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Joy Dara - Mi Único

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Mi nico1

Ttulo original: My One


Por JOY DARA
Traduccin: Gillean K. gillean_k_m@hotmail.com

Captulo Uno
Ella lo haba llamado.
No a l precisamente, pero l era quien la haba odo. l era su nico.
Fue en un momento de lo ms inoportuno. Justamente se preparaba para conectarse
con una muy preciosa mujer que haba encontrado en un circuito de Patrulladores. Ya
haban ido ms all de las etapas de estimulacin, y ella estaba ms que lista. Al igual
que l.
La fiebre de conexin flua en ellos y la lujuria corra caliente dentro de l. Cmo
poda dar marcha atrs ahora? En el mismo momento en que tuvo ese pensamiento,
supo la respuesta.
Deba hacerlo.
Se desconect de la mujer furiosa, disculpndose por su rudeza. La mujer ciertamente
no pareca muy feliz. Sus maldiciones parecieron seguirlo a travs del Transporte
Sustantivo hasta su nave, la cual estaba atracada ahora, durante su tiempo libre, adjunta
a la Estacin 12.
l fue directamente a su cabina de mando en la nave individual. Quitndose el traje de
vuelo, yaci desnudo en la litera en espera de que el holo-sensor automtico apareciera
alrededor de l, dando la ilusin de que otros lo rodeaban durante la comunicacin.
La senso-imagen le otorg comodidad inmediata, pues estaba diseada para ese
propsito; l se relaj en el calor familiar, sabiendo que sin la comodidad de la ilusin,
los Patrulladores no podran quedarse solos por mucho tiempo en el espacio. l siempre
haba parecido an ms sensible a esa desesperacin particular que otros de su tipo, pues
no poda soportar rendir su conciencia sin sentir la presencia de otros a su lado.
Aun con esa limitacin que aceptaba, nunca se haba sentido verdaderamente en paz.
Trystan se relaj en el calor que lo rodeaba, cerrando sus ojos, respirando
profundamente. No tard mucho antes de que lograse la condicin a la que aspiraba.
1

Como siempre, las traducciones dependen muchas veces de la visin subjetiva del traductor. En este caso, el
ttulo original en ingls, My One, podra traducirse de dos maneras, ambas con el mismo significado: Mi
Uno o Mi nico. He considerado esta ltima opcin como la que ms se adecua a la historia, pero repito,
es una visin subjetiva de esta traduccin.
Gillean K.

Dej vagar su mente ms all de los planetas... ms all de sistemas enteros de


estrellas... ms all de los lugares ms inaccesibles, donde nadie se haba aventurado
antes. A pesar de ello, viaj. Entre eones y eones de nada; a travs de la oscuridad de la
materia. Despus de espacios y anomalas, de agujeros negros, estrellas gigantes y ms
all
Hasta que encontr lo que buscaba: la fuente de la llamada. Un planeta comn,
insignificante, en medio de miles de planetas similares en el brazo lejano de una galaxia.
Un lugar que a nadie siquiera se le ocurrira investigar, tan remota era su posicin, tan
ordinaria su existencia.
Sin embargo, profundamente en trance, arrug su frente con perplejidad. Nunca haba
tenido noticias de que alguien hubiera recibido la llamada desde tal distancia. En
verdad, hasta donde saba, la vinculacin slo ocurra dentro de su sistema, entre sus
propias gentes, desparramadas a todo lo largo de los veintisiete planetas habitables en su
sector.
Inmediatamente despus de que el pensamiento se le ocurriese, otro, ms perturbador,
lo sigui. La llamada haba venido de un extrao.
De alguien que no era de su raza.
Qu deba hacer? La interaccin con otras especies no aprobadas por los Concejos
Unidos estaba prohibida. Defender esa ley particular era una parte integral de su
existencia como Patrullador. Con todo...
Lo ms sagrado de sus leyes sostena que deba responderse a la llamada cuando
viniera, pues la llamada era un preludio para la totalidad, lo que toda su raza
activamente buscaba a todo lo largo de su existencia. La llamada reemplazaba todo,
porque lo conectaba; era la misma raz de lo que era.
No haba eleccin que hacer. Ira.
Era afortunado porque esa voz particular llegara a l. Otro, se percat, no podra tener
acceso a su nave; otro no podra haber respondido a ella. Pero l poda.
S, la distancia hacia ella era vasta, pero l era conocido entre su gente como un
hombre que a menudo lograba lo que otros no podan; la nave superior y el rango
elevado con que lo haban dotado por su servicio ejemplar eran prueba de ello. Con el
diseo excepcionalmente modificado de su nave y sus habilidades excepcionales, podra
manejarlo, y sin tener que entrar en el Sueo, algo que detestaba.
Sus ojos parpadearon y se abrieron. Cuando se enderez, la holo-imagen de los otros
durmiendo alrededor de l se disolvi.
El curso ptimo era intrincado, el viaje largo. Tena que cabalgar las ondas
dondequiera que pudiera para conservar la energa de la nave. El viaje de regreso sera
ms difcil; los niveles de combustible tenan que ser cuidadosamente graduados,
especialmente con ella, ya que su presencia aadida menguara ms las reservas.
No obstante, estaba confiado en que la nave lo hara.
Y de tal modo lo hara l; ella lo haba llamado.

Captulo Dos
El timbre de la puerta son.
Lois dej caer el lavadero manual que haba estado plegando. Debera decirle que no
se considerara fontanero, uno que haba prometido estar all al da siguiente, haca ya
tres das! La pila de la cocina estaba inundada y amenazando con derramarse del mueble
mostrador con la brisa ms leve que pasara sobre el agua estancada.
Haba estado andando de puntillas a travs de la cocina por das tratando de prevenir
ese desastre particular. Lo ltimo que quera hacer era remojarse en agua grasienta y
sucia del fregadero que haba estado empantanada tres das.
No, eso no era realmente cierto.
Lo ltimo que quera o necesitaba ahora mismo, era la enorme cuenta de un
fontanero. Sus hombros se curvaron. Haba probado de todo para desconectar el
estpido tubo de desage por s misma y slo haba logrado empeorarlo.
Su nica opcin, aparte de dinamitar su pequea casa, una opcin que la atraa
poderosamente en ese momento, era hacer venir a un profesional. Un gasto que apenas
poda permitirse.
No cuando su negocio estaba al borde del fracaso.
No cuando, tres meses atrs, su socio y prometido de cuatro aos haba vaciado sus
cuentas conjuntas despus de cargar una fortuna en sus tarjetas de crdito, y
simplemente haba desaparecido, dejndola sola para capear el desastre.
No cuando su vida entera se haba reducido al presente, y no saba si era capaz de
resistir los meses entrantes de prdida y fracaso en ambos frentes: el profesional y el
personal.
Nunca se haba sentido tan desesperada en su vida.
En un movimiento increblemente egosta, Mark la haba despojado de todo lo que ella
haba llegado a apreciar en su vida: su buena reputacin, su conviccin en su propio
juicio, su sentido de realidad.
Se jur que si alguna vez se involucraba con un hombre otra vez, sera una casual,
aunque mongama, relacin. Nada de promesas. Nada de protestas profundas.
Nada de abrir el corazn.
Lois saba lo que provocaba dejar al descubierto el alma: slo un boleto de ida a
Palookaville. Si dudaba de eso, todo lo que tena que hacer era recordar una noche de
semanas atrs, cuando, en un raro momento de intenso dolor interno, realmente haba
enviado una splica sincera al cosmos, buscando ayuda. Era una cosa tonta para hacer,
se percat, pero reflexionaba que cuando se estaba lo suficientemente desesperado, hasta
la estupidez perda su significado.

Ahora se rea ahogadamente por la peticin absurda hacia el miasma del espacio. Al
menos haba logrado retener su sentido del humor a travs de esa pesadilla.
El timbre son otra vez.
-S, ya estoy llegando!-. Ella abri de golpe la puerta.
Y se qued mirando, la boca abierta, al hombre en su umbral.
Simplemente no poda evitarlo. l era exquisito. Nunca en su vida haba visto tal
perfeccin masculina.
Las lneas puras de su rostro formaban un cuadro de pura belleza: la nariz recta, ni
demasiado grande ni demasiado pequea; la barbilla partida; la mandbula firme; los
labios que imploraban por un beso; y los ojos... los ojos que la observaron con una
combinacin extraa de inocencia entremezclada con intuicin muy antigua, ojos de un
azul plateado claro y brillando intensamente con... algo.
Su mirada fija y conmocionada hizo un inventario veloz; l era alto y fornido. El
hombre tena un cuerpo por el que muchas mujeres estaran tentadas a matar. No ella,
por supuesto. Y ese pelo! Negro, grueso, sedoso, pendiendo suelto ms all de sus
hombros.
l pareca ser algunos aos mayor que ella. Alrededor de los treinta, adivin, aunque
apenas podra afirmarlo. Estaba en el estado de gracia perfecto de esos hombres que
alcanzaban la edad entre treinta y cuarenta.
Tena sangre india? Podra, pens, notando sus pmulos altos y su oscuro tono de
piel. Hasta hora esa era la sorpresa visual ms bonita en un da psimo en la semana,
el mes, el ao.
Los ojos translcidos del hombre parecan reflexionar sobre la inspeccin que ella
estaba haciendo de l, pareciendo, extraamente, no adivinar la razn de su evidente
aprecio. Ella habra esperado que alguien con su apariencia fuera imposiblemente
engredo o muy seguro de su efecto en las mujeres. En la primera impresin, l no
pareca tener esos rasgos. El hombre habl en una voz muy cmoda, profunda,
quebrando su apreciacin.
-T me llamaste y he venido.
El fontanero! l era el fontanero? Habra pensado que un tipo con su apariencia se
encaminara directamente a Hollywood a la primera oportunidad. En lugar de eso,
este este musculoso hombre haba preferido ms bien convertirse... en fontanero? El
summum de las personas bellas?
Sus cejas se arquearon. Por supuesto que l se convertira en fontanero, imbcil; all es

donde est el dinero! Simplemente piensa lo que va a cobrarte por este pequeo fiasco.
Quin necesita anuncios publicitarios de la televisin o un contrato lucrativo de una
pelcula cuando est armado con una desatascadora y una manguera!
Aqu viene, ella pens furiosamente. Estoy a punto de ser estafada, y no hay una
maldita cosa que pueda hacer acerca de ello! Hombres. Repentinamente eso se convirti
en el punto focal de meses de clera suprimida hacia el sexo masculino.
Ella le ladr, ya menos impresionada por su aspecto general.

-Bien, se tom su buen tiempo para venir!


Los ojos de Trystan se ensancharon. l mir a la mujer, asombrado de su furia. Por
qu estaba enojada con l? No haba venido a ella de inmediato? No haba cruzado
cantidades interminables de espacio para encontrarla?
-No est parado all mirndome estpidamente, s que cobra por hora! Entre aqu y
cumpla con su trabajo!
Ella gesticul hacia su cocina, indicando con un movimiento de su mano que l
debera entrar de inmediato o pagar consecuencias horrendas. Su acercamiento objetivo
debera haberla convencido; cautelosamente, dio un paso alrededor de ella para entrar
en la casa. Ella cerr la puerta con un chasquido.
-Bien?-. Ella cruz los brazos sobre su pecho, golpeando ligeramente su pie,
impaciente. El hombre estaba justamente de pie en mitad del cuarto, clavando los ojos
en ella con una expresin atnita en su hermosa cara. Los pantalones vaqueros y los
zapatos de lona estaban bien, reflexion ella, pero esa camisa playera negra con los
ositos de peluche peludos era verdaderamente bizarra.
-Yo- l se aclar la voz-. Soy Trystan.
-Qu suerte para ti. Soy Lois Ed y, s, antes de que lo digas, mi padre fue Mister Ed. Ja
ja. Ya he odo eso. Ahora, piensas que podras poner manos a la obra?
l estaba confundido por sus palabras inusitadas. Ya que no poda encontrar sentido a
su discurso, escogi comenzar cuestionando sus ltimas palabras.
-Manos a la obra?
-Haz lo que viniste a hacer si sabes- ella contest sarcsticamente-. Estos
trabajadores haran cualquier cosa para desaprovechar el tiempo y alzar la cuentaaunque, por alguna razn, l pareca genuinamente sorprendido por lo que ella haba
dicho.
-T deseas que comience de inmediato?
Ella lanz hacia arriba sus manos, en el aire.
-Por supuesto!
-Eres muy atrevida-. Una esquina de su boca se levant en una sonrisa lenta,
tentadora, su voz baja vibrando a lo largo de sus nervios-. Me gusta eso.
Si ella hubiera sido cualquier otra mujer, una que no conociera las tretas de ese tipo,
esa sonrisa la podra haber convertido en un tazn de pudn. Afortunadamente, ella era
inmune al sndrome del pudn. Al menos pensaba que lo era, hasta que l empez a
caminar hacia ella. Con un propsito.
-Qu ests?
Antes de que ella pudiera terminar su pregunta, l haba llegado a su lado.
Antes de que pudiera pronunciar una protesta, las manos masculinas subieron,
ahuecndose a los lados de su cara.
Antes de que pudiera acordarse de respirar, esos increbles ojos claros se anclaron
encima de los de ella.

l se qued con la mirada fija en ella, examinndola profundamente. En alguna parte,


en el fondo de su mente, ella pens que debera tener la misma expresin de un ciervo
atrapado en focos delanteros de un auto.
-Ser como lo pides, Lois Ed; no esperar a que te acostumbres a m. Conectar contigo
ahora.
Los labios de la mujer se abrieron, pero la pregunta nunca sali.
Una sensacin extraa de picazn pareci propagarse desde las manos de l y vibr
hasta la base de su crneo. Ella lo contempl, atrapada entre el miedo y la fascinacin.
Qu haca?
Trystan la observ cuidadosamente. Sus ojos ya comenzaban a dilatarse con sus
movimientos de preludio. Bien. Ella iba a ser increblemente receptiva a l.
Su contacto fsico le agradaba agudamente. Era extrao, nunca haba advertido que el
contacto fsico con el otro pudiera ser diferente o... tentador. Pero algo parecido suceda
ahora. Pase su pulgar a lo largo de la parte inferior de la mandbula de la joven
simplemente para probar el fenmeno. S, era ms que agradable.
l escudri sus rasgos otra vez. Ella tena una... cara bonita. Disfrut la belleza de sus
ojos; ella no saba que eran suaves para l ahora, con una sombra color avellana. Y
definitivamente aprobaba la forma de su boca; los labios parecan suaves y llenos.
l se pregunt qu estaba haciendo.
Era extrao que hubiera advertido esas cosas, siendo esas observaciones de muy poca
trascendencia. Pero al mismo tiempo, ella era su nica, as que quiz slo eso haca que
fuese muy diferente de cualquier otra experiencia en su pasado. No tena sentido
contenerse. l podra explorar en ella tan profundamente como deseara.
Trystan haba tenido un montn de tiempo en el largo viaje para absorber su lenguaje,
as que no la asustara acoplndose inmediatamente con ella para obtener ese
conocimiento. Y an as, ella no pareca asustada de l del todo.
Al contrario, pareca ms atrevida. l aprobaba sus mtodos. Por el examen minucioso
con el que lo haba recibido, a ella pareca agradarle de algn modo que l no poda
nombrar.
Quiz el facsimilator de la nave haba hecho un trabajo decente con su guardarropa.
En su bsqueda para encontrar el vestuario correcto, l haba observado a muchos
habitantes masculinos de ese planeta, incluyendo a uno muy pequeo, que pareca
gustar a todo el mundo.
Trystan haba advertido que ella miraba fijamente la copia que l haba hecho de la
camisa del varn pequeo. No haba duda; estaba impresionada con su eleccin.
Ahora l verdaderamente la conoca, despus de esos aos incontables de esperar y
preguntarse si l sera lo suficientemente afortunado para recibir la llamada. Muchos no
lo hacan y se vean forzados a experimentar su existencia incompleta. se no era su
destino. Porque l la haba odo.
Su nica.

Su nica para conectarse completamente. A fin de cuentas, l podra abrir la barrera


final cuando se aparearan. Su corazn se aceler con el pensamiento.
l siempre haba sabido que la deseara, pero nunca haba imaginado la profundidad
de su deseo hasta ese momento, cuando la contemplaba y ella se mantena quieta dentro
de su abrazo. Trystan poda saborear su pasin aumentando por momentos.
Surgi sobre l, a travs de l, a lo largo de sus brazos hasta las puntas de sus dedos, los
cuales estaban ahora cerrados alrededor de ella en la posicin tradicional de
aseguramiento para su empuje inicial dentro de ella.
Su respiracin se aceler. La de ella lo hizo tambin. l no esperara. No, ella no quera
que l esperara.
Lois cay dentro de sus ojos.
Esos despejados, luminosos ojos azules.
Sinti como si estuviera cayendo, girando fin sobre fin hasta el final de un tnel
interminable que suba vertiginosamente. Despus las luces multicolores formaron
remolinos, ms y ms rpido. Diseos intrincados de belleza impresionante se alzaron
continuamente alrededor de ella, disolvindose, formndose otra vez. Era como estar en
un calidoscopio 3-D, se maravill.

Qu me ocurre? Dnde estoy?


Su descenso se detuvo y los patrones la congregaron hacia arriba, tentndola,
elevndola en la cresta de las ondas, como si como si las ondas mismas fueran reflejos
de emociones gozosas. Comenzaron a jugar con ella, provocndola, cosquillendola, y
ella empez a rerse, siguiendo la corriente de la alegra pura que la rodeaba.
Luego sinti otra presencia all con ella. O era la misma presencia como luces? No
lo saba. Pero esa presencia nebulosa pareci rodearla ahora, engullirla. Se acerc a ella
completamente, vistindola con una capa de calor. Se senta... agradable. Tranquilizador,
en cierta forma, y en cierto modo que no poda explicar estimulante.
Hasta que la presencia empez a presionar dentro de ella.
Repentinamente ya no le gust ms. Trat de empujar hacia atrs la presin, pero no
poda evitar que penetrara en ella.
Hubo un dolor intenso.
Ella grit, levantando sus manos hacia su cabeza.
Trystan rompi el contacto elctrico inmediatamente, atontado.
El mundo se enderez otra vez y Lois se desliz hacia el piso, agarrando firmemente su
cabeza palpitante. Oh, Dios mo! Qu haba ocurrido? Haba sufrido algn tipo

ataque?
Trystan se arrodill a su lado, estremecido.
-Perdname, mi nica. No tena idea de que estabas intacta. Si lo hubiera sabido,
habra tenido mucho cuidado en mi intento de atravesar tu barrera. Hagamos un intento
otra vez juro que no sentirs tanto dolor.
Lois lo mir fijamente con ojos poco claros.
-D-de qu ests hablando?

Las manos de l se ahuecaron en sus hombros en un ruego fervoroso.


-Estoy tan apenado. Debes saber que no te habra provocado dolor por ninguna razn,
mi nica. Si me dejaras
Ella dio una palmada a sus manos para deshacerse de ellas. El dolor en su cabeza
amainaba rpidamente y con eso su desorientacin.
-Qu ests balbuceando? Mira, algo... extrao me ocurri. Creo... me podras llevar a
un hospital?
l sonri! En lugar de estar educadamente preocupado como cualquier humano
decente, l se rea de ella!
-T no necesitas un hospital-. l apart a un lado un mechn vagabundo de pelo caf
oscuro que se haba cado por su frente-. Te lo aseguro, el dolor, aunque lamentable, es
una respuesta natural de la hembra cuando es penetrada por el varn por primera vez.
Nadie te ha enseado eso? Si hubiera sabido que estabas sin abrir, habra intentado una
entrada ms meticulosa para reducir tu desconcierto.
-Q-qu ests diciendo?-. Lois clav los ojos en l, llenos de horror. Estaba
insinuando que l haba causado que aquello ocurriera? Que l en cierta forma se
haba introducido en su mente?
Era demasiado increble para comprenderlo, pero haba experimentado algo muy poco
normal.
l levant una ceja indulgente, lo que, en cualquier otra circunstancia, la habra
irritado considerablemente.
-Tienes poca prctica. Parece que no sabes nada sobre las formas de apareamiento-. l
suspir profundamente-. Supongo que tendr que ensearte cmo seguir.
Trystan examin este vuelco inesperado. Podra resultar ser interesante. En cierta
forma, la idea de que estuviera intacta lo excitaba. l sera el primero, la nica
experiencia para ella. No simplemente su nico, sino su nico hombre. S. Lo excitaba
solamente pensar en eso.
Lois ignor la afirmacin arrogante y tonta del hombre, volviendo a la parte que era
de preocupacin suprema para ella.
-Ests diciendo que te introdujiste en mi mente? Cmo pudiste hacer eso?
l le dirigi una sonrisa extraordinariamente ertica, como diciendo: necesitas

preguntarlo?
Lois empez a alejarse retrocediendo de l, levantndose para pararlo.
-T no eres el fontanero, verdad?
l comenz a cerrar la distancia entre ellos.
-Ya te he dicho; soy Trystan. Tu nico.
Ella prob retroceder algo ms, pero la pared la detuvo. Tragando, se oblig a s misma
a mirarlo fijamente a los ojos, lo que no era muy fcil ya que l se levantaba unos
hombros y una cabeza completa por encima de ella.
-Mi nico qu?-. Ella trag saliva.

-Tu nico... todo- murmur l, alcanzndola otra vez hasta ahuecar las manos en su
cara.
Lois rpidamente se agach bajo su brazo. No iba a dejarlo tocarla como la otra vez. De
ninguna manera. Si un hombre disfrutaba tanto de eso, deba ser sabio para una mujer
ser muy cuidadosa al respecto. Adems, dola!
-Mantente lejos de m, Trystan! Yo no te quiero en mi mente.
Las esquinas de la boca masculina se apretaron como si ella lo hubiera insultado de
algn modo. Era extrao, muy extrao.
l era extrao.
Oh, no su aspecto general, que era simplemente excepcional. Era una cierta forma en
la que se comportaba, tanto como que no hablaba razonablemente. Tendran que darle
con algo en la cabeza si no haba experimentado ese extrao sondeo suyo.
-De dnde exactamente eres t?- tuvo miedo de saber ya la respuesta, pero cuando
los ojos azules lentamente subieron la mirada hacia el cielo, un sentimiento naufragante
hizo oleaje sobre ella. Oh, demonios.
-Cmo viniste?- cro, agarrando firmemente un lado de la mesa para mantenerse en
pie.
l le indic la puerta principal. Ella lo sigui cautelosamente, detenindose varios
pasos atrs.
Cuando l abri la puerta, sac un disco plano y pequeo de su bolsillo trasero,
dirigiendo su atencin hacia el cielo por encima del bosque que rodeaba la casa de Lois.
Luego presion una secuencia de algn tipo encima del disco.
Una nave se materializ sobre el bosque.
Simplemente flot all, silenciosamente esperando.
Lois agarr su brazo, sin darse cuenta de lo que estaba haciendo. Se qued con la
mirada fija en el artefacto aliengena, embelesada.
Trystan la observ silenciosamente, notando su tez cenicienta. Ella no haba esperado
que l viniera. La comprensin lo sacudi hasta la mdula. Debera haber tenido ms fe
en l!
Con un golpecito de sus dedos, la nave se desmaterializ. l la atrajo delicadamente
hacia el interior de la casa de nuevo.
-T me llamaste y he venido- repiti, enfatizando el flujo de causa y efecto para ella.
-Oh, Dios mo-. Lois se hundi encima del sof agarrando firmemente su estmago-.
Creo que voy a vomitar.
l se sent a su lado. Ella se volvi para enfrentarlo.
-T t me oste?
-S, te o. Soy tu nico.
-Continas diciendo eso. No entiendo lo que quieres decir.
l clav fijamente los ojos en ella.
-No soy... Uno sin ti. T no eres Uno sin m. Juntos nos convertimos en Uno.
Ella a pesar de todo no entendi. Pero sonaba extraamente sexual, no obstante.

-En entonces t debes llegar a m?-. Su voz estaba teida de sospecha.


-No-. l enfticamente mene su cabeza-. Entro en ti.
Lois se levant de un salto.
-Cuando el infierno se congele, camarada!
Trystan sonri indulgentemente.
-Es tu inexperiencia la que te asusta. Debes confiar en m la prxima vez que yo
conecte contigo.
-Conectes? Significa que entras en mi mente?
-Es ms, mucho ms. Conecta el placer en su forma pura, y en nuestro caso- sus ojos
la recorrieron en una forma muy masculina- es un viaje que haremos juntos, por
siempre, una vez que nosotros
-As es que t quieres algo as como mezclar energas o algo por el estilo conmigo?. Esto era extrao. No era que ella lo considerara bajo ninguna circunstancia.
Su pregunta pareci perturbarlo; se volvi, un rubor opaco de bronce resaltando sus
pmulos. Lo haba avergonzado de algn modo?
-T eres muy directa-. l se volvi hacia ella, con una expresin hambrienta en sus
ojos-. S, quiero hacerlo. Pero todava no.
Lois se apresur a aceptar su respuesta.
-Veo que ahora no ests lista. Eres demasiado incontrolable, tambin inexperta
Lois empez a rer nerviosamente. No poda detenerse; era todo tan bizarro.
-Ests diciendo que soy virgen? Oh, esto es gracioso! Te har saber que acabo de
finalizar una larga relacin. Lo admito, no soy una juerguista, pero te puedo asegurar,
despus de cuatro aos con Mark
-Es intil que trates de negar la verdad-. Su expresin era categricamente arrogante.
Y muy masculina-. Estaba all, recuerdas?
La boca de Lois se abri, pero nada sali. Pareca que l pensaba de esa cosa de la
mente que l llamaba conectar en una forma sexual. Quiz esa era la manera en que su
especie llamaba a anotar? Sera posible? Haba una forma fcil de averiguarlo.
-Me ests diciendo, Trystan, que nunca has estado con una mujer?
l pens en su reputacin bien merecida en ese aspecto. Su respuesta fue
manifiestamente masculina.
-He estado con mujeres muchas, muchas mujeres.
Ante la expresin alicada de ella, l agreg:
-Seguramente no pensabas que estaba intacto como t? No pienses en ello, mi nica;
te lo aseguro, las dems no son nada para m.
Como si a ella le importara! Ten paciencia, Lois, tratas con una mente alien aqu.
-Digo, alguna vez has estado fsicamente con una mujer?
Su respuesta fue una expresin confundida. Ella estaba en lo correcto! Oh, bien.
Contempl su hermoso cuerpo tristemente. Qu desperdicio.
-Entonces, en realidad, t eres el virgen.
Trystan se ri ahogadamente.

-Te lo aseguro, es algo de lo que nunca he sido acusado.


Lois observ la patente diversin de l ante la aparente inocencia de ella.
La golpe.
l no entenda.
No tena ningn concepto del amor fsico. Probablemente fuera incapaz de ello.
Tuvo que rerse de s misma. Aqu justamente tengo la respuesta que logro de

cualquier tipo de splica que hago. Un hombre guapsimo que... no puede.


La situacin cobr proporciones mitolgicas, ms bien como uno de esos castigos
extraos que los dioses griegos asignaban a las personas que se portaban mal como
dejar colgadas unas uvas por siempre fuera del alcance de un hombre muerto de
hambre. Ella mir a Trystan, viendo un montn de moscatel. Suspir.
No era que ella quisiera nada con los hombres justamente ahora.
Pero en ese caso, habra sido bonito haber tenido la eleccin.

Captulo Tres
-T quieres que duerma solo?
El aire de horror absoluto en su cara habra sido cmico si simplemente no se hubiera
puesto plido. Cualquiera podra pensar que le haba dicho que deba ser ajusticiado al
amanecer! Cul era la trampa?
-S, espero que pases a solas aqu la noche en el cuarto de huspedes-. La palabra
huspedes fue dicha con nfasis para insinuar que l no lo era-. En esa cama.
-No puedo!
Eso se estaba volviendo molesto. Una negativa larga y obstinada despus de otra.
Despus de que ella haba tratado de hacerlo marcharse, a lo cual l rotundamente se
haba rehusado, haba tratado de hacerle entender que se haba equivocado en ir all. l
se haba rehusado a creer eso de la misma manera. Ahora chillaba acerca de los planes
para dormir.
Ella solt una respiracin sufrida, cruzando los brazos sobre el pecho.
-Por qu dices que no?
-Debo dormir en contacto. Todos nosotros debemos. No puedo caer en la condicin
del sueo sin eso.
-Ests dicindome que siempre tienes que dormir al lado de alguien?-. Cuando l
afirm con la cabeza, ella lanz hacia arriba sus manos en el aire-. Por el amor de San
Pedro, esto es demasiado!-. Qu sera a continuacin? Estaba agradecida de que no

hubiera convocado a un ngel de la guarda con su peticin. Slo Dios saba lo que
habra producido eso!
Una posibilidad se le ocurri.
-Hay alguien ms en tu nave?
-No, vine solo.
l pareci un poco incmodo con su confesin. Tal vez haba salido corriendo cuando
no debera haberlo hecho. Bien, si l estaba metido en un lo, no era nada de su
incumbencia. Tal vez la siguiente vez lo pensara dos veces antes de perseguir un
nmero equivocado a travs de la galaxia.
-Espera un momento cmo dormiste en tu viaje, si estabas solo como dices?
-Hay una imagimtica de holo-sensores sabes qu es?
-Puedo adivinarlo- ella respondi en un tono irritado.
-Ella simula la sensacin de contacto.
-Ya veo-. Demonios-. No podras simplemente regresar a tu nave en las tardes?pregunt esperanzadamente.
-No. Los viajes repetitivos a travs del Transporte Sustantivo agotaran las reservas de
mi nave. He calculado esta excursin muy cuidadosamente; necesito conservar toda la
energa posible.
-Bien-. Lois tir la toalla a regaadientes. No poda sentirse responsable de que el
pobre tipo sufriera de privacin del sueo-. Vamos.
l la sigui ansiosamente a su dormitorio. Demasiado ansiosamente, le pareci a ella.
Lois par bruscamente, casi obligndolo a chocar con ella.
-Nada de conectarse-. Ella apunt un dedo severo hacia l.
l neg con la cabeza, seriamente, como un alumno castigado.
-No, mi nica.
-De acuerdo, entonces por qu ests sacndote la ropa?
-De qu otra forma dormiremos en contacto?-. l la mir como si a ella le fallaran un
poco los circuitos.
De qu otra forma, ciertamente.
-T debes quitarte el vestido tambin.
-De ninguna manera, Jos.
-Debes. El contacto tiene que ser para ambos. Qutatelo.
Lois mordi su labio inferior. Debera? Tena opciones? No si ella no quera ser
innecesariamente cruel con l. De acuerdo, no era como si l sintiera alguna atraccin
por ella de esa manera. Suspir. Realmente tena importancia? Slo para ella, ya que no
para l.
Rpidamente se despoj de sus ropas y buce bajo los cobertores. Estaba en lo
correcto; l aun no haba dirigido la mirada en su direccin.
Pero ella s que ech una mirada en su direccin.
La envoltura no haca justicia al contenido. Y si bien l pareca intil para el amor
fsico, tena su parte del equipo correcta. Ms que su parte.

Trystan se meti debajo de los cobertores, atrayndola hacia l.


-Oye!- ella infructuosamente trat de romper su asimiento.
-Shh, nos entrelazaremos el uno con el otro. Te agradar. Ya puedo sentir una
diferencia contigo que nunca antes he sentido. Ser bueno-. Dicho eso, su palma grande
empuj su cabeza hacia su ancho y tostado pecho.
Dios mo, ella yaca desnuda en los brazos de una especie de Studmuffin2.
Un Studmuffin dormido. Y por la expresin tranquila en su cara, uno malditamente
cmodo.
El dorso de la mano masculina acarici la curva de su cintura.

Captulo Cuatro
l se despert en mitad de la noche.
Haba una sensacin extraa de hormigueo en la base de su columna vertebral.
No pareca sntoma de cualquier incomodidad o enfermedad. l se senta
perfectamente bien.
Mejor que bien.
Por primera vez en su vida, mientras dorma, se haba sentido en paz. Decidi ignorar
la vibracin sorda e inexplicable en la parte inferior de su espalda.
Trystan frot su mejilla en un suave movimiento contra la piel dctil del hombro de
Lois, atrayndola ms apretada en su abrazo seguro.

Captulo Cinco
Lois somnolientamente abri sus ojos ante los azul plateado. En su sueo, sus propios
brazos haban encontrado su camino alrededor del cuello caliente de Trystan. La mirada
fija del hombre era intensa, silenciosa y profunda. Qu buscaba en ella?
Sin hablar, l movi una de sus manos desde alrededor de su cintura hacia la base de
su cuello, bajo la cada pesada de su pelo. All, l le dio masaje, usando el pulgar y el
dedo ndice, aflojando los msculos apretados que se haban constreido bajo su mirada
apasionada.
2

Studmuffin: luchadores de lucha libre de un programa de TV norteamericana (N. de la T.)

Cmo saba l eso?


Lois vagamente record haber frotado su frente contra la columna firme de su
garganta, en el perfume picante e intoxicante de l. Definitivamente record la manera
tierna en que Trystan la haba sujetado durante toda la noche y cmo la haba acariciado
intermitentemente en su sueo, como si, inconscientemente, l necesitara asegurarse
del contacto entre ellos.
Su respiracin se detuvo mientras la lcida mirada fija bajaba rpidamente a su boca
ligeramente dividida, demorndose all. Las pestaas gruesas, puntiagudas y negras
hacan una medialuna en sus pmulos; Lois encontr esta visin ntima de l
completamente sensual. Se sinti sacudida nuevamente por la belleza pura de sus formas
masculinas.
Las pestaas negras como un cuervo se levantaron lenta, lnguidamente.
Trystan encontr su mirada aturdida con una intensidad palpable. Sus ojos le dijeron
que l la deseaba. Su mano, acariciando su nuca, se lo deca. Su cuerpo, presionado cerca
del de ella, se lo deca. Y finalmente, su voz ronca se lo dijo.
Su tono bajo acarici la quietud de la maana.
-Djame amarte.
Djame amarte... Un pequeo sonido surgi de su garganta. Un pequeo sonido que
pareci excitarlo.
l gimi roncamente en respuesta. La mano bronceada todava sosteniendo su cintura
se desliz gilmente sobre su pecho, para ahuecarse en su cara. Concentradamente, l
situ sus dedos abocinados contra un lado de su cara y la base de su cabeza.
Una sacudida de color brill intermitentemente a travs de sus ojos.
No amor fsico, ella se percat. Rpidamente, agarr firmemente sus muecas duras,
cogindolo por sorpresa y rompiendo el contacto.
-No, Trystan. No...
Trystan cerr los ojos, permaneciendo perfectamente quieto por varios instantes. Lois
se pregunt si l senta algn tipo de dolor. Era similar a un hombre de la Tierra
detenindose en el ltimo segundo? Estaba tratando de controlarse?
Daba la apariencia que s, pues se qued en la misma posicin por varios minutos, con
las manos de ella atrapando sus muecas y sus dedos a una pequea distancia de tocarla.
Se le ocurri a Lois que si l quisiera continuar, habra muy poco que pudiera hacer
para detenerlo, no importaba en qu forma tomara a una mujer; la resistencia fsica que
posea era muy evidente en los msculos soberanamente armonizados de su fsico
perfecto.
Finalmente, sin embargo, l se apart de ella, interrumpiendo todo el contacto.
l se puso boca arriba, su antebrazo nervudo sobre su frente, su puo doblado hacia
arriba cerrado con fuerza. l no la miraba; en lugar de ello, se qued con la mirada fija
en el cielo raso.
Su voz, cuando habl, fue lacnica y tona.
-Djame. Ahora.

Lois rpidamente gate fuera de la cama.


l quera su consentimiento.
La comprensin la alivi de sus miedos. Trystan podra tratar de seducirla para aceptar
esa comunin extraa suya, pero no la obligara. Estaba a salvo con l.

Captulo Seis
Esa tarde, cuando Lois entr en el cuarto, advirti que Trystan estaba delante de su
computadora, sus manos volando a travs de las teclas. Estaba sentado en la silla,
envuelto en una sbana de la cama desde la cintura para abajo. Ms temprano, l haba
salido de su ducha cndidamente reclamando que no poda vestir las mismas ropas que
haba trado puestas antes a menos que fueran primero higienizadas.
Luego le haba preguntado dnde estaba su unidad de saneamiento.
Ella sonri al recordarlo. En vez de reir con l porque sus pantalones vaqueros
estuvieran apenas sucios despus de slo medio da de llevarlos puestos, simplemente los
haba tirado dentro de la lavadora. Ms tarde, cuando haba ido al pueblo para hacer
algunos mandados, haba adquirido unas mudas de ropa para l, incluyendo un par de
camisas playeras que no tuvieran ositos de peluche en ellas. Todava se preguntaba
acerca de eso.
-Qu ests haciendo?-. Ella se inclin sobre l, colocando una taza de t caliente en la
mesa. Trystan le sonri por sobre su hombro, produciendo un hoyuelo muy intrigante
en su mejilla derecha. l era tan guapo... Y tan ignorante de ello.
-Juego con tu computadora; es muy primitiva. He hecho algunas modificaciones-. l
tom un sorbo del t-. Esto es muy balsmico; qu es?
-T. Qu quieres decir con modificaciones?- pregunt ella, alarmada. Su
computadora era su sustento. O lo que quedaba de l despus de que Mark hubiera
salido corriendo.
-Observa-. Su dedo golpe la tecla de opcin. El despliegue de grficos salt unas
cuatro pulgadas fuera de la pantalla en una proyeccin hologrfica. La boca de Lois se
cay, abierta.
-Cmo hiciste eso?
-Lo he reprogramado. Admito que no es muy impresionante, pero esta unidad es todo
lo que tengo para trabajar. Coleccionas mquinas antiguas?- pregunt l seriamente-.
S un poco como para dedicarme a este pasatiempo.

As es que l pensaba que esa computadora hogarea de ltima tecnologa


completamente nueva, para la cual ella haba entregado una enorme porcin de sus
ahorros, era una antigedad!
-No, sta es una de las mejores computadoras para el uso domstico. De hecho, lo uso
en mi negocio.
Su frente se arrug.
-T te ganas la vida con esto?-. l pareci asombrado por el concepto-. Tales
mquinas son simplemente herramientas de donde vengo; no veo cmo podras
intercambiar dinero con l. Qu haces?
-Tengo un negocio editorial de oficina. Nosotros digo, yo imprimo manuales
especializados para empresas. Por lo menos sola hacerlo- suspir.
-Qu quieres decir?
-Mi socio, Mark, haca todos los grficos para los manuales; l era algo as como un
genio con el C.A.D., un diseador asistido por computadora.
-l ya no hace eso para ti?-. l la observ fijamente.
-Mark...-. Ella trag-. Mark se fue as que creo que voy a tener que devolver los
contratos que tengo. No los puedo completar, comprendes.
Trystan pens en eso un momento. Era obvio para l que ella no quera devolver esos
contratos. De hecho, pareca importante para ella no hacerlo. No lo entenda
completamente, pero si era importante para ella, era importante para l. Despus de
todo, ella era su nica.
-Puedo ayudarte, Lois Ed. Como puedes ver, esos diseos son una cosa muy sencilla
para m.
Lois se enderez. l estaba en lo correcto; pareca un juego de nios para l. Podra
ayudarla? Simplemente hasta que ella pudiera encontrar a alguien para reemplazar a
Mark? Significara la supervivencia de su negocio. Significara comida en el refrigerador.
Ella le lanz una sonrisa clida.
-Podras, Trystan?
l crey en su corazn se haba detenido por un momento.
Haba algo en esa sonrisa que ella le haba otorgado. Sus labios parecan ser tan suaves
y su boca tembl tan ligeramente cuando mencion al hombre, Mark... La haba
lastimado ese hombre de algn modo? l esperaba que no.
Ella se inclinaba sobre l ahora, observando la pantalla. Inesperadamente, sus ojos
cayeron sobre sus pechos. Eran llenos, redondos y femeninos. l reflexion sobre qu
bien conformados eran.
Extrao; nunca haba prestado la atencin ms leve a unos pechos de mujer antes.
Estaban ah, un hecho de las diferencias entre los sexos; las mujeres los tenan, los
hombres no. Por qu los habra advertido l ahora?
Y la noche anterior, mientras ella dorma, l haba advertido la forma de sus piernas
de la misma manera. Eran suaves y delineadas delicadamente hasta sus tobillos

pequeos. l pens que eran de lo ms atractivas, aunque no pudiera explicar la forma


en que eso lo complaca tanto.
De hecho, la visin lo haba complacido tanto, que no haba podido resistirse a
acariciarla con su palma a lo largo de la curva de su cadera y su muslo simplemente
para comprobar si la percepcin de sus piernas bajo su mano lo complacera tanto como
su forma visual. Lo haca.
Y lo confunda.
Ms confusa an era la sensacin pesada que estaba concentrndose ahora en su ingle.
El molesto fenmeno pareca acompaar esos pensamientos extravagantes acerca de ella.
Era como una presin, ardiendo e hinchndose dentro de l. Era muy incmodo.
Era palpitante.

Captulo Siete
Otra vez, Trystan se despert en la mitad de la noche.
Su cabeza descansaba cmodamente sobre la superficie plana y lisa del estmago de
ella; sus propios brazos estaban envueltos fijamente alrededor de su cintura. Como deba
ser.
La piel blanda de su abdomen era caliente y suave contra su cara. l respir
profundamente su perfume personal, dejando que llenara sus pulmones.
El sueo que haba experimentado mientras la tocaba era uno reconfortante y
profundo; pero an as
Estaba extraamente inquieto.
La sensacin inusual de hormigueo en la parte inferior de su columna vertebral haba
regresado. Slo que era ms insistente ahora. Zumbaba firmemente a lo largo de su
columna vertebral. Y la presin en su ingle haba aumentado igualmente.
Haba algo mal con l? Quiz haba contrado una forma desconocida de enfermedad
del espacio, aunque no estaba mareado... exactamente.
Levantando el cuello ligeramente de la regin de su vientre, su mirada qued atrapada
por el pequeo pezn rosado destacndose cerca de sus ojos. La delicada protuberancia
femenina era... bonita.
Por alguna razn, repentinamente se pregunt qu sabor tendra.
Fue ms bien un pensamiento tonto, pero aun as...
Antes de que pudiera analizar lo que pensaba, levant la cabeza ms all, tocando
ligeramente con la punta de su lengua la punta del pecho de ella.
Era interesante.
l lo intent de nuevo.

Trystan rpidamente dio un golpecito con su lengua hmeda a travs del pequeo
nudo aperlado. Se endureci instantneamente. Y tambin lo hizo l.
Trystan baj la mirada sobre s mismo, asombrado de lo que vea.
Su miembro masculino se haba hinchado a un tamao inmenso! Era ms, estaba tieso
y duro, casi dolorosamente, prominente, en un ngulo extrao fuera de su cuerpo.
Ms temprano, cuando Lois Ed le haba sonredo en esa forma especial, un
acontecimiento similar haba ocurrido, aunque crea que se haba hinchado aun ms
grande esta vez. Deba haber alguna enfermedad desconocida o quiz fue una reaccin
peculiar en ese planeta. Una alergia de algn tipo?
Cuando le haba ocurrido antes, haba descubierto que el agua fra aliviaba primero la
sensacin de ardor, luego, eventualmente, la hinchazn.
Lois gimi.
Los ojos azul plateado de Trystan se alzaron nerviosamente hacia su cara, notando con
alivio que respiraba tranquilamente. Afortunadamente, estaba todava dormida. Qu
tonto se habra sentido si ella hubiera despertado por su comportamiento aberrante.
l comenz a rodar por la cama, encaminndose rpidamente a la fuente de agua
fresca.
Cuando cerr los grifos y sali de la ducha, su largo pelo chorreando agua hacia abajo
por su pecho y su espalda, reexperiment en su mente la percepcin precisa de ese
pequeo nudo endurecido contra su lengua.
Girando el grifo de agua fra, inmediatamente entr en la ducha otra vez.

Captulo Ocho
-Un hombre hizo una visita y corrigi tu fregadero. Dej una nota para ti en tu cuarto
de cocina.
El fontanero... a fin de cuentas! Slo Dios saba cunto iba a costarle, pero al menos
tena un fregadero funcionando otra vez.
-Simplemente lo dejaste entrar?
-Por supuesto. Por qu no debera hacerlo? l dijo que t lo llamaste. Lo admito, al
principio me pregunt por qu l pensaba que lo habas llamado cuando yo soy tu
nico, pero luego me percat que no lo hiciste venir en la misma forma.
-Huh?
Trystan le lanz una mirada conocedora.
-Hay algo nico y especial entre nosotros, Lois Ed, que me trajo hasta ti-. Su
abrasadora mirada la hizo sonrojarse. Ella pens que era mejor cambiar de tema.

-En qu ests trabajando ahora?


-He acabado las ilustraciones para este libro instructivo. Ven, dime si son aceptables
para ti-. Trystan le habl por sobre el hombro.
Lois baj las bolsas de la tienda de comestibles en sus brazos y camin hacia el lugar
donde estaba la computadora.
-Lo has terminado ya? El libro entero? Djame ver!-. Trystan le dio una pila de
pginas.
Lois las examin rpidamente, asombrada.
-Trystan, son maravillosos! No, mejor que maravillosos... son brillantes!-. Ella le
rode el cuello, dndole un abrazo espontneo. El hombre coloc sus manos encima de
las de ella, cerrando sus brazos alrededor de su propio cuello.
l le sonri abiertamente.
-Eres tan fcil de complacer, mi nica. Debo tratar de pensar en alguna otra cosa que
traiga esa sonrisa a tu cara-. l le gui el ojo, haciendo que ella se sonrojara.
Lois siempre se senta sorprendida cuando l sala con alguna de sus provocativas
insinuaciones. Pero esa vez, ella se dio cuenta de que si bien Trystan realizaba el
apareamiento de manera diferente, se comportaba de una manera tpicamente
masculina. La provocaba; la aguijoneaba, y tena una cierta tendencia a dominar.
En definitiva, dejando aparte la sexualidad fsica, l era como la mayora de los
hombres en compaa de una mujer que desearan. La tentaba; la haca rer; la abrazaba.
Trystan probaba por s mismo que era un paquete muy tentador de masculinidad.
Lois decidi que le gustaba. Muchsimo.
Adems de sus diferencias, Trystan tena una personalidad cautivadora. Era listo y
aprenda rpidamente. A menudo, sus ojos azul plateado brillaban con humor. Haba
otras pruebas de su naturaleza... precisamente esa maana, cuando ella estaba a punto de
machacar con la escoba una araa en su cocina, l la haba detenido. Cuidadosamente,
haba levantando la araa sobre una hoja de papel, y amablemente la haba depositado
afuera.
Con todo, l le haba dicho que era un soldado de alguna especie.
Un Patrullador, lo haba llamado. Defenda sus mundos contra la invasin, aunque fue
muy vago para precisar qu o quines los invadiran. Cuando le haba preguntado,
Trystan pareca no conocer la respuesta.
-Quienquiera el Concejo Unido de Mundos estima como aquellos con los que no
deberamos tener contacto- haba contestado l finalmente.
-Todos esos Patrulladores tienen sus propias naves?
-No todos. Slo los que han probado su valor para nuestra gente. Algunos son dotados
con mejores naves que otros. La nave en la que he venido a ti es de un diseo superior
que la mayora.
Lois arque sus cejas. Entonces, l haba querido decir que deba ser el equivalente de
un oficial de alto rango.
-Simplemente te marchaste... para venir aqu?

l haba parecido incmodo con la pregunta, hacindole recordar una reaccin similar
que haba tenido la primera vez que le haba hecho preguntas. Ahora, como antes, l le
dio la misma contestacin:
-T me llamaste y he venido.
Tena una Ausencia Injustificada. Ella simplemente lo supo. Cuntos problemas le
traeran a l haberlo hecho? No demasiados, rez. A pesar de estar equivocado por haber
ido all, pareca ser una persona compasiva y decente.
-Sabes, Trystan, quiz deberas regresar a tu casa pronto-. Seguramente, mientras ms
tiempo l se mantuviera alejado, peor sera para l.
-Todava no. No es el momento-. Luego l le sonri dulcemente-. Adems, Lois Ed,
debo ayudarte con tu negocio de impresin por microcomputadora-. l espaci cada
palabra cuidadosamente, provocando que ella sonriera.
Mir por encima los grficos otra vez, llevando la pila al sof con ella.
-stas son tan buenas...- murmur distradamente.
Trystan fue a sentarse junto a ella, mirndolos tambin.
-Son muy simples. Podra hacerlo mucho mejor si me permitieras hacer ms
modificaciones a tu mquina.
-No.
Todo lo que necesitaba era un manual con ilustraciones hologrficas saltando fuera de
la pgina frente a unos pobres e ingenuos tcnicos. Haran que ambos fueran arrastrados
por agentes del gobierno. Todo un X-File esperando.
-No, estos estarn muy bien, Trystan.
-Hay alguna otra cosa que quieras de m por el momento?-. l se apoy contra el sof,
levantando una ceja sugestivamente hacia ella.
Lois hizo un intento para no rerse. Trystan no era muy sutil.
-Bien, hay una cosa-. l se inclin hacia adelante, alisando hacia atrs un mechn de
pelo de su cara.
-S, mi nica?-. Su voz fue un ronroneo ardiente.
-Por qu traas puesta esa playera cuando llegaste?
Esa pregunta no era la que l esperaba o quera or.
-La playera? Qu playera?
-La que tiene un osito de peluche peludo encima-. Ella ri nerviosamente,
cubrindose rpidamente la boca con la mano.
Se hizo la luz en el cerebro de Trystan.
-Ah, la camisa que copi del varn pequeo. A ti no te agrad? A todo el mundo
pareca agradarle enormemente; l fue tocado y abrazado por muchos por esa camisa.
-Y t pensaste que te tocara y te abrazara si la llevabas?-. Sus ojos brillaron con
regocijo.
-Bien... - l le sonri a su vez ms bien tmidamente.
-Por qu lo llamas t 'varn pequeo'?

-Porque lo era. Nunca he visto a uno tan pequeo antes. Slo de este alto- l levant
su mano unos pocos pies sobre el piso para mostrarle-. Quiz era de una especie
diferente.
-Era un nio, Trystan. No sabes qu es un nio?
l se encogi de hombros.
-Nunca he visto esa forma de vida antes.
-Esa forma de vida? Cmo se reproduce tu gente, entonces?
-Qu quieres decir?
Aparentemente, l no tena idea acerca de qu hablaba ella.
-Cmo contina tu especie?
-Contina hacia dnde?
Lois se exasper.
-La humanidad crece de nios hasta hacerse adultos. No me digas que fuiste siempre
del tamao que eres ahora.
-Por supuesto que lo fui. De qu otra forma sera?
-Pero... cmo llegaste t a... existir?
Trystan pareca desconcertado.
- No s- finalmente dijo-. Nunca reflexion sobre eso antes. Recuerdo mi Despertar,
pero no antes.
-Qu es un Despertar?
-Es el comienzo de una existencia. Eso es todo lo que recuerdo, desde ese punto en
adelante-. Por qu nunca haba pensado en esto antes? De dnde haba venido? De
dnde haban venido todos ellos?
-Entonces no hay nios en tus mundos? Qu triste.
-No, no tenemos ninguno de esos nios de los que hablas.
-Envejeces?
-S, envejecemos. Aunque los Patrulladores llevan a cabo tratamientos de
revitalizacin para permanecer en la edad ptima para cumplir con el deber.
-Qu edad tienes, entonces?
-Han pasado el equivalente a treinta de tus aos desde mi Despertar.
Pero l ya era un adulto en su Despertar. Era confuso.
-Cunto tiempo abarca la duracin de tu vida?
-Normalmente vivira otros setenta de tus aos, excepto si ocurriera un accidente u
otro acontecimiento similar. Todava soy considerado joven en mis mundos. An as,
debo mantener mis tratamientos o comenzar a envejecer de una manera bsica. Si eso
ocurre, entonces eventualmente tendra que dejar de ser un Patrullador, lo cual no
querra hacer.
-Entiendo. Ha debido haberte costado entrenamiento y trabajo arduo haber llegado a
tu puesto. No es tan fcil dejar algo parecido.
-Lo entiendes. Es cierto que soy muy bueno siendo Patrullador; pero es porque estaba
seleccionado para esa posicin. Es algo como un honor. Uno debe tener el balance

correcto de atributos mentales y fsicos-. l vacil brevemente-. Pero no es todo que


soy, Lois Ed.
Ella lo mir.
-Entiendo eso, tambin-. Ella cubri la mano masculina donde descansaba sobre el
sof.
Trystan volte para arriba su palma, asiendo su mano en la de l.

Captulo Nueve
Alguien llamaba insistentemente a la puerta.
Ya que Trystan estaba ocupado tratando de imaginar cmo hacer algunas palomitas de
maz en la cocina, Lois fue a abrir. Qued impactada al encontrar a Mark al otro lado del
umbral.
-Mark! Q-qu ests haciendo aqu?-. Apart un rizo vagabundo de su cara para ganar
un segundo para tranquilizarse. se era el hombre con el que ella haba derrochado los
ltimos cuatro aos de su vida. El hombre a quien haba dado su amor y su inocencia. El
hombre que la haba abandonado.
-Lois. Es bueno verte otra vez-. Sus ojos caf oscuro recorrieron su figura con recuerdo
posesivo-. Eres tan bella como recordaba. Puedo entrar unos minutos?
Lois mir sobre su hombro en direccin a la cocina. Oy una cacerola traquetear en la
estufa, un Ay! seguido de unas cuantas palabras masculladas en una lengua extraa
que sonaban como una maldicin, y despus el maz comenzando a abrirse de pronto
con un pequeo sonido explosivo.
-Yo... supongo que estara bien por unos pocos minutos, pero realmente no creo que
tengamos mucho de qu hablar, Mark.
-Simplemente escchame... eso es todo lo que pido-. l la mir suplicante.
A pesar de ser una rata de primera orden, era sin embargo un hombre muy guapo,
pens Lois, abriendo la puerta para dejarlo entrar. Era asombroso cmo nada del
sufrimiento que le haba causado se reflejara en la cara masculina. Tal vez tendra un
retrato especial en su tico que bosquejara al Mark real en lienzo.
Haba slo una cosa que quera or del Dorian Gray mundial de las ediciones de oficina
a esas alturas: Por qu? Por qu, despus de cuatro aos, haba tenido l que
abandonarla, dejndola en una situacin tan difcil?
Mark entr despaciosamente en el cuarto.
Lois cerr la puerta, sin perder tiempo en preguntarle:
-Por qu lo hiciste, Mark?

Mark abri la boca para responder justamente cuando Trystan entraba tranquilamente
en el cuarto llevando un tazn desbordante de palomitas de maz. l se detuvo, clavando
los ojos en Mark con curiosidad. La mirada que Mark devolvi fue mucho ms hostil.
-Quin es l?- sacudi con fuerza su pulgar en direccin a Trystan.
Las ventanas de la nariz de Trystan se abrieron ligeramente ante el gesto ofensivo.
-Soy Trystan. Pregntame a m si quieres saberlo.
Lois poda ver por el estrechamiento leve de los ojos de Trystan que Mark no le haba
cado del todo bien. Rpidamente dio un paso entre los dos hombres. Lo ltimo que
necesitaba ahora mismo era una escena. Por el enrojecimiento de las orejas de Mark, era
necesario pensar en algo para controlar inmediatamente la situacin.
-Trystan es un... primo distante. l ha estado ayudndome con el negocio...- perfor a
Mark con una mirada afilada-... desde que te fuiste-. Surti efecto; Mark dio media
vuelta, incmodo con el recordatorio de su deplorable comportamiento.
-Oh-. Mark se dirigi a Trystan, extendiendo su brazo para el apretn de manos
tradicional.
Trystan mir hacia abajo la mano extendida, luego arriba a los ojos de Mark. Lo
estudi por varios momentos cargados de tensin.
Trystan decidi a ignorar el gesto de falsa cordialidad del hombre. Volviendo la
espalda al molesto intruso, se desplom pesadamente en una butaca, levant sus pies en
un cojn, y empez a comer ruidosamente sus palomitas de maz.
Lois escondi su sonrisa detrs de su mano. Trystan era un hombre muy perceptivo.
Mark observ a Trystan por un minuto lleno en la incredulidad. Finalmente, se volvi
hacia Lois.
-Mira, podramos ir a alguna parte a hablar?
-Hay una silla vaca aqu lo suficiente grande para ambos-. Trystan bruscamente
inclin la cabeza en direccin al sof, sin dejar de hacer estallar las palomitas de maz en
su boca.
Mark apret los dientes.
-Quiero decir, en privado.
-Esto es lo suficientemente privado-. Trystan son inflexible. Lois trag.
-Por qu no nos sentamos aqu?-. Ella se sent rpidamente.
Sin alternativa, Mark se uni a ella en el sof.
-Quera hacer un intento y explicarte... Por qu hice lo que hice.
-Qu te pas, Mark? Cmo pudiste...?-. Ella se detuvo, incapaz de seguir. Mark
coloc la mano en su brazo, apretando amablemente la piel suave en un gesto de fingida
empata.
Trystan los observ muy cuidadosamente. Por alguna razn, no le gust que ese
hombre tocara a Lois Ed; no era como si el hombre estuviera siendo excesivamente
atrevido, intentando un preludio para conectarse, pero aun as...
Los dedos de Mark acariciaron el brazo de la joven mientras comenzaba a hablar.

Trystan observ el movimiento acariciante. No, no le gustaba eso en absoluto! Se


inclin hacia adelante, plantando de un empujn el tazn de palomitas de maz bajo la
nariz de Mark.
-Prueba una.
Mark apart con fuerza el tazn.
-Me prestas atencin? Trato de tener una conversacin-. l se volvi hacia Lois otra
vez-. Tuve un problema, Lois. Quera contrtelo todo pero no me atreva a hacerlo.
Ella nunca haba esperado ese tipo de confesin de l. A Mark siempre le haba
repugnado saber que alguien pensara que era menos que perfecto. Lo que poda
significar que deca la verdad.
-Qu tipo de problema?
-Apuestas. Yo... cuando empec, no fue tan malo. Unas pocas apuestas aqu y all, los
caballos, los perros, t sabes cmo es.
No, ella no lo saba.
-De cualquier manera, eso algo... que se sali de mi control. Empec a tomar dinero
prestado del negocio, pero nunca lo supiste porque siempre lo reintegr antes de que te
enteraras. Entonces...
-Entonces alcanz un punto donde no podas hacerlo ms-. Ella termin por l. No era
de extraar, aun con todos sus contratos lucrativos, que nunca les pareciera dar
beneficios al final del mes-. Oh, Mark, por qu no me lo dijiste?
-Yo... no poda. Contraje deudas con algunos socios, mucho dinero. Yo... ah, ped
prestado tanto como poda de las libretas del banco, luego el efectivo de las tarjetas de
crdito. Lo siento, Lois. No haba ninguna otra cosa que pudiera hacer.
-Mark...- los ojos de Lois se llenaron de lgrimas.
Mark tom sus manos.
-Est todo atrs ahora, dulzura; he pagado las deudas y yo...
Trystan haba odo suficiente.
-ste es el hombre que te lastim profundamente, Lois Ed, no es verdad? El hombre
que te dej sola para sufrir por ti misma? El que nunca se ocup de tu bienestar despus
de que te dej?
Lois cerr los ojos, luego los abri.
-l est en lo cierto, Mark. Porque es verdad... si tenas problemas, deberas haber
acudido a m, no debiste haberme dejado fuera.
-No poda hacerlo. Lois, quiero regresar...
Ella neg con la cabeza.
-Todo termin cuando saliste por esa puerta, Mark.
-Todava te amo, Lois.
Trystan se levant. Definitivamente haba odo suficiente.
-Entonces es muy desafortunado para ti. Perdiste tu derecho a esta felicidad cuando la
maltrataste. En todo caso, ella no te ama, no es verdad, mi nica?-. An as, l no
esper su respuesta-. Ni te ha amado alguna vez verdaderamente. Puedes irte ahora.

La boca de Lois se abri en un jadeo. No estaba segura si debera recriminar a Trystan


por entrometerse donde no le corresponda o asentir su precisa observacin.
Trystan tom su silencio como toda la confirmacin que necesitaba. Enfrent a Mark
otra vez.
-Quiz no me oste... dije, puedes irte ahora.
La mirada de Mark se pos del uno a la otra.
-Primo- escupi-. S, cmo no.
Sali violentamente, dando un portazo tras de s.
-Hay un dicho de donde vengo, Lois Ed: 'Adis y que te lleve un viento oscuro'. Creo
que tiene aplicacin aqu.
Lois, a regaadientes, asinti. Recogi el tazn de palomitas de maz y se volvi a la
TV. Trystan se sent a su lado en el sof, metiendo la mano en el tazn de vez en
cuando para agarrar un manojo. l acept su silencio en muchos niveles.

Captulo Diez
Ocurri de nuevo en la mitad de la noche.
Peor esta vez.
Yacan uno al lado del otro, abrazados. Como debera ser, la curva del cuerpo de la
joven ajustndose perfectamente a la de l.
Los brazos masculinos estaban envueltos alrededor de ella cuando l despert. Desde
su interior, l se senta quemar. Arda.
Su cuerpo entero estaba tamborileando con una energa desconocida que crepitaba,
crujiendo a travs de l. Pero lo peor se concentraba en su miembro masculino.
Lata, hinchado y pulsando. Morira l de ese mal espantoso? Dola tanto...
Lois mascull algo incoherente en su sueo, apoyndose ms atrs contra l. La piel de
su espalda y su trasero se desliz apretadamente contra el cuerpo del hombre. Trystan
reprimi un gemido de agona.
Se haba enfrentado a invasores aliengenas, haba luchado por su vida y su gente.
Deba ser fuerte. Jurando que sobrevivira a ello, apret los dientes.
La noche pas lentamente para l, en un tormento penossimo.
Cuando los primeros rayos de luz pasaron a travs de la ventana del dormitorio,
Trystan estaba cubierto de sudor. Pero no estaba mejor. Peor an, estaba ms dolorido.
Una distraccin.
Necesitaba una distraccin para que su mente olvidara esa afliccin. Adems del dolor
monumental, esa... esa cosa lo haca sentirse irritado. Impacientemente, apart de sus

ojos una gruesa guedeja de pelo de Lois Ed de donde haba estado cosquilleando la parte
delantera de su nariz.
Sus ojos se fijaron en la nuca expuesta del cuello de la mujer. l quera presionar sus
labios contra ese lugar vulnerable. Hacerlos deslizar a travs del espacio de terciopelo
expuesto a su mirada.
Se haba vuelto loco?
Hondamente indignado consigo mismo, salt fuera de la cama, despertando a Lois en
el proceso. Ella abri sus ojos somnolientos para verlo de pie directamente a su lado
junto a la cama. Sus ojos se ensancharon cuando comprendi qu estaba frente a su cara.
Ella se enderez con un chillido, agarrando firmemente la sbana contra ella.
-Qu es eso?-. Ella apunt un dedo acusador a la obvia protuberancia.
Trystan trat de fingir que nada estaba fuera de lugar.
-Qu?
-No te hagas el ingenuo. Por qu tienes esa ereccin enorme?- demand ella.
Trystan no tena idea acerca de qu hablaba ella, pero su actitud, sin embargo, lo
irrit. No poda ver que estaba enfermo?
-Ests siendo terca y ridcula- espet l, dirigindose al cuarto de bao.
El agua fra lo ayudara. Fra como el hielo.
Lois se qued en la cama, agarrando firmemente la sbana en un silencio atontado.
Trystan se haba excitado.
Fsicamente excitado.
Le haba ocurrido antes? Saba l lo que significaba? Tal vez lo hiciera.
Tal vez le ocurriera a su raza todo el tiempo, pero en cierta forma ignoraban las
implicaciones.
Tal vez por ello l pareca tan molesto cuando ella haba sealado lo obvio.
O tal vez, simplemente tal vez, nunca le haba ocurrido antes y no supiera qu hacer
acerca de eso.
Una sonrisa lenta y traviesa avanz lentamente a travs de su cara. Saba exactamente
qu hacer en cuanto a ella concerna.
Cmo sera con l?, se pregunt. Ella slo haba estado con Mark, pero en cierta
forma pensaba que podra ser diferente con Trystan... no por las razones obvias, sino en
virtud de su naturaleza sincera.
Estaba segura de que Trystan hara la experiencia muy especial para ella. La valorara
mucho y se dara completamente a s mismo, estaba convencida.
Lois admiti para s misma que ella lo deseaba. La siguiente vez que l se encontrara...
indispuesto de esa manera, ella tena la intencin de suministrarle el tratamiento
prescripto.

Captulo Once
Sobrevivira.
Aparentemente, lo que fuera que lo llenara de ansia no era una amenaza para su vida.
Hasta entonces.
Trystan pas una mano temblorosa a travs de su pelo largo. Pareca abalanzarse sobre
l en una serie de ataques. En un minuto estaba bien, al siguiente, estaba ardiendo.
Quiz debera volver a su nave para averiguar si poda hacer que el medi-programa
buscara a fondo un antdoto.
No, no poda hacer eso. Haba calculado ese viaje prolijamente acerca de los niveles de
gasto que tena, y deba ser muy conservador con el uso de energa.
Haba sobrevivido hasta ahora. De hecho, entre las rachas de ataques, pareca
recuperarse completamente... hasta que el siguiente embate lo atrapaba. sta pareca ser
una indicacin positiva de que su cuerpo dominaba con maestra el problema. Excepto
que los ataques parecan manifestarse ms frecuentemente.
Se dara un da ms.
Si no haba mejorado a la siguiente maana, no tendra ms alternativa que buscar
ayuda de su nave. Afortunadamente, por el resto del da, sobrevivi sin una sola
reincidencia. Lois Ed haba entrado en otro cuarto, al cual ella llamaba la guarida, para
trabajar en un proyecto diferente. l permaneci con los grficos de funcionamiento en
el cuarto de la computadora domstica.

Captulo Doce
Su suerte no continu.

Captulo Trece
Lois abri los ojos.
En la oscuridad de la noche, la luz de la luna se filtraba a travs de las sombras
parcialmente encumbradas, encontrando de pronto la cama. Iluminando a Trystan.
Broncneo y desnudo, l estaba de espaldas bajo sus propias caderas. El aura
circundante de la luna lo converta en un dios pagano.
Era esplndido!

El hombre respiraba rotamente; el sudor perlaba su labio superior y refulga en las


ondulaciones perfectamente delineadas de su pecho esculpido. Por lo que pareca
sucederle, la muchacha no se sinti sorprendida al encontrar que sus caderas haban sido
levantadas para asentarse encima de esos muslos poderosos.
La punta de su virilidad palpitante besaba el portal de su feminidad.
Trystan vio que ella estaba despierta.
Los ojos de ambos se entrelazaron por una eternidad perpetua.
Atrapada en su mirada encendida, Lois contuvo el aliento. Lo hara l?
Trystan empuj hacia adelante ligeramente, sin romper en ningn momento el
contacto visual con ella. Se introdujo apenas. S, ella pens. S...
Trystan observaba cmo los ojos de Lois se ampliaban, con sus pupilas dilatadas. Luego
sinti que un fluido, espeso y caliente, rodeaba la cabeza de su virilidad. Se detuvo,
pensando en ello por un momento, y decidi que le agradaba.
Ms que agradarle.
La superficie resbalosa, sin embargo aterciopelada, de la sustancia desconocida pareci
enfriar el fuego en su vara de hombre, pero encenderla al mismo tiempo. Sensualmente,
se pregunt cmo sabra ese jugo sustancioso al deslizarse contra su boca.
De pronto, l se dio cuenta de que el lquido provena del profundo interior de ella.
Instantneamente, l quiso, necesit, meterse de lleno ms hondamente en esa sustancia
caliente y viscosa. Y cuando repentinamente se percat de que l mismo era el causante
de esa humedad como de roco, casi gimi.
Ahora posea algo ms de ella.
Trystan presion hacia adelante lentamente, dndose tiempo para tocar con su cuerpo,
gradualmente, la depresin donde se encontraba ese maravilloso calor lquido. Poquito a
poco, se introdujo, ms y ms profundo. Se desliz adentro hasta donde poda llegar y
despus salir, si lo deseaba, en silencio.
l sujet las caderas femeninas en sus manos firmes, atrayndola apretadamente
contra l. Las sensaciones que lo inundaban lo obligaron a cerrar los ojos con una alegra
eufrica que previamente haba experimentado slo en el preludio de conexin de la
mente.
Slo que eso era diferente. Menos, y con todo ms.
Ella lo rode con su cuerpo, en una ola de calor y lquido ahora, acaricindolo,
introducindolo, envolvindose alrededor de l, hasta que Trystan no estuvo seguro de
dnde mora l y naca ella.
Sobresaltndolo, ella lo acarici desde adentro.
Con un sonido bajo, gru desde lo profundo de su garganta. Los cordones de su cuello
sobresalieron mientras l arrojaba hacia atrs su cabeza. Una gota de sudor fluy hacia
abajo por su frente.
-Bsame-. Su voz jadeante lo hizo abrir los ojos. Ella quera algo de l, pero desconoca
qu. Su boca se abri ligeramente mientras l la miraba con intensidad.
-Mustrame, mi nica- dijo Trystan con voz spera.

Lois enrosc su brazo alrededor del cuello viril, jalndolo amablemente hacia adelante,
urgindolo hacia su boca mientras los dedos de su otra mano se ensartaban a travs de
las hebras largas de su cabello lacio. Los ojos masculinos se ampliaron
momentneamente mientras ella colocaba sus labios contra los de l, luego los
entrecerr cuando la joven movi sus labios, ms suaves, contra los de l, de ac para
all, de la manera ms agradable posible. Ella era hermosa.
Poda saborearla ahora. Saborearla y beber de ella.
Ella chup su labio superior. l la lami a su vez y cosquille las esquinas de su boca
con la lengua.
Ella lo mordi. l devolvi el favor mordiendo tambin, luego succionando
gentilmente su lujurioso labio inferior.
Trystan hizo aquello para lo que era bueno; tom el mando. Sin contenerse ms
tiempo para seguir sus pistas, su lengua empez una aventura propia, sobre la hendidura
pequea por encima del arco de su boca, avanzando a travs de la comisura de sus
labios, y, finalmente, haciendo lo que haba pensado hacer la otra noche. Entrar en ella
completamente con su lengua.
Ella estaba hmeda y ardiente all, tambin.
Despacio, empez a explorarla y la acarici y sabore hasta que pens que se volvera
loco con la percepcin, el sabor, el perfume de ella contra l, bajo l, en l, dentro de l.
Estaba hinchndose y engrosndose dentro de ella. Pero a Lois no pareci molestarle;
al contrario, gimi y se retorci bajo l. Trystan saba ahora lo que ella quera; Lois Ed
deseaba que l se moviera dentro de ella en la misma forma que lo haba hecho en su
boca con la lengua.
Pero l no lo hara. No esa primera vez.
Sus manos bajaron para aferrar sus caderas, para impedir sus movimientos.
-Trystan- ella gimi-. Muvete adentro
-No, mi nica- contest l desarrapadamente-; quiero sentirte as... quiero que me
sientas dentro de ti as, tan profundo...
l lati dentro de ella, la sinti respondiendo con sus estremecimientos. Comenz a
subir sus manos hacia su cara, hasta la base de su cabeza, para intentar aun ahora
ensearle su forma de aparearse, pero algo ocurra entre los dos. Algo poderoso. Crudo.
Salvaje.
El fuego en su cuerpo estaba fuera de control. Sinti una oleada precipitada de latidos,
profundamente dentro de l, fortalecindose y elevndose. Apenas pudo musitar
estranguladamente su nombre, agarrndola firmemente para apretarla ms contra l.
Poda morir de esto? A l no le importaba!
Lo mismo que l experimentaba pareca ocurrirle a ella. Lois lo abraz, expresando su
placer simplemente con su nombre.
-Trystan!
Entonces, cay como una bomba sobre l.

Una rfaga increble de energa, vida y poder. Surgi de l, de esa parte de l


conectado con ella, enterrado dentro de ella. Sali a borbotones sin parar, pareciendo
venir de su misma alma.
l fluy dentro de ella. Y ella lo acept, mantenindolo dentro de s misma con gran
deleite, ayudndolo an ms en ese gran esfuerzo de extraer el fluido de l con
contracciones diminutas a todo lo largo del eje de su miembro.
Fue la explosin final.
Permaneci sobrecogido por sus emociones desbordantes. l solloz su nombre en el
ardor de su pasin.
-Soy tuyo- murmur, cayendo inconsciente en sus brazos.

Captulo Catorce
-Trystan Trystan, ests bien?
Lois golpe ligeramente la cara de su amante con la palma de la mano. La haba
asustado al desmayarse en la culminacin del acto. Qu saba realmente de su fisiologa
alien? Qu sucedera si, en su exuberancia, lo haba daado de algn modo?
Los ojos azul plateado se abrieron lentamente, ligeramente aturdidos.
-Estoy vivo?
Lois no pudo evitar una sonrisa.
-S, ests vivo-. Ella alis una hebra hmeda de pelo sedoso fuera de su frente-. No
ests lastimado de alguna manera? Cmo te sientes?
Su frente se arrug mientras l pensaba en su presente condicin.
-Me siento... muy bien-. Esa no pareci la verdad completa-. No me siento Lois Ed,
muy, muy bien- expres con una sonrisa.
-Creo que nos conocemos ahora lo suficientemente bien para dar de baja la parte de
Ed y simplemente me llames Lois.
Sus ojos cobraron una luz nebulosa.
-Te conocer mejor, Lois-. l vehementemente comenz a rodar hacia ella,
acariciando con su boca la boca femenina-. Me gusta este nuevo mtodo de
apareamiento que he descubierto-. l captur su lbulo con los dientes.
-Qu t has descubierto? Trystan, no creo que entiendas
-Es una expresin maravillosa de unin, a diferencia de cualquier otra que haya
experimentado antes. Fue igual para ti? Puedo decirte lo que siento sin palabras y
pensamientos, simplemente con mi cuerpo fsico. Es de lo ms notable-. l pas las
palmas bajo el trasero de la muchacha, ahuecndolas sobre sus nalgas hacia l.
Increblemente, empezaba a endurecerse otra vez!

Sus labios abiertos atacaron la curva de su cuello, dibujando contra la piel. Lois se
qued sin aliento.
-Trystan, t
-Parece que estoy afligido otra vez, Lois. Siendo la persona compasiva que eres, s que
me ayudars a aliviar esta condicin, mi nica-. l tom su boca en un beso caliente.
Lo que fuera que haba estado a punto de decir, se perdi cuando l captur el pico de
su pecho en su boca ardiente.
-Esta vez me mover para ti- murmur l.
Y lo hizo por una eternidad.

Captulo Quince
-Debemos detenernos- ella se qued sin aliento.
-Por qu?-. Trystan rot sus caderas, causando que un gemido diminuto se escapara
de los labios de Lois.
-P-porque voy a desmayarme. No puedo mover un msculo.
l sonri contra su garganta.
-Seguramente puedes mover algn msculo al menos...- l se movi profundamente
dentro de ella.
-Oh, Dios mo...
Trystan la bes vidamente, sus manos ahuecndose a los lados del rostro femenino.
-Djame mostrarte mi tcnica, Lois- jade l, sus movimientos exquisitos y enrgicos
haciendo que los dos jadearan.
Otra vez, ella neg con la cabeza.
Haba sido la misma peticin repetidamente a todo lo largo de la semana anterior,
mientras practicaban su ardiente manera de hacer el amor. Una vez que Trystan haba
saboreado las alegras de la pasin fsica, no haba manera de controlarlo. Haba sido
insaciable. De hecho, apenas haban dejado el dormitorio durante das.
Como un nio con un juguete nuevo, l quera probar todo, en cada forma concebible.
La haba amado con su lengua, su boca, su cuerpo, en la cama, el piso, la mesa de la
cocina, en la baera, y una vez, cuando no haban podido llegar al dormitorio, en las
escaleras.
l era increble. Una vez, distradamente le haba dejado entrever que tena una cierta
reputacin entre los Patrulladores referente a sus encuentros con las mujeres. Lois
sospechaba que su propensin natural hacia la lujuria se derramaba sobre el reino
fsico de la misma manera.

El lado apasionado de su naturaleza ahora tena una nueva manera de conexin, y no


pas mucho tiempo antes de que l le enseara a ella un par de cosas o tres. De
dnde sacaba l su energa? Virtualmente la haba agotado.
Nunca haba sido de esa manera con Mark. Nunca.
En los brazos de Trystan, ella se senta completamente bella una amante sensual,
atractiva. Nunca se haba considerado excesivamente apasionada antes hasta que l
haba hecho salir a la mujer salvaje dentro de ella, hacindola emitir sonidos de su
garganta que nunca haba sospechado siquiera que fuera capaz de hacer.
Cuando l la amaba as, ella no poda negarle nada.
Excepto su repetida splica de darle permiso para dejarlo conectarse con ella.
Ella continuaba rehusndole en cuanto a eso. La asustaba, esa comunin extraa que l
tena. Qu le hara? Cmo la impresionara? Realmente entrara en su mente para
unirse a ella de algn modo?
De lo que ella recordaba de su primer y nico intento de apareamiento alien, eso era
precisamente lo que l tena la intencin de hacer.
No, no crea que pudiera manejar el sexo extraterrestre an tal vez jams. De
cualquier manera, dola como una reprimenda! Qu placer haba en eso?
l simplemente deba saciarse con lo que ella le daba. Y a juzgar por los gemidos
speros, graves y profundos que l haca, estaba lo suficientemente satisfecho.

Captulo Diecisis
Lois estir los brazos sobre su cabeza.
Haba estado en la computadora por horas. La espalda la mataba. Era,
desafortunadamente, una de las desventajas de su trabajo en casa.
Trystan surgi detrs de ella, colocando sus manos grandes en sus hombros;
expertamente, masaje los msculos tensos en su cuello con una habilidad increble.
-Oh, eso siente tan bien.
-Podra pensar que me estoy apareando fsicamente contigo por esos sonidos que
haces- coment l.
Ella abri un ojo para observarlo por sobre su hombro.
-Muy divertido.
-Mmm-. l frot su barbilla contra la parte superior de su cabeza-. Si hubiera sabido
que podra arrancar estos sonidos de ti simplemente frotando tus hombros as, lo habra
probado antes. Piensa en todo el tiempo que hubiramos ahorrado.
-Piensas que eres gracioso?
l se inclin para colocar un beso en la curva redondeada de su brazo.

-Funciona en todas las mujeres de la misma forma, o eres especialmente sensitiva a


mi contacto?
En lugar de sonrer, como l haba anticipado, los hombros de Lois se encorvaron.
-Supongo que querrs averiguar eso, verdad?
Su frente se arrug.
-De qu ests hablando?
Ella gir en el asiento para enfrentarse a l.
-Bien, digo, ahora que t has practicado conmigo, supongo que quieres ver cmo
sera con alguien ms-. Ella no pareca del todo feliz al decir aquello.
Trystan estaba confundido.
-Por qu querra a otra cuando ya te he reclamado?
-Reclamado? Nos revolcamos en la cama. Fue tu primera experiencia. Estoy segura de
que t quieres extender tus alas
-Mi primera experiencia?-. l sonri abiertamente ante la mera idea. S, la mecnica
era diferente, pero un cometa siempre era un cometa-. He estado haciendo el amor
por bien, djalo simplemente en que soy muy experimentado.
Ella se levant.
-T sabes lo que quiero decir, Trystan.
l ignor sus palabras y empez a seguirla alrededor del cuarto y fuera del vestbulo,
un destello de luz sensual iluminando sus ojos azul plateado.
-Por lo que respecta a extender mis alas tal vez extender las tuyas en lugar de eso-.
l se abalanz hacia ella.
Lois grit y subi las escaleras corriendo.
Trystan la sigui hasta que lleg a mitad de las escaleras; luego la atrap.
-Ponme en el suelo, Trystan! Ponme- la voz de Lois se filtr brevemente por el
vestbulo antes de que la puerta del dormitorio fuera cerrada de golpe.

Captulo Diecisiete
Trystan comenz a rodar fuera de Lois, acurrucndola en la comodidad segura de su
abrazo. Ya ella estaba profundamente dormida. l la haba agotado.
Su conciencia lo pinchaba ligeramente. Haba pensado si la cansaba lo suficiente, ella
podra reducir su resistencia inflexible hacia l. Pero no haba resultado de ese modo.
No porque l no estuviera lo suficientemente motivado dentro de su cuerpo para
participar con entusiasmo de su intercambio fsico; lo estaba. De hecho, podra haber
seguido amndola vigorosamente durante toda la noche en ese nuevo mtodo del que
ambos disfrutaban. Sin embargo, l quera ms.

l quera conectarse con ella.


No simplemente lo quera... lo necesitaba.
Siendo inocente, ella no entenda los impulsos naturales de un hombre. Cada vez que
l una su carne a la de ella, el deseo aumentaba ferozmente dentro de l, el deseo de
hacerla completamente suya.
Algunas veces, el anhelo casi lo haba abrumado. Pero haba podido controlarlo. Sera
imperdonable que entrara en ella sin su consentimiento para tomar lo que tan
desesperadamente deseaba.
l era conocido entre sus pares como un hombre de fuerte personalidad, un hombre
capaz del control total. ltimamente, sin embargo, l se preguntaba cunto tiempo ms
podra retener ese control cuando, cada vez que se apareaban, pareca menos seguro de
su habilidad, para no obedecer sus propios deseos y conectarse con ella.
Trystan, distradamente, observ las cortinas de la ventana revoloteando en la brisa de
la noche. El viento ligero era bienvenido contra el calor de su carne desnuda. No haba
nada que pudiera hacer excepto darle ms tiempo para aceptarlo. Eventualmente,
esperaba con todo su corazn, ella lo dejara entrar.
Hasta entonces, no poda pensar siquiera en intentar el viaje a casa. No, ella deba
conectarse con l antes de que emprendieran el regreso.
En caso de que no, en la mejor de las condiciones, ella sera considerada una
extranjera, susceptible de ser sancionada por los Concejos Unidos. En el peor de los
casos, sera considerada una invasora. A lo que estara sujeta si algo semejante suceda
l no soportaba pensar acerca de ello.

Captulo Dieciocho
El siguiente mes fue un tiempo idlico para los dos amantes.
Jugaron juntos y trabajaron juntos, sin seguir ningn patrn en absoluto, y sin
embargo, en cierta forma, logrando hacer ambas cosas.
Trystan haba ideado un programa nuevo de edicin de oficinas para el negocio, que
funcionaba como un sueo. Especficamente hecho a la medida para su estilo de
imagimtica, el trabajo que produca era al mismo tiempo preciso e innovador.
Como consecuencia, Lois haba logrado entregar la mayor parte de sus contratos a
tiempo, recogiendo otros nuevos como resultado del buen trabajo que haban hecho.
Mientras l estaba trabajando en el programa nuevo, Lois haba alertado a Trystan de
que no hiciera ms mejoras. l comprendi rpidamente lo que ella quera decir,

menguando lo que realmente deseaba hacer en el programa final. El resultado era por
lejos mejor que ninguna otra cosa en el mercado.
Lois pens tal vez podran publicar y vender el programa en el futuro. Podra probar
en principio con un capital pequeo. Puestos a pensar en ello, con su habilidad superior,
Trystan podra poner en marcha su propia compaa programadora de desarrollo.
Junto con desarrollar programas, Trystan tambin haba desarrollado un apetito por el
canal de cable de pelculas clsicas. Parecan agradarle especialmente las comedias
musicales de los 40s y 50s. Ella a menudo lo atrapaba observando la televisin, con una
sonrisa leve y aturdida en su cara mientras Fred Astaire taconeaba a travs del cielo raso
y las paredes o Gene Kelly se encabritaba a travs de las calles de Pars.
Una vez, lo haba visto soltar una carcajada mientras Donald O'Connor se reflejaba
como un conejo elstico a travs de las calles de un pequeo pueblo proclamando su
amor por una mujer al tiempo de la msica. Se pregunt qu interpretacin dara l a la
locura de Hollywood. Lois estaba segura de que nada en la galaxia poda ser tan extrao
o bizarro como una pelcula terrestre.
El lado ntimo de su relacin se haca ms hondo; Trystan, vidamente, exploraba
todos los aspectos fsicos de su conexin con intensidad apasionada. Era un amante
atrevido y sexy. Incansable en su persecucin, erticamente inventivo con su deseo, l
la mantena en una condicin perpetua de neblina sensual.
Fue un interludio perfecto.
Hasta que ella empez a tener nuseas en la maana.

Captulo Diecinueve
No poda ser.
Simplemente no poda ser! Lois pas un pao sobre el sudor de su frente mientras
trataba de domar ese ltimo ataque de nuseas. Trystan le haba dicho...
A pesar de lo que Trystan le haba dicho, todos los signos apuntaban en una direccin
inevitable. El perodo retrasado. La blandura en sus pechos. Su sensacin de agotamiento
por las tardes. Las nuseas.
Lo matara.
No, primero, ira a la farmacia a comprar una prueba casera. Luego lo matara.
Lo encontr, ms tarde ese mismo da, sentado frente a la TV con sus pantalones
vaqueros y su camisa playera, los pies cruzados encima de la mesa para el caf. Haba
una expresin juvenilmente inocente en su cara de oh! mientras observaba la
pantalla. S, definitivamente lo matara.

Lola de Damm Yankees preguntaba: Quin siente el dolor cuando hace el baile del
mambo?, y Lois pens que ahora ella poda contestar a esa pregunta con autoridad.
Agarrando el control remoto, apag la televisin. Trystan se volvi hacia ella con una
mirada inquisitiva.
-Cre que habas dicho que no podas tener nios-. Sus manos estaban en sus caderas,
su pie taconeando impacientemente.
Los ojos azul plateado de Trystan se ensancharon.
-No tenemos nios.
-Bien, t vas a tener uno ahora!
-T t quieres decir que te he hecho un nio?-. Las esquinas de sus labios se
levantaron en una semblanza de sonrisa-. No entiendo esto, Lois, pero es de lo ms
intrigante.
Eso lo logr.
-Intrigante? Intrigante! T ignorante, manaco sexual espacial... crdulo!-. Lois
empez a caminar de arriba abajo, luego se detuvo, golpeando su frente con la mano-.
No puedo creer que haya cado con ese acercamiento dulcemente inocente. En qu
estara yo pensando para no
Cuando ella dio el siguiente paso, Trystan serenamente se inclin hacia adelante, la
aferr de la cintura, y la atrajo sobre su regazo. Sus ojos brillaban con diversin mientras
contemplaba su cara horrorizada.
Usando el asombro momentneo de Lois para su ventaja, acarici sus labios otra vez,
en un movimiento sensual, contra los de ella.
-Me gusta la idea de un nio. Me complace, mi nica.
Lois parpade, mirndolo, todava ligeramente deslumbrada por encontrarse yaciendo
sobre sus muslos, con la mirada fija en esos bellsimos ojos encendidos. Sus dedos se
trenzaron en las hebras largas de su pelo negro, que caa hacia adelante sobre sus
hombros.
-De verdad?- murmur ella contra su boca.
-Mucho Mmm. Muchsimo- la boca del hombre se aferr a la de ella en un beso
abrasador.
Lois nunca estuvo muy segura de qu sucedi luego, pero lo siguiente que supo era
que ambos yacan sobre sus ropas esparcidas sobre el sof, tratando de recobrar el
aliento.
-Te das cuenta de que esto es lo que ha causado el problema en primer lugar?
-No es un problema.
-Es fcil para ti decirlo- ella mascull.
De todas maneras l no la oy o no le prest atencin; su inters, aparentemente,
estaba completamente concentrado en el prospecto de convertirse en padre.
Desde ese momento adelante, l la bombarde con preguntas interminables.

Cundo vendra el nio? Qu tan grande sera? Se parecera a l? Tantas y tantas


preguntas hasta que ella se vio severamente tentada para golpearlo repentinamente en
la cabeza. Era el futuro padre ms excitado que ella alguna vez haba visto.

Captulo Veinte
El siguiente fin de semana, Lois llev a Trystan a una pequea tienda en medio de
Wyster-Shire, sobre la que un amigo le haba contado, en un pueblo cercano que
pareca ser una meca local para artesanos y artfices. La tienda se especializaba en ropas
para recin nacidos hechas a mano.
Trystan se mostr asombrado de los trajes diminutos. Los examin muy de cerca. Lois
se preguntaba en qu estara pensando, cuando l se volvi para mirarla de una manera
muy seria.
-Si el nio va a ser tan pequeo- dijo sinceramente-, ambos vamos a tener que
vigilarlo muy cuidadosamente para que nada malo le ocurra.
l era tan dulce. Sonriendo, Lois se empin para besarlo en la mejilla.
-Tendremos mucho cuidado, Trystan; te lo prometo.
Compraron varios trajes pequeos, adecuados para un recin nacido, con Trystan
inseguro en lo referente a por qu no podan comprar ninguno de los trajes azules o
rosados, si unas cuantas de las mantas que ella haba comprado tena ambos colores. La
vendedora le gui el ojo a Lois mientras dejaban la tienda tomados de la mano.
De vuelta, en el viaje en coche, Trystan permaneci muy quieto. Lois pens que l
todava trataba de buscar el sentido al tab del azul y el rosado. En realidad, sus
pensamientos marchaban en una direccin mucho ms seria.
l no se haba percatado de que el nio sera tan diminuto. Cmo poda llevrselo en
su nave espacial? Los rigores del viaje a travs del espacio podran resultar demasiados
para una forma de vida tan pequea.
Y qu de Lois? Cmo viajara ella en esas condiciones? Estara demasiado dbil al
llevar a su nio?
l no saba mucho del proceso, pero lo que saba, de hecho, lo tena preocupado acerca
de la sabidura de someterlos a ambos a un viaje demasiado pronto.
Lois ni siquiera haba experimentado el vuelo interestelar antes. Era un viaje largo.
Quin saba cmo reaccionaran ambos a l?
Y Lois, adems, se rehusaba a conectarse con l. Simplemente eso haba impedido que
se marcharan antes. Y ahora con el nio...

Sencillamente tendra que esperar hasta que el nio llegara y ambos parecieran lo
suficientemente fuertes para hacer el viaje. Para entonces, Lois ya habra conectado con
l y el momento sera el adecuado.
Trystan suspir. Haba deseado tanto presentar inmediatamente a su nio a las
personas de sus mundos nativos, mostrarles lo que haba hecho l. Senta un orgullo por
ese logro como ningn otro en su pasado. Nadie ms, que l supiera, haba hecho tal
cosa.
Por desgracia, simplemente eso tendra que esperar.
Despus de todo, el bienestar de Lois y el nio deba ser su primera preocupacin.
Incluso poda sentir a Lois mirndolo con una cierta predileccin. Esa preocupacin
natural de la hembra hacia el varn, usualmente slo ocurra despus de que una pareja
se apareara completamente, con un apareamiento incorpreo total.
Deseaba que ella confiara en l ahora de esa manera tambin, aun si fuera inconsciente
de que l necesitaba eso. No, nunca los decepcionara, ni a ella ni a su nio. El viaje
deba posponerse.
Pasaban una florera cuando l repentinamente se detuvo.
-Cmo llamas t a esas flores?
Lois mir para ver lo que sealaba l.
-Rosas de t rosadas. Por qu? Te gustan?
Trystan clav los ojos en las flores por varios minutos. Haba algo de acerca de ellas...
-Quiero que las tengas, Lois.
l pareca tan serio.
-Bien. Vamos a obtener algunas entonces. Son bonitas; las pondremos en la mesa de la
cocina.
l hizo una pausa, recorriendo con la mirada el rostro de ella, una expresin cariosa
plasmndose en su cara. Su mano firme, amablemente, se apret sobre las de ella.
-Y pondremos ms al lado de nuestra cama, as las podremos ver cuando nos
levantamos en la maana, mi nica.
-Qu romntico! Y qu te parece sobre la mesa al lado de la computadora? Y la mesa
para el caf en la guarida?
-S-. l le sonri ampliamente-. Llenemos la casa entera con ellas. Tantas, en todas
partes, que al mirarlas veremos un recordatorio de-. Su frente se arrug.
-Un recordatorio de qu, Trystan?
-Yo no recuerdo-. l pareci momentneamente confundido.
-Es igual; lo haremos de cualquier manera!-. Tomando su mano, ella lo meti en la
tienda, donde compraron todas las rosas rosadas que el florista tena.

Captulo Veintiuno
La mquina de caf goteaba su brebaje oscuro en la jarra.
Trystan no tena una predileccin excesiva por l, pero lo beba en ocasiones. Ella, por
otra parte, era una cafadicta. Al menos, lo era hasta su embarazo.
Lois clav los ojos en la cazuela con un ojo ictrico, preguntndose si iba a ser capaz de
manejarlo esa maana. La puerta de la cocina estaba abierta detrs de ella, y oy a
Trystan caminando suavemente a travs del piso de ladrillos con los pies desnudos. Ella
se volvi hacia l, con la intencin de preguntarle si le gustara una taza, pero las
palabras nunca salieron de sus labios.
Algo estaba mal.
Lo poda ver en su cara.
Vistiendo nada ms que un par de pantalones vaqueros, l se hinc de rodillas delante
de ella, enterrando la cara contra su diafragma. La abraz fuertemente contra l y
cuando se apart, las lgrimas refulgan en sus pestaas.

Dios Santo, no ahora. No cuando todo va tan bien. Por favor no lo dejes decirme que
tiene que marcharse...
Colocando una mano en la cima de su cabeza, ella dej que sus dedos se enredaran en
su pelo grueso, preguntndose qu hara si nunca ms tuviera la oportunidad de sentir
esa masa sedosa bajo sus palmas otra vez.
-Qu sucede?-. Apenas pudo articular la pregunta.
Las palmas de Trystan se ahuecaron sobre los codos de ella. Su cara tena una tristeza
inmensa.
-Mi nave se ha ido. Nunca podr regresar a casa.
Lois cerr sus ojos por un momento. Era muy egosta de su parte, lo saba, pero no
poda evitar sentirse aliviada por las noticias. l no podra marcharse ahora.
-Por qu?
Trystan no poda hablar; la abraz otra vez, enterrando la cara contra ella. Y Lois
sinti una terrible compasin por l. l haba ido a ella, y ahora lo haba perdido todo.
Y repentinamente supo por qu su nave se haba ido.
-Por lo que hicimos-. Su voz fue seca.
-S. Soy el primero en dos mil aos que...- l levant el cuello para observarla-. T has
despertado un centro de placer en m que ha estado inactivo en mi gente por milenios,
Lois. Se tema que, si tuviera permiso de regresar a casa, contaminara a otros
simplemente con mi presencia. Mis energas andan altas, comprendes.
Ella lo saba mejor que nadie.
-Ahora soy considerado como un invasor, y nunca podr aproximarme a ninguno de
los veintisiete mundos reglados por los Concejos Unidos. Para asegurarse de mi
conformidad, han ordenado que mi nave regresara.

-Oh, Trystan, lo siento tanto por ti, pero te mentira si no te dijera que me alegro al
mismo tiempo. Ahora no podrs dejarme para
-Dejarte?-. l pareca estupefacto-. Nunca te dejara, mi nica. Nunca. Por qu
pensaras siquiera algo as?
-Pens que regresaras a tus mundos dijiste que lo haras.
-S, pero tena la intencin de llevarte conmigo. La nica razn por la que esper tanto
es porque an no hemos conectado. No estaba seguro de los efectos del viaje en ti y
nuestro nio pens que sera mejor esperar hasta que ambos estuvieran lo
suficientemente fuertes. Pero, dejarte?-. l la abraz alrededor de la cintura,
ponindola ms cerca-. Podra dejar atrs una parte de m mismo?
-Oh, Trystan-. Sus brazos rodearon su cuello; Lois se inclin de modo cuidadoso sobre
l, frotando su barbilla contra la parte superior de su cabeza.
Trystan acarici su mejilla contra su abdomen.
-Quiz es mejor as. Los Concejos Unidos estaban en lo correcto. Nunca podra dejar
este placer fsico que he encontrado contigo, mi nica.
-S que yo no podra-. Lois trat de sonrer a travs de sus lgrimas.
Los ojos claros de su amante encontraron los suyos.
-Qu mejor manera para decirte cmo me siento? Cuando te toco me das placer, t lo
sabes. Cuando mi boca implora acariciar la tuya, t lo sabes. Cuando mi cuerpo presiona
ardiente contra ti, t lo sabes. Y cundo siento la caricia dentro de ti-. Los ojos de
Trystan reflejaron aquel primer encuentro con recordada pasin- t lo sabes. No es
verdad, mi nica?
-S, Trystan. Es as.
l la levant en sus brazos.
-Entonces djame decirte ahora cmo es para m, en este minuto, cunto te necesito
tanto como necesita latir mi corazn. Te demostrar mi espiritualidad en esta expresin
fsica, esta traduccin de hacernos Uno-. l la llev por las escaleras al dormitorio.
All, cariosamente, la coloc en la cama.
Desat el cinturn de su bata, ayudndola a desprenderse de ella, luego abri la
cremallera de sus pantalones vaqueros, saliendo de ellos en un paso y abrazndola
contra s. Se extendieron juntos sobre la colcha hecha a mano.
Lois se pregunt si su bisabuela alguna vez habra imaginado cmo se enlazara ella en
esa colcha, que un da ella y Trystan se convertiran en una parte vital del patrn de
anillas entretejidas. Fue un pensamiento caprichoso.
El dorso de los dedos de Trystan roz ligeramente la forma de su clavcula,
deslizndose hacia abajo para acariciar la parte inferior de sus pechos en un movimiento
de lento vaivn.
-Tus pechos estn ms llenos. Y estos- un dedo perezoso form remolinos alrededor
del pezn, haciendo que instantneamente se endureciera- stos tienen un color ms
profundo ahora-. Sus ojos se ensombrecieron cuando la cima se destac en un nudo
tenso-. Alimentars a nuestro nio, Lois?-. Su voz fue un ronroneo ronco.

-S- musit ella, recorriendo con sus manos la fuerza de sus brazos.
Sus ojos azul plateado se levantaron lentamente hacia los de ella.
-Y me alimentars a m tambin, mi nica? Si necesitara de ti?
-S, Trystan, s...
l inclin su cabeza lentamente hacia el pezn erecto, su palma ahuecando el peso de
su pecho, levantndolo hacia su boca descendente.
-Entonces alimntame ahora- murmur l antes de que su boca maliciosa cubriese el
pico.
Lois agarr firmemente sus hombros potentes, gritando ante ese contacto abrasador. l
la atrajo, succionndolo profundamente en su interior; tirando fuertemente, dibujando
movimientos que en un instante zumbaron a todo lo largo de su cuerpo. Ella siempre lo
deseaba y, para su deleite, estaba siempre lista para l. Pero cuando l se dispona a jugar
con ella de esa manera, la muchacha saba que su amante tena la intencin de llevarla a
la cumbre una y otra vez, volvindola loca primero.
Como para probar su punto, la lengua de Trystan form remolinos alrededor del duro
pezn ahora, provocativa; la superficie generosamente mojada se desliz bajo la punta
de la lengua, en una lamida lnguida y rugosa sobre la superficie perlada. Como
respuesta, Lois delicadamente mordi la curva de su cuello. l ri ahogadamente contra
ella, la vibracin excitando an ms los sensitivos nervios de su piel.
Mientras l continuaba sus ataques devastadores en su pecho, un dedo perezoso
camin sin rumbo a travs de su caja torcica, siguiendo la lnea central de su torso,
provocando el pequeo ombligo sensitivo. Lois brinc del susto cuando la punta de su
ua gilmente rasp crculos concntricos alrededor de su ombligo.
Trystan reconoci su respuesta devolviendo el favor. Delicadamente marc sus dientes
en la curva de su cuello. Sus dedos se sumergieron ms abajo...
Trenzndolos en los rizos en la unin de los muslos femeninos, jal ligeramente de
ellos con la suficiente fuerza para causar una cierta friccin en un lugar muy sensitivo.
Un tenso pulso de anhelo onde a travs de ella desde ese lugar caliente entre sus
piernas. En ese exacto momento, l recaptur su pezn con los dientes.
Lois pronunci algo inaudible y desliz sus palmas por la curva de su espalda hasta
ahuecarlas sobre sus nalgas perfectamente redondeadas. Eran unas curvas bonitas y
apretadas.
Lois hizo un intento infructuoso de acercarlo a ella, esforzndose en apresurar las
acciones de su amante.
Trystan sonri ante el obvio intento de Lois de moverlo hacia adelante. l haba sido
el capitn de su propia nave, y era capaz de ajustar un rumbo. No era diferente all. l
guiara ese viaje con ella a su propio ritmo. La siguiente vez, ella podra empuar el
timn.
Trystan movi su dedo a lo largo su sedosa hendidura, insertndolo ligeramente entre
los pliegues cubiertos de roco. Su ser lquido lo rode. Ella estaba muy mojada. Saba

ahora exactamente qu era ese fluido, lo que significaba, su textura, su sabor dulce y
pungente. Sinti que se pona ms duro.
No, nunca dejara voluntariamente ese placer que haba encontrado con ella. No por
su nave. Ni aun por los Concejos Unidos.
Mucho antes escogera ser designado paria el resto de su vida, preferira no ver nunca
ms su tierra natal otra vez antes de sufrir la prohibicin de no tocar su boca dulce bajo
la suya u or los sonidos diminutos de placer que ella gema exactamente cuando l se
deslizaba por completo en su cuerpo.
Trystan presion dentro de ella apenas con la punta de su dedo. Las paredes
aterciopeladas lo rodearon. Su dedo traz movimientos circulares dentro de ella,
dejndola conocerlo una vez ms, preparndola para su entrada, dejndole ver cmo iba
a ser entre ellos. Los magistrales movimientos le hablaban con el lenguaje especial de los
amantes.
-Trystan, eso se siente tan, tan bien...
-Tambin para m, mi nica. Quieres que entre en ti ahora?-. Su boca traz un
camino ardiente en su garganta-. Entrar profundamente en ti para que puedas sentir mi
eje de hombre latiendo para ti al mismo tiempo que palpita mi corazn?
Sus palabras la hicieron temblar.
-S, Trystan. Ahora...
Levantando la pierna de Lois sobre su muslo, l se introdujo en un empuje veloz y
firme que los hizo contener la respiracin a ambos.
Capturando su boca en una flama fogosa de deseo, l se movi en embates largos e
interminables. Sus hbiles movimientos y sus caricias encendidas pronto los dejaron a
los dos casi incoherentes.
Las palabras desarticuladas e indescifrables de derramaban entre ellos, pero ellos no
estaban tan abstrados. Al contrario, Trystan y Lois estaban muy conscientes de lo que
cada uno trataba de decir al otro, y sus suspiros, sus gemidos, y sus quejidos guturales
eran ms que elocuentes dadas las circunstancias.
Atrapado en la tempestad del amor, Trystan, febrilmente, rod sobre s para que Lois
estuviera bajo l. Sus brazos la rodearon, atrayndola apretadamente dentro de su
abrazo. l empuj profundo en ella, inmovilizndola contra el colchn con un
movimiento completamente ertico de sus caderas.
l habl en voz baja en su oreja, su voz ronca temblando tentadoramente a lo largo de
su garganta.
-Djame entrar en ti ahora, Lois. Completamente. T sabes lo que quiero.
Lois se congel bajo l.
Trystan pas su mano ligeramente sobre la oleada pequea de su estmago.
-Hemos hecho una vida nueva junta. Har muchas ms para ti; pero quiero conocerte
a mi manera- murmur-. Quiero hacerte ma completamente. Djame amarte, mi
nica... djame... djame...

l puntu cada una de sus splicas sinceras con su boca abierta arrastrndose
salvajemente a travs de su cara, su frente, la lnea de su mandbula. Con empujones
lentos y fuertes en su cuerpo, hasta que ella pens que perdera la razn.
Ella no poda negrselo ya.
Alz sus brazos alrededor de su cuello, cerrando apretadamente sus ojos.
-Por favor no me lastimes demasiado, Trystan.
l termin todo movimiento, exhalando la desilusin de su equivocacin. Ahuec la
parte de atrs de su cabeza en su mano.
-Mrame, mi nica.
Lois abri sus ojos cautelosamente. l ahuec su cara, contemplndola con una
expresin tierna.
-No te lastimara voluntariamente por nada del universo. No es lo que piensas. He
tratado de explicarte que no saba que estabas intacta la ltima vez, y que no te
preparaste correctamente para mi entrada. Ser diferente esta vez, te lo prometo-. l
vacil, luego continu.
-No podr impedir toda la incomodidad esta primera vez, pero mi intencin es traerte
slo placer. Har mi mejor intento para asegurarme de que sea la ms agradable de las
experiencias para ti. Debes confiar en m en esto o no continuar.
Sus rasgos bellos y sinceros la observaron a la expectativa. Ella confiaba en l. Era
extrao, pero ahora que lo recordaba, nunca haba confiado completamente en Mark
antes, nunca se haba sentido completamente segura con l. Nunca se haba sentido
apropiada con Mark.
Pero no haba sido de esa manera con Trystan.
Casi desde el principio, ella haba sentido una especie de sentimiento de aceptacin
con l. Ciertamente, nunca se haba sentido amenazada por l de ninguna manera, ni
aun cuando supo por primera vez que era un extraterrestre. Oh, se haba escandalizado,
ciertamente, pero no asustado. Nunca se haba asustado.
Lois se relaj en sus brazos.
-Confo en ti, Trystan-. Ella descans su frente contra su barbilla-. Hazme tuya.
Los labios masculinos rozaron su frente brevemente; entonces, l le levant el pelo
para colocar sus dedos en la base de su cabeza.
Lois cay dentro de Trystan.
Y el color brill intermitentemente ante sus ojos, y otra vez form remolinos en
medio de un flujo alborotado de patrones que cambiaban de forma. La alegra la rode, y
ella supo que era Trystan. l la llevaba consigo en su personal y misteriosa travesa
mgica.
Lois se ri, pero no habra podido expresar con palabras qu causaba su diversin, pues
habra estado muy confundida. Era como si sintiera el humor. Y tanta felicidad! Se
percat de que Trystan le estaba comunicando eso, emprendiendo el viaje en su forma
especial.

Luego la presencia se convirti en una presin tierna rodendola. Slo que no fue
similar a la ltima vez. Esta vez, Trystan fue a ella y se retir, fue a ella y se retir, en
una marea natural de flujo y reflujo.
Su presencia la abord en olas que se plegaban sobre s mismas.
Rodando contra ella, y retrocediendo, l se marchaba y resurga. En cada oportunidad,
l pareca gotear dentro de ella un poco ms hasta que, con la ola final, l se fluidific en
ella completamente, en un movimiento perfectamente integrado e indoloro.
Hubo un momento muy breve de incomodidad. Luego una especie de sensacin
explosiva. Y l estuvo adentro.
Fue la cosa ms notable que Lois alguna vez haba experimentado. l estaba con su
espritu dentro de ella poda sentirlo!
Y comenz a amarla en ese nuevo mtodo extrao.
Fue diferente a cualquier cosa que hubiera experimentado antes. Trystan se trenz a s
mismo alrededor de ella en un baile de luz. La provoc y tent, y estimul sentidos que
ni siquiera saba que posea. La dirigi con l en una aventura extraordinaria. Y el
placer que le daba!
Si bien era una novicia total en ese reino, Lois sospechaba que Trystan era muy
experimentado, ciertamente. Ahora entenda completamente su reputacin bien
merecida en el arte de conectarse, pues l la guiaba con tal delicadeza exquisita,
resaltando cada cada de sensacin, como un verdadero artista.
Lois estaba fascinada.
Luego sinti algo ms. Una sensacin fsica.
Trystan se mova en ella.
Estaban todava unidos fsicamente l estaba encima de ella, movindose
tentadoramente dentro de su cuerpo mientras conectaba con su mente. Lois pronunci
un grito desinhibido de deleite.
Fue la experiencia ms bella de su vida.
Y pensar que haba tenido miedo de dejar que Trystan compartiera esa unin
absolutamente increble con ella! Qu tonta haba sido.
Trystan le enviaba ahora una onda de su pasin. Llame adentro y alrededor de ella en
los tonos del rojo y el prpura, una impresin pesada y hmeda. Continu con una ola
fresca y verde de satisfaccin en su mente.
l mantuvo esas sensaciones de afecto, acaricindola en arcos iris calientes, anidando
dentro de ella en su forma y la de ella. Trystan extrajo dulcemente cada respuesta que
poda de la experiencia.
Luego l volvi su mirada hacia ese lugar especial que lo haba llamado desde el
comienzo un rincn secreto que nunca poda ser encontrado excepto por el nico. Un
lugar donde el corazn y el espritu se asociaban como Uno.
l mir hacia el portal simblico. Su corazn agotado tena un ruido sordo y estable;
poda ver la vida fluir alrededor de l en esos sonidos pulsantes.

Respirando profundamente, Trystan abri el portal de Lois y abri el suyo propio,


combinndolos para siempre.
Y en ese instante de eternidad, recordaron...

-Tristan, eres t, mi amor?


-S, soy yo. Despirtate ahora, mi dulce Isolde. Despierta.
Por un momento breve y glorioso, supieron. Se pegaron el uno al otro hasta que la
visin verdadera de la encarnacin se asegur, desvanecindose despus para siempre de
sus mentes en los corredores del tiempo.
Trystan tembl por la profundidad de la experiencia, llevndose a Lois con l sobre el
abismo.
Unidos.

Eplogo
Lois mir a hurtadillas desde el marco de la puerta.
Trystan estaba sujetando a su diminuta hija, andando de arriba abajo por el cuarto
infantil, palmeando dulcemente su espalda. Mientras se paseaba, cantaba dulcemente en
voz baja, aplacando los tonos para el beb.
-Dije que no seras problema? Hmm?
Un puo diminuto chasque su barbilla.
-Ves? Ya ries conmigo. Qu te he hecho?-. l atrap los dedos pequeos en su boca,
cosquillendolos en broma.
-Si me mantienes toda la noche de esta manera, cmo se supone que he de hacer ms
para tu madre?-. l bes la cabeza pequea cubierta de pelusa, mecindola tiernamente.
Los ojos de Lois se llenaron de lgrimas mientras observaba a los dos. Record la
primera vez que Trystan haba sostenido su hija en sus brazos poco despus de su
nacimiento. Las lgrimas haban hecho un camino sobre las mejillas de Trystan,
desesperado por las emociones hacia la vida diminuta que l haba ayudado a crear.
La vida era una sorpresa continua, se maravill Lois. Al borde de perderlo todo, ella,
en lugar de eso, haba encontrado todo. En una noche, sola y desesperada, haba enviado
una oracin al cosmos y ese hombre la haba odo. Su hombre.
l haba vuelto la espalda a todo lo que conoca, haba desafiado sus costumbres, y,
probablemente, roto varias de sus leyes para alcanzarla.
Su Amor.
Su nico.
Su Trystan.

Derramando una ltima mirada a la habitacin infantil para asegurarse de que nunca
olvidara esa imagen, Lois se sonri y rpidamente regres de puntillas a la cama. l
regresara a ella pronto.
Siempre lo haca.

Nota de la Autora:
Como probablemente has conjeturado, s, el nombre de Lois Ed es un anagrama para
Isolde. Segn al menos una versin de la historia de Tristan e Isolde de las Leyendas de
la Mesa Redonda, Isolde es pretendida por Mark, Rey de Cornwall, quien mat a Tristan
en un acceso de celos, e Isolde muri con el corazn destrozado. Los desventurados
amantes fueron sepultados juntos en una sola tumba, donde duermen en brazos uno del
otro por toda la eternidad. Un rosal blanco y un rosal rojo crecieron junto al sitio de las
tumbas. Con el paso del tiempo, las rosas blancas y rojas se unieron, formando rosas
rosadas, que simbolizaron su amor eterno.
Pens que merecan un mejor final esta vez.

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