Este documento resume un artículo sobre la poesía neobarroca del poeta argentino Héctor Piccoli. Explica que Piccoli abordó la propuesta neobarroca en su libro de 1983 "Si no a enhestar el oro oido", utilizando técnicas como la proliferación de significantes y figuras de la incertidumbre. Diez años después, en su libro "Filiación del rumor", Piccoli buscó capturar lo no dicho a través de la lengua e iluminar experiencias de la memoria con palabras, reencontrando la palab
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Este documento resume un artículo sobre la poesía neobarroca del poeta argentino Héctor Piccoli. Explica que Piccoli abordó la propuesta neobarroca en su libro de 1983 "Si no a enhestar el oro oido", utilizando técnicas como la proliferación de significantes y figuras de la incertidumbre. Diez años después, en su libro "Filiación del rumor", Piccoli buscó capturar lo no dicho a través de la lengua e iluminar experiencias de la memoria con palabras, reencontrando la palab
Este documento resume un artículo sobre la poesía neobarroca del poeta argentino Héctor Piccoli. Explica que Piccoli abordó la propuesta neobarroca en su libro de 1983 "Si no a enhestar el oro oido", utilizando técnicas como la proliferación de significantes y figuras de la incertidumbre. Diez años después, en su libro "Filiación del rumor", Piccoli buscó capturar lo no dicho a través de la lengua e iluminar experiencias de la memoria con palabras, reencontrando la palab
Este documento resume un artículo sobre la poesía neobarroca del poeta argentino Héctor Piccoli. Explica que Piccoli abordó la propuesta neobarroca en su libro de 1983 "Si no a enhestar el oro oido", utilizando técnicas como la proliferación de significantes y figuras de la incertidumbre. Diez años después, en su libro "Filiación del rumor", Piccoli buscó capturar lo no dicho a través de la lengua e iluminar experiencias de la memoria con palabras, reencontrando la palab
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La explosin de la memoria en las palabras.
Notas acerca de Filiacin del rumor de
Hctor Piccoli Cecilia Pacella CONICET
Algunas veces se nos muestra una escritura que revela de repente el secreto de nuestra existencia; en otras ocasiones una sola palabra, fija en una luz de relmpago todo un paisaje de sombras, entregando cada detalle a su reencontrada y definitiva forma. (Giorgio Agamben)
Este epgrafe nos hace pensar en la relacin entre palabra y verdad, o como dice Agamben entre la escritura y el secreto de nuestra existencia. A veces una sola palabra ilumina como un relmpago el paisaje de sombra que somos, dejndonos ver los detalles y las formas de todo lo que compone nuestras vidas. Sin embargo, la mayor parte de las veces el lenguaje es como un ro revuelto y oscuro que sigue inalterablemente su curso, bordeando el recorrido de nuestros pasos. Tal vez toda la poesa escrita en cada poca y cada lugar no sea ms que la ardua empresa desarrollada por los hombres para limpiar el ro y volver a encontrar en las palabras esa luz, su capacidad para expresarnos. La poesa, pensada as como un mecanismo de catarsis del lenguaje, est sometida a una constante renovacin de sus mtodos, ya que en una tarea similar a la de Ssifo, estara condenada a buscar la claridad en un material que est siempre pronto a oscurecerse. Sin embargo, podramos jugar sobre la ilusin de que aquello que en el lenguaje parece estar sometido a la corrupcin no es el significado que cada palabra materialmente transporta como un secreto y que estaramos dispuestos a defender hasta las ltimas consecuencias. No, por el contrario, aquello que en la palabra parece someterse a las leyes del deterioro es la materialidad misma de la palabra, lo que la lingstica denomin como el significante. Sobre este ilusionismo la tarea del poeta sera el cuidado y la conservacin del significante para que en l pueda habitar comodamente el significado, entonces, no es imposible que surga la idea de crear un significante incorruptible. La pregunta que sigue es Puede existir un significante inalterable, capaz de resistir, las agresiones de los lugares y las pocas dispuestos a corroerlo? Es entonces cuando el significado se quita la mscara de la inocencia y se vuelve el principal sospechoso, puesto que si existe la posibilidad de encontrar un significante incorruptible ste slo puede ser aquel que no tiene ningn significado.
Significante sin significado, pura extensin de materia fnica, es una de las bsquedas que apuntal la llamada poesa neobarroca, pero tal vez slo para demostrar la imposibilidad de reducir el lenguaje humano a un simple sistema de dos elementos y para testimoniar la complegidad inaprencible del proceso de significacin. Slo una propuesta potica conciente del avismo laberintico donde se produce el sentido podra encargarse, pasada la segunda mitad del siglo XX, de devolverle al lenguaje, a travs de la poesa, aquella capacidad iluminadora de la que los habla el epigraf de Giorgio Agamben. El neobarroco surge como una potica basada en la alteracin de lo que podramos llamar en reposo del lenguaje, es decir, ese momento utilitario del lenguaje donde podramos imaginar que a cada significado le corresponde un significante. Ese momento establece una duracin del lenguaje, basada en la misma duracin de la relacin conforme entre los dos componentes del signo lingistico. La poesa neobarroca marca un instante que irrumpe en esa duracin. A partir de ese instante el lenguaje sufre una alteracin momentanea donde el proceso de significacin cambia radicalmente su forma, su modus operandi. La forma propuesta por el neobarroco podra compararse con la creciente de un ro, que inesperadamente multiplica su caudal de agua y vuelve difuso los lmites de su cause, apropiandose de zonas donde ya no quedaban huellas del paso del agua. Como el ro, el lenguaje se extiende majestuosamente sobre su cause, recobrando su impet y su originalidad. El lenguaje escapa de su propia sumisin y nos sorprende con su animosidad. La metfora de la creciente se vuelve ms cercana an si sabemos que uno de los primeros mecanismos que la potica neobarroca puso en marcha para altera el reposo del lenguaje fue el de llegar a la significacin a travs de la ausencia misma del significante, ausencia que lejos de originar un vaco debe producir un plus excesivo de signos lingsticos, as la falta genera una proliferacin de significantes, que de alguna manera circunscriben el significante ausente. En otras palabras, segn el mismo Sarduy, se trata de la voluptuosa curva que en un poema evita el nombre, la designacin explcita y frontal, para demorarse en la alusin cifrada, en la lenta filigrana del margen.(11) La imposibilidad de nombrar se vuelve as acto de creacin; el lenguaje, delicado hilo de oro que borda la pureza del sentido; la proliferacin de sonidos, el placer de perderse en un cdigo por momentos extrao. La poesa neobarroca puede leerse entonces como el lugar donde escnicamente la falta y la abundancia de la lengua realizan para nosotros su mejor acto.
El neobarroco de Hctor Piccoli
Sabemos que el neobarroco como tendecia potica, se extiende en latinoamrica a partir de las experiencias de los cubanos Lezama Lima y Severo Saduy, y encuentra una amplia profusin en la poesa argentina desarrollada en la segunda mitad del siglo XX. Desde la ciudad de Rosario el poeta Hector Piccoli se acerca la propuesta neobarroca con el libro Si no a enhestar el oro oido publicado en 1983. En l encontramos una forma de hacer poesa que podramos denominar, siguiendo el prlogo del mismo libro escrito por Nicols Rosa, como un barroco moderno, dice Rosa, Existira segn parece- un barroco moderno: no podemos usar otro nombre frente a la proliferacin de formas barrocas que se instauran en distintos niveles, en la literatura actual. En este libro aquello que sugiere ser un reflejo moderno del barroco ... Acerca de los procedimientos utilizados por Piccoli en este libro dice Nicols Rosa: La naturaleza muerta, enunciado pictrica del barroco flamenco que por momentos se inscribe en el texto, cobija aqu una alteridad opaca: slo remite al sujeto de la mirada, en una microscopia alucinante: el objeto solo opera como el reflejo de un objeto donde la mirada resbala para luego someterse a su propio rgimen: el verse mirar mirando. Rosa habla tambin de un secreto etimolgico en cada poema : debemos conocer el significado oculto en el cdigo para poder entender la actualizacin que se hace en el texto, que, a su vez, lo transforma en el enunciado potico: un vocabulario incrustado que ya no puede ser leido en su valencia histrica ni tcnica sino en su pragmtica textual. All donde dice lo que dice referente de s mismo (...) entre la accin de referir y aquello que se alcanza (lo referido) se abre ahora el espacio de la figuracin disoluta espacio infinito que no puede ser colmado pero que convoca unnimes figuras de la incertidumbre.
El sentido recuperado Diez aos ms tarde, comenzada ya la decada de los 90, Piccoli publica un libro llamado Filiacin del rumor. El nombre otorgado a este conjunto de poemas trae nuevamente a escena la imagen del poeta trabajando con delicados hilos, pero esta vez se agrega a su tarea la de fabricar un entramado temporal, mostrando as como la lengua, caracterizada a partir de su materialidad sonora, se transforma en aquellos hilos que debern tensar las generaciones. Esta serie de poemas continua de alguna forma aquella potica de un barroco moderno, sin embargo podramos ver en ella una nueva actualizacin del barroco. El tropo neobarroco, dispuesto a encontrar en la explosin del cdigo una nueva forma para el proceso de significacin, busca ahora la captura de un no dicho en la proliferacin de imgenes donde interviene la lengua para dar existencia a una serie de experiencias a partir de las cuales el poeta deber circunscribir el sentido. Es decir que si la construccin del neobarroco todava se basa en el despliegue escenogrfico del cdigo, de la lengua, hacindola brillar como oro, los mecanismos barrocos intentaran ahora generar aqu un nuevo esplendor, en el brillo de la lengua aparecer para nosotros el reflejo de las vivencias y entonces las palabras debern iluminar aquellas imgenes de la memoria. Palabra y experiencia vuelven a encontrarse. Tal vez uno de los poemas donde aparece ms claramente este particular trabajo de la lengua es Pange, lingua. En l podemos vislumbrar una particular intromisin de la experiencia en el arduo e intenso trabajo del significante que caracteriza la poesa de este autor. Es decir que la tarea de combinar sonidos se paraliza por instantes ante la irrupcin de la memoria con imgenes del pasado que aparecen y desaparecen a travs de las palabras. En latn el verbo pango significa hundir, clavar, hincar, como as tambin escribir, componer. Utilizado en la segunda persona del singular podemos traducirlo como una voz imperativa: hunde, lengua; escribe, lengua. Si el neobarroco transform a la misma lengua en la musa inspiradora capaz de reproducir con las palabras la explosin creadora del universo, entonces en los 90 el poeta debe recurrir a ella para penetrar en los oscuros laberintos de la memoria. La lengua debe entonces clavar, hincar, trazar la huella donde aparezca el sentido. Desde el ttulo el poema desarrolla una teora del la lengua que si bien, como ya hemos explicitado, encuentra sus orgenes en el neobarroco, propone una potica nueva para los 90. Las palabras del poema deben ser como aquellas de las que nos habla Agamben, debe poder fijar en una luz de relmpago todo un paisaje de sombra. Esa palabra que relampaguea, volviendo a la teora del neobarroco, es aquella que esquiva el binarismo entre significante y significado, es decir el deber ser de la palabra potica. Como vemos en esta teora, la metfora de la luz de relmpago que nos proporciona Agamben, encuentra un lugar ptimo. El poema comienza as:
Aqu sobre la mesa, junto a la ventana, la luz yerma sesga y ciega el oro desmoronado de la transubtanciacin.
Aldo: su filo troncha an la corteza y separa del pan para tu ausencia una rodaja;
o es el pan mismo, el que con un color de girasol ebrio cayendo hacia su centro, dentro de s se aleja, se aleja de tu ambre que congre, en Rembrandt, ese derecho regio a la renuencia y al enfado, con el enpecinado mandamiento del amor?:
iluminarse as en la crislida de ser,
medrar y soflanarse, hasta abstraerse por fin y derivarse...
La crislida del ser: algo que est ah esperando algn desarrollo Las imgenes relacionadas con la mirada, con la posibilidad o no de ver son recurrentes. Las palabras son utilizadas para construir una escena, pero de un modo muy particular ya que gracias a ellas podemos ver cosas que son invisibles a nuestros ojos. No es casual entonces que el yo lrico se dirija a otro que est ausente, pero que en el poema cobrar una presencia nica gracias a la reiteracin de su nombre. Las palabras dan cuenta de la presencia y de la ausencia, y son testigos de la desaparicin y la desintegracin.
Aldo: el aire es ms leve y ms puro en el livor y el ail de los celajes, al caer la tarde del otoo, gil en la florescencia de las velas aun bajo el sopor del sol, cuando apacienta esa nve primavera y la apresura en agua undosa,
pero en el sueo, es slo seno y secreto espesor; en l despierta aveces el encordado vivo de tu voz, y el timbre juvenece, el timbre hiere y embalsama como el color de los ciclmenes, sin hlito como una pura patencia, una gota de purpura recogida por la nada, encarnada y extinguida en el enigma de surgir y substraerse...
Una barca an sumergida- imprime tenue su forma a la corriente: Ests as sumido en m, obligado a esperar el lento desguace del agua indefinida, o figuras ya otras filiaciones, o eres libre y filigranas tu decidida distraccin?...
La voz que vuelve en aire del sueo podra ser una alegora de la lengua, el enigma de surgir y sustraerseno es el enigma de todo el leguaje? pero esa voz encuentra su presencia en un timbre. As esa voz que aparece en el sueo es como la barca sumergida que le da una especial forma a la corriente, la filiacin entre padre e hijo, aparece como una forma oculta como una voz que despierta, una pura existencia. La lengua es entonces como ese rasgo familiar presente y oculto en cada uno. La voz, el timbre, el rumor del lenguaje tambin instaura una filiacin.
Podramos definir la experiencia como un recurrir al pasado, o tal vez como un complejo mecanismo entre el presente y el pasado. Decimos que poseemos experiencia de algo en cuanto ya hemos tenido oportunidad de encontrarnos con ese algo y de alguna manera conocerlo. Por ello, la experiencia est sujeta a los complicados mecanismos de la memoria, es decir, a ese recuerdo que tomar presencia de forma absolutamente involuntaria, o tal vez actualizado en el mismo acto de reconocimiento que implica toda experiencia. Ahora bien experiencia y memoria al abandonar la esfera subjetiva estn ntimamente relacionadas al lenguaje. Los recuerdos puede manifestarse a travs de las palabras con las cuales el pensamiento les otorga una presencia o por el contrario son las palabras en sus innumerables combinaciones las que en forma espontnea pueden activar el mecanismo de la memoria e iluminar los recuerdos. La poesa es ese relmpago sobre la memoria o los recuerdos
mos que toda representacin es la manifestacin de una ausencia, un vaco de algo que se delata como perdido. El lenguaje hace de ese vaco su condicin de existencia