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Guion Via Crucis Juvenil Parroquia 2024.

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Viacrucis Viviente Asunción 2023

Vamos a representar la Pasión de Jesucristo, tomada de las


santas escrituras, Les pedimos mucha atención, silencio y
reflexión.

 Jesús se dirige a hablar con los Apóstoles


-Cuando llegó la hora, se puso Jesús a la mesa con los
Apóstoles, y les dijo:
Jesús: Cuánto he deseado cenar con ustedes en esta Pascua,
antes de mi Pasión, porque les digo que nunca más comeré
hasta que tenga su cumplimiento en el Reino.
Primera Escena:
-Mientras cenaban, dijo:
Jesús: Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.
-Y profundamente conmocionado, añadió con toda claridad:
Jesús: Es uno de los 12 que está mojando en la misma
fuente que yo. Es cierto que el Hijo del Hombre tiene que
seguir su camino como dicen las escrituras, pero ¡Ay de ese
hombre! Más le valiera nunca haber nacido.
-Los discípulos se miraban desconcertados sin saber por quién
lo decía y empezaron a preguntarse unos a otros ¿Quién
podría ser el que iba a hacer aquello? Entonces, habló Judas,
el que lo estaba traicionando. Preguntó a Jesús
Judas: ¿No seré yo, Maestro?
-Jesús le contestó
Jesús: Sí. Tú lo has dicho. Lo que vas a hacer, hazlo en
seguida.
-Ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía.
Judas salió inmediatamente. Era de noche.
Durante la cena, Jesús tomó un pan, pronunció la acción de
gracias, lo partió y se los dio a sus discípulos diciendo
Jesús: Tomen y coman, este es mi cuerpo.
-Igual lo hizo con el cáliz después de cenar. Tomando una
copa, pronunció la acción de gracias, se las pasó y les dijo
Jesús: Ésta es mi sangre. La sangre de la alianza que se
derramará por todos.
Jesús: Les digo, cada vez que beban de esa misma copa,
háganlo en memoria mía.
Les doy un nuevo mandamiento, que se amen unos a otros,
igual que yo los he amado. Ámense también entre ustedes.
En esto conocerán que son discípulos míos. Que se amen
unos a otros.
Segunda Escena:
-Luego de la Cena, salió Jesús con sus discípulos, pasaron al
Torrente de Cedrón y se dirigieron al monte de los Olivos, y
llegaron al Getsemaní y dijo a sus discípulos
Jesús: Siéntense aquí mientras yo voy a orar.
-Él se alejó de ellos y cayó a tierra pidiendo que si era
posible, se alejase de él aquella hora y decía
Jesús: Abba, Padre, todo es muy firme para ti. Aparta de mí
este trago amargo, pero que no se haga lo que yo quiero,
sino, lo que quieres tú.
Demonio: ¿Tú crees que todo el peso del pecado puede
llevarlo un solo hombre, un mísero hombre? Pues lo dudo
¿por qué sigues haciendo esto? Sabiendo que no va a servir
para nada. Ninguno de ellos confía en ti, nadie lo hace
¡RINDETE!
-Al entrarle la angustia, se puso a orar con más insistencia. Le
caía hasta el suelo un sudor que parecía goterones de sangre.
Luego, levantándose en la oración, fue donde estaban los
discípulos. Los encontró dormidos, vencidos por la tristeza.
Les dijo
Jesús: ¿Cómo es que duermen? Levántense y oren para que
puedan resistir la prueba.
-Se apartó de nuevo, y oró repitiendo las mismas palabras.
Demonio: ¡Viste! No pueden permanecer despiertos los que
dicen ser tus discípulos, tus propios amigos. Ellos aún no
saben quién eres, no saben que eres un cobarde ¿Acaso tú si
sabes quién eres? ¿Realmente eres el Hijo de Dios? Si fuera
así, nadie se quedaría dormido en tu presencia. Nunca vas a
poder con tanto, tú eres solo uno, y ellos son muchos más de
lo que crees. Jamás vas a poder ¡RINDETE COBARDE!
Al volver, nuevamente a los discípulos, los encontró otra vez
dormidos, porque se estaban muriendo de sueño y no sabía
que contestarles.
Volvió por tercera vez y les dijo:
Jesús: ¿Así que durmiendo y descansado? ¡Basta ya! Ha
llegado la hora, miren
*inserte música de suspenso*
-Jesús estaba hablando cuando se le acercó Judas, uno de los
12. Acompañado de una turba con espadas y lanzas. El
traidor, les había dado esta contraseña
Judas: Aquel a quien yo bese, ese es. Captúrenlo y llévenlo
con cuidado.
-En cuanto llegó, se le acercó a Jesús y le dijo
Judas: Rabbí, Maestro.
-Jesús le dijo
Jesús: Judas, ¿Con un besó entregas al Hijo del Hombre?
*inserte música de tensión*
-En seguida acudieron los otros, y echando mano a Jesús, lo
apresaron.
*inserte canción de tristeza*
-Pedro lo iba siguiendo de lejos.
-Entre Pedro, y un soldado el cual estaba maltratando a
Jesús, ocurre un fuerte altercado. Pedro toma la espada de
éste, y sin dudar, corta la oreja al soldado.

-Jesús, indignado por lo sucedido, se suelta y exclama:


Jesús: ¡PEDRO NO! ¿QUÉ HAS HECHO? Suelta esa espada,
recuerda que quién usa la espada, muere por la espada.
-Jesús antes de ser tomado de nuevo por los soldados, le cura
la oreja al soldado herido.
-Pedro, impactado por lo que hizo, huye de la escena.
Tercera Escena:
-Pedro, huyendo todo despavorido, llega a un pequeño patio,
en donde unas mujeres estaban buscando calor.
-Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor
y Pedro se sentó con ellas. Una criada, al verlo sentado a la
luz, lo observó fijamente y le dijo
Criada: También éste estaba con él.
-Pero él lo negó.
Pedro: No lo conozco, mujer.
-Poco después, lo vio otra y le dijo
Criada2: ¡Tú también eres uno de ellos!
-Pedro, volvió a negarlo. Esta vez con juramento.
Pedro: ¡No conozco a ese hombre! ¡Lo juro!
-Pasada alrededor de una hora, otra le insistía
Criada3: Seguro que éste estaba con él. Éste es galileo, se le
nota en el acento.
-Entonces, Pedro se puso a echar maldiciones y a jurar
Pedro: ¡No conozco a ese hombre! ¡Lo juro, lo juro!
*inserte sonido de un gallo*

- Todavía estaba él hablando cuando cantó un gallo. En aquel


momento, el Señor se volvió hacia Pedro, y Pedro recordó que
el Señor le había dicho “Hoy mismo, antes de que cante el
gallo, me habrás negado 3 veces”. Y alejándose, lloró
amargamente.

Cuarta Escena:
- Los sumos sacerdotes y el concejo en pleno buscaron un
falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte, pero
no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que
comparecían. Finalmente, aparecieron dos que dijeron
Testigo 1: Este ha afirmado que puede derribar el Santuario
de Dios y que puede reconstruirlo en tres días.
-Pero ni aun así, coincidían sus testimonios. El sumo
sacerdote le preguntó
Sacerdote: ¿No tienes nada que responder? ¿Qué significan
estos cargos en contra tuya?
-Jesús siguió callado
-Entonces, el sumo sacerdote volvió a interrogarle diciendo
Sacerdote: Te ordeno por el Dios mismo a que nos digas si
tú eres el Mesías, hijo de Dios
-Jesús le respondió
Jesús: Tú lo has dicho, pero además les digo esto, desde
ahora van a ver al Hijo del Hombre compartiendo el poder con
el Todopoderoso, y viniendo sobre las nubes del cielo.
-El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, exclamando
Sacerdote: ¡Ha blasfemado! ¡No hacen falta testigos, acaban
de oír la blasfemia! ¿Qué me piden?
Pueblo enfurecido: ¡QUE MUERA, QUE MUERA!
Quinta Escena:

-Al amanecer, llevaron a Jesús de la casa de Caifás, al palacio


del Gobernador. Jesús compareció ante Pilato y empezaron la
acusación diciendo
Sacerdote: Hemos comprobado que este anda amotinando a
nuestra nación, oponiéndose a que se pague el tributo al
César, diciendo que el es Mesías, el Rey.
-Pilato le preguntó
Pilato: ¿Tú eres el Rey de los Judíos?
-Jesús le contestó
Jesús: Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, mis
seguidores habrían luchado para impedir que cayera en
manos de los judíos, pero no, mi reino no es de este mundo.
-Pilato insistió
Pilato: ¿Pero entonces, tú eres Rey?
-Jesús le contestó
Jesús: Tú lo has dicho. Yo soy el Rey, mi misión consiste en
dar testimonio de la verdad, para eso nací yo y vine al
mundo.
-Pilato contestó
Pilato: La verdad… ¿Qué es la verdad?
-Y dicho esto, dijo a los judíos
Pilato: Yo no encuentro ningún cargo contra él.
-Ahora bien, en la fiesta de Pascua, el gobernador romano
solía conceder la libertad a un preso, el que la gente escogía.
Había en aquel entonces, un preso muy famoso llamado
Barrabás, el cual estaba en la cárcel a causa de cierta
revuelta acaecida y un homicidio.
-La gente empezó a concentrarse a reclamar el indulto de
costumbre. Pilato preguntó
Pilato: ¿A quién quieren que les suelte? ¿A Barrabás o a
Jesús? Al quién llaman el Mesías.
-Pilato hizo esta pregunta porque él sabía que se lo habían
entregado por envidia. Los sumos sacerdotes y los ancianos
del pueblo convencieron a la gente de que pidieran a Barrabás
y que muriese Jesús
-Pilato volvió a preguntar
Pilato: ¿A quién quieren que les suelte? ¿A Barrabás o a
Jesús?
-Contestaron ellos
Pueblo enfurecido: ¡A BARRABÁS, A BARRABÁS!
-Pilato les respondió
Pilato: ¿Y qué hago con Jesús? A quien algunos le llaman el
Mesías
-Contestaron todos
Pueblo enfurecido: ¡QUE LO CRUCIFIQUEN!
-Pilato respondió
Pilato: Pero ¿Qué ha hecho de malo?
-Ellos gritaban más y más.
Pueblo enfurecido: ¡QUE LO CRICIFIQUEN, QUE LO
CRICIFIQUEN!
-Entonces, soltó a Barrabás. Pilato mandó a azotar a Jesús.

Sexta Escena:
-Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y
después de reunir a toda la tropa a su alrededor, le quitaron
sus ropas y le echaron encima a manto morado.
-Después, trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en
la cabeza y en la mano derecha una caña, luego doblaban la
rodilla ante él y le hacían burlas adorándolo.
Soldado: ¡Salve al Rey de los Judíos!
-Otros le escupían, otros le agarraban la caña y lo golpeaban
en la cabeza.
Sacerdote: ¡Si sueltas a ese, no eres amigo del César! ¡Todo
el que pretende ser Rey, se declara contra el César!
-Cuando Pilato oyó estas palabras, mandó a sacar a afuera a
Jesús y se sentó en el Tribunal, en el lugar conocido con el
nombre del Juzgado. Entonces, nuevamente se dirigió a los
judíos.
-Aquí tienen a su Rey.
-Los judíos gritaban
Judíos: ¡FUERA, FUERA! ¡QUE MUERA, QUE MUERA!
-Viendo Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se
estaba formando un bulto, pidió agua y se lavó las manos.
Cara a la gente, dice
Pilato: Soy inocente de esta sangre, haya ustedes.
-El pueblo entero contestó
Pueblo enfurecido: ¡NOSOTROS Y NUESTROS HIJOS
RESPONDEMOS POR SU SANGRE!
- Entonces, así se lo entregó para que le crucificaran y se
hicieran cargo de Jesús.

Séptima Escena:
- Él, llevando personalmente su Cruz, salió para un lugar
llamado “La Calavera”, en hebreo, Gólgota.
- Detrás, iba también mucha gente del pueblo.
- Jesús es golpeado y burlado sin parar. Se lo coloca una
corona hecha de espinas, le dan una capa y le dan un cayado
con las mayores humillaciones.
- Jesús hace su recorrido, con la gran y pesada cruz a
cuestas. De repente, cae por primera vez. Los soldados no
pierden la oportunidad, le gritan y lo golpean para que
recobre la conciencia y siga el camino. Jesús, débil, logra
ponerse de pie y continúa.
- En el camino, María se interpone entre los soldados y Jesús,
rompe en llanto al ver a su hijo todo magullado y desfigurado.
Jesús no hace más con consolarla y llorar junto a ella. Los
soldados enfurecidos, la apartan y la tumban.
- Jesús pierde las fuerzas cada vez más, sus piernas tiemblan
y parece irse. Los soldados notan esto, y buscando entre la
multitud a alguien que lo ayude, ven a un Cirineo. Con golpes
y amenazas por parte de los soldados, se une con Jesús en el
camino. Él también cae, y los soldados lo apartan, viendo que
su propuesta fue en vano.
- Una mujer conocida como la Verónica, corre sin pensarlo a
dónde Jesús. Ve su cara ensangrentada y con sudor.
Llorando, esta le ofrece limpiar su rostro. Jesús accede, y
después de ser advertida por los soldados, se retira del lugar.
Al abrir el paño con el cual limpió a Jesús, Verónica
sorprendida y con lágrimas en los ojos, observa que el rostro
de Jesús quedó impregnado completamente en el paño.
- Estando cada vez más cerca del punto de la crucifixión,
Jesús cae por segunda vez, las fueras que le quedan son
mínimas. Es azotado nuevamente por los solados, los gritos
no paran, y colapsando ante la presión, logra ponerse de pie.
- En pleno recorrido, unas mujeres de Jerusalén corren
despavoridas evitando a los guardias. Llorando con mucho
dolor, se acercan a Jesús. Jesús, ya con nada de fuerzas, las
consuela y bendice. Los soldados apartan con golpes y jalones
a las mujeres.
- Jesús se encuentra débil y moribundo, ya no puede más y
colapsa por última vez junto a la cruz. Ya el punto de
crucifixión está cerca, los soldados nuevamente le gritan y
golpean. Jesús ya no puede más, pero con sus últimas y
pocas fuerzas, logra trasladar la Cruz hasta el lugar.
Octava Escena:

- Se acerca el momento de la Crucifixión de Jesús, en donde


él entrega su vida por todos los pecados del mundo.
- Jesús es azotado sin piedad, los soldados no hace más que
reír y reír. Sus vestiduras son repartidas a modo de juego,
dejándolo completamente desnudo.
- Finalmente, es crucificado en la cruz. Clavos en sus manos y
ambos pies, junto a la corona de espinas enterrada en su
cráneo.
- Junto a él, son también crucificados dos malhechores, uno a
la izquierda y otro a la derecha.
Jesús: ¡PADRE! ¡Perdónalos, por qué no saben lo que hacen!
Demonio: ¿QUIÉN ES TU PADRE? ¿QUIÉN ERES TÚ?
Jesús: ¡DIOS MÍO! ¡DIOS MÍO! ¡¿POR QUÉ ME HAS
ABANDONADO?!
Soldado: ¿Por qué llamas a Dios, imbécil? ¡Sabes que no va a
venir a salvarte!
Demonio: ¡TE ESTÁS SACRIFICANDO POR QUIENES NO LO
MERECEN! ¡TU PADRE NO QUERRÍA ESO DE TI!
Jesús: Tengo sed, tengo sed… ¡DIOS MÍO TENGO SED!
Malhechor Malo: ¡No eres el que dice ser el Mesías! ¡Sálvate
a ti y sálvanos a nosotros por igual!
Malhechor Bueno: ¡CÁLLATE! ¿ACASO NO LE TEMES A
DIOS? TÚ QUE ESTÁS EN EL MISMO SUFRIMIENTO. Nosotros
debemos pagar por nuestros crímenes, pero él, él no ha
hecho nada malo. ¡JESÚS! ¡POR FAVOR ACUERDATE DE MI
CUANDO ESTÉS EN EL REINO!
Jesús: Hermano mío, te aseguro que hoy mismo, estarás
conmigo en el Paraíso.
María, en llanto, se acerca junto a Juan, el discípulo querido,
a los pies de la cruz.
Jesús: ¡MADRE MÍA! Ahí tienes a tu hijo.
Y a Juan le dijo
Jesús: ¡HIJO MÍO! Aquí tienes a tu madre.
Demonio: ¡¿ESTÁS DEJANDO A TU MADRE CON UN
INDEFENSO NIÑO?! ¡BAJA DE LA CRUZ DESGRACIADO Y
CUIDALA A ELLA POR TI MISMO!
Jesús, con su último aliento de vida, dice
Jesús: Ya todo se ha cumplido ¡PADRE! ¡PADRE! En tus
manos encomiendo mi espíritu…
- Jesús ha muerto. Ha entregado su vida, su sufrimiento
y su pasión, por cada uno de nosotros.
- Decimos: Te adoramos Cristo y te bendecimos
,R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
(Hacemos un instante de Silencio)
- A los malhechores se les quiebran las piernas con un mazo,
para que sufran y luego, mueran.
- Un soldado atraviesa con una lanza, el costado de Jesús
estando ya muerto. Todo queda en silencio, y el soldado
comienza a llorar cuando al sacar la lanza, sale sangre y agua
al mismo tiempo.
- La tierra comienza a temblar cual terremoto fuera, y los
truenos junto a la lluvia, aparecen de la nada.
- El soldado, con la voz quebradiza, dice
Soldado: ¡En verdad hemos asesinado a un santo! ¡HEMOS
ASESINADO AL HIJO DE DIOS!
-Al para el temblor y la tormenta, todos los reunidos, pueblo
en contra, pueblo bueno, discípulos y soldados, se arrodillan
ante el cuerpo crucificado de Jesús.
-Después de un tiempo, Jesús es bajado por los soldados y
entregado a María y Juan. María cubre su cuerpo desnudo y lo
prepara para ser llevado al sepulcro.
(Canto y reflexión…!)

Novena Escena:

-Al tercer día de la muerte de Jesús, fue María Magdalena al


sepulcro. Vio quitada la gran piedra que funcionaba como
puerta y de inmediato echó a correr, para avisarles a Pedro y
a Juan de lo sucedido. Llegó a donde ellos estaban y les dijo
Magdalena: ¡Se han llevado al Señor del Sepulcro! ¡No sé
dónde lo han puesto!
-Desconcertados por la noticia, Pedro y Juan le piden a María
que se tranquilice y revise nuevamente el sepulcro.
María, en llanto y angustiada, va al sepulcro de nuevo. Se
adentró un poco al interior de éste, y vio a dos Ángeles
vestidos de blanco, uno sentado en donde estaba la cabeza de
Jesús y otro en donde estaban sus pies.
-Los Ángeles preguntaron
Ángeles: Mujer ¿Por qué lloras?
-Magdalena en llanto responde
Magdalena: ¡Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han
puesto!
-De repente, Jesús resucitado, se le acerca por detrás a
Magdalena, sorprendiéndola.
Jesús: Mujer ¿Por qué lloras tan desconsolada? ¿A quién está
buscando?
-Magdalena todavía de espaldas, confunde la voz de Cristo
con el señor encargado de cuidar los sepulcros.
Magdalena: Señor, por favor, si usted se ha llevado a Jesús,
dígame dónde lo ha puesto y yo misma lo recogeré.
-Jesús le dice
Jesús: ¡MARÍA! ¡MÍRAME!
Magdalena: ¡Maestro!
Magdalena, emocionada y en llanto, quiere tocar a Jesús.
Jesús: ¡No! No me toques, aún no he subido a donde mi
Padre; pero vete a donde mis hermanos, tus hermanos y
diles: subo a mi Padre y a vuestro Padre y a vuestro Dios.
Magdalena sale corriendo y alegre gritando:
¡CRISTO HA RESUCITADO!
¡CRISTO HA RESUCITADO!
¡CRISTO HA RESUCITADO!...

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