Sobre papel
Ser periodista consiste en el intento sistemático por reconstruir en velocidad los hechos
y contextos de un suceso actual que tiene, o
podría tener, interés social. En el mejor de
los casos, el ejercicio idóneo de esta artesanía
interpersonal básica, debería contribuir a la
formación de opiniones mejor fundamentadas
entre los miembros de una conversación.
Al llevar adelante nuestro trabajo, los periodistas nos embarramos en cuestiones éticas
de, por lo menos, cuatro dimensiones: la dimensión personal, la dimensión profesional,
la dimensión empresarial y la dimensión social.
Nuestras crónicas y editoriales dicen algo
sobre cada uno de nosotros, pero también
dicen algo sobre la tradición periodística que
reivindicamos, sobre la organización para la
que trabajamos y sobre la sociedad nacional o
global en la que transcurrimos. Como parte de
esa tensión entre cuatro nodos asumimos responsabilidades técnicas y políticas, propias y
ajenas, porque -sabemos que- nuestros actos,
en palabras o imágenes, traen consecuencias.
Esto vale tanto para quien elija el pincel minucioso del documentalista como para quien
opte por la brocha satírica del humorista.
La tentación del periodista, sus frecuentes
caídas y recaídas en contradicciones éticas o
estéticas, pasa por pensarnos o aceptar que
nos piensen como omnipotentes constructores de los acontecimientos y no como lisos y
llanos reporteros de acontecimientos construidos individual o colectivamente por otros.
Los periodistas podemos ser miembros de sectas, corporaciones o partidos, pero habremos
resignado nuestra condición de tales si haciendo parte de esos grupos nos volvemos los
voceros altisonantes sólo para ampliicar sus
medias verdades o sus oportunas mentiras.
El periodismo es iel a su ética y a su estética
cuando se toma en serio el trabajo de la pregunta y se pone sin prejuicios en el lugar de
la escucha.
¿Hacemos preguntas, escuchamos respuestas? Somos periodistas.
¿Para todo tenemos respuesta, sin siquiera haber escuchado la pregunta? Somos otra cosa,
aunque estemos disfrazados de periodistas.
“No tener una idea y poder expresarla, eso
hace al periodista”. Con algo de sorna y mucho
de verdad, el periodista Karl Kraus se deinió a
sí mismo y a sus colegas hace ya casi un siglo.
Lo que era un secreto a voces al interior del
gremio, hoy -en épocas de tecno-redes sociales- se ha vuelto un ejercicio de descrédito
exponencial y turbo-acelerado. En tiempos
de transparencia radical, resulta imposible
sostener el engaño del periodismo adulterado. Y más temprano que tarde, el descrédito
trae el ocaso.
“Éramos el cuarto poder y ahora somos el
cuarto de estar”, escribe todavía años después
de muerto el periodista español Joan Barril.
Y tiene razón. El oicio, para sobrevivir, debe
refundarse en ingeniería. Ser periodista, y
ser uno que merezca volver a ser llamado tal,
implica hoy destrezas de nueva data.
El periodismo debería proponerse entender
hoy, en tiempo real y a través de acceso multiplataforma, los acontecimientos y procesos que mañana serán Historia. Esto implica
afrontar los retos de poner a su favor la revolución digital y de inventarse nuevos modelos
de gestión. Transparencia e innovación deben
ir de la mano, desafío que supone la utilización
de saberes clásicos pero también de nuevas
habilidades. ¿Cuáles? Aquellas que permitan
identiicar una noticia allí donde todavía nadie
la ve y, más importante aún, identiicar a su
público de interesados antes que nadie lo vea.
Bienvenidos, entonces, al futuro del periodismo: su presente.
Marcelo Franco
Director, Maestría en Periodismo
Universidad ICESI
papel de colgadura
vademécum gráico y cultural
Universidad Icesi
Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales
Rector
Francisco Piedrahita Plata
Decano Facultad Derecho
y Ciencias Sociales
Jerónimo Botero Marino
Director Académico
José Hernando Bahamón Lozano
Secretaria General
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Asistente Editorial
Adolfo A. Abadía
Decimotercera edición,
Octubre de 2015
Dirigida por
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Sociales
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papeldecolgadura@icesi.edu.co
Ín
di
ce
08
De qué hablamos cuando
hablamos de periodismo
14
El suicidio del periodismo | ¿Y si
los periodistas se decidieran a
hablar? / Sylvia Debossan Moretzsohn
20
Entrevista a 8 voces con Leila
Guerriero / Roberto Herrscher
30
Contando la realidad con las
armas de la literatura /
Juan David Correa
32
Descomposición digital /
Bruce Stearling
38
El día que Google le quiso dar
papaya a Wikileaks
46
Nosotros, los Niños Web /
Piotr Czerski
50
¿Cómo conseguir trabajo? / HOJA
DEBIDA de una periodista digital
que se alimenta de pan y no de
bytes / Natalie Sánchez
54
El apocalíptico, el integrado.
Relexiones sobre el oicio del
periodismo en 140 caracteres /
Miguel Ángel Bastenier
56
Un nuevo género periodístico en
Colombia / Mauricio Guerrero
58
De periodistas que sepan traducir
la ciencia y ciudadanos que
puedan activar la democracia /
Julio César Londoño
60
Q´Hubo, el lánguido adiós de
El Caleño / Óscar Ortega
62
La radio está por y para hacerse /
Ómar Rincón
66
Se le informa desde aquí…
contado por un andaquí /
Esteban Ramírez
72
Los contornos de una idea /
Howard Luck Gossage
74
CONGA, vida y muerte en
tiempos del extractivismo /
Jesús Cossio
78
Consejos para escritores y
periodistas / Sergio Ramírez
29, 53, 57, 65, 81 - 83
Slogans para el siglo 21 ǀ Slogans for
the 21st Century / Douglas Coupland
80
Unas pocas sugerencias inmodestas
para periodistas modestos /
Marcelo Franco
84
Autores
“La mejor not icia no
es siempre l a que
se da primero sino
muchas veces l a que
se da mejor ”.
Gabriel García M arquez,
Discurso ant e l a Asambl ea de l a
Sociedad I nt eramericana de Prensa,
7 de Oct ubre de 1996, Los
Ángel es
“En un mundo donde
la información se
encuentra por doquier,
el buen periodismo es
un artículo de lujo,
por el que pocos están
dispuestos a pagar”.
Martha Ruiz,
Revista Arcadia (Septiembre, 2014)
pdc·13 |9
“Donde el
periodismo no
f unciona gana
l a muert e”.
M arcel a Turat i, Discurso al recibir
el reconocimient o a l a Excel encia
Period íst ica del Premio Gabriel García
M árquez (Oct ubre, 2014)
“Las mal as personas no pueden
ser buenos periodistas”.
Ryszard Kapuscinski,
“Los
cínicos no sir ven para
est e of icio. Sobre el buen
per iodismo” (2005)
“La diferencia entre icción y no icción no es tan
grande. Lo que los distingue y separa es que una
tiene que decir la verdad y la otro puede imaginarla.
Pero a veces, cuando imaginas la verdad, parece más
cierta que cuando informas sobre algo tratando de
mantenerte lo más próximo posible a la verdad”.
Gay Talese, “Vida de un escritor” (2012)
Gran part e de l a obl igaci ón
de l os periodistas es enseñar a
ver. Hay que buscar l o que no
esta viendo l a gent e.
Al ma Guil l ermopriet o, Conf erencia dictada en l a U niversidad
de Los Andes, Bogot á (Oct ubre, 2011)
Hubo tiempos en que los hombres sabían que sólo si mantenían
una atención extrema iban a estar prontos en el momento
en que saltara la liebre –y que sólo si la cazaban comerían
esa tarde. Por suerte ya no es necesario ese estado de alerta
permanente, pero el cronista sabe que todo lo que se le
cruza puede ser materia de su historia y, por lo tanto, tiene
que estar atento todo el tiempo, cazador cavernario. Es un
placer retomar, de vez en cuando, ciertos atavismos: ponerse
primitivo. Digo: mirar donde parece que no pasara nada,
aprender a mirar de nuevo lo que ya conocemos. Buscar,
buscar, buscar. Uno de los mayores atractivos de componer una
crónica es esa obligación de la mirada extrema.
Martín Caparrós, Ponencia durante el IV Congreso Internacional
de la Lengua Española, Cartagena (2007)
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En l a t erribl e hist oria de hambrunas que t iene
el mundo, ninguna signif icat iva sucedi ó nunca
en un país independient e y democrat ico con un
periodismo rel at ivament e independient e.
Amart ya Sen,
“La
Democracia como un val or universal ” (1999)
Actualmente, la única forma
de saber si algo es periodismo,
es escuchar a la audiencia.
Si la audiencia dice que eres
periodista, pues en ese caso
eres un periodista y puedes
ser incluso un periodista
exitoso.
Jean Francois Fogel,
“La prensa sin Gutenberg” (2007)
En cualquier lugar del mundo el periodista se enfrenta a diario con
situaciones en las que debe tomar una decisión. Cada caso es un reto
personal, y es en ese reto en el que se fundamenta la búsqueda de
la ética. Cada ocasión presenta unas circunstancias y cada elección está
condicionada por ellas, por eso, para poder juzgar a otro habría que
ponerse en su lugar, su momento y sus circunstancias.
Muchos de los periodistas se preguntan cada vez que salen en busca de
información y se encuentran con dramas producto de la pobreza, de los
malos gobiernos, de la corrupción y de la falta de justicia, ¿hasta dónde
debo actuar como periodista y hasta donde como ciudadano?
El periodista es un ciudadano preparado para enfrentar dilemas que
intentan ponerlo en conlicto, y con la certeza de que por su oicio no está
en capacidad de remplazar la labor de otros (jueces, abogados o políticos).
Y el periodismo es, ante todo, una función social. Si no se está al servicio
de la sociedad, el oicio pierde toda trascendencia.
Javier Darío Restrepo, Taller de Ética Periodística (2003)
Es muy f acil que el periodista sea manipul ado cuando no marca su
t errit orio, cuando es muy l axo y condescendient e. Es mas f acil que pierda
objet ividad cuando se hace
“amigo”
de sus f uent es. Es ent onces cuando
su t rabajo se conviert e en el mismo que podr ía hacer una grabadora. U n
t rabajo con poco crit erio y sin responsabil idad social .
U n buen periodista debe encont rar siempre el punt o medio. En una
rel aci ón de respet o mut uo, el periodista debe acercarse a l a f igura públ ica
sin que sea ecl ipsado por el poder, sin perder l a f acul tad de juicio.
Es necesario recordar siempre que, ant e t odo, l os periodistas ser vimos al
públ ico y a nadie mas.
J ohn Lee Anderson,
Tal l er dictado en l a Fundaci ón Proa, Buenos Aires, Argent ina (Diciembre, 2005)
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Frente a la marea creciente de imbecilidad, es necesario igualmente oponer
algunos rechazos. Todos los condicionamientos del mundo no harán que un
espíritu limpio acepte ser deshonesto. Ahora bien, y aun conociendo poco
del mecanismo de las informaciones, es fácil asegurarse la autenticidad
de una noticia. Es a ello que el periodista libre debe dedicar toda su
atención. Si no puede decir todo lo que piensa, puede no decir lo que no
piensa o lo que cree falso. Es así que un diario libre se mide tanto por lo
que dice como por lo que no dice. Esta libertad completamente negativa es,
de lejos, la más importante de todas, si se la sabe mantener. Dado que
prepara el advenimiento de la verdadera libertad. En consecuencia, un diario
independiente ofrece el origen de sus informaciones, ayuda al público a
evaluarlas, repudia el abarrotamiento de los cerebros, suprime las invectivas,
mitiga mediante comentarios la uniformización de las informaciones, en breve,
sirve a la verdad en la medida humana de sus fuerzas. Esta medida,
tan relativa como puede serlo, le permite al menos rechazar lo que ninguna
fuerza en el mundo podría hacerle aceptar: servir a la mentira.
Albert Camus, “El periodismo libre” (censurado en 1939,
recuperado en 2012)
Todo lo que escribo está precedido de enormes lecturas. Yo leo mucho
porque estoy convencido de la importancia de profundizar todo lo que
se pueda en el tema sobre el que debo elaborar un texto. Vivimos en un
mundo de enorme producción intelectual, donde se han escrito montones
de libros sobre todos los temas. Escribir sin conocerlos, o sin siquiera
saber de su existencia, revela una actitud muy ingenua. Siempre hay
expertos en esos asuntos acerca de los cuales nos toca escribir, y el valor
de su trabajo es incalculable para el nuestro.
Si vamos a hablar de fenómenos sociales, por ejemplo, debemos construir
el enfoque de una manera amplia: la ilosofía, la antropología, la
psicología de esos fenómenos. No podemos adentrarnos en el campo
social y político sin antes leer mucho. Eso es indispensable, no sólo para
no caer en descubrimientos ya hechos por otros sino porque la lectura
previa da fuerza a nuestra prosa. Si un autor se siente inseguro acerca
del objeto de su trabajo, inmediatamente su escritura deja ver esa
falta de conianza. La fuerza de la prosa viene de nuestra seguridad.
Personalmente creo que existe una proporción entre la lectura previa y la
buena escritura: para producir una página debimos haber leído cien.
Ryszard Kapuscinski,
“Los cinco sentidos del periodista” (2003)
El suicidio del
periodismo
01
02
¿Y si los
periodistas se
decidieran a
hablar?
Sylvia Debossan
Moretzsohn
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01
El suicidio del periodismo
A principios de los 90, el Internet aún se
encontraba en sus inicios en Brasil, pero ya
empezaban los debates sobre el futuro del
diario impreso y del mismo periodismo ante
la nueva tecnología. En 1993, el periódico
Folha de S. Paulo promovió su primer foro
internacional para tratar ese tema. Uno de
los invitados, Warren Hoge, en ese entonces
jefe de redacción adjunto al New York Times, resumió la crítica a los que exaltaban la
posibilidad de prescindir de esta mediación
esencial: los diarios, dijo, le dan al público
“lo que este no sabe que necesita”.
En ese entonces se hablaba de “información
personalizada”, ofrecida todavía por los periódicos de siempre –lo que hoy conocemos
como “los medios tradicionales”– a partir
de los cuales se incentivaría al público a
montar su propio periódico. Sería una expresión de la libertad de elección. En ese
entonces escribí que ésta sería “una fórmula
que expande el antiguo principio del ‘derecho a saber’: el público no sólo tiene ese
derecho, sino que ya sabe lo que quiere y
dónde encontrarlo. La secuencia lógica es,
por un lado, la segmentación de la audiencia y la formación de un círculo vicioso que
termina siendo lo contrario de la diversidad
prometida: la constitución de guetos cerrados que giran alrededor de sus propios
intereses” (Jornalismo em ‘tempo real’. O
fetiche da velocidade, 2002).
Rápidamente, la hipótesis de que el público monte su propio diario por ese método fue remplazada por la exaltación del
protagonismo de ese mismo público en la
producción de noticias. Sin ninguna base de
argumentación, pues debería ser evidente
que ese público por lo general no tiene acceso a las fuentes que podrían suministrar
información, ni competencia o tiempo para
determinar lo que quiere que sea. Sin em-
bargo, con la ayuda de teóricos famosos
que surfean en la ola del momento y solo
producen espuma pero que incluso tienen
una gran audiencia y especialmente en el
medio académico, esa idea libertaria del
periodismo-ciudadano se ha diseminado y
ayudó a minar el terreno en el que se practica el periodismo profesional, dentro o fuera
de las grandes empresas de medios.
Periodismo caza clics
Al mismo tiempo, las grandes empresas
en Brasil y en el exterior no parecen tener
claridad sobre lo que tienen que hacer ante
el campo que abrió Internet y, en vez de
darle prioridad al periodismo, que exige
un distanciamiento y rigor, ceden gradualmente a la inmediatez y a la cacofonía de
las redes. La justiicación actual es que la
alteración en el ámbito de lectura y consumo de noticias provocada o favorecida
por la diseminación de la tecnología digital
dejó el periodismo en un ambiente inédito
e imprevisto, que le retiró a las empresas
el sustento de la publicidad tradicional. El
resultado sería la ‘caza al clic’ como forma
de contabilizar una cantidad de lectores
atractiva para el mercado publicitario, aunque sea difícil establecer preferencias de
consumo –y, por lo tanto, deinir el “público
meta”– en un medio tan dispersivo y volátil
como el virtual.
Sucede que la caza al clic es la muerte
anunciada del periodismo, porque lo que
acostumbra emocionar al público es la sorpresa, el escándalo, lo bizarro, lo curioso,
lo grotesco. En resumen, el fait-divers, que
siempre fue un elemento periférico para los
diarios de referencia.
El camino de la decadencia
Tendedero digital
La gravedad de la situación se puede medir
por la investigación publicada por Quarts,
página de noticias de negocios ligada a la revista The Atlantic, que ubica a Brasil como
líder de las noticias de negocios al frente
del consumo de noticias en Facebook: de
los 80% que dicen frecuentar este medio,
67% airman que lo utilizan para consumir
noticias. Restaría indagar lo que se clasiica como “noticia”: hace muchos años, una
encuesta de la audiencia de programas de
radio populares indicó que gran parte de ese
público consideraba como “noticia” la publicidad de promociones de los supermercados hecha por los animadores durante
los programas.
Lúcia recuerda que “la información periodística, para Facebook, es tan sólo un
acuerdo para ajustar el escenario de otras
plataformas más rentables” y recuerda un
comentario de Mark Zuckerberg, que deine
su concepto de noticia: “Una ardilla que se
está muriendo en tu jardín puede ser más
relevante para tus intereses en ese momento que la gente que se muere en África”. “La
relevancia a la que se reiere Zuckerberg”,
dice Lúcia, “es la decidida por su algoritmo
orwelliano. Una fórmula matemática decide
lo que es noticia en este tendedero digital”.
Al compartir el gráico, la periodista Lúcia
Guimarães comentó:
Así como quemamos la etapa de la lectura en
los años 60, pasamos del gran analfabetismo a
un sistema de televisión sofisticado que unió el
país (…), no vamos a migrar a plataformas integrales de periodismo digital. El periodismo,
no importa si es en papel o digital, es un pilar
de la democracia. Vamos a ir directamente
al desmantelamiento de la experiencia de la
información posterior.
En el momento en que los medios en Brasil
y Estados Unidos (New York Times y otros
varios a bordo) consideran ceder gran parte de
su independencia a la plataforma de Facebook
(salen los links, Facebook se convierte en el
anfitrión del contenido periodístico, controla
el tráfico), las consecuencias, en el caso de
Brasil, son particularmente asustadoras. Ya
tenemos una generación poco educada y de
no lectura que está llegando a la edad adulta
convencida de que informarse es circular por
aquí [por Facebook].
Es la misma generación que se “educa” en
las escuelas investigando por Internet sin
la debida orientación, con resultados previsiblemente catastróicos.
De ahí viene su conclusión sobre el in del
periodismo –no el periodismo impreso,
sino el periodismo como lo conocemos y
valorizamos–, como quien marcha “con los
ojos vendados en el tablón del barco en
dirección al mar”. Lúcia concluye:
Informar no es complacer. Quién sabe, tal
vez una nueva generación se va a imaginar
alternativas para esta alienación que se ve
claramente reflejada en el debate político brasilero, contaminado por la polarización y el
desprecio por los hechos.
Pero a mediano plazo no me puedo sentir
optimista sobre este dilema en Brasil.
Los nuevos destituidos no serán necesariamente los explotados en un mercado laboral
injusto. Serán los que no saben, no quieren
saber o no saben qué más hay por saber.
“No saben qué más hay por saber” porque
estarán en un tiempo en el que no habrá
más periódicos para “darle al público lo que
no sabe que necesita”.
Así se deforman los ciudadanos involuntariamente alienados, como observó Janio de
Freitas en el periódico Folha de Sao Paulo,
al criticar la falta de divulgación de la información relacionada a las discusiones sobre
la reforma política, de obvio interés público:
“La información y la acción pública van
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juntas. (…) No siempre quien calla está de
acuerdo. Depende de estar o no informado”.
¿Reinventar el periodismo?
Pensemos ahora en el cuadro que vivimos
actualmente: la ola de despidos en los principales periódicos del país, en parte como
consecuencia de la situación económica de
Brasil, que lleva a las empresas a recurrir al
mecanismo de siempre y a reducir gastos
mediante el recorte de profesionales, justamente aquellos que podrían garantizar la
calidad de su “producto”. En esos momentos
regresan con fuerza los llamados a la “reinvención” no solo del periodismo sino también del mismo periodista, supuestamente
no caliicado para actuar en ese nuevo ambiente que, al mismo tiempo, nadie sabe
cómo funciona o para dónde va.
Al respecto, el estudiante de periodismo Ricardo Faria recordó el artículo de la revista
New Yorker de enero de este año, un texto
irónico sobre el “rey de los caza clics”, un
creador de páginas web diseñadas especíicamente para que se vuelvan virales y se
beneicien con los clics de Facebook. “Es el
retrato del espíritu de esta web”, comentó, destacando un pasaje signiicativo en
el que el “empresario”, explica su proceso
de trabajo:
Pero se trata de un estudiante crítico.
¿Cuántos no verán allí una solución “creativa” para la crisis de la profesión?
No. Cambian las tecnologías, no los fundamentos. El periodismo no necesita reinventarse: necesita corresponder al ideal que lo
justiica y lo legitima socialmente. Ya se ha
dicho muchas veces que la inmediatez y la
cacofonía de las redes hacen del periodismo más necesario para iltrar, en medio
de la profusión de banalidades, rumores,
falsedades e inexactitudes, la información
coniable y relevante. Es, además, una tarea
que exige compromisos éticos fundamentales, y esto no es retórica vacía: la ética se
reiere a principios y inalidades. La ética
presupone autonomía y libertad. Exige, por
lo tanto, una lucha permanente, sobre todo
cuando las empresas mostraron su falta de
respeto a estos supuestos.
Fábrica para la producción
de infelices
Si yo fuera responsable por una empresa de
hard news y quisiera informar a las personas
sobre Uganda, en primer lugar buscaría descubrir exactamente qué es lo que está ocurriendo
allá. Luego buscaría algunas imágenes conmovedoras e historias que causen emoción, haría
un video –de menos de tres minutos– con
palabras y estadísticas simples y claras. Frases
cortas y declarativas. Y, finalmente, le diría a
las personas algo que pudieran hacer, algo que
los hiciera sentirse esperanzadas.
Pero para hacer periodismo es necesario
contar con profesionales competentes. La
reciente ola de despidos golpeó a muchos de
los más experimentados. Algunos salieron
por solicitud, insatisfechos con la falta de
perspectiva de valorización en la empresa.
Los bajos salarios de la mayoría y la falta de
un plan de carrera son quejas recurrentes.
Entre los periodistas empieza a difundirse
el sentimiento de que esta es una profesión
que tiene hasta 30 años y no tiene hijos, y
que las salas de redacción son una fábrica para producir infelices: personas mal
pagadas y a quienes no se les reconoce lo
que hacen. Considerando que el periodismo
es una actividad a la que las personas se
dedican por gusto, no es difícil calcular el
tamaño de la frustración.
“Aquella frase de Saramago resuena en
mi cabeza: ‘De escalón en escalón, vamos
bajando hasta el gruñido’”, se desahogó el
estudiante.
Reinventarse y volverse emprendedor de
sí mismo es el mantra de este mercado que
desmantela cualquier perspectiva de estabilidad y arroja escarcha sobre la dramáti-
ca realidad de precarización, de la cual las
propuestas de tercerización, actualmente
en discusión y cínicamente vendidas como
un beneicio para los empleados, son el mejor ejemplo.
Los cambios en el mundo del trabajo han
llevado a muchos trabajadores caliicados
a degradarse –perdón, a “reinventarse”–,
obligándolos a abandonar habilidades duramente aprendidas para transformarse en
‘hombres orquesta’. Simplemente porque
hay que sobrevivir y porque no se vislumbra
una solución inmediata.
La crisis a la que nos estamos enfrentando, y que no es de hoy, nos impone una
respuesta a la altura, y esta respuesta no
será individual, como sugiere la idea de
“reinventarse”, que ignora la perspectiva
colectiva, sin la que nada cambia. Para los
periodistas, en particular, esta respuesta no
puede prescindir de la lucha por recuperar
la dignidad y por exigir el respeto de los
principios que guían la profesión.
02
¿Y si los periodistas se
decidieran a hablar?
En una de sus películas más famosas, La
rosa púrpura del Cairo, Woody Allen enfrenta el deseo de libertad con sus límites y
la fuerza del engranaje movido para mantener el mundo tal como es. El personaje de
repente rompe el guión que le es impuesto
y se asume como persona, conmovido por la
chica que se refugia en el cine para escapar
de la rudeza de la vida cotidiana, opresiva
y sin perspectivas de los tiempos de la gran
depresión americana.
Sale de la pantalla, la invita a vivir el sueño,
quiere sentir por sí mismo el placer de estar
vivo. Va a cenar con la chica a un restaurante lujoso, pero se sorprende porque las
cosas no funcionan como en la película:
no puede pagar la cuenta con dinero escenográico, simples pedazos de papel que
imitan a los billetes verdaderos. Entonces,
escapa una vez más: quien experimenta
la sensación de libertad no puede aceptar
regresar a la prisión.
En todas las salas en las que pasan la película el personaje se rebela y va contagiando a
los demás, que también empiezan a actuar
por su propia cuenta. Es una rebelión que
debe ser contenida: entonces, los comandantes de la industria generan una estrategia para forzar el regreso a la situación
que les devolverá el control.
Vivimos así, entre lo que nos impulsa en
dirección a la libertad y lo que nos obliga
a obedecer. Como en los versos de Chico
Buarque, hace cuarenta años: “todo el día
solo pensamos en poder parar y decir no,
después pensamos en la vida y nos callamos
con la boca de frijol”.
Mientras tanto, si de hecho siempre nos
calláramos, ni siquiera podríamos producir
versos como esos: estaríamos tan adaptados
que ni nos daríamos cuenta de la alienación.
Y es la conciencia de la alienación la que
nos lleva a luchar contra ella y a enfrentar
el sistema que nos restringe.
La dignidad del insecto
La perversidad del sistema no está solo en
reducirnos a la mediocridad, sino también
en llevarnos a que nos enorgullezcamos de
ella, presentándola como lo opuesto de lo
que es: como virtud. Cuando Gregor Samsa
despertó una mañana de un sueño inquieto
transformado en un gran insecto, provocó
terror en todos los que lo rodeaban. ¿Por
qué? Porque le mostró a todos lo que nadie
deseaba ver. Como señaló el psicoanalista Hélio Pellegrino en un notable ensayo
sobre el cuento de Kafka –“El honor de
ser insecto”, publicado originalmente en
el diario Jornal do Brasil del 9/6/1968 y
reproducido en el libro A burrice do de-
pdc·13 |19
monio (1988)– al asumir radicalmente su
condición de invertebrado, aquel modesto
vendedor ambulante demostró que “no logra vivir como persona en una estructura
social que niega a la persona. Y no lo logra
justamente por ser una persona, por tener
vocación de persona”. Así, transformándose, pierde su condición humana pero “logra
hacer de esta pérdida una desesperada airmación de la humanidad”.
Conste que tratamos de encajar. Conste
que hicimos todo tipo de malabarismos
para seguir llevando la vida, ignorando los
mecanismos que hacen girar los engranajes que nos exprimen hasta el límite de lo
insoportable. Pero no podemos evitar que
las frustraciones se acumulen y entonces,
de repente, nos damos cuenta.
Enfrentar el sufrimiento
En Brasil aún son raras las investigaciones
sobre el mundo del trabajo de los periodistas. Quien se dedica al tema sabe qué tan
difícil resulta encontrar personas dispuestas a dar su testimonio y, aun así, siempre
bajo la condición de anonimato y con todas
las precauciones para borrar las huellas del
discurso que podrían dar pistas sobre la
identiicación de los encuestados. Sin embargo, poco a poco van surgiendo resultados de investigaciones en esa área. Por
ejemplo, en el libro As mudanças no mundo
do trabalho do jornalista (2013), Roseli
Figaro, Cláudia Nonato y Rafael Grohmann
exponen la situación de los profesionales
en São Paulo, desde los empleados en una
empresa tradicional hasta los que sobreviven como free-lancers, pasando por los que
tienen distintos vínculos laborales y por los
que se desempeñan en oicinas de prensa.
En mayo pasado, en Florianópolis, el III
Mejor –anagrama en portugués de “cambios estructurales en el periodismo”, tema
en torno al que se viene organizando un
grupo cada vez mayor de investigadores–
ofreció la oportunidad de discutir acerca
de “los silencios del periodismo”, incluyendo los que recaen sobre “los dolores
y enfermedades resultantes del ejercicio
de la profesión”, que tantos periodistas no
quieren reconocer “para no demostrar debilidad”. Esto no se reiere estrictamente a
problemas psicológicos pero tiene que ver
con la imagen que se debe preservar en el
ambiente laboral, en el que los dirigentes,
usualmente muy bien remunerados, también son periodistas.
Salir de la pantalla
No se trata de hablar apenas del propio
sufrimiento resultante del trabajo en esas
“fábricas para producir infelices” en las que
se transformaron las salas de prensa –y la
referencia evidentemente no se limita a ese
campo de actuación, pues la producción de
infelices es propia de un sistema basado en
el trabajo alineado–, sino de dar su testimonio sobre lo que vivieron y viven allí, lo
que puede ayudar a aclarar el origen de los
desvíos a los que nos enfrentamos hoy en
día y a buscar soluciones colectivas para la
recuperación de la dignidad y del prestigio
profesional.
Salir de la pantalla que aprisiona y obliga
a seguir un guión impuesto: si hay alguna
ventaja en un momento de crisis, es el de
quitar el velo que cubre la fantasía y lleva al
valor para hablar, incluso con los debidos
cuidados.
¿Quién sabe si pueda tener esperanza?
“O suicídio do jornalismo” salió publicado en la edición 847 (Abril, 2015) de Observatório da Impresa
(http://observatoriodaimprensa.com.br/imprensaem-questao/o-suicidio-do-jornalismo/)
“E se os jornalistas resolvessem falar?” salió publicado en la edición 848 (Abril, 2015) de Observatório
da Impresa (http://observatoriodaimprensa.com.br/
imprensa-em-questao/e-se-os-jornalistas-resolvessem-falar/)
Traducción: Tiziana Laudato
ENTREVISTA
A
voces
con Leila Guerriero
Roberto Herrscher
pdc·13 |21
Lupe de la Vallina / Jot Down Magazine
“Parece haber en mí una voluntad de
contar historias periféricas”
Conocí a Leila antes de que fuera la Leila
Guerriero alabada por Mario Vargas Llosa y
seguida por una legión de jóvenes aprendices de cronistas desde el Río Grande hasta
Tierra del Fuego. Después aprendí y me
beneicié de su talento como editora, cuando hincó los dientes en mis textos en las
revistas Gatopardo y Travesías. Sólo después disfruté de sus primeros éxitos. Pero
cuando la conocí no le había leído nada:
era una chica laca, enigmática, sonriente,
con el pelo como una explosión esponjosa.
Y con una inteligencia penetrante.
Por eso no me sorprende el lugar que ahora
ocupa entre los contadores de lo real. Cada
uno de sus libros es un acontecimiento.
El último, por ejemplo. En Una historia
sencilla (Alfaguara, 2013), un oscuro baile
folklórico argentino, el malambo, se convierte en metáfora de muchas cosas: une
la tradición y la modernidad, un mundo
que se acaba y otro que nace, la línea tenue
entre el triunfo y el fracaso. En sus manos,
el peril de un bailarín de malambo es un
auténtico drama griego.
Ya lo había conseguido su primer libro, la
escalofriante fábula real Los suicidas del
in del mundo (Tusquets, 2006) sobre un
pueblo patagónico donde se empiezan a
suicidar los adolescentes. Y lo continúa con
sus precisas y poéticas historias de ganadores amargos y perdedores luminosos que
componen su antología Frutos extraños
(Alfaguara, 2012) y su colección de periles
de escritores, el importante Plano americano (Universidad Diego Portales, 2013).
En América Latina, Guerriero es ya parte
fundamental del avance de esta forma de
contar novelísticamente hechos reales que,
como decía Tom Wolfe del Nuevo periodismo en la Norteamérica de los 60 y 70,
está produciendo la mejor literatura de la
actualidad.
Desde hace poco más de una década, Guerriero se despliega en varios frentes: como
editora de algunas de las mejores revistas
del género, como profesora y conferenciante y, sobre todo, como autora de excelentes crónicas que publica en una decena de
medios: Gatopardo, Paula, Soho, Etiqueta
negra, El País…
¿Qué preguntarle a Leila? El dilema me
agarró en medio de unas jornadas literarias en una universidad de Barcelona. Se
me ocurrió pedirles a algunos de los grandes cronistas y estudiosos del periodismo
narrativo que me ayudaran: una pregunta
cada uno. Continué con el ejercicio por email, con más colegas y amigos de Leila,
que también son gran parte del “canon” de
la crónica. Al inal creo que salió un cuestionario amplio y divertido, donde Leila le
responde a sus compañeros de generación,
que preguntan a partir de sus propias inquietudes y sueños.
Los preguntones somos: los colombianos
Alberto Salcedo Ramos (El oro y la oscuridad, La eterna parranda) y Patricia Nieto
(Los escogidos), los españoles María Angulo (Crónica y mirada, Periodismo literario)
y Jordi Carrión (Librerías, Teleshakespeare, Australia), la peruana Gabriela Wiener
(Sexografías, Nueve lunas) y los argentinos
Martín Caparrós (Larga distancia, Amor
y anarquía, El interior), Rodrigo Fresán
(Historia argentina, Jardines de Kensington, La parte inventada), y yo mismo (Los
viajes del Penélope, Periodismo narrativo).
pdc·13 |23
1
El burro delante, empiezo yo: ¿Hay algo que te haya sorprendido de tu
ascenso a la cumbre de los mejores y más admirados cronistas de Latinoamérica en estos últimos años? ¿Estaba todo planeado, calculado?
¿Algo fue azar? ¿Algo te salió totalmente distinto?
Detesto la falsa modestia, pero aún a riesgo de parecer un despreciable ser
falsamente modesto debo decirte que todavía me sigue pareciendo milagroso
que la gente lea lo que yo escribo, y que a lo mejor es gracias a ese milagro -y
a la renovación de ese milagro- que mantengo el entusiasmo. No sé si viene
a cuento pero, hace muchos, muchos años, en Panamá, me pasó algo que yo
creo que es y será insuperable. Iba caminando por la calle con la persona
que me había invitado, Dilmar Rosas, y de pronto escuchamos: “Tú eres
Leila Guerriero”. Una voz de mujer, una voz muy educada. Me di vuelta y
vi a una señora entrecana, elegante, sentada en el piso frente a una de esas
mantas que tienden los artesanos, llena de artesanías. Le dije “Sí, señora, ¿y
usted cómo sabe?”. Y me dijo “Es que yo te leo en Gatopardo y te reconocí
por la foto de la página de los colaboradores”. Yo era una persona que había
publicado un libro que se conseguía sólo en la Argentina, que trabajaba en
mi país desde hacía años pero que había empezado a escribir hacía muy
poco en medios de afuera. Creo que, de hecho, estaba en Panamá dando
uno de mis primeros talleres. La mujer me mencionó varias notas, me dijo
las cosas que le gustaban de esos textos. Yo creo que en ese momento supe
que no me iba a pasar, nunca más, nada más impresionante que eso. No sé
por qué te cuento esto. Supongo que porque en ese momento sí me sentí
en un extraño sitio extraño. Pero todo eso que decís acerca de los mejores y
más admirados cronistas, etcétera... yo más bien tiendo a dudar de que sea
así. A lo mejor el momento en el que uno cree, de verdad, ser uno de “los
mejores y más admirados” es cuando, precisamente, toma la bifurcación
equivocada, empieza a pensar más en su propio ombligo que en el motivo
por el cual había empezado todo esto, que era tratar de contar historias y
contarlas bien. La siguiente estación, entonces, se llama Desastre Total
Choque Masivo Contra El Ego Sin Sobrevivientes.
En cuanto al cálculo y la planiicación, por supuesto que no había nada
calculado. Por supuesto que nada salió totalmente distinto a lo que había
pensado, porque no había pensado nada. Quería cosas, anhelaba cosas
(básicamente, viajar y vivir de lo que escribía). No era una hoja al viento
que se lanza al río y dice “hagan de mí lo que quieran”, pero siempre tuve
la idea de que el trabajo se deiende solo y que, antes o después, si un editor tiene que verte, te va a ver. De hecho, me hice periodista de una forma
impensada, llevando un relato al diario Página/12, dejándolo en la recepción, topándome con ese relato publicado días después y, a partir de ahí, se
dispararon una cantidad de cosas. ¿Qué planiicación podría haber tenido
si el primer movimiento dependió tanto del azar? Sí creo que, cuando una
oportunidad llega, cuando una puerta se entreabre, uno tiene que esforzarse
2
en demostrar que está a la altura de las circunstancias. Eso sí he tratado
de hacer: honrar el espacio que me dieron, tratar de estar a la altura de la
conianza y la expectativa de quienes me dieron esas oportunidades.
Martín Caparrós te pregunta por qué escribís de los temas y los personajes
de los que escribís.
3
Eso es tan difícil como saber por qué me gustan más los rubios que los
morochos. He pensado, en estos últimos tiempos, que parece haber en mí
una voluntad de revisar lugares comunes y de trabajar contra ellos. Una
voluntad de contar historias periféricas, una voluntad de rescatar actores
secundarios de tramas más enormes. Creo que, si me pongo a repasar un
poco, los temas que he tocado en todos estos años podrían encuadrarse más
o menos cómodamente en esas categorías, que por suerte son bien amplias
y me permiten, entonces, escribir un peril de un escritor exquisito pero
desconocido (la periferia) y un peril de un poeta conocidísimo pero con
una mirada distinta a la mirada consagratoria de toda la vida (revisar el
lugar común). Por otra parte, yo escribo para que alguien lea. Entonces, a
la hora de escribir un artículo -los libros son otra cosa-, también tengo en
cuenta la pregunta de “¿Y por qué cuernos a la revista Pirula va a interesarle
publicar un artículo sobre esto?”. Eso que llaman “excusa o justiicación
periodística”, a mí me sigue pareciendo, en ocasiones, importante.
María Angulo quiere saber cómo tomás temas locales, hasta folklóricos,
y les encontrás un ángulo universal, abarcativo, de manera de poder
llegar e impactar a un público totalmente distinto al de tu entorno.
Será por aquella frase tan sabia de que si pintás tu aldea pintarás tu mundo. He pensado mucho en esa frase desde que, por ejemplo, Anagrama
publicó Una historia sencilla, el último libro que escribí, en España. El
libro cuenta la historia de un hombre que quiso ganar una competencia
de baile folklórico, de un baile que es conocido casi sólo en la Argentina y
que se llama malambo.
¿Por qué a una editorial como Anagrama pudo interesarse un libro sobre
algo tan tétricamente local? Yo creo que lo que sucede es que éste no es un
libro sobre el malambo, tema que le hubiera interesado a cuatro personas
y a mí. La competencia a la que se presenta el protagonista del libro pone,
como condición tácita, que, una vez consagrados campeones, los bailarines
que participan ya no pueden volver a presentarse en otra competencia de
malambo nunca más en su vida.
Entones, por un lado, éste es un libro sobre el esfuerzo de un hombre que
quiere alcanzar algo -ser campeón- y, por otro, un libro sobre un tipo que
avanza hacia su propia inmolación con alegría, alguien que sabe que, para
ganarlo todo, tiene que estar dispuesto a perderlo todo. Y a mí me parece
que esa ideíta -un tipo que todos los días se levanta e insiste tozudamente
en alcanzar el sueño que lo mantiene vivo aun cuando sabe que, una vez
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4
alcanzado, ese sueño va a llevárselo todo con él- es bastante universal desde
los griegos. Creo que todo texto que logra trascender lo local trabaja, de
fondo, con una idea universal bien gruesa.
Jordi Carrión me pide que te pregunte si cuando escribís cambiás mucho
según el medio y el público. Sobre todo, le sorprende lo que hacés para
Babelia, y tu valentía de estilo propio y resistencia a “babelizar”.
5
Yo creo que no. En todo caso, no de una manera en la que yo me dé cuenta.
Pero si es que uno tiene algo que pueda llamarse “estilo”, me parece que
eso incluye la idea, para mí obvia, de que cada artículo debe tener, dentro
de ese estilo, su tono. Quiero decir que no todos los textos tienen que tener
el mismo laconismo o la misma enjundia o la misma fragmentación. No se
escribe igual sobre un equipo de antropólogos forenses que sobre el estado
del idioma español en Iberoamérica. Más allá de eso, no siento que tener un
estilo propio sea una valentía, sino lo mínimo que uno puede hacer si va a
dedicarse a escribir. Y no me he “resistido” a babelizar, porque no entiendo
bien en qué consiste eso. En todo caso, nadie nunca intentó babelizarme
(o gatopardizarme o mercurizarme o malpensantizarme). Me invitaron a
escribir en ese lugar, y en otros, porque supongo que a alguien le gustó lo
que yo escribía, y me dejaron hacer. Lo contrario -invitarme a escribir y
decirme “ahora tenés que escribir como yo te digo”- hubiera sido como, con
perdón y modestia, enamorarse del Che Guevara, casarse con él y, al otro
día, regalarle una afeitadora.
A Rodrigo Fresán le inquieta por qué no te metiste, no te metés y según
él juraste no meterte en el futuro (tenés que confirmar si esto es cierto)
en el terreno de la ficción. ¿Por qué? Y pregunta si tal vez es porque venís
de Junín, tierra de origen de la mayor ficción de la Argentina, Evita.
Ups. Es que yo jamás juré no meterme, a futuro, en el terreno de la icción.
O eso creo. De hecho, cada vez que hablo del tema me preocupo por aclarar
que lo mío no es un vade retro satanás. Soy una devota lectora de icción. Si
algo sé, lo aprendí de la icción. Pero eso no signiica que necesariamente
sienta deseos de escribirla. También voy mucho al cine, y no se me ocurriría
dirigir una película. Sólo digo, cuando me preguntan -y sólo porque siempre
me preguntan, y no sé por qué me preguntan tanto, porque a ningún autor
de icción le andan preguntando por qué no escribe periodismo-, que yo,
por ahora, parece, no tengo la vocación de la icción. Para hacerlo corto, yo
empecé escribiendo icción, pero una vez que empecé a escribir periodismo
ya no quise escribir otra cosa. La idea de inventar una historia, o de agregar
invención a las historias reales, no me resulta atractiva.
Una vez, hace años, un escritor me dijo que, con la historia de un libro que
escribí y que se llama Los suicidas del in del mundo -doce personas jóvenes
que se suicidan en un año y medio en un pueblo de la Patagonia-, podía
escribir una estupenda novela. Pero a mí esa idea, en vez de entusiasmar-
me, me parecía un desperdicio. ¿Qué podía agregarle yo a una realidad tan
tremenda: un pueblito petrolero de la Patagonia, doce personas jóvenes
ahorcadas o con un tiro en la cabeza, todos con unas historias familiares
tétricas viviendo en un sitio ahogado en petróleo y putas que rechinaba en
medio del viento patagónico? Un buen novelista te escribe, con eso, algo
impresionante. Yo no puedo. A mí me gusta tanto, pero tanto tanto, que eso
haya sucedido, que no veo qué puedo agregar para mejorarlo.
6
Pero, por otra parte, me parece un poco peligroso pensar que porque uno
tiene una remota habilidad para escribir no icción, podría tener esa misma
habilidad, intacta, impecable, para escribir icción. Yo creo que son vocaciones diferentes. Que la cabeza de un escritor de icción funciona diferente a
la de un escritor de no icción. A veces, ambas cabezas conviven con éxito.
Capote, Walsh, por ejemplo. Pero no siempre eso sucede. Por otra parte,
para mí es muy claro que el estilo que yo uso en el periodismo no puede
trasvasarse, así nomás, a la icción. A lo mejor eso no es tan claro para los
demás, pero para mí si lo es, como el agua. Además, no creo, nunca creí,
que el periodismo sea una escritura de bajo voltaje, algo así como literatura
outlet. Nunca lo tomé como un sitio donde hacer mis primeras armas, o
armarme un nombre, para después saltar al ruedo con una novela. Resumen:
no escribo icción porque, se ve, no tengo ganas o vocación, que es como lo
mismo. De modo que no sé si he explicado algo o enredado más las cosas,
pero así es como es.
Lo que quiere saber Alberto Salcedo Ramos es: “Te he oído decir varias
veces que cuando empiezas a depurar un texto ya terminado lo primero
que haces es eliminar las frases que más te gustan. Entiendo ese ejercicio
como un acto de respeto profundo por el lector. Me gustaría que, para dar
una lección a los jóvenes que quieren ser como tú algún día, ilustraras
esta afirmación con un ejemplo”.
Yo creo que no hay fórmulas. Si atacara un texto bajo esa consigna, y partiendo de la base de que cuando lo termino generalmente me parece que está
más o menos decente (que otro periodista podría hacerlo mejor, pero que
a mí no me sala nada mejor que eso), no quedaría nada en pie. Sí creo que
conviene dudar de las cosas que nos gustan mucho, porque eso que tanto
nos enamora hoy, dentro de diez años probablemente nos dé un poco de
vergüencita. Mi actitud ante un texto, cuando lo repaso una y otra vez antes
de entregarlo, es la de alguien que se pregunta: ¿estoy diciendo lo que quiero
decir de la mejor manera posible, o esto está lleno de recursos retóricos y
narrativos y nada más? ¿Dice lo que tiene que decir o es un festival de la
metáfora ingeniosa? Cuando uno se hace esas preguntas, lo que es simple
adorno cae -o suele caer- por su propio peso. Hemingway decía, de manera
extrema, que había que matar a los queridos. Yo adhiero, con algo de moderación, a esa idea. Me sería imposible dar un ejemplo concreto, porque
lo que no llega a publicarse permanece en el archivo, de la computadora y
de la memoria, como si nunca se hubiera escrito.
Lupe de la Vallina / Jot Down Magazine
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7
“¿Tienes algún tema personal, que tenga que ver con tu familia o allegados (como Fuguet con su tío en Missing) que te gustaría trabajar como
un perfil o una crónica o en la línea de la no ficción?”, es lo que despierta
la curiosidad de Gabriela Wiener.
Tengo una curiosidad ininita por la historia de mi familia, que a mí me
parece interesantísima. Pero casi todo el mundo cree que tiene una historia
familiar interesantísima, y conviene tener cuidado: eso no siempre resulta
apasionante para los demás. Es como contar los sueños. Te levantás y le decís
a tu pareja: “Tuve un sueño increíble, así y asá”. Y cuando vas por el “asá”,
te das cuenta de que el pobre se está aburriendo letalmente con algo que a
vos te pareció divertido y lisérgico. Por otra parte, aun a riesgo de parecer
contradictoria, disfruto mucho de la no icción autorreferencial cuando la
leo, así que no sé. De todas maneras, siempre me ha parecido que si cuento
una historia sobre la que estoy trabajando, ya no tiene sentido escribirla.
Es como si la historia ya hubiera salido de mí y no tuviera sentido trabajar
en ella. Así que, incluso si alguna vez planeara escribir algo en relación a
eso… no sé si lo contaría demasiado abiertamente.
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Patricia Nieto pregunta: “¿Qué has aprendido para ti misma de los
personajes que has conocido en tantos años de conversar y observar?”
Es difícil dar una respuesta a esto. En general, trato de tener una distancia
grande, no entre el trabajo y la vida, porque eso no existe cuando uno hace
algo con entrega, pero sí entre la vida de la gente y mi vida. No digo que esa
deba ser la manera de trabajar. Digo que es la mía. Yo intento ser un buen
vehículo para la historia, por lo tanto no estoy sacando moralejas o enseñanzas personales todo el rato. Pero sí veo que, por ejemplo, cuando hago
entrevistas con gente que se dedica al arte bajo cualquiera de sus formas,
presto mucha atención a cómo lidian ellos con cuestiones relacionadas con
la creatividad: cómo manejan las etapas posteriores a la publicación de un
libro o al cierre de una muestra importante, o cómo relexionan acerca de
lo que hacen.
Recuerdo, eso sí, un momento de iluminación evidente, y fue cuando estaba
hablando con Maco Somigliana, uno de los miembros fundadores de el
Equipo Argentino de Antropología Forense, un equipo que, en la Argentina
-y ahora también en el mundo- recupera e identiica restos de personas
víctimas de la violencia de estado. La conversación es esta:
- ¿Podrías dejar de hacer este trabajo?
- Sí. Yo quiero terminar este trabajo. Para mí es importante creer que puedo prescindir. Este trabajo ha sido muy injusto en términos de otras vidas
posibles para muchos de nosotros.
- ¿Y afectó tu vida privada?
- Sí.
- ¿De qué forma?
- Ninguna que se pueda publicar.
- Entonces tiene partes malas.
- Por supuesto que tiene partes malas. Cuando vos sos el familiar de un
desaparecido, tuviste que aceptar la desaparición, la aceptaste, estuviste
treinta años con eso. Te acostumbraste. De golpe viene alguien y te dice
no, mire, eso no fue como usted pensaba y, además encontramos los restos
de su hijo, su hija. Es una buena noticia. Pero te hace mierda. Es como una
operación, es para algo bueno. Pero te lastima. Cuando vos te das cuenta
que la lastimadura es muy fuerte, hasta qué punto no estás haciendo cagada
al remover esas cosas. Pero no hay nada bueno sin malo. Lo cual te lleva a
la otra posibilidad mucho más perturbadora: no hay nada malo sin bueno.
La última línea de esa conversación -“Lo cual te lleva a otra posibilidad
mucho más perturbadora: no hay nada malo sin bueno”-, me reairmó en
una visión del mundo -un mundo que nunca es en blancos y negros, aun
cuando eso resulte difícil de tragar-, y en la manera en que encaro el trabajo.
Esta entrevista salió publicada en la edición costarricense de la revista Buensalvaje
(N°3, Septiembre-Noviembre 2014)
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Juan David Correa, Director de ARCADIA
Texto tomado de la ponencia presentada durante el conversatorio
sobre periodismo narrativo realizado el 13 de Mayo de 2015 en el
Auditorio Fundación Valle del Lili, Universidad ICESI
01
02
Lo literario no se reiere a lo misterioso,
fantástico o exótico. Para el periodismo
narrativo lo literario es la convicción de
contar las historias de una manera narrativa y honesta que llegue al corazón del
lector. Buscar las historias más extrañas y
“rebuscadas” ya no es la clave para atraer
al público.
Periodismo como cultura es diferente a
periodismo sobre cultura. Que las herramientas literarias sirvan para hacer crónicas y reportajes de temas culturales no
signiica que este sea su campo exclusivo.
El periodismo narrativo es en sí generador
de cultura.
03
Para el periodismo narrativo no hay temas
malos ni repetidos. A la hora de escribir,
lo importante es la voluntad de contar historias. Existen diferentes maneras de contar. La clave está en perseguir la historia y
buscar otra manera de contar “lo mismo”.
04
El buen periodista no nace, se hace. No
basta con querer contar una historia, el
buen periodista debe hacerse leyendo, investigando y aprendiendo de la experiencia
de los demás.
05
06
Existe una estrecha relación entre la inmediatez y el periodismo. Sin embargo,
el periodismo literario requiere de tiempo
para el trabajo de campo, la investigación
y sobre todo para pensar antes de escribir.
En el periodismo narrativo se debe escribir
escuchando a los demás, no a uno mismo.
Estamos en la era en la que el periodista
debe aprender a escuchar y escribir desde
los “otros”.
07
08
Periodismo narrativo requiere de datos.
Aunque se utilicen herramientas de literatura, no se deben dejar por fuera la rigurosidad de los datos. Lo importante es
buscar las estrategias para saber ponerlos.
Sin convicción NO existe periodismo narrativo. Este periodismo nace de la creencia de que las historias deben ser narradas
de otra manera. En muchos casos, como
lo opuesto a la “frialdad e inmediatez” de
la noticia.
09
10
En el periodismo narrativo la forma es tan
importante como el contenido. El uso del
lenguaje, el ritmo, el clima, la verosimilitud
de la historia deben ser de gran importancia a la hora de escribir.
Del “cómo” hacer periodismo al “cómo” ser
periodista. Finalmente, la clave del buen
periodismo está en pensar cómo se hace
lo que se hace y hacerlo bien. Las posturas abiertas al diálogo, la honestidad, el
trabajo colectivo, el lenguaje incluyente y
promover los valores de la sociedad, son
prácticas que se deben fomentar a la hora
de escribir con las herramientas de la literatura.
Bruce Sterling
/ DESCOMPOSICIÓN
DIGITAL /
Ustedes deben estar preguntándose por qué un escritor de ciencia icción como yo puede sentir tanto
placer pasando el rato entre curadores de museo. Les
concedo, es una paradoja. Una del mismo tipo que
surge cuando escuchamos el nombre de esta conferencia: “Preservando lo inmaterial”. Si es inmaterial,
¿por qué necesitaría que lo preserven? Y si tú eres
un futurista, ¿qué haces en un museo?
Pero no hay ninguna contradicción, el asunto tiene
pleno sentido si lo miras bien. Tanto los futuristas
como los anticuarios trabajamos con la naturaleza
del tiempo. Siento una lealtad apasionada por mis
colegas de los museos. Porque el futuro es sólo un
tipo de pasado que no ha ocurrido aún. Y la obsolescencia es innovación en reversa.
Los curadores, conservadores y archivistas están
mucho más cerca del futuro que la mayoría de nosotros, simples mortales. Eso es porque ellos almacenan, catalogan y preservan -tocan “físicamente”- los
objetos del pasado y presente que la gente verá en
el futuro.
Cuando pasas tiempo con conservadores y archivistas puedes ver lo que en realidad hace el paso
del tiempo. Estas personas tienen en verdad mucho
trabajo. Los procesos de descomposición pueden ser
difíciles de ver durante una sola vida humana pero,
en un museo, puedes darte cuenta de que la Entropía
comanda una potente legión de ruinas.
Tenemos ante los ojos todas las míticas amenazas
que hace tiempo vienen inspirando nuestro asombro: el fuego, la inundación, la tormenta, el temblor,
las multitudes enajenadas, los bombardeos masivos,
las plagas y los enjambres de langostas. Las lluvias de
ranas del Antiguo Egipto. El impacto de asteroides.
Pero esas son las más sencillas. Nada que, diseminando por ahí un poco de cemento reforzado y sumando luego un grupo de guardias bien armados, no
se pueda controlar. Lo que en realidad afecta a estos
objetos, lo que daña aun las piezas más preciadas de
un museo, son las mismas cualidades que hacen que
la vida humana sea tan dichosa. No las catástrofes
raras sino las cosas cotidianas, las simples cosas
persistentes.
pdc·13 |33
Cosas como la luz del sol. La luz del sol es
algo bendito y glorioso. También es una
poderosa ráfaga de radiación del vasto inierno nuclear que es nuestro cielo. Tengo
paneles solares en mi techo. Cuando el sol
está fuerte, toda mi casa puede funcionar
a partir del poder de la luz del sol. La luz
puede considerarse como angélica, clara e
inmaterial, entonces la luz es supuestamente lo opuesto de materia pesada y densa.
Pero luz y materia son aspectos de lo mismo, Einstein lo probó. Pueden intentarlo en
casa: pongan un periódico al sol. En unos
días, unas semanas, unos meses, toda esa
información análoga impresa con tinta en
ese periódico recibe esos pequeños paquetes de energía solar. El papel se enrosca,
se torna café y se descama. Finalmente, se
desintegra.
En segundo término, consideren el agua.
El agua está en todas partes. Está aquí con
nosotros ahora, como humedad en el aire.
El agua es la vida misma y, también, es la
descomposición misma. La humedad en sí
es apenas peligrosa para los objetos, pero
los “cambios” diario de la humedad causan
ruinas. Si la humedad cambia, los materiales se hinchan y encogen repetidamente,
hasta que la pintura cae de su lienzo, la
tinta se desprende de su pergamino, las
manijas de madera caen de las herramientas metálicas.
Los microbios aman el agua tanto como la
amamos los humanos. Entonces todo lo que
sea húmedo y remotamente orgánico será
comido lentamente por legiones aéreas de
mohos, bacterias y hongos.
Sin embargo, sin agua, las cosas se momiican terriblemente. Entonces obtenemos dureza, resequedad, encogimiento permanente, división, rajaduras y desprendimientos.
Consideremos otros de los principales beneicios para la vida, como la comida. La
comida es algo terrible en los museos. Gotas
grasosas que caen desde las estufas, migas
y restos mohosos, Coca Cola derramada.
Todo eso es nutrición sustanciosa para una
variedad de parásitos destructivos: lepismas, ratones, escarabajos. Estas pequeñas
y atrevidas criaturas son los agentes de la
Tierra encargados del reciclaje orgánico.
Deben combatirse constantemente.
Díganme que no están fumando cerca de
una pieza de un museo. El humo pone una
capa amarilla sobre sus dientes, pulmones y
cualquier cosa cercana. Y aun cuando dejas
de fumar, eso no quiere decir que los carros
o las fábricas se detienen. En las ciudades, la gente vive en un mar de polución
humeante capaz de desnudar estatuas de
piedra y corroer bronce sólido.
La humanidad toda es gloriosamente física.
Eso incluye la grasa de nuestras huellas
digitales o la humedad de nuestras exhalaciones, estornudos y toses. También los
calores corporales humeando por encima
de la multitud que formamos mientras
hacemos la ila del museo para admirar
esa obra de arte sin fecha de vencimiento.
Porque si nadie viene a ver las piezas de un
museo, ¿cuál es el sentido de coleccionarlas
o de conservarlas? Los museos existen con
un propósito social. Son para nosotros, los
humanos. Los árboles y nubes no necesitan
museos.
La paradoja inal y dolorosa está en lastimar lo que salvamos en la medida en que
intentamos salvarlo. La preservación es, en
sí misma, una fuente de daño. Dejamos caer
/ PORQUE EL
FUTURO ES
SÓLO UN TIPO DE
PASADO QUE NO HA
OCURRIDO AÚN /
la preciosa porcelana cuando estábamos
quitándole el polvo. Rompimos el marco de
esa pintura antigua al intentar cambiarla de
lugar. Tratamos de reparar ese viejo libro
con cinta y goma de pegar.
La Entropía no requiere mantenimiento.
La Entropía tiene su propia poesía: trata
de delaminación, desintegración, deterioro, degeneración, descomposición y tambaleante declive.
Sin embargo hoy, gracias a descubrimientos
fantásticos en la tecnología moderna, tenemos una cura para todo eso. ¡Digitalización!
¡Perfectas memorias de computador personal! ¡Chips veloces como la luz! ¡Gruesas ibras ópticas! ¡Masivas facilidades de
almacenamiento masivo! Ya no átomos,
ahora ¡bits!
Todo es inmaterial. Entonces, ya no necesita ser preservado. Todo se ha escapado
de los pitónicos espirales de la historia. El
tiempo ya no le hace daño. Está allá arriba,
a un paso de las puertas celestiales, impecable y radiante, justo al lado de San Pedro.
/ LA PARADOJA
FINAL Y DOLOROSA
ESTÁ EN LASTIMAR
LO QUE SALVAMOS
EN LA MEDIDA EN
QUE INTENTAMOS
SALVARLO /
Otro punto favorable es que el asunto es
universal desde que la notación binaria conquistó el mundo de los computadores. No
tenemos sistemas de cómputo rivales no
que usen ceros, unos, algunos dos y algunos
tres. Son unos y ceros para uno y todos.
Aquí, allá y en todas partes.
Luego está la revisión de errores. Un boom
tremendo. Sumas todos esos unos y ceros,
¿es el número correcto? La copia es la correcta. ¿No cuadran los libros? ¡Su copia
es falsa!
Seguramente ya han adivinado que voy a
descargar todo mi cínico enojo sobre este
concepto lleno de fallas. Sí, efectivamente
es lo que haré. Pero antes de hacerlo, voy a
darle a lo digital lo que le es debido.
También cuentan los envíos por Internet.
¡Qué dicha! Un corriente de fotones, otra
corriente de electrones, todos unos y ceros.
Llegan como rayos a cualquier lugar del
planeta.
Soy bastante devoto de la tecnología, la uso
todo el tiempo. Hasta escribí este discurso con ella. Antes de que las escucharan,
estas palabras estaban en mi computador
como datos digitales. Aún están ahí, probablemente, a menos que mi casa se haya
incendiado. Ahora bien, ¿qué tenemos en
ese computador, allá en Texas? Tenemos
una larga secuencia de unos y ceros.
Y mejor aún, las copias son prácticamente
gratuitas. ¿Quieres diez de ellas? ¡Sólo escribes diez direcciones de Internet! Escribes otras diez y nuevas copias aparecen en
todo el planeta. Las copias llegan tan fácil
y barato que casi no parece que hubiera
que trabajar para lograrlo. Nadie tiene que
sentirse responsable, todo el mundo asume
alegremente que “alguien más” guardó una
copia.
Esta situación tiene grandes virtudes. Primero que todo, los unos y los ceros son
extremadamente claros. No hay nada borroso, nada ambiguo, ningún problema de
revisión. Sólo hay dos símbolos posibles:
una carga o una no carga, un bulto o un
hueco, luz u oscuridad.
Finalmente está el almacenamiento. Almacenamiento demasiado barato como para
medirlo. Estamos cargando vastas bibliotecas en cintas magnéticas o discos ópticos.
Lo que sobra es lugar, solamente hay que
embutir esa info. Estamos haciendo caber
pdc·13 |35
toda una Universidad dentro de una cabina
telefónica. Sigamos encogiendo, esa es la
manera correcta de proceder.
Se trata de un maravilloso conjunto de virtudes. Con razón la gente se impresionó. La
mayoría de estas virtudes pueden atribuirse
al hecho de que, según estándares históricos, los medios digitales tienen muy poca
materialidad.
Sin embargo, “muy poca materialidad” está
muy lejos de “nada de materialidad”. La
inmaterialidad total es una ilusión metafísica, no tiene nada que ver con la física o
la ingeniería.
Es exhilarante ver estos montones de datos desaparecer a escalas microscópicas, y
si se duplica cada 18 meses- hey, todo en
computadorlandia quiere duplicarse cada
dieciocho meses — entonces parece que va
a vaporizarse totalmente en cualquier momento. Pero nunca lo hace. Nunca. Aun el
vapor es un material. La masa y la energía
se conservan en un universo einsteniano,
entonces las cosas no simplemente se “imaterializan”. Olvídenlo.
El software es muy proteico, entonces
pueden llamarlo muchas cosas. Pueden
llamarlo arte, ciencia, libre expresión, matemáticas, un medio, datos, información,
código, inteligencia artiicial, ciberespacio.
Pensamiento congelado. Pueden llamarlo
la noosfera y el Espíritu Santo. Pero si no
se preserva de alguna forma material, no
se está preservando la inmaterialidad: se
está preservando la nada.
Ahora comparemos, por ejemplo, un iMac
de Apple de alta categoría con unos girasoles de Van Gogh. Una pintura al óleo del
Siglo 19 versus un computador del Siglo 21.
Lado a lado, en su viaje dual y heroico hacia
el futuro distante. Contra todos los peligros
del mundo. ¿A qué se enfrentan, cómo les
va? Primero, revisemos esas catástrofes bíblicas: fuego, inundación, asteroides, check,
check, check, ambos están completamente
obliterados.
Pasemos a lo cotidiano. Amenaza número
uno, la luz del sol. Mala para los óleos, bastante mala para el plástico también. Diez
años de luz solar caliente sobre esa brillante
consola iMac y nuestro iMac de color dulce
se ve mucho menos apetitoso.
Siguiente, agua. Vaso de agua sobre la pintura al óleo. Oh no. ¿Vaso de agua sobre el
computador? ¡Una catastrofe!
¿Qué tal los microbios? No hay mucho que
comer en un computador, pero si atrae el
polvo. Esto es porque está cargado eléctricamente. Sólo pasen su dedo por esa pantalla amigable para el usuario: sale negro.
Si se atreven, miren por dentro los gruesos
abrigos de polvo que crecen en esos chips y
capacitores altamente cargados. Eso es polen para que los microbios coman. También
son manchas de smog corrosivo.
Hace calor dentro de los computadores, a
los insectos les gusta el calor. ¿Puedes comer cerca de un computador? En Realidad,
no deberías. ¿Fumar cerca de él? Ni hablar.
¿Tocarlo con tus grandes manos grasientas?
Quizás no debas, pero tienes que hacerlo. Si
no no funciona. Estás hundiendo ese teclado, estás rodando ese mouse. Una maquina
tiene partes que se mueven, entonces tiene
gasto físico cada vez que funciona. No es de
mucho uso si esta fría y muerta dentro de
una vitrina.
Entonces un computador tiene los problemas de conservación que tiene un cuadro,
además de otros nuevos. Los computadores
funcionan con electricidad: reciben cargas
de energía, inundaciones de voltaje malo
que rompen los componentes y los explotan. Las pantallas también son vulnerables:
los tubos de rayos catódicos tienen grandes
pistolas eléctricas disparando rayos a un
polvo.
Los ciclos de calor rajan los chips, estresándolos mecánicamente cada vez que se inicia
o apaga. Quizás no se atrevan a apagar el
computador, en cuyo caso simplemente se
queda ahí, chupando energía, amarrado a
la pared por una correa peligrosa, constándoles dinero.
Los computadores tienen docenas de componentes. Si uno no funciona bien, afecta
toda la maquina. Si tratas de remplazar
un componente especiico del computador,
pronto encontrarás que los computadores
mismos fueron armados por computadores.
Están hechos de una serie de componentes
de fábricas de todo el planeta, recogidos de
mercados digitales rápidos, luidos y libres
de fricción. Estos son procesos de compra
y ensamblaje súper soisticados que nunca
son iguales día tras día. Es por esto que
Dell y Gateway pueden hacer un computador sólo para Usted. Pero si está hecho
sólo para Usted, ¿cómo puede alguien más
realmente duplicarlo? La respuesta es que
“NO” se duplican los computadores. No se
restauran a una condición prístina pasada.
Esto es algo que NO se da. Simplemente se
compra uno nuevo. Uno más grande, uno
más rápido. Uno diferente.
Pero no nos preocupa esto en absoluto,
¿cierto? Porque a quien le importa el computador meramente material. Sólo necesitamos el software inmaterial, los datos.
Todos sabemos lo fácil que es guardar eso:
simplemente se pasa de un computador
viejo a uno nuevo. Es una corriente de unos
y ceros, todos puros, limpios e invisibles,
como éter o logiston.
Esta es la parte donde en realidad tenemos
que mirar atentamente, señoras y señores.
Porque cada vez que la industria de computadores confunde su hardware con ilosofía,
tenemos un problema serio. Una corriente
de bits no es solamente unos y ceros. Unos
y ceros son números, y aun si la aritmética
es inmaterial, los computadores no lo son.
Los bits no son diferentes de los átomos: los
bits son pedazos de átomos. Los bits no son
fantasmas o espíritus o buenas intenciones,
los bits deben ser objetos físicos medibles
y observables, como un lorero griego. Los
bits pueden ser muy pequeños para que el
ojo lo vea a simple vista, pero igual que un
germen de gripa o un virus de hepatitis, con
seguridad están ahí, y son un gran problema. Los bits son electrones que se mueven,
protones que se mueven o son grupos de
átomos magnetizados, marcas de quemadura de láser en el plástico, ilamentos de
hierro que han sido pegados con cinta. Eso
son los bits.
Los bits no tienen medio de archivo. No lo
hemos inventado aún. Si imprimen algo
en papel libre de ácido con tinta estable, y
lo ponen en un closet seco y oscuro, pueden leerlo en doscientos años. No tenemos
forma de archivar bits que sepamos serán
legibles en siquiera cincuenta años. La cinta
se desmagnetiza. Los cds se deslaminizan.
Las redes se caen.
Hay toda una cadena de puntos de fallas
adicionales, inherentes a la naturaleza de
los computadores contemporáneos.
Es inevitable que los medios de registro
que tenemos ahora fallen rápidamente:
pero esto es solo el primer problema. El
computador en si se vuelve obsoleto: este
es el problema dos. Luego viene el sistema operativo: el SO puede remplazarse o
actualizarse, y volverse incompatible con
versiones anteriores, o simplemente puede
desaparecer del mercado.
Lo mismo puede ocurrir con la aplicación
que creó los datos. Esa aplicación puede
fallar en varios lugares. No puede funcionar con ese sistema operativo. No puede
funcionar en ese computador. Ni siquiera
puede funcionar con ese sistema de almacenamiento. En el caso de multimedia o
de video, quizás el ancho de banda no es lo
suicientemente rápido; se ha preservado
cada uno y cero en el orden correcto, pero
no pueden moverse lo suicientemente rápido o en el orden correcto, entonces no
puede lograrse que funcione.
Luego están otras pequeñas pestes: tarjetas de video, tarjetas de sonido. Diferentes
orígenes con incompatibilidades, entonces
se rehúsan a conectarse y jugar. Diferen-
pdc·13 |37
/ EL SISTEMA EN REALIDAD NO FUNCIONA,
NO PUEDE ARREGLARSE. NADIE LO
ENTIENDE, NADIE ESTÁ A CARGO DE ÉL /
tes ratones, diferentes joysticks. Diferentes
monitores. Sistemas de color: este software
solo maneja menos de 256 colores. Los weblinks pueden estar construidos dentro de
el; puede estar haciendo llamadas de sistemas solitarias a una pieza de equipo o algún
dato que ya no existe.
Los algoritmos de compresión pueden haber comprimido los datos en una forma
irreconocible. Pueden haber sido encriptados, puestos baje candado y llave digitales;
pero la llave puede no estar, todo el encriptado puede haberse perdido. Este sistema
no puede cargarse porque sus extensiones
son incompatibles. Los softwares tienen
viruses. Es un emulador del emulador de
un emulador.
Cuando una pieza de software se descompone, no se degrada como una pintura, de
manera lenta y nostálgica. Cuando falla el
software, cae. Se encuentra con la Pantalla
Azul de la Muerte.
Estos son problemas graves. Están masivamente menospreciados. Por esto, conferencias como esta son importantes hoy en día
y lo serán aún más en el futuro.
Permítanme terminar con una especulación futurística. En su libro El reloj del
largo ahora (1999), Stewart Brand miró
detenidamente el alcance de este problema: sistemas demasiado complejos para
entenderlos, con estándares incompatibles,
y hardware obsoleto que está muriendo.
Un mundo con gigantes sistemas de legado
demasiado costosos para reemplazarlos,
muy grandes para comprenderlos, manejados por mercados inancieros gigantes y
controladores, servicios públicos, sistemas
de salud, burocracias nacionales e internacionales. Software escrito con afán y bajo
terribles presiones de mercado, dígitos en
descomposición a los que les falta cualquier
zona segura, como los museos, donde los
datos puedan guardarse y restaurarse de
manera segura. Y Stewart Brand resume
ese mundo futuro de la siguiente forma:
“El sistema en realidad no funciona, no
puede arreglarse. Nadie lo entiende, nadie
está a cargo de él. No puede vivirse sin él y
empeora cada año”.
Eso no suena bien. Sin embargo, suena
plausible. ¿Por qué? Porque es una experiencia humana universal. Cualquier que
se está acercando a los setenta conoce esa
situación. Suena la voz autentica de la mortalidad humana: “No quiero trabajar más,
no pueden arreglarme, nadie me entiende,
nadie está a cargo de mí y empeoro cada
año”.
La razón por la cual la historia nunca acaba
en ese punto es que llegan nuevas personas.
Nuevas personas con una perspectiva fresca
y un nuevo conjunto de entendimientos
para una serie de problemas que heredaron.
Pueden ver el legado de historia en un contexto diferente. El futuro se ha convertido
en su pasado.
Este texto fue leído durante la inauguración de “Preserving the Immaterial: A Conference on Variable
Media”, evento realizado en el Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York, 2001. En versión original
y completa se encuentra disponible en: http://www.
variablemedia.net/e/preserving/html/var_pub_index.html
Traducción: Ronny Suárez y Marcelo Franco
El día que Google le quiso
dar papaya a
Wikileaks
Los fragmentos reproducidos son parte del libro Cuando Google encontró a Wikileaks
(Clave Intelectual, 2014) y fueron gentilmente cedidos por la revista argentina La Vaca (www.lavaca.org).
pdc·13 |39
Cerca de 14,400,000 resultados (0.57 segundos)
El ciberactivista Julian Assange cuenta en su libro
“Cuando Google encontró a Wikileaks” su encuentro
con los directivos de Google y sugiere relaciones del
buscador con los servicios de inteligencia global.
La época protesta
pdc - hace 2 horas
La oleada de furor revolucionario tardó
poco en extenderse por Europa y otros
lugares; para cuando me reuní con (Eric)
Schmidt en junio (2011), la Puerta del Sol de
Madrid estaba ocupada y los manifestantes
se enfrentaban a la policía antidisturbios
por toda España; había campamentos en
Israel; Perú había tenido varias protestas
y un cambio de gobierno; el movimiento
estudiantil en Chile había tomado las calles;
el Capitolio estatal en Madison, Wisconsin,
había sido sitiado por decenas de miles de
personas defendiendo el derecho de los trabajadores; y había motines en ciernes en
Grecia y posteriormente en Londres.
Paralelamente a los cambios ocurridos en
las calles, Internet estaba sufriendo una
rápida transformación, pasando de ser un
apático medio de comunicación a una especie de demos, un pueblo que compartía
cultura, valores y aspiraciones, un lugar en
el que tenía lugar la historia, con el que sus
habitantes se identiicaban y del que incluso
sentían que procedían.
El general
de Wikileaks
pdc- hace 3 horas
Wikileaks siempre había seguido el método
de guerra de guerrillas en sus publicaciones:
si atraíamos a la vigilancia y la censura en
su jurisdicción, nos trasladábamos a otra,
atravesando fronteras como fantasmas. Sin
embargo, en Ellingham me convertí en un
activo inamovible en estado de sitio; ya no
podíamos escoger nuestros terrenos de batalla, y se abrieron frentes desde todas partes, por lo que tuve que aprender a pensar
como un general.
Estábamos en guerra abierta. Nuestra “base
industrial” estaba siendo bombardeada.
Secciones enteras de la infraestructura física y humana de WikiLeaks estaban desapareciendo, a medida que los bancos nos
imponían bloqueos financieros ilegales
mientras las compañías de comunicación,
los gobiernos extranjeros y nuestras redes
humanas debían soportar la presión de
Washington.
Aunque no se me acusaba de ningún crimen, el caso de mi extradición fue de apelación en apelación, consumiendo mis
ahorros y mi tiempo, y amenazando con la
posibilidad de que en cualquier momento
WikiLeaks quedase decapitada.
El dream
team Google
pdc- hace 6 horas
En el mes de junio, en este ambiente convulso, Google se presentó ante mí. Schimdt
llegó primero, acompañado por su entonces
compañera, Lisa Schields, a quien me presentó como vicepresidenta del Consejo de
Relaciones Internacionales – un comité de
expertos estadounidenses especialistas en
política exterior.
Google es más que una simple compañía,
Google vela por la comunidad, Google es
una fuerza del bien.
Poco tiempo después llegaron Jared Cohen
y un tal Scott Malcomson, el editor del libro
(para el que le harían la entrevista).
Nadie desea reconocer que Google se ha
vuelto grande y malo, pero así es.
Tres meses después de la reunión, Malcomson sería nombrado jefe de redactores de
discursos en el Departamento de Estado y
principal asesor de Susan Rice (entonces
embajadora de Estados Unidos ante las
Naciones Unidas y actualmente consejera
de Seguridad Nacional); anteriormente había sido asesor senior en la ONU y durante
muchos años ha sido miembro permanente
del Consejo de Relaciones Internacionales.
Cuando escribí este libro, trabajaba como
director de comunicaciones en el Grupo de
Crisis Internacionales. En aquel momento,
la delegación era una cuarta parte de Google
y tres cuartas partes del Departamento de
Política Exterior de Estados Unidos, pero
yo eso aún lo ignoraba.
No seas malo
pdc- hace 9 horas
Da toda la impresión de que los jefes de
Google creen genuinamente en el poder
civilizatorio de las iluminadas corporaciones multinacionales y consideran esta
misión como parte de la remodelación del
mundo de acuerdo con el mejor criterio de
la “benevolente superpotencia”. Sin duda
dirán a todo el que le pregunte que la apertura de mente y la ausencia de prejuicios es
una virtud, pero que toda perspectiva que
amenace la prepotencia que guía la política
exterior de Estados Unidos es y será siempre invisible para ellos. Esta es la increíble
banalidad del “No seas malo”: están convencidos de que están haciendo el bien. Y
eso es un problema: Google es diferente,
Google es visionario, Google es el futuro,
El periodo de Schmidt como presidente y
consejero delegado ha visto cómo Google,
a medida que ha ido convirtiéndose en una
megacorporación geográicamente invasiva, se ha ido integrando en las estructuras
de poder más turbias de Estados Unidos.
Relaciones carnales
pdc- hace 14 horas
Las pruebas:
• En 2003, Google aceptaba hasta 2 millones de dólares procedentes de la Agencia
de Seguridad Nacional (ASN) de Estados
Unidos para que proporcionase las herramientas de búsqueda para acumular rápidamente información robada.
• En 2010, la Agencia Nacional de Inteligencia Geosepacial (NGA) concedió a Google
un contrato de 27 millones de dólares a
cambio de “servicios de visualización geoespacial”.
• En 2010, después de que el gobierno chino
fuese acusado de hackear la página web de
Google, la compañía inició una relación de
“intercambio formal de información” con
la ASN, que supuestamente permitiría a
los analistas de esta última “evaluar vulnerabilidades” en el hardware y el software
de Google. Aunque los detalles exactos del
acuerdo nunca fueron revelados, la ASN
incluyó en el mismo acuerdo a otros organismos gubernamentales en concepto de
asistencia técnica, entre ellos el FBI y al
Departamento de Seguridad Nacional.
• Más o menos al mismo tiempo, Google
se estaba involucrando cada vez más en un
pdc·13 |41
“Cuando estás implicado en algo, como
yo lo estoy con WikiLeaks, y conoces
cada faceta de ese algo, si lees lo que
se publica sobre ello te encuentras con
una mentira detrás de otra...”
programa conocido como “Marco de Seguridad Duradero” (ESF), cuyo objetivo es
compartir información entre las compañías
tecnológicas de Silicon Valley y las agencias
asociadas al Pentágono “a la velocidad de
Internet”.
• En otoño de 2013, la administración
Obama intentó conseguir apoyo para los
ataques aéreos estadounidenses a Siria. El
10 de septiembre, Google cedió su página
principal -la más popular de todo Internetpara publicitar los esfuerzos bélicos, insertando una línea bajo la caja de búsqueda:
“¡En directo! El secretario Kerry responde
a preguntas sobre Siria. Hoy a través de
Hangout a las 2 PM , hora de la costa este”.
Negocios & política
pdc- hace 17 horas
Una forma de verlo es simplemente considerarlo como un negocio. Si un monopolio
estadounidense de servicios por Internet
desea garantizar su dominio global del mercado, no puede limitarse a hacer su trabajo
y dejar de lado la política.
La hegemonía estratégica y económica de
Estados Unidos es un pilar imprescindible
de su primacía comercial. ¿Qué debe hacer
una megacorporación? Si desea cabalgar a
lomos del mundo, debe pasar a formar parte del genuino imperio del “No seas malo”.
Se trate de una simple compañía o de “más
que una simple compañía”, las aspiraciones
geopolíticas de Google están fuertemente
mezcladas con la agenda de política exterior
de la superpotencia más grande del mundo.
Su inluencia en las elecciones y en el comportamiento de la totalidad de los seres
humanos se traduce en un poder real para
inluir en el curso de la historia.
A quién le importa
pdc- hace 22 horas
En Estados Unidos se pueden producir
muchos “cambios” políticos, pero estos
cambios políticos, ¿realmente cambiarán
mucho las cosas? ¿Cambiarán el saldo de
la cuenta corriente de la gente? ¿Cambiarán
los contratos? ¿Invalidarán los contratos ya
existentes? En realidad no.
Por ello, en mi opinión la libertad de expresión en muchos países occidentales no
es el resultado de unas ciertas condiciones
de libertad, sino más bien es el resultado de
que con un sistema de control tan intenso
da igual lo que digas. A la élite dominante ya
no le asusta lo que piense la gente, porque
un cambio de visión política no va a cambiar
el hecho de que sean propietarios o no de
una compañía o de un terreno.
China sigue siendo una sociedad con predominio de la política, pese a estar transformándose rápidamente en una sociedad
controlada. Y otras sociedades, como Egipto, aún siguen estando fuertemente politizadas. Sus gobernantes realmente necesitan
preocuparse por lo que piensa la gente, y
por ello dedican mucho esfuerzo al control
de la libertad de expresión.
Yo suelo decir que la censura es motivo de
celebración: siempre es una oportunidad
porque revela miedo a la reforma; signiica
que el poder tiene una posición tan débil
que tiene que cuidarse de lo que piensa la
gente.
La otra censura
pdc- hace 1 día
Otro tipo de censura que me viene a la mente a menudo, pero de la que hablo pocas veces, es la censura mediante la complejidad.
pdc·13 |43
Es básicamente lo que ocurre con los paraísos iscales. ¿Censura de qué? Censura de
la indignación política.
La mayoría de las guerras del siglo 20 comenzaron como resultado de mentiras ampliicadas y difundidas por la prensa.
Si se alcanza la suiciente indignación política se consiguen reformas de la ley, y con
reformas de la ley ya no se puede hacer esto.
¿Por qué son, entonces, tan complejos todos
los meticulosos entramados de ingeniería
iscal? Puede que sean perfectamente legales, pero ¿por qué son tan jodidamente
complejos? Pues porque los que no lo eran
se comprendían fácilmente, y aquellos que
se comprendían eran regulados, por lo que
solo quedan las cosas increíblemente complejas.
Muchos dirán: “Eso es algo horrible; es terrible que todas estas guerras comenzasen
con mentiras”.
Y yo digo que no, que se trata de una extraordinaria oportunidad, porque ello signiica que a la inmensa mayoría de la gente
no le gustan las guerras y tiene que ser engañada para entrar en ellas, lo que a su vez
implica que puede llegar a la paz a través de
la verdad. Esto es motivo de gran esperanza.
La encrucijada
La mala prensa
pdc- hace 3 días
pdc- hace 2 días
Estamos en una encrucijada en la que esas
organizaciones que están luchando contra
aquellas personas que desean poder publicar libremente y revelar información importante al público podían emitir, si tienen
éxito, una señal que desaliente a casi todo
el mundo a participar de esas actividades.
O podríamos ser nosotros y la gente que
comparte nuestros valores los que tengamos éxito y consigamos que este comportamiento se convierta en la nueva norma.
Sí, tenemos algunos momentos heroicos,
como el Watergate y cosas así, pero en realidad, seamos sinceros, la prensa nunca ha
sido muy buena; al contrario, siempre ha
sido muy mala.
Los buenos periodistas son la excepción que
conirma la regla.
Cuando estás implicado en algo, como yo lo
estoy con WikiLeaks, y conoces cada faceta
de ese algo, si lees lo que se publica sobre
ello te encuentras con una mentira detrás
de otra, y sabés que los periodistas saben
que son mentiras, que no se trata de simples
errores. Luego la gente repite esas mentiras,
y la cosa empeora.
El estado de los grandes medios de comunicación es tan horrible que sinceramente
no creo que pueda reformarse; creo que no
queda otro remedio que eliminarlos por
completo y sustituirlos por otros mejores.
De hecho, esto pasa todo el tiempo: la gente
sencillamente se lo inventa, a veces hasta
tal punto que nos llevan a la guerra por ello.
Sería interesante saber si cuando la gente
lea esto y actúe en consecuencia, su acción
será suiciente para cambiar el resultado.
Esta es la razón por la que estamos en un
período muy interesante.
Creo que estamos literalmente en una encrucijada, y que un pequeño empujón en
un sentido o en otro puede suponer un gran
cambio en el resultado. Por ello, si la gente desea que los valores que promovemos
tengan éxito, deberían apoyar a aquellas organizaciones e individuos que representan
dichos valores, y empezar por promoverlos
ellos mismos.
barrios bajos de San Antonio que tiene un
hermano destinado en Irak.
“... la censura
es motivo de
celebración: siempre
es una oportunidad
porque revela miedo
a la reforma...”
Contra corriente
pdc- hace 2 días
La consecuencia de poner en evidencia a
la clase militar y diplomática de Estados
Unidos es que hemos sufrido un contraataque bastante signiicativo por parte de
un grupo de que no solo se encuentra en la
cúpula de la Casa Blanca, no son solo unos
cuantos generales, sino que también incluye
a toda la gente conectada con este sistema
y que se beneicia del mismo. Esto incluye
a un tercio de la población estadounidense,
desde Chelsea Clinton hasta alguien de los
Actualmente, en Estados Unidos hay unas
900.000 personas con acceso a información altamente conidencial, y cerca de dos
millones y medio con acceso a información
clasiicada; si consideramos los últimos
veinte años y preguntamos cuánta gente
ha tenido autorización para acceder a esta
información, puede que la cifra ascienda
hasta los 15 millones; y si incluimos todos
los maridos y esposas, hijos y socios comerciales, estamos hablando de que en torno al
30• de la población estadounidense está estrechamente relacionada con esa estructura
ideológica y ese sistema de apoyo político.
En Estados Unidos resulta muy difícil decir
algo que vaya contra ese sistema.
Manipulación
pdc- hace 2 días
Respecto a los ataques, siempre nos acusaron de haber “puesto en peligro a las personas”. ¿Riesgo en relación a qué? Ahora mismo corremos el riesgo de que un meteorito
atraviese el techo de esta casa y nos mate a
todos. Es un riesgo, sin duda, pero ¿es un
riesgo lo bastante signiicativo como para
mencionarlo? La respuesta es no.
Ocurre lo mismo con la palabra “posibilidad”: existe la posibilidad de que un meteorito nos caiga encima en este preciso instante, pero la probabilidad es muy escasa.
Las personas que esgrimen el tema de la seguridad a menudo se sirven de estos trucos
retóricos: existe el riesgo de algo, o existe
la posibilidad de algo. La gente debe defenderse contra esta manipulación retó- rica,
y comprender que si alguien menciona que
existe un riesgo sin especiicar si ese riesgo
es mayor que cruzar la carretera o que te
pique una abeja, hay que ignorar a ese al-
pdc·13 |45
guien. Y lo mismo ocurre con la cuestión de
posibilidad frente a la probabilidad.
Amigos y enemigos
pdc- hace 2 días
Tienen una gran organización interna; tienen sus listas de contactos; tiene un sistema
de correo electrónico interno; tiene su estructura de órdenes y control para asignar
tareas a las personas y asignar recursos a
estas tareas; y tienen personal disponible
para dedicarlo a nosotros, tal vez unas
10.000 personas. Eso es Google. En este
caso concreto, estos son nuestros enemigos.
Por otro lado, nosotros tenemos millones de
personas de todo el mundo que nos apoyan
y apoyan nuestros valores, personas que
normalmente están completamente desperdigadas. Para ellas no existe una estructura
de órdenes y control, por lo que entre otras
tantas cosas no pueden coordinarse de forma efectiva.
Esa es la situación inicial pero, a medida
que esta gente se va a encontrando a nivel
local, comienza a formarse una organización. Y a medida que se van conociendo
mutuamente, la organización se va optimizando: la red de nodos empieza a crear
vínculos, volviéndose cada vez más eiciente
a la hora de entender su entorno, planiicar
sus acciones y llevarlas a cabo.
general en la naturaleza del ser humano
está mentir, engañar y jugar sucio.
La gente que no hace nada de esto suele
encontrarse y formar grupos organizados,
y son más eicientes porque, como tienen
esa manera de ser no se mienten, ni se engañan ni juegan sucio el uno con el otro. Es
una lucha muy antigua entre oportunistas
y colaboradores, y no creo que vaya a terminar nunca.
Pienso que podemos hacer avances signiicativos, y tal vez son precisamente estos
avances y la participación en la lucha lo que
es bueno para la gente: el proceso es parte
del objetivo inal.
No se trata simplemente de llegar a algún
sitio, y de hecho lo más valioso para las
personas es el sentimiento de que merece
la pena estar involucrados en este proceso
y esta lucha.
Quién es quién
pdc- hace 2 días
Tenemos planes para potenciar eso.
Julián Assange, programador y editor. Creó
el sitio Wikileaks en 2006. Desde entonces,
ese portal se convirtió en un medio de referencia para iltrar documentación secreta
de diversos centros de poder mundial. En
agosto de 2010, la policía sueca emitió una
orden de arresto por una denuncia de violación. Desde julio de 2012 se encuentra asilado en la Embajada de Ecuador en Londres.
La batalla
Eric Schmidt, Director ejecutivo de Google
durante diez años. Miembro del Consejo
asesor sobre Ciencia y Tecnología del presidente Barak Obama.
pdc- hace 2 días
Es imposible saber si ganamos en este tipo
de situaciones; es una lucha continua que
la gente ha llevado a cabo durante mucho
tiempo. Por supuesto hay muchas batallas
individuales en las que ganamos, pero en
Jared Cohen, Director de Google Ideas. Ex
miembro del equipo de Condoleezza Rice y
Hillary Clinton, miembro del consejo asesor
del director del Centro Nacional de Antiterrorismo de Estados Unidos.
Piotr Czerski
Probablemente no haya una palabra que tan abusada por
el discurso de los medios como “generación”. Una vez traté
de contar las “generaciones” que han sido proclamadas en
los últimos diez años, desde aquel conocido artículo sobre la
llamada “Generación Nada”, y creo que sumé tantas como
doce. Todos ellas tenían algo en común: sólo existían en el
papel. La realidad nunca nos ha provisto de un solo impulso
tangible, significativo e inolvidable cuya experiencia común
podría llegar a distinguirnos de las generaciones anteriores.
Lo hemos estado buscando, sin embargo, el cambio innovador
llegó sin anunciarse con la aparición de la televisión por cable,
los teléfonos móviles y, sobre todo, el acceso a Internet. Sólo
hoy podemos comprender de manera completa cuánto ha
cambiado todo en los últimos quince años.
pdc·13 |47
N
osotros, los Niños Web. Nosotros,
quienes crecimos con Internet y en
Internet, somos una generación que
alcanza los criterios de este término de una
manera algo subversiva. No se nos presentó
bajo la forma de un estímulo desde la realidad sino, más bien, fue una metamorfosis de
la realidad misma. Lo que nos une no es un
contexto cultural común y limitado, sino la
convicción de que el contexto se deine por sí
mismo y es un resultado de la elección libre.
Mientras escribo esto, soy consciente de que
estoy abusando del pronombre “nosotros” ya
que nuestro “nosotros” es luctuante, discontinuo, borroso y, de acuerdo a las viejas categorías, temporal. Cuando digo “nosotros”,
signiica “muchos de nosotros” o “algunos de
nosotros”. Cuando digo “nosotros somos”
signiica que “a menudo somos”. Digo “nosotros” sólo con el in de ser capaz de hablar
acerca de nosotros.
Crecimos con Internet y en Internet. Esto
es lo que nos hace diferentes, esto es lo que
hace la crucial, aunque sorprendente desde
vuestro punto de vista, diferencia. Nosotros
no “surfeamos” por Internet, para nosotros
Internet no es un “lugar” o “espacio virtual”.
Para nosotros, Internet no es algo externo a
la realidad sino una parte de ella: una capa
invisible pero constantemente presente entrelazada con el entorno físico. Nosotros no
usamos Internet, vivimos en Internet y a
través de Internet. Si les contáramos nuestra novela de iniciación podríamos decir
que hubo un vínculo natural con Internet
en cada experiencia que nos fue marcando.
Nos hicimos amigos y enemigos online, planeamos iestas y sesiones de estudio online,
nos enamoramos y rompimos online. Para
nosotros, la Web no es una tecnología que
tuvimos que aprender y que nos las arreglamos para entender. La Web es un proceso,
sucediendo continuamente y continuamente
transformándose ante nuestros ojos. Con
nosotros, nosotros mediante. Las tecnologías aparecen y luego se disuelven en las
periferias. Los sitios web están construidos,
lorecen y luego desaparecen. Pero la Web
sigue, porque nosotros somos la Web. Nosotros, comunicándonos unos con otros de
una manera que nos resulta natural, más
intensa y más eiciente que nunca antes en
la historia de la humanidad.
Al haber sido criados en la Web, pensamos de manera diferente. La capacidad de
encontrar información es para nosotros algo
tan básico como la habilidad de encontrar
una estación de tren o una oicina de correos
en una ciudad desconocida lo es para ustedes. Cuando queremos saber algo -los primeros síntomas de la varicela, las razones del
hundimiento del «Estonia» o si la factura del
agua no es sospechosamente alta- tomamos
decisiones con la certeza de un conductor en
un auto equipado con navegación satelital.
Sabemos que vamos a encontrar la información que necesitamos en un montón de
lugares: sabemos cómo llegar a esos lugares,
sabemos cómo evaluar su credibilidad. Hemos aprendido a aceptar que, en lugar de
una única respuesta, nos encontramos con
muchas diferentes: de todas ellas podemos
abstraer la versión más probable y, también,
descartar las que no nos parecen creíbles.
Nosotros seleccionamos, iltramos, recordamos y estamos dispuestos a intercambiar la
información obtenida cuando llega una más
nueva y mejor.
Para nosotros, la Web es una especie de
memoria externa compartida. No tenemos
que recordar detalles innecesarios: fechas,
cantidades, fórmulas, cláusulas, nombres
de calles, deiniciones detalladas. Es suiciente con un “abstract”, la esencia de lo que
se necesita para procesar la información y
contársela a los demás. Si necesitáramos los
detalles, podríamos encontrarlos en cuestión
de segundos. Del mismo modo, no tenemos
que ser expertos en todo, porque sabemos
dónde encontrar a las personas que se especializan en aquello que nosotros mismos
no sabemos y en quiénes podemos coniar.
Personas que compartirán su experticia con
nosotros sin ánimo de lucrar, sólo por la
creencia compartida de que la información
existe en movimiento, de que quiere ser libre, de que todos nos beneiciamos del intercambio de información. Todos los días, al
estudiar, trabajar, resolver problemas cotidianos, perseguir nuestros intereses. Sabemos cómo competir y nos gusta hacerlo, pero
nuestra competencia, nuestro deseo por ser
diferentes, se basa en el conocimiento, en
la habilidad para interpretar y procesar la
información, y no en monopolizarla.
Participar en la vida cultural no es algo fuera
de lo común para nosotros: la cultura global es el ladrillo fundamental de nuestra
identidad, quizás uno más importante para
la deinición de nosotros mismos que las
tradiciones, los relatos históricos, el status
social, los ancestros o, incluso, el lenguaje
que usamos. Del océano de eventos culturales escogemos los que nos caen mejor: nos
relacionamos con ellos, los comentamos,
guardamos nuestros comentarios en los sitios web creados con ese propósito, los que
a su vez también nos dan sugerencias de
otros discos, películas o juegos que también
podrían gustarnos. Hay películas, series o
videos que vemos junto con nuestros colegas y amigos de todo el mundo. Nuestras
apreciaciones sólo serán compartidas con
un pequeño grupo de personas a las que,
tal vez, nunca veremos cara a cara. Es por
esta razón que la cultura se está volviendo
simultáneamente global e individual. Es por
esta razón, también, que necesitamos tener
libre acceso a ella.
Esto no quiere decir que exijamos que todos
los productos de la cultura estén a nuestra
disposición sin costo alguno, aunque cuando
creamos algo por lo general lo dejamos suelto para que circule. Entendemos que, a pesar
del aumento de la accesibilidad a tecnologías
que hacen que la calidad de los videos o los
archivos de sonido antes reservada a los profesionales estén hoy al alcance de todos, la
creatividad requiere esfuerzo e inversión.
Estamos preparados para pagar, pero la comisión gigante que los distribuidores piden
“Crecimos con Internet y en
Internet. Esto es lo que nos
hace diferentes, esto es lo
que hace la crucial, aunque
sorprendente desde vuestro
punto de vista, diferencia”
nos parece, obviamente, exagerada. ¿Por qué
habríamos de pagar por la distribución de
la información que puede ser fácil y perfectamente copiada sin ninguna pérdida
para la calidad del original? Si sólo estamos
recibiendo la información, queremos que
el precio sea proporcional a ella. Estamos
dispuestos a pagar más, pero esperamos recibir algo con valor agregado: un empaque
interesante, un gadget, una mayor calidad,
la opción de verlo aquí y ahora sin tener que
esperar a que el archivo se descargue. Somos
capaces de mostrar aprecio y queremos recompensar a los artistas (desde que el dinero
dejó de ser billetes de papel y se convirtió
en una cadena de números en la pantalla, el
pago se ha convertido en un acto simbólico
de intercambio que se supone debe beneiciar a ambas partes), pero los objetivos de
venta de las corporaciones no son un tema
de nuestro interés. No es nuestra culpa que
su negocio haya dejado de tener sentido en
su versión tradicional y que, en lugar de
aceptar el reto y tratar de llegar a nosotros
con algo más que lo que podemos obtener
de forma gratuita, hayan decidido defender
sus obsoletos modos.
Una cosa más: no queremos pagar por nuestros recuerdos. Las películas que nos hacen acordar de nuestra infancia, la música
que nos acompañaba hace diez años: en la
red de memoria externa ésos son simples
recuerdos. Retenerlos, intercambiarlos, reciclarlos es para nosotros algo tan natural
como el recuerdo de Casablanca lo es para
ustedes. Encontramos online las películas
pdc·13 |49
que vimos cuando éramos niños y se las mostramos a nuestros hijos tal y como ustedes
nos contaron la historia de Caperucita Roja
o Ricitos de Oro. ¿Se pueden imaginar a alguien acusándolos de violar la ley por haberlo hecho? Nosotros no podemos, tampoco.
Estamos acostumbrados a pagar las facturas de forma automática, siempre y cuando
nuestro saldo de cuenta lo permita. Sabemos
que abrir una cuenta bancaria o cambiar de
proveedor móvil es sólo cuestión de llenar
un formulario online y irmar un acuerdo
entregado por un mensajero. O que un un
viaje al otro lado de Europa con una corta
visita a otra ciudad en el camino se puede
organizar en dos horas. En consecuencia,
siendo usuarios del Estado, estamos cada
vez más molestos por su interfaz arcaica.
No entendemos por qué la declaración de
impuestos pide completar tantas planillas,
alguna entre ellas con más de un centenar
de preguntas. No entendemos por qué nos
vemos obligados a conirmar oicialmente
habernos mudado de una dirección “permanente” a otra dirección “permanente”, como
si los municipios no pudieran comunicarse
entre sí sin nuestra intervención (por no
mencionar que la necesidad de tener una
dirección permanente es, en sí, totalmente
absurda).
No hay un solo rastro en nosotros de la humilde aceptación mostrada por nuestros padres, quienes estaban convencidos de que
las cuestiones administrativas eran de suma
importancia y quienes consideraban que la
interacción con el Estado era algo a ser celebrado. No sentimos ese respeto, enraizado
en la distancia entre el ciudadano solitario
y las majestuosas alturas en donde reside
la clase dominante, apenas visible entre las
nubes. Nuestra visión sobre la estructura
social es diferente a la de ustedes: la sociedad es una red, no una jerarquía. Estamos
acostumbrados a iniciar un diálogo con
cualquier persona, ya sea un profesor o una
estrella pop. No necesitamos ninguna caliicación especial relacionada con el status
social. El éxito de la interacción depende
únicamente de si el contenido de nuestro
mensaje será considerado importante y
merecedor de respuesta. Y si, gracias a la
cooperación, los debates continuos y la defensa de nuestros argumentos en contra de la
crítica, tenemos la sensación de que nuestras
opiniones sobre muchas cuestiones son simplemente mejores, ¿por qué no podríamos
esperar ser tomados en serio para dialogar
con el gobierno?
Nosotros no sentimos un respeto religioso por las “instituciones de la democracia”
en su forma actual, no creemos en su rol
axiomático como lo hacen aquellos que
ven a las “instituciones de la democracia”
como monumentos para y por sí mismos.
No necesitamos monumentos. Necesitamos
un sistema que esté a la altura de nuestras
expectativas, un sistema que sea transparente y competente. Hemos aprendido que
el cambio es posible, que todo sistema que
no es confortable puede ser reemplazado
y es reemplazado por uno nuevo. Uno que
será más eiciente, más adecuado a nuestras
necesidades, que dé más oportunidades.
Lo que nosotros más valoramos es la libertad: la libertad de expresión, la libertad de
acceso a la información y a la cultura. Sentimos que es gracias a la libertad que la Web es
lo que es y que es nuestro deber de proteger
esa libertad. Se lo debemos a las futuras generaciones, tanto como le debemos proteger
el medio ambiente.
Tal vez todavía no le hemos dado un nombre,
tal vez aún no estamos plenamente conscientes de ello, pero creo que lo que queremos
es una democracia real, genuina. Una democracia que, quizás, es más que lo que vuestro
periodismo sueña.
Texto originalmente escrito en polaco y luego
traducido al inglés por Marta Szreder. Se encuentra
disponible, bajo licencia de Creative Commons, en:
http://pastebin.com/0xXV8k7k.
Edición: Marcelo Franco
Cómo Conseguir Trabajo?
DE UNA PERIODISTA
DIGITAL QUE SE ALIMENTA
DE PAN Y NO DE BYTES
Pegue aquí su foto
Natalie Sánchez
Estimados humanos que sí se han podido
acomodar en un trabajo estable y familiarizado con términos como caja de compensación y cesantías, un trabajo que lo cubre a
uno si le da chikunguña. El día de hoy acudo
a su sabiduría masiva.
Después de un buen tiempo de feliz labor
para la Asociación de Libreros, hasta aquí
me trajo el río. Porque, aunque amo con mi
vida los libros, todavía el país está plagado
de vagos como Ustedes que preieren quedarse viendo la novela de las siete en vez
de ir a la librería (ese regaño se los quedo
debiendo completo).
La misiva de hoy es para tomarme el atrevimiento de hacerles un trailer de mi hoja
de vida, puesto que Ustedes y yo sabemos
que no voy a conseguir el Audi que quiero
darme de Navidad sentada en pijama en
mi casa o, para no ir tan lejos, tampoco el
celular se va a pagar solo. Ni el Éxito me va
a dar desodorante, ni voy a comer de lo que
cultive debajo de mi cama.
Así que pongo mi h de v a toda su disposición en caso de que la necesiten. O en caso
de un incendio, y por incendio me reiero a
que debe existir alguien que tenga un subordinado perezoso, contestón, e ineiciente
con padrastros en las uñas -y posiblemente
piojos- al que quiera reemplazar. Si este
es su caso, deje de buscar un profesional
menos horrible porque llegué yo.
Añado un par de anotaciones de pertinencia porque siento que si me va a llamar o
a recomendar para una entrevista merece
saber la verdad de mi realidad laboral:
1. No tengo cuatro años de experiencia ni
moto pero unas por otras: hablo un inglés
divi, he escrito para una obra en el Festival Iberoamericano de Teatro, hice las
ilustraciones para un documental y llevo
a cuestas la experiencia del jaleo de tres
Ferias del Libro.
pdc·13 |51
2. Soy una bien criada bachiller de colegio
3. El cartón gigante en latín de mi sala me
de monjitas italianas del siglo XVI que, con
la cantidad de horas de catequesis que tuve,
me hubiesen podido enseñar mandarín
pero no. En cambio, sé repujar pergamino y
hacer tarjetas de invitación para bautizos en
paño lency, llego moderadamente temprano, no gusto de oír rock pesado en el trabajo
y generalmente huelo rico, lo que ayuda
tremendamente a la moral de la oicina.
proclama como comunicadora social de la
Javeriana, cosa por la cual deberían darme
un Pulitzer al mérito de haber sobrevivido
esa experiencia mondonguezca y tropipop
en la que vi materias de todo un poco e hice
ejercicio con disciplina espartana durante
cinco años.
4. FORMACIÓN ADICIONAL:
Del curso con Antonio García Ángel (para
más luces, columnista de Soho) sobre cuentos aprendí:
1.
Que hay que escribir a pesar de uno
mismo.
En el Seminario de Transmedia no aprendí mayor cosa porque fui a perseguir a un
francés que me pareció la mar de guapo.
Entonces de hecho aprendí:
2. Que las sillas pueden transmitir pulgas.
3. Que Robert hace pipí por una bolsita
pegada a su pantorrilla para no interrumpir
la lección.
4. Que no hay que comer pollo de la pollería de cruzando la calle del teatro.
Y lo más importante:
1. Que el estalkeo es bueno y tiene frutos
5. Que a la gente le gusta que los- personajes-sufran-carajo.
and, if you want it, go and get it. (Un aplauso de pie para Google).
En la pasantía RCN aprendí:
2. Que la canción “La temperatura”, de los
hermanos Lebrón, siempre me va a subir
la mía hasta que tenga 500 años y eso se
confunda con los calores.
3. Que los franceses sí saben bailar salsa
aunque al principio mientan y lo nieguen
rotundamente.
En el seminario para guionistas de Robert
Mckee aprendí:
1.
Que el tipo que maneja el aire acondicionado del Jorge Eliécer Gaitán es un
sádico del polo norte.
1. Que Gaitán tiene una oicina muy cool.
2. Que podría intentar escribir novelas y
disfrutarlo.
En el curso del Consejo Británico aprendí:
1. A hacer un falsete muy convincente de
British English.
2. Que puedo levantarme con gusto a clase
de 6:00 a.m. si mi profesor es un guapo
demencial.
En el seminario de Proexport sobre ferias
en el extranjero aprendí:
2. Que amo a los holandeses y son como
1. Que los y las empresarias maduras me
adoran.
3. Que me gustan los seminarios empresariales porque, créalo o no, mi carrera me
preparó divinamente para hacer el oso en
público.
tulipanes todos.
5. DE LO APRENDIDO EN LA EXPERIENCIA PROFESIONAL, RESULTA:
1. Que PowerPoint y yo somos amiguis
4. Que todo gasto debe ir con recibo de
2. Que las teclas del teclado se pueden caer
caja menor.
si se les trata con demasiada vehemencia.
3. Que tengo una noción de tipografía y
puedo decirle que no gano la licitación porque utilizo cómic sans.
5. Que depende del orden de las cosas si
los contadores son amiguis de uno o su
peor pesadilla.
6. DE LO APRENDIDO COMO PERIODISTA DE SEMANA, RESULTA:
1. Que la alimentación del oicinista es una
cosa muy triste.
2. Que es posible que más de la mitad del
4. Que puedo escribir mucho y muy rápido
y muy bien con un ambiente adecuado que
tenga muchos Post-it.
sueldo se me haya ido comiendo.
5. Que es un posible causal de despido
3. Que no me arrepiento.
implícito -aunque uno escriba lo más de
bien- verse mucho mejor que la jefe de uno
en falda (sé que esto no es diplomático o
correcto o psicotécnico pero, there, me lo
saqué).
Así que quedo en sus manos. Yo sé que también pidieron trabajo alguna vez,
que tuvieron que hacer el esfuerzo por sonreírle a una entrevistadora con
una ñunfla entre los dientes, que tal vez odian madrugar a embutirse en un
bus lleno para cumplir el horario de oficina pero que sienten un fresquito
tan amoroso cada vez que les llega la quincena….
Cualquier información, dato, recomendado adicional, comuníquese a mi mail:
hongopolis@gmail.com. Yo con mucho gusto les paso mis datos de cuenta
bancaria para que me consignen por cuenta de esta cantidad de honestidad
que difícilmente van a encontrar en cualquier otro practicante.
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EL APOCALIPTICO, EL
INTEGRADO
REFLEXIONES_ _ _ _ _ _ _ SOBRE_ _
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ EL OFICIO_ _ _
_DEL _ _ _PERIODISMO_ _ _ _ _ _ _
EN_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 140_ _ _ _ _
_ _ _ _ _ CARACTERES_ _ _ _ _ _ _
__________________
Miguel Ángel Bastenier
El periodista sólo puede tomar el partido
al que le conduzca la investigación de
los hechos, llevada a cabo sin preferir
ningún resultado.
El periodista ya no puede limitarse a hacer un buen texto, sino que debe pensar
en ‘digital’ y potenciar el tráico que del
mismo se derive.
¿Es un periodista el que recomienda un
producto comercial por dinero?
Regla II del periodismo. Las noticias positivas son noticia por todos aquellos
que se han quedado con las ganas de
que les afecte.
El periodismo de investigación tiene
corta distancia (todo se investiga, hasta lo cotidiano); y larga: especialización
con tema delimitado.
Regla I del periodismo: cuando alguien
te trae una noticia es porque le interesa
que se difunda, no por amor al arte.
pdc·13 |55
Gran conferencia en Cartagena de
Giannina Segnini sobre periodismo
de datos. Pero que las redes no hagan
que el periodista olvide la calle.
Las autobiografías pueden ser valiosas
como fuente, a condición de que no
creamos de la misa la media de lo que
dice el autor sobre sí mismo.
El resultado natural de la investigación
es el reportaje, nutrido por el ‘periodismo de datos’, pero con un componente
presencial ineludible.
‘Memorias de un periodista’ (Indro
Montanelli) es el perfecto ejemplo de
que se puede admirar a un autor sin
estar de acuerdo en nada con él.
Un gran escritor catalán Vázquez Montalbán decía que ‘contra Franco vivíamos mejor’. La prensa está hecha para
contrariar, no para ensalzar.
Al lector no tratamos de seducirle con
la inteligencia y brillantez de nuestras
preguntas, sino con el interés de las
respuestas.
En el periodista el escepticismo no es
una característica particular, sino parte de su ADN.
Si el entrevistado te dice ‘me alegra
de que me haga esa pregunta’, quiere
decir que el que no se va a alegrar particularmente es el lector.
El lector no le dicta a la publicación
qué es lo que debe tratar, pero la publicación hará bien en tener en cuenta
su opinión.
La interactividad es muy ùtil para saber qué piensa e lector, pero sin obediencia servil. El diario debe ir un paso
por delante del público.
Las emociones del periodista son inevitables, pero su tránsito al papel (o
digital) es siempre peligroso.
No se va ‘hacia’, salvo que se indique
un rumbo, no un destino; se va normalmente ‘a’.
En un plan de preguntas hay varias entrevistas posibles. Si abrimos con una u
otra la serie será distinta y repreguntar
lo cambiará todo.
La entrevista es un reportaje a alguien
y su medio como escenario, que si está
bien hecha ha de ser también un peril
del personaje.
Cuatro reglas para la información:
unitaria, completa, y que busque la
personalización de la historia y la visualización de la acción.
¿Se escribe distinto en digital que en
impreso? No es que se escriba distinto,
sino que lo que sobra, sobra: lo que
cubren video y audio.
No signiica que el texto no deba repetir nada. Una entrevista en video (digital) puede recoger en escrito lo básico
(titulares) que se dijo.
Se adquiere la información sumergiéndose en el caos de las cosas, pero hay
que tratar de escribir precisamente
para poner orden en ese caos.
La competencia no es solo entre la calidad de la información, sino entre la
repercusión digital que pueda tener, el
tráico en las redes.
En las redes está todo menos la vida.
Sin ellas, el periodista está cojo y manco, pero si olvida el trabajo presencial
se quedará ciego.
Los trinos que aquí se reproducen fueron
rescatados entre la prolífica actividad diaria
de @MABastenier
FECHA
C.C. / NIT
dd / mm / aaaa
Un nuevo
género
periodístico
en Colombia
RAZÓN SOCIAL
VALOR
(EN LETRAS)
DEBE A
Mientras que en las universidades, en horas
interminables de clase, los estudiantes de
periodismo aprenden acerca de la temperatura que debe experimentar una noticia,
pulen las tesis para sentar posición en una
columna de opinión, discuten sobre el ritmo
y el tono que deben llevar una crónica o
peril y se referencia la estrategia que debe
orientar un ensayo de divulgación cientíica;
a orillas del mercado laboral, el lugar donde
deambula el nuevo periodismo, el de los
periodistas sin contrato laboral estable románticamente llamados “independientesˮ,
el debate pasa por los alcances de un nuevo
género periodístico: la cuenta de cobro.
El periodista “independienteˮ es experto en
producir contenido en clave de los géneros
tradicionales que aprendió en la facultad,
los maneja con desparpajo y hasta cuando
le alcanza la remesa, los disfruta. Pero la
cuenta de cobro se le presenta como un
reto narrativo, argumentativo y de estilo.
A pesar de ser un texto seco, con pocas letras y algunas cifras, un error de digitación
puede desviar su sentido hacia una cuenta
de “ahorrosˮ diferente, y hacer feliz a otra
familia por error, la de un sociólogo freelance, por ejemplo.
FIRMA Y SELLO
Mauricio Guerrero
Para diligenciar una cuenta de cobro no
se necesita trabajo previo de reportería e
investigación que sustente y dé forma a
su contenido. Se requiere pasar por otros
obstáculos más complejos, pagar por adelantado aproximadamente el 12% del valor
que será consignado, con el in de hacer
los aportes de ley para seguridad social.
Después viene un asunto de habilidad, no
periodística pero sí temporal; porque la
cuenta de cobro se paga después de 20 días
hábiles, toda vez que como conversador se
haya sido lo suicientemente ameno para
congraciarse con la secretaria que pondrá a
‘patinar’ el trámite. De lo contrario la espera
puede ser un poco más larga y tediosa; algo
así como una publicación institucional.
Ser experto en redactar cuentas de cobro
es un rótulo del que no se precia el oicio
del periodismo en Colombia y que denota
una nueva forma de entender el concepto
de independencia, el cual antes indicaba
un valor innegociable que representaba la
integridad de un oicio con alto impacto
social. Hoy ser independiente se entiende
como un tipo de vinculación laboral desregularizada, en la que de acuerdo a la lógica
empresarial imperante el periodista es su
propio jefe, pero escasamente con lo que
percibe monetariamente le alcanza para
sentirse como su propio empleado.
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DE PERIODISTAS
QUE SEPAN
TRADUCIR LAS
CIENCIAS Y
CIUDADANOS QUE
PUEDAN ACTIVAR
LA DEMOCRACIA
pdc·13 |59
a cantidad de información que debemos manejar (ciencias, artes,
humanidades, legislación, política,
economía, etcétera) es abrumadora. Una
persona, cualquier persona, debe saber un
poco de todo esto por varias razones. Primera, porque sí: tenemos que saber muchas
cosas para satisfacer una pulsión natural, la
curiosidad. Segunda, porque interactuamos
socialmente. Las conversaciones tienen un
rico desorden, tocan todos los temas y nos
obligan a manejar una información variada
que va desde el chisme de farándula hasta
noticias políticas, económicas o cientíicas.
Tercera, porque interactuamos profesionalmente. Los tiempos de los genios que lo
sabían todo y trabajaban solos ya pasaron.
Hoy, el trabajo se hace en grupos multidisciplinarios y, para encajar bien en ellos,
debemos entender siquiera la línea gruesa
de los lenguajes y los conceptos de otras
profesiones.
L
Y cuarta, porque es imperioso ser mejores
ciudadanos y para lograrlo debemos comprender y evaluar las políticas públicas, las
propuestas de los candidatos a los puestos
públicos, y hacer una buena elección.
Para estar bien informados, necesitamos
la colaboración de un agente crucial: el
redactor de artículos de periodismo cientíico, que es el encargado de traducir a un
lenguaje sencillo todo el volumen de información que necesitamos manejar. ¿Cómo
puede hacer divulgación cientíica un periodista? Hay dos maneras. Una, es siendo
él mismo un especialista en alguna área y
decodiicando su soisticado conocimiento
en un lenguaje amable para el hombre de
la calle. La otra consiste en consultar buen
material de divulgación, ensayos o videos,
principalmente. Aunque él mismo no sea
especialista en nada, puede -si tiene algunas
bases en física, digamos- estudiar material
de divulgación y ayudarles a sus lectores
a entender, grosso modo, las noticias que
producen esos brujos modernos, los físicos.
El caso de la física es relativamente sencillo porque cuenta con muchos y buenos
divulgadores. Otro tanto podemos decir de
la biología y la historia, pero son pocos los
buenos divulgadores en asignaturas tan
claves como la sociología, la neurología,
la psicología y la economía. Y necesitamos
orientarnos en estos laberintos. Necesitamos entender el cerebro y la conducta porque los mecanismos cognitivos son parte
central del proceso de la educación, tema
sensible para el desarrollo de los países.
Necesitamos entender ensayos sociológicos
porque ellos nos brindan panorámicas de
una época o una región. Sólo con una mirada sociológica podemos dominar, al tiempo,
un escenario que contenga elementos de
moda, transportes, costumbres, urbanismo,
artes y consumo. Me atrevo a pensar que la
sociología juega, desde el siglo XX, el papel
que jugó la ilosofía en los siglos anteriores.
Y necesitamos entender economía porque
es fatalmente transversal al mundo y la sociedad. Todas las decisiones políticas y los
programas sociales pasan, tarde o temprano, por análisis económicos.
Así las cosas, es una responsabilidad de
los programas de sociología, neurología,
psicología y economía, trabajar en asocio
con los comunicadores en la empresa de
traducir sus resultados y teorías en ensayos de divulgación que sirvan de apoyo al
comunicador a la hora de redactar artículos de periodismo cientíico. Sólo cuando
alcancemos una masa crítica de personas
capaces de conversar con gracia y claridad
en la taberna, de discutir con rigor y síntesis
en el Congreso y en los grupos multidisciplinarios, podremos decir que nos hemos
apropiado masivamente del conocimiento.
Sólo entonces la sociedad dejará de ser un
elemento pasivo en la toma de las grandes
decisiones y la democracia dejará de ser,
apenas, una bonita palabra.
Julio César Londoño
Óscar Ortega García
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Desde agosto del año 2005, una popular
expresión de saludo se convirtió en la sentencia de muerte del periódico sensacionalista El Caleño. Cuando empezó a circular
Q´hubo, la vida del insigne diario amarillista empezó a apagarse.
Lo paradójico es que quien propició el cierre de la tradicional oicina marcada con el
número 3-20 de la calle 25 fue Rubén Darío
Valencia, un periodista hecho a pulso en la
redacción de El Caleño.
“Nuestra intención jamás fue esa. De hecho, siempre hemos creído que El Caleño y
Q`hubo son dos periódicos completamente
distintos: enfoques, escritura, composición,
todo es diferente”, se deiende Valencia.
Lo cierto es que en las calles, en tan sólo
una década, El Caleño empezó a diezmar su
circulación mientras Q´hubo se convertía
en punto de referencia en los programas
radiales de la mañana y en las tiendas de
los barrios.
“Dejé de comprar El Caleño porque Q´hubo
es menos duro, más discreto. Además, ¡es a
color!”, airma Óscar Aragón, quien heredó
de su abuelo paterno la costumbre de leer
el diario mientras desayuna.
Con los lectores en franca huida, los anunciantes también empezaron a migrar. Ante
el precario lujo de caja, la sala de redacción
pasó de tener ocho reporteros y tres fotógrafos a dos “toderos”, que hacían “reportería integral”.
El concepto es del periodista Wílmar Ríos,
quien tiene un argumento diferente a la presencia de Q´hubo para justiicar la muerte
por ahogamiento inanciero de El Caleño:
“A ese periódico no lo mató Q´hubo, sino
la señora Blanca Torres”.
De acuerdo con Ríos, Torres no supo administrar el legado de Miguel Mejía, quien
lideró como director El Caleño durante tres
décadas. Ahogada en deudas, con una casi
nula impresión y circulación, a inales del
año 2014 se entregó el último diario del
tabloide sensacionalista.
“Don Miguel era un hombre humanitario,
que escuchaba le dolía lo que le pasaba a
sus empleados. En cambio, doña Blanca
era muy distinta”, cuenta Ríos, sin comprometer su visión crítica sobre el manejo
administrativo de El Caleño.
“Ese periódico no supo capitalizar el afecto
que alcanzó en los años ochenta y noventa,
cuando era el principal referente a la hora
de conocer las historias judiciales de Cali”,
sentencia Gilberto Aguirre, un pensionado
con la costumbre de leer periódicos en las
mañanas.
“La muestra está en que El Caleño dejó de
circular, cerró la oicina y nadie dijo nada.
Ni siquiera la competencia se regodeó con
ello”, agrega Aguirre.
Algunos periodistas que se quedaron cesantes pasaron al diario Extra, otros migraron a
la radio y unos pocos pasaron a Q´hubo. La
historia de El Caleño poco a poco empieza
a enterrarse en el olvido.
Alguien deberá asumir la responsabilidad
de contarle al mundo que en Cali existió
un tabloide que capoteó la muerte ajena
durante 38 años, pero que no soportó la
competencia, disfrazada en un saludo de
esquina, popular, tan caleño como el mismo
periódico que ahora yace muerto.
la
está por y para
hacerse
Ómar Rincón
pdc·13 |63
Dice Jesús Martin Barbero, “lo que sabemos, lo sabemos entre todos”. A lo que yo
agrego: “No le crean a nadie, mejor creámonos entre todos”.
dencia hubo 10 millones de mensajes en
Twitter y nadie los leyó”.
Lo que está pasando hoy con las culturas
digitales es revolucionario. Se están reinventando las formas de escribir.
“Eso está muy mal. Alguien tiene que leerlos, porque si no ¿para qué se escriben?” De
pronto uno escribe tweets para uno mismo,
nada más pensando en pasarla bien mientras se los escribe.
Surge una nueva escritura, que es oralvisual, y se propone una revancha contra
la dominación de lo puramente escritural.
Como bailar. Uno baila para pasarla bien,
no para que otro lo mire a uno bailando y
lo juzgue “técnicamente”.
Estamos aprendiendo a escribir de nuevo.
Valga como ejemplo la palabra “guevón”.
En Colombia se escribía con “G”, en Chile
se escribía con “H”, pero hoy se escribe con
“W”. WV´N
En el mundo simbólico de la comunicación
han caído no uno sino tres meteoritos al
mismo tiempo:
1. La irrupción de Internet.
2. Una idea de ciudadanía asociada a nue-
Ya nadie escribe la palabra completa. Sólo
nosotros, los viejos, usamos el Whatsapp
como un chat: seguimos escribiendo sujetoverbo-predicado.
3. Sujetos que ponen en juego Sensibilidades que, a su vez, inauguran Narrativas.
Allí comienzan los problemas. Hay quienes se levantan temprano por la mañana
y, como no tienen nadie que los escuche,
se van a la radio a hablar.
En sus manifestaciones callejeras, los indígenas colombianos van con un palo en una
mano y el celular en la otra. ¡Nadie se anima
a meterse con ellos!
Saludan al aire diciendo: “Bienvenidos a
nuestro programa, hoy tenemos un invitado
tan importante que no necesita presentación… Por eso se los voy a presentar”.
Cuando hay un policía cerca, todos nos cercioramos de tener nuestro teléfono celular
a mano. Estamos exigiendo más respeto,
todavía de manera algo torpe, pero cada
vez más efectiva.
Cuando llevan 30 minutos sin parar de
hablar, el invitado importante en absoluto silencio, uno se pregunta: “¿No que el
tiempo es oro?”
¡Dejen de hablar tanto! La idea no es que
hablen sino que narren. ¡No es hablar, es
narrar lo que tienen que hacer en la radio!
Entonces viene la frase que todos conocemos: “Es que la audiencia manda”. Y su
moraleja: De alguna forma hay que prestarle atención a lo que la audiencia quiera.
La audiencia no quiere nada.
Escuché a una colega, quejándose: “Durante la campaña de Barak Obama a la presi-
vos Derechos y a más Derechos.
En este nuevo contexto, ¿en qué ritual entra
la radio?
Si no sabemos en qué momento cultural
nos encontramos, obviamente no vamos a
poder hablarle a la gente.
No podemos seguir repitiendo los mismos
discursos de hace 20 años. La realidad cambia, el discurso debe cambiar también.
Nuestra radio está demasiado formo-lizada,
toda llena de noticias y entrevistas a cargo
de quienes siempre dicen lo mismo.
Con el perdón de la Deutsche Welle o la
BBC, que hacen maravillosa radio, me pare-
cen muy aburridoras. A dejar de imitar, entonces. No les podemos imponer a nuestras
audiencias los estilos válidos para otras.
La esencia de la radio es que conversa con
el oyente.
Toda conversación necesitan de pausas.
Hoy en día no se hacen pausas.
Tantos efectos sonoros y musicales hacen
que no se pueda escuchar al narrador. Habría que empezar por dejar que el oyente
escuche la historia, la interiorice.
Mucha gente hablando y muy poca escuchando. Escuchar puede ser aburrido, siempre es preferible que lo hagan los demás
mientras yo hablo, pero hay que recuperar
la cultura de la escucha y la práctica de la
paciencia.
Contar también es inspirarse en nuestras
oralidades. Para ser escuchados, debemos
contar sobre lo nuestro.
Propongo volver “celebrities” a todas las
ciudadanías. Con sus acentos, dialectos y
tonalidades. Cada uno, en su voz, debería
tener derecho a hablar hasta desahogarse.
Practicar lo popular. De nuevo, Jesús Martín Barbero: “La cultura no se basa en la
producción de conocimientos sino de reconocimientos”
Estamos ofreciendo conocimientos en vez
de promover reconocimientos. ¿Qué es promover reconocimientos? Simplemente, que
yo me sienta identiicado en lo que hablan
en la radio.
¿Dónde está la calidad? La calidad es directamente proporcional al valor social que
una conversación a través de la radio nos
agrega.
La educación de calidad, la información
profunda, el arte de vanguardia o la formación de conciencia no son los objetivos
primarios del buen funcionamiento de la
radio.
Si no sabemos en qué
momento cultural
nos encontramos,
obviamente no vamos
a poder hablarle a la
gente.
La radio no es en profundidad. Los oyentes quieren saber de todo un poco, quieren
aprender mientras conversan. Si alguien
quiere profundidad, que vaya a la escuela
o a la universidad.
El objetivo primero de la radio es narrar
bien, por eso el libreto es un atentado a la
radio. ¿Que uno escriba lo que va a decir y
que luego lo lea dándole el tono?
La radio es espontaneidad. Lo que sí se debe
planear es: ¿narrativamente, dónde quiero
llevar a mi oyente? Hay que diseñar la historia, no el libreto.
Cada historia tiene su forma de ser contada
y es eso lo que debemos descubrir.
Dejemos de pensar en LOS MEDIOS.
Ya no deben esperar que los contraten de un
medio para llegar a ser periodistas. ¡Cada
periodista es su propio medio!
¡Alegría y goce en la radio! Practicar lo festivo. ¿A quién no le gusta divertirse? ¿El
oyente es diferente a cualquiera de nosotros?
No solo necesitamos el storyTELLING, el
contar historias, sino también el storyLIVING, el producir experiencias.
La radio es ritmo, es música, es bailao…
“Solo creeré en un dios que sepa bailar”. Así
habló Friedrich Nietzsche.
Como nos bailan en la radio, así somos.
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Se le
informa
desde
aquí...
contado pr un andaquí
Esteban Ramírez
D
aleiber mira a la cámara y toma el
micrófono entre manos. Son las
5:00 pm del mes de Abril del año
2009, y en la plaza central del municipio de
Belén de los Andaquíes (a cuarenta minutos
de Florencia la capital del departamento del
Caquetá), el monumento a los pescadores –
una escultura que buscaba resaltar la labor
de los pescadores del municipio– ha caído.
Daleiber, mejor conocido como El Gordo,
junto a El Mono, quien maneja la cámara,
llegaron hasta el lugar de los hechos para
buscar las reacciones de las personas del
pueblo frente al suceso. La cámara mira
desde abajo a los entrevistados, todos ellos
adultos, quienes opinan acerca de lo irresponsable de la administración municipal
al gastar dineros públicos en obras que no
sirven. Ninguno de los entrevistados parece
sorprendido de que sean dos niños –de 11 y
12 años, quienes estén haciendo el reportaje
sobre El Señor Caído. Al inalizar, Daleiber
cierra la nota resumiendo lo que para él ha
sido lo más relevante de las reacciones de
la gente del pueblo: “Dinero malgastado es
lo que dice la gente... y esperemos que el
nuevo alcalde haga cosas más buenas y que
valga la pena” (Daleiber Gonzalez, 2009).
Seis años después, y gracias a los reclamos
que promovieron los niños y jóvenes de la
Escuela Audiovisual Infantil de Belén de
los Andaquíes (EAIBA), el monumento a
los pescadores sigue adornando la plaza
central del municipio con el nombre más
bonito de Colombia.1
Belén de los Andaquíes tiene una de las
historias más ricas de Colombia si se cuenta desde sus experiencias con medios de
1. Según los belemitas su municipio fue premiado por el
Ministerio de Cultura con este galardón. Hasta el día de
hoy no he logrado corroborar dicha afirmación.
comunicación comunitaria. El municipio
cuenta con la primera emisora comunitaria
cuya licencia de transmisión fue otorgada
a la comunidad en su totalidad y no a un
particular u ONG.2 Radio Andaquí ha sido
por más de 20 años uno de los ejemplos a
seguir en el país como modelo de comunicación horizontal y de formación de comunicadores para el cambio social. En Radio
Andaquí –que aún hoy sigue al aire–, la
comunidad de Belén de los Andaquíes ha
hecho de ella un lugar en donde su voz resuena y en dónde los micrófonos siempre
están abiertos para quien los quiera usar
(su slogan es Alas para tu voz), además
de haberse convertido en el instrumento
mediante el cual los belemitas entiende y
se apropian de su territorio. (La emisora
2. Radio Andaquí lleva al aire más de 20 años. El libro Lo
que le vamos quitando a la guerra recoge las experiencias
y memorias de este medio comunitario.
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desde inales de los noventa acuñó el término Territorio Andaquí para incluir a todas
las personas que vivieran tanto en la parte
rural como en la cabecera municipal del
municipio de Belén de los Andaquíes).
De las experiencias de comunicación comunitaria en Radio Andaquí nació la Escuela Audiovisual Infantil de Belén de los
Andaquíes (EAIBA). La EAIBA se fundó
oicialmente en Diciembre de 2005 cuando su director actual –y ex director de la
radio comunitaria–, se encontró con que
Radio Andaquí ha sido pr
más de 20 años uno de los
ejemplos a seguir en el país
como modelo de comunicación hrizontal y de frmación de comunicadres para
el cambio social.
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a alguien a usar una cámara. Entonces, lo
primero que necesita averiguar cualquier
niño para hacer parte de la escuela es saber
es lo que quiere contar y para que se va a
contar. El cómo viene después.
Los temas de las historias que los integrantes de la EAIBA han narrado a través de los
años son tan variados y diversos como las
personas que han pasado por sus puertas.
Un niñx, sin inluencia de un adulto quien le
diga que hacer, se interesa por narrar lo que
para él o ella es signiicativo: aquello que da
sentido y valor a su mundo. Los regaños de
los padres; los paseos al río; la basura en
los parques; los juegos con muñecas; los
trabajos de los integrantes de su familia; o
la caída del monumento central del parque,
son apenas un puñado de temas e historias
contadas en los más de 250 videos –ellos
los llaman películas–, que los miembros de
la EAIBA han producido en casi 10 años de
existencia.
los niños y jóvenes del pueblo, intentaban
apropiarse de espacios en donde contaran3
dentro de su comunidad. La consigna para
hacer parte de la EAIBA siempre fue la misma: sin historia no hay cámara. Es decir,
sin una historia para contar, sin algo que se
quiera narrar o explorar, es inútil enseñar
3. El concepto de contar y contar fue propusto por
Martín-Barbero para resaltar la necesidad de generar
espacios dentro de las comunidades en dónde sus
miembros tuvieran la posibilidad de contar sus relatos, a
la vez que eran tenidos en cuenta por sus comunidades.
Estas películas han logrado lo que los medios masivos de información en Colombia
han negado a los habitantes de regiones
apartadas del centro del país: la posibilidad de mostrarse y contarse a ellos mismos
en sus propios términos. Las películas han
permitido que los habitantes de Belén de
los Andaquíes se vean en una pantalla y
reairmen que ellos son más que la guerra y la violencia con la que han (hemos)
caracterizado a las personas que viven en
lugares como el Caquetá. El verse en una
pantalla, contado desde los ojos de un niño,
reairmando el valor de las estéticas locales
y escuchando sus sonidos, ha hecho que
el trabajo que se hace desde la EAIBA se
haya convertido en una de las experiencias
de ciudadanías comunicativas con mayor
reconocimiento en Colombia.
LOS
contornos
de una idea
contornos
Howard Luck Gossage
Este es un gráico acerca de cómo resolver
un problema. Apenas lo desarrollé hace un
par de semanas y no estoy muy seguro de
qué tan útil vaya a ser en realidad para trabajar con él. No obstante, sospecho que será
útil para otras cosas, tales como explicar a
los clientes la razón por la que no deben
andar por ahí perdiendo el tiempo con el
trabajo de arte. No veo razón alguna por
la que no debiera funcionar con ejecutivos
de cuenta y otras personas por ese estilo.
Aquí está:
Cada proyecto tendrá en su núcleo una relación central, la cual, para mí, puede ser
representada por un triángulo. En un punto
(A) de la base se encuentra un hombre, que
es quien hace el proyecto. En otro punto de
la base (C) se ubica el hombre para el cual
el proyecto está siendo realizado. La punta
superior del triángulo (B) no corresponde al
proyecto en sí mismo, sino a la idea general
acerca del proyecto que tanto el comprador
como el vendedor comparten.
La cosa en sí misma, el resultado del proyecto, es el punto en el centro del triángulo
(X). Éste no cambiará de manos hasta que
el proyecto sea completado. De hecho, todo
lo que alguna vez es comprado o vendido
es una idea general acerca de una cosa. Es
solamente después de que el comprador ha
recibido su producto que éste se convierte
en algo más que una idea general.
A pesar del hecho de que ésta es la estructura general de cualquier relación, ya sea
entre un hombre y una mujer, un actor y
su audiencia o los miembros de la Bolsa de
Valores de New York, generalmente tendemos a pensar acerca de tal relación de otra
manera. La visualizamos como una línea
recta, con el vendedor en un extremo, el
comprador en el otro y la cosa en sí misma ubicada en algún lugar en medio de los
anteriores. Supongo que ésta es una forma
lo suicientemente buena de ver el proceso,
excepto porque no tiene en cuenta el por
qué las personas hacen las cosas.
La razón por la que me gusta esta representación del mercado en forma de triángulo es
pdc·13 |73
porque es la única que he visto que muestra
la función de la publicidad, al tiempo que
hace perfectamente evidente que el vendedor tiene que hacer su trabajo también. Mi
propia creencia es que la publicidad debilita
su propio estatus enormemente al tratar
de ser todas las cosas en todos los ángulos,
alejándose de su talento único para envolverse e incursionar en la base de la línea
de mercadeo.
Ahora, pongamos algunos puntos, de manera aleatoria, a varias distancias a partir
del núcleo central del proyecto.
Estos representan problemas, hechos, limitaciones y otros factores conocidos que
afectan al proyecto. Si conectamos estos
puntos con el centro por medio de un radio,
vemos que no son solamente de longitudes
diferentes
si no que, además, la mayor parte de las
áreas de problema no son tenidas en cuenta
en lo más mínimo. Menciono esto porque
existe una deplorable tendencia a empezar a
resolver un problema por medio de sumergirse y trabajar en el mismo, con lo que es
poco lo que se suele conseguir. En algunas
ocasiones ni siquiera se llega al centro.
Casi tan mala idea como la anterior es trabajar a lo largo de las líneas de radio, por-
que no importa que tan buen trabajo realicen en cualquier línea dada, siempre corren
el peligro de ir más allá de lo que el resto del
proyecto puede, razonablemente, alcanzar.
Y, por supuesto, cuando esto pasa dejan las
otras áreas prácticamente intocadas.
Probablemente el procedimiento más adecuado y cohesivo consiste en dibujar en
primer lugar una circunferencia en el extremo de su línea más corta. De este modo
ustedes están en control mientras avanzan
y cuando alcanzan la circunferencia mínima
tienen una entidad sólida. Supongo que
también se podría aplicar este diagrama
al proceso continuo, de tal manera que,
por medio del aumento de los límites del
radio más pequeño –el cual, en el caso de
una compañía puede representar capital,
producción o distribución– se podría
ilustrar el crecimiento. No obstante, la
intención aquí es solamente mostrar el
proceso de resolver un problema dado sin
exceder los límites de un medio.
Fragmento del artículo “¿Hay alguna esperanza
para la publicidad?”, incluido en la compilación The
book of Gossage (The Copy Workshop, 2006).
Traducción: Juan Carlos Penagos y Marcelo Franco
Jesús Cossio
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1
2
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3
para periodistas
y escritores
Sergio Ramírez
Texto tomado del Taller “Periodismo
y literatura, dos oficios gemelos en
caminos distintos”, dictado por la
Fundación Gabriel García Márquez para
un Nuevo Periodismo Iberoamericano en
Cartagena de Indias, diciembre de 2001.
1
Antes de atrapar al asesino es
necesario atrapar al lector.
2
Si una pistola aparece en la
primera escena tiene que ser
disparada antes de que termine
la pieza.
3
El arte de escribir es el arte de
suprimir.
4
Los personajes nunca deben
agolparse al entrar en escena:
como en una buena pieza
de teatro todos tienen que ir
entrando de manera ordenada.
5
Hay que estar siempre pendiente
de un sombrero o de un paraguas
en la mano de un personaje.
6
Nunca hay que enseñar cómo se
construye la trampa en que ha
caído el lector incauto.
7
El lector que lee rápido es
porque no encontró diicultades
ni tropiezos en el texto. Si se
detiene a averiguar empezamos
a perder la partida.
8
Hay que preparar al lector con
suspenso para sorprenderlo.
9
No hay que esconder lo que no se
necesita esconder.
10
El lector siempre preiere la acción
que la demora.
11
No hay que olvidar que la atención
del relato está en lo que va a
ocurrir, no en el acto horroroso
mismo.
12
No se puede abandonar a medio
camino a un personaje sin darle
una solución a su salida de escena.
13
Hay que cuidar siempre de no
volver a ofrecer la información que
el lector ya tiene completa en un
párrafo o en una página anterior,
aunque sea muy atrás.
14
Hay que recordar siempre el color
de los ojos de un personaje para
no cambiarlos más adelante,
salvo que esos ojos sean capaces
de cambiar de color según la
tonalidad de la luz.
15
No despreciar los golpes de efecto,
sobre todo los golpes de efecto
inales.
UNAS POCAS
SUGERENCIAS
INMODESTAS
PARA
PERIODISTAS
MODESTOS
Marcelo Franco
1
5
La audiencia es la madre del
periodista. Su padre, el rigor.
El periodista usa su inspiración
para escuchar y su silencio para
escribir.
2
El periodista no pierde el
tiempo aprendiendo los trucos
del oficio. En su lugar, aprende
el oficio.
6
3
7
Investigando a contracorriente, el periodista ayuda
a entender a contra-corriente.
El periodista debe trabajar
duro para volverse útil y mucho
más duro aún para no creerse
indispensable.
4
La misión del periodista es
maximizar el periodismo. La
misión de la empresa para la
que el periodista trabaja es
maximizar su negocio.
El periodista evita la celebridad:
nunca es su función volverse
más importante que su función.
pdc·13 |81
SLOGANS PARA EL SIGLO 21
ES UNA SERIE DESARROLLADA POR EL NOVELISTA,
DISEÑADOR Y ARTISTA VISUAL CANADIENSE DOUGLAS
COUPLAND. REFLEXIONANDO SOBRE LA LLEGADA DE
INTERNET Y SU IMPACTO EN NUESTRAS VIDAS ÍNTIMAS Y
PÚBLICAS, LOS MÁS DE 100 POSTERS QUE LA COMPONEN
(EN PERMANENTE EXPANSIÓN Y DE GIRA POR GALERÍAS
DE TODO EL MUNDO) DESPIDEN ENTRE NOSTÁLGICA Y
SARCÁSTICAMENTE UNA ÉPOCA PARA ASOMARNOS AL VACÍO
DE UN FUTURO QUE YA LLEGÓ. MAESTRO DE LAS DISTOPÍAS,
ESAS SOCIEDADES FICTICIAS QUE RESULTAN INDESEABLES
EN SÍ MISMAS, COUPLAND NO AHORRA SOMBRAS A LA HORA
DEL DIAGNÓSTICO. EN SUS PROPIAS PALABRAS: “SI LES
COLOCARAS UN PALO POR DETRÁS Y SALIERAS A LA CALLES,
ME PREGUNTO SI ESTAS CONSIGNAS SE LEERÍAN COMO
PROTESTAS O COMO LAMENTOS CULPOSOS. POR EJEMPLO,
SI DENTRO DE 20 AÑOS VIERA PASAR A ALGUIEN PORTANDO
UN ESTANDARTE QUE DIJERA HABER SIDO DE CLASE
MEDIA FUE DIVERTIDO, ¿SE LEERÍA COMO UNA QUEJA
DESCORAZONADA O COMO LA ACEPTACIÓN RACIONAL DE LO
QUE PARA ENTONCES YA SERÁ UNA CERTEZA SOCIOLÓGICA?”.
SE RECOMIENDA REVISAR SU OBRA COMPLETA EN
WWW.COUPLAND.COM
autores
Sylvia Debossan
Moretzsohn
p. 18
Leila
Guerriero
p. 16
Roberto
Herrscher
p. 16
Juan David
Correa
p. 26
Bruce
Stearling
Es una aguda periodista y prolífica investigadora brasileña lamentablemente sin traducción al español. De lectura obligatoria es su libro Pensando contra os fatos. Jornalismo
e cotidiano: do senso comum ao senso crítico (2007).
Es periodista, editora y crítica de su oficio. Colabora para diversos medios en España y
Latinoamérica aportando en crónicas y perfiles su curiosidad infinita y pasión desmedida.
Dirige la colección Mirada Crónica en Editorial Tusquets.
Periodista y licenciado en sociología, dirige en la actualidad el Master de Periodismo
BCNY, en Barcelona. Es colaborador de diversos medios impresos y digitales y referente
del denominado periodismo narrativo. Sus textos mezclan géneros condensando un
estilo muy particular, su mirada aguda acerca de la realidad está representada en su blog,
espacio en el que se recoge su producción y estilo (www.elboomeran.com).
Es escritor y director de la Revista Arcadia. Ha trabajado como corresponsal y editor
para múltiples proyectos periodísticos, su conocimiento del campo cultural colombiano le
permite tener una versión muy genuina de la relación de éste con los medios de comunicación. Hace parte también del equipo del proyecto independiente El Peregrino Ediciones.
Escritor y futurista, fue uno de los fundadores y más inspirados cultores del “cyberpunk”, movimiento que, en los años ochenta, revitalizó el género de ciencia ficción.
p. 28
Julian
Assange
p. 34
Piotr
Czersk
p. 42
Natalie
Sánchez
p. 46
Nació en Australia hace 41 años de los cuales los últimos cuatro los ha vivido recluido en la Embajada de Ecuador en Londres. Ganó fama y enemigos como editor de
Wikileaks,organización mediática internacional sin fines de lucro que ya lleva publicados más de 1 millón de documentos de alta sensibilidad sobre política y economía,
anónimamente filtrados.
Fue el pseudónimo utilizado por el poeta y escritor polaco Kordian Peter Klecha para
dar a conocer en 2012 su virulento punto de vista sobre las amenazas a la independencia
y auto-gestión de la World Wide Web. El texto fue rápida y profusamente traducido
como reivindicación generacional en favor de la libertad de expresión y, sobre todo, del
derecho a compartir.
Periodista digital, más conocida como ‘Hongopolis’ en Twitter, Facebook e Instagram.
Colabora en este volumen de PDC exponiendo su hoja de vida, así que no hay mucho
más que agregar en este perfil, solo la invitación para leer su última crónica publicada
en la revista Soho, la cual ha causado furor entre sus seguidores y fans: www.soho.
com.co/zona-cronica/articulo/prostituta-de-videochats-eroticos-cronica-de-nataliesanchez/39455.
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Miguel Ángel
Bastenier
p. 50
Mauricio
Guerrero
p. 52
Julio César
Londoño
p. 54
Óscar
Ortega
p. 56
Ómar
Rincón
p. 58
Esteban
Ramírez
p. 62
Howard Luck
Gossage
p. 68
Maestro de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano y trina a diario en Twitter para beneplácito de sus públicos a ambos lados del
Atlántico. En 1982 se incorporó a El País como subdirector de Información General y,
en diciembre de 1993, asumió en Relaciones Internacionales, puesto que ocupó hasta
2006. Actualmente publica columnas en diarios de Europa y América Latina.
Es un sociólogo vinculado a la Universidad Icesi, que huye de su método para encontrar
otro tono. Docente en ejercicio desde Facebook y otras plataformas afines, no monetiza
por este concepto, aunque en un futuro intentará vivir del posicionamiento del HT
#parejasihay. Periodista aficionado que intenta profesionalizarse cursando una maestría
y aprendiendo a redactar cuentas de cobro.
Es escritor y periodista, de humor punzante y análisis lúcido. Colabora como columnista
para varios medios nacionales en Colombia. Profesa un amor incondicional por el ensayo
como género, disfruta dictando clases de escritura en las que se ríen de él y el ríe de todos.
Ha sido galardonado varias veces por su producción literaria y crítica, destacándose entre
estos méritos la obtención del Premio Juan Rulfo de Cuento en 1998.
Es comunicador social y maestro en literatura, docente e investigador en ejercicio de
la Universidad Icesi, en temas relacionados con oralidad, escritura y opinión pública.
Trabajó en los inicios de su carrera ejerciendo el periodismo como reportero, cronista y
productor para medios locales y nacionales.
Es Director del Centro de Estudios en Periodismo de la Universidad de los Andes. Escribe
ensayos, artículos académicos y textos de crítica, pero es en la oralidad de la conferencia
donde explota todo su potencial creativo y reflexivo. Se recomienda su ponencia en la 9ª
Bienal Internacional de Radio, llevada a cabo en México (https://www.youtube.com/
watch?v=z3NQTZ50OYA).
Antropólogo, becario de Colciencias y entusiasta de los medios de comunicación comunitarios, los cuales, más que objetos de investigación, son su excusa para evadir
el formalismo de las ciencias sociales. Gracias al desarrollo de sus tesis de maestría y
doctorado conoce los secretos del Caquetá, región colombiana en la que se gesta una red
muy particular de proyectos involucrados con medios alternativos.
Fue conocido como “el Sócrates de San Francisco” por su enfoque razonado e
iconoclasta de la vida, en general, y la publicidad, en particular. Descubrió para el
gran público a un oscuro académico llamado Marshall McLuhan, todavía hoy el
más brillante de-codificador de los medios masivos de comunicación. Todo Gossage
permanece inédito en español.
Jesús
Cossio
p. 70
Sergio
Ramírez
p. 74
Douglas
Coupland
p. 25, 49, 53, 61, 77-79
Es peruano, historietista y autodidacta. Son reconocidos sus trabajos a manera de obra
periodística sobre violencia y temas afines, tales como: Barbarie, cómics sobre violencia
política en el Perú, 1985-1990 y Rupay, historias gráficas de la violencia en el Perú 19801984. En formato comic se destacan sus series para Facebook ‘Mala Onda’ y ‘Las increíbles
aventuras del hombre que NO se hacía dramas’. Su colaboración para este número de
PDC fue gentilmente cedida por Daniel Jiménez, Director del Festival Entreviñetas.
Se recibió con honores de abogado y ejerció con fragores de revolucionario. En su Nicaragua natal fue miembro fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional que
derrocó a Anastasio Somoza en 1979 y cinco años después resultó elegido vicepresidente
en fórmula con Daniel Ortega. Ejerce el cuento, la novela y el ensayo con paralelos talentos. Es Maestro de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo
Iberoamericano.
Es un escritor de ficciones desopilantes y artista de visiones extremas. Su novela “Generación X, cuentos de una cultura acelerada” fue el grito de rebelión de quienes dieron
audiencia y éxito planetarios a MTV.
DIRECCIÓN
DISEÑO
Margarita Cuéllar Barona
Cactus Taller Gráfico
www.cactus.com.co
VOL. 13
COMITÉ EDITORIAL
INVITADO
Natalia Ayala Pacini
Juliana Jaramillo Buenaventura
Marcelo Franco
Mauricio Guerrero
Oscar Ortega
www.icesi.edu.co/papeldecolgadura
papeldecolgadura