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Análisis Cap 6 Van Dijk

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“El orden social de los discursos” – Luisa Martín Rojo

Comienza diciendo que los discursos no reflejan la “realidad”, no son un espejo fiel de ésta, sino que
construyen, mantienen, refuerzan interpretaciones de esa “realidad”, es decir, construyen
representaciones de la sociedad, de las prácticas sociales, de los actores sociales y de las
relaciones que entre ellos se establecen. Por lo tanto, los discursos generan un saber, un
conocimiento. Esta visión del discurso como interpretación/construcción de los acontecimientos, de las
relaciones sociales y de los sujetos, ocupa un lugar central en los últimos desarrollos de la lingüística
como en el análisis crítico del discurso. //La autora llama análisis del discurso a los Estudios Críticos del
Discurso, determinados discursos refuerzan un orden social y realizan un accionar para impedir la
circulación de discursos alternos//

A través de estos enfoques y estrategias discursivas se esconde en el discurso la presencia del locutor,
de sus puntos de vista, de sus actitudes y valores, de sus objetivos en la enunciación/interacción.
Simultáneamente, en el enunciado el sujeto se disocia, muestra su multiplicidad, sus contradicciones, sus
tensiones e incorpora, reproduce, reelabora o se enfrenta a otras voces, otros valores y otros puntos de
vista en el enunciado o en el discurso.

Para el análisis crítico del discurso el objetivo no es únicamente desvelar cómo se lleva a cabo esta
consunción de los acontecimientos, de las relaciones sociales y del propio sujeto a través del discurso,
sino revelar, además, cuáles son las implicaciones sociales de este proceso. Señalando distintas
implicaciones: En primer lugar, el papel del discurso en la transmisión persuasiva y en la legitimación de
ideologías, o más bien de fragmentos de ideologías, valores y saberes (ideologías sexistas o racistas; por
ejemplo, saberes acerca de lo que) es “normal” o acerca de lo que es “esencial” a la hora de definir a un
grupo social; así, aparecen y reaparecen enunciados bien arraigados y con prestigio que se citan y
reelaboran constantemente, del tipo “la esencia de lo femenino es la maternidad”.

En segundo lugar e inextricablemente unido a lo anterior, se trata de determinar qué papel juegan
determinados discursos en el mantenimiento y refuerzo del orden social, es decir, en el mantenimiento
del status quo, impidiendo, por ejemplo, el acceso de los discursos de oposición o de los discursos
producidos por determinados grupos sociales, a determinados contextos; por ejemplo: el acceso del
discurso de los inmigrantes a los medios de comunicación.

Y, en último término, en la construcción del sujeto (sujetos divididos que se saben excluidos o se
autodisciplinan; o individuos que son presentados como no sujetos, privados de toda agentividad, de toda
voluntad y poder de decisión.

Entonces se puede decir que el discurso se concibe, por tanto, como una práctica social que se imbrica
en otras prácticas sociales e interacciona con ellas: el discurso se ve conformado por las situaciones, las
estructuras y relaciones sociales, pero, a su vez, las conforman e inciden sobre ellas, bien
cuestionándolas, bien consolidándolas. Donde el análisis del discurso se concibe desde esta perspectiva
como una práctica tridimensional ( 1. estudio de cualquier discurso, 2. que se inserta en una situación
social determinada y 3. como un ejemplo de práctica social que estructura áreas de conocimiento, que
no sólo expresa o refleja entidades, prácticas, relaciones, sino que las constituye y conforma.

Los discursos instituyen, ordenan, organizan nuestra interpretación de los acontecimientos y de la


sociedad e incorporan además opiniones, valores e ideologías. Este poder generador es común a todos
los discursos. Sin embargo, no todos tienen la misma trascendencia social, mientras algunos discursos se
citan, se reproducen, “sientan cátedra”, otros se desvanecen, no se consideran relevantes o resultan,
como veremos, excluidos.

El poder generador es común a todos los discursos, pero no todos tienen la misma trascendencia social
porque el orden discursivo se asienta sobre un principio de desigualdad, que explica por qué junto a
discursos legitimados, encontramos discursos des-legitimados. Por las diferencias de poder, status y
autoridad que conforman la sociedad como un universo jerarquizado, poblado de tensiones y
enfrentamientos.

Así, frente a los discursos dominantes, encontramos discursos marginales, frente a los discursos que
sostienen y contribuyen al reforzamiento y mantenimiento del orden establecido circulan discursos
disidentes, discursos de resistencia que lo cuestionan o presentan una interpretación diferente de los
acontecimientos, de las relaciones sociales, del orden social y político.
Hay discursos que son marginados porque presentan resistencia, cuestionamiento o una interpretación
diferente de los acontecimientos. El saber alternativo (de los excluidos) no es desestabilizador en tanto no
adquiera legitimidad social, en tanto ese grupo que lo genere se encuentre en una posición de
inferioridad. Cuando esta situación se resquebraja, los discursos ya no pueden ser silenciados y se
legitiman (feminismo).

Algunos sectores sociales logran “apropiarse” del discurso, y a través de su control se aseguran el
mantenimiento de su posición dominante.

La construcción de la subjetividad no es, con frecuencia, un proceso libre, sino que se revela como un
método de control (autocontrol) de la conducta. El individuo crea un orden en el que se imponen los
mismos mecanismos de disciplina, crea su propia prisión. El poder no se ejerce sólo por la fuerza, sino
fundamentalmente a través de la transmisión persuasiva de conocimientos acerca de la sociedad y de
nosotros mismos. Sin embargo, la trascendencia de este poder de control que se ejerce a través de los
discursos no se entiende si no consideramos un segundo momento en este proceso: la interiorización
de los saberes.

La Normalización se produce mediante la objetivación y la subjetivación, los modos de objetivación


pasan a ser modos de subjetivación y son utilizados por la persona para la comprensión de sí misma. Es
cuando los individuos asumen o se adhieren a estos discursos, cuando no se cuestionan (se
autodisciplina y modela su subjetividad conforme a lo que se le impone como “normal”, buena madre,
feminidad, etc.) Sin embargo, la adhesión al discurso es sólo una de las respuestas posibles.

La autora concibe dos tipos de procedimientos de exclusión de los discursos: prohibición y


neutralización de su poder a partir de la producción y transmisión persuasiva de una imagen negativa y
deslegitimadora de la fuente de otros discursos y de otras representaciones e ideologías (deslegitimación
de la fuente de discursos y de representaciones alternativas, deslegitimación de otras representaciones e
ideologías, deslegitimación de los propios discursos, en tanto que discursos inadecuados). “Nosotros”
(representantes de la normalidad) frente a “ellos” (representantes de la anormalidad). El interlocutor debe
optar por la inclusión o la exclusión.

Generalmente, el cuestionamiento y desautorización se apoya en una noción particular de la ideología,


vista como un elemento distorsionador de la “realidad” que sólo unos padecen (“ellos”), mientras que
otros serían objetivos (“nosotros”). Deslindamiento entre lo verdadero y lo falso.

Si se reproduce el discurso que va a ser desautorizado, se lo presenta como un sinsentido. Para excluir,
silenciar o establecer normas, debe establecerse, paralelamente, una unidad social que delimita quiénes
hablan y cuáles son sus valores y los rasgos que se les atribuye, cuáles son los discursos propios y
cuáles los ajenos, cuáles los que se admiten en una determinada región discursiva y cuáles quedan
excluidos, quiénes tiene autoridad para elaborar discursos y normas, y quiénes están privados de la
autoridad para hacerlo.

“Teoría de la narrativa”-Mieke Bal

La autora en este capítulo nos presenta el concepto de Focalización con este término se refiere a las
relaciones entre los elementos presentados y la concepción a través de la cual se presentan. La
focalización será, por lo tanto, la relación entre la visión, el agente que ve y lo que se “ve”, lo que se
percibe (los sucesos y los personajes).

El lugar del perceptor condiciona lo que se puede ver y lo que no. El focalizador es el sujeto de la
focalización, el agente que percibe. La focalización no siempre se mantiene a lo largo del relato, es una
cuestión de predominio. La imagen que recibe el lector del objeto está determinada por el focalizador.
Ésta imagen también nos habla del focalizador mismo, de su propia visión del mundo. La focalización es
la relación entre la «visión», el agente que ve, y lo que se ve. Esta relación es un componente de la
historia, parte del contenido del texto narrativo: A dice que B contempla lo que hace C.

Cuando se presentan acontecimientos, siempre se hace desde una cierta “concepción”, Se elige un punto
de vista, una forma específica de ver las cosas, un cierto ángulo, ya se trate de hechos históricos “reales”
o de acontecimientos prefabricados. Es posible intentar dar un cuadro “objetivo” de los hechos. La
percepción depende de tantos factores, que esforzarse en ser objetivos carece de sentido. Por mencionar
sólo unos pocos factores: la propia posición respecto del objeto percibido, el ángulo de caída de la luz, la
distancia, el conocimiento previo, la actitud psicológica hacia el objeto; todo ello y más influye en el
cuadro que nos formamos y que pasamos a otros.
Mieke Bal dice que cuando los objetos son perceptibles sólo para un personaje, se crea una relación muy
especial con el lector, que conoce visiones del mundo del personaje que otros del mismo universo no
conocen. Por la evolución (crecimiento, por ejemplo) del personaje hay un cambio de punto de vista en la
focalización.

Bal hace la siguiente clasificación:

• Si los agentes de la focalización son personajes de la historia, la focalización es Interna (coinciden el


narrador y el focalizador).

• Si el agente que percibe está situado por fuera de los hechos, la focalización es EXTERNA.

• La focalización INTERNA puede variar entre diversos personajes del relato.

Suspenso es un hecho de la experiencia que aparece a menudo y que es de difícil análisis. Si lo


definimos como el resultado de los procedimientos por el que se suscita al lector o al personaje a formular
preguntas que sólo se responderán después, será posible conseguir, en términos de focalización, alguna
interpretación de los varios tipos de suspense. En este caso el focalizador ya tiene las respuestas de una
imagen sobre el objeto focalizado (recorta información) y pueden pasar 4 formas de relación según la
autora:

1)Ni el lector ni el personaje tengan la respuesta, solo la tiene el focalizador. (ni ustedes, ni ellos)

2)El lector conozca la respuesta, pero los personajes no (ustedes sí, ellos no).

3)El lector no conoce la respuesta, pero si los personajes (varios focalizadores) /ustedes no, ellos sí/.

4)Lector y personajes tengan la respuesta (no existe suspenso) /ustedes y ellos sí/

→ El focalizador siempre tiene un fuerte efecto manipulador. Es diferente al narrador (este puede ser o no un
personaje). El objeto focalizado puede ser real o ficticio.

ACÁ IRÍA WODAK

“Estigmatización y marginación social de colectivos de jóvenes” – María Nieves Quiles

La autora trabaja la noción de estigmas socioculturales, esta definición se remite a Goffman en su libro
“Estigma, la realidad deteriorada” y lo entiende como una característica que representa respuestas
negativas o efectos indeseados para la persona portadora de la misma. Establece una clasificación de
estigmas: deformidades físicas, defectos del carácter y estigmas tribales. El autor lo vincula al físico, del
individuo que despierta efectos indeseables, vinculados con la discriminación.

Existen múltiples cruces de roles donde una persona que posee un estigma puede a la vez estigmatizar a
otras personas. Los estudios más recientes entienden al estigma como una marca que legitima un trato
discriminatorio hacia la persona portadora de la misma en comparación con aquellas otras que no poseen
dicha marca. Algunos autores equiparan el estigma con desviación, algo que contradice o viola la norma
social. La desviación puede ser permanente (homosexualidad) o temporal (obesidad).

El Estigma como característica o marca diferenciadora, un atributo negativo o anormal que hace que la
persona que lo posea quede reducida a algo inferior, menos humano, más incompleto que aquellos
denominados normales. Adquiere su valor en un contexto social, económico, político y religioso
determinado. Donde el mismo individuo puede sentirse miembro de las dos categorías (estigmatizado y
estigmatizador) y hay grupos que pueden estar doblemente estigmatizados (gitanos-delincuentes). Estas
reglas cambian con el tiempo y la sociedad.
Existen varias dimensiones teóricas del estigma:

1- Visibilidad: El grado en que puede ocultarse o disimularse. Esto quiere decir, hasta qué
punto el estigma puede ocultarse, algunos son muy visibles como la obesidad y otros no tanto
como los delitos penales. Estos influyen en la interacción social, ya que muchas veces el
estigma que se puede ocultar condiciona la conducta del individuo para que “no sea
desenmascarada su condición”.
2- Evolución: Se refiere a la posibilidad del cambio, pero no siempre la reducción o eliminación
del estigma va acompañada de aceptación social. ¿Hasta qué punto puede cambiar a través
del tiempo la característica del estigma o la mirada que tenemos de él? Casi siempre
permanece el estigma.
3- Potencial Disruptivo: Son las distorsiones que se producen en la interacción debidas a las
propias características del estigma en sí, que impiden o dificultan la relación entre
estigmatizados y no estigmatizados.
4- Apariencia Física del Estigmatizado: Es el sentimiento de agrado o desagrado que puede
producir.
5- Origen del Estigma: Refleja más las opiniones subjetivas de los individuos acerca del origen
que a las verdaderas causas del mismo, si se los considera responsables son juzgados más
severamente, se distingue entre responsabilidad en el origen del estigma y responsabilidad en
el mantenimiento del mismo. ¿Hasta qué punto uno es responsable del estigma que posee?
(alcohólico-borracho o adicto-falopero)

6- Peligrosidad del Estigma: Es peligro para la salud del individuo que interactúa con una
persona estigmatizada y/o peligro para su prestigio o imagen social.

Tienen autoestima más baja, utilizan herramientas de autopresentación y mecanismos defensivos


(atribución del feedback negativo al prejuicio contra sí o su grupo, comparación endogrupal,
sobrevaloración de la propia competencia). Ej: los individuos que han sido juzgados por algún delito ven
limitadas sus oportunidades laborales. Ante los estigmatizados se da un proceso de deshumanización
que conlleva un trato diferencial y una devaluación de su personalidad. El prejuicio se entiende como la
antipatía basada en una falsa y rígida generalización. La discriminación es una conducta negativa
injustificada hacia los miembros del grupo. Donde el racismo es individual, institucional y cultural.

“La visión mediática” – Patrick Champagne

Champagne estudia los llamados malestares sociales de la sociedad francesa. Los mismos solo tienen
existencia visible cuando los medios hablan de ellos, es decir, cuando los periodistas los reconocen como
tales. Pero no se resumen a los meros malestares mediáticamente constituidos ni a la imagen que los
medios dan de ellos cuando los perciben. Donde los discursos intervienen no solo en la cognición de las
personas, sino también en el ánimo de las mismas creando malestares sociales y construyendo
descontentos. (En la dictadura era al revés).

Los medios actúan en un principio y fabrican colectivamente una representación social que, aun cuando
esté bastante alejada de la realidad, perdura pese a los desmentidos o las rectificaciones posteriores
porque no hace más que fortalecer las interpretaciones espontáneas y por lo tanto moviliza en primer
lugar los prejuicios. Entonces ¿se registra el malestar o se crea?

Entonces el autor explica como principal componente de su tesis la idea del acontecimiento, lo que se
denomina acontecimiento nunca es más que el resultado de la movilización de los medios alrededor de
algo que, durante un cierto tiempo, estos convienen en considerar como tal. Se fabrica el acontecimiento
(disturbios, incidentes, individuos que participan en estos), se crean representaciones sociales que
contribuyen a que me haga una idea de algo que no conozco, pero está alejado de la realidad.

Los dominados son los menos aptos para controlar la representación de sí mismos, si la representación
deja poco lugar al discurso de los dominados, es porque estos son particularmente difíciles de escuchar.
Los periodistas tienden sin saberlo a recoger su propio discurso sobre los suburbios. Estos aparecen
como lugares problemáticos, hostiles y periféricos. Champagne toma como referencia los disturbios que
se generan en las afueras de Paris.
“Aun cuando no pase nada, la máquina periodística tiende a girar por sí sola”

Lejos de permitir comprender problemas como la desocupación, la inseguridad, la droga, los inmigrantes,
etc., la cobertura de Vaulx-en-Velin brindó sobre todo la oportunidad de ver el resurgimiento de los
estereotipos sobre los suburbios y los grandes conjuntos urbanísticos. Los barrios también crean su
propia subjetividad, con esta mirada subjetiva entre los mismos habitantes de ese barrio, siendo los
menos indicados para dejar de desmentir lo que dicen de ellos (controlar la representación peyorativa que
se hace de ellos). La palabra nunca viene de esos barrios pobres. Lejos de ayudar a los habitantes de los
suburbios por hacer público el problema, los medios contribuyen paradójicamente a su estigmatización,
donde los diferentes diarios desarrollaron las temáticas de acuerdo a las opciones ideológicas que les
son propias.

La presencia de los medios en los barrios genera un doble fenómeno: El primero es que se generen
nuevos incidentes (pasan cosas porque está la cámara) y el segundo, temen que la presencia de la
cámara pueda delatar a los verdaderos delincuentes y en segundo lugar construyen una subjetividad que
atenta con la vida diaria en esos barrios, esto quiere decir que cuando las personas de ese barrio quieran
salir a buscar trabajo no podría decir donde vive porque nunca los contratan.

Estas situaciones generan que muchas personas se terminan creyendo y aceptando las categorías que
les fueron impuestas (“No es un chico, es un delincuente”). Estos barrios están cargados de inmigrantes,
pero son los hijos de esos inmigrantes nacidos en el mismo país los que también reciben estos
estereotipos construidos por los medios (se puede relacionar con Wodak).

Los remedios “mediático-políticos” son la creación de un “Ministerio de la Ciudad”, lleva a creer que es
inspirada en gran parte por el interés de controlar a la prensa que se ocupaba de los problemas,
poniéndole un interlocutor oficial encargado de tomar medidas dirigidas a los medios y de dar vida al
punto de vista del Estado.

La situación de esos suburbios es el resultado de procesos cuya lógica no está en las urbanizaciones
mismas sino en los mecanismos más globales, por ejemplo, la política habitacional o la crisis económica.

Las violencias espectaculares que constituyen la primera plana de los medios ocultan las pequeñas
violencias corrientes que se ejercen permanentemente sobre todos los habitantes de esos barrios.

“Discurso y poder” – Van Dijk (caps. 5 y 6)

5. Discurso y racismo

Van Dijk en este capítulo se centra en la noción de racismo asociándola con el discurso y donde al igual
que es cierto para otras prácticas sociales dirigidas contra minorías, el discurso puede ser en primera
instancia una forma de discriminación verbal. El discurso de la élite puede constituir así una forma
importante de racismo de la élite. De la misma manera, la reproducción de los prejuicios étnicos que
fundamentan dichas prácticas verbales, así como otras prácticas sociales ocurre en gran parte a través
del texto, de la charla y de la comunicación. Entonces, Dijk entiende al racismo como un sistema societal
complejo de dominación fundamentado étnico o racialmente, y su consecuente inequidad.

El sistema del racismo está compuesto por un subsistema social que son las prácticas sociales
discriminatorias a nivel local y global (toda práctica social discriminatoria visible y tangible del racismo) y
un subsistema cognitivo es la base mental, prejuicios e ideologías racistas (es la base mental en la que
se asientan esos racismos, son las construcciones mentales racistas sobre la otredad, prejuicios que
arraigan en la persona sin ser consciente de ello). Esto no significa que las prácticas discriminatorias son
siempre intencionales, sino solamente que presuponen representaciones mentales socialmente
compartidas y negativamente orientadas respecto de ‘Nosotros sobre Ellos’.

El discurso también desempeña un papel fundamental para esta dimensión cognitiva del racismo. Los
prejuicios e ideologías étnicas no son innatas, y no se desarrollan espontáneamente en la interacción
étnica. Se adquieren y se aprenden, y esto sucede generalmente a través de la comunicación, es decir, a
través del texto y la charla. De la misma forma, en sentido inverso tales representaciones mentales
racistas típicamente se expresan, formulan, defienden y legitiman en el discurso y pueden por lo tanto
reproducirse y compartirse dentro del grupo dominante. Es esencialmente de esta manera en que el
racismo es ‘aprendido’ en la sociedad.
Análisis estructural: estructuras no verbales (un cuadro racista; un gesto despectivo; un titular o anuncio
destacado que acentúa significados negativos sobre ‘ellos’), sonidos, sintaxis (oraciones pasivas), léxico
(palabras más o menos negativas), significado local (de una oración), significado global del discurso
(temas), esquemas, dispositivos retóricos (ej: ironía), interacción. De esta forma Van Dijk explica de una
forma no muy detallada ni sofisticada, esta breve lista de niveles y de algunas estructuras del discurso da
una primera aproximación a la manera en que el discurso y sus varias estructuras puede ligarse a
algunos aspectos del racismo.

También se puede notar que, con las muchas estructuras sutiles de los significados, de forma y acción, el
discurso racista se acentúa generalmente en “Nuestras cosas buenas” y “Sus cosas malas”, y
desenfatizar (atenúa, oculta) “Nuestras cosas malas” y “Sus cosas buenas”. Este cuadrado ‘ideológico’
general se aplica no solamente a la dominación racista, sino, en general, a la polarización endogrupo-
exogrupo en prácticas sociales, discursos y pensamientos.

Dijk trata de obtener también un conocimiento más profundo sobre la manera en que los discursos
expresan y manejan nuestras mentes. Un ejemplo claro es en la idea de que la “invasión de refugiados”
puede realzar la opinión negativa que tenemos sobre Otros, y un eufemismo tal como ‘resentimiento
popular’ puede atenuar la autoimagen negativa que una expresión tal como ‘racismo’ podría sugerir. De
esta y muchas otras maneras, las estructuras del discurso mencionadas anteriormente pueden influenciar
los modelos mentales específicos que tenemos sobre acontecimientos étnicos, o las representaciones
sociales más generales (actitudes, ideologías) que tenemos sobre nosotros mismos y sobre los Otros.

Las élites simbólicas tienen un papel especial en la reproducción del racismo que mantiene al grupo
blanco dominante en el poder. Esto significa que un análisis del discurso de la élite ofrece una
perspectiva particularmente relevante respecto a la manera en que el racismo se reproduce en la
sociedad. Una teoría del contexto también explica en parte por qué a pesar del consenso étnico
dominante no todas las minorías serán iguales.

La Conversación es un género, el más elemental y extenso, definido por la carencia de varios limitantes
institucionales. La conversación cotidiana es un género, probablemente el género más elemental y más
extenso de la interacción y del discurso humanos, definido típicamente por la carencia de los varios
limitantes institucionales mencionados anteriormente para los debates parlamentarios. De hecho,
virtualmente todos tenemos acceso a las conversaciones, mientras que solamente los Congresistas
tienen acceso a los debates parlamentarios. Mucho de lo que aprendemos sobre el mundo se deriva de
tales conversaciones cotidianas con familiares, amigos y colegas. Lo mismo es verdadero para los
prejuicios e ideologías étnicos.

El estudio de conversaciones de la gente blanca en los Países Bajos señala que existen diferencias
negativas, desviación de las normas del endogrupo (rompen las normas) y amenaza económica y
delictiva (Wodak). Los exogrupos étnicos son referidos en primer lugar en términos de lo diferente, se
puede hablar de los otros más negativamente en términos de desviación (romper nuestras normas y
valores) y también en términos de una amenaza.

Mientras que los temas son significados que caracterizan conversaciones enteras o grandes partes de
ellas, un análisis semántico local de las conversaciones diarias sobre minorías o inmigrantes revela otras
características interesantes. Uno de los más conocidos son las disclaimers esto es, jugadas semánticas
con una parte positiva sobre Nosotros, y una parte negativa sobre Ellos, por ejemplo: Se utiliza lo
aparente (negación, concesión, empatía, ignorancia, excusas, revocación (culpar a la víctima),
transferencia). Yo no tengo nada contra los negros, pero…algunos de ellos son inteligentes, pero en
general…

Las Noticias y los medios de comunicación son actualmente la fuente primaria del conocimiento y la
opinión “étnica” en la sociedad. De los muchos temas posibles, hay una lista corta, estereotipada y
negativa (la inmigración como problema fundamental y no como desafío). Ocurre también en la sala de
edición, ya que la mayoría de los reporteros son blancos. Las conversaciones cotidianas son el lugar
natural del racismo popular diario. Dado que las personas comunes no tienen control activo sobre el
discurso público de la élite, generalmente no tienen más ‘que decir’ o ‘que hacer’ contra los Otros que
hablando negativamente con ellos y sobre ellos.

Por supuesto, los estereotipos y los prejuicios étnicos, de la misma manera que los rumores, pueden así
expandirse rápidamente. Sin embargo, como se planteó antes, gran parte de las conversaciones
cotidianas se inspira en los medios de comunicación. En un estudio holandés, por ejemplo, encontramos
que, de 1.500 títulos relacionados con temas étnicos, ninguno era positivo cuando implicaba a minorías
como agentes activos, responsables, mientras esto era completamente normal cuando uno de Nosotros
era el Agente semántico en un título.

También a la utilización de las oraciones pasivas y activas en relación a la construcción del discurso.
Las metáforas (invasión inmigrante), la pasivización anulando el agente que realizó la acción y la
nominalización que es un recurso gramatical del análisis del discurso donde los verbos se caracterizan
por tener una semántica muy fuerte (omite el verbo y lo cambia por un sustantivo) lo que genera también
no mencionar al sujeto y suaviza el discurso.

Los debates parlamentarios (discursos políticos) pueden empezar con presentaciones positivas, pero
terminará siendo negativo. También habla de los libros de texto, que después de los medios de
comunicación de masas el discurso educativo es el más influyente en la sociedad, especialmente cuando
se refiere a la comunicación de creencias que no son transmitidas generalmente a través de la
conversación cotidiana o los medios.

Las negaciones del racismo tienen una dimensión individual (típica de conversaciones informales), pero
también social (discurso público). No sólo toman mal que se los perciba individualmente como racistas,
sino que también suelen defender a su grupo. En conclusión, explica que todas estas diversas
estructuras en diversos niveles, y de diversos géneros, de la élite, contribuyen a la estrategia global de la
auto presentación positiva y de la heteropresentación negativa. Esas estructuras pueden derivar y
orientarse hacia la construcción de las mismas estructuras mentales, es decir, actitudes e ideologías
negativas en torno a las minorías y la inmigración. Tales cogniciones dominantes del grupo inspirarán
nuevamente discursos y prácticas sociales igualmente negativas y donde el discurso, y especialmente el
discurso público de la élite, está implicado de manera crucial en la reproducción del racismo.

Cap 6 Van Dijk. El discurso y la negación del racismo

El racismo tiene diferentes estrategias discursivas:

- Pasivización→ Convertir el objeto de la oración en sujeto. Mencionar el objeto y omitir el sujeto. Omitir al agente
de la acción con la voz pasiva. Se encubre al agente para evitar mencionar quién hizo la acción o quién dijo tal
cosa. Se encubren pensamientos o expresiones racistas.
- Nominalización→Verbos son transformados en sustantivos. Ej.Reprimir a represión/matar a matanza. “El
abatimiento del delegado”, se evita usar el verbo abatir porque suena más suave y no hace falta enunciar al sujeto.
Suaviza el efecto de la acción y permite omitir a los agentes ejecutores. Buscas que te diga la nota quién fue.
(Se podría relacionar con Arias y la subjetivización).
-Negación→se da en el uso de eufemismos, no se dicen los actos del racismo no se informan hay formas de

Los prejuicios étnicos y raciales se adquieren y comparten dentro del grupo dominante blanco
principalmente a través de la conversación cotidiana, el texto y las conversaciones institucionales. El
discurso sirve para expresar, transmitir, legitimar, ocultar o negar esas actitudes éticas negativas. Los
discursos sobre las personas no blancas y las naciones del Tercer mundo también tienen funciones
culturales, políticas y de org social más amplias. además de representar positivamente a los propios y
negativamente a los ajenos, el discurso racista marca la pertenencia al propio grupo, las adhesiones
internas al grupo blanco y las diferentes condiciones que se dan para que el la supremacía y dominación
del grupo blanco se reproduzcan en todos los terrenos, social-político-cultural.

En la reproducción del racismo opera: 1- en el micro nivel de la org social de las interacciones el discurso
y las cogniciones sociales cotidianas situadas de miembros individuales de un grupo. 2do esta “realidad”
del micronivel del racismo genera las estructuras y procesos generales de dominación y desigualdad en
los niveles meso y macro de los grupos, formaciones sociales, vecindarios, instituciones, orgs, naciones y
regiones del mundo. Hay una interdependencia entre las micro y las macro estructuras del racismo. Las
elites políticas, de medios, académicas de diversos ámbitos tienen un papel destacado en la
reproducción del racismo, controlan el discurso público o tienen acceso y son los más interesados en
mantener la dominación del grupo blanco, preformulación el tipo de creencias étnicas cuyas versiones
luego son populares. Muchas de las formas mas sutiles, modernas cotidianas o nuevas del racismo
cultural o de la discriminación fueron tomadas del discurso de la elite. Ciertos grupos de la élite a veces
cumplen la función de pre formular ideologías antirracistas.
En los textos y comunicaciones sobre las minorías étnicas o raciales muchos blancos siguen la doble
estrategia de presentarse positivamente a sí mismo y expresar de forma sutil o indirecta (a veces +
agresivas) de representación negativa del Otro. El menoscabo del exogrupo rara vez se da sin
acompañamiento de expresiones a favor del propio grupo o destinadas a mantener las apariencias de
tolerancia.

La negación del racismo es parte de las estrategias para presentar positivamente al propio grupo. Las
normas y valores generales prohíben las formas explícitas de prejuicios y discriminacion étnicos y la
mayoría de los miembros del grupo blanco son conscientes de esas restricciones sociales, incluso las
comparten y reconocen. Quienes se expresan negativamente sobre las minorías son conscientes de que
sus palabras pueden interpretarse como una violacion a las normas sociales de tolerancia y aceptación.
La negación ilustra un descargo de responsabilidad “No tengo nada contra los negros pero…”

Las negaciones del racismo tienen una dimensión individual (típica de conversaciones informales), pero
también social (discurso público en política, medios, educación, empresas y otras orgs). No sólo toman
mal que se los perciba individualmente como racistas, sino que también suelen defender a su grupo al
que pertenecen.

Potencialmente el discurso público llega a una amplia audiencia, la forma social de negación es la más
influyente y la más perjudicial porque ayuda a construir el consenso blanco dominante. En la interacción
las personas tratan de actuar y de hablar de tal manera que sus interlocutores tengan la mejor impresión
posible de ellas o se esfuerzan para que no sea negativa. //se puede relacionar con Thompson 1era
parte//

Los juicios sobre las personas pueden depender de la situación, lugar, acciones o cogniciones del
momento, pero pueden ser características de la personalidad de un individuo permanentes,
independientemente del contexto

Si bien la gente siempre busca evitar una impresión negativa, probablemente se preocupe más por evitar
una evaluación negativa general sobre su personalidad que sobre una acción particular de una situación
específica. La imputación de “racista” o “intolerante” supone una característica perdurable y es un juicio
particularmente amenazador de prestigio. Los descargos de resposabilidad (el que pone enfasis en “no
tengo nada contra los negros”) intent impedir que esa instancia articular llegue a ser una impresion
general. una opinión negativa sobre un miembro o acto particular puede considerarse justificada mientras
que una opinión negativa general sobre las minorías podía verse como una actitud racista.
Muchas veces la persona que acusa al otro de racista termina siendo acusada a su vez e racismo
invertido contra los blancos, se la tacha de ultrasensible, exagerada e intolerantes y se la culpa de “ver
racismo donde no lo hay”. las negaciones del racismo frecuentemente se transforman en contra
acusaciones de antirracismo intolerante o intolerable. (Inversión)

Tipos de negación:
1)Negación del acto (no lo hice/dije de ningún modo)
2) del control sobre el acto (no lo hice/dije a propósito, fue un accidente),
3) de la intención (no quería que pasara eso/me malinterpreta),
4)del objetivo (no lo hice/dije para que…)

Hay negaciones generales y otras que dependen de la situación, negaciones personales y otras basadas
en el propio grupo.
Aunque la persona que habla de otros grupos normalmente lo hace como miembro de su grupo puede
haber tensiones entre las opiniones individuales y las del grupo de la persona. Quienes niegan ser
racistas dan a entender que lo hacen en concordancia con la norma general y oficial de su grupo que
prohíbe el racismo y que son ciudadanos decentes. Estos descargos individuales hacen suponer que el
grupo no es racista. Puede suceder que los individuos nieguen tener opiniones/prácticas y reconozcan
que el grupo al que pertenecen, algunos o muchos de los miembros, no comparten esa tolerancia. esa
última negación admisión es más propia de los antirracistas, mientras que la negación del racismo
individual en general es típica de las opiniones racistas. la estrategi de negar el raciso individual es en
comparacion con las actitudes de otros, con un movimiento de transferencia: “no tengo nada contra ellos
pero a mis clientes no le gusta el personal negro”.
Generalmente la negación es una estrategia de defensa, que supone acusaciones explícitas o implícitas.
La persona puede negar haber participado de hechos negativos que su interlocutor lo acusa, aunque
también puede ser preventiva, cuando la persona se preocupa por guardar las apariencias, se adelanta a
las inferencias que pueda hacer su interlocutor.

La acción se analiza como una combinación de cognición (intención) y actividad, puede admitir haber
realizado la acción considerada negativa pero negar la parte cognitiva, negar la intención. “nunca tuve la
intención de que pasara esto” la estrategia está en la intención, las buenas intenciones se juzgan como
impulsoras de buenas actitudes x lo tanto características de un buen ciudadano. (3- Negación de la
intenció)

Las negaciones de las intenciones son muy efectivas cuando el acusador tiene pocas formas de probar
las intenciones negativas. es difícil probar que la acción negativa por otras razones aceptables. Esto se
ve en los juicios por discriminación. Ej: Un periodico puede publicar repetidamente y en lugar destacado
info sobre delitos de una minoría, pero puede defenderlo diciendo que publica “ la verdad” y negar
opiniones prejuiciosas sobre las minorías.*

4) Negación del objetivo (no lo hice/dije para que…) tiene además una negación de responsabilidad: si
hubo consecuencias negativas yo no tuve las responsabilidad sobre ellas. Los medios tienen la
costumbre de negar su responsabilidad sobre lo que puede hacer la audiencia con los contenidos que
ellos transmiten. Las dimensiones más difíciles de la negación del racismo.

Otra forma de negación son las mitigaciones, como bajar el tono de voz, minimizar la propia acción
negativa o usar eufemismos para describirla “no la insulte solo le doy mi sincera opinión”. Las
mitigaciones son importantes en situaciones sociales donde las normas son firmes, cuanto más firme las
normas contra el racismo más tenderá la persona a recurrir a la negación/ mitigación.

Cuando se producen actos de innegable racismo los medios tienden a llamarlos “discriminación” o
“prejuicio”, “esterotipos”, “motivación racial”, pero evitan la palabra racista. Generalmente las nociones de
racismo o racista se reservan para los OTROS. Quienes hablan de racismo son casi siempre grupos
minoritarios o antirracistas. El uso de eufemismo supone la negación sistemática del racismo del grupo o
la sociedad dominante.

Además de la negación propiamente dicha, se registran una gran cantidad de estrategias cognitivas y
sociales que están más o menos relacionadas con las negaciones: justificación (la verdad o derecho a
saber de los lectores*), en este caso la persona no niega el acto pero niega que fuera negativo y
explícitamente afirma que estaba justificado.

También puede suceder que el individuo reconozca que su acto negativo fue tal pero, lo
excusa, desvía la culpa a las circunstancias o a otros. (ej negros lub) en este sentido dos estrategias son
alegar provocación y culpar a la víctima, la situación se enfoca en caracteristicas negativas de las
victimas.

La forma más decidida de la negación es la inversión (nosotros no somos culpables ellos tienen la culpa,
nosotros no somos racistas ellos son los verdaderos racistas.--> caso de los antirracistas como los
intolerantes. Las inversiones forman parte de una estrategia de contraataque.
La negación moral individual tiene en cuenta el contexto social. Cuando las elites y las instituciones
líderes de la sociedad defienden y legitiman el racismo, el etnicismo o el etnocentrismo son raras las las
negaciones y las excusas de las actos y discursos racistas (se ven más avalados), donde las normas no
toleran expresiones de odio hacia grupos diferentes al propio las negaciones adquieren mayor presencia.

El racismo institucional o académico siempre se niega: la discriminación y el racismo no exiten como


caracteritica estructural de una sociedad, sino que se lo trata como un incidente o desviasion se lo
atribuyen al nivel nivel individual y dicen que debería castigarse. las apariencias y el prestigio tambien
valen para el discurso público de las instituciones y organizaciones.
Si el racismo es un sistema de dominación racial es probable que la negación del racismo sea
predominante en su propia reproducción. La dominación y la desigualdad provocan resistencia, cuando
hay un consenso general respecto a que no existe el racismo, las minorías y sus protestas u otras formas
de resistencia encuentran dificultades para ser tomadas en serio. (se relaciona con Martín Rojo)

Si la tolerancia es un mito nacional los grupos minoritarios tienen mayores dificultades para hacerle frente
a las desigualdades, para llevar adelante una acción unificada y obtener credibilidad y apoyo dentro del
grupo dominante. Hasta son vistos como personas ultrasensibles, exageradas o excesivamente
exigentes. (ej. feministas llamadas feminazis).

El consenso del grupo dominante en la negación del racismo es poderoso en su reproducción porque la
resistencia para tener éxito necesita atención pública, cobertura de los medios y el reconocimiento parcial
de las injusticias. Si los políticos y los medios se niegan a reconocer que hay un problema grave, no
habrá debate público, ni cambio de opinión pública y no cambiará el sistema de poder. lo único que los
instala en la agenda son temas de interés público como manifestaciones o disturbios.
Se elimina el elemento “racismo” porque el término implica que nosotros somos el problema y no ellos. La
negación es una de las estrategias fundamentales de manejo político, ayuda a controlar la resistencia y
hace manejables los problemas políticos de una sociedad étnica y racialmente plural.
Así en los libros de texto, en los discursos políticos y en los medios, se declara la democracia, el
cristianismo, la tecnología y los valores occidentales como superiores a los de las demás culturas. La
“tolerancia” occidental se compara con la intolerancia del fundamentalismo musulman. En todos los
niveles (relaciones interpersonales, interculturales o internacionales) la negación funciona como freno a la
resistencia y a la oposición y como estrategia para reproducir la hegemonía.

La conversación: conversación cotidiana es un modo crucial de interacción social. Las conversaciones


son el canal mayor de procesamiento de info social y suministran el contexto para que se expresen y
transmitan el conocimiento y las creencias compartidas.
1-Los temas son de variedad limitada y se centran en diferencias socioculturales, la desviación de la
norma y la competición (Wodak) la mayor parte tienen que ver con la “amenaza” al grupo dominante.
2- Se usan las anécdotas como argumento. Las historias, cuando corresponden a una experiencia
personal, sirven como premisas de una conclusión negativa.
3- El estilo y la tendencia de la conversación denotan una distancia crítica, actitudes negativas respecto a
las minorías y a la inmigración la normas de tolerancia controlan la expresión de evaluación por lo que el
discurso con extraños (ej. entrevistadores) siempre sea atenuado. hay tendencia a evitar las agresiones
verbales fuertes,
4-Presentación positiva de sí mismos y negativa de los otros. → Negación aparente, no hay prueba de que el
hablante no tenga nada en contra de ellos. “no tengo nada en contra de los negros pero..”. mantiene las apariencias y
se introduce una frase negativa sobre Ellos a continuación del pero…

Durante la conversación cotidiana se da la negación de la discriminación, termina siendo una inversión:


nosotros somos las verderas victimas de la inmigracion y las minorias. son típicas de los barrios de clase
obrera donde se atribuyen delitos a las minorías y hay mitos sobre un favoritismo. Los blancos pobres
sienten que son víctimas de políticas sociales urbanas pero no culpan a los políticos sino a los
inmigrantes.

La prensa: la mayor parte de los eventos étnicos de los que habla la gente en su vida cotidiana no
corresponden a experiencias personales, sino que llegan a través de los medios. Las conversaciones
suelen girar en torno a delitos o diferencias que plantean los medios y que la gente racista toma como
pruebas.
Incluso cuando se trata de acontecimientos étnicos, se cita menos y se le asigna menos credibilidad a los
portavoces de la minoría. Se cubren más hechos delictivos o acciones negativas de la minoría que
noticias de racismo y rara vez se lo califica de tal.

La presentación positiva de sí mismo es un importante movimiento del discurso periodístico y debería


interpretarse como la negación argumentativa de las acusaciones de los antirracistas. El objetivo no es la
tolerancia sino limitarla para impedir sus excesos. Se combina la presentación positiva de la mayoría
blanca con la inversión de la culpa.

El panorama dominante de las minorías y los inmigrantes se caracteriza por los problemas. Para varios
sectores de la prensa, solo los antirracistas ven en esa discriminación cotidiana una forma de racismo, lo
cual los lleva a marginar a los antirracistas por considerarlos miembros de un grupo radical de fanáticos.
Entonces, los verdaderos enemigos de la prensa pasan a ser los antirracistas, que ven el racismo en
todas partes. Los antirracistas no sólo ignoran “la verdad”, sino que además impiden que otros (nosotros)
digamos la verdad.

Las negaciones no son siempre explícitas


Negaciones sutiles→ manera de expresar duda, distancia desaprobación en realicen a los dichos y acusaciones de
otros. Transmitir negaciones expresando duda o distancias, x lo q la noción misma de racismo aparece entre
comillas, especialmente en los titulares. Las comillas no son un mero recurso periodístico sino que, aparte de señalar
duda y distancia periodísticas, connota la idea de acusaciones infundadas.

Mitigación: hay diversas formas como el descenso del tono, uso de eufemismos y otros circunloquios
que minimizan el acto mismo o la responsabilidad del acusado. En lugar de hablar de desigualdad o
racismo se dice que las relaciones raciales son frágiles y que la desconfianza es propia de esas
relaciones.
También hay concesiones fingidas para quitarse responsabilidad. Ej. "También hay negros inteligentes,
pero…" La mitigación aparece en el uso de eufemismos, en la redistribución de la responsabilidad y en la
negación de la culpa. NOSOTROS grupo dominante no son los principales responsables de las tensiones
que se dan entre las comunidades, todos lo somos.

-Discurso parlamentario: nuestro análisis del discurso de la élite también necesita prestar particular
atención al discurso parlamentario, especialmente porque allí pueden enfrentarse abiertamente diferentes
ideologías, opiniones e intereses, sobre todo cuando se tratan cuestiones delicadas tales como las
minorías y la inmigración. Autoglorificación nacionalista.

“El noticiero como discurso” - Farré

Al comenzar el capítulo la autora señala un par de preguntas que son ¿Quien habla a través de la
pantalla televisiva? ¿Cómo interpreta el espectador las informaciones que recibe? ¿Qué significado tiene
esa comunicación? Estas preguntas implican pensar en términos del discurso, donde el contenido
expresado no es un simple mensaje informativo sino un complejo textual. Con un modelo semiótico-
enunciacional, propicio para estudiar el tipo de intercambio que se da en los medios masivos, ya que
propone pensar en él emisión y en el receptor bajo la forma de sujetos textuales y no empíricos
(enunciados y destinatarios).

Al momento de producirse el discurso se hace un modelo de destinatario y a partir de ahí se realizan


producciones para que se intérprete el mensaje.

El noticiero cuenta una historia, narra una visión del mundo al espectador. Cada noticia formula una
narración que comprende a su vez, una enunciación y un enunciado, el discurso que incluye al conductor
como parte del texto y centra en el aspecto comentativo, y el texto que conforma un relato. En los dos
aspectos las huellas del enunciador/autor siempre están presentes. El noticiero como objeto discursivo se
ofrece como lugar donde explorar:

-La construcción estratégica del sentido que resulta en un modelo interpretativo de la realidad

-La imagen del enunciador que queda en el texto como un todo

-La imagen del destinatario que se propone a través de las interpelaciones y los juegos intertextuales que
remiten a unos saberes determinados, además del tipo de acciones que el propio noticiero solicita a su
espectador modelo.

En el noticiero podemos reconocer las siguientes instancias (imágenes) enunciativas:

-Emisores o enunciadores, cuyas intenciones no se explicitan y sus contrapartidas, los receptores.

-Un enunciador (autor), que es la imagen de la enunciación, responsable del sentido que se propone. Y
sus contrapartida, un destinatario modelo.

-Unos narradores, sujetos textuales, que aparecen para intermediar entre el espectador y el texto.

-Los personajes que llevan a cabo las acciones origen de la noticia.

El autor enunciador, presenta un modelo de mundo a través de una ideología particular, que se consolida
con la reiteración de las mismas resoluciones ante hechos similares.

Un ejemplo puede ser si os sucesos delictivos de distinta naturaleza, un asalto, el robo de la línea
eléctrica de un barrio, son informados igualmente en términos antagónicos en los que, de un lado, la
policía representa el actor que busca la seguridad y el “otro” bando como responsable del mal de una
comunidad.

El periodista pone en juego en su discurso las funciones pragmáticas de hacer saber y hacer creer el
enunciado noticioso. Se acerca al espacio origen de la información y ocupa vicariamente el lugar del
espectador donde comparten la modalidad del querer saber. En toda comunicación, el texto introduce
representaciones del enunciador y del destinatario, ya que cada uno elabora su discurso a partir de la
imagen que posee de sí mismo y del otro.

El pacto comunicativo también se determina de modo implícito a través de las elecciones técnicas,
escenografía, movimientos de cámara, encuadres, tono de voz, etc..

El destinatario asume que todo lo que se le cuenta y muestra es verdad y que se corresponde con el
mundo de referencia. Esto comporta un modelo de credibilidad importante que el espectador le asigna
al programa y que sobre todo los conductores asumen desde su lugar de intermediario entre la “realidad”
y el destinatario.

Existe una relación jerárquica, un sujeto el periodista posee el saber mientras que el destinatario solo le
corresponde creer.La propuesta del enunciador es ofrecer percepciones seleccionadas que definen
aquello que merece ser conocido, el enunciador (hacer ver), en segundo lugar ofrece informaciones y
determina los temas de lo que se debe y/o puede conocer (hacer saber), y en tercer lugar ofrece una
confianza al determinar el valor de verdad de cuanto se dice (hacer creer).

En el inicio de la emisión, se plantea un pacto de hospitalidad, algo que va mutando a lo largo del
programa a medida que el conductor se ajusta al contenido de las noticias.

El destinatario por su parte, es depositario de una competencia comunicativa que está dada, fundamente
por su posibilidad de aceptar o no la propuesta. La credibilidad de las noticias es un aspecto central en la
determinación del pacto comunicativo. Hoy se toma en cuenta que la noticia final se caracteriza por su
liviandad a modo de “relajar” todas las malas noticias que formaron parte del contenido.

La regla predominante del tratamiento de la imagen en los informativos hoy está guiada más por
conseguir una impresión de modernidad que refuerce la función espectacular que por preocupaciones
sobre las condiciones perceptivas de la visualización.
Cambio por ejemplo en informe sobre clima donde se nota que se le entrega más espacio y
espectacularidad. Los acontecimientos de la realidad son tomados por las organizaciones informativas
que hacen circular las noticias y al mismo tiempo construyen la realidad.

“Origen, aplicación y límites de la ‘teoría del encuadre’ (framing) en comunicación” – Teresa


Sábada

Sádaba nos adentra en la teoría del encuadre, esta surge en la sociología interpretativa y se traslada
rápidamente a la psicología cognitiva, en conjunto con la lingüística. Nos permite comprender cómo es
que accedemos a una versión de la realidad a través de cómo es presentada la información sobre esa
realidad. La teoría del encuadre, o teoría de los marcos (framing theory) utiliza la metáfora del “marco”
para analizar cómo se estructuran los procesos mentales (creencias, percepciones, sentido común) en
relación con el lenguaje, y a su vez, cómo es que estos pueden ser manipulados. Entonces framing
significa “enfoque”, “cuadro” o “formato”. El encuadre supone “encerrar en un marco o cuadro”, o también
“determinar los límites de algo incluyéndose en un esquema u organización”.

La sociología interpretativa, estudia las significaciones de la realidad para cada individuo a través de un
proceso interpretativo en el que cobra un papel fundamental la interacción y que tiene como objeto la
definición de las situaciones de la vida cotidiana. La realidad interpretada pasa a constituirse como
realidad social por excelencia. Consecuentemente, la teoría del framing se establecerá como el
instrumento que permitirá describir este proceso de interpretación y de significaciones particulares. Será
una herramienta concreta que manejan los sociólogos para acceder a los significados de la realidad.

El encuadre tiene uno de sus antecedentes en la sociología interpretativa (la que propone que la
interpretación de la realidad que hacemos los individuos ocurre durante la interacción). El término frame
(que significa “marco” en inglés), fue utilizado por Gregory Bateson en un ensayo sobre la psicología de la
percepción, donde dice que cualquier información definida como un “frame”, es la que proporciona al
receptor elementos para comprender los mensajes que se incluyan dentro de ese frame. Entonces para
él, los marcos son instrumentos de la mente, con los que se ahonda en las diferencias que encontramos
en las cosas.

Goffman por su parte lo traslada a la sociología para explicar cómo se organizan los acontecimientos, no
solo en nuestra mente, sino en la sociedad en su conjunto, al indicar que las definiciones de una situación
se construyen de acuerdo con principios organizativos que gobiernan los acontecimientos. El frame es
tanto un marco como un esquema. Un marco que designa el contexto de la realidad y un esquema o
estructura mental que incorpora los datos externos objetivos.

Diferencias entre la explicación de Goffman y Bateson, el primero habla de que estos marcos no son
definitivos sino que están sometidos a una revisión continua conforme cambia la realidad, existen
distintos estratos de la realidad, desde la no transformada a la que ha sido en múltiples ocasiones re
enmarcada, Bateson no explica esto, estas implicaciones que se parecen a la realidad sin serlo, como el
teatro o el juego. Otra diferencia es que Bateson considera que los frames se generan en procesos
psicológicos, Goffman los inserta en procesos organizativos y sociales.

Se pasa del “marco” de la experiencia individual al marco colectivo, donde por primera vez aparecen en el
estudio los medios de comunicación. Los medios se perciben en este contexto como agentes poderosos
en los procesos de encuadre del discurso social, llegando a considerarse con bastante frecuencia como
los principales generadores de marcos sociales. El proceso de construcción de la realidad emplea el
framing. Los frames son recursos que utilizan los medios desde una posición dominante, hegemónica,
para organizar la realidad de una sociedad.

La investigación de los movimientos sociales acoge el frame de Goffman en su aceptación del marco. En
este caso los marcos ayudan a comprender definiciones de situaciones sociales concretas, más bien
minoritarias, que se reivindican como objeto de movimientos sociales particulares. El interés parece pasar
de este modo del marco de la experiencia individual al marco colectivo, donde por primera vez aparecen
en el estudio los medios de comunicación. Los medios se perciben en este contexto como agentes
poderosos en los procesos de encuadre del discurso social, llegando a considerarse con bastante
frecuencia como los principales generadores de marcos sociales.

Los marcos entran a formar parte de las estrategias de los movimientos para integrar a sus miembros y
obtener nuevos adeptos. Los movimientos son considerados Agencia de significación colectiva con
capacidad para difundir ideas a la sociedad, ligados a la cultura en la que se inscriben y una de sus
tareas fundamentales es la de producir esos marcos de referencia que se convierten en herramientas
tácticas y conscientes de los activistas.

La respuesta que ofrece la teoría del framing al objetivismo es negar sus postulados ya que cuando se
cuenta lo que sucede, el periodista encuadra la realidad y aporta su punto de vista. Los encuadres
periodísticos también suponen la unión del medio con su audiencia en términos de identificación. Su
formulación encaja adecuadamente con las teorías subjetivistas del constructivismo.

A su vez, la autora plantea que los medios se sitúan como intermedios entre el mundo exterior y las
audiencias, puesto que en muchas ocasiones son el único modo de acceso a lo que sucede "ahí afuera".
Pero los medios transforman las dimensiones de los acontecimientos en productos informativos que
pasan por una serie de filtros hasta llegar a la audiencia. La filtración demuestra que la mediación no es
un mero enlace del medio con la sociedad, sino que es el proceso comunicativo se asume un impacto de
la lógica y del formato de los medios sobre los contenidos ( no están reflejando la realidad pasivamente,
sino que son parte de una realidad social a la que contribuyen con sus propios marcos)

Reese: “los frames son los principios de organización compartidos socialmente, persistentes en el tiempo,
y que trabajan simbólicamente para estructurar con significado el mundo social”.

Los frames y los marcos son estructuras para conocer la realidad, que aciertan al señalar que la realidad
se mira desde distintos lugares, desde distintas ventanas y que esa realidad cambia dependiendo de si la
ventana (metáfora de Tuchman) por la que se mira es grande o pequeña, de si su cristal es claro u
opaco, etc. La teoría del encuadre viene a subrayar, finalmente, que para el conocimiento de las cosas no
hay un único camino, sino que se dispone de múltiples vías, perspectivas y maneras de acceder a la
realidad.

Los periodistas aportarían a la sociedad unos esquemas que ellos han aplicado a la realidad. Robert
Entman indica que los frames no solo aparecen en los textos, sino que de algún modo también se
encuentran en el emisor, receptor y la cultura donde aparece el mensaje. Donde la ubicación de los
frames en estos cuatro lugares del proceso de comunicación refuerza la función de los enfoques al
seleccionar y subrayar aspectos de la realidad. Se trata de esquemas compartidos que subyacen en las
actitudes de los periodistas que organizan la información, en los receptores que son capaces de
comprender la, en los textos que materializan esos esquemas y en la cultura en la que se generan. Son
por lo tanto principios mentales de procesamiento de información como características textuales.

La lectura de la teoría del encuadre sugiere la posibilidad de plantearse si todos los puntos de vista son
igualmente informativos.

El delito y sus públicos Inseguridad, medios y polarización - Focas

Capítulo 1 “Inseguridad: la construcción de un problema público”

La inseguridad, como categoría, crece y se consolida vinculada con el delito urbano, dejando otros tipos
de delitos por fuera del campo de los sentidos. El concepto se nutre de dos dimensiones, una objetiva
(las tasas de delitos) y otra subjetiva (el sentimiento de inseguridad).

La preocupación social por la cuestión delictiva no es nueva, pero adquiere, en la sociedad y en la


dinámica política actual, una destacada centralidad, al tiempo sus alcances e implicancias en torno a la
categoría de “inseguridad” se renuevan. Esta preocupación, actualizada y reconfigurada, acompaña en
principio el esplendor de los neoliberalismos en América Latina, y configura un nuevo patrón de
sensibilidades colectivas asociadas al delito. Estos renovados significados exceden las fronteras
determinadas por la ley y distan de corresponderse con una respuesta automática al aumento de los
ilícitos. Gabriel Kessler define al sentimiento de inseguridad como “una suerte de anticipación de un
peligro percibido, más ligado a la percepción del entorno que a la experiencia personal”.

El individuo se siente vulnerable y le exige al Estado protección, pero, advierte Castel, “si se pretende un
Estado de derecho, este no puede sino defraudar esa búsqueda de protección total, pues la seguridad
total no es compatible con el respeto absoluto de las formas legales”. Y agrega: “en estas sociedades de
individuos, la demanda de protección es infinita porque el individuo en tanto tal está ubicado fuera de las
protecciones de proximidad, y no podría encontrar su realización sino en el marco de un Estado
absoluto”.
La centralidad se observa en distintas manifestaciones del fenómeno, pero especialmente en la
construcción noticiosa de los medios de comunicación. La dimensión del drama centrada en la víctima y
su sufrimiento dota de una fuerte carga emotiva a la noticia sobre el delito. En estas narraciones
mediáticas resultan fundamentales las construcciones valorativas presentadas en espejo en torno a los
protagonistas, víctimas (y sus familiares) y victimarios, así como las valoraciones sobre los hechos
ocurridos.

En las últimas décadas, la inseguridad se consolidó en la Argentina como tema controversial y de


discusión cotidiana. El tema constituye en la sociedad actual un problema público, ya que exige una
resolución urgente e induce deslindes entre aquellos que lo perciben como tal y aquellos que no, aquellos
que son conmovidos por él y aquellos que no lo son. La configuración de un problema público responde a
una suma de procesos que involucra la formulación de demandas ante una situación que se considera
negativa y que amerita ser resuelta, la elaboración de explicaciones causales dotadas de verosimilitud
sobre el problema y, por último, una preocupación de carácter extendido en la población y que
permanece estable en el tiempo. En el año 2000, en consonancia con lo que sucede en otros países de
América Latina, distintas encuestas posicionan a la inseguridad en el tope de las preocupaciones
nacionales, incluso por encima del desempleo y la inflación.

El tratamiento del tema evidenció un cambio durante el gobierno del presidente Mauricio Macri (2015-
2019), cuando las encuestas de opinión pública ubican a la inseguridad como tercera o cuarta
preocupación ciudadana. En la cima figuraban nuevamente los problemas económicos, e incluso algunas
consultoras posicionaban el problema de la corrupción antes que el de la inseguridad. Los argentinos,
según se desprende de estos datos, parecían no estar tan preocupados por los índices delictivos como lo
estuvieron durante la década precedente. Sin embargo, el tema siguió estando entre los tres más
importantes, y fue un tópico estable tanto en la agenda pública como en la política y mediática.

Las percepciones sobre la seguridad y la inseguridad para las ciudadanas y los ciudadanos existe la
percepción común de una “fragmentación social”, esto es, una crisis de valores, degradación moral,
abandono del barrio, aparición de sujetos desconocidos y/o peligrosos, pero también se denuncia la falta
de rigurosidad en las instituciones que deben controlar el delito. A su vez, los investigadores explican que
la inseguridad es, en última instancia, una percepción o un sentimiento, porque expresa una demanda, la
sensación de una aporía en la capacidad del Estado de garantizar un umbral aceptable de riegos que se
perciben ligados al delito.

En tanto formaciones culturales y sociales que modelan, organizan y generan determinadas estructuras
de sentimiento, las percepciones funcionan en toda sociedad como “un conjunto de formas simbólicas
públicas, que expresan y a la vez configuran el significado para los actores inmersos en el flujo constante
de la vida social”. Esta perspectiva tiene como premisa que el análisis sobre la inseguridad no puede
desentenderse de las percepciones, en tanto una dimensión constitutiva del fenómeno, es decir, de las
formas en que los sujetos comprenden, experimentan y se comportan en relación con el problema.

El riesgo y el temor son dos nociones centrales que configuran el sentimiento de inseguridad. La
victimización delictiva y los temores asociados a ella constituyen uno de los riesgos que más
preponderancia ha adquirido en las sociedades modernas durante las últimas décadas. La idea de
sociedades más inseguras no implica necesariamente que hayan aumentado los riesgos, sino que cada
vez hay una exigencia mayor de que esos riesgos sean regulados y de que los Estados se hagan
responsables de ellos.

Nos interesa indagar en el temor al delito en tanto, junto con el concepto de riesgo, forma parte del
entramado de representaciones, discursos, emociones y comportamientos que configuran el sentimiento
de inseguridad. Por temor se transforman los usos del espacio urbano, se restringen los círculos de
sociabilidad, se modifican las prácticas y comportamientos más rutinarios y se construye un vínculo de
distancia y reserva con el otro que, llevado al extremo, puede derivar en intolerancia y exclusión. El miedo
al delito, como campo de estudio, ocupa un lugar significativo en las agendas de investigación y es de
interés para las políticas públicas de diversos países.

A comienzos de la década de 1970, Stanley Cohen propuso el concepto de pánicos morales para
referirse a la relación entre ciertos hechos delictivos y su representación en los medios. Según Cohen,
para que un caso de pánico moral sea exitoso se necesita que haya un enemigo adecuado, y que la
víctima sea la correcta: alguien con quien uno puede identificarse. La función de los medios se manifiesta
en su capacidad de establecer la agenda, seleccionando aquellos eventos socialmente problemáticos,
que se consideran de interés periodístico y decidiendo cuáles de tales eventos son candidatos para
generar pánico moral. En esta investigación, el concepto de pánico moral resulta útil pero insuficiente
para dar cuenta de las tensiones que se advierten entre las representaciones de las noticias de
inseguridad, las prácticas periodísticas y sus públicos

Capítulo 2 De la noticia policial a la noticia de inseguridad

Tanto los formatos que emiten información (diarios, portales online, programas de radio y noticieros)
como aquellos llamados de entretenimiento (programas magazine o reality shows), contribuyen a alterar o
a modificar el modo en que los problemas públicos son construidos. En el caso de la inseguridad, se trata
de un tema recurrente para los medios de comunicación que mantiene una presencia constante en la
agenda mediática, tanto en tiempo como en espacio

La cámara hace un rápido zoom sobre la mancha de sangre, luego realiza un barrido y se detiene en la
marca de bala que quedó en la pared. Enseguida, una lenta panorámica invita a observar el cuerpo de la
víctima que yace sobre la vereda, rodeado de paramédicos, fiscales, policías y transeúntes curiosos. En
off, el relato del cronista no ahorra calificativos, abusa de figuras retóricas y resalta una y otra vez el
horror del acontecimiento. Esta escena, común para cualquier televidente, forma parte del imaginario de
lo que se espera ver en una noticia policial.

El retorno de la democracia ubica paulatinamente a la noticia policial en un lugar relevante en las


agendas gráficas y televisivas. El modus operandi que deja la última dictadura militar cobra notoriedad en
los medios a partir de casos de gran repercusión política. En la década siguiente, el género policial se
expande en los medios y se entremezcla con la sección política. Noticias de corrupción, negociados y
muertes dudosas acaparan las primeras planas a lo largo de la década de 1990. La noticia policial es una
noticia política, ya que al transformarse en noticia hechos en los que las víctimas son individuos de clase
media, profesionales, pequeños comerciantes, familias enteras y policías, el crimen presiona sobre la
capacidad de gobernancia, y desde entonces, la cobertura noticiosa del delito “no dio vuelta atrás” (2009).

Las representaciones mediáticas se modifican en torno al problema de la inseguridad que emerge y


consolida un sentido preferente sobre la delincuencia. La reconversión de los medios hegemónicos
locales, en función de otorgarle un espacio mayor al tema, respondió a cambios en las condiciones
estructurales (crecimiento del delito) pero también a una fórmula editorial que garantiza un mayor caudal
de lectores y fidelización de audiencias. Así, en los últimos diez años hubo un aumento (en cantidad y
espacio) de la representación mediática del delito, tanto en los medios gráficos como en los
audiovisuales. El crecimiento cuantitativo fue acompañado por una transición cualitativa, es decir, la
noticia policial tradicional se convirtió en “noticia de inseguridad” y adquirió nuevas características, a
saber: generalización (todos estamos en riesgo siempre y en cualquier lado); fragmentación (un relato
episódico de cada hecho, sin reposición del contexto ni las causas generales); una creciente centralidad
en las víctimas (que introduce en el debate sobre la criminalidad una fuerte carga emocional); una figura
que se repite como objeto de temor, el delincuente joven, varón y pobre y la aparición de supuestas “olas
o modas delictivas” (un tipo de delito que parece, en cada momento, ser el más frecuente, pero que en
general, cuando se lo confronta con datos objetivos, no muestra mucha variación en su ocurrencia; el
objetivo pareciera ser generar impacto en la audiencia aprovechando el cariz novedoso que tendría el
fenómeno).

Uno de los actores principales en la construcción de las noticias sobre delitos son los periodistas de
policiales, rol que ha cobrado mayor especialización, principalmente en los noticieros televisivos. El
trabajo del periodista de policiales ha variado sustancialmente en los últimos años, producto de una
coyuntura que posicionó al delito y a la inseguridad como temas de preocupación cotidiana y, por lo tanto,
los convirtió en tópicos estables en la agenda mediática. En este sentido, es relevante conocer las
percepciones de los periodistas sobre su trabajo cotidiano como actores claves en la construcción del
policial, y por lo tanto en la conformación de percepciones públicas sobre el problema de la inseguridad.

La participación de los periodistas de policiales en los programas de la tarde evidencia la alta presencia
del tema de la inseguridad en las agendas mediáticas. Este fenómeno colabora en la dispersión y
fragmentación de la información que circula, y que muchas veces no es suficientemente chequeada por
periodistas, conductores o productores que no están familiarizados con los temas y fuentes. Los públicos,
por su parte, observan esta frivolización de los temas policiales con cierta mirada crítica, a la vez que
denuncian una repetición constante de los casos criminales en la televisión.

“El sentimiento de inseguridad” – Gabriel Kessler


¿Por qué llamarlos relatos? Porque son declaraciones programáticas (diagnóstico del problema y de lo
que debería hacer el Estado en consecuencia), pero también son prácticas del espacio que “organizan
los andares” (suerte de guía para manejarse en la ciudad).

Intensidad de la preocupación general por la seguridad: dos relatos que evidencian una alta preocupación
aunque son diferentes, uno se configura como una lectura política, un grito de enojo y odio, mientras que
el otro es de orientación más pragmática, gira en torno a qué hacer en un mundo que se considera
totalmente peligroso.

El relato que vincula delito y subversión es el único que no ha sido reconstruido a partir de las
entrevistas, sino que está conformado por un grupo bien definido de testimonios de un foro de discusión
en la red sobre inseguridad.Es una expresión de extrema derecha, la única donde se hace una apología
deliberada de la dictadura militar, y los sentimientos que revela con claridad son el odio y la indignación
más que el miedo. Para esta perspectiva, las causas de la inseguridad son histórico-políticas y se
explican mediante un silogismo simple: el gobierno de Néstor Kirchner estaría integrado por montoneros
o ex guerrilleros en general, o sea criminales, por lo cual hay complicidad natural con los delincuentes
comunes; por ende, no sólo no se los castiga sino que las leyes blandas y los jueces "garantistas" los
favorecen, en lugar de defender a la sociedad.

Si lo político es central, no hay ninguna reflexión acerca de por qué la política causaría el delito. Hay una
crítica política por lo que no hace el gobierno más que una lectura política del origen y las causas de la
inseguridad (inseguridad causada, sobre todo, por la transformación de los pobres en la clase peligrosa).

Alteridad radical con el vecino, que se convierte en desconocido. Percepción de que todos los
desconocidos son peligrosos y sólo el círculo íntimo es confiable. En el marco de este discurso el mundo
está colmado de peligros: todo lo que no sea el círculo más íntimo es fuente de inseguridad.

En otros relatos, la inseguridad, si bien toman precauciones, no modifica la forma de vida. La inseguridad
no es el eje de la cotidianidad, a pesar de la inquietud. Relato extremo, porque el mundo es peligroso,
pero la solución no es el encierro, hay una mayor sensación de poder y control.

La crisis económico-social es causa del delito aunque esto no suscite ningún tipo de comprensión ya
que aparece el discurso de “nosotros también la pasamos mal y no por eso salimos a robar”, discurso que
distingue entre pobres honrados y delincuentes. Al ahondar un poco, en un discurso abiertamente
xenófobo, los desconocidos, equiparados a los inmigrantes de países limítrofes, funcionan como matriz
explicativa de una serie de hechos negativos: el delito, la ocupación de puestos de trabajo, la aceptación
de una paga menor que los locales, entre otros prejuicios tradicionales. Así, los inmigrantes, en un barrio
con una historia de migración de tres décadas, son transformados en el otro intruso, en el peligroso, en el
recién llegado, lo que opera en la construcción de una alteridad radical con el vecino, a quien se convierte
en desconocido.

Negación del temor como resultado de un fuerte trabajo en sí mismos, sensación de autoprotección
distinta al distanciamiento. Al relato de la crisis social adhieren a él personas de distintas clases, hombres
y mujeres con grados diversos de interés por la política, progresistas o de izquierda y otros de
centroderecha. Al igual que el relato anterior, sitúan el eje explicativo en la degradación social, pero
ligada al incremento de la pobreza, al desempleo y/ o la desigualdad que tuvo lugar en los años noventa.
No emiten ninguna crítica a la democracia, jamás adhieren a medidas punitivas extremas y consideran
que las causas estructurales morigeran en algún grado . todo juicio moral condenatorio o la atribución de
responsabilidad individual inapelable. La inseguridad es para ellos, a todas luces, una secuela de la crisis
social de la Argentina. Para algunos, la solución es la educación; para otros, el trabajo, y hay quienes
estiman que el problema es la droga.

La estigmatización es un discurso específico de los jóvenes de sectores populares de las grandes


ciudades y, en algunos casos, de sus madres. Ellos aparecen estigmatizados como potenciales
victimarios, por lo cual el relato está centrado en la vivencia continua de un estigma en el barrio, del
hostigamiento y el maltrato de la policía y de los patovicas en los lugares de diversión.Los varones
jóvenes de sectores populares son el grupo que concentra todas las miradas de sospecha en el bardo.
Son vigilados por la policía y los patovicas, y más aún cuando se alejan de sus lugares de pertenencia
para ir allí donde ni siquiera los conocen. El estigma no parece interiorizado, aunque indigna
profundamente. Es una experiencia de discriminación cotidiana que contribuye a una percepción fatalista
del porvenir.
La inseguridad jurídica, es un relato de sectores medios-altos y si bien este grupo no desconoce la
cuestión social, la clave reside en "la inseguridad jurídica", término en boga en los últimos años para dar
cuenta del supuesto incumplimiento, por parte del Estado, de los compromisos legales e institucionales
( una sociedad que no respeta las reglas) y donde el eje del problema es la deficiencia en la aplicación de
la ley en la relación con la delincuencia.

El autor explica que la negación del temor no es un juicio divergente sobre la realidad, no afirma que no
pasa nada, sino que expresa una inmunidad, sobre todo emocional, respecto del tema: no pensar que
algo puede pasar y, si ocurre, procurar que no deje marcas (la idea de que en ese barrio todos se
conocen y no les pueden hacer nada).

¿Qué enseñan los relatos presentados? La diversidad de posiciones frente a la inseguridad, que un
mismo tipo de discurso se encuentra en grupos distintos y en cada uno de ellos se registran varios
diferentes. La realidad cotidiana tampoco es determinante. Influyen las ideas políticas previas en torno a
la moral y la posición frente a las medidas punitivas. Influye también la experiencia de clase en cuanto a
la proximidad o distanciamiento respecto del delito.

¿Qué tienen en común la mayoría de los relatos? Una asociación inmediata de la inseguridad con la
situación de jóvenes de sectores populares, más allá del juicio que luego se haga. Comparten ausencias:
la figura del ladrón como un actor racional, ausencia de la imagen del mal, de un delincuente malo e
irrecuperable.

GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS PERSPECTIVA DEL DIARIO LA NACIÓN (MARCELO ARIAS) /se
relaciona con L. Martín Rojo, Van dijk, Fairclough, Trew/

Arias analiza cuatro textos periodísticos (tres editoriales y una nota de opinión de Mario Vargas Llosa)
escritos a partir del golpe de Estado en Honduras el 28 de junio 2009, publicados en LN entre julio y
diciembre de ese año. Esta ineludible condición cobra relieve dentro del Análisis Crítico del Discurso. Arias
enmarca su ensayo usando la teoría y metodología del ACD /Martin Rojo habla esto,y no se si casamiglia y
tusón también/

El trabajo analiza la forma en la que la matriz ideológica de LN promueve que sus publicaciones tengan una
mirada de “elocuente condescendencia y velada celebración” del golpe de Estado, lejos de condenarlo.

El objetivo es destacar como todo relato presupone un narrador necesariamente situado en un lugar.
Ese lugar (físico, cognitivo, etc) es ante todo ideológico. Todo discurso acarrea la impronta ideológica de la
fuente enunciativa que lo emite, a la que no puede sustraerse. Por lo que, no hay mirada que no sea parcial,
como no hay descripción que agote su objeto, ni relato que logre condensar las múltiples aristas que
conforman la pretendida totalidad de un “hecho”.

Especialmente en el discurso periodístico, esa locación ideológica, omnipresente, gestiona la mirada, pero
además impone agenda, otorga o quita relevancia, discierne incluso sentidos diferentes para prácticas de
tenor similar. Esto también ocurre con el propio discurso del analista, no es una cuestion solo periodística.

Para Arias involucrarse con el lenguaje implica involucrarse con la vida social. De ahí el descrédito de la
siempre ilusoria pretensión de neutralidad. Mas si al analista lo impulsa el compromiso social, resulta
inviable comprometerse sin pronunciarse. /Básicamente dice que la objetividad no existe/.

Hay múltiples mediaciones que influyen en el vínculo entre el discurso periodístico y la finalidad informativa.
Hay luchas simbólicas por legitimar la propia palabra intentando mantener una posición dominante, por eso
en los diarios argentinos de gran tirada en general prima la motivación de servir a los propios intereses por
encima de informar.

Para eso, el operativo legitimador consiste en revestir esos intereses propios de tal modo que se exhiban e
incorporen como intereses comunes, incluso como intereses universales. Esta transferencia de naturaleza
retorica se orienta a la creación de consenso, a la búsqueda de promover la ideología propia como “sentido
común” a naturalizar. /la mayoría toma o vuelve como propio el discurso de la minoría. Van dijk y Fairclough/

Arias dice que históricamente LN, sobre los golpes de Estado en Arg y todo latinoamérica, suele tomar una
postura celebratoria en tiempos de dictadura y no lo suficientemente condenatoria en tiempos de
democracia.

Para el autor, el lector medio de LN tiene un escaso conocimiento general, como la mayoría en Argentina,
sobre la historia y la situación política hondureña. Esto favorece la transmisión y eventual penetración de la
matriz ideológica del medio emisor. Arias toma el concepto de “ideología subyacentes” se Van dijk, mediante
el cual se contribuye a que los lectores formen opinión sobre un tema del que no tienen opinión al respecto.

Los textos que analiza se dan durante la presidencia de CFK que LN combate y del cual es opositor. En los
cuatro textos hay un despliegue de los mecanismos de inhibición postulados por Luisa Martín Rojo en
función de los cuales se realiza la “presentación implícita y atenuada” de determinada ideología. Para Arias
el intento de naturalizar la propia ideología con la intención de volverla “sentido común”, es un modo de
sustraerla. La ideología fulgura en su pretendida ausencia /osea brilla se destaca mientras quieren hacerla
pasar desapercibida/. Esto el mismo Arias lo relaciona con la idea que presenta Van dijk de que “las
etiquetas de ideologías no son auto-atribuidas” y con Ruth Wodak y Matouschek de que como ya no había
suelo favorable para declararse abiertamente contra los judíos “se expresaban tales opiniones
indirectamente”.

Si bien el hilo conductor de los 4 textos es el golpe de Estado, habla de otros acontecimientos posteriores (el
retorno del presidente Zelaya a su país, las elecciones celebradas en noviembre) el foco editorial se
desplazará, buscando resignificar el hecho originario. Como dice Trew a veces la versión de un hecho
inicialmente “incómodo” se moldea hasta desfigurar el contenido de la situación de partida, adecuándolo a
los requisitos ideológicos de quién ‘informa’.

1er texto, publicado el 09/07/09 → “Honduras: debe primar el diálogo”, ya en el título hace uso de la modalidad
deóntica y la usa en el cuerpo de la nota. EJ. “Hay que reponer, por cierto, a un presidente” o “Debe resolverse un
auténtico conflicto”.

En los cuatro artículos se hace alusión a un actor social indeterminado: “la comunidad internacional”. Ej. “La
gestiones de paz en las que, tras la incertidumbre, derivó la crisis requieren el apoyo de la comunidad
internacional”. El uso de la presuposicion existencial en el uso del especificados determinante /situación/.
Con incertidumbre, se advierte un intento de difuminar el estatuto del hecho que podría haber sido
denominado + específicamente (por ejemplo que no son inciertos los hechos en Honduras).

También se hace mención a diferentes actores sociales (Zelaya, la OEA, Hugo chavez) omitiendo hablar de
los genuinos promotores de la acción que ha derivado en el golpe que el texto denomina varias veces como
“la crisis”.

Cuando hacen referencia al golpe de Estado lo llaman “acción militar”. Esto tiene lugar en el tipo de
estructura sintáctica de la adversación (es Grice el que habla de los coordinadores adversativos como
‘pero’ o ‘no obstante’) a Arias le interesa su uso como herramienta argumentativa destinada a minimizar o
relegar la importancia de lo adversario.

EJ. Texto 1: “Hay que reponer a un presidente a quien se destituyo PERO también debe resolverse el
auténtico conflicto de poderes”. En este se otorga como concesión el argumento ‘fuerte’ que se busca
matizar para combatir y, ya introducido el coordinante adversativo (pero), se despliega la postura a
privilegiar. Además, dice auténtico al conflicto, lo describe como de una materialidad constante en contra de
la “incertidumbre” en la que se inscribe “la crisis” (que da algo más vaga, indeterminada y “particularmente
compleja”).
Arias toma de Achugar el concepto que designa como proyección de la agencia: mediante la creación de
un tercer grupo o actor el actor proyecta a un tercero la agencia y diluye su responsabilidad por los hechos
ocurridos. Para Arias si bien los recursos sintácticos como la pasivización permiten encubrir la agencia,
considera más inquietante el caso de que la agencia no sea solo encubierta sino directamente proyectada
hacia otros actores presuntamente intervinientes.

11 días después del golpe, LN ofrece una editorial donde el agente “más propiamente activo” es el
presidente de Venezuela, responsable de “presiones e intimidaciones, de amenazas”. Así a Hugo Chávez le
destinan (en todos los textos) un proceso de demonización. A la vez le dicen que tiene influencia sobre el
depuesto presidente hondureño y la presidenta arg CFK.

Ej. Párrafo final tx1: “Las gestiones de Arias deben ahora ser apoyadas y estimuladas por todos los países
de la región, incluidos aquellos pocos que, como la Argentina, no sin ansias de protagonismo de su
Presidenta, se sumaron sin el suficiente discernimiento a la imprudente política de intimidaciones y
amenazas desplegada por el chavismo, que, como advirtieron sabiamente los obispos hondureños, terminó
siendo en alguna medida corresponsable de desgraciados hechos de sangre que debieron y pudieron ser
evitados”.

Hay un recurrente uso de la modalidad deóntica que encuentra destinatario especificado. El debe hacer ya
no es “impersonalizado” sino que delimita que alguien debe hacer X.

Y si bien no especifica qué o cuáles “desgraciados hechos de sangre”, si dice que de ellos es en parte
responsable a la política de H Chávez. La agencia ha sido proyectada aunque el texto matiza el alcance de
la afirmación mediante lo que Fairclough denomina una evasiva: si es política ha sido corresponsable de los
hechos, en todos caso lo ha sido “en alguna medida”.

En el texto queda claramente demarcada la frontera enunciativa que separa el Nosotros del Ellos. Nosotros
incluye la OEA, sec de Estado de EEUU Clinton y al mediador y presidente de Costa Rica, Oscar Arias.
Ellos son Hugo Chávez, Manuel Zelaya y CFK.

16 días después del TX1, el 25 de julio del 2009, LN publica la nota de opinión de Mario Vargas Llosa, “El
golpe de las burlas”. A la situación de “incertidumbre” enunciada en TX1 se hará referencia en TX2 mediante
la figura de “una confusión de manicomio”. También referencias a “la comunidad internacional”. No
obstante, desde el punto de vista de la conformación enunciativa, en TX2 se amplía el espectro del ‘Ellos’, a
algunos de cuyos integrantes se alude en términos grotescamente despectivos.

(En comparación con el 1er texto) El “eje del mal” sigue estando en la figura de H. Chávez “gran
desestabilizador de la democracia latinoamericana, ex golpista...” Pero el Ellos se expande a Daniel Ortega,
Evo Morales, Raúl Castro, y se detendrá especialmente, en el depuesto presidente constitucional de la
República de Honduras: “un demagogo irresponsable como Mel Zelaya … antiguo destacado figurín de la
oligarquía rural hondureña, vinculado en el pasado a matanzas de campesinos.” Vargas Llosa incluso cierra
un párrafo diciendo: “Chávez y sus discípulos, es decir, la hez (caca/escoria) política de América latina”.

Además hace un uso aleccionador de la modalidad deóntica: “Este es el contexto en el que hay que juzgar
la situación hondureña”. Lejos de buscar contribuir a la formación de opinión, demuestra el cuestionable
propósito de imponer consenso. /esto se relaciona con Fairclough: la modalidad no es sólo una expresión de
subjetividad, sino que también puede ser utilizada para construir una relación con el otro, el texto pretende
“adoctrinar” al mismo lector de quien se supone espera que entienda la referencia en el título a la tragedia la
famosa cena de las burlas de Sem Benelli/

En el TX2 las referencias a las fuerzas militares sobreabundan: “(...) a los militares hondureños haya que
reprocharles el haber erigido a Zelaya en paladín de la democracia”: Amparada en la ambigüedad de la
ironía, esta reflexión morigera la gravedad de lo ocurrido el 28 de junio.
Incluso relativiza el carácter nocivo de lo que designa como “el golpe”, insinuando que no puede ser tan
grande o de tanta gravedad el daño que se le infringe a algo que ya estaba podrido: “Algo debía de andar
podrido antes de este golpe en ese pequeño país latinoamericano”.

Y da un paso más al sugerir que honduras pudo tener un destino “peor” que el de sufrir un golpe de Estado
dando una mirada de condescendencia sobre el golpe militar: “Honduras estaba a punto de caer, tras de
Bolivia, Nicaragua y Ecuador, en la órbita de Hugo Chávez cuando sobrevino la intervención militar”.

Además se teme por los problemas que podrían suceder, como si el texto no estuviera motivado por una
situación problemática ya producida/ básicamente relativiza el golpe/. Pide que no se evolucione al
“derramamiento de sangre”, como si esto no hubiera ocurrido ya, especialmente por la acción del gobierno
de facto. Llega el caso del derramamiento de sangre sería responsabilidad de Chávez: “Hay que evitar por
todos los medios que la tensión existente evolucione hacia el derramamiento de sangre. Chávez ha
amenazado con una intervención militar… a la que el gobierno de facto ha acusado de movilizar tropas
hacia la frontera con Honduras”.

Vargas Llosa cierra el texto trazando un paralelismo que subestima el discernimiento de los lectores: “La
anómala situación que vive Honduras por culpa tanto de los militares que asaltaron la presidencia con
nocturnidad como de las arteras maniobras de Mel Zelaya y su gurú ideológico, Hugo Chávez.”

El TX3 titulado “El irresponsable retorno de Zelaya”, del 25/09/09, se publicó luego de que Zelaya haya
intentado regresar a su país y se desvió el foco de interés. La bajada reza: “La comunidad internacional
debió ir a Honduras (recurrente, imperativo uso de la modalidad deóntica) antes que el presidente
depuesto para evitar los enfrentamientos y el caos”. Acá se está promoviendo una acción concreta a seguir
por parte de un agente “nebuloso”, indeterminado. ¿Quién es y cómo se logra que la comunidad
internacional vaya a Honduras?.

También hay un recurrente operativo de proyección de la agencia, primero se sugiere que “los
enfrentamientos y el caos” son producto del “irresponsable” retorno del presidente, como si no fuera el caos
y los enfrentamientos los que precedió el intento de arribo. “Por la súbita reaparición de Zelaya, la capital de
Honduras se ha convertido en un polvorín”.

Como el TX3 fue publicado 3 meses después del golpe, el segundo párrafo ofrece background con una
construcción extensa, de agobiante sintaxis, destinada a camuflar la escasa información básica de la que se
parte con sobreabundancia de estructuras subordinadas, es decir, usan pocas palabras para referir lo
efectivamente ocurrido (“Zelaya, derrocado el 28 de junio”); muchas para desplegar un argumento en virtud
del cual el camino a la justificación del Golpe ha sido generosamente sembrado (“tras su fallido intento de
validar un referéndum en el cual iba a ser consultada la ciudadanía sobre la posibilidad de que fuera
reelegido a contramano de la Constitución”).

Como se ve en ese párrafo, el argumento matriz sobre el que se apoyan todos los textos para condenar al
presidente hondureño es su presunta ambición electoral: el TX1 informa que Zelaya “procuraba una
reelección que su propia Constitución expresamente le niega”. El TX2 que Zelaya, “en violación flagrante de
la Constitución que había jurado respetar, se disponía a llevar a cabo un referéndum para hacerse reelegir”.
En el TX4 se alude a la situación de “un país cuyo presidente ha sido expulsado por fuerzas militares ante
la posibilidad de que llevara adelante un referéndum para reformar la Constitución y, de ese modo, ser
reelegido”.

Así hay un operativo tendiente a imponer consenso. Gran parte de la sociedad argentina se plegó al
argumento de que, ‘después de todo’, no se vio con tan malos ojos la interrupción del orden institucional en
Honduras. Si bien se utiliza la palabra “golpe”, sobrecoge el modo en que es definida tal acción política: “Si
el golpe de Estado fue una imprudencia, el retorno del presidente depuesto en estas condiciones ha sido
también insensato”. Ese es el mayor nivel de condena que LN se permite respecto de un golpe de Estado:
definirlo como “una imprudencia”, y se equipara esa “imprudencia” con la “insensatez” del retorno del
presidente.

El proceso electoral de Honduras del 29 de nov le permitió a LN sepultar definitivamente las implicancias
negativas que se le hubieran podido atribuir al golpe. El TX4 “Honduras votó por la normalidad”, publicado el
09/12/09, dice en la bajada: “La comunidad internacional debería reconocer a Porfirio Lobo como presidente
electo para facilitar el desenlace de la crisis”

Además del uso de la modalidad deóntica y de la figura de “la comunidad internacional”, hay una muy visible
voluntad de ‘barrer bajo la alfombra’ el golpe de Estado que interrumpió la democracia hondureña se ve en
la interpretación que de ese ‘hecho”: “Si algo significa la participación del pueblo hondureño en las
elecciones presidenciales del 29 de noviembre … es, precisamente, el clamor por la vuelta a la normalidad
después de más de cinco meses de zozobras.” Arias no busca ver en qué consiste “la normalidad”
pregonada, sino que destaca que finalmente al presidente electo, Porfirio Lobo le otorgan la legitimidad que
le ha sido negada a Zelaya.

Durante el 2009 Honduras tuvo un 3er presidente, Roberto Micheletti, erigido transitoriamente luego del
golpe, a quien LN hace referencia como “un presidente de facto que no ha logrado convencer a la
comunidad internacional de su legitimidad”.

Con el trabajo, Arias busca dar cuenta de que La Nación efectivamente justifica un golpe de Estado, para él
difícilmente se pueda rebatir que los textos analizados dejan montado cierto escenario para que la
justificación aflore, llegado el caso, a su modo, en su momento. Como ocurrió en que la guerra del Golfo
previamente que “necesitó el soporte de una ofensiva ideológica”. Si bien Trwe analiza con titulares y texto
del Golfo señala que “no legitima por sí mismo la intervención ‘armada’ o el hecho de matar; pero es un paso
que abre la vía a su justificación”. Como para Arias sucede con LN que en sus notas sostiene que el
problema no es que hubo un golpe de Estado, sino que el presidente quería promover la reelección
indefinida. Y la eficacia de este tipo de operativo requiere la mínima, mejor si nula, circulación y
amplificación de voces discordantes, diferentes a las de los emporios periodísticos.

El párrafo final de TX4, dice: “Si se mira hacia atrás, el daño ya está hecho; si se mira hacia adelante, y se
respeta la voluntad del pueblo hondureño, debería hacerse borrón y cuenta nueva para permitirle que vuelva
a la normalidad. Es el mensaje que pretendieron transmitir en las recientes elecciones.”

Una vez más, LN pide no mirar “hacia atrás”, apela a la nauseabunda figura que promueve ‘hacer borrón y
cuenta nueva’. Incluso en este párrafo el diario pretende arrogarse el atributo de haber sabido leer “el
mensaje” del pueblo hondureño.

-Textos obligatorios no trabajados en clase:

Foucault, Michel (2008 [1975]). Vigilar y castigar

A modo de introducción

Foucault desarrolla en el tercer capítulo, los lineamientos fundamentales de su concepción del poder en
la sociedad capitalista. El análisis del panoptismo le sirve para describir el pasaje del poder soberano
(centrado en la figura del rey y propio del feudalismo) al poder disciplinario (cuyo objetivo es la obtener de
los cuerpos el mayor rendimiento posible).

Como es sabido, el estudio de la transición del feudalismo al capitalismo ocupó un lugar central tanto en
las ciencias sociales como en el marxismo. Foucault aborda la cuestión concentrándose en el surgimiento
de la sociedad disciplinaria. A pesar de las diferencias en los intereses teóricos-políticos y en el lenguaje,
Foucault se acerca aquí al marxismo. Por el momento, corresponde decir que Foucault concibe a la
disciplina no como una institución o un aparato, sino como el “procedimiento técnico unitario por el cual la
fuerza del cuerpo está, con el menor gasto, reducida como fuerza política, y maximizada como fuerza
útil.”
Foucault explora la transición del poder soberano feudal al poder disciplinario, destacando la disciplina
como un "procedimiento técnico unitario" que busca maximizar la fuerza útil del cuerpo con el menor
gasto político. La sociedad disciplinaria, según Foucault, se fundamenta en la concepción del individuo
como una fuente de riqueza, alineándose con la visión capitalista del trabajo como generador de riqueza.

Foucault utiliza el ejemplo del manejo de la peste para explicar los mecanismos disciplinarios. Estos
incluyen una estricta división espacial, inspección continua por un cuerpo de milicia y vigilancia
respaldada por un sistema de registro permanente.

El "gran encierro" ante la peste representa un salto cualitativo respecto al enfoque aplicado frente a la
lepra. Mientras que la lepra provocó una división masiva y binaria entre sanos y enfermos, la peste
introdujo esquemas disciplinarios que implican separaciones múltiples, distribuciones individualizantes y
organización en profundidad de vigilancias y controles.

Foucault señala que las técnicas para abordar la lepra y la peste no son incompatibles; el siglo XIX las
aproximó, aplicando la técnica disciplinaria al espacio de exclusión que simbolizaba el leproso.
Instituciones como el asilo psiquiátrico, la penitenciaría y los hospitales funcionan con una lógica de
división binaria y asignación coercitiva, caracterizando y vigilando constantemente a los individuos.

Finalmente, se destaca que la peste, como modelo experimental, se aplica en situaciones excepcionales
y sirve como laboratorio para poner en práctica esquemas disciplinarios. Esta etapa experimental precede
a la extensión de la excepción a lo cotidiano, donde el Panóptico desempeña un papel crucial en la
implementación del programa disciplinario.

La conformación de una sociedad disciplinaria requería concebir al individuo como una fuente de riqueza.
Economistas como Adam Smith (1723-1790) comprendieron la naturaleza del proceso al sostener que la
riqueza tenía origen en el trabajo de las personas y no en las cosas en sí. La nueva sociedad estaba
basada en el proceso de trabajo capitalista, entendido como la producción de riqueza a partir de la
explotación de la fuerza de trabajo. De ahí la centralidad de disciplinar a los individuos (utilizo aquí la
palabra “disciplinar” en el sentido que Foucault da a la noción de “disciplina”).

El “gran encierro: la peste y la puesta en práctica del poder de la disciplina

Foucault explica los mecanismos disciplinarios a partir de la descripción del conjunto de medidas que
adoptaba la ciudad para hacer frente a la peste.

Los mecanismos son tres: a) una estricta división especial, que recorta el espacio de la ciudad y pega a
cada uno en su puesto. Si alguien se mueve de ese lugar, es ejecutado; b) la inspección continua, llevada
a cabo por un cuerpo de milicia que controla cada una de las casas de la ciudad; c) la vigilancia se apoya
en un sistema de registro (escrito) permanente.

Foucault describe así el modelo:

“Este espacio cerrado, recortado, vigilado, en todos sus puntos, en el que los individuos están insertos en
un lugar fijo, en el que los menores movimientos se hallan controlados, en el que todos los
acontecimientos están registrados, en el que un trabajo ininterrumpido de escritura une el centro y la
periferia, en el que el poder se ejerce por entero de acuerdo con una figura jerárquica continua, en el que
cada individuo está constantemente localizado, examinado y distribuido entre los vivos, los enfermos y los
muertos – todo esto constituye un modelo compacto del dispositivo disciplinario.”

La peste es el desorden en la ciudad; la disciplina la enfrenta imponiendo el orden mediante el análisis y


la vigilancia continua. La peste mezcla; la disciplina separa a los sanos de los infectados.

Las medidas disciplinarias adoptadas para enfrentar la peste representan un salto cualitativo respecto al
“gran encierro” practicado frente a la lepra. Foucault compara ambas políticas: la lepra suscitó la división
masiva y binaria entre unos (los sanos) y otros (los enfermos); la peste, en cambio, promovió “esquemas
disciplinarios”: “apela a separaciones múltiples, a distribuciones individualizantes a una organización en
profundidad de las vigilancias y de los controles, a una intensificación y a una ramificación del poder.”

La lepra y la peste son enfrentadas con políticas que conciben de manera diferente a la sociedad. La
lepra representa el ideal de la comunidad pura, que excluye a los “impuros”. La peste es el ejemplo del
“buen encauzamiento de la conducta”.
Foucault concluye la comparación señalando que las técnicas para hacer frente a la lepra y la peste no
eran incompatibles; el siglo XIX las aproximó, aplicando “al espacio de exclusión cuyo habitante simbólico
era el leproso (y los mendigos, los vagabundos, los locos, los violentos, formaban su población real) la
técnica de poder propia del reticulado disciplinario.”

El asilo psiquiátrico, la penitenciaría, el correccional, el establecimiento de educación vigilada, los


hospitales, en definitiva, todas las instancias de control individual, “funcionan de doble modo: el de la
división binaria y la marcación (loco-no loco; peligroso-inofensivo; normal-anormal); y el de la asignación
coercitiva, de la distribución diferencial (quién es; dónde debe estar; por qué caracterizarlo, cómo
reconocerlo; cómo ejercer sobre él, de manera individual, una vigilancia constante, etc.).”

Ahora bien, la peste es un modelo experimental, en el sentido de que sólo se aplica en situaciones
excepcionales; es una especie de laboratorio en el que se ponen en práctica los esquemas disciplinarios.
Puede decirse que fue la primera etapa del programa disciplinario. La etapa siguiente consistió en la
extensión de la excepción (la peste) a lo cotidiano. El Panóptico cumplió esa función.

El Panóptico de Bentham

Jeremy Bentham (1748-1832), el filósofo inglés creador del utilitarismo, ideó el modelo del Panóptico con
el objetivo de reemplazar al viejo modelo de prisión imperante a finales del siglo XVIII. Foucault sostiene
que el Panóptico no se limita al caso específico de la prisión; “por el contrario, debe ser comprendido
como un modelo generalizable de funcionamiento; una manera de definir las relaciones de poder con la
vida cotidiana de los seres humanos.” En otras palabras, “es de hecho una figura de tecnología política
que se puede y que se debe desprender de todo uso específico.”

Foucault concibe al panóptico como el modelo de las nuevas tecnologías disciplinarias. Es una
herramienta para “perfeccionar el ejercicio del poder”. El Panóptico contribuye a ese perfeccionamiento
de varias maneras: a) reduce el número de los que ejercen el poder, a la vez que multiplica el número de
aquellos sobre quienes se ejerce; b) permite intervenir a cada instante, anticipándose a los
acontecimientos; c) su fuerza “estriba en no intervenir jamás, en ejercerse espontáneamente y sin ruido,
en constituir un mecanismo cuyos efectos se encadenan los unos a los otros”; d) por medio de la
arquitectura y la geometría, actúa directamente sobre los individuos.

¿Cómo logra el Panóptico esa perfección del poder? Invirtiendo el principio del calabozo. Mientras las
funciones de éste son encerrar, privar de luz y ocultar, el Panóptico se limita a encerrar, suprimiendo las
otras dos: “La plena luz y la mirada de un vigilante captan mejor que la sombra. La visibilidad es una
trampa.” De este modo, un vigilante situado en la torre central, rodeada por el anillo donde se ubican las
celdas de los prisioneros, puede vigilar a una multitud de personas. Los presos se saben vigilados; el
guardián nunca es visto. La vigilancia (el poder) se convierte en una presencia omnipresente.

La estructura del Panóptica tiene consecuencias importantes sobre el Poder:

“El Panóptico es una máquina de disociar la pareja ver-ser visto: en el anillo periférico, se es totalmente
visto, sin ver jamás; en la torre central, se ve todo, sin ser jamás visto. Dispositivo importante, ya que
automatiza y desindividualiza el poder. Éste tiene su principio menos en una persona que en cierta
distribución concertada de los cuerpos, de las superficies, de las miradas; en un equipo cuyos
mecanismos internos producen la relación en la cual están insertos los individuos.”

La contribución del Panóptico al arte de la política consiste, en palabras de Foucault en:

“En suma, hace de modo que el ejercicio del poder no se agregue del exterior, como una coacción rígida
o como un peso, sobre las funciones en las que influye, sino que esté en ellas lo bastante sutilmente
presente para aumentar su eficacia aumentando él mismo sus propias presas. El dispositivo panóptico
(…) es una manera de hacer funcionar unas relaciones de poder en una función, y una función por esas
relaciones de poder.”

El Panóptico es un amplificador del poder, una manera de hacerlo llegar a todos los rincones de la
sociedad. ¿Para qué? En este punto es imprescindible conectar la institución del Panóptico con el
desarrollo del capitalismo. Cabe recordar que la organización capitalista de la sociedad requiere una
expansión constante de las fuerzas productivas y que esa expansión está atada al aumento de la
explotación de la fuerza de trabajo por medio de la apropiación de plusvalor absoluto y relativo por los
capitalistas. Como en el capitalismo los trabajadores son libres en términos jurídicos, esa explotación
tiene que realizarse sin recurrir (salvo en casos de rebelión de los trabajadores) a la violencia física. Marx
sostiene que, una vez desarrollado, el capitalismo ejerce la dominación de manera automática, por medio
de la coerción económica. Esa dominación, sin embargo, no es tan automática. Requiere de la puesta en
práctica de una serie de mecanismos que garanticen que el sometimiento de los trabajadores se
reproduzca constantemente. En este punto intervienen las instituciones panópticas:

“El Panóptico (…) tiene un poder de amplificación; si acondiciona el poder, si quiere hacerlo más
económico y más eficaz, no es por el poder en sí, ni por la salvación inmediata de una sociedad
amenazada: se trata de volver más fuertes las fuerzas sociales – aumentar la producción, desarrollar la
economía, difundir la instrucción, elevar el nivel de la moral pública; hacer crecer y multiplicar.”

Amplificación de la capacidad productiva de cada individuo a partir de una vigilancia continua, de un


control llevado a todos los lugares de la sociedad.

“¿Qué intensificador de poder podrá ser a la vez un multiplicador de producción? ¿Cómo al aumentar sus
fuerzas, podrá el poder acrecentar las de la sociedad en lugar de confiscarlas o de frenarlas? La solución
del Panóptico a este problema es que el aumento productivo del poder no puede ser garantizado más
que si de una parte tiene la posibilidad de ejercerse de manera continua en los basamentos de la
sociedad, hasta su partícula más fina, y si, por otra parte, funciona al margen de esas formas repentinas,
violentas, discontinuas, que están vinculadas al ejercicio de la soberanía.”

La vigilancia continua (aunque ésta no se haga efectiva en la práctica, porque hay momentos en que el
vigilante puede dormitar o distraerse) reduce al mínimo la necesidad de la coerción por medio de la
violencia física.

“El que está sometido a un campo de visibilidad, y que lo sabe, reproduce por su cuenta las coacciones
del poder; las hace jugar espontáneamente sobre el mismo; inscribe en sí mismo la relación de poder en
la cual juega simultáneamente los dos papeles; se convierte en el principio de su propio sometimiento.
Por ello, el poder externo puede aligerar su peso físico; tiende a lo incorpóreo; y cuanto más se acerca a
este límite, más constantes, profundos, adquiridos de una vez para siempre e incesantemente
prolongados serán sus efectos: perpetua victoria que evita todo enfrentamiento físico y que siempre se
juega de antemano.” En este punto corresponde hacer una comparación con la concepción marxiana de
la dominación. Paradójicamente, Marx avanza más que Foucault en el terreno de la impersonalidad del
poder o, para ser más exactos, fundamenta mejor las causas del desarrollo de esa impersonalidad y las
ubica en el terreno de la (larga) transición del feudalismo al capitalismo. El capitalismo es una forma de
organización social basada en la propiedad privada de los medios de producción, que pertenecen a la
clase capitalista; los asalariados, expropiados de esos medios, sólo poseen su fuerza de trabajo. Como
en el capitalismo los medios de subsistencia (la comida, la bebida, la ropa, la vivienda, etc.) son
mercancías, pueden ser adquiridos únicamente mediante la compra con dinero contante y sonante (omito
la cuestión de las tarjetas de crédito, vales, etc., pues carece de relevancia para el argumento). Esto
obliga a los trabajadores a vender su fuerza de trabajo en el mercado, convirtiéndose en asalariados.
Marx denomina coerción económica a este fenómeno; a su acción hay que sumarle el hecho de que los
trabajadores son libres en términos jurídicos y que, por lo tanto, pueden adquirir legalmente bienes y
enriquecerse. A diferencia de otras formas de organización social, el capitalismo permite el ascenso
social sin importar las características personales (género, raza, religión, etc.) del individuo en cuestión
(digo individuo porque la clase trabajadora en su conjunto no puede enriquecerse y convertirse en clase
capitalista pues, ¿quién sería explotado entonces?).

La coerción económica está en la base de los dispositivos disciplinarios que estudia Foucault. La coerción
económica permite comprender la impersonalidad de las relaciones de dominación. En el célebre
apartado cuarto del primer capítulo del Libro I de El capital (1867), dedicado al fetichismo de la
mercancía, Marx desarrolla la cosificación de las relaciones sociales bajo el capitalismo; en pocas
palabras, parece que las cosas gobernaran a las personas: máximo nivel de impersonalidad. Todo esto
es dejado de lado por Foucault, que hace depender el carácter impersonal del poder de la puesta en
práctica de los mecanismos disciplinarios.

Retomando el análisis del Panóptico, hay que señalar que Foucault considera que este mecanismo sirve
también para construir un saber de los seres humanos, dada que pone bajo constante observación a las
personas. En este sentido, funciona como “una especie de laboratorio de poder”. En este laboratorio
encuentran su origen las disciplinas sociales modernas.

Transformaciones del programa disciplinario


Si el tratamiento de la peste representó un salto cualitativo respecto al “gran encierro”, la implementación
de dispositivos panópticos marcó otro salto hacia adelante. Mientras que la peste fue enfrentada con
medidas de excepción que eran dejadas de lado no bien desaparecía la causa que las había ocasionado,
los dispositivos panópticos vinieron para quedarse.

El poder soberano, cuya encarnación era el rey y que correspondía a la sociedad feudal, es desplazado
por el PD, cuyo mecanismo modelo es el Panóptico y que se corresponde con el surgimiento del
capitalismo. Es un poder que se ejerce en todos los niveles de la sociedad y que tiene como uno de sus
objetivos primordiales la multiplicación de la capacidad productiva de los cuerpos de los trabajadores. Los
dispositivos panópticos y disciplinarios, los primeros dedicados a vigilar a los individuos, los segundos a
encauzarlos por la “buena senda” del trabajo capitalista, se entrelazan y producen una nueva “anatomía
política”, cuyo “objeto y fin no son la relación de soberanía sino las relaciones de fuerza.”

Foucault remarca que el Panóptico es mucho más que un proyecto específico elaborado por Bentham. Es
una nueva manera de concebir el poder, propio de esa nueva forma de organización social que es el
capitalismo.

“Con estas disciplinas que la época clásica elaborara en lugares precisos y relativamente cerrados –
cuarteles, colegios, grandes talleres – y cuyo empleo global no se había imaginado sino a la escala
limitada y provisional de una ciudad en estado de peste, Bentham sueña hacer un sistema de dispositivos
siempre y por doquier alerta, que recorrieran la ciudad sin laguna ni interrupción. La disposición panóptica
da la fórmula de esta generalización. Programa, al nivel de un mecanismo elemental y fácilmente
transferible, el funcionamiento de base de la sociedad toda ella atravesada y penetrada por mecanismos
disciplinarios”.

La lectura de VyC en 2019 agrega un matiz a lo anterior. Vistas las cosas desde el punto de los recursos
técnicos, hoy en día es factible implementar un control total de la población por medio de dispositivos
informáticos y concretar esa utopía del poder: la vigilancia permanente sobre todos los individuos. El
Panóptico requería de dispositivos de una materialidad dura, consistentes en los muros y las torres. En la
actualidad, la vigilancia puede realizarse con dispositivos mucho más inmateriales que los del siglo XIX.
Sin embargo, es el propio desarrollo del capitalismo (no las necesidades de un Poder “abstracto”), el
despliegue de su lógica interna, el que promueve ese reforzamiento constante de la vigilancia.

Procesos históricos que confluyen en la formación de la sociedad disciplinaria

Foucault sintetiza lo expuesto afirmando que entre los siglos XVII y XVIII se formó la SD. Este período
formativo se caracterizó por el pasaje de la disciplina-bloqueo, cuyo ejemplo paradigmático es el conjunto
de medidas para enfrentar la peste, a la disciplina-mecanismo, cuyo emblema es el Panóptico; todo esto,
en el marco de una extensión y multiplicación de las instituciones de disciplina (hospitales, cuarteles,
escuelas, talleres).

Este incremento de las instituciones disciplinarias es parte de procesos sociales más profundos. Los tres
procesos más importantes son:

1) La inversión funcional de las disciplinas: en sus orígenes, las disciplinas tenían por objetivo
neutralizar los peligros de las multitudes, de las concentraciones numerosas; con el advenimiento del
capitalismo se pide de las disciplinas el desempeño de un papel positivo, “haciendo que aumente la
utilidad posible de los individuos.” Este aumento de la utilidad, cuya finalidad es siempre económica, es la
clave para comprender la extensión de las instituciones disciplinarias.

Foucault ejemplifica lo expuesto en el párrafo anterior con el caso del taller: “La disciplina del taller, sin
dejar de ser una manera de hacer respetar los reglamentos y las autoridades, de impedir los robos o la
disipación, tiende a que aumenten las aptitudes, las velocidades, los rendimientos, y por ende las
ganancias; moraliza siempre las conductas pero cada vez más finaliza los comportamientos y hace que
entren los cuerpos en una maquinaria y las fuerzas en una economía.” Nada de esto tiene sentido si no
se inserta en el contexto de la explotación capitalista y el “hambre” de plusvalor que “padece”
incesantemente el empresario. Extraer la mayor utilidad posible de cada individuo, aumentar la
explotación (consistente en la producción de plusvalor y su apropiación por el capitalista): he aquí las
claves para entender el desarrollo de la SD.

“Las disciplinas funcionan cada vez más como unas técnicas que fabrican individuos útiles. De ahí el
hecho de que se liberen de su posición marginal en los confines de la sociedad, y que se separen de las
formas de la exclusión o de la expiación, del encierro o del retiro. (…) De ahí también que tiendan a
implantarse en los sectores más importantes, más centrales, más productivos de la sociedad; que vengan
a conectarse sobre algunas de las grandes funciones esenciales: la producción manufacturera, la
transmisión de conocimientos, la difusión de aptitudes y de tacto, el aparato de guerra. De ahí, en fin, la
doble tendencia que vemos desarrollarse a lo largo del siglo XVIII a multiplicar el número de las
instituciones de disciplina y a disciplinar los aparatos existentes.”

En pocas palabras, la expansión de la SD va de la mano con el desarrollo del capitalismo. Todas las
relaciones sociales deben ser “disciplinadas” en función de la producción de plusvalor.

2) La enjambrazón de los mecanismos disciplinarios: las instituciones disciplinarias dejan de ser


instituciones cerradas sobre sí mismas y pasan a desarrollar un enjambre de controles hacia el exterior.
Dicho de otro modo, los procedimientos disciplinarios desarrollados en su interior se transfieren a otros
ámbitos de la sociedad. Por ejemplo, los hospitales pasan a ser puntos de apoyo para la vigilancia
médica de la población externa. También aparecen focos de control diseminados en toda la sociedad
(casos de los grupos religiosos, las asociaciones de beneficencia, etc.).

3) La nacionalización de los mecanismos de disciplina: La SD pasó a requerir, una vez alcanzado


cierto nivel de desarrollo, la creación de una institución capaz de apropiarse de “instrumentos de una
vigilancia permanente, exhaustiva, omnipresente, capaz de hacerlo todo visible, pero a condición de
volverse ella misma invisible.” Esta institución es la policía.

El poder policíaco constituye una pieza fundamental de la SD: “es un aparato que debe ser coextensivo al
cuerpo social entero y no sólo por los límites extremos que alcanza, sin por la minucia de los detalles de
que se ocupa.” A diferencia de otros organismos estatales, la policía se ocupa de lo elemental, de lo
pasajero, del rumor. Registra, “a diferencia de los métodos de la escritura judicial o administrativa, (…)
[las] conductas, actitudes, virtualidades, sospechas – una toma en cuenta permanente del
comportamiento de los individuos.”

La generalización del aparato policiaco en el siglo XVIII marca el triunfo de la SD, la consolidación de
ésta. La policía tiene una función primordialmente disciplinaria, además de sus funciones de control de
las revueltas y auxiliar de la justicia en la persecución de los criminales. Esta función disciplinaria es
“compleja, ya que une el poder absoluto del monarca a las más pequeñas instancias de poder
diseminadas en la sociedad; ya que, entre estas diferentes instituciones cerradas de disciplina (talleres,
ejércitos, escuelas), extiende una red intermedia, que actúa allí donde aquéllas no pueden intervenir,
disciplinando los espacios no disciplinarios; pero que cubre, une entre ellos, garantiza con su fuerza
armada: disciplina intersticial y metadisciplina.”

La sociedad disciplinaria:

El proceso descripto en los apartados anteriores es el de la formación de la SD. Consiste “en el


movimiento que va de las disciplinas cerradas, especie de «cuarentena» social, hasta el mecanismo
indefinidamente generalizable del «panoptismo».

Foucault utiliza las reflexiones de Nikolaus Heinrich Julius (1783-1862), médico alemán que promovió las
reformas de las cárceles. Julius sostuvo que la Antigüedad había sido una sociedad del espectáculo pues
en ella se procuraba hacer accesible a una multitud de personas un número pequeño de objetos. Por
ejemplo, el rey estaba expuesto a la visibilidad de las multitudes. En cambio, la Modernidad se proponía
resolver el problema inverso: lograr que un pequeño número de individuos pudiera observa
instantáneamente a una gran multitud. La solución al problema era el Panóptico. De este modo, la
transición del feudalismo al capitalismo podía concebirse como el pasaje de la sociedad del espectáculo a
la sociedad de la vigilancia.

La formación de la SD remite a cierto número de procesos sociales más amplios. Foucault indica el lugar
que ocupa la SD en ese marco más amplio.

1) “De una manera global puede decirse que las disciplinas son unas técnicas para garantizar la
ordenación de las multiplicidades humanas.” Ahora bien, Foucault señala que este problema se le
presenta a todo “sistema de poder”. Lo específico de las disciplinas [que no es otra cosa que la solución
al problema desarrollada por el capitalismo naciente] está contenido en tres criterios que guían la táctica
de poder de la SD: a) hacer del ejercicio del poder lo menos costoso posible; b) hacer que los efectos de
ese poder alcancen el máximo de intensidad y que se extiendan lo más lejos posible [hasta abarcar a
toda la sociedad, hasta llegar a todos los rincones de la sociedad]; c) ligar crecimiento “económico” del
poder y rendimiento de los aparatos en el interior de los cuales se ejerce.
¿A qué coyuntura pretenden dar respuesta las disciplinas?

Por un lado, el gran impulso demográfico del siglo XVIII, que multiplicó la población flotante (el
nomadismo) y produjo un cambio en la escala cuantitativa de los grupos que se trataba de controlar o
manipular. Por otro lado, el crecimiento del aparato de producción. Hay que recordar que la economía
mercantil se hallaba en pleno desarrollo en el siglo de las Luces y que a finales de ese siglo se produjo en
Inglaterra la primera Revolución Industrial. Frente a estos cambios, las instituciones propias del
feudalismo o del absolutismo resultaban inadecuadas; se lo impedía “la extensión llena de lagunas y sin
regularidad de su red, su funcionamiento a menudo conflictual, y sobre todo el carácter «dispendioso» del
poder que se ejercía.”

La extensión de las disciplinas fue la solución a los problemas planteados por el crecimiento de la
población y del aparato productivo. Mientras que el poder soberano “procedía esencialmente por
extracción (extracción de dinero o de productos por tributación monárquica, señorial y eclesiástica; toma
de hombres o de tiempo por las prestaciones personales o los alistamientos, el encierro de los
vagabundos o su destierro)”, el poder disciplinario utiliza el principio “suavidad-producción-provecho”. Se
disciplina a los seres humanos para vencer su resistencia al poder (que era ya un poder cada vez más
capitalista) y para hacerlos más productivos, sin necesidad de emplear la violencia. Marx, con otro
lenguaje, describe la transición del feudalismo al capitalismo como el pasaje de la coerción
extraeconómica (violencia física) a la coerción económica. Foucault se acerca aquí mucho a la
concepción marxista de la transición del feudalismo al capitalismo y la mejora en los detalles, al examinar
los dispositivos específicos que permiten disciplinar a las personas, algo que se encuentra ausente en la
obra de Marx.

Foucault es muy claro:

“Si el despegue económico de Occidente ha comenzado con los procedimientos que permitieron la
acumulación del capital, puede decirse, quizá, que los métodos para dirigir la acumulación de los
hombres han permitido un despegue político respecto de las formas de poder tradicionales, rituales,
costosas, violentas, y que, caídas pronto en desuso, han sido sustituidas por toda una tecnología fina y
calculada del sometimiento. De hecho los dos procesos, acumulación de los hombres y acumulación del
capital, no pueden ser separados; no habría sido posible resolver el problema de la acumulación de los
hombres sin el crecimiento de un aparato de producción capaz a la vez de mantenerlos y de utilizarlos;
inversamente, las técnicas que hacen útil la multiplicidad acumulativa de los hombres aceleran el
movimiento de acumulación de capital. A un nivel menos general, las mutaciones tecnológicas del
aparato de producción, la división del trabajo y la elaboración de los procedimientos disciplinarios han
mantenido un conjunto de relaciones muy estrechas. Cada uno de los dos ha hecho al otro posible, y
necesario; cada uno de los dos ha servido de modelo al otro.”

2) En los siglos XVII y XVIII la burguesía, la clase constituida por los propietarios de los medios de
producción, conquistó al poder político [el proceso conocido como Revoluciones Burguesas]. Para
consolidar esa dominación, se procedió a “la instalación de un marco jurídico explícito, codificado,
formalmente igualitario, y [a la] organización de un régimen de tipo parlamentario y representativo.” (p.
224). Este proceso es bien conocido. Sin embargo, la consolidación de la dominación burguesa tuvo otra
vertiente, que permaneció oculta:

“Bajo la forma jurídica general que garantizaba un sistema de derechos en principio igualitarios había,
subyacentes, esos mecanismos menudos, cotidianos y físicos, todos esos sistemas de micropoder
esencialmente inigualitarios y disimétricos que constituyen las disciplinas. Y si, de una manera formal, el
régimen representativo permite que directa o indirectamente, con o sin enlaces, la voluntad de todos
forme la instancia fundamental de la soberanía, las disciplinas dan, en la base, garantía de la sumisión de
las fuerzas y de los cuerpos. Las disciplinas reales y corporales han constituido el subsuelo de las
libertades formales y jurídicas. El contrato podía bien ser imaginados como fundamento ideal del derecho
y del poder político; el panoptismo constituía el procedimiento técnico, universalmente difundido, de la
coerción. (…) Las Luces que han descubierto las libertades, inventaron también las disciplinas.”

Al lado del derecho burgués, cuyo eje es la noción de igualdad jurídica, existe un “contraderecho”,
conformado por la malla de disciplinas que envuelve a toda la sociedad y que llega, por intermedio del
poder policíaco, a cada rincón de la misma. Los mecanismos e instituciones disciplinarias “desempeñan
el papel preciso de introducir unas disimetrías insuperables y de excluir reciprocidades.”

¿En qué consiste y cómo funciona este contraderecho?


Crean entre los individuos un vínculo “privado”, “que es una relación de coacciones enteramente
diferentes de la obligación contractual; la aceptación de una disciplina puede ser suscrita por vía de
contrato; la manera en que está impuesta, los mecanismos que pone en juego, la subordinación no
reversible de los unos respecto de los otros, el «exceso de poder» que está siempre fijado del mismo
lado, la desigualdad de posición de los diferentes miembros respecto del reglamento común oponen el
vínculo disciplinario y el vínculo contractual, y permitir falsear sistemáticamente éste a partir del momento
en que tiene por contenido un mecanismo de disciplina.”

El derecho burgués califica a los sujetos de derecho según normas universales, “las disciplinas
caracterizan, clasifican, especializan.”

En conexión inseparable con el derecho burgués, el contraderecho de las disciplinas garantiza el


funcionamiento del capitalismo. “Si el juridicismo universal de la sociedad moderna parece fijar los límites
al ejercicio de los poderes, su panoptismo difundido por doquier hace funcionar, a contrapelo del derecho,
una maquinaria inmensa y minúscula, a la vez que sostiene, refuerza, multiplica, la disimetría de los
poderes y vuelve vanos los límites que le han trazado. (…) [Las disciplinas] Han sido en la genealogía de
la sociedad moderna, con la dominación de clase que la atraviesa, la contrapartida política de las normas
jurídicas según las cuales se redistribuía el poder.”

Foucault ubica la prisión “en el punto en que se realiza la torsión del poder codificado de castigar, en un
poder disciplinario de vigilar; en el punto en el que los castigos universales de las leyes vienen a aplicarse
selectivamente a ciertos individuos y siempre a los mismos; hasta el punto en que la recalificación del
sujeto de derecho por la pena se vuelve educación útil del criminal (…) Lo que generaliza entonces el
poder de castigar no es la conciencia universal de la ley en cada uno de los sujetos de derecho, es la
extensión regular, es la trama infinitamente tupida de los procedimientos panópticos.”

3) El desarrollo de las disciplinas generó una novedad en el siglo XVIII: comenzó a darse un proceso
circular: “formación de saber y aumento de poder se refuerzan regularmente” En las disciplinas, “todo
mecanismo de objetivación puede valer como instrumento de sometimiento, y todo aumento de poder da
lugar a unos conocimientos posibles; a partir de este vínculo, propio de los sistemas tecnológicos, es
como han podido formarse en el elemento disciplinario la medicina clínica, la psicología del niño, la
psicopedagogía, la racionalización del trabajo. Doble proceso, por lo tanto: desbloqueo epistemológico a
partir de un afinamiento de las relaciones de poder; multiplicación de los efectos de poder gracias a la
formación y a la acumulación de conocimientos nuevos.”

El capitalismo del siglo XVIII requirió y desarrolló diversas tecnologías: agronómicas, industriales,
económicas. Foucault hace notar que el Panóptico y los desarrollos disciplinarios fueron poco celebrados,
al lado de los logros de la Revolución Industrial. ¿La explicación? “El poder que utiliza y que permite
aumentar es un poder directo y físico que los seres humanos ejercen los unos sobre los otros. Para un
punto de llegada sin gloria, es un origen difícil de confesar.”

Foucault termina la sección planteando la relación entre las técnicas disciplinarias y el surgimiento de las
Ciencias Sociales: “lo que esa investigación político-jurídica, administrativa y criminal fue para las
ciencias de la naturaleza, el análisis disciplinario lo ha sudo para las ciencias del hombre.”

Foucault y el marxismo

Foucault omite algunos puntos importantes en la sección dedicada al Panóptico. Estas omisiones son
significativas al momento de abordar, aunque sea de un modo preliminar, la cuestión de las relaciones
entre su teoría y la de Marx.

Marx señaló que en el modo de producción capitalista las relaciones sociales (y, por ende, las relaciones
de dominación) se vuelven impersonales. En otras palabras, desaparecen o tienden a desaparecer las
relaciones de dependencia personal (por ejemplo, la servidumbre feudal). Esta impersonalidad de las
relaciones de dominación no es equivalente a la existencia de un poder abstracto, en el sentido de que
éste no tiene un centro o un sujeto que lo ejerza. Foucault salta la problemática de las clases sociales, y
pasa inmediatamente a la de los cuerpos. A diferencia de los liberales, que plantean el enfrentamiento
Individuos vs. Estado, Foucault pone en primer lugar la contienda Cuerpos vs. Poder.

Cuando Foucault afirma que “el poder (…) tiene su principio menos en una persona que en cierta
distribución concertada de los cuerpos. (…) Hay una maquinaria que garantiza la asimetría, el
desequilibrio, la diferencia. Poco importa, por consiguiente, quién ejerce el poder.”, está haciendo una
afirmación correcta en términos de individuos (por ejemplo, no es preciso tener un título de nobleza o
pertenecer a determinada religión, raza o género para acceder al gobierno). Pero se trata de una
aseveración errónea en términos de clase. Dicho de otro modo, en el modo de producción capitalista el
poder no puede ser ejercido por la clase trabajadora.

Amossy, Ruth y A. Herschberg Pierrot. (2001). Estereotipos y clichés.

Capítulo 1 punto 5: ESTEREOTIPOS

El texto aborda el concepto de estereotipo desde dos perspectivas: la tipográfica en el siglo XIX y la
sociológica en el siglo XX.

En el siglo XIX, el término "estereotipo" tenía un origen tipográfico, refiriéndose a impresiones hechas con
planchas fijas, conservadas para nuevas impresiones. Además, se utilizaba metafóricamente para
describir la rigidez en la expresión y el pensamiento. Por ejemplo, se mencionan expresiones como
"sonrisa estereotipada" o "frase estereotipada" en obras literarias de la época, denotando la repetición y
falta de originalidad en el uso de ciertos elementos.

En el siglo XX, el estereotipo adquiere un significado más sociológico. El publicista Walter Lippmann
introduce la noción en 1922, definiéndolo como imágenes cristalizadas en la mente que median nuestra
relación con la realidad. Estos estereotipos son esquemas culturales preexistentes que cada individuo
utiliza para filtrar, comprender y categorizar la realidad circundante. Según Lippmann, son necesarios
para la vida en sociedad, ya que sin ellos sería abrumador y casi imposible para el individuo procesar
todas las sensaciones de manera detallada.

Lippmann sostiene que, debido a la falta de tiempo y la incapacidad de conocer íntimamente a cada
individuo, la gente recurre a estereotipos para categorizar a los demás. Estos estereotipos, aunque
ficticios en el sentido de que expresan un imaginario social, son fundamentales para simplificar la
complejidad de las interacciones sociales. Así, las personas tienden a asociar características específicas
a ciertos tipos conocidos (como obrero, propietario, maestra, negro) para facilitar la comprensión y la
interacción en la sociedad

El texto destaca que la reflexión pionera de Walter Lippmann sobre los estereotipos dio lugar a
numerosos trabajos, principalmente en psicología social, que buscaron definir con mayor precisión esta
noción ambigua. Inicialmente, los psicólogos sociales estadounidenses, a diferencia de Lippmann,
enfatizaron el carácter reductor y perjudicial de los estereotipos, considerándolos bajo una mirada
peyorativa.

Se argumenta que, dado que los estereotipos están vinculados al proceso de categorización y
generalización, simplifican y recortan la realidad, lo que puede llevar a una visión esquemática y
distorsionada del otro, generando prejuicios. A lo largo de los años, diversas definiciones han intentado
abordar esta problemática, destacando aspectos negativos de los estereotipos. Algunas de estas
definiciones incluyen:

-Jahoda (1964): Define estereotipo como "creencias sobre las clases de individuos, de grupos o de
objetos, que son preconceptos", es decir, no responden a una apreciación nueva de cada fenómeno, sino
a hábitos de pensamiento y expectativas habituales.

-Morfaux (1980): Describe estereotipo como "clichés, imágenes preconcebidas y cristalizadas, sumarias y
tajantes de las cosas y de los seres", que se forman bajo la influencia del medio social y afectan nuestras
maneras de pensar, sentir y actuar.

-Fischer (1996): Expone que los estereotipos son "maneras de pensar mediante clichés", que son
categorías descriptivas simplificadas basadas en creencias y en imágenes reductoras, y que calificamos
a otras personas o grupos sociales sujetos a prejuicios.

El texto también menciona que, a pesar de que en algunas definiciones se utiliza el término "cliché" como
sinónimo de estereotipo, este último se ha criticado por sus insuficiencias, como su simplicidad, falta de
complejidad y resistencia al cambio. No obstante, algunos psicólogos sociales han cuestionado los
criterios de desvalorización del estereotipo, argumentando que, aunque sea un saber de segunda mano y
rígido, muchos de nuestros conocimientos y creencias también lo son, y la simplificación y categorización
son indispensables para la cognición y la comprensión del mundo.
El estereotipo, blanco de severas críticas, experimenta una transformación que conduce a su
rehabilitación, destacando sus funciones constructivas. Se presentan definiciones alternativas que buscan
relativizar o neutralizar los aspectos desvalorizados del fenómeno.

Dos de estas definiciones son:

-Stroebe e Insko (en Bar-Tal, 1989): "Conjunto de creencias relativas a los atributos personales de un
grupo humano." Esta definición propone un enfoque neutral, reconociendo la divergencia en las opiniones
sobre la rigidez o justicia de los estereotipos y estableciendo un punto de partida razonable para la
investigación.

-Leyens (1996): "Creencias compartidas relativas a las características personales, por lo general, rasgos
de personalidad, pero también con frecuencia comportamientos de un grupo de personas." Esta
definición amplía el alcance al incluir tanto rasgos de personalidad como comportamientos,
proporcionando una perspectiva más amplia del fenómeno.

Aunque estas reevaluaciones se acercan a las posiciones originales de Walter Lippmann en 1922, no han
reemplazado completamente la apreciación peyorativa del estereotipo. En consecuencia, se destaca la
bivalencia constitutiva de la noción de estereotipo en el pensamiento contemporáneo, lo que implica que
coexisten evaluaciones negativas y neutrales.

En el ámbito de las ciencias sociales, el estereotipo se ha convertido en un concepto bien definido que
permite analizar la relación entre individuos y grupos, así como las relaciones dentro de los grupos.
Aunque ha surgido un uso científico del término, especialmente en las ciencias del lenguaje, que lo ve
como una representación simplificada asociada a una palabra, en el uso cotidiano persiste la connotación
negativa. Comúnmente se asocia el estereotipo con el cliché, enfatizando su carácter trivial, automático y
reductor. Esta dualidad entre el uso vulgar y erudito refleja la complejidad del estereotipo como fenómeno
social y su papel en la comunicación y las mediaciones sociales.

Hay como una idea de rigidez con respecto a esto. La “sonrisa estereotipada” va a transformarse en un
cliché de la novela romántica, así como la expresión “frase estereotipada” con acepción peyorativa. Hay
como un empleo metafórico del término.

El estereotipo en el sentido de esquema o fórmula cristalizada recién aparece en el siglo XX y se


convierte en un objeto de interés para las ciencias sociales. Este término designa las imágenes de
nuestra mente que mediatizan nuestra relación con lo real. Se trata de representaciones cristalizadas,
esquemas culturales preexistentes a través de los cuales cada uno filtra la relación con el entorno. Estas
imagenes son indispensables para la vida en sociedad, sin ellas al individuo le sería imposible
comprender lo real, categorizarlo o actuar sobre ello. (es como una manera de vincularlo a un tipo de
generalidad).

Al no tener ni tiempo, ni la posibilidad de conocerse íntimamente cada uno advierte en el otro un rasgo
que lo caracteriza un tipo conocido y completa el resto por medio de estereotipos: el obrero, el
propietario, la maestra, el negro, etc. De esta manera por ejemplo votamos a políticos con los cuales no
tenemos una relación directa. Estas imágenes de nuestra mente son ficticias, no porque sean mentirosas,
sino porque expresan un imaginario social.

Estudios de psico. social insistieron en el carácter reductor y nocivo del estereotipo, lo ubicaron bajo una
mirada peyorativa, siendo fieles a la acepción común del término. En la medida en que el estereotipo
responde al proceso de categorización y generalización, simplifica y recorta lo real. Entonces puede
provocar una visión esquemática y deformada del otro que conlleva prejuicios.

Algunas definiciones sobre esto: “creencias sobre las clases de individuos, de grupos o de objetos, que
son preconceptos que no responden a una apreciación nueva de cada fenómeno, sino a hábitos de
pensamiento y expectativas habituales. Un estereotipo es una creencia que no se da como hipótesis
confirmada por pruebas, sino más bien considerada de manera entera o parcialmente equivocada como
un hecho dado”.

“Clichés, imágenes preconcebidas y cristalizadas sumarias y tajantes de las cosas y los seres que se
hace el individuo bajo la influencia de su medio social (familia, entorno, estudios, profesión, amistades,
medios de comu.) y que determinan en un mayor o menor grado nuestras maneras de pensar, de sentir y
de actuar”.
“Maneras de pensar mediante clichés que designan categorías descriptivas simplificadas basadas en
creencias y en imágenes reductoras, por medio de las cuales calificamos a las demás personas o grupos
sociales, sujetos a prejuicios”.

El estereotipo es más simple que complejo y diferenciado, más erróneo que correcto, adquirido de
segunda mano más que por una experiencia directa con la realidad a la que debería presentar. Aunque
algunos señalan que es un conocimiento de segunda mano como muchos de nuestros conocimientos y
creencias.

El estereotipo esquematiza y categoriza, pero esos procedimientos son indispensables para la cognición
aun cuando conduzcan a una simplificación y a una generalización a veces excesivas. Necesitamos
relacionar aquello que vemos a modelos preexistentes para poder comprender el mundo, realizar
previsiones y regular nuestras conductas. (EN ESTO RADICA Y SE APRECIAN SUS FUNCIONES
CONSTRUCTIVAS Y SE NEUTRALIZA LOS ASPECTOS DESVALORIZADOS DEL FENÓMENO).
Aunque nunca se salió del todo la apreciación peyorativa, sino que coexisten.

Las ciencias sociales se hacen de este concepto para ver la relación del individuo con el otro o consigo
mismo.

Capítulo 2

Punto 1:

Los métodos empíricos utilizados en la psicología social para estudiar las relaciones e interacciones
sociales, centrándose en la construcción de imágenes y estereotipos por parte de los individuos y grupos.

Objetivo de la psicología social: La psicología social se propone analizar las imágenes que los miembros
de un grupo construyen de sí mismos y de los demás. Se retoma la noción de estereotipo introducida por
Walter Lippmann, que sugiere que la realidad se filtra a través de imágenes y representaciones culturales
preexistentes.

Construcción de imágenes: La imagen que las personas tienen de los demás y de sí mismos está influida
por categorías a las que se asocian, como nacionalidad, etnia, ocupación, género y generación. Estas
representaciones colectivas, aunque superficiales, tienen un impacto significativo en la identidad social y
en las relaciones entre grupos y sus miembros.

Estudios empíricos: Para detectar estas imágenes y creencias estigmatizantes, se han llevado a cabo
diversos estudios empíricos desde principios del siglo. En particular, se menciona la investigación sobre
estereotipos étnicos y raciales, que ha tenido un enfoque marcadamente empírico, principalmente en los
Estados Unidos.

Métodos utilizados: En los años 1926-27, S. A. Rice realizó un estudio que ilustra el método empírico
utilizado. Presentó a un grupo de personas nueve fotos tomadas de un diario y les pidió que relacionaran
a las personas representadas con categorías como primer ministro europeo, senador norteamericano,
bolchevique, financista, entre otros. Los resultados confirmaron la hipótesis inicial de que el
reconocimiento se basa en la compatibilidad de la foto con una imagen familiar.

Ejemplo específico: Se destaca un ejemplo del estudio, donde el contrabandista de alcohol fue fácilmente
reconocido debido a su traje y enorme cigarro, mientras que el bolchevique (que era el embajador de la
URSS en París) no fue reconocido debido a su aspecto distinguido y elegante, lo que demuestra cómo
las percepciones pueden estar condicionadas por estereotipos preexistentes.

Se destaca el uso del método de Katz y Braly para explorar factores que podrían modificar las
representaciones colectivas cristalizadas.

Las representaciones colectivas cristalizadas, en el contexto del texto mencionado, se refieren a las
imágenes, ideas o estereotipos que han sido formadas y solidificadas en la mente de un grupo social
sobre otros grupos o individuos. Estas representaciones colectivas son compartidas por los miembros de
un grupo y tienden a ser estables, persistentes y resistentes al cambio, al menos en el corto plazo.

Cuando se habla de "cristalizadas", se hace referencia a la idea de que estas representaciones se han
vuelto sólidas, fijas y han adquirido una forma definida en la mente de las personas en el grupo. La
cristalización implica una cierta rigidez en las percepciones y expectativas, lo que las hace menos
propensas a modificaciones rápidas.

En el contexto específico del texto, se menciona cómo las representaciones colectivas cristalizadas sobre
grupos nacionales, como los japoneses, pueden experimentar cambios durante eventos significativos
como conflictos armados. Aunque inicialmente pueden tener ciertas características positivas, estas
representaciones pueden transformarse y adaptarse en respuesta a eventos históricos, influencias
sociales y económicas, para luego, en algunos casos, regresar a su forma original.

-Método de Katz y Braly: Los estereotipos identificados se perciben como inflexibles y difíciles de
cambiar. Katz y Braly desarrollaron un método para investigar qué factores podrían influir en la
modificación de estas representaciones colectivas. Este enfoque empírico buscó medir el impacto de
eventos como conflictos armados en los estereotipos de grupos nacionales.

-Ejemplo de la Segunda Guerra Mundial: Se presenta un caso específico donde se examinó la imagen de
los japoneses en 1933 y cómo esta cambió durante la década de los cuarenta, especialmente durante el
conflicto armado entre Japón y Estados Unidos (la Segunda Guerra Mundial). Después del ataque a Pearl
Harbor, los japoneses, inicialmente percibidos como inteligentes y trabajadores, fueron posteriormente
descritos como astutos, traidores, crueles y muy nacionalistas por los estadounidenses.

-Reajuste del estereotipo: Se señala que veinte años después de la guerra, el estereotipo del japonés
parecía ajustarse nuevamente al modelo de los años '30, sugiriendo cierta flexibilidad en estas
percepciones colectivas. Este fenómeno indica que los estereotipos no son estáticos y pueden cambiar
con el tiempo, aunque puedan mostrar cierta resistencia.

-Variaciones por cambios económicos: Además, se menciona que algunas variaciones en los
estereotipos pueden estar relacionadas con cambios económicos. Se ilustra con el ejemplo de la imagen
positiva que los californianos tenían de los chinos en los años '60 del siglo XIX, que se deterioró cuando
aumentó la competencia por empleos después de la guerra civil.

Punto 2: en este capítulo aborda los siguientes puntos en relación a estereotipo y prejuicio

-Objetivo de Katz y Braly: Katz y Braly no solo buscaban medir científicamente los contenidos de los
estereotipos, sino también entender en qué medida la evaluación negativa de un grupo y la actitud
desfavorable derivaban de las características atribuidas por la opinión pública.

-Estudio de Bogardus: Se menciona el estudio de E.S. Bogardus, quien estableció una escala de grados
de intimidad en la que los sujetos eran interrogados sobre si aceptarían a miembros de ciertos grupos en
diferentes roles sociales. Este estudio contribuyó a la comprensión de la relación entre estereotipos y
actitudes.

-Definición del prejuicio racial: El estudio de Katz y Braly condujo a una definición del prejuicio racial como
un conjunto de estereotipos vinculados a reacciones emocionales, que incluían creencias en rasgos
típicos asociados a una raza.

-Diferenciación entre estereotipo y prejuicio: Aunque algunas fuentes tienden a confundir estereotipo y
prejuicio, la mayoría de los psicólogos sociales tiende a disociar la dimensión clasificatoria del estereotipo
de la tendencia emocional del prejuicio. El estereotipo se ve como una creencia o representación,
mientras que el prejuicio se refiere a la actitud adoptada hacia los miembros de un grupo.

-Tripartición de componentes: En los años '60 y luego en los '80, se popularizó una tripartición que
distingue entre el componente cognitivo (estereotipo), el componente afectivo (prejuicio) y el componente
comportamental (discriminación). Estos aspectos no están necesariamente vinculados entre sí.

-Relación compleja: Gordon Allport sugiere que la relación entre estereotipo y prejuicio es más compleja
de lo que se cree inicialmente. El estereotipo puede legitimar una antipatía preexistente en lugar de ser
su causa, como se observa en estudios sobre judíos en Estados Unidos.

-Motivación del prejuicio: Allport destaca que la antipatía preexistente puede llevar a buscar
justificaciones para el rechazo, utilizando estereotipos disponibles. Es decir, la actitud desfavorable
precede al uso de estereotipos como justificación.
En resumen, el texto destaca la interconexión entre estereotipos y prejuicios, pero también enfatiza la
necesidad de entender su relación de manera más matizada y compleja, reconociendo que la actitud
negativa puede preceder al uso de estereotipos como herramienta de justificación.

Punto 3: LA CUESTIÓN DE LA ADECUACIÓN A LO REAL

¿Es posible que una imagen que no corresponde en nada a la realidad se impone en muchos individuos?
Puede haber prejuicios antes de que las personas tengan contacto con las que llevan el prejuicio, sólo
por el hecho de escuchar algo sobre ellos como es el caso de los judíos. Los estereotipos pueden ser una
creación imaginaria que no refleja en absoluto lo real, y todo esto se ve favorecido por los medios de
comunicación. Y a veces toman los prejuicios de los medios.

Se tiene un conocimiento de las personas, de comunidades que no conocemos a través de series, de la


televisión, etc. Así como la imagen de la mujer como madre, ama de casa, etc. y por ejemplo los niños
van interiorizando todo esto. Con todo esto el estereotipo sería el resultado de un aprendizaje social.

Quizás se diría que con observar podríamos romper con esto, pero sucede que nuestra observación está
ligada a las imágenes que tenemos. Lo que vemos es lo que nuestra cultura ha definido previamente por
nosotros. (caso de los niños con una mujer negra en una casa linda que hace la limpieza).

Ligado a los estereotipos está el estatus social de quienes lo portan. Algunos adoptan el estereotipo,
como sucede con el estigma, y lo activan como su propio comportamiento. Ya no se a los estereotipos
como correctos o incorrectos, sino como útiles o nocivos.

Capítulo 4 punto 3: ESTEREOTIPOS Y ANÁLISIS DEL DISCURSO

3.1 La escuela francesa de análisis del discurso

El analisis del discurso se caracteriza por una serie de presupuestos teóricos que se relacionan con el
estereotipo: la idea de que el sujeto no es la fuente del sentido, que el discurso es la actividad de sujetos
inscriptos en contextos determinados. Desde este punto de vista el sentido de las palabras no es
independiente del contexto en el que está inserta, ni del lugar de los locutores en el campo socio histórico
y constitucional. El preconstruido. Esto se relaciona con el estereotipo, en el sentido en que designa un
tipo de construcción sintáctica que pone en marcha lo pre afirmado.

3.3 El discurso de la prensa

El análisis de la prensa contemporánea intenta determinar algunas representaciones colectivas de la


época, para comprender sus funciones, sus metas, su alcance.

3.4 El análisis del discurso político

Algunos politólogos buscan determinar su esquema cultural cristalizado, evaluando su potencial


argumentativo en una situación dada. Se encuentran estereotipos en los discursos.

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