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Por otra parte, enfocando el origen del término que se rastrea desde el punto de
vista epistemológico, la palabra castellana historia proviene directamente de la
correspondiente palabra griega que significa narrar , describir , explicar (esos
significados, no obstante que se pueden entender en ciertos ámbitos como sinónimos
de historia, marcan también una problemática dentro de la filosofía de la historia,
puesto que narrar, describir o explicar, pueden constituir más bien partes del proceso
del conocimiento histórico por el cual atraviesa el historiador como sujeto cognoscente
de la historia). Por eso, historia es un concepto cuya comprensión ofrece algunas
dificultades tanto en la definición como en la explicación que le han dado diferentes
autores.9 Se ha empleado el término historia en el sentido amplio de estudio de los
cambios sucesivos que se han producido en cualquier ámbito de fenómenos, y no
solamente en el de las cuestiones humanas; así lo que llamamos historia es
externamente lo que, en el espacio y el tiempo, acontece en su determinado lugar.
La historia, así entendida, trata de todo tipo de asuntos, humanos o no humanos, y no
tiene porqué ser pasajera, vale decir, tiene rasgos de eternidad. Hablamos, pues, de
la historia de la Naturaleza y de la historia del Hombre; a las dos es común un
proceso continuo e irreversible en el tiempo, ya que son distintas en su esencia y en
su sentido. En la historia de la Naturaleza, ésta no es consciente de sí misma, es
apenas un acontecer que no sabe de sí, sólo sabe de ella el hombre. Los procesos y
cambios evolutivos más importantes son tan impredecibles como los procesos
históricos o los cambios históricos más señalados.
Es decir, que historia es un concepto que se entiende sólo a partir del hombre o de
asuntos relacionados con él, porque con respecto a las medidas humanas, la historia
de la naturaleza tiene un curso muy lento, en tanto que para la historia humana la
Revista Latinoamericana de Estudios Educativos. Volumen 1, Julio - Diciembre 2005, págs. 54-82
La historia como ciencia
Herodoto advierte que “la historia exhibe al hombre como un agente racional, es
decir, que su función es en parte descubrir lo que el hombre ha hecho y en parte
porqué lo ha hecho”.17 Herodoto, en efecto, no reduce su atención a los simples
acontecimientos; los considera humanísticamente en cuanto actos de seres humanos
que tuvieron sus motivos para obrar del modo que obraron; motivos que no son
ajenos al interés del historiador.
La afirmación de Moulines indica que se han tenido rastros de la actividad del hombre
en el tiempo anterior a los historiadores, esos rastros son apenas testigos de las
actuaciones de los seres humanos en el pasado remoto, pero cuando hablamos de
Luis Fernando Sánchez
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La historia como ciencia
Hoy la ciencia, al haberse asegurado una influencia incuestionable sobre las ramas
del saber y sobre el ambiente espiritual de nuestro tiempo, no pretende ser ella la
que diga una nueva y definitiva palabra sobre el hombre y la sociedad; ha venido a
comprender que aún quedan campos libres para otras formas de saber. No trata la
ciencia de darnos por sí misma, explotando su prestigio intelectual, un saber del
hombre, sino abrir ante nosotros una profunda perspectiva por donde pueda avanzar
un específico conocimiento de las cosas humanas. Ahora la filosofía y la ciencia admiten
que su manifestación o fenómeno es algo imperfecto, parcial y aproximado. La crisis
de las ciencias positivas ha producido un doble acercamiento a las ciencias del espíritu;
62 primero, porque ha dejado el campo libre para otros saberes igualmente válidos,
pero diferentes; y segundo, porque ha renunciado a la pretensiones de absolutez y
objetividad y han puesto de relieve que toda ciencia, por muy adelantada que esté, es
una simple y progresiva aproximación a la realidad. En la complejidad del término
ciencia que aún no acaba de precisarse, aparece el concepto historia como integrante
del conocimiento científico. La historia se mezcla en la ciencia social como estudio del
devenir humano pero se une a la ciencia natural por ser ella una actividad humana;
en este sentido se reconoce que la carga de subjetividad que contiene la historia
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La historia como ciencia
aparece también contenida en la actividad científica y que antes de luchar entre ellas,
amparándose en lo subjetivo, se reencuentran en el conocimiento.
Para ahondar más en este asunto es necesario examinar las posturas y planteamientos
que siguen, los cuales estudian la posibilidad de la historia como ciencia.
La tar ea de la historia y el of
tarea icio de historiador
oficio historiador.. Los problemas que surgen
de la posibilidad de que la historia pueda ser una ciencia, nacen de la natural reflexión
inteligente sobre su materia. En primer lugar, la historia debe ser conocimiento del
pasado humano, de otro modo no es posible defender la idea de la historia como
estudio del pasado absoluto y a la vez tratar de fundar su autonomía como forma de
conocimiento y, como se sabe, hay grandes segmentos del pasado de los que la
historia, tal como normalmente se la entiende, no toma ningún conocimiento, porque
como se explicó en el primer capítulo, la historia es un estudio sobre el pasado en
tanto los seres humanos, y puesto que son ellos los que tienen la posibilidad de
conocerlo y de darle sentido a ese conocimiento; cobra sentido su estudio sólo cuando
aparecen en él los seres humanos.31 En realidad, se ha creído que cuando el historiador
ha llegado a resultados expresados en enunciados acerca del pasado, termina su
tarea, que consiste únicamente en descubrir la verdad. El historiador ha abandonado
la búsqueda de leyes fundamentales y se contenta con la investigación de cómo
funcionan las cosas. Sin embargo, el historiador debe hacer selecciones y abstracciones
de los sucesos concretos que estudia, esto significa que es el historiador quien toma
de la realidad los hechos que en su concepto son dignos de ser destacados y abstrae
la relación de esos hechos con otros con el fin de poderlos estudiar y, además, sus
afirmaciones acerca de lo que es individual requiere el uso de términos descriptivos
generales; de las caracterizaciones que hace de los hechos individuales infiere que 63
hay varios tipos de acontecimientos y, en consecuencia, deriva regularidades empíricas
determinadas, asociadas con cada tipo y que permiten diferenciar unos de otros.32
Los historiadores tratan de comprender y explicar los sucesos que registran en
términos de causa y consecuencia, y tratan de hallar relaciones de dependencia
causal entre algunos de los sucesos ordenados secuencialmente; para realizar estas
tareas disponen de una gran variedad de leyes generales, algunas de las cuales
aceptan tácitamente, como conocimiento del sentido común, mientras que otras se
adoptan porque se hallan garantías por alguna ciencia natural o social.33
La historia como ciencia
tecnicismos que sólo un experto puede comprender”; sin embargo, “del hecho de
que la historia se escriba en el lenguaje corriente, y de que no haya creado un
vocabulario teórico o modelo teórico, no se sigue que pueda escribirla cualquiera”.37
Lo que explica que a pesar de que todos estemos obligados por las exigencias de la
vida cotidiana a hacer algún uso de las técnicas del historiador, no todos podemos
hacerlo con la misma pericia que una persona con preparación en el método histórico.
La historia es más que ordenar y narrar eventos, es además un intento de explicación
y es la explicación la que determina la historia como un conocimiento que supera la
narración; no obstante, la historia es más una tarea de comprensión que de explicación.
De acuerdo con Von Wrigth, la explicación en historia vendría precedida de un acto de
comprensión para darle sentido a los elementos intencionalmente observados, ella
se divide en explicaciones suficientes y causales y explicaciones necesarias y
teleológicas, que llevan a una conexión causa efecto que pretenden encontrar un
trasfondo interno y externo de hechos, generando situaciones cuasi teleológicas que
pueden conducir a un determinismo en la historia, es decir, una confusión conceptual
de falsas analogías entre lo que ocurre en la naturaleza y lo que ocurre en la acción
intencional, causando una nueva acción sujeta a una explicación teleológica
determinada por las intenciones y actitudes cognoscitivas de los hombres.38 De todos
modos, la posibilidad de que la historia tenga categoría de conocimiento científico se
basa en que está llena de regularidades aproximativas, no existe ilegitimidad del
saber histórico; las explicaciones del historiador consisten en mostrar “el desarrollo
de la trama”.39 Las afirmaciones en relación con la posibilidad de que la historia fuera
considerada como una ciencia, no implican la intención de sostener que la historia
termina, o podría terminar, en conclusiones generales.40
cuál es el tipo de conocimiento al que aspira hay que examinar dos posibilidades: la
primera, que el historiador se limite a la descripción exacta de lo que pasó relatando
los acontecimientos sucedidos, y la segunda, que se proponga explicar los
acontecimientos. Esto indica que el nivel en que se mueve la historia es comparable
al de la simple percepción o al de la ciencia.43 Pero la verdad es que el historiador
aspira a una reconstrucción del pasado que sea inteligente e inteligible, esto es, que
además de decirnos lo que ocurrió, también explique porqué ocurrió. La historia
propiamente dicha debe implicar un relato significativo del pasado de los seres
humanos. De este modo la historia consiste en un estudio científico realizado por los
historiadores de acuerdo con un método y una técnica propios, en donde formulan
conclusiones obtenidas mediante el examen de un acontecimiento, y de acuerdo con
las reglas precisas que fueron establecidas por generaciones de investigadores. La
condición y calidad de las hipótesis utilizadas por el historiador en el proceso de su
investigación se asemejan, especialmente, a las que caracterizan las hipótesis de
que se vale el científico.44 Pero también las analogías entre ciencia e historia son una
trampa peligrosa.
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La historia como ciencia
Según los cientificistas, los juicios que el historiador formula son solamente resúmenes
condensados de sucesos particulares, son enunciados de hechos individuales, que
no constituyen verdaderos juicios universales y se refieren a una clase cerrada de
individuos que podrían enumerarse; esto es, son juicios que hablan de los hombres
que vivieron en cierto tiempo y lugar, además, la actitud de los historiadores hacia los
hechos que investiga no consiste en hacer predicciones. En contraste, un científico
formula leyes destinadas a aplicarse a todo lo que las satisface y puede referirse a
todos los hombres pasados, presentes y futuros, que tienen determinadas 67
características, y su capacidad para hacer predicciones acer tadas emerge
directamente de su preocupación en los acontecimientos que investiga.48 Estudiamos
el pasado porque sabemos que es el mecanismo que nos permite comprender el
presente y, a pesar de la imposibilidad que tiene la historia para predecir el futuro, su
estudio nos pone en mejor situación para preverlo. El estudio del pasado consiste,
fundamentalmente, en explicar cómo debió ser el pasado, con apoyo en testimonios;
en explicar el presente con base en el pasado antes que aventurarse en hacer
predicciones del futuro, tarea ésta que no le atañe a la historia.49 Mientras que el
La historia como ciencia
22
Cf. Cruz, Manuel. “El presente respira por la historia” en: Filosofía de la
Historia; Schaff, Adam. Op. Cit., p. 162.
23
Cf. Schaff, Adam. Ibídem, p. 144.
24
Durante los siglos XVIII y XIX los hombres de ciencia partieron de la
base de que las leyes de la naturaleza habían sido descubiertas y
definitivamente establecidas, en la suposición de que la tarea del científico
consistía en descubrir y establecer más leyes de esta clase me-diante un
proceso inductivo a partir de los datos observados. Los que estudiaban la
sociedad, deseosos, a sabiendas o no, de probar la condición científica de
sus estudios, adoptaron igual lenguaje y creyeron seguir el mismo
procedimiento. Cf. Popper, Karl. “Un enfoque pluralista de filosofía de la
historia” en: En Busca de un Mundo Mejor. Por su parte, Carr indica que
“se partía del supuesto indiscutido de que tal era también el de la ciencia,
esta era la noción de que partía Bury cuando describía la historia como
una ciencia, ni más ni menos”. Cf. Carr, E.H. ¿Qué es la Historia? 9º ed. Ed.
Maura Seix Barral, 1979, p. 75.
25
Henri Poincaré en La Science et l’hypothése, inició una revolución del
pensamiento científico. Su principal tesis es que las proposiciones gen-
erales enunciadas por los hombres de ciencia son, o meras definiciones
o convenciones disfrazadas acerca del uso del lenguaje, o hipótesis
encaminadas a cristalizar y organizar un pensamiento ulterior, su-jetas a
ulterior verificación, modificación o refuta-ción. Cf. Mosterín, Jesús. Op. Cit.
p. 131. También Aron, Raymond.“Ciencia y filosofía de la historia” en:
Introducción a la Filosofía de la Historia, capítulo IV del tomo 2. Carr, E.H.
Op. Cit., p. 77.
26
Cf. Bunge, Mario. “Universalidad del método científico” en Epistemología.
“Luego, Marx tomó de Hegel la concepción de la historia como proceso
sin sujeto, el concepto de proceso es científico, en tanto que la noción de 77
sujeto no es más que una noción ideológica. El concepto de proceso
científico da lugar a una revolución en las ciencias: la ciencia de la historia
se vuelve formalmente posible, mientras que el concepto de sujeto pro-
duce “una revolución en filosofía: ya que toda filosofía clásica descansa
en las categorías de sujeto + objeto (objeto = reflejo especular del
sujeto)”. Cruz, Manuel. Op.cit. 43 Si lo primero es la solución verdadera
podemos decir que la tarea del historiador es decirnos, según la famosa
frase de Ranke, exactamente lo que ocurrió, y dejar la materia en eso; si
lo es lo segundo, tenemos que convenir en que el tipo de relato que tiene