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TesisM FD 2019 Normalización Hernández

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1 UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SAN LUIS POTOSÍ

Facultad de Derecho
Facultad de Psicología
Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades

“Normalización de la violencia de género durante


el noviazgo. Violencia estructural y juventudes en
la periferia.

TESIS
para obtener el grado de

MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS

presenta

Mayra Elizabeth Hernández Cerda

Directora de tesis
Dra. María De Lourdes Uribe Soto

Generación 2017-2019
San Luis Potosí, S.L.P., a 5 de septiembre de 2019
«La utopía está en el horizonte.

Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y

el horizonte se corre diez pasos más allá.

¿Entonces para qué sirve la utopía?

Para eso, sirve para caminar»

Eduardo Galeano
DEDICATORIAS

A las juventudes y a las infancias inmersas en contextos vulnerables, que quedan a merced de
la desigualdad social y la violencia estructural, mismas que les reducen las posibilidades para
existir.

A todas las mujeres, ancestras, guerreras, reales… que, a pesar de estar oprimidas
históricamente, han alzado sus voces y se han hecho escuchar. A las que han luchado desde la
cotidianeidad de sus vidas o desde la colectividad, por los derechos que las mujeres de ahora
tenemos. La lucha continúa.

A todas las mujeres que han sido víctimas de violencia de género, a las que no tienen redes de
apoyo para transformar esa realidad, a todas esas mujeres a las que el Estado y la justicia
patriarcales las han traicionado.
AGRADECIMIENTOS

Agradezco a mi familia, por ser la raíz de la persona en que me he convertido, a mi mamá


Claudia por enseñarme la nobleza del mundo, por los abrazos siempre oportunos, por ser una
fuente inagotable de motivación, por apasionarse con mis pasiones, leerme y recordarme en mis
momentos de crisis el valor de lo que intento transmitir a las y los demás. A mi papá Joel, por
enseñarme el valor de la solidaridad y la importancia de incidir en la transformación de quienes
viven mayores vulneraciones. A mi hermano Ray, por el amor incondicional y alegría, por ser
mi cómplice de vida y aprender junto conmigo a Ser.

A Eugenio, por aparecer en el momento justo en mi vida, por ser mi compañero en este viaje y
en otros más; por ser paciente, tolerar distancias y apoyar mis proyectos. Por brindarme espacios
de calma y mostrarme en la praxis que el amor puede construirse desde la libertad.

Agradezco también a mis amigas, a Caro e Itzel, mi triangulo, por la escucha y contención
sinceras, por acompañar con cariño y ser parte fundamental en esta transición. A Adri, por
alentarme a realizar esta maestría, por el apoyo constante y la amistad tan valiosa que hemos
construido. A Montse, por creer tanto en mí y estar desde el corazón. A Blanca y Jana, por ser
y estar, amistades que no caducan.

A mis compañeres y amigues de la maestría, por compartir la terca convicción de que un mundo
mejor es posible. Me siento muy afortunada de haber coincidido en este espacio con ustedes y
aprenderles tanto. Agradezco principalmente a con quienes tuve la oportunidad de compartir
más: Miriam, Bren, Claudio, Edgar, Chelo, Cony y Marcelo, gracias por el apoyo y el cariño,
por los espacios de reflexión, de discusión, de diversión; por las fiestas, las risas y las aventuras
compartidas, tienen un espacio sincero en mi ser.

A la Dra. Lourdes, mi directora de tesis, por su guía y acompañamiento, por todo el apoyo y el
compromiso con este proyecto. Gracias por la lectura, interés y observaciones constantes y
amables. Por motivarme y alentarme en mis momentos de angustia. Al Dr. Alfredo, por la
paciencia y asesoría oportuna, por su sencillez y amabilidad con la que comparte sus enseñanzas.
A la Mtra. Urenda, por incluirse a asesorar este trabajo de investigación.

Gracias también a la Dra. Sara, mi tutora en Medellín, por el cálido recibimiento, por hacerme
sentir en casa y por compartir conmigo espacios de militancia y de dialogo, por su interés sincero
en que me involucrara y aprendiera lo más posible en mi estancia en Colombia. Gracias por
amar tanto a México. Igualmente, agradezco a las colectivas de mujeres feministas en Medellín,
por tantos aprendizajes, por vivir el feminismo desde la alegría y la lucha. Por dejarme ser parte
y ayudarme a reconocerme y nombrarme feminista. Gracias a Sus por compartir esta experiencia
conmigo.

Gracias a Miriam y a Dany, mi familia méxico-colombiana.

Agradezco también, al Colegio de Bachilleres plantel No. 25, por brindarme las facilidades para
realizar este trabajo, especialmente a las y los estudiantes, por su disponibilidad, por
compartirme sus experiencias, por su curiosidad y por permitirme aprender junto con ellas y
ellos.

Al Consejo de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y a la Maestría en Derechos Humanos, por


darme la oportunidad de estudiar un posgrado. Y en especial a las maestras y maestros, quienes
compartieron sus clases con una convicción especial, desde sus experiencias y su sentí-pensar;
a partir de posturas críticas que invitan al cuestionamiento continuo de prácticas y creencias.
También, al personal administrativo, bibliotecario y de servicio, por su trabajo y su apoyo en
estos dos años.

A Gary, fiel compañera en cada desvelo.

Porque no se es nada sin los otros, sin la otras, sin les otres…
Lista de abreviaturas más utilizadas.

AVG: Alerta de Violencia de Género.

CEDAW: Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la


Mujer.

COBACH: Colegio de Bachilleres.

CONAPO: Consejo Nacional de Población.

CONAVIM: Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres.

CONEVAL: Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.

ENDIREH: Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares.

ENVIPE: Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública.

INEGI: Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

ONU: Organización de las Naciones Unidas.


Índice

INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................... 1
Hipótesis .................................................................................................................................. 4
Objetivo General ...................................................................................................................... 4
Objetivos Específicos .............................................................................................................. 4
Justificación ............................................................................................................................. 5
Metodología ............................................................................................................................. 6
CAPÍTULO PRIMERO ............................................................................................................ 9
CATEGORIAS DE ANÁLISIS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO. LA RAÍZ DE LA
VULNERACIÓN DE LAS HUMANAS .................................................................................. 9
1.1. Categorías de análisis de la violencia de género ........................................................... 9
1.1.1. Género ................................................................................................................. 10
1.1.2. Patriarcado ................................................................................................................ 15
1.1.3. Amor romántico ....................................................................................................... 19
1.1.4. Estereotipos de Género............................................................................................. 22
1.1.5. Machismo ................................................................................................................. 27
1.1.6. Masculinidades y dominación masculina ................................................................. 31
1.2. Feminismo y Derechos Humanos de las Mujeres. Vulneración de las humanas............ 36
1.2.1. América Latina y el Caribe ...................................................................................... 36
1.2.2. Ámbito Nacional ...................................................................................................... 46
1.2.3. Feminismos .............................................................................................................. 53
CAPÍTULO SEGUNDO ......................................................................................................... 56
EL NOVIAZGO EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA ESTRUCTURAL ........................ 56
2.1. Condiciones actuales del noviazgo en juventudes latinoamericanas en relación con la
violencia ................................................................................................................................. 56
2.1.1. Noviazgo y violencia en las juventudes .................................................................. 56
2.1.2. Noviazgo en Latinoamérica ..................................................................................... 62
2.1.3. Noviazgo en México ................................................................................................ 66
2.2. Violencia Estructural ...................................................................................................... 70
2.3. Características sociodemográficas del contexto ............................................................. 75

I
2.3.1. Caracterización de la zona urbana. Ubicación social ............................................... 83
2.3.2. Antecedentes relacionados a la violencia ................................................................ 89
CAPITULO TERCERO ....................................................................................................... 113
ANÁLISIS DE LA CONDICIÓN DE VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL NOVIAZGO,
EN EL COLEGIO DE BACHILLERES PLANTEL NO. 25............................................ 113
3.1. Resultados ................................................................................................................. 113
3.1.1. Fase Cuantitativa ............................................................................................... 114
A. Características sociodemográficas ........................................................................ 115
B. Escala de mandatos de Género ............................................................................. 116
C. Encuesta de violencia en el noviazgo ................................................................... 119
D. Escala de violencia e índice de severidad ............................................................... 123
E. Escala de desensibilización de la violencia para adolescentes ................................ 124
3.1.2. Fase Cualitativa ................................................................................................. 128
A. Modalidades de Violencia en el noviazgo ............................................................ 128
I. El control y la dominación, vehículos de violencia .......................................... 128
II. Celos como precursores del control y la dominación ....................................... 130
III. Los pecados de las malas mujeres ................................................................. 131
IV. El maltrato más allá de las palabras............................................................... 132
V. La desigualdad genérica de la violencia ............................................................ 132
B. Mandatos sociales y de género ............................................................................. 134
I. La dominación de los masculinos en un mundo patriarcal ............................... 134
II. Machismo: Un modo particular de expresar el rol masculino ............................. 137
III. Las rosas y los azules: estereotipos de género en juventudes ............................. 141
IV. El amor romántico: una trampa de la violencia .................................................. 144
V. El espiral nocivo de la violencia estructural...................................................... 145
VI. ¿Qué tan sensibles somos a la violencia? ...................................................... 148
VII. La violencia normalizada como parte del estilo de vida de las juventudes ... 150
VIII. La familia como fuente de aprendizaje de la violencia ................................. 153
3.1.3. Discusión ........................................................................................................... 154
A. Objetivo Específico 1. ........................................................................................... 155
B. Objetivo Específico 2. ........................................................................................... 159

II
C. Objetivo Específico 3. ........................................................................................... 164
CONCLUSIONES ................................................................................................................. 168
BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................... 172
ANEXOS ................................................................................................................................ 182

Índice de Mapas

Mapa No. 1. Capital de San Luis Potosí. .................................................................................. 76


Mapa No. 2. Zona Metropolitana de San Luis Potosí: Grado de marginación urbana por
AGEB2333,2010 ....................................................................................................................... 86
Mapa No. 3. Ubicación geográfica del Colegio de Bachilleres Plantel No. 25 ........................ 86
Mapa No. 4. Colonias aledañas a la Colonia Satélite Francisco I. Madero ............................. 88
Mapa No. 5. Colonias Aledañas a menor escala ..................................................................... 89

Índice de Gráficas

Gráfica 1. Resumen de las colonias con mayor número de reportes de maltrato infantil y
violencia doméstica reportados al DIF y violencia doméstica reportada al 0066 en 2007. ...... 84
Gráfica No. 2. Delitos de acuerdo al Semáforo Delictivo en la ciudad de San Luis Potosí en
2015. .......................................................................................................................................... 92
Gráfica No. 3. Antecedentes de Violencia en San Luis Potosí. Delitos en mayo 2015. .......... 94
Gráfica No. 4. Delitos de acuerdo al Semáforo Delictivo en la ciudad de San Luis Potosí en
2016. .......................................................................................................................................... 97
Gráfica No. 5. Antecedentes de violencia en San Luis Potosí. Delitos en noviembre de 2016.
................................................................................................................................................... 98
Gráfica No. 6. Delitos de acuerdo al Semáforo Delictivo en la ciudad de San Luis Potosí en
2017. ........................................................................................................................................ 102
Gráfica No. 7. Antecedentes de violencia en San Luis Potosí. Delitos en junio de 2017. ..... 104
Gráfica No. 8. Delitos de acuerdo al Semáforo Delictivo en la ciudad de San Luis Potosí en el
2018. ........................................................................................................................................ 107

III
Gráfica No. 9. Antecedentes de violencia en San Luis Potosí. Delitos en octubre de 2018. . 108
Gráfica No. 10. Resultados de Escala de Mandatos de Género. ........................................... 118
Gráfica No. 11. Resultados de la categoría de Violencia en el noviazgo mediante el control.
................................................................................................................................................. 121
Gráfica No. 12. .Resultados Violencia Psicológica. .............................................................. 121
Gráfica No. 13. Resultados Violencia Física ......................................................................... 122
Gráfica No. 14. Resultados de Violencia Sexual. .................................................................. 122
Gráfica No. 15. Resultados de la Escala de Sensibilización de la Violencia para adolescentes.
................................................................................................................................................. 126
Gráfica No. 16. Resultados de disfrutar ejerciendo violencia psicológica. ........................... 126
Gráfica No. 17. Disfrutar presenciando violencia psicológica. ............................................. 127
Gráfica No. 18. Diversión al presenciar violencia física. ..................................................... 127

Índice de Tablas.

Tabla No. 1. Confiabilidad de la Escala de Mandatos de Género. ........................................ 116


Tabla No. 2. Confiabilidad de la Encuesta de Violencia en el Noviazgo. ............................. 120
Tabla No. 3. Resultados de Encuesta de Violencia en el Noviazgo. ...................................... 120
Tabla No. 4. Confiabilidad de la Escala de Violencia e Índice de Severidad. ...................... 123
Tabla No. 5. Resultados de Índice de Severidad de la Violencia. .......................................... 124

Índice de Anexos.

Anexo 1. Instrumento de medición cuantitativa. Escalas Integradas. ..................................... 182


Anexo 2. Diseño de Entrevista Semiestructurada: Violencia de Género en el Noviazgo. ..... 188
Anexo 3. Autorización de Aplicación del Instrumento cuantitativo. ...................................... 191
Anexo 4. Carta de Consentimiento Informado de las y los estudiantes. Entrevistas
Cualitativas. (formato) ............................................................................................................ 192

IV
INTRODUCCIÓN
La presente investigación está motivada por la urgente necesidad de seguir poniendo en
discusión el fenómeno de la violencia de género, en este caso, se puntualiza en la que ocurre en
las relaciones de noviazgo en las juventudes. Pues, a pesar de que, durante los últimos años, se
ha visibilizado en mayor medida la situación que presentan las mujeres en el mundo frente a la
violencia, dista de ser suficiente ya que la realidad histórica y actual refleja a la violencia de
género como una grave violación a los derechos humanos de las mujeres y un problema social
de enorme magnitud.

Para analizar esta problemática, es importante comprender el concepto como una


realidad social, cultural e histórica; en la cual, existe un posicionamiento subalterno de las
mujeres con relación a los hombres, es decir, la mujer ha aprendido a desarrollarse en dicha
sociedad como un ser inferior y el hombre ha aprendido a conducirse con supremacía sobre ella.
Frente a esta desigualdad, se construye una dinámica relacional en la que la mujer es percibida
como objeto de sumisión, como grupo vulnerable y, por tanto, susceptible a ser violentada.

En este sentido, y siguiendo las aportaciones de Pierre Bourdieu, se apunta a que el


género está constituido como esencias sociales jerarquizadas, las cuales están organizadas con
la división entre lo masculino y lo femenino, basada en la diferenciación biológica.2 A partir de
esta jerarquía y según estimaciones de las Naciones Unidas, una de cada tres mujeres en el
mundo es golpeada, forzada a tener relaciones sexuales, o sufre otro tipo de maltrato a lo largo
de su vida; y en la mayoría de los casos el agresor es una persona de su familia o conocido.3

Lo anterior está implícito culturalmente y se trasmite de generación en generación,


representándose en situaciones del ámbito social, laboral, político y familiar. Dentro del ámbito
de la familia, se ubican las relaciones de pareja, que es el tema en cuestión, en donde existen
estadísticas, enunciadas a lo largo de esta investigación, que reflejan a la mujer como víctima
de diversos tipos de violencia por parte de su cónyuge. Misma violencia que merma su
integridad física, sexual, psicológica y social, impidiéndole así su plena realización, incluso en
algunos casos el desenlace de estos episodios de violencia llega a ser la muerte.

2
Bourdieu, P. La dominación masculina, trad. Jordá, J., Barcelona, Anagrama, vol. 3, 2000, p.37.
3
Clavel, C., et.al., Violencias contra las mujeres del mundo: Diversidad de miradas y estrategias para afrontarlas.
Barcelona, Entre pueblos., 2008, p. 20.

1
Asimismo, a lo largo de los años se han analizado diferentes versiones sobre las causas
de este tipo de violencia, hoy en día la más aceptada refiere que es un proceso multicausal, y
desde sus causas diversas se fortalece este fenómeno. Tal como define Loris Heise:

Es un fenómeno muy complejo, con las raíces en las relaciones de poder basadas en
el género, la sexualidad, la propia identidad y las instituciones sociales. Para poder
acabar con este problema se tiene que tratar y confrontar las creencias culturales y
las estructuras sociales que la perpetúan.4

Por lo cual, como sistema complejo, debe considerar todos los ámbitos que atraviesa:
interhistoricidad, tradiciones, costumbres, familia, cultura, sociedad, religiones, política, etc.
Para poder comprender el amplio espectro que conlleva la violencia en relaciones de pareja y
prestar especial atención a no culpabilizar a las mujeres de su propia opresión, ya que se suele
atribuir a las mujeres la responsabilidad de salir o quedarse en círculos violentos, especialmente
si ocurren con familiares o parejas, como si ellas decidieran ser sumisas o disfrutaran ser
dominadas. Con base en ello, se incita a pensar estas relaciones como producto de
construcciones sociales, culturales e históricas, como producto de la complejidad.

Ahora bien, la construcción histórica y social del género no impacta solo a las mujeres,
sino que es una cuestión estructural que atraviesa a los hombres también y que influye de cierta
manera en la forma en que se conducen en sus relaciones interpersonales y sociales. Es decir:

La virilidad no es estática ni atemporal, es histórica; no es la manifestación de una


esencia interior; es construida socialmente; no nos sube a la conciencia desde
nuestros componentes biológicos; es creada en la cultura.5

En este sentido es prudente analizar que la violencia no siempre tiene por victimas a las
mujeres, debido a que las estructuras socioculturales impactan en la sociedad en general e
influyen en la manera en la cual las personas nos conducimos y nos relacionamos, seamos
hombres o mujeres; es decir, si la mujer no nace, se hace, ocurre lo mismo para con el hombre,
es la cultura quien modela y de cierta manera condiciona las relaciones de poder jerarquizadas.

4
Heise, L. cit.por. Vilá, Petit, M y Tordera, Preat, M., Prevención de la violencia de género en la adolescencia.
Barcelona. Icaria. 2011, p.15.
5
Valcuende del Río, J. M., y Blanco López, J. (ed.), La construcción cultural de las masculinidades, Madrid,
Talasa, 2003, p. 9.

2
Sin embargo, aquella violencia que es ejercida por los hombres es más peligrosa y las
consecuencias y secuelas son más graves para las mujeres que han sido o son víctimas de
violencia de género, pues dejan en su cuerpo y su psique, huellas que muchas veces son
imborrables.6

De tal manera que, la cuestión estructural, es decir aquella violencia que atraviesa el
tejido social de la población desde un nivel macro hasta llegar al nivel micro o individual,
coadyuva a la normalización de la violencia de género. Lo anterior debido a que el imaginario
colectivo que se crea respecto a la violencia, delimita la capacidad de las personas a ser sensibles
ante la que perciben, ejecutan o de la que son víctimas. Es decir, en un contexto en el que la
violencia es parte de la cotidianeidad, es probable que las personas se acostumbren y se adapten
a vivir rodeadas de actos y comportamientos violentos, a tal punto que se adopte como forma
de expresión dentro del contexto social e íntimo, y que a su vez las practicas violentas carezcan
de importancia y preocupación al ser consideradas dentro de la norma.

Es así como, con base en la información antes descrita, el presente proyecto pretende
puntualizar esta temática con jóvenes en la etapa del noviazgo y en un contexto con
características de violencia estructural, esto con el objetivo de analizar el estado actual de la
violencia de género en juventudes y los factores que se asocian a su prevalencia en un contexto
determinado. Y a su vez, analizar el impacto de dichos factores en la naturalización de este tipo
de violencia.

Para ello se distribuye el trabajo en tres capítulos, que ayudan a dar cumplimiento a los
objetivos planteados líneas abajo. Entonces, el primer capítulo aborda las categorías teóricas a
analizar, consideradas como mandatos de género impuestos, con cargas sexistas y de jerarquía
patriarcal, mismos que establecen los cimientos de una socialización que involucra a la violencia
de género como parte de las relaciones humanas. Así como también, puntualiza en la
importancia que han tenido los feminismos en los logros en materia de Derechos Humanos, y
muestra la postura del Estado y de la legislación en la reivindicación de los mismos.

6
Rubio-Garay, F. et. al., “Factores asociados a la violencia en el noviazgo entre adolescentes: una revisión crítica.”
Anuario De Psicología Jurídica, 2015, vol. 25, núm. 1, passim.

3
Por otro lado, el capítulo segundo se encarga de contextualizar la violencia de este tipo
en las realidades juveniles y sus relaciones de noviazgo; desde la generalidad en el ámbito
latinoamericano, hasta la particularidad en México. También, plantea la relevancia de la
violencia estructural en espacios considerados como escenarios de vulnerabilidad, enfatizando
en las características sociodemográficas y en los antecedentes relacionados a la violencia del
contexto específico en el que se delimita este estudio.

Finalmente, el capítulo tercero expone los resultados obtenidos a partir de los


instrumentos de medición y con base en las perspectivas y experiencias de la población
analizada, hombres y mujeres estudiantes del Colegio de Bachilleres plantel No. 25. Los cuales
son agrupados en categorías de acuerdo a cada fase metodológica. Asimismo, contiene la
discusión de dichos resultados en dialogo con la teoría presentada, con lo que se busca alcanzar
los objetivos propuestos.

Hipótesis
Los mandatos sociales de género y la violencia estructural que atraviesa a las juventudes,
propician que exista poca sensibilización a la violencia y por ende, la violencia de género en el
noviazgo se normalice y quienes la viven no identifiquen dicha situación y sea menos probable
prevenirla.

Objetivo General
• Analizar el estado actual de la violencia de género en juventudes y los factores que se
asocian a su prevalencia

Objetivos Específicos
1. Analizar la influencia de los mandatos sociales de género en la normalización de la
violencia de género en el noviazgo.

2. Identificar las características sociodemográficas del contexto en el que coexisten


juventudes estudiantes de un bachillerato público en la periferia de San Luis Potosí. Y
su vinculación con la incidencia de la violencia estructural y la violencia en el noviazgo.

4
3. Conocer la prevalencia y la representación de violencia de género en el noviazgo en
estudiantes de un plantel de bachillerato público en la ciudad de San Luis Potosí, de una
zona periférica y de clase media baja.

Justificación
Se considera que esta investigación es pertinente ya que la realidad en que se encuentra el Estado
de San Luis Potosí es alarmante, considerando la violencia de género como una situación que
vulnera la calidad de vida de las mujeres potosinas. Además, de que es un tema que necesita la
protección de los derechos humanos de manera constante. Asimismo, la violencia contra las
mujeres es también un problema de salud pública, por las consecuencias devastadoras y
prolongadas que afectan tanto a la salud física y emocional de las mujeres, pero que repercute a
su vez en todos los miembros de la familia, en la familia como unidad, en las comunidades
donde viven las personas afectadas, en las propias personas que la ejercen y en la sociedad en
general. 7

Por ende, los motivos que llevaron a decidir enfocar la investigación a personas de entre
15 y 18 años, se sustentan en que día a día, son más las juventudes que mantienen relaciones
personales permeadas de violencia de género, desde la etapa del noviazgo, hasta el matrimonio
o concubinato. Sin embargo, se cree que, al trabajar en la etapa de la juventud, en la cual se
inicia a experimentar relaciones de pareja íntimas, es más probable lograr visibilizar, informar
y sensibilizar a esta población respecto a las dinámicas relacionales propias y de sus pares.

Así como también, se consideró a un plantel educativo público de la periferia de la


ciudad, en el que la condición social es crítica, pues frecuentemente hay conflicto de pandillas,
inseguridad, fácil acceso al consumo de drogas, delincuencia en las calles, entre otras
situaciones que confirman estudios de percepción realizados en la ciudad en los cuales la colonia
Satélite, donde está ubicado el plantel, es identificada como uno de los cuatro polígonos de
vulnerabilidad social por su problemática de inseguridad y de violencia.8 Datos relacionados
con el reporte de seguridad pública de 2014, ubicándola en el polígono 3 de las colonias más

7
Clavel, C., et.al., op. cit. p. 22.
8
Villasis-Keever, R., et. al. “Análisis y caracterización de polígonos de inseguridad urbana mediante encuestas de
percepción y sistemas de información urbana”. Realidad, datos y espacio. Revista Internacional de Estadística y
Geografía. 2015, vol. 6, núm. 2, p. 36.

5
peligrosas de San Luis Potosí.9 Lo anterior, impacta en las juventudes y en la tan mencionada
naturalización de la violencia, ya que han crecido y se han desarrollado en un ambiente violento.

Metodología
En cuanto a la metodología de la investigación es importante mencionar que la muestra con la
que trabajó fueron juventudes estudiantes de un bachillerato público en la capital de San Luis
Potosí. Se eligió esta muestra puesto que, como se mencionó, se considera que las y los jóvenes
tienen la oportunidad de dar un giro importante en la toma de decisiones, así como también,
mayor apertura al cuestionamiento de sus prácticas comportamentales en sus relaciones de
noviazgo. Además, que se enfatiza en trabajar a edades tempranas para así poder prevenir
situaciones de violencia en la pareja en un futuro que pueden ser incluso de mayor gravedad.
Además de elegir dicho plantel por su consideración de vulnerabilidad en cuestión de la
violencia estructural que representa al ser considerado uno de los cuatro polígonos de violencia
de la ciudad.

Se realizó una investigación transversal explicativa, la cual se efectúa para estudiar


determinado fenómeno en un solo momento temporal, no solo describiendo, sino explicando
sus causas, e interpretando la realidad en la cual se presenta.10 Además, se utilizó una
metodología mixta, la cual se refiere a un conjunto de procesos sistemáticos, empíricos y críticos
de investigación que implica la recolección y el análisis de datos cuantitativos y cualitativos, así
como su integración y discusión conjunta, para realizar inferencias, producto de toda la
información recabada y lograr un mayor entendimiento del fenómeno bajo estudio.11

Asimismo, con la finalidad de obtener la información necesaria para alcanzar los


objetivos de la investigación, se utilizaron diversas técnicas cualitativas y cuantitativas. Dentro
de las primeras se encuentra la entrevista cualitativa semiestructurada, que permite conocer
información a mayor profundidad, ya que, es más íntima, flexible pero centrada en el tema en

9
Marceleño, E, L., “Zonas de inseguridad S.L.P.”. Plano Informativo. San Luis Potosí, S.L.P., 17 de enero del
2016. (sec. Locales) Disponible en: http://planoinformativo.com/436902/zonas-de-inseguridad-en-slp-slp.
[Consultado: 29/06/18].
10
“Tipos de investigación: descriptiva, exploratoria y explicativa.” Universia, Costa Rica, 2017, (sec. Educación).
Disponible en: http://noticias.universia.cr/educacion/noticia/2017/09/04/1155475/tipos-investigacion-descriptiva-
exploratoria-explicativa.pdf. [Consultado: 28/06/18].
11
Hernández Sampieri, R., Metodología de la Investigación, México, Mc Grawll-Hill, 6° ed. 2014, p. 534.

6
cuestión.12 Entonces, se realizaron entrevistas semiestructuradas a estudiantes del turno
vespertino, debido a que según información obtenida por las autoridades del plantel y por quien
dirige esta tesis, la problemática es mayor en las y los estudiantes del este turno.

Cabe mencionar que los y las informantes claves fueron elegidos de inicio mediante el
muestreo propositivo, es decir, se eligen informantes en función del tipo, esto es, a juventudes
de un plantel específico y de un rango de edades. Posteriormente, se utilizó el muestreo por
voluntarios, que se refiere a aquel que toma en cuenta a los informantes que consideran tener el
conocimiento o la experiencia en el tema.13

Asimismo, las entrevistas se analizaron con base en el muestreo teórico de Anselm


Strauss, el cual parte de las categorías de análisis teórico desde las que se sustenta la
investigación, y delimita el número de entrevistas de acuerdo a la saturación teórica de dichas
categorías.14 En esta ocasión fueron 13 las personas informantes clave para la parte cualitativa.

Por otro lado, como técnica cuantitativa se utilizó un instrumento compuesto por 3
escalas y 1 encuesta ya validadas y con evidencias de confiabilidad, estas son: a) escalas de
mandatos de género, del autor Gerardo Macías Valadez-Márquez en 2017, b) escala de violencia
e índice de severidad de Rosario Valdez-Santiago y colaboradores en 2015; c) Escala de
desensibilización de la violencia para adolescentes, creado en 2016 y d) la encuesta de violencia
en el noviazgo, tomada de Valdez-Santiago R. y colaboradores, en 2006.15

Dicho instrumento se aplicó a una muestra representativa de la población, considerando


a los dos turnos del plantel, conformada por 400 estudiantes aproximadamente elegidos y
elegidas mediante el muestreo probabilístico aleatorio (al azar simple) y considerando ambos
sexos, ya que todos los elementos que forman parte de la población tienen la misma probabilidad
de ser seleccionados; y con la finalidad de conocer ambas percepciones de la temática. La
muestra se eligió teniendo en cuenta el tamaño de la muestra según el parámetro poblacional

12
Ibid. p. 401
13
Mendieta Izquierdo, G., “Informantes y muestreo en investigación cualitativa”, Investigaciones Andina, 2015,
vol. 17, núm. 30, p. 1148-1150.
14
Strauss, A., y Corbin, J., Bases de la investigación cualitativa. Técnicas y procedimientos para desarrollar la
teoría fundamentada, trad. Zimmerman E., Colombia, Universidad de Antioquia, 1° ed. (en español), 2002, p. 219.
15
Valdez-Santiago, R. et. al. “Escala de violencia e índice de severidad: una propuesta metodológica para medir la
violencia de pareja en mujeres mexicanas”, Salud Pública de México, 2006, vol. 48, p. 221-231.

7
(1450), considerando un 95% de intervalo de confianza y 5% de margen de error (304). 16 Sin
embargo, se decide hacer 400 aplicaciones por aquellas que se puedan llegar a descartar.

16
Argibay, J. C., “Muestra en investigación cuantitativa”. Subjetividad y procesos cognitivos, 2009, vol. 13, p. 13-
29.

8
CAPÍTULO PRIMERO
CATEGORIAS DE ANÁLISIS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO. LA RAÍZ DE LA
VULNERACIÓN DE LAS HUMANAS
Al estudiar la violencia de género, conviene hacer un análisis de aquellas categorías
involucradas en este fenómeno, considerándolas a su vez como la raíz de la cual emerge este
tipo de violencia. Es decir, las categorías de análisis expuestas en el presente capitulo,
interactúan entre sí y coadyuvan a la existencia de la violencia de género, por lo cual, cada una
de ellas irá siendo relacionada con el concepto y definición de violencia, y a su vez, se irán
relacionando entre sí, puesto que ninguna pretende ser descrita y analizada de manera aislada,
pues se considera que todas convergen y suman.

Asimismo, el capítulo consta de una segunda parte dedicada a hacer un breve recorrido
en la historia de los derechos humanos de las mujeres en contextos latinoamericanos. Derechos
que han sido peleados y alcanzados por la lucha de las propias mujeres. Se destaca la gran
aportación de ellas y de los feminismos, en específico del considerado feminismo radical,
además de hacer una lectura crítica del papel del Estado y de la legislación en la reivindicación
de los derechos de las humanas.

1.1. Categorías de análisis de la violencia de género


Se toman estas categorías a partir del concepto de mandatos sociales de género, el cual hace
referencia a los estereotipos prescriptivos que se acentúan en los procesos de socialización. Es
decir, aquellas pautas que socialmente se atribuyen a las personas para dirigir sus
comportamientos, que a su vez son adoptadas de manera tan normalizada que son
incuestionables y pocas veces llevadas a la crítica. Por tanto, esta investigación se basa en el
concepto de mandatos de género que hace Marcela Lagarde a partir de la categoría de cautiverio,
como síntesis del hecho cultural que define al estado de las mujeres en el mundo patriarcal.17
En este sentido,

El cautiverio caracteriza a las mujeres por su subordinación al poder, su dependencia


vital, el gobierno y la ocupación de sus vidas por las instituciones y los particulares
(los otros), y por la obligación de cumplir con el deber ser femenino de su grupo de

17
Lagarde, M., Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas, México, D.F., Siglo
XXI, 2ª. ed., 2015, p. 60.

9
adscripción, concretado en vidas estereotipadas sin alternativas. Todo esto es vivido
por las mujeres desde la subalternidad a que las somete el dominio de sus vidas
ejercido sobre ellas por la sociedad y la cultura clasistas y patriarcales, y por sus
sujetos sociales.18

Si bien, en el conjunto de la sociedad y en cada uno de sus universos hay una constante:
todas las mujeres están cautivas,19 es importante hacer una lectura crítica de lo que ocurre con
los hombres, es decir, de qué manera el cautiverio en el que viven las mujeres y los mandatos
de género que de él emergen, los atraviesan. Debido a que se considera que, si el arraigo de
estos constructos persiste en la sociedad, debe impactar a todos y todas quienes coexistimos en
ella.

Entonces, el estado de cautiverio se alimenta de aquellos mandatos sociales genéricos que


atraviesan el tejido social y cultural de la humanidad. Con base en la definición citada líneas
arriba, los mandatos considerados como categorías de análisis de esta investigación son: género,
patriarcado, dominación masculina, machismo, estereotipos de género y amor romántico.
Considerando a su vez que, todas ellas conducen a la privación de la libertad, a las relaciones
de poder y por supuesto, a la violencia de género.

1.1.1. Género
Para comprender el fenómeno de la violencia de género de manera transversal, es necesario
analizar el constructo de género y las implicaciones que tiene en las estructuras sociales que
atraviesan a las subjetividades y particularmente a las mujeres. Además, es preciso analizar
también, la relación que tiene este constructo con las múltiples formas que se padecen dentro de
la violencia de género.

Para ello, se inicia enunciando a la violencia que ha sido estudiada y explicada a lo largo
del tiempo, desde distintas perspectivas, simplistas e incluso limitativas del fenómeno, tal es el
caso del modelo biológico centrado en el determinismo de afirmar que la violencia se rige desde

18
Ibid., p. 61.
19
Loc. cit.

10
una visión esencial de la “naturaleza”, en la cual, el hombre es agresivo y violento como
condición genética, difícil o incluso imposible de controlar o construirse de manera distinta.20

Asimismo, el modelo psiquiátrico reduce el tema de la violencia a meras patologías


relacionadas con situaciones específicas como las adicciones, alcoholismo, drogadicción, etc.
La psicología, por su parte y desde sus distintas escuelas, aborda la violencia ya sea asociada a
cuestiones inconscientes o a simples expresiones de conducta agresiva aprendida en contextos
de conflicto y frustración.21 Tal vez a quien lee le parezca que dichas conceptualizaciones son
antiquísimas y por tanto, inutilizadas en el contexto actual, sin embargo, a pesar de los esfuerzos
por deconstruir esta manera dicotómica de ver las relaciones personales, continúa permeando la
realidad y haciéndose presente, a modo sutil o disfrazado pero finalmente sigue siendo base
estructural del análisis de la violencia de género en la cotidianeidad.

Por lo cual, para poder abordar la complejidad de la violencia de género, es preciso


atender la problemática teniendo en cuenta la perspectiva de género, no como única explicación,
pero si como eje crucial e influyente para el estudio de esta realidad. Entonces, desde esta
perspectiva, la preocupación recae en el análisis de las cuestiones culturales y sociales que
atraviesan a la violencia. Del mismo modo, se concibe la violencia contra las mujeres como un
abuso de poder de las estructuras sociales que terminan por favorecer la agresión de los hombres
hacia las mujeres.22

De tal manera que, desde la perspectiva de género, resulta indispensable enfatizar en este
como categoría de análisis crítico, por lo cual, siguiendo a Joan Scott, quien desde sus inicios
pone en discusión que este constructo deviene de la cultura y que por ende, subyace de una
historia y una política que otorga ciertos significados a los cuerpos sexuados.23 Dichos

20
García, C.T y Cabral, B. E., “Socioantropología de la violencia de género”, La ventana, 1999, núm. 10, p. 69.
21
Loc. cit.
22
Walker, L.E., “El perfil de la mujer víctima de violencia”, El laberinto de la violencia: Causas, tipos y efectos,
2004, p. 205-218, cit. por. De Alencar-Rodrigues R., y Cantera L., “Violencia de Género en la Pareja: una revisión
teórica”, Psico, 2012, vol. 43, núm., 1, p. 119.
23
En 1989, Joan Scott escribió su libro, “Género, una categoría útil para el análisis histórico”, que se ha convertido
en un clásico parteaguas de la temática del género, ya que propone hacer una crítica a la conceptualización del
género entendido como solo un término gramatical para hacer referencia a personas o criaturas, separadas por lo
femenino y lo masculino. Extiende una invitación a pensar esto como un error y a cuestionar esta construcción
cultural desde la historia y la política que estaban detrás de los significados que se les atribuían a los cuerpos.

11
significados debieran ser explicados de manera crítica, con la mirada hacia un horizonte de
apertura y transformación.

Debido a que, pareciera que al ser reconocida la perspectiva de género y estudiada desde
las academias, ha sido comprendida y adoptada en la cotidianeidad de las relaciones humanas,
sin embargo, como se mencionaba líneas arriba, el binarismo sexo-género continúa a pesar del
trabajo y esfuerzo de quienes buscan deconstruir esa oposición. Ante ello, la propia Scott sugiere
que a partir de esta categoría, las mujeres necesitan problematizar el cómo llegaron a pensar de
sí mismas en el modo en que lo hacen.24 Además, se considera en este trabajo que la misma
problematización es necesaria que la hagan los hombres, es decir, que cuestionen los privilegios
que les ha otorgado el patriarcado y que justifican comportamientos agresivos y violentos, entre
otras cosas.

Entonces, entendiendo al género como una construcción social, la violencia en la pareja


se percibe como un fenómeno histórico, producido y reproducido por las estructuras sociales de
dominación de género y reforzado por la ideología patriarcal (que se explicará posteriormente).
Es por eso que, el discurso del movimiento feminista recae en la posibilidad de cuestionar estas
estructuras de dominio y visibiliza que el maltrato en la pareja es una forma de conducta
socialmente aprendida, que además se refuerza ideológicamente y culturalmente, pero, que tiene
la capacidad de transformarse y prevenirse si se atiende a partir de análisis críticos de la realidad
y comprendiendo que existe una distribución desigual de poder entre hombres y mujeres.25

Ahora bien, el concepto de violencia, en específico aquella que viven las mujeres en el
contexto patriarcal del que formamos parte, ha sido reapropiado por el discurso jurídico para
construir conductas sancionables, y aunado a ello, los estudios de género han permitido
comprender que esta violencia se manifiesta en distintos ámbitos y modalidades. De ahí que,
este trabajo tiene sus bases en la violencia en relación con las categorías de género, que hace
referencia a todas las formas mediante las cuales se intenta perpetuar el sistema de jerarquías

24
Scott, J. W. “Género: ¿Todavía una categoría útil para el análisis?, La manzana de la discordia, 2011, vol. 6,
núm. 1, p. 100.
25
De Alencar-Rodrigues R., y Cantera L., “Violencia de Género en la Pareja: una revisión teórica”, Psico, 2012,
vol. 43, núm. 1, p. 120.

12
impuesto por la cultura patriarcal.26 Es decir, este tipo de violencia trasciende estructuras, son
diversas formas de violencia dirigidas hacia las mujeres para perpetuar la subordinación al
género masculino. Estas violencias se expresan mediante comportamientos basados en un
sistema de creencias sexista, heteronormado y androcentrista, por supuesto.

De esta manera y siguiendo a Rita Segato, se puede decir que lo que ocurre cuando se
rompe esta estructura jerárquica del género, es decir, cuando la mujer de este mundo patriarcal
“desobedece” lo que le es impuesto por el hecho de ser mujer, genera en el otro, una reacción
violenta.27 Entonces, no es gratuito que lo anterior contribuya a segmentar a mujeres y hombres
según los estereotipos sociales y culturales de género que conservan aquellas estructuras de
dominio derivadas de dichos estereotipos. Puesto que esta violencia se construye con base en
las estructuras de poder que facilitan y sostienen la idea de que el poder mantiene el control y
los privilegios en una cultura fundada en la desigualdad de géneros bajo la dominación
masculina y la sumisión femenina.28

Entonces, las subjetividades permean las prácticas socio simbólicas en determinados


contextos que están atravesados por cuestiones basadas en un modelo androcéntrico de sesgo
sexista, que al mismo tiempo, deviene de una estructura de poder aunada a un imaginario
colectivo con raíz en la cultura patriarcal que oculta, encubre y “naturaliza” la violencia de este
tipo.29 Por lo cual, es necesario entender la violencia desde su proceso de construcción
sociocultural, teniendo en cuenta los determinados contextos que atraviesa, pero también la
complejidad que existe en cada uno de ellos y en sus redes discursivas con relación al género.
Es decir, resulta insuficiente pensar en la violencia sin considerar la complejidad de las
estructuras históricas, culturales y sociales que la sostienen, sin cuestionar las prácticas que se
han adaptado por subjetividades como manera de reproducir su vida cotidiana.

En este sentido, la violencia de género se reproduce en múltiples variables tanto en el


ámbito público como en el privado; este último hace referencia no solo al espacio físico, sino

26
Corsi, J. “La violencia hacia las mujeres como problema social. Análisis de las consecuencias y de los factores
de riesgo,” Documentación de apoyo. Fundación de mujeres, 2010. p. 1. Disponible en:
http://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/obrasportales/op_20120308_01.pdf. [Consultado: 30/06/18].
27
Segato, R. L., “Colonialidad y género”, conferencia pronunciada en Diálogos con Rita Segato, San Luis Potosí,
México, Colegio de San Luis, 12 y 13 de marzo del 2019.
28
García, C.T y Cabral, B. E., op. cit. passim.
29
Ibid, p. 161.

13
también a las relaciones e interacciones que se dan es contextos privados; tal es el caso de las
relaciones de noviazgo, en las cuales, la violencia se representa mediante mecanismos que
buscan ejercer el control y dominio de una de las partes sobre la otra, de diversas maneras
(económica, física, sexual, psicológica, etc.) que a su vez tienen como consecuencias daños en
la salud integral y vulneración de los derechos humanos, incluso ponen en riesgo la vida,
generalmente la de las mujeres.

Asimismo, la violencia en el noviazgo es vista por las juventudes como algo natural o
normal, es decir, no reconocen de forma clara cuando un noviazgo está siendo violento. Lo cual
es preocupante puesto que desde esta lógica, la violencia se convierte en un estilo de vida en la
que las personas se acostumbran y dejan de percatarse que viven ciclos de violencia cada vez
con mayor frecuencia y regularidad.30

Esta perspectiva por supuesto no es reciente, sino que en diversas épocas de la vida se
ha legitimado como forma de vivir las relaciones humanas y con especial énfasis en las
relaciones de pareja, como ejemplo se puede hablar desde la antigua civilización de Roma o los
escritos del Antiguo Testamento que entre tantas cosas, denotan situaciones de violencia que tal
vez ahora cueste trabajo imaginar pero que de alguna u otra manera constituyen el eje en el cual
se asientan las relaciones de hoy en día. En el caso de la violencia hacia las mujeres, ésta pasaba
prácticamente desapercibida de tan normalizada que se tenía; presente en expresiones culturales,
llámense canciones, refranes o literatura, como el final del capítulo de las enseñanzas de
Zaratustra, que claramente decía: “¿Vas con mujeres? ¡No olvides el látigo!”. Lo anterior denota
cómo las sociedades desde la premodernidad se han caracterizado por vivir la muerte y la
violencia como un hecho cotidiano.31

De manera que es conveniente pensar en una asensis, como invita Foucault en su


arqueología foucaultiana, y que consiste en despojarnos precisamente de las certidumbres que
no dejan espacio al cuestionamiento, la crítica, deconstrucción y transformación; sino por el
contrario, bloquean la existencia humana y mantienen a las personas en un estado de

30
Ramírez Rivera, C.A y Núñez Lara, D.A, “Violencia en la relación de noviazgo en jóvenes universitarios: un
estudio exploratorio”. Enseñanza e investigación en psicología, 2010, vol. 15, núm. 2, p. 275.
31
De Miguel Álvarez, A. “La construcción de un marco feminista de interpretación: la violencia de género.
Cuadernos de trabajo social. 2005, vol. 18, p. 235.

14
acomodación a esa realidad permeada de violencia.32 Ya que si no se identifica a la violencia de
género como una problemática social y política que atraviesa a todas las mujeres y a todas las
personas y además de llevar a la reflexión en los actos cotidianos que comúnmente se realizan,
será difícil tratar de prevenirla y tener en mira el horizonte de la erradicación y la
transformación.

Asimismo, el género aprendido social y culturalmente, se hace notar en diversas formas


de organización social, que, a su vez, pasan a ser dimensiones aceptadas de manera general en
el mundo. Tal es el caso de la división del trabajo, supuestamente especializada para cada
género, creyendo pues que las mujeres están hechas para trabajar en ciertas cosas y que entonces
hay muchas otras que no son adecuadas para desarrollar por ellas. Las cuales se relacionan con
las riquezas, el dinero, la cultura, la vida pública y los reconocimientos sociales. De tal manera
que todo aquello en relación con el poder y el control de los recursos es representado por los
hombres, de nuevo invisibilizando a las mujeres y limitándolas al espacio privado, a la vida
doméstica y al servicio del cuidado de los hombres “productivos y trabajadores”. En tal punto,
son los hombres quienes ejercen control y monopolizan las áreas de oportunidad, se apropian
de la riqueza social e incluso el control lo ejercen hacia aquello que producen las mujeres y que
no tiene reconocimiento ni visibilidad.33

1.1.2. Patriarcado
Teniendo en cuenta las desigualdades que existen y han existido históricamente entre hombres
y mujeres, se conceptualiza el “ser mujer” con inferioridad frente al “ser hombre” y pareciera
incluso que ellas tienen una deuda de respeto y obediencia hacia ellos, deuda que se paga día
con día, generación tras generación.

La jerarquización se ha hecho entonces en contra de las mujeres y por ende, a favor de


los hombres y se ha representado de manera universal en diversas esferas de la vida, siguiendo
a Janet Saltzman quien identifica tres de esas características; la primera es la relacionada con la
expresión del lenguaje que tiene como implicación devaluar a las mujeres y darles menos

32
García, C.T y Cabral, B. E., op. cit. p. 164.
33
Lagarde M., “Identidad de género y derechos humanos: la construcción de las humanas”, en Guzman Stein, Laura
y Silvia Pacheco (comps). Estudios básicos de derechos humanos IV, San José, Costa Rica, 1996, passim. (en
adelante, Construcción de las humanas).

15
prestigio, a ellas y a la manera en que reproducen su vida, su sexualidad, sus labores.34 Por
ejemplo, el estigma que se tiene cuando una mujer vive su sexualidad de manera libre, se le
insulta y se le desprestigia, a diferencia de cuando el hombre hace lo mismo y es visto como
normal e incluso le brinda una categoría de superioridad frente a los demás.

La segunda esfera se refiere al significado negativo que se le da a las mujeres y a sus


actividades a través de hechos simbólicos o mitos, tal es el caso de la cacería de brujas,
profundizada por Silvia Federicci, que da cuenta del desencadenamiento de una campaña de
terror contra las mujeres en Europa en la baja Edad Media, lo cual tuvo como resultado que en
menos de dos siglos cientos de miles de mujeres, fundamentalmente campesinas, fueran
quemadas, colgadas y torturadas, desde una perspectiva misógina que las ubicaba a grandes
rasgos como deshonradas, pervertidas mediante la fantasía sexual, que a su vez esta situación
inculcaba a los hombres el miedo del poder de las mujeres y además generó una psicosis de
masas entre la población. Se estaba atacando la resistencia de las mujeres ante el dominio
capitalista, ya que la cacería de brujas representaba también la construcción de un orden
patriarcal en el que los cuerpos de las mujeres, sus trabajos, sus poderes reproductivos y sexuales
y su capacidad de curar, eran colocados bajo el poder de otros, del Estado, del capital, de los
hombres.35

Por último, la tercera esfera de jerarquización se refiere a la exclusión de las mujeres de


los espacios de poder, ya sean económicos, políticos o culturales. Además, a estas
características, Alda Facio en colaboración con Lorena Fries agregan una más, la división entre
la naturaleza y la cultura, situando a los hombres en la cultura y a las mujeres vinculadas a lo
natural. De tal manera que se justifica la subordinación de las mujeres entendiéndola como
“natural”.36

Lo anterior da cuenta de la profundidad y la raíz de esta estructura jerárquica que por


ejemplificar esta relación, se remonta a la colonización de América y con ello al momento en

34
Saltzman, J., Equidad y Género, Madrid, Cátedra, Universidad de Valencia, Instituto de la Mujer, 1992. cit. por.
Facio, A. y Fries, L., “Feminismo, género y patriarcado”. Revista sobre enseñanza del derecho de Buenos Aires,
2005, año 3, núm. 6, p. 259.
35
Federicci, S., Calibán y la bruja: mujeres, cuerpo y acumulación originaria. trads. Hendel, V. y Touza, L.S.,
Madrid, Traficantes de sueños, 2004, p. 219 ss.
36
Saltzman, J., op. cit. p. 259.

16
que se encararon los españoles y los pueblos indígenas de América. Teniendo además como
medio de control para los segundos, la religión, con las características descritas con anterioridad
y ligadas al androcentrismo. Esta concepción crea una división entre los hombres y la
naturaleza.37

Se enfatiza que es literal, los hombres, excluyendo así las demás vidas humanas como
mujeres, juventudes, niños, niñas y personas de la tercera edad. Estos grupos y la naturaleza,
están al servicio del hombre superior y al mismo tiempo, al estar más cerca de la naturaleza se
consideran inferiores por esa conexión con lo natural que propicia que se dejan llevar por los
instintos, pierden la vergüenza y se rebajen a la condición animal.38

Estas ideas de cierto modo han permanecido y mediante las instituciones sociales como
son la familia, los centros educativos, el Estado, las religiones, el mismo derecho, han
contribuido para que esta desigualdad se siga reproduciendo y que la regulación de la
convivencia en igualdad de hombres y mujeres, con paz y armonía, siga siendo parte de un
horizonte utópico.

Ahora bien, desde esta perspectiva, se dice entonces que el motor del maltrato hacia las
mujeres no es el sexo ni el amor, ni tan solo la pasión, sino el poder.39 Teniendo como eje de
partida el sistema patriarcal, el cual se basa en concebir a la mujer como el objeto de control y
dominio por parte de un sistema social masculino y opresivo. Entendiendo entonces al
patriarcado como:

Modo de organización sociocultural en el cual la dominación masculina estructura


las relaciones sociales sobre la base de relaciones de poder, asimétricas y
jerárquicas. Es decir, se establece la división de roles masculinos y femeninos y se
definen protagonistas a quienes se atribuye el papel y el deber de ejercer la violencia
y los personajes que están sujetas a recibirla.40

37
Mareés de Sousa Filho, C, F. “Del cómo la naturaleza fue expulsada de la modernidad”. trad. |Hernández, A. A,
passim.
38
Ibid, passim.
39
Espinoza Cantera, L.M. “Violencia en la pareja: fenómenos, procesos y teorías”, en Sánchez, T., (coord.).
Maltrato de género, infantil y de ancianos. Publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca., 2005. cit. por. De
Alencar-Rodrigues R., y Cantera L., op. cit. p. 119.
40
Loc. cit.

17
De tal manera que todas estas creencias y concepciones culturales y sociales desde las
cuales se aprende a interactuar en el mundo y con las personas, forman ideologías, entendido
este concepto como un sistema de creencias que orientan a las personas hacia una manera
concreta de entender y valorar el mundo, además que brinda una serie de conductas y
comportamientos considerados como adecuados. Entonces, desde esta lógica, la ideología
patriarcal supone la construcción de diferencias entre mujeres y hombres y que además estas
construcciones de inferioridad-superioridad, sean consideradas como biológicamente
naturales.41

La desventaja o el horizonte de inferioridad lo protagonizan las mujeres, sin embargo,


las ideologías patriarcales también afectan, restringen y limitan a los hombres, siempre desde
una situación de privilegio por supuesto, la ideología obliga de determinada manera a seguir un
conjunto de comportamientos y roles “propios del sexo”. Entonces, tanto mujeres como
hombres quedan obligadas y obligados a reproducir estos roles y crear tensión entre ellos y ellas
por las supuestas diferencias que los separan.42 Por tanto, esta ideología patriarcal se refuerza
con las estructuras sociales de dominación del género y, concibe la violencia como pauta de
domesticación de la mujer.

De tal manera que el continuar por el camino de la ideología patriarcal posibilita que la
brecha de desigualdad continúe e incluso crezca, agudizando la marginación de las mujeres, el
machismo y la violencia tanto de hombres contra mujeres, como de hombres contra hombres, e
incluso, el orden patriarcal puede llegar a estar encarnado por las propias mujeres. En este
sentido, Rita Segato enfatiza que dentro de la violencia de este sistema, los enemigos de las
mujeres no son los hombres, sino el orden patriarcal.43 Se entiende entonces que el patriarcado
impacta a todas y a todos y por ende tanto mujeres como hombres somos víctimas de sus
consecuencias. Por supuesto que la manera en que se ensaña con los cuerpos femeninos es atroz,
sin embargo, es importante analizar que el patriarcado atraviesa también y de diferente manera
a los hombres.

41
Facio, A. y Fries, L., “Feminismo, género y patriarcado”. Revista sobre enseñanza del derecho de Buenos Aires,
2005, año 3, núm. 6, p. 261.
42
Loc. cit.
43
Segato, R. L., op. cit.

18
1.1.3. Amor romántico
Hacer énfasis en lo amoroso en las investigaciones sociales de este tipo es crucial si se entiende
que el amor tiene una dimensión fisiológica y otra cultural, en este caso se hablará de la segunda
pues la cultura influye en las formas en las cuales se concibe y se practica el amor, es decir, las
representaciones de amor son un producto social y de idealizaciones que cambian según los
contextos históricos, sociales y culturales44, pero tienden a volverse hegemónicas en
determinado momento, de modo que, se torna incuestionable, incapaz de ser llevado a la crítica
y con dificultad de acceder a pensarlo y practicarlo de manera distinta.

Dichas representaciones se adquieren a lo largo de la vida mediante el proceso de


socialización, que se entiende como aquel que inicia en el nacimiento y se extiende en el
transcurso de la vida y a partir del cual las personas, en relación con otras personas, aprenden a
interiorizar ciertos valores, expectativas, comportamientos y actitudes propios del contexto
donde se desarrollan, propios de lo que “debe ser” según determinada cultura y momento
histórico. Cuando se siguen estas pautas las personas se identifican con la sociedad en la que se
desenvuelven, existe aceptación e incluso sentido de pertenencia, sin embargo, cuando una
persona no sigue lo establecido se considera como una desviación social, lo cual deja pocas
posibilidades a la diferencia y a repensar en diversas maneras de comportamiento.45 Entonces,
resultará más cómodo acomodarse a esta estructura y reproducirla, que ser considerada como
persona desviada o inadaptada social.

Esta manera de socializar el amor se aprende y se condiciona mediante aspectos


cotidianos de la vida diaria, pareciendo tan sutil y al mismo tiempo con esa sutileza se va
adhiriendo al imaginario social de las personas, hombres y mujeres, desde la infancia. Por
ejemplo, los cuentos infantiles, las películas o canciones que buscan transmitir una idea
ideologizada del amor, influyendo en las expectativas que se aprenden a tener respecto al mismo,
que a su vez aumenta mediante mayor sean los mensajes de este tipo los que son transmitidos.

44
Rodríguez Morales, Z. Paradojas del amor romántico: relaciones amorosas entre jóvenes, tesis, México,
Instituto Mexicano de la Juventud, 2006, p. 28.
45
Bosch, V. y Ferrer P. V., “Del amor romántico a la violencia de género. Para una coeducación emocional en la
agenda educativa.” Profesorado. Revista de Curriculum y Formación de Profesorado, 2013, vol. 17, núm. 1, p.
106.

19
Estos mensajes son apropiados por las personas, quienes terminan comportándose según sus
premisas.46

Como ejemplo claro y alusivo al tema en cuestión y a pesar de los cambios producidos
en recientes épocas en lo que representa para las mujeres el tema del amor, las creencias y los
mitos siguen teniendo particular fuerza en la manera en la que se les enseña a socializar a las
mujeres. Es decir, mandatos de género como el enamorarse, tener una pareja, formar una familia,
ser responsable del cuidado de dicha pareja y familia, etc., continúan siendo pilares de cruciales
en los proyectos de vida de las mujeres, mientras que en el caso de los hombres, estos planes de
vida están más relacionados con una cuestión de reconocimiento social.47

Entonces, este amor romántico, construido social y culturalmente y dependiente de la


manera en que se socializa y del contexto histórico y cultural, representado en prácticas y
expresiones de la vida cotidiana, diferentes para hombres y mujeres (hablando de relaciones
heterosexuales que es el tema de esta investigación), viene a instaurarse como una idea de amor
mágico, omnipotente, completo, incondicional, con expectativas imposibles y por ende, lleno
de mitos que habría entonces que desaprender para poder romper con la confusión existente de
que el amor puede estar relacionado con la dominación, el control, abuso de poder y que es
normal que esté caracterizado bajo la influencia del patriarcado y por ende, esté directamente
relacionado con la idea de que es necesario mantener la sumisión de las mujeres y la superioridad
masculina.48

En este sentido, conviene situar al amor romántico heterosexual como sujeto de


relaciones de poder, que abre brechas de desigualdad entre mujeres y hombres y que, a pesar de
ello, es un elemento clave en el cual se sustentan las relaciones de pareja. Además, una vez que
este poder y desigualdad generan relaciones de dominación, la herramienta que resulta más
común para su legitimación es la violencia.49 Por lo cual, como sugiere la frase del movimiento
feminista de los 70´s, “lo personal es político”,50 los aspectos del amor que se suelen considerar

46
Bosch, E., et. al., La violencia contra las mujeres, el amor como coartada, Barcelona, Anthropos, 2013, p. 15.
47
Bosch, V. y Ferrer P. V., op. cit. p. 108.
48
Ibid., p. 21.
49
Ibid. p. 65.
50
Autoras como Germaine Greer y Kate Miller, entre otras, pioneras del feminismo radical, subrayaban que la
opresión es ejercía desde los espacios y las relaciones más íntimas. Y, posteriormente, el heteropatriarcado expande
sus relaciones de poder al espacio público, manteniendo la dominación.

20
particulares de cada pareja y por tanto de interés particular, deberían de repensarse como
producto de un sistema de estructuras y de creencias que impulsan a las personas a vivir sus
relaciones de determinada manera y que además establecen criterios de cómo se tendría que
llevar a cabo para poder considerarse amor. A estos criterios se propone repensarlos como mitos
que pueden ser deconstruídos por formas más libres e igualitarias de amar y ser amadas y
amados.

Ahora bien, esos mitos, que no son otra cosa más que las creencias que aparecen como
verdades absolutas y poco flexibles y que además suelen contener grandes cargas de emociones
y sentimientos que contribuyen a crear ideologías fuertes y resistentes al cambio, 51 van
relacionados con la creencia compartida socialmente respecto a lo que se debe considerar el
verdadero amor, y a pesar de que resultan engañosos persisten a través del tiempo y se
normalizan en las relaciones. Bosch y Ferrer y su equipo de investigación han descrito diez
mitos del amor romántico que se explican a grandes rasgos a continuación.

El mito de la media naranja sujeto a la creencia de que de alguna manera la elección de


la pareja está predestinada y de que además dicha elección es la única posible, puede conllevar
a una tolerancia excesiva en las relaciones con el ideal de que es necesario esforzarse más para
que las cosas vayan bien. El siguiente es el mito del emparejamiento, que se refiere a la creencia
de que la pareja heterosexual y monogámica es el ideal universal y normativo que se tiene que
cumplir para lograr la felicidad. El tercer mito es el de la exclusividad, que alude a la creencia
de que es imposible estar enamorado de dos personas a la vez o que el deseo sexual solo es
posible sentirlo por una persona. A continuación, el mito de la fidelidad vinculado a la creencia
de que todos los deseos románticos, eróticos y pasionales deben satisfacerse exclusivamente con
la misma persona, si esto no ocurre, no se ama de verdad.52

Asimismo, el mito de los celos que señala que estos son una señal de amor, e incluso un
requisito indispensable, lo cual también conlleva a tolerar comportamientos y a no contemplar
las libertades de ambos en la relación. El mito de la equivalencia presupone que el amor y el
enamoramiento son equivalentes y que, por tanto, si alguna de las partes deja de demostrar ese
enamoramiento apasionado, entonces ya no ama a su pareja. Así como también, el mito de la

51
Bosch, E., op. cit., p. 145.
52
Ibid., p. 145 ss.

21
omnipotencia se sustenta bajo la premisa de que el amor lo puede todo, bajo lo cual subyace la
idea de que el amor verdadero supera todos los obstáculos, reduciendo las posibilidades de
negarse a participar en círculos de violencia, por ejemplo.53

Del mismo modo, el mito del libre albedrío refleja la creencia de que el amor es íntimo
y no está influido por cuestiones sociales o biológicas, como se mencionaba con anterioridad, y
no considera que estos atraviesan a la voluntad y la conciencia y repercuten en las decisiones
relacionadas al amor y la pareja. El mito del matrimonio por su parte convence que el amor debe
conducir a la unión de la pareja y con ello a la construcción de una base estable de convivencia.
Y por último, el mito de la pasión eterna que alude a la creencia de que el amor romántico y
pasional de los primeros años de relación tiene que perdurar a través del tiempo.54

A partir de esta descripción, es evidente la relación que existe entre los 10 mitos, como
parte del conjunto de particularidades que debiera tener el amor verdadero, pareciera incluso
que no se puede pensar en algunos sin pensar en los demás, lo cual hace más fuerte aún este
conjunto de creencias que tienen consecuencias que son aceptadas y adoptadas incluso como
estilo de vida, de esta manera el control en la relación se vuelve parte fundamental para el
cumplimiento del conjunto de mitos.

De tal manera que, cuando esto no ocurre, es decir, cuando ambas partes de la pareja no
se esfuerzan para legitimar las creencias mencionadas, cuando el amor “no resiste todo”, cuando
los celos y el control no son aceptados, entre otras cosas que no siguen el camino estipulado por
el amor romántico, es entonces que se detona la violencia, y de igual manera, después de círculos
repetitivos de todo tipo de violencia, esta llega a ser tolerada y aceptada con el ideal de que si
es amor verdadero entonces la situación tendrá que mejorar. Es decir, la violencia misma es un
mecanismo que de cierta manera forza a seguir con estas creencias que la sustentan.

1.1.4. Estereotipos de Género


Como se mencionaba en el punto anterior, la socialización constituye un eje fundamental
en la construcción de las personas en lo individual y lo grupal, y a partir de este proceso se
adquieren identidades diferenciadas de género que conllevan a ciertas actitudes,

53
Bosch, E., et. al., op. cit., p. 149 ss.
54
Ibid., p. 151 s.

22
comportamientos, códigos morales y normas estereotipadas de la conducta de manera
diferenciada para cada género.55 Dicho proceso de socialización implica que niños y niñas sean
considerados de manera distinta y por tanto son programados a desempeñar vidas distintas
cuando llegan a la adultez. Esto es legitimado por diversas instituciones como la familia, el
sistema educativo, los medios de comunicación, actualmente las redes sociales, el uso del
lenguaje, la religión, etc.

Bajo esta lógica, lo masculino se vincula con el poder y la racionalidad, así como
aspectos de la vida pública, trabajos mayormente remunerados o acceso a la política desde un
rango superior al que tiene lo femenino, lo cual a su vez se tiende a relacionar con la pasividad,
la dependencia, la obediencia, la afectividad y cuestiones de la vida privada como el cuidado y
atención de la familia, entre otras.

Además de que la socialización que suele ser separatista, colabora para introyectar la
creencia de que hombres y mujeres son diferentes y por ende termina por justificar el hecho de
que se continúe reproduciendo de esta manera diferenciada,56 se encamina a trazar metas de
éxito y a excluir de algunos ámbitos por condición de género, las personas suelen apegarse a los
estereotipos pues el imaginario colectivo señala que una vez que eso se logra se puede alcanzar
el éxito y la realización, y a su vez limita el acceso a ciertos ámbitos de la vida, como excluir a
las mujeres de la vida pública o bien excluir a los hombres de la vida afectiva.

Lo anterior se representa desde los primeros estadios57 de relaciones humanas en las


divisiones de las actividades para la construcción de sociedades, en las cuales, las mujeres

55
Walker, S. y Barton, L. (eds.), Gender, Class and education, New York: The Falmer Press. 1983. cit. por. Bosch,
V. y Ferrer P. V., op. cit., p. 106.
56
Ibid, p. 108.
57
El género como construcción social se va transformando a lo largo de la historia de la humanidad, y en esta
transformación han existido avances tecnológicos que han marcado diferentes estadios históricos, por su
importancia a nivel social, económico y político. Cada uno de estos estadios se asocia a una forma de ver el mundo
determinada, marcando paradigmas específicos para hombres y mujeres. Estos estadios pueden indicarse como: a)
Cazadores-recolectores, b) Sociedad agraria, c) Sociedad industrial y d) Sociedad postindustrial. Asimismo, dentro
de las implicancias que cada estadio ha tenido respecto a las relaciones de género, se puede ejemplificar el primero
de ellos en el cual y de acuerdo a las condiciones naturales de la época, todas las personas trabajaban con la finalidad
de proteger y alimentar a la tribu. Entonces, las actividades eran divididas y el rol de la mujer quedaba relegado al
cuidado de los hijos e hijas, la cocina de los alimentos y la recolección de frutos: el hombre por su parte se encargaba
de cazar los alimentos. (Mollo Brisco, G., et. al. “Estereotipos de género. Un análisis de los 16 factores de la
personalidad de Catell”. Ponencia pronunciada en Ensenada, VIII Jornadas de Sociología de la UANLP, 3, 4 y 5
de diciembre de 2014)

23
representaban el mundo privado y una vez que fueron necesarias en la vida “pública” como
mano de obra industrial, su trabajo también fue invisibilizado e injustamente remunerado, ya
sea el trabajo que hacían dentro de sus familias o fuera de ellas. Esto aunque se representó desde
los primeros estadios, es evidente que persiste, con la desvalorización del trabajo doméstico y
la diferenciación salarial respecto a los hombres.58

Desde esta perspectiva, la importancia radica en comprender que los estereotipos de


género no son innatos, sino que como lo afirma Simone de Beauvoir en el caso de las mujeres,
la mujer no es que nazca siendo mujer, sino que llega serlo,59 y los medios para que llegue a
serlo se sustentan en la obligación cultural de hacerlo, lo mismo ocurre en el caso de los
hombres, no nacen siendo hombres sino que se les obliga a aprender a serlo según las
características de los estereotipos basados en las diferencias construidas según el género.

Ahora bien, además de la desigualdad que genera construirnos diferenciadamente según


los géneros, los estereotipos de género conducen a que la violencia se considere como una
característica del género masculino y la sumisión como una característica de lo femenino, es
decir, al ser características estereotipadas tienden a ser vistas como naturales y por tanto, son
aceptadas. Bajo estos criterios los hombres tienen la oportunidad de ser violentos y agresivos en
las relaciones de pareja y las mujeres tienen la “capacidad” de ser tolerantes y soportar actos
violentos por parte de sus compañeros.

Lo anterior queda ejemplificado en un estudio realizado en 2010 con una muestra


considerable en varios países hispanoamericanos, entre ellos México, en el cual se visualizó el
grado de arraigo de los estereotipos de género relacionados a la violencia y concluye
demostrando que la percepción social de las relaciones de pareja, se fundamenta en gran medida
en los estereotipos de género, en los cuales los hombres son considerados como proveedores y
las mujeres como cuidadoras.60

58
Mollo Brisco, G., et. al. “Estereotipos de género. Un análisis de los 16 factores de la personalidad de Catell”.
Ponencia pronunciada en Ensenada, VIII Jornadas de Sociología de la UANLP, 3, 4 y 5 de diciembre de 2014, p.
4. Disponible en:: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar/viii-jornadas/viii-jornadas-
2014/PONmesa33Mollo.pdf. [Consultado: 31/10/11].
59
De Beauvoir, S. El segundo sexo, trad. García, Juan, Buenos Aires, Sudamericana, vol. I, 1949. passim.
60
Cantera, L. M., y Blanch J. M., “Percepción social de la violencia en la pareja desde los estereotipos de género”,
Intervención Psicosocial, 2010, vol. 19, núm. 2, p. 125.

24
Además, la violencia de género está filtrada por características estereotipadas para cada
género, ubicando al hombre como violento y con tendencia a acosar, agredir, golpear e intimidar,
como parte de sus características de ser hombre, mismas que se asocian a la construcción de una
masculinidad hegemónica que se inserta en el imaginario colectivo de lo que debe ser y como
se debe comportar un hombre. La mujer, en cambio, se caracterizaría por ser pacífica y tener
habilidades para atender, colaborar, acariciar, tolerar, dialogar, escuchar, etc. De tal manera que,
si las personas y sus maneras de relacionarse se basan en estos criterios, el discurso de la
violencia del hombre a la mujer en las relaciones de pareja pareciera ser una categoría presente
por el simple hecho de que se están relacionando una mujer y un hombre.

Entonces, la supervivencia de la violencia de género está determinada en gran medida


por la influencia de las construcciones sociales que se basan en las diferencias en torno al género,
las mismas que configuran actitudes, valores y pautas de conducta que se insertan en una
relación de carácter asimétrico en las relaciones heterosexuales; además, se ha perpetuado tras
generaciones influyendo en la presencia de relaciones abusivas y violentas dentro de la dinámica
relacional de pareja.61

Entonces, ¿qué hay de la mujer posmoderna con relación a los estereotipos de género?,
se puede llegar a pensar e incluso afirmar que las condiciones en el mundo actual han cambiado
y de cierta manera éstas prácticas ya no forman parte de la realidad de las mujeres, sin embargo,
aunque ellas han accedido poco a poco y con dificultad a la vida pública, ahora tienen un doble
cargo, pues la responsabilidad del cuidado de los hijos, las hijas y de las tareas del hogar sigue
siendo de las mujeres, es decir, la desigualdad continúa y resulta frustrante que incluso ahora se
siga atribuyendo dicha desigualdad a cuestiones genéricas estereotipadas. Tal es el caso de las
siguientes afirmaciones:

Las mujeres suelen insistir en la “mala voluntad” de los hombres para empeñarse en
tareas hogareñas; pero la carga de la tradición sigue siendo importante y raramente

61
Patró Hernández, R. y Limiñana Grass, R. M., “Víctimas de la violencia familiar: consecuencias psicológicas en
hijos de mujeres maltratadas. Anales de psicología, 2005, vol. 21, núm. 1, p. 15.

25
se le pide a los hijos que ayuden a limpiar la casa, los platos o el baño, como se suele
pedir a las hijas.62

Esta situación no solo parece depender de las presiones culturales o de la


irresponsabilidad masculina, sino también de la gratificación que implica para la
mujer dominar los dos mundos: el de la profesión y el del hogar, lo que le otorga a
la mujer una dimensión mayor de sentido, de poder y de autonomía.63

Si bien la cultura individualista y democrática desestabiliza los roles de los sexos,


este proceso es contrarrestado por exigencias identitarias y sociales. Parece
manifestarse que no nos dirigimos hacia una sola forma de socialización; sino que
la mujer se identifica más con lo relacional, lo psicológico, la seducción, lo íntimo,
lo afectivo, lo doméstico y lo estético. Mientras que los hombres –aun devaluándose
los valores machistas- parecen identificarse al seguir orientándose hacia lo
instrumental, lo técnico-científico, la violencia y el poder.64

Incluso en una misma actividad, como es el deporte, los muchachos se orientan hacia
la competición (ganar es un valor y un fin en sí mismo); y las chicas –que ahora
practican deporte con más frecuencia- se concentran en la preparación, en
mantenerse y estar en forma, y no le atribuyen la misma importancia a la
competición o a la actividad física en sí.65

La mujer posmoderna ha conseguido reconciliar a la mujer radicalmente nueva con


un permanente rasgo femenino. Salvadas las excepciones, no nos dirigimos hacia
una supresión de las diferencias de género, sino a un creativo reciclado.66

Se enfatiza en estas afirmaciones para evidenciar como es que se piensan los estereotipos
de género en la actualidad y con ello la violencia que viven las mujeres, es importante dar a

62
Lipovetsky, Gilles, La tercera mujer: permanencia y revolución de lo femenino, Barcelona, Anagrama, 2006. p.
234. cit. por. Daros, W. R., “La mujer posmoderna y el machismo”, Franciscanum Revisa de las ciencias del
espíritu, 2014, vol. 156, núm. 162, p. 118.
63
Daros, W. R., “La mujer posmoderna y el machismo”, Franciscanum Revisa de las ciencias del espíritu, 2014,
vol. 156, núm. 162, p. 118.
64
Ibid., p. 119.
65
Ibid., p. 120.
66
Loc. cit.

26
conocer esta perspectiva tradicional que de cierta manera culpabiliza a las mujeres y las
responsabiliza de que la desigualdad siga existiendo en sus hogares, con el discurso de que ellas
eligen situarse en determinado estereotipo y responder a él por convicción, sin analizar en toda
su complejidad y de manera crítica el fenómeno. Vuelve a relacionar los estereotipos vinculados
a la valorización de las mujeres con el supuesto de que realizan las tareas del hogar para obtener
mayor sentido, poder y autonomía, como si el hecho ya de ser mujeres no bastara para tal
reconocimiento.

Asimismo, lo expresado sugiere que no es que los estereotipos genéricos atraviesen la


construcción de las mujeres y los hombres en su imaginario social, sino que lo reduce a una
identificación voluntaria a estos roles y limita las capacidades que puedan tener las personas a
condiciones de hombres o mujeres, en donde excluye la posibilidad por ejemplo de que el
deporte les interese a las jóvenes como una competencia y no por fines de estética y vanidad.

Si bien es cierto, dependerá de cada mujer y sus historias particulares la manera en la


cual se dirigen en su vida y que actividades realizan y desde cuales razones, sin embargo, es
importante analizar las categorías aquí descritas y pensar desde dónde vienen esas decisiones,
desde lo estructural, histórico, social y cultural de determinado contexto y momento histórico.
Es limitativo, en cambio, no profundizar en estas categorías y relacionar los comportamientos
de hombres y mujeres desde una perspectiva simplista que normaliza las prácticas diferenciadas
y en consecuencia permite que dichas circunstancias se acomoden al estilo de vida de las
personas y de las parejas.

1.1.5. Machismo
El machismo como categoría de análisis sustenta su significado en relación con el contexto y la
cultura desde la cual se habla, por ejemplo, resulta curioso que los jóvenes estadounidenses
presentan un periodo machista no permanente y solo en la adolescencia, sin embargo, los
latinoamericanos lo sufren toda la vida sin poder superar esta “etapa” por el exceso de presencia
materna y la ausencia de una figura paterna comprometida.67 Para algunos autores, el machismo

67
Callirgos, J. C., “Soldados desconocidos. Notas sobre el machismo latinoamericano”, Márgenes. Encuentro y
debate, 1996, año 9, núm. 15, cit. por. Martini, N. M., “Los estudios de la masculinidad”, Estudios Sociológicos
del Colegio de México, 2002, vol. 20, núm. 60, p. 722.

27
es una herencia colonial de la conquista y la religión católica68 y para otros ya existía en las
sociedades precolombinas que eran patriarcales y guerreras.69

Por ejemplo, Rita Segato expone que los hombres latinoamericanos habitan un paisaje
de derrota colonial, es decir, aspiran metafóricamente a la blancura de los colonizadores, pero
no la tienen ni la tendrán, porque son hombres vencidos y derrotados por la guerra colonial. Y
a los vencidos se les atribuye una biología que les impide salir de su posición social oprimida y
subordinada. Entonces, estos hombres que en el mundo pre colonial,70 son vencidos, son
incapaces de alcanzar el nivel jerárquico de sus vencedores, se postran ante ellos y la única
posibilidad de restaurar esa masculinidad y su dignidad perdida es violentando a las mujeres,
las niñas y los niños de su entorno.71

Si bien, desde diversas perspectivas, el machismo ha conformado una parte fundamental


de las características y roles del género masculino en sociedades latinoamericanas, las cuales
han tenido consecuencias relacionadas a prácticas violentas dentro de sus relaciones de pareja,
por lo cual, en el presente trabajo se toma como categoría de análisis crucial en el contexto
mexicano en el que se desarrolla esta investigación. Entonces, el machismo, como una
construcción social, se entiende como:

Un modo particular de concebir el rol masculino, modo que surge de la rigidez de


la mayor parte de las sociedades del mundo contemporáneo, para establecer y
agudizar las diferencias de género entre sus miembros. Es así como se generan
expectativas de comportamiento en torno del varón que incluyen valores y actitudes,
conformando así una gran concepción ideológica asentada en la superioridad que se
ha pretendido fundamentar desde distintas perspectivas ideológicas a lo largo de la
historia del pensamiento.72

68
Ramos Samuel, El perfil del hombre y la cultura en México, México, Espasa-Calpe Mexicana, 1986. cit. por.
Loc. cit.
69
Mirandé, A., Hombres y machos. Masculinity and Latino Culture, Boulder, Col., Westview Prees, 1997. cit. por.
Loc. cit.
70
El mundo Aldea, (mundo dual), es patriarcal y jerárquico, sin embargo, no es asesino ni se ensaña con el cuerpo
de las mujeres. Es, por el contrario, una jerarquía con la posibilidad de transitar a una relación más igualitaria.
71
Segato, R. L., op. cit.
72
Rodríguez Kauth, Á., et. al. “El machismo en el imaginario social”, Revista Latinoamericana de Psicología,
1993, vol. 25, núm. 2, p. 276.

28
En este sentido, el concepto de machismo incluye una posición de superioridad tanto
física como psicológica del hombre con respecto a la mujer, además se representa mediante una
actitud que desvaloriza las capacidades de las mujeres y, por ende, discrimina a las mismas en
todos los planos de la vida social y privada. De tal manera que la mujer ocupará entonces un
lugar de subordinación y al servicio de las necesidades de los hombres machistas.73

En consecuencia, en las sociedades latinoamericanas, el machismo es un fenómeno que


se extiende por los territorios y que se representa de manera particular que, en otros lugares del
mundo, mediante un común denominador: la violencia. Entonces, el machismo y la violencia se
asocian a través de las agresiones de los hombres hacia las mujeres en las relaciones de pareja,
que también se extiende a otros miembros de la familia como a los hijos, hijas, o personas
ancianas que habitan en el mismo hogar. Esta violencia machista, si bien funciona como medio
de expresión del poder, la autoridad y la capacidad física superior, es también una manera de
ocultar y disimular precisamente la falta de poderío y la incapacidad para tratar con otras
personas, especialmente con las mujeres.74 Conviene enfatizar que estos criterios son parte del
imaginario social de ser hombre y los cuales se siguen como mandatos sociales aprendidos.

Por consiguiente, según Rita Segato, el machismo está sustentado en una masculinidad
que emana desde una estructura corporativa, misma que ejemplifica una hermandad que necesita
que sus miembros demuestren constantemente que son dignos de pertenecer a ella.
Generalmente ese reconocimiento lo obtienen mediante la dominación de la víctima y mediante
su ofrecimiento como espectáculo a sus pares.75

Además, la corporación masculina se compone de dos características, la primera de ellas


explica que la corporación se rige por una estructura jerárquica interna, en la cual, aquellos
hombres que se encuentran en nivel más bajo, más frágil, tendrán que hacer más esfuerzos para
demostrar que están siendo masculinos, machistas. Se puede entender entonces que los hombres
que violentan, agreden o violan, son quienes ocupan el eslabón más bajo de la corporación. La
segunda característica comprende la importancia de la lealtad entre sus miembros, es decir, si

73
Loc. cit.
74
Ibid., p. 277.
75
Segato, R. L., op. cit.

29
se comete alguna vulneración en contra de alguien, será más importante mantener el silencio
para no traicionar esa lealtad, que hacer justicia.76

Al respecto, distintas investigaciones latinoamericanas se han dedicado a analizar el


machismo en relación con la violencia en estos contextos, por ejemplo, en Quito, Ecuador se
realizó un análisis en el año 2017 para determinar los daños que trae consigo la cultura machista,
obteniendo resultados con relación a que las personas que participaron en la investigación y
que además pertenecían a estratos sociales considerados como bajos, reconocieron que es el
machismo la principal razón de la violencia intrafamiliar. Además, mencionaron que la
televisión constantemente reproduce comportamientos denigrantes que cosifican a la mujer. El
63% de las personas dijeron haber sufrido maltrato intrafamiliar y el 23% de ese maltrato era
causado por actitudes machistas.77

Además de lo anterior, se observa lo normalizado que se encuentra el tema del machismo


y la violencia de género que reproduce consigo; la misma investigación afirma que a pesar de
que las mujeres encuestadas son violentadas por sus parejas, continúan con ellos desde el
discurso que de forma literal mencionó una de ellas “pegue o mate, marido es”.78

Entonces existe un imaginario social en hombres, pero también en mujeres, que fomenta
que el machismo continúe presente en sus vidas y que, además, impide visualizar a la mujer en
ámbitos que socialmente están destinados solo para los hombres. Tal imaginario es la
consecuencia de los estereotipos de género que facilitan la legitimación del machismo casi
pareciera que de forma automática o inconsciente.79

En México desde hace unas décadas se ha puesto en discusión el tema del machismo
reconociéndolo como forma de expresión de la sociedad mexicana, inherente a formas de
discriminación, marginalidad, menosprecio de la mujer y al ejercicio de la violencia contra las
minorías y contra los cuerpos femeninos.80 Este país suele ser considerado como la patria de los
machos por excelencia, en la cual el machismo se adopta como un modo de ser, como parte de

76
Ibid.
77
Ramírez Augusto, et. al. “El machismo como causa original de la violencia intrafamiliar y de género”.
CienciAmérica, 2017, vol. 6, núm. 3, p. 3.
78
Ibid, p. 4.
79
Rodríguez Kauth, A., et. al. op. cit., p. 284.
80
Lugo, C., “Machismo y violencia”, Nueva Sociedad, 1985, núm. 78, p. 40.

30
las características populares y del inconsciente colectivo de la población, parte de la
superestructura en la que estamos inmersos e inmersas.81

De tal manera que esta insistencia del machismo por resaltar las condiciones
estereotipadas de la masculinidad, mediante conductas que exaltan la virilidad, la violencia, la
fuerza bruta y la superioridad física, crea el escenario perfecto para excluir el estereotipo de lo
femenino como señal de debilidad y permite que los hombres homogenicen el estereotipo del
macho masculino. El macho mexicano por ejemplo, gasta buena parte de sus ingresos
precisamente en reforzar y mantener esa hombría, desde expresiones de lenguaje verbal y no
verbal al conducirse con cierta prepotencia, hasta llenarse de accesorios que legitimen su poder,
como un buen automóvil, consumir música que claramente desvaloriza a las mujeres, fomentar
la agresión en las dinámicas de relación con otros hombres y por ende, reproducir actos violentos
en sus relaciones con las mujeres.82 Entonces, en la sociedad mexicana que se caracteriza por
ser patriarcal, dependiente en lo económico, técnico o científico, desigual, marginadora y
además machista, la mujer es objeto de diversas formas de violencia.

Cabe destacar que las autoras y las categorías mencionadas hasta ahora, se sustentan en
la teoría feminista, la cual surge con movimientos sociales de mujeres en los años 70, esta
posición teórica es útil para esta investigación pues permite explicar una nueva violencia que es
fundada en relaciones asimétricas y de poder, como se describe anteriormente, y propone
cuestionar respecto al contexto cultural que la posibilita, así como a los mecanismos de control
de la sexualidad y de los cuerpos de las mujeres relacionado con el sistema patriarcal. Además,
esta teoría aborda también los mitos, rituales y estereotipos que sustentan las relaciones
emocionales como el noviazgo y condicionan las concepciones del amor y de lo que “debería
ser”, dejando expuestas a las personas a la violencia de género.83

1.1.6. Masculinidades y dominación masculina


La reflexión y el análisis del tema de las masculinidades es relativamente reciente y por lo
mismo tiene aún un gran camino por recorrer, ya que, la socialización muestra las premisas que
le dicen a los hombres de qué manera tiene que ser un hombre, cómo si está fuera una condición

81
Ibid, 43.
82
Lugo, C., “Machismo y violencia”, Nueva Sociedad, 1985, núm. 78, p. 40.
83
Arisó Sinués, O. y Mérida Jiménez, R. M., Los géneros de la violencia: una reflexión queer sobre la violencia
de género, Madrid, EGALES, 2010., p. 10 s.

31
natural que no se puede elegir, sino que está dado per se en las personas con características
masculinas. Lo anterior es incuestionable y al ser un tema reciente quiere decir que es aún más
incuestionable para los hombres, puesto que las mujeres tienen ya una historia de
cuestionamiento respecto a los modelos de masculinidades y femineidades estereotipadas, pues
las han identificado como raíz de los orígenes de las violencias a las que se ven sometidas
además de condicionar su estado de desigualdad y subordinación.84

Entonces, en el contexto de las luchas sociales de las mujeres por la reivindicación de


sus derechos e indagando sobre sí mismas y el lugar que ocupan en el mundo y en la vida, surgen
preguntas por parte de los hombres que eran cercanos a estos movimientos, en torno a cómo su
masculinidad también era construida, identificando los mandatos sociales a los que
históricamente habían obedecido para seguir siendo hombres y además identificando la
responsabilidad que tenían en el mantenimiento de dichos modelos, además de sustentar el poder
y la violencia, ya que la reflexión va encaminada precisamente a que es necesario trabajar
críticamente las masculinidades, puesto que la manera en la que los hombres viven y ejercen su
hombría tiende a asociarse con las expresiones de la violencia.85

El poder en este sentido se plantea desde una mirada relacional, reconociendo que este
no es algo que se tenga y se delegue, sino que es un proceso continuo de relaciones conflictivas
y asimétricas que se dan en la medida en la que nos relacionamos, es decir, siempre.86 En este
caso, el poder del cual se hablará es del que se presenta dentro de las relaciones de pareja que
propicia relaciones de dominación y subordinación sobre el cual se sustenta la violencia
normalizada y naturalizada.

En este sentido, el poder de la dominación masculina que se forma a través de las


construcciones de masculinidad, recae en la subordinación femenina con consecuencias de gran
impacto para las mujeres principalmente, la legitimación de dicho poder sucede en distintas
representaciones en la relación, un ejemplo de ello es lo que ocurre en la relación sexual que de

84
Ruíz Arroyave, J. O., Masculinidades posibles, otras formas de ser hombres, Bogotá, Ediciones Desde Abajo,
2013, p. 12.
85
Ibid., p. 13.
86
Ramírez Solórzano, M., Hombres violentos. Un estudio antropológico de la violencia masculina, México,
Instituto Jalisciense de las Mujeres-Plaza y Valdés, 2002. cit. por. Hernández, O. M., “Debates y aportes en los
estudios sobre masculinidades en México”, Relaciones. Estudios de historia y sociedad, 2008, vol. XXIX, núm.
116, p. 237.

32
igual manera aparece como una relación social de dominación que fomenta la división binaria
de lo que es femenino y por ende, considerado como pasivo y lo masculino considerado como
activo. Este principio crea, expresa y dirige el deseo masculino como deseo de posesión y como
dominación erótica; en cambio, el deseo femenino es considerado como una subordinación que
reconoce la erotización mediante la dominación del otro.87

El peligro está en que la manera en que se legitima el poder es considerada dentro de la


norma y por ende no existe posibilidad de reconocer que hay diversas maneras en las cuales se
pueden relacionar las parejas, sino que se remite al orden automático de organizar la cuestión
física y social desde la idea de la división y supremacía androcéntrica. De tal manera entonces
que la dominación masculina tiene el escenario perfecto para ejercerse en la vida de las mujeres,
dejándolas atrapadas en esquemas mentales que son producto de la asimilación que ellas
terminan por tener respecto a las relaciones de poder. En este sentido, se dice que, las dominadas
asimilan la violencia, es especial la violencia simbólica con naturalidad y como parte de la
obligación que sienten que les deben a quienes las dominan.88

Así pues, la lógica de la dominación masculina y la subordinación femenina, logra que


las mujeres y los hombres se adapten a relacionarse bajo la dominación y a su vez deja efectos
y consecuencias duramente inscritos en lo más profundo e íntimo de los cuerpos bajo formas de
disposiciones y mandatos que habrá que seguir.89

De tal manera que, retomando el estudio de las masculinidades desde el punto de vista
académico y político, son entendidas como el enfoque desde el que se estudia a los hombres
como hombres, dejándolos de ver como representantes de la humanidad y haciendo visible el
género considerando que ellos son producto y al mismo tiempo productores de género a través
de la historia y en sus relaciones cotidianas con las demás personas. Desde esta perspectiva el
género como categoría coadyuva para analizar las relaciones de diferencia y desigualdad sexual
entre mujeres y hombres.90 Ya que al hacer estas reflexiones se pondrán en cuestión también
dinámicas como la de dominación masculina de la que se habló líneas arriba.

87
Bourdieu P., op. cit. p. 35.
88
Ibid., p. 49 ss.
89
Ibid., p. 55
90
Hernández, O. M., “Debates y aportes en los estudios sobre masculinidades en México”, Relaciones. Estudios
de historia y sociedad, 2008, vol. 29, núm. 116, p. 232.

33
En América Latina estas investigaciones surgen a finales de la década de los ochenta,
con una gran influencia de los previos estudios feministas y de género con académicas y
académicos comprometidos con la relevancia que representa la temática, una de ellas es Mara
Viveros Vigoya, quien aborda el estudio de los hombres desde cuatro ejes que considera
fundamentales, estos son: 1) la paternidad, incluidas prácticas y representaciones de la misma,
2) lo relacionado a ámbitos de homosociedad masculina, 3) la salud reproductiva y sexualidad
masculina y 4) fronteras sexuales.91

En México también iniciaron los estudios de este tipo a finales de los ochentas, pero
tomaron mayor fuerza en los noventas y surgieron como respuesta a un movimiento social de
mujeres con relación a la equidad de género en el cual, algunos hombres vinculados al programa
participaron en talleres y en programas que de cierta manera les provocaron llegar al
cuestionamiento de sus posiciones de privilegio y pudieron analizar cómo eso trae un costo en
sus relaciones interpersonales con las mujeres.92 De tal manera que, el trabajo de este tipo con
hombres en México, ha estado particularmente cercano al movimiento de mujeres y a sus
demandas, es decir, más que enfrentado a estos, contribuye y suma a los objetivos de grupos de
mujeres.93

Además de las pautas de socialización, el ser hombres, al igual que ser mujeres, está
permeado por consignas que se deben cumplir para lograr identificarse como miembros de esta
sociedad que ha estipulado cómo deben comportarse, estas consignas se refuerzan
cotidianamente desde frases como “los hombres no lloran” o “pelea como hombre”, o bien, “un
hombre no puede resistirse a tener sexo”, lo cual condiciona de cierta manera que ellos se dirijan
verbal e incluso corporalmente con esta necesidad de tener un cuerpo fuerte, capaz de resistir y
de proyectar dicha fuerza, control y poder; e incapaz de reconocerse débiles y emocionales.

Sin embargo, y entendiendo el concepto de masculinidades como un proceso social y no


como un conjunto de características y atributos organizados de manera diferenciada, 94 este
constructo repercute en gran medida en la manera desigual en la cual nos relacionamos,

91
Loc. cit.
92
Ibid., p. 233.
93
Amuchástegui Herrrera, A. “La navaja de dos filos: una reflexión acerca de la investigación y el trabajo sobre
los hombres y masculinidades en México,” La ventana, 2001, núm. 14, p.108.
94
Ibid., p. 122.

34
ejemplificada líneas arriba cuando se hablaba de la legitimación de la violencia; el género junto
con el patriarcado, los estereotipos de género y el amor romántico son categorías que atraviesan
tanto a hombres como a mujeres y que con toda su carga histórica y cultural aprendidas, evocan
a que las relaciones de pareja suelan ser asimétricas y estén permeadas de violencia. Pero eso
no quiere decir que los comportamientos se justifiquen partiendo de este discurso, es decir, las
mujeres que históricamente han sido subordinadas, invisibilidades y maltratadas por todo lo que
conllevan estas categorías, han luchado por deconstruir y reconstruir nuevas maneras de
reivindicarse como mujeres.

Entonces, esta misma reflexión es la que se pretende que hagan los hombres de sí
mismos, y que lejos de justificar sus maneras agresivas y violentas bajo la lógica de que “así
son los hombres”, se cuestionen que esa construcción no está determinada y que no es imposible
construirse de diferente manera. Es ahí donde recae la responsabilidad de reconocer los
privilegios que se ha tenido durante la historia y cuáles de esos privilegios impactan vulnerando
a las demás personas.

Desde esta lógica, la propuesta radica en que los estudios, pero incluso con mayor razón
en las prácticas de los hombres, se debe analizar el proceso de construcción de las diferencias y
las desigualdades entre hombres y mujeres en tiempo histórico y considerando el espacio social
desde el cual se analiza, además de tener siempre en cuenta las relaciones de poder que existen
y que operan de manera estructural y en las interacciones. Por lo cual, para el estudio de las
masculinidades es necesario el análisis desde los conceptos de género, poder y clase; 95 además
de analizar las consecuencias que existen al continuar con comportamientos estereotipados
atravesados por estas categorías, consecuencias como la dominación masculina, las relaciones
basadas en el poder jerárquico y por supuesto, la violencia, ya sea simbólica o de cualquier tipo.

Entonces, los rasgos más importantes que hay que considerar cuando se intenta analizar
las masculinidades es iniciar pensándolas como un concepto en construcción, es decir, existe la
necesidad de seguir investigando al respecto y desde distintas áreas disciplinarias pero con una
perspectiva de género que sea crítica, además de analizarlo desde las dimensiones de raza y
clase para poder realizar reflexiones más amplias y complejas entendiendo a las masculinidades

95
Hernández, O. M., op. cit. p. 235.

35
como herramientas analíticas para permitir formular interrogantes respecto a los procesos o
mecanismos a través de los cuales se produce y se reproduce la dominación de unos individuos
sobre otras en contextos históricos y socioculturales específicos.96

1.2. Feminismo y Derechos Humanos de las Mujeres. Vulneración de las humanas


1.2.1. América Latina y el Caribe
Hablar de los derechos humanos de las mujeres, es imposible sin tener en cuenta las múltiples
luchas por parte de los movimientos y las mujeres feministas que los conforman, por el
reconocimiento, respeto, defensa y disfrute de los mismos, ya que no tendrían sentido sin ellas,
puesto que los derechos humanos no son dados por si solos, sino que históricamente se han
conseguido con base en luchas sociales, y los de las mujeres no son la excepción.

Prueba de ello es el largo camino que han tenido que recorrer tantas mujeres para que
las de ahora tengamos herramientas jurídicas que presten atención a las problemáticas que nos
atraviesan, entre ellas la violencia. Algunas de estas mujeres fueron las delegadas de Brasil,
República Dominicana y México, quienes manifestaron sus inquietudes en la Conferencia de
San Francisco de 1945, que iban desde lograr que la Carta contuviera el establecimiento de una
Comisión de Derechos Humanos, hasta que esta comisión incluyera e hiciera explícita la
discriminación sexual, que a pesar de las oposiciones de los delegados hombres, lograron que
este tipo de discriminación quedara incluida.97

Posteriormente, en 1946 nació la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer


(CSW), con el objetivo principal de promover la implementación de la igualdad de derechos
entre mujeres y hombres, que en años posteriores logró la adopción de varios tratados que
garantizaban muchos derechos para las mujeres, consiguiendo que en 1967 la Asamblea General
de la ONU adoptara la “Declaración sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer”, la cual consolidó muchos de los elementos de la CSW. 98

96
Minello Martini, N., “Los estudios de la masculinidad”, Estudios Sociológicos del Colegio de México, 2002, vol.
20, núm. 60, p. 717.
97
Facio, A., “Viena 1993, cuando las mujeres nos hicimos humanas”, Pensamiento Iberoamericano, 2011, núm.
9, p. 6.
98
Ibid., p. 6 s.

36
Esta declaración sirvió como base para la legalmente vinculante “Convención sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer” (CEDAW, por sus siglas
en inglés), consolidada en 1979, que desde entonces sigue siendo el primer y más importante
tratado sobre los derechos humanos de todas las mujeres.99 Aunque es importante mencionar
que esta convención no aborda de manera específica la violencia contra las mujeres, sin
embargo, es relevante, pues incorpora a las mujeres de todo el mundo en el discurso de los
derechos humanos.

Del mismo modo, la importancia de la CEDAW emerge a partir de que toma como punto
de partida la desigualdad histórica entre mujeres y hombres y además señala que persistir en esa
desigualdad entre los sexos difícilmente logrará el ejercicio pleno de los derechos humanos e
incluso la plena democracia en las sociedades. Es en esta convención también que por primera
vez se reconoce que la cultura, las tradiciones y la religión, pueden tener importancia en el
comportamiento que adoptan las personas y que por ende resultan significativos para la
comprensión de las limitaciones del ejercicio de los derechos de las mujeres.100

Además, se enfatiza que dicha convención incluye un análisis más allá de lo jurídico, y
logra considerar perspectivas sociales o antropológicas, entre otras, desde una perspectiva
feminista, para dar respuesta necesaria a las desigualdades entre mujeres y hombres. Como
ejemplo de lo anterior, se resalta el artículo 5° inciso A de la Parte I de la CEDAW, considerado
como uno de los aportes más significativos de los derechos humanos con la finalidad de lograr
la igualdad de las mujeres. Dicho artículo señala la obligación que tienen los Estados de
modificar los patrones socioculturales de conducta tanto de hombres como de mujeres, con el
objetivo de erradicar las prácticas que se basen en ideas de inferioridad o superioridad de los
sexos o en funciones estereotipadas para mujeres y hombres.101

99
La Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la mujer, CEDAW, fue
adoptada en la ciudad de Nueva York, el 18 de diciembre de 1979 y firmada por México el 17 de julio de 1980,
posteriormente aprobada por el Senado de la República el 18 de diciembre de 1980 y promulgada en el Diario
Oficial de la Federación el 12 de mayo de 1981. Para México es un documento vinculante desde el 23 de marzo de
1981.
100
Tamés, R., “El reconocimiento de los derechos de las mujeres en las Naciones Unidas” en Cruz Parcero J. A., y
Vázquez, R. (coords), México D.F., Editorial Fontamara, 2010, p. 32.
101
Ibid., p. 32.

37
Asimismo, la CEDAW contiene una serie de recomendaciones a los Estados que forman
parten de ella, mismas que mediante el Comité para la Eliminación contra la Mujer
(COCEDAW) exhortan a el poder legislativo de cada Estado a incorporarlas en su quehacer
diario y así cumplir con las obligaciones internacionales en materia de los derechos humanos de
las mujeres. La primera recomendación emitida por este comité respecto a la violencia contra
las mujeres fue la Núm. 12 en 1989, titulada Violencia contra la Mujer, considerando los
artículos 2, 5, 11, 12 y 16, en los cuales se obliga a protegerlas contra cualquier tipo de violencia
en los ámbitos, familiar, laboral o en cualquier ámbito de la vida social. Dicha recomendación,
a su vez obliga a incluir en los informes periódicos de cada Estado información sobre: a) la
legislación vigente para la protección de cualquier tipo de violencia en la vida cotidiana, b) otras
medidas adoptadas para erradicar esa violencia; c) servicios de apoyo a las mujeres que sufren
agresiones y d) datos estadísticos sobre la frecuencia de cualquier tipo de violencia contra la
mujer.102

También, la recomendación general Núm. 19 emitida en 1992 y titulada La Violencia


contra la mujer, se evoca a resaltar que este tipo de violencia menoscaba y anula el goce de los
derechos humanos, los cuales comprenden: a) derecho a la vida, b) derecho a no ser sometida a
torturas o penas crueles e inhumanas, c) derecho a la protección en condiciones de igualdad con
arreglo a normas humanitarias en tiempo de conflicto armado; d) derecho a la libertad y a la
seguridad personales, e) derecho a igualdad ante la ley, f) derecho a igualdad en la familia; g)
derecho al más alto nivel posible de salud física y mental y h) derecho a condiciones de empleo
justas y favorables.103

Dentro de esta recomendación, conviene resaltar el inciso f) del artículo, el artículo 5 e


inciso c) del artículo 10. Mismos que aluden a la atención específica de las actitudes
tradicionales que llegan a considerar a la mujer como subordinada o se le atribuyen funciones
estereotipadas que perpetúan la difusión de prácticas violentas, llegando a justificarlas como
una forma de protección o dominación.104 Por ello, la CEDAW a través del COCEDAW,

102
Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género, “La violencia contra las mujeres.
Marco jurídico nacional e internacional”, 2010, p. 60, Disponible en:
http://biblioteca.diputados.gob.mx/janium/bv/lxi/marcjur_viol_convmujr.pdf, [Consultado: 26/08/2019].
103
Ibíd., p. 63.
104
Ibíd., p. 64.

38
recomienda en concreto a los Estados Partes, el introducir programas de educación y de
información que ayuden a suprimir los prejuicios que obstaculizan el logro de la igualdad de la
mujer y de su vida libre de violencia.105

Del mismo modo, se enuncia que es indispensable la capacitación de los y las


funcionarias judiciales para la correcta aplicación de las recomendaciones y a su vez deberán
informar sobre las medidas que se hayan tomado para afrontar y superar la violencia y los
resultados de ellas obtenidos. Asimismo, los Estados Partes tienen la obligación de establecer y
apoyar servicios destinados a las víctimas de todo tipo de violencia, además de que entre las
medidas necesarias para resolver la problemática de la violencia en vínculos familiares se
incluyen sanciones penales y recursos civiles en los casos necesarios, servicios como refugios,
asesoramiento y programas de rehabilitación para garantizar que las víctimas estén sanas y
salvas y programas de rehabilitación para los culpables.106

Es decir, las medidas que adopten los Estados partes tienen que cubrir las necesidades
jurídicas, preventivas y de protección. Mediante sanciones, programas educativos e
informativos y refugios, asesoramiento y rehabilitación. Además, el artículo 16 de esta
recomendación hace referencia a la violencia en la familia como una de las formas más
insidiosas de la violencia contra las mujeres, ya que en las relaciones familiares, se somete a
mujeres de cualquier edad a todo tipo de violencia.107 Si bien esta investigación se concentra a
la violencia en las relaciones de noviazgo, se considera importante mencionar lo anterior puesto
que, aunque no exista concubinato, el noviazgo es un vínculo afectivo muy cercano que puede
ser visto incluso como parte del núcleo familiar.

Ahora bien, el COCEDAW recomendó a México de manera específica en 2006 y con


base en la recomendación general Núm. 19, que adoptara sin demora las medidas necesarias
para poner fin a este tipo de violencia, además de insistir que acelerara la aprobación de la
enmienda del Código Penal para tipificar el feminicidio como delito, y a que procediera a la
aprobación del proyecto de la Ley General para el Acceso de las Mujeres una Vida sin Violencia
(profundizada más adelante). Haciendo énfasis en una estrategia integral que incluyera la

105
Ibíd., p. 68.
106
Ibíd., p. 69.
107
Ibíd., p. 66.

39
prevención mediante medios de comunicación y programas de educación pública, además de
mejorar el acceso de las víctimas a la justicia y garantizar castigos efectivos a los culpables y
que las víctimas tengan acceso a programas de protección.108

Asimismo, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer ha fungido como


organismo preparatorio de las cuatro conferencias internacionales sobre la mujer que organizó
la ONU entre 1975 y 1995. La primera de ellas realizada en México en 1975, considerado el
Año Internacional de la Mujer, en la cual los Estados adoptaron un “Plan de Acción de la Ciudad
de México” que tuvo como resultado la proclamación por la Asamblea General de la ONU del
“Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer” (1975-1985). Pero además, esta conferencia
fue tan importante e indispensable ya que se reconocieron ciertos actos como violatorios de
derechos que luego serían plasmados en la CEDAW.109

En la segunda conferencia, en Copenhague en 1980, entre otras cosas, el Programa de


Acción tocó por primera vez el tema de las mujeres maltratadas y la violencia en la familia, e
identificó la necesidad de mejorar su salud física y mental mediante programas y políticas
dirigidos a la eliminación de todas las formas de violencia contra ellas, las niñas y los niños;
además de la protección de mujeres de todas las edades del abuso mental y físico resultante de
las violencias doméstica, explotación sexual y cualquier otra forma de abuso.110 Sin embargo,
cabe mencionar que aunque se comenzó a discutir el tema de la violencia, fue desde un enfoque
de la salud y no desde el marco de los derechos humanos.

Luego, en la tercera conferencia realizada en Nairobi en 1985, finalmente señaló a la


violencia contra las mujeres en el contexto de los derechos humanos, caracterizándola como un
obstáculo principal para lograr la paz y los objetivos planteados en las conferencias anteriores.
Asimismo, en esta conferencia se reconoció por primera vez que las mujeres tenían derechos
reproductivos y se insistía a los gobiernos en que se garantizaran los derechos de las mujeres
pertenecientes a poblaciones minoritarias e indígenas.111

108
Ibíd., p. 86.
109
Facio, A., op. cit. p. 8.
110
Informe de la Conferencia Mundial de la ONU para el Decenio de la Mujer; Igualdad, Desarrollo y Paz U.N.
doc. A/CONF. 94/35, 1980. cit. por. Facio, A., “Viena 1993, cuando las mujeres nos hicimos humanas”,
Pensamiento Iberoamericano, 2011, núm. 9, p. 9.
111
Facio, A., op. cit., p. 10.

40
A la par de estos logros, las luchas feministas estuvieron presentes exigiendo
precisamente el reconocimiento de los derechos de las mujeres, tal es el caso del V Encuentro
Feminista Latinoamericano y del Caribe realizado en México en 1986 en el cual el tema central
era que los derechos de las mujeres también había que considerarlos como derechos humanos,
demostrando los sesgos sexistas que tenían los contenidos y la metodología de los derechos
humanos y teniendo como resultado el diseño del programa que sirvió como base para lo que
después sería el Proyecto de Género y Derechos Humanos.112

Posteriormente la creación del proyecto “Los Derechos de las Humanas”, el cual se


involucró en la defensa de Magdalena Góngora,113 evidenciando las limitaciones del marco de
los derechos humanos, del derecho civil y penal, pues ninguno contemplaba la violencia
doméstica. Este caso fue el primero en el contexto latinoamericano que ligaba los derechos
humanos con la violencia contra las mujeres en la pareja o espacio privado donde supuestamente
no entraban los derechos humanos. Con este caso, se confirmó la importancia de usar los
principios, teoría y práctica de derechos humanos, para defensa de los abusos que se cometen
en todo el mundo contra las mujeres.114

De esta manera, las mujeres activistas y feministas tuvieron claro que la violencia contra
las mujeres sería el tema que conectaría sus derechos con los derechos humanos, situación que
ya se venía presentando en América Latina con las luchas por los derechos humanos en los
regímenes dictatoriales de los años setenta, dicha lucha no se nombraba precisamente por los
derechos de las humanas, sin embargo, las acciones políticas que se lograron con esos
movimientos fueron pilares importantes para los logros futuros.

Tal es el caso de la campaña de los 16 Días de Activismo Contra la Violencia de Género


(desde el 25 de noviembre, Día Internacional Contra la Violencia Hacia las Mujeres, hasta el 10
de diciembre, Día de los Derechos Humanos), en donde se hizo una recolecta de firmas a través

112
Ibid., p. 11.
113
Magdalena Góngora, una mujer costarricense acusada de haber matado a su esposo beliceño en ese país por lo
que enfrentaba pena de muerte. Una delegación se desplazó a Belice para hacer la defensa de esta mujer que había
sido víctima de violencia doméstica durante 7 años. La delegación decidió implementar una estrategia que ligaba
la violencia contra las mujeres con los derechos humanos. Dada la presión internacional por la no imposición de la
pena de muerte, el juicio fue suspendido pero el fiscal justificó la suspensión en la condición de víctima de la
victimaria.
114
Facio, A., op. cit. p. 12.

41
de muchas redes de mujeres y dirigida a los gobiernos en la Conferencia Mundial de Viena para
que abordaran los derechos humanos de las mujeres y reconocieran la violencia de género contra
ellas como violación a los derechos humanos y además como tema que requiere acción
inmediata, lo cual después fue la base sustancial para demostrar la necesidad de una perspectiva
de género en los derechos humanos.115

En esta línea conviene mencionar que fue hasta 1993 que los derechos de las mujeres
fueron considerados derechos humanos, es decir, no fue hasta finales del siglo XX, apenas hace
26 años, que en la Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos, por
primera vez se explicitó que las mujeres tenemos derechos y que esos derechos tienen que ser
considerados como derechos humanos, de esta manera, hasta hace 26 años las mujeres
alcanzamos la categoría de humanas para el derecho internacional.116

Y con este logro, las mujeres tuvieron la posibilidad de ser incluidas como sujetas de
una nueva humanidad y de ser protagonistas, por lo menos así debería ser, de sus propias vidas
y decisiones. Pues, ser humanas remite a las mujeres a ser en el mundo, para existir en el mundo,
convivir y compartir con otras y otros, en condiciones de equidad.117 Tanto en el ámbito privado
con su cotidianeidad, pero también en el ámbito público, político y social, que les brinde la
posibilidad de acceder como humanas a sus derechos.

Cabe mencionar que precisamente este gran avance se logró gracias a luchas que
antecedieron a Viena de 1993, pero también, que la lucha no ha quedado ahí, pues las mujeres
y los feminismos necesitan continuar exigiendo y consiguiendo derechos para todas las mujeres
del mundo, desde la ONU y también fuera de ella, en los territorios, en las calles, en todos
aquellos espacios en los cuales es común la vulneración de sus derechos humanos.

No obstante, hay que reconocer los logros que se obtuvieron posteriormente a esta
Conferencia de Viena, tal es el caso de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar
y Erradicar la Violencia contra la Mujer, también conocida como Convención de Belem do Pará
en 1994 y que rige los países de América Latina y el Caribe. La cual reitera el derecho de todas
las mujeres a una vida sin violencia, tanto en el ámbito público como en el privado (artículo 3),

115
Facio, A., op. cit. p. 15.
116
Ibid., p. 5.
117
Construcción de las humanas, passim.

42
y establece que la violencia contra las mujeres constituye una violación a sus derechos humanos
y libertades fundamentales, ya que es una demostración de las relaciones de poder
históricamente desiguales entre mujeres y hombres.118

Entre los derechos protegidos en dicha convención, en sus artículos 3 y 4, se anuncia


que:

Toda la mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público
como en el privado, además de que toda mujer tiene derecho al reconocimiento,
goce, ejercicio y protección de todos los derechos humanos y a las libertades
consagradas por los instrumentos regionales e internacionales sobre derechos
humanos.119

Del mismo modo, los derechos a los que hace referencia en su artículo 4 son: a) el derecho
a que se respete la vida, b) derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral, c)
derecho a la libertad y seguridad personales, d) derecho a no ser sometida a torturas, e) derecho
a que se respete la dignidad inherente a su persona y se proteja a su familia. Además del f)
derecho a la igualdad de protección ante la ley y de la ley y el importante g) derecho a un recurso
sencillo y rápido ante los tribunales competentes, que a su vez las ampare contra actos que violen
sus derechos. h) Derecho a libertad de asociación, i) derecho a libertad de profesar la religión y
las creencias y j) derecho a tener igualdad de acceso a las funciones públicas de su país y a
participar en asuntos públicos, incluyendo la toma de decisiones.120

La Convención de Belem do Pará fue ratificada por México el 12 de noviembre de 1998


y es uno de los textos jurídicos que más ha aportado en el esclarecimiento de que la violencia
contra las mujeres es una violación a sus derechos humanos. Por tanto, rompe con la idea de que
los actos de violencia y de abuso contra ellas constituyen a hechos del ámbito privado y por
ende no deben ser atendidos por el Estado. De tal manera que, en su artículo 6, del capítulo II,

118
Torres García, I., “De la universalidad a la especificidad: los derechos humanos de las mujeres y sus desafíos”,
Pensamiento Iberoamericano, 2011, núm. 9, p. 51.
119
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, Convención de
Belém do Pará, Brasil, “Misión permanente de El Salvador ante la organización de los Estados Americanos”, 1995.
Disponible en: https://www.oas.org/dil/esp/convencion_belem_do_para.pdf. [Consultado: 4/03/19].
120
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, Convención de
Belém do Pará, Brasil, “Misión permanente de El Salvador ante la organización de los Estados Americanos”, 1995.
Disponible en: https://www.oas.org/dil/esp/convencion_belem_do_para.pdf. [Consultado: 4/03/19].

43
enfatiza en derecho de toda mujer a una vida libre de violencia, que incluye, entre otros: a) el
derecho de la mujer a ser libre de toda discriminación y b) el derecho a ser valorada y educada
libre de patrones estereotipados de comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en
conceptos de inferioridad o subordinación.121

En cuanto a los deberes de los Estados Partes, esta Convención exhorta a condenar todas
las formas de violencia contra la mujer y a adoptar políticas orientadas a prevenir, sancionar y
erradicar dicha violencia llevando a cabo lo siguiente: a) abstenerse de cualquier acción o
práctica de violencia contra la mujer y velar por que las autoridades se comporten de
conformidad con esta obligación, b) actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y
sancionar esta violencia, c) incluir en su legislación interna normas penales, civiles y
administrativas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer. D) adoptar
medidas jurídicas para obligar al agresor a abstenerse de hostigar, intimidar, amenazar, dañar y
poner en peligro la vida de la mujer.122

Continúa señalando, e) tomar todas las medidas apropiadas para modificar o abolir leyes
y reglamentos vigentes que respalden la tolerancia de la violencia contra la mujer, f) establecer
procedimientos legales justos y eficaces para las víctimas, g) establecer mecanismos judiciales
y administrativos necesarios para asegurar que las víctimas tengan acceso afectivo a la
reparación del daño y h) adoptar las disposiciones legislativas o de otra índole que sean
necesarias para hacer efectiva esta Convención.

Al igual que la CEDAW, la Convención de Belem do Pará señala conveniente que, para
el cumplimiento de dichas obligaciones, los Estados tendrán que adoptar y fomentar medidas
específicas en forma de programas educativos, de capacitación, rehabilitación e investigación,
con el propósito de proteger el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Así como
también, en atención a dicho propósito, los Estados deberán incluir información sobre las
medidas adoptadas para prevenir y erradicar esta problemática (artículo 10).123

121
Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género, “La violencia contra las mujeres.
Marco jurídico nacional e internacional”, 2010, p. 105, Disponible en:
http://biblioteca.diputados.gob.mx/janium/bv/lxi/marcjur_viol_convmujr.pdf, [Consultado: 26/08/2019].
122
Ibíd., p. 106.
123
Ibíd., p. 108.

44
Asimismo, la cuarta Conferencia Mundial de la Mujer que se realizó en Beijing en 1995,
y en ella se destacó el planteamiento de sus temas desde un enfoque de género y de derechos
humanos. Dicha conferencia marca un punto importante y un pilar en el tema de la igualdad de
género, ya que reconoce la violencia contra las mujeres como una de las doce esferas
fundamentales por desarrollar, y, además, considera a los derechos humanos como otra esfera
de gran relevancia.

En este sentido, dentro de las 38 declaraciones que firmaron un total de 189 países, entre
ellos México, se reafirma entre otras cosas el compromiso de:

Garantizar la plena aplicación de los derechos humanos de las mujeres y las niñas como
parte inalienable, integral e indivisible de todos los derechos humanos y libertades
fundamentales. (Declaración 9). Prevenir y eliminar todas las formas de violencia contra las
mujeres y las niñas, (declaración 29). Promover y proteger todos los derechos humanos de las
mujeres y las niñas (declaración 31). Garantizar que todas las políticas y programas reflejen una
perspectiva de género (declaración 38).124

Sin embargo, existen contradicciones que han ido apareciendo con los regímenes
fundamentalistas misóginos a nivel global, así como la creciente participación de ONG de
derechas y familistas y por supuesto la falta de conocimiento sobre la CEDAW y por ende su
poco uso por parte de los movimientos de mujeres, han dificultado en gran medida la plena
incorporación de una perspectiva de derechos humanos en las acciones que se toman.125

Ahora bien, se puede afirmar entonces que la Conferencia Mundial de Viena humanizó
a las mujeres al declarar que sus derechos son derechos humanos, después de esto, por lo menos
desde la teoría, se puede decir que los abusos contra las mujeres ya no se considerarán solo
como un asunto privado. Además, desde entonces las mujeres no existimos solo con relación a
los hombres, sino que somos reconocidas como humanas con sentido y propósitos propios,
autónomas y con posibilidad de exigir la misma dignidad que la que se atribuye a los hombres.

124
IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, Bejing, septiembre 1995. Disponible en:
http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/100073.pdf. [Consultado: 4/03/19].
125
Facio, A., “Viena 1993, cuando las mujeres nos hicimos humanas”, Pensamiento Iberoamericano, 2011, núm.
9, p. 11.

45
Se enfatiza que el discurso anterior esta visto desde la teoría, puesto que la realidad sigue
permeada de injusticias y vulneración a los derechos humanos de las mujeres, la praxis ha
enfrentado múltiples obstáculos además de los que ya fueron mencionados, tales como la
persistencia de expresiones históricas de desigualdad y discriminación hacia las mujeres,
reconociendo también el papel de la cultura y de las tradiciones, así como los roles y estereotipos
entre hombres y mujeres, como aspectos fundamentales que contribuyen al mantenimiento de
la discriminación hacia la mitad de la población mundial. Dicha discriminación se profundiza
aún más cuando el género hace intersección con las sexualidades, la etnia, la decisión sobre el
propio cuerpo, la raza, la clase social o la edad.126

Lo cierto es que todos estos esfuerzos, aunque no han bastado en el objetivo de erradicar
la violencia contra las mujeres y por tanto en reivindicar sus derechos y dignificar sus vidas, los
logros alcanzados han dado mayor visibilidad a este fenómeno y han puesto las bases para seguir
trabajando en la dirección de sus objetivos.

1.2.2. Ámbito Nacional


En México en el 2006 se decretó la Ley General para la Igualdad entre hombres y
mujeres, que desde el inicio en su Artículo 1 muestra su intención por regular y garantizar la
igualdad entre mujeres y hombres y además propone lineamientos y mecanismos institucionales
capaces de orientar a la Nación hacia el cumplimiento de la igualdad tanto en los ámbitos público
como en los privados, promoviendo el empoderamiento de las mujeres.127

Asimismo, en el Artículo 5º, se habla de la transversalidad, puntualizando en incorporar


la perspectiva de género para cualquier acción que se programe en cuanto a programas, políticas
públicas etc.128 Entonces, dicha Ley resulta ser un eje fundamental dentro del fenómeno de la
violencia de género por parte de los compañeros sentimentales, pues además pone sobre la mesa
el discurso de que la perspectiva de género, incluye aquello que tiene que ver con el ámbito

126
Torres García, I., “De la universalidad a la especificidad: los derechos humanos de las mujeres y sus desafíos”,
Pensamiento Iberoamericano, 2011, núm. 9, p. 49.
127
Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres. SEGOB, Diario Oficial de la Federación. Art. 1.
Capitulo Primero. Disponible en: http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=4926719&fecha=02/08/2006.
[Consultado: 5/03/19].
128
Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres. SEGOB, Diario Oficial de la Federación. Art. 5.
Capitulo Primero, Sec. II. Disponible en:
http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=4926719&fecha=02/08/2006. [Consultado: 5/03/19].

46
privado y supone que no existe un empoderamiento general de las mujeres por lo que busca
promoverlo.

Posteriormente, en 2007 fue aprobada la Ley General de Acceso de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia, fungiendo como producto de innovación social emanada de la crítica
política al orden patriarcal. Dicha Ley forma parte de la gran reforma jurídico-política actual
para garantizar vías para la vigencia y normalización de los derechos humanos de las mujeres.129
Además, es la primera y única disposición jurídica vigente en México en la que las mujeres son
el sujeto de ley.

También, tiene dentro de sus fundamentos, el ajustar su legislación a los instrumentos


internacionales ratificados por México: la CEDAW y Belém do Pará. Así pues, que la Ley en sí
misma contiene los fundamentos de ambos documentos. Asimismo, se fundamenta en responder
a más de 40 intervenciones internacionales de organismos de Naciones Unidas,130 que han
emitido recomendaciones al gobierno mexicano para que enfrente con eficacia la violencia
contra las niñas y las mujeres. Dichas recomendaciones señalan con énfasis que la impunidad
institucional con respecto a la violencia contra las mujeres, crea injusticia y fisura el Estado de
derecho.131

Del mismo modo, expone otras formas de violencia como: la violencia laboral o docente,
el hostigamiento y el acoso sexual contra las mujeres, la violencia institucional y feminicida, y,
además, reconoce la visión de la perspectiva de género y el empoderamiento, e incluye a los
derechos humanos de las mujeres como parte inalienable, integrante e indivisible de los
derechos humanos universales.132 De acuerdo con el artículo 1° de la ley, ésta tiene el objetivo
de establecer la coordinación entre la federación, las entidades federativas y los municipios para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, así como garantizar su acceso a

129
Lagarde M., “Sinergia por nuestros derechos humanos. Ante la violencia contra las mujeres en México, España
y Guatemala”. Pensamiento Iberoamericano, 2011, núm. 9, p. 67. (en adelante, Sinergia por nuestros DH)
130
Dentro de estos organismos se encuentran: el Comité de la CEDAW, La Corte Interamericana de Derechos
Humanos, organizaciones civiles como Amnistía Internacional, organismos del Consejo de Europa, y de congresos
de varios países.
131
Lagarde, M., “Por los derechos humanos de las mujeres: la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida
libre de Violencia”, Revista Mexicana de Ciencias Sociales, 2007, vol. 49, núm., 200, p. 150. (en adelante, Por los
DH de las mujeres)
132
Castellanos Suaréz, V., “La violencia de género a la luz de los Derechos Humanos” en Islas Colín, A., y Cornelio
Landero, E., Mediación y Derechos Humanos, México, Editorial Porrúa, 2014, p. 262.

47
una vida libre de violencia. Está compuesta por 3 títulos, 5 capítulos y 59 artículos, además de
8 artículos transitorios,133 de los cuales se expone a continuación las disposiciones que se
consideran de mayor relevancia de acuerdo a la delimitación de la presente investigación.

Tal es el caso del artículo 3 del capítulo I, título I, el cual enuncia que todas las medidas
que se deriven de la presente ley, garantizarán la prevención, la atención, la sanción y la
erradicación de todos los tipos de violencia contra las mujeres durante su ciclo de vida y con la
intención de promover su desarrollo integral y su plena realización en todas las esferas de la
vida. Asimismo, el artículo 7 del capítulo I, título II, hace referencia a la violencia familiar como
el acto abusivo de poder u omisión intencional dirigido a dominar, someter, controlar o agredir
mediante cualquier tipo de violencia, dentro o fuera del domicilio familiar, y cuyo agresor tenga
o haya tenido parentesco tanto por consanguinidad como por afinidad, de matrimonio,
concubinato o pareja de hecho.134

Es importante mencionar que, dentro de las disposiciones de la ley, no se menciona en


específico las relaciones de noviazgo, sin embargo, ante la existencia del vínculo afectivo que
se forma dentro del noviazgo, se considera la modalidad del ámbito familiar como imperante en
este análisis. Ahora bien, el artículo 8 del mismo capítulo y título, se evoca a establecer los
modelos de atención, prevención y sanción para proteger a las víctimas de la violencia familiar,
mismos que toman en consideración lo siguiente:

I) Proporcionar atención, asesoría jurídica y tratamiento psicológico gratuitos y


especializados a las víctimas, que favorezcan su empoderamiento y reparen el
daño causado por la violencia.
II) Brindar servicios reeducativos integrales, especializados y gratuitos al agresor,
para erradicar las conductas violentas a través de una educación que elimine
estereotipos se supremacía masculina y patrones machistas.
III) Evitar que la atención que reciban la víctima y el agresor sea proporcionada por
la misma persona y en el mismo lugar.

133
Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género, “La violencia contra las mujeres.
Marco jurídico nacional e internacional”, 2010, p. 113, Disponible en:
http://biblioteca.diputados.gob.mx/janium/bv/lxi/marcjur_viol_convmujr.pdf, [Consultado: 26/08/2019].
134
Ibíd., p. 124.

48
IV) Evitar procedimientos de mediación o conciliación, por ser inviables en una
relación de sometimiento.
V) Favorecer la separación y alejamiento del agresor con respecto a la víctima.
VI) Favorecer la instalación y mantenimiento de refugios para las víctimas, y en su
caso, sus hijas e hijos. La información de dicho lugar deberá ser secreta y además
se proporcionará apoyo psicológico y legal especializado y gratuito.135

Además, la ley señala los tipos de violencia contra las mujeres y los divide en: violencia
psicológica, física, patrimonial, económica y sexual. También señala otras modalidades de la
violencia además de la que ocurre en el ámbito familiar, éstas son, laboral y docente, comunidad,
e institucional. Y a su vez, establece la Alerta de Violencia de Género, refiriéndose al conjunto
de acciones gubernamentales de urgencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida en
territorios determinados,136 en este caso, dicha alerta está vigente desde 2017 en algunos
municipios de San Luis Potosí, lugar donde se lleva a cabo esta investigación.

Es importante mencionar que la alerta se emite una vez que: los delitos contra la vida,
la libertad, la integridad y la seguridad de las mujeres, perturben la paz social en un territorio
determinado y la sociedad así lo reclame; exista un agravio que impida el ejercicio pleno de los
derechos humanos de las mujeres y los organismos de derechos humanos nacionales e
internacionales así lo soliciten. Dicho esto, se da cuenta de la situación alarmante que se vive
en el contexto en el que se desarrolla el presente trabajo. Asimismo, para implementar la Alerta
de Violencia de Género, la ley supone que se deberá establecer un grupo multidisciplinario
donde convergen diversas instituciones, todas ellas con perspectiva de género; que se encarguen
de dar seguimiento y de aplicar las acciones preventivas, de seguridad y de justicia. También se
deberán elaborar reportes de los indicadores de este tipo de violencia y hacer del conocimiento
público el motivo de ésta y el territorio que abarca.137

En esta línea, en el título número 3 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia, se crea el Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra las Mujeres, mismo que dentro de sus acciones de destacan:

135
Ibíd., p. 125.
136
Ibíd., p. 117.
137
Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género, op. cit., p. 116-118.

49
transformar los modelos socioculturales de conducta de mujeres y hombres, educar y capacitar
en materia de derechos humanos al personal a cargo de la procuración de justicia; brindar los
servicios especializados y gratuitos para la atención y protección de víctimas. Asimismo, vigilar
que los medios de comunicación no fomenten la violencia contra las mujeres, sino por el
contrario, que favorezcan la erradicación de todos los tipos de violencia. También se destaca la
acción de promover la cultura de denuncia de la violencia contra las mujeres, enfatizando
además la eficacia de las instituciones una vez que existe la denuncia.138

Del Sistema mencionado líneas arriba, surge el Programa Integral para Prevenir,
Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres 2014-2018, el cual establece 5
objetivos encaminados a fomentar la armonización de contenidos legislativos e impulsar la
transformación cultural para contribuir a la no violencia contra las mujeres, mediante la garantía
de la prevención de manera integral, además del adecuado acceso a los servicios de atención a
víctimas teniendo en cuenta la investigación efectiva, la sanación y la reparación del daño.

Además de impulsar la coordinación institucional para fortalecer dicha política nacional


de forma integral. Los objetivos incluyen 16 estrategias y 118 líneas de acción específicas, así
como diez indicadores139 que posibilitan su evaluación de manera periódica.140 También, este
programa toma como referencia instrumentos internacionales, declaraciones, recomendaciones,
leyes, reglamentos, decretos, acuerdos y lineamientos que hacen que su construcción responda
a la parte integral que se compromete con atender.

138
Ibíd., p. 119.
139
Dentro de estos indicadores y con relación a esta investigación se destacan: Indicador 2.1, que mide el número
de escuelas que cuentan con personas capacitadas para intervenir ante situaciones y quejas de violencia laboral,
docente e institucional de género y contra las mujeres en centros educativos de Educación Básicas, Media Superior
y Superior. Asimismo, el indicador 3.2 que mide la capacidad de intervención de las mujeres en el proceso de toma
de decisiones de pareja o familiares. Además, el indicador 5.2 se encarga de medir la prevalencia de la violencia
en mujeres de 15 años y más que han reportado haber sido víctimas de violencia. Este indicador considera 5
componentes que se relacionan con la violencia contra las mujeres, entre ellos se encuentra la violencia de pareja
ocurrida a lo largo de la actual o la última relación.
140
SEGOB. “Programas Derivados del Plan Nacional de Desarrollo. Programa Integral para Prevenir, Atender,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres”, 2016. Disponible en: https://www.gob.mx/segob/acciones-
y-programas/programa-integral-para-prevenir-atender-sancionar-y-erradicar-la-violencia-contra-las-mujeres-
2014-2018. [Consultado: 3/11/18].

50
Es así como en el artículo 38, del capítulo II de la Ley mencionada hasta ahora, se
enuncia la necesidad de que el programa contenga las acciones con perspectiva de género, con
la finalidad de lograr, entre otras cosas:

Impulsar y fomentar el conocimiento y el respeto a los derechos humanos de las mujeres,


transformar los modelos socioculturales de conducta mediante programas y acciones de
educación formal y no formal, con la finalidad de prevenir, atender y erradicar las conductas
que fomentan y toleran la violencia contra las mujeres. Educar y capacitar en materia de
derechos humanos al personal encargado de procurar la justicia, brindar servicios especializados
y gratuitos, garantizar e impulsar la investigación al respecto y diseñar programas y modelos
integrales de atención. Todo ello con base en la obligación del Ejecutivo Federal de asignar una
partida presupuestaria para la garantía de los objetivos del Sistema y del Programa previstos en
dicha Ley y según el artículo 39 de la misma.141

Ahora bien, es importante mencionar que esta Ley surge en el marco de una situación de
carácter inadmisible y grave para las mujeres,142 pues a pesar de los documentos, las
convenciones y las leyes que se habían establecido con anterioridad, no habían sido suficientes
para atender correctamente, en la práctica, las violaciones a los derechos humanos de las
mujeres, aún en la actualidad, no se cumplen con la totalidad de las disposiciones mencionadas
con anterioridad. Además, México ha firmado y ratificado los acuerdos de los derechos
humanos, incluyendo la CEDAW, sin embargo, no ha cumplido con recomendaciones
internacionales en torno al feminicidio. Prevalecen la inseguridad y la violencia de
organizaciones delincuenciales, más la ocasionada por organismos de seguridad del propio
Estado.143

Entonces, se hace evidente que la violencia de género sobrepasa los límites previstos por
dichos tratados y leyes en las realidades contextuales específicas, ya que estos mismos carecen
de control y de sanción y por tanto la violencia no ha sido erradicada, sino que por lo contrario,

141
Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género, op. cit., p. 135.
142
Por los DH de las mujeres, p. 144.
143
Sinergia por nuestros DH, p. 67.

51
crece, muta y golpea de frente a los derechos humanos y a los principios básicos de dignidad,
seguridad, paz, libertad e igualdad, entre otros.144

Siguiendo a Lagarde, se dice que esta situación de brutalidad antifemenina, es producto


de la atención de manera parcial y no sistemática que ha tenido tanto por instituciones del
gobierno como por la sociedad civil. Pues, a pesar de los esfuerzos, es cierto que la mayoría de
las comisiones de derechos humanos no han tomado hasta el momento un papel activo y
responsable frente a esta problemática. Y, además, carecen de la capacidad de asumir la saña
contra las mujeres como un problema que les compete.145

La realidad entonces es que la violencia es la antítesis y el contraste de los derechos


humanos, pues los vulnera, viola y transgrede. En palabras de Kofi Annan,146 la violencia de
género es quizás la más vergonzosa violación a los derechos humanos y en la medida que
perdure, no se puede afirmar que progresamos hacia la equidad y la paz.

Ahora bien, con base en este panorama poco alentador para la reivindicación de los
derechos humanos de las mujeres como humanas, resulta difícil pensar una sociedad que supere
los límites de la violencia de género de manera transversal y que, por ende, pueda ofrecer una
sociedad más justa y más humana para las mujeres, y para todas las personas. En este sentido,
pensar estos derechos solo desde el ámbito jurídico, basado en leyes, tratados, convenciones,
etc., dista de ser suficiente. Pues como se ha venido exponiendo, el fenómeno de la violencia de
género es más complejo de lo que se piensa y tiene que ser atendido desde sus múltiples aristas,
hasta llevar a la praxis su erradicación.

Entonces, la propuesta es situar la reflexión desde la memoria histórica de los logros que
se han obtenido a lo largo del tiempo, logros que se insiste no son completos ni han solucionado
la problemática de raíz, sin embargo, han ido ganando derechos y se ha puesto en agenda pública
aquello que ha acontecido en la cotidianeidad de las mujeres históricamente. Y es aquí que se
enfatiza nuevamente que estos logros son resultado no de un gobierno comprometido con la
causa, ni de las instituciones que humanamente voltean a ver lo que ocurre en la vida de las

144
Castellanos Suaréz, V., op. cit. p. 265.
145
Por los DH de las mujeres, p. 145.
146
CEPAL, “Mensaje del día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer 2003” Naciones
Unidas, 2000-2013, Centro de Prensa. Disponible en: http//www.eclac.org. cit. por. Castellanos Suaréz, V., op. cit.
p. 265.

52
mujeres; las leyes y convenciones no nacieron por la preocupación intrínseca del Estado en
mejorar la humanidad.

Es decir, el Estado muestra una gran incapacidad de vigilar y proteger a las mujeres, a la
niñez y a los grupos vulnerables. La posibilidad que nos queda es abrir fisuras en él para trabajar
más allá de las leyes, desde la comunalidad, ya que si existe un enemigo para el Estado es
precisamente la comunalidad.147

1.2.3. Feminismos
Los logros en materia de derechos humanos de las mujeres, ya sean pequeños, grandes,
incompletos o revolucionarios, son el resultado de la exigencia que históricamente han hecho
tantas mujeres atravesadas por la misma estructura opresora y violenta. Tantas y tantas mujeres
atravesadas también por una filosofía dirigida a dignificar sus vidas y las de todas las personas,
con la convicción de que es posible construir otros mundos en los que se pueda coexistir.

Entonces las mujeres se han organizado bajo estos supuestos y desde el feminismo, o,
mejor dicho, los feminismos, puesto que han surgido a lo largo de la historia diversas vertientes
de esta filosofía precisamente por el contexto histórico desde el cual emanan. Entonces, se puede
afirmar que los feminismos:

Han sido la filosofía y la acumulación política ideada y vivida por millones de


mujeres de diferentes épocas, naciones, culturas, idiomas, religiones e ideologías
que ni siquiera han coincidido en el tiempo, pero que lo han hecho en la búsqueda y
la construcción de la humanidad de las mujeres.148

Asimismo, en esta investigación y de acuerdo a sus categorías de análisis, se enfatiza en


el feminismo llamado radical, pues según su etimología, se propone buscar la raíz de la
dominación patriarcal. Además, será radical en su teoría, al utilizar como ya se dijo, el concepto
del patriarcado como dominación universal, además de tener una noción de poder y de política
ampliadas. Este feminismo, también hace uso de la categoría de género para rechazar la
naturalización de las oprimidas que adjudica el mismo patriarcado, analiza la sexualidad desde

147
Segato, R. L., op. cit.
148
Construcción de las humanas, passim.

53
una crítica de la heterosexualidad obligatoria, muy relacionada con las consecuencias de los
mandatos estereotipados del género.149

Del mismo modo, el feminismo radical denuncia la violencia patriarcal y hace una crítica
del androcentrismo en todos los ámbitos. Es decir, este feminismo, desde algunos sectores actúa
en dos niveles, el primero de ellos es la lucha por conseguir la igualdad completa en lo
económico, en lo social y en lo cultural y el segundo está relacionado con trascender e ir más
allá de la estructura de la desigualdad, es decir, la liberación tiene como objetivo construir una
sociedad que de raíz sea distinta a la que ha dominado hasta ahora. Una sociedad en la que se
supere estructuralmente las opresiones y genere una conciencia diferente y libre de las
exigencias de la dominación y la explotación y por ende, libre de violencia de género.150

Es importante mencionar que han existido y existen diversos debates teóricos dentro de
los feminismos, actualmente algunas propuestas teóricas causan ruido en los grupos de activistas
y teóricas feministas. Aquí se resalta por ejemplo la postura de Rita Segato, quien se ubica en
los feminismos decoloniales, y además enfatiza en la necesidad de defender la capacidad de
convivencia sin que se coloque entre mujeres y hombres una distancia irreparable. En palabras
de Segato, el cuerpo no garantiza nada, existen mujeres que defienden lo patriarcal; además de
que debemos tener cuidado con construir procesos de lucha a partir de la biologización, es decir,
los feminismos deben tener la capacidad de negociar lo que está escrito y dicho con la realidad
que nos atraviesa, esto con la finalidad de construir procesos que sumen y que reivindiquen la
dignidad de las mujeres y de las personas en general.151

Se parte de la idea que el sistema patriarcal atraviesa a todas y a todos, de diversa manera
claro está, pero afecta a hombres y mujeres, ellos desde sus privilegios por supuesto y ellas
desde todas las vulneraciones. En este sentido, debe quedar claro que los enemigos no son los
hombres, sino, el sistema patriarcal. Por lo cual, se considera que este pensamiento, aunque se
ubica como feminismo decolonial, sigue las premisas etimológicas del feminismo radical de las
que se habló líneas arriba. Es radical analizar la necesidad de que el discurso feminista atraviese
también a los hombres con la finalidad de luchar para desmontar el mandato de masculinidad y

149
Puleo, A., “Lo personal es político, el surgimiento del feminismo radical”. Teoría Feminista: de la ilustración
a la globalización, 2005, vol. 2, no. 2, p. 20.
150
Marcuse, H., Marxismo y Feminismo, Teoría y Praxis, La nueva Izquierda, Editorial Icaria, 1976.
151
Segato, R. L., op. cit.

54
la pauta patriarcal para todas y todos. Es decir, se considera que desde esta postura se analiza de
raíz el patriarcado y las categorías aquí expuestas para poder tener una comprensión profunda
de los procesos que coadyuvan en la incidencia de la violencia de género, enfatizando que la
lucha es colectiva, no es individual y que o nos salvamos todas y todos o no se salva nadie.152

Entonces, la apuesta será continuar con las luchas desde estos pensamientos y asumiendo
los feminismos e incorporarlos a las visiones de la vida y a los procesos de transformación
social; con la finalidad de exigir y obtener derechos humanos que dignifiquen la vida lejos de la
violencia de género y además que nos permita poder ser libres aquí y ahora y compartir este
mundo con personas humanizadas.153

152
Segato, R. L., op. cit.
153
Construcción de las humanas, passim.

55
CAPÍTULO SEGUNDO
EL NOVIAZGO EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA ESTRUCTURAL
El presente capitulo tiene la intención de contextualizar la realidad que viven las juventudes
respecto a sus relaciones interpersonales, en específico al noviazgo. Por lo que se hace un
acercamiento a las condiciones actuales al respecto, primero en América Latina en general, para
luego enfocar la atención al contexto mexicano. Asimismo, se aborda la categoría de violencia
estructural, analizando el vínculo que tiene con esta población y a su vez con la incidencia de la
violencia de género en determinados espacios geográficos donde coexisten las juventudes.

Para después ubicar dicha realidad en el contexto específico en el que está dirigida esta
investigación, la Colonia Satélite Francisco I. Madero en la capital de San Luis Potosí,
enfatizando en las características sociodemográficas que se consideran influyentes. Finalmente,
el capítulo presenta los antecedentes en relación a la violencia ocurridos a partir de 2006,
puntualizando en el periodo de 2015 a 2018; a nivel nacional, estatal, municipal y, por último,
en la colonia mencionada con anterioridad.

2.1. Condiciones actuales del noviazgo en juventudes latinoamericanas en relación con la


violencia
2.1.1. Noviazgo y violencia en las juventudes
La violencia en el periodo del noviazgo y en particular, el noviazgo en la adolescencia o
juventud, es considerado como un grave problema de salud pública que afecta de manera
considerable la salud tanto física y mental, sin embargo, la violencia en esta etapa así como en
las infancias, no ha recibido la misma atención en la literatura como ha ocurrido con la violencia
conyugal o en el matrimonio entre adultos y adultas.154

Lo cual se considera sumamente importante en esta investigación puesto que la juventud


es un periodo de transformación y exploración en el cual las personas crean y adoptan creencias
y comportamientos como estilo de vida, y si estas creencias y comportamientos son adoptados
desde las practicas violentas de su entorno la consecuencia será la réplica de la violencia en sus
espacios íntimos y con sus parejas.

154
Valdivia Peralta, M. P., y González Bravo, L. A., op. cit., p. 345.

56
Entonces, con respecto a la insuficiente importancia que se les da a las juventudes en
ámbitos de violencia de género y en muchos más, se habla de juventudes desde el marco de la
exclusión según la perspectiva adultocentrista, como lo menciona Carlos Sojo:

[...] la exclusión por edad es un fenómeno que no puede ser ignorado. Hasta muy
recientemente la cuestión de la ciudadanía fue considerada una condición de los
individuos adultos. En el mejor de los casos, la atención de la niñez y la juventud
suponía especialmente la preparación de condiciones para el ejercicio futuro, no
actual, de derechos ciudadanos. En el presente, niños y jóvenes viven en una especie
de condición preciudadana que, por esencia es deficitaria.155

Asimismo, de acuerdo con Margaret Mead, las juventudes podrían ser concebidas como
una metáfora del cambio social por venir,156 es decir, son las juventudes quienes tienen la
posibilidad de construirse en un mundo diferente al del resto de las generaciones, serán entonces
subjetividades que puedan reorganizar, rearticular o reconfigurar prácticas y representaciones
relacionadas a nuevas maneras de ver el mundo, rompiendo con lo tradicional, lo regular y lo
homogéneo.157

Es en este discurso donde radica la importancia de trabajar desde las juventudes y sus
realidades y contextos para poder materializar de alguna manera sus representaciones del mundo
permeadas de la cultura y atravesadas por patrones tradicionales de comportamiento, pero
también, con el horizonte apuntando a la transformación, reconfiguración y a la construcción de
nuevas maneras de vivir las relaciones interpersonales que se dirijan a dignificar la vida de todas
las personas involucradas en dicha relación.

Resaltando que se habla de juventudes para considerarlas de manera heterogénea y con


su diversidad particular, las cuales han creado diversas maneras de expresarse, y la sociedad no
responde a esas necesidades, solo ven a las juventudes como quienes próximamente se

155
Sojo, C. “Dinámica sociopolítica y cultural de la exclusión social”, en Gacitúa, et. al. Exclusión social y
reducción de la pobreza en América Latina y el Caribe, FLACSO-Banco Mundial, San José de Costa Rica, 2000,
p. 74. cit. por. Rodríguez Morales, Z. Paradojas del amor romántico: relaciones amorosas entre jóvenes, tesis,
México, Instituto Mexicano de la Juventud, 2006, p. 20.
156
Mead, M., Cultura y compromiso, Estudio sobre la ruptura generacional, Barcelona, Editorial Gedisa, 1980, p.
192. cit. por. Loc. cit.
157
Rodríguez Morales, Z. Paradojas del amor romántico: relaciones amorosas entre jóvenes, tesis, México,
Instituto Mexicano de la Juventud, 2006, p. 20.

57
insertarán en el mundo del adulto, del capital, del mercado y del consumo. Considerando a su
vez el adultocentrismo en relación con las juventudes como el patriarcado en relación a las
mujeres. 158

Se dice entonces que las juventudes, aún sin tener plena conciencia de ello, se encuentran
construyendo criterios diferentes acerca de lo que se entiende por las diversas esferas de la vida
como bienestar, felicidad, diversión, amor, convivencia etc., lejanos a las promesas incumplidas
de la modernidad.159 Sin embargo, se considera que estas diversas maneras de construcción de
la realidad debieran estar atravesadas por la crítica ante aquellas prácticas que permean de
hostilidad las relaciones humanas. Para que exista tal construcción es necesario que anteceda
una deconstrucción cotidiana y cuidadosa de no construir sobre la base de relaciones de poder
jerarquizadas y encaminadas a reproducir las mismas prácticas disfrazadas de nuevas
modalidades tal vez, pero con raíz patriarcal que termine por vulnerar la vida de las personas.

Ahora bien, el noviazgo se va a entender como aquella relación diádica que involucra un
vínculo erótico-emotivo, pero además involucra la interacción social de las personas que lo
conforman e implica tener actividades conjuntas hasta que una de las partes decida terminar o
bien, se establezca otro tipo de relación como el concubinato o el matrimonio.160 También se ha
definido como:

Una relación íntima entre dos individuos que se atraen y experimentan un tipo de
amor que reúne componentes de intimidad y pasión. Esta tiene la finalidad de
conocer la propia capacidad de dar y recibir afecto.161

En este sentido, se considera fundamental abundar en las formas en las cuales se


construyen relaciones en esta etapa de la vida pues se trata de los primeros intentos por entablar

158
Duarte Quapper, K., "¿Juventud o Juventudes?: Acerca de cómo mirar y remirar a las juventudes de nuestro
continente." Última década, 2000, vol. 8, núm. 13, passim.
159
Beck, U., Hijos de la libertad, Fondo de Cultura Hegemónica, México, 1999. cit. por. Rodríguez Morales, Z.
op. cit. p. 40.
160
Straus, M- A., “Prevalence of Violnce Against Dating Partners by Male and Femanle Univestity Students
Worldwide”, Violence Against Women, 2014, vol. 10, núm. 7, cit. por. Rojas-Solís, J. L., “Violencia en el noviazgo
de adolescentes mexicanos: Una revisión”, Revista de Educación y Desarrollo, 2013, núm. 27, p. 50.
161
Domínguez, A, et. al. “Violencia en el noviazgo.” Revista Conducta, 1998, vol.7, núm. 14, p. 37-39. cit. por.
Benavides Delgado, J. “Violencia en el noviazgo: diferencias de género”, Informes psicológicos, 2016, vol. 16,
núm. 2, p. 29.

58
una relación afectiva que tendrá consecuencias, positivas o negativas del concepto que se tendrá
de amor y de lo que implica estar en pareja posteriormente en la edad adulta.

Asimismo, es importante reconocer que los vínculos afectivos entre los y las
adolescentes parecen ser incluso más complejos de lo que se supondría y además que tienen
múltiples representaciones aparte de lo que se considera noviazgo como tal, estas pueden ser
relaciones más casuales como “amigos con derechos”, “amigovios” “frees”, etc., que aunque se
presenten con menor formalidad, compromiso e inclusión de sentimientos, también pueden estar
permeadas de violencia. Sin embargo, para esta investigación se parte del concepto de noviazgo
que ya se mencionó.162

Con relación a la violencia de género, podría pensarse que es un problema presente solo en el
mundo adulto, o que las relaciones de pareja en las juventudes carecen de complejidad por lo
cual las violencias en esta etapa son sutiles y no requieren ser atendidas. Sin embargo, la realidad
es otra, ya que si bien en México es menor la prevalencia de la violencia de género en el
noviazgo que en el concubinato o matrimonio, existe y es definida como:

Todo acto, omisión, actitud o expresión que genere, o que tenga el potencial de
generar daño emocional, físico o sexual a la pareja afectiva con la que se comparte
una relación íntima sin convivencia ni vínculo marital.163

Entonces, la violencia en el noviazgo se ha definido como la ocurrencia de actos


violentos en el contexto de una relación romántica donde se combina la atracción y el abuso del
poder, que puede estar representada por distintos medios como lo verbal, físico, sexual
económico e incluso virtual. Por lo tanto, la violencia en las relaciones de intimidad de las
juventudes resulta actualmente un problema de carácter socio-cultural.164

Aunado a lo anterior, se dice que según las evidencias, no existen diferencias que se
consideren significativas en cuanto a las violencias que se viven en la pareja desde las distintas

162
Rojas-Solís, J. L., “Violencia en el noviazgo de adolescentes mexicanos: Una revisión”, Revista de Educación
y Desarrollo, 2013, núm. 27, p.50.
163
Pérez Castro, R. y Casique, I., Violencia en el noviazgo entre los jóvenes mexicanos. Cuernavaca, UNAM, 2010.
cit. por. Rojas-Solís, J. L., op. cit. p. 50.
164
Benavides Delgado, J. “Violencia en el noviazgo: diferencias de género”, Informes psicológicos, 2016, vol. 16,
núm. 2, p. 29.

59
etapas de la misma, es decir, tanto en la cohabitación, el matrimonio y el noviazgo la violencia
de género se hace presente a pesar de que en este último generalmente no se involucran
cuestiones de dependencia económica o preocupaciones respecto a los hijos, que pueden influir
en situaciones de violencia en matrimonios o concubinatos, sin embargo, el noviazgo contiene
elementos de intimidad y relaciones de poder que debieran alertar a no subvalorar su
importancia.165

En este sentido, las juventudes resultan vulnerables ante las violencias de género,
enunciándolas como violencias en plural con la finalidad de incluir las diversas formas de
representación de la violencia de género, las cuales van desde el control y el dominio de la
relación, modificación de conductas, agresión psicológica, física y sexual, hostigamiento, acoso,
etc. Cabe mencionar que, según un informe difundido por la Organización Mundial de la Salud,
tres de cada diez adolescentes sufren violencia durante el noviazgo. Asimismo, la OMS también
puntualiza que aunque los actos de violencia de pareja y violencia sexual no son exclusivos
hacia las mujeres, si son cometidos en su mayoría por hombres contra ellas.166

Ahora bien, en esta etapa de la vida y centrándolo en las expresiones actuales, han
surgido nuevas modalidades de construirlas, una de ellas, quizá la más notoria por el crecimiento
acelerado de la tecnología, ha sido el vínculo que tienen las relaciones de pareja con el uso de
las redes sociales, las cuales funcionan como herramientas de comunicación pero al mismo
tiempo han sido un medio alcanzado por el conjunto de creencias a las cuales le subyace la
socialización diferenciada, desigual y patriarcal.

Entonces, las redes sociales colaboran como medida de control en las parejas, usándose
erróneamente como medio de intimidación o bien para usurpar la identidad e incluso como
violación de la intimidad durante la relación y tras la ruptura. Además de lo anterior, sucede que
las juventudes reconocen estos comportamientos como normales y esperables según la
confianza y el amor profesado. Tal situación conlleva a que se creen dinámicas de tensión entre
las partes y que se llegue a manifestar la violencia mediante estas nuevas modalidades, como lo
son la difusión de material íntimo, ejercer presión para participar en situaciones sexuales,

165
Valdivia Peralta, M. P., y Gonzalez Bravo, L. A., op. cit., p. 333.
166
ONU, “Violencia contra la Mujer”, 29 de noviembre del 2017, disponible en: http://www.who.int/es/news-
room/fact-sheets/detail/violence-against-women, [Consultado: 21/noviembre/2018].

60
mensajes intimidantes, hostigamiento, control, desconfianza, episodios violentos de celos,
sospechas de infidelidad, espiar a la pareja, etc.167

Finalmente, estas nuevas maneras condicionan las relaciones de diferente forma que en
el pasado pero basadas en constructos de dominación, relaciones de poder y amor romántico
que justifican dichos comportamientos y que además hacen poco sensibles a las juventudes de
las señales de alerta de que están viviendo violencia, ya que, en particular en esta etapa de la
vida, gran parte de la misma se ve influenciada por la cuestión mediática y de comunicación que
ejercen las redes sociales.

Además de lo anterior, la importancia de atender este fenómeno radica en que, como


ocurre en las relaciones románticas, en el noviazgo se espera que los conflictos se resuelvan y
se superen en un futuro hipotético, aun si la violencia del presente indica todo lo contrario. Las
juventudes suelen pensar que la violencia y los indicadores de alto riesgo son normales y esperan
que desaparezcan con el concubinato o matrimonio o bien, la llegada de los hijos o hijas. 168 Sin
embargo y tomando como ejemplo la Encuesta Nacional de Victimización Criminal en Chile,
se muestra que las tasas de violencia en la pareja aumentan en las mujeres entre los 15 y 19
años, pero alcanzan su máximo entre los 20 y 24, es decir, la violencia va en aumento en lugar
de erradicarse, y a estas edades posiblemente el noviazgo ha pasado a un nivel de concubinato,
matrimonio o la llegado de hijos o hijas.169

Asimismo, en un estudio intercultural en 2012 realizado a mujeres con un promedio de


edad de 14.5 años, se encontró que existían creencias tales como que la conducta celosa y
controladora de sus compañeros se podría llegar a disminuir si ellas se comportaban de formas
en las cuales ellos lograran tenerles confianza. Incluso que los celos de la pareja eran una señal
de que sus novios se preocupaban por ellas.170

167
Montilla, A. M., et. al. “Una modalidad actual de violencia de género en las parejas de jóvenes: las redes
sociales”. Educación XXI, 2016, vol. 19, núm. 2, p. 409.
168
Valdivia Peralta, M. P., y González Bravo, L. A., op. cit. p. 341.
169
Póo, A. y Vizcarra, B. “Violencia en la pareja en jóvenes universitarios”. Terapia Psicológica. 2008, vol. 26,
núm. 2. cit. por. Ibid., p. 332.
170
Haglund, K., Belknap, R. y García, J., “Mexican american female adolescents´ perceptions of relationships and
dating violence”. Journal of Nursing Scholarship, 2012, vol. 44, núm. 3, p. 215-222. cit. por. Ibid., p. 341.

61
También, existe múltiple evidencia de que hay una fuerte correlación entre poseer
creencias que legitiman la violencia contra la pareja y materializar estas agresiones. 171 Lo
anterior se relaciona con una investigación realizada en 2013 en Bogotá, la cual arrojó en sus
resultados que los varones son quienes tienden a ejercer con mayor frecuencia el maltrato hacia
sus parejas mujeres.172 Es decir, las creencias justifican y toleran la violencia como aquellas en
relación a los estereotipos de género, las ideas de amor romántico y las demás categorías que se
han enunciado en este documento.

2.1.2. Noviazgo en Latinoamérica


A nivel mundial, son las mujeres quienes son maltratadas y sobrellevan la carga que
representa la violencia por parte de un esposo, compañero o novio, según estimaciones de la
Organización Mundial de la Salud en su informe de 2013. En este sentido se estima que en
América Latina y el Caribe el 36% de las mujeres han sufrido violencia de género por parte de
sus parejas, generando consecuencias duraderas y de amplio alcance como lesiones, enfermedad
y en algunos casos, la muerte.173 Sin embargo, habría que considerar también a todas aquellas
mujeres que viven la violencia en silencio, sin alguna denuncia e incluso sin externarlo en sus
vínculos afectivos más estrechos.

Asimismo, años antes, en el 2004 se realizó una investigación con juventudes latinas
respecto a la violencia de género en el noviazgo, la cual señaló en sus resultados que las actitudes
hacia la violencia en la pareja estaban relacionadas entre otras cosas a la adhesión a los
estereotipos de género y sexo, en específico a lo que implica ser hombre.174 Ya que como se
exponía dentro de las categorías relacionadas a este tipo de violencia, lo que implica la
masculinidad construida y perpetuada socialmente, está relacionado estrechamente con la
agresión y la violencia.

171
Nabors, E. L., et. al. “Domestic violence beliefs and perceptions among college students.” Violence and Victims,
21(6), 2006, p. 779-795. cit por., Ibid., p. 342,
172
Rey-Anacona, C. A., “Prevalencia y tipos de maltrato en el noviazgo en adolescentes y adultos jóvenes.” Terapia
Psicológica, 2013, vol. 31, núm. 2, p. 153.
173
Guedes, A., García-Moreno, C. y Bott Sarah, “Violencia contra las mujeres en Latinoamérica y el Caribe”,
Foreign Affairs Latinoamérica, 2014, vol. 14, núm. 1, p. 41.
174
Ulloa, E. C., et. al., “Acculturation, gender steryotipes, and attitedes about dating violence among latino youth”.
Violence and Victims, 2004, vol. 19, núm. 3, p. 273-287. cit. por. Valdivia Peralta, M. P., y Gonzalez Bravo, L. A.,
“Violencia en el noviazgo y pololeo: una actualización proyectada hacia la adolescencia”. Revista de Psicología,
2014, vol. 32, núm. 2, p. 342.

62
Entonces, desde este panorama es evidente que la violencia contra las mujeres por parte
de sus parejas es frecuente en América Latina y con altos porcentajes de violencia física y sexual
que varían desde el 17% en República Dominicana en 2007 y el 53% en Bolivia en 2003. En
cuanto a la violencia emocional, que representa mayor incidencia, las cifras van desde el 61,1%
en Colombia en 2005 y el 92.6% en El Salvador en 2008.175 Considerándose importante
mencionar uno de los factores que pueden pasar desapercibidos que son las relaciones de género
en transición pues en estos contextos tales cambios se están produciendo poco a poco en el poder
de decisión que están adquiriendo algunas mujeres y esto por supuesto que no le viene bien al
imaginario machista y a las estructuras patriarcales, por lo cual se genera una serie de violencias
hacia los cuerpos feminizados con la finalidad de frenar aquello que no se comprende, el
empoderamiento de las mujeres.176

Ahora bien, en lo que respecta a estas violencias en las juventudes con la


experimentación de relaciones de noviazgo, y aunque en menor proporción, las mujeres jóvenes
informaron haber sido maltratadas por sus parejas al menos en una ocasión, además de que
manifestaron que su primera relación sexual había sido forzada, y que los agresores principales
de esta violencia habían sido sus novios y para algunas sus esposos.177

En este sentido, otro estudio realizado en Bogotá, Colombia, señala que el noviazgo en
los adolescentes forma parte importante de sus proyectos de vida, éxito e independencia, además
de que lo ven como medio y camino para la construcción de una familia en la vida adulta. Algo
interesante de este estudio es que analiza las representaciones sociales del noviazgo en los
diferentes estratos socio-económicos, lo cual muestra algunas diferencias como que las mujeres
de estratos bajos suelen ser más conservadoras, resienten mayor control social y pérdida de la
independencia, que puede llegar a limitarles las relaciones sociales y los espacios de desarrollo
individual. En cambio, las de estratos altos reclaman en mayor medida la independencia e
incluso llegan a criticar los modelos tradicionales de relacionarse.178

175
Guedes, A., et. al. art. cit. p. 43.
176
Ibid., p. 44.
177
Ibid., p. 46.
178
Sánchez, L. et. al. “Representaciones sociales del noviazgo en adolescentes escolarizados de estratos bajo, medio
y alto en Bogotá”, Revista de Salud Pública, 2011, vol. 13, núm. 1, p. 79 ss.

63
Además, el amor, entendiéndolo como amor romántico, es más frecuente en estratos
medios y bajos, en los cuales, las mujeres temen en el noviazgo la perdida de la independencia
por lo que tratan de evitar formar este tipo de relaciones en la institución en la que estudian. Los
hombres de estos estratos, en cambio, ven al noviazgo como una oportunidad de reafirmar su
sexualidad y ser reconocidos públicamente como heterosexuales. Asimismo, se evidencia que
en las juventudes, en especial las mujeres de estratos socio-económicos bajos mantienen un
imaginario social en relación a lo que implica ser una “buena mujer” relacionado por supuesto
con los mandatos de género de la feminidad.179

Otro estudio en este mismo país hace énfasis en las cifras del Instituto Nacional de
Medicina Legal y Ciencias Forenses que dan cuenta que el 52% de los agresores en cuanto a la
violencia de género en el noviazgo son adolescentes y jóvenes entre los 15 y los 29 años, y en
cuanto a las víctimas, el 85% son mujeres. Es decir y como sustenta la OMS, las juventudes y
en especial las mujeres, presentan una seria vulneración en cuanto a la violencia de género, que
además está siendo poco atendida.180

Lo cierto es que la violencia de género en la adolescencia y juventud es una situación


presente en América Latina llegando a las consecuencias más graves como lo es el feminicidio,
tal es el caso de Tamara Olguín de 16 años, quien estaba embarazada cuando su entonces novio
le disparó en la cabeza, o bien, Ornella Dotton, de la misma edad y con la misma condición de
embarazo, fue encontrada con rasgos de golpes en casi todo su cuerpo. Ambas argentinas, ambas
jóvenes, ambas asesinadas cruelmente por sus novios, ambas mujeres. Ellas forman parte de los
feminicidios que suceden 1 cada 18 horas en ese país.181

Ecuador, por su parte reporta que 6 de cada 10 mujeres se reconocen como víctimas de
violencia por sus compañeros en determinado momento de sus relaciones erótico-afectivas,
dicha violencia puede llegar a ser física, psicológica, económica, etc. Estas incidencias están
atravesadas por las categorías mencionadas páginas arriba, tal como lo explica la siguiente cita:

179
Ibid, passim.
180
Bernal Pinilla, D. Y, et. al. “Estudio y conceptos sobre la violencia durante el noviazgo”, Misión Jurídica
Revista de Derecho y Ciencias Sociales, 2016, núm. 11, p. 278.
181
Lotti F. y García F., “Violencia de género: una radiografía del primer semestre”, Noticias, Buenos Aires, 3 de
junio de 2017 (sec. Sociedad), Disponible en: https://noticias.perfil.com/2017/06/03/violencia-de-genero-una-
radiografia-del-primer-semestre/ [Consultado: 19/noviembre/2018].

64
La discriminación de género, el sexismo y la misoginia son problemas arraigados
en el Ecuador, lo cual se evidencia en los altos índices de violencia contra las
mujeres existentes en el país, aun cuando esta situación no siempre se denuncia.182

Sumado a lo anterior, en Chile, el primer estudio de prevalencia de violencia se realizó


en 1994, hace apenas pocos años considerando la violencia histórica que se ha padecido en las
relaciones de pareja, dicho estudio encontró en una muestra de 1000 mujeres, que el 33.9% de
ellas declaró haber vivido violencia psicológica y el 25% violencia física. Años después en el
mismo país se realizó un estudio similar con 422 mujeres en sus hogares, de las cuales el 42%
reportaron agresión psicológica, el 13% violencia física y el 5,5% violencia sexual. En cuanto a
las relaciones de noviazgo, en 2009 Chile y el Instituto Nacional de la Juventud mostraron que
el 16.9% de las juventudes reportaron la existencia de violencia psicológica, seguida de la
violencia física con el 7.7%.183

Si bien es cierto que internacionalmente y por ende, en América Latina, la violencia


contra las mujeres está incluida en sus agendas de atención en cuanto a salud, derechos humanos,
seguridad, paz, etc., todavía hay una brecha grande entre el reconocimiento de dicha violencia,
su atención, declaraciones, compromisos, documentos y por supuesto, entre la realidad de
muchas mujeres en estos contextos.184

Por lo cual es necesario que se le brinde prioridad en Latinoamérica a la prevención de


la violencia contra las mujeres, las juventudes y la infancia, ante la prevalencia de esta violencia
y ante sus consecuencias tan negativas en cuanto a la salud, la economía y los derechos humanos
de las mujeres. Asimismo, se exhorta a mejorar el servicio de denuncia para que más mujeres
estén informadas y confíen en que recibirán una ayuda eficaz, compasiva y confidencial.
Además de dejar de considerarlas solo como un asunto competente de lo privado y situarlas en

182
Potón, J., “Feminicidio en el Ecuador: realidad latente e ignorada”. Ciudad Segura, 2009, núm. 31, p. 4-21, cit.
por. Barredo Ibáñez, D. et. al. “El concepto de violencia de género en el imaginario latinoamericano: estudio sobre
los universitarios Quiteños”, en Súarez Villegas, J.C.et. al. (eds.), Libro de actas: II International Conference
Gender and Communication, abril 2014, p. 515.
183
Valdivia Peralta, M. P., y González Bravo, L. A., op. cit. p. 332 ss.
184
Guedes, A., et. al. op. cit. p. 41.

65
la vida pública en la que nos compete a todos y todas contribuir a prevención de la violencia
contra las mujeres y promover ampliamente la igualdad de género.185

2.1.3. Noviazgo en México


El contexto social que se vive en México, es regido por cuestiones culturales y métodos
de crianza basados en constructos que están inscritos en la sociedad como pautas relacionales y
de comportamiento que son incuestionables. La violencia de género y el conjunto de su estado
multicausal, forma parte en cierto modo de este criterio, ya que, para su permanencia, la
violencia se vale de diferentes mecanismos que la justifican y la convierten en “aceptable
socialmente”, en otros casos, se oculta, se niega o se disfraza.186 Esto ocurre con mayor
frecuencia en los vínculos más íntimos, como lo es el noviazgo, de ahí que no esté exento de
violencia.

Si bien la violencia de género en el noviazgo no distingue territorios, las juventudes


mexicanas no son ajenas de vivir inmersas en este tipo de violencia, en este país, a nivel nacional
se puede observar que la condición de violencia de género es alarmante, ya que datos estadísticos
revelan que 60 de cada 100 mujeres de 15 años o más han padecido algún episodio de violencia
por parte de su pareja: esposo o novio. Dentro del matrimonio el 45.1% de las mujeres son
violentadas, mientras que durante el noviazgo son 34.6% las mujeres víctimas de algún tipo de
violencia.187

De acuerdo a la Encuesta sobre Violencia en el Noviazgo de 2017, el 43.9% de las


mujeres que tienen o tuvieron una pareja, sea por matrimonio, convivencia o noviazgo, han sido
agredidas por su pareja en algún momento de la relación. 188 Asimismo, en 2012 se realizó un
estudio respecto a la violencia en el noviazgo en personas universitarias, el cual dejó en claro la
presencia de este fenómeno en las juventudes mexicanas, pues el 92% de las participantes

185
Ibid., p. 48.
186
De la Luz, M., Violencia contra la mujer. Distrito Federal, México: Comité Nacional Coordinador para la IV
Conferencia Mundial sobre la Mujer, 1995, passim.
187
Consejo Estatal de Población, “Estudio diagnóstico de la violencia sexual contra las mujeres en el Estado de
San Luis Potosí”, Disponible en: https://mexico.unfpa.org/sites/default/files/pub-
pdf/EstudioDiagnosticoViolenciaSexualContraMujeresEstadoSLP%281%29.pdf. [Consultado: 25/02/18].
188
INEGI. Boletín de Prensa: 379/17. 18 de Agosto de 2017. Disponible en:
http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/boletines/2017/endireh/endireh2017_08.pdf. [Consultado: 27/02/18].

66
aceptaron que han sido víctimas de violencia, en su mayor parte psicológica, por parte de sus
parejas.

Además, Irene Casique Rodríguez en su artículo “Empoderamiento de las jóvenes


mexicanas y prevención de la violencia en el noviazgo”, realizado en 2014, menciona que una
herramienta particularmente valiosa radica en el empoderamiento de las jóvenes, que les permita
entender y desarrollar sus vidas desde una perspectiva de acceso y control.189 En este estudio se
realiza un análisis del empoderamiento en las mujeres y lo contrasta entre mujeres unidas o
solteras, concluyendo que las mujeres que son solteras tienen mayor autonomía que las que están
en una relación, lo cual se podría interpretar como que al estar vinculadas amorosamente, las
mujeres carecen de libertad y se vuelven dependientes a su compañero.

Asimismo, la autora hace una revisión de la relación que existe entre estar mayormente
empoderada y la disminución de la violencia en el noviazgo de las jóvenes solteras, a lo cual se
destaca que la autonomía de las mujeres juega un rol significativo y protector frente a los tipos
de violencia emocional y sexual. Por cada punto adicional en el índice de autonomía se reduce
el riesgo de sufrir violencia emocional en 57% y el de violencia sexual en 87%.190

Sin embargo, es preciso mencionar que se debe tener cuidado en no visualizar al


empoderamiento como eje central de la transformación de estas vulneraciones y de prevención
de las violencias, ya que si se atiende esta parte sin tener en cuenta los procesos culturales,
históricos y educativos que atraviesan este fenómeno, será complicado impactar en las
realidades de las mujeres, recordemos que la violencia de género es un fenómeno complejo y
por tanto su atención debe incluir dicha complejidad.

Del mismo modo, Verónica Vázquez García y Roberto Castro, en su artículo: “¿Mi novio
sería capaz de matarme? Violencia en el noviazgo entre adolescentes” de la Universidad
Autónoma Chapingo, realizado en 2008, indagan en la violencia en las relaciones de noviazgo
en estudiantes de dicha institución que incluye, estudiantes de preparatoria y universitarios. Ya
que 4 años antes, la comunidad estudiantil se había conmocionado ante un hecho trágico, Zuly,

189
Casique Rodríguez, I., “Empoderamiento de las jóvenes mexicanas y prevención de la violencia en el
noviazgo”. Papeles de Población, 2014, vol. 20, núm. 82, passim.
190
Ibid., p. 47

67
estudiante de la Carrera de Agroindustrias fue encontrada muerta en un clóset del internado de
la Universidad. Había sido asesinada por su novio.191

Por consiguiente, el objetivo del trabajo mencionado fue hacer un análisis de las
vivencias de violencia descritas por ocho estudiantes, mismas que fueron parte de las plasmadas
en el libro Cuéntame tu historia, mujer, copilado por Castillejos en 2005, a través de los relatos
que arrojó un concurso que invitaba a estudiantes y egresadas a narrar las alegrías y vicisitudes
de su paso por la institución. Es así como, basado en la teoría social y de género, las conclusiones
de este estudio señalan la identificación de patrones en el discurso de las entrevistadas que
remiten a una estructura de dominación de género. Lo cual se relaciona con lo que se ha venido
mencionando hasta ahora. 192

Asimismo, en el 2011 en Veracruz se realizaron dos estudios respecto a las violencias


en el noviazgo en juventudes, en los que resalta que el 61% de las chicas señaló haber sufrido
violencia psicológica, seguida de la violencia sexual con 4% y la física con 3.9%. Además,
según uno de estos estudios, la violencia se llega a naturalizar o minimizar o incluso se confunde
con juego, es decir, se le resta importancia en las dinámicas de los jóvenes al pensar la violencia
como una parte “divertida” de convivir. En esta línea, otra investigación realizada en el mismo
estado dos años después, arrojó que el 76% de los varones consideraron que su relación actual
era sana, aún y con la prevalencia alta en violencia psicológica principalmente, haciendo
evidente la invisibilización de la violencia, desde la que es tangible hasta la que no se materializa
en lo físico.193

También, conviene mencionar la información obtenida de la Encuesta Nacional sobre


Exclusión, Intolerancia y Violencia en Escuelas de Educación Media Superior que se realizó en
su tercera edición en el año 2013 y que recoge las percepciones y experiencia de juventudes
mexicanas. Dicha encuesta muestra que, respecto al noviazgo, la mitad de las personas
encuestadas reportó al menos una situación de violencia psicológica y 24.2% violencia física,

191
Vázquez García V. y Castro, R. "¿Mi novio sería capaz de matarme?: Violencia en el noviazgo entre
adolescentes de la Universidad Autónoma Chapingo”, Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y
Juventud, 2008, vol. 6, núm. 2, p. 709 ss.
192
Ibid., p. 733
193
Rojas-Solís, J. L., “Violencia en el noviazgo de adolescentes mexicanos: Una revisión”, Revista de Educación
y Desarrollo, 2013, núm. 27, p 54.

68
ya sea en el noviazgo actual o en el último. Además de que solo menos del 25% de ellos y ellas
conocen algún lugar de atención ante esta situación.194

Ahora bien, en este país se asocia el control de la ira y el grado de aceptación de las
creencias aprendidas respecto a la violencia y los conflictos de los padres con la perpetración de
la violencia en el noviazgo.195 Es decir, ante la normalización de determinados conceptos y
comportamientos, resulta común adoptar un modo de vida relacionado a lo que se observa y se
vive. Asimismo, y a pesar de que el tipo de violencia que tiene mayor prevalencia en esta etapa
es la violencia psicológica (que es igual de importante atender), existen casos que alcanzan otros
niveles de representación de la misma, en este sentido algunas investigaciones cualitativas han
señalado que muchas mujeres mexicanas jóvenes en las relaciones de noviazgo, se sienten
presionadas y forzadas a tener relaciones sexuales. Incluso si han ocurrido en relaciones
románticas que conllevan a una coacción física o emocional.196

Ahora bien, es conveniente preguntarse sobre la huella que deja en las jóvenes el haber
iniciado su vida amorosa con experiencias de violencia. Y que es necesario realizar más trabajos
en otras instituciones educativas del país para identificar con mayor exactitud los mecanismos
que promueven la violencia de género, así como los medios para detenerla en un contexto
juvenil.

Por consiguiente, la implicación de la problemática de la violencia de género en el


noviazgo en México, es que puede ser crucial para marcar una transformación en la perspectiva
de las personas a futuro, ya que este tipo de violencia proporciona una trayectoria potencial a
las formas más graves de violencia en las relaciones posteriores, por lo que es importante atender
esta situación a manera preventiva y en etapas iniciales; para así poder evitar entrar en un círculo
de violencia que llega a ser normalizado.

194
SEP. Sistema Educativo de los Estados Unidos Mexicanos, “Principales cifras del ciclo escolar 2012-2013.
Encuesta Nacional sobre Exclusión, Intolerancia y Violencia en Escuelas de Educación Media Superior
(ENEIVEEMS) 2013”. Enero 2014. Disponible en:
http://www.sems.gob.mx/work/models/sems/Resource/11599/5/images/sems_encuesta_violencia_reporte_13062
1_final.pdf. [Consultado: 14/02/2019].
195
Clarey, A., Hokoda, A. y Ulloa, E. C., “Anger control and acéptense of violence as mediators in the relationship
between exposure to interparental conflicto and dating violence perpetration in mexican adolescence”. Journal of
Family Violence, 2010, vol. 25, núm. 7, p. 619-625. cit. por. Valdivia Peralta, M. P., y Gonzalez Bravo, L. A., op.
cit. p. 338.
196
Guedes, A., et. al. op. cit. p. 46.

69
2.2. Violencia Estructural
Cuando se habla de violencias, emergen factores que la caracterizan, uno de ellos, preocupante,
por cierto, es que las violencias son transmitidas de manera generacional, lo cual fomenta la
reproducción naturalizada de las mismas. Si a esto se le suma la exposición a una vida cotidiana
sumergida en comportamientos y acciones violentas, la realidad es que el panorama que tienen
las nuevas generaciones no resulta ser muy alentador, puesto que nacen y crecen bajo discursos
que confirman que la violencia es la manera común de dirigirse por el mundo.

Ante esto se dice que, los niños y las niñas que viven en un ambiente violento presentan
una mayor probabilidad de replicar dichos comportamientos, desarrollándolos y manteniéndolos
a lo largo de sus vidas y en sus espacios de convivencia. Las infancias son expuestas a modelos
de crianza violentos en sus familias, permeados por autoritarismo generalmente masculino,
relaciones de poder basadas en roles de género, entre otros factores.197 No obstante, debe tenerse
en cuenta que esas relaciones de poder no solo las visualizan dentro de sus hogares, sino que en
el entorno social y comunitario se reflejan contextos violentos a los que quedan expuestas las
infancias y las juventudes por convivencia. De tal manera que con lo anterior se muestra un
factor determinante, el aprendizaje.

Desde esta perspectiva, se ha señalado además que en la infancia la perpetración de la


violencia de género es dada por factores como la crianza dura, los bajos ingresos familiares, la
violencia entre los padres experimentada en la infancia y los riesgos en el contexto en el que se
exponen, es decir, en los barrios en los que crecen y se desarrollan. Lo cual influye
significativamente en las actitudes hacia la violencia de pareja en la juventud.198

Con relación a lo anterior, el modelo de sociedad que prevalece en los contextos


latinoamericanos se caracteriza por producir violencias que van incrementando su magnitud,
adquieren mayor impacto social y económico y se extienden por diversas escalas geográficas
que van desde lo local hasta lo global con sus diversas peculiaridades y ritmos. Aunado a esto,

197
Bernal Pinilla, D. Y, et. al., op. cit. p. 279.
198
Loc. cit.

70
la violencia se manifiesta como un conjunto de relaciones sociales específicas de cada contexto
y conflicto que se evoca a lo plural y se relaciona con la historia 199

Siguiendo a Eduardo Galeano, el contexto de América Latina, con su inestabilidad


política, ingobernabilidad y la crisis económica, han desencadenado un aumento alarmante en
los niveles de violencia en todos los niveles sociales, rompiendo lazos de solidaridad y haciendo
trizas el tejido comunitario. Dejando a su vez a las infancias y a las juventudes a merced de la
pobreza, el miedo o el consumo desmedido y carente de responsabilidad hacia el bienestar
propio y de los otros y las otras.200

Esto a su vez influye en las percepciones de las personas respecto al espacio en el que se
desenvuelven y bajo el cual desarrollan sus vidas, es decir, si continuamente el espacio muestra
violencias que deterioran la calidad de vida de la población como robos, asaltos, desapariciones,
homicidios, feminicidios, entre otros; generaran comportamientos de angustia y miedo, sin
embargo, también puede pasar a ser parte de la cotidianeidad y por ende a normalizarse como
se tiende a normalizar lo que resulta cotidiano en el entorno.

Como ejemplo de lo anterior, es preciso mencionar los conflictos entre “pandillas” que
generan una violencia típicamente urbana y cotidiana en ciertos sectores de las ciudades, que
además se adhiere territorialmente en torno a los barrios en donde ocurren.201 Estos grupos
representan un espacio de inclusión o exclusión para las juventudes que crecen y se desarrollan
en estos sectores, generándoles sentido de pertenencia a determinado espacio y territorio,
adoptando entonces con normalidad la manera en la que dichos grupos se conducen
públicamente pero también en el ámbito de lo privado.

Desde este discurso y pensando en confrontaciones a nivel macro que afectaron a todo
un país y que además siguen representando sufrimiento para la población civil en general, se
puede enunciar lo ocurrido en Colombia y en específico en Medellín, una ciudad que presentó
uno de los escenarios más complicados y permeado de diversos hechos violentos durante el

199
Colombara, M., “Violencia urbana, su relación con la violencia de género”, Revista Geográfica de América
Central, 2011, vol. 2, passim.
200
Galeano, E., “El sacrificio de la justicia en los altares del orden. Los prisioneros”, Conferencia pronunciada en
San José, Costa Rica, el acto de clausura del XIV Curso Interdisciplinario de Derechos Humanos, del Instituto
Interamericano de Derechos Humanos de la Universidad de Costa Rica, el 21 de junio de 1996.
201
Colombara, M., op cit., p. 5.

71
conflicto armado, se alude a la vulneración que vivieron las juventudes en esos momentos al
desarrollarse dentro de una sociedad que diariamente estaba sumergida en actos de violencia
que atravesada la vida de las y los jóvenes y que les otorgaba pocas alternativas de vida.

Uno de estos escenarios fue la Comuna 13, un barrio que durante el conflicto armado de
Colombia fue sometido sucesivamente al terror de bandas de delincuencia común, milicias
guerrilleras y grupos paramilitares, que controlaron a sangre y fuego esta comuna por más de
diez años mediante secuestros, desplazamientos, asesinatos, etc., que por supuesto no
garantizaba la seguridad de las personas que ahí habitaban, principalmente las más humildes
quienes han sido las más afectadas por la violencia y la inseguridad.202

Ahora bien, en lo que respecta a las juventudes, en esta comuna muchos jóvenes
ingresaron a grupos armados, algunos de ellos convencidos mediante promesas económicas o
de pertenencia y protección y para tener la posibilidad de portar un arma, 203 y se enfatiza en el
punto del convencimiento puesto que supondría que surgió de la necesidad inmediata en un
ambiente inundado en violencia en el que posiblemente si las condiciones urbanas y
estructurales fueran otras los jóvenes no se hubieran “convencido” que unirse al conflicto y
portar armas era su mejor opción.

Además, esto último de la portación de armas, tenía un trasfondo de mayor análisis pues
según Rendón menciona que aquello hacía sentir a los jóvenes con poder, ya sea para protegerse
pero también para ser preferidos por las chicas del barrio. 204 Es decir, la agresividad de cierta
manera era relacionada al poder y esto a su vez a una cuestión de atracción de las mujeres, en el
imaginario colectivo de los muchachos, como una manera de legitimar la masculinidad con
violencia dentro de un ambiente violento. Con esto se infiere que, así como se trasladaba el
conflicto a lo cotidiano como es “conquistar a una chica” posiblemente los comportamientos
agresivos o violentos podían o pueden trasladarse al ámbito de lo privado, de la relación afectiva.

Asimismo, este autor hace énfasis en una situación que notó en su trabajo de campo en
la Comuna 13, algo que identificó con la adaptación disfuncional al conflicto, (que es la

202
Rendón, Y. A., Comuna 13 de Medellín: El drama del conflicto armado, Medellín, Medellín, Pulso y Letra, 3°
ed., 2017, p. 20.
203
Ibid., p. 111.
204
Ibid., p. 112.

72
finalidad de traer este discurso en esta investigación), que se refiere a que los eventos violentos
no generan quiebres en el comportamiento de la persona, en este caso las juventudes, sino que
empiezan a aceptar la situación como normal y a creer que era válido participar, agredir,
maltratar, violentar al otro o la otra, es decir, acogían el conflicto y lo introyectaban hasta hacerlo
parte de sí mismos, pero ya no desde el papel de víctima, sino de victimario.205

Ahora bien, se habla de los espacios físicos desde el reconocimiento de que las ciudades
y también las colonias, están constituidas por situaciones sociales no exentas de conflictos, ya
sea de clases, desigualdades, diferencias basadas en el género, además de los fenómenos
delincuenciales y en aquellos que se relacionan con la violencia de género. 206 Es decir, la
socialización cotidiana de los espacios públicos donde se desarrolla la vida y se transitan
diversos procesos sociales, esta permeada por conflictos que de cierta manera se vinculan entre
sí y constituyen la realidad actual que impacta en la conducta de las personas que existen en
dicho espacio físico.

De tal manera que, los procesos de urbanización actuales muestran esta desigualdad
social que tiene un sustento en la segregación espacial y en la lucha por la supervivencia dentro
de este espacio segregado en la cual también tienen influencia los déficits en la infraestructura
urbana, las acciones delictivas que suceden en el entorno urbano y los procesos sociales que se
vinculan con la comunidad de manera violenta. Todos estos componentes constituyen la
violencia social que viven las personas en interacción constante con su entorno.207 Ya que el
diseño del entorno urbano es el escenario en el cual se desarrolla la conducta humana. 208 Un
escenario en el cual la violencia entonces resulta parte de la complejidad del mundo social en el
que se vive.

205
Ibid., p. 128.
206
Boccia, T., “El tiempo y el espacio de las ciudades: la experiencia italiana: Segundo Seminario Internacional
sobre género y Urbanismo”. Infraestructuras para la Vida Cotidiana, ETSAM-Universidad Politécnica de Madrid,
27 y 28 de mayo de 2002, cit. por. Monárrez Fragoso J. L. et. al. “Ciudad y Feminicidio”, en su libro, Violencia
contra las mujeres e inseguridad ciudadana en Ciudad Juárez, ed. Porrúa, 2010. p.65
207
Massolo, Alejandra (comp), “Una mirada de género a la ciudad de México”, Universidad Autónoma
Metropolitana, Red Nacional de Investigación Urbana, 2005. cit. por. Monárrez Fragoso J. L. et. al. “Ciudad y
Feminicidio”, en su libro, Violencia contra las mujeres e inseguridad ciudadana en Ciudad Juárez, ed. Porrúa,
2010. p.66
208
Hein, A., et al. “CPTED (Crime Prevention Through Environmental Design): una alternativa para la prevención
de la delincuencia y la reducción del temor”, en IV Ciclo de conferencias: aportes para la convivencia y la
seguridad ciudadana. PNUD, 2006. p. 59-77., cit. por. Monárrez Fragoso J. L. et. al. Ibid, passim.

73
En este sentido y ubicando a la violencia estructural como una construcción social e
histórica dada por las situaciones a las que se enfrentan determinados contextos, pero, además,
como fenómeno social, puede ser comprendida con base a sistemas, los cuales van desde
ontosistemas que se refiere a la esfera de lo individual, microsistemas en relación con la esfera
de lo familiar, ecosistema como esfera comunitaria y macrosistema como la esfera social y
estructural. Ahora bien, la violencia no encuentra sus causas en solo uno de estos sistemas y en
solo una de las esferas de los mismos, es decir, no puede ubicarse de forma aislada, sino que
coexiste en la interrelación de dichos sistemas.209 Lo cual apoya lo dicho líneas arriba respecto
a que la violencia en el sistema macro y eco, tendrá su relación e incidencia en los ontosistemas
y microsistemas, es decir, en las esferas individuales y familiares.

La importancia de insistir en identificar la violencia de manera estructural y en


interrelación con lo individual, es que en el sistema en el que se reproducen las vidas en la
actualidad, existe la tendencia de interpretar los sistemas sociales como resultado de dinámicas
individuales, obviando por completo los factores sociales, culturales, económicos, políticos e
incluso ambientales que influyen en el origen y desarrollo diversos fenómenos sociales, en este
caso, la violencia.210

Desde esta línea, se toma la definición de violencia estructural desde Martín Baró, el
cual la define de la siguiente manera:

La violencia estructural alude al ejercicio de desigualdad opresiva, legitimada


socialmente, que genera un efecto nocivo en la ciudadanía y promueve el
establecimiento de una espiral de violencia.211

La definición anterior puede relacionarse a múltiples fenómenos que son atravesados por
la violencia estructural, por ejemplo, la estratificación social que podría considerarse entonces

209
Bronfebrenner, Urie. La ecología del desarrollo humano. Barcelona, España, ed. Paidós, 2001, cit. por. Castillo
Vargas, A., y Castro Chaves, X., “El rostro de la violencia social y estructural: la delincuencia y la pobreza como
expresiones distintas de una vulnerabilidad común”. Revista de Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica,
2011, vol. 3 y 4, núm. 133-134, p.115.
210
Claramunt, M. C., “Violencia basada en género y derechos humanos: aproximaciones para trascender el enfoque
psicologista de los programas de atención a las víctimas”, en Güezmes, A. y Claramunt, M. C., La violencia contra
la mujer: un problema de salud pública y una violación a los derechos humanos, Distrito Nacional, República
Dominicana: PROFAMILIA, 2004. cit. por. Ibid., p.118.
211
Martín Baró, I. “Violencia y agresión social”, en Martín Baró, I., Acción e Ideología, El Salvador, UCA ed.,
2000, p. 359-422. cit. por. Ibid., p.116.

74
como un mecanismo para el mantenimiento de un orden social, producto y reflejo del dominio
de una clase sobre otra.212 En este caso compete hablar de la violencia de género en el noviazgo
en adolescentes, por tanto y haciendo analogía con el ejemplo anterior, el orden social que se
busca mantener es el del patriarcado y la dominación de lo masculino sobre lo femenino, de tal
manera que estas violencias se tornan justificables pues de cierta forma se vinculan con la
perpetración de los intereses sociales dominantes.

Entonces, las prácticas desiguales y violentas contra las mujeres en sus relaciones de
pareja no son aleatorias, sino que ocurren en un tejido social denso y activo de instituciones
como las familias, las empresas, los gobiernos y los vecindarios, entre otros. Donde la violencia
estructural puede ser encontrada y legitimar distintos patrones como el contraste entre lo
femenino y lo masculino, la manifestación del amor o del deseo sexual. Entendiendo entonces
a la violencia de género desde una teoría relacional que se conecta con las relaciones
económicas, afectivas, simbólicas y de poder, y que además opera de manera simultánea en los
niveles intrapersonales, interpersonales, institucionales y de la sociedad en general.213

De tal manera que, el fenómeno de la violencia de género es transversal, es decir, se


presenta en todos los países del mundo, incluso en aquellos que se caracterizan por proteger y
promover los derechos fundamentales de las mujeres. Ya que esta violencia opera como una
forma de opresión subyacente a la propia estructura permeada de violencia de las sociedades, a
las formas de organización del Estado y del derecho, pero también a las formas de organización
de las comunidades y los barrios.214

2.3. Características sociodemográficas del contexto


En cuanto al contexto en el cual se desarrolla esta investigación, y en relación a la influencia de
la violencia estructural en las juventudes, es necesario mostrar el panorama respecto a este
fenómeno; para empezar, el plantel educativo en el cual estudian las y los jóvenes que

212
Castillo Vargas, A., y Castro Chaves, X., “El rostro de la violencia social y estructural: la delincuencia y la
pobreza como expresiones distintas de una vulnerabilidad común”. Revista de Ciencias Sociales Universidad de
Costa Rica, 2011, vol. 3 y 4, núm. 133-134, p.116.

213
Connell, Raewyn, “Género, salud y teoría: conceptualizando el tema en perspectiva mundial y local.”, Nómadas,
2013, núm. 39, p. 66.
214
Villavicencio Miranda, L., y Zúñiga Fajuri, A., “La violencia de género como opresión estructural”, Revista
Chilena de Derecho, 2015, vol. 42, núm. 02, p. 720.

75
representarán la muestra de esta tesis, se encuentra en la capital del estado de San Luis Potosí,
el cual representa el 3.1% de la superficie del país, además, según la Encuesta Intercensal
realizada por INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) en 2015, la ciudad está
compuesta por una población de 824 229 (30% de la población estatal), dentro de la cual existen
92 hombres por cada 100 mujeres. Es una población mayoritariamente joven (de 28 años o
menos).215

Mapa No. 1. Capital de San Luis Potosí.216

Respecto al nivel educativo, el nivel básico es el más estudiado por la población


potosina, además de que resulta relevante el descenso en el porcentaje de acuerdo a la edad en
relación con la asistencia escolar, es decir, de los 12 a los 14 años el 94.4% de las personas
asisten a la escuela, mientras que en el rango de edad de 15 a 24 años, (en el que se sitúa la
población de la presente investigación) solo el 50.7% continúa asistiendo.217 Si bien la población
con la que se trabajará es escolarizada, es importante reconocer que las oportunidades de acceso

215
INEGI, “Panorama Sociodemográfico de San Luis Potosí, Encuesta Intercensal 2015”, 2016, p. 74. Disponible
en:
http://internet.contenidos.inegi.org.mx/contenidos/productos/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/nu
eva_estruc/inter_censal/panorama/702825082345.pdf. [Consultado: 26/01/19]. (en adelante, Panorama
sociodemográfico)
216
INEGI. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/app/mapas/. [Consultado: 26/01/19].
217
Panorama sociodemográfico, passim.

76
a la educación a esta edad disminuyen y que esto es probablemente un limitante para el
desarrollo de las juventudes. 218

Asimismo, dentro de las características económicas en esta ciudad el 55.8% de la


población se encuentra económicamente activa, mientras que el del resto (44.1%) la mayoría,
es decir, el 40.5% se considera no económicamente activa por dedicarse a los quehaceres del
hogar.219 Dato que conviene analizar pues parece reflejar un aspecto importante en el imaginario
social de la población potosina; en primer lugar y a pesar de que la encuesta no lo menciona, se
puede suponer que en su mayoría esta población es conformada por mujeres, que al no tener una
remuneración económica por su trabajo, pasan a depender económicamente de otra persona, de
la pareja por ejemplo.

Esta dependencia económica vulnera la autonomía y la toma de decisiones de las mujeres


y frente a esas vulneraciones se crean dinámicas de convivencia con base en relaciones de poder
como se explicaba en el capítulo anterior, que a su vez están atravesadas por procesos violentos
que en el contexto familiar quedan expuestos en las infancias y en las juventudes como patrones
relacionales.

En cuanto a la cuestión de la violencia urbana en la ciudad, es preciso mencionar los


datos que arroja la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública
(ENVIPE) del año 2017, sin antes enfatizar en que esta encuesta recoge datos de población
mayor de 18 años, evidenciando perspectiva adultocéntrica que invisibiliza la participación de
las juventudes en la vida social de la que forman parte y que tanto les compete. Dicha encuesta
muestra que el 28.9% de los hogares tuvo al menos una víctima de algún tipo de delito, es decir,
en 2017 por cada 100 000 habitantes, 23 926 fueron vulnerados de su derecho a la seguridad.
Cabe mencionar que esta cifra va en aumento a partir del 2015.220

De todos estos delitos solo el 11.3% fue denunciado, lo cual abre múltiples interrogantes
acerca de la percepción que la población potosina tiene respecto a la violencia en sí y respecto

218
Ibid, passim.
219
Ibid, passim.
220
INEGI, “Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2018,
Principales Resultados San Luis Potosí”, 2018. Disponible en:
http://www.beta.inegi.org.mx/contenidos/programas/envipe/2018/doc/envipe2018_slp.pdf. [Consultado:
26/01/19] (en adelante, ENVIPE)

77
a su sistema de seguridad. Es decir, según las razones para no denunciar que arroja la ENVIPE
son principalmente la pérdida de tiempo y la desconfianza en las autoridades, incluyendo en esta
última la actitud hostil de la autoridad. Entonces, en un contexto en el que la población no se
siente segura de denunciar la inseguridad que vive, se pueden generar dinámicas que terminen
por tolerar la inseguridad y la violencia que se vive cotidianamente.221

Asimismo, la población de San Luis Potosí considera según esta encuesta que la
principal problemática a la que se enfrentan es la inseguridad, asimismo el 44.7% considera que
vivir en su entorno más cercano, ya sea colonia o localidad, es inseguro, alcanzando la mayor
cifra desde 2013. Además de que se identifican las siguientes como primeras conductas
delictivas más cercanas a sus viviendas: consumo de alcohol en la calle, robos y asaltos
frecuentes, consumo de droga y pandillerismo o bandas violentas.222

Ahora bien, resulta importante analizar la percepción que las personas que habitan en
esta ciudad tienen respecto a su calidad de vida, pues ello da cuenta de cómo se reflejan los
procesos sociales en situaciones concretas del imaginario colectivo, como es el nivel de
bienestar percibido. En este sentido y según el anuario estadístico y geográfico publicado en
2017 pero que recoge datos de 2014, se muestra que en un rango de 0 a 10 (donde a menor
puntuación mayor insatisfacción con su nivel de vida), los y las habitantes de San Luis Potosí
puntúan en 7.7, mientras al hablar de un balance afectivo general que recoge información como
estados de ánimo, tranquilidad, estrés, etc., las puntuaciones reflejan un 6.2 para los hombres y
5.7 para las mujeres. Además de que los indicadores de satisfacción de la vida vinculados a los
proyectos y el sentido que particularmente las personas dan a sus proyectos de vida, muestran
6.2 para los hombres y 6.1 para las mujeres.223

Estas puntuaciones lejos de ser solo un dato estadístico, dan pauta a pensar que esta
población vive hasta cierto punto insatisfecha en su calidad de vida que desarrolla en función
del contexto y en relación a las oportunidades que dicho contexto le brinda para desarrollarse.

221
Ibid, passim.
222
Ibid, passim.
223
INEGI, “Anuario estadístico y geográfico de San Luis Potosí”, 2017. Disponible en:
http://internet.contenidos.inegi.org.mx/contenidos/Productos/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/nu
eva_estruc/anuarios_2017/702825092122.pdf. [Consulado: 1/02/19]. (en adelante, Anuario)

78
Es decir, las condiciones que se propician en el país, el estado, la ciudad y las instituciones más
íntimas como trabajo, escuela, familia, resultan insuficientes para poder sentirse plenas y plenos.

Este estado de insatisfacción y de limitado balance de la afectividad influye en la


enajenación que existe respecto a los procesos empáticos con las realidades que vulneran a los
otros, las otras, y nosotros. Entonces, la falta de empatía conlleva a dar poca importancia cuando
las relaciones sociales cotidianas carecen de humanización y por el contrario, se permean de
discriminaciones, hostilidad, vulneraciones, o violencias.

Ahora bien, no todos los espacios de la ciudad perciben el contexto de la misma forma,
pues cada territorio se conforma por determinadas características, incluso están delimitados
entre sí por diferencias de clase. Siguiendo en esta línea, la encuesta mencionada anteriormente
específica la percepción del bienestar subjetivo según el decil de ingreso económico del hogar
al que pertenece, en la cual resaltan las diferencias entre el decíl más empobrecido con 7.6 y el
situado al otro extremo con 8.7. Además, que en cuanto a la percepción de la seguridad
ciudadana, los datos muestran que para el decil 1 la puntuación es de 7.2 mientras que para el
10 es de 5.8.224

Lo anterior denota la diferencia que existe en los sectores que viven con mayor pobreza
y que generalmente se ubican en las periferias de la ciudad y que además no es gratuito que sean
los que conformen los polígonos de vulnerabilidad social. Las periferias, aquellas que viven en
situaciones vulnerables, perciben mayor insatisfacción de su vida en general que aquellos
sectores que se desarrollan con mayores opciones y oportunidades. Además, en cuanto a la
seguridad ciudadana, se puede llevar a análisis el cómo es percibida con menor satisfacción por
los sectores con mayor ingreso económico, ya que resulta contradictorio que aquella población
que vive en vulnerabilidad encuentre mayor satisfacción en lo que respecta a seguridad
ciudadana. Es ahí que resalta la acomodación que presenta la población a su contexto, es con lo
que conviven, la vulnerabilidad en la que viven, crecen y se desarrollan, lo que en cierto modo
se vuelve normal y se invisibiliza.

En este sentido, es claro que la satisfacción de las necesidades humanas básicas está
atravesada por el nivel de pobreza que existe en la población, pues la pobreza es vista como un

224
Anuario, passim.

79
factor que impide el desarrollo humano y que entonces afectará de manera directa en las
relaciones de noviazgo en las juventudes. Pues según la perspectiva de Galtun, la pobreza está
implantada en la estructura, pero es justificada todo el tiempo por la cultura permeada de
desigualdades. Entendiéndola a su vez como aquella forma estructural o indirecta, en la que la
violencia se genera y se implanta como una forma de poder desigual que propicia oportunidades
de vida distintas.225

Entonces, la relación estrecha entre la pobreza y la violencia estructural se sustenta


gracias a que la pobreza se apoya en la cultura, es decir, de acuerdo a las ideologías que existen
en la cultura, aunada a la religión, la lengua, el arte, la ciencia, los medios de comunicación,
etc., sirven para legitimar y justificar la existencia de la pobreza, considerándola algo
inevitable.226

Tan legitimada está que forma parte de la realidad del contexto mexicano y nos hemos
acostumbrado a vivir con ella, por ejemplo, en 2014 el 53.9% de la población menor a 17 años
se encontraba en situación de pobreza en México, es decir, 21.4 millones de niños, niñas y
adolescentes tenían carencias en el ejercicio de al menos uno de sus derechos sociales y además
vivían en familias que no tenían el acceso económico suficiente para proporcionales aquellos
bienes y servicios considerados necesarios.227

Ahora bien, es importante considerar que la pobreza va más allá de la situación material
empobrecida en la que una persona vive, sino que también comprende la carencia de
oportunidad real, misma que es determinada por limitaciones sociales y por circunstancias
personales para vivir una vida en bienestar. Esta diferencia de oportunidades da origen a
situaciones de desigualdad y hace referencia a la violencia estructural o injusticia social en
conjunto con su manifestación latente.228

225
Galtung, J., Peace by peaceful means. Peace and conflict, development and civilization, Londres, Sage-Prio, 1°
ed., 1996. cit. por. Martínez Román, M. A., "Violencias estructurales: obstáculos para el cumplimiento de los
derechos humanos de las mujeres pobres". Feminismo/s. 2005, núm. 6, p.52.
226
Ibid., p.52
227
CONEVAL, “Pobreza y Derechos Sociales de Niñas, Niños y Adolescentes en México”, 2014. Disponible en:
https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/Pobreza-Coneval-Unicef.aspx. [Consultado: 14/02/19].
228
Lara Romero, L., “Violencia en el noviazgo adolescente y la mediación entre pares”, en Islas Colín A. y Cornelio
Landero, E., Mediación y Derechos Humanos, México, Editorial Porrúa, 2014, p. 210.

80
En este sentido y en lo que respecta a San Luis Potosí, es importante mencionar que
según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), este
estado se encuentra desde el año 2000 hasta el último censo en 2015, en un grado de rezago
social considerado alto, lo que lo lleva a ocupar el lugar número 7 en el contexto nacional en
2015.229 Esto a nivel estatal, y a nivel municipal la ciudad está clasificada en un nivel de rezago
social muy bajo, lo cual evidencia que la ciudad y más las periferias de la misma, (como se
explicará líneas abajo) está atravesada por un contexto de carácter vulnerable que se debe tener
en consideración como factor influyente en las investigaciones sociales que se realicen.

La violencia en el noviazgo entonces se asocia con las desventajas económicas que viven
las juventudes en sus contextos de desarrollo, ya que la pobreza actúa como factor de riesgo
para un conjunto de condiciones sociales que, combinadas aumentan el riesgo de violencia en
la pareja.230 Además de que las niñas y las jóvenes que viven con pobreza son más propensas a
ser victimizadas en el noviazgo pues se ven desproporcionadamente afectadas por este
problema.231

Sumado a la pobreza y a la situación vulnerable que viven las juventudes en este contexto
social, es importante dirigir la mirada hacia el microsistema más importante, la familia en la que
crecen y se desarrollan. Dentro de esta esfera de lo familiar, las juventudes también están
atravesadas por violencias, mismas que al formar parte de su entorno más íntimo y al
considerarse como población vulnerable debido a su dependencia física, afectiva, económica y
social hacia los adultos a su cargo, representan gran impacto en sus esferas de bienestar.232

Es interesante también prestar atención a las diferencias que existen entre géneros
respecto a la violencia intrafamiliar ejercida, pues de esta manera es posible evidenciar la
representación de las categorías analizadas en el capítulo anterior. Por ejemplo, en un estudio
que se realizó en San Luis Potosí se observa que existe una mayor agresión hacia mujeres

229
CONEVAL, “Grado de Rezago Social” 2015, Disponible en:
https://www.coneval.org.mx/coordinacion/entidades/SanLuisPotosi/Paginas/Indice-de-Rezago-Social-2015.aspx.
[Consultado: 18/02/19]. (en adelante, Rezago Social)
230
Martínez Román, M. A., "Violencias estructurales: obstáculos para el cumplimiento de los derechos humanos
de las mujeres pobres". Feminismo/s. 2005, núm. 6, p.52
231
Lara Romero, L., op. cit., p. 211.
232
Suárez, L., y Menkes, C., “La violencia familiar ejercida en contra de los adolescentes mexicanos”. Revista de
Saúde Pública, 2006, vol. 40, p. 612.

81
adolescentes (20.9%) en comparación con los hombres (16.8%), lo cual se puede explicar por
el control ejercido de los padres generalmente sobre la autonomía de las hijas. Se enfatiza
también que los agresores suelen ser los hermanos y/o el padre.233

En esta línea se destacó que la mayoría de los jóvenes hombres al parecer no están de
acuerdo con ejercer violencia hacia sus compañeras en caso de tener un conflicto, y en general
no están de acuerdo con la violencia hacia las mujeres, sin embargo, cuando la viven desde la
infancia en su entorno más próximo como lo es el hogar, es probable que posteriormente en la
juventud e incluso en la edad adulta, la reproduzcan como un patrón de conducta aprendido. Es
importante mencionar que, a pesar de que la violencia no sea ejercida directamente de los
progenitores a las juventudes, cuando estas son observadoras de acciones violentas dentro del
hogar aprenden a que la violencia es el medio para resolver conflictos con las demás personas.234

Ahora bien, enfatizando en las vulneraciones que se viven en la ciudad de San Luis
Potosí, específicamente las que atraviesan las juventudes y en relación a la violencia, el 21 de
junio del 2017, se declaró a 6 municipios del estado en alerta de violencia de género contra las
mujeres. Lo cual se entiende como un mecanismo de protección de los derechos humanos de las
mujeres único en el mundo, establecido en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia y su trámite para emitirla o concederla lo describe el Reglamento de dicha
Ley.235

Estos municipios son: Cuidad Valles, Matehuala, San Luis Potosí capital, Soledad de
Graciano Sánchez, Tamazunchale y Tamuín, teniendo como antecedente la situación que viven
las mujeres en la entidad, y corroborando diversas problemáticas culturales, sociales e
institucionales que han derivado en los índices actuales de violencia cometida en contra de las
mujeres. Además del análisis en su conjunto de todas las acciones realizadas por el gobierno del
estado, en el plazo de seis meses, ya que no se actualizaron los elementos suficientes para el

233
Ibid., p. 613.
234
Suárez, L., y Menkes, C., art. cit. p. 616.
235
Fiscalía General del Estado de San Luis Potosí, “Alerta de Violencia de Género”, Disponible en:
http://www.pgjeslp.gob.mx/index.php/22-general/1085-alerta-de-violencia-de-genero. [Consultado: 22/07/17].

82
cumplimiento de las propuestas contenidas en el informe de la CONAVIM (Comisión Nacional
para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres).236

Es importante mencionar que además de la atención que puso la CONAVIM al emitir


propuestas específicas, la alerta de género surgió después del llamado y la insistencia de los
movimientos de mujeres, en específico de los grupos feministas de la ciudad para hacer visible
lo que estaba ocurriendo. Es decir, la situación de violencia hacia las mujeres era y es una
realidad latente que afecta la salud bio-psico-social de las mujeres potosinas, pero a su vez de
la población en general, pues pareciera que cada vez más la cercanía con la violencia y la poca
atención que se le presta a la misma por parte del Estado, por ejemplo, hace que las personas se
acomoden a esa situación y cueste trabajo tratarla con la gravedad que debería ser vista.

2.3.1. Caracterización de la zona urbana. Ubicación social


Esta investigación está delimitada a un plantel educativo público de la periferia de esta ciudad,
en el cual la condición social de dicho contexto es crítica, pues frecuentemente hay conflicto de
pandillas, inseguridad, fácil acceso al consumo de drogas, delincuencia en las calles, entre otras
situaciones que confirman estudios de percepción realizados en la ciudad en los cuales la
Colonia Satélite Francisco I. Madero,237 donde está ubicado el plantel, es identificada como uno
de los cuatro polígonos de vulnerabilidad social por su problemática de inseguridad y de
violencia.238 Datos que se confirman con el reporte de seguridad pública de 2014, ubicándola
en el polígono tres de las colonias más peligrosas de San Luis Potosí.239

Asimismo, de acuerdo al mapa delictivo presentado en 2017, esta colonia forma parte
del polígono considerado como el más peligroso, en el cual se cometen los mayores delitos de
la zona metropolitana de este municipio.240 Además, las denuncias presentadas ante la Dirección

236
Secretaría de Gobernación, “Declaración de alerta de violencia de género contra las mujeres del estado de San
Luis Potosí. Disponible en:
http://www.pgjeslp.gob.mx/images/genero/Declaratoria_San_Luis_Potos_Alerta_De_Genero.pdf. [Consultado:
22/10/17].
237
En adelante Colonia Satélite.
238
Villasis-Keever, R., et. al. “Análisis y caracterización de polígonos de inseguridad urbana mediante encuestas
de percepción y sistemas de información urbana”. Realidad, datos y espacio. Revista Internacional de Estadística
y Geografía. 2015, vol. 6, núm. 2, p. 36.
239
Marceleño, E, L., op. cit.
240
“Mapa delictivo de San Luis, ¿Qué colonias están en rojo?”, Global Media, 4 de septiembre de 2017, San Luis
Potosí (sec. Investigación Especial). Disponible en: https://www.globalmedia.mx/articles/Mapa-delictivo-de-San-
Luis--Qu%C3%A9-COLONIAS-est%C3%A1n-en-rojo- [Consultado: 20/03/19]

83
General de Seguridad Pública Municipal de San Luis Potosí, muestran que en la capital del
estado operan alrededor de 400 pandillas241 y se señalan varias colonias como principales zonas
de conflicto, entre ellas se encuentran la Progreso y Simón Díaz, mismas que tienen límites con
la colonia Satélite.242

También, se rescata la información recabada en el Diagnostico para la violencia y la


delincuencia social en el municipio de San Luis Potosí enfocado en niños, niñas y adolescentes,
realizado por Educación y Ciudadanía, A.C., para el Centro de Desarrollo Familiar del Sistema
Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), que hace referencia a las 50 colonias
de mayor incidencia en problemas sociales, tomando como referencia las siguientes aristas:
detenciones, problemas relacionados a pandillas, violencia doméstica y drogadicción.243

Dicho estudio coloca nuevamente a las colonias mencionadas y esta vez se integra
también la colonia Satélite, las tres caracterizadas por su alto índice de denuncias como se puede
apreciar a continuación en la Gráfica No. 1:

Gráfica 1. Resumen de las colonias con mayor número de reportes de


maltrato infantil y violencia doméstica reportados al DIF y violencia
doméstica reportada al 0066 en 2007.

241
La Dirección General de Seguridad Pública de San Luis Potosí define pandilla a la reunión habitual, ocasional
o transitoria, de tres o más personas que sin estar organizadas con fines delictuosos, cometen en común algún delito.
242
Hernández Solís, C., Educación y género a través de la investigación acción participativa: El caso de las
alumnas de la secundaria 66. Aproximaciones a una antropología reflexiva y crítica, tesis, San Luis Potosí,
UASLP, 2013, p. 40.
243
EDUCIAC, Educación y Ciudadanía, A.C, “Investigación focalizada de la niñez, la violencia y la delincuencia
social”, Programa Subesmún, 2012, cit. por. Hernández Solís, C., Educación y género a través de la investigación
acción participativa: El caso de las alumnas de la secundaria 66. Aproximaciones a una antropología reflexiva y
crítica, tesis, San Luis Potosí, UASLP, 2013, p. 40.

84
Entonces, la Colonia Satélite puede definirse como una colonia popular, en la cual
convergen una serie de condiciones permeadas de violencia en el día a día, funcionando como
referentes de la vida cotidiana. Y a su vez se suman a las condiciones de opresión que viven las
mujeres, teóricamente justificadas por las categorías de análisis expuestas.

En este sentido, en gran parte de las ciudades, incluyendo a San Luis Potosí, la mayoría
de las colonias situadas en la periferia, fueron creciendo a medida que los índices de pobreza se
incrementaba, propiciando la caracterización de las periferias como barrios carenciados;
situando a la carencia y a la pobreza no solo desde el ámbito de los bienes materiales, sino como
fenómenos multidimensionales que limitan e incluso impiden a las personas participar
plenamente en la sociedad y que por el contrario las ubica en una categoría de vulnerabilidad
social.244

Pues las viviendas de la periferia obedecen a una expansión del territorio que responde
a la urbanización del campo mexicano, proceso que obedece al desplazamiento de la población
de las zonas.245 Es decir, las diversas crisis que ha tenido la población, han generado la
formación de asentamientos populares periféricos en condiciones vulnerables y carenciadas.246

De esta manera conviene analizar el mapa de la zona metropolitana de San Luis Potosí,
(Mapa No. 2) en la cual se encuentra la Colonia Satélite y sus alrededores, (señaladas por la
marca azul) y en el cual es evidente que el grado de marginación en general aumenta mientras
más en la periferia de la ciudad se encuentre, exceptuando algunos casos por supuesto. Dicho
esto, al observar ahora el Mapa No. 3, específicamente en la parte señalada que corresponde
propiamente a la ubicación del Colegio de Bachilleres en el cual se realizó esta investigación.

244
Luciano, G. y Martín, L. “Estudio de manifestaciones de violencia en las escuelas de la periferia de San Luis.
Un estudio extensivo desde la mirada de los actores escolares”. Fundamentos en Humanidades, 2011, vol. 12, núm.
23, p. 98.
245
Hernández Solís, C., op. cit., p. 50.

85
Mapa No. 2. Zona Metropolitana de San Luis Potosí: Grado de marginación urbana por
AGEB2333,2010.247

Mapa No. 3. Ubicación geográfica del Colegio de Bachilleres Plantel No. 25.248

247
CONAPO, “Anexo A. Mapas de marginación urbana de las zonas metropolitanas y ciudades de 100 mil o más
habitantes”, 2010. Disponible en:
http://www.conapo.gob.mx/work/models/CONAPO/indices_margina/marginacion_urbana/AnexoA/Documento/
04A_AGEB.pdf [Consultado: 27/01/19].
248
INEGI, ”Mapas”, Disponible en:
http://gaia.inegi.org.mx/mdm6/?v=bGF0OjIyLjExNDEyLGxvbjotMTAwLjk1MzMwLHo6OCxsOmMxMTFzZ
XJ2aWNpb3N8dGMxMTFzZXJ2aWNpb3M. [Consultado: 27/01/19].

86
Entonces, haciendo una comparación de ambos mapas y considerando la ubicación del
plantel, se puede ubicar al mismo, primero en la periferia sur de la zona metropolitana de la
ciudad, y segundo, en una zona entre medio, alto e incluso muy alto grado de marginación
urbana. Lo cual toma sentido al considerar la vulneración que viven las juventudes que asisten
a dicho bachillerato, que generalmente son de la Colonia Satélite y de las colonias aledañas al
mismo, (ver Mapa No. 4 y No. 5) pues aparte de estar inmersas en uno de los polígonos de
vulnerabilidad social por la inseguridad y violencia, también viven en una zona marginada que
suma a determinadas situaciones que de cierta manera violentan sus derechos humanos y por
ende su calidad de vida.

Estas vulneraciones convergen y denotan realidades específicas para las juventudes, tal
es el caso del comunicado de prensa que dio Jaime Pineda Arteaga responsable de la Secretaría
de Seguridad Pública Estatal, en el cual explicó que tienen identificado que es en las colonias
populares en las cuales existe mayor presencia del consumo de drogas, en específico de la
conocida como cristal. Además, destacó que por su bajo costo y fácil acceso ha provocado que
el sector de las juventudes sea el más vulnerable a los daños. 249 En sus palabras se resalta lo
siguiente:

Lo vemos con mucha frecuencia en las colonias Satélite y Santa Fe, es una
droga sintética muy peligrosa, causa daños irreversibles, y está asociada con la
incidencia delictiva, porque su consumo provoca comportamientos muy
violentos.250

Aunado a lo anterior, se destaca la intención de la Secretaría de Educación del Gobierno


del Estado (SEGE) de dirigir su mirada hacia estas zonas y ante estas problemáticas a las que se
enfrentan tanto la niñez como las juventudes. Pues considera necesario promover la convivencia
sana en las colonias con la finalidad de motivar ambientes sanos y seguros que permitan el
desarrollo integral de estos grupos, propiciando a su vez espacios libres de violencia. Se enfatiza

249
Pacheco, L., “Ligan incidencia delictiva al consumo de cristal. El trasiego y consumo de esta droga afecta
principalmente a jóvenes”, Plano Informativo, San Luis Potosí, 6 de febrero de 2019, (sec. Locales). Disponible
en: http://planoinformativo.com/639698/ligan-incidencia-delictiva-al-consumo-de-cristal-slp. [Consultado:
18/02/10].
250
Ibid.

87
que dentro de las cinco colonias en las que se está pensando esta propuesta, se encuentra la
Satélite y lo cual hace referencia a la necesidad urgente de ser atendida.251

De tal manera que, se habla de un tipo de marginación que atraviesa el tejido social y
familiar de la periferia de la ciudad con características que tienden a perpetuarse en el tiempo y
en donde las juventudes de estas familias reproducen dichas características cuando construyen
sus nuevas familias. Es así que se entiende que según el contexto determinado en el que se
desarrollan las personas, sus vidas se ven permeadas de las situaciones sociales que acontecen
en ese contexto, y esto a su vez propicia condiciones de socialización que se evidencian en el
comportamiento de las personas inmersas en determinado espacio, por ejemplo, el
comportamiento violento.

Mapa No. 4. Colonias aledañas a la Colonia Satélite Francisco I. Madero.252

251
“SEGE promueve convivencia sana en colonias”, Plano Informativo, San Luis Potosí, 30 de enero de 2019,
(sec. Locales). Disponible en: http://planoinformativo.com/638034/-sege-promueve-convivencia-sana-en-
colonias-slp. [Consultado: 18/02/19].
252
Heraldo, disponible en: http://www.heraldo.com.mx/san-luis-potosi/san-luis-potosi/78380/. [Consultado:
27/01/19].

88
Mapa No. 5. Colonias Aledañas a menor escala.253

2.3.2. Antecedentes relacionados a la violencia


Ahora bien, una vez contextualizando el espacio geográfico y social en el que se ubica la
población de análisis de esta investigación, es importante hacer un recorrido de los
acontecimientos en relación con la violencia que han tenido lugar en este contexto, situando
entonces acontecimientos tanto en la capital de San Luis Potosí, como especificamente en la
zona periférica donde se ubica el plantel. Resaltando también aquellos sucesos violentos que
rompen el tejido de seguridad del país. Lo anterior con la finalidad de exponer un panorama de
la situación social en la que los y las estudiantes han crecido y que a su vez ha dado perspectiva
a la manera en la que conciben y naturalizan la violencia.

Para ello, se parte de diciembre de 2006, año en que es declarada la “Guerra contra el
Narcotráfico” por el gobierno de Felipe Calderón, proceso que desencadenó un considerable
incremento de la violencia en todo México. Como lo afirma Guillermo Pereyra:

Las razones del incremento de la violencia en los años recientes en México, deben
rastrearse en la inestabilidad del mercado de drogas y el combate militar que asumió

253
Se toman en cuenta las colonias que cuentan con el mismo código postal de la Colonia Satélite Francisco I.
Madero: 78380, que es en la cual está ubicado el Colegio de Bachilleres. Estas colonias son: Bellas Lomas, El
Santuario, Lomas de Bellavista, Prados Satélite y Simón Díaz. Además de la vecina colonia General I. Martínez,
conocida entre sus habitantes como “Funeral I. Martínez”, por los numerosos conflictos violentos que en ella
ocurren.

89
el gobierno de Felipe Calderón contra el crimen organizado desde fines de 2006
hasta la actualidad.254

Dicha guerra empezó a observarse a apenas once días después de que Calderón asumió la
presidencia, cuando lanzó el primer operativo en el estado de Michoacán y a partir de ello este
sería replicado en los meses siguientes en varios estados del país. Además, esta ofensiva fue
apoyada por el gobierno de Estados Unidos, pues en lugar de bajar los niveles de narcoviolencia,
estos fueron aumentando, lo cual generó que emergiera una seria preocupación en el país vecino
por la gran posibilidad de incremento de la violencia en su frontera sur.255

Entonces, a partir de la ola de narcoviolencia que aumentó con la guerra contra el


narcotráfico, y ante estas preocupaciones de Estados Unidos, el 22 de octubre de 2007 los
presidentes Calderón y Bush anunciaron un programa en el que ambos países colaborarían para
combatir el narcotráfico, llamado “Iniciativa Mérida”. Esta iniciativa preveía una ayuda de
Estados Unidos a México, de una cantidad inicial de 1,400 millones de dólares por un periodo
de tres años.256 De tal manera que la Iniciativa Mérida aunada a la Guerra contra el Narcotráfico,
dieron las condiciones para que la violencia en el país se convirtiera en una realidad tangible y
cotidiana.

Ya que, la violencia tiende a exacerbarse sólo bajo ciertas condiciones sociales y políticas
o bajo una particular configuración de las relaciones de poder. Tal es el caso de esta guerra que
desató un enfrentamiento entre el gobierno y los grupos de la droga, además de la lucha entre
carteles, que había dejado alrededor de 50,000 muertes hasta 2012 y la cifra va en aumento.
Asimismo, entre 2008 y 2009 se registraron de ocho a 18 asesinatos por cada 100,000 habitantes,
cuando durante 20 años previos, la tendencia era baja en la tasa nacional de homicidios.257

En el caso específico del contexto potosino en cuanto a la situación de delincuencia y


violencia social en el municipio de San Luis Potosí, se señala a partir de los datos obtenidos a través
de la Secretaria de Defensa Nacional, que, en el 2009, se obtuvieron registros de la muerte de 610

254
Pereyra G., “México: violencia criminal y guerra contra el narcotráfico”, Revista Mexicana de Sociología, 2012,
vol. 74, núm. 3, p. 429.
255
Chabat, J., “La iniciativa Mérida y la relación México-Estados Unidos: en busca de la confianza perdida”,
División de Estudios Internacionales, CIDE, 2010, núm. 195, p. 4.
256
Ibid., p. 1.
257
Pereyra G., op. cit., p. 437.

90
niños a causa de ser recluidos como sicarios, y registra, además, otros 3,700 que habían quedado
huérfanos tras la ejecución de sus familiares.258

De tal manera que en este estado y en específico en la capital potosina, el escenario social
que se vivió a partir de la guerra contra el narcotráfico fue de terror. La violencia nunca había
sido vista de esa manera. Las personas se limitaron a construir su vida con base al miedo, a
sentirse inseguros en la ciudad ante las múltiples noticias de asesinatos, de narcomantas y de
cuerpos expuestos con mutilaciones y otras sañas. Aquello que se decía que pasaba en las
ciudades de la frontera norte, estaba ahora ocurriendo en la realidad tangible de los potosinos y
las potosinas. Asimismo, no fue un fenómeno transversal, sino que desde entonces ha ido en
aumento de alguna u otra manera, se podría incluso decir que aquello que causo tanto
desconcierto para la población de esta ciudad en 2007, se ha vuelto parte de la vida cotidiana en
la actualidad.

En este sentido y ante la creciente tasa de violencia en el país, resultó necesario tener
indicadores de diversos delitos en cada estado y municipio, de esta manera surgió el Semáforo
Delictivo, un proyecto social ciudadano para la paz en México, creado con base en las denuncias
ciudadanas valientes.-259 El cual mide once delitos y los clasifica en los colores verde, amarillo
y rojo, dichos colores responden a la misma premisa del semáforo en la vialidad publica, es
decir, el rojo indica alta prevalencia del delito, amarillo media y verde baja. Este proyecto recoge
datos desde 2015 y hace la clasificación por cada mes, a nivel nacional, estatal y municipal. Este
último es al que nos vamos a remitir, al municipio de San Luis Potosí.

Los delitos que mide son: homicidios, secuestro, extorsión, narcomenudeo, robo a
vehículo, robo a negocio, lesiones, violación, violencia familiar y feminicidio. Entonces, con
base a estos indicadores, se analizarán los antecedentes relacionados con la violencia en la
capital de San Luis Potosí, puntualizando en el mes con mayor número de focos rojos de cada
año mencionado. Para este análisis se hace uso del periódico San Luis Hoy, que, si bien, es
caracterizado por llegar a ser amarillista, se caracteriza también por enunciar noticias en torno

258
Mancilla Jonguitud, C., et al., Investigación focalizada de la niñez, la violencia y la delincuencia social.
Educación y Ciudadanía A.C. San Luis Potosí, 2012. p. 10
259
“Semáforo delictivo”, disponible en: http://www.semaforo.mx/, [consultado: 24/03/19].

91
a la violencia, además de tener gran popularidad en la población, de él emergen las noticias que
le dan contexto a las personas respecto del lugar en dónde se desarrollan.

Asimismo, se resaltan los delitos relacionados a juventudes e infancias, violencia entre


pandillas, violencia hacia mujeres en general y violencia intrafamiliar. Además de enfatizar en
aquellos hechos situados en el contexto específico de la Colonia Satélite y sus alrededores.
Asimismo, se resaltarán también algunos de los delitos que tengan que ver con los mensajes a
través de los cuales los distintos grupos del crimen organizado difunden información con la
finalidad de hacer sentir su poder, además de infundir amenazas atemorizando a la población.
Pues esta realidad transforma el ambiente de la sociedad mexicana, y, por ende, potosina, y
modifica a su vez su estilo de vida y convierte la seguridad pública en una de las principales
exigencias de la población.260

En este sentido, en 2015 el mes con mayor número de delitos en la ciudad de San Luis
Potosí fue mayo, como se pude observar en la siguiente gráfica.

Gráfica No. 2. Delitos de acuerdo al Semáforo Delictivo en la ciudad de San Luis Potosí
en 2015.261

Semáforo Delictivo SLP 2015


Rojo Amarillo Verde

12
10
8
DELITOS

6
4
2
0

MESES

260
Cerda Perez, P. L., et. al., “Narco mensajes, inseguridad y violencia: Análisis heurístico sobre la realidad
mexicana”. Historia y Comunicación Social, 2013, vol. 18, núm. Esp. Nov., p. 1.
261
Elaboración propia con base en la información obtenida con el Semáforo Delictivo. Disponible en:
http://slp.semaforo.com.mx/, [Consultado: [24/03/2019].

92
Entonces, dentro de los delitos acontecidos en el mes de mayo de este año y con referencia
al periódico y en las categorías igualmente mencionadas, destacan 10 noticias en relación con
la violencia que se vive en México como parte de este incremento desde la guerra contra el
narco. Dentro de las cuales se enfatiza el hecho de que este país resulta peligroso para las
personas migrantes, quienes se ven afectadas por problemáticas en relación a que el crimen
organizado, los policías y los grupos delincuenciales ejercen violencia contra ellas y ellos. Los
más afectados son los ciudadanos indocumentados provenientes de Centroamérica, quienes
consideran a México como trayecto peligroso, violento y riesgoso.262

Del mismo modo, titulares como: “Grupos delictivos siguen sus ataques”, “Narco en
Jalisco usó lanzacohete”, entre otros, reflejan el deterioro en materia de seguridad en el país, un
país en el cual integrantes del crimen organizado, bloquean calles, incendian vehículos y
asesinan personas en 25 municipios del estado de Jalisco,263 vecino estado de San Luis Potosí.

Ahora bien, en el contexto potosino, se resalta la prevalencia de 72 delitos violentos en el


mes revisado, entre riñas pandilleriles, violencia hacia las mujeres y la familia, abuso sexual y
violaciones, capturas por posesión de drogas o de armas y robos de automóviles. Para fines de
esta investigación se presenta el siguiente gráfico al respecto.

262
Pacheco, R., “México, país peligroso para los migrantes”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 1 de mayo de 2015,
(sec. Ciudad).
263
“Grupos delictivos siguen sus ataques”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 3 de mayo de 2015, San Luis Potosí,
(sec. Sucesos).

93
Gráfica No. 3. Antecedentes de Violencia en San Luis Potosí. Delitos en mayo 2015.264

Antecedentes de Violencia. Mayo 2015 SLP

10 12

28
13

Inseguridad Riñas Pandilleriles


Juventudes Violencia de Género
Violencia en la Colonia Satélite y alrededores

Entonces, dentro de la categoría de inseguridad, se ubicaron aquellas noticias que de cierta


manera provocan o confirman un imaginario colectivo de estar en una ciudad carente de
seguridad y permeadas de violencia. Pues la situación de inseguridad resultó tan preocupante
que incluso se llegó a generar psicosis colectiva entre la población, al difundir mediante redes
sociales supuestos enfrentamientos entre grupos del crimen organizado en la ciudad. Si bien en
esa ocasión la noticia fue desmentida por la Secretaría de Seguridad Pública, 265 es importante
cuestionar acerca de la realidad que se vive en un lugar para que este tipo de alertas se difundan
y se crean verdaderas.

Asimismo, en lo que respecta a la categoría de juventudes, amerita poner especial atención


pues refleja la realidad de los y las jóvenes potosinas, es decir, de qué manera ellos y ellas están
resolviendo conflictos, de qué manera están siendo víctimas, pero también, cuáles son las formas
en las que ellos y ellas están delinquiendo. Por ejemplo, un joven estudiante de una secundaría
pública, roció con gasolina el automóvil de uno de sus profesores y posteriormente le prendió

264
Elaboración propia con los datos obtenidos de la revisión periódica en el periódico San Luis Hoy del mes de
mayo de 2015.
265
“Redes causan psicosis con una falsa balacera”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 28 de mayo de 2015, (sec.
Ciudad).

94
fuego.266 Del mismo modo, otro joven apareció muerto a golpes por supuesta venganza entre
pandillas de la zona.267

En relación con lo anterior, la categoría de riñas pandilleriles se analiza puesto que cabe
mencionar que, si bien no todas estas noticias sucedieron en la periferia sur en donde se
encuentra la Colonia Satélite, si ocurrieron en el resto de las periferias de la mancha urbana de
la ciudad. Lo cual tiene sentido con la vulneración de estos espacios geográficos que construyen
su identidad con base en acontecimientos de este tipo. En este sentido, se resalta una riña en Los
Magueyes, a la periferia norte de la ciudad, en la cual un policía y un adolescente de 14 años
resultaron heridos por otros dos jóvenes de 21 y 24 años.268 Asimismo, otra riña en otra colonia
periférica llamada Tercera Chica, dejó como consecuencia que un joven de 23 años falleciera
por herida de bala. La riña además causó daños a viviendas y automóviles de los vecinos e
incluso personas que transitaban por el lugar fueron golpeadas.269

No obstante, las notas en relación a violencia de género, que fueron la mayoría de las notas
encontradas, reflejan las categorías analíticas revisadas en el capítulo anterior. Es decir, dichas
categorías de género, patriarcado, amor romántico, estereotipos de género, machismo, etc.,
coadyuvan y evocan acontecimientos violentos dentro de las parejas. Por ejemplo, un hombre
agredió a su pareja primero verbalmente y después con jaloneos e incluso la golpeo con un
objeto hasta dejarla inconsciente.270 Asimismo, otro sujeto golpeó a su esposa y la amenazó con
hacerle daño con un cuchillo.271 También, resalta la noticia de que encontraron sin vida a una
mujer de 24 años, estaba en su casa y el principal sospechoso es su pareja.272

Dentro de este tipo de violencia se encuentra también la categoría de abuso sexual y


violaciones, que conforman 7 de las 28 noticias revisadas en esta categoría, una de ellas referente

266
Martínez, A., “Jovenzuelo le prende fuego a auto de profesor”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 5 de mayo de
2015, (sec. Policía).
267
Ramos, G., “Hallan joven muerto a golpes en Pavón”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 12 de mayo de 2015, (sec.
Policía).
268
Martínez, A., “Trifulca pandilleril en los magueyes deja heridos de bala”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 13 de
mayo de 2015, (sec. Policía).
269
Martínez, A., “Riña de pandillas deja un muerto”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 14 de mayo de 2015, (sec.
Policía).
270
Ramos, G., “A palos agredió a su pareja”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 3 de mayo de 2015, (sec. Policía).
271
Ramos, G., “Macho arremetió contra su esposa”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 12 de mayo de 2015, (sec.
Policía).
272
Ramos, G., “Estrangulan a mujer en la Rural Atlas”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 19 de mayo de 2015, (sec.
Policía).

95
a una joven asaltada y violada en las calles de la ciudad.273 Así de cierta manera también se
instaura un imaginario colectivo en las mujeres en relación con el terror de salir a la calle y saber
que regresarán seguras.

Entonces, desde este panorama de la ciudad, se hace énfasis en aquellos acontecimientos


que ocurrieron en el contexto particular de la Colonia Satélite y sus alrededores, fueron 10
noticias en este mes, número considerable en comparación de la totalidad de noticias. Algunas
de ellas tienen que ver con posesión de drogas por parte de jóvenes, robos, asaltos, conflictos
entre pandillas, etc. Tal es el caso de un asalto en las calles de la Colonia Simón Díaz, en donde
haciendo uso de la violencia, dos hombres le robaron sus pertenencias a una mujer.274

Del mismo modo, un hombre agredió a su esposa, la amenazó con una pistola y lanzó tiros
al aire en la colonia Viveros de Satélite. También, fue reportada una moto que habían incendiado
grupos pandilleriles en la Colonia Nueva Progreso.275 Por otro lado, en el año 2016 según el
semáforo delictivo, el mes con mayor número de focos rojos fue noviembre, como se puede
observar a continuación:

273
Briones, G., Asaltan y violan a una mujer en terreno baldío”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 16 de mayo de
2015, (sec. Policía).
274
Ramos, G., “Capturan a vicioso al asaltar a una mujer”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 1 de mayo de 2015, (sec.
Policía).
275
Ramos, G., “Supuestos pandilleros incendian motocicleta”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 25 de mayo de 2015.
(sec. Policía).

96
Gráfica No. 4. Delitos de acuerdo al Semáforo Delictivo en la ciudad de San Luis Potosí
en 2016.276

Semáforo Delictivo SLP 2016


Rojo Amarillo Verde

12
10
8
DELITOS

6
4
2
0

MESES

De esta forma, el mes de noviembre fue el que puntuaba con más focos rojos, sin embargo,
desde septiembre se veía un alza en los delitos y por tanto en la violencia. El incremento de esta
incidencia delictiva era vinculado al crimen organizado, que aunado al cambio de gobierno del
año anterior, tuvo un reacomodo de fuerzas. Además, según el Sistema Nacional de Seguridad,
se reportaron 206 asesinaros dolosos de enero a septiembre del mismo 2016, mientras que los
secuestros suman 17. Además de que el mes de octubre del mismo año fue considerado el más
violento en más de cuatro años, con 42 asesinatos dolosos en el estado de San Luis Potosí.
Dentro de ellos se resalta por el contexto cercano a la Colonia Satélite, un joven asesinado
durante una riña pandilleril en la colonia General I. Martínez. Asimismo, en la Colonia los
Arbolitos un joven fue asesinado a golpes.277

Esto por supuesto que generó un deterioro de la calidad de vida de los habitantes y de la
ciudad e incluso el semáforo delictivo posicionó al estado de San Luis Potosí en el único en todo
el país que aparecía con esta cantidad de indicadores en rojo. Sin embargo, es cierto que la

276
Elaboración propia con base en la información obtenida con el Semáforo Delictivo. Disponible en:
http://slp.semaforo.com.mx/, [Consultado: [24/03/2019].
277
“Homicidios violentos repuntaron en octubre”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 3 de noviembre de 2016, (sec.
Policía).

97
violencia en todo México se había estado incrementando a la época, con cifras del 20% en
homicidios y dentro de ellos 47% considerados ejecuciones del crimen organizado.278

Cabe mencionar también que en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, vecino de


la capital de San Luis Potosí y prácticamente parte de la mancha urbana por su cercanía con
dicha capital, la ola de violencia también trajo afectaciones para sus habitantes. Incluso se
mencionó que la gente permanecía en alerta y que salían a la calle con mucho temor. Hechos
que dieron pauta para que se pensara en un proyecto de seguridad pública en el cual se colocarían
cámaras en las calles para vigilar la seguridad de sus habitantes.279

Es así que la siguiente gráfica muestra las categorías que conforman las 67 noticias que se
presentaron en el mes de noviembre del 2016, mes más violento durante ese año.

Gráfica No. 5. Antecedentes de violencia en San Luis Potosí. Delitos en noviembre de


2016. 280

Antecedentes Violencia en SLP. Noviembre 2016

30

28

Inseguridad Juventudes/Riñas pandilleriles


Violencia de Género Violencia en la Colonia Satélite y alrededores

En cuanto a las categorías expuestas en la Grafica 4, se clasificaron en cuatro, sin


embargo, es importante mencionar que dentro de la categoría de violencia de género se incluyen

278
Vázquez, L., “Crimen organizado trae alza en delitos, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 1 de noviembre de 2016,
(sec. Ciudad).
279
Pacheco, R., “Soledenses salen con temor de sus casas”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 26 de noviembre de
2016, (sec. Soledad.)
280
Elaboración propia con los datos obtenidos de la revisión periódica en el periódico San Luis Hoy del mes de
noviembre de 2016.

98
las notas de abuso sexual y violación, que constan de un total de 7 noticias, además de que en
esta revisión se destacan las noticias referentes a la desaparición de mujeres, los feminicidios y
la preocupación y exigencia de atender el protocolo de feminicidios y la violencia de género en
general. Se encontraron 14 notas al respecto.

Entonces, como se mencionaba con anterioridad, la ola de inseguridad permeada de


violencia en este mes puntuaba en el número de acontecimientos en la ciudad, dentro de los que
se destacó un asalto dentro de un transporte urbano a plena luz del día, en el cual los asaltantes
quienes portaban un cuchillo, atemorizaron a los pasajeros y les robaron sus pertenencias.281 Por
otro lado, otro hombre ejecutado fue encontrado en el río Santiago, con un disparo en la
cabeza282 y una pareja fue encontrada muerta en el mismo lugar, esta vez junto a ellos dejaron
un narco-mensaje.283 Días después, volvieron a aparecer narcomensajes en diversos puntos
importantes de la ciudad, en los cuales, entre otras cosas, señalaban que elementos de la policía
están involucrados en actos delictivos.284

De esta forma se puede apreciar el panorama que se vivió en esos momentos en San Luis
Potosí, es decir, se convirtió en un contexto en el cual cuerpos fueron expuestos en las calles
con marcas de violencia, pero también de advertencia. Lo cual parecía estar informando que no
serían los últimos acontecimientos de ese estilo que se verían, y que entonces la población
tendría que estar de alguna manera preparada para escuchar o ver este tipo de noticias mientras
se dirigía al trabajo, o a la escuela, mientras transitaba por los mismos lugares en los que horas
antes otras personas fueron asesinadas.

Además de lo anterior, en ese mes en particular se hizo evidente la necesidad de hablar de


lo que estaba y está ocurriendo con las mujeres potosinas, la inseguridad que viven, la violencia
que las atraviesa y el poco compromiso de parte de las autoridades para atender este fenómeno.
Una noticia que conmocionó a la población potosina fue el hecho de que el 11 de noviembre,
desapareció Viviana Elizabeth, joven universitaria que realizaba su rutina cotidiana de traslado

281
Esparza P., “Atracan maleantes a pasajeros de camión”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 11 de noviembre de
2016, (sec. Policía).
282
Briones, G., “”Hallan hombre ejecutado en el río Santiago”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 21 de noviembre,
(sec. Policía).
283
Alberto, M., “Ejecutan a pareja en el río Santiago; le dieron de balazos”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 26 de
noviembre de 2016, (sec. Policía).
284
“Aparecen narcomensajes en puentes peatonales”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 27 de noviembre de 2016,
(sec. Policía).

99
a su trabajo. Sin tener respuestas ante esta situación, sus compañeros de la universidad y
familiares se manifestaron para difundir lo que estaba ocurriendo, se colocaron anuncios en
diversos puntos de la ciudad solicitando todo el apoyo posible.285

Sin embargo, el 15 de noviembre se dio a conocer que localizaron su cuerpo sin vida en
una hacienda a las afueras de la ciudad, con un disparo en la cabeza y rastros de violación
sexual.286 Un año después se sentenció como culpable principal a su ex pareja y padre de su
hijo, con quien tenía una relación tensa y según el cómplice de este, solo le quería dar un susto
al secuestrarla.287

Cabe mencionar que este hecho representó una de las inquietudes principales para abordar
este tema de investigación, puesto que Viviana había sido mi compañera de escuela en la
adolescencia, lo que hacía aún más cercana la impresión y el dolor de la saña en contra de las
mujeres y por parte de quien algún día fue su novio. Las interrogantes que surgían eran
numerosas, todas en torno a qué ocurría con las juventudes previo a estas consecuencias
irreparables. Qué cosas como sociedad estábamos dejando de lado a tal punto que sucedían estas
atrocidades.

Sin embargo, aun con estas interrogantes y ante la exigencia de la población por que cesara
la violencia de género, el gobierno de San Luis Potosí anunció que no era de su competencia
emitir la tan necesaria alerta de género en la capital y en otros municipios, pues dijo que eso le
correspondía a la Comisión Nacional Para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres
(CONAVIM), sin embargo, era evidente que se evitaba emitir la alerta pues de ser así se
reflejaría la falta de trabajo del Gobierno del Estado, pues indicaría que no cumplió con las
recomendaciones que previamente le había hecho la CONAVIM.288

Además de que desde el 2011 se habían tenido registrados 175 feminicidios, de los cuales
solo 30 se investigaron desde esa categoría y de ellos, solo en dos se aplicó de manera correcta

285
Pacheco, R., “Ex universitarios buscan a Viviana”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 14 de noviembre de 2016,
(sec. Ciudad).
286
Martínez, A., “Localizan muerta a Viviana Elizabeth”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 15 de noviembre de 2016,
(sec. Policía).
287
“A Viviana Elizabeth la secuestro su ex para darle un susto; luego la mató”, La Orquesta, San Luis Potosí, 10
de noviembre de 2017, (sec. Ciudad), disponible en: http://laorquesta.mx/feminicidio-de-viviana-elizabeth-slp/,
[Consultado: 9/04/19].
288
Ruíz, P., “Gobierno se deslinda de alerta de género”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 17 de noviembre de 2016,
(sec. Ciudad).

100
el protocolo de atención con perspectiva de género.289 Todo esto converge para que asociaciones
civiles, la sociedad civil y los grupos feministas convocaran a la Movilización Nacional contra
las Violencias Machistas en el marco del 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia
hacia las Mujeres. En las calles de San Luis Potosí también se hicieron presentes consignas
como “Ni una más”, “Vivas nos queremos”, y “Feminicidio emergencia nacional”.290

Ahora bien, en cuanto a la categoría de acontecimientos violentos en la colonia Satélite y


alrededores, resalta la existencia de desconcierto en la población pues un mes antes una joven
había desaparecido y aún no se encontraban respuestas que explicaran su paradero. El 4 de
octubre del 2016, Chinthia Paola esperaba el transporte público en Av. Constitución y Salvador
Nava con dirección a su casa, sin embargo, nunca llegó.291 Este hecho resonó en la población
potosina quienes se unieron de diversas maneras para exigir a las autoridades que investigaran
el caso, y también para pedir sensibilización a la población acerca de lo ocurrido. Se realizaron
manifestaciones con esta finalidad.292

Sin embargo, no fue hasta 80 días después que la joven, quien estaba secuestrada en el
estado de Puebla, logrará escapar y regresar a su hogar. 293 Entonces, qué ocurre con el
imaginario de las mujeres de esta ciudad y más específicamente de aquellas que todos los días
esperan el transporte público en el lugar en el que desapareció Cinthia. Estos hechos detonan
miedos, inseguridades y desgastan el tejido comunitario de las mujeres y de la población en
general.

Asimismo, en la colonia Simón Díaz, un hombre sin vida fue encontrado afuera de un bar
a causa de un balazo.294 Además, una fiesta terminó en riña pandilleril en la que un joven de 17

289
Vázquez, L., “Incumple SL protocolo contra feminicidios”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 19 de noviembre de
2016, (sec. Ciudad).
290
Pacheco, R., “Convocan a movilización contra violencias machistas”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 25 de
noviembre de 2016, (sec. Ciudad).
291
Torres, J., “Una patrulla estuvo enfrente de donde desapareció Cinthia, revela el padre”, La Jornada, San Luis
Potosí, 1 de noviembre de 2016, (sec. Lo más destacado). Disponible en:
http://lajornadasanluis.com.mx/destacada/una-patrulla-estuvo-enfrente-donde-desaparecio-cinthia-revela-padre/,
[Consultado: 7/04/19].
292
Pacheco, R., “Se cumple 1 mes y no hay rastro de Cinthia”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 5 de noviembre de
2016, (sec. Ciudad).
293
“Paola, la maestra de danza que vivió un calvario de 80 días”, El Debate, 23 de diciembre de 2016, (sec. México),
disponible en: https://www.debate.com.mx/mexico/Paola-la-maestra-de-danza-que-vivio-un-calvario-de-80-dias--
20161223-0015.html, [Consultado: 7/04/19]
294
Briones, G., “Hallan muerto a un hombre afuera de un bar”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 16 de noviembre de
2016, (sec. Policía).

101
años falleció víctima de disparos.295 Otro joven resultó herido de al menos tres lesiones con
arma blanca, se encontraba en un baile en el fraccionamiento Constitución.296 Del mismo modo,
como consecuencia de una riña pandilleril en el mismo fraccionamiento, dejó la muerte de otro
joven.297 Tres fueron los jóvenes asesinados en la zona y por cuestiones de violencia entre
bandas pandilleriles, jóvenes que por diversos factores posiblemente llegaron a utilizar la
violencia como medio de expresión o de resolución de conflictos.

En este sentido, se enuncian ahora los antecedentes del año 2017, precisando en el mes
más inseguro, que según las cifras que recoge el Semáforo Delictivo, fue el mes de junio, como
se puede apreciar en la siguiente gráfica:

Gráfica No. 6. Delitos de acuerdo al Semáforo Delictivo en la ciudad de San Luis Potosí
en 2017. 298

Semáforo Delictivo SLP 2017


Rojo Amarillo Verde

12
10
8
DELITOS

6
4
2
0

MESES

Si bien, la gráfica 5 se enfoca en los delitos ocurridos en la capital potosina, cabe


mencionar que, en junio de ese año, el país también seguía inmerso en una ola de violencia que

295
Briones, G., “Fiesta de disfraces termina con un muerto y un herido”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 7 de
noviembre de 2016, (sec. Policía).
296
“Joven es apuñalado en baile en el Fracc. Constitución”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 9 de noviembre de
2016, (sec. Policía).
297
Martínez, A., “Asesinan a joven en una reyerta pandilleril”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 29 de noviembre de
2016, (sec. Policía).
298
Elaboración propia con base en la información obtenida con el Semáforo Delictivo. Disponible en:
http://slp.semaforo.com.mx/, [Consultado: [24/03/2019].

102
se hacía notar en varios estados, por ejemplo en Sinaloa, contexto en el cual la violencia estaba
dejando numerosas víctimas relacionadas al crimen organizado.299 Incluso se llegó a decir que
la paz en México se deterioró un 4.3% en el año previo 2016, por lo que este país se consideró
como el más turbulento de América Latina, al ubicarse en el lugar 142 de 163 países evaluados
en el Índice Global de Paz.300

Con este panorama nacional, San Luis Potosí se sumaba al incremento en la incidencia
delictiva, a pesar de que las autoridades de Seguridad Pública se esforzaban por decir que esa
situación era producto de lo que ocurría en el país y además veían como ventaja que San Luis
Potosí no era tan violento como otras ciudades.301 Estos discursos no hacían más que tratar de
manera desesperada de minimizar la realidad evidente de la ciudad, que a su vez se reflejaba en
los 37 asesinatos dolosos ocurridos solo en el mes de mayo de ese año.

A lo anterior se sumaba el hecho de que en los 5 primeros meses del 2017, fueron 143 los
asesinatos, de los cuales 80 fueron ejecuciones por el crimen organizado. Cabe mencionar que
dos de estos casos se presentaron cerca de la colonia Satélite, en uno de ellos la víctima fue un
agente de la policía en la colonia San Leonel y el otro fue la ejecución de una mujer en la colonia
Santa Fé (ambas muy cerca de la Satélite).302 Siguiendo con lo anterior y de acuerdo al análisis
periodístico con base en el San Luis Hoy, se encontraron en el mes de junio 72 noticias que
tienen que ver con la situación de violencia que vive la capital de San Luis Potosí.

Dichas notas fueron clasificadas como puede observarse en la Gráfica No. 5, que va desde
la inseguridad en general en la ciudad como balaceras, asesinatos, ejecuciones, asaltos, etc., pero
que además resalta aquellas situaciones en las que se involucran las juventudes, enfatizando que
las riñas entre pandillas resultan ser un ejemplo evidente de esto. Asimismo, se resaltan las
noticias que tienen que ver con la violencia de género en las que están inmersas aquellas que
expongan actos de abuso sexual o violación. También se enfatiza acerca de lo que ocurre en el

299
“Violencia, imparable en municipios de Sinaloa”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 1 de junio de 2017, (sec.
Sucesos).
300
“México es el país más turbulento de AL: IEP”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 2 de junio de 2017, (sec.
Sucesos).
301
Hernández, I., “Minimiza la DSPM, incremento de delitos”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 2 de junio de 2017,
(sec. Ciudad).
302
Ramos, G., “Se consolida mayo como el mes más sangriento”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 2 de junio de
2017, (sec. Policía).

103
contexto cercano a la colonia Satélite donde en este análisis se presentaron mayores casos que
en los dos años anteriores.

Gráfica No. 7. Antecedentes de violencia en San Luis Potosí. Delitos en junio de 2017. 303

Antecedentes de Violencia SLP. Junio 2017

11

6 28

21

Inseguridad Violencia de Género


Juventudes Riñas Pandilleriles
Violencia en colonia Satélite y alrededores

Si bien es cierto, la violencia afecta a toda la población, se hace énfasis en cómo están
siendo más vulnerables tanto la niñez como las juventudes, ya que en el mes que se está
analizando, se presentó un aumento de menores como víctimas colaterales de la delincuencia,304
además del hecho de crecer y desarrollarse en el margen de estos procesos violentos. No es
gratuito entonces que exista esta preocupación por la infancia y las juventudes, luego de que
resulta cada vez más cotidiano que estos grupos poblacionales sean testigos de los hechos que
rompen el tejido de paz y seguridad de su ciudad.

Tal es el caso del asesinato de una mujer perteneciente a la policía municipal y de su


pareja, a quienes no obstante de haberles quitado la vida, utilizaron partes de sus cuerpos para
dejar un narcomensaje.305 Aunado a esto, en un solo fin de semana de los primeros días de junio

303
Elaboración propia con los datos obtenidos de la revisión periódica en el periódico San Luis Hoy del mes de
junio de 2017.
304
Pacheco, R., “Niñez y juventud están en peligro por delincuencia”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 11 de junio
de 2017, (sec. Ciudad).
305
Martínez, A., “levantan y decapitan a policía municipal y a su pareja”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 11 de
junio de 2017, (sec. Policía).

104
se registraron 12 ejecuciones por parte de bandas delictivas que dejaron entrever que existe una
guerra por el “control de la plaza”, consecuencia de la guerra contra el narcotráfico.306

Ahora bien, dentro de la categoría de violencia de género, se resaltan entre otras, la noticia
de una mujer que fue amenazada de muerte por su esposo,307además, otro hombre fue detenido
por violencia hacia su esposa e hijos.308 Siendo estas noticias de carácter público, sin embargo
existen tantas otras que suman para que el semáforo delictivo puntee en rojo en el delito de
violencia de género, además de tantas otras que no llegan a ser denunciadas.

Con lo anterior, la exigencia de la alerta de género en San Luis Potosí se había hecho más
fuerte y año y medio después de haber sido solicitada a la Secretaría de Gobernación, el Consejo
Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, emitió la declaratoria de
Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) para la capital potosina y los
municipios de Ciudad Valles, Soledad, Tamazunchale, Matehuala y Tamuín. Este documento
impone al Gobierno del Estado acciones de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia
feminicida en los territorios determinados.309

Cabe mencionar que la declaración de esta alerta fue un logro a todas aquellas exigencias
de mujeres, principalmente feministas que expusieron en diferentes espacios la necesidad de
que existieran medidas de protección ante la emergencia que atraviesa a las mujeres potosinas,
mismas que reconocen que no solo por el hecho de que exista la alerta, quiere decir que de
verdad se atenderán sus peticiones y se procurará una vida digna para las mujeres, pues se tiene
la referencia del Estado de México, que después de la declaración de la alerta las cifras no
disminuyeron, sino al contrario, fueron aumentando. Por estas razones, se puntualizó que esta
medida es el primer paso para saber si el gobierno realmente tiene un compromiso o
simplemente es un discurso falto de acciones y resultados.310

306
“Perpetraron 12 ejecuciones en sólo un fin de semana”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 12 de junio de 2017,
(sec. Policía).
307
Briones, G., “Joven amenaza de muerte a mujer y es capturado”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 9 de junio de
2017, (sec. Policía).
308
Martínez, A., “Atrapan a sujeto por violencia intrafamiliar”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 14 de junio de 2017,
(sec. Policía).
309
Hernández, J., “Por fin, emiten alerta de género para SLP”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 22 de junio de 2017,
(sec. Ciudad).
310
Pacheco, R., “Mujeres ven con reserva frenen los feminicidios”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 23 de junio de
2017, (sec. Ciudad).

105
En cuanto a la violencia que se suscitó en el contexto de la colonia Satélite y en sus
alrededores, destacan aquellos hechos relacionados a conflictos entre pandillas en los cuales
participan en su mayoría jóvenes. Por ejemplo, un enfrentamiento entre pandillas en la colonia
General I. Martínez, dejó dos lesionados y al parecer uno de ellos falleció horas más tarde. 311
En esta misma colonia, días después asesinaron a un joven de 14 años, le dispararon dos sujetos
a bordo de una motocicleta.312 Asimismo, otra riña aconteció en la colonia Arbolitos, la cual
dejó como consecuencias varias personas lesionadas y una persona fallecida.313

Además, el último fin de semana de mayo, el viernes 26, justo en la colonia Satélite, se
registró una balacera que dejó una persona sin vida.314 Asimismo, una persona fue asesinada y
dos días después se encontraron sus restos en diferentes partes de la ciudad, algunos de ellos
fueron encontrados en la colonia Simón Díaz, vecina de la Satélite.315

Por otro lado, dos jóvenes de 18 y 17 años de edad fueron retenidos por vecinos de la
colonia Satélite al intentar asaltar un negocio de manera violenta.316 También, fue detenido otro
joven de 22 años por robar con violencia en la colonia Progreso. 317 De tal manera que se deja
ver la realidad de inseguridad para transitar por las calles de la zona exponiéndose a ser víctimas
de robo, asalto, o violencia. Un contexto de muerte en las calles en días cotidianos y de cuerpos
incompletos reducidos a ser tratados como objetos, retirándoles subjetividad alguna. Además de
vivir en un espacio en el que los grupos pandilleriles son importantes por los efectos que tienen
en la población, en el que pareciera que las juventudes tienen acceso inmediato a ellos por
sentido de pertenencia e incluso por saberse temidos o respetados por los demás desde esta
lógica de la violencia.

311
Martínez, A., “Dos lesionados de bala, saldo de riña en la General I. Martínez”, San Luis Hoy, San Luis Potosí,
13 de junio de 2017, (sec. Policía).
312
Martínez, A., “Asesinan a menor en la General I. Martínez”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 26 de junio de
2017.
313
Ramos, G., “Asesinan a un hombre durante riña en arbolitos”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 20 de junio de
2017, (sec. Policía).
314
Ramos, G., “Muere otro sujeto de la balacera en la colonia Satélite”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 2 de junio
de 2017, (sec. Policía).
315
Ramos, G., “Localizan más partes de hombre descuartizado”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 26 de junio de
2017, (sec. Policía).
316
Martínez, A., “Capturan par de supuestos hampones en la Satélite”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 15 de junio
de 2017, (sec. Policía).
317
Martínez, A., “Detienen a sujeto por robo con violencia en la colonia Progreso”, San Luis Hoy, San Luis Potosí,
12 de junio de 2017, (sec. Policía).

106
En cuanto al año 2018, la gráfica 7 muestra que tanto en septiembre como en octubre el
semáforo delictivo presentó 9 focos rojos, sin embargo, se elige el mes de octubre para analizar
pues presentó un delito en foco amarillo y solo uno en verde, a diferencia de septiembre que los
dos tuvieron menor incidencia por lo que se clasifican en verde.

En este mes, a nivel nacional se presentaron índices delictivos y de violencia en distintos


estados y resaltaron además de los estados de la frontera norte, estados como Guanajuato, en el
que el robo de combustible y las disputas entre cárteles asfixiaban a la población y registró un
crecimiento exponencial de homicidios, que lo llevaron a encabezar la lista de regiones más
violentas de México.318 En Guadalajara, cerca de 4,500 estudiantes cansados y cansadas de la
violencia que viven, marcharon por las calles de la ciudad, asegurando que las autoridades
habían fallado en brindarles protección. 319

En el estado de San Luis Potosí, la violencia estaba formando parte de la cotidianeidad en


esas fechas y se puede incluso afirmar que esa realidad sigue vigente.

Gráfica No. 8. Delitos de acuerdo al Semáforo Delictivo en la ciudad de San Luis Potosí
en el 2018. 320

Semáforo Delictivo SLP 2018


Rojo Amarillo Verde

10
9
8
7
DELITOS

6
5
4
3
2
1
0

MESES

318
“Violencia asfixia a guanajuatenses”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 4 de octubre de 2018, (sec. Sucesos).
319
“Estudiantes marchan contra la inseguridad en Guadalajara”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 11 de octubre de
2018, (sec. Sucesos).
320
Elaboración propia con base en la información obtenida con el Semáforo Delictivo. Disponible en:
http://slp.semaforo.com.mx/, [Consultado: [24/03/2019].

107
En cuanto a la capital potosina, que es de donde emergen los datos de la gráfica No. 7,
cabe mencionar que se analizaron las notas referentes a la violencia que se presenta en la ciudad,
en específico aquellas que se relacionan con las categorías que se han venido exponiendo en los
análisis de los años previos. Se encontraron entonces 66 noticias al respecto, pero además se
destaca en esta ocasión la prevalencia de diversos delitos de venta y posesión de drogas, de las
que resalta el “cristal” y en donde están involucrados en su mayoría jóvenes.

Entonces, las 66 noticias se integran de la siguiente manera y según la gráfica No. 8, de


las cuales se mencionarán algunas de ellas para tener un panorama más claro de la realidad en
la ciudad. Se inicia con la categoría de inseguridad, en la que sobresale el hecho de la violencia
que ocurre en las periferias de la ciudad, pues jóvenes de estos contextos han relatado, entre
otras cosas, haber perdido hermanos y otros parientes, derivado de la vinculación con el tráfico
de drogas.321

Gráfica No. 9. Antecedentes de violencia en San Luis Potosí. Delitos en octubre de


2018.322

Antecedentes de Violencia SLP. Octubre 2018

33

20

Inseguridad Violencia de Género Juventudes Violencia en colonia Satélite y alrededores

321
Pacheco, R., “Sobresale San Luis por violencia en la periferia”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 20 de octubre
de 2018, (sec. Soledad).
322
Elaboración propia con los datos obtenidos de la revisión periódica en el periódico San Luis Hoy del mes de
junio de 2017.

108
Asimismo, los casos de violación también aumentaron 11% respecto al año anterior,323 lo
cual refleja que la violencia estructural está siendo parte cada vez más de la vida de los
ciudadanos y las ciudadanas. Por otro lado, se presentan situaciones de asesinatos como los
mencionados en el año anterior, en los cuales en ciertas calles de la ciudad, personas son
asesinadas por sujetos armados.324

En este sentido, la ciudadanía potosina manifestó estar harta de la violencia, y de la


impunidad respecto a la misma, además de la corrupción y las amenazas que representa coexistir
en este espacio.325 Es importante entonces atender esta sensación pues de una u otra manera se
hará presente y pudiera ser que las formas de hacerlo generen incluso mayor violencia. Es decir,
se tiene una población harta de ser víctima de inseguridad y violencia y además harta de no ser
escuchada al respecto y de una justicia que se mantiene ausente. Entonces, las opciones para ir
a buscar lo que consideran “justicia”, pudieran llegar a ser de raíz violenta, la que a su vez
justificaría ejecutar la violencia en un mundo que se ahoga en ella y en el que no se hace nada
al respecto.

Tal es el caso de un grupo de vecinos de una colonia al norte de la ciudad, quienes luego
de atestiguar que un hombre intentaba robar el automóvil de uno de ellos, se dieron a la tarea de
perseguirlo, atarlo de manos y pies y golpearlo. También, al otro extremo de la ciudad ocurrió
algo similar, varios vecinos golpearon a un hombre que intentaba robar una camioneta. 326 De
este modo resultan evidentes las formas que las personas encuentran para solucionar la violencia
que las victimiza día a día. ¿Será acaso que la realidad coadyuva para que se actúe de esta
manera?, o ¿será que la violencia es tan común que se naturaliza en los comportamientos
propios?, primero para buscar justicia y quizá después para poder existir en un ambiente en el
que persiste la agresión y la injusticia.

323
Hernández, J., “Robos rebasan los 10 mil casos”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 22 de octubre de 2018, (sec.
Ciudad).
324
Por ejemplo, una persona fue asesinada en Villa Alborada en plena mañana, víctima de los disparos de otros
hombres que iban en una motocicleta. En “Ejecutan a un hombre en Villa Alborada” San Luis Hoy, San Luis Potosí,
2 de octubre de 2018, (sec. Policía).
325
Rodríguez, M., “Potosinos, hartos de violencia y corrupción”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 8 de octubre de
2018, (sec. Ciudad).
326
“Ahora en Puerta Real dan golpiza a un ladrón”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 17 de octubre de 2018, (sec.
Policía).

109
Desde esta perspectiva, no es gratuito lo que les ocurre a las mujeres por ser mujeres en
un mundo patriarcal y violento, sumando 20 noticias en el periódico analizado en relación a
actos que perpetúan la violencia de género, además de todos aquellos casos que no se nombran,
que no se denuncian y que mucho menos son considerados en los medios de comunicación. En
este sentido, las cifras de 2018 hasta el mes de octubre, habían registrado 47 muertes violentas
de mujeres en el estado de San Luis Potosí, de las cuales sólo 23 se habían considerado como
feminicidios, delito que se ha ido incrementando de forma alarmante, pues en 2015 se
presentaron ocho casos, el siguiente año once y dieciocho en 2017. Cabe mencionar que según
el vocero de Seguridad Pública del Estado, la mayoría de estos delitos se dan en un marco de
violencia intrafamiliar.327

Es así que el estado se caracteriza por tener graves problemas de feminicidios, así como
de desaparición de personas y violencia contra las mujeres, ubicándose entre los principales
estados del país donde se han cometido feminicidios. Se afirma entonces que el 45% de las
potosinas han sufrido algún tipo de violencia física.328 Estos datos dejan en claro que no obstante
a la Alerta de Violencia de Género, la realidad sigue demostrando la escasa atención que se
brinda a dicha emergencia estatal.

En este sentido y ante el aumento en la incidencia de la violencia contra las mujeres en


el estado y la preocupación que ello ha generado en grupos feministas e instancias académicas,
en abril de 2019 se presentó el "Diagnóstico sobre tipos y modalidades de violencia contra las
mujeres en el estado de San Luis Potosí". El cual fue elaborado por el Laboratorio de
Investigación: Género, Interculturalidad y Derechos Humanos de El Colegio de San Luis, en
colaboración con la Maestría en Derechos Humanos, en 20 municipios del estado potosino,
incluidos aquellos declarados en Alerta de Violencia de Género.329

Dicho diagnostico señala, entre sus principales resultados que, el 86.7% de las mujeres ha
vivido algún tipo de violencia al menos una vez en su vida. De las cuales, el 65.5% declara haber

327
Arriaga, M., “Asesinato de mujeres continúa en aumento”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 16 de octubre de
2018. (sec. Ciudad).
328
Pacheco, R., “SL con problemas de feminicidios: Encinas”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 13 de octubre de
2018, (sec. Ciudad).
329
“SLP cuenta con diagnóstico sobre tipos y modalidades de violencia contra mujeres”, Exprés, San Luis Potosí,
4 de abril de 2019, (sec. SLP exprés). Disponible: www.elexpres.com/2015/nota.php?story_id=195251,
[Consultado: 30/05/2019].

110
vivido violencia por parte de su pareja, además de que el 73% no pidieron ayuda a servicios ni
instituciones públicas.330 Lo anterior, deja ver el panorama poco alentador que existe incluso
después de casi dos años de ser emitida la alerta; además de la carente credibilidad de las
instituciones públicas que anulan la capacidad de denuncia en un alto porcentaje. No cabe duda
que el camino aun es largo para lograr transformar la realidad que viven las mujeres potosinas
al respecto.

Entre otros acontecimientos en el análisis de octubre de 2018,331 resalta una noticia


respecto a un feminicidio más en el cual la víctima fue una joven de apenas 22 años de edad
quien presentaba huellas de abuso sexual. Se sospecha que el culpable era alguien cercano a
ella.332 En suma, cerca de la colonia Satélite, se presentaron diversos hechos relacionados con
la inseguridad y la violencia, por ejemplo, el cuerpo de un hombre sin vida fue encontrado con
rasgos de haber sido violentado. Esto ocurrió al sur de la ciudad en la colonia Viveros de
Satélite.333 Así mismo, prevalecen al igual que en los años anteriores, las noticias que a su vez
involucran en su mayoría a juventudes, y que se relacionan con riñas entre padillas de la zona.

En este sentido, el director de la Policía Estatal dio a conocer los puntos conflictivos en la
ciudad, además informó que existe un aproximado de 50 grupos pandilleriles en diferentes
colonias de las periferias, dentro de ellas destacan al sur, las colonias Satélite, Santa Fe, General
I. Martínez y Arbolitos,334 en las que constantemente se les aseguran a los jóvenes armas de
fuego de elaboración propia. Además, se dice que muchos de estos jóvenes son captados por la
delincuencia organizada y a su vez son inmiscuidos en delitos relacionados principalmente con
el narcomenudeo.335

330
Ibid.
331
Véase las siguientes notas: “Individuo lanzó agua caliente a su pareja”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 5 de
octubre de 2018, (sec. Policía). “Individuo quemó su casa con la esposa adentro”, San Luis Hoy, San Luis Potosí,
6 de octubre de 2018, (sec. Policía).
332
“Otro feminicidio; asesinan a joven en La Misión”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 31 de octubre de 2018, (sec.
Policía).
333
“Asesinan a un hombre y lo tiran encobijado”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 24 de octubre de 2018, (sec.
Policía).
334
Por ejemplo, en la colonia los Arbolitos, una riña pandilleril dejó tres heridos, además de que impidieron que la
policía intercediera e incluso uno de ellos también resultó herido. (“Tres heridos, en descomunal riña en la Col.
Los Arbolitos”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 9 de octubre de 2018, (sec. Policía)).
335
Arriaga, M., “Operan en la ciudad 50 grupos pandilleriles”, San Luis Hoy, San Luis Potosí, 17 de octubre de
2018, (sec. Ciudad).

111
De esta manera, se considera que los antecedentes de violencia que se viven tanto en el
país, el estado, la ciudad y la zona específica en la que coexisten las y los estudiantes que
conforman la población de estudio, coadyuvan en la conformación de un imaginario colectivo
que delimita las formas en las que se conciben los actos violentos y agresivos. Además, es
interesante reflexionar que dichas formas que se observan en el exterior de sus hogares, pueden
trasladarse al interior de ellos, es decir, si el ambiente emite señales de que la violencia es
“normal”, las personas se pueden llegar a acostumbrar a ella y a reproducirla en sus vidas
cotidianas.

112
CAPITULO TERCERO
ANÁLISIS DE LA CONDICIÓN DE VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL NOVIAZGO,
EN EL COLEGIO DE BACHILLERES PLANTEL NO. 25

El presente capitulo recoge la información obtenida a partir de los instrumentos de evaluación


cuantitativa y cualitativa. En un primer momento se muestran los resultados organizados por
categorías de análisis, se exponen primero los de la fase cuantitativa, para luego concentrarnos
en las categorías que emergieron en la fase cualitativa. Dichos resultados describen la realidad
que perciben las juventudes respecto a la violencia en el noviazgo y su amplio espectro de
factores que influyen y coadyuvan a su existencia.

Posteriormente, se presenta la discusión que conjunta ambas fases y su relación con la


teoría expuesta en los capítulos anteriores, mediante la que se responderán los objetivos
específicos que en su conjunto conforman el objetivo general de esta investigación.

3.1. Resultados
El análisis de esta investigación se sustenta en los resultados obtenidos mediante los
instrumentos de evaluación utilizados; los cuales recogen las perspectivas, experiencias y
reflexiones de la población que se estudió, que es conformada por juventudes, (mujeres y
hombres) estudiantes del Colegio de Bachilleres plantel No. 25. Previamente se especificó que
los motivos que llevaron a elegir esta población están relacionados con resaltar la importancia
de las juventudes como subjetividades con posibilidades de transformar la realidad desde sus
propios horizontes, y no desde las exigencias del mundo adultocéntrico que tiene a excluirlas.

Asimismo, se eligió a este plantel considerando el contexto social en el que está ubicado.
Atravesado por un espiral de violencia estructural y vulnerabilidad social que le otorga
características de inseguridad al ser considerado además uno de los cuatro polígonos más
violentos de San Luis Potosí. Cabe señalar que el tipo de investigación es transversal y
explicativa, considerando la temporalidad determinada del estudio y el énfasis en la explicación
e interpretación del fenómeno de la violencia, desde las representaciones que las y los
estudiantes infieren de su realidad.

113
Se utilizó una metodología mixta para así poder hacer un análisis conjunto e integrado y
a su vez lograr un mayor entendimiento del tema en cuestión. Cabe mencionar que en cada fase
se utilizaron técnicas para la obtención de información específicas, explicadas posteriormente.
Ahora bien, el proceso de negociación fue con los directivos del Colegio de Bachilleres de este
plantel, en específico con el director, el Maestro Armando Ramírez Bautista, quien aprobó la
realización de esta investigación y brindó accesibilidad al plantel, siempre y cuando los días de
aplicación fueran consensuados para evitar interrupciones en el programa académico de las y
los estudiantes.

Posteriormente con el subdirector del turno vespertino expuso su interés por que se
abordará la temática pues aseguró que el fenómeno de la violencia en el noviazgo es una cuestión
que preocupa a las autoridades del plantel. De igual manera aprobó la realización de la fase
cualitativa específicamente en el turno que él dirige.

3.1.1. Fase Cuantitativa


Como técnica cuantitativa se utilizó un instrumento compuesto por 3 escalas y 1 encuesta ya
validadas y con evidencias de confiabilidad, estas son:

a) Escalas de mandatos de género, del autor Gerardo Macías Valadez-Márquez en 2017

b) Escala de violencia e índice de severidad de Rosario Valdez-Santiago, et. al. de 2005

c) Escala de desensibilización de la violencia para adolescentes, creado en 2016

d) Encuesta de violencia en el noviazgo, tomada de la escala de violencia e índice de severidad.


(inciso b)

Cabe mencionar que, para esta investigación, los instrumentos utilizados se validaron
mediante el criterio de validez de contenido, que se basa en validación por expertos, quienes
fungen como jueces en la garantía de que dichas escalas son pertinentes a aplicar de acuerdo a
sus contenidos, a la población, al tema en cuestión y al contexto al cual van dirigidas. Los jueces
se conforman por quien dirige esta tesis, la Dra. Maria de Lourdes Uribe Soto, por quien la
asesora, el Dr. José Alfredo López Huerta, además del Dr. Sebastián Galán, quien asesoró la
recopilación de los instrumentos y la aplicación y las modificaciones iniciales a la base de datos.
Mismos que posteriormente fueron analizados con ayuda del programa estadístico SPSS.

114
Dicho instrumento se aplicó a una muestra representativa de la población, considerando
a los dos turnos del plantel; los y las informantes fueron elegidas mediante el muestreo
probabilístico aleatorio (al azar simple) y considerando ambos sexos, ya que todos los elementos
que forman parte de la población tienen la misma probabilidad de ser seleccionados, además de
conocer ambas percepciones de la temática. Entonces, la muestra se eligió teniendo en cuenta
su tamaño según el parámetro poblacional que es de 1450 estudiantes, considerando un 95% de
intervalo de confianza y 5% de margen de error, resultó que la muestra representativa debía ser
de mínimo 304.336 Sin embargo, se decidió hacer 400 aplicaciones para dar margen a aquellas
que se pudieran llegar a descartar.

A. Características sociodemográficas
Se trabajó entonces con un total de 322 personas, de las cuales el 42.9% fueron hombres
y el 56.8% mujeres. Quienes se encuentran en un rango de edad de 15 a 19 años, teniendo como
media en edad 17.09 años. Cabe mencionar que para en esta fase se trabajó con ambos turnos,
el 46.3% de los y las informantes fueron del turno matutino y el 53.7% del vespertino.
Asimismo, 32.9% estudian el segundo semestre, 32.6% el cuarto y 34.5% el sexto semestre.

Se resalta que, según sus respuestas, el 85.4% refieren haber experimentado estar en un
noviazgo y/o noviazgos, y el 41.3% menciona que sus noviazgos han tenido una duración menor
a 3 meses., este periodo de tiempo resulta ser el más común en esta muestra. De ahí desciende
hasta el menor de los casos con un 11.5%, lo que corresponde a relaciones de más de dos años.
Se infiere entonces que, en su mayoría las experiencias que se reflejen en estos resultados,
corresponderán a noviazgos cortos.

Asimismo, la mayoría refiere no haber vivido violencia dentro de sus núcleos familiares,
y solo el 25.5% ha tenido experiencias violentas en sus familias, sin embargo, cabe mencionar
que estos datos pueden estar influenciados precisamente por la normalización de la violencia
que existe, ya que existen representaciones de la violencia como la económica o la psicológica
que no sueles ser percibidas como tal. Empero, el 65.5% coincide que dentro de sus hogares
existe consumo de alcohol, al menos por alguno de sus miembros. Ahora bien, hablando del
aspecto familiar, son pocos los padres y madres de familia que acceden a estudios universitarios

336
Argibay, J. C., “Muestra en investigación cuantitativa”. Subjetividad y procesos cognitivos, 2009, vol. 13, p. 13-
29.

115
y de posgrado, la mayoría ha concluido la educación académica hasta la secundaria en el caso
de las mamás, con un 36.6%, y el bachillerato en el caso del 32.9% de los papás. Siendo ellas
quienes presentan menores casos en educación superior.

Con los datos anteriores, se pueden hacer inferencias respecto al entorno


sociodemográfico de los y las participantes de esta investigación, mismo entorno que a su vez
crea las condiciones materiales e inmateriales desde las cuales se construyen estas
subjetividades.

B. Escala de mandatos de Género


Esta escala tiene la finalidad de determinar aspectos heteronormativos, desde una perspectiva
tradicional-patriarcal, para ambos géneros (masculino y femenino), además de ahondar en
aspectos de la sexualidad. A partir de las creencias en torno a cómo se debería comportar una
mujer y un hombre, de acuerdo a estos modelos normativos dictados por la cultura e
internalizados por la sociedad.337

Aunque esta escala haya obtenido alta confiabilidad en población potosina en su proceso
de construcción, es importante mencionar la obtenida en la población aquí analizada, pues con
base en esos resultados se tiene la seguridad que la información resultante es fiable. El análisis
de fiabilidad se hizo considerando los valores del Alfa de Cronbach, teniendo en cuenta que, en
ciencias sociales los valores aceptados como fiables son a partir de .7, y que, mientas más se
acerquen al 1, serán entonces más confiables. En este sentido, la siguiente tabla muestra los
valores de Alfa de Cronbach de esta escala, primero a nivel general y luego por cada una de sus
subcategorías.

Tabla No. 1. Confiabilidad de la Escala de Mandatos de Género.

Alfa de Cronbach Categoría/Subcategoría

Escala de Mandatos de
.915
Género completa

337
Macías Valdez-Márquez, G. y Luna-Lara, M.G., “Validación de una escala de mandatos de género en
universitarios en México”, Ciencia UAT, 2018, vol. 12, núm. 2, p. 70.

116
Mandato de Pasividad
.906
Femenina

.810 Mandato de Potencia erótica

Mandatos Femeninos
.775
relacionados con el Cuerpo

Mandatos de Género de
835
predisposición al amor

Mandatos de Género
.805
femeninos de abnegación.

Mandatos Sexuales
.849
Masculinos de virilidad

Como se observa en la tabla, todas las categorías y por ende la escala en general, tienen
puntuaciones que denotan la confiabilidad de los resultados, los cuales, a su vez demuestran que
la muestra estudiada se sitúa con puntuaciones bajas, por lo cual y con la finalidad de analizar
estas puntuaciones, los resultados de ésta y de las demás escalas que conforman el instrumento
cuantitativo fueron organizadas por rangos. Mismos que se construyeron a partir de la totalidad
de las puntuaciones por escala y por cada categoría de la misma; por ejemplo, la Escala de
Mandatos de Género está compuesta por una totalidad de 29 items, y cada uno de ellos pudo ser
puntuado por los informantes de 1 a 5, considerando que a mayor puntuación, mayor presencia
de violencia. Entonces, para esta escala existe un rango total de 116 puntos, con un valor mínimo
de 29 y máximo de 145. De tal manera que, el rango total fue dividido equitativamente en cinco
partes (rangos): muy bajo, bajo, medio, alto y muy alto.

En este sentido, dicha escala ubica a la mayoría de la muestra en un rango considerado como
muy bajo en cuanto a los mandatos de género se refiere, pues la media general de toda la escala
apunta al 64.9% de la población, la cual se encuentra entre los valores de dicho rango, tal como
se muestra en la Gráfica No. 10.

117
Gráfica No. 10. Resultados de Escala de Mandatos de Género.

Es decir, en estas juventudes, en general no se perciben creencias relacionadas con los


estereotipos de género prescritos en los procesos de socialización. Se infiere entonces que las y
los jóvenes se conducen sin distinciones de género significativas y sin pautas comportamentales
a seguir según su género. La escala está compuesta por seis subcategorías que en su conjunto
logran medir los mandatos de género desde sus distintas áreas de representación, las cuales se
muestran a continuación:

a) Mandatos sexuales femeninos relacionados con la pasividad femenina. Que hace


referencia al ceder el control y a comportamientos en torno a la sumisión.
b) Mandatos sexuales masculinos relacionados con la potencia erótica. Enfocados a las
actitudes de querer y estar dispuestos o dispuestas a tener relaciones sexuales siempre.
c) Mandatos de género femeninos relacionados con el cuerpo y lo que respecta al cuidado
físico e que se proyecta al exterior.
d) Mandatos de género femeninos relacionados con la predisposición al amor,
representados mediante la necesidad de tener pareja y procrear.

118
e) Mandatos de género femeninos relacionados con la abnegación. En decir, mide aquellas
conductas que reflejan complacencia y bondad prescritas.
f) Mandatos sexuales masculinos en con relación a la virilidad en función del tener muchas
parejas.

Como se puede apreciar, cada una de las subcategorías está enfocada a lo femenino y a
lo masculino, por lo que se esperaría que las mujeres que respondieron el instrumento presenten
una tendencia a puntuar más alto en los incisos a), c), d) y e). Así como también se esperaría
que los hombres presentaran puntuaciones más altas en las restantes, sin embargo, es interesante
enfatizar que en ninguna de las subcategorías se encontró diferencia significativa entre hombres
y mujeres. Además de insistir en que según lo que respondieron, cada una de ellas se ubica en
el rango muy bajo, resaltando que solamente el mandato de virilidad se ubicó en un rango más
elevado (bajo), en las respuestas de los hombres.

C. Encuesta de violencia en el noviazgo


La encuesta de violencia en el noviazgo, está dirigida a las personas que tuvieron o tienen una
relación de noviazgo y se contesta con base a las experiencias vividas dentro del contexto con
la pareja. Asimismo, se compone por cuatro subcategorías que miden este tipo de violencia
desde aspectos como:

a) El control ejercido por una de las partes.


b) La violencia psicológica representada al denigrar e ignorar a la pareja.
c) Violencia física, que involucra agresiones como goles, jaloneos, o amenazas de los
mismos, entre otras.
d) Violencia sexual, dirigida a las representaciones de maltrato en las experiencias sexuales
en el noviazgo.

Cabe señalar que cada una de las subcategorías, y la escala en sí, corresponden a los criterios
de fiabilidad mencionados líneas arriba, por lo que se asegura que los datos son confiables. Tal
como se muestra en la Tabla 2, los valores están por arriba de .7

119
Tabla No. 2. Confiabilidad de la Encuesta de Violencia en el Noviazgo.
.
Alfa de Cronbach Categoría/Subcategorías

Encuesta de violencia en el
.922
noviazgo

.825 Control

.773 Violencia Psicológica

.844 Violencia Física

.739 Violencia Sexual

Asimismo, cada una de las subcategorías, igual que en el instrumento anterior,


obtuvieron como resultado valores ubicados en el rango considerado como muy bajo, lo cual
denota que la violencia en el noviazgo a nivel general de esta población, tiende a presentarse
poco, pues el 91% de la población se encuentra en este nivel en la escala en general. (Véase
tabla no. 3). Empero, a pesar de lo anterior, es importante mencionar que dentro de los bajos
niveles de prevalencia, aquella que fue puntuada con valores más altos fue la subcategoría
referente a la violencia como control, teniendo un porcentaje de 78.3% (Gráfica No. 11) de
personas con niveles bajos de este tipo de violencia, en comparación con los otros que
obtuvieron los siguientes: 91,6% en violencia psicológica (Gráfica No. 12), 95% en violencia
física (Gráfica No. 13) y 94.4% en violencia sexual (Gráfica No. 14).

Tabla No. 3. Resultados de Encuesta de Violencia en el Noviazgo.

Frecuencia Porcentaje

Válido muy bajo 293 91.0

bajo 22 6.8

medio 7 2.2

Total 322 100.0

120
Gráfica No. 11. Resultados de la categoría de Violencia en el noviazgo mediante el
control.

Gráfica No. 12. . Resultados Violencia Psicológica.

121
Gráfica No. 13. Resultados Violencia Física

Gráfica No. 14. Resultados de Violencia Sexual.

122
Las cifras y gráficas anteriores demuestran que las tres últimas modalidades de violencia
tienen menor prevalencia en esta población que la referente al control, pues un mayor número
de personas respondieron con bajas puntuaciones. Con lo que se infiere que, la minoría de
informantes que vive violencia en el noviazgo, la vive desde este ámbito, desde el control y el
dominio de la subjetividad de la pareja.

Tampoco se encontraron diferencias significativas respecto al sexo, por lo que se puede decir
que aquellas personas que presentan experiencias relacionadas con maltrato en sus relaciones,
pueden ser tanto hombres o mujeres.

D. Escala de violencia e índice de severidad


La escala de violencia e índice de severidad, está orientada a medir la violencia hacia las
mujeres, sin embargo, para esta investigación se aplicó también a los jóvenes que conforman la
muestra. Además, la escala permite establecer una dimensión de daño emocional y físico de las
acciones violentas.338 Se conforma por cuatro subcategorías enfocadas a distintos tipos de
violencia y niveles. Cada una de ellas, así como en su conjunto en la totalidad de la escala, tienen
bases confiables de acuerdo a los valores de fiabilidad de Alfa de Cronbach, tal como se observa
en la siguiente tabla.

Tabla No. 4. Confiabilidad de la Escala de Violencia e Índice de Severidad.

Alfa de Cronbach Categoría/Subcategoría

Escala de Violencia e
.949 Índice de Severidad
(completa)

.877 Violencia Psicológica

.861 Violencia Física

.950 Violencia Física Severa

.914 Violencia Sexual

338
Valdez-Santiago, R. et. al. “Escala de violencia e índice de severidad: una propuesta metodológica para medir
la violencia de pareja en mujeres mexicanas”, Salud Pública de México, 2006, vol. 48, p. 221.

123
Ahora bien, el rango en el cual se ubican los resultados de la media de esta escala
coincide con las anteriores, pues todas ellas se sitúan en el espacio de las puntuaciones muy
bajas, el 95.3% de la población coincide en este nivel, ubicando a la media en el 76.7%. Sin
embargo, ocurre también que, dentro de los bajos valores, se percibe que es más común la
violencia psicológica pues la media en el nivel muy bajo se reduce a 72%%, dato que aunque
no resulta estadísticamente significativo, es interesante analizar pues se refiere a que las
representaciones de la violencia en los noviazgos de estas juventudes, tienden a ser en esta
modalidad. En contraste con el resto de las subcategorías, pues la media en violencia física ubica
en el 81.4%, la violencia sexual en 85.1% y la violencia física severa en 93.2%. A continuación,
se muestra la tabla correspondiente a la escala completa.

Tabla No. 5. Resultados de Índice de Severidad de la Violencia.

Frecuencia Porcentaje

Válido muy bajo 307 95.3

bajo 8 2.5

medio 4 1.2

Alto 2 .6

muy alto 1 .3

Total 322 100.0

E. Escala de desensibilización de la violencia para adolescentes


Se integró esta escala en el instrumento puesto que se considera que la poca sensibilidad que se
tiene hacia la violencia, influye en gran manera en la normalización desde la cual es vista, lo
cual puede llegar a invisibilizar su existencia y a limitar la posible transformación, o incluso,
puede incrementar los índices de la violencia existente. En este sentido, por desensibilización
de la violencia se entiende que ocurre como resultado de la constante exposición a la violencia
en el entorno, ya sean en la realidad o en el mundo mediático. Que puede mostrar una
disminución en las respuestas emocionales, físicas o incluso fisiológicas que generalmente
causaría la violencia.339

339
F. Galán Jiménez, J. S., y Preciado Serrano, M. L., “Desensibilización a la violencia, una revisión teórica para
la delimitación de un constructo”, Uaricha, 2014, núm. 25, p. 70.

124
En este sentido, la desensibilización a la violencia, además de la normalización, puede
generar respuestas positivas ante ella. Ahí reside la importancia de conocer la perspectiva de los
y las jóvenes al respecto. La escala cuenta con tres subcategorías encargadas de medir las
respuestas positivas que se pueden llegar a tener ante la violencia, como lo son: el disfrute al
ejercer la violencia psicológica, o bien, el disfrute al presenciarla y la diversión al presenciar
violencia física.

Esta escala confirma la generalización del instrumento en el rango más bajo, situando a
la media de la población en el 71.1%, siendo la escala menor punteada en este nivel, lo cual
quiere decir que la desensibilización a la violencia es más común para estas juventudes que los
mandatos de género, la violencia en el noviazgo y la severidad de la violencia. Asimismo, se
observa que la categoría que podría expresarse más frecuente es el disfrute al ejercer la violencia
psicológica, ya que la media se ubica en el 70.8%, en comparación con la categoría de disfrute
al presenciar violencia psicológica que puntúa el 84.2% y la de diversión al presenciar la
violencia física concentra en el 75% de la población en la media. Es decir, la mayor parte de la
muestra se concentra en las puntuaciones más bajas, mientras que, en la categoría de disfrute de
la violencia psicológica, las puntuaciones se distribuyen a rangos más altos y por ende, con
mayor representación de violencia. (Véase Gráficas de No. 15 a No. 18)

Por ejemplo, suelen ser más sensibles al presenciar la violencia en el noviazgo en otros
y otras, es más común que identifique la violencia de esta manera, tanto la psicológica como la
física. Sin embargo, cuando son ellos o ellas quienes ejecutan violencia de tipo psicológico, la
sensibilidad disminuye y con ello la capacidad de reconocer que están siendo violentos o
violentas. Dichas dinámicas inclusive pueden ser vistas como juego y por eso tiende a ser está
área la que muestra mayor desensibilización y por ende posibilidades a la normalización y
menores respuestas de alerta ante la violencia.

125
Gráfica No. 15. Resultados de la Escala de Sensibilización de la Violencia para
adolescentes.

Gráfica No. 16. Resultados de disfrutar ejerciendo violencia psicológica.

126
Gráfica No. 17. Disfrutar presenciando violencia psicológica.

Gráfica No. 18. Diversión al presenciar violencia física.

127
3.1.2. Fase Cualitativa
Para esta fase, se hizo uso de la entrevista cualitativa semiestructurada, con la finalidad de
conocer información a mayor profundidad, ya que, es más íntima, flexible pero centrada en el
tema en cuestión. Entonces, se realizaron entrevistas semiestructuradas a estudiantes del turno
vespertino, debido a que según información obtenida por las autoridades del plantel y por quien
dirige esta tesis, la problemática es mayor en las y los estudiantes del este turno. Cabe mencionar
que los y las informantes claves se eligieron de inicio mediante el muestreo propositivo, es decir,
se eligieron informantes en función del tipo, esto es, a juventudes de un plantel y turno
específicos y de un rango de edades. Posteriormente, se utilizó el muestreo por voluntarios, que
se refiere a aquel que toma en cuenta a los informantes que consideran tener el conocimiento o
la experiencia en el tema.340 Cabe mencionar que en esta etapa, fue mayor el número de
voluntarias, pues pocos fueron los muchachos que decidieron participar en la investigación.

Asimismo, las entrevistas se analizaron con base en el muestreo teórico de Anselm


Strauss, el cual parte de las categorías de análisis teórico desde las que se sustenta la
investigación, y delimita el número de entrevistas de acuerdo a la saturación teórica de dichas
categorías. En esta ocasión fueron 13 las personas informantes en esta fase, de las cuales, cuatro
son hombres y 9 mujeres.341 Quienes brindaron información de gran interés, presentada a
continuación por categorías.

A. Modalidades de Violencia en el noviazgo


I. El control y la dominación, vehículos de violencia
Si bien es cierto, las juventudes construyen maneras particulares de relacionarse y expresarse
dentro de esas relaciones. En lo que respecta a las de pareja, durante el noviazgo dichas formas
tienden a edificarse sobre diversas líneas, una de las cuales, es la violencia.

Los primeros indicadores de la violencia en el noviazgo para esta población, resultan


ante las fisuras que se hacen en la autonomía de una de las partes cuando la otra inicia a ejercer
control respecto de sus actividades, decisiones y estilo de vida. Es decir, cuando se llega a
prohibir y a limitar a la pareja respecto a su quehacer cotidiano, se le limita de vestir de cierta

340
Mendieta Izquierdo, G., “Informantes y muestreo en investigación cualitativa”, Investigaciones Andina, 2015,
vol. 17, núm. 30, p. 1148-1150.
341
Strauss, A., y Corbin, J., op. cit. p. 219.

128
manera, de asistir a actividades de su interés, e incluso de hablar y convivir con ciertas personas.
Estos criterios: control y dominación, son considerados para estas juventudes como las
principales alertas de la existencia de violencia en un noviazgo. Tal es el caso de las siguientes
explicaciones.

Si, como hay una compañera mía que nos platica que su novio es muy controlador.
La niña tiene la falda a media rodilla y el novio se la baja, el novio le ha hecho
muchas cosas y ella lo perdona, el novio la ha engañado cuatro veces y ella lo
perdonó. La insultó, le dijo muchas cosas y ella lo perdonó porque lo ama. Yo si le
dije, no deberías hacer eso porque se mira muy feo que un hombre te controle, le
dije, no es tu papá para que te ande diciendo eso. Porque le estaba diciendo que se
saliera de un taller que para que no fuera porque había puros hombres y ella por
quedar bien le dijo que si y se salió. Y yo le dije, o hagas eso porque por él reprobaste
esa materia. Es injusto que te trate así, no eres ni si hija ni su esclava.342

En el caso que expone la informante anterior, es importante resaltar la comparación que


hace de la figura que ejerce el control y la dominación de manera aceptable, el padre. Hizo
alusión a una figura masculina y además construyó una analogía del ser controlada con ser
esclava y con ser hija. Este argumento deja ver las posibles fuentes de aprendizaje de la violencia
de las que se hablará posteriormente.

Asimismo, existen modalidades de control que están encubiertas y no llegan a aceptarse


que se están viviendo en la relación, se llegan a minimizar y por ende restar de valor al maltrato.
Tal como se ejemplifica en el siguiente caso, en el cual la chica no es capaz de reconocer que
su novio ha ejercido control sobre ella, pues parece diferenciar en que a pesar de que la limitaba
en muchas cosas mediante la prohibición de las mismas, el control no se extendía en la totalidad
de los aspectos de su vida. Con eso, ella llega a la conclusión que su novio no tiene el control
en la relación.

Mmm… en mi caso no era de que (el novio) tuviera el poder pero si me llegó a
prohibir muchas cosas pero no era de que me mandaba en todo.343

Cabe mencionar que la violencia como control no distingue géneros, pues es ejercida
también por las mujeres hacia sus novios. Incluso se menciona que también pueden detonar
otros tipos de agresión de ellas hacia ellos y hacia otras mujeres que suelen ver como rivales.

342
Informante 3, mujer, 16 años.
343
Informante 3, mujer, 16 años.

129
Asimismo, desde la experiencia de los propios hombres, el control también se traduce en
prohibiciones y en tener acceso a decisiones respecto a sus vidas, n el caso del ejemplo, se alude
a controlar las redes sociales del otro.

Y también hay muchas mujeres que controlan a su novio, el sábado vine a una
parescolar y un muchacho se me quedó viendo, pero no de una cierta manera de que
le gustaba. Entonces ahí estaba su novia y se enojó con él y lo aventó y le dijo que
no me estuviera volteando a ver. Y entonces ya nosotros nos subimos al salón y la
muchacha se me quedaba viendo muy feo, pensé que me iba a hacer o a decir algo.344

(Me controlaba) Diciéndome que no le hablara a ciertas chavas, o prohibiendo que


mes les acerque y pidiendo que bloquee a chavas en Facebook.345

II. Celos como precursores del control y la dominación


Ahora bien, en múltiples casos se hace referencia que, los celos resultan ser una modalidad en
el ejercicio del control, pues mediante la justificación en ellos se genera una actitud posesiva.
Desde esta lógica, el sentirse celosos o celosas debido a la importancia que la pareja tiene para
ellos o ellas, es el vehículo que conduce a ejercer el control y el dominio con base en la idea de
posesión de la otra o el otro. Pareciera entonces que el hecho de saber a la novia o el novio con
posibilidades de observar a alguien más, entablar una plática o una amistad con otra persona, es
decir, con posibilidades de existir en un mundo en sociedad, supone poner en riesgo el noviazgo,
por tanto, resulta preferible evitar que esto ocurra y la manera para lograr evitarlo está dada
mediante prohibiciones.

Eee… los celos, o que son posesivos o posesivas. Haga de cuenta que cuando ya se
ve una pareja discutiendo que porque por ejemplo la chava miró a un chavo y le
hace escenas de celos donde ya la jalonea o así. Como de, - ¿qué vez?, ¡vente para
acá! -. Yo digo que ya ahí empieza a haber violencia.346

Si y varias (risas); es lo que dicen ahorita, noviazgo tóxico, en el cual las personas,
las novias, los novios, celan demasiado a la otra persona, hasta el punto de que le
prohíben ver a otras personas, familia incluso. Y es algo malo para la salud
propia...347

344
Informante 3, mujer, 16 años.
345
Informante 2, hombre, 16 años.
346
Informante 11, mujer, 18 años.
347
Informante 10, mujer, 18 años.

130
III. Los pecados de las malas mujeres
Además de lo anterior, otra modalidad de violencia emergente en esta categoría fue la
relacionada con los insultos hacia el “mal comportamiento” de la mujer, en específico a lo que
tiene que ver con la imagen que proyecta hacia los y las demás. Es decir, resulta común que en
la violencia verbal los insultos hagan referencia a características consideradas como propias de
las “malas mujeres”. Como se lee en la siguiente cita:

Pues no directamente a mí, pero si a sus amigos, si hubo insulto… pues yo me enteré
por ahí que dijo que yo era una moneda barata… que era barata como quién dice.
Pero pues a mí me valió en pocas palabras… y pues ya lo vi con diferentes ojos, si
lo tenía en una posición pues se me cayó esa imagen, me decepcionó.348

Tuvimos una discusión por un amigo y me dijo muchas cosas que después se
arrepintió, pero en el momento si me calaron… me dijo que con cualquiera me
enredaba o que era muy fácil… Realmente no pensé nada, solo dije, pues está
enojado, no lo está diciendo de verdad, pero pues las palabras duelen. Pero si, sabía
que estaba enojado y que se le iba a pasar.349

Con el ejemplo de esta última informante, se evidencia también la justificación y la


tolerancia que se tiene ante actitudes violentas por parte de la pareja. Se tiene una respuesta de
desagrado y de dolor, sin embargo, ella sostiene y justifica que es algo pasajero y es
consecuencia de un enojo por parte de él. Enfatiza el arrepentimiento y pareciera entonces que
la discusión carece de importancia.

Cabe mencionar que desde esta línea se deja ver los aun presentes estereotipos de género,
que tienen inmersa una lista de características de lo que debería o no hacer una mujer. Entonces,
en estos casos, dentro de lo prohibido sobresalen las descalificaciones ante la manera en que
ellas viven su sexualidad, lo cual es curioso puesto que esos calificativos no operan de manera
despectiva para los hombres.

Pues sería en cuestión de, por ejemplo, la mujer… un ejemplo muy fácil y que se
escucha por donde quiera… si la mujer tiene varios novios ya la tachan de lo peor;
y si un hombre tiene varias novias lo elevan hasta… -ay, eres muy hombre-, o -ay,

348
Informante 11, mujer, 18 años.
349
Informante 13, mujer, 18 años.

131
eres el mejor-. O sea, la mujer no puede ser igual que el hombre, porque luego luego
la tachan de zorra.350

IV. El maltrato más allá de las palabras


Si bien es cierto, la mayoría de las y los informantes manifestó haber experimentado violencia
de tipo emocional o psicológica, hubo quienes refirieron experiencias que implicaban la
violencia física, como el siguiente caso:

Bueno realmente fueron muchas cosas… una vez estaba yo en mi casa haciendo mi
tarea, y de repente él me habló y me dijo, -sabes que, no voy a poder ir a verte porque
estoy con mis amigos tomando-. Y una hora después llegó, muy borracho. Y pues
llegó a insultarme a mí y a mi mamá, de hecho, me llegó casi a golpear porque me
empujaba y pues tuvimos que llamar a unos tíos que vivían cerca de mi casa y pues
gracias a Dios que se fue, porque yo lo corría y no, seguía ahí, hasta que llegaron
ellos… la verdad sentí mucho dolor. Fíjate que a veces decía, - ¡ay no, lo odio! -,
pero realmente lo que más sentía era dolor porque si lo quería mucho. Si lo quería
mucho y ver que la persona que quiero me está maltratando de cierta manera pues
si me afectaba mucho.351

De tal manera que, además de los celos, el control y la dominación, llegan a existir casos
en los que la dinámica de la relación implica maltrato físico. Esta informante además comentó
que este episodio no fue aislado, sino que, durante ese noviazgo, resultaba ser una constante. En
el caso de los muchachos, se observa que son capaces de identificar que están siendo violentados
físicamente por sus novias, aunque traten de encubrir esa violencia al justificarla como juego,
son conscientes que también llegan a ser víctimas de maltrato físico, e incluso las mismas chicas
han identificado situaciones en las que las novias golpean a sus novios.

Una vez yo iba para el centro y estaba una pareja discutiendo, el muchacho estaba
golpeando a la novia, y en ese momento nos dimos cuenta que también la muchacha
lo golpeaba, le daba puñetazos y así; ahí ya ni como meternos, ni como preguntarles
qué pasó.352

V. La desigualdad genérica de la violencia


La percepción que se tiene con respecto a la violencia en el noviazgo según el género de cada
informante tiende a ser desigual, es decir, las mujeres en su mayoría refieren que han
experimentado violencia en sus relaciones de noviazgo, incluso son capaces de aceptar haber

350
Informante 11, mujer, 18 años.
351
Informante 8, mujer, 18 años.
352
Informante 3, mujer, 16 años.

132
ejecutado algún tipo de maltrato hacia sus novios. Sin embargo, para los hombres resulta un
fenómeno menos común de identificar, incluso hay quien afirma dudar de la existencia de la
misma en los noviazgos juveniles.

Lo dudo un poco porque yo pienso que muchos chavos tienen ya cierto raciocinio
de que -no debo hacer esto, debo tratar a esta persona con respeto, tampoco tengo
que hacer tantas idioteces, tengo que controlarme-… yo diría que, mmm… yo diría
que del 1 al 10, la violencia está en un 4.353

Es importante comparar la puntuación que da el informante anterior pues las que


respondieron las mujeres en su mayoría oscila entre 8 y 10 puntos en la misma escala. Además,
las representaciones de la violencia para ellos suelen girar en torno a la manera en que son
tratados por sus novias, es decir, si ellas no son lo suficientemente cariñosas o atentas, su
comportamiento es percibido como violento al ignorar las necesidades de ellos. De tal manera
que una de las respuestas al cuestionar a los chicos respecto a las experiencias que han vivido
como víctimas de violencia en sus experiencias de noviazgo, fue la siguiente:

Se podría decir que un poco en lo verbal, pero también sus acciones, ya que
continuamente era muy fría. O el hecho de que a veces me encaraba ciertas cosas
como que yo no avanzaba en la relación o no ponía de mi parte, y, por lo general era
ella la que me ignoraba.354
Incluso ellas suelen estar de acuerdo en que no estar lo suficientemente presente puede ser
considerado como violencia. Es interesante si se piensa desde la autonomía y la individualidad
de cada persona, pues el estar en pareja no tiene por qué implicar una simbiosis de ambas partes,
sin embargo, quizá en el imaginario colectivo de estas juventudes, resulte crucial.

Pues sería en cuestión de que no pasaba mucho tiempo con él, no sé si eso tenga que
ver, Más como que no les hacía caso como quien dice, los ignoraba (risas).355

Entonces, a partir de la desigualdad entre géneros al percibir y vivenciar la violencia en el


noviazgo, se puntualiza que estamos frente a una violencia de género, puesto que atraviesa de
manera distinta a hombres y a mujeres, siendo más identificable por ellas pues lo han

353
Informante 6, hombre, 18 años.
354
Informante 6, hombre, 18 años.
355
Informante 11, mujer, 18 años.

133
experimentado en mayor medida con sus parejas. Además, coinciden en que la mayoría de las
veces la violencia es ejecutada por los hombres.
Pues, es que si pasa, en la mayoría son los hombres que hacen violencia con las
mujeres.356

Yo sería más de la idea que el hombre controla más a la mujer, porque hay una
palabra que dice que el hombre siempre va a controlar todo. Se puede decir entonces
que el 15% de las mujeres controlan la relación y ya lo restante el hombre lo
controla.357

Bueno, he visto un poquito que es el hombre… bueno, como yo lo he visto es de


una manera es quien siempre es el que toma la iniciativa de –mira, mejor no vamos
a hacer lo que habíamos dicho, mejor vamos a este otro lugar-. Siempre con la
iniciativa por delante por decirlo así.358

Los ejemplos anteriores hacen referencia a la modalidad de ejercer la violencia mediante


el control hacia la vida y decisiones de la pareja, resulta interesante la manera de percibir dicho
control y dominación como iniciativa, es decir, pasa a definirse como algo positivo. En este
sentido el hombre controlador es proactivo en la toma de decisiones de la relación.

B. Mandatos sociales y de género


I. La dominación de los masculinos en un mundo patriarcal
En el proceso de socialización de las juventudes hay una carga de aprendizajes que van
introyectando a partir de los mensajes que reciben de su entorno, los cuales a su vez crean
percepciones e imaginarios sociales respecto a cómo es, o cómo debería ser el mundo. Uno de
los temas sobresalientes en este aspecto, tiene que ver con la estructura intangible sobre la cual
yace el tejido social, esa estructura patriarcal permeada de desigualdades jerárquicas que dotan
de privilegios a algunos y mantienen en opresión a otras.
Entonces, se habla de un mundo dominado por algunos, por los masculinos. Dicha
dominación se percibe por esta población desde los espacios públicos como lo es el ámbito
laboral, hasta en formas más encubiertas en el ámbito privado. En el primero de los casos, la
mayoría de las y los informantes coinciden que las desigualdades están presentes.

356
Informante 1, mujer, 16 años.
357
Informante 3, mujer, 16 años.
358
Informante 6, hombre, 18 años.

134
Por ejemplo, en las fábricas cuando dicen que no, por ejemplo, en lo automotriz,
que a la mujer no le dan la misma confianza que al hombre y por ejemplo si se la
dan a la mujer, el superior manda a un hombre para que la vigile. O sea, no se cree
que sea capaz de hacerlo bien y sola.359

Inclusive, en algunos casos las desigualdades del ámbito laboral han iniciado a ser
experimentadas por estas jóvenes, y así, desde una edad en la que inician a explorar sus
capacidades para el trabajo, el mundo desigual viene a limitarlas, a reducir los espacios en los
cuales pueden ser recibidas y a poner barreras en los cuales no.

Sí, porque, se puede decir que yo quería un trabajo, entonces no me lo quisieron dar,
era en una tienda, pero no me lo quisieron dar porque era mujer y el trabajo era de
carga. Pero ni siquiera me pusieron a prueba, y si les dije, - si puedo cargar, aunque
esté flaquita-, y no me lo quisieron dar y se lo dieron a un niño. Entonces es
desigualdad.360

La desigualdad de oportunidades laborales se traduce posteriormente en menores


ingresos económicos, lo que puede limitar otras posibilidades emergentes del aspecto
económico; además, tomando en cuenta el sistema capitalista que nos atraviesa, aquella persona
que tengan mayores ingresos dentro de la relación, será quien tenga mayor control de la misma.

El dinero es fundamental en la sociedad para que baile el perro. Como por decir si
dejas de estudiar, si te vas con él, si me engañas, te voy a arruinar la vida, te voy a
dejar sin dinero, que nadie te contrate… Si, y puede tener el poder total, y pues quien
generalmente tiene el dinero son los hombres.361
Se puede decir entonces que existimos es espacios en los que los hombres tienen mayores
privilegios que las mujeres, y bajo estas premisas se construye la vida de todos y todas. Los
privilegios los hacen estar en supremacía respecto a ellas, es un espacio de poder, resaltando la
relación existente entre el poder y el control, pues quien tiene el poder puede controlar a quien
no lo tiene.

Aunque quieran hacer equitativas las cosas, siempre debe de haber alguien que
domine a la otra persona, entonces yo creo que sí…Y pues son los hombres. Es que
siempre los han criado así, siempre han crecido así… que el hombre tiene que ser

359
Informante 11, mujer, 18 años.
360
Informante 3, mujer, 16 años.
361
Informante1, mujer, 16 años.

135
quien domine a la mujer y la mujer la sumisa del hombre que nada más está para
servirle a él.362

Por ejemplo, cuando decimos que uno es más fuerte que la mujer, o –no, lo puedes
hacer porque eres mujer-, un ejemplo. No he escuchado muchos casos pero me ha
tocado363

Con el ejemplo anterior queda en evidencia nuevamente la diferencia en las percepciones


de los hombres y las mujeres, pues, mientras que, para ellas, la superioridad masculina es una
realidad, para ellos es apenas observable. Como se aprecia a continuación.

Pues… creo que eso lo pondría como un punto como de no tanto pero… creo que
en ambas cosas esta como equilibrado, o sea hay desigualdad pero creo que es difícil
de medir.364

Yo diría que últimamente no, ya no existe tanta desigualdad, bueno si en unos casos,
pero es muy pocos. Ya no es tan común como antes.365

No obstante, dicha superioridad da pauta para que ellos se convenzan que cualquier tipo
de actitud que transgreda a la libertad de las mujeres es aceptable y carece de relevancia.
Entonces, el comportamiento que tienen hacia sus novias, está cimentado en estas ideas de
dominio y control.

Pues es que el hombre le va a decir cómo debe comportarse para que quede bien con
sus amigos. Que debería callarse, o por ejemplo, que van a ir a una peda y un
muchacho va a llevar a su novia, y le va a decir, -compórtate o te dejo- (o sea que
no le reclame), y la muchacha por quedar bien con el novio se va a comportar bien
o qué tal que a la muchacha no le gusta tomar y el novio le va a decir, -tomas porque
tomas- y la estaría obligando a tomar sabiendo que a ella no le gusta.366

Pues como te digo, en la forma de vestirnos en que te empiezan a limitar tus


amistades a prohibirte, de que no puedes salir a este lugar sin mí, o que no puedes
hacer esto porque no estás conmigo o porque no es para mujeres… como el salir a
fiestas, al menos de que vayas con él. Bueno, eso es lo que yo he visto con los
muchachos.367

362
Informante 13, mujer, 18 años.
363
Informante 9, hombre, 18 años.
364
Informante 6, hombre, 18 años.
365
Informante 2, hombre, 16 años.
366
Informante 3, mujer, 16 años.
367
Informante 5, mujer, 16 años.

136
II. Machismo: Un modo particular de expresar el rol masculino
Un modo de expresión de los masculinos en el sistema patriarcal que les dota de privilegios y
les otorga una posición de dominantes, es el machismo, identificado por las juventudes de
manera general en la separación que se hace del ámbito público y privado. Es decir, coinciden
en que una de las formas más comunes que tiene el machismo de operar es limitando las
actividades de la mujer al cuidado de la casa y de la familia, dejando de lado las aspiraciones
personales que pudiese tener. Además, si estas exigencias no son cubiertas, la mujer se expone
a ser maltratada.
De lo que yo sé (respecto al machismo) es que… por decir, que el hombre a la mujer
le prohíba tal cosa. De que la mujer tiene que recoger, barrer y todo eso, de que todo
tiene que tener listo y si no lo hace, el hombre le pega a la mujer.368

En este sentido, se infiere que estas percepciones se construyen desde diversas fuentes,
que emiten mensajes que luego son introyectados por las personas jóvenes o infantes, además
que estos aprendizajes se confirman con acontecimientos del entorno, lo cual se refleja en la
asociación que se hace del machismo con las funciones que se les atribuyen a las mujeres por el
hecho de ser mujeres.
Si bien es cierto, la calidad de los medios de comunicación populares, en específico la
televisión, constantemente maneja contenidos que resaltan estas dinámicas, sin embargo, las
experiencias vivenciales resultan ser fundamentales en la construcción de estas ideas, pues
aquellos mensajes que confirman la existencia de comportamientos machistas son vivenciados
principalmente en núcleos familiares.
Pues siento que es de esos hombres que a fuerza quieren que la mujer sea o que haga
solo una cosa, por ejemplo, que solo sea ama de casa y se dedique al hogar y a los
hijos. Yo pienso que eso sería el machismo. Y, bueno, también me ha tocado ver
eso con mis hermanos, tengo un hermano que es medio machista, que le dice a su
esposa que ella solo debe estar haciendo eso o -no te vistas así, no hagas esto-.369

Bueno, voy a decir varios ejemplos de lo que yo haya visto, por ejemplo: mi primo
tiene 19 años y su hermana tiene 23, y su hermana le dice - ¿quieres comer? -, y él
no se para de la mesa, mi primo dice –ay, hazme unas tortillas-, (a mano) y le dice,
-oye, saliste ayer en la noche? -, y ella le dijo que si, y él, -pero tú no debes de salir-
. Y yo me quedé, pero porqué ella no debe de salir… entonces le dijo –no, no debes
de salir porque eres mujer y eres mi hermana-.370
368
Informante 12, mujer, 18 años.
369
Informante 8, mujer, 18 años.
370
Informante 10, mujer, 18 años.

137
En estos casos, la aproximación al machismo y con ello a la violencia, es muy cercana;
se infiere entonces que los entornos en donde crecen y se desarrollan las y los jóvenes de esta
población, están permeados de este tipo de fenómenos. Si bien, quizá no en el núcleo familiar
directo, pero si se observan en primas, tíos, etc. Además, es importante destacar las edades de
las personas mencionadas en el último ejemplo, pues dejan ver la proximidad con las edades de
las juventudes que se están analizando, lo cual denota la existencia de estas conductas en
jóvenes, aunque pareciera que es un asunto del mundo adulto.

Entonces, se puede decir que apropian estos comportamientos a partir de un aprendizaje


social del entorno, como se enunció líneas arriba, aquel aprendizaje que proviene de la
institución familiar suele considerarse el principal factor influyente. Las juventudes alcanzan a
percibir que las personas que han estado expuestas a entornos machistas durante su crecimiento,
posteriormente lo practican en sus noviazgos con mayor incidencia.

No, mmm… por ejemplo… te voy a dar un ejemplo de mis papás, por ejemplo mi
papá trabaja y mi mamá pues tiene su papelería y mi papá… según lo que he visto
de chiquita, cuando ella se vestía muy bien mi papá siempre la regresaba, le decía-
por qué te vistes así, te ves bien gorda-, y pues yo a veces me quedo pensando, por
qué mi mamá lo soporta… pero pues él no tiene la culpa de como es, porque mi
abuelo es así, el papá de mi abuelo era así, eran muy machistas y pues mi papá no
tiene la culpa de cómo fue educado.371

Sí, porque como por decir, muchos hombres machistas le dicen a sus hijos –cuando
tu tengas a tu novia tú vas a mandar-, y llega un punto en el que el niño crece y todo
y todo lo que aprendió en su casa de la violencia, donde el hombre golpeaba a la
mujer, y así fue creciendo y creciendo y ya cuando tuvo su pareja la fue golpeando
en ese mismo instante, o sea por un simple hecho de que hizo algo la muchacha y
ella le pidió perdón y él se enoja y la amenaza con que la va a dejar, y pues ella por
también quedar bien, le dice, - no, no quiero que me dejes, lo voy a hacer todo por
ti-.372

En este caso, no solo se habla del aprendizaje de los hijos hombres respecto al machismo,
sino que alude a los comportamientos que tienen las mujeres cuando se encuentran en dinámicas
que lo involucran. Esta informante ejemplifica cierta tolerancia justificándola con el hecho de

371
Informante 7, mujer, 17 años.
372
Informante 3, mujer, 16 años.

138
“quedar bien” con el otro, además de la necesidad de no ser abandonada. No obstante, es
interesante analizar lo que ocurre cuando las mujeres rechazan estos comportamientos de sus
parejas y se empoderan, pues según los resultados obtenidos en esta fase, cuando ocurre eso, los
conflictos tienden a exacerbarse.

Pues yo digo que causaría peleas entre los dos, (si la mujer se “revela” ante las
conductas machistas) por la diferencia de pensamiento y todo eso.373

Pues es que la verdad yo no me dejo, no soy de que, -bueno pues es que te quiero y
me voy a dejar de vestir así-, no, yo, mi mamá siempre me ha dejado en claro de que
yo tengo el derecho de vestirme como quiera y de tener los amigos que yo quiera…
había discusiones (cuando no me dejaba manipular) y era de que terminábamos y
después regresábamos. Se volvía una relación tóxica.374

Ahora bien, dentro de las representaciones del machismo en el mundo de las juventudes,
resalta nuevamente el control ejercido por parte de los varones hacia la vida y decisiones de sus
novias mujeres. En el machismo, específicamente se alude al control hacia la manera de vestir,
pues pareciera que de ello depende la imagen que socialmente va a proyectar con los y las demás.

Quizás tomando el poder sobre la novia al decirle, -no te vistas así porque te ves
mal, está muy corta la falda-, cosas así. Mediante el control. 375

Cuando a la mujer no la dejan ir por ejemplo a lugares que la mujer quiere ir a ver,
o el hombre dice –sí, pero voy yo, yo te acompaño-, o –no te vistas así porque así
muestras mucho-.376

Sobresale entonces el limitar a las chicas, primero a tener en cuenta aquello que será
considerado como aceptable y aquello que no, del mismo modo que a las mujeres adultas se les
limita al cuidado del hogar es sus matrimonios, pues es lo aceptable. En las jóvenes, las
limitaciones también están relacionadas con las cosas que pueden realizar solas y las que
necesitan estar con la pareja para poderlas llevar a cabo. Además de, como se mencionó, cuidar
la imagen que proyectan de sí mismas.
Otra representación del machismo en las juventudes, tiene que ver con el acoso callejero
que, además, según las informantes, se relaciona precisamente con la manera de vestir, debido

373
Informante 2, hombre, 16 años.
374
Informante 12, mujer, 18 años.
375
Informante 8, mujer, 18 años.
376
Informante 11. Mujer, 18 años.

139
a que, mientras su vestimenta muestre más su cuerpo, se enfrentan a ser más acosadas. Dicha
afirmación no quiere decir que están de acuerdo, pero coinciden en que es la realidad que les
atraviesa.
Si, pues en general lo primero en lo que se ve mucho es en la vestimenta de los
hombres y de las mujeres. Que una mujer si tiene calor no se puede vestir cortito
porque la tachan de… pues la vienen tachando de puta y así. Y pues corremos más
riesgo por eso, por el machismo se puede decir, que aún existe.377

Además, dicha representación permeada de características violentas, incluso tiende a ser


justificada, ya sea si la persona se encuentra alcoholizada, o bien, si se piensa que ocurre dentro
de la pareja, es decir, el acoso resulta relevante cuando ocurre de alguien desconocido, pero si
el que acosa solo lo hace hacia su novia, puede pasar desapercibido. Como si se diera por hecho
que puede hacerlo por la simple razón de ser su novia, o como si el ser novio de alguien otorga
cierto derecho sobre su cuerpo. Tal es el caso del mensaje del siguiente ejemplo.
Por ejemplo, los hombres borrachos pues están borrachos ya se les va a pasar, pero
los hombres que no están así, tienen su esposa y chiflan a una mujer, si es como –
tienes esposa, dale su lugar, no estés haciendo eso-, o los mismos hombres que dan
nalgadas a las muchachas, o sea, por muy nalgona que está la muchacha y no sea tu
novia, no hagas eso y dale su lugar a tu novia… O sea, es por las hormonas. Entonces
porque consigues novia si andas gritándole a otras que ni al caso, que no es nada de
ti. 378

Cabe mencionar que los comportamientos de este tipo son respaldados por los hombres en
grupo, y no solo son respaldados, sino que son resaltados y aceptados. Entonces, el ejercicio del
dominio en sus noviazgos es celebrado por sus pares y contrario a ello, aquel muchacho que se
mantenga al margen de los mandatos del patriarcado es visto como extraño y es señalado.
Entonces se puede relacionar que el cumplimiento de estas exigencias de grupo condicionan las
conductas de ellos, creando un colectivo en el que hay que esforzarse por pertenecer.

Si. Es que yo antes me juntaba mucho con niños, entonces ellos eran de que… había
un amigo que era el único que respetaba a su novia, no tenía… tenía sus amigas,
pero tenía sus límites, porque sabía diferenciar una amistad entre un noviazgo y
entonces ellos como que le empezaron a decir que “el mandil”, le decían, lo típico,
- es que ya te volviste mandil, por qué dejas que te mangonee- y cosas así. Entonces
pues él como para tenerlos contentos a ellos empezaba también a ser así, empezaba
a prohibirle y limitarle cosas a su novia, y pues a veces si la llegó a tratar mal.379

377
Informante 5, mujer, 16 años.
378
Informante 3, mujer, 16 años.
379
Informante 5, mujer, 16 años.

140
Y el hombre para no sentirse menos que los otros pues hace lo que los otros dicen,
para pertenecer al grupo, como quien dice. Aunque se sienta mal o violentado, no
dice nada para quedar bien con todos y ya después de un tiempo él se hace igual.380

III. Las rosas y los azules: estereotipos de género en juventudes


Como se ha enunciado hasta ahora, existe en las juventudes una desigualdad genérica que dota
a los chicos y a las chicas de determinadas características que a su vez fortalecen las diferencias
y suman a que la brecha de desigualdad permanezca. Es importante mencionar que esta
población logra reconocer que el regirse como personas estereotipadas genera dinámicas que no
aportan a la construcción de un mundo más equitativo e igualitario, por eso se esfuerzan por
creer que tanto las mujeres como los hombres deberían comportarse como sea que lo deseen.
Sin embargo, dentro de sus discursos siguen arraigadas ciertas creencias estereotipadas
para ellos y para ellas, de las cuales sobresalen principalmente aquellas referentes a lo que se
debe esperar del comportamiento de las mujeres, quienes son identificadas como seres frágiles.
Dichos comportamientos, más allá de centrarse en lo que deberían hacer, se enfoca a lo que no
deberían de hacer solo por ser mujeres. Resalta la necesidad de percibirlas con recato, entonces,
aquellas que se expresen contrario a ello no entraran dentro de las características propias de una
mujer.
Pues lo que yo sé (de cómo se debe comportar una mujer) es que respetuosa, o sea,
no decir un montón de groserías como un hombre lo hace. No decir o burlarse de
otras personas que tienen envidia o cosas así.381

Pues creo que no hay en sí un comportamiento específico pero simplemente si nos


tenemos que dar nuestro lugar, o sea somos mujeres, bueno, darnos a respetar, para
que después no estemos cayendo en bocas de otras personas y ahí si ya estemos
exigiendo algo que nosotros no nos estamos dando a merecer… Mmm… pues yo
digo que a lo mejor con los hombres, ellos van a llegar hasta donde tú lo permites,
entonces, poniendo tus límites.382

Los casos ejemplificados dan cuenta de las creencias que tienen las propias mujeres acerca
de lo femenino y por ende del comportamiento al que deben aspirar. En el primero de ellos,
sobresale la diferencia que existe entre géneros si se piensa en una conducta específica como lo
es decir groserías, la informante infiere que las mujeres no deben actuar de esa manera pues es

380
Informante 11, mujer, 18 años.
381
Informante 7, mujer, 17 años.
382
Informante 5, mujer, 16 años.

141
propia del comportamiento masculino. Entonces, cuando ellos son groseros, no son mal vistos
pues es parte de su construcción como hombres, sin embargo, no es apropiado para una mujer
expresarse o actuar de esa forma.

En el segundo ejemplo, resulta interesante la necesidad que emerge por construir una
imagen digna y merecedora de respeto, como si el solo hecho de ser persona no bastara para
ello. Las mujeres tienen que buscar las maneras de “darse a respetar” para que los otros no
transgredan los límites de su integridad, y si eso ocurre, si un hombre es transgresor, entonces
la responsabilidad caerá no en él, sino en la mujer que no supo cómo merecer ese respeto.

Ahora bien, desde la perspectiva masculina, se confirma lo mencionado, pues a pesar de


que en sus discursos pareciera que lo primordial son las decisiones de cada quien en cuanto a
cómo se dirigen por el mundo, también emergen posturas limitativas para las chicas, mismas
que para ellos no son relevantes ni son consideradas como criterios por cumplir. En este sentido,
qué más da si un muchacho juega “verdad o reto” con su amigos y amigas, o qué más da si va a
fiestas y toma alcohol, se droga o hace cosas consideradas indebidas. Ese comportamiento no
es señalado porque no lo está haciendo una mujer.

Este… yo creo que (las mujeres de deben comportar) a la altura, de no andar con
alguien más o llevarse “así” con otros hombres y que se dé a respetar… pues son
llevarse a juegos raros con otros hombres o que les hable mucho y cosas así…
¿Conoce el de verdad o reto?, pues algo así… Yo creo que deberían ser niñas de
casa, que no salgan mucho y que no estén corrompidas como está casi la mayoría…
por que las mujeres ahorita ya son más liberales, y yo creo que una mujer debería
ser más tranquila, que sepa lo que hace y qué no debe hacer… Como salir a fiestas,
tomar, drogarse o hacer cosas indebidas.383

También es importante hacer mención de las características que son consideradas por
estereotipo de los sujetos masculinos, enfatizando en principio que no se alude en ningún
momento a aspectos limitativos, sino que por el contrario se resaltan características sumativas
para su comportamiento. Es decir, para ellos no es necesario dejar de hacer, sino hacer más; lo
anterior se explica principalmente por la incidencia de las respuestas en relación con el ser
responsable y respetuoso que debería ser resaltado por los hombres.

383
Informante 2, hombre, 16 años.

142
Pues pienso que responsable y también muy respetuoso, porque conozco varios
hombres que son muy sangrones, irrespetuosos, no son amables, faltan al respeto…
Por ejemplo en como juzgan a las mujeres que en la manera de vestir, o en la manera
en la que puedes hablar y con quien te juntas o así.384

Asimismo, sobresalen las características estereotipadas de los hombres en grupo, algo que
no se presenta en el caso se las mujeres. Sin embargo, en ellos resultan recurrentes las dinámicas
entre pares que reflejan conductas agresivas, las cuales además son normalizadas y forman parte
de sus expresiones lúdicas. En los siguientes ejemplos es claro que dichas prácticas están
permeadas de violencia, desde el ámbito verbal hasta física, pero como se mencionó, está
encubierta en forma de “juego” y de normalidad.

A…se llevan muy pesado (los hombres) y se tiran a decirse de cosas hasta que el
otro no pueda… es considerado como violencia, pero pues ellos no lo ven así porque
pues lo mismo, ya están acostumbrados desde el kínder así llevarse con sus amigos,
entonces ya es algo natural para nosotros.385

Muy llevados, somos muy llevados la verdad, en mi caso yo si me aguanto y no hay


ningún problema, pero si hay casos donde me ha tocado estar que le tiran mucho a
un muchacho, y a lo mejor el chico no se siente cómodo. Ese es el caso que yo veo
mucho en los hombres, en mujeres no.386

Pero los hombres entre mismos hombres amigos, se tratan de golpes, se dicen un
montón de cosas (risas) pero jugando.387

Es así que, los estereotipos de género diferenciados detonan comportamientos posteriores


dentro de los noviazgos, es decir, una mujer con sus limitaciones conductuales y un hombre con
su poco respeto y responsabilidad y con sus fraternidades agresivas y violentas, al vincularse en
un noviazgo, éste estará también permeado de dichos criterios. En el caso que se expone a
continuación, se observa una actitud de sumisión por parte de la informante, muy relacionada a
la limitación por ser una mujer estereotipada, al no expresarse con maldiciones para mantener
el equilibrio con el otro, a tal punto de incluso llegar a perder su autonomía.

Pienso que tal vez, por ejemplo, yo, como novia siempre estaba bien, o sea siempre
trataba de estar bien para él, de no ser de cierta forma o comportarme de tal manera
porque pues yo la verdad pensaba que si me portaba como era lo iba a decepcionar

384
Informante 8, mujer, 18 años.
385
Informante 13, mujer, 18 años.
386
Informante 9, hombre, 18 años.
387
Informante 7, mujer, 17 años.

143
o si digo esto se va a enojar… Entonces pienso que por lo menos para mí ese era el
rol, estar bien para no tener problemas… O sea, trataba como de… es que yo soy
muy maldicienta, entonces me gusta expresarme como soy, entonces trataba de
comportarme así muy bien sin decir ni una sola mala palabra, o si algo había hecho
él y yo se lo quería decir, no se lo decía. Entonces no era yo, trataba de ocultar
todo.388

IV. El amor romántico: una trampa de la violencia


Otro de los mandatos sociales que se incluye en el análisis es el referente a las creencias en torno
al amor, pues al tratarse de vínculos afectivos, el amor resulta un tema crucial, debido a que en
ocasiones tiende a justificar la presencia de actitudes violentas y se vuelve entonces un
mecanismo de tolerancia ante la misma, y a su vez una trampa en el camino a su erradicación.
En este sentido, el amor que ha sido aprendido por las jóvenes principalmente, tiene
características de omnipotencia, que resiste ante lo complicado y grave del maltrato porque es
más grande que ello, más importante y por tanto capaz de atravesar por episodios de violencia
y llegar a tolerarla.

Además, nuevamente el factor aprendizaje en el entorno familiar resalta, pues se crece


entendiendo que habrá que preservar el amor a pesar de todo, literalmente. Se crece aprendiendo
la importancia de la familia como unidad primordial a mantener, y todo esto coadyuva a que
cuando la violencia está frente a estas chicas, sea más probable hacer de cuenta que no está, es
decir, cegarse bajo la idea romantizada del amor y ponderar a favor de él sus vidas.

Si… si la llega a tolerar (el amor a la violencia), porque bueno, yo lo estoy viviendo
con mi hermana, ella según está enamorada, pero si vive muy mal, si vive muy muy
mal con su pareja, pero ella dice que está enamorada. Entonces yo digo que por amor
uno si se puede vendar los ojos. Aunque está mal verdad, pero uno aunque se quiera
hacer duro no puede, porque bueno, ahí está mi hermana, ella se casó muy joven (19
años) y ahorita está muy mal, no la maltrata a golpes pero sí la tiene en condiciones
muy malas la verdad. Y pues ella no lo deja porque, pues dice mi papá que viene de
principios, que como ella ve que nuestra familia sigue unida pues ella quiere hacer
lo mismo y más aparte también dice que pues está enamorada, Entonces yo digo que
el amor si puede a uno cegar.389

La tolerancia de la violencia justificada en que el amor es primordial, se muestra más en


las perspectivas de las muchachas, ellas son quienes afirman que si puede llegar a ocurrir, a

388
Informante 8, mujer, 18 años.
389
Informante 11, mujer, 18 años.

144
pesar de que hacen mención también de la importancia que tiene dirigir el amor hacia sí mismas
en un primer momento para ser capaces de no permitir que el amor por una pareja maltratadora
sea más importante. A partir de esta incidencia en las mujeres, se infiere que desde el discurso
del amor romántico se puede minimizar la violencia e incluso puede pasar desapercibida para
ellas en específico.

Si, por ejemplo, escuché a una amiga decir que su novio no la dejaba salir, que la
maltrataba. De hecho se la llevo a Rioverde y pues creo que no la deja ni hablar con
nosotras por lo mismo, pero ella dice que lo quiere mucho y que lo ama, por eso está
con él.390

V. El espiral nocivo de la violencia estructural


Además de las experiencias relacionadas con la violencia en el noviazgo, estas juventudes están
expuestas constantemente a un espiral de violencia que vulnera su realidad social y su
cotidianeidad. Dicha violencia que además es legitimada socialmente en los espacios en los que
se desarrollan, genera, entre otras cosas, un estado de alerta en ellos y ellas, que les hace sentir
inseguridad y miedo. Dentro de las expresiones de violencia que perciben se destaca las que
tienen que ver con los feminicidios, desapariciones, riñas pandiñeriles, acoso callejero, asaltos,
secuestros o la posibilidad de los mismos.

Si bien, estas manifestaciones de la violencia les han atravesado de distintas maneras,


coinciden en que además de percibirlas, las han vivenciado en sus propias experiencias.
También coinciden en que sus rutinas cotidianas han tenido que ser modificadas al margen de
sentirse en peligro constante, pues reconocen que la capital de San Luis Potosí, en específico
los entornos en los que se desenvuelven, ya sea en el lugar en el que viven o en el contexto
donde se ubica su plantel de estudios, se caracterizan por ser inseguros y porque suelen ocurrir
acontecimientos violentos.

Era segura (la ciudad), ya ahorita se está desatando mucho todo esto de
desapariciones, secuestros y todo eso. Ya uno no puede salir a la calle así tranquilo
porque o te está siguiendo alguien o te gritan o te dan piropos, pero piropos groseros.
O sea, ya es imposible así. Bueno a mí no me habían asaltado, hasta que me asaltaron
y me sorprendí mucho porqué dije, -cómo está la situación que me asaltaron en

390
Informante 8, mujer, 18 años.

145
frente de mi casa, cómo es posible-. Por eso yo siento que ya se está yendo mucho
la seguridad aquí.391

No es segura (la colonia Satélite), se encuentran muchos casos en los que hay carros
circulando y llevándose muchachas del COBACH. O hay ladrones o rateros pues,
queriendo robar o roban aquí a unas cuantas cuadras. A un amigo le toco en la
esquina del camión, a las 7, le robaron su celular y su dinero, igual a un amigo de
él. Le digo, no es seguro.392

Con los ejemplos anteriores, resulta evidente que la situación con respecto a la violencia
para esta población es preocupante, ya que están expuestos y expuestas a vivenciar violencia
como parte de sus vidas, como algo intrínseco a la condición de existir. Cabe mencionar que
resaltan en particular aquellas expresiones relacionadas a los conflictos entre pandillas, pues
pareciera que es una situación muy presente en sus contextos. Es interesante como en ocasiones
se llegan a referir a estos conflictos como parte de la normalidad e incluso se les llega restar
relevancia, pues se considera que para quienes participan en estas riñas, la situación es tan
común que hasta resulta ser divertida.

Pues donde vivo es tranquilo, y si acaso dos o tres veces peleas de banda pero pues
lo normal, no causa mucho daño.393
Pues que está muy mal porque la gente no puede estar a gusto, tiene que estar muy
atenta para que no le vayan a balacear. Y también mucha gente se la pasa viendo la
pelea y tienen miedo de que no le pase nada al que está viendo, o que si alguien pasa
no le valla a tocar una bala o cosas así. Por ejemplo, por lo que he visto en mi calle,
ahí están las mamás de los pandilleros entregándoles a sus hijos el cuchillo o el
machete.394

Asimismo, se observa que, dentro de los contextos violentos, un sentido de pertenencia


se manifiesta mediante la comunalidad de quienes lo habitan. Es decir, en medio de toda la
violencia descrita líneas arriba, las juventudes han encontrado ciertos códigos de apoyo entre sí
mismas y con quienes comparten espacios. Esto pudiera ser crucial al pensar en alternativas de
intervención en lugares con estas características, pues la confianza que brindan a los vecinos y

391
Informante 11, mujer, 18 años.
392
Informante 9, hombre, 18 años.
393
Informante 2, hombre, 16 años.
394
Informante 7, mujer, 17 años.

146
las vecinas, prima sobre la confianza que le brindan a los gobiernos y a las instituciones
encargadas de la seguridad en la ciudad.

Si, en sí ya conozco a la mayoría de la gente, ya cuando veo que hay un carro raro
si ya me entra el nervio. Pero ya por lo regular siento que si llega a pasar algo la
misma gente te ayuda porque ya la conoces.395

Si, bueno no es que ataque al gobierno, pero sí. Si el gobierno se pusiera a ver cómo
está la situación realmente, no hubiera tanto secuestro. Hubiera más vigilancia en
las calles, cosa que no hay vigilancia, o estaría de perdido las patrullas rondando,
pero no, mejor están en una esquina, comiendo o ellos mismos contraatacan, o sea
los mismos policías desfalcan a las personas. Por un caso de aquí del COBACH,
que a mí me contaron que unos chavos estaban acá afuerita tomando y fumando,
que, si está mal, pero yo digo que la policía lo que debe de hacer es quitarlos las
cosas y llevarlos a la cárcel si quieres. Pero aquí no fue así, acá los llevaron por el
periférico y les quitaron todo, su cartera, celulares… y se fueron, los dejaron ahí.
Mejor ellos hacen que a uno le dé más miedo la policía. Yo de hecho ya ahorita veo
una patrulla y en vez de sentir seguridad pues mejor me les escondo porque ya no
se sabe ni en quien confiar.396

El último ejemplo revela las condiciones en que se percibe que operan las instituciones
competentes en la temática, las cuales dejan a los y las jóvenes en situación de opresión incluso
por parte del Estado, pues están de acuerdo en que es indiferente ante la problemática de la que
se está hablando. Asimismo, señalan que la desconfianza trasciende en el ámbito de las
denuncias, es decir, la gente prefiere no denunciar que son víctimas de violencia pues sabe de
sobra que sus exigencias no serán atendidas y que incluso pudieran tener consecuencias
negativas si lo hacen. Estas perspectivas dan cuenta de la falta de atención hacia los derechos
humanos de las personas a vivir libres de violencias, y, al contrario, el espiral de violencia se ve
legitimado.
Entonces, estas condiciones generan múltiples consecuencias que repercuten en la vida
de la población en general, en el caso de la violencia en el noviazgo, las manifestaciones de la
violencia estructural tienen su alcance de diversas maneras y coadyuvan a que sea común
experimentar episodios de maltrato en la pareja. En el caso que se expone a continuación, se
explica el vínculo afectivo de las jóvenes con muchachos para quienes la agresión es parte
intrínseca de sus vidas. Suele ocurrir entonces que trasladan esa agresión a dicho vínculo y se

395
Informante 10, mujer, 18 años.
396
Informante 11, mujer, 18 años.

147
construyen dinámicas en torno a ella, lo cual no parece ser alarmante teniendo en cuenta la
constante exposición a las violencias que viven.
Pues muchas de las chavas de aquí a veces tienen novios pandilleros y ellos son los
que hacen violencia afuera, entonces saben que si no dominan a la chava con la que
están pues no sirven como hombres. Entonces lo tratan de hacer en el noviazgo. Por
ende, la mujer ya… ya es algo normal para ella, y cuando viene otro novio que le
hace lo mismo, ya es algo natural para ella.397

VI. ¿Qué tan sensibles somos a la violencia?


Las personas respondemos de determinadas maneras cuando somos expuestas a situaciones que
involucran la violencia, ya sea al escuchar u observar directa o indirectamente actos de agresión.
Esas respuestas suelen estar influenciadas por las experiencias de cada una y cada uno, pues a
partir de ellas se construye el horizonte desde el cual se traduce el mundo. En estas chicas y
estos chicos, ocurre algo en particular, pues en general se muestran sensibles si se les cuestiona
acerca de la violencia; coinciden en que dentro de las sensaciones emocionales suelen identificar
principalmente el enojo, tristeza, decepción, y en casos menores, miedo.

Dichas emociones se rigen por otra, la impotencia, de tal manera que, la impotencia de
no poder hacer nada al respecto para transformar la situación violenta, les genera las sensaciones
emocionales mencionadas, además de sensaciones cognitivas que giran en torno a las ideas
respecto el bien y el mal, lo que es correcto decir o hacer y lo que se considera inapropiado. En
esta línea, enfatizan en que lo correcto sería llevar a la reflexión precisamente lo que no está
bien hacer para así poder generar un cambio.

Pues a veces me da tristeza o coraje porque pues yo no puedo hacer nada respecto a
eso. Si no pues me da tristeza porque no puedes defender a la mujer porque luego
puede que… es como no puedo defender a mi mamá porque luego me regañan o
puede que me meta o la meta a ella en un lío más grande. Siento impotencia de no
poder hacer nada.398

Empero, resalta el hecho de que esta sensibilidad se ve reducida, tanto emocional como
cognitivamente, cuando se considera que las personas involucradas en la agresión de alguna
manera acordaron participar en ella. Es decir, si se observa que dos personas tuvieron la voluntad

397
Informante 13, mujer, 18 años.
398
Informante 7, mujer 17 años.

148
para aceptar participar en un conflicto violento entre ellas, estas juventudes tienden a disminuir
tanto la impotencia permeada de enojo, tristeza, decepción y miedo; como la preocupación por
que las y los demás en su entorno no logren comprender lo que está bien y lo que está mal para
vivir en sociedad. También es interesante ver como la sensibilidad aumenta o resulta evidente
si se refiere a personas con las que se tienen vínculos afectivos, es decir, si se trata de algún
desconocido probablemente las respuestas sensibles también son reducidas.

Asimismo, consideran que, si una persona es violentada como consecuencia de alguno


de sus actos, o como consecuencia del ámbito en el que se desenvuelve, entonces, de cierto
modo merece la violencia que vive, pues lo justifican con que sus decisiones de vida la ha
llevado en esa dirección. Entonces, responsabilizan totalmente a las personas por vivir estas
condiciones, y esto a su vez también les hace reducir las respuestas de sensibilidad.

Incluso como una o dos veces han matado a alguien ahí (cerca de su casa), una vez
llegamos a ver sangre afuera de un kinder… (¿Qué sentiste?) mmm la verdad me
quedé sin palabras, pero también digo que si pasó eso es por algo, todo tiene un
porqué, y si él hizo algo malo pues si tuvo que ser así, y sino pues ya sería una
injusticia. Pero si llegó a pasar a ese grado pues significa que hicieron algo malo y
se lo merecían.399

Del mismo modo, les es más sencillo identificar las representaciones de la violencia más graves,
según lo que consideran. Pues aquellas representaciones sutiles resultan complicadas de
percibir. Aun así, coinciden en que, de haber una escala de la violencia, lo más sutil sería lo
relacionado con la violencia psicológica, como insultos verbales, denigrar la integridad del otro
o de la otra, etc. Es interesante observar que en la parte más grave de la violencia se alude a la
violencia física, en específico lo relacionado con golpes.

Lo cual refleja una percepción limitada de la realidad que les atraviesa, pues a pesar de
que logran identificar que viven en un contexto inseguro y violento, no suelen percibir que la
violencia tiene manifestaciones más graves que los golpes. Pocas y pocos logran reconocer la
gravedad de los conflictos armados, de la privación de la libertad o del riesgo que corre la vida
de la gente. Lo mismo ocurre al hablar de la violencia en el noviazgo, se suele creer que los

399
Informante 1, mujer, 16 años.

149
golpes es la última representación de la violencia, y se omite el peligro al que realmente pueden
llegar a estar expuestos o expuestas.

Yo pienso que los golpes. Pues a mí, si me llegó a casi… bueno si me llegó a ahorcar
y pues pienso que eso ya fue lo más grave que pudo llegar.400

En el ejemplo anterior, la informante considera que el que su pareja la ahorcara es lo más


grave a lo que se puede llegar en un noviazgo violento, esta afirmación es alarmante pues reduce
la percepción de las y los jóvenes respecto a las consecuencias reales que pueden resultar en
relaciones de maltrato. Si bien la violencia física en forma de golpes resulta preocupante, es
vital que las juventudes comprendan que también es capaz de traducirse a maltrato sexual, a
privación de la libertad e incluso a la muerte.

Entonces, el grado de desensibilización de la violencia del que se ha hablado, suele tener


como consecuencia que las respuestas que se tienen ante la misma tengan una connotación
violenta o incluso positiva. Esto quiere decir que las personas al ser menos sensibles ante la
violencia que vive su entorno o que viven ellas mismas, logran adaptarse a dicha situación y
responder ya no desde la impotencia, sino desde la aceptación inconsciente y positiva de que la
violencia ya es parte de sus vidas.

Que no te les cruces (risas)… es que son grupo de personas (muchachos


involucrados en pandillas) que… no sé qué piensen ellos, pero la agresión para ellos
es divertido, bueno, de lo que he visto con mis vecinos es que se divierten peleando.
Sacan el machete y no sé si tengan una pizca de humanidad, porque llegan a matar
una persona y no tienen conciencia, siguen caminando ahí por la calle como si
nada.401

VII. La violencia normalizada como parte del estilo de vida de las juventudes
Aunado a la desensibilización de la que se hablaba en la categoría anterior, estas juventudes
perciben que, debido a la exposición constante a la violencia, se presenta un efecto generalizado
a acostumbrarse y por ende adaptarse a la misma. Esta adaptación genera que la violencia se
integre en sus vidas cotidianas como parte de la normalidad y sea más sencillo llegar a tolerarla
e incluso a adoptarla como una forma de expresión. En este sentido, se percibe que las personas

400
Informante 8, mujer, 18 años.
401
Informante 10, mujer, 18 años.

150
nos acostumbramos y nos adaptamos a entornos violentos, incluso se llegan a adoptar ciertos
hábitos que no se tuvieran en otras condiciones, un ejemplo de ello es el siguiente.

En la mochila tengo un gas lacrimógeno por cualquier cosa que pase. Y lo que le
digo de broma a mi hermano, es el perfume anti pandillero (risas), porque te pueden
insultar, te pueden agredir física o verbalmente y si algo que a ti no te agrada, puedes
ayudarte con eso, o si no tienes eso pues correrle.402
Pues si te acostumbras tanto a ver ese tipo de cosas o a que te pase a ti… bueno por
mi calle son como muy pandilleros o muy drogadictos y a veces si me da cosa porque
escucho a un niñito chiquito decir, - se lo merecía por joto-. O sea, un niño chiquito
como de 5 años decir eso si impacta. O una vez, mi abuelo estacionó su camioneta
en frente y traía una herramienta y ese mismo niño se subió a la camioneta y se robó
un pico de fierro y se metió a la casa y la mamá no le dijo nada.403

En el último caso, la costumbre a la que hacen referencia en su mayoría, impacta como


mensaje a aprender por las nuevas generaciones, con lo cual se infiere que impactó también en
las infancias de las juventudes actuales. Ahora bien, con la influencia de la tecnología se han
creado nuevas formas de normalizar la violencia, tal como lo expone el ejemplo a continuación,
la poca sensibilidad ante la exposición de la violencia, suele ser difundida en redes sociales con
fines de entretenimiento y sin empatía por los violentados y las violentadas.
Pues hoy en día es ya casi normal para todos, pero para mí no porque es como…
pues es una falta de respeto a los demás. Pero le digo, de hecho, las personas ya lo
ven tan normal que empiezan como a grabarlo y a subirlo en redes sociales y pues
eso está mal. En lugar de ayudar o marcarle a la policía o algo, lo graban y eso está
muy mal. Aquí mismo en el coba (COBACH) a veces pasa o que se la pasan viendo
esos videos y hasta les da risa, a veces… a algunos.404

Ahora bien, la normalización tiene efectos en las personas, pues al ser considerada como
parte de lo cotidiano, existen comportamientos que giran en torno a esa normalidad. Es decir,
resulta tan común que se adopta en los hábitos de cada uno o de cada una, de diversas formas,
por ejemplo, habrá a quienes ese efecto se vea reflejado en la posibilidad que tengan de
desarrollar comportamientos agresivos y violentos, y por ende, a ejercer violencia.

Entonces desde ahí ella le empezó a decir de cosas a mi amiga, entonces yo dije, -
mira, si te llega a hacer algo yo también me meto-, la verdad yo voy a ser muy
sincera y pues soy brusca, entonces puedo decir que puedo llegar a los golpes, pero

402
Informante 10, mujer, 18 años.
403
Informante 7, mujer, 17 años.
404
Informante 12, mujer, 18 años.

151
no comenzar… pues voy a ser un poco violenta pues para asustarlo la verdad y le
respondo, porque tampoco es para quedarme callada.405

Asimismo, hay quienes consideran que la influencia de la naturalización de la violencia


no solo determina la tendencia a construir personas violentas, sino que también a construir
personas capaces de tolerar la violencia ejercida hacia ellas. Desde esta lógica, se infiere que, a
través de la repetición de ciertos patrones de conducta o dinámicas de comportamiento de la
sociedad, se aprende a vivir con alguna situación que vulnera a cada subjetividad. Se normaliza
a tal punto de dar por sentado que así es, sin cuestionar si quiera si puede ser de manera distinta.
Pues si la ves seguido y mucho (violencia) pues yo digo que sí, te acostumbras…
Pues se acostumbra a los golpes, al maltrato psicológico, a las palabras que le dice
el esposo o papás. Mmm… bueno por ejemplo si tiene una hija va a conseguir uno
novio igualito que la maltrate o así. Y si es la mamá la que es golpeada pues la hija
se va a dejar golpear ya después.406

Esta perspectiva resulta interesante puesto que se contradice con ciertas posturas que
también se hicieron presentes en las reflexiones de los y las informantes. Dichas posturas aludían
a que es responsabilidad de la individualidad de cada quien el decidir si va a ejercer violencia o
va a ser tolerante cuando esté en el papel de víctima. Esta afirmación puede llegar a caer en el
simplismo, puesto que no se está analizando la complejidad de la que emana la violencia, pues,
si bien el criterio de lo individual influye de manera importante, es limitativo si se piensa que
es solo cuestión de decidir ser o no ser violento o ser o no ser víctima.

Por eso yo digo que cada quien sabe si quiere ser violento o no, o sea si uno tiene la
suficiente de actitud de no ser violento pues yo digo que si lo puede lograr.407

Lo que pasa en el entorno influye y coadyuva en la construcción de la realidad y con ello


de lo que es normal y de lo que es visto como parte de esa realidad. Y como la humanidad busca
cubrir su sentido de pertenencia, entonces se comportará en función del entorno al que busca
pertenecer. Ahora bien, en lo que respecta a la violencia en el noviazgo, la normalización hace
presencia también en este espacio, pues una vez que la violencia del entorno resulta normal e

405
Informante 1, mujer, 16 años.
406
Informante 7, mujer, 17 años.
407
Informante 11, mujer, 18 años.

152
influye en la construcción de personas violentas y personas oprimidas que toleran maltrato,
llevar estos comportamientos a los vínculos afectivos de pareja puede llegar a ser percibido de
igual manera dentro de la norma.

Que se metan en problemas (novios violentos) o se obliguen ellos mismos a irse en


un barranco. Y nosotros quererlos ayudar y ellos mismos se alejan y ya después de
eso viene que él se haga violento y después llega con violencia conmigo… porque
pues ya es bien violento siempre entonces conmigo ya no se da cuenta.408

Creo que si te expones a la violencia luego puede ser normal que la aguantes… Le
digo, el mismo caso de saber, -pues no dice nada, a lo mejor está bien-, y no hay
problema. O un ejemplo básico: el papá le pega a la mamá y la chica pues consigue
un novio y el chico le pega y ella dice –pues está bien, lo veo en mi casa, lo veo en
mi familia no pasa nada. Lo aguanto, lo tolero.-409

VIII. La familia como fuente de aprendizaje de la violencia

Además de la influencia de la violencia estructural, emerge una categoría de gran importancia


para los y las jóvenes, pues en su mayoría consideran que el aprendizaje de la violencia tiene
sus bases en los núcleos familiares. Coinciden que, si el ambiente familiar es violento, ya sea
por parte de mamá y papá o de algún otro miembro, a través de la repetición de ciertos
comportamientos agresivos, estará representando ejemplo a seguir sobre todo por los más
pequeños y las más pequeñas. Así, a manera de espejo, lo que se observa es lo que se reflejará
posteriormente en ellos y ellas.
Ahí si tengo algo más concreto que es la familia, porque si la persona creció en un
entorno de agresión donde vio que su mamá o su papá lo golpeaban, él va a decir, -
a, es algo normal, y lo voy a hacer con mi pareja futura-, y la pareja futura… por
ejemplo… voy a poner el ejemplo de una prima porque ella si creció en un ambiente
de agresión, y ella buscó a una persona que la trataba igual que su papá con la misma
agresión y pues siguió en círculo y eso le va a enseñar a sus hijos y es algo que no.410

En suma, desde estos entornos, los mensajes que suelen ser enviados como creencias o
criterios familiares, depositan en la infancia y las juventudes perspectivas de vida y de lo que
espera para ellos y ellas. Esto puede generar pautas cognitivas que trazan un camino sobre el
cual se debe existir de acuerdo a sus especificaciones. Lo preocupante resulta cuando las pautas

408
Informante 1, mujer, 16 años.
409
Informante 9, hombre, 18 años.
410
Informante 10, mujer, 18 años.

153
a seguir están dadas por criterios de dominación o sumisión, o por criterios desde los cuales los
tratos agresivos en las parejas sean vistos con normalidad.
Pues mi papá, la otra vez me dijo cuando estaba en primero de prepa, que no quería
verme embarazada porque si no iba a tomar en cuenta la frase que siempre decía su
bisabuelo. Le pregunte que cual frase y me dijo que las mujeres nada más sirven
para tener hijos. Y pues de eso si se aprende.411

Asimismo, dichos aprendizajes llegan a mermar incluso la capacidad de los y las jóvenes
para reconocer la violencia existente en sus ambientes. Es decir, si los mensajes recibidos
reiteran agresión, posteriormente puede confundirles respecto a la identificación de la violencia.
En el ejemplo siguiente, cuando la informante dice, no sé si eso sea violencia o no sé cómo se
categorice eso… pues no sabría decirlo, deja en claro la confusión para nombrar un acto
evidente que ocurre frente a ella. Se infiere que este tipo de confusiones se van introyectando
en la psique y en las pautas de relación de las personas.
En este caso, ella concluye que agredirse a sí mismos y agredir los objetos del entorno, no
es considerado como un acto violento, entonces, existe la posibilidad de que, si en sus relaciones
futuras la pareja o ella misma se comportan de esta manera, pasara de cierta forma desapercibida
e incluso se puede afirmar que en su hogar no se vive con violencia. Este tipo de invisibilización
aprendida, construye limitaciones para lograr prevenir y erradicar la violencia, además genera
obstáculos en el camino hacia la transformación de este tipo de realidades.
No exactamente, o sea, bueno, problemas entre ellos (papá y mamá) pues si verdad,
pero de golpearse, que él golpee o ella golpee, no. Se golpean ellos mismos verdad,
pero no al otro, no se atacan entre ellos dos. Haga de cuenta que se desquitan con
ellos mismos… Pues es que no se si eso sea violencia porque yo verlos así pelando
entre ellos, así que le pegue a mi mamá pues no. Pero si he visto que ellos se
lastiman, o sea por ejemplo que mi papá se pega en la pared así de coraje. No sé si
eso sea violencia o no sé cómo se categorice eso… pues no sabría decirlo, solo sé
que si es feo verdad, pero no, no creo que sea violencia la verdad, porque no está
golpeando a otra persona.412

3.1.3. Discusión
Con la finalidad de llevar al análisis los resultados de ambas fases, se ponen en dialogo los
aspectos más representativos que emergieron con las categorías teóricas revisadas en los
primeros dos capítulos. A su vez, se pretende con dicho análisis dar cumplimiento a cada

411
Informante 7, mujer, 17 años.
412
Informante 11, mujer, 18 años.

154
objetivo específico planteado, para que en conjunto coadyuven a analizar el estado actual de la
violencia de género en juventudes y los factores que se asocian a su prevalencia, planteado como
objetivo general.

A. Objetivo Específico 1.
Analizar la influencia de los mandatos sociales de género en la normalización de la
violencia de género en el noviazgo, en juventudes estudiantes de un bachillerato público
en la periferia de San Luis Potosí

De acuerdo a los resultados de ambas fases se infiere que hay discrepancias entre los
resultados generales y los particulares, pues de acuerdo a lo que arrojó la fase cuantitativa, la
población analizada se adhiere a los mandatos de género en niveles muy bajos, tanto hombres
como mujeres. Lo cual denota que estas juventudes generalmente se conducen en sus relaciones
interpersonales con pocos estereotipos de género, es decir, presentan niveles muy bajos de
sumisión, abnegación, atención al cuidado físico y corporal para proyectar una imagen
estereotipada y necesidad de tener pareja y procrear; considerados como normas estereotipadas
socialmente para las mujeres. Igualmente, el nivel de potencia erótica como estereotipo para
para los masculinos se sitúa en un nivel muy bajo, y el de virilidad en bajo.
Asimismo, no existen diferencias significativas entre hombres y mujeres, sin embargo, se
enfatiza que lo mencionado líneas arriba es la perspectiva generalizada de esta población,
empero, en la fase cualitativa, los resultados se concentran en las experiencias particulares de
las y los entrevistados, que si bien no coinciden con la generalidad de sus compañeros y
compañeras del plantel, reflejan que las creencias y percepciones para algunas juventudes se
encuentran arraigadas a los mandatos de género, y que dicho arraigo genera una tendencia de
comportamientos femeninos y masculinos según los mandatos.
Es decir, el mundo patriarcal dominado por lo masculino, la diferencia genérica, las
actitudes y comportamientos machistas y el amor romántico con todos sus mitos, no tienen
exclusividad en el mundo adulto, sino que trascienden las membranas de lo juvenil, desde el
exterior hasta sus vínculos más íntimos.
Las formas de representación de estas pautas socioculturales son diversas, sin embargo,
esta población acentúa la jerarquización de los hombres en la tercera esfera del sistema

155
patriarcal, según Janet Saltzman,413 pues tienden a percibir que las mujeres son excluidas de los
espacios públicos y laborales, debido a que el mismo sistema les brinda menores oportunidades
al limitarles los espacios de trabajo y la remuneración por el mismo. Esto se relaciona con lo
que expone Mollo respecto a la desvalorización del trabajo femenino, o bien, de las actividades
que pueden o no realizar e incluso de cómo deben realizarlas y la diferenciación salarial respecto
a los hombres.414
Lo anterior alude al pensamiento de Marcela Lagarde, quien analiza la división del trabajo
de acuerdo a las supuestas cualidades de cada género, otorgando lo relacionado con el poder y
el control a los hombres y limitando a las mujeres al espacio privado, a la vida doméstica y al
servicio del cuidado de los hombres. 415 La misma autora alude a la condición de cautiverio en
la que viven las mujeres, debido a que la misma sociedad ejerce un dominio sobre sus vidas, al
igual que la cultura y los sujetos sociales con los que se relacionan, por ejemplo, sus novios.416
En esta línea, el “deber ser”, de las mujeres, les otorga condiciones orientadas más bien a
lo que no deberían hacer, en específico resalta para estas juventudes la manera en que se juzga
a las mujeres como “zorras” o “fáciles” por comportamientos que en los hombres están
normalizados. O bien, que se les posiciona en un lugar desprestigiado si se expresan con “malas
palabras”, o realizan acciones que se consideran propias de los hombres, como beber alcohol,
fumar o ir a fiestas.
Esto se vincula con la primera esfera de la jerarquización a favor de los hombres, que está
relacionada a la expresión del lenguaje que desprestigia y a las cargas peyorativas que se le da
a las formas más libres de vivir la sexualidad de la mujer. 417 Entonces, si las mujeres no acatan
estos mandatos estereotipados de la idea de “buena mujer”, serán susceptibles a ser violentadas,
pero si permanecen fieles al mandato, la violencia se traducirá desde el control y dominio de sus
vidas.
Ahora bien, el mandato del amor romántico como posibilidad de relacionarse
afectivamente con las parejas, se hace evidente en las juventudes analizadas, en específico en
las muchachas, pues desde sus discursos perciben casos en los cuales el amor llega a justificar

413
Saltzman, J., op. cit. p. 259.
414
Mollo Brisco, G., op. cit. passim.
415
Construcción de las Humanas, passim.
416
Lagarde, M., op. cit., p. 60.
417
Saltzman, J., op. cit., p. 259.

156
la sumisión de las mujeres y la superioridad masculina, como se sugiere en los trabajos de
Esperanza Bosch y Victoria Ferrer, pues el amor pensado desde el concepto del romanticismo,
abre brechas de desigualdad entre hombres y mujeres al basarse en relaciones de poder entre
ambas partes.418
Desde el pensamiento de estas autoras, también se llega a considerar que el amor está
cargado de características (considerados mitos) que permiten que se toleren actitudes violentas.
En esta investigación sobresale el mito de la omnipotencia, desde el que se sustenta la idea de
que el amor lo puede todo y supera todos los obstáculos.419 Debido a que, según las percepciones
de las jóvenes, aquellas quienes toleran violencia por parte de sus novios, lo llegan a hacer a
partir de la premisa de que el amor que sienten por ellos va a ayudar a pasar esa desagradable
etapa.
En este sentido, dichos mandatos se instalan en las vidas de las juventudes y a partir de
este sistema emana una violencia que involucra a mujeres y hombres, pues si bien, a ellas las
oprime y las mantiene en cautiverio y apegadas a mitos románticos, a ellos los dota de
privilegios misóginos que además les conceden poder y dominio para ejercerlo hacia sus novias.
Dicho control, se manifiesta principalmente mediante prohibiciones, por ejemplo, respecto la
ropa que usan.
Este control es una forma más de expresión machista, que deviene de comportamientos
masculinos que enfatizan los mandatos de masculinidad, establecen y agudizan las diferencias
entre géneros y confirman la superioridad masculina.420 En esta población, el mandato patriarcal
y machista también se expresa en grupo, de formas muy particulares como el acoso callejero, y
como una exigencia del ahora “deber ser” del hombre y de los esfuerzos por pertenecer y obtener
reconocimiento de dicho grupo.
La importancia de lo anterior radica en que, existe evidencia de la relación entre las
actitudes de violencia en la pareja y la adhesión a los estereotipos de género, específicamente
los implicados en estereotipo masculino.421 Resalta el ejemplo de un joven que, mediante la
presión social de su grupo de pares, adquirió comportamientos agresivos y controladores con su

418
Bosch, E., et. al., op. cit., p. 21.
419
Ibid., p. 149 ss.
420
Rodríguez Kauth, Á., et. al., op. cit., p. 276.
421
Ulloa, E. C., et. al., “Acculturation, gender steryotipes, and attitedes about dating violence among latino youth”.
Violence and Victims, 2004, vol. 19, núm. 3, p. 273-287. cit. por. Valdivia Peralta, M. P., y Gonzalez Bravo, L. A.,
op. cit. p. 342.

157
novia, con la finalidad de sentirse perteneciente al grupo. Tal y como expone Rita Segato
respecto a la corporación masculina y la importancia de la lealtad entre sus miembros a pesar
de vulnerar a las otras para obtenerla. 422
Cabe mencionar que bajo estos criterios no es que se esté deslegitimando a los hombres
de su responsabilidad de transformación social, es decir, no basta con situarlos como producto
de una sociedad permeada de mandatos culturales, sino que, si se busca esa transformación de
condiciones, habrá que iniciar a cuestionarse su papel privilegiado y las consecuencias que tiene
a nivel social, cultural y de relaciones con los otros y en específico con las otras.
También se percibe el arraigo de los mandatos cuando las y los jóvenes otorgan
determinadas características para cada género, confirmando lo mencionado por Cantera y
Blanch, a partir de los criterios de recato y pasividad de las mujeres, además de el énfasis en la
responsabilidad de que los otros no la agredan, pues se considera que son ellas quienes tienen
que “ganarse el respeto de los otros”, pues al parecer, el solo existir no es suficiente si se es
mujer. En cuanto a los hombres, entre ellos resaltan los estereotipos relacionados a las dinámicas
agresivas normalizadas y vistas como juego.423
Estas características tienen su base fundamental en los procesos de socialización, pues
desde ellos, se construyen personas que, desde la infancia se consideran distintas y que además
esas diferencias genéricas son legitimadas bajo diversas instituciones424, entre ellas se sobresale
la familiar. Debido a que esta población considera que desde el núcleo de lo familiar es que se
aprende socializar con base en mandatos de género. De esta manera y siguiendo el pensamiento
de Simone de Beauvoir, se puede decir que no se nace siendo mujer o siendo hombre, sino que,
se llega a serlo.425
Entonces, se puede inferir que, lejos de pensar en cuantas personas están arraigados los
mandatos de género, es relevante llevar a la reflexión que la forma en que se adhieren en las
creencias y percepciones de algunas, conllevan a que se representen hacia el exterior mediante
prácticas violentas, en específico violencia simbólica y psicológica, expresada principalmente
por el control. Pues como se revisó en la parte teórica de esta investigación, existe múltiple

422
Segato, R. L., op. cit.
423
Cantera, L. M., y Blanch J. M., op. cit., p. 125.
424
Walker, S. y Barton, L. (eds.), Gender, Class and education, New York: The Falmer Press. 1983. cit. por. Bosch,
V. y Ferrer P. V., op. cit., p. 106.
425
De Beauvoir, S., op. cit., passim.

158
evidencia de que hay una fuerte correlación entre poseer creencias que legitiman la violencia
contra la pareja y materializar estas agresiones.426 Y que, además, siendo la base la socialización
y aprendizaje del entorno, dichas prácticas se llegan a normalizar pues se consideran como parte
de lo apropiado a hacer y no hacer por mujeres y hombres en una relación de noviazgo, de
convivencia y en una sociedad.

B. Objetivo Específico 2.
Identificar las características sociodemográficas del contexto, y su vinculación con la
incidencia de la violencia estructural y la violencia en el noviazgo

La ubicación del contexto y las condiciones sociales que lo atraviesan son percibidas por esta
población como una realidad conflictiva en donde coexisten diferentes tipos de violencias que
los y las mantienen, entre otras cosas, en un estado de constante alerta. Y que además les genera
sentimientos de inseguridad y miedo, producto de la impotencia de no poder actuar al respecto.
No es gratuito este sentir, pues expresan que además de percibir la violencia en su entorno
cercano, han sido víctimas de ella. Se infiere entonces que estas condiciones son producto de un
contexto que limita a las personas y les impide desarrollarse plenamente en sociedad,
ubicándolas además en situaciones de vulnerabilidad social. 427

Esta condición de vulnerabilidad resulta característica de las periferias de las ciudades, y


considerando que el plantel educativo donde estudian estas y estos jóvenes está situado en la
periferia sur de la ciudad de San Luis Potosí, sus percepciones se confirman con la información
resultante del análisis de los polígonos de vulnerabilidad social e inseguridad urbana realizados
en la ciudad mencionada, que concluyen en que dicha ubicación está caracterizada por ser uno
de los polígonos más peligrosos y vulnerables.428

Dicho criterio se refleja principalmente en la inseguridad que viven las y los estudiantes y
que condiciona la manera en que realizan sus actividades cotidianas, con limitaciones y
adaptaciones al margen de escenarios violentos. La ola de inseguridad tiene una gama de

426
Nabors, E. L., et. al. “Domestic violence beliefs and perceptions among college students.” Violence and Victims,
21(6), 2006, p. 779-795. cit por. Valdivia Peralta, M. P., y Gonzalez Bravo, L. A., op. cit., p. 342,
427
Luciano, G. y Martín, L. op. cit., p. 98.
428
Villasis-Keever, R., et. al., op. cit., p. 36.

159
representaciones, que coinciden con las mencionadas en los antecedentes de violencia
presentados en el capítulo segundo de esta tesis. Dentro de las cuales, ellos y ellas mencionan
como más frecuentes los conflictos entre pandillas, pues como lo dice Colombara, estos se
adhieren territorialmente y forman parte de los barrios en donde ocurren 429 y por ende, suelen
estar normalizados, pues además la zona es considerada como una de las principales en
frecuencia de estos hechos.430

Aunado a lo anterior, se generaliza la insatisfacción y la desconfianza hacia el gobierno y


sus instituciones pues no suman a mejorar y transformar la situación en estos espacios, sino que
hasta la misma institución se seguridad y policiaca ha ejecutado violencia hacia las juventudes;
a manera de acoso callejero a las jóvenes, robo e intimidación a los muchachos, entre otros
casos. Lo cual se relaciona con las fallas en la procuración de seguridad y justicia que se tiene
en estas dependencias, pues aunado a los ejemplos de las juventudes, los resultados de la reciente
Alerta de Violencia de Género no han favorecido el panorama para las mujeres de la ciudad.

Entonces, como apunta Marcela Lagarde, la ciudadanía queda a merced de la impunidad


institucional, que crea injusticias y fisura el Estado de derecho. 431 Y que a su vez limita a la
población a denunciar cuando se vulneran sus derechos humanos, pues dejan de creer que es
posible que las necesidades de salvaguardar sus derechos sean atendidas. De tal manera que,
según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública de 2018,
solo el 11.3% de las victimas denuncian algún delito.432 Cabe destacar que inclusive, estas
juventudes llegan a sentirse más protegidas y seguras con las redes de apoyo comunales que se
crean en el tejido de los sectores populares en los que se desarrollan.

Conviene entonces pensar que si bien, el Estado se muestra incapaz de vigilar y proteger a
las mujeres, a la niñez, a las juventudes y a los grupos vulnerables, y, en relación a las
experiencias expresadas; se apuesta entonces a, como lo dice Rita Segato, abrir fisuras en estas
instituciones y trabajar desde aquello que les hace sentir protegidos y protegidas, que son los

429
Colombara, M., op. cit., p. 5.
430
Hernández Solís, C., op. cit., p. 40.
431
Por los DH d las mujeres, p. 150.
432
INEGI, “Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2018,
Principales Resultados San Luis Potosí”, 2018. Disponible en:
http://www.beta.inegi.org.mx/contenidos/programas/envipe/2018/doc/envipe2018_slp.pdf. [Consultado:
26/01/19]

160
lazos de comunalidad, pues esta autora considera que precisamente es la comunalidad la
estrategia a la que le teme el Estado.

Lo mencionado hasta ahora, crea un panorama contextual inestable como lo es el panorama


general de la América Latina, y según explica Eduardo Galeano 433, esto por consecuencia
desencadena características específicas, como el aumento de la violencia que hace trizas el tejido
comunitario y deja a las juventudes a merced de la carencia, la irresponsabilidad hacia el
bienestar propio y de los otros y las otras, las deja a merced de la violencia misma.

Se dice entonces que, de acuerdo a las experiencias vividas y percibidas por esta población,
las características de su contexto convergen y se engloban en una categoría de violencia
estructural. Siguiendo a Martín Baró, dicha violencia es legitimada socialmente, genera un
efecto nocivo en la ciudadanía y promueve la reproducción de la violencia en espiral.434 Misma
que se transporta en un vaivén sin fin desde el macrosistema donde desarrollan sus vidas
sociales, hasta el ontosistema, en el que construyen sus relaciones de noviazgo. Pues según el
modelo Ecológico de la Violencia de Bronfenbrenner, el contexto es un factor decisivo en la
normalización y apropiación de la violencia en la vida de las juventudes.435

Lo anterior se evidencia con la reducción emocional y cognitiva de las respuestas hacia la


violencia que es ejercida a personas involucradas en ámbitos violentos, pues consideran que de
cierta manera aceptan esas consecuencias por estar involucradas y que inclusive se lo merecen.
Asimismo, a pesar de que los resultados cuantitativos mostraron bajos niveles de
desensibilización hacia la violencia, el disfrutar ejerciendo violencia psicológica resultó más
común que presenciar violencia tanto física como psicológica.

Es interesante pues aunado con los resultados cualitativos, se infiere que el ejercicio de la
violencia psicológica en las juventudes tiene características lúdicas para ellos principalmente.
También, la exposición que han tenido de manera constante a un macrosistema, ecosistema y

433
Galeano, E., op. cit., passim..
434
Martín Baró, I. “Violencia y agresión social”, en Martín Baró, I., Acción e Ideología, El Salvador, UCA ed.,
2000, p. 359-422. cit. por. Castillo Vargas, A., y Castro Chaves, X., op. cit. p.116.
435
Bronfenbrenner, Urie. La ecología del desarrollo humano. Barcelona, España, ed. Paidós, 2001, cit. por.
Castillo Vargas, A., y Castro Chaves, X., op. cit., p.115.

161
microsistema con las características mencionadas, ha ocasionado que tengan respuestas
positivas ante la violencia y terminen aceptando que sea parte de sus vidas.

Ahora bien, en cuanto a las características del contexto familiar, la fase cuantitativa
demostró que el 25.5% de la muestra ha vivido y/o presenciado violencia en sus familias de
origen. Dato relevante si se considera que en México se asocian las creencias aprendidas
respecto a la violencia en el núcleo familiar, con la posterior perpetuación de la violencia en los
noviazgos.436 Entonces, se infiere que este porcentaje de juventudes están vulnerables en su
entorno más íntimo y por ende, esto representa gran impacto en sus esferas de bienestar. 437 Los
y las estudiantes coinciden con este discurso, pues consideran en su mayoría que la fuente de
aprendizaje principal de la violencia es el entorno familiar y lo que es transmitido desde él.

Asimismo, a partir de los resultados de la parte cualitativa, se observa que las jóvenes
son quienes se ven afectadas en mayor medida por la violencia dentro de sus hogares, pues los
miembros masculinos de sus familias, ejercen control hacia ellas, así como violencia psicológica
que denigra su bienestar y autonomía. Lo cual se relaciona con los resultados del estudio en San
Luis Potosí realizado por de Suárez y Menkes, que muestra que existe una mayor agresión hacia
mujeres adolescentes (20.9%) en comparación con los hombres (16.8%), y que precisamente
esa agresión es efectuada por sus padres y hermanos hombres. 438

Además, existe consumo de alcohol en un 65.5% en estos espacios. Asimismo, la


formación académica de los padres y las madres de familia se relacionan con la media reportada
por INEGI en cuanto a nivel de estudios por la población potosina,439 pues se limita a la
educación básica para ellas y educación media para ellos. Lo cual refleja ya una desigualdad de
condiciones entre hombres y mujeres, desde la cual se construyen las familias de estas
juventudes, que a su vez crecerán con desigualdades como parte de sus características.

436
Clarey, A., Hokoda, A. y Ulloa, E. C., “Anger control and acéptense of violence as mediators in the relationship
between exposure to interparental conflicto and dating violence perpetration in mexican adolescence”. Journal of
Family Violence, 2010, vol. 25, núm. 7, p. 619-625. cit. por. Valdivia Peralta, M. P., y Gonzalez Bravo, L. A., op.
cit., p. 338.
437
Suárez, L., y Menkes, C., op. cit., p. 612.
438
Ibid., p. 613.
439
INEGI, “Panorama Sociodemográfico de San Luis Potosí, Encuesta Intercensal 2015”, 2016, p. 74. Disponible
en:
http://internet.contenidos.inegi.org.mx/contenidos/productos/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/nu
eva_estruc/inter_censal/panorama/702825082345.pdf. [Consultado: 26/01/19].

162
Dichas condiciones pueden ocasionar dependencia por parte de las mujeres hacia sus
parejas masculinas, pues, con menor preparación profesional, se reducen aún más las
oportunidades laborales y con ello, las mujeres quedan al margen del sustento de sus conyugues.
Pasan a formar parte del 40.5% de la población potosina que se considera económicamente
inactiva por dedicarse a los quehaceres del hogar.440

Esta realidad es percibida por los y las informantes de la fase cualitativa, pues consideran
que una de las modalidades en las que se presenta la dominación de los masculinos en el sistema
patriarcal, tiene que ver con que son ellos quienes generalmente aportan la parte económica al
hogar y por ende tienen poder y control respecto a ellas que no lo hacen.

También, es importante mencionar que por lo general esta población proviene de familias
de clase baja y media-baja y esta condición les dota de ciertas características, por mencionar
alguna, se dice que las juventudes, en especial las mujeres de estas clases sociales mantienen
creencias en relación a lo que debería ser una “buena mujer”,441 muy relacionado con la
influencia de los mandatos en torno al estereotipo de género femenino. Dichas creencias también
influyen experiencias posteriores de sumisión y abnegación.

Todos estos aprendizajes del contexto social y familiar con las características sociales,
demográficas y culturales mencionadas, generan las condiciones para que con base nuevamente
en el modelo de Bronfenbrenne, se infiera que aquella violencia que se aprende y se normaliza
en estos entornos, posteriormente se instala en la individualidad de cada persona y les dota de
ciertas pautas comportamentales que luego se ejecutan en sus relaciones más íntimas, por
ejemplo, el noviazgo. Pues, según Rendón, en entornos violentos, las juventudes perciben que
la violencia se puede aceptar como normal y se empieza a creer que es válido participar, agredir,
o violentar a los y las demás. 442 Tal como lo mencionaron en la fase cualitativa, las personas
de cierta manera se llegan a acostumbrar y a adaptarse a la violencia después de una exposición
constante a la misma.

En lo que respecta a la vinculación que se tiene de lo mencionado a la violencia en el


noviazgo específicamente, esta población la alcanza a percibir en la adquisición de pautas

440
Ibíd. Passim.
441
Ibíd., passim.
442
Rendón, Y. A., op. cit., p. 128.

163
violentas y su proyección hacia la pareja. O bien, en la tolerancia a soportar la violencia de la
que son víctimas. Asimismo, resalta el hecho de que existen noviazgos entre chicas de este
plantel con muchachos que están relacionados a las pandillas conflictivas de las que se hablaba.
Conviene analizar lo que explica Rendón acerca del poder que consideran obtener los jóvenes
al estar involucrados en pandillas, que además de ser un poder que los hace resaltar entre los
masculinos, también causa atracción en las chicas. 443

Dichas relaciones se observan permeadas de violencia pues según los y las informantes,
en ellos la violencia está tan naturalizada que la replican hacia ellas. Cabe resaltar también que
no existen diferencias significativas entre sexos, es decir, la normalización de la violencia
estructural sucede tanto para hombres como para mujeres y la desensibilización suele
presentarse también para ambos, en las formas que tiene la violencia estructural de atravesar las
vidas de las juventudes.

Lo anterior se relaciona con lo revisado en la parte teórica de esta tesis, en donde se


afirma que la violencia de género es dada por factores relacionados con la crianza, los bajos
ingresos familiares, la violencia familiar experimenta en la infancia, además de los riesgos
contextuales del lugar en el que se desenvuelven. 444 Aunado a esto, el tejido social denso y
activo de instituciones que legitiman patrones detonantes de violencias, entiende a aquella que
ocurre en el noviazgo como producto de estas relaciones económicas, afectivas, simbólicas y de
poder que ocurren de manera simultánea desde niveles intrapersonales hasta en la sociedad en
general.445

C. Objetivo Específico 3.
Conocer la prevalencia y la representación de violencia de género en el noviazgo en
estudiantes de un plantel de bachillerato público en la ciudad de San Luis Potosí, de
una zona periférica y de clase media baja.

De acuerdo a los datos duros arrojados por la mayoría de la población en la fase cuantitativa, se
muestra que la prevalencia de la violencia en el noviazgo en general se ubica en el rango muy
bajo, con un 91% de la totalidad de la población. Asimismo, dentro de las modalidades de

443
Ibid., p. 112.
444
Bernal Pinilla, D. Y, et. al. op. cit. p. 279.
445
Connell, Raewyn, op. cit., p. 66.

164
violencia que presenta esta escala, aquella que tiene mayor incidencia es la violencia como
control, pues dentro del mismo rango, el porcentaje se reduce a 78.3%. Es conveniente
mencionar estos datos pues se vinculan con los resultados obtenidos en las entrevistas
cualitativas, los cuales confirman que, en las experiencias de noviazgo de estas juventudes, la
violencia se representa mayoritariamente en esta modalidad.

Lo anterior se enlaza con la teoría expuesta en el capítulo primero, que afirma que el
446
motor del maltrato en las parejas, más allá del sexo o el amor, es el poder. Mismo que se
ejerce mediante el control de la otra o el otro. Entonces, es el control la herramienta mediante
la cual la violencia queda materializada, pues priva a la pareja de la toma de decisiones y la
limita en la libertad de expresión y en su autonomía.

Un ejemplo esto, frecuente según las y los informantes, son los celos, pues a partir de
ellos se crean dinámicas de tensión que culminan en actitudes violentas. Al respecto, Esperanza
Bosch resalta que los celos son uno de los mitos del amor romántico, pues se llegan a normalizar
desde el discurso de que el celar es parte del amar. Se viven entonces como una señal de amor,
e incluso como un requisito indispensable, que conduce a la tolerancia de comportamientos
violentos y no contempla las libertades de ambas partes en la relación.447

Otra forma en que este tipo de violencia es representada en esta población, emerge desde
el control y las prohibiciones respecto a las actividades en redes sociales. Propiciando que se
cree tensión en la relación, mediante la desconfianza, sospechas de infidelidad que llevan a
espiar a la pareja, episodios de celos, entre otras cosas. Tal como lo mencionan estudios
referentes a las nuevas modalidades de violencia en jóvenes,448 pues a diferencia del mundo
adulto, el escenario de lo tecnológico crea condiciones que actualmente están impactando en
mayor medida a aquellas personas que están más involucradas en ellos.

Asimismo, según los resultados de la escala de severidad de la violencia, se refleja que


en el 95.3% de estas juventudes, la violencia es muy baja, y que las representaciones más
comunes de la misma son las relacionadas con la violencia psicológica, pues es la categoría que

446
Espinoza Cantera, L.M. “Violencia en la pareja: fenómenos, procesos y teorías”, en Sánchez, T., (coord.).
Maltrato de género, infantil y de ancianos. Publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca., 2005. cit. por. De
Alencar-Rodrigues R., y Cantera L., op. cit., p. 119.
447
Bosch, E., et. al., op. cit., p. 149 ss.
448
Montilla, A. M., et. al. op. cit. p. 409.

165
reduce más el porcentaje en este rango, con un 80%. Nuevamente, este dato se relaciona con los
resultados cualitativos, los cuales indican que este tipo de violencia suele ser recurrente en las
relaciones de noviazgo de los y las estudiantes. Y esto a su vez, se confirma con estudios
anteriores en latitudes latinoamericanas,449 sin embargo, aunque se presenta en menor medida,
es importante mencionar que la violencia física también ocurre en esta población. Además, la
incidencia de este tipo de violencia no es aislada, sino que se llega a convertir en un común para
quienes la viven.

Ahora bien, resulta interesante observar que tanto los datos duros como los cualitativos,
muestran que no existe distinción en cuanto a la ejecución de la violencia mediante el control,
es decir, los hombres son controladores con sus novias, así como ellas lo son con sus novios.
Sin embargo, el control que ellos ejercen deviene de los aprendizajes culturales en torno a los
“malos” comportamientos de la mujer, que es ahí donde se evidencia la consecuencia de los
mandatos de género aprendidos en relación con los estereotipos. En este sentido, como apunta
Joan Scott, se necesita problematizar acerca de cómo las mujeres se llegaron a pensar de la
forma en que se piensan, entendiendo que esto deviene de la cultura y subyace de la historia y
la política, que a su vez, que otorga ciertos significados a los cuerpos sexuados.450

En esta línea, los resultados muestran que cuando se intenta controlar dichos
comportamientos de las mujeres, sin conseguirlo, se genera un espiral de violencia hacia ellas,
pues al patriarcado no le conviene que las mujeres salgan de sus mandatos, y como apunta Rita
Segato, al romperse la estructura jerárquica por la “desobediencia” de la mujer, genera en el otro
reacciones violentas.451

Entonces, en aquellas modalidades en las que convergen tanto hombres como mujeres,
se sustentan en las premisas de los mitos románticos del amor. De tal manera que las mujeres
violentan a sus novios con justificaciones basadas en el amor, mientras que ellos además de
también justificarlo en los mitos del amor romántico, lo hacen desde el aprendizaje de la
dominación masculina y el predominio de su poder en un mundo jerarquizado y patriarcal.

449
Guedes, A., et. al. op. cit., p. 46.
450
Scott, J. W., op. cit., p. 100.
451
Segato, R. L., op. cit.

166
Por ejemplo, ellas y ellos coinciden en que una forma en la que las mujeres son violentas
es cuando se comportan distantes hacia sus novios, con poco interés y poco emotivas. Lo cual
se relaciona con el mito del amor romántico de equivalencia expuesto por Bosch y su equipo,
que presupone que el amor y el enamoramiento son equivalentes, entonces, cuando disminuye
ese enamoramiento apasionado entonces se concluye con que ya no se ama a la pareja e incluso
es percibido como un comportamiento violento.452

Asimismo, los jóvenes muestran mayores dificultades para percibir y nombrar la


violencia, lo cual se explica precisamente por la carga de características en torno a la agresión
normalizada y adjudicada como estereotipo propio de lo masculino y por influencias del
entorno. Aunado a las reflexiones en torno a las masculinidades no hegemónicas, puesto que las
mujeres, gracias a los feminismos, tienen ya una historia de cuestionamiento respecto a los
modelos estereotipados de la feminidad y la masculinidad, pues las han identificado como
origen de las violencias que las han mantenido en desigualdad y subordinación. Sin embargo,
para los hombres este camino apenas está en sus inicios. 453

452
Bosch, E., et. al., op. cit., p. 149 ss.
453
Ruíz Arroyave, J. O., op. cit., p. 12.

167
CONCLUSIONES
¿Qué tal si empezamos a ejercer
el jamás proclamado derecho de soñar?
Eduardo Galeano

PRIMERA. Si bien la generalidad de los resultados reportó baja incidencia de la violencia de


género en noviazgos de las juventudes, es importante enfatizar que la fase cualitativa dio la
oportunidad de conocer las formas en las cuales esta realidad se representa en la población joven.
Entonces, los casos que confirman este tipo de violencia, aunque sean la minoría, no carecen de
relevancia pues suman a la problemática de la violencia. Pues no se necesita que el fenómeno
se represente en todas las personas de una población para que pueda ser atendido. Sino que basta
que exista en unas cuantas para que sea pertinente analizar los factores que influyen y a partir
de ello trabajar en posibles estrategias para su prevención de las formas más graves y posibilitar
su erradicación.

Además, considerando las características sociodemográficas y culturales del contexto,


permeadas de violencia estructural, la relevancia crece, pues se considera que la población se
encuentra en riesgo y en condiciones de vulnerabilidad que pueden facilitar la apropiación y el
arraigo de dinámicas violentas en las relaciones de noviazgo.

SEGUNDA. Si se toman en consideración solo los factores sociales y culturales de la opresión


histórica de las mujeres como factores influyentes, se limita el análisis de la violencia como
concepto polisémico y se reduce a su vez a concluir lo que se ha expuesto en investigaciones
previas. Sin embargo, analizar a la par de lo anterior, la influencia de la violencia estructural
latente en los contextos de desarrollo, como es latente en las latitudes de América Latina, se
logra situar el fenómeno de la violencia en el noviazgo desde raíces de las que poco se habla,
pero que gran impacto tienen en la reducción de la sensibilización y normalización de la
violencia, y la relación estrecha que esto tiene para la reproducción y perpetuación de la misma
en vínculos íntimos.

TERCERA. La violencia en el noviazgo juvenil, en este caso, tiene su representación máxima


mediante el control, mismo que es perpetuado tanto por hombres como mujeres, quienes ejercen

168
control hacia sus novios y sus novias. Sin embargo, es importante enfatizar que las raíces de
dicho ejercicio devienen de distintos horizontes, de tal manera que, las mujeres son
controladoras bajo las premisas que sustentan lo mitos del amor romántico, al igual que llegan
a tolerar comportamientos violentos por parte de sus novios según estos criterios.

Para los hombres, dichos mitos también los atraviesan e influyen en las representaciones
de la violencia como control hacia sus parejas, en suma, en ellos resalta la raíz patriarcal desde
la cual el control es ejercido, pues además del amor romántico, la dominación masculina y el
poder resultan el motor del control y por ende de la violencia en el noviazgo.

CUARTA. Se resalta la importancia de incluir a los hombres en este tipo de estudios, pues
tanto los mandatos de género impuestos desde el sistema de socialización y a través de sus
diversas instituciones de legitimación; como la realidad estructural no distinguen sexos y, al
contrario, crean las condiciones para que hombres y mujeres se construyan con base en dichos
mandatos y se acostumbren a vivir rodeadas de violencia. De tal forma que, si bien se habla de
violencia de género, se considera que aislar la perspectiva de los hombres limita el espectro
amplio de la problemática, pues este fenómeno es más complejo de lo que se puede llegar a
pensar, y se extiende en una variedad de significaciones consideradas incluso contradictorias.

QUINTA. La violencia es una realidad cotidiana que representa la antítesis y el contraste del
discurso de los derechos humanos, pues vulnera, transgrede y viola la dignidad. De tal manera
que no se puede decir que existe un progreso en la garantía de los derechos humanos, si la
violencia perdura y se instala en las vidas de las personas. Se dice entonces que los derechos
humanos, en este caso, los relacionados con tener una vida libre de violencias, existen en lo
positivo, y son producto de luchas sociales.

Sin embargo, no son materializados en la realidad con fines de transformación social.


Aunado a esto, la dificultad aumenta si se trata de llegar a contextos con mayor vulnerabilidad
y a poblaciones que tienden a invisibilizarse, como la infancia, juventudes, las mujeres, o las
personas en situación de pobreza, quienes quedan al margen de la desinformación y la
desconfianza de un sistema que lejos de ser amigo se vuelve tirano.

SEXTA. La organización de redes de apoyo desde la comunalidad de los espacios que se habitan
es una estrategia desde la cual se puede fluir información acerca de la violencia y las

169
repercusiones que tiene el apropiarla como estilo de vida. Al mismo tiempo puede ser un
vehículo para transitar la información referente a derechos humanos; con la finalidad que dicha
comunalidad informada y organizada, vaya ganando espacios de paz en entornos violentos, y
así aprovechar la confianza depositada en el tejido comunitario.

SÉPTIMA. El mundo adultocéntrico excluye a las vidas que no entran en esa categoría, entre
ellas las juventudes, y con ello descuida la importancia que tiene adentrarse en su realidad desde
sus perspectivas y no desde las que les exige la perspectiva adultocéntrica. Las juventudes
muestran ya un panorama influenciado por la cultura y la cuestión social, pues ellos y ellas
adoptan pautas comportamentales que devienen de un aprendizaje principalmente de sus
entornos más próximos (familia, contexto comunitario).

En esta línea, y en miras de la prevención de la violencia de género en el noviazgo, se


propone iniciar estas temáticas desde la infancia, pues resulta crucial trabajar con las creencias
aprendidas que sustentan los mandatos de género, incluido el amor romántico, previo a la
apropiación de dichas pautas. Hay que tener cuidado con subestimar la capacidad de
comprensión de las niñas y los niños, hay que hacerles partícipes de los fenómenos complejos
que les atraviesan, hay que brindarles conocimientos y herramientas para que puedan hacer
lecturas críticas del mundo que les rodea y sean capaces de desaprender aquello que se aprende
sin cuestionar y que posteriormente conlleva a formar parte de la espiral de violencia.

OCTAVA. Si uno de los factores imperantes en la adherencia de la violencia de género es el


aprendizaje, entonces habrá que educar desde distintos horizontes. En el ámbito escolarizado,
se sugiere implementar en los programas educativos la perspectiva de género, y orientar en
educación en Derechos Humanos desde una postura crítica de los mismos, además de incluir
educación emocional y sexual desde la infancia. Esto con la finalidad de abordar integralmente
cada arista que converge en dicho fenómeno y a su vez encontrar nuevas formas de construir
aprendizajes que posibiliten la construcción de nuevos mundos. Asimismo, que en estos nuevos
mundos la vida se exprese desde la creatividad, desde la comunicación pacifica, desde la
afectividad, desde el arte, y no desde la violencia.

NOVENA. Se debe apostar también a la construcción de nuevas masculinidades que rompan


con los mandatos impuestos de género y que estén alejadas de las exigencias de la corporación

170
masculina. Para que se puedan reducir las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres y así
la jerarquía y el poder no sean protagonistas en las relaciones entre ambas partes.

DECIMA. Es importante enfatizar que si bien la población analizada en esta investigación se


encuentra en contextos de vulnerabilidad social y violencia estructural que la ponen en riesgo
ante la problemática de violencia; existen otros contextos que sumergen a las juventudes y las
infancias en realidades de mayor riesgo, por lo que se puede inferir que las representaciones de
la violencia en estos casos son mayores que la expuesta aquí. Niñas, niños y juventudes no
escolarizadas, en condiciones marginales y de pobreza mayor, deben tener la oportunidad de ser
sujetas de trabajos de investigación con mayor frecuencia pues son ellos y ellas a quienes les
debemos el compromiso de transformar las condiciones de opresión.

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para-prevenir-atender-sancionar-y-erradicar-la-violencia-contra-las-mujeres-2014-
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180
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http://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/violence-against-women,
[Consultado: 21/noviembre/2018].

181
ANEXOS
Anexo 1. Instrumento de medición cuantitativa. Escalas Integradas.

Instrucciones: A continuación, se presentan una serie de preguntas, ninguna respuesta es buena o


mala, le pedimos de favor conteste con la mayor sinceridad posible, todas sus respuestas serán
anónimas y confidenciales.

 Responda todas las preguntas con respecto a “Su pareja” (piense en los últimos meses de
relación o de la inmediata anterior)
 Elija la letra que corresponde a la respuesta. Ejemplo: si la respuesta es SI en el número 1, se
rellena el D.

1. has tenido o tienes una relación de noviazgo D= si E= no 2. Duración de relación de noviazgo actual
A= menos de tres meses B= de tres meses a seis meses C= de seis meses a un año a dos D= de un año
a dos E= dos o más años. 3. En tu familia hay/hubo violencia D= si E= no 4. En casa alguien consume
alcohol D= si E= no

Nivel de estudios de padre 5. De la madre 6. (Si la respuesta es PRIMARIA, rellene el inciso A,


SECUNDARIA, el B). A= primaria B=secundaria C= preparatoria D= universidad E= posgrado

Frases a responder, asegúrese de llenar el circulo que corresponde a A B C D E


la oración A= nunca B= rara vez C= ocasionalmente D= casi siempre
E= siempre

7. Me obliga a decirle mi ubicación

8. Me acusa de infidelidad sin fundamentos

9. Ignora o degrada mis sentimientos

10. He dejado de hacer actividades porque él/ella me lo prohíbe

11. Me ha prohibido hablar o salir con mis amigos

12. Controla mis redes sociales

13. Siempre quiere saber dónde estoy

14. Me insinúa que no soy atractiva/o

15. Suele insultarme en publico

16. Me humilla

17. Aleja a mis amistades de mi

182
18. Se molesta si salgo sin ella/él

19. Revisa mi celular sin autorización

20. Me ignora

21. Me llama por apodos que no son de mi agrado

22. Me grita sin razón justificada

23. Hace chistes despectivos sobre mi

24. Me hace sentir que no sirvo para nada

25. Ha mentido sobre mi

26. Me ha obligado a tener relaciones sexuales sin mi consentimiento

27. Intenta convencerme que los perros tienen 5 patas

28. He tenido relaciones sexuales con mi pareja solo para evitar que se enfade

29. Me gustaría tener una pareja que me respete.

30. Me ha amenazado con distribuir información privada de mi

31. Ha utilizado el sexo como chantaje

32. Me ha amenazado con dejarme si no tenemos relaciones

33. Me ha obligado a tener relaciones sexuales con otras personas

34. Utiliza objetos durante las relaciones sexuales sin mi consentimiento

35. Me ha obligado a tocarme

36. Mantenemos relaciones solo cuando él/ella lo desea

37. Me obliga a tener relaciones sexuales sin uso de métodos anticonceptivos

38. Se molesta cuando no quiero que me bese o acaricie

39. Se molesta cuando expreso que me está lastimando durante el acto sexual

40. Me obliga a vestirme según sus gustos

41. Me ha amenazado a mano armada

42. Me golpea “jugando”

183
43. Me pellizca muy fuerte

44. Amenaza con golpearme si no le obedezco

45. Me ha dejado moretones en el cuerpo

46. Ha intentado ahorcarme

47. Intenta protegerme de cualquier daño físico

48. Me ha lanzado objetos con el fin de lastimarme

49. Me aprieta o jalonea cuando alguien me hace plática

50. Cuando esta estresado (a) por motivos externos a la relación se desquita
golpeándome
51. Cuando está bajo influencia del alcohol se comporta de manera muy
agresiva
52. He sentido que mi vida corre peligro con él/ella

53. Me ha abofeteado

54. Me ha amenazado con matarme

55. Procuro no hacerlo enojar por temor a que me haga daño físico

56. Le ha insultado

57. Le ha rebajado o menospreciado

58. Le menosprecia o humilla frente de otras personas

59. Le ha dicho cosas como que sea usted poco atractiva/o o fea/o

60. Se ha puesto celoso o sospechado de sus amistades

61. Le ha amenazado con golpearle

62. Le ha destruido alguna de sus cosas

63. Le ha hecho sentir miedo de él

64. Le ha pegado con la mano o con el puño

65. Le ha sacudido, zarandeado, o jaloneado

66. Le ha torcido el brazo

67. Le ha empujado a propósito

184
68. Le ha pateado

69. Le ha golpeado con algún palo o cinturón o algún objeto domestico

70. Le ha amenazado con matarla/o o matarse él/ella

71. Le ha disparado con una pistola o rifle

72. Le ha agredido con alguna navaja, cuchillo o machete

73. Le ha quemado con cigarro o alguna otra sustancia

74. Le ha tratado de ahorcar o asfixiar

75. Le ha exigido tener relaciones sexuales con él/ella

76. Ha usado fuerza física para tener relaciones sexuales con usted

77. Le ha amenazado con irse con otra/o si no accede a tener relaciones


sexuales
78. Le ha controlado con no darle dinero o quitándoselo

79. Le ha quitado o ha hecho uso de sus pertenencias en contra de su voluntad

80. Me divierte insultar a los demás

81. Me divierte burlarme de los demás

82. Me entretiene resaltar los errores de las demás personas.

83. Me gusta hacer sentir menos a los otros y las otras.

84. Me divierte escuchar que se burlan de las demás personas

85. Me gusta ver que molestan verbalmente a alguien.

86. Me gusta escuchar como insultan a las demás personas

87. Si mi pareja me agrede, me siento feliz.

88. Me gusta ver peleas a golpes en la vida real

89. Me divierte escuchar sobre balaceras

90. Me divierte escuchar sobre peleas a golpes.

91. Puedo caer ante sus demandas a pesar de que me niegue

185
92. Por medio de las relaciones sexuales, creo que puedo conseguir que esa
persona haga cosas para mí

93. Debo forzarme a tener relaciones sexuales aunque no sienta deseos

94. Creo que me pueden conceder favores a cambio de acceder a tener


relaciones sexuales

95. Creo que podría acceder a tener relaciones sexuales para obtener algo
que esa persona me había negado

96. Debo tener relaciones sexuales aunque no lo desee tanto

97. Siento que debo acceder a tener relaciones cuando me lo piden con
insistencia

98. Creo que hay que tener relaciones sexuales cada que se presenta la
oportunidad

99. Creo que hay que tener relaciones cuando se pueda

100. Creo que en cualquier momento se puede estar listo para tener sexo.

101. Siento que si eres atractiva eres más valorada

102. Cuando elogian mi cuerpo siento que me aprecian a mi

103. Creo que si tienes un cuerpo atractivo los demás te toman en serio

104. Siento que termino por hacer lo que los demás me dicen

105. Es necesaria una pareja para que cuide de mí

106. Creo que para tener éxito hace falta una pareja

107. Es necesaria una pareja para que se encargue de mí

108. Siento que tener un hijo es para mí el principal objetivo en la vida

109. Creo que tener un hijo es lo más importante en la vida de una mujer

110. Creo que tener una pareja es parte indispensable de la vida

111. Mi realización depende de la posibilidad de tener un bebé

112. Creo que no me imagino la vida sin una pareja

113. Siento que soy responsable de cuidar a los demás

186
114. Siento que es mi responsabilidad el cuidar de los demás

115. Creo que si no tuviera pareja no podría ser la persona que quiero

116. Creo que tener pocas parejas es algo de que avergonzarse

117. Creo que tener muchas parejas es motivo de orgullo

118. Creo que tener pocas relaciones sexuales es motivo de vergüenza

119. Se siente bien tener varias parejas a la vez

120. Creo que tener personas que me quieren es positivo

187
Anexo 2. Diseño de Entrevista Semiestructurada: Violencia de Género en el Noviazgo.

Variable Definición

1. Violencia en el Todo acto, omisión, actitud o expresión que genere, o que


Noviazgo tenga el potencial de generar daño emocional, físico o sexual a
la pareja afectiva con la que se comparte una relación íntima
sin convivencia ni vínculo marital.

2. Desensibilización La desensibilización a la violencia ocurre como resultado de la


de la violencia exposición a la violencia, y tiene como consecuencia la
reducción emocional, cognitiva y fisiológica de las respuestas
hacia la violencia, incluso puede generar respuestas positivas
con relación a ella.

3. Mandatos de Dimensiones heteronormativas como condición en términos


género teóricos de los mandatos de género. Mandatos de género:
(categorías) Modelos normativos (aspectos normativos desde una
perspectiva tradicional-patriarcal) que resultan de las
restricciones que forman el núcleo del cautiverio. Entendiendo
el cautiverio como una categoría antropológica que sintetiza el
estado de la mujer en el mundo patriarcal, específicamente de
la privación de su libertad y la relación con el poder.

- Género
- Patriarcado
- Dominación Masculina/Machismo
- Estereotipos de género
- Amor romántico
4. Violencia La violencia estructural alude al ejercicio de desigualdad
estructural opresiva, legitimada socialmente, que genera un efecto nocivo
en la ciudadanía y promueve el establecimiento de una espiral
de violencia.

188
5. Normalización Es el proceso por el cual ciertos comportamientos e ideas se
hacen considerar “normales” a través de la repetición, la
ideología, la propaganda u otros medios, muchas veces
llegando a tal punto que son consideradas naturales y se dan
por sentado sin cuestionamiento.

Preguntas tentativas:

Variable 1: Violencia en el noviazgo.

1. ¿Qué es para ti el noviazgo?


2. Piensa en las relaciones de noviazgo que has tenido, ¿cómo las describirías?
3. ¿Cómo te sentías o te sientes en una relación de noviazgo?
4. ¿Qué acostumbran a hacer las chicas cuando están en una relación de noviazgo?
5. ¿Qué acostumbran a hacer las chicas cuando están en una relación de noviazgo?
6. ¿En qué momento crees que una relación de noviazgo empieza a ser violenta?
7. Del 1 al 10, ¿qué tanto se da la violencia en el noviazgo?
8. En tus experiencias de noviazgo, ¿tu pareja ha hecho, actuado o expresado de tal
manera que te haya generado algún daño (psicológico, físico, sexual)?
Variable 2: Desensibilización de la violencia

1. ¿Cómo describirías la relación de tus padres?


2. ¿Has tenido experiencias en las que se involucre la violencia? Descríbelas
3. ¿Qué sientes cuando escuchas alguna noticia relacionada con la violencia?
4. ¿Qué sientes cuando presencias que están insultando/violentando a alguien?
5. ¿Qué pensamientos te evocan cuando vez a tus compañeros/as discutir?
6. ¿Qué sensaciones tienes el cuerpo cuando observas una agresión?
7. ¿Crees que burlarse de alguien es violencia? ¿por qué?
8. ¿Qué opinas de las mujeres que reportan como desaparecidas en la ciudad?
9. ¿Qué opinas de los feminicidios?
10. ¿Consideras que San Luis Potosí es una ciudad segura?
11. Suponiendo que hay una escala de la violencia en general, ¿qué situaciones pondrías en
los primeros niveles?
12. ¿Cuáles pondrías en los niveles de mayor gravedad?

Variable 3: Mandatos de género (categorías)

1. ¿Cómo crees que se debería comportar una mujer?


2. ¿Cómo crees que se debería comportar un hombre?
3. ¿Qué consideras que es el amor?

189
4. ¿De qué manera se manifiesta o se expresa el amor?
5. ¿Qué opinas de los celos?
6. Según tus propias experiencias o las que perciben a tu alrededor, ¿crees que la
violencia se puede tolerar por amor? ¿Por qué lo crees? Dame ejemplos.
7. ¿Crees que existen desigualdades entre hombres y mujeres? ¿De qué manera se
manifiestan?
8. ¿Esa desigualdad es jerárquica?
9. ¿Qué es el machismo?
10. ¿Cómo se manifiesta el machismo en las juventudes?
11. En un noviazgo, ¿cuáles crees que sean los roles de una mujer y los de un hombre?
12. ¿Crees que en los noviazgos una de las partes llega a tener el control y el poder
respecto de la otra? Explica.
13. ¿Cómo sería la mujer ideal?
14. ¿Cómo sería el hombre ideal?
Variable 4: Violencia Estructural

1. ¿Cuál es tu domicilio y cuánto tiempo tienes viviendo ahí?


2. ¿Cómo describirías la situación social de tu colonia?
3. ¿Cómo describirías la situación social de tu ciudad?
4. ¿Cómo percibes la seguridad en los espacios públicos?
5. ¿Qué tan seguro es el contexto en el cual te desenvuelves?
6. ¿Has sido testigo de algún acontecimiento relacionado con la violencia, en tu contexto?
Descríbelo
7. ¿Crees que vives alguna/s desigualdad social? Descríbela
8. ¿En qué aspectos consideras que la sociedad puede mejorar?
9. ¿De qué forma crees que influye en ti la violencia que se vive en la ciudad?
Variable 5: Normalización de la violencia

1. ¿Crees que algunas manifestaciones de la violencia sean consideradas como normal?


2. Desde tus experiencias, comparte algún ejemplo de lo anterior
3. ¿De qué manera crees que influya estar expuestos y expuestas a violencias e
inseguridades?
4. ¿Crees que de cierta manera la violencia se puede justificar?
5. ¿En qué circunstancias las personas pueden llegarse a acostumbrar a la violencia?

190
Anexo 3. Autorización de Aplicación del Instrumento cuantitativo.

191
Anexo 4. Carta de Consentimiento Informado de las y los estudiantes. Entrevistas
Cualitativas. (Formato)
Se muestra solo el formato que se utilizó, pues los consentimientos firmados por las y los
estudiantes contienen su información personal, misma que no puede ser expuesta, bajo los
principios de confidencialidad y anonimato.

CARTA DE CONSENTIMIENTO INFORMADO

SAN LUIS POTOSÍ, S.L.P. A _______ DE_____________, 2019

Yo__________________________________________________ declaro que es mi


decisión participar en el estudio titulado “Naturalización de la violencia de género
durante el noviazgo. Violencia estructural y juventudes de las periferias.” Mi
participación es voluntaria. He sido informado (a) que puedo negarme a participar o
terminar mi participación en cualquier momento del estudio. Yo puedo solicitar
información adicional acerca de mi participación. Puedo obtener los resultados de mi
participación si los solicito. Si tengo preguntas sobre el estudio, puedo ponerme en
contacto con Elizabeth Hernández Cerda. Estoy enterado (a) que todos mis datos
serán utilizados de manera confidencial y mi identidad se mantendrá anónima.
.

He entendido que recibiré una copia firmada de este consentimiento informado.

__________________________________
NOMBRE Y FIRMA

________________________________ ___________________ _________


Dirección Teléfono Fecha

Yo _________________________________________________________tutor(a)
______________________ ______________________autorizo la participación del
mismo en el estudio “Naturalización de la violencia de género durante el noviazgo
en estudiantes. Violencia estructural y juventudes de las periferias”

192
__________________________________
NOMBRE Y FIRMA FAMILIAR REPONSABLE
________________________________ ___________________ _________
Dirección Teléfono Fecha

____________________________
Parentesco

__________________________________
NOMBRE Y FIRMA TESTIGO 1
________________________________ ___________________ _________
Dirección Teléfono Fecha

____________________________
Parentesco

__________________________________
NOMBRE Y FIRMA TESTIGO 2
________________________________ ___________________ _________
Dirección Teléfono Fecha

____________________________
Parentesco

Contacto: Elizabeth Hernández Cerda. Lic. en Psicología. Estudiante de la Maestría


en Derechos Humanos.

Correo electrónico: elizabeth.hdz@outlook.es

193

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