Amigo - Enemigo Nietche PDF
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Este escrito ofrece el resumen de un estudio preliminar que ha sido parcialmente publicado en Colombia. La versin final aparecer en Estudios Nietzsche, Trotta, 2010.
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Paul van Tongeren, G. Schank, H. W. Siemens, Nietzsche-Wrterbuch, vol. i. Berln/
Nueva York, Walter de Gruyter, 2004.
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Cf. Blaise Pascal, Pensamientos. Elogio de la contradiccin. Ed. de Isabel Prieto.
Madrid, Temas de Hoy, 1995.
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Paul van Tongeren, G. Schank y H. W. Siemens, op. cit.
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amigos requieren del respeto a la distancia, y por eso dej escrito: hago, por
tanto, con mis amigos como con mis libros: los tengo a la mano, pero los uso
raras veces.9 Y por si todas estas ideas no clamaran por Nietzsche, Emerson
concluye que la amistad no requiere reciprocidad, y la metfora elegida para
ello, es, como lo ser posteriormente en Nietzsche, el Sol: No molesta nunca
al Sol el que algunos de sus rayos caigan apartados e intilmente en terrenos
ingratos [...] El amor no correspondido se considera una desgracia. Pero el
hombre grande ver que el verdadero amor no puede ser correspondido.10
Resulta evidente que Nietzsche conoci este ensayo de Emerson, a quien
mucho ley y muchas de estas ideas encontraron en su pensamiento un
terreno frtil. Pero quiz la influencia ms radical viene en este caso, como
en la mayora de los tpicos nietzscheanos, de Schopenhauer. En Parerga y
paralipmena, Schopenhauer afirma una idea capital: Los amigos se llaman
sinceros: los enemigos lo son. Por eso deberamos usar su censura para el
autoconocimiento, a modo de amarga medicina11 Una amarga medicina no
reconforta: cura. No consuela: sana, aunque para ello requiera un poco de
amargura. Al no tener piedad con su contrincante, el amigo/enemigo le ataca
de manera inclemente. Pero esa censura, puede ser provechosa para el individuo inteligente, por amarga que sea la experiencia del enfrentamiento. El
verdadero amigo, pues, debe emular la amargura del enemigo.
Estas ideas apenas esbozadas, reaparecern con mayor fuerza en el pensamiento de Nietzsche. Fiel a su mtodo genealgico, para Nietzsche el concepto
amigo no puede tener un slo significado: todo depende, dira Nietzsche,
del sentido que desde la propia voluntad de poder se le otorgue a una relacin
de amistad. Pero para el tema que aqu expondremos, de entrada conviene
distinguir al menos dos usos diferentes del vocablo enemigo que resultan
incompatibles en su obra. As, en algunas ocasiones, como sucede por ejemplo
en los pargrafos De la visin y del enigma o Del espritu de la pesadez de
As habl Zaratustra, y tambin en la mayora de los casos de La genealoga
de la moral, Nietzsche entiende por enemigo lo usual: aquel o aquello que
daa, que no permite alcanzar una meta y que por lo mismo es una amenaza
real. En esos casos, con base en el contexto resulta evidente que se trata de
un enemigo que en nada puede acercarse al amigo. As, en Del espritu de la
pesadez, Zaratustra dice: [...] que yo sea enemigo del espritu de la pesadez,
Ibid., p. 217.
Ibid., p. 219.
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Arthur Schopenhauer, Parerga y paralipmena I, Aforismos sobre la sabidura de la vida, cap. V, Parnesis y Mximas, C) Referentes a nuestra conducta con los
dems., #490, inciso 34. Trad. de Pilar Lpez de Santa Mara. Madrid, Trotta, 2006,
p. 474.
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Friedrich Nietzsche, Del espritu de la pesadez, en As habl Zaratustra. Trad.
de Andrs Snchez Pascual. Madrid, Alianza, 1998, p. 298.
13
F. Nietzsche, De la guerra y el pueblo guerrero, en op. cit., p. 82.
14
Ibid., Del amigo, p. 96.
15
Ibid., De los compasivos, p. 148.
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Luis Enrique de Santiago Guervs, Arte y poder. Madrid, Trotta, 2004, p. 156.
F. Nietzsche, Entre amigos, en Humano, demasiado humano. Trad. de Alfredo
Brotons Muoz. Madrid, Akal, 1996, p. 268.
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que los angloparlantes llaman too much togetherness, que no es otra cosa que el inevitable desgaste que conlleva la cotidianidad cuando no se saben
guardar las distancias. Dice Nietzsche:
Si vivimos demasiado cerca de una persona, nos ocurre lo mismo que
si tocamos una y otra vez un buen grabado con los dedos desnudos: un
buen da ya no tenemos en las manos ms que un papel malo y sucio, y
nada ms. Tambin el alma del hombre acaba por desgastarse debido a
un contacto continuo, al menos as termina por aparecrsenos: nunca
volvemos a ver su dibujo y belleza originales. Se pierde siempre en el
trato demasiado ntimo con mujeres y amigos; y a veces pierde uno con
ello la perla de su vida.20
La perla de una vida, esto es, lo ms valioso de ella, puede echarse por
tierra al no saber conservar la prudente distancia. Y se es el peligro de la
amistad tradicional: que al perder la libertad y la independencia, se pierda
la misma amistad. Ese peligro se conjura si en lugar de pretender lograr
una amistad ideal, se cultiva un amigo/enemigo que sepa guardar distancias.
sa es la manera en que el amigo/enemigo ayuda a madurar al otro. Quien
da desde la distancia, es as el ms generoso de los amigos. La metfora para
este modo de amistad es el Sol, que hace madurar los frutos conservando su
distancia: La soledad no vegeta, madura... y para ello necesitars al sol de
amigo.21 Por eso vivir en soledad no implica vegetar, sino madurar con un sol
que acompaa y beneficia a lo lejos: el buen amigo sabe cundo y que tanto
acercarse, pero sobre todo, cundo y qu tanto retirarse: No es la manera en
que un alma se aproxima a otra, sino en la manera como se separa, en lo que
yo reconozco el parentesco y la homogeneidad que tengo con ella.22
Es necesario, pues, un toque de intimidad que guarde prudentemente
la distancia, para evitar la confusin entre el yo y el t.23 Las diferencias y el
respeto a la distancia resultan aqu fundamentales. Maurice Blanchot lo expresa
bellamente en su escrito sobre la amistad:
Debemos renunciar a conocer a aquellos a quienes algo esencial nos
une [...] debemos aceptarlos en la relacin con lo desconocido en que
nos aceptan, a nosotros tambin, en nuestro alejamiento. La amistad,
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Ibid., p. 85.
Ibid., p. 86.
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F. Nietzsche, Genealoga de la moral. Trad. de A. Snchez Pascual. Madrid,
Alianza, p. 88.
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En efecto, en su Genealoga de la moral Nietzsche muestra que es la voluntad de poder la que se despliega en todo acontecer, cambiando el sentido,
la finalidad y la utilidad del uso, institucin o culto religioso. Esta metdica
histrica, como l la llama, muestra en ese texto que la pena y el castigo no
son lo mismo, y que el procedimiento no fue inventado para la pena al igual
que la mano no fue inventada para agarrar. Revela as que en todo fenmeno
hay algo viejo y algo nuevo, hay algo duradero y algo fluido, el uso cambia, el
procedimiento es viejo.
Si aplicamos esa misma metdica histrica a la compasin, resulta evidente
que Nietzsche comete el error de tomar la parte por el todo. Hay algo en la
compasin que es lo viejo, pero lo que ha cambiado a lo largo de la historia
son los usos que se le han dado a la compasin. Nietzsche critica cierto uso de
la compasin, pero extiende su crtica a toda compasin posible: no tuvo ojos
para ver diferentes tipos de compasin, pues los hay. En esto fue poco nietzscheano, poco fiel a s mismo, pues de haberlo sido debera de haber realizado
una genealoga de la compasin, que develara que la compasin en s misma
no es nada, todo depende de la voluntad que se aduea de ella.
Nadie duda que exista una compasin que es mera huida de uno mismo,
que oculta un deseo de entregarse a los otros para no saber nada de s, o una
compasin malsana, que humilla al otro y lo daa.33 Pero tambin hay otro
tipo muy diferente de compasin, que es la que anhelaba Ivn Ilich en su lecho de muerte: aquella que com-parte la pasin del otro, en el sentido spinoziano de la palabra pasin, que es su sentido original. La com-pasin radica en
com-partir la pasin, es el com-pathos del otro y no es otra cosa que la misma
solidaridad. sta consiste en hacer propia, por un momento, la pasin del otro,
sea sta su enfermedad o su dolor, y desde esa compenetracin, ser capaz
de consolarle. Este mbito est vetado para el amigo/enemigo que Nietzsche
propone, porque la compasin es el tendn de Aquiles de su filosofa.
Es por lo anterior que el buen amigo, como podra haberlo dicho Aristteles, no debiera ser siempre el mismo para su amigo, ni de tener siempre la
misma calificacin de enemigo, sino que debiera ser capaz de amoldarse a
las diferentes circunstancias que le rodean. Lo inmediato deseable es tener
un amigo/enemigo que sea un anhelo y una flecha para la propia superacin.
Pero hay momentos en que un amigo as no sirve de nada, esto es, no hace
bien alguno. Son los momentos en que slo la compaa de la compasin
puede salvar al que se hunde en su desesperanza. Nietzsche mismo necesit
esa mano compasiva meses antes de su colapso mental definitivo. Al borde ya
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Stephan Zweig, que conoca bien la obra de Nietzsche, ejemplifica este tipo de
compasin en Impaciencia del corazn, obra tambin traducida por Carlos Fortea como
La piedad peligrosa. Barcelona, Debate, 1999.
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