INSTITUTO UNIVERSITARIO DE INVESTIGACIÓN ORTEGA Y GASSET Y UNIVERSIDAD INTERNACIONAL
MENÉNDEZ PELAYO
TFM: La cooperación digital y la reducción de la brecha tecnológica en Colombia en la Cuarta Revolución
Industrial
APROXIMACIONES
TEÓRICAS DE LA
COOPERACIÓN DIGITAL EN
LA CUARTA REVOLUCIÓN
INDUSTRIAL*1
Angie Paola Hernández Fuentes**
angiehfuentes@gmail.com
Para esta investigación se ha optado por usar la teoría de la Cuarta Revolución Industrial
(4RI) como marco teórico principal, la cual se concentra en las transformaciones de los
sistemas económicos, políticos y sociales a partir del fortalecimiento de las tecnologías
digitales en la sociedad.
Frente a la Teoría de la Cuarta Revolución Industrial, se escoge principalmente la
brindada por Klaus Schwab, director del Foro Económico Mundial y autor del libro con el
mismo nombre, además de ser el primero en mencionar sobre la llegada de la 4RI en el
escenario internacional. Según Schwab (2016) “la palabra «revolución» indica un cambio
abrupto y radical. Las revoluciones industriales se han producido a lo largo de la historia
cuando nuevas tecnologías y formas novedosas de percibir el mundo desencadenan un
cambio profundo en los sistemas económicos y las estructuras sociales” (P. 12). Estas
*Subtítulo 1.1 y 1.2 del trabajo de Fin de Máster: “La cooperación digital y la reducción de la brecha
tecnológica
en
Colombia
en
la
Cuarta
Revolución
Industrial”.
Link:
https://www.academia.edu/39392346/La_cooperaci%C3%B3n_digital_y_la_reducci%C3%B3n_de_la
_brecha_tecnol%C3%B3gica_en_Colombia_en_la_Cuarta_Revoluci%C3%B3n_Industrial
** Profesional en Relaciones internacionales y Magister en cooperación internacional y gestión de
políticas públicas, programas y proyectos de desarrollo - Becaria de la Fundación Carolina. Coordinadora
de cooperación digital de UNLab 4.0 de la Universidad Nacional de Colombia. LinkedIn:
https://www.linkedin.com/in/angiehfuentes/
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revoluciones no han sido fáciles ni directas, dado que el trabajo se transforma, ya sea con la
mecanización, la producción en masa, la llegada de los ordenadores o el desarrollo de los
medios de transporte, los cuales hicieron posible la construcción de cadenas de
abastecimiento más extensas y flexibles, que han atravesado fronteras y convertido los
mercados locales en mercados globales y más interdependientes que nunca (Schwab, 2016:
P. 06), sin embargo han traslado a millones de personas de la producción agrícola y el campo
al trabajo en fábricas y ciudades, o peor aún, los han dejado sin trabajo.
Teniendo en cuenta lo anterior, en el mundo se han presenciado 4 revoluciones
industriales: 1) La primera abarcó aproximadamente entre 1760 y 1840 y se desencadenó por
la construcción del ferrocarril y la invención del motor de vapor, marcando el comienzo de
la producción mecánica. 2) La segunda revolución estuvo enmarcada entre finales del siglo
XIX y principios del XX y generó la producción en masa, fomentada por la llegada de la
electricidad y la cadena de montaje. 3) La tercera se inició en la década de 1960 y fue
catalizada por el desarrollo de los semiconductores, la computación, la informática personal
(décadas de 1970 y 1980) e internet (década de 1990) (Schwab, 2016: P. 12). Y, por último,
se encuentra la cuarta revolución industrial, la cual comenzó a principios del siglo XXI,
caracterizándose por un internet más ubicuo y móvil, por sensores más pequeños y potentes
que son cada vez más baratos, además de la inteligencia artificial y el aprendizaje de la
máquina, que están generando un mundo en el que sistemas de fabricación virtuales y físicos
cooperan entre sí de una manera flexible en todo el planeta (Ibid., 2016:12).
Esta cuarta revolución genera una intensa incertidumbre que rodea lo que hoy conocemos
como desarrollo y el hecho de que se estén adoptando tecnologías emergentes demuestra que
aún se desconoce cómo se desarrollarán las transformaciones impulsadas por esta revolución
industrial, su complejidad y la interconexión entre sectores implican que todos los actores de
la sociedad global, los gobiernos, las empresas, la academia y la sociedad civil tienen la
responsabilidad de trabajar conjuntamente para comprender mejor las tendencias emergentes
y de esta manera reinventarse, siendo un reto de hoy en día el entender y dar forma a la nueva
revolución tecnológica, que supone nada menos que una transformación de la humanidad,
porque la tecnología al coexistir con la sociedad está cambiando nuestras vidas, las de las
generaciones futuras y el panorama del contexto económico, social, cultural y humano en el
cual vivimos (Schwab, 2016: P. 08-09).
Klaus Schwab (2016) desde su teoría propone que es necesario darle forma a la 4RI para
que gire alrededor del empoderamiento y los seres humanos, dado que, aunque se caracteriza
por el uso de tecnologías 4.02, lo más importante de esta revolución es el conocimiento, la
Son aquellas tecnologías propias de la Cuarta Revolución Industrial, como Big Data y análisis de datos,
inteligencia artificial, Robots autónomos, Simulación, Sistemas para la integración vertical y horizontal, IoT
(Internet de las cosas), Ciberseguridad, Cloud computing y Fabricación aditiva (Schwab, 2016: P. 08).
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capacidad de generar capital intelectual y un mayor poder cognitivo que aumenta la
producción humana (P. 10 – 12). Sin embargo, persiste el mismo riesgo con las anteriores
revoluciones de concentrarse el valor y el poder en unos cuantas manos, por lo que desde un
comienzo de esta revolución se han sugerido encontrar maneras de equilibrar los beneficios
y riesgos de las plataformas digitales (incluidas las industriales), mientras se garantizan la
apertura y las oportunidades para la innovación colaborativa (Schwab, 2016: P.17).
Entre esas sugerencias se encuentran las colaboraciones de investigación públicoprivadas, los cuales deben estructurarse cada vez más para construir conocimiento y capital
humano para el beneficio de todos (Ibid., 2016: P. 26) y por otro lado, se encuentra el
empoderamiento de las relaciones del gobierno con sus ciudadanos, de las empresas con sus
empleados, accionistas y clientes, y la relación de las superpotencias con los países más
pequeños, dado que la disrupción que la 4RI supondrá para los modelos políticos,
económicos y sociales existentes requerirá que los actores empoderados reconozcan que son
parte de un sistema distribuido de poder que necesita formas más colaborativas de interacción
para alcanzar el éxito (Schwab, 2016: P.29).
Desde la Teoría de la Cuarta Revolución Industrial se promueve la restructuración de
nuestros sistemas económicos, sociales y políticos para aprovechar al máximo las
oportunidades que se presentan. Por otra parte, como menciona Schwab (2016):
“Los modelos actuales de toma de decisiones y de creación de riqueza fueron
diseñados y evolucionaron gradualmente a lo largo de las tres primeras
revoluciones industriales. Estos, no obstante, ya no son adecuados para satisfacer
las necesidades actuales y, menos aún, las de las generaciones futuras en el
contexto de la cuarta revolución industrial. Esto, claramente, requerirá una
innovación sistémica y no ajustes a pequeña escala o reformas superficiales
(P.89)”.
Y una de las innovaciones sistémicas3 que surge desde el libro “Cuarta Revolución
Industrial” de Klaus Schwab, es el de la cooperación y el diálogo en los ámbitos locales,
nacionales y supranacionales donde todas las partes interesadas deben participar, dado que
la cooperación es la arquitecta principal de cuatro mil millones de años de evolución, donde
ha sido la fuerza impulsora que ha permitido adaptarnos en medio de una creciente
complejidad y fortalecer la cohesión política, económica y social, gracias a lo cual se logra
Algunos lo definen como un tipo de innovación donde el valor solo puede obtenerse cuando la innovación
se integra de forma sinérgica con otras innovaciones complementarias, yendo más allá de los límites de una
sola organización. Un segundo uso hace referencia al desarrollo de políticas y gobernanza a escala local,
regional o nacional para crear un entorno propicio para el tipo anterior de innovaciones sinérgicas y multiorganizativas. Y el tercer uso del término, que está creciendo en popularidad, dice que una innovación es
"sistémica" cuando su propósito es cambiar la naturaleza fundamental de la sociedad. Más información:
https://www.bam.ac.uk/news/what-systemic-innovation
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un progreso sustancial (Schwab, 2016: P.89), además es necesaria la colaboración en una 4RI
a través de las fronteras organizativas y nacionales para cambiar las leyes y normas sociales
que rigen los sistemas económicos, para enfocarlos en el bienestar social y humano,
generando la sostenibilidad de los sistemas de innovación (Lindhult & Midgley, 2017).
Lo anterior se fundamenta en la teoría de cooperación internacional, dado que esta, vista
desde las relaciones internacionales, puede ser una fuente de incentivos para el desarrollo de
intercambios políticos y sociales institucionalizados, que permitan una mayor estabilidad y
gobernabilidad democráticas dentro de los mismos, dado que, al hablar de cooperación, según
Jiménez (2003), es “hablar de instituciones formales construidas y modificadas por los
hombres que se producen en un escenario sistémico, por lo que es necesario entender el
contexto internacional para valorar su actuación” (P. 136). Y por otro lado, como menciona
Keohane, la cooperación “suministra un componente irremplazable para un análisis completo
de la acción, de agentes estatales y no estatales, en la política mundial” (keohane, 1993: 95).
Por lo que la cooperación según esta teoría sirve para generar un ambiente de participación
y coordinación a través de sus instituciones, sin omitir que claramente las instituciones que
hacen parte de esta dinámica puede ser fuente de conflictos y de fricciones sociales cuando
se toman decisiones individuales o colectivas, por lo que la cooperación debe fundamentarse
en la complementariedad de intereses entre los agentes internos y externos que intervienen
en esta (Jiménez, 2003: P. 136), teniendo en cuenta los cambios y las nuevas dinámicas del
escenario internacional.
Teniendo en cuenta lo anterior, surge la duda y la necesidad de identificar qué tipo de
cooperación será la más indicada y a través de qué instituciones se realizará para adaptarse a
la Cuarta Revolución industrial, dado que los desafíos cada vez son más complejos al
involucrar no solo desafíos sociales, sino también desafíos digitales para una población que
cada vez le cuesta cerrar las brechas generadas por las revoluciones industriales y la
globalización.
La cooperación que surge para responder estos desafíos es la cooperación digital y para
entenderla es importante comprender el fundamento de la Cuarta Revolución Industrial y
para esto se adopta la teoría The Nature of Technology de W. Brian Arthur, donde se explica
primero que una revolución es aquella que cambia nuestras actividades, nuestros negocios y
procedimientos comerciales, en torno a sus tecnologías, hasta que estas tecnologías se
adapten a las personas y esto afecte las estructuras existentes de la economía, las finanzas,
las instituciones, la administración, las políticas gubernamentales y la disponibilidad de
personas capacitadas en el nuevo dominio (Arthur, 2011: P. 47).
Todas las revoluciones han estado marcadas por tecnologías que han generado una
disrupción en el mundo, pero con la cuarta revolución industrial las tecnologías 4.0 están
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ligadas al conocimiento y a la innovación de los sistemas físicos, biológicos y digitales, lo
que puede generar la idea que cualquier país que posea ingenieros y científicos sería, en
principio, tan innovador como cualquier otro en esta revolución. Sin embargo, desde la
Teoría de W. Brian Arthur, la tecnología realmente avanzada, aquella que llamamos
tecnología de frontera, no se debe solo al conocimiento sino al conjunto de conocimientos,
el saber con quién trabajar para que las cosas funcionen, cómo solucionar las cosas que van
mal, qué ignorar, qué teorías considerar. Este tipo de conocimiento se deriva colectivamente
de una cultura de creencias compartida, una cultura tácita de experiencia común, una cultura
de cooperación (Arthur, 2011: P. 48). Por lo anterior, da como consecuencia que no cualquier
país que tenga ingenieros y científicos se pueda adaptar a esta revolución, sino serán aquellos
países que aprendan a cooperar y de esta acción se genere ese conocimiento de vanguardia
necesario para prevalecer en la cuarta revolución industrial. Lo anterior justifica, desde una
base teórica enfocada en la tecnología, el auge de esta nueva revolución y el por qué es
importante cooperar, porque es un proceso de supervivencia, dado como se menciona en el
anterior apartado, la cooperación es la arquitecta principal de cuatro mil millones de años de
evolución, el cual no solo involucra a las especies, sino también a las tecnologías y los
procesos sociales, y la cooperación digital, al igual que las tecnologías 4.0, está impactando
en el mundo y poco a poco los países deben adaptarse para no aumentar más las brechas de
desigualdad (Ibid., 2011: P. 07).
Por otra parte, se encuentra otra teoría alineada a lo anterior, pero fundamentada en el
sistema económico y es la Economía del conocimiento, que según Powell y Snellman (2004)
es:
“La producción y servicios basados en actividades intensivas en
conocimiento que contribuyen a un ritmo acelerado de avance técnico y
científico, así como a una rápida obsolescencia. El componente clave de
una economía del conocimiento es una mayor dependencia de las
capacidades intelectuales que de los insumos físicos o los recursos
naturales” (P. 199).
Esta economía impulsa la aparición de nuevas industrias, gracias a la generación de ideas
novedosas y nuevos productos, logrando una disminución en los sectores tradicionales y
fomentando el crecimiento de la productividad (Powell y Snellman, 2004: P.203-207). En la
era Digital lo anterior se puede evidenciar con la aparición de empresas como Airbnb,
Facebook, Uber, Alibaba, entre otros, los cuales innovan y generan nuevas ideas de negocio.
Cuando se hace referencia a una Economía del Conocimiento, es exactamente lo que indica,
lo que genera valor es el saber hacer o bien llamado “know how” que permite innovar y
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generar disrupción en los mercados, siendo un ejemplo Estados Unidos con su Silicon
Valley4.
La cooperación internacional que se impulsa en esta economía es la tecnológica para
fomentar un ecosistema de innovación, siendo el sector privado el protagonista para que las
pequeñas empresas de las economías emergentes puedan aprender y puedan fomentar sus
propios procesos de innovación entendiendo el contexto y necesidades del país (Dutta,
Escalona, Garanasvili & Saxena, 2018: P. 13). En la economía del conocimiento es
importante que la población a través de sus conocimientos maximice los recursos digitales y
tecnológicos, innove, genere negocios e impulse el crecimiento económico de los países,
logrando así una disminución de la desigualdad. Sin embargo, esto genera varios desafíos
como la desigualdad en el acceso y desarrollo de conocimiento, además de las políticas
públicas para incentivarlo, es ahí donde participa la cooperación enfocada en el desarrollo de
habilidades, transferencia de conocimientos y fomento de políticas para regular el uso de las
tecnologías digitales. En esta economía del conocimiento la cooperación cumple un rol
importante y es la creación de bases de difusión de los conocimientos productivos, el
fortalecimiento de la capacidad regional en ciencia, tecnología e innovación para el desarrollo
de la infraestructura en ciencia y tecnología (Gonzáles, 2014: P. 155), así como de
oportunidades para la colaboración y para la generación de nuevos conocimientos e
innovación (Dutta, Escalona, Garanasvili & Saxena, 2018: P. 08).
Y por último, se encuentra una de las teorías que está más alineada y es un antecedente
de la cooperación digital, el cual se analizará en el siguiente apartado, y es la Economía
Digital, el cual surge en 1995 gracias al libro "La Economía Digital: Promesa y peligro en la
Era de la Inteligencia en redes" del autor Don Tapscott. En un principio se fundamentaba
principalmente en los cambios que realizaría el internet en la economía, sin embargo, en la
Cumbre del G-20 de Hangzhou, realizada en el año 2016, se brindó una definición más
amplia de la Economía Digital:
“La economía digital se refiere a una amplia gama de actividades
económicas que incluyen el uso de la información y el conocimiento
digitalizados como el factor clave de la producción, las redes de
información modernas como un importante espacio de actividades y el uso
efectivo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC)
como un importante motor de Crecimiento de la productividad y
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Silicon Valley dispone de los recursos suficientes, tanto a nivel económico como de innovación para dar
cabida a una gran cantidad de proyectos, que en su momento acabaron desencadenando en lo que hoy como
conocemos
como
las
empresas
más
punteras
del
mundo.
Más
información:
https://www.isdi.education/es/isdigital-now/blog/actualidad-digital/silicon-valley-la-cuna-de-la-innovaciony-el-emprendimiento
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optimización económica estructural. Internet, cloud computing, big data,
Internet of Things (IoT), fintech y otras nuevas tecnologías digitales que
se utilizan para recopilar, almacenar, analizar y compartir información
digitalmente y transformar las interacciones sociales” (P. 01).
Esta definición es la evolución y la adaptación de los cambios actuales con las tecnologías
digitales, dado que todas las tecnologías mencionadas surgen del Internet, pero eso no estaba
contemplado en 1995, ni mucho menos, que la mayoría de estas tecnologías impactaran leyes
y seguridad internacional, además del riesgo de incrementar la desigualdad. Es por esta razón,
que desde la economía digital surge una cooperación para el desarrollo de habilidades en TIC
que, según la OCDE, va dirigida a todos los segmentos de la población y todos los niveles
de especialización, desde las habilidades básicas generales hasta la capacitación a nivel de
investigación en tecnologías emergentes (OECD, 2017: p.80). Por otra parte, esta
cooperación en la Economía Digital busca facilitar primordialmente la seguridad digital
internacional, a través de la colaboración, en particular, el intercambio de información sobre
incidentes de seguridad digital (Ibid., 2017: P.101). Por lo que la cooperación en este tipo de
economía se fundamenta en dos temas: 1) El desarrollo de habilidades en TIC para disminuir
la desigualdad y 2) prevenir riesgos internacionales por las tecnologías digitales.
Un ejemplo de cooperación dentro de la Economía Digital es la iniciativa “Portugal
INCoDE.2030” enfocada en generar habilidades digitales, a través de la cooperación entre el
gobierno, empresas y otras partes interesadas, para mejorar la inclusión digital y la
alfabetización, el acceso físico y cognitivo de toda la población a servicios digitales,
habilidades analíticas para una economía y sociedad basadas en datos, producción y difusión
de información (OECD, 2017: p.80).
Es importante entender que hay muchas más teorías, sin embargo, para el análisis de la
cooperación digital se escogen las anteriores que permiten entender cómo funciona esta
nueva cooperación en un mundo tecnológico, donde predomina el conocimiento y donde la
era digital está generando disrupción en los sistemas económicos, políticos y sociales del
mundo.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Dutta, S; Escalona, R; Garanasvili, A & Saxena, K. (2018). The global innovation index
2018: energizing the world with innovation. SC Johnson College of Business, Cornell
University.
Gonzáles, P. (2014). Innovación y economía del conocimiento. ¿qué hay que aprender para
México y cuál es el papel de las élites?. Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM). Vol. XII, n° 20, 2014, 133-158
G20 Report. (2016). G20 Digital Economy Development and Cooperation Initiative. China.
Jiménez, C. (2003). Las teorías de la cooperación internacional dentro de las relaciones
internacionales. Polis: Investigación y Análisis Sociopolítico y Psicosocial, vol. 2, núm. 3,
2003, pp. 115-147. Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa. Distrito
Federal, México
Keohane, R. (1993). Instituciones internacionales y el poder estatal, ensayo sobre teorías de
las relaciones internacionales. Colección de estudios internacionales, Santiago de Chile.
Lindhult, E & Midgley, G. (2017). What is Systemic Innovation?. Centre for Systems Studies,
Hull University Business School. ISBN-13: 978-1906422363
OECD. (2017). Digital Economy Outlook 2017. Paris, OECD Publishing.
Powell W. & Snellman, K. (2004). The knowledge economy. 1School of Education and
2Department of Sociology, Stanford University.
Schwab, K. (2016). La cuarta revolución industrial. The world Economic Forum.
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