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Leccion 5 Victoria Sobre Pecado R.6

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“Porque el pecado no se

enseñoreará de
vosotros; pues no estáis
bajo la ley, sino bajo la
gracia” (Romanos 6:14)
INTRODUCCIÓN

El capítulo 6 de la carta a los Romanos


habla de lo que llamamos la
“santificación”, el proceso por el cual
vencemos el pecado y reflejamos el
carácter de Cristo.

El propósito de la lección es mostrar que


la promesa de victoria sobre el pecado
es una cuestión de decisión y vivir bajo
la gracia de Dios.
“Pero la ley se introdujo para que el pecado
abundase; mas cuando el pecado abundó,
sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20)

11
¿En qué sentido la gracia SOBREabunda
cuando el pecado abunda?

La gracia es suficiente para


perdonar todos los pecados.
La gracia resuelve los terribles
resultados del pecado.
La gracia, por medio de Jesús,
derrota a la muerte y nos da vida
eterna.
La gracia es capaz de
transformarnos.
¿En qué consiste la gracia de Dios?
“Porque de tal
manera amó
Dios al mundo,
que ha dado a
su Hijo
unigénito, para
que todo aquel
que en él cree,
no se pierda,
mas tenga vida
eterna”(Juan 3:16)
La gracia de Dios consiste en que, sin merecerlo, Él envió a su Hijo para pagar
por nuestros pecados, ofreciéndonos así la posibilidad de tener vida eterna.
¿Qué relación tiene
la gracia con el juicio?
“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo
para condenar al mundo, sino para que el
mundo sea salvo por él. El que en él cree,
no es condenado; pero el que no cree, ya
ha sido condenado, porque no ha creído
en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Y esta es la condenación: que la luz vino
al mundo, y los hombres amaron más las
tinieblas que la luz, porque sus obras
eran malas” (Juan 3:17-19)

La gracia y el juicio aparecen en estos textos y están radicalmente


entrelazados. El pecado, la oscuridad y el mal han producido la necesidad de
un Dios de justicia que juzgue y condene estas cosas. Al mismo tiempo, la
gracia de Dios ofrece una salida a quienes son culpables y van a Cristo por fe.
El que creyere en Jesús no es condenado. Es así de sencillo. La justicia de
Cristo cubre a esa persona, y ella está sin condenación, ahora y en el juicio.
La paga del pecado es la muerte (Romanos 6: 23). Todos
hemos pecado y todos merecemos la muerte. Si la
justicia fuese el único atributo divino, todos estaríamos
condenados a la muerte eterna.
Afortunadamente, Dios es un Dios de gracia. Dios, a
través del sacrificio de Jesús, ofrece su gracia para que
todo aquel que crea en Él (Juan 3:16) sea absuelto en el
juicio (1 Juan 2:1-2) y obtenga la salvación eterna.
22 Según Romanos, 6: 1-11, a través del bautismo el cristiano
muere al pecado ¿Cómo es esto?

“Porque somos sepultados juntamente con él para


muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo
resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así
también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:4)
33 ¿Puede seguir pecando el creyente que ha
muerto al pecado a través del bautismo?

Sí, pero ahora puede elegir o decidir que el pecado


no le gobierne.
El viejo hombre DESEA vivir para el pecado.
El nuevo hombre DESEA vivir para Dios, aunque a
veces peca.
No podemos vencer al pecado nosotros solos,
solamente por la fe y reclamando las promesas de
victoria podemos evitar que el pecado nos venza.
Recordemos que, a pesar de que pequemos, la
gracia de Dios sobreabunda.

“Por lo tanto, no permitáis que el


pecado reine en vuestro cuerpo mortal,
ni obedezcáis a vuestros malos deseos”
(Romanos 6:12; NVI)
“Así el pecado no tendrá dominio sobre
vosotros, porque ya no estáis bajo la ley
sino bajo la gracia” (Romanos 6:14; NVI)
44
¿Qué implica no estar bajo la ley sino
bajo la gracia?

Estar bajo la ley es usar la ley como un


camino de salvación.
“La ley revela el pecado (capítulo 3:20), y
debido a la pecaminosidad del hombre,
la ley agranda, por así decirlo, la
transgresión (capítulo 5:20). La ley no
puede perdonar los pecados ni
suministra poder alguno para vencerlos.
El pecador que procura salvarse bajo la
ley sólo encontrará condenación y estará
más fuertemente atado a su pecado”
“Así el pecado no tendrá dominio sobre
vosotros, porque ya no estáis bajo la ley
sino bajo la gracia” (Romanos 6:14; NVI)
44
¿Qué implica no estar bajo la ley sino
bajo la gracia?

Estar bajo la gracia es usar la gracia como un


camino de salvación.
“[El cristiano] Reconoce que es transgresor de la
ley divina, que por su propia fuerza es
completamente incapaz de cumplir con los
requerimientos de ella, que con justicia merece
estar bajo su condenación, pero por fe en Cristo
se entrega a la gracia y a la misericordia de Dios.
Entonces, por la gracia de Dios, es perdonado su
pasado pecaminoso y recibe poder divino para
caminar "en vida nueva"”
¿Qué quiere decir la expresión “no estar bajo la ley, sino
bajo la gracia” (Romanos, 6: 14)?
“¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley,
sino bajo la gracia? En ninguna manera” (Romanos 6:15)
Pablo usa la expresión “bajo la ley” como sinónimo de haber
pecado y estar bajo la maldición de la ley (Gálatas 3:10, 13)
Por otra parte, estar “bajo la gracia” significa haber aceptado
el perdón de nuestros pecados por la sangre de Jesucristo.
¿Haber recibido el perdón de nuestros pecados nos exime de
guardar la ley, y nos da permiso para volver a pecar? “En
ninguna manera”.
Romanos 6:20 NVI.
Cuando erais esclavos del pecado  estabais libres del dominio de la justicia
Romanos 6:18 NVI.
Habiendo sido liberados del pecado  sois esclavos de la justicia

La Ley y la gracia no son opuestas.


La Ley nos dice de quién somos
esclavos.
La gracia nos libera de la esclavitud
del pecado.
55 Si ya no estamos bajo la ley ¿por qué tenemos que seguir
guardándola? (Romanos 6:15)

“La suposición de que estar bajo la gracia significa que el creyente está ahora
en libertad para desobedecer la ley moral de Dios con impunidad, es
tergiversar completamente todo el propósito de Dios en el plan de salvación.
En primer lugar, Dios en su amor ofreció su gracia al pecador porque éste
violó la ley divina. El hombre es liberado del dominio del pecado por la gracia
de Dios. Por lo tanto, ¿cómo puede alguien concebir que es justo o razonable
colocarse deliberadamente de nuevo bajo la antigua servidumbre?
Desobedecer la ley de Dios es convertirse nuevamente en siervo del pecado,
pues la desobediencia a la ley divina es pecado (1ª de Juan 3: 4), y cualquiera
que persevera en el pecado es siervo del pecado (Juan 8: 34). Continuar
cometiendo pecados después de haber aceptado la gracia de Dios que
perdona y transforma, es negar el propósito básico de esa gracia. Cualquiera
que se niega a permitir que la gracia de Dios lo lleve a una obediencia cada
vez más perfecta a la ley divina, está rechazando esa misma gracia y, por lo
tanto, desprecia la liberación y la salvación”
“El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno:
Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le
dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás.
No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás
a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 19:17-19)
¿Qué mandamientos debía guardar el joven rico?
Toda la ley, tanto los 10
mandamientos como
otras partes de la Toráh
(Lev. 19:18)
Jesús espera que
aquellos que compartan
con Él la vida eterna
guarden la ley de Dios en
esta vida.
¿Acaso no querremos
hacer la voluntad de Dios
en la Tierra Nueva?
“De estos dos mandamientos depende toda la ley
y los profetas” (Mateo 22:40)
¿Cuáles son estos dos mandamientos y qué relación tienen
con la ley y los profetas (Mateo 22:35-40)?

Si con su muerte Jesús hubiese


anulado la ley, también estos dos
mandamientos (incluidos en la
ley) habrían sido anulados.
Por el contrario, Él nos enseñó a
cumplir TODA la ley de Dios.
“Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en
mi amor; así como yo he guardado los mandamientos
de mi Padre, y permanezco en su amor” (Juan 15:10)

¿De qué manera guardó Jesús


los mandamientos de Dios?

 Honró a sus padres (Luc. 2:51)


 Se negó a Adorar a Satanás (Luc. 4:8)
 Nunca pecó (Heb. 4:15)
 Fue obediente toda su vida (Fil. 2:5-11)

“y estando en la condición de hombre,


se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte
de cruz” (Filipenses 2:8)
Si queremos permanecer en el amor de Jesús,
debemos obedecerle como Él obedeció a su
Padre y permaneció en su amor.
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros;
como yo os he amado, que también os améis unos a otros”
(Juan 13:34)

Jesús ya había enseñado muchas


veces, basándose en enseñanzas del
Antiguo Testamento, que debemos
amar a amigos y a enemigos.
¿En qué aspecto, pues, el amarse
unos a otros era un mandamiento
NUEVO?
El matiz que lo hace nuevo es éste:
Debemos amarnos como Jesús
nos amó.

“Nosotros le amamos a él, porque él nos


amó primero… Y nosotros tenemos este
mandamiento de él: El que ama a Dios,
ame también a su hermano.” (1ª de Juan 4:19, 21)
“a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no
estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo),
para ganar a los que están sin ley” (1ª de Corintios 9:21)

En su intento por salvar a todos, Pablo


entablaba relación con los gentiles sin
usar, inicialmente, la ley de Dios, sino
buscando temas afines a través de los
cuales pudiera enseñarles el amor de Dios.
En su carta a los Corintios, él quiso dejar
claro que –aunque no iba con la Ley por
delante cuando predicaba a los gentiles-
respetaba y obedecía la ley de Dios.
Esta obediencia, según Pablo, estaba
basada en la obediencia a la ley de Cristo
(Juan 13:34)

“Al hablar a los gentiles, Pablo ensalzaba a Cristo, presentándoles luego


las imposiciones vigentes de la ley. Demostraba cómo la luz reflejada por
la cruz del Calvario daba significado y gloria a toda la dispensación
judaica”
“Sobrellevad los unos las cargas de los otros,
y cumplid así la ley de Cristo” (Gálatas 6:2)

La ley de Cristo es impulsada por la


misericordia.
Si no hubiera sido por su muerte
expiatoria, no habría razón para
guardar la Ley de Dios. Sin embargo,
porque Cristo hizo posible la vida
eterna, hay un incentivo para ser fiel
y reanudar la observancia de la Ley
de Dios después de momentos
de debilidad.
Los cristianos deberían usar la Ley de Cristo como un
vehículo para transportar al pecador arrepentido de
regreso al ámbito de la Ley de amor de Dios.
“Porque el Padre a nadie juzga, sino
que todo el juicio dio al Hijo” (Juan 5:22)
Ser juzgados por Aquel que ha pasado
por las mismas experiencias que
nosotros, y cuya ley es el amor, es
reconfortante.
Cumplir la Ley no se limita a obedecerla
a fin de ganar el favor de Dios, sino que
nos llama a compartir el amor de Dios
con aquellos que lo necesitan.
Como norma del Juicio, la Ley mide el
nivel de amor que la persona ha
compartido con Dios y la humanidad.
Cuando Cristo presida el Juicio Final,
usará la Ley de amor de Dios, que es
invariable, como la norma según la cual
pronunciará las sentencias (Sant. 2:12)
paidagogós

“De manera que la ley ha sido


nuestro ayo, para llevarnos a
Cristo, a fin de que fuésemos
justificados por la fe” (Gálatas, 3: 24)
La palabra traducida como ayo
(paidagogós), definía a un esclavo
que tenía autoridad sobre los hijos
del amo. No era un maestro
(didáskalos) sino una persona que se
ocupaba del niño desde los 6 años
hasta su edad adulta.
Sus funciones eran varias: por un
lado, debía proteger, cuidar,
enseñar virtudes morales y
preocuparse por todas las
necesidades de sus pupilos; por otro
lado, debía corregirlos y castigarlos
cuando fuese necesario.
“Se me pregunta acerca de la ley
en Gálatas. ¿Cuál ley es el ayo
para llevarnos a Cristo? Ambas,
la ceremonial y el código moral
de los Diez Mandamientos”

Al igual que el ayo de la


antigüedad, la ley tiene una
doble función: señalar al
pecado y proveer instrucción; y
reprendernos y condenarnos
como pecadores.
De esta forma, el código moral
nos señala el pecado, nos
reprende y nos condena. Por su
parte, la ley ceremonial nos
provee la instrucción necesaria,
conduciéndonos al
arrepentimiento ante Dios y la
fe en nuestro Señor Jesucristo
para obtener perdón y paz.
66 ¿Eres esclavo del pecado o de la obediencia? (Romanos 6:16)

Esclavo del pecado Esclavo de la obediencia

Muerte Justicia

77 ¿Cómo llegamos a ser esclavos de la obediencia


[“siervos de la justicia” (Romanos 6:18)]?
“Pero gracias a Dios que, aunque antes erais esclavos del pecado, ya
os habéis sometido de corazón a la enseñanza que os fue transmitida”
(Romanos 6:17; NVI)

La doctrina o enseñanza correcta nos ayuda a llegar a ser “siervos de la justicia”


88 ¿Qué obtenemos al ser liberados de la esclavitud del pecado?
(Romanos 6:19-23)

1. Somos hechos siervos


de Dios.
2. Nuestro fruto es la
santificación.
3. Tenemos vida eterna
en Cristo Jesús, Señor
nuestro.
“Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios,
tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna” (Romanos 6:22)
¿Quieres ser siervo del pecado o siervo de la justicia?

“Entregad también ahora


vuestro cuerpo al servicio de la
Sigue el consejo de Pablo:
justicia, con el fin de llevar una
vida santa” (Romanos 6:19; DHH)
“En la transgresión de la ley, no hay seguridad ni reposo ni
justificación. El hombre no puede esperar permanecer
inocente delante de Dios y en paz con él mediante los
méritos de Cristo, mientras continúe en pecado. Debe cesar
de transgredir y llegar a ser leal y fiel. Cuando el pecador
examina el gran espejo moral, ve sus defectos de carácter.
Se ve a sí mismo tal como es, manchado, contaminado y
condenado. Pero sabe que la ley no puede, en ninguna
forma, quitar la culpa ni perdonar al transgresor. Debe ir
más allá. La ley no es sino el ayo para llevarlo a Cristo. Debe
contemplar a su Salvador que lleva los pecados. Y cuando
Cristo se le revela en la cruz del Calvario, muriendo bajo el
peso de los pecados de todo el mundo, el Espíritu Santo le
muestra la actitud de Dios hacia todos los que se
arrepienten de sus transgresiones. “Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna”.
Juan 3:16”
CONCLUSIONES

• Victoria sobre el pecado es decidir


a quién servir.
• Vivir bajo la gracia es vivir una
vida victoriosa de gratitud y
obediencia

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