Tarsis de Armando Rosselot Ebook Promocional
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8128-I
TARSIS
ARMANDO ROSSELOT
A mis padres
los primeros dioses o por los pilares que sostienen al mundo. Algunas frases en hebreo hablan
sobre los dioses que mantienen el propio universo; los universos Hay ms de uno? se pregunta. La respuesta no tarda en llegar y l tiembla de miedo. Sabe que tras esa pregunta hay algo que no se puede nombrar, que no es ni oscuro
ni fro: es el vaco del vaco. No logra imaginarlo.
Sabe que pronto vendr la voz. Que de ella
no lograr huir jams, pues ella es parte de s
mismo. Que la telaraa inmensa, que es todo lo
conocido y lo desconocido, est ms visible a sus
sentidos. Yahveh? Elohim? Al? No. l tiene
muchsimos ms nombres, hay incontables lugares, tiempos, momentos que no son ms que un
suspiro a los ojos de l. Estn los pequeos nexos
en todo paraje que tambin son parte de l mismo.
Schayrererai? Aquel nombre resuena en la
ms profunda de las cavernas de su mente y es
tan lejano como uno de los grandes vacos del
universo.
Se detiene junto a la chimenea y observa como su padre hijo? an duerme luego de
haber bebido una botella de vodka que yace en el
piso, ahora de madera. De pronto, la chimenea
no es tal y en su lugar hay un televisor que muestra un programa envasado de hace un par de
aos. Las voces suenan dismiles y ficticias. Ob-
serva sus propias manos y han cambiado de color; est sucediendo otra vez, piensa. Entra al bao y cierra la puerta con premura, para luego
encender la luz y la llave del agua para mojar su
rostro. Mirarse en el espejo de una vez por todas.
Quin soy? Quin fui? Se pregunta.
Atrs hay un espejo ms y el reflejo se repite
hasta el infinito. Sus ojos se presentan en sus
mismos ojos y as por siempre Quin ser en
este baile de mscaras?
El aroma a la cena servida sobre la mesa lo
saca de sus pensamientos. Su madre lo llama al
comedor. La casa es sencilla, su nombre como el
de sus padres tiene tres nmeros, es la definicin
de pobreza, como antes era la casta, la raza, la
sociedad... o despus?
La voz de su madre hermana? resuena
otra vez en sus odos y quizs en los de otros
iguales a l, en distintos lugares, espacios. Sabe
que est conectado a todos sus yo en ese tiempo;
ese que tambin flota sobre la terrible bruma del
vaco, junto al hacedor, esperando su pronta aparicin.
Ve las luces, las estrellas, los colores y siente
el primer llamado que viene siglos en el futuro,
o en un pasado tan remoto que pertenece a otra
creacin? No lo sabe ni desea cuestionarse ms
aquel pensamiento. Tiene mucha hambre.
LA CITA
1
Despert como de la muerte. Pasaron largos
minutos y comenz a sentir sus labios con algo
de humedad. Sus dedos ya no eran los alambres
a punto de quebrarse en una eterna espera dentro de un cementerio volador. Quizs un gran
sarcfago mal llamado navo.
Abri los ojos. Un danzar de luces y sombras
lo rodearon, demor algunos segundos en reconocer los rincones de la sala de hibernacin, hasta que por fin sus sentidos recordaron... el extenso ciclo, la primera jornada que al fin haba ter-
Si se fija bien, Zandal, las lecturas se tornan confusas a los tres mil aos luz, pero vuelven al estado esperado en la ltima desaceleracin, luego
de un ao luz.
Zandal otra vez sinti temor. Ms all de lo
que le pudiese ocurrir a l, le preocupaba mucho
la seguridad del Nio Puente, Quiami, y que los
contactos con aquella inteligencia aliengena no
lo daaran ni le causaran algo que pudiese herirlo fsica o mentalmente.
Record cuando haba comenzado todo, en
su hogar: Io, dos aos estndar antes del viaje. El
Istmo haba requerido su presencia en forma urgente, mediante un comunicado de prioridad 1,
sacndolo de forma abrupta de su tranquila vida
en la universidad, la que era necesaria para su
recuperacin emocional luego del accidente en
que haba perdido para siempre a Danina- 43, su
Dana; tan solo a dos meses desde que contrajeron
matrimonio. As, luego del comunicado, lo internaron en los luminosos pasillos del Istmo en la
Tierra, con la misin de investigar un probable
contacto de segundo y primer orden con un sujeto desconocido, posiblemente va percepcin
squica. Su sorpresa fue mayscula cuando el
Nexo o Puente a analizar era nada menos
que un nio de diez aos. Hijo de unos simples
obreros de tres y cuatro nmeros sociales, los que
no daban cabida a las razones del todo poderoso
ve, primera prioridad para reclutarlo en las esferas de control poblacional. Lo que el Istmo y los
organismos humanistas descubrieron despus
fue algo mucho ms grande de lo que nadie pudiese imaginar.
Luego de todo aquello, durante una lluviosa
tarde en la Tierra, le entregaron al nio a Zandal
para su cuidado. Hubo qumica de inmediato.
Quiam-111 no presento ningn tipo de oposicin
al trabajo que le exiga. A las pocas semanas, luego de cientos de pruebas, se concluy que el
Puente (cuanto odiaba Zandal que lo llamaran
as) estaba en conexin con un ente extraterrestre, muy avanzado, de inteligencia lgica y al parecer, segn las tablas de Dromell, no hostil. sta
fue llamada: Inteligencia Uno.
Cun milagroso result el ltimo informe. El
hombre, cansado de recorrer un cuarto de la galaxia en busca de alguien con quien hablar durante dos mil aos, haba casi desecho la idea de
vida inteligente en el cosmos y haba perdido todo deseo de aventurarse y descubrir nuevos
horizontes. Solo haba encontrado vida en forma
de bacterias y hongos. Lo ms cercano a un hombre que se hall, haca ms de mil aos antes que
partiera la misin del Nido, fue un animal semejante a una medusa (el Elohm) en un mar subterrneo de Fangora, que era una de las lunas de
Tripor-3 en el sistema del Milodn; Planeta don-
Pero en ese momento a Zandal le preocupaba que el Cerebro Central (CC) no diera todava
la autorizacin para despertar al nio de su primera gran siesta, para que con su ayuda se
pudiese nivelar el curso de Nido hacia su lejano
y misterioso destino.
Haba que esperar unas horas ms que todo
se normalizara, le dijo el doctor. Aguard paciente hasta que al fin todo retorn a la normalidad y
entr en la sala de recuperacin, ansioso de ver al
nio.
Quiami, cmo te encuentras? pregunt,
apenas vio al nio sentado al borde de su cubculo.
Creo que bien, Seor contest el nio,
con la voz algo ondulante, y confundido por los
efectos de la larga hibernacin.
Tuviste algn sueo que recuerdes? No
importa si demoras en decrmelo, tmate tu
tiempo, ok? el nio asinti enrgicamente y
sonriendo.
Zandal acarici la dorada cabellera del pequeo al momento que le daba a beber un vaso
con lquido a base de nutrientes.
Seor...
S, Q?
No tuve un sueo, ahora que recuerdo. Si
no que el nio lo mir algo confuso, ya
habamos despertado antes, o no?
de pnico, de personalidad y otros sntomas asociados. Para Zandal lo nico que importaba era el
bienestar del nio, y ste, en alguna manera, representaba todo lo que l nunca pudo ser. No
deseaba tener a ese pequeo nio solitario a merced de los caprichos del Istmo. No. No dejara
que nadie daara jams al nio. Nadie en absoluto.
***
Transcurrieron los cuatro das restantes sin
otro contacto. Quiami, comprendiendo la situacin, entr en estado de trance inducido por
Zandal. La rectificacin del curso se hizo por
transposicin de datos entregados en Tierra antes
de la partida y lo que se pudo conseguir de la
mente del nio. Segn CC haba menos de un
diez por ciento de probabilidades de error, lo
cual iba aumentar de manera exponencial en los
saltos siguientes si no haba ms contactos y rectificaciones.
Zandal entr a la cmara con ms temor que
la primera vez. Estaba el desasosiego, sutil e inocente que haba percibido en Quiami. Un temor
que estaba siendo absorbido por ellos durante
todo el viaje en hibernacin, como una flor carnvora de siglos de gestacin.
2
Quiami, cmo te encuentras? era la voz
del doctor Weist, veo que te recuperas mejor
que la primera vez.
Zandal?
Est en recuperacin, hijo respondi el
doctor muy paternal. Lo vers apenas est
bien, ahora deja que las Mangas Maternas te
ayuden a reincorporarte.
Bernard Weist se qued en la sala con el nio. Nunca haba tratado a Quiami l solo, pero
era mejor comenzar a acercarse al nio, pens.
En caso de que Zandal sufriera algn tipo de
problema mayor al que se haba suscitado en esa
ocasin.
Todos se encontraban sentados alrededor de
la mesa del pequeo comedor para cenar, menos
Zandal, ya que l haba tenido bastantes dificultades para recuperarse en su segundo despertar.
que vio fue el inmenso abismo del espacio profundo, acompaado por la gran sonrisa del doctor y la compaa de los dos navegantes del Nido. Al parecer todo haba vuelto a los protocolos
establecidos y no deba preocuparse, pues su
amigo estara bien. As le haba dicho Chacha en
aquella luz en su mente.
Zandal, a pesar de las drogas, an no senta
sus miembros. En un momento, mientras era
alimentado por las sondas, pens que la verdadera muerte haba llegado de una vez por todas
para llevarlo donde Dana, para sacarlo de esa
aventura sin cabeza en la que se haba encaminado junto a los otros corderos... corderos, pens;
solo con reparar en aquella palabra hizo que recordara lo que lo mantena tendido an en la
cpsula de hibernacin: Quiami haba hablado
con l en los sueos... Imposible, pens, pero
tambin haba ido a un sitio durante aquel segundo salto. Cerr los ojos y, usando todo su entrenamiento junto a las pocas fuerzas que su
cuerpo todava tena, record lo que de verdad
sucedi.
***
Por qu me muestras esto y Schayrererai desea que lo vea?pregunt Zandal, aceptando lo que
pareca ser la antesala a su muerte definitiva.
Dijo que es para que tengamos nuestras propias conclusiones. Y evitemos lo de las otras veces.
Pens en el doctor, los navegantes, la raza humana; su raza, su especie. En la soledad enorme que envolva al hombre desde haca eones...
Y los otros qu: el doctor, los navegantes?
No hubo respuesta de Quiami.
El virus siempre avanza termin por decir el
nio.
Ese virus nos alcanzar, o nos espera como
un lobo asechando a los corderos? Quiami responde,
qu te dijo? Es Inteligencia Uno un lobo?
Otra vez no hubo respuesta, hasta que un mundo
rojizo y devastado con solo una pequea porcin verde
y azul se les vino encima. Luego, el aroma a la tierra y
un clido viento toc cada uno de los sentidos de Zandal. De pronto, todo era vida y aquel mundo entero
pareca florecer.
Observa y sgueme le orden el nio con
gentileza, mientras Zandal senta sus pies sobre la
hierba y ya no haba cansancio.
El hombre no daba crdito a lo que estaba experimentando, eso era sin duda mucho ms que un sueo
o una simple auto hipnosis. Era el paraso?
Dnde estamos?pregunt Zandal, ya con la
respiracin agitada por encontrarse en una atmsfera
Ah se encontraba Dana, frente a un altar, vestida de rosa y con flores en su cabello. Su Dana. Quiso
una explicacin de Quiami, pero el nio solo le dijo
que lo sac de su casi muerte en otro tiempo y que
despus recibira su esperada respuesta. Y por supuesto que la esperaba. S, era lgico que todo lo que estaba
experimentando era un sueo o algo creado por aquella gran fuerza llamada Inteligencia Uno pero haba
algo ms, y Zandal no poda ir en contra de lo que
estaba sintiendo, no era capaz de cuestionarse nada
ms, pues en alguna forma todo lo que suceda era
algo deseado con todas sus fuerzas.
El nio ley el conflicto en su rostro y ojos.
Quiami le dijo solo lo que l deseaba:
Ve Zandal, Seor. S feliz ahora. Ten una vida,
la vida que te mereces, la que una desgracia te ha quitado de las manos y pronto veras perdida. Recuerda,
el que hizo todo es bondadoso y quiere tanto al lobo
como al cordero. Ve y vive, cuando mueras ser tan
solo una pequea muerte, como en las cmaras. Recuerda que el tiempo es como el agua en el tiesto, y
esta es una sensacin de la cual el hombre ya casi no
es prisionero.
Eres Chacha, no?
No, Zandal, casi... Ya te lo dije: Estoy entre t
y l. T tienes la respuesta final.
Todo se puso confuso, como si su yo fuesen dos
personas, hasta que la otra tom el control y, antes de
NDICE
Edicin ntegra
11
LA CITA
15
INTERLUDIO
62
DESCUBRIMIENTO
63
EPLOGO
109