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Documento (4) - 1
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Se usan métodos de prueba tanto activos como pasivos para saber si los movimientos del
individuo están limitados. En las pruebas activas, el sujeto usa sus propios músculos para
hacer completos los arcos de movilidad, en tanto que en las maniobras pasivas la persona
que lo explora mueve las extremidades del enfermo a todos los límites. Se efectuará
exploración pasiva en todos los casos en que el individuo tenga dificultades para efectuar
las pruebas activas. Como regla general, si el paciente es capaz de efectuar movimientos
activos a todos los límites sin dolor o malestar, no habrá necesidad de efectuar las pruebas
pasivas.
Los arcos de movilidad del cíngulo del hombro abarcan seis movimientos: (1) abducción,
(2) aducción, (3) extensión, (4) flexión, (5) rotación interna y (6) rotación externa. Estos
movimientos específicos se combinan para proporcionar gran variedad de movimientos al
hombro.
PRUEBAS ACTIVAS:
La prueba del "rascado" de Apley es la manera activa más rápida de valorar los arcos de
movilidad del sujeto Primero, para someter a prueba la abducción y rotación externa, pídale
que pase la mano por detrás de la cabeza y que se toque el ángulo medial superior del
omóplato opuesto. A continuación, determine los límites rotación interna y aducción
instruyendo al enfermo para que se toque la parte frontal la cabeza y el acromion opuesto.
En tercer lugar, para probar más aún la rotación interna y la aducción, pídale que llegue por
el dorso, con la punta de los dedos, hasta el ángulo inferior del omóplato opuesto. Observe
los movimientos durante todas las fases de prueba en busca de cualquier limitación de los
movimientos de cualquier alteración del ritmo o la simetría normales completa y
proporcionará un medio de comparación bilateral instantáneo. A continuación, haga que el
sujeto coloque sus manos detrás del cuello y desplace los codos hacia atrás para someter a
prueba la abducción y rotación externa. Por último, para probar la aducción y rotación
interna, pídale que coloque ambas manos en el dorso lo más alto que pueda, como si
quisiera rascarse los ángulos inferiores de los omó- platos. La ventaja principal de estas
pruebas rápidas de los arcos de movilidad consiste en que el sujeto hace movimientos con
ambos lados de manera simultánea, lo que facilita la exploración de la simetría de los
movimientos, lo mismo que la observación de las pérdidas pequeñas en el lado anormal.
Debe insistirse en que el sujeto ha de encontrarse relajado por completo durante estas
pruebas, puesto que si está tenso, asustado o inseguro sus músculos estarán contraídos y
fijarán la articulación sin permitir movimientos a todos los límites pasivos. Es esencial, por
lo tanto, que estas pruebas se efectúen con suavidad. Las pruebas pasivas se pueden
efectuar con el sujeto de pie o sentado. El codo debe estar doblado durante las pruebas,
porque la flexión del mismo interrumpe el balanceo del brazo, y hace más fáciles y precisos
los movimientos del cíngulo del hombro. En las pruebas pasivas una de las manos de usted
debe estabilizar la extremidad en tanto que la otra la manipula.
Cuando haga pruebas de los arcos de movilidad del cíngulo del hombro (sobre todo en
abducción), recuerde que los movimientos deben ser clasificados en tres categorías: (1)
movimientos glenohumerales puros, (2) movimientos escapulotorácicos y (3) combinación
de movimientos glenohumerales y escapulotorácicos.
Abducción: 180°
Aducción: 45°
Ocurre abducción del brazo en la articulación glenohumeral y en la articulación
escapulotorácica en una proporción de dos a uno (2:1); por cada tres grados de abducción,
ocurren dos grados en la articulación glenohumeral y uno en la articulación
escapulotorácica. Colóquese detrás del sujeto y fije el omóplato sujetando su ángulo
inferior. Con la mano que le queda libre ponga el brazo del enfermo en abducción. El
omóplato no debe moverse hasta que el brazo sea colocado en abducción aproximada de
20° (lo que indica movimiento glenohumeral libre). En ese punto, húmero y omóplato se
mueven juntos en una pro- porción de 2:1 hasta completar la abducción.
Si la articulación glenohumeral no se mueve en sus límites normales con la articulación
escapulotorácica, sino que parece quedar fijo en aducción, el sujeto puede tener síndrome
de hombro congelado, Si es este el caso, puede ser capaz de encoger el hombro casi a 90°
de abducción usando movimientos escapulo torácicos puros.
Prueba de la abducción: ocurre movimiento a nivel de las articulaciones glenohumeral
y escapulotorácica en una proporción de dos a uno
Síndrome de hombro congelado: no hay movimientos glenohumerales, sólo movimientos
escapulotorácicos.
Un método alterno eficaz para someter a prueba la abducción es fijar el omóplato
colocando su mano con firmeza sobre el acromion de la extremidad sometida a prueba.
Esto garantiza que haya muy poca participación escapulotorácica en el movimiento
glenohumeral. Coloque la otra mano inmediatamente por encima de la articulación del codo
(con lo que aisla la articulación glenohumeral con las dos manos). A continuación, mueva el
brazo del enfermo con lentitud en sentido lateral y hacia arriba hasta donde pueda llegar sin
producir molestias.
Conforme somete a prueba los límites de la abducción, vigile en el enfermo la aparición de
cualquier indicio de alarma o dolor.
La abducción prosigue hasta 120° aproximadamente, punto en el cual el cuello
quirúrgico del húmero choca contra el acromion.
EXPLORACIÓN NEUROLÓGICA
La parte neurológica de la exploración permite valorar la fuerza de cada grupo de músculos
que mueven la articulación del hombro. Puede indicar además el grado de debilidad motora
que restringiría los movimientos. Además de las pruebas musculares, las pruebas de reflejos
y sensibilidad permiten establecer con más precisión la integridad del abastecimiento
nervioso del hombro.
PRUEBAS ESPECIALES:
Hay ciertas pruebas especiales relacionadas con la anatomía y el estado patológico de cada
articulación. Se efectúan de manera que permitan descubrir tipos específicos de alteraciones
patológicas, y son de utilidad máxima cuando las partes previas de la exploración que ha
hecho le han permitido sospechar la naturaleza de la patología. Tres de estas pruebas para el
hombro son: prueba de Yergason para verificar la estabilidad del tendón de la cabeza larga
del bíceps, prueba de la caída del brazo para los desgarros del manguito rotatorio y prueba
de la aprensión a la luxación del hombro.
Prueba de Yergason: Con esta prueba se establece si el tendón del bíceps es estable en el
surco bicipital. Para efectuarla, pida al enfermo que haga flexión total del codo. A
continuación, sujete su codo en flexión con una mano mientras sostiene la muñeca del
enfermo con la otra. Para someter a prueba la estabilidad del tendón del bíceps, haga
rotación externa con el brazo del enfermo a la vez que éste se resiste y, al mismo tiempo,
tire del codo de éste hacia abajo. Si el tendón del bíceps es inestable en el surco bicipital
saldrá del surco y el enfermo sentirá dolor. Si el tendón es estable se quedará en su sitio y el
enfermo no tendrá molestias.
Prueba de la caída del brazo
Esta prueba descubre si hay algún desgarro en el manguito rotatorio Pida primero al
enfermo que coloque en abducción total su brazo.
A continuación dígale que lo baje con lentitud hacia el lado correspondiente del cuerpo. Si
existen desgarros en el manguito rotatorio (sobre todo del músculo supraespinoso), el brazo
caerá al lado desde una posición de abducción de 90° aproximadamente. El enfermo no
podrá bajar el brazo con suavidad y lentitud, no importa si hay desgarros en el manguito
rotatorio, el brazo cae y el enfermo es incapaz de hacerlo bajar con lentitud hasta que quede
a un lado del cuerpo.
Las veces que trate de hacerlo. Si es capaz de sostener el brazo en abducción, bastará con
un golpe suave en el antebrazo para que el brazo caiga al lado del cuerpo.
Prueba de la aprensión a la luxación del hombro: Para someter a prueba la luxación crónica
del hombro, coloque el brazo del enfermo, mediante abducción y rotación externa, en una
posición en la que se luxaría con facilidad. Si el hombro está a punto de luxarse el enfermo
manifestará alarma y se resistirá a los movimientos subsiguientes.
Esta prueba es semejante a la prueba de la aprensión para investigar la luxación de la
rótula.