Juan Bertoni. Está Muy Luz El Cuello de La Muerte
Juan Bertoni. Está Muy Luz El Cuello de La Muerte
Juan Bertoni. Está Muy Luz El Cuello de La Muerte
Poesía
1
A mi padre, Enrique; a mi hermana, Mariela;
a mi hija, Irene:
extremidades mías.
Es hora.
Paul Celan
4
Sales, robos, protestas
5
No hace falta que dejen el candado cerrado
6
Embarazos
Moscas que vuelan hasta morir en la boca del perro que ladrará.
(Sangre breve en noviembre – No sangre fácil).
7
Yacimientos
A Luisa Cuestas y Estela Golovchenko
8
Frágil edad
9
Porque azul fue la muerte
Por Paul Celan
10
Prometeicos
Por Franz Kafka y Juan Carlos Dean
11
Mercancías
12
Necesidad
Va la piedra – Golpea.
No son vidrios lo roto.
Es la culpa del hombre y ni siquiera el pan
si se hubiera quemado en la boca.
13
Menú
Si terminan la Historia no van a ver revolución piensan los unos y los otros.
14
Aldaba muda
Él – allí estaba.
– El río lo acompañó.
15
Muelles
Mañanas.
16
Anclaje de una pena
Con Jorge Bertullo
17
Aunque tenga miedo
A Lucio Muniz
18
Campos
19
Presiones
20
Dicho sea de paso
21
Trasiega el arduo rayo como un canto
22
Es otro labio de lo que ya no nombro
23
Aquel árbol se acerca y es un álamo
No.
El ojo quiere entrar en la mejilla.
Adentrarse en el surco
24
Yo te recuerdo Brenda: recostada
25
El tiempo tiene miedo de incendiarse
Siente el calor
– mucho más que el peso,
del hijo que no verá crecer.
26
Ahora está la noche de la mano
27
Un azufre se ha ido a caerse en la hiel
28
Con tu vestido nuevo vienes hacia mí
Ya está!
– No insistas, hijo:
agarra una balanza.
29
Nocturna estás pero seguís de vuelo
En el fondo de tu ojo
puedo ver una casa en la que he muerto.
30
Vaivenes
31
Estudio del hijo
Vacío estaba.
Y no tengo manera
de tenderme en la tierra junto a vos.
32
Antes y después
Estamos niños. Estás joven: mírame una vez más. Yo también tuve miedo
¿sabes? Yo no me até a las dudas de tu ausencia. Ni supe levantarme en la
caída.
Vas a morir pero cantas y miras el sol sobre los juncos y hemos hecho un
castillo con la arena y tres torres y con tu risa grande una muralla que ahora
mismito el agua desmorona.
33
Patrimonio
34
Haber
El ojo que era mío continúa posado en un rostro ajeno, apenas tallado en el
niño que renguea. Vuelan las cartas que borraba al despertar, el trigo de las
lágrimas maduras, y un poco más allá se acercan las barrancas y el río: no está
mi voz en el coro.
35
¿Arden los ojos de la amada última?
Como un rayo que cruza la tarde en que habrán de enterrarme entre sonrisas
un viejo puente no da paso.
Ha crecido el arroyo.
Llueve mucho y para distraerme un rato
le escribo cartas a mi muerte.
36
De roca en agua
37
La piedra fue a caer en el pulmón del agua
38
Dormitan en el viento las notas de tu amor
39
Que ponga sus huevitos lo que me huye
40
A las seis de la mañana los seis pájaros
41
En lo más hondo estabas mejillona
42
Mar nórdico
Tu pie desnudo
siempre
tiene tiempo
para un hombre que sabe la manera de no estar.
43
La noche vieja que te ató a mis dudas
44
Esta calor nos deja espacio para el beso
45
Abrió la boca
46
Un clavel acontece en antes de mi entierro
Los médanos que hemos caminado ya no queman las plantas de los pies.
47
Pasa nadando mi hermanita muerta
48
Corazoncito dulce y viene a hablarte
(Sus manitos
golpean
toda puerta).
49
Está la noche blanca sin Eduardo
50
La carne de esta piedra besa lo tardío
51
Un monte enmarañado: tiene frío
Entran al monte:
le dan calor.
52
Voy a alabar la luz que hay en tus ojos
53
Acerca de esa perra que sabe mentir
54
La avispa viene a la memoria ciega
55
Así no se florece en primavera
56
Sin fin
La sal.
– Los hombres.
– Los niños.
57
Mingora: Mayo 2009
¿Palwasha?
¿Zarghuna?
¿Gulalai?
¿Spogmai?
¿Khaperai?
¿Rajamina?
¿Kashmaley?
¿Khayasta?
¿Laibar?
¿Aymal?
58
El 300 Carlos
Las botas de duro cuero pisan el submarino En la puerta del infierno clavaste
tus espuelas impostando la voz como Caetano El herrero golpeaba el hierro
con tu ojo Las manos dislocadas trabajan la madera para un caballo que
montarán tus hijos:
59
Sin título
A Alicia Sabatel
60
Sin título II
Olvidando también
las crianzas de la Rosa de Hiroshima,
alguien canta al bañarse en la Embajada – o en el lobby
del Hotel Oceanía agrega Héctor:
relojes suizos
y carroñas
en tiempo
presente
61
Planos
62
Milenio
A Hugo Bervejillo
63
64