva’-so lía citar u n a fra­
bits, cu an d o torréela>nen/aatacó el fascism o que se estaba g estan ­
se de u n seguidor de István Tisza—el h e c h o de que no solo sea u n '
do, en c ie n o m o d o tam bién glorificó a la H u n g ría p o s te rio r'a
caballero,'sino’u n caballero que trabaja, igualm ente reconozco el
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m alestar actual de m ucha g en te. Pero no m e quiero p ro n u n cia r de la era Rákosi, de fo rm a que, a su vez, siguen siendo socialistas
detalladam ente sobre cuánto tiene que ver el legado del feudalis­ e n su totalidad. Pensem os en el actual desarrollo agrario. La era
mo hú n g aro con este malestar, au n q u e creo que es m ucho m ayor Rákosi fue tan m ala aq u í y condujo de tal m odo todo el d esarro­
de lo que se im aginan. llo agrario a u n a callejón sin salida, que el gobierno se vio obliga­
De m odo que an te estas preguntas -có m o nos adaptam os, do —m e gustaría subrayar que p o r esto n o se lo a c h ac o - a apoyar
cóm o nos oponem os, e tc - , sé que m uchos van a Lomar a m al mis incluso la pro d u cció n dom éstica, para que se inicie el ciclo p ro ­
opiniones, pero sostengo que hoy en día siguen siendo actuales ductivo de la agricultura. Ahoy.ar -pa£tien_do de estas posibilid a des
las discusiones de Ady con respecto a la obediencia d u ran te la era liberales, s e jn ic ió el desarrollo agrario h ú n g aro , y sin em bargo
Tisza. El h e c h o de que aquí, d e espaldas al m undo,.no.veam os-la no se conectó con este p u n to de partida, sino que u n a parte del.
] deform ación d el socialismo en Rákosi y en la era Rákosi, sino un cam pesinado trató de im p lem en tar u n sistem a de cooperativa, el
cam inó’éiTmayor o m en o r m edida legitim ado; de que no veamos c u a l're p re sen ta u n paso m ucho más positivo y fuerte hacia' el so­
í que están presentes aquí los residuos del conservadurism o hún- cialism o que la koljosización de la era Rákosi. Ju stam en te leí en
; garó; y de que aq u í se tra te de u n a lucha_que pocos tie n e n en u n diario de lioy o de ayer que, en algún lugar del interior, tres
! cuenta; .es decir que-pongam os c o m q jn o d e lo s de líderes a los- cooperativas de cultivo se ju n ta n para que con la cría de aves y la
j Pctó_(i,_Bartók?Ady; todo esto no es una sim ple cuestión literaria, recolección de huevos consigan una m ayor p ro d u cc ió n p o r m e­
5 sino que es tam bién una cuestión considerablem ente actual. En- dio del trabajo conjunto. Esta es una oposición socialista fre n te a
Itre n o so tro sf s e guTíllii opinión, se da la continuación de lo que la kolj_Qsización socialista incorrecta de Rákosi, y no hay señal al­
1] cite antes: que István Tisza es un caballero que trabaja. guna que dem uestre u n a relativa aprobación-de la koljo.sización
Rákosi se coloca d en tro de esta tradición, y aquí tenem os que al estilo Rákosi. Mi o p inión al respecto es que la m ayoría de las
ten e r en claro que Rákosi hizo una cantidad de cosas que son peo­ acciones que Rákosi quiso h acer en su tiem po, son todas cosas
res que todo lo que hizo el socialismo enjutU rsudiistoria. Porque, que, p o r sus consecuencias v sobre to d o p o r sus consecuencias
en reálKlacIrñimKTslTTvrcrérncisT sí com param os los grandes proce­ p ara los hombres, son de una ineficíencia sin p re cedentes, y c o n g a
sos rusos con el proceso Rajkw, en los grandes procesos rusos con­ esto debem os luchar.
denaron, sin em bargo, injustam ente a Sinoviev, a Bujarin, a Ra- Todos sabem os que e n tre nuestros escritores, y sobre Lodo
d ek -1, pero es absolutam ente indudable que B n jariiiy..Radck eran e n tre nuestros periodistas, hay m uchas personas que si escriben
opositores. P or el contraído, e n H u n gría hicieron un_enorm e ex­ u n artículo en el cual dicen A y reciben p o r esto u n a m ínim a se­
term inio, en el m ovim iento obrero, con algunos que ni siquiera ñal desde arriba; ráp id am en te se transform a el artículo y dicen B,
crárropósnm*_6?.~Pofquc yo no me anim o a sostener -sé queda. Sra. incluso sosteniendo que A era incorrecto. N iego ro tu n d a m ente
Rajk m e lo_va a tom ar a mal, p e r o no pu ed e cam biar-nada-cn.es- que esto sea im aJiereneia,.digna dcese ^ c o n lin u a d a . C on h o m bres
ta verda d - q ue Rajk era un rákosiano ortodoxo. N o es cierto que .así n u n c a voj o d r á v r m n s lruir el socialism o. Pod rán nom brarlos
, Rajk haya sido opositor. No puedo~en absoluto consentir que cnu- m inistros o cgn.eejalcs^o-no-sé-que otra cosa, p ero ellos sicnTpré
| frieren circunstancias atenuantes de ningún tipo en la cucst_ión im p lem cn tarán el socialismo au Lori Lari o Tñe'cáníc o ~clcJRakos i, y
1Rajíf.^SiTiosofros' nos negam os a decir que nuestro socialismo no "ño Ti riX óííal is m o verdadero. A hora yb’libTTfslcmgn, y n o quiero
tiene nada que ver con lo que le sucedió a Rajk, entonces ro m p e­ in terv en ir en las cuestiones actuales, que haya que renovar todo
mos en u n ciento p o r ciento con Lodo el sistema que nos llevó el aparato; a u n que sí que ten d ría que h a b e r u n a tendencia que va-
' aquí, mPrni^Xi^lamcis-en^eiTeno so c ia lista ^ si decim os que la eje- ya sacando d e circulación j:o n el tiem po a los_rákosistas conven-
i cución de Rajk en realidad fue parte de la consLruccioTi~dcl~soci_a- c i d( ís^Ó jir 11 o^Lraslá (1 á ri ° s a lugares" dohcTcTsu influencia sea vne-
j lismo, entonces estamos e n tra n d o .en .u n a e n o rm e m entira. noryy asijsiicesiyanienLe; sin esto no se p u e d e llevar aT í u n g n a a la
Y se’ percibe"tam bién ahora, es p arte esencial de la vida h ú n ­ rlren firrnrizacióiU-Síiría-ia.mjsmójqucgsrTiú b ic ra n q u erid o h acer
gara, que los hom bres involuntariam ente ro m p en con el legado u n a dem ocratización y h u b iera n elegido com o m edio j.i_cs_la oli­
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garquía al estilo de M ikszáth25, y escogido al chico Noszty 2'5 com o


P or o tra parte, tam bién hay tradiciones y experiencias bue-^
m inistro del in te rio r para que dirija la dem ocratización de H u n ­
ñas y dem ocráticas - p o r ejemplo'7las~dé~T91'9_y _1945-rC laro, no
gría. No^digo_que el chico N oszty sea n e c esariam en te u n m al
creo que ah o ra p u e d a n sim plem ente im plem entarse estas solu;
hom bre; 1 ias_tapjpe.de_ser u n h om bre convencido, se^puedF^ecTr
cioñes'deihocráticas, la cosa no funciona de este m odo. Pero es
todo sobre él,..p.ero no que sea dem ocrático.
in d u d ab le que tien en u n cierto papel orientador, y yo estoy con­
No tengo m iedo de que no haya hom bres adecuados. El h e ­
vencido de que hay m uchos cam pesinos que fo rm an p arte de
cho de que el cuadro directivo actual esté conform ado p o r h o m ­
cooperativas y de este trabajo de reform a; que n o escribieron el li­
bres de la línea Rákosi, es algo que no pongo e n duda. P o r otro
bro de F erenc D o n á th 29 sobre los tiem pos del 45-48, p ero que vi­
lado, estoy p lenam ente convencido de que en toda oficina, en to­
ven y o b ran e n ese sentido. S o lía n d e c ir que todos los cam inos
da íábrica hay muchos em pleados jóvenes, ingenieros jóvenes, que
c o n d u c en a Roma; en cierto, sentido todo~perisám íéhto conduce"
tienen espíritu de reform a. La circunstancia de que aq u í no p u e ­
á~la~véfdad, sea cual sea el p u n to de partida. Yo solo estaría jm
dan im plem entarse cambios relacionados con las cuestiones ac­
tuales, es algo de lo que no estoy p ara n a d a convencido. C reo que con tra_de._que-entremos en u n a estetización del pasado, que nos
lleve a d ecir que el koljós rákosiano en realidad es u n a buena.co-
se trata nuevam ente de esas preguntas en las cuales resolvemos
sa, y q u e tiene u n desarrollo socialista; el koljós rákosiano era u n
Jas cosas del m odo conservador; para decirlo según la fórm ula an ­
tre in ta p o r ciento socialista; el m ovim iento actual, digam os que
terior: el que trabaja es u n caballero.
es u n sesenta o seten ta p o r ciento socialista! U n a com paración de
Del m ism o m odo, la política universitaria tam poco es algo
este tipo n o es correcta, según creo, p o rq u e en estas nuevas coo­
hom ogéneo, y la perm anencia de estos esquem atism os del tipo
perativas todavía n o se definió cuál será la v e rd ad era relación e n ­
Rákosi surgen de u n m odo muy inadecuado. Si observam os seria-
tre los m iem bros de la cooperativa y el directorio.
m enle la diferencia en tre los m ovim ientos estudiantiles hú n g aro s
C onsideraría muy im portante e in teresan te que la cuestión
y los m ovim ientos estudiantiles capitalistas nacionales, ahí es in­
dudable que en. los m ovim ientos capitalistas, no e n todos lados ni agraria actual sea som etida a análisis científico -cien tífico en el
sentido en que está tratado el tem a de los tiem pos del 45-48 en el
consecuentem ente, pero sí a m enudo, aparece la rebelión antica­
pitalista, es decir la idea de u n levantam iento co n tra el sistema. libro de D o n á th -, p o rq u e aquí p o d ría n resaltarse los verdaderos
principios socialistas. Esto n o se p u e d e resolver de buenas a pri­
P or el otro lado -m e atrevería a sostener que con m uy pocas ex­
c ep cio n es- nuestros m ovim ientos estudiantiles p ro testan co n tra m eras, sería necesaria u n a investigación seria. Sólo creo que, co­
el bajo nivel de las universidades. Yj;i el gobierno h ú n g a ro real­ mo consecuencia de la ad ecu ad a política de los Kádár, co n tin u a­
m ente tuviera u n a posición dem ocrática,"no solo en cuanto de­ da ya a p a rtir de 1957, al establecer-arnaüdentificación Y o n el
seo, sino en u n a fo rm a válida, entonces reconocería'en.'estos es­ nuevó decretO"cle-eiiT r^á- dé-lm ré^N agy3o, desde entonces se evi-
dencia u n desarrolld"éhtre nosotfospel'cüal^^iY cierta oposición
tudiantes insatisfeehos a sus propios aliados en la reform a, y no
interferiría en ese asunto p o r m edio de la policía, y cada_movi- con l a industria-y-^ambrén~coñHa política c u ltu ra l- significa en
iniento estudiantil no estaría seguido siem pre p o r u n ..interroga^, Flungría u n acercam iento-m ucho másTe|pñÍmri~haa_á u rf so.ciaHs-
torio policial. (A este respecto, aludo, en tre paréntesis, a esta m o dem ocrático q u e jd que huboÁfigün~a~vez.
cuestión hum orística: p o r m ucho que m e respete el gobierno Ignoro si h ab rá m uchos que resalten con tanta fuerza que el
húngaro, la policía le p reg u n ta a cada h om bre si leyó mis libros, desarrollo h ú n g a ro está yendo en el b u e n sentido e n el d esarro ­
porq u e la policía, la ÁVH27, com o consecuencia de todo este sis­ llo agrario. Yo decía esto sin reservas, n a tu ralm en te con la id ea de
tem a, m e considera tan sospechoso com o - n o s é - a F e ren c F ehér que to d a la cuestión todavía tiene que ser analizada científica­
o Agnes H eller-8. El com pañero Aczél pu ed e ver la diferencia en m en te, p o rq u e n o se pu ed e ap reciar v erd ad eram en te u n movi­
que mi libró aparece publicado, y el libro de F ehér no; la ÁVH no m ie n to tan g rande solo a p a rtir de las noticias y de algunas expe­
hace esta distinción.) riencias personales. P or otro, lado se cree que esto es lo positivo,
y creo que no lo es. A m í m e interesa la perspectiva dem ocrática
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de estas cuestiones, y estoy com pletam ente convencido -y preci­ com o fraccionam iento y cae bajo sospecha de contrarrevolución.
sam ente la cuestión agraria es m uy interesante en e s to - de que Estoy convencido d e j^ u e ja dem ocratización d e ja vida d iaria solo
cuando estos jóvenes cam pesinos volvieron al G rupo C ooperativo p u e d e suceder si cortam os con este prejuicio proveniente de.,la_
Productivo no trabajaron en lo m ejor de la agricultura dom ésti­ e ra Rako sTEmas-precisam ente de la época stalinista, y le perm iti-
ca. U no podría pensar que aquellos que se fu ero n de la coopera­ m~oTala~sc)c1 edacl7~al h o m b re m edio, que'se organj c e p a r a la rea-
tiva de cultivo de Rákosi ah o ra serían fanáticos de u n a solución lización de ciertas-cuestiones concretas e im p o rta n te s dc~la vida.
dom éstica. Sin em bargo, estos jóvenes^obreros no quiere n-qne_tp- Para d ar u n ejem plo que ilú s tre la cuestión, digam os que
do cam pesino,.tengmcomo. agricultura-dom éstica u n a vaca,-sino, ha)’ u n a calle m uy im p o rtan te en B udapest en d o n d e no hay far­
que la cooperativa tenga u n a cría de ganado_mocIernafríe-m odo m acia. Yo no veo p o r qué los habitantes de esa calle n o se p o d rían
q u e 'p b r m edio de la venta de la carne y otros derivados,_se les ase­ organizar y lograr an te el concejo que haya u n a farm acia en esta
guré u n a m ayor en trad a a ja s cooperativas d e producción. Y aquí calle. No p u e d o ver de n in g ú n m odo algún peligro, au n q u e esto
se e n c u en tra u n costado espontáneam ente socialista - lo digo una se presen te comí? lo com pletam ente opuesto a la organización de
vez más: no lo hem os analizado adecuadam ente; ni siquiera hay la era Rákosi. H oy tam bién dicen que todo h o m b re se p u e d e q u e ­
u n a m onografía seria, que yo sepa, en preparación, sobre esta jar, escribir u n a carta al Népszabadság, etc. Pero sabem os m uy bien
cuestión cam pesina-. q u e la carta es un pedazo d e papel, que en tres días ya n o existe
Yo he intentado - n o sé con qué resultados- convencer a Fe- más; p o r el contrarío, si hay u n a asociación así ad hoc, que se_pxe-
renc D onáth de que escríba u n a m onografía sobre esto. Aquí están scnta^anTe el concejo, no lo deja en paz, y hasta ciertq_punkt a i o
esas tendencias de desarrollo reales -p o rq u e no se puede negar que acorrala, entonces tarde o tem prano esta farm acia rajgapare.cer,
esto de lo que hablo, com o desarrollo agrario, es u n a tendencia y soy'absolutam ente incapaz de darm e cuenta de qué tipo de pe­
concreta-, que deberían ser estudiadas y respaldadas, com o tam ­ ligro p u e d e recaer sobre el concejo^
bién divulgadas a nivel nacional. Esto e s jo que en realidad consi- Este es el otro p u n to , ju n to al del sindicato, p o rq u e en reali­
dero esencial desde el p unto de vista^j ^ I a ^ em ¿cratízación. Sólo dad el contacto de este tipo d e asociaciones ad hoc con las autori­
que esto -otra_vez estamos ante u n desid erá tu m - u n se puede re­ dades es m ucho más provechoso y fácil, y esto luego confluye con
solver con que, p o r el hecho de avanzar los_cainpe.sinos hacia u n a todo lo relativo a la dem ocracia; porq u e si hay num erosos movi­
bu en a política cooperativa, entonces podam os decir que tam bién m ientos de este tipo en u n distrito, entonces el h o m b re con el
los obreros-avanzarán hacia u n a correcta política coop erativa. Hoy tiem po sabrá cóm o se relaciona, el candidato, o el ám bito al que
todavía’río hay ninguna relación entre unos y otros. perten ece el candidato, con las dem andas más o m enos legítim as
A quí vuelvo a la form ulación en indicativo y a un desiderá­ del distrito. Del m ism o m odo estoy a favor, y lo considero_esencial,
tum. Mi desiderátum es que en la cuestión obrera tam bién avance­ de que surja u n a libertad de m ovim iento y u n a dem ocracia de es-
mos en el cam ino correcto, com o en la cuestión cam pesina. No té'tip’tTendas cuestiones "ddhT ríúa "diaria, p o rq u e 's o lo 'a sfs e p o ­
puedo dejar de decir, yjusto los temas polacos m e ayudan, en.esto, d rán descartar las pésimas consecuencias de j a burocratización,
que la resolucióñrílm bfrccta para la cuestión obrera conlleva u n ' Se-puede ver, y esto’parece ser u n a p arte de n u estra línea de
peligro, y el salto se da en el sindicato; p o r supuesto, pienso que no política exterior, que la gente de B reshnev 31 en m uchos aspectos
solo en el sindicato, sino en todas las cuestiones d e la vida'diária. se ve obligada a, p o r así decirlo, seguir u n a política m enos in ter­
A quí surge u n a cuestión, que nuevam ente se e n c u en tra en vencionista. La cuestión checa fue otra, ahí surgieron grandes te­
relación estrecha con el pasado stalinista y rákosiano, y es q u e en mas relacionados con el Estado, aq u í hay cosas absolutam ente lo­
realidad existe tem or frente a que las masas se organicen espon­ cales y de corto plazo -p o rq u e , p o r ejem plo, no sostengo que
táneam ente. La organización solo se pu ed e h acer p o r la línea es­ ah o ra los habitantes de esta calle hagan u n club, elijan u n presi­
tatal y oficial, y no bien surge algún tipo de organización infor­ d e n te y u n secretario, y haya u n lugar p ara el club, etc.; no se tra­
mal de los hom bres, entonces esto se tom a inm ediatam ente ta de eso, sino de ver qué se pu ed e h acer frente a u n problem a
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panificadora en Pest e hicieran u n b u e n pan, entonces se p o d ría


colectivo específico. Cuántos edificios hay en los que todos los resolver toda la cuestión del pan de B udapest.
ocupantes están disconform es con el encargado del edificio. Por Para term inar el tem a. Recién hablam os sobre la cuestión del
qué no p u e d e n ju n ta rse los habitantes, y p o r qué la com isión de b u e n trabajo. Si ah o ra estas cooperativas productivas in ten taran
vecinos ad hoc no p u e d e p e d ir que este encargado sea cam biado. desplazar a las panificadoras estatales de B udapest, esto solo lo po-
Yo no veo en esto nin g ú n peligro desde el p u n to de vista de la Re­ drían hacer joor m edio del__trabajo bien hecho. Sólo si__hacen_¿ueti
pública de los Consejos o del socialismo. P orque no bien el case­ p a n en estas panificadoras de la cooperativa productiva. A quí se ve
ro fu era reem plazado, el p roblem a estaría resuelto. A quí no se en qué m e d id a liay u n cierto sócialism o^spo n ta ñ eo e n este desa-
trata de que suijan órganos-prnananenLes,-sillo, de que, desde el rrollo agrario, y me gustaría a n te p o n e r precisam ente estos dos te­
p u n to cíe vista de la representación de los propios intereses, las mas: p o r u n jad o , vemos cláTahieiTte~qúeTá’crisis polacajes u n a cri-- ‘
asociaciones ad hoc con u n m ism o objetivo, no cu en ten con frac­ sis tal que_ potenciahneñ tF ^ T )crríá~TdñveidTrsc en crisjs_.ile
cionam ientos, ni oposiciones, sino que cu en ten con que la pobla- cualquier país socialista no dem ocratizado; p o r otro lado.jvem os
ción q u iere hace r valer sus derechosTEsto, p o r supuesto, no sig­ el b uen proceso esponTáíieo~quéTbrgn o*éntre nosotros, y aprenda:,,
nifica que, si los habitantes de este edificio lo desean, form ando mos de esto en funciólí d'c'TósqM'ocesos que estam os dirigiendo.
u n a com isión, logren que se destituya al secretario del P artido del
distrito; esto, p o r supuesto, sería ridículo. Y esto tam poco va a su-
cedcn_Por supuesto, si en un distrito hay u n a m ayoría^ en clesá- II. Complementos para la entrevista
cuer d o xQXL-Xes.pcGto-a-un-se-c-retario del P ara d o, entonces 'esto
deb ería ser tenido seriam ente en cuenta. T eniendo en c u en ta el pasado activo y pasivo del ho m b re, p o r lo
No quiero opinar sobre cuestioneTcbtidianas. No m e consi­ general d om inan los esquem as epistem ológicos. Nosotros, los
dero u n político y p o r lo tanto no tengo ningún interés en, p o r m arxistas, debem os saber que el trabajo y las tesis teleológicas
ejem plo, ver cóm o se transform an las relaciones e n tre los distritos com prendidas en el trabajo son ra'b ase'd eh p en sam ien to de todo'
y las ciudades, es u n tem a de los políticos. Yo veo el asunto desde hó~ml7r¿~v~dc~Ldcla cultura. Del m ism o m odo hay que saber -y es­
el p u n to de vista de la legitim ación de la dem ocracia, y aq u í con­ te es u n h e c h o de p rin c ip io - que la producción de las h e rra m ie n ­
sideraría correcto que, en lugar de trabajar con masas sóTtnelícTas a tas de trabajo más primitivas tam bién es u n a respuesta de la socie­
la_pasiyidad p o r m edio d el exceso de ía'coudúccÍQn, Trabajem os, d a d a u n a d eterm in ad a constelación. No es casual, p o r ejem plo,
,por el contrario, en que las masas expresen sus propios deseos ca­ que el trabajo se haya desarrollado m ucho.m ás'Jen.las zonas tem-~
da vez más fuertem ente”y coh’ mafYónviccicnf7Yo^Hal vez suene pTácIás'quc en las zonas cálidas, d o n d e la naturaleza p ro d u ce tan­
demTmadóTífTtTm ísta, pYYoTiolo crco-~ño creo que, si el distritito tas cosas p o r sí m ism a y gratuitam ente p ara los h om bres^ q u e la
e n tra en un d eterm inado m ovim iento, el objetivo de ese movi­ necesidad de trabajar es m ucho'm énoiU S íem p re se da que u n a ,
m iento sea que los Estados U nidos invadan H ungría y que term i­ d e te rm in a d a situación de trabajo fo rm u la u n p ro b lem a al cual el,
n e n con el socialismo. No creo que quieran esto, sino que q uerrán h o m b re le tiene que d a r u n a respuesta.
ciertas cosas concretas que ahora no podría enum erar; estoy con­ Y estoy convencido de que se p o d ría llevar todo el d esarro­
vencido de que, si ahora llamam os a d o ñ a M aría, ella podría enu­ llo h u m an o a que con el desarrollo del trabajo del h o m b re sur­
m erar cinco o diez cosas que supone son erróneas en tre nosotros. jan co n stantem ente nuevas preguntas, que el h o m b re -c o m o so­
T om ando u n ejem plo con relación al cual tengo u n a gran espe­ lía decir M arx- bd Slrafe des Unlergangs7,2 debe responder. Y de
ranza de que nos ayude el desarrollo agrario actual: es u n a gran estas p reguntas se deriva el perfeccionam iento d el trabajo, pero
vergüenza que en la capital de u n país agrario com o Budapest, ha­ tam bién el conocim iento. P orque decim os que, en la construc­
ya un_pan_tan_malo. Las panificadoras estatales no p u e d e n m odi­ ción, el paralelism o, las líneas paralelas y los ángulos rectos tie­
ficar esto; estoy convencido de que si se le ocurriera a tres coope­ n en u n papel preferencial, y este nuevam ente fue u n d eb er p ara
rativas productivas "de da.s' cciranías~'de—P est'íbrm ar'juntos""una
1 CP
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

la h u m anidad, y no se excluye que todo nuestro conocim iento m ocrático en el país que co n ced a voz a los obreros en d eterm in a­
geom étrico surja d e aquí, o p o r lo m enos es m uy probable. N o es das cuestiones p ro ductivas, entonces, sin d u d a n in guna, crecerá
u n suposición probable -c o m o si supiéram os que el h o m b re pri­ e ljn te ré s de los obreros._enjas cuestiones tecnológicas relaciona-
mitivo de esa era ya h u b iera sido m iem bro de la A cadem ia-, que_ das con la produccióji.yjasxuestiones económ icas. Pienso que es­
al lic)nil^cc_pxüiiilÍYo le..hubiera interesado enjí. saber q u é es u n to es algo que se so b reen tien d e en la m edida que tengan voz en
triángulo o u n cuadrado. Todo esto surge en la vida com o p ro b le ­ u n a cuestión; a la m ayoría de los h om bres les gusta inform arse so­
ma, y hay que resolverlo en la vida con el desarrolIo_del conoci­ bre ese tem a, y con esto ya están am pliando su cultura. Estoy con­
m iento; es decir, con el desarrollo d e ja cultura. Creo - e n oposi­ vencido de que la dem ocracia tiene la más estrecha relación con
ción con la concepción, propia_de la época d e _D e scártdsTTléJque la cultura.
la m en te del h o m b re y, p o r esto, la sabiduría del h o m b re son u n a Me gustaría agregar que solem os observar los tiem pos pasa­
cualidad prim itiva—que la m en te h u m an a y el conocim iento h u ­ dos con u n a abstracción sociológica, cuando p o r ejem plo deci­
m ano d e b e n p a rtir del m etabolism o d e l h om b re con l a n a tu rale- mos que la era feudal no fue u n a era dem ocrática. M irando la to­
za -Stoffwechsel des Menschen mit der N atm 33—, de a q u í surgen los talidad de la población esto es cierto, indu d ab lem en te. Pero si
problem as a los cuales hay que resp o n d e r bel Strafe des Untergangs. pensam os en el desarrollo húngaro, en u n a eademque nobiliias3-1 y
Y, p o r esto, el hom bre, p o r su conchción spciahjss u n scr.capaz.de teorías parecidas, es in d udable que d e n tro de la aristocracia hubo
clai'Tespuesta -y ah75rá- nüevam ente no se debe in te rp re ta r la res­ u n a d eterm in ad a dem ocracia; incluso en H ungría, antes de la Re­
puesta eTThrforma de una vulgarización epistem ológica, p o rq u e form a y d u ran te la Reform a, aú n seguía vigente el reconocim ien­
sí expongoT a respuesta-del-m odo en que, en el colegio, el m aes­ to de u n a relativa .e q u id a d de rangos en tre la p e q u e ñ a y la gran
tro p re g u n ta y los alum nos contestan, entonces la respuesta ten ­ aristocracia. A p a rtir de esto no se pu ed e -d e s d e el p u n to d e vis-
d rá u n a papel_sccundarío-. Si la expongo así com o está en la rea- taclcf la c u ltu ra - ver sim plem ente la situación de to d a la sociedad,
hdadfJ>i digo que la sociedad se desarrolla, la sociedad y el sino observar ciertas clases, y percibir, d e n tro d e las clases, q u é po­
desarrolló- del trabajo fo rm u lan d eterm inados problem as a los sibilidades de desarrollo dem ocrático hay. En este sentido, hay
cuales bñ Strafe des Uñtergangs hay quc responder, entonces las res­ que rec o n o c e r que, en el desarrollo de la aristocracia, hay ciertas
puestas no su p o n d rán J a desestim ación, d e ja .in ic iativ a , .sino _su tendencias dem ocráticas que, sin em bargo, están al lím ite de u n a
c()hcreiizació’n . El h o m b re n o tom a la iniciativa con.su m ente .y eademque nobilüas. Ni siquiera se les o cu rre ú nicam ente co n ced er
"su c o n o cim iento, sino en relación con su p ro p ia vida;.para resoj- derechos dem ocráticos a los ciudadanos; p o r el contrario, la pe­
y e r sus p roblem as tiene una reacción concreta; reacción concre,- q u e ñ a aristocracia sí exige sus derechos dem ocráticos con respec­
ja_en húngaro se rlir-r- “dnr_ms.pmis.tn” [v;ílns?olni]. to a la g ran aristocracia. Creo que si m iram os la cuestión desde
El ho m b re, sea con base intelectual, o b rera o en sus necesi­ este p u n to ele vista, la cu ltu ra y los conocim ientos de u n sector,
dades vitales, hace uso de su propia cultura. Es com pletam ente sin n in g u n a duela, a u m en tan o dism inuyen ju n to con la d em o cra­
claro que en una universidad do n d e -c o m o en la m ayoría d e las cia. Si com param os, p o r ejem plo, el nivel cultural de la p eq u eñ a
universidades alem an as- hay u n a distribución del trabajo absolu­ aristocracia provincial, en la época de los H absburgo, luego de la
tam en te estricta, nu n ca se le ocurriría a un d o cente co n o cer los in d ep e n d e n c ia d e los turcos, entonces es in d u d ab le que la p e­
problem as de las cátedras vecinas. D onde los alum nos form ulan q u e ñ a aristocracia provincial era m ucho más culta en la Reform a,
estas preguntas, com o p o r ejem plo, preguntas sociológicas en li­ más culta que e n el tiem po pasado, y esto se relaciona con que lu­
teratura, etc, es inevitable que el docente se ocupe de esto. P or lo chó y supo ganarse adelantos dem ocráticos con respecto a la gran
tanto yo no creo -c o n muy pocas excepciones, lo cual tam poco aristocracia.
im p o rta - que los hom bres accedan a la am pliación de su cultura D e.m odo q u e v o sí pienso_que - e n la m edida e n que el h o m ­
o conocim ientos de otro m odo que com o lo h acen con sus p ro ­ bre extraiga su capacitación y su cultura d e su d esem p eñ o en la
blem as personales. Sobre la base de esto, si hay u n desarrollo de­ sociedad y de la rep ercu sió n en su p ro p ia p e rso n a - es indudable
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Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

que, p o r lo general, para el desarrollo cultural, es favorable la es- quinarias más delicadas, los buenos obreros tal vez p u e d e n ju zg ar
Trücturacwn“^dem ocrática cle"ía sociedad o su lucha p o r la d em o : m ejor que los ingenieros ciertas posibilidades p ara su m áxim o
erad a. Aquí, p o r supuesto, m e gustaría referirm e en gen eral a aprovecham iento.
que no se debe ir hacia u n a sociología m ecanicista, según la cual El nivel de despliegue de capacidad y actividad del o brero es
toda dem ocratización volverá a todo h o m bre necesariam ente más algo que d e p e n d e com pletam ente de nosotros. Podem os organi­
culto. Sabem os muy bien que en la R eform a tam bién existieron zar u n a fábrica de m o d o q u e el obrero no tenga n in g u n a in te r­
los Pato Pál3-r\ Esto, sin em bargo, no quita que la aristocracia del vención, y entonces al o b rero no le interesará m ás que ganar diez
’48 fuera más culta que la aristocracia provincial de 1780. El p u n ­ florines más o m enos; p o r el contrario, podem os organizar la fá­
to m áxim o de la cultura de Rom a fue la época de los grandes le­ b rica de o tra m anera. N o de fo rm a que se instalen m áquinas y se
vantam ientos, luego de la g u erra púnica, cuando se sucedían las les pid a a los obreros que m anifiesten si son buenas o no esas m á­
grandes luchas p o r la dem ocratización, y no es im probable que quinas, p o rq u e los obreros entonces n o van a d ecir nada. Sino,
ya d u ra n te la época d e Augusto y, sobre todo, d u ra n te el im perio, instalando u n esp íritu tal que todo o b rero tenga d erech o a for-
cuando la influencia dem ocrática de los ciudadanos rom anos era m a r p a rte d e una_crítica 'productiva sobre las m áquinas instala­
nula, haya com enzado la extraordinaria decadencia de la cultura das. En este caso, surgirá u n a crítica obrera, y si esto resulta -e n -
rom ana. Si m iram os cada u n a d e las clases desde este p u n to de tléiicIcTpor esto q u e se.llegue a u n i-esul.tado. positivo y los obreros
vista, podrem os ver muy claram ente las diferencias. Es especial: que h a c e n d a crítica-sean-beneficiarios de de term inadas .ven tajas—,
m en te clara la relacm ipentre-cnltura-y-desarrollo d e m o c rá rirn en entonces sin d udas crecerá e n tre los obreros”la am bición d e h a ­
el caso de clasesjaprim idas tras una. revolución. Pensem os en el cer este tipo,de.cosas.
gran program adle L enin en 1917, y no nos olvidemos de que Le- Pero es dudoso que esto surja de fo rm a espontánea. Sin em ­
nin puso la supresión del analfabetism o e n trq jo s p u n to s jm inci- bargo, estas son esas situaciones que se p u e d e n resolver con con­
paTés,_v en_yarios lugares habló de que la conversión del cam pe­ trol social. Si el sindicato realm en te practica u n co n tro l social
sinado a la form a de cooperativa solo es posible con la lu ch a con relación a la situación del o h rero d e n tro de la fábrica,.enton­
contra el analfabetism o; LeniiTveia, a su vez, la relación insepara- ces el sindicato tiene posibilidad de evitar que u n o b rero saifra
ble~éhlf<ria elevácioiiAúItural del cam pesinado y la organización desventajas, digam os debido a u n a crítica'dem asiado severa.con
dem ocrática de la vida cam pesina. rcsp'ettÓ”aájñañnaqüíriáriá7Péro7'párá ésto, nuevam ente tenem os
En cuanto a la posibilidad de que el o brero actual, sobre la necesid ad 'd e'ú n a'clem o cracia sindical, p o rq u e si bajo el sindica­
base de su cultura, intervenga en el proceso productivo, creo que to actual el o b rero sufre u n a rebaja e n su salario o u n apercibi­
hay que distinguir dos temas. Es absolutam ente in d udable que el m iento, entonces, naturalm ente, n o se p rese n tará e n la próxim a
o b rero actual tiene m uy pocas posibilidades d e intervenir e n la ocasión.
fabricación y diseño de u n reacto r nuclear, m ucho m enos q u e en Es absolutam ente necesaria la conexión e n tre dem ocracia y
las cuestiones productivas de los tiem pos del capitalism o inci­ este tipo de intervenciones -p o rq u e es algo que todos experi­
piente. En este sentido, el capitalism o sin nin g u n a d u d a fren ó la m en ta ro n ; puesto q u e todos los que, p o r ejem plo, conocen la es­
iniciativa trabajadora. Por~el otro lado, hay m uchos años d e expe- cuela p rim aria o secundaria, p u e d e n d ecir que definitivam ente
rieñciás"’ácérca dé~cuál será la h e rram ien ta o m aquinaria que ins­ d e p e n d e del carácter clcl d o cente si los alum nos contestan a su
talen en u n a fábrica; hay u n a gran cantidad de instancias e n tre el p reg u n ta o n o -. Si los alum nos ex p erim en tan en u n p rim e r m o­
diseño y el trabajo realm ente óptim o. Creo que u n b u e n o brero m en to que reciben u n a n o ta más baja cuando participan, e n to n ­
reconoce más ráp id am en te estas instancias que un b uen ingenie­ ces no participarán; en cam bio, si ven que el d ocente les d a cier­
ro. A partir de esto, n atu ralm en te que el o b rero lio p u e d e ten er ta ventaja a los alum nos que participan, entonces sí lo harán . No
iniciativa para o p in ar sobre qué m áquinas p ro d u cen las fábricas se p u e d e d ecir que estas cosas sucedan de form a p u ram e n te es­
de m áquinas; sin em bargo, estoy convencido de que, en las m a­ pontánea; todos los que conocen la escuela saben que la persona-
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Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

helad del m aestro tiene m ucho que ver en esto. Sim plem ente, es- b ricab an sus h erram ientas, sino q u e elegían ciertas piedras para
le es el criterio que^se debe tejier en_cuenta en la elección de los h acer su trabajo, entonces si en algún lugar había diez piedras, te­
Ifdcres.'Hoy, el criterio ele la elección es decídir~cuán hábilm ente n ían la libertad p a ra elegir su piedra. N uevam ente, h a b la r sobre
a lt^ i^ iT ^ Ie s d e e l distrito, puede hacerse notár^erTTa^provincia; la libertad es u n a generalización epistem ológica.
desd'e'larpi'ovinciapdirigirse hacia'arriba, hasta llegar al nivel más La cosa está de tal m an e ra que no existe u n a actividad h u ­
alto. Hoy tenem os u n a organización burocrática absolutam ente m ana d o n d e n o haya u n cierto principio de libertad. Este princi­
rígida, en d o n d e lo im portante es el som etim iento ejercitado en pio d f> libertad n o es, sin em bargo, u n m ovim iento geji_eral;_cs_tq
el b u e n lugar, y la crítica y la participación cuando la autoridad su­ se p u e d e ver más claram ente en el trabajo: que el m ism o proce-
perio r lo decide -p o rq u e no nos olvidemos de que, si algo de es­ so^dc desarrollo social simidtúneaniente am plía y reduce el p ro b le­
to aparece en la prensa, entonces así sucede que nosotros, de al­ m a. E nV éalidad, hay que concebir el desarrollo del_ trabajo te_-
gún m odo, ya decidim os que tal o cual concejal será d espedido-. nleíTdcren-euerrta-que, en ciertas cosas, es muy probable q u e se
convocam os gente y en últim a instancia hacem os dem o­ d e c id a 'é n un grado m uy prim itivo cuál es la solución más adecú a-^
cracia. Con respecto a la participación de la gente en la resolu­ da. Y a p a rtir de esto, cu an d o está la solución más adecuada -es-
ción de las cosas, surge la p reg u n ta acerca de cuál será la reacción úTse p u e d e verificar en la historia d el h o m b re -, los hom bres la
política. eligen y no piensan más en ello. P or otro lado, esta solución siem ­
La reacción p o p u lar n u n c a pu ed e ser calculada en un cien­ pre origina nuevos y nuevos problem as, en los cuales otra vez hay
to p o r ciento. Si las cosas q u ed an así, entonces sin d uda tiene que un cierto m argen para la libertad.
darse esta difícil elección en tre la resignación y la huelga espon­ Digamos que el trabajo com ienza a transform arse en traba­
tánea; es muy com plicado definir, en u n a dem ocracia, la rapidez jo p a ra m uchos a p a rtir de la división, y la división del trabajo de­
con que la clase o brera superará esta inactividad de varias déca­ be ser dirigida p o r ciertas personas. A quí habrá, sin dudas, luego
das p ara conseguir, nuevam ente, u n a conciencia activa, ya que es­ de un tiem po, soluciones rudnarias, las cuales se afirm an y no
to d e p e n d e de dos cosas. U na es cóm o se desarrolla esta actividad cam bian más; p o r otro lado, con la ayuda de éstas se p u e d e traba­
desde arriba; la otra, cóm o reacciona ante esto la clase obrera. Si­ jar m ejor que antes y surgen nuevas form as. Aquí, con la distribu­
guiendo mis inclinaciones, soy optim ista en esto, y mi optim ism o ción del trabajo surgen, a su vez, nuevas posibilidades de libertad
se fortalece porque, en este sentido, el cam pesinado tom ó una y restricciones. Si la distribución del trabajo es general y se vuel­
decisión inteligente. Veo esto muy posible en el caso de los obre­ ve social, surgen, a su vez, nuevas libertades y nuevas restriccio­
ros, p ero nuevam ente hay que agregar: es posible. N adie pu ed e nes, y desde este p u n to ele vista sería ridículo d ecir que hay u n d e ­
saber p o r adelantado cóm o irá a reaccionar u n a clase ante d e te r­ sarrollo claro y lineal hacia la libertad, p o rq u e es in d u d ab le que
m inada situación. A bora, desde el prm to^lc^vista_int^nacional, ya el capitalism o y luego la transform ación de la econom ía capi­
creo queden Jas dem ocracias populares m enores, existe la posibi­ talista en econom ía socialista ap artan a la libertad d e m uchas
lidad d e m a n io b ra r en tre el m áxim o yeL m ínim o corrvistas-a ú n a cuestiones que cien años atrás d e p e n d ía n de u n a decisión libre.
verdadera decisión. Vemos en los checos que solo sucederá si las Por otro lado, al m ism o tiem po -lib e ra d o el h o m b re de las atadu­
relaciones económ icas y sociales obligan a los cam aradas tusos a ras del trabajo prim itivo-, aparece u n terren o cada vez m ayor pa­
la im plem entación de tina dem ocracia. P or a b o ra yo no veo ninV ra la libertad.
g u n a señal de esto. Y de esta form a creo que no se deb ería h a b la r de la libertad
No tiene sentido hablar aq u í de la libertad en abstracto. Si e n singular, sino solam ente en plural; entonces p o d ría verse con
se trata de la cuestión de la libertad, entonces considero que se cuántas libertades cuenta el h om bre en los diferentes cam pos de
debe volver a la cuestión elem ental, y es que, en realidad, en p rin ­ su actividad; esto es n a tu ralm en te m uy variable según las épocas.
cipio existía, d e n tro del trabajo, u n a relativa libertad. Si tom o lo Esta pro d u cció n d e p e n d e de todo su desarrollo, del desarrollo de
más sencillo: en ese entonces, cuando los hom bres n i siquiera fa­ la distribución d el trabajo, de la organización legal de la sociedad
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Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos
Testamento político

y de m uchas otras cosas; p o r lo que yo diría que no se debe ha­


blar de la libertad, ya que u n a libertad tal no existe, sino sobre en u n territorio, u n a sociedad perm ite tanta libertad com o consi­
qué nexos y qué libertades surgen con relación a la actividad del dere ventajoso para el m antenim iento y b uen funcionam iento de
hom bre, y sobre la relación en tre estas libertades, analizando lo esa sociedad; en realidad, la libertad necesaria para el correcto fun­
útil y lo perjudicial p ara la cultura del hom bre; hay que m irarlo cionam iento desde el p u n to de vista de la clase dom inante.
desde este p u n to de vista. Desde esta perspectiva, no hay diferencia en tre el derech o
La libertad política es un grado sum am ente alto e im p o rtan ­ socialista y el capitalista; es más: yo n o hab laría de d erech o socia­
te en la libertad social, u n grado que tem atiza la cuestión del or­ lista, y a q u í me rem ito a M arx. En la Crítica del programa de Gotha,
d e n legal de la libertad social, porq u e en u n a dem ocracia civil el M arx dice m uy claram ente que el d erech o do m in an te en el socia­
o rd en legal es u n a asunto parlam entario. P or el contrario, aquí lism o a ú n es el d erech o civil, todavía sin la p ro p ie d a d civil. Por-
do n d e surge la libertad, surge tam bién la lim itación de la liber­ que este lado form al del d erech o fue desarrollado p o r el capita-
tad en la sociedad civil; p o r ejem plo durante el capitalism o, cuan­ lism o civil, y esto sin lugar a dudas q u e d a en el socialismo en
do se establece u n a libertad form al de p rim er orden, en realidad cu a n to d erech o . Es in d u d ab le que n o hay derech o socialista, sino
se p o d ría d ecir que no le corresponde n in g u n a libertad. Diga­ q u e jd jle s a rro llo del socialismo hacia el com unism o creará u n es­
mos, p o r ejem plo, que, según la constitución n orteam ericana, tado tal e n el cual n o h a b rá necesidad de d erech o . De m odo que
cualquier ciudadano norteam ericano se pu ed e postular com o n o creo que se p u e d a hab lar de u n d erech o socialista especial
presidente en u n a elección. Sin em bargo, sabem os m uy b ien que desde este p u n to de vista.
en toda elección hay dos o tres candidatos, según cuántos tengan La libertad siem pre se organiza según las necesidades de
el d in ero suficiente que se necesita para postularse. La cuestión u n a cierta capa o clase dom inante. Esta luego p o d rá ser socavada
de la libertad y la carencia de libertad debe ser reconocida e n es­ ab iertam en te p o r la lucha de clases. Sólo tenem os que saber que,
ta experiencia social concreta, y sin esto -y esta es la p arte débil a pesar de que es inevitable económ icam ente o socialm cnte que
de todas las argum entaciones capitalistas- toda la libertad civil se la clase d om inante decida co n stantem ente sobre esta libertad, de
convierte e n u n sinsentido, p o rq u e si m e aparto de todas estas igual m odo es posible que la clase dom inante, desoyendo sus p ro ­
presiones y lim itaciones sociales, entonces q u e d a u n a libertad ab­ pios intereses, decida incorrectamente sobre esto. Si solo pensam os
soluta que, en la realidad, corresponde a u n grado nulo o m íni­ en algo com o el derech o a veto de la nobleza polaca, a h í la n o ­
m o de la verdadera libertad. bleza inventó u n sistem a de derech o tan am plio que en realidad
De la m ism a m an era en que, según mi opinión, no solo hay socavó sus propias posibilidades de acción. Este es un ejem plo
que p o n e r a la libertad en plural desde u n p u n to de vista m eto ­ m uy evidente, creo que nadie p o n d rá en d u d a su solidez; p o r el
dológico general, sino tam bién desde el p u n to de vista de la can­ otro lado, en general, esto es bastante im probable. Pero el hech o
tidad de libertad en diferentes regiones. No se debe olvidar que de que sea im probable n o significa que sea im posible. P o rq u e la
la libertad es muy disímil en diferentes regiones. Tom em os, p o r clase d o m in an te, siem pre que decide algo así, se e n fre n ta ante
ejem plo, u n asunto com o el de la corte de justicia de la dem ocra­ u n a opción alternativa, en cuanto a qué va a decidir. Y esta deci­
cia alem ana. A quí alguien que está gestionando u n divorcio tiene sión p u e d e ser b u e n a o m ala, y si es m ala pu ed e ser rem ediable o
m uch a m enos libertad en el juicio de divorcio que aquel que gi­ irrem ed iab lem en te mala.
ra su fo rtu n a a Suiza elu diendo im puestos, lo cual e n realidad es­ Estas alternativas subsisten para varios factores de la sociedad
tá am parado p o r las leyes, y n ad a lim ita su libertad para llevar su y sería u n fetichism o ridículo dem ostrar económ icam ente que,
fo rtu n a a Suiza; en cam bio, si se quiere divorciar hay ciertas re­ cuando la clase dom inante decide en una cuestión de este tipo, en­
glas que lo lim itan. tonces no hay alternativa en la decisión y n o hay posibilidad de que
Así como, dentro de un mismo país y de u n orden legal, hay la clase dom inante, en la creencia de que está am pliando al máxi­
enorm es diferencias entre las libertades. M ientras que, en general, m o sus derechos, problem atice estos al m áxim o. Estas decisiones
siem pre llevan a que se presenten las dos posibilidades, y la pre­
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Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

guilla concreta y la respuesta concreta es la form a en que van a posición teórica vacía que n o tuvo n in g u n a influencia sobre las
reaccionar en concreto u n a clase o un país ante esta pregunta. masas populares; ahora, si Kossuth h u b iera concebido el levanta­
P orque si tom am os un ejem plo m uy agudo -to m e m o s el 48 m iento contra Austria de 1848 com o un m ovim iento d e todos los
hú n g aro y Lomemos la posición de lan cu 36 en la cuestión de la na­ húngaros y u n a cooperación e n tre húngaros y las nacionalidades
cionalidad ru m a n a -, no se pu ed e decir en absoluto que desde el co n tra Austria, esto h u b iera tenido sus consecuencias. De m odo
principio era im posible que Kossulh 37 aceptara esto. Kossuih es­ que con respecto a lllyés hay que destacar esta circunstancia cau­
taba ante la opción de decidir si aceptaba o no la cuestión lancu. sal de que u n hecho, cualquiera sea el m odo en que lo evaluemos,
C uando no la aceptó, entonces se dio u n a situación irreparable m oralm ente o no, forzosam ente tiene consecuencias. Y el desarro­
p o r un tiem po ex trem adam ente largo. A quí tam poco se pu ed e llo de H ungría, sin n in g u n a duda, surgió de estas consecuencias.
decir qtte esta situación irreparable necesariam ente d e b a d u rar El últim o hech o de este tipo fue cuando, en los tiem pos de
p ara siem pre, lllyés 38 ve a la nación com o algo relativam ente au­ Horlhy, se dio la posibilidad de que H u n g ría rom piera con Plitler
tónom o d o n d e la historia y los errores com etidos d u ran te la his­ y dejara e n tra r a los rusos; indudablem ente en ese caso la división
toria no p u e d e n cam biar en esencia. de nacionalidades de H u n g ría sería otra que la actual.
C onsidero que es u n a concepción com pletam ente errada, Yo no lo propongo com o u n cuestión m oral, sino que sim ple­
p o rq u e sea cual sea la cantidad de razones p ara que la capa d o ­ m ente digo que un hech o tiene sus consecuencias: si yo hoy no voy
m inante en H u n g ría nunca haya tom ado u n a decisión que con­ a pasear, entonces no m e rom peré la pierna. Y yo creo que lllyés y
form e a la nacionalidad húngara, la consecuencia inevitable fue sus seguidores se equivocan cuando creen que esto solo se puede
que, en 1918, H u n g ría se fraccionó, y no creo que se p u e d a ver ju zg a r desde un p u n to de vista m oral político. También hay que ju z ­
aquí u n cam bio con el tiem po. A lllyés le gustaría desvincular es­ garlo desde ese p u n to de vista, porque repercutirá en nuestras ac­
ta consecuencia. Hay u n a cosa en la que relativam ente tiene razón, ciones futuras; ind ep en d ien tem en te de esto, los hechos puros tie­
p ero m uy relativam ente, y es que en realidad no es posible justi- n e n sus propias consecuencias, y ejercen u n papel determ inante
Ticar vio raímente estas cosas en retrospectiva. Digamos que es co­ en el destino de toda u n a nación. Se puede aprobar o no que el
m o co n d en ar a Kossulh p o r esto y lo otro. P or el contrario, la des­ pueblo húngaro se haya fraccionado, pero según m i opinión no se
vinculación de la ju stificación m oral no desvincula de las puede decir que esto sucedió in dependientem ente del ’48; es más,
consecuencias. E ntiendo p o r consecuencia algo tan sencillo co­ hasta diría que se deriva de la política hún g ara im plem entada a
m o, supongam os, que m e voy a pasear, m e caigo y m e rom po u n a partir de la reunión internacional de Pozsony del ’90.
pierna. Pero al decir que m e caí y m e ro m p í u n a pierna, aludo a
un d eterm in ad o hech o que tiene sus consecuencias p o r seis se­
m anas, dos meses, cinco meses, y así sucesivamente. III. Sobre ciertas cuestiones políticas de carácter personal
En el destino del pueblo húngaro, hubo u n a gran cantidad
de decisiones que, p o r un tiem po determ inado, hicieron im posi­ Si quisiera escribir acerca de mi relación con Im re Nagy d ebo de-_
ble el buen vínculo entre los húngaros y las dem ás nacionalidades. cir que siem p re consideré a Im re Nagy com o u n h o m b re de b u e ­
P orque sería ridículo decir, p o r ejem plo, que la posición de Osz- nas intenciones, com unista, adem ás inteligente y bastante capaci­
kár Jászi 39 en 1918 frente a la Suiza oriental sea u n absurdo a limi- tado en-la'C üestiórí agraria; pero, en realidad, él n u n c a tuvo u n
ne. Fue u n absurdo porq u e com o consecuencia de la política con­ v e rd a d e ro "programa de reforma. Y aquí hay algo ciertam en te trági­
tinuada desde el ’48 - p o r decir un n ú m ero cu alq u iera- en tre los co, p o rq u e si u n país está m aduro para las reform as y sobreviene
pobladores de H ungría había, en total, en tre 500 y 800 personas un m ovim iento que ubica a alguien ante un m o m en to decisivo, y
que estaban de acuerdo con Jászi, y los cam pesinos rum anos o es­ ese h o m b re no es capaz de p rese n tar u n a p ro p u esta d e refo rm a
lovacos no tenían la m en o r idea de que existía alguien llam ado real, entonces sobreviene u n a situación trágica, la cual, en el ca­
Oszkár Jászi que hubiera expuesto algo así. Entonces esto fue una so de Im re Nagy, lo llevó incluso a la m uerte.
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

En lo que a m í respecta, yo estuve en oposición debido a su m uy b ien que desde el primer m om ento, cu an d o fue posible que
falta de program a. Me opuse al régim en de Rákosi, todos los sa­ nos retirásem os de la em bajada, Szántó, Zoltán Vas41 y yo quisi­
ben. C uando se hizo público el m aterial del xx Congreso, hubo m os irnos, solo que la policía nos los im pidió y luego nos ju n tó
u n a sesión en la universidad donde_djj£.que-yo-no»consideraba co­ con lm re Nagy y su gente. A hora hago u n a distinción: a la em ba­
rrecto que se redujera esta cuestión a u n culto personal, de m odo jada de Yugoslavia entré yo; a Rum ania fui llevado, y allí estuvedete­
que yo estaba p o r la continuación de los lincam ientos del XX Con- nido junto con lm re N agy. Esta es u n a gran diferencia. C uando, en
greso, y precisam ente porque estaba a favor d e esto es q u e veía a B udapest m e dijeron que, si n o era p artidario de lm re Nagy, de­
lmre.jvlagy.muy eLscéptica y críticam e n te. .Los jóvenes se dirigían a bía declarar en su contra, tal com o lo h ab ían h e c h o los otros, e n ­
mí, p o rq u e era im posible que en tre lm re Nagy y yo n o h u b iera tonces contesté que, n o b ien lm re Nagy y yo paseáram os libre­
ninguíTcqnjacto-.'Me gustaría agregar, p ara aclararlo, que yo n u n ­ m en te p o r B udapest, yo estaría dispuesto a hab lar políticam ente
ca me en co n tré con lm re Nagy d u ran te su desem peño com o pri­ en_su_contra condotal claridad, p ero yo no iba a d eclarar en con­
m e r m inistro; p o r p rim era vez m e e n c o n tré con él cu an d o m e eli­ t r a j e mi compañero de prisión. Según esto, yo consideraba mi ele­
gieron en d. Com ité C entral, el 23 de octubre de 1956. gante in te rn ad o de R um ania com o u n lugar d o n d e lm re Nagy y
De m odo que~lós~jóvenes reiterad am en te m e consultaban yo estábam os detenidos. Y bajo tales condiciones, n o estaba dispues­
deseando que surgiera u n contacto e n tre lm re Nagy y yo, a lo que to a referirm e a lm re Nagy; siem pre que hablé, m e referí a mi
solía contestarles que existe la m ism a distancia e n tre lm re Nagy y p ro p ia situación, destacando -c re o que hoy ya lo saben to d o s-
yo que e n tre yo y él. No era p o r soberbia que yo n o iba a ir a ver­ qucjiQ_pen<¿necja al g rupo de seguidores de lm re Nagy.
lo, y pensaba que él tenía que venir a verm e a mí; sino que yo e n ­ En ese tiem po, au n más que ahora, yo era u n ideólogo aisla­
tendía que, si yo lo iba a ver, entonces caería en ese m u n d o de do, que no p e rte n ec ía al g rupo de kádáristas -e n to n c e s todavía
plagado de elem entos extrem istas-, y tam poco p e rte n ec ía al g ru ­
aduladores de D on lm re, y si yo tenía ideas contrarias, sim ple­
m ente m e dirían: si no le gusta, pu ed e irse. En cam bio, si lm re po de lm re Nagy. A partir de esto, cada vez que m e refería a este
Nagy hubiese ■venido a verm e, entonces le h a b ría dicho: solo coo­ tem a, destacaba siem pre m i posición personal; este es u n h e c h o que
p eraré con usted cuando tenga u n program a concreto sobre có­ no está d o cu m en tad o , p o rq u e al fin y al cabo no se p u e d e califi­
m o se p u e d e dem ocratizar H u n g ría siguiendo los lincam ientos car, mi conferencia en la A cadem ia Políticajen.eL1956.-ni com o
del x x Congreso; m ientras no exista tal program a, n o tiene nin ­ partid aria ni com o co n traria a lm re Nagy, sino com o la posición
gún sentido que conversemos. Es evidente que esto tenía u n sig­ de u n ideólogo ante las cuestiones surgidas entesa época,_D em o-
nificado político, y en este sentido es que yo n o creí probable, el dó’ q u e 'p o d ía decir-categóricam ente que yo no. p e rte n ec ía ni a los
23 de octubre, que u n com unista se resistiera a e n c o n trar alguna seguidores ni a lqs_opositores de lm re Nagy.
conexión en esto e im p o n e r orden; y aq u í nuevam ente m e refie­ P or otro lado, mi alejam iento de la política no com enzó aho­
ro a algo que todos saben, y de lo que d eberían darse_por_entera- ra. C uando se desarrolló la discusión con Rudas, aproveché para
dos, y es que cuan do lm re Nagy se retiró del Pacto.cle Vars.oyia, alejarm e de la vida política activa y, a partir de esto, n o m e quedó
Zoltán Szántój.u y yo .nos opusim os. otra fu n ció rfq u e la de asum ir la presidencia de la Academia; tom e
N unca oculté el h e c h o de que m i e n tra d a a la em bajada de parte del m ovim iento p o r la paz, renuncié a toda o tra función y fui
Yugoslavia fue u n error; es más, es el único m o m en to de.rp,i.vida eliminádTTÍy,eñes“Ú'tiernpó" escribí m\~EstMccfiTy~ótras cosas. De mo­
del que pu ed o decjp-quej.om é-una decisión im p o rtan te de u na.. do que, en realidad, se puede decir que mi desem peño únicam en­
form a.xom pletam ente-brutal, p o r razones h u m an am en te necias. te com o ideólogo en el Partido hú n g aro es algo que ya com enzó
En realidad, el tem a fue que nos telefonearon p o r la noche, yo en la discusión con Rudas en 1950. Esto no es un fenóm eno de
estaba sin d o rm ir y les p u e d o asegurar a todos que si m e h u b ie­ 1956. Por lo que cualquiera puede concluir que n u n c a fui parte de
ran llam ado p o r la m añ an a n o h u b iera en trad o a la em bajada de aquellos m ovim ientos opositores, en form a de protestas, anteriores
Yugoslavia. Esto ya lo supe a la m añana siguiente, y todos saben a 1956. N o significa que haya estado de acuerdo con Rákosi.
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

N uncajadm ithni. nu n ca lo. haré, q u e j o haya tenido..algún ti- p a rtir d e la excitación del poder; esta o pinión la sostengo. Kádár
po de contacto ideológico con lm re Nagy. Con lo cual n o jq u ie r o se volvió de o b rero en dirigente, sin convertirse en u n b u ró cra ta
decir n a d a m alo sobre su p e rsona, porq u e _por ejem plo en los en el curso de este proceso.
años vein te, c u a n d d 'en 1929j o estaba trabajando ilegalm ente, en __
H ungría, yo trabajaba, y bien, con lm re Nagy. De m odo que no
había.ninguna.r.elación conflictiva entre.nosotros, solo que cada Anexos
u n o tenía su propio p u n to de vista y sus propios lincam ientos, los
cuales_nunca fu ero n com patibles. 1.
En lo que respecta a los acontecim ientos posteriores: cuan­
do im p lem en taro n este nuevo m ecanism o, entonces tuve una Snagov, 10 de m arzo de 1957
conversación con los cam aradas y, luego de u n acuerdo m u tu o le
concedí u n a entrevista a Unitá, d o n d e dije que yo consideraba co­ Estim ado C am arada Kádár:
rrecto este paso, porq u e tras esto, si lo im plem entábam os, sobre­
vendría la dem ocratización de H ungría y el desarrollo del m arxis­ M uchos lo saben: hace más de u n cuarto de siglo yo no era u n p o ­
m o. Esto lo dije en la entrevista del Unitá, y luego sucedieron las lítico activo. Si el 23 de octubre de 1956 ro m p í con esta a c lilu d j'
conversaciones que llevaron a mi afiliación al Partido h ú n garo. acepté ser m iem bro de la D irección del P artido MDP, luego el
A quí tam bién m e gustaría destacar que. n u n c a presen té mi baja cargo de M inistro de-E ducación y luego m iem bro del C om ité Eje­
del Partido. C uando volví de Rum ania, le escribí u n a carta al Co­ cutivo del M.Sz.M.P., lo hice p orque vi en peligro la dictadura
m ité C entral, cuyo contenido aproxim ado era que y o jia b ía sirio p ro letaria y consideré que era mi d e b e r asistir con todos mis co­
m iem bjiQ jL^EártidoTdésEe-taLalal íecha^que^ todos .jo n p jc e n n ú nocim ientos. Estoy convencido de que la insignificante m inoría
posición, p o rq u e esta siempre_íu.e-.expxesada abiertam ente, p o r del P.V. de entonces, en líneas generales, tenía razón al q u e re r se­
lo que pido mi afiliación al Partido. No recibí respuesta. C uando p a ra r p olíticam ente la ju sta disconform idad contra el régim en
después de 1966, luego de esta solicitud, se rea n u d a ro n las con­ Rákosi-Geró de la contrarrevolución que q u e ría aprovecharse de
versaciones, entonces volví a enviar la misma carta al Com ité C en­ esto . Se com etieron tam bién grandes_errores. Basta con referirse
tral con el agregado de que yo no había recibido respuesta a mi a la n eu tralid ad , al rechazo al Pacto de Varsovia. No b ien m e en ­
carta de 1957, y de que tal vez hoy las condiciones eran tales que teré de esto - n o fui p arte del cu erpo que Lomó estas decisiones-r,
ah o ra sí podían ocuparse de esta cuestión. De m odo q ue-nLel-ale- lo con d en é y lo sigo co n d enando.
jam iento del Partido, ni mi vuelta a él, tienen relación directa cmi El 4 de n o v ie m b re fa lre d e d o r de las 4 de la m adrugada,
la cucsliórTTmre N agy. cu an d o luego de u n d ía de trabajo e inquietudes solo había d o r­
Tuve poco contacto con el co m p añ ero Kádár. Él tal vez re­ m ido u n a o dos horas, recibí la invitación de la em bajada de Yu­
cuerde cuando, después de 1945, cuando los dos Partidos aún te­ goslavia. Muy p ro n to reco n o cí que la aceptación de la invitación
n ían u n a relación de com petencia, surgió u n com ité en el cual h ab ía sido u n a decisión apresurada. A proveché la p rim era oca­
había 4-5 socialdem ócratas y 4-5 com unistas que se reu n ía n una sión que se me presentó para retirarm e. N o d ep en d ió de m í que
vez p o r mes, cale de p o r m edio, p ara conversar en térm inos amis­ h u b ie ra sido sin éxito.
tosos sobre los roces y diferencias que había en tre los dos parti­ El 4 de noviem bre, el gobierno aseguró e n H u n g ría las con­
dos, tratan d o en lo posible de m inim izarlos y arreglarlos. En ese diciones p a ra su continuidad. E n mi in te rn ad o en Rum ania, sin
com ité, estuve junto a Kádár y m e form é u n a o pinión m uy favo­ n in g u n a experiencia directa, a través de noticias esporádicas, p u ­
rable sobre su persona. A p artir de entonces, no volví a te n e r n u e ­ de tom ar conocim iento de lo que estaba sucediendo en H ungría.
vo contacto con él. Pero opino que p ertenece a ese reducido gru­ Desde aq u í al m enos se podía ver que h abían finalizado las hu el­
po de obreros inteligentes que no p erd iero n su carácter o brero a gas generales, que había vuelto el o rd en público, que se había
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

reactivado la producción, etc. Sobre los factores subjetivos de la m en te con an terioridad, en la cual fu n d am en tó que n o solo dio
construcción del socialismo, solo pu ed o form arm e u n a opinión el sí a la resolución del Com ité C om unista sino que este “sí” es al­
fu n d am en tad a a través de la inform ación y la experiencia direc­ go que surge n a tu ra lm e n te de toda su vida. Dijo que el hech o
ta, continua y sistemática. más relevante de su vida fue la resolución del C om ité C entral so­
De todos m odos, quiero volver a mi trabajo científico inte­ b re el m ecanism o económ ico, p o rq u e esta es u n a continuación
rru m p id o del 23 de octubre. L am entablem ente, _pasó_ m ucho lógica de lo que se inició en el m ovim iento o b rero internacional
tiem po desde entonces y todavía sigo alejado de mis escritos a con el XX C ongreso. Y esta resolución y la lucha p o r la im plem en-
m edio'term inar, d e ’mis apuntes, de mis m ateriales científicos,jni tación de esta resolución y sus consecuencias n o solo significan la
biblioteca, etc. Así, mi estética’ m arxista en curso, en la cual hace c o n tin u ació n del XX C ongreso, si n o que, sin esto, sería im posible
años que estoy trabajando y cuya finalización exigirá años, aun el p o sterio r desarrollo de las ideas a h í expresadas.
bajo' condiciones favorables, quedó in te rru m p id a en B udapest, y C ontinuó aseverando que considera u n h e c h o n atu ral que
aq u í de n in g ú n m odo p o d ría trabajar sobre esto. en la U n ió n Soviética, sim ultáneam ente con el p rim e r plan q u in ­
Estoy cerca de los 72 años, hace 38 que form o p arte del m o­ quenal, el desarrollo de la industria pesada haya q u e d a d o relega­
vim iento com unista. Creo que m e dirijo al Consejo de M inistros do a u n segundo plano debido a la llegada al p o d e r del fascismo.
con u n p edido justificado al ped ir perm iso para volver a H u n g ría Al m ism o tiem po, cu an d o todavía era m uy bajo el n ú m ero de
a fin de term in ar esta obra. Estoy convencido de que este trabajo profesionales de la econom ía capacitados y confiables, h u b o que
sirve para la construcción del socialismo y para el reestableci­ centralizar significativam ente la econom ía planificada. Esto lo
m ien to de la claridad de la ideología m arxista en co n tra del dog- consideró correcto y hoy tam bién lo considera correcto. Pero
m a tism o y el revisión i sm o . considera que fue u n e rro r que no h u b iera cam bios con el curso
Tam bién estoy convencido de que mi vuelta a casa y el sim­ del tiem po, cuando ya era necesario. C onsidera que Kruschev eli­
ple h e c h o de m i trabajo servirán para la consolidación en el sen­ gió el cam ino form al de la separación para los Partidos agrarios y
tido nacional e internacional, pjyxp;ie-ncLSurgiría_otra vez el inte­ rurales en lugar de la resolución de la econom ía.
rro g an te de p o r qué _unp_.de._los_ .miembros más a n tiguos del L uego habló sobre que L enin, en los dos últim os años de su
m ovim iento com unista,-un-cono.cido representante_de_I_pensa­ vida, se ocu p ó principalm ente de estudiar cóm o e n fre n ta r e n el
m iento m arxista, debe vivir desterrado, separado de su patria y_ su curso de los tiem pos la burocratización incipiente, inevitable, p e ­
trabajo, cuando solo desea vivir en su país exclusivam ente dedica­ ro, en su opinión, tem poraria. H abló acerca de la discusión de
do al_ trabajo científico. L enin y Trotski; dijo que Trotski qu ería estatizar los sindicatos,
m ientras que L enin les había destinado u n a im p o rtan te función
Saludos com unistas de a los sindicatos en la lucha c o n tra la burocracia. Stalin, e n esen­
Gyorgy Lukács. cia, im p lem en ta la ideología trotskista.
Puso com o ejem plo para el tem a de la o rien tació n económ i­
ca, que en el ejército a nadie se le ocurre, cu an d o le o rd e n a n a
2. u n batallón que defienda u n cam ino, decirles a los artilleros de­
trás de qué árbol d eberían ubicarse, tal com o sucedió e n los años
In fo rm e p a ra el C om ité Político ’50 con la orientación económ ica d e H ungría.
H abló sobre la ideología de M arx, cuyo espíritu se e n c u e n ­
El 24 de ju n io de 1966, con el consentim iento del Com ité Políti­
tra p resen te e n las resoluciones. C onsidera que es u n e rro r que
co - p a r a su iniciativa-, recibim os a Gyorgy Lukács.
hayam os a b a n d o n ad o las enseñanzas de M arx p o r tanto tiem po.
Gyorgy Lukács expresó su agradecim iento y agrado p o r la
R econoció que e n tre nosotros hay u n gran trabajo de pro d u cció n
rean u d ació n de las conversaciones. Luego com enzó con u n a ex­
posición de aproxim adam ente 40 m inutos, redactada evidente­ m arxista.
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

La siguiente cuestión fue el desarrollo posterior de la dem o­ F inalm ente pidió - e n la m edida en que estem os de acuer­
cracia socialista, sobre lo cual habló más detalladam ente. Observó d o - que p u e d a d ecir su o pinión en Unitá, acerca de su alegría p o r
(|ueja_m estiój^b¿sica es la dem ocracia de las unidades de produc­ la resolución, p u d ien d o tam bién fu n d am en tarla. A conseja esta
ción industrial, Pero aquí n o ’h a b ra ü n a verdadera dem ocracia en fo rm a p o rq u e esto no im plica u n a obligación p ara el P artido, y él
tanto la econom ía em presaria no sea verdaderam ente in d ep en ­ p resen taría p o r escrito la entrevista para enviarla a la C entral, a
d í e n t e l e refirió a que é ln o confunde, la socialdem ocracia con la fin de que determ inem os si la publican o no.
dem ocracia burguesa. Considera dcstacable que Ger _ 43 haya que­ La conversación d u ró más de dos horas.
rido desarrollar, en prim er lugar, la dem ocracia parlam entaria. Propuesta: p ro p o n em o s que el Com ité Político ap ru eb e que
Destacó que u tiliza esta exp resión según la concepd.0nieniriis.ta,. es Gyorgy Lukács le conceda u n a entrevista a Unitá y si la entrevista
decir, que la.jdiciadura proletaria y la dem ocracia proletaria son si­ es adecuada, que sea publicada en el Népszabadság. P roponem os
nónim os. Según su opinión el desarrollo de esta dem ocracia es que el C om ité Político destine a alguien que, sin n in g u n a dispo­
consecuencia lógica de la resolución del Comité Central. sición especial, converse con Gyorgy Lukács, de ser necesario.
Habló sobre la evaluación de Stalin. Dijo que no rechaza com­
pletam ente los ideales y el trabajo de Stalin, pero considera igual­ Gyorgy Aczél
m ente peligroso que no se distingan d en tro de esto lo verdadero y István Szirmai
valioso de lo falso e inútil, com o con Lasalle y otros teóricos. Con­
sidera absolutam ente necesario que se haya firm ado en 1939 el tra­
tado de no agresión soviético-alemán, pero ya provocó u n enorm e El 28 de ju n io de 1966 el C om ité Político tom ó la siguiente d e te r­
daño h ab er obligado, por ejem plo, al Partido francés a no luchar m inación:
contra los nacionalsocialistas por el interés de su patria. El C om ité Político se d a p o r e n terad o de los conceptos ex­
D urante el curso de nuestfa conversación destacó varias ve­ presados en el inform e.
ces que no quiere originar n in g u n a cuestión Lukács. Se conside- A probam os que Gyorgy Lukács le conceda u n a entrevista al
ra com unista aun c.uando_ah.ora_no sea m iem bro d el P a rtid o , y Unitay, si es aceptable, que sea publicado en la revista Valoság.
postula com o lo .más im portante el hecho"dé que haya acuerdo Les encarga a los com pañeros István Szirmai y Gyorgy Aczél
e n ja s-cu estiones principales. ConfóTque”créed m p o rtah te el desa- que, sin n in g u n a disposición especial, conversen con Gyorgy Lu­
rrollo cultural y que puede m eclif’ésto en que estáTsurgiéffdó~un kács, de ser necesario.
nuevo público consum idor de cultura. Se e n c u en tra con m uchos
jóvenes en conciertos, teatros.
Con resp ecto 'a'su persona, observa am argam ente que, con 3.
László N ém eilr 14 y con Kodolányi 43 se cum ple aquella aseveración
según la cual “el que no está en co n tra de nosotros, está con no­ B udapest, 8.9.1967
sotros”. Le gustaría que esto se cum pliera tam bién con él.
Luego pidió que cream os, él lo sabe, que el p e o r socialismo A la Secretaría del
que se constituya siem pre será preferible en calidad que el m ejor MXZMP
capitalism o.
Dijo tam bién que ve el en o rm e desarrollo en el terren o eco­ Estim ados Cam aradas:
nóm ico en la U nión Soviética, tam bién ve nuestro desarrollo, p e­
ro no quiere ocuparse de los temas de la política diaria, p orque L uego de mi re to rn o de mi in tern ació n en R um ania, el 15 de m a­
ya tiene 81 años y tiene m ucho trabajo teórico para realizar, en el yo d e 1957, le envié la siguiente carta al C om ité Ejecutivo del
cual trabaja, sentado al escritorio, 8 horas p o r día. MXZMP:
Gyorgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

“A ún d u ran te mi in te rn ad o ru m an o les m anifesté a los ca­ form a verbal al cam arada Gyorgy Lukács. D eberá instruirse a los
m aradas Kállai46 y T óm pe mi deseo de ser m iem bro del MXZMP. Si com ités partidarios de distrito correspondientes, com o tam bién a
bien no fui m iem bro fu n d ad o r del kmp47, de todos m odos, desde la asociación p artid aria de la A cadem ia.
diciem bre de 1918, al m enos tuve p arte en el destino del Partido
y traté de servirlo, en la m edida de mis posibilidades. Este contac­
to de casi cu aren ta años lleva a que, naturalm ente, q u iera ser p ar­ 4.
te del Partido Com unista, en cualquier lugar d o n d e esté viviendo.
Presum o que no es necesario que me p resen te a los cam ara­ B udapest, 24 de agosto de 1968
das: hace décadas que todo mi pensam iento y m i accionar son co­
nocidos ante la o p inión pública com unista. Los cam aradas cono­ E stim ado cam arada Aczél:
cen mi posición p o r mis conversaciones en R um ania y mi
correspondencia con los cam aradas K ádár y Kállai”. C onsidero mi d e b e r com unista inform arle que n o p u e d o estar de
N unca recibí respuesta a esta carta, ten ien d o en c u e n ta las acu erd o con la solución de la cuestión checa y d e n tro de esta con
circunstancias. En los últim os tiem pos, según mi opinión, creo la posición del MXZMP. Com o consecuencia de esto d e b o retira r­
que las circunstancias se d iero n de tal form a que p u e d o volver a m e de mi participación en la vida pública h ú n g a ra de los últim os
p e d ir la renovación de mi antigua afiliación al MXZMP, de m odo tiem pos.
que p u e d a ingresar. E spero q u e el desarrollo h ú n g a ro n o conduzca a u n a situa­
ción tal que el estatuto de la organización m arxista h ú n g a ra n u e ­
C on saludos com unistas,
vam ente m e obligue a la reclusión intelectual de las últim as d é­
Gyorgy Lukács cadas.
R uego inform ar sobre el c o n ten id o de esta carta al cam ara­
d a Kádár.
El C om ité Político, con fecha 15 de agosto, tom ó la siguiente re ­
C on saludos com unistas,
solución:
Gyorgy Lukács
“El C om ité Político, ten ien d o en cuenta la actividad d esarro ­
llada p o r el cam arada Gyorgy Lukács d u ran te varias décadas en el
m ovim iento com unista, com o tam bién su trabajo actual y su p o ­ Notas
sición, da lugar al pedido y lo vuelve a recibir en las ñlas del Par­
tido con su afiliación original. 1. Econom ista. H ijo de G crtrud Bortstieber, la segunda m ujer de Lukács. Vivió
con éste en la URSS. Fue enviado a un cam po de concentración de Siberia.
Al mismo tiem po resuelve: Gyorgy Lukács n o tom ó debida
2. Magyar Szocialista M unkás Páre: Partido O b rero Socialista H úngaro.
cuenta del hech o de que él se en fren tó con el G obierno O brero- 3. N ació en 1912. D espués de la revolución de 1956, asumió el gobierno en H u n ­
Cam pesino-Revolucionario d u ran te su fun d ació n y d u ran te la gría. D esem peñó el cargo de prim er secretario del Partido Socialista O brero
época más difícil de su actividad, y este en fren tam ien to fue ap ro ­ H úngaro. Cfr., en este mismo volum en, el epistolario Lukács-Kádár.
4. István G raf Tisza (1861-1918), político burgués húngaro. E ntre 1903 y 1905 y
vechado p o r los revisionistas en su lucha co n tra el Partido. El Co­
e n tre 1913 y 1917, prim er m inistro del gobierno austrohúngaro. Fue asesinado
m ité Político confía en que, en el curso de su actividad, el cama- en 1918, p o r ser considerado uno del los mayores responsables d e la entrada
rad a Lukács disipe de form a adecuada cualquier tipo posible de en g ü era del Im perio A ustrohúngaro en la Prim era G üera M undial en agosto
conflicto con respecto a su p ersona y que b rin d e u n a ayuda valio­ de 1914.
5. ¿\'¿¡/szatmlság: L ibertad del Pueblo; periódico húngaro.
sa al Partido, al m ovim iento com unista.
6. Gyorgy Konrád, novelista y disidente húngaro. Estuvo muy cerca a las posicio­
La resolución del C om ité Político d eb erá ser inform ada en nes políticas y ideológicas de la Escuela de Budapest.

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Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos Testamento político

7. En 1970, después de una serie de huelgas de los obreros en Danzig, el secreta­ cia, se convirtió, a partir de 1941, en líder del Partido C om unista en H ungría.
rio del Partido C om unista polaco, Wladislaw Gomulka, dim itió y fue sustituido
D esde 1945, m iem bro del C om ité Central del Partido. E ntre 1946 y 1949, Mi­
p o r Edward Gíerek. nistro del Interior; en tre 1948-1949, Ministro de Relaciones Exteriores. C onde­
8. Lipot Fejér (1880-1959), m atem ático húngaro, desarolló investigaciones de n ad o a m u erte p o r “Titoísmo". Fue rehabilitado en 1956,
análisis m atem ático sobre la sum abilidad de las series de Fourier, fundam enta­ 24. Karl B ernhardovic Radek (1883/5-1939), político ruso, m iem bro del Partido
les en la m odernas teorías de las series divergentes. Socialdem ócrata polaco, participó en la revolución rusa de 1905. Escapó a Ale­
9. M anó lieke (1862-1946)-. m atem ático h ú n g aro , profesor de la u U n h e rsld a d F a­ m ania y Suiza. Volvió a Rusia en 1919 y fue m iem bro del C om ité C entral del
vos L oránd de Budapest.
Partido (1924), después fue rector de la Universidad de Moscú (1925), pero en
10. Ferdinaiid August Bebel (1840-1913), socialista alem án, nacido en Colonia. Se 1927 se exilió p o r ser rrotskista. R ehabilitado en 1929, fue red acto r de las Isl-
convirtió en maestro tornero, y en 1871 se convirtió en líder del Partido Social- vestjia. En 1937 fue acusado otra vez de trotskismo y conden ad o a diez anos de
dcm ócrata y en su principal portavoz en la Dieta parlam entaria. Escribió sobre el cárcel.
socialismo, sobre la G uerra de los Campesinos, sobre la condición de las mujeres. 25. Kalman Mikszáth (1847-1910), escritor húngaro de tendencia realista y hum o­
11. E ndre Ady (1877-1919), uno de los más im portantes poetas líricos húngaros. rística.
Lukács escribió artículos sobre él en su juventud. 26. Peí sonaje de la novela de Kálmán Mikszáth: A Noszly fu l esele TólhM anval [El ro­
12. Rene Frangois A nnand Sully-Prudhomme (1839-1907): p oeta francés. Recibió m ance del chico Noszty con Mari T óth]
el prem io N obel 1901. 27. Policía secreta política.
13. Tragedia clásica del siglo xvn francés. Sus m áximos expolíenles fueron Cornei- 28. F eh ér (1933-1994) y lle lle r (1929-), discípulos de Lukács. M iembros de la lla­
Ue y Ráeme. m ada “Escuela de Budapest".
14. Csokonai Vitéz Mihály (173-1805), el poeta más im portante de la ilustración 29. F erenc D onáth, experto en cuestiones agrarias, político com unista. Desde
húngara. Además de poeta lírico y dram ático, fue filósofo. 1945, secretario en el Ministerio de A gricultura. En 1951 fue enviado a la cár­
15. Sándor Petófi (1823-1849), poeta húngaro, figura central de la revolución de cel; fue rehabilitado en 1955. Seguidor de Im re Nagy. En 1957 fue nuevam en­
1848. En 1844 com enzó a trabajar com o redactor, y desde 1845 vivió com o es­ te enjuiciado y condenado. D espués de algunos años, recibió la amnistía.
critor independiente. Participó, con el cargo de mayor, en el ejército revolucio­ 30. Iinre Nagy' (1896-1958)’. experto en cuestiones agravias, político; en Rusia, d o n ­
nario y se pensó p o r m uchos anos que h abía m uerto en la batalla de Segesvár de se en co n traba com o prisionero de guerra se afilió, al Partido Com unista. En­
en Transilvania en el 1849, en realidad fue depo rtad o a Siberia do n d e m urió tre 1921-1928, trabajó en el Partido cuando éste se hallaba en la ilegalidad. En­
en 1855 y sus restos fueron encontrados en 1989. tre 1929 y 1944, exilio en la URSS. E ntre 1944 y 1953, m inistro de varios
16. Béla Bartók (1881-1945), com positor húngaro de faina m undial. E ntre 1907 y gobiernos; dentro de este periodo fue presidente de la Asamblea Nacional y
1934, profesor de piano en la A cademia Musical de Budapest. En 1940 em igró profesor universitario. En 1955 fue duram ente cuestionado a raíz de sus “in­
a los Estados U nidos. En sus años de form ación, recibió apoyo económ ico del fracciones a la ley” y fue expulsado del Partido; un año más tarde, fue rehabili­
padre de Lukács. tado. En 1956 fue designado nuevam ente prim er m inistro y líder de la revolu­
17. Mihály Babits (1883-1941), lírico, colaborador central y, más tarde, je fe de re­ ción, d u ran te la sublevación de octubre. U na vez reprim ida la sublevación, fue
dacción de la revista Nyugcil [O ccidente), fundada en 1908. Aun cu an d o era secuestrado y llevado a R um ania, donde fue ejecutado en junio de 1958. Fue
considerado com o rep resentante de la orientación del “arte p o r el arte", desde rehabilitado en 1989.
finales de la década de 1930 se opuso decisivam ente a la indiferencia política 31. L conid Ilich Breshnev (1906-1982): político ruso. Desde 1977, presidente de la
de los escritores. URSS.
18. János Arany (1817-1882), p o eta p o p u lar húngaro, p ro fu n d o co nocedor de la 32. Bajo riesgo de caída.
cultura popular, desarolló en sus poesías tam bién temas históricos y políticos. 33. Intercam bio orgánico en tre el hom bre y la naturaleza. (O: m etabolism o del
19. István Sotér (1913-1988), escritor, historiador de la literatura. h o m b re la naturaleza.)
20. Seudónim o de Plugo Veigelsberg (1869-1949), critico húngaro, co fu n d ad o r y 34. A ristocracia igualitaria: los pequeños aristócratas exigían los mismo derechos
¡efe de redacción de la revista NyugoL R epresentante del liberalism o de la bur­ que la gran aristocracia.
guesía media. 35. Se refiere a un personaje del poem a de Sándor Petófi Potó Pál iir (El Sr. Pál Pa­
21. Eb ura fakó: el sentido de la frase es: a m í no me den órdenes. Rem ite a u n hecho to); se trata de alguien que se caracteriza p o r su vagancia.
histórico del s. xvui. 36. Avram Iancu (1824-1872) nació en Vidra, R um ania. A bogado de profesión, es­
22. Ugocsa non coronat: La jm v in d a de Ugoesa no comna. Frase de oposición al sis­ tudió en Kolozsvár (Cluj), Budapest. L íder espiritual y m ilitar de la revolución
tem a de coronación del rey de H ungría, es decir: al m iem bro de la dinastía ru m an a de Transilvania (1848-1849), avaló la idea de que el m ovim iento rum a­
Ilabsburgo que aspiraba a la corona de H ungría. no estableciera una alianza con los H absburgo, con la esperanza de que esa di­
23. László llajk (1909-1949), canciller húngaro, fue ejecutado después de un pro­ nastía respetara los intereses nacionales rum anos. Las esperanzas fueron vanas:
ceso público. En 1930 había ingresado en el Partido C om unista H úngaro. En el pacto e n tre las fuerzas revolucionarias húngaras y rum anas (el “Proyecto de
la G uerra Civil Española, se desem peñó com o comisario político el batallón
pacificación” firm ado p o r Lajos Kossut y el revolucionario rum an o N icolae Bal-
húngaro de las brigadas internacionales. Después del encarcelam iento en l'ran-
cescu, 2-14 de ju lio de 1849), llegó muy tarde. Iancu -cuyo sobrenom bre era

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Gyórgy Lukács. Testamento político y otros escritos

EDICIONES
“el rey de las m ontañas”—condujo a los cam pesinos rum anos rebeldes, en una
guerra civil que ocasionó num erosas víctimas.
HERRAMIENTA
37. Lajos Kossmh (1802-1894), revolucionario húngaro. En 1847, se convirtió en lí­
der de al oposición den tro del parlam ento; después de Jas sublevaciones de w w w .h e rra m ie n ta .c o m .a r
1848 en Francia, exigió un gobierno in d ep en d ien te en H ungría. En septiem ­ re v is ta @ h e rra m ¡en ta .c o m .ar
bre de 1848, puesro a la cabeza del Comité de D efensa N acional, dispuso las
m edidas necesarias para llevar ad elante la guerra. En abril de 1849 indujo a la
Asamblea N acional, a declarar que la dinastía de los I-Iabsburgo h ab ía ab an d o ­
nado el trono. Designado gobern an te provisional de H ungría, buscó en vano
el apoyo de las potencias occidentales. R enunció al cargo, que fue asum ido por
Górgei. Después de la d errota en Temesvár, el 9 de agosto de 1849, huyó a Tur­ ¿Adiós al trabajo ?
quía, donde fue tom ado prisionero. En septiem bre de 1851, liberado p o r in­
Ensayos sobre las metamorfosis y el rol central del mundo
fluencia inglesa y norteam ericana, escapó a Inglaterra y, luego, a los ee.UU. En
1859 propuso sin éxito a N apoleón iil que apoyara un levantam iento húngaro del trabajo
contra Austria. En 1861 y 1867 procuró en vano im pulsar levantam ientos con­ R ica rd o A n tu n e s
tra la m onarquía austríaca. En 1867, cuando Deák estableció la reconciliación
con los H absburgo, Kossurh se retiró de la política.
38. Gyula Illyés (1902-1983), p oeta lírico, dram aturgo y novelista húngaro. U na vez
caída la R epública de los Consejos, huyó a París, estudió en la U niversidad, y
El caos planetario
en 1926 regresó a H ungría. Pertenecía al círculo de la revista Nyugnl, y a m edia­ Ensayos marxistas sobre la miseria de la mundialización capitalista
dos de la década de 1930 se unió a los populistas. Renán Vega C antor
39. Oszkár Jászi (1875-1957), teórico del radicalismo burgués en H ungría. Princi­
pal publicista de los radicales húngaros en 1912. V inculado con Ady. E ditó la
revista Hvszodth Sz/izad [Siglo Veinte], que dejó de ap arecer luego de la caída
de la dem ocracia burguesa de 1919. Se exilió en Viena, y luego en los EE.uu.
China. La Larga Marcha
40. Escritor y político (1893-1977), Participó de la revolución h ú n g ara en 1918, y De la revolución a la restauración
fue m iem bro fu n d ad o r del Partido C om unista H úngaro. En 1920 huyó a Vie­ V irg inia M arconi
na, d o n d e perm aneció hasta 1926. Luego volvió a H ungría, participando acti­
vam ente en el m ovim iento com unista ilegal. Estuvo e n prisión e n tre 1927 y
1935. D espués de su liberación, perm aneció en Checoslovaquia y en la URSS. En
1945 regresó a H ungría, do n d e cum plió diversas funciones d en tro del Partido
El Otro Occidente
y en el Estado. Siete ensayos sobre la realidad de la filosofía de la liberación
41. C om unista húngaro, nacido en 1905, P erteneció al círculo de em igrados en
Rusia; escribió tinas m em orias que aparecieron en h ú n g aro en 1981, y suscita­
A n to n ín o In fra n ca
ron gran interés.
42. Se refiere a Im peculiaridad de lo estético (publ. en 1963).
43. C uando Rákosi fue destituido y se refugió en la URSS, E rnó Geró se convirtió en Globaloney
prim er secretario del Partido C om unista H úngaro. El lenguaje imperial, los intelectuales y la izquierda
44 1901-1975; novelista, ensayista, dram aturgo, crítico, traductor. En 1925, ganó el
Jam es Petras
prem io literario de Nuygat con u n a narración. E ditor de Tanu [El testigo] en­
tre 1932 y 1935. En 1935, fundó la revista Válajz [Respuesta]. D esde 1935, se le
concedió la dirección de un colegio secundario de provincia, para que en él de­
sarrollara experim entos. T raductor del ruso e n tre 1948 y 1956. A utor de veinte Cambiar el mundo sin tomar el poder
dram as, varios volúm enes de ensayos y críticas, y de obras autobiográficas. El significado de la revolución hoy
45. Kodolányi [anos (1899-1969), escritor y crítico húngaro.
46. GyullaKállai (nac. en 1910), político y publicista h ú n g aro , m iem bro del Comi­
John H oílow ay
té Central del Partido Socialista O brero H úngaro. C o e díció n ; U n iversida d de P uebla - H e rram ie nta
47. Partido C om unista H úngaro.

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