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LA POSIBILIDAD DE MÚSICAS INTERESPECÍFICAS CON EL CUCARACHERO COMÚN Y LA HABÍA AHUMADA INTERCAMBIOS INTERDISCIPLINARES Y SOCIALES EN MEDELLÍN Y RÍOCLARO Proyecto de tesis para el Doctorado en Artes Simón Castaño Ramírez Grupo de Investigación: Musicales Regionales Línea de Investigación: Música - Identidad - Cambio cultural Directora de Investigación: Carolina Santamaría Facultad de Artes Universidad de Antioquia Medellín 2019 ANTECEDENTES Y ACTUALIDAD DE LOS ESTUDIOS SOBRE EL TEMA En estos últimos diez años ha sido enriquecedor preguntarme sobre la posible musicalidad de algunos sonidos de otras especies animales desde mi quehacer musical. Al escucharlos, he reflexionado sobre cómo los orígenes y la extensión del fenómeno de lo musical puede no estar circunscrita solamente a lo humano. Conjuntamente, esta posibilidad ha motivado la experimentación que he realizado como compositor con las sonoridades, estéticas y técnicas que he escuchado en estos sonidos1. Ahora bien, en nuestros días de crisis ecológicas y avances tecnológicos, es posible encontrar nuevas razones y maneras para cuestionar y estudiar nuestro lugar humano en el transcurrir del planeta, y en este caso preguntarnos por nuestra exclusividad en lo musical. Es así como en diversas perspectivas disciplinares, esta inquietud está tomando nuevas configuraciones en las últimas décadas, por lo que se hace necesario revisar los antecedentes y la actualidad de esta temática. La zoomusicología, la zoosemiótica y la ecomusicología La pregunta por la música de otras especies animales es central en la zoomusicología. La compositora y zoomusicóloga Emily Doolittle define la disciplina como “El estudio de los aspectos que tienen características musicales en las comunicaciones sonoras entre los animales no-humanos” (Emily Doolittle & Gingras, 2015). El filósofo y semiólogo Dario Martinelli, va un poco más allá, y afirma que es el estudio de los usos estéticos de las comunicaciones sonoras entre los animales (Martinelli, 2009, p. 6). Aquí, la expresión comunicación sonora indica una clara orientación semiótica, o más específicamente zoosemiótica. Es así como encontramos a esta disciplina –la zoosemiótica- enmarcando a la zoomusicología; porque además de estudiar específicamente las expresiones sonoras musicales, en ella también se estudia de una manera general “la semiosis dentro y a través de las especies animales”2 (Martinelli, 2010, p. 1). Por su parte, la ecomusicología también se interroga por la musicalidad de otras especies animales, y “más que una disciplina o una interdisciplina […] se puede comprender mejor como un campo de múltiples perspectivas” (Allen & Dawe, 2016). Estudia “la música, la cultura y la naturaleza en toda la complejidad de esos términos. La ecomusicología considera los asuntos musicales y sonoros, tanto textuales como performativos, relacionados con la ecología y los entornos naturales” (Allen, 2014). También podría ser definida sucintamente como “la sumatoria de los estudios ambientales más los estudios del sonido/música.” Está enmarcada el movimiento de crítica ecológica, entendido como “el estudio crítico de los productos literarios, y otros artísticos, relacionados con el ambiente (y esta crítica cultural normalmente toma aproximaciones éticas y/o políticas).” (Allen & Dawe, 2016, p. 1 En estos enlaces se pueden apreciar dos ejemplos de estas exploraciones con las sonoridades, estéticas y técnicas de los sonidos. 2 La semiosis es definida como “el proceso mediante el cual algo es un signo para algún organismo” (Martinelli, 2010, p. 1). 2). Es de destacar que tanto la zoomusicología, la zoosemiótica como la ecomusicología, son enfoques disciplinares muy recientes, y no tienen más de cincuenta años. Miradas de las ciencias naturales; la etología/ecología de la conducta, bioacústica, la neurociencia y la biomusicología Por su parte, la pregunta por lo estético/musical en otras especies animales en las ciencias naturales, viene de vieja data. “El término música se ha utilizado libremente desde Aristóteles para referirse a los cantos de las aves” (Fitch, 2006, p. 182). Ya en el siglo XIX, Darwin planteaba que la sensibilidad estética es compartida entre las aves y los seres humanos (1871). Sin embargo, esta perspectiva no fue aceptada por toda la comunidad científica de finales del siglo XIX. Esto implicaba que otras especies intencionalmente escogían su pareja de acuerdo a unas convenciones estéticas, y en el caso de sus cantos, a unas convenciones estético/musicales. La posibilidad de agencia e intencionalidad en otras especies animales era y sigue siendo polémica3. Adicionalmente, las convenciones estéticos/musicales eran entendidas por los detractores de las ideas de Darwin -de acuerdo a su época-, como un desarrollo acústico no funcional en términos de supervivencia biológica (Mundy, 2018, p. 25; Witchell, 1896, pp. 12-21; Wallace, 1889). Posteriormente, y hasta la mitad del siglo XX, se pueden encontrar diversas posturas alrededor de la existencia de lo estético/musical en el canto de los pájaros4. Sin embargo, en el periodo postguerra, gracias a la utilización de las nuevas tecnologías de visualización del sonido –el espectrógrafo y su espectrograma-, el estudio de lo estético/musical en los cantos y vocalizaciones de los pájaros fue mayoritariamente desplazado por las miradas funcionales y objetivas (Mundy, 2009, p. 1): “El impacto del espectrograma sonoro después de la segunda guerra mundial fue revolucionario. Por primera vez, todas las ricas complejidades del canto de los pájaros se revelaron para un estudio objetivo” (Marler, 2004, p. 38). En las actuales ciencias naturales, las disciplinas más cercanas a ésta pregunta serían la ecología de la conducta, la etología, la bioacústica, la neurociencia y la biomusicología. Esta última explora de una manera directa lo musical por fuera de la esfera humana. Las publicaciones especializadas de esta disciplina no tienen más de tres décadas. En ellas, la biomusicología “posiciona en su misma fundación, el análisis del origen de la música y su aplicación al estudio de los orígenes humanos” (Wallin, 1991). Una de sus ramas principales, la musicología evolutiva, “trata los orígenes evolutivos de la música, tanto en términos de una aproximación comparativa de la comunicación vocal de los animales, como en términos de una aproximación sicológica a la emergencia de la música en el línea del homínido” (Wallin, Merker, & Brown, 2001, p. 5). En algunos contextos, el término biomúsica es usado equivalentemente al de biomusicología para denominar esta disciplina (Gray, 2014). Sin embargo también es posible encontrar biomúsica con otras significaciones («Biomusic», 3 Actualmente incluso se discute sobre el ámbito y los reales alcances de la intencionalidad en los actos del ser humano (Delon, 2018, p. 2). 4 Para revisar con detalles estas discusiones sugiero leer “Why Bird Sing?” (Rothenberg, 2005) y “Animal Musicalities” (Mundy, 2018). 2019). (Loroño, 2000). Concecuentemente, en esta propuesta privilegiamos el término biomusicología para propósitos de claridad conceptual. Por el lado de la biología colombiana, se pueden encontrar artículos y tesis con gran rigurosidad metodológica, en donde se reconoce y se estudian comunicaciones entre diferentes individuos de otras especies (p. ej. Laverde Rodríguez, 2016; Hector F. Rivera-Gutierrez, Pinxten, & Eens, 2011; Hector Fabio Rivera-Gutierrez, 2011). Sin embargo, no existen - o no están disponibles- textos que giren en torno a la posible musicalidad de algunos cantos de las aves de nuestro territorio. En el terreno internacional, la gran mayoría de los textos y publicaciones que abordan los sonidos de otras especies animales en los últimos 70 años, no están centrados en la pregunta por lo estético/musical. En la ecología de la conducta, etología, bioacústica y neurociencia, no es frecuente encontrar ésta temática (exceptuando las publicaciones biomusicológicas). Una de las razones para esto podría encontrarse en las restricciones epistemológicas de estas disciplinas en donde tiene preferencia lo cuantificable: es complejo cuantificar la subjetividad, diversidad y contextualidad de los fenómenos estético/musicales. Otro posible antecedente radica en la concepción occidental tradicional que afirma la cultura, la estética y la música como asuntos exclusivamente humanos. Aun así, se pueden encontrar varios textos o fragmentos que tienen un foco de atención por esta pregunta de lo musical en los cantos de las aves (Araya-Salas, 2012; Armstrong, 1973; Baptista & Keister, 2005; Craig, 1943; Dobson & Lemon, 1977; Earp & Maney, 2012; HallCraggs, 1962; Hartshorne, 1958; Kroodsma, 2007, pp. 267-276; Marler, 2001; Rothenberg et al., 2014; Slater, 2001; West et al., 2004). Al revisar estas aproximaciones, es posible afirmar que en ellas “no existe una unanimidad de opinión. Los enfoques reduccionistas acerca de la naturaleza funcional de los cantos de los pájaros derivan no tanto de la ciencia, como de las percepciones populares de ésta” (H. Taylor & Lestel, 2011, p. 77). En contraste, hay quienes afirman que “los dos preceptos básicos del conocimiento de los cantos de los pájaros se mantienen sin alterarse desde el siglo XIX” (Mundy, 2009, p. 8). Estos preceptos afirman que sus cantos sirven principalmente para defender sus territorios, y para el cortejo (Catchpole & Slater, 2008; Gill & Gahr, 2002). Al comparar y estudiar las similitudes y diferencias de las comunicaciones vocales de otras especies con las músicas humanas, la biomusicología, junto con la zoomusicología, la zoosemiótica y la ecomusicología, tienen el potencial de cuestionar las presentes definiciones de música (Martinelli, 2009, p. 23). Sin embargo, las corrientes de pensamiento posthumanistas y las perspectivas antropológicas de la etno/musicología han cuestionado algunas tendencias epistemológicas de las ciencias naturales; y tanto la zoomusicología, la zoosemiótica y la ecomusicología se nutren de estas tendencias. Por esto es pertinente comprender los lugares de donde provienen estas críticas. Los cuestionamientos de la etno/musicología, los estudios de lo sonoro (Sound Studies) y el posthumanismo En la década de los 80, referentes en el campo de la etno/musicología como Steven Feld y Anthony Seeger aportaron, en un diálogo con la antropología, una mirada que desdibujaba los limites occidentales entre los sonidos y las músicas; y la naturaleza y la cultura. El primero introdujo el término acustemología, que une lo acústico con lo epistemológico: desde el sonido podemos construir conocimiento, y su escucha, interpretación y comprensión se puede estudiar y caracterizar como un hábito epistemológico. Para Feld, esta era una “nueva manera de hablar sobre la coexistencia y las correlaciones de múltiples fuentes sonoras” (Feld, 2012, p. xxvii [1982]). Con la expresión acustemología, Feld enfatiza la concepción de que se construye conocimiento, no sólo desde los sonidos producidos por los humanos (incluidos el lenguaje hablado y las músicas), sino también desde los sonidos producidos por otras especies, e incluso por otras fuentes inanimadas, como el agua, el viento, etc. Anthony Seeger, por su parte, cuestiona cómo las relaciones entre la cultura y la naturaleza eran fundamentales para comprender la música (Ochoa Gautier, 2016, p. 133). Por su parte, los estudios de lo sonoro, o Sound Studies, son definidos como “una área interdisciplinaria emergente, que estudia la producción y consumo material de la música, el sonido, el ruido, y el silencio, y como estos han cambiado a través de la historia y dentro de diferentes sociedades” (Pinch & Bijsterveld, 2004, p. 636). En su interdisciplinariedad confluyen “la ecología acústica, el diseño de sonidos y de paisajes sonoros, la antropología de los sentidos, la historia de la vida cotidiana, la historial ambiental, la geografía cultural, los estudios urbanos, la cultura de la audición, los estudios artísticos, la musicología, la etnomusicología, los estudios literarios, y los estudios de ciencia y tecnología (STS)”(Pinch & Bijsterveld, 2012, p. 7). Otras miradas críticas frente a ciertas perspectivas científicas occidentales provienen del posthumanismo. Este puede ser descrito como un movimiento filosófico heterogéneo que analiza los paradigmas del humanismo desde perspectivas pragmáticas, post-estructuralistas y de la teoría de sistemas. Adicionalmente se ocupa en el problema del antropocentrismo y el especismo, y cómo las prácticas de pensamiento y lectura de la realidad deben cambiar a la luz de esta crítica (Wolfe, 2009, pp. xviii-xix). Filósofos y académicos como Michel Foucault, Judith Butler, Bruno Latour, and Donna Haraway, entre otros, se pueden comprender como pensadores posthumanistas. En su conjunto, diferentes tendencias de la etno/musicología, los Sound studies, y el posthumanismo señalan lo problemáticas que pueden ser ciertas aproximaciones a la pregunta por lo musical en otras especies animales. Desde estos lugares se puede expresar, que algunas conceptos y epistemologías de la zoomusicología, la zoosemiótica, la ecomusicología y la biomusicología pueden llegar a ser: naturalistas autoritarias, positivistas y/o reduccionistas, y etnocéntricas y/o antropocéntricas acríticas. De ellos se puede dificultar la real comprensión del fenómeno sonoro/musical y tal vez establecer relaciones de poder desequilibradas donde las prácticas, los conocimientos, filosofías, cosmologías y cosmogonías de otras culturas están subordinadas a las ontologías y epistemologías occidentales. Esta sería una mirada general de las definiciones, posturas y cuestionamientos desde lo disciplinar sobre el tema la pregunta por lo musical en otras especies. Paralelamente, para esta propuesta, también es relevante introducir las experiencias previas documentadas que han intentado establecer comunicaciones musicales con otras especies animales. Las músicas interespecíficas El reconocimiento de los sonidos de otras especies animales como una fuente inspiración musical tiene una larga historia, y existen numerosos ejemplos de su uso directo en la composiciones y creaciones humanas: “desde que la historia, el mito o la memoria puedan constatarlo, la música humana se ha relacionado con las canciones [o sonidos] de los animales”(Emily Doolittle, 2008). Sin embargo, el registro y documentación de los intentos por establecer comunicaciones musicales en vivo con otras especies animales es realmente muy reciente. Estos intentos también puedes ser denominados como músicas interespecíficas5 (Nollman, 1998). David Rothenberg es un filósofo, clarinetista, jazzista y zoomusicólogo, con una gran producción artística y académica sobre la pregunta por las músicas no-humanas y su relación con las nuestras (Rothenberg, 2005, 2019; Rothenberg et al., 2014). Él ha documentado, descrito y analizado sus experiencias musicales interespecíficas (Archie Powell, 2007; Rothenberg, 2008). Jim Nollman, es un compositor, artista conceptual y activista ambiental, cuyo proyecto musical interespecífico más reconocido ha consistido en usar música en vivo para interactuar con las orcas salvajes de la costa oeste de Canadá durante veinticinco años (Nollman, 1998, 2002, 2008). 5 En el contexto de la biología, intraespecífico se refiere a la interacción entre individuos o grupos de individuos de la misma especie, mientras interespecífico se refiere a la interacción entre individuos o grupos de individuos de diferentes especies. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA Actualmente existe una separación teórica y vivencial entre el ser humano y sus entornos naturales en varios contextos disciplinares y sociales. Ésta es evidente en la fuerte distinción institucional y epistemológica entre lo cultural y lo natural. Esta separación se refleja en una visión y acción etnocéntrica y antropocéntrica acrítica, que podría estar limitando el entendimiento de la realidad y perjudicando la supervivencia de nuestra especie. Adicionalmente, esta dicotomía limita los campos disciplinares, en tanto que muchas de sus bases conceptuales fundacionales y estructuras institucionales fueron construidas sobre la distinción entre el estudio de lo natural (ciencias “puras”, exactas y naturales) y lo cultural (ciencias humanas y sociales). Las preguntas sobre la existencia de lo estético/musical en otras especies animales están recibiendo mayor atención en las últimas décadas desde diversas perspectivas. Con el propósito de analizarlas teóricamente este proyecto quiere establecer una mirada interdisciplinar que parte del medio colombiano, entendido como lugar de enunciación periférico dentro de la geopolítica del conocimiento6. Tales preguntas surge desde el reconocimiento de las cosmologías y cosmogonías nativo-americanas. También aportan las ideas posthumanistas, antropológicas y decoloniales de la etno/musicología y de los estudios de los sonoro (Sound Studies), y los aportes teóricos y empíricos de la zoosemiótica, la zoomusicología, la biomusicología, la etología, la ecología de la conducta, la bioacústica y la neurociencia. Frente a la indagación sobre lo musical en otras especies animales Hollis Taylor expresa que, “un número de etólogos y neurocientíficos, así como muchos musicólogos, se detienen en la barrera de la especie pues asumen que la música es un dominio exclusivamente humano” (2013, p. 291). También afirma que las objeciones expuestas por los que se detienen en esta barrera, denotan dificultades y desconocimientos epistemológicos conceptuales y experimentales (2013, pp. 291-297). Otros ni siquiera consideran pertinente o posible realizar estas preguntas en las instancias investigativas experimentales (Archie Powell, 2007). Si en las disciplinas académicas hay separaciones, en los espacios sociales no especializados -de las sociedades urbanas occidentales- la delimitación y significación de los términos naturaleza, ser humano, cultura, es aún más compleja. Por otro lado, en algunas de las concepciones originarias de los pueblos de Abya Yala7 (el continente americano), estas dicotomías, distinciones y separaciones son mucho más difusas y ambiguas, y en algunos casos incluso se podría decir que opuestas (ver Langdon, 2015, p. 40; Viveiros de Castro, 2011, p. 33). 6 Compartiendo las perspectivas analizadas en “Historias locales/diseños globales - Colonialidad, conocimientos subalternos y pensamiento fronterizo“ (Mignolo, 2002) 7 Término que designa todo el continente americano en lengua Kuna Tule, “que literalmente significaría tierra en plena madurez o tierra de sangre vital . . . Actualmente, en diferentes organizaciones, comunidades e instituciones indígenas y representantes de ellas de todo el continente prefieren su uso para referirse al territorio continental, en vez del término América” («Abya Yala», 2019). Aún son escasos e incipientes los intercambios teóricos que aborden todas las perspectivas disciplinares expuestas, alrededor de la pregunta por lo musical en otras especies animales. Adicionalmente, no hay un trabajo etnográfico, ni de análisis hermenéutico y del discurso, que examinen lo que piensan y sienten algunas comunidades de los entornos sociales y académicos colombianos sobre esta pregunta. Este cuerpo teórico estaría incompleto sin el reconocimiento explícito y crítico de que está siendo concebido desde la práctica musical en un lugar específico: el espacio geográfico de Antioquia, Colombia, Suramérica. establecer comunicaciones musicales interespecíficas en vivo con otras especies animales. Posteriormente, las experiencias de las comunidades no-especializadas y especializadas involucradas serán registradas a través de métodos etnográficos y estos materiales serán analizados desde la hermenéutica y el análisis del discurso. Es así como propongo explorar, diseñar, estudiar, modificar y socializar en dos instancias diferentes el intento por establecer comunicaciones musicales interespecíficas en vivo. Uno de los intentos estará centrado en la especie Troglodytes aedon, conocida como el Cucarachero Común. Existen individuos y poblaciones en el campus de la ciudad universitaria de la Universidad de Antioquia en Medellín. Como alternativa de contraste, este proyecto también estudiará el Habia gutturalis (Cornils et al., 2015), comúnmente conocida como Había Ahumada en la Reserva Natural del Cañón del Río Claro (Kilómetro 152, autopista Medellín - Bogotá)(«Avistamiento de Aves – Río Claro», 2017). Esta especie se caracteriza por un comportamiento altamente vocal (Willis, 1960, p. 153). Postulo entonces la siguiente hipótesis: proveer desde la experiencia musical, instancias de intercambios interdisciplinares y sociales donde se discuta y analice la posibilidad de reconocer capacidades estético/musicales en otras especies, podría facilitar el cuestionamiento a la separación, distinción y ambigüedad de los conceptos del ser humano, lo humano, lo intencional, lo cultural, lo estético, lo musical y lo hecho; y la naturaleza, lo natural, lo accidental, lo biológico, lo util, lo sonoro y lo dado. De aquí se derivan muchas otras inquietudes y problemáticas que pueden o no ir aclarándose, y hasta resolviéndose al transcurrir el proyecto: ¿Cuáles son las implicaciones personales, sociales y disciplinares de reconocer –o noalgunas expresiones sonoras de otras especies como músicas? ¿Es posible o importante evidenciar comunicaciones musicales con otras especies animales?¿Cómo y por qué? ¿Cómo se retroalimentan y cuestionan metodológica y conceptualmente, alrededor de estas temáticas, las disciplinas involucradas en el proyecto? MARCO TEÓRICO En esta sección es preciso abordar las discusiones conceptuales que enmarcan teóricamente este proyecto. En algunos casos no será posible y/o adecuado encontrar definiciones teóricas cerradas por las mismas particularidades de muchos de los conceptos tratados8. Sin embargo, es necesario abordar las ideas y los argumentos centrales alrededor de la posibilidad de estudiar el fenómeno musical en otras especies animales. Al intentar establecer comunicaciones musicales interespecíficas se puede comenzar por de definir lo que se entiende por comunicación. La comunicación, perspectivas de la zoosemiótica y la biocomunicación Desde la zoosemiótica es definida como “el proceso en el cual un signo es codificado y transmitido de un emisor a receptor” (Martinelli, 2010, p. 1). Esto implicaría que tanto el emisor como el receptor se consideran agentes del acto comunicativo, y en ella se debe realizar algún tipo de intercambio de información, así su comprensión sea completa, parcial o incluso errónea (Martinelli, 2010, p. 1). En otras aproximaciones, en este caso desde las biocomunicación9, también es definida como “la interacción entre dos agentes vivos mediada por un repertorio de signos compartidos . . . que son combinados . . . en diversos contextos . . . para transportar contenido” (Witzany, 2014a, p. vii). El estudio de los procesos comunicativos en lo vivo –no sólo en lo humano-, es considerado hoy como una tendencia muy fuerte de las investigaciones biológicas, “En la última década del siglo XX, el interés en la comunicación . . . dentro, y entre los organismos superó el interés por el estudio puramente fisiológico de los organismos” (Witzany, 2014b, p. 4). No obstante, el hablar de actores en otras especies animales implica reconocer una agencia e intencionalidad por fuera de la esfera humana, idea polémica en nuestros contextos culturales, rodeada de interesantes discusiones filosóficas y científicas. El problema de la agencia y la intencionalidad. El filósofo estadounidense Frederick Dretske relaciona la agencia con la capacidad de actuar desde un pensamiento consciente e intencional, y la contrasta con el término comportamiento, que se usa para denominar acciones asociadas a reflejos automáticos o respuestas condicionadas (1999). No obstante, una “revisión de varias teorías y experimentos de imágenes cerebrales demuestra que no hay consenso sobre cómo se define el sentido de la agencia” (Gallagher, 2007, p. 347). Diferentes estudios señalan que individuos de otras especies animales evidencian acciones relacionadas con procesos mentales racionales y emocionales (Ackerman, 2016; p. ej. Bekoff, 2007; Coghlan, 2006; King & Janik, 2013; Suzuki, 2016, 2016). En ellas es posible encontrar indicios y demostraciones de la existencia de 8 Hasta el momento, este texto ha usado las cursivas para señalar la complejidad y la necesidad de aclarar el uso de ciertos términos. Este marco teórico aborda justamente estas discusiones, y por lo tanto, de aquí en adelante no se utilizaran más estas cursivas en ellos. 9 Rama de la biología que estudia la comunicación. memoria consciente, abstracción simbólica, estructuras semánticas y nombres propios. Sin embargo, todavía es posible encontrar posiciones que afirman que la agencia es una característica exclusivamente humana (Delon, 2018, p. 2). Esta exclusividad se sostiene desde el grado de complejidad observada y experimentada en las vidas mentales y emocionales de los seres humanos (Stoecker, 2009). (Stoecker, 2009). No obstante, el filósofo Nicolas Delon se pregunta ¿qué tanta complejidad es requerida para ser considerado un agente?” (2018, p. 2). Muchos seres humanos poseen condiciones cognitivas especiales (accidentes, patologías, y mutaciones genéticas), en donde su condiciones mentales y emocionales parecen estar restringidas, o evidencian un menor grado de complejidad. Incluso algunas personas en general parecen demostrar bajas capacidades cognitivas de pensamiento abstracto y racional. ¿Esto implicaría que no tienen agencia?. Para evitar esta “poco bienvenida conclusión . . . hay que visitar los estándares de agencia—o aceptar que existen diferentes categorías de agencia. Y cualquiera de estas soluciones . . . nos lleva a la conclusión que numerosos animales son agentes de algún tipo” (Delon, 2018, p. 2). Por otro lado, la existencia de una total intencionalidad es cuestionada en la especie humana. Se puede afirmar la falta de control parcial sobre nuestras acciones, y que los actos que consideramos totalmente racionales e intencionales, podrían ser más bien la sumatoria de diversos procesos externos, juicios previos y condicionamientos sociales y genéticos (p. ej. Woods & Cook, 1999). Aun así, la gran mayoría de seres humanos, perciben y experimentan sus propias acciones como intencionales. Conjuntamente, se afirma que “la capacidad de razonar entre diferentes especies está respaldada por un gran cuerpo de evidencia de las ciencias cognitivas y sociales” (Delon, 2018, p. 2). Es así como la concepción que sostiene que somos la única especie que desarrolló la capacidad de realizar actos intencionales, o al menos la única especie con la capacidad de experimentar sus actos como intencionales, puede ser problematizada. Separación distinción y dicotomía entre “lo cultural” (lo hecho) y “natural” (lo dado). En las concepciones de otras culturas es frecuente encontrar la atribución de una agencia propia a otras entidades –incluidas otras especies animales-. Estas ontologías diferentes, se pueden ilustrar con el perspectivismo que poseen las culturas ancestrales de Abya Yala (el continente americano). En él, “numerosos pueblos del Nuevo Mundo (verosímilmente todos ellos) comparten una concepción según la cual . . . todos los existentes son centros de intencionalidad, que aprehenden a los otros existentes de acuerdo a sus respectivas características y capacidades” (Viveiros de Castro, 2011, p. 33). En contraste a las ideas del perspectivismo, en Occidente la atribución de agencia por fuera de lo humano es concebida habitualmente, como un asunto de cognición y percepción de la mente humana, más que como un fenómeno y/o característica existente externa. “La manera común occidental de localizar estas experiencias y atribuciones de agencia [no-humanas] situá todo el proceso dentro de la mente que escucha [o que concibe, percibe y/o habla]” (Mori, 2018, p. 187). Una interpretación del texto “Art and Agency Alfred Gell” (Gell, 1998) define la agencia como “el punto en donde la posible infinita serie de causalidad es interrumpida, y un ‘comienzo’ es atribuido a cierta entidad” (Mori, 2018, p. 186 Interpretando a Gell). El continuo que constituye la cadena de causalidades puede denominarse naturaleza y claramente somos parte de ella. Desde esta perspectiva, no parece tener mucho sentido contraponer lo cultural a lo natural como si fueran términos opuestos y excluyentes. Si somos parte de la naturaleza, de lo que existe, y somos seres culturales, obviamente la cultura sería entonces un fenómeno natural. Esta última es definida por Taylor y el filósofo francés Dominique Lestel como “la no transmisión genética de las tradiciones [y comportamientos y acciones] a través de las generaciones”, y añade que en los humanos y otras especies puede ser considerada como “aprendida y no heredada” (2011, p. 58). En el caso de esta propuesta, numerosos estudios empíricos evidencian que “el aprendizaje vocal ha evolucionado convergentemente por lo menos tres veces en las aves, en los pájaros cantores [orden Passeriformes], en los loros [familia Psittacidae], y en los colibrís [familia Trochilinae]. Los verdaderos “pájaros cantores” (oscine passerine) son un gran grupo de los pájaros passeriformes” (Fitch, 2006). . En síntesis, señalar que el único lugar desde donde se puede hablar de agencia, intencionalidad y cultura es desde al ámbito humano, podría ser erróneo a la luz de los diferentes estudios etológicos contemporáneos y carecer de bases empíricas suficientes. Adicionalmente, la separación entre naturaleza y cultura como términos antagónicos tiene falencias conceptuales, y está arraigada en concepciones tradicionales occidentales, más que en teorías científicas y/o argumentos filosóficos actuales. Si se acepta el continuo que representa la evolución de la existencia y la vida, es fácil partir de la hipótesis en donde muchas de las características y comportamientos que consideramos exclusivamente humanos, pueden estar presentes, de diversas maneras, y en diferentes escalas, en otras especies animales. Ahora bien, asumir a priori desde nuestras concepciones humanas occidentales, que otros individuos de otras especies animales poseen estas capacidades culturales (incluidas la estético/musicales), puede ser problematizado como antropomorfista, antropocentrista y etnocentrista. El miedo al antropomorfismo. El principio de la parsimonia y la navaja de Ockham. Gran número de perspectivas científicas contemporáneas tienen prejuicios metodológicos frente a las hipótesis antropomórficas. El canon de Morgan, “tal vez la referencia más usada en toda la sicología” (De Waal, 2001, p. 58), expresaba a finales del siglo antepasado que: “En ningún caso una actividad animal debe ser interpretada como un proceso mental superior si puede ser interpretada en términos de procesos que se encuentran en el nivel más abajo en la escala mental de la evolución y el desarrollo” (Morgan, 1894). Este canon también ha sido muy usado –inconscientemente- en las disciplinas que han estudiado el comportamiento animal: la psicológica comparada, la etología y la ecología de la conducta. Sin embargo, las escalas de valores derivadas de una concepción lineal y finalista de la evolución, donde hay un abajo o un primitivo en la escala mental del desarrollo, son discutidas actualmente. El canon de Morgan podría ser una cárcel para un observador imparcial, que no debería eliminar ninguna hipótesis a priori, sólo porque ésta parece estar interpretando un proceso mental como superior (Martinelli, 2009, p. 55). Además, no hay un consenso, ni delimitación teórica sobre lo que puede considerarse como un proceso mental superior. El uso del canon de Morgan pareciera apelar el principio epistemológico de la parsimonia. Este último también es denominado como la navaja de Ockham y es un principio metodológico y filosófico central en el pensamiento científico. Es atribuido al fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico Guillermo de Ockham (1280-1349). Proclama que en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable. Esto implica que, cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja (Adams, 1999). Desde muchas perspectivas de la biología, la existencia de intencionalidad, agencia y capacidades estético/musicales es entendida entonces como una explicación más compleja que referirse, por ejemplo, a explicaciones que acuden al instinto o los reflejos condicionados. Un ejemplo de éstas es el principio del handicap, que en ocasiones es usado para explicar el origen de las expresiones musicales en el ser humano (Miller, 2001, pp. 338-341). Bajo este principio se puede afirmar que, la complejidad estructural, el costo calórico, y el tiempo implícito en una actividad sonoro/comunicativa, no tienen que obedecer necesariamente a las expectativas estéticas de los involucrados en un ritual de cortejo, sino más bien en el éxito genético que estas actividades señalan. De una manera inconsciente y no intencional, cantar es una señal de las aptitudes genéticas de quien lo realiza. Es decir, un individuo que canta ha sobrevivido a pesar de realizar una actividad no directamente relacionada con la supervivencia, y al cantar demuestra que a pesar de esa desventaja -la necesidad de cantarsu genética es tan apta que ha sobrevivido con esta desventaja (o handicap). Sin embargo, se puede apreciar que ésta no es necesariamente una explicación más sencilla para explicar la aparición de lo estético/musical. Un individuo que disfruta –con agencia e intencionalidad-, desde el bienestar emocional que produce lo estético musical, puede explicar una atracción hacia quien está cantando. Y esto genera, no solo más oportunidades de reproducción, y por lo tanto más descendientes con estas características y capacidades estético/musicales, sino también más posibilidades de cohesión social y de bienestar individual y colectivo, que a su vez genera mayores posibilidades de supervivencia. Usar esta explicación no es necesariamente más complejo que usar el principio de handicap para explicar la aparición de la complejidad y variabilidad estructural en ciertos sonidos de otras especies. No obstante, sí va en contravía de arraigadas concepciones científicas, que a su vez provienen de herencias culturales y religiosas que por mucho tiempo han negado estas características y capacidades en otras especies animales. De esta manera, la aparición y presencia de cantos estructuralmente complejos y elaborados en ciertas aves se podrían entender desde las perspectivas inevitablemente antropomórficas de lo estético/musical. “¿Qué es realmente antropomórfico, dado que muchas características son humanas, pero no exclusivamente humanas? ¿Es realmente necesario condenar completamente el antropomorfismo? ¿Y más aún, no es el miedo al antropomorfismo más peligroso para la investigación científica que el antropomorfismo en sí mismo?”(Martinelli, 2009, p. 41). Históricamente se han usado “las definiciones de ‘humanidad’, como instrumentos para la distinción cualitativa (discontinua) del resto de los animales”. El objetivo de esto es “fundar la identidad humana estableciendo una diferencia radical con todos los demás animales”, el modus operandi es el de: Lanzar (a veces de buena fe, a veces no) una declaración-manifiesto sobre la diversidad específica y especial del animal humano. Tan pronto como la declaración sea rechazada por una contraofensiva científica, se emitirá otra declaración sobre otra característica humana supuestamente específica de la especie. Alternativamente, si se percibe que la característica en cuestión posee fuertes potenciales de exclusividad humana, existe la opción de restringir la definición de la característica en sí misma, hasta que, fatalmente, se excluyan otros animales. Por supuesto, en ese caso, también se excluyen varias comunidades o sujetos humanos, pero esto es lo que en la jerga militar se denomina ‘fuego amigo’. Y ‘guerra’, o mejor ‘lucha’, es una palabra apropiada para describir este proceso: una lucha por afirmar la identidad ‘en grupo’, en un momento histórico específico donde la única discriminación moralmente aceptable puede ser operada en el grupo externo ‘animales’. (Martinelli, 2010) La propuesta por un antropocentrismo y etnocentrismo crítico Cuando en la formulación del problema, se expresó que una visión y acción etnocéntrica y antropocéntrica acrítica podría estar limitando el entendimiento de la realidad y perjudicando la supervivencia de nuestra especie; se quería reconocer implícitamente que el antropocentrismo y etnocentrismo son inevitables. Sin embargo lo que puede ser realmente limitante son las posiciones acríticas. En ellas o no se reconoce que ellos existen, o se asume que evitarlos a toda costa es posible y/o deseable. No hay manera de enunciar, estudiar y entender el mundo sino es desde nuestras perspectivas humanas o nuestras perspectivas culturales. Sin embargo, si reconocemos que hay diversos espacios comunes con otras culturas y otras especies, puede ser más antropocentrista y etnocentrista negar el espacio de comprenderlas, así sea en nuestros propios términos, por miedo a ser antropocentristas, antropomórficos y etnocéntricos. Es acrítico no reconocer este espacio común. En contraste, las líneas de pensamiento que reconocen esta cercanía genética y comportamental, e incluso cultural, son un punto de partida para preguntarnos por la posibilidad de las músicas no-humanas, desde una perspectiva crítica. En relación con el antropocentrismo la filósofa y bioética italiana Luisella Battaglia, elabora la mirada del antropocentrismo crítico, en donde se “reconoce nuestro parentesco genético [¿y porque no?, también cultural] con el reino animal y la posibilidad de similitudes como un punto de partida del estudio de sus comportamientos y también de nuestros comportamientos” (Battaglia, 1999). De la misma manera se podría construir el concepto del etnocentrismo crítico, en donde se reconoce la posibilidad de un parentesco cultural con otras especies animales –y por supuesto con otras culturas humanas- como otro punto de partida de las búsquedas científicas. En vez de constituirse como un rasgo de rigurosidad metodológica, el rechazo absoluto y a priori de posturas antropomórficas y etnocentristas podría estar, paradójicamente, derivado de herencias tradicionales que niegan nuestra cercanía con otras especies y culturas. En el caso concreto de las expresiones musicales, el musicólogo inglés Philip Tagg expresa que un problema de este tipo de aproximaciones antropomórficas10 “asume que los animales producen esos patrones de sonidos por las mismas razones que nosotros hacemos en nuestras músicas, los patrones que escuchamos comparables a los producidos por los animales no-humanos” (Tagg, 2012, p. 55). Desde esta precaución de lo antropomórfico de las concepciones del fenómeno estético/musicales se cuestiona extenderlo a otras especies; sin embargo, independiente de si son o no interpretaciones antropomórficas, es plausible, verosímil y probablemente más sencillo, desde nuestra cercanía genética con otras especies, entender muchas expresiones sonoras animales como estético/musicales. No obstante, esto nos lleva a otro cuestionamiento, algunas posturas afirman que no es posible hablar de música en otras especies animales –y de estética-, porque no hay un consenso de lo que significa el término y además es un concepto occidental (Mori, 2018, p. 181). La discusión de lo estético y lo musical. La palabra estético viene del término griego aisthetikos y era usado en relación a lo sensible y lo percibido. En las sociedades occidentales contemporáneas está asociado al placer sensible, el gusto, al juego con la formas y el sentido de la belleza. Todos ellos son términos de uso frecuente pero de significaciones cambiantes y ambiguas. La discusión sobre su significación y definición es extensa, polémica y diversa. La rama de la filosofía que los estudia, denominada como la estética, “se desarrolló como una ciencia autónoma en siglo XVIII” (Martinelli, 2010, p. 107). Desde ahí surge la idea de las bellas artes (la música comprendida entre ellas). Se afirmaba que éstas debían satisfacer la necesidad humana de los placeres sensibles, diferenciándolas de las ciencias y los oficios, donde se quería “satisfacer las necesidades materiales humanas más que el placer y la belleza” (Martinelli, 2010, p. 107). En la aparición de estas ideas, en donde la satisfacción de las necesidades materiales es contrapuesta y separada de la satisfacción de las necesidades de los placeres sensibles, es posible examinar cómo el concepto de lo estético pasa a significar y relacionarse, en los contextos populares, con lo decorativo, lo accesorio, y en casos más categóricos, con lo inútil. Es así como aparece una tensión cuando se utiliza el término para describir y/o calificar los comportamientos de otras especies animales, y es frecuente encontrar argumentos 10 Y veremos más adelante que también son consideradas etnocéntricas. en contra de su uso en esos contextos (Martinelli, 2010, p. 105). El semiótico húngaro-americano Thomas Albert Sebeok declara que está dificultad radica en coexistencia de las ideas de lo inútil y accesorio que es lo estético -asociado a las bellas artes- vs. algunas perspectivas de las teorías evolutivas donde los comportamiento y características deben tener utilidades biológicas claras para sobrevivir en el transcurrir de la vida (Sebeok, 1981, p. 232). Sin embargo, es relativamente sencillo auto constatar que las acciones y experiencias estéticas propias, en su diversidad y complejidad, generan bienestar emocional e intelectual. Y es así como “este placer está relacionado con la biología, de hecho juega un rol primario, porque indudablemente pocas cosas promueven la preservación de un individuo que su bienestar emocional e intelectual” (Martinelli, 2010, p. 106). Comprendiendo la inmensidad de la discusión teórica alrededor de lo estético, y de la problemática de definir un comportamiento o acción como estético, podríamos partir de las diferentes consideraciones zoosemióticas que propone Martinelli (2010) en su texto “A Critical Companion of Zoosemiotics” para abordar esta discusión. Una de ellas es la propuesta por el lingüista ruso-americano Roman Jakobson: un mensaje con contenido estético es aquel que está ambiguamente articulado, de una forma tal, que la atención de los participantes se concentra más en los significantes que en los significados (Jakobson, 1963)11. Sin embargo, aunque esta última definición sea clara y aprehensible, es imposible negar que lo estético está rodeado de connotaciones emocionales, subjetivas y culturales, tanto individuales como sociales, que hacen que su estudio sea altamente contextualizado y particularizado. Por estas razones puede ser necesario que su investigación parta, no sólo desde una definición, discusión, o revisión teórica exhaustiva de esas connotaciones y su puesta a prueba en experimentos cuantificables, sino también –y en algunas ocasiones más bien- de la inmersión individual y colectiva en la práctica y vivencia de lo estético, y en el caso de esta propuesta doctoral, de la práctica y vivencia de las sesiones guiadas de improvisación musical colectivas. Frente a lo musical, esta propuesta lo define como lo estético en el ámbito sonoro. De la misma manera que lo estético, lo musical tienen connotaciones emocionales, subjetivas y culturales, tanto individuales como sociales. Sin embargo, esta delimitación es sólo un punto de partida, porque “a pesar de una larga historia de intentos, no existe una definición incontrovertible del término música” (Fitch, 2006, p. 181). Además, en muchas otras culturas –incluidas las tradiciones ancestrales colombianas- el término está asociado y fusionado con los conceptos de danza o celebración (Bjorn Merker, 2002; Björn Merker, 2000; Nettl, 2001). Ahora bien, la contextualidad de los conceptos estético/musicales implica que hay un lugar de enunciación periférico. En el caso particular de esta propuesta, Antioquia, Colombia. Este 11 Si para expresar que el árbol grande tiene un follaje rojo, digo que aquel coloso de madera se adorna con los colores de la sangre, se podría afirmar, según Jakobson, que este mensaje tiene un contenido estético. Este mensaje se encuentra ambiguamente articulado –no es claro que se está hablando de un árbol y de su follaje- y la atención de los participantes se concentra más en los significantes –las palabras y la manera como se articularon- que en los significados –lo grande del árbol y su hojas rojas-. territorio está construido en una tradición cultural y académica eurocéntrica, con unas fuertes –y muchas veces no reconocidas- herencias culturales indígenas y africanas, y además está inmerso en las dinámicas actuales masivas de la globalización. Fuera de eso, Colombia es el país más biodiverso en especies de aves del planeta, y al mismo tiempo el tercero en especies de aves amenazadas (BirdLife International, 2019; Rangel, 2005). Desde la posible existencia de múltiples cantos de aves, que podrían ser comprendidos también como músicas de este territorio, nuestra multiculturalidad y nuestra multinaturalidad podrían ser un mismo tejido. Adicionalmente la discusión, reconocimiento y revaloración, de las ideas del perspectivismo de nuestras tradicionales ancestrales indígenas, al menos en lo que se refiere a la posibilidad de agencia, intencionalidad y capacidad estético/musical en otras especies, podría constituirse como un paradigma otro: «Un paradigma otro» es en última instancia el nombre que conecta formas criticas de pensamiento «emergentes» (como en la economía) en las Américas (latino/as; afroamericanos; americanos nativos; pensamiento crítico en América Latina y el Caribe), en el norte de África, en el África subsahariana, en el sur de India y en el sur de Europa, y cuya emergencia fue generada por el elemento común en toda esta diversidad: la expansión imperial/colonial desde el siglo XVI hasta hoy. (Mignolo, 2002, p. 20) Sin embargo y paradójicamente, al estudiar las músicas de otras especies animales, se corre el riesgo de cometer el error de varias teorías musicales occidentales, que utilizan enfoques naturalistas autoritarios para sustentar afirmaciones ontológicas de lo que es musical. Ya “Alexander Rehding explica cómo ‘varios movimientos de deconstrucción de 1990 han . . . mostrado exhaustivamente como los conceptos de naturaleza han sido utilizados para ejercer una autoridad argumentativa o retórica’ en los modos de entender la música” (Ochoa Gautier, 2016, p. 114 citando a Rehding). Para ilustrar un caso concreto de estos enfoques naturalistas autoritarios, se podría señalar que las particularidades acústicas (naturales) de la serie de los armónicos fueron usadas para sustentar, de una manera naturalista, -y fuera de eso forzada e imprecisa en el caso del modo menor- las convenciones estéticas musicales de los modos mayor y menores. Actualmente, estos argumentos naturalistas son usados para sustentar autoritariamente el estudio exclusivo del periodo y los estílos de la práctica común europea en muchos espacios intitucionales de educación superior. En el caso de la pregunta por la música en otras especies -y también para las otras culturas humanas-, comenzar a resolverla parece implicar la delimitación lo que se entiende como lo musical. En otras palabras es necesario discutir los polémicos universales musicales. En ellos se puede naturalizar erroneamente diferentes características musicales, que más que rasgos universales, han sido problematizados en ocasiones -desde la etnomusicologíacomo concepciones occidentales. Frente al problema de encontrar universales musicales, en un fenómeno tan diverso y divergente como lo es el fenomeno musical, el etnomúsicolo checoeslovaco y estadounidense Bruno Nettl expresa que “un enfoque posible es tirar la toalla y admitir que nunca sabremos si realmente existen universales . . . . [sin embargo] la pregunta es demasiado interesante y, en cierto sentido, demasiado importante para dejarla sin al menos una conclusión especulativa.” (Nettl, 2001, p. 471). No obstante en la búsqueda por universales musicales de la zoomusicología, la zoosemiótica, la ecomusicología y la biomusicología se encuentra la problemática contraposición y distinción entre lo cultural, antropológico y músical (lo hecho), y lo natural, cosmológico y sonoro (lo dado). Y aunque todas estas disciplinas difuminan o mueven estas fronteras a otras especies animales, siguen partiendo de esta separación como base conceptual. El fenómeno musical podría entenderse -como lo hace el concepto de acustemología de Felddentro de un fenómeno continuo sonido/música, y al separarlo y distinguirlo de todo lo otro que suena estaríamos obstaculizando su misma comprensión. La búsqueda por una definición de música podría entenderse entonces, como un acercamiento positivista y reduccionista que, para explicar y/o justificar lo musical en el comportamiento de otras especies animales, debe excluir aquellos comportamientos sonoros que no se acercan a nuestras posturas antropocéntricas y etnocéntricas occidentales de lo musical. Es así como paradójicamente, en vez de asumir el colapso de la distinción entre lo natural y lo cultural, la zoomusicología, la zoosemiótica, la ecomusicología y la biomusicología podrían estar reafirmando esta distinción. La diversidad no sólo se encuentra en las diferentes manifestaciones de las músicas. La multiplicidad también se encuentra en la gran cantidad de conceptos alrededor de lo sonoro, o mejor expresado, del continuo que representa el conjunto sonido/música. Adicionalmente se afirma que no se puede hablar de música en otras especies animales, si ni siquiera podemos definir bien el concepto para nuestra propia especie, e incluso para nuestra propia cultura (Mori, 2018, p. 181). Sin embargo, esta propuesta doctoral considera, que lo etnocéntrico, indeterminado, inefable o complejo de un concepto o fenómeno, o la inmensidad de la discusión teórica que lo aborda, no puede impedir preguntarnos por su existencia afuera del ámbito occidental humano. Existen muchos conceptos en las teorías evolutivas que son complejos, y muy discutidos, en algunas ocasiones se podría decir que indeterminados o inefables (p. ej. lo vivo), además algunos son claramente conceptos occidentales (p. ej. la selección sexual). No obstante, esta complejidad, indeterminación y/o etnocentrismo, no hace que estas teorías no puedan ser estudiadas por fuera de nuestra cultura occidental o ámbito humano. Aquí se puede evidenciar, que cuando hablamos de conceptos y fenómenos que han estado restringidos en nuestras tradiciones culturales y religiosas a lo humano, como en efecto ha estado restringido el concepto y el fenómeno de lo estético/musical, entonces subrepticiamente, su etnocentrismo, indeterminación, diversidad y complejidad es una razón para negarnos esa posibilidad. Tal vez esto se derive de ciertas perspectivas y creencias tradicionales en donde “nuestra cultura y nuestra religión dominante [en Occidente] ha atado la dignidad y autoestima humana a la separación y diferenciación de otros animales.”(De Waal, 2001, p. 12). Paralelamente, es importante reconocer que el concepto del continuo sonoro/musical, y las ideas asociadas a la acustemología de Feld nos señalan que esas definiciones conceptuales –antropocentristas, antropomórficas y etnocéntricas- pueden limitar la comprensión al dibujar fronteras conceptuales o lingüísticas inexistentes a fenómenos que posiblemente sean continuos. Sin embargo, es inevitable, por las mismas características del pensamiento o el mismo lenguaje discursivo, establecer esas fronteras. Cualquier término, concepto o palabra, exceptuando las que se refieren a todo lo existente, limita y delimita obligatoriamente, y en su misma esencia, el fenómeno de la realidad. Sin embargo dejar de usarlos por este temor probablemente es más perjudicial para esa comprensión, por lo menos en el plano intelectual. Esto no significa que no es importante intentar comprender fenómenos como lo sonoro/musical desde sus múltiples configuraciones: tanto como fenómenos discontinuos, en donde el conjunto de lo musical deja afuera algunos fenómenos sonoros; o como fenómenos continuos, en donde lo sonoro/musical es un solo gran conjunto, y lo musical en él adquiere sus significaciones de acuerdo a los contextos en los que se percibe, se genera y/o se experimenta. La separación, distinción y contraposición del lenguaje hablado vs. las acciones musicales, puede servirnos de ejemplo. En esta situación, el separar el continuo sonoro/musical pueden impedirnos comprender el fenómeno de lo musical. En ocasiones se argumenta que los sonidos de otras especies animales no pueden ser entendidos cómo música porque son funcionales, es decir, que tienen una funcionalidad comunicativa similar a la del lenguaje hablado. Se afirma que siendo un “…sistema simbólico basado en el sonido (el lenguaje [hablado]), es más adecuado, aunque no necesariamente dedicado del todo, a la denotación de objetos e ideas, mientras que el otro (la música) es más cercano, aunque no enteramente, a las asociaciones con el movimiento, las gestualidad, el tacto y las emociones” (Tagg, 2012, p. 57). Como ya se trató en el tema de lo estético, esta exclusión entre la funcionalidad comunicativa y la función estética musical es una dicotomía innecesaria. Muchas músicas humanas no se pueden dejar de considerar como músicas porque tengan funcionalidades claras más allá de las comúnmente entendidas como estéticas (marchas militares, bailes tropicales de cortejo, cantos de pastoreo, etc.). Adicionalmente, “existen muchos paralelismos entre la música y el lenguaje a un nivel estructural” (Wallin et al., 2001, p. 8). Lo estético/músical y el lenguaje discursivo concreto parecen estar intricadamente relacionados, no sólo en los seres humanos, sino también en otras especies. Incluso algunas perspectivas utilizan el término “musilenguaje”. Steven Brown señala que el “análisis de la estructura de frases y propiedades fonológicas de expresiones musicales y lingüísticas evolucionaron de un ancestro común, y en ocasiones me refiero [Brown] a él como la etapa del ‘musilenguaje’” (2001, p. 271). Para redondear el tema de lo estético/musical, esta propuesta considera que es importante seguir hablando de ellos, con todas las problemáticas que implica el uso de los términos, y siempre con la precaución de comprender la arbitrariedad, antropomorfismo y etnocentrismo que puede tener cualquier definición. Es decir, partiendo desde una posición antropomorfista y etnocéntrica crítica. Es por esto que esta propuesta plantea –paradójicamente- que para poder abordar las separaciones, dicotomías y ambigüedades conceptuales y vivenciales que pretende cuestionar, incluidas las de «lo estético y lo musical», es importante no dejar de usar los términos «estético y musical». A pesar de todas su problemáticas, son los términos más cercanos, y probablemente los de mayor alcance emocional y colectivo. Uno de los argumentos centrales para esto, es que la comprensión y concepción tradicional de lo estético y lo musical en Occidente, y en Colombia particularmente, puede impedir que el público no-especializado se relacione fácilmente con términos y conceptos como el de “continuo sonoro/musical”, o el de “perspectivas acustemológicas”. La Interdisciplinariedad como una necesidad y el problema de la separación y jerarquía entre las ciencias naturales y humanas. Actualmente se utilizan de una manera confusa algunas palabras para hablar de la interdisciplinariedad. En este texto se trabaja con la propuesta etimológica de la filósofa portuguesa Olga Pombo, en donde los términos más usados, como la pluridisciplinariedad, interdisciplinariedad y transdisciplinariedad se refieren a un continuo de los niveles de intensidad y profundidad en las relaciones entre diferentes disciplinas (Pombo, 2013, p. 25). En su propuesta, el conjunto de las posibles relaciones interdisciplinares comienza en su menor nivel, en la pluridisciplinariedad. En ella existe una coordinación y paralelismo entre diferentes disciplinas. Luego prosigue en la interdisciplinariedad, en donde hay convergencias en los objetos de estudio y metodologías. Y finaliza en un mayor nivel en la transdisciplinariedad, en donde hay una perspectiva holística y unificación. Ahora bien, en esta propuesta este diálogo puede ser complejo porque existe veladamente una jerarquización disciplinar y científica, en donde las ciencias naturales son un poco reacias a realizar este intercambio de una manera completa. Por un lado, “el estatus y autoridad especial de la ciencia, y la investigación en general, se justifican típicamente refiriéndose a las capacidades auto-correctoras, experienciales, y de apertura de la misma ciencia” (Hannula, Suoranta, & Vadén, 2005, p. 26). Idealmente, en nuestra cultura occidental, no importa la autoridad de la teoría, ni de quién la proclama, las afirmaciones consideradas científicas deben tener el potencial (apertura) de ser corroboradas y/o transformadas (capacidad auto-correctora) en posteriores pruebas empíricas (vivencia experiencial). Por otro lado, en este ideal de la corroboración o falsificación: Parecen estar la raíces de la concepción que las ciencias naturales de cierta manera son más científicas que las ciencias sociales, para no mencionar las humanidades o la ‘investigación artística’: es relativamente fácil de ver como las afirmaciones en las ciencias naturales pueden ser puestas a prueba y, de ser necesario, descartadas. El punto crucial es que a un tipo de experiencia, la percepción sistematizada (cuantitativa), se la da una prioridad categórica sobre las otras áreas de experiencia” (Hannula et al., 2005, p. 27). Y aquí es importante recordar que existen otras áreas de experiencia desde las que se puede construir conocimiento: la experiencia emocional, la experiencia corporal, la experiencia musical, etc. Esto no quiere decir que cualquier experiencia corporal conlleve a la construcción de conocimiento; al mismo tiempo y sin embargo, no cualquier sistematización de una experiencia cuantitativa lo hace necesariamente. En esta desconstrucción de las jerarquías entre diferentes disciplinas puede ser conveniente utilizar el concepto de la democratización de las experiencias. Esta es definida como “el punto de vista donde ningún área de experiencia este en principio por fuera del alcance crítico de otra área de experiencia”. (Hannula et al., 2005, p. 30). Es así como esta propuesta está enmarcada en la democratización de experiencias que puede caracterizar la investigación artística, y en ella se puede “mostrar como la experiencias artística y la teorización científica [y observación empírica] interactúan entre ellas, se guían entre ellas, y se influencian entre ellas, y como ésto crea una investigación críticamente reflexiva.” (Hannula et al., 2005, p. 58). OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN GENERAL Explorar, desde la teoría y desde dos intentos de improvisaciones musicales interespecíficas en vivo, las implicaciones y los alcances de cuestionar algunos conceptos que caracterizan nuestras relaciones con nuestros entornos. ESPECÍFICOS - Construir una propuesta teórica contextualizada en el territorio colombiano de intercambio interdisciplinario alrededor de la pregunta por la posibilidad de músicas en otras especies animales. - Identificar los cantos que puedan ser usados éticamente para intentar establecer comunicaciones interespecíficas en el diseño y realización de las sesiones musicales. Esto se hará desde un estudio comportamental interdisciplinario, que involucre técnicas y metodologías bioacústicas, etológicas y musicológicas, y que investigue los cantos de uno o varios individuos de las bandadas y poblaciones de las especies de aves Troglodytes aedon y Habia gutturalis. - Explorar, diseñar, y realizar dos sesiones guiadas de improvisación musical colectiva, que intenten establecer comunicaciones musicales en vivo con uno o varios individuos de la especie de aves Troglodytes aedon, y con uno o varios individuos de la especie de aves Habia gutturalis. - Situar socialmente y territorialmente esta propuesta, al registrar una etnográfia que analice dos materiales etnográficos recopilados: un diario de campo autoetnográfico y unas grabaciones audiovisuales de las dos sesiones colectivas musicales. Se quiere analizar desde técnicas hermeneuticas y fenomenológicas, y desde el análisis del discurso las apreciaciones, percepciones y experiencias de los participantes de este propuesta. MARCO METODOLÓGICO PROPUESTO La primera parte del plan metodológico propuesto para este proyecto se ha diseñado desde las herramientas de estudio cuantitativas y cualitativas de la bioacústica, etología, ecología de la conducta y la zoomusicología. La segunda parte está construida desde las dinámicas de la investigación creación, la recopilación de materiales etnográficos y el análisis hermenéutico y del discurso. El estudio comportamental, bioacústico y musicológico de los cantos de las especies seleccionadas tendrá una duración de un semestre para cada una de las especies, y se realizará en el segundo año del doctorado. Tienen como propósito principal identificar los cantos que puedan ser usados éticamente para intentar establecer comunicaciones interespecíficas en la sesiones musicales. Estos cantos serán los seleccionados para ser utilizados como muestras en la técnicas de playback interactivas, y como materiales electroacústicos en sesiones musicales. Esta observación estará compuesta por un diario de campo, donde primero se identificaran los individuos, poblaciones y/o bandadas, desde las características que los identifican (especie, tamaño, plumaje, rasgos individuales, cantos propios, etc.). Después se realizará un registro de las actividades que desarrollan en estos espacios, de sus interacciones sonoras y gestuales intra e interespecíficas, basadas en anteriores experiencias de estudios de la bioacústica, la ecología de la conducta y la etología (H. Taylor, 2008). Para la grabación de los sonidos, utilizaré una grabadora portátil, Zoom H6 Handy Recorder, con diferentes tipos de micrófonos, entre ellos un Pro 8 MK2 parabólico estéreo. Para la grabación del material visual utilizaré un cámara Olympus TG-5. Estudios comportamentales de este tipo, pueden incluir técnicas de reproducción de las grabaciones de los cantos y vocalizaciones –llamadas en la ornitología y etología- como técnicas de playback interactivas. Estas técnicas consisten en grabar los cantos de una especie, sus grupos y/o bandadas, y reproducirlos para atraerlas y estudiarlas; son interactivas cuando se pueden manipular en tiempo real las muestras de audio que se están reproduciendo para poder generar diferentes tipos de comportamientos (King, 2015). El uso de estas técnicas de playback será guiado por rigurosos estándares éticos para evitar la afectación negativa de las especies involucradas. Paralelamente, en el segundo año, realizaré análisis cuantitativos computacionales bioacústicos12 con los materiales sonoros recopilados. Estos tratarán de medir duración, tiempo, ancho de banda, contornos de las frecuencias y distribuciones energéticas. También utilizaré software13 de análisis musicológico en donde se indagarán posibles escalas, tempos, motivos y otros elementos que denominamos musicales. Uno de los propósitos de este tipo de estudios es hallar y medir rasgos recurrentes en estas muestras que pudieran indicar su musicalidad. Estos análisis se construirán desde las estrategias y herramientas de previas investigaciones zoomusicológicas (Emilly Doolittle & Brumm, 2012; Emilly Doolittle et al., 12 Los programas de software seleccionados serán Raven, Avisoft-SASlab Pro o Luscinia. Están diseñados para estudiar sonidos producidos por otras especies animales. 13 Se utilizará el Sonic Visualizer y sus VAMP-plugins, EAnalysis y/o Tarsos. 2014; Janney et al., 2016; Patel et al., 2009; Rothenberg et al., 2014; H. Taylor, 2008). Al analizar algunos de sus cantos, puede ser posible teorizar sobre sus cualidades estéticas y musicales, y así, diseñar estrategias que faciliten establecer una comunicación musical en vivo con los individuos seleccionados. En este segundo año del doctorado estaré construyendo también un registro autoetnográfico que recopile mis experiencias al realizar estas observaciones comportamentales y los análisis bioacústicos y musicológicos. Tengo previsto realizar una anotación semanal en un diario de campo, de mis impresiones emocionales, intelectuales y creativas, desde mi perspectivas como músico colombiano. Este diario será utilizado después en el último año como uno de los componentes para construir un análisis hermenéutico contextualizado. En una investigación como ésta, donde la democratización de las experiencias es uno de los conceptos que da contexto al intercambio interdisciplinario, debe existir una actividad que esté “preocupada por cómo lo experimentado en ese caso y momento específico, guía la formación teórica del conocimiento, y vice-versa, en como la teoría, que nace de la lectura, la reflexión y el debate [y aquí también de la observación cuantificable] le da dirección a la experiencia artística” (Hannula et al., 2005, p. 59). En el primer semestre de este segundo año del doctorado se realizará la entrega del boceto de la introducción y los tres primero capítulos de la tesis (el 2.1, 2.2 y el 2.3) y al finalizar el segundo semestre realizaré la entrega de los tres siguientes (el 2.4, 2.5 y 2.6). En el primer semestre del tercer año del doctorado diseñaré dos sesiones guiadas de improvisación musical colectivas desde todos los aprendizajes teóricos y prácticos derivados de los pasos y estrategias anteriormente descritas. Estas tratarán de establecer comunicaciones sonoras musicales en vivo, con uno o varios individuos de la especie de aves Troglodytes aedon, en el campus de la Universidad de Antioquia en Medellín; y con uno o varios individuos de la especie de aves Habia gutturalis, en Rio Claro. Esto implicaría explorar las diferentes estrategias sonoras concebidas para este propósito. Se podrán utilizar playbacks interactivos14, técnicas extendidas15, y nuevos instrumentos experimentales16 y tradicionales17 que imiten idiomáticamente algunos de sus sonidos. También se diseñaran para involucrar y hacer partícipes –como actores musicales- a otros músicos humanos, estudiantes, musicólogos, representantes académicos de las otras disciplinas involucradas en el proyecto, y en general, a un público más amplio de las comunidades de esos territorios. La idea es realizar la sesión del campus universitario al finalizar el tercer mes del tercer año, y la sesión de Rio Claro al finalizar el sexto mes. Estas dos sesiones se grabarán y editarán en un material audiovisual que se entregará como anexo de la tesis escrita. 14 Con programas de software que permiten manipular en tiempo real los cantos anteriormente grabados, como Ableton Live o Kontakt. 15 Las técnicas extendidas consisten en interpretar un instrumento musical convencional de maneras no convencionales. 16 Este es un enlace a un video que muestra la flauta de agua, un instrumento experimental acústico puede imitar idomáticamente algunos sonidos de otras especies. 17 En este video de Sonidos de america. se pueden obsrvar algunos intrumentos tradicionales con estas capacidades. Aunque uno de los objetivos es lograr estas interacciones estético/musicales con los individuos de las especies elegidas, el propósito principal de estos experimentos es el de generar intercambios interdisciplinares y sociales desde estas acciones musicales. Estas sesiones estarán acompañadas por una charla inmediatamente posterior que trate sobre los mismos conceptos. Como ya se ha mencionado, con estas dos sesiones de improvisación y sus posteriores charlas se quiere cuestionar, desde el quehacer musical, las problemáticas inmersas en la distinción, separación y ambigüedad de los conceptos involucrados en esta propuesta. Estas dos sesiones se realizarán en dos espacios diferentes, no sólo como alternativa de contraste entre dos especies de pájaros, sino también para comparar los territorios y sus comunidades. En el campus universitario se quieren encontrar las miradas especializadas de los docentes y estudiantes de las disciplinas involucradas, y en Rio Claro, las miradas no-especializadas de los habitantes de las zonas rurales y de los turistas, que en su mayoría tienen orígenes urbanos. Adicionalmente, la disposición y respuesta emocional de algunos de los participantes puede ser diferente entre un espacio urbano rutinario y un espacio rural con la imponencia del cañón de Rio-Claro. Con el propósito de contextualizar comunitariamente y territorialmente esta propuesta, y desde los materiales audiovisuales recopilados en estas dos sesiones, quiero realizar un análisis del discurso. Estará centrado en las apreciaciones de los participantes sobre las problemáticas inmersas en la distinción, separación y ambigüedad de los conceptos involucrados en este proyecto. Ya para el análisis e interpretación de las expresiones y actitudes emocionales de las partes netamente musicales utilizaré metodologías cualitativas de la hermenéutica y la fenomenología, propias de la observación participante (Anguera, 1989; Gibbs, 2012; Scribano, 2008; S. J. Taylor & Bogdan, 1987), y también análisis etno/musicológicos. En esta propuesta también se incluirá la revisión de los materiales de la autoetnografía recopilados en el segundo año del doctorado. Al finalizar el penúltimo semestre haré entrega de los capítulos de los materiales autoetnográficos y su análisis hermenéutico y el análisis del discurso y el etno/musicológico de la primera sesión musical (3.1.1, 3.1.2 y 3.1.3). En los primeros tres meses de último semestre haré entrega de los análisis correspondientes de la segunda sesión (3.2.1, 3.2.2 y 3.2.3.) Como tarea final, propongo sintetizar y entregar en un texto, el resultado de los estudios realizados y los alcances, conclusiones y reflexiones derivados de las comunicaciones e intercambios interespecíficos, interdisciplinares y comunitarios realizado en esta propuesta doctoral. TABLA DE CONTENIDOS PROVISIONAL 1. Introducción a la pregunta por lo musical en otras especies animales. 2. Intercambios interdisciplinarios. 2.1 La búsqueda de los universales musicales y sus problemáticas 2.2 La comunicación, la agencia e intencionalidad, y la posibilidad de signos musicales en otras especies. 2.3 Obstáculos de la pregunta por lo musical por fuera del ser humano. Comportamientos vs actos. El temor al antropocentrismo y etnocentrismo, el principio de handicap y la navaja de Ockham. 2.4 La crisis ecológica y los movimientos musicales actuales: la ecomusicología. 2.5 La zoomusicología decolonial y posthumana. Posturas críticas de la etno/musicología, el posthumanismo y el estudio de los sonoro o Sound studies sobre la pregunta por lo musical en lo no-humano. 2.6 Contextualización territorial académica. Colombia: la biodiversidad entendida como multiculturalidad y multinaturalidad. La pregunta por lo musical en otras especies animales en la etno/musicología y biología colombiana. 3. Intercambios sociales 3.1 Los músicos que madrugan en nuestras comunas. El valle de aburrá y el cucarachero común. 3.1.1 Descripción del diseño y la realización de la sesiones guiadas de improvisación musical colectivas en el campus universitario. 3.1.2 Análisis de las etnografías musicales en Medellín. 3.1.3 Análisis etno/musicológico de las sesión de improvisación musical en el campus universitario. 3.2 El cañón de mármol, el Río Claro y la Había Ahumada 3.2.1 Descripción del diseño y la realización de las sesiones guiadas de improvisación musical colectivas en Río Claro. 3.2.2 Análisis de las etnografías musicales rurales colombianas. 3.2.1 Análisis etno/musicológico de las sesión de improvisación musical en Río Claro. 4. Conclusiones Anexos A. Material audiovisual de las sesiones guiadas de improvisación musical colectiva. B. Guías prescriptivas de las sesiones guiadas de improvisación musical colectiva. NOVEDAD E IMPORTANCIA En nuestro país no existen experiencias que intenten establecer, desde sesiones guiadas de improvisación musical colectivas, comunicaciones musicales interespecíficas en vivo. Realizar estas sesiones podría ser una herramienta adicional, que ponga en evidencia las problemáticas inmersas en la distinción, separación y ambigüedad de los conceptos señalados desde la vivencia musical, y no solamente desde una construcción teórica crítica -que estará incluida en el trabajo- cuyos alcances podrían ser más reducidos. Los materiales audiovisuales producidos pueden suscitar mayor interés en el público no-especializado, y esto podría facilitar su distribución (a realizarse después de la realización del doctorado). Este proyecto también es novedoso porque propone la utilización –desde rigurosos estándares éticos- de técnicas de playback interactivas en este intento de establecer comunicaciones musicales interespecíficas. Aunque existen experiencias previas documentadas del intento comunicarse musicalmente con otras especies (Nollman, 1998, 2002, 2008; Rothenberg, 2005), ninguna de estas experiencias ha utilizado técnicas interactivas de playback. Las sesiones de improvisación y lo materiales sonoros/musicales producidos, estarán respaldados y construidos también desde una discusión teórica argumentativa, y esto se podría constituir como un intercambio más holístico, en donde los planos racionales, subjetivos, sensoriales, corporales y emocionales tienen todos cabida. Es importante enfatizar que esta es una hipótesis previa, y la propuesta no quiere dar por sentado la capacidad transformativa y política de las expresiones musicales al cuestionar estos conceptos. Porque “reconocer las potencialidades [de las expresiones musicales] no es lo mismo que proponer una ontología inherente o una consecuencia política inevitable” (Ochoa Gautier, 2016, pp. 129-130). Por último y para conectar con la siguiente sección, aun son muy escasas las publicaciones colombianas etno/musicológicas o biológicas que aborden de alguna manera, la pregunta sobre la musicalidad de otras especies animales de nuestro territorio, con contadas excepciones como el libro “Aurality: listening and knowledge in nineteenth-century Colombia” (Ochoa Gautier, 2014, pp. 31-75). Se trata de una paradoja en el país más biodiverso en aves del planeta. Este trabajo quiere aportar una mirada interdisciplinaria para continuar llenando este vacío en el territorio de las aves. PERTINENCIA ACADÉMICA O DISCIPLINAR, INSTITUCIONAL O SOCIAL DE LA INVESTIGACIÓN. De la carencia de publicaciones sobre este tema se podría inferir que la mayoría de los etno/musicólogos y biólogos (bioacústicos, ornitólogos y etólogos) colombianos han ignorado esta inquietud hasta el momento. Esta propuesta doctoral es pertinente, porque aporta una nueva pregunta disciplinar, institucional y social en los contextos nacionales. Además, como ya se expresó, esta propuesta es importante internacionalmente porque reúne las perspectivas zoomusicológicas, zoosemióticas, ecomusicológicas, biomusicológicas, bioacústicas, etológicas, etno/musicológicas y posthumanistas en un solo cuerpo teórico, y el medio internacional carece de un texto de estas características. Todas estas disciplinas pueden aportar, problematizar y enriquecer aún más la pregunta sobre el fenómeno de lo músical por fuera de la especie humana. Como ya se ha mencionado, la problemática separación teórica y vivencial entre el ser humano y sus entornos no-humanos en varios contextos sociales, podría considerarse como una de las causas de nuestros desequilibrios ambientales. Su reconocimiento como músicas, en nuestras culturas dominantes, puede constituirse como otra posible herramienta para mitigar parte de las crisis ecológicas y sociales. En los contextos de la salud pública existen numerosos estudios que señalan la conexión entre la salud humana, y el contacto con otras especies y espacios no-humanos (Hartig, Mitchell, de Vries, & Frumkin, 2014; Hedblom, Knez, & Gunnarson, 2017; Murgui & Hedblom, 2017; Van den Bosch & Ode Sang Å, 2017). Conjuntamente, las expresiones musicales pueden llegar a ser valiosas herramientas de transformación social. Varios estudios señalan su capacidad de afectar las capacidades cognitivas y emocionales (Baumgartner, Lutz, Schmidt, & Jäncke, 2006; Blood & Zatorre, 2001; Eldar, Ganor, Admon, Bleich, & Hendler, 2007; Gültepe, s. f.; Gültepe & Coskun, 2016; Koelsch, 2010; Koelsch, Fritz, V Cramon, Müller, & Friederici, 2006). Sin embargo, la valoración y capacidad emotiva y cognitiva de las expresiones musicales pueden ser altamente variables y contextuales; dependen de la cultura, los antecedentes y el territorio de los partícipes. En todo caso, desde el reconocimiento de sus potencialidades, este proyecto propone que el cuestionamiento de las separaciones, distinciones y dicotomías de los conceptos involucrados puede tener mayor alcance, si su lugar de enunciación viene del quehacer estético/musical. La escucha y concepción de algunos sonidos de otras especies como música, puede llegar a considerarse entonces, como una posible herramienta adicional para cuestionar estas separaciones, distinciones y dicotomías entre lo cultural, el ser humano y la naturaleza. O como lo expresa Taylor “las historias que contamos y las historias que estamos preparados para creer acerca de nosotros mismos en relación con los pájaros cantores [y otros animales no-humanos] son una oportunidad para reconectarnos no solo con la naturaleza sino también con la naturaleza humana. Nuestras narraciones sobre los pájaros cantores iluminan quiénes somos y quiénes elegiremos para llegar a ser en este momento de extinciones y cambio climático” (H. Taylor, 2013). FACTIBILIDAD DE LA INVESTIGACIÓN La escritura de la tesis de esta propuesta está proyectada en dos etapas. Las discusiones teóricas disciplinares y conceptuales de la literatura se escribirán en el segundo año del doctorado, y se hará una entrega de una parte cada semestre de ese mismo año. La escritura del análisis de los materiales etnográficos recopilados comenzara desde el tercer año. En el primer semestre de este año se redactará el estudio hermenéutico y fenomenológico de la autoetnografía, y el análisis del discurso y etno/musicológico de la primera sesión musical. En el último semestre –además de una revisión de todo el texto- se escribirá el análisis de la segunda sesión musical. Este cronograma permitirá revisar la redacción y decantar gradualmente el material escrito. Con respecto a los espacios seleccionados, es realizable por el acceso, conocimiento y familiaridad, que tengo, tanto con el Campus Universitario, como con la reserva Río Claro. Soy profesor vinculado desde hace 10 años, adscrito a la Facultad de Artes, y el departamento de Música de la Universidad de Antioquia. Además del conocimiento de diez años del Campus, tengo acceso a las instalaciones, instrumentos y equipos necesarios para realizar los estudios etológicos y las sesiones musicales colectivas. En la reserva Río Claro llevo realizando veladas musicales por siete años en la Templo del Tiempo (una gruta de mármol a lado de río). Esta reserva cuenta con las acomodaciones y facilidades necesarias para realizar el estudio etológico y las sesiones de improvisación musical colectivas. Adicionalmente, cuento con los equipos de grabación y reproducción de audio portátiles, y los instrumentos musicales necesarios para realizar estas actividades. Tengo una historia conjunta de organización de eventos con los administradores y dueños del espacio, que posibilita el libre acceso para realizar las actividades planeadas. Por mi lado aportare el conocimiento y la experiencia de compositor, improvisador e interprete electroacústico; construida desde varios años con la improvisación en vivo y la experimentación y creación musical desde los sonidos de otras especies animales. Esta propuesta doctoral sustenta también parte de su factibilidad en el enfoque y diseño interdisciplinario. Tendré el acompañamiento del ornitólogo de la Universidad Javeriana Oscar Laverde, y posiblemente del ornitólogo Héctor Rivera, para la consulta sobre temas relacionados con los estudios comportamentales desde las perspectivas bioacústicas, etológicas y de la ecología de la conducta. De igual forma, en la realización de los estudios computacionales musicológicos, estaré acompañado por el ingeniero de sistemas, compositor, tiplista y musicólogo de la Universidad de Antioquia, Fernando Mora. Estos diálogos interdisciplinarios pueden generar experiencias transdisciplinarias enriquecedoras, no sólo para los participantes de las sesiones musicales, sino también para los expertos involucrados. Adicionalmente contaré con la asistencia de un estudiante de pregrado que me ayudará en las funciones de organización de la información bibliográfica y multimedia, además de labores investigativas varias. Por último, es importante señalar que las comunicaciones sonoras intra/interespecíficas son bastante comunes entre las aves (Marler & Slabbekoorn, 2004). En otras latitudes, hay evidencias de la importancia de la existencia y relevancia de estas comunicaciones interespecíficas entre los diferentes miembros del grupo (Goodale et al., 2015). Es así como desde un estudio guiado por los principios y metodologías de la bioacústica, la etología, la ecología de la conducta, la biomúsica y la zoomusicología, puede ser factible encontrar los mecanismos adecuados para establecer comunicaciones musicales interespecíficas. Estas bandadas de aves mixtas, podrían tener ya una tendencia natural a estas interacciones sonoras interespecíficas. Eso sí, con las consideraciones éticas necesarias para no afectar su entorno y bienestar. CRONOGRAMA DEL PROYECTO 2do Año 3er Semestre 4to Semestre Actividades Herramientas, Técnicas y métodos Estudio comportamental de los cantos del Troglodytes Aedon Observación Etológica de los cantos del Troglodytes Aedon Análisis bioacústico y musicológico de los cantos del Troglodytes Aedon Observaciones comportamentales cualitativas y cuantitativas, Técnicas de playback interactivas Análisis cualitativos y cuantitativos Estudio comportamental de los cantos del Habia Gutturalis Observación Etológica de los cantos del Habia Gutturalis Análisis bioacústico y musicológico de los cantos del Habia Gutturalis Observaciones comportamentales cualitativas y cuantitativas, Técnicas de playback interactivas Análisis cualitativos y cuantitativos Diseño y realización de las sesiones guiadas de improvisación musical colectivas Diseño de la sesión en el Campus Universitario Playback Interactivo, Muestreo, Técnicas Extendidas, Instrumentos Imitativos Realización de la sesión en el Campus Universitario Improvisación colectiva, pistas, playback interactivo, muestreo, técnicas extendidas, instrumentos imitativos. Diseño de la sesión en Río Claro Playback Interactivo, Muestreo, Técnicas Extendidas, Instrumentos Imitativos Realización de la sesión en Río Claro Improvisación colectiva, pistas, playback interactivo, muestreo, técnicas extendidas, instrumentos imitativos. Contextualización y análisis de las experiencias Recopilación de los materiales de la autoetnografía Diario de campo Recopilación de los materiales Audiovisuales Grabaciones y edición delas sesiones musicales y posteriores charlas Análisis del los materiales recopilados Metodologías de Análisis del discurso, análisis Hermenéutico y Fenomenológico y análisis musicológico tripartita Escritura, avances y entregas de la Tesis Entrega de los avances de los capítulos 2.1, 2.2 y 2.3 Entrega de los avances de los capítulos 2.4, 2.5 y 2.6 Entrega de los avances de los capítulos 3.1 Entrega final de la tésis con las conclusiones y anexos ( Meses del Semestre) 1 2 3 4 5 6 3er Año ( Meses del Semestre) 1 2 3 4 5 6 5to Semestre 6to Semestre ( Meses del Semestre) ( Meses del Semestre) 1 2 3 4 5 6 1 2 3 4 5 REFERENCIAS Abya Yala. (2019). En Wikipedia, la enciclopedia libre. Recuperado de https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Abya_Yala&oldid=115697060 Ackerman, J. (2016). The Genius of Birds. 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