Joy Dara - Mi Único
Joy Dara - Mi Único
Joy Dara - Mi Único
Captulo Uno
Ella lo haba llamado.
No a l precisamente, pero l era quien la haba odo. l era su nico.
Fue en un momento de lo ms inoportuno. Justamente se preparaba para conectarse
con una muy preciosa mujer que haba encontrado en un circuito de Patrulladores. Ya
haban ido ms all de las etapas de estimulacin, y ella estaba ms que lista. Al igual
que l.
La fiebre de conexin flua en ellos y la lujuria corra caliente dentro de l. Cmo
poda dar marcha atrs ahora? En el mismo momento en que tuvo ese pensamiento,
supo la respuesta.
Deba hacerlo.
Se desconect de la mujer furiosa, disculpndose por su rudeza. La mujer ciertamente
no pareca muy feliz. Sus maldiciones parecieron seguirlo a travs del Transporte
Sustantivo hasta su nave, la cual estaba atracada ahora, durante su tiempo libre, adjunta
a la Estacin 12.
l fue directamente a su cabina de mando en la nave individual. Quitndose el traje de
vuelo, yaci desnudo en la litera en espera de que el holo-sensor automtico apareciera
alrededor de l, dando la ilusin de que otros lo rodeaban durante la comunicacin.
La senso-imagen le otorg comodidad inmediata, pues estaba diseada para ese
propsito; l se relaj en el calor familiar, sabiendo que sin la comodidad de la ilusin,
los Patrulladores no podran quedarse solos por mucho tiempo en el espacio. l siempre
haba parecido an ms sensible a esa desesperacin particular que otros de su tipo, pues
no poda soportar rendir su conciencia sin sentir la presencia de otros a su lado.
Aun con esa limitacin que aceptaba, nunca se haba sentido verdaderamente en paz.
Trystan se relaj en el calor que lo rodeaba, cerrando sus ojos, respirando
profundamente. No tard mucho antes de que lograse la condicin a la que aspiraba.
1
Como siempre, las traducciones dependen muchas veces de la visin subjetiva del traductor. En este caso, el
ttulo original en ingls, My One, podra traducirse de dos maneras, ambas con el mismo significado: Mi
Uno o Mi nico. He considerado esta ltima opcin como la que ms se adecua a la historia, pero repito,
es una visin subjetiva de esta traduccin.
Gillean K.
Captulo Dos
El timbre de la puerta son.
Lois dej caer el lavadero manual que haba estado plegando. Debera decirle que no
se considerara fontanero, uno que haba prometido estar all al da siguiente, haca ya
tres das! La pila de la cocina estaba inundada y amenazando con derramarse del mueble
mostrador con la brisa ms leve que pasara sobre el agua estancada.
Haba estado andando de puntillas a travs de la cocina por das tratando de prevenir
ese desastre particular. Lo ltimo que quera hacer era remojarse en agua grasienta y
sucia del fregadero que haba estado empantanada tres das.
No, eso no era realmente cierto.
Lo ltimo que quera o necesitaba ahora mismo, era la enorme cuenta de un
fontanero. Sus hombros se curvaron. Haba probado de todo para desconectar el
estpido tubo de desage por s misma y slo haba logrado empeorarlo.
Su nica opcin, aparte de dinamitar su pequea casa, una opcin que la atraa
poderosamente en ese momento, era hacer venir a un profesional. Un gasto que apenas
poda permitirse.
No cuando su negocio estaba al borde del fracaso.
No cuando, tres meses atrs, su socio y prometido de cuatro aos haba vaciado sus
cuentas conjuntas despus de cargar una fortuna en sus tarjetas de crdito, y
simplemente haba desaparecido, dejndola sola para capear el desastre.
No cuando su vida entera se haba reducido al presente, y no saba si era capaz de
resistir los meses entrantes de prdida y fracaso en ambos frentes: el profesional y el
personal.
Nunca se haba sentido tan desesperada en su vida.
En un movimiento increblemente egosta, Mark la haba despojado de todo lo que ella
haba llegado a apreciar en su vida: su buena reputacin, su conviccin en su propio
juicio, su sentido de realidad.
Se jur que si alguna vez se involucraba con un hombre otra vez, sera una casual,
aunque mongama, relacin. Nada de promesas. Nada de protestas profundas.
Nada de abrir el corazn.
Lois saba lo que provocaba dejar al descubierto el alma: slo un boleto de ida a
Palookaville. Si dudaba de eso, todo lo que tena que hacer era recordar una noche de
semanas atrs, cuando, en un raro momento de intenso dolor interno, realmente haba
enviado una splica sincera al cosmos, buscando ayuda. Era una cosa tonta para hacer,
se percat, pero reflexionaba que cuando se estaba lo suficientemente desesperado, hasta
la estupidez perda su significado.
Ahora se rea ahogadamente por la peticin absurda hacia el miasma del espacio. Al
menos haba logrado retener su sentido del humor a travs de esa pesadilla.
El timbre son otra vez.
-S, ya estoy llegando!-. Ella abri de golpe la puerta.
Y se qued mirando, la boca abierta, al hombre en su umbral.
Simplemente no poda evitarlo. l era exquisito. Nunca en su vida haba visto tal
perfeccin masculina.
Las lneas puras de su rostro formaban un cuadro de pura belleza: la nariz recta, ni
demasiado grande ni demasiado pequea; la barbilla partida; la mandbula firme; los
labios que imploraban por un beso; y los ojos... los ojos que la observaron con una
combinacin extraa de inocencia entremezclada con intuicin muy antigua, ojos de un
azul plateado claro y brillando intensamente con... algo.
Su mirada fija y conmocionada hizo un inventario veloz; l era alto y fornido. El
hombre tena un cuerpo por el que muchas mujeres estaran tentadas a matar. No ella,
por supuesto. Y ese pelo! Negro, grueso, sedoso, pendiendo suelto ms all de sus
hombros.
l pareca ser algunos aos mayor que ella. Alrededor de los treinta, adivin, aunque
apenas podra afirmarlo. Estaba en el estado de gracia perfecto de esos hombres que
alcanzaban la edad entre treinta y cuarenta.
Tena sangre india? Podra, pens, notando sus pmulos altos y su oscuro tono de
piel. Hasta hora esa era la sorpresa visual ms bonita en un da psimo en la semana,
el mes, el ao.
Los ojos translcidos del hombre parecan reflexionar sobre la inspeccin que ella
estaba haciendo de l, pareciendo, extraamente, no adivinar la razn de su evidente
aprecio. Ella habra esperado que alguien con su apariencia fuera imposiblemente
engredo o muy seguro de su efecto en las mujeres. En la primera impresin, l no
pareca tener esos rasgos. El hombre habl en una voz muy cmoda, profunda,
quebrando su apreciacin.
-T me llamaste y he venido.
El fontanero! l era el fontanero? Habra pensado que un tipo con su apariencia se
encaminara directamente a Hollywood a la primera oportunidad. En lugar de eso,
este este musculoso hombre haba preferido ms bien convertirse... en fontanero? El
summum de las personas bellas?
Sus cejas se arquearon. Por supuesto que l se convertira en fontanero, imbcil; all es
donde est el dinero! Simplemente piensa lo que va a cobrarte por este pequeo fiasco.
Quin necesita anuncios publicitarios de la televisin o un contrato lucrativo de una
pelcula cuando est armado con una desatascadora y una manguera!
Aqu viene, ella pens furiosamente. Estoy a punto de ser estafada, y no hay una
maldita cosa que pueda hacer acerca de ello! Hombres. Repentinamente eso se convirti
en el punto focal de meses de clera suprimida hacia el sexo masculino.
Ella le ladr, ya menos impresionada por su aspecto general.
ataque?
Trystan se arrodill a su lado, estremecido.
-Perdname, mi nica. No tena idea de que estabas intacta. Si lo hubiera sabido,
habra tenido mucho cuidado en mi intento de atravesar tu barrera. Hagamos un intento
otra vez juro que no sentirs tanto dolor.
Lois lo mir fijamente con ojos poco claros.
-D-de qu ests hablando?
preguntarlo?
Lois empez a alejarse retrocediendo de l, levantndose para pararlo.
-T no eres el fontanero, verdad?
l comenz a cerrar la distancia entre ellos.
-Ya te he dicho; soy Trystan. Tu nico.
Ella prob retroceder algo ms, pero la pared la detuvo. Tragando, se oblig a s misma
a mirarlo fijamente a los ojos, lo que no era muy fcil ya que l se levantaba unos
hombros y una cabeza completa por encima de ella.
-Mi nico qu?-. Ella trag saliva.
-Tu nico... todo- murmur l, alcanzndola otra vez hasta ahuecar las manos en su
cara.
Lois rpidamente se agach bajo su brazo. No iba a dejarlo tocarla como la otra vez. De
ninguna manera. Si un hombre disfrutaba tanto de eso, deba ser sabio para una mujer
ser muy cuidadosa al respecto. Adems, dola!
-Mantente lejos de m, Trystan! Yo no te quiero en mi mente.
Las esquinas de la boca masculina se apretaron como si ella lo hubiera insultado de
algn modo. Era extrao, muy extrao.
l era extrao.
Oh, no su aspecto general, que era simplemente excepcional. Era una cierta forma en
la que se comportaba, tanto como que no hablaba razonablemente. Tendran que darle
con algo en la cabeza si no haba experimentado ese extrao sondeo suyo.
-De dnde exactamente eres t?- tuvo miedo de saber ya la respuesta, pero cuando
los ojos azules lentamente subieron la mirada hacia el cielo, un sentimiento naufragante
hizo oleaje sobre ella. Oh, demonios.
-Cmo viniste?- cro, agarrando firmemente un lado de la mesa para mantenerse en
pie.
l le indic la puerta principal. Ella lo sigui cautelosamente, detenindose varios
pasos atrs.
Cuando l abri la puerta, sac un disco plano y pequeo de su bolsillo trasero,
dirigiendo su atencin hacia el cielo por encima del bosque que rodeaba la casa de Lois.
Luego presion una secuencia de algn tipo encima del disco.
Una nave se materializ sobre el bosque.
Simplemente flot all, silenciosamente esperando.
Lois agarr su brazo, sin darse cuenta de lo que estaba haciendo. Se qued con la
mirada fija en el artefacto aliengena, embelesada.
Trystan la observ silenciosamente, notando su tez cenicienta. Ella no haba esperado
que l viniera. La comprensin lo sacudi hasta la mdula. Debera haber tenido ms fe
en l!
Con un golpecito de sus dedos, la nave se desmaterializ. l la atrajo delicadamente
hacia el interior de la casa de nuevo.
-T me llamaste y he venido- repiti, enfatizando el flujo de causa y efecto para ella.
-Oh, Dios mo-. Lois se hundi encima del sof agarrando firmemente su estmago-.
Creo que voy a vomitar.
l se sent a su lado. Ella se volvi para enfrentarlo.
-T t me oste?
-S, te o. Soy tu nico.
-Continas diciendo eso. No entiendo lo que quieres decir.
l clav fijamente los ojos en ella.
-No soy... Uno sin ti. T no eres Uno sin m. Juntos nos convertimos en Uno.
Ella a pesar de todo no entendi. Pero sonaba extraamente sexual, no obstante.
Captulo Tres
-T quieres que duerma solo?
El aire de horror absoluto en su cara habra sido cmico si simplemente no se hubiera
puesto plido. Cualquiera podra pensar que le haba dicho que deba ser ajusticiado al
amanecer! Cul era la trampa?
-S, espero que pases a solas aqu la noche en el cuarto de huspedes-. La palabra
huspedes fue dicha con nfasis para insinuar que l no lo era-. En esa cama.
-No puedo!
Eso se estaba volviendo molesto. Una negativa larga y obstinada despus de otra.
Despus de que ella haba tratado de hacerlo marcharse, a lo cual l rotundamente se
haba rehusado, haba tratado de hacerle entender que se haba equivocado en ir all. l
se haba rehusado a creer eso de la misma manera. Ahora chillaba acerca de los planes
para dormir.
Ella solt una respiracin sufrida, cruzando los brazos sobre el pecho.
-Por qu dices que no?
-Debo dormir en contacto. Todos nosotros debemos. No puedo caer en la condicin
del sueo sin eso.
-Ests dicindome que siempre tienes que dormir al lado de alguien?-. Cuando l
afirm con la cabeza, ella lanz hacia arriba sus manos en el aire-. Por el amor de San
Pedro, esto es demasiado!-. Qu sera a continuacin? Estaba agradecida de que no
hubiera convocado a un ngel de la guarda con su peticin. Slo Dios saba lo que
habra producido eso!
Una posibilidad se le ocurri.
-Hay alguien ms en tu nave?
-No, vine solo.
l pareci un poco incmodo con su confesin. Tal vez haba salido corriendo cuando
no debera haberlo hecho. Bien, si l estaba metido en un lo, no era nada de su
incumbencia. Tal vez la siguiente vez lo pensara dos veces antes de perseguir un
nmero equivocado a travs de la galaxia.
-Espera un momento cmo dormiste en tu viaje, si estabas solo como dices?
-Hay una imagimtica de holo-sensores sabes qu es?
-Puedo adivinarlo- ella respondi en un tono irritado.
-Ella simula la sensacin de contacto.
-Ya veo-. Demonios-. No podras simplemente regresar a tu nave en las tardes?pregunt esperanzadamente.
-No. Los viajes repetitivos a travs del Transporte Sustantivo agotaran las reservas de
mi nave. He calculado esta excursin muy cuidadosamente; necesito conservar toda la
energa posible.
-Bien-. Lois tir la toalla a regaadientes. No poda sentirse responsable de que el
pobre tipo sufriera de privacin del sueo-. Vamos.
l la sigui ansiosamente a su dormitorio. Demasiado ansiosamente, le pareci a ella.
Lois par bruscamente, casi obligndolo a chocar con ella.
-Nada de conectarse-. Ella apunt un dedo severo hacia l.
l neg con la cabeza, seriamente, como un alumno castigado.
-No, mi nica.
-De acuerdo, entonces por qu ests sacndote la ropa?
-De qu otra forma dormiremos en contacto?-. l la mir como si a ella le fallaran un
poco los circuitos.
De qu otra forma, ciertamente.
-T debes quitarte el vestido tambin.
-De ninguna manera, Jos.
-Debes. El contacto tiene que ser para ambos. Qutatelo.
Lois mordi su labio inferior. Debera? Tena opciones? No si ella no quera ser
innecesariamente cruel con l. De acuerdo, no era como si l sintiera alguna atraccin
por ella de esa manera. Suspir. Realmente tena importancia? Slo para ella, ya que no
para l.
Rpidamente se despoj de sus ropas y buce bajo los cobertores. Estaba en lo
correcto; l aun no haba dirigido la mirada en su direccin.
Pero ella s que ech una mirada en su direccin.
La envoltura no haca justicia al contenido. Y si bien l pareca intil para el amor
fsico, tena su parte del equipo correcta. Ms que su parte.
Captulo Cuatro
l se despert en mitad de la noche.
Haba una sensacin extraa de hormigueo en la base de su columna vertebral.
No pareca sntoma de cualquier incomodidad o enfermedad. l se senta
perfectamente bien.
Mejor que bien.
Por primera vez en su vida, mientras dorma, se haba sentido en paz. Decidi ignorar
la vibracin sorda e inexplicable en la parte inferior de su espalda.
Trystan frot su mejilla en un suave movimiento contra la piel dctil del hombro de
Lois, atrayndola ms apretada en su abrazo seguro.
Captulo Cinco
Lois somnolientamente abri sus ojos ante los azul plateado. En su sueo, sus propios
brazos haban encontrado su camino alrededor del cuello caliente de Trystan. La mirada
fija del hombre era intensa, silenciosa y profunda. Qu buscaba en ella?
Sin hablar, l movi una de sus manos desde alrededor de su cintura hacia la base de
su cuello, bajo la cada pesada de su pelo. All, l le dio masaje, usando el pulgar y el
dedo ndice, aflojando los msculos apretados que se haban constreido bajo su mirada
apasionada.
2
Captulo Seis
Esa tarde, cuando Lois entr en el cuarto, advirti que Trystan estaba delante de su
computadora, sus manos volando a travs de las teclas. Estaba sentado en la silla,
envuelto en una sbana de la cama desde la cintura para abajo. Ms temprano, l haba
salido de su ducha cndidamente reclamando que no poda vestir las mismas ropas que
haba trado puestas antes a menos que fueran primero higienizadas.
Luego le haba preguntado dnde estaba su unidad de saneamiento.
Ella sonri al recordarlo. En vez de reir con l porque sus pantalones vaqueros
estuvieran apenas sucios despus de slo medio da de llevarlos puestos, simplemente los
haba tirado dentro de la lavadora. Ms tarde, cuando haba ido al pueblo para hacer
algunos mandados, haba adquirido unas mudas de ropa para l, incluyendo un par de
camisas playeras que no tuvieran ositos de peluche en ellas. Todava se preguntaba
acerca de eso.
-Qu ests haciendo?-. Ella se inclin sobre l, colocando una taza de t caliente en la
mesa. Trystan le sonri por sobre su hombro, produciendo un hoyuelo muy intrigante
en su mejilla derecha. l era tan guapo... Y tan ignorante de ello.
-Juego con tu computadora; es muy primitiva. He hecho algunas modificaciones-. l
tom un sorbo del t-. Esto es muy balsmico; qu es?
-T. Qu quieres decir con modificaciones?- pregunt ella, alarmada. Su
computadora era su sustento. O lo que quedaba de l despus de que Mark hubiera
salido corriendo.
-Observa-. Su dedo golpe la tecla de opcin. El despliegue de grficos salt unas
cuatro pulgadas fuera de la pantalla en una proyeccin hologrfica. La boca de Lois se
cay, abierta.
-Cmo hiciste eso?
-Lo he reprogramado. Admito que no es muy impresionante, pero esta unidad es todo
lo que tengo para trabajar. Coleccionas mquinas antiguas?- pregunt l seriamente-.
S un poco como para dedicarme a este pasatiempo.
Captulo Siete
Otra vez, Trystan se despert en la mitad de la noche.
Su cabeza descansaba cmodamente sobre la superficie plana y lisa del estmago de
ella; sus propios brazos estaban envueltos fijamente alrededor de su cintura. Como deba
ser.
La piel blanda de su abdomen era caliente y suave contra su cara. l respir
profundamente su perfume personal, dejando que llenara sus pulmones.
El sueo que haba experimentado mientras la tocaba era uno reconfortante y
profundo; pero an as
Estaba extraamente inquieto.
La sensacin inusual de hormigueo en la parte inferior de su columna vertebral haba
regresado. Slo que era ms insistente ahora. Zumbaba firmemente a lo largo de su
columna vertebral. Y la presin en su ingle haba aumentado igualmente.
Haba algo mal con l? Quiz haba contrado una forma desconocida de enfermedad
del espacio, aunque no estaba mareado... exactamente.
Levantando el cuello ligeramente de la regin de su vientre, su mirada qued atrapada
por el pequeo pezn rosado destacndose cerca de sus ojos. La delicada protuberancia
femenina era... bonita.
Por alguna razn, repentinamente se pregunt qu sabor tendra.
Fue ms bien un pensamiento tonto, pero aun as...
Antes de que pudiera analizar lo que pensaba, levant la cabeza ms all, tocando
ligeramente con la punta de su lengua la punta del pecho de ella.
Era interesante.
l lo intent de nuevo.
Trystan rpidamente dio un golpecito con su lengua hmeda a travs del pequeo
nudo aperlado. Se endureci instantneamente. Y tambin lo hizo l.
Trystan baj la mirada sobre s mismo, asombrado de lo que vea.
Su miembro masculino se haba hinchado a un tamao inmenso! Era ms, estaba tieso
y duro, casi dolorosamente, prominente, en un ngulo extrao fuera de su cuerpo.
Ms temprano, cuando Lois Ed le haba sonredo en esa forma especial, un
acontecimiento similar haba ocurrido, aunque crea que se haba hinchado aun ms
grande esta vez. Deba haber alguna enfermedad desconocida o quiz fue una reaccin
peculiar en ese planeta. Una alergia de algn tipo?
Cuando le haba ocurrido antes, haba descubierto que el agua fra aliviaba primero la
sensacin de ardor, luego, eventualmente, la hinchazn.
Lois gimi.
Los ojos azul plateado de Trystan se alzaron nerviosamente hacia su cara, notando con
alivio que respiraba tranquilamente. Afortunadamente, estaba todava dormida. Qu
tonto se habra sentido si ella hubiera despertado por su comportamiento aberrante.
l comenz a rodar por la cama, encaminndose rpidamente a la fuente de agua
fresca.
Cuando cerr los grifos y sali de la ducha, su largo pelo chorreando agua hacia abajo
por su pecho y su espalda, reexperiment en su mente la percepcin precisa de ese
pequeo nudo endurecido contra su lengua.
Girando el grifo de agua fra, inmediatamente entr en la ducha otra vez.
Captulo Ocho
-Un hombre hizo una visita y corrigi tu fregadero. Dej una nota para ti en tu cuarto
de cocina.
El fontanero... a fin de cuentas! Slo Dios saba cunto iba a costarle, pero al menos
tena un fregadero funcionando otra vez.
-Simplemente lo dejaste entrar?
-Por supuesto. Por qu no debera hacerlo? l dijo que t lo llamaste. Lo admito, al
principio me pregunt por qu l pensaba que lo habas llamado cuando yo soy tu
nico, pero luego me percat que no lo hiciste venir en la misma forma.
-Huh?
Trystan le lanz una mirada conocedora.
-Hay algo nico y especial entre nosotros, Lois Ed, que me trajo hasta ti-. Su
abrasadora mirada la hizo sonrojarse. Ella pens que era mejor cambiar de tema.
l haba parecido incmodo con la pregunta, hacindole recordar una reaccin similar
que haba tenido la primera vez que le haba hecho preguntas. Ahora, como antes, l le
dio la misma contestacin:
-T me llamaste y he venido.
Tena una Ausencia Injustificada. Ella simplemente lo supo. Cuntos problemas le
traeran a l haberlo hecho? No demasiados, rez. A pesar de estar equivocado por haber
ido all, pareca ser una persona compasiva y decente.
-Sabes, Trystan, quiz deberas regresar a tu casa pronto-. Seguramente, mientras ms
tiempo l se mantuviera alejado, peor sera para l.
-Todava no. No es el momento-. Luego l le sonri dulcemente-. Adems, Lois Ed,
debo ayudarte con tu negocio de impresin por microcomputadora-. l espaci cada
palabra cuidadosamente, provocando que ella sonriera.
Mir por encima los grficos otra vez, llevando la pila al sof con ella.
-stas son tan buenas...- murmur distradamente.
Trystan fue a sentarse junto a ella, mirndolos tambin.
-Son muy simples. Podra hacerlo mucho mejor si me permitieras hacer ms
modificaciones a tu mquina.
-No.
Todo lo que necesitaba era un manual con ilustraciones hologrficas saltando fuera de
la pgina frente a unos pobres e ingenuos tcnicos. Haran que ambos fueran arrastrados
por agentes del gobierno. Todo un X-File esperando.
-No, estos estarn muy bien, Trystan.
-Hay alguna otra cosa que quieras de m por el momento?-. l se apoy contra el sof,
levantando una ceja sugestivamente hacia ella.
Lois hizo un intento para no rerse. Trystan no era muy sutil.
-Bien, hay una cosa-. l se inclin hacia adelante, alisando hacia atrs un mechn de
pelo de su cara.
-S, mi nica?-. Su voz fue un ronroneo ardiente.
-Por qu traas puesta esa playera cuando llegaste?
Esa pregunta no era la que l esperaba o quera or.
-La playera? Qu playera?
-La que tiene un osito de peluche peludo encima-. Ella ri nerviosamente,
cubrindose rpidamente la boca con la mano.
Se hizo la luz en el cerebro de Trystan.
-Ah, la camisa que copi del varn pequeo. A ti no te agrad? A todo el mundo
pareca agradarle enormemente; l fue tocado y abrazado por muchos por esa camisa.
-Y t pensaste que te tocara y te abrazara si la llevabas?-. Sus ojos brillaron con
regocijo.
-Bien... - l le sonri a su vez ms bien tmidamente.
-Por qu lo llamas t 'varn pequeo'?
-Porque lo era. Nunca he visto a uno tan pequeo antes. Slo de este alto- l levant
su mano unos pocos pies sobre el piso para mostrarle-. Quiz era de una especie
diferente.
-Era un nio, Trystan. No sabes qu es un nio?
l se encogi de hombros.
-Nunca he visto esa forma de vida antes.
-Esa forma de vida? Cmo se reproduce tu gente, entonces?
-Qu quieres decir?
Aparentemente, l no tena idea acerca de qu hablaba ella.
-Cmo contina tu especie?
-Contina hacia dnde?
Lois se exasper.
-La humanidad crece de nios hasta hacerse adultos. No me digas que fuiste siempre
del tamao que eres ahora.
-Por supuesto que lo fui. De qu otra forma sera?
-Pero... cmo llegaste t a... existir?
Trystan pareca desconcertado.
- No s- finalmente dijo-. Nunca reflexion sobre eso antes. Recuerdo mi Despertar,
pero no antes.
-Qu es un Despertar?
-Es el comienzo de una existencia. Eso es todo lo que recuerdo, desde ese punto en
adelante-. Por qu nunca haba pensado en esto antes? De dnde haba venido? De
dnde haban venido todos ellos?
-Entonces no hay nios en tus mundos? Qu triste.
-No, no tenemos ninguno de esos nios de los que hablas.
-Envejeces?
-S, envejecemos. Aunque los Patrulladores llevan a cabo tratamientos de
revitalizacin para permanecer en la edad ptima para cumplir con el deber.
-Qu edad tienes, entonces?
-Han pasado el equivalente a treinta de tus aos desde mi Despertar.
Pero l ya era un adulto en su Despertar. Era confuso.
-Cunto tiempo abarca la duracin de tu vida?
-Normalmente vivira otros setenta de tus aos, excepto si ocurriera un accidente u
otro acontecimiento similar. Todava soy considerado joven en mis mundos. An as,
debo mantener mis tratamientos o comenzar a envejecer de una manera bsica. Si eso
ocurre, entonces eventualmente tendra que dejar de ser un Patrullador, lo cual no
querra hacer.
-Entiendo. Ha debido haberte costado entrenamiento y trabajo arduo haber llegado a
tu puesto. No es tan fcil dejar algo parecido.
-Lo entiendes. Es cierto que soy muy bueno siendo Patrullador; pero es porque estaba
seleccionado para esa posicin. Es algo como un honor. Uno debe tener el balance
Captulo Nueve
Alguien llamaba insistentemente a la puerta.
Ya que Trystan estaba ocupado tratando de imaginar cmo hacer algunas palomitas de
maz en la cocina, Lois fue a abrir. Qued impactada al encontrar a Mark al otro lado del
umbral.
-Mark! Q-qu ests haciendo aqu?-. Apart un rizo vagabundo de su cara para ganar
un segundo para tranquilizarse. se era el hombre con el que ella haba derrochado los
ltimos cuatro aos de su vida. El hombre a quien haba dado su amor y su inocencia. El
hombre que la haba abandonado.
-Lois. Es bueno verte otra vez-. Sus ojos caf oscuro recorrieron su figura con recuerdo
posesivo-. Eres tan bella como recordaba. Puedo entrar unos minutos?
Lois mir sobre su hombro en direccin a la cocina. Oy una cacerola traquetear en la
estufa, un Ay! seguido de unas cuantas palabras masculladas en una lengua extraa
que sonaban como una maldicin, y despus el maz comenzando a abrirse de pronto
con un pequeo sonido explosivo.
-Yo... supongo que estara bien por unos pocos minutos, pero realmente no creo que
tengamos mucho de qu hablar, Mark.
-Simplemente escchame... eso es todo lo que pido-. l la mir suplicante.
A pesar de ser una rata de primera orden, era sin embargo un hombre muy guapo,
pens Lois, abriendo la puerta para dejarlo entrar. Era asombroso cmo nada del
sufrimiento que le haba causado se reflejara en la cara masculina. Tal vez tendra un
retrato especial en su tico que bosquejara al Mark real en lienzo.
Haba slo una cosa que quera or del Dorian Gray mundial de las ediciones de oficina
a esas alturas: Por qu? Por qu, despus de cuatro aos, haba tenido l que
abandonarla, dejndola en una situacin tan difcil?
Mark entr despaciosamente en el cuarto.
Lois cerr la puerta, sin perder tiempo en preguntarle:
-Por qu lo hiciste, Mark?
Mark abri la boca para responder justamente cuando Trystan entraba tranquilamente
en el cuarto llevando un tazn desbordante de palomitas de maz. l se detuvo, clavando
los ojos en Mark con curiosidad. La mirada que Mark devolvi fue mucho ms hostil.
-Quin es l?- sacudi con fuerza su pulgar en direccin a Trystan.
Las ventanas de la nariz de Trystan se abrieron ligeramente ante el gesto ofensivo.
-Soy Trystan. Pregntame a m si quieres saberlo.
Lois poda ver por el estrechamiento leve de los ojos de Trystan que Mark no le haba
cado del todo bien. Rpidamente dio un paso entre los dos hombres. Lo ltimo que
necesitaba ahora mismo era una escena. Por el enrojecimiento de las orejas de Mark, era
necesario pensar en algo para controlar inmediatamente la situacin.
-Trystan es un... primo distante. l ha estado ayudndome con el negocio...- perfor a
Mark con una mirada afilada-... desde que te fuiste-. Surti efecto; Mark dio media
vuelta, incmodo con el recordatorio de su deplorable comportamiento.
-Oh-. Mark se dirigi a Trystan, extendiendo su brazo para el apretn de manos
tradicional.
Trystan mir hacia abajo la mano extendida, luego arriba a los ojos de Mark. Lo
estudi por varios momentos cargados de tensin.
Trystan decidi a ignorar el gesto de falsa cordialidad del hombre. Volviendo la
espalda al molesto intruso, se desplom pesadamente en una butaca, levant sus pies en
un cojn, y empez a comer ruidosamente sus palomitas de maz.
Lois escondi su sonrisa detrs de su mano. Trystan era un hombre muy perceptivo.
Mark observ a Trystan por un minuto lleno en la incredulidad. Finalmente, se volvi
hacia Lois.
-Mira, podramos ir a alguna parte a hablar?
-Hay una silla vaca aqu lo suficiente grande para ambos-. Trystan bruscamente
inclin la cabeza en direccin al sof, sin dejar de hacer estallar las palomitas de maz en
su boca.
Mark apret los dientes.
-Quiero decir, en privado.
-Esto es lo suficientemente privado-. Trystan son inflexible. Lois trag.
-Por qu no nos sentamos aqu?-. Ella se sent rpidamente.
Sin alternativa, Mark se uni a ella en el sof.
-Quera hacer un intento y explicarte... Por qu hice lo que hice.
-Qu te pas, Mark? Cmo pudiste...?-. Ella se detuvo, incapaz de seguir. Mark
coloc la mano en su brazo, apretando amablemente la piel suave en un gesto de fingida
empata.
Trystan los observ muy cuidadosamente. Por alguna razn, no le gust que ese
hombre tocara a Lois Ed; no era como si el hombre estuviera siendo excesivamente
atrevido, intentando un preludio para conectarse, pero aun as...
Los dedos de Mark acariciaron el brazo de la joven mientras comenzaba a hablar.
Captulo Diez
Ocurri de nuevo en la mitad de la noche.
Peor esta vez.
Yacan uno al lado del otro, abrazados. Como debera ser, la curva del cuerpo de la
joven ajustndose perfectamente a la de l.
Los brazos masculinos estaban envueltos alrededor de ella cuando l despert. Desde
su interior, l se senta quemar. Arda.
Su cuerpo entero estaba tamborileando con una energa desconocida que crepitaba,
crujiendo a travs de l. Pero lo peor se concentraba en su miembro masculino.
Lata, hinchado y pulsando. Morira l de ese mal espantoso? Dola tanto...
Lois mascull algo incoherente en su sueo, apoyndose ms atrs contra l. La piel de
su espalda y su trasero se desliz apretadamente contra el cuerpo del hombre. Trystan
reprimi un gemido de agona.
Se haba enfrentado a invasores aliengenas, haba luchado por su vida y su gente.
Deba ser fuerte. Jurando que sobrevivira a ello, apret los dientes.
La noche pas lentamente para l, en un tormento penossimo.
Cuando los primeros rayos de luz pasaron a travs de la ventana del dormitorio,
Trystan estaba cubierto de sudor. Pero no estaba mejor. Peor an, estaba ms dolorido.
Una distraccin.
Necesitaba una distraccin para que su mente olvidara esa afliccin. Adems del dolor
monumental, esa... esa cosa lo haca sentirse irritado. Impacientemente, apart de sus
ojos una gruesa guedeja de pelo de Lois Ed de donde haba estado cosquilleando la parte
delantera de su nariz.
Sus ojos se fijaron en la nuca expuesta del cuello de la mujer. l quera presionar sus
labios contra ese lugar vulnerable. Hacerlos deslizar a travs del espacio de terciopelo
expuesto a su mirada.
Se haba vuelto loco?
Hondamente indignado consigo mismo, salt fuera de la cama, despertando a Lois en
el proceso. Ella abri sus ojos somnolientos para verlo de pie directamente a su lado
junto a la cama. Sus ojos se ensancharon cuando comprendi qu estaba frente a su cara.
Ella se enderez con un chillido, agarrando firmemente la sbana contra ella.
-Qu es eso?-. Ella apunt un dedo acusador a la obvia protuberancia.
Trystan trat de fingir que nada estaba fuera de lugar.
-Qu?
-No te hagas el ingenuo. Por qu tienes esa ereccin enorme?- demand ella.
Trystan no tena idea acerca de qu hablaba ella, pero su actitud, sin embargo, lo
irrit. No poda ver que estaba enfermo?
-Ests siendo terca y ridcula- espet l, dirigindose al cuarto de bao.
El agua fra lo ayudara. Fra como el hielo.
Lois se qued en la cama, agarrando firmemente la sbana en un silencio atontado.
Trystan se haba excitado.
Fsicamente excitado.
Le haba ocurrido antes? Saba l lo que significaba? Tal vez lo hiciera.
Tal vez le ocurriera a su raza todo el tiempo, pero en cierta forma ignoraban las
implicaciones.
Tal vez por ello l pareca tan molesto cuando ella haba sealado lo obvio.
O tal vez, simplemente tal vez, nunca le haba ocurrido antes y no supiera qu hacer
acerca de eso.
Una sonrisa lenta y traviesa avanz lentamente a travs de su cara. Saba exactamente
qu hacer en cuanto a ella concerna.
Cmo sera con l?, se pregunt. Ella slo haba estado con Mark, pero en cierta
forma pensaba que podra ser diferente con Trystan... no por las razones obvias, sino en
virtud de su naturaleza sincera.
Estaba segura de que Trystan hara la experiencia muy especial para ella. La valorara
mucho y se dara completamente a s mismo, estaba convencida.
Lois admiti para s misma que ella lo deseaba. La siguiente vez que l se encontrara...
indispuesto de esa manera, ella tena la intencin de suministrarle el tratamiento
prescripto.
Captulo Once
Sobrevivira.
Aparentemente, lo que fuera que lo llenara de ansia no era una amenaza para su vida.
Hasta entonces.
Trystan pas una mano temblorosa a travs de su pelo largo. Pareca abalanzarse sobre
l en una serie de ataques. En un minuto estaba bien, al siguiente, estaba ardiendo.
Quiz debera volver a su nave para averiguar si poda hacer que el medi-programa
buscara a fondo un antdoto.
No, no poda hacer eso. Haba calculado ese viaje prolijamente acerca de los niveles de
gasto que tena, y deba ser muy conservador con el uso de energa.
Haba sobrevivido hasta ahora. De hecho, entre las rachas de ataques, pareca
recuperarse completamente... hasta que el siguiente embate lo atrapaba. sta pareca ser
una indicacin positiva de que su cuerpo dominaba con maestra el problema. Excepto
que los ataques parecan manifestarse ms frecuentemente.
Se dara un da ms.
Si no haba mejorado a la siguiente maana, no tendra ms alternativa que buscar
ayuda de su nave. Afortunadamente, por el resto del da, sobrevivi sin una sola
reincidencia. Lois Ed haba entrado en otro cuarto, al cual ella llamaba la guarida, para
trabajar en un proyecto diferente. l permaneci con los grficos de funcionamiento en
el cuarto de la computadora domstica.
Captulo Doce
Su suerte no continu.
Captulo Trece
Lois abri los ojos.
En la oscuridad de la noche, la luz de la luna se filtraba a travs de las sombras
parcialmente encumbradas, encontrando de pronto la cama. Iluminando a Trystan.
Broncneo y desnudo, l estaba de espaldas bajo sus propias caderas. El aura
circundante de la luna lo converta en un dios pagano.
Era esplndido!
Lois enrosc su brazo alrededor del cuello viril, jalndolo amablemente hacia adelante,
urgindolo hacia su boca mientras los dedos de su otra mano se ensartaban a travs de
las hebras largas de su cabello lacio. Los ojos masculinos se ampliaron
momentneamente mientras ella colocaba sus labios contra los de l, luego los
entrecerr cuando la joven movi sus labios, ms suaves, contra los de l, de ac para
all, de la manera ms agradable posible. Ella era hermosa.
Poda saborearla ahora. Saborearla y beber de ella.
Ella chup su labio superior. l la lami a su vez y cosquille las esquinas de su boca
con la lengua.
Ella lo mordi. l devolvi el favor mordiendo tambin, luego succionando
gentilmente su lujurioso labio inferior.
Trystan hizo aquello para lo que era bueno; tom el mando. Sin contenerse ms
tiempo para seguir sus pistas, su lengua empez una aventura propia, sobre la hendidura
pequea por encima del arco de su boca, avanzando a travs de la comisura de sus
labios, y, finalmente, haciendo lo que haba pensado hacer la otra noche. Entrar en ella
completamente con su lengua.
Ella estaba hmeda y ardiente all, tambin.
Despacio, empez a explorarla y la acarici y sabore hasta que pens que se volvera
loco con la percepcin, el sabor, el perfume de ella contra l, bajo l, en l, dentro de l.
Estaba hinchndose y engrosndose dentro de ella. Pero a Lois no pareci molestarle;
al contrario, gimi y se retorci bajo l. Trystan saba ahora lo que ella quera; Lois Ed
deseaba que l se moviera dentro de ella en la misma forma que lo haba hecho en su
boca con la lengua.
Pero l no lo hara. No esa primera vez.
Sus manos bajaron para aferrar sus caderas, para impedir sus movimientos.
-Trystan- ella gimi-. Muvete adentro
-No, mi nica- contest l desarrapadamente-; quiero sentirte as... quiero que me
sientas dentro de ti as, tan profundo...
l lati dentro de ella, la sinti respondiendo con sus estremecimientos. Comenz a
subir sus manos hacia su cara, hasta la base de su cabeza, para intentar aun ahora
ensearle su forma de aparearse, pero algo ocurra entre los dos. Algo poderoso. Crudo.
Salvaje.
El fuego en su cuerpo estaba fuera de control. Sinti una oleada precipitada de latidos,
profundamente dentro de l, fortalecindose y elevndose. Apenas pudo musitar
estranguladamente su nombre, agarrndola firmemente para apretarla ms contra l.
Poda morir de esto? A l no le importaba!
Lo mismo que l experimentaba pareca ocurrirle a ella. Lois lo abraz, expresando su
placer simplemente con su nombre.
-Trystan!
Entonces, cay como una bomba sobre l.
Captulo Catorce
-Trystan Trystan, ests bien?
Lois golpe ligeramente la cara de su amante con la palma de la mano. La haba
asustado al desmayarse en la culminacin del acto. Qu saba realmente de su fisiologa
alien? Qu sucedera si, en su exuberancia, lo haba daado de algn modo?
Los ojos azul plateado se abrieron lentamente, ligeramente aturdidos.
-Estoy vivo?
Lois no pudo evitar una sonrisa.
-S, ests vivo-. Ella alis una hebra hmeda de pelo sedoso fuera de su frente-. No
ests lastimado de alguna manera? Cmo te sientes?
Su frente se arrug mientras l pensaba en su presente condicin.
-Me siento... muy bien-. Esa no pareci la verdad completa-. No me siento Lois Ed,
muy, muy bien- expres con una sonrisa.
-Creo que nos conocemos ahora lo suficientemente bien para dar de baja la parte de
Ed y simplemente me llames Lois.
Sus ojos cobraron una luz nebulosa.
-Te conocer mejor, Lois-. l vehementemente comenz a rodar hacia ella,
acariciando con su boca la boca femenina-. Me gusta este nuevo mtodo de
apareamiento que he descubierto-. l captur su lbulo con los dientes.
-Qu t has descubierto? Trystan, no creo que entiendas
-Es una expresin maravillosa de unin, a diferencia de cualquier otra que haya
experimentado antes. Fue igual para ti? Puedo decirte lo que siento sin palabras y
pensamientos, simplemente con mi cuerpo fsico. Es de lo ms notable-. l pas las
palmas bajo el trasero de la muchacha, ahuecndolas sobre sus nalgas hacia l.
Increblemente, empezaba a endurecerse otra vez!
Sus labios abiertos atacaron la curva de su cuello, dibujando contra la piel. Lois se
qued sin aliento.
-Trystan, t
-Parece que estoy afligido otra vez, Lois. Siendo la persona compasiva que eres, s que
me ayudars a aliviar esta condicin, mi nica-. l tom su boca en un beso caliente.
Lo que fuera que haba estado a punto de decir, se perdi cuando l captur el pico de
su pecho en su boca ardiente.
-Esta vez me mover para ti- murmur l.
Y lo hizo por una eternidad.
Captulo Quince
-Debemos detenernos- ella se qued sin aliento.
-Por qu?-. Trystan rot sus caderas, causando que un gemido diminuto se escapara
de los labios de Lois.
-P-porque voy a desmayarme. No puedo mover un msculo.
l sonri contra su garganta.
-Seguramente puedes mover algn msculo al menos...- l se movi profundamente
dentro de ella.
-Oh, Dios mo...
Trystan la bes vidamente, sus manos ahuecndose a los lados del rostro femenino.
-Djame mostrarte mi tcnica, Lois- jade l, sus movimientos exquisitos y enrgicos
haciendo que los dos jadearan.
Otra vez, ella neg con la cabeza.
Haba sido la misma peticin repetidamente a todo lo largo de la semana anterior,
mientras practicaban su ardiente manera de hacer el amor. Una vez que Trystan haba
saboreado las alegras de la pasin fsica, no haba manera de controlarlo. Haba sido
insaciable. De hecho, apenas haban dejado el dormitorio durante das.
Como un nio con un juguete nuevo, l quera probar todo, en cada forma concebible.
La haba amado con su lengua, su boca, su cuerpo, en la cama, el piso, la mesa de la
cocina, en la baera, y una vez, cuando no haban podido llegar al dormitorio, en las
escaleras.
l era increble. Una vez, distradamente le haba dejado entrever que tena una cierta
reputacin entre los Patrulladores referente a sus encuentros con las mujeres. Lois
sospechaba que su propensin natural hacia la lujuria se derramaba sobre el reino
fsico de la misma manera.
Captulo Diecisis
Lois estir los brazos sobre su cabeza.
Haba estado en la computadora por horas. La espalda la mataba. Era,
desafortunadamente, una de las desventajas de su trabajo en casa.
Trystan surgi detrs de ella, colocando sus manos grandes en sus hombros;
expertamente, masaje los msculos tensos en su cuello con una habilidad increble.
-Oh, eso siente tan bien.
-Podra pensar que me estoy apareando fsicamente contigo por esos sonidos que
haces- coment l.
Ella abri un ojo para observarlo por sobre su hombro.
-Muy divertido.
-Mmm-. l frot su barbilla contra la parte superior de su cabeza-. Si hubiera sabido
que podra arrancar estos sonidos de ti simplemente frotando tus hombros as, lo habra
probado antes. Piensa en todo el tiempo que hubiramos ahorrado.
-Piensas que eres gracioso?
l se inclin para colocar un beso en la curva redondeada de su brazo.
Captulo Diecisiete
Trystan comenz a rodar fuera de Lois, acurrucndola en la comodidad segura de su
abrazo. Ya ella estaba profundamente dormida. l la haba agotado.
Su conciencia lo pinchaba ligeramente. Haba pensado si la cansaba lo suficiente, ella
podra reducir su resistencia inflexible hacia l. Pero no haba resultado de ese modo.
No porque l no estuviera lo suficientemente motivado dentro de su cuerpo para
participar con entusiasmo de su intercambio fsico; lo estaba. De hecho, podra haber
seguido amndola vigorosamente durante toda la noche en ese nuevo mtodo del que
ambos disfrutaban. Sin embargo, l quera ms.
Captulo Dieciocho
El siguiente mes fue un tiempo idlico para los dos amantes.
Jugaron juntos y trabajaron juntos, sin seguir ningn patrn en absoluto, y sin
embargo, en cierta forma, logrando hacer ambas cosas.
Trystan haba ideado un programa nuevo de edicin de oficinas para el negocio, que
funcionaba como un sueo. Especficamente hecho a la medida para su estilo de
imagimtica, el trabajo que produca era al mismo tiempo preciso e innovador.
Como consecuencia, Lois haba logrado entregar la mayor parte de sus contratos a
tiempo, recogiendo otros nuevos como resultado del buen trabajo que haban hecho.
Mientras l estaba trabajando en el programa nuevo, Lois haba alertado a Trystan de
que no hiciera ms mejoras. l comprendi rpidamente lo que ella quera decir,
menguando lo que realmente deseaba hacer en el programa final. El resultado era por
lejos mejor que ninguna otra cosa en el mercado.
Lois pens tal vez podran publicar y vender el programa en el futuro. Podra probar
en principio con un capital pequeo. Puestos a pensar en ello, con su habilidad superior,
Trystan podra poner en marcha su propia compaa programadora de desarrollo.
Junto con desarrollar programas, Trystan tambin haba desarrollado un apetito por el
canal de cable de pelculas clsicas. Parecan agradarle especialmente las comedias
musicales de los 40s y 50s. Ella a menudo lo atrapaba observando la televisin, con una
sonrisa leve y aturdida en su cara mientras Fred Astaire taconeaba a travs del cielo raso
y las paredes o Gene Kelly se encabritaba a travs de las calles de Pars.
Una vez, lo haba visto soltar una carcajada mientras Donald O'Connor se reflejaba
como un conejo elstico a travs de las calles de un pequeo pueblo proclamando su
amor por una mujer al tiempo de la msica. Se pregunt qu interpretacin dara l a la
locura de Hollywood. Lois estaba segura de que nada en la galaxia poda ser tan extrao
o bizarro como una pelcula terrestre.
El lado ntimo de su relacin se haca ms hondo; Trystan, vidamente, exploraba
todos los aspectos fsicos de su conexin con intensidad apasionada. Era un amante
atrevido y sexy. Incansable en su persecucin, erticamente inventivo con su deseo, l
la mantena en una condicin perpetua de neblina sensual.
Fue un interludio perfecto.
Hasta que ella empez a tener nuseas en la maana.
Captulo Diecinueve
No poda ser.
Simplemente no poda ser! Lois pas un pao sobre el sudor de su frente mientras
trataba de domar ese ltimo ataque de nuseas. Trystan le haba dicho...
A pesar de lo que Trystan le haba dicho, todos los signos apuntaban en una direccin
inevitable. El perodo retrasado. La blandura en sus pechos. Su sensacin de agotamiento
por las tardes. Las nuseas.
Lo matara.
No, primero, ira a la farmacia a comprar una prueba casera. Luego lo matara.
Lo encontr, ms tarde ese mismo da, sentado frente a la TV con sus pantalones
vaqueros y su camisa playera, los pies cruzados encima de la mesa para el caf. Haba
una expresin juvenilmente inocente en su cara de oh! mientras observaba la
pantalla. S, definitivamente lo matara.
Lola de Damm Yankees preguntaba: Quin siente el dolor cuando hace el baile del
mambo?, y Lois pens que ahora ella poda contestar a esa pregunta con autoridad.
Agarrando el control remoto, apag la televisin. Trystan se volvi hacia ella con una
mirada inquisitiva.
-Cre que habas dicho que no podas tener nios-. Sus manos estaban en sus caderas,
su pie taconeando impacientemente.
Los ojos azul plateado de Trystan se ensancharon.
-No tenemos nios.
-Bien, t vas a tener uno ahora!
-T t quieres decir que te he hecho un nio?-. Las esquinas de sus labios se
levantaron en una semblanza de sonrisa-. No entiendo esto, Lois, pero es de lo ms
intrigante.
Eso lo logr.
-Intrigante? Intrigante! T ignorante, manaco sexual espacial... crdulo!-. Lois
empez a caminar de arriba abajo, luego se detuvo, golpeando su frente con la mano-.
No puedo creer que haya cado con ese acercamiento dulcemente inocente. En qu
estara yo pensando para no
Cuando ella dio el siguiente paso, Trystan serenamente se inclin hacia adelante, la
aferr de la cintura, y la atrajo sobre su regazo. Sus ojos brillaban con diversin mientras
contemplaba su cara horrorizada.
Usando el asombro momentneo de Lois para su ventaja, acarici sus labios otra vez,
en un movimiento sensual, contra los de ella.
-Me gusta la idea de un nio. Me complace, mi nica.
Lois parpade, mirndolo, todava ligeramente deslumbrada por encontrarse yaciendo
sobre sus muslos, con la mirada fija en esos bellsimos ojos encendidos. Sus dedos se
trenzaron en las hebras largas de su pelo negro, que caa hacia adelante sobre sus
hombros.
-De verdad?- murmur ella contra su boca.
-Mucho Mmm. Muchsimo- la boca del hombre se aferr a la de ella en un beso
abrasador.
Lois nunca estuvo muy segura de qu sucedi luego, pero lo siguiente que supo era
que ambos yacan sobre sus ropas esparcidas sobre el sof, tratando de recobrar el
aliento.
-Te das cuenta de que esto es lo que ha causado el problema en primer lugar?
-No es un problema.
-Es fcil para ti decirlo- ella mascull.
De todas maneras l no la oy o no le prest atencin; su inters, aparentemente,
estaba completamente concentrado en el prospecto de convertirse en padre.
Desde ese momento adelante, l la bombarde con preguntas interminables.
Captulo Veinte
El siguiente fin de semana, Lois llev a Trystan a una pequea tienda en medio de
Wyster-Shire, sobre la que un amigo le haba contado, en un pueblo cercano que
pareca ser una meca local para artesanos y artfices. La tienda se especializaba en ropas
para recin nacidos hechas a mano.
Trystan se mostr asombrado de los trajes diminutos. Los examin muy de cerca. Lois
se preguntaba en qu estara pensando, cuando l se volvi para mirarla de una manera
muy seria.
-Si el nio va a ser tan pequeo- dijo sinceramente-, ambos vamos a tener que
vigilarlo muy cuidadosamente para que nada malo le ocurra.
l era tan dulce. Sonriendo, Lois se empin para besarlo en la mejilla.
-Tendremos mucho cuidado, Trystan; te lo prometo.
Compraron varios trajes pequeos, adecuados para un recin nacido, con Trystan
inseguro en lo referente a por qu no podan comprar ninguno de los trajes azules o
rosados, si unas cuantas de las mantas que ella haba comprado tena ambos colores. La
vendedora le gui el ojo a Lois mientras dejaban la tienda tomados de la mano.
De vuelta, en el viaje en coche, Trystan permaneci muy quieto. Lois pens que l
todava trataba de buscar el sentido al tab del azul y el rosado. En realidad, sus
pensamientos marchaban en una direccin mucho ms seria.
l no se haba percatado de que el nio sera tan diminuto. Cmo poda llevrselo en
su nave espacial? Los rigores del viaje a travs del espacio podran resultar demasiados
para una forma de vida tan pequea.
Y qu de Lois? Cmo viajara ella en esas condiciones? Estara demasiado dbil al
llevar a su nio?
l no saba mucho del proceso, pero lo que saba, de hecho, lo tena preocupado acerca
de la sabidura de someterlos a ambos a un viaje demasiado pronto.
Lois ni siquiera haba experimentado el vuelo interestelar antes. Era un viaje largo.
Quin saba cmo reaccionaran ambos a l?
Y Lois, adems, se rehusaba a conectarse con l. Simplemente eso haba impedido que
se marcharan antes. Y ahora con el nio...
Sencillamente tendra que esperar hasta que el nio llegara y ambos parecieran lo
suficientemente fuertes para hacer el viaje. Para entonces, Lois ya habra conectado con
l y el momento sera el adecuado.
Trystan suspir. Haba deseado tanto presentar inmediatamente a su nio a las
personas de sus mundos nativos, mostrarles lo que haba hecho l. Senta un orgullo por
ese logro como ningn otro en su pasado. Nadie ms, que l supiera, haba hecho tal
cosa.
Por desgracia, simplemente eso tendra que esperar.
Despus de todo, el bienestar de Lois y el nio deba ser su primera preocupacin.
Incluso poda sentir a Lois mirndolo con una cierta predileccin. Esa preocupacin
natural de la hembra hacia el varn, usualmente slo ocurra despus de que una pareja
se apareara completamente, con un apareamiento incorpreo total.
Deseaba que ella confiara en l ahora de esa manera tambin, aun si fuera inconsciente
de que l necesitaba eso. No, nunca los decepcionara, ni a ella ni a su nio. El viaje
deba posponerse.
Pasaban una florera cuando l repentinamente se detuvo.
-Cmo llamas t a esas flores?
Lois mir para ver lo que sealaba l.
-Rosas de t rosadas. Por qu? Te gustan?
Trystan clav los ojos en las flores por varios minutos. Haba algo de acerca de ellas...
-Quiero que las tengas, Lois.
l pareca tan serio.
-Bien. Vamos a obtener algunas entonces. Son bonitas; las pondremos en la mesa de la
cocina.
l hizo una pausa, recorriendo con la mirada el rostro de ella, una expresin cariosa
plasmndose en su cara. Su mano firme, amablemente, se apret sobre las de ella.
-Y pondremos ms al lado de nuestra cama, as las podremos ver cuando nos
levantamos en la maana, mi nica.
-Qu romntico! Y qu te parece sobre la mesa al lado de la computadora? Y la mesa
para el caf en la guarida?
-S-. l le sonri ampliamente-. Llenemos la casa entera con ellas. Tantas, en todas
partes, que al mirarlas veremos un recordatorio de-. Su frente se arrug.
-Un recordatorio de qu, Trystan?
-Yo no recuerdo-. l pareci momentneamente confundido.
-Es igual; lo haremos de cualquier manera!-. Tomando su mano, ella lo meti en la
tienda, donde compraron todas las rosas rosadas que el florista tena.
Captulo Veintiuno
La mquina de caf goteaba su brebaje oscuro en la jarra.
Trystan no tena una predileccin excesiva por l, pero lo beba en ocasiones. Ella, por
otra parte, era una cafadicta. Al menos, lo era hasta su embarazo.
Lois clav los ojos en la cazuela con un ojo ictrico, preguntndose si iba a ser capaz de
manejarlo esa maana. La puerta de la cocina estaba abierta detrs de ella, y oy a
Trystan caminando suavemente a travs del piso de ladrillos con los pies desnudos. Ella
se volvi hacia l, con la intencin de preguntarle si le gustara una taza, pero las
palabras nunca salieron de sus labios.
Algo estaba mal.
Lo poda ver en su cara.
Vistiendo nada ms que un par de pantalones vaqueros, l se hinc de rodillas delante
de ella, enterrando la cara contra su diafragma. La abraz fuertemente contra l y
cuando se apart, las lgrimas refulgan en sus pestaas.
Dios Santo, no ahora. No cuando todo va tan bien. Por favor no lo dejes decirme que
tiene que marcharse...
Colocando una mano en la cima de su cabeza, ella dej que sus dedos se enredaran en
su pelo grueso, preguntndose qu hara si nunca ms tuviera la oportunidad de sentir
esa masa sedosa bajo sus palmas otra vez.
-Qu sucede?-. Apenas pudo articular la pregunta.
Las palmas de Trystan se ahuecaron sobre los codos de ella. Su cara tena una tristeza
inmensa.
-Mi nave se ha ido. Nunca podr regresar a casa.
Lois cerr sus ojos por un momento. Era muy egosta de su parte, lo saba, pero no
poda evitar sentirse aliviada por las noticias. l no podra marcharse ahora.
-Por qu?
Trystan no poda hablar; la abraz otra vez, enterrando la cara contra ella. Y Lois
sinti una terrible compasin por l. l haba ido a ella, y ahora lo haba perdido todo.
Y repentinamente supo por qu su nave se haba ido.
-Por lo que hicimos-. Su voz fue seca.
-S. Soy el primero en dos mil aos que...- l levant el cuello para observarla-. T has
despertado un centro de placer en m que ha estado inactivo en mi gente por milenios,
Lois. Se tema que, si tuviera permiso de regresar a casa, contaminara a otros
simplemente con mi presencia. Mis energas andan altas, comprendes.
Ella lo saba mejor que nadie.
-Ahora soy considerado como un invasor, y nunca podr aproximarme a ninguno de
los veintisiete mundos reglados por los Concejos Unidos. Para asegurarse de mi
conformidad, han ordenado que mi nave regresara.
-Oh, Trystan, lo siento tanto por ti, pero te mentira si no te dijera que me alegro al
mismo tiempo. Ahora no podrs dejarme para
-Dejarte?-. l pareca estupefacto-. Nunca te dejara, mi nica. Nunca. Por qu
pensaras siquiera algo as?
-Pens que regresaras a tus mundos dijiste que lo haras.
-S, pero tena la intencin de llevarte conmigo. La nica razn por la que esper tanto
es porque an no hemos conectado. No estaba seguro de los efectos del viaje en ti y
nuestro nio pens que sera mejor esperar hasta que ambos estuvieran lo
suficientemente fuertes. Pero, dejarte?-. l la abraz alrededor de la cintura,
ponindola ms cerca-. Podra dejar atrs una parte de m mismo?
-Oh, Trystan-. Sus brazos rodearon su cuello; Lois se inclin de modo cuidadoso sobre
l, frotando su barbilla contra la parte superior de su cabeza.
Trystan acarici su mejilla contra su abdomen.
-Quiz es mejor as. Los Concejos Unidos estaban en lo correcto. Nunca podra dejar
este placer fsico que he encontrado contigo, mi nica.
-S que yo no podra-. Lois trat de sonrer a travs de sus lgrimas.
Los ojos claros de su amante encontraron los suyos.
-Qu mejor manera para decirte cmo me siento? Cuando te toco me das placer, t lo
sabes. Cuando mi boca implora acariciar la tuya, t lo sabes. Cuando mi cuerpo presiona
ardiente contra ti, t lo sabes. Y cundo siento la caricia dentro de ti-. Los ojos de
Trystan reflejaron aquel primer encuentro con recordada pasin- t lo sabes. No es
verdad, mi nica?
-S, Trystan. Es as.
l la levant en sus brazos.
-Entonces djame decirte ahora cmo es para m, en este minuto, cunto te necesito
tanto como necesita latir mi corazn. Te demostrar mi espiritualidad en esta expresin
fsica, esta traduccin de hacernos Uno-. l la llev por las escaleras al dormitorio.
All, cariosamente, la coloc en la cama.
Desat el cinturn de su bata, ayudndola a desprenderse de ella, luego abri la
cremallera de sus pantalones vaqueros, saliendo de ellos en un paso y abrazndola
contra s. Se extendieron juntos sobre la colcha hecha a mano.
Lois se pregunt si su bisabuela alguna vez habra imaginado cmo se enlazara ella en
esa colcha, que un da ella y Trystan se convertiran en una parte vital del patrn de
anillas entretejidas. Fue un pensamiento caprichoso.
El dorso de los dedos de Trystan roz ligeramente la forma de su clavcula,
deslizndose hacia abajo para acariciar la parte inferior de sus pechos en un movimiento
de lento vaivn.
-Tus pechos estn ms llenos. Y estos- un dedo perezoso form remolinos alrededor
del pezn, haciendo que instantneamente se endureciera- stos tienen un color ms
profundo ahora-. Sus ojos se ensombrecieron cuando la cima se destac en un nudo
tenso-. Alimentars a nuestro nio, Lois?-. Su voz fue un ronroneo ronco.
-S- musit ella, recorriendo con sus manos la fuerza de sus brazos.
Sus ojos azul plateado se levantaron lentamente hacia los de ella.
-Y me alimentars a m tambin, mi nica? Si necesitara de ti?
-S, Trystan, s...
l inclin su cabeza lentamente hacia el pezn erecto, su palma ahuecando el peso de
su pecho, levantndolo hacia su boca descendente.
-Entonces alimntame ahora- murmur l antes de que su boca maliciosa cubriese el
pico.
Lois agarr firmemente sus hombros potentes, gritando ante ese contacto abrasador. l
la atrajo, succionndolo profundamente en su interior; tirando fuertemente, dibujando
movimientos que en un instante zumbaron a todo lo largo de su cuerpo. Ella siempre lo
deseaba y, para su deleite, estaba siempre lista para l. Pero cuando l se dispona a jugar
con ella de esa manera, la muchacha saba que su amante tena la intencin de llevarla a
la cumbre una y otra vez, volvindola loca primero.
Como para probar su punto, la lengua de Trystan form remolinos alrededor del duro
pezn ahora, provocativa; la superficie generosamente mojada se desliz bajo la punta
de la lengua, en una lamida lnguida y rugosa sobre la superficie perlada. Como
respuesta, Lois delicadamente mordi la curva de su cuello. l ri ahogadamente contra
ella, la vibracin excitando an ms los sensitivos nervios de su piel.
Mientras l continuaba sus ataques devastadores en su pecho, un dedo perezoso
camin sin rumbo a travs de su caja torcica, siguiendo la lnea central de su torso,
provocando el pequeo ombligo sensitivo. Lois brinc del susto cuando la punta de su
ua gilmente rasp crculos concntricos alrededor de su ombligo.
Trystan reconoci su respuesta devolviendo el favor. Delicadamente marc sus dientes
en la curva de su cuello. Sus dedos se sumergieron ms abajo...
Trenzndolos en los rizos en la unin de los muslos femeninos, jal ligeramente de
ellos con la suficiente fuerza para causar una cierta friccin en un lugar muy sensitivo.
Un tenso pulso de anhelo onde a travs de ella desde ese lugar caliente entre sus
piernas. En ese exacto momento, l recaptur su pezn con los dientes.
Lois pronunci algo inaudible y desliz sus palmas por la curva de su espalda hasta
ahuecarlas sobre sus nalgas perfectamente redondeadas. Eran unas curvas bonitas y
apretadas.
Lois hizo un intento infructuoso de acercarlo a ella, esforzndose en apresurar las
acciones de su amante.
Trystan sonri ante el obvio intento de Lois de moverlo hacia adelante. l haba sido
el capitn de su propia nave, y era capaz de ajustar un rumbo. No era diferente all. l
guiara ese viaje con ella a su propio ritmo. La siguiente vez, ella podra empuar el
timn.
Trystan movi su dedo a lo largo su sedosa hendidura, insertndolo ligeramente entre
los pliegues cubiertos de roco. Su ser lquido lo rode. Ella estaba muy mojada. Saba
ahora exactamente qu era ese fluido, lo que significaba, su textura, su sabor dulce y
pungente. Sinti que se pona ms duro.
No, nunca dejara voluntariamente ese placer que haba encontrado con ella. No por
su nave. Ni aun por los Concejos Unidos.
Mucho antes escogera ser designado paria el resto de su vida, preferira no ver nunca
ms su tierra natal otra vez antes de sufrir la prohibicin de no tocar su boca dulce bajo
la suya u or los sonidos diminutos de placer que ella gema exactamente cuando l se
deslizaba por completo en su cuerpo.
Trystan presion dentro de ella apenas con la punta de su dedo. Las paredes
aterciopeladas lo rodearon. Su dedo traz movimientos circulares dentro de ella,
dejndola conocerlo una vez ms, preparndola para su entrada, dejndole ver cmo iba
a ser entre ellos. Los magistrales movimientos le hablaban con el lenguaje especial de los
amantes.
-Trystan, eso se siente tan, tan bien...
-Tambin para m, mi nica. Quieres que entre en ti ahora?-. Su boca traz un
camino ardiente en su garganta-. Entrar profundamente en ti para que puedas sentir mi
eje de hombre latiendo para ti al mismo tiempo que palpita mi corazn?
Sus palabras la hicieron temblar.
-S, Trystan. Ahora...
Levantando la pierna de Lois sobre su muslo, l se introdujo en un empuje veloz y
firme que los hizo contener la respiracin a ambos.
Capturando su boca en una flama fogosa de deseo, l se movi en embates largos e
interminables. Sus hbiles movimientos y sus caricias encendidas pronto los dejaron a
los dos casi incoherentes.
Las palabras desarticuladas e indescifrables de derramaban entre ellos, pero ellos no
estaban tan abstrados. Al contrario, Trystan y Lois estaban muy conscientes de lo que
cada uno trataba de decir al otro, y sus suspiros, sus gemidos, y sus quejidos guturales
eran ms que elocuentes dadas las circunstancias.
Atrapado en la tempestad del amor, Trystan, febrilmente, rod sobre s para que Lois
estuviera bajo l. Sus brazos la rodearon, atrayndola apretadamente dentro de su
abrazo. l empuj profundo en ella, inmovilizndola contra el colchn con un
movimiento completamente ertico de sus caderas.
l habl en voz baja en su oreja, su voz ronca temblando tentadoramente a lo largo de
su garganta.
-Djame entrar en ti ahora, Lois. Completamente. T sabes lo que quiero.
Lois se congel bajo l.
Trystan pas su mano ligeramente sobre la oleada pequea de su estmago.
-Hemos hecho una vida nueva junta. Har muchas ms para ti; pero quiero conocerte
a mi manera- murmur-. Quiero hacerte ma completamente. Djame amarte, mi
nica... djame... djame...
l puntu cada una de sus splicas sinceras con su boca abierta arrastrndose
salvajemente a travs de su cara, su frente, la lnea de su mandbula. Con empujones
lentos y fuertes en su cuerpo, hasta que ella pens que perdera la razn.
Ella no poda negrselo ya.
Alz sus brazos alrededor de su cuello, cerrando apretadamente sus ojos.
-Por favor no me lastimes demasiado, Trystan.
l termin todo movimiento, exhalando la desilusin de su equivocacin. Ahuec la
parte de atrs de su cabeza en su mano.
-Mrame, mi nica.
Lois abri sus ojos cautelosamente. l ahuec su cara, contemplndola con una
expresin tierna.
-No te lastimara voluntariamente por nada del universo. No es lo que piensas. He
tratado de explicarte que no saba que estabas intacta la ltima vez, y que no te
preparaste correctamente para mi entrada. Ser diferente esta vez, te lo prometo-. l
vacil, luego continu.
-No podr impedir toda la incomodidad esta primera vez, pero mi intencin es traerte
slo placer. Har mi mejor intento para asegurarme de que sea la ms agradable de las
experiencias para ti. Debes confiar en m en esto o no continuar.
Sus rasgos bellos y sinceros la observaron a la expectativa. Ella confiaba en l. Era
extrao, pero ahora que lo recordaba, nunca haba confiado completamente en Mark
antes, nunca se haba sentido completamente segura con l. Nunca se haba sentido
apropiada con Mark.
Pero no haba sido de esa manera con Trystan.
Casi desde el principio, ella haba sentido una especie de sentimiento de aceptacin
con l. Ciertamente, nunca se haba sentido amenazada por l de ninguna manera, ni
aun cuando supo por primera vez que era un extraterrestre. Oh, se haba escandalizado,
ciertamente, pero no asustado. Nunca se haba asustado.
Lois se relaj en sus brazos.
-Confo en ti, Trystan-. Ella descans su frente contra su barbilla-. Hazme tuya.
Los labios masculinos rozaron su frente brevemente; entonces, l le levant el pelo
para colocar sus dedos en la base de su cabeza.
Lois cay dentro de Trystan.
Y el color brill intermitentemente ante sus ojos, y otra vez form remolinos en
medio de un flujo alborotado de patrones que cambiaban de forma. La alegra la rode, y
ella supo que era Trystan. l la llevaba consigo en su personal y misteriosa travesa
mgica.
Lois se ri, pero no habra podido expresar con palabras qu causaba su diversin, pues
habra estado muy confundida. Era como si sintiera el humor. Y tanta felicidad! Se
percat de que Trystan le estaba comunicando eso, emprendiendo el viaje en su forma
especial.
Luego la presencia se convirti en una presin tierna rodendola. Slo que no fue
similar a la ltima vez. Esta vez, Trystan fue a ella y se retir, fue a ella y se retir, en
una marea natural de flujo y reflujo.
Su presencia la abord en olas que se plegaban sobre s mismas.
Rodando contra ella, y retrocediendo, l se marchaba y resurga. En cada oportunidad,
l pareca gotear dentro de ella un poco ms hasta que, con la ola final, l se fluidific en
ella completamente, en un movimiento perfectamente integrado e indoloro.
Hubo un momento muy breve de incomodidad. Luego una especie de sensacin
explosiva. Y l estuvo adentro.
Fue la cosa ms notable que Lois alguna vez haba experimentado. l estaba con su
espritu dentro de ella poda sentirlo!
Y comenz a amarla en ese nuevo mtodo extrao.
Fue diferente a cualquier cosa que hubiera experimentado antes. Trystan se trenz a s
mismo alrededor de ella en un baile de luz. La provoc y tent, y estimul sentidos que
ni siquiera saba que posea. La dirigi con l en una aventura extraordinaria. Y el
placer que le daba!
Si bien era una novicia total en ese reino, Lois sospechaba que Trystan era muy
experimentado, ciertamente. Ahora entenda completamente su reputacin bien
merecida en el arte de conectarse, pues l la guiaba con tal delicadeza exquisita,
resaltando cada cada de sensacin, como un verdadero artista.
Lois estaba fascinada.
Luego sinti algo ms. Una sensacin fsica.
Trystan se mova en ella.
Estaban todava unidos fsicamente l estaba encima de ella, movindose
tentadoramente dentro de su cuerpo mientras conectaba con su mente. Lois pronunci
un grito desinhibido de deleite.
Fue la experiencia ms bella de su vida.
Y pensar que haba tenido miedo de dejar que Trystan compartiera esa unin
absolutamente increble con ella! Qu tonta haba sido.
Trystan le enviaba ahora una onda de su pasin. Llame adentro y alrededor de ella en
los tonos del rojo y el prpura, una impresin pesada y hmeda. Continu con una ola
fresca y verde de satisfaccin en su mente.
l mantuvo esas sensaciones de afecto, acaricindola en arcos iris calientes, anidando
dentro de ella en su forma y la de ella. Trystan extrajo dulcemente cada respuesta que
poda de la experiencia.
Luego l volvi su mirada hacia ese lugar especial que lo haba llamado desde el
comienzo un rincn secreto que nunca poda ser encontrado excepto por el nico. Un
lugar donde el corazn y el espritu se asociaban como Uno.
l mir hacia el portal simblico. Su corazn agotado tena un ruido sordo y estable;
poda ver la vida fluir alrededor de l en esos sonidos pulsantes.
Eplogo
Lois mir a hurtadillas desde el marco de la puerta.
Trystan estaba sujetando a su diminuta hija, andando de arriba abajo por el cuarto
infantil, palmeando dulcemente su espalda. Mientras se paseaba, cantaba dulcemente en
voz baja, aplacando los tonos para el beb.
-Dije que no seras problema? Hmm?
Un puo diminuto chasque su barbilla.
-Ves? Ya ries conmigo. Qu te he hecho?-. l atrap los dedos pequeos en su boca,
cosquillendolos en broma.
-Si me mantienes toda la noche de esta manera, cmo se supone que he de hacer ms
para tu madre?-. l bes la cabeza pequea cubierta de pelusa, mecindola tiernamente.
Los ojos de Lois se llenaron de lgrimas mientras observaba a los dos. Record la
primera vez que Trystan haba sostenido su hija en sus brazos poco despus de su
nacimiento. Las lgrimas haban hecho un camino sobre las mejillas de Trystan,
desesperado por las emociones hacia la vida diminuta que l haba ayudado a crear.
La vida era una sorpresa continua, se maravill Lois. Al borde de perderlo todo, ella,
en lugar de eso, haba encontrado todo. En una noche, sola y desesperada, haba enviado
una oracin al cosmos y ese hombre la haba odo. Su hombre.
l haba vuelto la espalda a todo lo que conoca, haba desafiado sus costumbres, y,
probablemente, roto varias de sus leyes para alcanzarla.
Su Amor.
Su nico.
Su Trystan.
Derramando una ltima mirada a la habitacin infantil para asegurarse de que nunca
olvidara esa imagen, Lois se sonri y rpidamente regres de puntillas a la cama. l
regresara a ella pronto.
Siempre lo haca.
Nota de la Autora:
Como probablemente has conjeturado, s, el nombre de Lois Ed es un anagrama para
Isolde. Segn al menos una versin de la historia de Tristan e Isolde de las Leyendas de
la Mesa Redonda, Isolde es pretendida por Mark, Rey de Cornwall, quien mat a Tristan
en un acceso de celos, e Isolde muri con el corazn destrozado. Los desventurados
amantes fueron sepultados juntos en una sola tumba, donde duermen en brazos uno del
otro por toda la eternidad. Un rosal blanco y un rosal rojo crecieron junto al sitio de las
tumbas. Con el paso del tiempo, las rosas blancas y rojas se unieron, formando rosas
rosadas, que simbolizaron su amor eterno.
Pens que merecan un mejor final esta vez.