doi: https://doi.org/10.21500/22563202.3301
Rev. Guillermo de Ockham
Revelación y religiones
Editorial Herder
Año: 2016
Autor: Xavier Morlans i Molina
Número de páginas: 364
Por: Carlos Alberto Rosas Jiménez1
Referencia formato APA: Rosas, C. (2018). Reseña del libro de Revelación y
religiones, de X. Morlans i Molina. Rev. Guillermo de Ockham, 16(2), 127-129.
doi: https://doi.org/10.21500/22563202.3301
Revelación y religiones es el título del libro editado por
Xavier Morlans i Molina, publicado en el 2016 por la
editorial Herder. De manera sencilla y sin recargar los
capítulos de información sobre las religiones tratadas,
los autores se abocan a la misión de buscar analogías y
diferencias de la idea de revelación en dichas tradiciones.
El orden que tiene el libro es cronológico, es decir, según
la aparición histórica de cada tradición religiosa.
El profesor Xavier Morlans i Molina, presbítero de la
arquidiócesis de Barcelona, es doctor en teología por la
Universidad Gregoriana de Roma. Como profesor de la
Facultad de Teología de Catalunya, coordinó el seminario
Teología y Religiones (2008-2014). En el 2001 fue nombrado consultor del Pontificio Consejo de promoción de
la Nueva Evangelización. Desde hace años se desempeña
en el campo de la nueva evangelización con sus trabajos
sobre el Kerigma o primer anuncio de Cristo como llave
para desvelar un proceso de conversión y su labor con el
método “volver a creer”, destinado a favorecer un reencuentro con la fe o un proceso de profundización de la
realidad cristiana para aquellos que por distintas causas,
se encontraban alejados de ella.
de la experiencia de revelación de la religión en cuestión,
comenzando con el confucianismo y el taoísmo, siguiendo
con el hinduismo, luego el budismo, el judeocristianismo,
el cristianismo y el islam, para terminar esta primera parte
con la tradición chií.
La segunda parte la compone una serie de reflexiones
sobre la experiencia de revelación desarrollada en cinco
capítulos. Comienza con unas reflexiones antropológicas
para luego profundizar en la fenomenología de las distintas
revelaciones con el título de Incandescencia de lo sagrado en
la experiencia de revelación. Posteriormente, se describen las
diversas experiencias de revelación y la ética, para luego adentrarse en la singularidad de Jesucristo. El último capítulo
queda dedicado a profundizar en el caraćter crístico del
Corán y la ascética del Jesús musulmán. A continuación
damos un breve esbozo del libro.
El profesor Morlans i Molina ha recogido los trabajos
de los siguientes autores: Antonio Prevosti, Javier Melloni,
Ramon Prats, Enric Cortes, Armand Puig, Francesc Torralba, Francesc-Xavier Marin i Torné, Mercè Viladrich,
Lluis Duch, Gaspar Mora y Jaume Flaquer, quienes con
el profesor Morlans incluido constituyen un equipo de
doce expertos en diversas tradiciones religiosas.
En el caso del confucianismo no se encuentra un
concepto de revelación en sentido propio. Sin embargo,
posee un libro clave llamado el Gran comentario en el
que se consigna la siguiente frase: “La escritura no llega a
todo lo que hay en la palabra; la palabra no llega a todo
lo que hay en el pensamiento” (p. 30), evidenciando con
ello que la revelación en general siempre se quedará corta
al ponerla por escrito. Esta cuestión de la imperfección
del lenguaje justifica la práctica ausencia de la noción
de palabra de Dios en las tradiciones chinas, incluido el
taoísmo. Precisamente, los textos taoístas “conciben la
palabra como un instrumento limitado e imperfecto para
el conocimiento superior” (p. 45).
El desarrollo del contenido se lleva a cabo en dos partes. La primera busca encontrar el grado de centralidad
En el hinduismo esta revelación no tiene solo un
carácter cognitivo, sino también integral. Tiene que ver
1.
Centro de Bioética Kheiron. Universidad de la Sabana, Bogotá, Colombia. E-mail: carlosalbertorosasj@gmail.com
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Revista Guillermo de Ockham. Vol. 16, No. 2. Julio - diciembre de 2018 - ISSN: 1794-192X - pp. 127-129Ø 127
Carlos Alberto Rosas Jiménez
con la salvación llamada por ellos liberación (p. 87). Por
su parte, en el budismo se da una preponderancia de la
tradición oral sobre la textual. Buda no apela a una inspiración divina para validar su enseñanza. No obstante, la
divinización posterior del Buda implicaba que su palabra
humana poseía a la vez naturaleza divina y era susceptible
de ser revelada por medios naturales y especiales.
A diferencia de las religiones precedentes, en el islamismo, el judaísmo y el cristianismo el Libro toma un
papel fundamental en la revelación. En el islamismo se
dan tres formas de revelación: suscitar una inspiración,
dirigirse de forma velada a un ser humano y enviar un
ángel a un profeta para transmitirle un mensaje. Esta
última modalidad corresponde a la revelación del Corán
y la verdad de la revelación solo llega a los profetas no por
mérito propio, sino como don de Dios (cfr. p. 196). La
teología islámica insiste en la dimensión global de una
revelación que proporciona las guías necesarias para llevar
una vida recta y presenta el Corán como la culminación
de la profecía. El verdadero mensaje de la revelación de
Dios debe ser buscado en el Corań, ya que es el único
texto sagrado que no ha sido manipulado (cfr. p. 204)
y Dios, que está fuera del alcance de las imágenes y los
conceptos, se hace accesible justamente de forma concreta
en el Corán (cfr. p. 207).
En el caso del judeocristianismo, se especifica que
“podemos hablar de revelación cuando sucede el hecho,
cuando se proclama oralmente y también al manifestarse
por escrito. En los tres momentos hay que hablar de
revelación” (p. 124). Jesús de Nazaret es el nombre. En el
Nuevo Testamento la misma salvación está personalizada
en la humanidad tangible de Jesús. Esta revelación es una
persona. No hay propiamente verdades salvíficas porque
no hay más verdad que Él. La verdad de la revelación es Él.
Los doce autores de los capítulos del libro reseñado
hacen un trabajo de alta calidad y aun cuando las explicaciones de todas las religiones son relevantes, las palabras
del editor dan a entender en qué religión se encuentran
muchos o quizá todos los elementos para hablar de una
revelación completa. Sus palabras son:
Creo que la actitud pluralista puede caer también en un
nuevo tipo de imperialismo epistemológico cuando no
reconoce la alteridad real del cristianismo en su convicción
–equivocada o no– de considerar a Jesucristo como salvador
único y singular de la humanidad. La actitud de reivindicar
la necesidad de relativizar las pretensiones del cristianismo
debe reconocer como teóricamente posible –o sea, pensable,
aunque no lo acepte como realmente existente– la actitud
religiosa que cree que el Dios único y trascendente ha querido
128 × Universidad de San Buenaventura, Cali - Colombia
decirse de manera humanamente adecuada y suficiente con
base en la singularidad de un momento histórico y de un
lugar geográfico (p. 328).
A nuestra manera de ver, el centro del libro lo constituye el capítulo que describimos a continuación:
Los profesores Puig y Torralba en su capítulo La Palabra
se hace carne insisten en el movimiento inherente a la revelación, pues “la revelación solo se hace efectiva si además
de un emisor que da a conocer su mensaje, que revela lo
que es gratuito, hay un receptor, capaz de darse cuenta y
de descifrar su sentido, aunque sea parcialmente” (p. 152).
Por ejemplo, en el caso del budismo no es necesario este
diálogo, pues “uno mismo es su propio pilar” (p.96). En el
cristianismo Dios se da a conocer al mundo que Él mismo
ha creado, pero solamente puede establecer un diálogo con
aquella parte que es consciente de ser, que tiene capacidad
para auscultar su voz, para percibir, espiritualmente, su
presencia. Pero incluso, la creación es ya un signo visible
del Dios invisible. En palabras de Puig y Torralba, “la
protopalabra de Dios en la historia” (p. 153).
Aquí los autores introducen un término que nos parece
novedoso: la contracción de Dios o zimzum de Dios, pues
si Dios es el Todo y la revelación exige la comunicación
con una realidad distinta de Dios, Dios ha tenido que
hacer espacio al vacío para hacer irrumpir en él al ser del
mundo, ya que si Dios es el Todo, entonces no hay alteridad, ni posible diálogo entre el emisor y el receptor. Esta
contracción, dicen ellos, “es la condición de necesidad,
no tan solo de la creación, sino de la propia revelación
y encarnación” (p. 154). En total contraposición con el
panteísmo, Dios no puede ser Todo, porque delo contrario
no habría necesidad de revelación.
Este argumento nos parece central en el planteamiento
del libro, pues muestra la novedad de cómo entiende a
Dios el cristianismo:
El Dios que se ‘contrae’ para hacer el vacío y dejar espacio al
otro, para que se pueda desplegar y crecer, para que pueda
llegar a ser lo que está llamado a ser, es una operación que
solo se entiende desde la lógica de un Dios que es amor. Esta
visión se sitúa en las antípodas del panteísmo. El mundo no
es Dios, aunque todo en él es expresión y símbolo de Dios,
pero Dios se ha contraído para que el mundo pueda ser y para
que el hombre pueda desarrollar libremente su vida. Dios
crea el mundo, pero no por necesidad, sino por constitución
propia. Sin embargo, si Dios es amor, es coherente el acto
de crear, porque el amor es creativo en sí mismo (p. 155).
La revelación exige también otra condición de posibilidad: la afirmación de que Dios es persona. La alianza se
Revelación y religiones
realiza entre dos seres comunicativos y capaces de escuchar.
Pero también el hombre puede hacerse el sordo, pues
tiene libertad de escuchar o no. No obstante, es claro que
debe haber un canal compartido, un sistema de signos o
de símbolos común porque si son distintos ni siquiera se
produce el reconocimiento de la existencia del otro. Debe
haber en el ser humano un a priori trascendental que haga
posible el reconocimiento de la revelación histórica de
Dios. En esa misma línea, los autores plantean que
necesidad. Dios no puede tener necesidades. “La revelación sucede por gratuidad, obedece a la lógica del don”
(p. 164). Y ese don, que tiene su punto de partida en la
manifestación muda de Dios en la creación, alcanza su
cúspide en su presencia encarnada en el mundo, en Jesús
de Nazaret. “La propia verdad se entrega en acto y en persona” (p. 165). Es más: “podemos entrar en relación con
Dios y ser salvados por Él (…) la carne se convierte en el
lugar de encuentro entre Dios y la humanidad” (p. 166).
la condición de la escucha de la Palabra de Dios es el silencio
interior del oyente, su disponibilidad o receptividad radical.
Sin esta condición, no existe posible revelación, pero esta no
es un proceso de autoconocimiento o el resultado de una
introspección en el propio ser, es el encuentro con un Dios
que irrumpe en la consciencia, que sacude profundamente
al ser del oyente de la Palabra (p. 161).
Con un trabajo de investigación de varios años como
lo es el resultado de este libro, no podríamos afirmar que
alguna religión haya sido menospreciada o minusvalorada.
Por el contrario, se complementan unas con otras. Sin
embargo, sin pensar que haya sido la intención del editor
resaltar una religión sobre las otras, sí hay un esfuerzo por
invitar a la aceptación de la posibilidad de que Jesucristo
es la plenitud de la revelación del único Dios verdadero,
con todo lo que implica que Dios se haya hecho hombre.
Dado que lo que hay detrás de la revelación es una
relación personal, la revelación no puede suceder por
Revista Guillermo de Ockham. Vol. 16, No. 2. Julio - diciembre de 2018 - ISSN: 1794-192X Ø 129