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FRACTURA DE CLAVÍCULA:
Las fracturas de clavícula son lesiones frecuentes en adultos, representan hasta el 5% de todas las fracturas
y el 44% de las fracturas de hombro. La mayoría son diafisarias, en su tercio medio, debido a su delgadez y
su ubicación subcutánea.
Se han descrito varios métodos de tratamiento para la fractura mediodiafisaria de clavícula, que incluyen
tratamiento conservador, reducción abierta y fijación con placa y tornillos, fijación intramedular, todos con
buenos resultados clínicos.
Las fracturas de la clavícula son frecuentes: representan el 2,6% de las fracturas del adulto. Su incidencia
oscila entre 29 y 64 por cada 100.000 habitantes por año. Estas lesiones afectan con mayor frecuencia a los
varones menores de 30 años y, en segundo lugar, a las mujeres mayores de 80 años. Representan el 44%
de las fracturas alrededor del hombro y las medio diafisarias son las más comunes (81%).
Debido a su posición subcutánea, la clavícula tiene una susceptibilidad especial a los traumatismos directos
y todas sus regiones son vulnerables. Las fracturas suelen ocasionar una deformidad evidente y dolorosa,
acompañada de sensibilidad localizada en el lugar de la lesión. En general, se produce un desplazamiento
inferior del fragmento externo que se encuentra sometido al peso del hombro y una elevación del fragmento
interno por la tracción del músculo esternocleidomastoideo.
El mecanismo de la lesión es ya sea un golpe directo o una carga axil como resultado de una caída o golpe
en la parte lateral del hombro. Las fracturas del tercio medio son el tipo más común de fractura clavicular. el
fragmento proximal está desplazado superiormente por el tiro muscular, el fragmento distal está desplazado
hacia abajo por el peso del miembro superior.
El trazo afectado es el tercio medio, que es oblicuo con cabalgamiento de los fragmentos, desplazándose el
fragmento proximal hacia arriba por acción del esternocleidomastoideo y el distal hacia abajo por el peso del
miembro.
Según la intensidad del traumatismo, esta lesión puede asociarse a una luxación acromio-clavicular o
esterno-clavicular y a veces presentarse como fracturas con tercer fragmento.
Clasificación:
Según el manual de fracturas; las fracturas de la clavícula se clasifican de acuerdo con su localización,
como fracturas del tercio distal, medio y proximal.
Las fracturas del tercio distal se clasifican a su vez en tres tipos:
- Fracturas tipo I, son las más comunes, se produce entre los ligamentos coraco clavicular y acromio
clavicular
- Fracturas tipo II, se caracterizan por la rotura de los ligamentos coracoclaviculares.
- Fracturas tipo III, son intraarticulares, de ordinario no desplazadas y con frecuencia se vuelven
evidentes años después como artritis postraumática.
Las fracturas del tercio medio son el tipo más común de fractura clavicular. El fragmento proximal está
desplazado superiormente por el tiro muscular, mientras que el fragmento distal está desplazado hacia abajo
por el peso del miembro superior.
Las fracturas del tercio proximal de la clavícula, excluyendo las lesiones de la articulación esternoclavicular,
son poco frecuentes y de manera ordinaria, patológicas.
El manual de la OTA clasifica las fracturas diafisarias en simples, en cuña o complejas.
Allman propuso una clasificación basada únicamente en la ubicación anatómica de la fractura, es la más
usada y se divide en: grupo I (fracturas del tercio medio), grupo II (tercio externo) y grupo III (tercio interno).
La clasificación de Rockwood es la más completa y aceptada. Divide las lesiones en 6 tipos según el grado
de desplazamiento, lesión de los ligamentos e integridad de la fascia trapeciodeltoidea. En las lesiones tipo I
y II, el tratamiento es conservador (cabestrillo). En las luxaciones tipo III, en pacientes jóvenes o con
trabajos de carga, se prefiere tratamiento quirúrgico. En las tipo IV,V y VI el tratamiento es quirúrgico.
Métodos de inmovilización:
La fractura de tercio medio y proximal de la clavícula se tratan con reducción manual e inmovilización con
una férula con forma de ocho que mantiene dorsalmente los hombros. La férula se aplica se aplica y ajusta
con los hombros en retracción. Ésta misma se estirará y aflojara; por lo tanto debe ajustarse cada mañana
durante los primeros días.
Un cabestrillo, da soporte al brazo durante la primera semana. De ordinario, después de cuatro o cinco
semanas la reparación de la fractura ha evolucionado al punto que ya no se requiere más inmovilización.
Para la colocación del vendaje en «8», que normalmente se hace sin anestesia o con anestesia local en el
foco de fractura, el médico debe colocarse detrás del sujeto que estará sentado y con los brazos en alto (en
posición de rendido) o en jarras. En el momento de colocarlo se debe aplicar una presión en ambos
hombros hacia atrás tratando de ejercer distracción en el foco de la fractura.
La inmovilización consiste en la colocación de un vendaje en ocho o el uso de cabestrillo con el propósito de
inmovilizar la extremidad dónde se encuentra la clavícula fracturada, es decir, que quede inmovilizado el
brazo de la clavícula fracturada y no pueda hacer ningún tipo de movimiento en el que puedan intervenir
músculos que intervienen en la curación de la clavícula, además de aliviar el peso del miembro superior que
se encuentra sin soporte superior, también va a permitir la consolidación del hueso, durante un periodo
comprendido entre las tres y cuatro semanas.
Las causas para que un hueso se rompa pueden ser muy variadas. Los traumatólogos se suelen referir a
este hecho como mecanismo de producción de la fractura y, aunque pueden ser innumerables, se pueden
encuadrar dentro de una de cuatro categorías en:
● Traumatismo directo: La causa de la rotura es un impacto que incide directamente sobre el punto
fracturado. Ejemplo: Golpearse con un martillo sobre un dedo.
● Traumatismo indirecto: Se produce a una cierta distancia de la fuerza que la origina. Ejemplo: al caer, el
individuo apoya la mano, pero se fractura el hombro.
● Fractura patológica: En este caso se da por un debilitamiento del hueso debido a alguna patología, por
lo que el hueso se rompe incluso frente a fuerzas leves. Ejemplo: paciente con cáncer óseo ya que su
estructura esquelética se debilita con el avance de la enfermedad.
● Fractura por fatiga o estrés: Este tipo de fractura se originan por fuerzas que actúan sobre el hueso con
mucha frecuencia, pese a que puedan ser de baja intensidad relativa. Ejemplo: fractura en un dedo del
pie cuando un corredor entrena para una maratón.
Podemos decir además que las fracturas se pueden clasificar en función de la violencia de las fuerzas que
las genera en:
● Fracturas de alta energía: Se producen ante la aplicación de una fuerza intensa y, generalmente,
momentánea. Suelen provocar una gran fragmentación en el hueso y pueden tener afectación grave en
las partes blandas que lo recubren. Ejemplo: accidente de tráfico.
● Fracturas de baja energía: Se producen ante caídas casuales o gestos inadecuados o repetitivos.
Normalmente acontecen en personas de edad avanzada o mala calidad ósea. Ejemplo: fractura de
cadera por osteoporosis.
En el caso de Gladys, paciente de 79 años de edad, presenta fractura del Húmero proximal, en la cual
debemos tener en cuenta si hay un desplazamiento significativo, la existencia de un desplazamiento, el
número de fragmentos, y la presencia de luxación vinculada ya que en este tipo de fractura se dañan
estructuras como la cápsula y el rodete glenoideo, habiendo a su vez, afección de la cápsula articular y sus
componentes. Esto puede asociarse a la lesión del manguito rotador, del plexo braquial o los nervios. La
fractura de húmero es una de las más frecuentes en el adulto mayor, muchas veces condicionada por la
integridad de la estructura anatómica del paciente, la osteoporosis o pérdida de densidad ósea es la base
fundamental del problema. Según la OMS, se considera un esqueleto osteoporótico cuando hay una
disminución de la masa por debajo de -2,5 desviaciones estándar del
máximo de masa ósea de un adulto joven, con el consiguiente riesgo de fractura.
Los principales mecanismos de lesión para la fractura de húmero proximal son las caídas desde su propia
altura sobre la mano extendida con el codo sobre el suelo en rotación externa asociada a abducción del
hombro por traumatismo directo en el lado lateral del hombro. Algunos estudios han demostrado que
además de la baja densidad ósea, otros factores como niveles de actividad física, disminución de la
agudeza visual e historias de caídas previas justifican la alta incidencia en los ancianos. Esta lesión
constituye el tercer tipo de fractura más frecuente en los adultos mayores, luego de la radio distal y la
fractura de cadera. Suponen casi el 10% de todas las fracturas, su incidencia es mayor en las mujeres y
aumenta con la edad alcanzando su pico máximo en la octava década de la vida.
En 1970 Neer desarrolló su propia clasificación de las fracturas de húmero proximal en las que definió 16
grupos en función del número de fragmentos y de la afectación de los cuatro fragmentos definidos por
Codman. La particularidad de Neer fue que sus resultados no se basaron en el estudio de la vascularización
como hizo Hertel sino que realizó un estudio basado en los resultados funcionales del tratamiento,
estableciendo el Neer Shoulder Score.
Tipos:
- Fracturas en un fragmento: no hay desplazamiento de los fragmentos, independientemente del número
de líneas de fractura.
- Fractura en dos fragmentos (cualquiera de los siguientes):
- Cuello anatómico.
- Cuello quirúrgico.
- Troquíter.
- Troquín.
La complicación más significativa de la fractura del cuerpo humeral es la falta de unión. El diagnóstico de
falta de unión se establece a los seis meses, cuando no ha habido progresión de la reparación clínica o
radiográfica durante los tres meses anteriores.
● Consolidación Viciosa: Es la complicación más frecuente, especialmente la consolidación en varo o la
malposición del troquíter (con afectación del espacio subacromial).
● Necrosis Avascular: Más frecuente en fracturas de 3-4 fragmentos y en cirugías con grandes
exposiciones y disección de partes blandas, en el paciente anciano no siempre se va a traducir en una
repercusión funcional.
● Rigidez Articular: Favorecida por la gravedad de la fractura, la inmovilización prolongada, la
consolidación viciosa y una inadecuada rehabilitación.
● Pseudoartrosis: Sobre todo en fracturas desplazadas del cuello quirúrgico y de las tuberosidades,
infecciones o en osteosíntesis inadecuadas.
● Lesiones Vasculonerviosas: Suele darse durante el traumatismo inicial. Es menos frecuente la lesión
vascular, con cierta incidencia de afectación de la arteria axilar sobre todo en ancianos (con posibilidad
de infradiagnosticado por presencia de pulsos distales, precisando una arteriografía para su
diagnóstico).
La lesión nerviosa más frecuente afecta al nervio axilar, en la que sólo estaría indicada la exploración.
El nervio radial es la estructura neurovascular lesionada más frecuentemente cuando se fractura el cuerpo
del húmero, debido a su cercana proximidad con esta parte del húmero.
Como el nervio radial tiene un trayecto en sentido distal alrededor del húmero, está situado en el surco
musculoesquelético formado por el origen del músculo braquial y la corteza del húmero. Proximalmente, el
nervio radial se encuentra acolchonado por el húmero por medio de una capa de la cabeza medial del
tríceps. Distalmente, el nervio se halla descansando directamente sobre la corteza posterior y lateral del
húmero, lo cual hace que esta lesión sea mucho más probable en las fracturas a este nivel.
Fijación externa:
En los últimos tiempos ha aparecido una nueva opción para llevar a cabo los tratamientos de modo cerrado
y percutáneo. El uso de fijadores externos permite realizar una reducción y fijación cerradas, pero se utilizan
agujas roscadas que se unen en el exterior por medio de barras y cabezales. Esto mantiene las ventajas de
la fijación percutánea, pero incrementa la fuerza del agarre.
- Placas de osteosíntesis:
Como su nombre indica, se trata de placas que se fijan al hueso mediante tornillos, estabilizando durante
todo el proceso de curación. Evidentemente, para su implantación es necesario realizar incisiones en la piel
y las partes blandas circundantes, por lo que se trata de un procedimiento abierto. Hacen especial énfasis
en la reducción anatómica de los fragmentos, intentando reducir correctamente las tuberosidades, devolver
la retroversión a la cabeza y restaurar la longitud del hueso. Suelen emplearse en fracturas de mayor
complejidad o cuando las demandas funcionales del paciente van a ser elevadas. Sin embargo, puede que
no sean recomendables en aquellos casos en los que se sospecha que haya una necrosis (muerte por falta
de riego sanguíneo) de la cabeza humeral.
- Clavos intramedulares:
Hasta hace unos años, los clavos intramedulares se reservaban para las fracturas diafisarias del húmero.
Sin embargo, en los últimos tiempos se han diseñado clavos específicos que mantienen un alto grado de
estabilidad en las fracturas del húmero proximal. Su ventaja fundamental es que son dispositivos que se
pueden implantar de modo mínimamente invasivo, con reducidos daños a la vascularización o al periostio.
La principal debilidad del clavo es que no permite una reducción tan precisa como las placas y que, en
fracturas complejas, no ofrece una buena sujeción de las tuberosidades. No obstante, puede ser una buena
solución para fracturas simples (por ejemplo, fracturas en dos fragmentos del cuello quirúrgico) o para
aquellas con gran extensión metafisaria.
- Reemplazo protésico:
Una de las complicaciones más severas de las fracturas del húmero proximal es la necrosis de la cabeza
femoral. Es posible que la cabeza “muera” por falta de riego sanguíneo y ello provoca una degeneración de
la zona aunque se haya realizado una buena fijación de la fractura.Por ello, muchos traumatólogos utilizan
prótesis para tratar aquellos casos de fractura en los que sea previsible que se produzca una necrosis
avascular. Concretamente, el reemplazo protésico suele indicarse en fracturas complejas (tres y cuatro
fragmentos) o en fracturas articulares (cabeza seccionada o hundida con afectación de más de un 40% de la
superficie).
Metodología de Intervención:
● Derivación: El proceso de derivación a terapia ocupacional lo inicia el médico rehabilitador responsable
del caso, quien tras la valoración del paciente, incluye la terapia ocupacional como parte de su
tratamiento rehabilitador y le deriva al servicio para su valoración e intervención.
● Evaluación: El propósito de la evaluación es obtener información para identificar destrezas específicas y
ver que necesita para funcionar de forma autónoma en su vida. Se realizan dos tipos de evaluaciones:
una subjetiva y una objetiva.
● Evaluación Subjetiva: Da un conocimiento general sobre el estado del paciente. Se realiza mediante la
observación y palpación, así como datos aportados por el paciente sobre su condición. En este
apartado también se conocen las metas y objetivos del paciente.
● Evaluación Objetiva: Las mediciones objetivas nos sitúan en una patología basal que ayudan a plantear
un pronóstico más exacto, para establecer el orden de las prioridades terapéuticas. Para realizar
mediciones objetivas es necesario utilizar instrumentos estandarizados que tienen que cumplir la
característica de fiabilidad y validez.
Tratamiento:
Dentro del tratamiento que el terapeuta puede llevar a cabo se valora y se trata la globalidad del paciente
aunque se centra fundamentalmente en la valoración y tratamiento de las patologías que afectan a dicho
miembro.
★ Ejercicios destinados a mejorar y/o completar el rango articular de miembros superiores.
★ Evitar rigideces y facilitar la regeneración del tejido articular.
★ Fortalecimiento muscular.
★ Disminución del dolor.
★ Rehabilitación sensitiva.
★ Cicatrización y control de edema.
★ Confección de férulas.
Se irá valorando a través de la observación el trabajo diario, y periódicamente se realizará informes de
evolución. Se utilizarán escalas de valoración y se anotará en la Historia Clínica de cada paciente
incidencias y detalles de la evolución, indicaciones del médico rehabilitador, valoración inicial del terapeuta
ocupacional, tratamiento realizado, etc.
Descripción de inmovilización:
Se inicia con una inmovilización mediante cabestrillo o vendaje Velpeau, con o sin almohadillado axilar,
iniciándose precozmente la rehabilitación con movimientos pendulares progresivos desde los 7-10 días del
traumatismo. La reducción cerrada mediante tracción, flexión y aducción está indicada en fracturas de cuello
quirúrgico desplazadas, bajo el riesgo de no obtener una reducción aceptable. Si es satisfactoria, esto es,
que permanecen estables tras la manipulación, permite un tratamiento conservador siempre que se realice
un control precoz (menos de 2 semanas).
Las fracturas de una parte rara vez requieren reducción; la mayoría (casi el 80%) se tratan con
inmovilización en un cabestrillo, a veces con una venda (Inmovilización articular como tratamiento agudo:
algunas técnicas comunes), y ejercicios tempranos de amplitud de movimiento, tales como ejercicios de
Codman. Estos ejercicios son particularmente útiles para las personas mayores. Debido a que las
contracturas son un riesgo, la movilización precoz es deseable, incluso si la alineación es anatómicamente
imperfecta.
Ejercicios de Codman:
El paciente se dobla en la cintura con el brazo afectado colgando hacia abajo, perpendicular al suelo. El
brazo y el hombro deben estar relajados, y las rodillas dobladas. Los pacientes deberían girar lentamente el
brazo de lado a lado, de atrás hacia adelante, y en círculos en sentido de las agujas del reloj y en sentido
contrario. Cambiar su peso de un pie a otro en la misma dirección que las oscilaciones del brazo. De
manera gradual, aumentar el arco a medida que se tolere.
Estos ejercicios sólo deben causar dolor mínimo. Los pacientes deben realizar cada ejercicio 2 veces por
serie y varias series por día. Los pacientes deben aumentar gradualmente la duración de los ejercicios.
Las fracturas con mayores o igual a 2 piezas se inmovilizan, y los pacientes son referidos a un cirujano
ortopédico. Estas fracturas pueden requerir RAFI o reemplazo de articulación protésica (reemplazo de
hombro).
Clasificación: Neer clasifica las fracturas en una, dos, tres o cuatro basándose en el desplazamiento
y angulación de los siguientes fragmentos:
● Cabeza humeral.
● Tuberosidad menor o troquín.
● Tuberosidad mayor o troquiter.
● Diáfisis humeral.
Dicha clasificación tiene en cuenta el rol que desempeñan las inserciones de los músculos en el
desplazamiento de los fragmentos mencionados.
El desplazamiento de la fractura mayor a 1 cm o la angulación de más de 45º constituyen una fractura
desplazada. Las no desplazadas o con una angulación menor de 45º se consideran fracturas de un
fragmento. Las fracturas de un fragmento se pueden impactar o pueden no desplazarse. Las fracturas de
dos segmentos pueden ser fracturas desplazadas de la tuberosidad o fracturas desplazada/angulada del
cuello quirúrgico. Las fracturas de tres segmentos incluyen las fracturas de la cabeza o el eje
desplazada/angulada con afectación de las tuberosidades mayor y menor. Las de cuatro segmentos
incluyen el desplazamiento/angulación de los cuatro fragmentos mencionados. Las fracturas de la
tuberosidad mayor con más de 1 cm de desplazamiento se asocian a fragmentos rotados.
Entonces, el posible desplazamiento de los cuatro fragmentos mayores mencionados da lugar a considerar
los siguientes grupos:
● Fracturas sin desplazamiento o con desplazamiento mínimo.
● Fracturas con desplazamiento del fragmento articular (corresponden a las fracturas del cuello
anatómico)
● Fracturas con desplazamiento de la diáfisis humeral (a nivel del cuello quirúrgico)
● Fracturas con desplazamiento del troquíter: Existe un desgarro longitudinal del manguito rotador. La
tuberosidad mayor, fracturada, asciende más de un centímetro. Es una fractura de dos segmentos (el
troquíter y el resto del húmero), y la cabeza humeral se mantiene en una posición neutra normal.
● Fracturas con desplazamiento del troquín.
Métodos de diagnóstico:
● Anamnesis: datos de filiación, antecedentes de enfermedades, localización y tipo de dolor, intensidad e
irradiación.
● Inspección: deformidades, coloración, aumento de volumen.
● Exploración:Palpación: relieves dolorosos y crepitación y Maniobras: Función neurovascular distal.
● Radiografías/ Tomografía computarizada
Reducción:
Medios para conseguir una correcta consolidación ósea, permite reubicar los segmentos óseos en su lugar,
evitando el acortamiento de la fractura por acción del tono de los músculos allí insertos. Hay dos formas de
reducir una fractura:
- Cerrada: Se emplean distintas maniobras manuales o tracción mecánica sin necesidad de abrir el foco de
la fractura. Es menos agresiva pero puede suceder que no se consiga una reducción estable o una
reconstrucción anatómica perfecta.
- Abierta: Implica el control de la fractura por medio de una intervención quirúrgica la cual permite acceder
directamente al foco de la fractura, según sea conveniente realizar una osteosíntesis.
Seguido a la reducción, debe contenerse la fractura a partir de algún método de inmovilización que permita
que los fragmentos óseos se mantengan en la posición correcta. Por medio de la inmovilización se busca
reducir, limitar o impedir de manera absoluta la movilización, mediante: cabestrillos, vendajes blandos,
vendajes duros, ortesis
Complicaciones:
● Lo más frecuente es que el troquíter se fracture junto con otras partes del húmero proximal
● Desgarro del manguito de los rotadores
● Lesiones neurovasculares
● Fracturas de cuatro fragmentos
● Luxación posterior
¿Cuándo se requiere?
En otras ocasiones, la articulación no se abre, y el bloqueo articular se consigue por medio de un puente
óseo tendido desde partes próximas a la epífisis afectada hasta el otro hueso constituyente de la
articulación. Es este el tipo de artrodesis extraarticular.
Clasificación de la AO:
A. Este grupo es el de las fracturas simples es decir que después del incidente el hueso se ha partido en
dos partes.
B. En este grupo entran las multifragmentarias (más de dos partes) con un fragmento en cuña (se le dice
así a piezas acabadas en un ángulo agudo que se introduce en una grieta entre dos elementos).
C. Este es el grupo de las multifragmentarias complejas el hueso aquí se fractura en más de dos partes
como en el anterior pero quedan fragmentos más irregulares que en el grupo B.
A estas letras se les agrega un número al lado para indicar la forma en que se fracturó:
Para el grupo A, B y C se da de la siguiente forma: el número 1 corresponde a una fractura en rotación y los
números 2 y 3 a fracturas en flexión.
A) En el grupo A:
B) Para el grupo B:
C) En el grupo C:
Sintomatología:
Las personas con fractura de diáfisis del húmero suelen presentar dolor a nivel de la zona fracturada,
aunque también puede aparecer dolor referido a hombro y codo. Resulta evidente el edema y la deformidad
de la zona. La exploración clínica revela un brazo muy sensible que está hinchado y visiblemente
deformado.
Frecuentemente el paciente se presenta sujetando la extremidad lesionada con la mano de la otra
extremidad, evitando así toda manipulación o movimiento de las articulaciones adyacentes. A esto se le
llama adoptar una posición antálgica, que es aquella que toma el enfermo para evitar el dolor. Quien padece
dolor muchas veces adopta posiciones o posturas que lo ayudan a disminuir el mismo, incluso en ocasiones
a aliviarlo; la identificación de estas posturas suele ser una pauta muy útil para hacer el diagnóstico, ya que
algunas posturas antálgicas son muy características de enfermedades específicas. Es una posición que se
da de modo natural muchas veces o poco consciente ante un dolor para evitar el mismo y poder continuar la
funcionalidad en los movimientos de las articulaciones.
Como estas fracturas suelen asociarse a contusiones o lesiones del nervio radial (11-18% de las fracturas
cerradas), el paciente puede llegar a presentar disminución de la sensibilidad en el dorso de la mano y
neuralgia.
En algunas fracturas, las personas pueden presentar impotencia funcional, que es la limitación de los
movimientos de un segmento óseo. Puede ser consecuencia mecánica de una fractura, ya que esta consiste
principalmente en una pérdida de la continuidad ósea, que provoca una movilidad patológica y la pérdida de
función de soporte. Esta puede ser, en ocasiones, incompleta permitiendo así la movilización de la
articulación a pesar del dolor.
● Métodos cerrados: reducción cerrada, estabilización e inmovilización con yeso, o con aparatos de
tracción.
● Métodos externos con reducción, estabilización y uso de fijadores externos.
● Métodos abiertos: reducción quirúrgica o percutánea, estabilización y fijación interna con aparatos de
osteosíntesis. Es necesaria la cirugía para fragmentos muy desplazados.
Los métodos abiertos conllevan una fijación quirúrgica con reducción anatómica de los fragmentos y
mantención con algún sistema de fijación, preservando el flujo sanguíneo al hueso y tejidos blandos. La más
común es la osteosíntesis.
La fijación interna requiere la exposición del foco de fractura (quirúrgicamente), reducción abierta de los
fragmentos y colocación de un elemento mecánico para inmovilizar la reducción hasta la cicatrización
completa.
● Estática: adosa los fragmentos, no permite movimiento en el foco de fractura con la carga fisiológica y
produce cicatrización primaria. Tornillos y placas corticales.
● Dinámica: el fijador transforma la carga fisiológica en compresión a nivel del foco de fractura. Así actúan
bandas de tensión, placas de contención o sostén, tornillos dinámicos de cadera y clavos
intramedulares no bloqueados.
Dependiendo del tipo de fractura y las condiciones del paciente, estará indicando el tratamiento quirúrgico,
siendo el enclavado endomedular con clavos cerrojados el mejor tolerado.
Actualmente existen muy buenos implantes y técnicas para tratar estas fracturas, como los clavos
intramedulares cerrojados macizos UHN (Unreamed humeral nail) y SEIDEL u otros tipos de clavos
endomedulares; se introducen de proximal a distal por una pequeña incisión en el hombro, y guiados por el
intensificador de imágenes; a veces es necesario hacer una mini apertura del foco fracturario para agregar
cerclajes de alambre en algunas fracturas oblicuas o espiroideas. Las ventajas del enclavado cerrojado son
múltiples: como todo clavo con doble cerrojo impiden en el foco, los movimientos rotatorios, los angulatorios,
los cizallantes y limitan mucho los movimientos de compresión y descompresión, hasta que se los dinamice
aflojando un tornillo del cerrojo en un orificio oval proximal o por elasticidad del material empleado (este
movimiento estimula la formación del callo los otros la impiden).
A diferencia de la reducción y osteosíntesis con placas y tornillos, se evitan las grandes incisiones, se
arriesga menos el nervio radial y se obtiene un porcentaje mayor de consolidaciones.
Osteosíntesis:
Es uno de los métodos quirúrgicos posibles para resolver la fractura de Amalia. El término «osteosíntesis»
fue utilizado por primera vez por Albin Lambotte, quien lo acuñó en el año de 1907. Lambotte menciona en
su libro Tratamiento operatorio de las fracturas que la osteosíntesis es la reducción de la fractura y su
fijación con implantes metálicos, y describe tres etapas, como se menciona a continuación:
1. La exposición de la lesión.
2. La reducción y fijación temporal de la fractura.
3. La fijación definitiva de la fractura y la sutura de las partes blandas.
Entonces, osteosíntesis es la unión quirúrgica de los fragmentos de un hueso mediante elementos (en
general metálicos) diversos: alambres, cintas, pernos, placas y tornillos y clavos intramedulares.
En la osteosíntesis se emplean elementos metálicos que se utilizan para lograr la "síntesis" del hueso en las
reducciones cruentas (a cielo abierto). En el libro Manual de ortopedia del Dr. Firpo se clasifican dos tipos de
osteosíntesis y los elementos que se utilizan:
● Rígida: no se permite el movimiento del foco fracturario (lugar de fractura) y los elementos que se
utilizan son tornillos, placas y tornillos, clavo placa y fijador externo con todas sus variantes
● Flexible: Los elementos de fijación permiten una mínima movilidad del foco; esto facilita la consolidación
de la fractura con la formación de un callo exuberante. Se utilizan clavos endomedulares que pasan por
el interior del hueso a través del canal medular, enhebrando los fragmentos. Tipos de clavos: Kuntscher
(cerrojado), Rush, Ender, Hacketal.
El material empleado no ha de provocar sobre los tejidos ninguna clase de irritación (química, mecánica o
eléctrica), ni ha de experimentar ningún fenómeno de osteólisis (ni primaria ni secundaria a electrólisis por
uso de metales de diferente composición).
Los metales que reúnen estas condiciones son el acero inoxidable, formado por hierro y pequeñas
cantidades de carbono, cromo, níquel y molibdeno, y el vitalio, aleación de cromo, cobalto y pequeñas
cantidades de níquel, molibdeno y volframio. Actualmente está muy en uso el titanio. Se la denomina
también fijación interna.
En la cirugía, la colocación del paciente es la siguiente: Paciente en decúbito supino, cabeza rotada hacia el
lado opuesto para aumentar la exposición del hombro. Se coloca el hombro en posición anatómica y rotando
el fragmento distal, de manera que el brazo y la mano estén apuntando al techo y el codo esté en flexión a
90º.
Se utiliza preoperatoriamente una radiografía del lado sano para calcular la longitud y diámetro del clavo y la
cantidad de fresado a realizar.
Antes de comenzar el enclavado debe mantenerse la correcta alineación y longitud del húmero mediante
tracción. El clavo seleccionado es introducido medialmente a la punta de la tuberosidad mayor,
aproximadamente 0,5 cm posterior a la corredera bicipital (para minimizar el daño al manguito rotador). Es
importante que el punto de entrada esté alineado con el plano medio del húmero. El clavo debe acabar
aproximadamente 1-2 cm proximal a la fosa olecraniana. Luego, el clavo se puede cerrojar proximal y
distalmente con tornillos de bloqueo de 4mm.
Clasificación:
Fracturas distales del Húmero
- Fracturas supracondíleas del húmero: Disociación entre la diáfisis y los cóndilos del húmero distal.
Estas pueden extenderse distalmente y afectar la superficie articular. Se clasifican en:
■ Tipo I: Fracturas sin extensión intercondilar
■ Tipo II: Fracturas con extensión intercondilar y conminución supracondilar
■ Tipo III: Fracturas con conminución intercondilar.
■ Tipo IV: Tienen conminución supracondilar.
- Fractura del olécranon: Afectan el cúbito proximal a la apófisis coronoides. Generalmente son
intraarticulares. Pueden estar vinculadas a la cabeza radial o al desplazamiento del cúbito con una
luxación humeroradial.
○ Tipo I: Fractura con desplazamiento menor de 2mm, sin participación intraarticular.
○ Tipo II: Fractura extraarticulares y afectan la porción proximal del olécranon. Hay arrancamiento del
tríceps del cúbito proximal.
○ Tipo III: Fractura intraarticulares simples con patrón transversal oblicuo.
○ Tipo IV: Fractura conminuta
○ Tipo V y VI: Fractura del olécranon con luxación anterior relacionada de la articulación humeroradial
o una fractura vinculada de la cabeza del radio. La fractura es desplazada e intraarticular.
Clasificación:
Según la clasificación clínica de Mayo, existen tres tipos de fractura de olécranon y cada uno se subdivide
en A (no conminuta) y B (conminuta).
● Tipo I: fracturas no desplazadas (< 2 mm), con extensión activa.
● Tipo II: fracturas desplazadas (> 3mm), pero sin inestabilidad de codo, se sigue manteniendo la relación
cúbito-humeral y no hay extensión activa.
● Tipo III: fracturas desplazadas (> 3mm) e inestables (fracturas-luxaciones).
El abordaje posterior suele requerir una osteotomía del olécranon a nivel de la superficie articular,
generando otra fractura que debe fijarse internamente, las cuales incluyen las siguientes indicaciones:
reducción abierta y fijación interna de fracturas de humero distal, extracción de cuerpos libres del interior de
la articulación del codo y tratamiento de pseudoartrosis del húmero distal.
A la hora de intervenir quirúrgicamente se realiza una incisión longitudinal sobre la región posterior del codo.
se comienza 5 centímetros por encima del olécranon en la línea media de la región posterior del brazo justo
por encima de la punta del olécranon, se curva la incisión lateralmente de manera que descienda por la
región lateral del olécranon para completar la incisión, se curva nuevamente medialmente de manera que se
sitúe por encima del centro de la superficie subcutánea del cúbito trazando la incisión alrededor de la punta
del olécranon aleja la línea de sutura del implante empleado para fijar la osteotomía del olécranon y de la
superficie de la carga del codo.
Para la intervención quirúrgica superficial se palpa el nervio cubital en el surco óseo que se encuentra por
detrás de la epitróclea y se secciona la fascia situada por encima para exponerlo. Si se diseca el nervio por
completo, este no debe moverse ya que puede provocar lesiones por tracción del mismo. Se utiliza un
tornillo para fijar la osteotomía del olécranon, se marca el hueso longitudinalmente con un escoplo de
manera que los fragmentos puedan alinearse correctamente cuando se repare la osteotomía. Con una sierra
se realiza la osteotomía en forma de V en la punta del olécranon. Con la sierra oscilante se corta casi por
completo el hueso, se rompe la cortical restante separando ambas superficies de corte mediante un
osteotomo, lo cual facilita un mejor encaje durante su reparación.
Posibles complicaciones:
Ante la presencia de una fractura en el olécranon, se genera una limitación funcional en el movimiento de
flexión y extensión indoloros. Es primordial conservar la extensión a pesar de que, por consecuencia, se
pierda la flexión para el tratamiento. Las consecuencias involucran diversas complicaciones tales como
pérdida de fijación, falta de unión, infección, artritis postraumática y sinostosis cubito-radial.
- Infección: suele ser más común luego de un traumatismo abierto complejo. Esta se puede controlar
cubriendo adecuadamente el tejido blando, realizando desbridamientos periódicos y administrando
antibiótico por vía parenteral; estos procesos facilitan la curación de la lesión antes que se extraiga el
implante. Para que el tratamiento sea efectivo no puede quedar tejido desvitalizado en la herida.
- Inestabilidad: puede tener una o más causas, entre ellas la angulación posterior residual del cúbito
proximal con una subluxación posterior de la cabeza radial con respecto al cóndilo humeral; restauración
inadecuada de la coronoides o de la cabeza radial o lesión del ligamento contralateral.
- Seudoartrosis: ocurre generalmente luego de una fractura o luxación del cúbito proximal. La unión puede
lograrse mediante la fijación de una placa dorsal con tornado y autoinjerto óseo.
- Neuropatía cubital: los pacientes con dificultades de flexión durante el periodo postoperatorio e
hipersensibilidad o dolor más intenso de lo esperado deben evaluarse minuciosamente en busca de
síntomas y signos de la neuropatía cubital. En un principio el paciente pierde la movilidad y experimenta
un aumento de dolor, acompañado de signos y síntomas.
- Rigidez heterotópica: si la osificación heterotópica restringe la movilidad, se puede resecar tan rápido
como sea visible en la radiografía, siempre que la envoltura de tejido blando sea estable y móvil.
- Artrosis: la artrosis grave es rara después de fracturas de cúbito proximal. Con grados más bajos de
artrosis, el codo biológico funciona mejor que una artroplastia protésica o interposicional, y debe
mantenerse mientras sea posible. Los pacientes saludables y activos, con rigidez y dolor causados por
artrosis, pueden tratarse mejor mediante artroplastia interposicional.
Por otro lado, se pueden observar consecuencia como la pérdida de fijación, la cual se trata con revisión de
la fijación o resecando el fragmento proximal y fijando el tendón del tríceps al olécranon restante, la falta de
unión puede ser asintomática, la infección se produce por la localización subcutánea de la fractura y, por
último, la artritis postraumática, se trata con antinflamatorios.
Entre las complicaciones más frecuentes están la rigidez y la inestabilidad. No obstante, el paciente también
puede sufrir otros derivados: deformidad en el codo, hueso desplazado, hinchazón e incluso hematomas en
la articulación. Dificultad para mover el codo, utilizar el brazo y realizar movimientos de pronunciación y
supinación. Mientras que el dolor sigue instaurado. La pérdida de movilidad es la principal complicación es
una pérdida leve de los últimos 10º de flexión o extensión. El arco de movilidad en los diferentes trabajos
oscila entre un arco completo y los 110º. Tras la retirada del material suele observarse un discreto aumento
del arco de movilidad de unos 10º.
Es fundamental un diagnóstico apropiado y un tratamiento eficaz para evitar consecuencias como la rigidez
y la disminución del rango del movimiento de la articulación. Las lesiones complementariamente provocan
afecciones ligamentosas, nerviosas o musculares. Si el tratamiento no resulta eficaz su evolución derivaría
hacia un síndrome de Volkmann, una contractura isquémica irreversible que conlleva una deformidad de la
mano y la muñeca.
Dentro de las complicaciones anatómicas, se pueden presentar con respecto al nervio mediano una lesión si
no se despegan las estructuras anteriores del húmero distal. El nervio radial se puede ver afectado si la
disección se aventura más allá del tercio distal del húmero, una cuarta por encima del epicóndilo. La arteria
braquial discurre con el nervio mediano por la cara anterior del codo, por ende debe protegerse de la misma
manera que el nervio. También se puede generar la neuritis del nervio cubital, infrecuente, ocurre entre el
2%-12% de los casos, más relacionado con las fracturas-luxaciones que con las fracturas aisladas del
olécranon, sobre todo cuando existe un desplazamiento medial. Habitualmente es suficiente su observación
hasta la resolución espontánea aunque en algún caso puede precisar una neurolisis asociada o no a
transposición.
Otro punto debe tenerse cuidado en realinear correctamente el olécranon al cerrar, ya que las osteotomías
dejan superficies lisas y pueden dificultar un engranaje preciso. El problema relacionado con la cicatrización
de las heridas es que el codo carece de una gruesa cobertura de partes blandas, por lo que hay que tener
presente siempre la posibilidad de que el paciente presente problemas de necrosis de los bordes de la
herida, dehiscencia e infección.
FRACTURA DE MUÑECA:
Las fracturas de muñeca son una interrupción de la continuidad ósea o cartilaginosa de alguno de los
huesos que la constituyen.
Dentro de las lesiones que se pueden producir al estar en actividad, las fracturas de muñeca constituyen el
grupo más frecuente de fracturas del miembro superior. La muñeca está constituída en su estructura ósea
por el radio, el cúbito y los huesos del carpo y cuando hablamos de fracturas de muñeca, nos referimos
principalmente a la fractura del radio en su porción distal, esto es en la parte más inferior del mismo.
El radio distal se asemeja a una plataforma articular sobre la que descansa el carpo y de la que parten los
ligamentos radiales que estabilizan la muñeca. La mano y el radio, como una unidad, se articula y rota
alrededor de la cabeza cubital a través de la cavidad sigmoidea del radio, esta última relación es mantenida
principalmente por los ligamentos de apoyo de la muñeca de origen cubital: el complejo fibrocartílago
triangular. El extremo distal del radio tiene tres superficies articulares cóncavas, la fosita escafoidea, la fosita
semilunar y la escotadura sigmoidea, las cuales se articulan respectivamente con el escafoides, el semilunar
y la cabeza del cúbito. Tiempo atrás se tendía a considerar a estas fracturas como un grupo homogéneo
que sin tener en cuenta el tipo de tratamiento realizado presentaban un relativo buen pronóstico. Sin
embargo esa conceptualización se ha ido modificando teniendo en cuenta que las fracturas de extremo
distal del radio constituyen una gama muy amplia de lesiones, cuyo tratamiento depende de varios factores
ya sean; la edad del paciente, la calidad ósea, actividad física y el tipo de actividad laboral, entre otras.
El complejo articular de la muñeca y en especial la porción distal del radio, es uno de los sitios del sistema
osteomioarticular (SOMA), más afectado por diferentes tipos de lesiones y en especial por fracturas que
afectan la articulación radio-carpiana. Esta situación se puede observar tanto en la población infantil como
en la de los adultos mayores, aunque por diferentes causas.
La fractura de la porción distal del radio o fractura distal del radio (FDR), se define como la pérdida de la
solución de continuidad normal de la porción distal del hueso radio, situada hasta 2,5 cm de la articulación
radiocarpiana y que puede o no involucrar esta articulación. La fractura distal del radio puede ir también
acompañada de lesiones que afectan al sistema de huesos que forman el carpo y que en su conjunto
forman el complejo articular de la muñeca. Esta lesión, es una de las afectaciones esqueléticas más
frecuentes, tiene una gran implicación en los servicios de urgencias de los centros hospitalarios de todo el
mundo. Sin embargo, a pesar de su frecuencia, no fue descrita de manera adecuada hasta la primera mitad
del siglo XIX por Colles.
● Tipo B: Fracturas intraarticulares parciales, con continuidad parcial entre epífisis y metáfisis. La
característica común de las fracturas de este grupo es que tienen una porción de la zona metafisaria y
epifisaria del radio intacta y en continuidad con la superficie articular no involucrada.
○ B1: fractura articular parcial del radio, línea de fractura principal en el plano sagital.
○ B2: fractura articular parcial del radio, línea principal de fractura en plano coronal que involucra
borde dorsal.
○ B3: fractura articular parcial del radio, línea principal de fractura que involucra al borde palmar.
Tipo A extraarticulares:
Las fracturas del grupo A1 (fracturas extraarticulares aisladas de la extremidad distal del cúbito) requieren
fijación interna cuando exista inestabilidad radiocubital distal. Las fracturas metafisarias estables aisladas
pueden tratarse conservadoramente o con una placa de fijación; una placa es el implante de elección. La
placa condílea de 2,7 es un implante alternativo cuando la conminución de la fractura comienza justo por
encima de la cabeza cubital.
Las fracturas del grupo A2, extraarticulares impactadas o fracturas de Colles o Smith estables, suelen
evolucionar satisfactoriamente con tratamiento conservador.
La conminución metafisaria dorsal hace que la fractura sea inestable (A3). En este caso, una síntesis
percutánea extrafocal convencional o intrafocal de Kapandji, puede utilizarse si el hueso es de buena
calidad. Cuando existe conminución metafisaria extensa es importante el riesgo de acortamiento e
inestabilidad, por lo que, para este tipo de fractura, la reducción cerrada y la fijación externa constituyen el
tratamiento de elección. Las fracturas extraarticulares inestables o irreductibles con buena calidad ósea
pueden tratarse con placa dorsal o palmar, según la dirección de la deformidad. En estos casos debe
tenerse en cuenta el empleo de injerto óseo. La ventaja de la fijación con placa sobre la fijación externa es
que la rehabilitación precoz de la muñeca es posible inmediatamente tras la retirada de puntos.
Tipo C completas:
Si la fractura tiene un trazo articular simple, no existe conminución metafisaria y no más de 2 fragmentos
(grupo C1), el tratamiento recomendado consiste en la reducción cerrada o percutânea; estas fracturas
raramente necesitan reducción abierta. En la reducción percutánea los fragmentos osteocartilaginosos se
manipulan bajo control radioscópico con un impactador o periostotomo a través de una pequeña incisión
cutánea con una mínima disección de partes blandas. Pueden estabilizarse con síntesis percutánea.
Si la fractura tiene un componente intraarticular simple y hay conminución metafisaria importante (grupo
C2), la fijación externa es el método de elección para controlar el acortamiento radial y la angulación
metafisaria. Si no se restablece la congruencia articular con ligamentotaxis y la posterior colocación de un
fijador externo, entonces habrá que decidirse por la utilización de una reducción percutánea o mediante un
mínimo acceso en combinación con injerto óseo. En estos casos suele emplearse un pequeño acceso
dorsal entre el tercero y cuarto compartimiento, se movilizan y reducen los fragmentos articulares y se
estabilizan con agujas percutáneas. Estas fracturas requieren injerto óseo, ya que proporciona un soporte
mecánico adicional a los pequeños fragmentos osteocartilaginosos e incrementa la estabilidad del conjunto,
acelerando por lo tanto la consolidación ósea lo que permite retirar el fijador a las 5 semanas.
Teniendo en cuenta todo lo mencionado, los profesionales definen un plan de tratamiento que incluirá:
Una intervención directa: todo aquello que se realiza durante la sesión (movilización, ejercicios, demás
actividades).
● Un plan de ejercicios para el hogar: serán diseñados en función de las dificultades y necesidades de
cada paciente.
● La adaptación del entorno: desde el instrumental, recomendaciones de ergonomía tales como el diseño
de lugares de trabajo, herramientas y tareas.
● La fabricación de órtesis: en caso de ser necesario se valorará cuál es la más recomendada.
Dentro del tratamiento que el terapeuta puede llevar a cabo se valora y se trata la globalidad del paciente
aunque se centra fundamentalmente en la valoración y tratamiento de las patologías que afectan al miembro
superior y sobre todo a la funcionalidad de la mano:
● Ejercicios destinados a mejorar y/o completar el rango articular de miembros superiores.
● Evitar rigideces y facilitar la regeneración del tejido articular.
● Ejercicios de manipulación: motricidad fina y destreza manipulativa.
● Fortalecimiento muscular.
● Rehabilitación sensitiva: propioceptiva, exteroceptiva y nociceptiva.
● Disminución del dolor.
● Cicatrización y control de edema.
FRACTURA DE COLLES:
Las dos fracturas más frecuentes son la fractura de Colles y la fractura del escafoides. Se clasifican según:
Etiología: Traumáticas (son las más frecuentes), Patológicas (se originan por traumatismos mínimos y/o
movimientos habituales, evidenciando mala calidad ósea) y por Fatiga (se deben a esfuerzos prolongados).
Localización: epifisarias, metafisarias, diafisarias e intraarticulares.
Patogenia: Por mecanismo directo (en el sitio donde actuó la violencia), indirecto (a cierta distancia de la
zona afectada) y por arrancamientos (por contracción muscular).
Por el trazo: Estables o inestables. Al reducir una fractura mediante yeso, colocando los fragmentos en
posición anatómica e inmovilizándola, si se conserva la reducción es estable, y cuando no se conserva es
inestable.
Número de fragmentos: unifragmentarias, bifragmentarias, trifragmentarias, olifragmentarias o
conminutas.
Si existe o no exposición: Cerradas (no hay comunicación entre el foco de fractura y el exterior, no hay
herida); abiertas (hay herida) y expuestas (hay solución de continuidad de las partes blandas -herida- con o
sin comunicación con el foco de fractura, existiendo riesgo de infección).
● Tipo A: Fracturas extraarticulares puras (no afectan a las superficies articulares del radio)
○ A1: fractura extraarticular del cúbito con radio intacto
○ A2: fractura extraarticular de radio con un solo fragmento impactado
○ A3: fractura extraarticular del radio con múltiples fragmentos (multifragmentaria)
● Tipo B: Fracturas intraarticulares parciales, con continuidad parcial entre epífisis y metáfisis.
○ B1: fractura articular parcial del radio, línea de fractura principal en el plano sagital
○ B2: fractura articular parcial del radio, línea principal de fractura en plano coronal que involucra
borde dorsal
○ B3: fractura articular parcial del radio, línea principal de fractura involucra al borde palmar/volar.
● Tipo C: Fracturas intraarticulares completas.
○ C1: fractura simple intraarticular con fractura simple en la metáfisis
○ C2: fractura simple intraarticular con múltiples fragmentos en la metáfisis
○ C3: fractura múltiple intraarticular con múltiples fragmentos en la metáfisis
Mecanismo de lesión:
Caída con apoyo violento de la mano extendida. Esto genera una fuerza axial que se transmite desde los
huesos del carpo contra la epífisis radial; el peso del cuerpo genera además un movimiento de flexión
dorsal violento a nivel de la región carpiana, cuando ésta choca contra el suelo. Mientras el primer
mecanismo provoca la fractura y el encajamiento de la epífisis en la metáfisis, el segundo provoca la
desviación dorsal típica de la fractura.
1) Anestesia local, regional o general; la anestesia local en el foco de fractura suele ser suficiente para una
maniobra de reducción convencional.
2) Tracción y manipulación de la fractura: Puede realizarse de forma manual, con anillos de tracción o
diversos pesos. Se coloca al paciente en decúbito supino, el hombro en abducción de 90º y el codo en
flexión de 90º, de tal manera que el antebrazo esté paralelo al suelo. Se traccionan los dedos de la mano,
con la ayuda de dediles de tracción que se aplican en el pulgar, índice y dedos largos, con una
contratracción aplicada en el brazo de 2,5 kg a 4,5kg. Se le pide al paciente que se relaje. Pasados de 5 a
10 minutos, el médico presiona con su pulgar sobre el fragmento desplazado en el sentido de reducir el
desplazamiento. En la fractura de Colles se manipula el fragmento distal con el pulgar para conseguir una
traslación neutra o ligeramente palmar del mismo y ligera pronación con respecto a la diáfisis del radio.
Luego se realiza una radiografía con la tracción mantenida para valorar la reducción conseguida. Si no es
satisfactoria, se debe plantear la posibilidad de pasar a una intervención quirúrgica.
3) Una vez reducida la fractura, se coloca la muñeca en una posición opuesta a la del mecanismo de
producción de fractura, con desviación palmar en este tipo de fracturas. Mientras la muñeca está en flexión
palmar a 20 o 30 grados y el antebrazo en posición neutra, con mantenimiento de la tracción, se comienza
el fraguado del yeso.
Inmovilización:
Debe mantener la reducción y evitar desplazamientos. Se puede utilizar:
Férulas: Consisten en varias capas de vendas de yeso que se utilizan para inmovilizar de forma parcial el
perímetro de la extremidad. No son circunferenciales. Se utilizan para lesiones menores o para
inmovilización temporal de una extremidad.
Yeso cerrado: Consiste en aplicar la venda de yeso o sintética de forma circular sobre la extremidad
lesionada. Tienden a inmovilizar una extremidad de manera más completa que un enferulado.
2.Formación del callo blando: Como continuación a la respuesta inflamatoria, el tejido necrótico y exudado
(líquido) se absorben y aparecen los fibroblastos y los condrocitos. De esta manera, se desarrolla una
masa de tejido en reparación que consiste en fibras colágenas y cartílago que une las terminaciones rotas
del hueso. Se denomina callo fibrocartilaginoso, y su formación demora alrededor de 3 semanas.
3.Fase de reparación: Es el momento en el cual el tejido reparador comienza con la sustitución del hueso
inmaduro por hueso laminar y la resorción del callo innecesario. El tejido reparado de la fractura, una vez
que todo el hueso inmaduro se ha reemplazado, consiste en la resorción de las trabéculas superficiales o
mal situadas y la formación de hueso nuevo a lo largo de las líneas de tensión. La remodelación de la
fractura continúa años después de producirse la consolidación clínica y radiográfica.
4. Formación del callo duro: Se produce cuando el fibrocartílago se convierte en hueso esponjoso (por
acción de los osteoblastos), y pasa a llamarse callo óseo. Esta formación se mantiene alrededor de 3 o 4
semanas.
5. Remodelación ósea del callo: Se trata de la fase final de la reparación de una fractura. Implica la
eliminación y el reemplazo simultáneo de hueso. Los osteoclastos van a reabsorber las partes muertas de
los fragmentos originales de hueso roto. El hueso esponjoso situado en la periferia de la fractura se
reemplaza con hueso compacto o laminar. Se va organizando y volviéndose progresivamente más fuerte.
En este proceso influyen múltiples variables.
- Examen físico: Hay que evaluar el hombro, el brazo, el antebrazo y la mano. Cuando se está
inspeccionando la mano lesionada, se la debe comparar con la no lesionada. Observar la actitud de la
mano, ya que normalmente en reposo y con la muñeca en posición neutra, los dedos deben tener una
actitud en cascada, donde se encuentran progresivamente más flexionados desde el lado radial hacia el
cubital.
El movimiento de toda la extremidad también debe ser medido y comparado con el lado opuesto, notando
las discrepancias entre los movimientos activos y pasivos. Luego, de que todos los movimientos de la mano
y dedos han sido examinados, la muñeca es flexionada y extendida pasivamente para observar si está
presente el efecto tenodésico.
Se evalúa la deformidad rotacional, donde cada uno de los dedos debe apuntar individualmente a la
tuberosidad del escafoides y el axis longitudinal de todos los dedos estando flexionados, deberían apuntar
en dirección al escafoides.
- Amplitud articular: Se emplea la goniometría para medir la amplitud de movimiento con el objetivo de: 1-
evaluar la posición de una articulación en el espacio (procedimiento estático que se utiliza para objetivizar y
cuantificar la ausencia de movilidad de una articulación) y 2- evaluar el arco de movimiento de una
articulación en cada uno de los tres planos del espacio. En este caso, se trata de un procedimiento
dinámico utilizado para objetivizar y cuantificar la movilidad de una articulación.
Se utiliza en la evaluación inicial de un tratamiento, para determinar la evolución, establecer un pronóstico,
modificar el tratamiento o dar el alta, realizar un control y evaluar las secuelas.
- Testeo muscular: La mano está activada por músculos intrínsecos y extrínsecos. Los flexores extrínsecos
se ubican en la cara palmar del antebrazo y flexionan los dedos y la muñeca. Los extensores extrínsecos
se originan en la cara dorsal del antebrazo y extienden los dedos, el pulgar y la muñeca.
Los músculos intrínsecos se originan e insertan en la mano. Incluyen los músculos de las eminencias tenar
e hipotenar (que ayudan a posicionar el pulgar y quinto dedo, y en la oposición del pulgar y en la pinza), así
como también los lumbricales (que flexionan las articulaciones las articulaciones metacarpofalángicas y
extienden las interfalángicas) y los interóseos (que asisten en la abducción y aducción de los dedos y
flexionan las articulaciones metacarpofalángicas).
- Escala de Lovett.
- Evaluación del edema: Importante medir constantemente los cambios en la cantidad de edema a través
de dos métodos: el Volumétrico, que mide la cantidad de agua desplazada por la mano y la muñeca
cuando son sumergidas en un recipiente lleno de agua. Se evalúa primero el miembro sano para saber
cuánta agua hay que poner en el recipiente sin que se derrame. En el caso donde la lectura con el
volumétrico no sea apropiada (una herida abierta), se utilizará otro método como la Medida de
circunferencia del antebrazo y la mano, con una regla circunferencial o cinta métrica flexible, antes y
después del tratamiento. Para que la comparación de medidas sea válida, son utilizados los puntos
anatómicos como referencia de la medición. Deben ser tomadas por el mismo terapeuta, asegurando la
misma tensión aplicada a la cinta, y a la misma hora cada día, ya que el edema puede variar de la mañana
a la tarde.
Exámen radiológico:
El diagnóstico se efectúa a través de radiografías simples.Se obtienen vistas anteroposterior lateral y oblicua
de la mano.
Una vista anteroposterior en pronación de 30 grados de la quinta articulación carpometacarpiana permite
observar la subluxación de ésta articulación.Por otra parte en la vista oblicuo se coloca el codo flexionado a
90 °y la muñeca en posición neutra.
Utilizando radiografías laterales, la angulación puede medirse mediante las líneas que pasan por la diáfisis
del metacarpiano y el centro de su cabeza, o por las líneas que discurren tangencialmente a las corticales
dorsales de los fragmentos proximal y distal.
La mala unión se trata con osteotomía y fijación interna. En el caso de falta de unión se utiliza la fijación
cerrada y por último, las adherencias se tratan inicialmente con terapia ocupacional, y con liberación
quirúrgica sólo de ser necesario. (Perry; Elstrom 2001)
También pueden complicarse por: deformidades de la mano por falta de tratamiento ;rigidez por tratamiento
excesivo ;deformidad ósea o tratamiento incorrecto.(Swanson 1970)
Tratamientos quirúrgicos:
El tratamiento quirúrgico comprende a las técnicas de reducción cerrada con fijación percutánea
(osteosíntesis) y reducción abierta con fijación interna (osteodesis). En ocasiones el tratamiento puede
incluir la utilización de antibióticos profilácticos para las heridas abiertas.
En la reducción cerrada con fijación percutánea se utilizan agujas Kirschner de 1.15 mm. Estas deben
utilizarse atravesando los metacarpianos, principalmente de forma intramedular y longitudinal, entrando de
lado a la superficie articular de la cabeza de los metacarpianos o entrando por la base de los mismos.
Transversalmente, las agujas de Kirschner conectan metacarpianos lesionados con metacarpianos intactos.
Si se elige la estrategia de agujas longitudinales es casi imposible no violar el mecanismo extensor o la
articulación MCF con un sitio de entrada de la aguja distal. Esta es una de las razones para favorecer las
estrategias alternativas de entrada por la base o agujas transversales.
Las agujas de Kirschner cruzadas crean una construcción biomecánicamente débil cuando las agujas
cruzan cerca del nivel de la fractura. Se debe tener también cuidado para evitar la sobre distracción y
formación de un hueco al atravesar transversalmente una fractura del metacarpiano adyacente a uno
intacto. El fragmento más móvil (normalmente distal) requiere dos agujas para un control adecuado.
Al finalizar el procedimiento uno tiene la posibilidad de dejar las agujas sobresaliendo a través de la piel o
cortarlas por debajo de la misma.
Ésta técnica ofrece como ventaja la mínima invasión y la reducción de probabilidad de aparición de edemas
y rigidez postoperatoria. El inconveniente es que no proporciona una fijación rígida, lo que obliga a recurrir a
alguna forma de inmovilización externa.
La reducción abierta está indicada cuando la manipulación no logra restablecer la desviación angular o
deformidad rotatoria. Las fracturas desplazadas necesitan estabilización quirúrgica. Para ello se abre el
dorso de la mano y con agujas Kirschner se fija internamente
Se utilizan cerclajes, ya sean tornillo de compresión sin cabeza para fracturas oblicuas y espirales, o fijación
con placa y tornillo para fracturas conminutas. El tamaño más apropiado de tornillo para metacarpiano es de
2.0 mm.
En el caso de utilización de placas es preferible su colocación en posición dorsolateral ya que ofrece un
compromiso razonable.
Una vez extraída la férula, los pacientes pueden comenzar gradualmente ejercicios de amplitud de
movimientos.
Yeso intrínseco plus: El tratamiento postoperatorio comienza con la inmovilización en posición intrínseca
plus (con yeso en intrínseco plus) durante 5 a 7 días. Se coloca la muñeca en una extensión de 30° y flexión
de 70° de metacarpofalangica. Este tipo de inmovilización permite la movilidad precoz de los dedos evitando
la rigidez.
FRACTURA DE ESCAFOIDES:
El escafoides es un hueso par, corto, esponjoso, de forma cuboidea, con seis caras de las cuales tres son
articulares. Está ubicado en la fila proximal del carpo, la cual se articula con el extremo distal del radio (art.
Radiocarpiana). Está recubierto 80% por cartílago. Está vascularizado por la rama dorsal carpiana de la
arteria radial y por la rama palmar de la arteria radial.
Es la fractura más frecuente de los huesos del carpo. Se produce por un mecanismo de hiperextensión de
muñeca. Debe sospecharse si presenta dolor al realizar dorsiflexión de muñeca, que se exacerba al
presionar manualmente el fondo de la tabaquera anatómica. El trazo de fractura puede orientar 3 niveles
distintos: 50% tercio medio, 12% mitad distal, 38% mitad proximal. Los síntomas son impotencia funcional,
dolor y rigidez de muñeca.
Las complicaciones más frecuentes son la pseudoartrosis y necrosis ósea (polo proximal).
Clasificación:
● No desplazada: no hay lesión ligamentaria, no hay desviación, los fragmentos están alineados
● Desplazada: ligamentos lesionados, desplazamiento de fragmentos, no están alineados
Diagnóstico:
Lo sugiere el mecanismo de lesión, los signos y síntomas, que se confirmará mediante estudio de
imágenes. Compresión axial sobre tabaquera anatómica; Palpación sobre el tubérculo escafoides;
Compresión longitudinal sobre el pulgar. Se realizan diferentes proyecciones de RM: anteroposterior (mano
en empuñadura con los dedos flexionados) proporciona una ligera extensión y desviación cubital, colocando
el escafoides en un plano paralelo a la placa. Lateral (importante para la evolución de la alineación del
carpo y la determinación de la existencia de una posible inestabilidad carpiana). Oblicua (rotación de 45 de
muñeca.
Si estos no confirman presencia de fractura, pero hay sospecha por la presentación clínica del cuadro, se
recomienda inmovilización de muñeca con inclusión del pulgar.
Inmovilización:
Consta de un yeso antebraquiodigital, que comprenda el pulgar, dejando libre la articulación interfalángica,
en posición de abducción y oposición intermedia; muñeca en posición neutra. (3-4 semanas).
Pseudoartrosis:
Es una falsa articulación provocada por la consolidación en mala posición donde los fragmentos del hueso
no logran fusionarse y quedan separados de forma anómala. Se caracteriza por la excesiva movilidad en el
sitio de fractura. Puede producirse por factores del paciente (edad avanzada, mal estado nutricional,
consumo de sustancias); factores del tratamiento (inmovilización inadecuada, fractura sin reducción
exitosa); factores de la fractura (interposición de tejido blando, necrosis, infección, lesión de músculos
circundantes).
Se clasifica en atrófica (avascular): pérdida de sustancia ósea. Alteración de la irrigación de los fragmentos
óseos. Se requiere injerto óseo por la precaria vascularización. Hipertrófica (hipervascular): con extremos
óseos hipertróficos. Falla en la inmovilización de fractura.
Signos y síntomas: en un principio suele ser asintomática, aunque con el correr del tiempo comienza una
disminución de fuerza por dolor o incapacidad para movilizar. La severidad de la artrosis y la rapidez de su
progresión son mayores en las fracturas con un gran desplazamiento y la presencia de una inestabilidad
carpiana.
Resolución quirúrgica:
Se realiza en fracturas en las que no se consigue una consolidación a través de un tratamiento ortopédico.
Técnica de injerto óseo (método original de Russe): mediante una incisión a lo largo del borde radial, se
crear una cavidad entre ambos fragmentos de la fractura, donde se ubica un injerto de hueso esponjoso de
forma ovoide, y se comprimen los fragmentos para conseguir estabilidad. Si hay inestabilidad se insertan
agujas de Kirchner, paralelas una de otras, respecto al eje longitudinal del hueso. Se inmoviliza la muñeca y
mano con yeso antebraquiodigital por 4 semanas aprox.
Técnica de injerto óseo con forma de cuña por vía volar: se obtiene injerto óseo de forma ovoide y se
implanta y amolda en la fractura. Se utilizan agujas Kirchner de 1,2 mm que se insertan desde la cara
palmar atravesando el injerto hasta la parte dorsal del fragmento proximal. Luego se realizan técnicas de
imágenes para asegurar la corrección y correcta posición del material de síntesis. Con agujas K, se
inmoviliza postoperatorio con yeso antebraquiodigital durante 8 semanas, y posterior se continúa con férula
discontinua hasta observar consolidación.
A las 11 semanas se retiran las agujas. O tornillos de compresión y si es estable la fijación se permite
movilización precoz a las 2 semanas.
Tratamiento con injertos óseos vascularizados: se utiliza tras una cirugía con resultados pobres. Existen
técnicas: con pedículo del pronador, vascularizado dorsal y distal del radio, con forma de cuña.
Evaluación en T.O.:
Se comenzará una valoración inicial a través de una entrevista semiestructurada (datos de la persona y
como se siente).
Se realiza evaluación de edema, a través de medición con cinta métrica, que permite determinar el
perímetro de segmentos corporales, que requiere tomar como referencia puntos de fácil ubicación como
relieves óseos. Medición volumétrica, requiere un tanque de agua con mediciones en milímetros. La acción
de inmersión del miembro hace que el agua rebalse y caiga a un recipiente menor. Ambas se comparan con
el miembro contralateral.
Evaluación de dolor: es un fenómeno subjetivo. Consiste en solicitar al individuo que califique el dolor en una
escala numérica o visual. Se debe interrogar el dolor.
Equipamiento ortésico:
Cuando se logra la consolidación debe emplearse una férula. La ortesis que se utiliza en este caso es
estática, se extiende desde tercio proximal del antebrazo hasta el pliegue palmar distal de la mano, sin el
compromiso de los dedos. Con el objetivo de inmovilizar para evitar complicaciones y darle soporte a la
misma; proteger la estructura lesionada; mantener el rango articular. Se recomienda realizarlo con
extensión de muñeca a 20 o 30. Uso aproximado de 6 a 8 semanas.
Complicaciones:
- Consolidación viciosa: los fragmentos afectados sanan pero en una posición no anatómica. Puede ser
ocasionada por una inadecuada reducción o una mala inmovilización; el paciente refiere falta de prominencia
en la cabeza del metacarpiano, disminución del arco de movimiento, cabeza del metacarpiano palpable en
la palma.
- Pérdida del eje de los dedos, que cuando cierran convergen en un punto focal, el escafoides, dando lugar a
la superposición del quinto metacarpiano con respecto al cuarto y de esta manera perdiendo la arquitectura
armoniosa de los dedos.
La posición de inmovilización intrínseco plus: permite la movilidad precoz de los dedos evitando la rigidez:
● Muñeca en 30° de extensión.
● Metacarpofalángica en 70° de flexión.
La inmovilización se suspende cuando la fractura se consolida y hay ciertos signos clínicos (ausencia de
dolor) y radiográficos de curación.
Si la fractura está desplazada puede necesitar reducción cerrada previa a la ferulización. Las fracturas del
boxeador se reducen flexionando las MCF e IFP a 90° y empujando la falange proximal dorsalmente desde
la cabeza, mientras se mantiene la presión palmar sobre el metacarpiano (maniobra de Jahss). Esta
maniobra se utiliza solamente para realizar la reducción, para luego inmovilizar en la posición intrínseco plus.
Una vez extraída la férula, los pacientes pueden comenzar gradualmente con los ejercicios de amplitud de
movimiento.
Tratamiento quirúrgico: comprende a las técnicas de reducción cerrada con fijación percutánea
(osteosíntesis) y reducción abierta con fijación interna (osteodesis).
● En la reducción cerrada con fijación percutánea se utilizan agujas Kirschner, que atraviesan los
metacarpianos, principalmente de forma intramedular y longitudinal.
Transversalmente, las agujas conectan metacarpianos lesionados con metacarpianos intactos. Si se elige la
estrategia de las agujas longitudinales es casi imposible no afectar el mecanismo extensor o la articulación
MCF con un sitio de entrada de la aguja distal. Esta es una de las razones para favorecer las estrategias
alternativas de entrada por la base o agujas transversales.
La ventaja de esta técnica es que ofrece una mínima invasión y reduce la probabilidad de aparición de
edemas y rigidez postoperatoria. La desventaja es que no proporciona una fijación rígida, lo que obliga a
recurrir a alguna forma de inmovilización externa.
● La reducción abierta está indicada cuando la manipulación no logra restablecer la desviación angular o
deformidad rotatoria. Las fracturas desplazadas necesitan estabilización quirúrgica, para ello se abre el
dorso de la mano y con agujas Kirschner se fija internamente.
Complicaciones:
Mala unión, falta de unión y adherencias tendinosas. La mala unión se trata con osteotomía y fijación interna;
en el caso de falta de unión se utiliza la fijación cerrada y por último, las adherencias se tratan inicialmente
con Terapia Ocupacional y con liberación quirúrgica solo de ser necesario.
Rehabilitación:
Una vez que la fractura es estable se da inicio a los siguientes procedimientos:
⮚ 1-2 semanas: control del edema, de la inflamación y del dolor. Puede iniciarse la movilización de
articulaciones proximales no afectadas como el codo y el hombro.
⮚ 2-4 semanas: dependiendo el tipo de fijación puede iniciarse la movilización pasiva.
⮚ 4-6 semanas: se inicia el trabajo de rango pasivo de movimiento con el fin de recuperar la movilidad
completa de la articulación.
⮚ 6-8 semanas: se continúa con el abordaje del rango pasivo del movimiento, siempre acompañado de la
utilización de férulas funcionales que lo favorezcan.
Clasificación:
Es una neuropatía crónica dolorosa progresiva con disfunción del sistema nervioso autónomo,
desmineralización ósea y debilidad muscular; cuya aparición se asocia a algún evento traumático (fractura,
cirugía o evento cardiovascular, etc.). El SDRC se clasifica en dos tipos:
1. Tipo I: se determina cuando no se ha detectado ninguna lesión nerviosa. El dolor se expande a lo largo de
la extremidad o migra a otras partes del cuerpo en casi el 70% de los pacientes. Se vuelve bilateral y
produce una “imagen de espejo” del dolor en hasta el 50% de los casos.
2. Tipo II: la lesión nerviosa está presente. habitualmente aparece tras un evento nocivo (traumatismo o
cirugía); aunque a veces aparece espontáneamente, y parece que factores genéticos podrían predisponer.
Síntomas:
Los síntomas típicos son ardor espontáneo, hiperalgesia y alodinia mecánica y fría; más intensos en el
territorio del nervio periférico afectado, con menos tendencia a diseminarse que en el SDRC I. Cambios
inflamatorios y distróficos, y deterioro de la función motora, pero más leves que en el SDRC.
El cuadro clínico está marcado por dolor como síntoma principal, trastornos vaso y sudomotores, pérdida de
la funcionalidad, edema, cambios de temperatura y coloración cutáneas locales, alteraciones del trofismo de
vello, uñas y piel.
● Dolor y sensibilidad. El dolor del SDRC suele ser profundo en el miembro. Frecuentemente está
exacerbado durante el movimiento, cambios de temperatura, contacto o estrés. También hay déficit
sensitivos o alteraciones en la percepción corporal, como una sensación de extrañeza o sobredimensión
del miembro afectado.
● Desórdenes motores: Reducción de la función de la fuerza muscular asociada al dolor. En etapas
agudas, el movimiento está limitado por el edema y el dolor, y en la etapa crónica por las contracturas
fibróticas o síntomas motores centrales. Los síntomas motores centrales incluyen temblores, mioclonías
irregulares y posturas fijas tipo distónicas.
● Síntomas autonómicos: Edema como resultado de la inflamación, a su vez hiperhidrosis, cambios en el
color de la piel (rojiza o azulada) y la temperatura es lateralmente diferente.
● Cambios tróficos.
Luego de un traumatismo, un dolor anormalmente intenso o inexplicable prolongado que no está causado
por el daño presente o inminente al tejido puede demorar o impedir la recuperación, y afecta muy
negativamente a la calidad de vida considerada en términos de salud. Para esto se utiliza el término de
síndrome de dolor regional complejo. Está originado por un traumatismo en la extremidad complicado por
episodios posteriores al traumatismo. Depende de influencias externas, está exacerbado por caracteres
fisiológicos preexistentes, y se ve afectado por factores congénitos o genéticos.
● Tipo 1: Distrofia simpática refleja ( dolor, deterioro funcional, disfunción autónoma, cambios distróficos
con una lesión diagnosticable del nervio periférico)
● Tipo 2: Causalgia (dolor, deterioro, funcional, disfunción autónoma, cambios distróficos con una lesión
diagnosticable del nervio periférico)
● Tipo 3: Otras enfermedades que producen dolor en las extremidades
El diagnóstico de SDRC se basa en la existencia de dolor regional combinado con disfunción autónoma,
atrofia y alteración funcional. Puede manifestarse un dolor mantenido por la función simpática (DMS) o
independiente a esta función (DIS). El diagnóstico de DMs se basa en el alivio del dolor con una medicación
simpaticolítica o con bloqueo simpático, sin embargo, con el tiempo se puede convertir en DIS. Si no hay
indicadores anatómicos fisiológicos y metabólicos característicos del SDRC, el diagnóstico debe tener en
cuenta los criterios clínicos. El reconocimiento precoz del síndrome, junto con un tratamiento inmediato, es
el pronosticador aislado más importante de la recuperación funcional y el alivio del dolor.
Los signos y síntomas se presentan generalmente entre 3 semanas y 6 meses después de la lesión inicial.
Estos pueden ser:
1. Estadio precoz: síntomas leves y comienza días o semanas tras la lesión. El dolor es agudo y quemante,
la hinchazón y la disfunción están localizadas y aunque son ligeros en relación a los estadios avanzados, los
síntomas son más severos de los que los que se esperan de una lesión.
2. Síndrome moderado: se caracteriza por una disfunción creciente y por el aumento de la severidad de los
síntomas y está definido por la cronicidad progresiva de estos. El miembro cada vez está más húmedo y frío,
el edema aumenta y la piel adquiere un aspecto moteado. La inmovilidad continuada conduce a una rigidez
articular creciente y son posibles contracturas miofasciales. A menudo persiste durante varios meses.
3. Severo: los síntomas alcanzan un nivel cercano a lo intolerable. Hay dolor profundo y pulsátil severo, el
miembro está inmovil y es funcionalmente inutil. La disfunción autonómica crónica conduce a cambios
distróficos de la piel, el tejido muscular y el tejido óseo.
Terapia en espejo:
Es otra técnica utilizada, fue descrita por Ramachandran. Este tipo de terapia abarcó la intervención para el
dolor del miembro fantasma. Se considera un método que facilita la recuperación de la función, promueve
destrezas motoras y sensoperceptuales y, sumado que mejora el manejo del dolor en la población con
amputación, enfermedad cerebrovascular, síndrome del dolor crónico, disfunción motora y alteración en la
coordinación.
Esta recuperación funcional contempla los aspectos vocacionales de la persona, con el propósito de lograr
una participación basada en las características volitivas individuales. Es una herramienta terapéutica de fácil
aplicación, bajo costo y sin efectos secundarios adversos. A su vez esta estrategia se asienta en dos
hipótesis:
1. La terapia de espejo se utiliza para promover la regulación del equilibrio de los hemisferios después de un
accidente. Esta intervención funcional modula la excitabilidad de la corteza motora primaria y facilita la
reorganización cortical para la recuperación de la función.
2. La ilusión del movimiento normal en el espejo del miembro afectado sustituye una información
propioceptiva alterada, lo que ayuda a estimular la corteza premotora.
Cuando una persona realiza un movimiento se activan áreas cerebrales relacionadas con la preparación y
realización del movimiento (corteza premotora, corteza prefrontal ventral, corteza motora primaria…), así
como otras zonas subcorticales que permiten darnos feedback acerca de la correcta o incorrecta ejecución
de dicho movimiento (cerebelo, ganglios).
Al aplicar la Terapia Espejo con nuestros pacientes, buscamos una activación del SNE que permita facilitar y
potenciar el proceso de adquisición de habilidades motoras, lo que repercute en una mejoría en cuanto a la
funcionalidad del mismo.
1. La persona realiza movimientos con el miembro no afectado proyectándose en el espejo y trata de imitar
los movimientos de forma activa con el miembro afectado.
2. Se le solicita a la persona que represente mentalmente el movimiento del miembro afectado sin moverlo
activamente mientras se observa en el espejo
3. El terapeuta asiste a la persona para mover el miembro afectado de forma pasiva, sincronizandolo con los
movimientos del miembro no afectado mientras se observa el en el.
● Aumentar la activación de áreas cerebrales relacionadas con el movimiento de la parte del cuerpo que
se esté visualizando.
● Las experiencias sensitivas pueden ser evocadas con tan solo la información visual. Pasar un cepillo
solo en una de las manos emite una información visual que hace que tras 3 minutos, la mayor parte de
las personas perciban que ambas manos están siendo cepilladas incluso sabiendo que una de ellas no
lo está siendo.
● El input visual aumenta la sensibilidad táctil, favoreciendo la recuperación de la misma.
● Tiene lugar una reestructuración de la experiencia del movimiento que favorece la reducción del dolor
en la zona afectada
LUXACION DE HOMBRO:
Es la separación de dos huesos en el lugar donde se encuentra la articulación. En una subluxación, los
huesos de la articulación están parcialmente fuera de su posición. En cuanto a sintomatología presenta dolor
al movimiento, hinchazón y anomalías en su contorno. También pueden producirse fracturas, daño a vasos
sanguíneos y nervios.
La articulación del hombro es la articulación que se luxa con más frecuencia. Debido a que se mueve en
diferentes direcciones, el hombro se puede luxar hacia adelante, hacia atrás o hacia abajo, de manera total o
parcial, aunque la mayoría de las dislocaciones se producen en la parte delantera del hombro. Además, el
tejido fibroso que une los huesos del hombro se puede estirar o desgarrar, lo que generalmente complica la
dislocación.
Se necesita mucha fuerza, como un golpe repentino en el hombro, para sacar los huesos de lugar. La
rotación extrema de la articulación del hombro puede sacar la cabeza del húmero de la cavidad del hombro.
También puede producirse una dislocación parcial, en la que el húmero queda parcialmente dentro y
parcialmente fuera de la cavidad del hombro.
Clasificación:
- Luxación Anterior.
Representa el 98% de todas las luxaciones y según la posición de la cabeza humeral con relación a la
apófisis coracoides. En la luxación anterior se dañan las estructuras anteriores: la cápsula y el rodete
glenoideo. Puede asociarse a rotura del manguito rotador, fractura del troquiter, lesión de la arteria axilar,
plexo braquial o nervio circunflejo o axilar.
Se clasifican en:
● Subglenoidea: la cabeza del húmero se coloca sobre el reborde glenoideo.
● Subcoracoideas: la cabeza del húmero se coloca por debajo de la apófisis coracoides.
● Subescapular: la cabeza del húmero está en un plano más elevado, bajo la clavícula y por dentro de la
apófisis coracoides.
- Luxación Posterior.
Suele pasar inadvertida. Se produce por caída con la mano extendida y en rotación interna, desplazándose la
cabeza humeral hacia atrás; semiológicamente se palpa la cabeza humeral en la cara posterior del hombro.
En la cara anterior hace procidencia bajo la piel la coracoides y se palpa el hueco debajo por la cabeza
desplazada, se evidencia en la radiografía axilar.
- Luxación Inferior.
Es la más rara. El paciente concurre con el brazo en abducción máxima y el codo flexionado sobre la cabeza,
tomándose la muñeca con la mano opuesta. Es necesario buscar lesiones vasculares o nerviosas (muy
serias); la cápsula inferior se rompe. Puede asociarse con fracturas del troquíter, acromion, clavícula,
coracoides y borde glenoideo ya que esta posición es más frecuente. La reducción se realizará aplicando
tracción del brazo en la posición en que se ha presentado.
Lesiones Vasculares: ocurren con mayor frecuencia en pacientes de edad avanzada que tienen los vasos
rígidos y más frágiles, la lesión puede ser de la arteria, vena axilar o de sus ramas. Estas lesiones pueden
ocurrir al momento de la luxación o durante las maniobras de reducción. La proximidad de la arteria axilar a
la cabeza del húmero pone en riesgo a esta arteria de lesionarse durante la luxación anterior de hombro.
Esta lesión se presenta de manera reconocible: el miembro se torna pálido, la zona se presenta fría al tacto,
y al tomar el pulso radial en la muñeca no se logra percibir en absoluto.
Lesiones Óseas:
- Lesión de Hill-Sachs: se define como una depresión cortical de la parte posterosuperior de la cabeza
humeral, debido al impacto de la cabeza humeral contra el reborde glenoideo anteroinferior, lo que produce
una fractura de la parte posterolateral de la cabeza humeral. Esto es debido a que la cabeza humeral se
queda “enganchada” en la cavidad glenoidea durante los movimientos de ABD (separación del hombro) a 90º
+ rotación externa (muy típico en actividades deportivas).
- Bankart óseo: es una fractura del margen anteroinferior de la glenoides. Puede aparecer consolidada o
evolucionar como falta de unión. En inestabilidad crónica, esta lesión puede asociarse a irregularidad del
margen glenoideo anteroinferior, lo que determinaría potencialmente una restricción en la congruencia
articular.
Otras lesiones óseas:
- En pacientes de mayor edad, la luxación traumática puede asociarse con fractura por avulsión de la
tuberosidad mayor. (Troquíter)
- Fracturas del acromion o coracoides
Lesiones Ligamentosas:
- Desgarro parcial del labrum glenoideo anterior, con un defecto condral en el cartílago articular glenoideo
adyacente. Aunque esta lesión no deriva generalmente de luxación glenohumeral traumática, pueden verse
lesiones similares en pacientes con inestabilidad anteroinferior.
- Desgarro del ligamento glenohumeral inferior, en el sitio de su inserción en el húmero. Puede asociarse o
no a lesión tipo Bankart.
Otras Lesiones
- Artrosis glenohumeral secundaria: especialmente grave, se presenta tras episodios de luxación traumática
posterior o determinados procedimientos quirúrgicos.
- Quistes paralabrales: se asocian con desgarros labrales, de hecho suelen originarse a partir de un desgarro
del labrum.
- Cuerpos intraarticulares: generalmente derivan de desgarros condrales o labrales.
Tratamiento:
Se deben colocar nuevamente los huesos en su sitio(reducción) de manera manual generalmente.
Posteriormente se inmoviliza la zona. En pocos casos severos se necesita cirugía.
Métodos de reducción:
Las luxaciones crónicas no requieren reducción aguda, y solo deben reducirse después de que el paciente
ha sido anestesiado. Las luxaciones agudas se reducen inmediatamente y la falla al reducir una luxación
aguda es una urgencia quirúrgica. Con anterioridad a la reducción se establece un acceso venoso, se seda al
individuo y se suministran analgésicos intravenosos. Se debe tener cuidado de evitar el nervio axilar.
La maniobra de reducción utilizada es determinada por el tipo de luxación. Las luxaciones anteriores se
reducen con tracción ligera en línea con el húmero, la rotación interna y externa suave del miembro superior
recolocará la cabeza del húmero. Un asistente aplica contracción con una sábana envuelta alrededor del
tórax, la tracción debe ser firme y consistente. Es importante no intentar forzar la cabeza del húmero de
vuelta a su lugar ya que esto produce como resultado espasmo muscular, haciendo más difícil y más
traumática la reducción.
● El método de Stimson: la persona se ubica en decúbito prono sobre el borde de la mesa mientras se
aplica una suave tracción descendente, se atan pesas de aproximadamente 2 kg en la muñeca del
hombro luxado. Después de 10 a 20 minutos la rotación interna y externa suave del brazo colocará de
nuevo en su lugar a la cabeza humeral. Este método es útil como último recurso para las luxaciones que
son difíciles de reducir por otros métodos.
● El método hipocrático: implica la aplicación de tracción lateral a través del brazo y la contracción
colocando el pie en la axila. El método hipocrático es útil si no se dispone de asistencia en la reducción.
● El método de Kocher: involucra la aplicación de tracción al miembro superior, colocando luego el brazo
en aducción y girándolo internamente, apalancando la cabeza del húmero sobre la cavidad glenoidea.
Este método ya no es utilizado debido al riesgo de fracturar el húmero proximal.
● Técnica De Cunningham: el médico se enfrenta al paciente y coloca su mano sobre su hombro. A
continuación, aplica un masaje sobre los músculos de la parte superior del brazo y el hombro, y da
instrucciones al paciente para que se relaje y tire los hombros hacia atrás, intentando que las escápulas
se aproximen. El masaje ayuda a que los músculos se relajen para que la persona pueda deslizar su
hombro a su sitio.
● Técnica de Davos (autoreducción): la persona se sienta en una cama, flexiona la rodilla homolateral a la
lesión, colocando el pie sobre la cama. Luego, junta las manos delante de la rodilla con los codos cerca
del muslo y se envuelve en una banda elástica alrededor de las manos, atándolas juntas y hasta la
rodilla para mantenerlas en su lugar. A continuación, el médico se sienta sobre el pie de la persona y le
indica que incline la cabeza hacia atrás. Al inclinar la cabeza, se ejerce presión en el hombro luxado lo
que ayuda a devolverlo a su sitio.
● Técnica de Bankart.: La operación de Bankart está indicada cuando el rodete y la cápsula se encuentran
separados del reborde glenoideo, o si la cápsula es fina. Es el tipo más común de cirugía que se realiza
en pacientes con inestabilidad crónica. Este procedimiento puede realizarse de manera abierta o con
técnica artroscópica.
En la operación de Bankart original (cirugía abierta), mediante una incisión con un abordaje anterior
delto-pectoral, se ubica y se corta el tendón del músculo subescapular a 1cm de su inserción. Se abren
verticalmente el músculo subescapular y la cápsula del hombro. La parte lateral de la cápsula se
reinserta en el reborde glenoideo anterior. Se aplica la parte anterior de la cápsula y se aproxima el
subescapular. Se colocan anclajes metálicos y se sutura la cápsula. El tendón del subescapular se
reinserta.
En la técnica artroscópica se realizan pequeñas incisiones a través de las cuales se introducen los
diferentes instrumentos para reinsertar el labrum glenoideo mediante anclajes reabsorbibles y se pone
en tensión la parte superior.
LUXO-FRACTURA DE CODO:
Una fractura de codo sucede cuando se rompen uno o más de los huesos que forman la articulación. El codo
es la articulación que se conforma por el húmero del brazo, y el radio y cúbito del antebrazo. Las fracturas de
codo incluyen fracturas humerales distales (fracturas mediales y condilares aisladas, trascondileares,
supracondileares e intercondileares), fracturas de la cabeza y del cuello radial, fracturas del olécranon,
fracturas de cúbito y radio vinculadas con la luxación, y las luxaciones de la articulación húmero–cúbito.
- Fracturas transcondileares: la línea de fractura primaria es intracapsular y transversal, y pasa a través del
epicóndilo, el olécranon y la fosa coronoides. La clasificación de estas se basa en la presencia y dirección del
desplazamiento. La mayor parte de estas fracturas se da en extensión, en las cuales el fragmento distal se
desplaza posteriormente en relación con el cuerpo humeral.
- Fracturas de la epitróclea: la epitróclea se desprende del resto de la paleta humeral por la tracción ejercida
por el ligamento colateral y los músculos epitrocleares. Suele darse en caídas con el codo en extensión y la
mano en supinación. Se reconocen cuatro grados según la magnitud del desplazamiento:
1º Desprendimiento
2º Desplazamiento
3º Inclusión intraarticular de la epitróclea
4º Inclusión + Luxación externa de codo.
Esta fractura está asociada a un esguince grave del codo con lesión de los tejidos blandos e inestabilidad
articular.
- Fractura del cóndilo externo: se producen por compresión del radio sobre el cóndilo humeral ante una caída
sobre la mano extendida. Por este mecanismo es frecuente la asociación de estas fracturas con lesiones de
la cúpula radial. Se reconocen tres grados:
1º No desplazadas.
2º Con desplazamiento externo
3º Con desplazamiento y rotación
- Fractura del olécranon: el mecanismo es un traumatismo directo por caída sobre el codo, produciéndose
desplazamientos por tracción del tríceps. Se dividen en tres tipos: no desplazada, desplazada e inestable.
- Fractura de la epífisis proximal del radio (cúpula del radio): el mecanismo de producción más frecuente es el
choque de la cúpula radial sobre el cóndilo del húmero por una caída sobre la mano extendida. Esta fractura
puede generar dolor, edema en el codo y limitación de la pronosupinación y extensión completa. El trazo de
fractura y el grado de compromiso de la cúpula radial puede ser muy variable, desde trazos incompletos sin
ningún desplazamiento hasta fracturas segmentarias marginales o conminutas de toda la cabeza.
- Fractura del cuello del radio: se produce por el mismo mecanismo que en las fracturas de la cúpula radial,
sin o con desplazamiento variable.
Luxaciones de codo: se reconoce como mecanismo una caída sobre la mano en extensión. Para que la
luxación ocurra la violencia del traumatismo debe ser tan importante que desgarre el aparato ligamentario o
que ocasione fracturas asociadas que faciliten el desplazamiento. Se clasifican en:
- Luxaciones posteriores: son las más frecuentes. Además de desplazarse posteriormente, el radio y el cúbito
se pueden desplazar en dirección lateral o medial.
- Luxaciones mediales y laterales: poco frecuentes. Tienen un pronóstico que las posteriores. Con frecuencia,
una luxación medial-lateral es una subluxación, es decir, en una luxación medial la escotadura troclear se
articula con el epicóndilo medial, la cabeza radial se articula con la tróclea. En una luxación lateral, la
escotadura troclear se articula con el cóndilo humeral.
- Luxaciones anteriores: son raras. El mecanismo de producción puede ser por tracción del antebrazo con el
codo extendido, o un golpe en la parte posterior del codo flexionado.
- Luxaciones divergentes: son raras. Hay disociación del cúbito y radio. Es necesario que el ligamento anular
y la membrana interósea se desgarren para que se produzca una luxación divergente.
Indicaciones:
En los adultos, la mayoría de las fracturas pueden ser tratadas satisfactoriamente mediante reducción
cerrada e inmovilización con yeso durante 4-6 semanas aproximadamente. El principio en el que se basa el
tratamiento de estas fracturas es la corrección de la angulación cubital sin la que es virtualmente imposible la
reducción de la luxación radial.
Para la reducción y su mantenimiento, el codo debe flexionarse y supinarse en las fracturas tipo I y III
mientras que debe extenderse y pronarse en las de tipo II. En general, se puede conseguir la reducción
cerrada de las lesiones de Monteggia hasta 2 semanas post-fractura.
En el post-operatorio, se aplica una férula larga de brazo con el codo en flexión a 90º y el antebrazo en
rotación neutra. Es importante la movilización temprana del codo/antebrazo, dentro de los límites impuestos
por la lesión de tejidos blandos, para reducir el riesgo de sinostosis: afección en la existe una conexión ósea
anormal entre el radio – cúbito.
Cualquier método de tratamiento debe tener como objetivo, además de la reducción – fijación más adecuada
posible, una óptima recuperación funcional para lo que es esencial una fisioterapia precoz tras la
inmovilización.
Se recomienda una férula amovible en supinación durante 3 semanas, para permitir la movilización
controlada de codo. Con el uso de esta ortesis dinámica, se produce una tensión constante, se busca que
sea bien tolerada por el paciente, para que junto con un apropiado programa de rehabilitación, se logre
obtener un aro funcional del movimiento.
Las férulas dinámicas utilizan el principio de elongación continua de los tejidos blandos aplicando una
tensión constante, con el fin de lograr una deformidad plástica de los tejidos.
La lesión aguda del ligamento del lado cubital de la articulación metacarpofalángica del pulgar se conoce
como pulgar de esquiador. En estudios epidemiológicos en Argentina representan cerca del 20% de las
lesiones de mano.
Mecanismo de lesión:
El ligamento colateral cubital de la articulación metacarpofalángica se lesiona cuando se realiza una
abducción (desviación hacia el lado radial del pulgar). Esto pasa cuando se sufre una caída con la mano
abierta y el pulgar separado del resto de la mano (como cuando se detiene el "pole"). El mecanismo de la
lesión está bien establecido: cualquier estrés que fuerce el pulgar en abducción e hiperextensión.
Se produce por ejemplo en una caída sobre la mano, con el puño cerrado, agarrando el bastón, de forma
que la correa o el puño del bastón producen una desviación forzada del pulgar en valgo. En otros deportes,
como el fútbol y rugby, entre otros, puede generarse por choques contra el cuerpo de un adversario o el
impacto de la pelota o en el caso de los arqueros por un impacto de la pelota.
Sintomatología:
● Dolor
● Hinchazón
● Hematomas
● Un agarre más débil o problemas para agarrar cosas cuando se utiliza el pulgar
Grado 1: los ligamentos se estiran, pero no se rompen. Se trata de una lesión leve. Esta puede mejorar con
un poco de estiramiento ligero.
Grado 2: los ligamentos están parcialmente rotos. Esta lesión puede requerir el uso de una férula o un yeso
durante 5 a 6 semanas.
Grado 3: los ligamentos están completamente rotos. Es una lesión grave que puede requerir cirugía.
Las lesiones que no se tratan adecuadamente pueden conducir a debilidad prolongada, dolor o artritis.
Una radiografía también puede mostrar si el ligamento arrancó un pedazo de hueso. Esto se denomina
fractura por avulsión
Evaluación:
Se le preguntará acerca de sus síntomas y antecedentes clínicos. Se le pedirá que explique cómo sucedió
la lesión. Se realizará un examen físico, centrándose en el pulgar y su rango de movimiento. El diagnóstico
se puede hacer basándose en lo que estaba haciendo en el momento y el examen físico por medio de una
prueba de estrés de la articulación. Esto permite evaluar cuánto desplazamiento hay entre los huesos, la
inestabilidad de la articulación y diferenciar roturas completas (que necesitarán tratamiento quirúrgico), de
esguinces (que podrán ser tratados sin cirugía, solo con inmovilización). Si la maniobra es muy dolorosa, se
puede aplicar anestesia local para evitar el dolor.
La exploración mediante la prueba del estrés, para provocar el bostezo articular, es fundamental para el
diagnóstico correcto y para la actitud terapéutica. La articulación metacarpo-falángica debe explorarse en
flexión, que es precisamente cuando los LCC están tensos, y no en extensión, cuando están laxos, en cuyo
caso pueden dar lugar a desviaciones radiales no debidas a la inestabilidad de la articulación. Además, se
deberá comparar el bostezo con el lado sano. El dolor provocado por la exploración puede encubrir una
inestabilidad articular por contracción del adductor. Por ello, se deberá infiltrar con un anestésico local.
La evaluación inicial debe incluir una Radiografía simple de la mano, para diagnosticar la presencia de una
fractura asociada; pero ante la sospecha, verificar si existe o no algún fragmento óseo, realizando una RX
anteroposterior y oblicua de la mano.
En algunas ocasiones se necesitan radiografías con la maniobra de estrés, en donde se observa el
desplazamiento de la falange sobre el metacarpiano
La exploración mediante Ecografía, con previa inyección de anestésico local, permite de una forma fiable
valorar la competencia del ligamento colateral cubital e identificar el derrame intraarticular y la lesión
ligamentosa del ligamento colateral principal y si existe una lesión asociada de la placa palmar.
Tratamiento:
● El tratamiento correcto hará que la recuperación funcional del dedo sea satisfactoria. Va a depender de
la situación en la que nos encontremos:
● El tratamiento quirúrgico está indicado en los bostezos de más de 30º, en las fracturas-arrancamiento
desplazadas y en las fracturas intraarticulares con un gran fragmento. Tratamiento ortopédico para las
que tengan un bostezo de menos de 30º
● Tratamiento conservador:
Las lesiones parciales del ligamento colateral cubital de la articulación metacarpofalángica pueden tratarse
de manera conservadora (Tratamiento ortopédico) con inmovilización utilizando una ortesis con inclusión del
pulgar y que incluya la interfalángica. El tiempo de inmovilización está entre 7 y 10 días en un esguince
leve, y entre 2 y 3 semanas en el caso de una rotura parcial, seguido de un par de semanas con una férula
u ortesis mientras se inicia la rehabilitación.
Es importante evitar actividades de peso o impacto con el pulgar durante al menos 3 meses, ya que puede
volver a lesionarse el ligamento. Puede persistir dolor en la región incluso después de 6 meses a un año.
Los principios de funcionamiento mecánicos necesarios para el logro de los objetivos específicos
determinados: lo que se busca es la inmovilización total de las articulaciones metacarpofalángica del pulgar
y la Interfalángica, con el fin de imposibilitar los movimientos de oposición, flexión, extensión, abducción y
aducción propios del pulgar.
Tratamiento quirúrgico:
● Si es necesaria la cirugía, el ligamento se vuelve a conectar al hueso.
● Puede necesitar reacomodar el ligamento al hueso utilizando un ancla ósea.
● Si el hueso está roto, se utilizará un clavo para ponerlo en su lugar.
● Después de la cirugía, la mano y el antebrazo estarán con un yeso o una férula durante 6 a 8 semanas.
El tratamiento con cirugía se recomienda para roturas completas de los ligamentos o fracturas con
desplazamiento pueden requerir cirugía para reparar las estructuras lesionadas y permitir una adecuada
cicatrización. Muchas veces, estas lesiones no tendrán un buen resultado con tratamiento conservador.
En la cirugía se requiere abrir la piel, identificar el ligamento colateral y reinsertarlo en la base de la falange
para así repararlo. Si hay una fractura, se necesita acomodar el fragmento (reducirlo) y fijarlo al cuerpo de la
falange. Esta fijación se puede hacer con anclajes, clavos, tornillos, u otros métodos.
Es importante mencionar que el objetivo de la cirugía es acomodar y reparar las estructuras lesionadas. Sin
embargo, el proceso biológico de reparación debe llevarse a cabo y es necesario inmovilizar el pulgar
después de la cirugía para permitir la cicatrización de todas las estructuras anatómicas por lo menos por 6 a
8 semanas.
Las actividades de fuerza con el pulgar deben evitarse por lo menos por 3 -4 meses y el dolor puede
persistir hasta un año.
Membrana interósea:
Se trata de un complejo fibroso, ubicado entre las crestas interóseas del radio y la ulna, con
participación activa en la estabilidad del segmento antebraquial, con la transmisión de las fuerzas del
radio hacia la ulna de forma longitudinal y transversalmente. Sus fibras están dispuestas en dos grupos
con diferente orientación; desde arriba hacia abajo y afuera, y desde abajo hacia arriba y afuera.
El componente ligamentoso que compone esta membrana incluye una banda central, una
banda accesoria, una cuerda distal oblicua, una cuerda proximal oblicua (cuerda de Weitbrecht) y una
cuerda dorsal oblicua accesoria.
Los elementos de la membrana interósea se relajan en pronación y se tensan en supinación, es así
como se frena la supinación. Anatómicamente también tiene como función ser una estructura de
inserción de algunos músculos de los compartimentos anterior (flexor profundo de los dedos, flexor
largo del pulgar) y posterior del antebrazo (extensor largo del pulgar, abductor largo del pulgar, extensor
propio del índice).
En cuanto al componente pasivo de esta membrana intervienen los huesos del antebrazo y las fibras,
ya que los activos son los músculos asociados.
El codo, se encuentra especialmente expuesto a las lesiones traumáticas, degenerativas e
inflamatorias, pero también a las afecciones nerviosas. El resultado común de todas estas causas
etiológicas es el riesgo de aparición de rigidez, cuya prevención debe convertirse en una obsesión para
los terapeutas. El principal objetivo de la rehabilitación del codo es, por tanto, la «prevención de la
rigidez». En la rehabilitación se debe prohibir la práctica de movilizaciones bruscas y agresivas, pues
éstas son un motivo de fracaso terapéutico.
Por el contrario, la rehabilitación debe ser global e integral, en sus esquemas motores, los
componentes de flexión-extensión y de pronosupinación. Las tendinopatías son la principal causa de
consulta por dolor de codo, por lo que una buena comprensión del examen bien dirigido nos permitirá
sospechar y diagnosticar patologías específicas, y utilizar eficientemente estudios imagenológicos
avanzados solamente para confirmar nuestro diagnóstico o condiciones asociadas a este, que pudieran
complicar el futuro de esta articulación. Aunque las lesiones de codo son menos frecuentes en
comparación con otras de nuestro esqueleto, estas representan altos grados de discapacidad y
disminución de la calidad de vida.
Etiología:
El codo de tenista, también llamado epicondilitis humeral o epicondilalgia corresponde a una
tendinopatía de tipo crónica del tendón del músculo extensor radial corto del carpo o también del
segundo radial externo, que se va a ver caracterizada por algia en la zona del epicóndilo externo; este
dolor va a aumentar su magnitud con los movimientos de la musculatura extensora del antebrazo. Este
dolor es producido debido al uso excesivo del tendón producto de quehaceres que van a requerir de
movilizaciones repetidas principalmente de fuerza) (Rivera de la cruz, 2021).
Como se enuncia anteriormente el codo del tenista es una lesión muscular por uso excesivo y
sobrecarga de los músculos extensores y supinadores del antebrazo, en la cara lateral y externa del
codo en posición anatómica. La causa más común es la contracción repetida de los músculos del
antebrazo que se utilizan para extender y elevar tu mano y la muñeca. Los movimientos repetidos y el
esfuerzo ejercido en los tejidos puede resultar en una serie de pequeños desgarros de los tendones
que unen los músculos del antebrazo a la prominencia ósea en la parte exterior del codo.
Los tendones son los encargados de transmitir el movimiento de la contracción muscular al segmento
óseo donde se inserta, es por ello que la epicondilitis la podemos encontrar no solo en tenistas (pese a
llamarte codo de tenista), sino que podemos encontrarla en personas cuya actividad requiera de un
movimiento repetitivo de extensión y/o supinación del antebrazo (provocando con ellos
microtraumatismos de repetición).
Como el nombre lo sugiere, jugar al tenis, especialmente el uso repetido del golpe de revés sin técnica,
es una de las posibles causas del codo del tenista. Sin embargo, muchos otros movimientos frecuentes
pueden causar el codo del tenista, como por ejemplo:
● Usar herramientas de plomero
● Pintar
● Atornillar y destornillar.
● Cortar ingredientes para cocinar, especialmente la carne
● Uso repetitivo del ratón de la computadora
Para entender mejor la patología, la epicondilitis lateral fue inicialmente descrita por Morris en
1882 como “codo de tenista de césped” y actualmente se le conoce como “codo de tenista”; esta se
produce en pacientes que realizan actividades que involucran movimientos repetitivos de
pronosupinación del antebrazo con extensión del carpo. (Chaustre Ruiz, 2011).
Es una patología que presenta una gran demanda asistencial, con una prevalencia del 4-7% y se
presenta sobre todo entre los 30 y 50 años de edad sin prevalencia de sexo. (Chaustre Ruiz, 2011).
Existe una incidencia anual de 4-7 por cada 1.000 habitantes. Se dice que afecta del 1 al 3% de los
individuos en el hombre y la mujer. Tanto la mujer como el hombre parecen estar igualmente
predispuestos. El pico de incidencia de esta enfermedad se produce entre las edades de 35 y 50 y por
lo general afecta al brazo dominante. La duración típica de los síntomas es de entre 6 y 24 meses;
hasta el 90% de las personas con esta patología se recuperan dentro de 1 año. Sin embargo, de 5 a
10% de los pacientes desarrollan síntomas crónicos y eventualmente se someten a tratamiento invasivo
como una cirugía. (Guerrero, A., 2015).
Exploración Física:
Para evidenciar la presencia de esta patología se pueden llevar a cabo diferentes mecanismos:
● Prueba de la silla. Se pide al paciente que se levante de la silla, asiéndola por el respaldo, con el
codo en extensión.
● Maniobra de Millis. Paciente sentado, y hombro separado hasta la horizontal, en rotación interna.
Provoca acentuación del dolor mediante la extensión pasiva del codo, mientras se mantiene el
antebrazo en pronación, y muñeca y dedos en flexión máxima.
● Búsqueda del varo forzado. Cogiendo bilateralmente el codo (flexionado a 15-20o), intentamos un
varo forzado despertando el dolor característico.
Además de todo lo anterior, podemos destacar una serie de pruebas complementarias (diagnóstico por
imagen). En casos muy crónicos puede observarse una pequeña imagen de insuflación del periostio, y
en algunos casos puede existir una exostosis del epicóndilo con forma de gancho siguiendo la dirección
tendinosa. Las imágenes de tipo artrósico que pudiera haber asociadas corresponden a otra patología
distinta.
En la imagen por resonancia magnética puede verse en ocasiones un incremento de la señal en el
tendón del músculo extensor común, y una pequeña acumulación de líquido rodeándolo, debido a los
cambios inflamatorios y ligero edema, los cambios que se observan en los tejidos provenientes de la
inserción en el epicóndilo son semejantes a los observados en las tendinitis de los rotadores del
hombro. Se pueden ver características de los tejidos de granulación, o una degeneración cística, con
agregados de fibrina y un incremento de glucosaminoglicanos, que sustituye a las fibras colágenas. Se
comprueba un aumento de las células cartilaginosas en las capas de fibrocartílago y fibrocartílago
calcificado. Parece que la tendencia actual valora más los aspectos degenerativos de la inserción
tendinosa en el epicóndilo que los aspectos
inflamatorios.
Hallazgos radiológicos:
Imagen por resonancia magnética: En la IRM del tendón extensor común normal la apariencia es la de
una estructura de orientación vertical que se origina en el epicóndilo lateral, el tendón debe mostrarse
de una
intensidad uniforme y baja, independientemente de las técnicas usadas. El ECRB es el componente
más profundo y más anterior del tendón extensor común.
Los hallazgos imagenológicos correspondientes a tendinosis incluyen aumento de la intensidad de la
señal al interior del tendón (principalmente del ECRB) con o sin engrosamiento del mismo. Los
desgarros parciales se observan con adelgazamiento del tendón con alteración de la intensidad de la
señal mientras que una ruptura total del tendón se puede apreciar como un espacio con fluido entre el
tendón proximal y su inserción en el epicóndilo. De esta forma podemos graduar la epicondilitis lateral
como leve (tendinosis, se afecta menos del 20% del tendón), moderada (desgarro parcial, compromiso
entre 20 y 80% del tendón) o severa (desgarro total compromiso >80% del tendón).
RM del codo:
Su etiopatogenia está relacionada con microtraumatismos repetidos por la sobrecarga producida en
actividades deportivas u ocupacionales.
Esta sobrecarga resulta en una tendinosis crónica que puede evolucionar hacia áreas microscópicas de
degeneración quística, mixoide o cambios necróticos que tienen su correspondiente correlación en RM.
Como en otros tendones, la tendinosis se manifiesta como un engrosamiento del tendón con pérdida de
la hiposeñal en T1 y aumento de intensidad de señal en secuencias T2. Las secuencias STIR o T2 con
saturación grasa son especialmente sensibles para detectar el aumento de señal provocado por la
tendinosis. Las roturas parciales se caracterizan por adelgazamiento focal del tendón, que se delimita
gracias al líquido que lo rodea. Las roturas completas se identifican como espacio relleno de líquido que
separa al tendón de su correspondiente inserción ósea. La tendinosis y roturas típicamente afectan al
tendón segundo radial externo que es la porción anterior del tendón común extensor. En ocasiones
puede asociarse edema o desgarro del músculo ancóneo. También puede evidenciarse edema óseo en
el epicóndilo secundario a la periostitis y a la sobrecarga ósea, así como calcificación heterotópica del
tendón en las radiografías simples.
Epicondilitis lateral. a) En este paciente la imagen coronal TSE (T2) muestra una rotura parcial de la
inserción del tendón extensor común en el epicóndilo (flecha grande). El ligamento colateral radial y el
LCCL se encuentran íntegros (flechas pequeñas). b) En otro paciente la secuencia coronal STIR
muestra una rotura completa del tendón extensor común en el epicóndilo (flecha) que se muestra como
líquido limitado externamente por la musculatura del primer radial externo.
2. Ergonomía
● Intentar reducir el número de actividades causantes del dolor
● Adaptar aquellas actividades que agravan la epicondilitis
● Uso de ayudas técnicas
● Intentar disminuir el tiempo o intensidad de la actividad
Inflamación: Pueden ser causadas por afecciones inflamatorias como la artritis reumatoide. Zonas
tendinosas de la mano: divide los dedos largos en cinco zonas y el pulgar en tres.
- Zona I: constituida entre la inserción distal del tendón del flexor profundo, en la base de la falange
distal y la inserción distal del tendón del flexor superficial en la mitad palmar de la falange media.
- Zona II: llamada tierra de nadie, comprendida entre la inserción distal del tendón del flexor superficial
en la mitad palmar de la falange media y el comienzo de la vaina flexora, a nivel del cuello de los
metacarpianos en el pliegue palmar distal. En esta zona el tendón del flexor profundo perfora el tendón
del flexor superficial.
- Zona III: delimitada por el pliegue palmar distal hasta la parte inferior del ligamento anular del carpo, en
esta zona se halla el origen de los lumbricales.
- Zona IV: zona del túnel de carpo, por donde pasan los 9 tendones flexores y el nervio mediano.
- Zona V: desde la parte proximal del túnel del carpo hasta la articulación radio-cubital.
Evaluación y Diagnóstico:
● Inspección clínica: evalúa la pérdida de la cascada normal de flexión de los dedos en reposo, el
dedo afectado asume una disposición en extensión anormal en reposo.
● Inspección en el efecto de tenodesis de la muñeca: al extender la muñeca se produce flexión de los
dedos, si hay sección tendinosa, estos permanecen en extensión.
● El examen del tendón flexor superficial se realiza a través de la extensión pasiva de los tendones
de los dedos no lesionados, extendiendo también el flexor profundo del dedo que se vaya a
explorar. Si en ese momento es capaz de hacer una flexión activa del dedo, el tendón está íntegro.
● Examen del tendón flexor profundo, son los que flexionan la articulación IFD. Se exploran
bloqueando la articulación IFP en extensión, e indicando al paciente que mueva la articulación
distal.
Tenolisis: es una cirugía destinada a liberar un tendón afectado por adhesiones. Una adhesión se
produce cuando se forma tejido cicatrizante y une los tendones al tejido circundante. Esto puede
dificultar el funcionamiento correcto de la parte del cuerpo afectada. Sirve para reparar tendones
lesionados o desgarrados, se realiza utilizando anestesia, se utiliza un segmento de tendón de otra
parte del cuerpo o un tendón artificial. Si es necesario los tendones se vuelven a fijar al tejido
circundante. Se cierra la herida y se coloca el vendaje.
Estos músculos unen la cintura Escapular y el húmero. Sus tendones se insertan en las tuberosidades
del húmero mezclando sus fibras con la cápsula de la articulación glenohumeral.
En su función de estabilización, el Manguito mantiene la cabeza humeral centrada en la cavidad
glenoidea de la escápula, y lejos de la fricción con el acromion (a esto también se le atribuye el tendón
de la porción larga del bíceps braquial). Los tendones del manguito rotador cubren la cabeza del
húmero, lo que ayuda a elevar y rotar el brazo. Hay un saco de líquido lubricante llamado bursa entre el
manguito rotador y el hueso de la parte superior del acromion. La bursa permite que los tendones del
manguito se deslicen con libertad cuando mueve el brazo. Cuando los tendones se lesionan o dañan,
esta bolsa también puede inflamarse y causar dolor.
Lesiones:
Las dos alteraciones principales del manguito de los rotadores son el pinzamiento y la tendinopatía. El
músculo que se afecta con mayor frecuencia es el supraespinoso, a su paso entre el acromion y el
ligamento acromioclavicular.
Este espacio, por el que discurre el tendón del supraespinoso, tiene unas dimensiones fijas. La
inflamación del músculo supraespinoso, el exceso de líquido en la bolsa subacromial/subdeltoidea o la
presencia de espolones óseos subacromiales pueden producir un pinzamiento significativo cuando el
brazo se abduce, generando posiblemente las siguientes lesiones:
● Tendinitis del manguito rotador: si los tendones del manguito rotatorio se inflaman, esto es
conocido como tendinitis. La tendinitis afecta con más frecuencia los tendones que están debajo
del acromion.
-No es lo mismo que tendinosis: desgaste del colágeno.
● Síndrome de impacto: Cuando un tendón queda atrapado o apretado.
● Tendinitis calcificada: Algunas veces se deposita calcio en los tendones del manguito rotador si
permanecen inflamados mucho tiempo.
● Bursitis: La bursa subacromial también puede inflamarse – a eso se le llama bursitis.
● Desgarramiento del manguito rotador. Esto ocurre cuando uno o más de los músculos y tendones
que componen el manguito de los rotadores se desgarran parcial o totalmente. Puede ser
resultado de un trauma, o debido a pequeñas desgarraduras en el tendón, causadas por el uso y
desgaste con el tiempo. También puede ser causado por el síndrome de impacto. Esto también se
conoce como esguince de hombro.
Generalmente, estos tipos de lesión se dan por una caída sobre el brazo, generando una tensión
brusca sobre el tendón o incluso una luxación de hombro que provoca un estiramiento brusco de los
tendones del manguito de los rotadores.
También se daña por el paso de los años en personas que realizan movimientos repetitivos en un
trabajo o deporte sometiendo a esfuerzos continuos a los músculos y tendones.
Sintomatología: dolor sobre todo por la noche o en desempeño de AVD, debilidad, rigidez, crepitación,
inestabilidad articular. La cronicidad del dolor está relacionada con la capacidad de recuperación debido
a que suelen ser asociadas con cambios degenerativos. Se asocian: la diabetes, índice de masa
corporal alto, uso crónico de corticosteroides orales y otras tendinopatías.
Maniobras Activas: La realización de movimientos activos sin dolor ni limitación, implica que la
articulación y las estructuras periarticulares no están lesionadas.
- Maniobra de Apley: se solicita a la persona que pase la mano por detrás de la cabeza y se toque el
hombro opuesto (abd y rot ext), y después debe tocarse el ángulo inferior del omoplato opuesto (add y
rot int). De esta manera, se explora de manera fácil y rápida la integridad de la articulación.
- Maniobra de Arco: Respuesta dolorosa a la movilización activa entre los 60º-100º. Nos orienta hacia
tendinitis del supraespinoso o bursitis subacromial. - Maniobra del brazo caído: la persona parte de una
abducción pasiva de 180º y debe ser capaz de dejar descender lentamente el brazo hasta los 90º
(gracias al deltoides); el brazo caerá bruscamente cuando exista una rotura del supraespinoso.
Variante: maniobra brazo cruzado. La persona eleva el brazo en antepulsión de 90º y después lo lleva
extendido hacia el hombro contrario (aducción); es dolorosa en la patología acromioclavicular.
Maniobras Pasivas: nos permiten comprobar si existe una verdadera limitación funcional. Si la
movilidad activa y pasiva está limitada sugiere patología articular, si la movilidad activa está limitada
con la pasiva normal hay que explorar los movimientos contraresistencia.
- Maniobra de rotación externa e interna: Con los codos pegados al cuerpo llevamos las manos hacia
fuera hasta conseguir un ángulo cercano a los 90º. Maniobra de rotación interna El explorador llevará
la mano del paciente, por detrás del cuerpo, hasta tocar el punto más alto que se pueda en la columna
dorsal, comparando con la altura alcanzada con el brazo sano.
- Maniobra de abd/add: El explorador sitúa los dedos de la mano sobre el ángulo inferior de la escápula,
con la otra mano eleva el brazo del paciente hasta los 90º, y comprueba que la escápula no se mueve.
Maniobras Resistidas: El paciente intenta poner en movimiento un músculo y el explorador impide que
se realice el movimiento. Estas maniobras son dolorosas en la patología tendinosa.
- Maniobra de Yocum: El paciente lleva el brazo doloroso hacia el hombro opuesto con el codo pegado
al cuerpo y el explorador impide que el paciente despegue el brazo del tórax. Tiene el mismo
significado clínico que la maniobra de Hawkins.
- Maniobra de Jobe (para supraespinoso) : hombros abducidos a 90° (plano de la escápula, 30º de
flexión), con los codos extendidos y pulgares del paciente hacia abajo. El examinador pone sus manos
desde las muñecas del paciente, realiza un movimiento hacia abajo y el paciente hacia arriba haciendo
contrarresistencia. Esta prueba debe ser realizada en los dos hombros al mismo tiempo. Se considera
anormal cuando el paciente presenta disminución de la fuerza o dolor durante la maniobra.
- Maniobra de Patte: para rotación externa (infraespinoso y redondo menor). El paciente de pie o
sentado, con el miembro superior abducido 90° (plano frontal) con el codo a 90° grados, y el miembro
con rotación neutra. El examinador, situado por detrás, resiste el movimiento de rotación externa. Si no
soportara o no lograra la rotación externa se trataría de una ruptura del infraespinoso y del redondo
menor. Si solo existe presencia de dolor, existe una tendinitis. Si no realiza el movimiento, hablamos de
una ruptura de tendones.
- Maniobra de Gerber: El paciente tiene que realizar la rotación interna del hombro hasta poder poner
la mano sobre la espalda. Habitualmente el paciente puede separar la mano del plano dorsal. El
explorador fuerza la rotación interna y suelta de repente la mano; si existe rotura del subescapular, la
mano golpea contra la espalda.
- Signo de Napoleón (para subescapular): maniobra de rotación interna. La persona se encuentra con
los codos pegados al cuerpo y en flexión de 90º, el paciente intenta rotar internamente y el explorador
se lo impide.
- Prueba de lata llena (Full can test): similar a la prueba de Jobe pero con el pulgar del paciente dirigido
hacia arriba. La diferencia teórica con respecto a la prueba de Jobe, es la porción del supraespinoso
evaluada, ya que el full can evalúa la porción anterior del supraespinoso.
- Prueba del brazo caído - Codman test (supraespinoso e infraespinoso): El examinador lleva el brazo
del paciente en elevación de 120° a 140° de forma pasiva y le pide que lo mantenga en esta posición.
Se considera una prueba positiva cuando el paciente es incapaz de mantener el brazo en esta posición
y lo deja caer al costado del cuerpo. Sugiere lesión del supra e infraespinoso o lesiones neurológicas.
Maniobras de estiramiento:
- Maniobra de estiramiento del tendón del bíceps Se trata de la extensión pasiva forzada hacia atrás del
brazo, con el codo en extensión, y palpando al mismo tiempo el tendón bicipital. Resulta muy doloroso
en la tendinitis bicipital.
- Signo de Popeye: Cuando el paciente realiza la flexión del codo contraresistencia y en supinación se
verá como el vientre muscular se desplaza hacia el codo, como una pelota al contraerse. Indica rotura
de la porción larga del bíceps.
Indicaciones:
∙ Artrosis glenohumeral excéntrica, grados 4 y 5 de Hamada y Cols. ∙ Artrosis glenohumeral primaria o
post traumática asociada con rotura de MR no reparable.
∙ Hombro pseudoparalítico secundario a rotura masiva no reparable de MR, con elevación anterior
activa de hombro inferior a 60ª en pacientes mayores de 65 años que no mejoran luego de tratamiento
prolongado.
∙ Hombro pseudoparalítico secundario a la realización de una acromioplastia más sección del ligamento
coracoacromial en pacientes con rotura completa del MR.
Contraindicaciones:
∙ Infección activa.
∙ Disfunción del deltoides (neurológica o estructural) ya que es el único motor funcionante de la
artroplastia
∙ Déficit de capital óseo glenoideo que impida la colocación del implante.
∙ Pacientes jóvenes
Técnica quirúrgica:
1. Posicionamiento: persona semisentada - posición de silla de playa, bajo anestesia general y bloqueo
del plexo interescalénico. Se realiza un abordaje deltopectoral, por lo que el miembro debe encontrarse
libre pudiendo realizar una retropulsión y abducción.
2. Vía de abordaje: se retraen el músculo deltoides y la vena cefálica en sentido lateral para acceder a
la cabeza humeral. Se libera la cápsula anterior para realizar la luxación, exponiendo la cabeza
humeral esférica.
3. Liberación de partes blandas: se debe resecar con bisturí eléctrico la bursa subacromial, el
ligamento coracoacromial y los residuos del manguito rotador.
4. Osteotomía humeral: Se le presta atención a la orientación del brazo y la forma de la cabeza para
marcar el canal humeral. Se identifica la diáfisis, se perfora la cabeza hacia distal por el canal óseo
humeral, por este mismo orificio se introduce la guía de corte que permite marcar la inclinación para la
osteotomía inicial (teniendo en cuenta la posición del brazo en relación al tórax y a la inclinación de la
mesa de operación). La guía se mantiene en posición para conservar la adecuada inclinación del corte
que es muy superficial comparado con el volumen de la cabeza humeral.
5. Preparación de la glena: Se procede con un Rimer Intramedular (herramienta para la cirugía) para
preparar la parte proximal de la metáfisis humeral. Se coloca la prueba de prótesis humeral prestando
atención a los parámetros de orientación y se marca la rotación definitiva de la prótesis. En la revisión
final se identifican excedentes de huesos como los osteofitos, los cuales se resecan para mejorar la
anatomía de la nueva articulación.
6. Colocación del componente glenoideo: Con separadores se coloca en posición anterior superior y
posterior, se identifica y se expone la cavidad glenoidea, se resecan los tejidos que imponen una
adecuada exposición. Se marca el centro de la cavidad y se divide en cuadrantes, ligeramente inferior
al centro se realiza una perforación que permite colocar el Rimer para regularizar la superficie, para
preparar el fondo de la escápula que recibirá la prótesis que se colocará por impactación. Se insertan
los cuatro tornillos que permiten la completa fijación de la prótesis. La parte esférica del componente
es atornillado en el orificio central terminando de esta manera la preparación del componente
glenoideo.
7. Colocación de la prótesis de prueba: se controla la movilidad y estabilidad, con el húmero a 10º de
retroversión. Existen tres tipos de esfera glenoidea, que se elegirá en función de las características
anatómicas de la glena.
8. Colocación de implante definitivo: Una vez escogida la glenosfera, se procede a la implantación
definitiva. Se prueba el injerto humeral combinando las distintas tallas de los componentes y se reduce
la articulación para comprobar la tensión del deltoides, la estabilidad y el rango de movilidad. Una vez
elegida la talla definitiva se procede a la implantación de los componentes definitivos (el vástago es
fijado con cemento), reinserción tendinosa y cierre por planos.
9. Reeducación postoperatoria: el primer día luego de la operación debe comenzar la rehabilitación. Se
procede a movilizaciones pasivas suaves, llevando el hombro en abd, elevación y rotaciones de forma
indolora. A partir de la tercera semana comienzan los ejercicios activos, reforzando los músculos
rotadores externos (deltoides post y redondo menor).
En cuanto a la reeducación del deltoides, comienzan con contracciones isométricas para luego pasar
de manera progresiva hacia un trabajo excéntrico. A partir del tercer mes de operación, comienza el
trabajo contra resistencia.
Equipamiento ortésico:
Tras la reparación quirúrgica, la cicatrización depende de muchos factores como la edad del paciente,
tamaño de la rotura, número de tendones involucrados, grado de degeneración. En este tipo de
lesiones se suele utilizar como equipamiento ortésico un cabestrillo, el cual tiene como función principal
inmovilizar, evitar la fatiga de músculos cervicales, dar soporte y descanso al brazo en recuperación.
Se prescribe un cabestrillo para acelerar el proceso de curación, ya que la parte lesionada puede
irritarse por un movimiento excesivo.
Se inmoviliza el hombro en una posición estable, suele realizarse con el brazo mantenido junto al
cuerpo utilizando el cabestrillo de Vietnam, el mismo:
● Ayuda a apoyar y elevar el hombro y el brazo para permitir una posición cómoda de curación
después de lesiones.
● Ajustable y acolchada correas ayudan a inmovilizar el brazo y hombro.
● Transpirable, ligero, tela suave para un ajuste cómodo.
● Proporciona soporte ajustable, se ajusta el brazo izquierdo o derecho
El brazo se encontrará rotado internamente a 30º para equilibrar los rotadores y en aducción, con una
flexión de codo de 90°. Cuando la cabeza del húmero es inestable, posteriormente, la inmovilización
debe realizarse en una posición que sostenga el brazo en posición de rotación externa ligera.
Generalmente la inmovilización abarca de cuatro a seis semanas, dependiendo cada caso particular; si
se trata de un paciente joven, debe asegurarse la cicatrización correcta de las partes blandas. Cuanto
mayor sea la edad del paciente, menor será el tiempo de inmovilización, debemos evitar que se limite
la movilidad de la articulación.
Las mediciones del arco de movimiento recomendadas por la “Society of American Shoulder and Elbow
Surgeons” son: Elevación total, rotación externa con el brazo al lado y con el brazo en 90º de
abducción, rotación interna (puede examinarse con el brazo a 90º de abducción y pidiendo al paciente
que alcance la escápula por detrás).
Integridad del manguito rotador: Las maniobras que se utilizan para poder hacer este tipo de diagnóstico
son las siguientes:
1) Manguito rotador antero superior (supraespinoso). Abducción resistida con los brazos aducidos
contra el cuerpo. Dolor y debilidad. Maniobra de Jobe y Moynes.
2) Manguito rotador posterior (infraespinoso y redondo menor). Rotación externa resistida, con los
brazos aducidos contra el cuerpo. Dolor y debilidad.
- Drop test de Hertel: de rotación externa.
De pie o sentado. El examinador lleva el miembro en abducción (frontal) de 90° y a la rotación externa
de 80°. Luego le solicita al paciente que mantenga la posición y lo suelta. Si el miembro cae hacia la
rotación interna se trata de una ruptura masiva del infraespinoso y redondo menor
- Test de Patte:
El paciente de pie o sentado, con el miembro superior abducido 90° (frontal), con el codo a 90° y el
miembro en rotación neutra. El examinador, situado por detrás, resiste el movimiento de rotación
externa: si aparece dolor estaríamos ante una tendinitis. Si no soportara o lograra la rotación externa se
trataría de la ruptura del infraespinoso y del redondo menor.
Si con el miembro aducido contra el tronco se le solicita al paciente llevar la mano hacia la boca en caso
de problemas con los rotadores externos (insuficiencia) no podrá hacerlo sin abducir el brazo.
Maniobra de Gerber y lag sign pasiva y activa (signo de debilidad muscular a la rotación interna). El
paciente debe estar de pie. El examinador se coloca por detrás del paciente y lleva la mano del
miembro a examinar, hacia su región lumbar con el dorso de la mano mirando hacia la zona lumbar. En
esa posición el examinador sostiene el miembro del paciente separando el dorso de la mano y el
antebrazo de su región lumbar. Se le solicita entonces mantener esa posición al tiempo que se suelta el
miembro. Si no pudiera mantener activamente la posición a que ha sido llevado su miembro se
interpretará como ruptura o disfunción del subescapular.
Activa, es una variante activa de la maniobra original de Gerber para examinar la función del
subescapular. El paciente efectúa la maniobra sin asistencia pasiva del examinador. Se aprecia la
posibilidad de separar la mano de la región lumbar y mantenerla en esa posición. Si no pudiera rotar
completamente hacia interno se limitaría la posibilidad de efectuar la maniobra.
Maniobra de compresión abdominal de Gerber. Es muy útil cuando no se puede efectuar el lift-off test (
por limitación de la rotación interna). Se solicita al paciente que con la mano del miembro a examinar
abierta la apoye en el abdomen, zona umbilical, sin flexionar la muñeca. De esta forma el plano del
miembro coincide con el plano frontal. Se le pide entonces que ejerza presión con la mano sobre el
abdomen, si cuando se ejerce esta presión el miembro superior mantiene su posición la función del
subescapular es normal. Si en cambio al ejercer la presión el codo se dirige hacia atrás al tiempo que la
muñeca se flexiona y se contrae el deltoides posterior, la presión la ejerce este último músculo y no el
subescapular (disfunción o ruptura del subescapular). Se ha comprobado que en este test se contraen
preferentemente las fibras superiores del subescapular, mientras que en el lift-off test lo hacen las
inferiores.
Propuso esta modificación: le solicitó al paciente presionar su abdomen con ambas manos
simultáneamente mientras el examinador de pie delante de él y con ambas manos presiona sus codos
hacia atrás. La maniobra resulta así comparativa y permite evaluar la debilidad muscular del músculo
enfermo.
- Bear-hug test:
Es una maniobra para evaluar al subescapular. El paciente apoya la mano del miembro a examinar
contra la parte superior del hombro opuesto, el examinador lo toma de la muñeca y trata de separar y
elevar la mano que estaba sobre el hombro. La maniobra es positiva si el paciente no es capaz de
resistir los intentos del examinador y no puede mantener su mano apoyada sobre el hombro.
4) Bíceps
Palpación. Búsqueda de ruptura del tendón de la porción larga por delante del surco deltopectoral.
- Maniobra de Speed:
Paciente de pie. El examinador por delante miembro superior a examinar con flexión de 50 en el
hombro, mano en supinación y codo en flexión de 15. Se le pide que aumente la flexión contra la
resistencia que opone el examinador desde el antebrazo. El dolor que pudiera producir esta maniobra
se relaciona con la tenosinovitis de la porción larga del bíceps.
- Maniobra de Yergason.
El paciente de pie y el examinador por delante. Con el miembro adosado al tronco, el codo en flexión
de 90 y la mano en pronación, se le solicita que efectúe una supinación activa a la que se opone el
examinador tomándole del codo y la muñeca. Si se provoca dolor en el surco bicipital indica tendinitis,
tenosinovitis o fricción del tendón bicipital.
La supinación activa será resistida y aparecerá el dolor en caso positivo. Variante sensibilizada del autor
Fripo con el miembro en elevación máxima y el codo flexionado apoyando el antebrazo en la cabeza, se
le solicita la supinación activa con fuerza y en caso positivo aparecerá el dolor.
De pie se le solicita una extensión activa del miembro (deltoides posterior). Al llegar a su límite o
durante el recorrido experimenta dolor en la cara anterior del hombro, indica tendinitis o tenosinovitis
aguda o reagudizada del tendón de la porción larga del bíceps. También puede denominarse signo de “
braceo enérgico durante la marcha”.
1) Ubicar la causa del dolor en alguna de las estructuras anatómicas del hombro que son: tendón del
supraespinoso, del infraespinoso, del subescapular; porción larga del bíceps, bursitis subdeltoidea,
subescapular y otras de la zona, recesos sinoviales, articulaciones acromioclavicular supraespinosa y
espinoglenoidea y glenohumeral, el cartílago articular y el hueso cortical.
2) Hacer el diagnóstico diferencial de los distintos tipos de patología que afectan a cada una de esas
estructuras.
En los pacientes con sospecha de ruptura del manguito rotador, los objetivos de la ecografía serán:
1) Diferenciar entre ruptura de tendones del manguito y otras patologías que afectan a los mismos,
como son: cambios degenerativos o tendinopatías causados por impacto o impingement, exceso de uso
o depósitos cálcicos, tendinitis inflamatoria (polimialgia reumática y otras), infiltración por tejido amiloide,
en pacientes en diálisis crónica, atrofia muscular y tendinosa de cualquier causa, incluyendo la
producida por el atrapamiento nervioso por gangliones o quistes del labrum.
2) Definir los tendones involucrados. El orden de frecuencia en que se desgarran los tendones del
manguito es la siguiente: supraespinoso, infraespinoso, subescapular y redondo menor (infrecuente).
3) Establecer si las rupturas son completas o parciales en su espesor o grosor (de superficial a
profundo), completas o parciales en su ancho (de anterior a posterior en el supraespinoso).
6) Si existe o no un desgarro masivo. En el primer caso los extremos del tendón estarán separados por
más de 5 cm y en general en estos casos hay más de un tendón del manguito afectado.
TENOSINOVITIS:
Tenosinovitis se refiere al engrosamiento por inflamación del recubrimiento de la vaina protectora que
rodea a los tendones de los dedos. Se pueden formar protuberancias en la envoltura tendinosa debido
al uso excesivo. Se observa al haber una flexo-extensión del dedo, cuyo movimiento se frena a mitad
del recorrido y luego se abre súbitamente como accionado por un resorte.
Causas: Los síndromes reumáticos de los tejidos blandos de la mano son el resultado de uno o varios
factores. Ellos incluyen:
● Actividades recreativas o laborales que causan uso excesivo o daño en las coyunturas.
● Tensión de los tejidos blandos debido a una articulación o hueso posicionado incorrecta o
anormalmente.
● Otras enfermedades o trastornos (artritis reumática, gota, psoriasis, enfermedades de la tiroides o
una reacción medicamentosa adversa).
● Infecciones.
Tenosinovitis en AR:
La artritis reumatoide es una enfermedad que puede afectar a todas las articulaciones y los tendones
de mano y muñeca, lo que repercute en las actividades cotidianas de la persona. La mayoría de las
personas con artritis reumatoide presentan tenosinovitis de la muñeca y de la mano en donde los
tendones frecuentemente más afectados son el extensor propio y común del meñique, el extensor del
anular, el extensor común del medio, el extensor propio del índice es el que se lesiona con menos
frecuencia, es decir, es más frecuente la patología de los tendones del borde cubital.
La tenosinovitis es la causa principal de lesión, en su etapa inicial se manifiesta como una masa suave
palpable, a medida que la enfermedad progresa la vaina sinovial forma adherencias, proliferando e
infiltrando la sustancia del tendón. La complicación más temida es la rotura de los tendones, más
frecuente en los extensores que en los flexores, la ruptura tendinosa se presenta únicamente en las
regiones rodeadas por vaina sinovial (estrecha relación entre presentaciones agresivas de la
enfermedad y las rupturas).
La integridad de los tendones y su fuerza tensil se ven afectadas por el proceso reumatoide, debido a la
fricción crónica contra las estructuras óseas y el ligamento anular del carpo, daño de los tejidos
sinoviales, interferencia del aporte sanguíneo a través del mesotendón o por la formación de nódulos
reumatoideos intratendinosos. La ruptura de un tendón se produce por la combinación de varios de
estos factores y, en pocas ocasiones, como consecuencia de isquemia o fricción únicamente.
El diagnóstico de ruptura se establece por la falta de extensión voluntaria de los dedos, los tendones
extensores del lado cubital son los más comúnmente afectados debido a que la proliferación sinovial
involucra el complejo carpocubital, produciendo luxación dorsal del extremo distal del cúbito, supinación
del carpo y subluxación palmar del cubital posterior, deformidad conocida como “caput cubital”,
incrementando la desviación radial de la muñeca.
Tipos:
Según el tiempo de aparición, puede ser aguda, o crónica, como la sinovitis asociada a enfermedades
reumáticas.
Según la causa, las sinovitis pueden ser de etiología local, o de causa general, que repercute en una
articulación, como la artritis reumatoide.
La sinovitis subclínica se produce cuando la inflamación de la membrana no es detectada durante el
examen físico del paciente, pero estos experimentan dolor en la articulación y disminución de la
movilidad por la ocupación del espacio articular.
La sinovitis se trata normalmente con medicamentos antiinflamatorios, crioterapia o calor e inyecciones
de corticoides. Una vez que se estabilizan los síntomas, se recomienda el ejercicio de la articulación
para mejorar el rango de movimiento y recuperar la fuerza a los músculos circundantes.
En la sinovitis crónica, como sucede en los afectados por artritis reumatoide, que no mejoran con
tratamientos convencionales, la extirpación quirúrgica de la membrana sinovial puede ser necesaria
(sinovectomía). La sinovectomía puede ser química (sinoviortesis) o mecánica, mediante cirugía abierta
o artroscópica o con otras terapias.
Describir y relacionar sinovitis dorsal de muñeca, articulación radio carpiana y cúbito carpiana y
rotura tendinosa:
Es importante identificar a las personas con AR que presentan inestabilidad radio cubital distal y
tenosinovitis crónica de extensores de la mano por el riesgo de una rotura espontánea de estos
tendones.
Rotura tendinosa:
Los tendones extensores ocupan una posición más superficial, en el dorso de la mano, estando menos
protegidos y más expuestos a lesionarse.
Roturas parciales: se rompe parte del tendón, este mantiene su integridad parcial. Estas roturas se
clasifican en agudas y crónicas.
Síntomas:
● Presencia de un dolor súbito que generalmente se asocia a un suceso o a un movimiento
específico, y que se repite en el área afectada durante la actividad.
● Hematoma.
● Tumefacción.
● Algunas veces se puede apreciar un defecto en el tendón después de producirse la lesión.
● Generalmente presenta un síndrome doloroso en la actividad deportiva e incluso en la vida normal,
y tiene irradiaciones musculares.
ENFERMEDAD DE QUERVAIN:
La enfermedad de De Quervain, descrita por primera vez por Fritz De Quervain en 1895, también
denominada como Tendinopatía - Tendinitis de De Quervain o Tenosinovitis De Quervain, es un
trastorno inflamatorio que aparece en el primer compartimento extensor dorsal y afecta al tendón del
extensor corto del pulgar y al tendón del abductor largo del pulgar, así como a la vaina que comparten
ambos tendones, dificultando los movimientos de flexión, extensión y abducción del pulgar.
Ésta entidad es producto de actividades repetitivas que requieren la frecuente abducción del pulgar, y la
simultánea desviación cubital de la muñeca. La realización de dichas actividades produce fuerzas de
fricción sobre el retináculo dorsal que condicionan su engrosamiento y el consecuente estrechamiento
del compartimento subyacente.
Es decir, hay dos estructuras clave en la anatomía de la parte extensora de la muñeca: el retináculo
extensor y el tubérculo dorsal del radio (tubérculo de Lister). El retináculo extensor es una fuerte banda
fibrosa que se extiende oblicuamente a través del dorso de la muñeca, con varios anclajes que delimitan
seis compartimentos; cada compartimento contiene una única vaina sinovial que rodea uno o más
tendones extensores.
Primer compartimento dorsal: por debajo del ligamento dorsal del carpo existen 6 compartimentos
separados, cada uno de ellos tapizado por una vaina sinovial diferente. El primero de estos que se
encuentra sobre la apófisis estiloides del radio contiene los tendones del abductor largo del pulgar y el
extensor corto del mismo dedo. Estos tendones pasan a través de un túnel osteoligamentoso inflexible
formado por un surco llano en la apófisis estiloides radial y un techo rígido, compuesto por fibras
transversas del ligamento dorsal, con un septo vertical hasta el hueso.
Compartimento 2: está localizado en el lado radial del tubérculo de Lister, sobre la apófisis estiloides del
radio. Contiene los extensores radiales del carpo (corto y largo). Cuando estos tendones friccionan con
exceso con los del primer compartimento, se produce una tendinitis que recibe el nombre de síndrome
de intersección.
Compartimento 3: está localizado en el lado cubital del del tubérculo de Lister. Contiene al extensor
largo del pulgar.
Compartimento 4: está situado en el lado cubital del tercer compartimento. Contiene al extensor del
índice y el extensor de los dedos.
Compartimento 5: está dorsal al intervalo entre el radio y el cúbito, y acomoda al extensor del 5º dedo.
Compartimento 6: se sitúa la cabeza y la apófisis estiloides del cúbito, para albergar al extensor cubital
del carpo.
Sintomatología:
● Dolor a una distancia de entre 1 cm y 2 cm de la apófisis estiloides radial, en sentido proximal, que
empeora por el movimiento del pulgar.
● Tumefacción sobre la apófisis estiloides radial.
● Si la tumefacción es muy severa se puede llegar a producir “adormecimiento” del dorso del dedo
pulgar.
Equipamiento ortésico:
Debe aplicarse una férula nocturna entre dos y 3 meses. Dicha férula sitúa la muñeca en 15° de flexión
dorsal y el pulgar en abducción, con la articulación MCF en posición neutra .Por otro lado el empleo
diurno de una férula funcional que mantenga la muñeca en esos 15° de flexión dorsal evita el aumento
de la presión en el compartimiento radial durante las actividades cotidianas.
Los movimientos posibles de la muñeca son los de flexión, extensión y desviación radial (abducción de
la mano) y cubital (aducción de la mano). Cada pieza del esqueleto carpiano participa en los
movimientos como una parte del conjunto, pero en el caso del pulgar, posee su propia columna ósea,
que lo une al radio por medio del trapecio y del escafoides, y puede realizar movimientos más activos
que los demás dedos de la mano; además éste conjunto óseo comprende el primer metacarpiano y las
dos falanges. Su importancia consiste en que es el agente de la pinza polidigital, sin él los movimientos
de los dedos serían solamente tomas globales en vez de movimientos precisos. Se destaca la
articulación trapeciometacarpiana que confiere al pulgar su orientación en el espacio y su posibilidad de
rotación automática.
Historia: se realiza durante la entrevista debe incluir la edad del paciente, dominación manual,
ocupación y entretenimiento. Si tiene una lesión se debe indicar tipo y tiempo, fecha en que se produjo y
si recibió tratamiento previos. Se apuntan los procedimientos quirúrgicos previos, infecciones,
medicaciones. Se pregunta si tiene dolor, cuál es la característica de este, que lo alivia o que lo
aumenta. Es importante evaluar el impacto de la lesión en lo familiar, económico y social.
Examinación física:
● Inspección general: se va a evaluar si hay cicatrices, movilidad, la apariencia de la piel.
● Rango de movimiento: el movimiento deberá ser medido y comparado con el lado del pulgar
opuesto
Sensibilidad cutánea: la manera más práctica y adecuada es mediante el test de discriminación de dos
puntos. El objetivo es determinar si el paciente puede discriminar en 1 y 2 puntos de contacto
simultáneo y la mínima distancia en la que son reconocidos. El exámen debe mostrarse en primera
instancia con los ojos abiertos y se deben probar diferentes áreas.
Los primeros estímulos se harán con 10 mm de separación y se irá disminuyendo a medida que se
logren respuestas satisfactorias. Los dos puntos deben ser ubicados paralelos al eje longitudinal del
dedo y en forma simultánea.
El paciente debe tener los ojos cerrados e indicar si sintió 1 o 2, se realiza 3 veces con intervalos de 3 a
5 segundos. Si el paciente no reconoce 2 de 3 estímulos, la prueba se considera como falla.
Vascularización de la mano: examinar color de la mano, el reflujo digital capilar, el pulso radial y cubital
en la muñeca realizando el test de ALLEN, que consiste en comprimir con los dedos las arterias cubital
y radial a nivel de la muñeca y se comprueba la vascularización (cambio de coloración de la piel de la
palma de la mano) al quitar la presión sobre dichas arterias de forma intermitente.
PLEXO BRAQUIAL:
El plexo braquial es una estructura nerviosa, ubicada en el triángulo posterior del cuello. Está
delimitado anatómicamente por la clavícula y los músculos trapecio y esternocleidomastoideo. En este
plexo nervioso se anastomosan ramas nerviosas, que van a garantizar la inervación sensitiva, motora y
vegetativa de la cintura escapular y del miembro superior; por lo tanto, hablamos de un plexo somático.
Se constituye a partir de ramos anteriores de los nervios espinales, de C5 hasta T1, los cuales
emergen a través de los agujeros intervertebrales de la médula espinal. Cada nervio raquídeo típico
está compuesto por una raíz anterior que tiene fibras motoras provenientes de las astas anteriores,
una raíz posterior con fibras sensitivas provenientes de las astas posteriores. Estas últimas poseen un
ganglio en donde se encuentran los cuerpos celulares de los nervios sensitivos.
Las ramas ventrales o anteriores de las seis últimas raíces espinales cervicales (C4 - T1) se unen para
formar el plexo braquial; a su vez estas ramas anteriores se acoplan para dar origen al tronco primario
superior (fusión de C5 y C6), tronco primario medio (C7) y tronco primario inferior (C8 y T1), los cuales
se encuentran ubicados en la región supraclavicular, en la base del cuello. Luego, los troncos primarios
ingresan a la región axilar a partir del borde inferior de la primera costilla, dividiéndose en fascículos
posteriores, fascículos anterolaterales y fascículos anteromediales con relación a la arteria axilar;
luego, acaban formando fascículos de los cuales emergen nervios periféricos.
Los principales nervios que inervan finalmente el brazo, el antebrazo y la mano se originan del plexo
braquial en la axila.
- Preganglionares: Sedan antes del agujero de conjunción, son intradurales, y por lo tanto irreparables,
la única opción son las transferencias nerviosas. Estas lesiones proximales al ganglio de la raíz dorsal
se dan por arrancamientos o avulsión, y producen una lesión motora por daño de las raicillas que
vienen de las células del asta anterior. La sensibilidad está conservada, ya que el ganglio queda en
continuidad con el extremo distal de la raíz. Es el tipo más grave de todos.
- Posganglionares: se dan al atravesar el agujero de conjunción, estas son susceptibles de reparación,
ya que son abordables por cirugía y están situadas distalmente al cuerpo celular que tiene la
potencialidad de regenerarse. Los mecanismos de esta lesión son las roturas, la disección o la
comprensión. Este tipo de lesión son típicas de raíces C5-C6.
● La percusión del tendón del bíceps en la fosa del codo explora fundamentalmente el nivel medular
C6.
● Percutiendo el tendón del tríceps en la zona posterior del codo se explora sobre todo el nivel C7.
Estudios neurofisiológicos:
Definen la localización de la lesión, extensión y gravedad de la lesión. Además, permiten evaluar si
existe regeneración axonal, por lo que son de gran utilidad en la evaluación prequirúrgica del paciente
ayudando a establecer la necesidad de cirugía, en el acto quirúrgico permitiendo escoger el
procedimiento terapéutico más adecuado, y en el seguimiento posterior aportando datos sobre el
pronóstico y resultado del tratamiento llevado a cabo.
El momento adecuado para llevar a cabo los estudios neurofisiológicos es una vez establecida la
degeneración Walleriana a las 3 semanas del traumatismo (proceso de desmielinización de los axones
a nivel distal por un daño neuronal en su soma o en el axón proximal), ya que antes no serán evidentes
todos los cambios eléctricos que nos permiten definir la lesión nerviosa.
Posibles cuadros clínicos de la lesión:
Existen signos clínicos y radiológicos útiles en el diagnóstico de una lesión de plexo braquial:
⮚ Signo de Tinel: proporciona una guía de la existencia de brotes de crecimiento axonal sensitivo y su
avance por el nervio. Consiste en la producción de una parestesia cuando se golpea la piel sobre el
recorrido del nervio recuperándose. Por lo tanto, el estudio del signo de Tinel nos informa del proceso
de regeneración nerviosa sensitiva.
⮚ Signo de Horner: en el ojo del mismo lado de la lesión que consiste en enoftalmos, ptosis parcial,
miosis con constricción pupilar normal en respuesta a la luz y anhidrosis. Este suele presentarse
inmediatamente, pero ocasionalmente aparece a los tres/cuatro días del traumatismo. El signo de
Horner persistente indica lesión severa de la raíz T1y se correlaciona fuertemente con una avulsión de
esta raíz.
⮚ Presencia del dolor severo en una extremidad insensible: indica desaferenciación del miembro y
aparece especialmente en las avulsiones radiculares, por lo que es un signo de mal pronóstico.
⮚ Signo de la Bailarina Balinesa: a veces el paciente se presenta con una desviación de la cabeza o
escoliosis cervical sobre el hombro contralateral, a largo plazo en el seguimiento del paciente. Se
produce por una denervación de los músculos paraespinales y escapulares del lado lesionado, es de
mal pronóstico y aparece también en lesiones preganglionares. El músculo trapecio inervado por el
nervio accesorio del espinal y del plexo cervical a menudo se observa débil o paralizado durante los
primeros tres meses en las lesiones por tracción del plexo braquial. El trapecio sigue una evolución de
recuperación gradual.
⮚ La parálisis del músculo serrato anterior (aleteo de la escápula), hemidiafragma homolateral,
romboides o de los escalenos también indican lesión preganglionar y por lo tanto son de mal
diagnóstico.
Equipamiento ortésico:
Durante el tratamiento de una parálisis del plexo braquial, la indicación consistirá en las consecuencias
que la lesión neurológica produzca en el juego articular de la extremidad superior.
Férulas y ortesis:
Desde el primer momento (1 o 2 semanas) del traumatismo se coloca una férula de abducción de
hombro con la articulación glenohumeral a 80°, 40° anteposición y rotación neutra; codo a 90°, carpo
en extensión de 10° y los dedos en leve flexión con el pulgar en abducción y oposición. Se debe llevar
durante seis u ocho horas al día, y retirar durante la noche, aprovechando en las horas que no lo lleva,
para realizar ejercicios de rehabilitación. Es preferible que la bandolera de sujeción cervical pase sobre
el hombro sano, para no sobrecargar la región paralizada. En esta posición, se evita el descenso o
subluxación de la cabeza humeral (por falta del tono muscular) y se coloca el deltoides y el
supraespinoso en posición que evite su elongación.
Por otro lado, en caso de rigidez en la mano se coloca prótesis pasivas correctoras (generalmente
nocturnas) cuidando siempre la correcta anteposición oposición del pulgar.
Procesos quirúrgicos:
Existen diversas técnicas de intervención quirúrgicas, entre ellas encontramos: ∙ Neurolisis: este
procedimiento consiste en liberar el nervio de cualquier compresión extrínseca o del tejido cicatricial que los
rodea, respetando la continuidad del nervio.
● Injerto de nervios: En este procedimiento, la parte dañada del plexo braquial se extirpa y se reemplaza
con secciones de nervios tomadas de otras partes del cuerpo. Esto proporciona un puente para el
crecimiento de nuevos nervios con el tiempo.
● Transferencias nerviosas: Las transferencias de nervios son particularmente útiles en los tipos de
lesiones del plexo braquial más graves, llamadas avulsiones, cuando la raíz del nervio se ha
desprendido de la médula espinal. En estos casos, los cirujanos suelen tomar un nervio indemne para
efectuar la transferencia nerviosa y asegurar funcionalidad.
● Transferencia de músculo: procedimiento se basa en utilizar un tendón indemne, transferido desde su
sitio normal hacia el área afectada con la finalidad de otorgarle la función que tiene perdida.
● Neurorrafia: Técnica quirúrgica (por lo general, microquirúrgica) utilizada para la sutura epineural o
fascicular de un nervio seccionado, que permite reparar un nervio o lesión nerviosa
Pruebas clínicas diagnósticas para STC: Pruebas que darán información en los diferentes estadios de la
compresión nerviosa.
-Utilización de pruebas de provocación: Ayuda a identificar los lugares de compresión del nervio. Deben
hacerse en ambas extremidades superiores.
● Signo de Tinel o percusión digital repetida: Consiste en realizar una percusión directa sobre el nervio a
nivel de muñeca. Se considera positiva cuando hay irradiación o sensación de hormigueo dentro del
territorio de distribución sensitiva del nervio.
● Prueba de Phalen: Utiliza la hiperflexión máxima de ambas muñecas al mismo tiempo a 90° durante 60
segundos para incrementar la presión en el nervio mediano. Cuanto mayor es la severidad de la
compresión, mayor es la rapidez de la aparición de los síntomas en forma de dolor o parestesia de los
dedos.
Estudios Complementarios:
- Estudios electrodiagnósticos: Dan información acerca de la patología del axón y la mielina, siendo
componentes importantes para identificar de forma adecuada la patología nerviosa. Estos estudios se
utilizan para confirmar el diagnóstico del examen clínico.
● Electromiografía: Se insertan electrodos de aguja dentro de los músculos para evaluar su actividad
eléctrica espontánea o voluntaria. Se observa la respuesta muscular en reposo y en actividad. Un
músculo normal responderá con un breve salto de actividad eléctrica con la inserción de la aguja
(actividad insercional) pero una actividad insercional anormal puede mostrar ondas agudas
insercionales positivas, como las que se ven en la denervación precoz o silencio eléctrico, el cual se
asocia a la degeneración muscular crónica sin reinervación.
● Estudios de conducción nerviosa: Pueden ser utilizados para estudiar nervios sensitivos, motores y
mixtos. Se utilizan electrodos de superficie para estimular y recoger los datos del nervio, se colocan
sobre el músculo y se estimulan los axones motores. Evalúan la amplitud, duración, latencia, área de
recogida de respuesta y velocidad de conducción.
● Radiografía: Se utiliza para identificar deformidades del túnel carpiano, estrechez del canal o existencia
de prominencias.
Equipamiento ortésico:
Férula para el tratamiento no quirúrgico: Valva palmar estática antebraquiometacarpiana de termoplástico,
posicionando la muñeca a 15° o 20° de extensión, lo que permite mantener el posicionamiento adecuado de
la articulación, facilitando la descompresión del nervio mediano y el alivio sintomático. - Férula
post-quirúrgica: Férula palmar en posición neutra y con vendaje compresivo. Se utiliza por 3 semanas
aproximadamente y solo por la noche. Debe mantenerse entre 14 y 21 días. La indicación de esta férula
queda a criterio del cirujano.
Técnica quirúrgica:
La cirugía recomendada es la descompresión quirúrgica del nervio mediano. La técnica más utilizada es la
descompresión abierta del túnel carpiano. Se utilizará anestesia regional intravenosa, raramente anestesia
general, ya que el paciente está más cómodo con algo de sedación y tolera mejor el torniquete con un
bloqueo regional. Se utiliza un doble torniquete en el brazo.
Se realiza una incisión de 6 mm, cubital a la eminencia tenar, para asegurar que la cicatriz esté lejos del
nervio mediano. Se realiza una incisión curvilínea paralela al pliegue tenar, de 2 o 3 cm de largo,
terminando distal al pliegue transverso de la muñeca. Si se necesita más exposición, se amplía la incisión
proximalmente en forma de zigzag a través de la muñeca, en dirección cubital. Se realiza una retracción,
realizando la disección a través de partes blandas. Con un bisturí se abre la porción proximal del retináculo
flexor y la porción distal de la fascia antebraquial. Luego se abre todo el ligamento carpiano
cuidadosamente, a lo largo de su borde cubital. Utilizando retractores, se tracciona distalmente del límite de
la fascia antebraquial. Con una ligera flexión palmar de la muñeca, el nervio mediano quedará lejos de la
fascia antebraquial, la cual se procede a cortar. Se divide el retináculo flexor hacia arriba o anteriormente y
se tracciona el lado radial de este, para luego traccionar el nervio mediano hacia el cirujano. Esta maniobra
ayuda a una fácil identificación de la rama recurrente motora. Se cierra la incisión y se coloca un vendaje
muy almohadillado, manteniendo la muñeca en posición neutra incorporando una férula dentro del vendaje,
según el criterio del cirujano. Puede utilizarse cabestrillo para el período postoperatorio precoz, pero
evitando una flexión de codo e inmovilización de hombro prolongadas.
Neuropatía periférica:
Es un trastorno del nervio por consecuencia del daño de este fuera del cerebro y la médula espinal (nervios
periféricos). Puede ser el resultado de lesiones traumáticas, compresiones, infecciones, problemas
metabólicos, causas hereditarias y exposición a toxinas. Los síntomas pueden variar desde:
● Trastornos motores: déficit motor distal y simétrico, con flacidez y atrofia secundaria.
● Trastornos sensitivos: presencia de parestesias, la sensación de hormigueo en las manos o sensación
de que el miembro se encuentra dormido. Esta molestia se debe a una alteración de la sensibilidad “por
exceso”, es decir, se produce una sensación anormal sin que exista un estímulo que la produzca.
● Trastornos reflejos: hipo o arreflexia profunda.
● Trastornos tróficos: sobre todo en la piel, aparecen a largo plazo.
Neuropatía del nervio cubital es una afectación del nervio cubital que recorre toda la longitud del brazo, del
antebrazo hasta la mano. Esta va a generar una sintomatología variada que dependerá del nivel de
afectación del nervio y se verá reflejada en la mano. Las lesiones pueden ser causadas a nivel del codo
(túnel cubital) o a nivel de la muñeca (canal de Guyon).
A la altura del codo el nervio pasa por un canal llamado canal cubital. En este lugar el nervio cubital tiende a
comprimirse. La compresión originada por el atrapamiento, genera destrucción de la cubierta que recubre al
nervio o directamente del nervio en sí, ocasionando una limitación parcial o total del envío de señales
nerviosas. Con ello se producen ciertos signos y síntomas a los que, al manifestarse llamamos síndrome del
nervio cubital. La causa de la neuropatía a este nivel puede suceder por: una presión prolongada sobre el
codo, una presión prolongada sobre la mano y/o alguna fractura o dislocación del codo causadas en el
accidente.
Exploración física:
Debe iniciarse desde el cuello, con una exploración minuciosa de la columna cervical en busca de signos de
radiculopatía cervical (enfermedad de la raíz del nervio) o artrosis. En el codo, se tiene que inspeccionar y
valorar cualquier deformidad. La palpación, especialmente en todo el trayecto del nervio, puede poner de
manifiesto inflamación, zonas sensibles, y subluxación del nervio con el codo en flexión. También debe
realizarse la percusión del nervio cubital en el canal de Guyon.
Neurodinámica, test de flexión cubital→ comprende la realización por parte de la persona de una flexión
máxima del codo con el antebrazo en supinación y una extensión de muñeca. Tiene como objetivo localizar
la afectación o la presencia de síntomas.
Luxación del nervio cubital en el canal epitroclear→ la luxación del nervio, frecuentemente bilateral, se
explora colocando el explorador su mano en el canal epitroclear y palpando el nervio cubital. Con la otra
mano (la izquierda para el codo derecho y viceversa) flexiona pasivamente el codo del paciente hasta los
90º. En caso de luxación, se palpa cómo el nervio salta por encima del epicóndilo medial del húmero.
Músculo cubital anterior→ su paresia se produce en las lesiones cubitales en el codo y suele ser más leve
que la de los músculos distales. Se explora pidiendo al sujeto que flexione en sentido cubital la muñeca
contra resistencia, al mismo tiempo que se palpa el relieve del tendón del músculo cubital anterior.
Músculos interóseos→ se explora la fuerza contra resistencia de la separación de los dedos 2º y 5º. Su
paresia, como la de todos los demás músculos intrínsecos de la mano, puede darse tanto en lesiones
cubitales en el codo como en el carpo.
Signo de Froment→ se invita al sujeto a tomar un papel entre los dedos pulgares y los índices flexionados y
a que tire con fuerza de los extremos. Si existe paresia del abductor del pulgar, el papel se escapa de la
mano parética. El pulgar adopta una posición anómala, comparativamente con el lado sano, por acción
compensadora del músculo flexor largo del pulgar.
Test de Allen→ comprimir las arterias radial y cubital simultáneamente, con la mano elevada, hasta que ésta
quede pálida. Liberar entonces la presión sobre la arteria cubital, comprobando si se colorean todos los
dedos de la mano antes de 15 segundos, lo que indicaría que existe una adecuada circulación colateral.
Exploración neurológica:
Electromiograma → se realizan colocando los electrodos en la superficie de la piel o justo debajo de ella en
forma de pequeñas agujas. Sirve para medir las descargas eléctricas que se producen en los músculos.
Prueba de conducción nerviosa → evalúa la velocidad, la fuerza y la frecuencia de los impulsos nerviosos
enviados por el nervio cubital a los músculos del antebrazo.
Prueba de filamentación → Consiste en cepillar una fibra de nailon suave sobre las áreas de la piel para
evaluar la sensibilidad al tacto.
Garra Cubital:
La lesión cubital puede producir debilidad muscular de la mano, que se puede llegar a manifestar con la
paresia o parálisis de la musculatura interósea de la mano. En su evolución la lesión del nervio cubital
puede derivar en una mano en garra.
Mano en garra cubital→ es una posición especial que adopta la mano en la parálisis del nervio cubital. En la
misma se presentan las siguientes características:
Flexión de las articulaciones interfalángica proximal y distal del dedo anular y el meñique: se produce como
consecuencia de la acción de los músculos flexores profundo y superficiales que no encuentran oposición
del lado dorsal por paresia o parálisis del 3er y 4to lumbricales que flexionen MCF y extienden IF. Abducción
permanente del meñique. Pérdida de la forma del arco longitudinal de la mano.
Equipamiento Ortésico:
Las ortesis son definidas como un apoyo externo aplicado al cuerpo para modificar los aspectos funcionales
o estructurales del sistema neuromusculoesquelético.
Se pueden clasificar en base a su función en: estabilizadoras, funcionales, correctoras y protectoras.
En las fracturas supracondíleas son frecuentes las alteraciones en el nervio cubital. Las personas en las
que se practican cirugías, suelen desarrollar síntomas o signos de alteración de dicho nervio. Los factores
responsables de una neuropatía cubital postoperatoria son: la lesión provocada por el desplazamiento de
los fragmentos óseos, la manipulación excesiva y/o retracción durante la intervención quirúrgica, y la fibrosis
y la cicatrización de los tejidos que rodean al nervio en la región del epicóndilo medial y del túnel cubital.
La lesión produce trastornos fundamentalmente motores y la sintomatología varía según el lugar donde se
lesionó. La parálisis del radial se clasifica en:
- Alta: el nervio se lesiona arriba del codo con compromiso de la extensión de muñeca y dedos.
Generalmente producidas por heridas en la cara externa del brazo o por fracturas del tercio medio del
húmero, heridas en el pliegue bicipital externo o por fracturas supracondíleas.
- Baja: el nervio se lesiona debajo del codo con compromiso de la extensión de dedos y abducción del
pulgar. Se produce por heridas en el dorso del antebrazo, contusiones, fracturas en la cabeza del radio o
durante la reducción de luxación humero-radial. Puede presentar anestesia en el dorso de la mano y pulgar.
Neuropraxia: está lesionada la vaina de mielina y el cilindroeje, existe continuidad anatómica del nervio. Es
equivalente de una contusión nerviosa leve o de una compresión parcial y transitoria. Las fibras motoras (de
mayor calibre) son las más afectadas. Se caracteriza por parálisis motora completa, pérdida sensitiva
mínima o inexistente. La evolución es espontánea y de la normalidad se produce entre 15 y 60 días. no hay
secuelas.
Axonotmesis: están lesionados los axones y vainas de mielina, con presencia de fenómenos de
degeneración walleriana. corresponden a contusiones o atricciones de troncos nerviosos. Clínicamente se
caracteriza por pérdida completa de funciones motoras, sensitivas y neurovegetativas. evoluciona hacia la
regeneración espontánea. Es factible que la recuperación ocurra sin secuelas.
Neurotmesis: continuidad del nervio está interrumpida, sea por sección, rotura o arrancamiento. Existe
interrupción de todas las funciones. No existe ninguna posibilidad de regeneración espontánea, solo
después de intervención quirúrgica reparadora.
Equipamiento ortésico:
Se debe tener en cuenta en la intervención estabilizar la posición funcional de la muñeca y asistir el arco de
movimiento de las articulaciones MCF de los cuatro dedos y la TMC del pulgar. El adecuado es una férula
dinámica antebraquidigital. Permite o facilita el movimiento, son utilizadas para asistir a los movimientos de
los músculos debilitados y pueden utilizarse fuentes de fuerza interna o externa. Mantiene un balance de
estructuras blandas, previniendo retracciones mientras se produce la recuperación del nervio.
Deberá estabilizar la muñeca en una posición de habilidad (20 – 30 extensión). La asistencia deberá
hacerse dedo por dedo por medio de un cabestrillo, posicionándose en la falange proximal para asistir la
extensión de las MCY TMC. Se recomienda utilizar la ortesis la mayor parte del día, retirándola por lo
menos 2 veces para movilizar la muñeca pasivamente. Uso por 60 días. Una vez que se evidencia
evolución de extensión de muñeca, se debe evaluar posible cambio de ortesis corta.
Electromiografía:
Es la técnica diagnóstica de registro gráfico de la actividad eléctrica producida por los músculos
esqueléticos. Tiene como finalidad conocer el funcionamiento del SNP.
Se puede realizar con electrodos de superficie en una primera valoración, siempre que no se trata de una
patología del músculo o se sospeche actividad degenerativa en el reposo muscular. Los electrodos emiten
impulsos eléctricos que provocan ligeras contracciones involuntarias de los músculos, estas serán
captadas por los electrodos y transmitida al osciloscopio. Este tipo de registro se realiza con el músculo en
reposo y solo sometido a estimulación mediante electrodos. En otro momento se estudia la actividad
eléctrica de los músculos cuando estos son contraídos de forma voluntaria y consciente por parte del
paciente. Un estudio más minucioso, para estudiar músculos aislados, a través de electrodo de aguja
coaxial, es una técnica compleja a su interpretación.
La duración de la prueba varía dependiendo de la zona a explorar. Lo normal es que dure entre 20 y 30
minutos.
La principal indicación del EMG es el estudio y diagnóstico de trastornos o enfermedades cuyos síntomas
son pérdida de fuerza o de masa muscular, debilidad, parestesias, calambres y otros. Mediante este, se
confirmará la actividad y funcionamiento del nervio.
1. Pronador redondo al segundo radial externo: para activar la extensión de la muñeca. Mejora la capacidad
funcional de la mano y le permite a la persona realizar el mecanismo tenodésico de abrir y cerrar la mano
con el movimiento activo de la muñeca.
Se realiza una incisión a nivel del tercio medio y radial del antebrazo de 5 cm.
El pronador redondo se recoge levantando su incisión en el radio (tomando la cara dorsal del tercio medio
del radio junto con el periostio) esto permite atravesar el segundo radial externo por un ojal.
Una vez realizado el pasaje del pronador redondo, se tracciona del tendón del segundo radial externo hacia
el proximal (en máxima extensión de la muñeca) mientras se mantiene la tracción tendinosa del pronador
redondo hacia el distal.
Al soltar, la muñeca debería permanecer a 45° de extensión. Así la flexión permitirá la extensión de los
dedos. Si la tensión de la transferencia queda floja, no ocurre este efecto tenodésico.
PARÁLISIS OBSTÉTRICA:
La parálisis braquial obstétrica (PBO) es una entidad caracterizada por una paresia o parálisis de los
músculos inervados por las raíces nerviosas originadas en el plexo braquial. Lo habitual es que la PBO se
asocia a partos cefálicos dificultosos en los que existe una tracción y compresión del plexo braquial durante
las maniobras de liberación del hombro anterior. También se la describe en cesáreas y partos pelvianos.
Los factores de riesgo perinatal predisponentes, son el alto peso para la edad gestacional (más de 4000 g
o macrosómicos), madres multíparas, el trabajo de parto prolongado o dificultoso, un parto instrumentado
(fórceps) y un parto en podálica. La distocia de hombros significa una falla en la salida de los hombros del
bebé, luego de la salida de la cabeza, con maniobras habituales (cantidad usual de presión) en la
presentación cefálica, por lo que requiere tracción y maniobras específicas para desimpactar la cintura
escapular. A su vez, la distocia puede causar otras afecciones al neonato (muerte, apoplejías, fracturas) y a
la madre (hemorragias postparto, laceraciones, desgarros de tercer grado, atonía uterina, infecciones).
afectan mayoritariamente a las raíces altas C5-C6 y producen una limitación de la abducción y rotación
externa (RE) del hombro.
La deformidad característica del hombro es en rotación interna y aducción. Este concepto dependerá del
grado de esfuerzo y el sentido de urgencia que exista en ese momento, dependiendo de cada caso en
particular; y de la objetividad-juicio del obstetra a cargo. Es un hecho infrecuente, no anticipable e
impredecible, que muchas veces no se asume ni se informa. En la mayoría de los pacientes, la
recuperación es espontánea. A pesar de esto, son pocos los casos que evolucionan sin dejar secuelas.
> Total:
● Todas las ramas del plexo están lesionadas.
● Observaremos a un niño con una parálisis absoluta:
● Brazo sin movilidad activa.
● Pérdida sensorial.
● Desaparición de los reflejos
Estudios complementarios: Tienen como objetivo determinar el sitio anatómico de la lesión, conocer el
grado de severidad del daño, determinar las posibilidades de cirugía y establecer el pronóstico
● Radiografía simple de columna cervical, hombro, tórax y brazo.
● Mielografía cervical.
● Tomografía axial computada.
● Resonancia magnética nuclear. Estos dos últimos estudios son bastante específicos, pues ofrecen
información sobre el tipo de afección presente, delineando perfectamente los vasos sanguíneos y los
nervios.
Se debe realizar antes, durante y después de la operación quirúrgica, pues permite determinar:
1. El nivel funcional de la lesión.
2. El número de raíces lesionadas.
3. La severidad del daño.
4. Los signos de reinervación. No obstante, el criterio más importante continúa siendo la exploración
clínica.
Posibles tratamientos:
El tratamiento quirúrgico se divide en dos grandes subgrupos según el tipo de intervención: microcirugía,
cirugía directa o primaria o de reconstrucción del plexo
Criterios quirúrgicos:
- En caso de PBO totales: Si al mes de vida no aparece movimiento en el pulgar y el resto de los dedos de
la mano, las probabilidades de que esté indicada la cirugía primaria son muy altas. La decisión se tomará a
los tres meses de vida. Lo ideal es que si finalmente es necesaria una reconstrucción del plexo esta se
lleve a cabo lo más cerca posible de los tres primeros meses de vida del bebé.
- En caso de PBO superior: está indicada sólo en el caso de que a los tres meses de edad no se observe la
presencia de una buena función del músculo bíceps (Flexor del codo). Lo que se busca es el movimiento
de la mano a la boca con el bebé sentado y sin ayuda externa (ni de los papás ni de la fuerza de la
gravedad). (La función de los Rotadores Externos y Abductores de hombro también es tomada en cuenta,
pero en un segundo término). Este es un criterio estadístico que indica que la no existencia de un buen
bíceps a esta edad es un signo de que el potencial de recuperación espontánea será muy pobre. (Es decir,
que sin cirugía ese brazo no se recuperará convenientemente en un alto porcentaje de los casos). La edad
idónea para realizar la intervención primaria en las PBO superiores se sitúa entre los tres y los seis meses.
Dentro de la cirugía Primaria encontramos distintas técnicas quirúrgicas para reconstruir el Plexo Braquial:
* Neurolisis: Consiste en remover la fibrosis cicatricial (tejido fibroso) que se haya podido producir en los
nervios dañados para que mejore la conducción de la señal nerviosa. En general es una técnica que se
realiza como paso previo para otra actuación (Sería como «limpiar» la raíz nerviosa).
* Injerto nervioso: Es la técnica que se realiza cuando nos encontramos ante una rotura de las raíces
nerviosas. Se limpian los dos extremos de la raíz dañada y a continuación se interpone entre ellos un
injerto de otro nervio sensitivo sano, que puede ser extirpado de una o ambas piernas del bebé (nervio
sural), del brazo o de la zona intercostal. Se une con cola biológica y se inmoviliza al bebé con una
escayola o férula que abarca la cabeza, el tórax y el brazo lesionado en posición de cabestrillo, o bien, con
vendaje, vendaje Velpeau. La inmovilización suele durar unas tres o cuatro semanas, dependiendo del
criterio del cirujano.
Supone una oportunidad para devolverle la función a un solo grupo muscular (Ej., flexores de codo o
rotadores externos de hombro) por lo que en una misma intervención se suelen realizar varias a la vez.
Las neurotizaciones pueden ser intraplexuales (cuando el nervio donante proviene del propio plexo, por
ejemplo, Nervio Cubital o parte del Nervio Mediano) o extraplexuales (el Nervio Accesorio Espinal (par
craneal XI), Nervio Frénico, los Nervios Intercostales, ramas motoras del plexo cervical, Nervio Hipogloso e
incluso C7 contralateral)
Después de una neurotización el cerebro del bebé debe aprender que para mover determinados músculos
tiene que hacerlo mandando la señal a través de estas vías nuevas. Dentro del grupo de las
neurotizaciones tenemos que hacer una mención aparte a las “Neurotizaciones de refuerzo”. Esta
intervención se lleva a cabo en niños cuya evolución está siendo muy favorable pero en los que se
sospecha que la recuperación de la rotación externa del hombro o la flexión del codo puedan verse frenada
en un determinado momento. Se lleva a cabo para “asegurarse la recuperación de esos movimientos
sospechosos”. La inmovilización postoperatoria consiste en un vendaje o yeso que no suele incluir la
cabeza del bebé (depende del cirujano que realice la intervención). Su duración es de aproximadamente
tres o cuatro semanas y la evolución postoperatoria es bastante más rápida que en el resto de cirugías
primarias ya que se lleva a cabo en pacientes con un nivel de lesión “menor”.
Cirugía paliativa:
Engloba el conjunto de técnicas quirúrgicas cuyo fin es actuar sobre las partes blandas (músculos,
ligamentos, tendones etc.) y óseas del brazo afectado de forma que consigan sustituir las funciones
perdidas a causa de la PBO.
Generalmente se comienzan a realizar alrededor de los dos, tres años de vida. Su realización dependerá
de cada caso concreto y de la aparición o no de secuelas a medida que el niño vaya creciendo. Es
importante destacar que la cirugía primaria y las paliativas no son excluyentes. El hecho de necesitar o no
la cirugía primaria no es definitiva para que sea posteriormente necesaria una cirugía paliativa.
Para ello emplean diversas técnicas como Transferencias Musculares, Tenodesis, Osteotomías y
Artrodesis. Una de las cirugías paliativas más frecuentes es la que trata de mejorar la movilidad en rotación
externa del hombro. Generalmente consiste en una transferencia de los músculos dorsal ancho y redondo
mayor al manguito de los rotadores (es decir, se desinsertan estos músculos de su lugar natural y se
insertan en otro lugar para que al contraerse ayuden a la rotación externa y abducción del hombro). En
otros casos, para conseguir este mismo objetivo se realiza una osteotomía rotacional del húmero. En el
mismo momento se realiza el tratamiento de la displasia glenohumeral. Cuando la glena (cavidad
glenoidea) es plana, se realiza Osteotomía de la misma para corregir la luxación posterior del hombro y
obtener la estabilidad articular, que es la base del buen funcionamiento de las palancas musculares y el
rebalance funcional global del hombro. En las consultas tardías, con el hombro bloqueado en rotación
interna y luxación posterior, se realiza la osteotomía desrotadora del húmero para mejorar la función y
calidad de vida.
•Pie cavo: Se caracteriza por un incremento en la altura del arco longitudinal plantar y a menudo está
asociado con dedos en garra y varo del talón. Puede ser fisiológico o patológico, relacionado a causas de
origen neurológico. Cuando uno se pone de pie o al caminar, debido a este arco alto, se deposita una
excesiva cantidad de peso en la parte delantera de la planta del pie y en el talón.
•Pie plano: Es un pie en el que existe un área de contacto plantar grande, producto de una disminución de la
altura del arco longitudinal plantar.
Pie plano valgo es el término médico que se refiere a un pie anormal debido a que tiene un arco
aplanado, un tobillo curvado hacia adentro, y un talón curvado hacia afuera desde la parte inferior del
tobillo. Es por lo tanto, una desviación lateral del talón y puede surgir asociada al pie plano. El arco plantar
disminuye y la carga se desplaza hacia la zona media del pie.
distinguimos cuatro grados de pie plano:
Hiperlordosis cervical: Se trata de una extensión de la columna cervical en todos sus niveles, desde C1 a
C7. Por lo que morfológicamente el paciente presenta una extensión de la cabeza, con la mirada ascendida
y un aumento de la lordosis cervical.
Escoliosis:
Consiste en una curvatura lateral de la columna vertebral. En la mayoría de los pacientes que sufren de
escoliosis la causa del proceso es desconocida, por la cual recibe el nombre de escoliosis idiopática.
Pueden estar incluidos factores genéticos, como también factores hormonales y metabólicos, los cuales
provocan una asimetría del tronco y de la parte superior del cuerpo. La escoliosis se hace más evidente al
inicio de la adolescencia debido a que en esta etapa de la vida las curvaturas son más pronunciadas en
sentido lateral y rotatorio, y los hombros y las caderas se hallan también más nivelados.
La escoliosis es una desviación tridimensional de la columna en los planos:
No estructurales: se observa una curva lateral flexible, desaparece durante los movimientos de inclinación
lateral de tronco. Y no se acompaña de rotación de los cuerpos vertebrales.
Corsé Milwaukee:
● Prototipo: autocorrección.
● Debe llevarse de día y de noche.
● Indicaciones: curvas de mediana intensidad (20-40º) en adolescentes a nivel torácico, TL o doble
mayor.
Corsé Boston;
● Ortesis toraco-lumbo-sacra
● Cifosis, hiperlordosis o estabilización postoperatoria raquídea
Corsé Cheneau:
● Es una ortesis toraco-lumbo-sacra de polietileno y compuesta por 46 zonas con distintas funciones.
● Pretende el mantenimiento y/o corrección de la escoliosis de una forma dinámica y activa.
● El paciente puede realizar ejercicios correctores a través de la respiración.
Corsé Charleston;
Corsé de Wilmington:
● Es una ortesis toraco-lumbo-sacra moldeada a medida que presenta superficies moldeadas que
presionan y corrigen la curva
Cirugía:
Fusión vertebral in situ: Este tipo de operación es una de las más comunes y usadas para tratar la
escoliosis. La fusión se realiza utilizando un injerto óseo, el cual puede ser a través de un donante mediante
un banco de huesos o a través del mismo cuerpo, usando un hueso autólogo tomado de la cadera del
paciente.
La finalidad de esta fusión ósea es formar una masa de unión sólida en las vértebras afectadas, haciendo
que estas se vuelvan rígidas y se detenga la curvatura de la columna.
Esta fusión vertebral normalmente va acompañada de la colocación de una instrumentación, que consiste
en barras metálicas sujetas con ganchos y tornillos para sostener a las vértebras. Estos implantes ayudan a
mantener la columna en una posición y ángulo correcto.
Cirugía sin fusión: La cirugía sin fusión está indicada para pacientes de corta edad, consiste en implantes
de titanio en la caja torácica con la finalidad de expandir la cavidad y enderezar la columna mientras el
paciente crece
GENU VALGUM:
La articulación de la rodilla puede verse afectada por diferentes patologías que pueden clasificarse teniendo
en cuenta dos parámetros:
Evaluaciones:
Ángulo Fémoro Tibial (ángulo formado por el eje de la tibia y el eje del fémur
Distancia Intermaleolar (DIM) interna. Es tomada con el paciente de pie, conectando las rodillas, pero sin
forzar y los dos pies situados en paralelo, es medida en cm. Pierde valor por no ser tan objetiva.
Tratamientos ortopédicos:
Rodillera rótula abierta con articulaciones policéntricas: proporciona mayor elasticidad transversal a la vez
que ejerce la compresión necesaria en cada zona, fijación sobre la piel, y estabilidad durante el movimiento.
Contiene una almohadilla en forma de anillo que dirige el control de la rótula y que, a modo de topes, evita o
reduce los desplazamientos de ésta, en el sentido lateral superior o inferior..
Ortesis con Función correctora de rodilla: corrige el espacio articular lateral o medial mediante el principio
de tres puntos aliviando el dolor al reducir la carga en el lado afectado de la articulación. Evita además, que
se incremente la irritación capsular/sinovitis.
Intervenciones quirúrgicas:
Osteotomía: entre las soluciones para las rodillas valgas, se encuentra la osteotomía proximal (alta) de la
tibia, que sirve para realinear la rodilla, aumentando su fuerza. El cirujano extrae una cuña de la parte
lateral de la tibia. La osteotomía en cuña se realiza con placas de fijación resistentes. El médico corta la
tibia, realinea la rodilla y llena el vacío con un injerto autólogo (cresta ilíaca) o sintético (hidroxiapatita).
Esta técnica preserva la anatomía proximal de la tibia y el tejido óseo. Esto permite una intervención futura
de prótesis de rodilla y una corrección de la articulación más precisa. Además, evita la lesión del nervio
peroneo y de la articulación femurorotuliana.
Meniscectomía parcial: se trata de una técnica para extirpar el menisco ante una rotura.
Sutura meniscal: técnica que conserva el menisco íntegro y tiene mejor resultados a largo plazo. Por ello
será siempre la primera opción a valorar. Consiste en la fijación estable de la zona periférica del menisco a
la cápsula articular. Debe realizarse en la práctica totalidad de las reparaciones meniscales y naturalmente
es imprescindible en todos los casos de rotura inestable meniscal ya que la propia hipermovilidad de la
rotura impediría su cicatrización.
AMPUTACIÓN:
Las amputaciones traumáticas corresponden a la amputación que se produce como consecuencia de un
traumatismo. Puede ser completa, con separación total del segmento amputado, o parcial, donde el
segmento amputado queda conectado a través de alguna conexión de tejido a la extremidad. En muchas
ocasiones se puede intentar reimplantar el segmento amputado, cuando ambos extremos de la extremidad
lesionada han sido tratados adecuadamente. Sin embargo, en otras ocasiones la contaminación y graves
lesiones tisulares tanto de la zona del muñón como del segmento amputado desaconsejan la
reimplantación.
Suelen denominarse amputaciones primarias cuando la amputación del miembro se produce a
consecuencia del mismo trauma o de forma quirúrgica por las lesiones ocasionadas por éste el mismo día
de la lesión. En caso de que se intente conservar el miembro y la viabilidad del mismo no sea favorable,
puede producirse con posterioridad una amputación del mismo, considerándose en este caso amputación
secundaria.
Colgajos cutáneos y musculares: los colgajos deben ser gruesos, debe evitarse la disección innecesaria
para prevenir una mayor desvascularización de un tejido afectado. cerrar el borde del muñón con una
cobertura fuerte es de extrema importancia. Los tejidos redundantes de los músculos se suelen seccionar al
menos 5 cm por debajo de la sección del hueso prevista, se pueden estabilizar mediante miodesis
(suturando el músculo o el tendón al hueso) o mediante mioplastia suturando el músculo al periostio o a la
fantasía de la musculatura opuesta.
Nervios: siempre que se secciona un nervio se produce un neuroma que se vuelve doloroso. La mayoría de
los cirujanos coinciden en que se deben aislar los nervios traccionar de ellos en sentido distal hasta la herida
y cortarlo de forma limpia con un bisturí de forma que se retraigan hasta un punto por encima de la
recepción.
El colgajo cutáneo volar debe ser suficientemente largo para cubrir la superficie volar y la punta del muñón y
para unirse sin tensión al colgajo dorsal. los extremos de los nervios digitales se deben disecar
cuidadosamente respecto al colgajo volar y extirparse por lo menos hasta un punto 6 mm proximal de su
extremo; durante esta extirpación la atención sobre los nervios no debe romper los axones en partes más
proximales puesto que esto podría causar molestias después, los neuromas de los extremos de los nervios.
Son inevitables,pero sólo se debe permitir que se desarrollen en áreas almohadilladas dónde es menos
probable que se produzca dolor.
-Amputaciones de un solo dedo: dedo índice
Cuando se amputa el dedo índice por su articulación interfalángica proximal o a un nivel más proximal, el
muñón restante resulta inútil y puede dificultar la función de pinza entre el pulgar y el dedo medio. Por tanto,
en la mayoría de los casos, cuando se ha producido una amputación primaria a dicho nivel, cualquier
amputación secundaria se hará a través de la base del segundo metacarpiano.
-Amputaciones del pulgar en la amputación parcial del pulgar:
Al contrario de lo que sucede con la amputación única de un dedo largo no se debe considerar la re
amputación a un nivel más proximal para obtener el cierre, puesto que El pulgar no se debe acortar nunca
.Por tanto la herida se cierra primariamente mediante un injerto un colgajo, pediculado de avance o un
colgajo local a distancia. En aquellos casos en que resulte necesario un colgajo, es preferible tomarlo del
dorso de la mano o de los dedos índice o medio. El colgajo de una de estas áreas proporciona una
almohadilla Palmar estable, aunque no recupera la sensibilidad normal.
1. Fase inflamatoria. Entre el primer y segundo día. Se caracteriza por una respuesta vascular y otra celular,
manifestadas por vasodilatación, aumento de la permeabilidad vascular, formándose una costra que sella la
herida. La sangre comenzará a coagularse al cabo de unos cuantos minutos y detendrá la hemorragia. Los
coágulos de sangre se secan y forman una costra, lo cual protege de microorganismos al tejido que está por
debajo. Además, inicia la aparición de leucocitos que comienzan a limpiar la zona de desechos, tanto tejidos
muertos y contaminantes como bacterias.
2. Fase de fibroplasia (o de migración/ proliferación). Entre el tercer y decimocuarto día. En este período los
fibroblastos, las células principales de la dermis, encargadas de sintetizar el colágeno en la matriz extra
celular, migran hacia el tejido lesionado y producen colágeno, El colágeno es el componente más
importante que posee la dermis es una proteína cuya función es mantener unidas las diferentes estructuras
del organismo, otorga resistencia, flexibilidad y elasticidad a las diversas estructuras como huesos,
articulaciones, músculos, tendones. Luego se forma tejido conectivo fresco que rellena la brecha de la
herida y recibe el nombre de tejido de granulación. Pasos de la fibroplasia:
● Angiogénesis o neovascularización:. La función es generar nuevos vasos sanguíneos y alimentar con
oxígeno y nutrientes al tejido nuevo. Fibroplasia y formación de tejido granular la acumulación de
fibroblastos en la zona de la herida, para rellenar el hueco que ha dejado una herida que atraviesa la
membrana basal.
● Disposición de colágeno : secretar una cantidad importante de éste dos a tres días después de
producida la herida porque el mismo aumenta la resistencia de la herida.
● La epitelización: proliferación de los queratinocitos, las células principales de la epidermis, contienen un
proteína muy dura llamada queratina, la cual estimula el crecimiento de células epiteliales en la piel,
estos migran desde los bordes de la herida y los folículos pilosos para cerrar la herida
● Contracción: La contracción puede durar varias semanas y continúa aún después que la herida se ha
reepitelializado por completo. Si la contracción continúa por demasiado tiempo, puede producir
desfiguración y pérdida de función. La finalidad de la contracción es disminuir el tamaño de
3. Fase de maduración o reparación. Se extiende entre el 15º día hasta que se logra la cicatrización
completa (6 meses a un año). Además, hay aumento progresivo de la fuerza tensil de la piel (hasta 70 a
90% de la fuerza original). Posteriormente, ocurre la remodelación del colágeno y la cicatriz pierde su
apariencia eritematosa ya que los vasos sanguíneos, que dejan de ser necesarios, son eliminados.
Aumenta:
● Grosor de los lóbulos temporal y parietal (en casos de amputación de la extremidad superior).
● Excitabilidad de las neuronas corticoespinales sobre la corteza motora primaria (M1).
Disminuye:
● Grosor de la corteza motora.
● Volumen de WM en el cuerpo calloso y en el tracto corticoespinal (mediante anisotropía fraccional).
● Volumen de GM en la corteza motora y somatosensorial.
● Grosor cortical (en casos de amputación de la extremidad superior).
● Actividad del GABA.
La terapia de espejo fue desarrollada por Ramachandran and Rogers en 1998 y consiste en mirar el reflejo
del miembro sano en un espejo, creando la ilusión de estar viendo el miembro amputado. Gracias a la
presencia de neuronas espejo que se activan en el cerebro al realizar una tarea, pensar en ella u observar a
alguien realizarla, cuando el paciente mira el espejo cree ver el miembro amputado y se activan las
correspondientes áreas corticales. Se crea un feedback visual que engaña al SNC, restableciendo la
conexión entre la experiencia visual, la intención de movimiento y la propiocepción de la parte amputada.
ENFERMEDAD DE DUPUYTREN:
Aponeurosis palmar:
Es una membrana conjuntiva que recubre los músculos y sirve para fijarlos a otras partes del cuerpo. Es
una lámina triangular de tejido fibroso, compuesta por fibras en sentido longitudinal (se originan en el
tendón del palmar mayor, cruzan sobre el ligamento palmar superficial transversal y se divide en 4 bandas
pretendinosas localizadas encima de los tendones flexores de cada dedo. Estas se dividen en capas sobre
las cuales va progresando la enfermedad y son las más involucradas en las contracturas. Las fibras
transversales se extienden desde la base del pulgar siguiendo el pliegue distal hacia el lado cubital.
Incluyen el ligamento natatorio que se extiende a través de la base de los dedos y se inserta en la piel
subyacente. Las fibras verticales son fibras cortas, superficiales y fuertes que conectan la fascia palmar a la
dermis y se insertan en las placas palmares de las articulaciones MCF.
Dupuytren:
La enfermedad de Dupuytren es idiopática, progresiva e irreversible, relacionada con la diabetes, incidencia
en epilépticos y tiene predisposición genética. Se presenta a los 70 años aproximadamente. Es una afección
de la mano, que se caracteriza por el desarrollo de un tejido nuevo en forma de nódulos, hoyuelos y
cuerdas. Este nuevo tejido sufre una evolución, a través de la contracción y la maduración, similar al tejido
de la cicatriz en el proceso de curación de una herida. A medida que la enfermedad se desarrolla, la
contractura en flexión origina una pérdida progresiva de la función de la mano.
Genera retracción que afecta la aponeurosis palmar, generando retracción de dedos. La fascia palmar se
engruesa, creciendo un tejido patológico fibroso y retraído alrededor de los nervios y vasos digitales. Las
estructuras de la aponeurisis palmar afectada son las fibras longitudinales, el ligamento de Gayson y el
ligamento natatorio.
Clasificación de tubiana:
Es una valoración clínica que propone una serie de estadios según el grado de deformidad. Además, divide
la mano precisando la ubicación, en 5 partes, cada una formada por el radio que comprende el dedo y la
zona palmar que le corresponde. Las deformidades se calculan según el déficit de extensión de cada una
de las articulaciones MCF, IFP e IFD de cada radio.
Para los dedos largos: Estadios 0: ausencia de lesión; estadio N: nódulo palmar o digital sin retracción;
Estadio I: total de retracciones de las tres articulaciones entre 1°y 45°; Estadío II: total de retracciones de
las tres articulaciones entre 45°y 90°; Estadío III: total de retracciones de las tres articulaciones entre 90°y
135°; Estadío IV: total de retracciones de las tres articulaciones superior a 135°.
Para el pulgar Tubiana recomienda una doble valoración: en relación con la primera comisura se distinguen
cinco estadios que corresponden a pérdidas de 15°del ángulo de separación formado por la intersección de
los ejes del primero y segundo metacarpianos en el plano sagital. Habitualmente este ángulo es superior a
45°. Los estadios son: Estadio 0: ausencia de lesión; Estadio N: nódulo sin retracción; Estadio I: ángulo de
separación entre 45°y 30°; Estadio II: ángulo de separación entre 30°y 15°; Estadio III: ángulo de
separación inferior a 15°.
Equipamiento ortésico:
Se utiliza con el objetivo de mantener la extensión lograda en la operación contra la fuerza de oposición de
la herida durante el proceso de cicatrización. Esto se complementará con programa de ejercicios activos y
pasivos para prevenir rigidez y mantener la amplitud de movimiento. Se comienza a utilizar 3 días después
de la operación. Se coloca una férula estática por encima de los vendajes. Después de la semana 3 se
colocan férulas estáticas y dinámicas. Tipos de férulas:
- En la cara dorsal de la mano, proporcionando una leve flexión de la articulación MCF de 10 a 20, con
extensión de la articulación IFP y cuando la herida cicatriza, ir aumentando la extensión de la articulación.
MCF hasta posición neutra.
- En la cara palmar (valva palmo digital estática) mantiene las art. MCF e IF del 4 y 5 dedo en extensión,
impidiendo la flexión.
- Férula extensora de 3 puntos: ortesis en 8 con 3 puntos de fuerzas. Dos actúan hacia la flexión y 1 hacia la
extensión, estabilizándola.
- Guantelete de Orliman: inmoviliza los dedos al actuar sobre las articulaciones MCF e IF. Compuesto por un
fleje metálico maleable que se fija a la palma de la mano con un microgancho. Formado por férulas de
dedos independientes.
ARTRITIS REUMATOIDEA:
→ Artritis: es la inflamación o el desgaste de una o más articulaciones, esta es la zona donde 2 huesos se
encuentran. Existen más de 100 tipos diferentes de artritis, la más frecuente es la artritis reumatoidea.
Dentro de esta enfermedad se presenta la sinovitis: es el proceso inflamatorio de la membrana sinovial por
dentro, convirtiéndolo en un tejido hipertrófico con capacidad para destruir el hueso subyacente y producir
erosiones óseas que rompe el cartílago hialino produciendo dolor e inflamación externa. Suele presentarse
intraarticularmente, afectando diferentes articulaciones del cuerpo y causando daños en cartílagos, huesos,
tendones y ligamentos de las articulaciones.
Se dice que la AR es sistémica y autoinmune porque el blanco de los ataques autoinmunes es el tejido
conectivo, un tejido que cumple básicamente una función de sostén y que, por lo tanto, se encuentra
presente en prácticamente todas las estructuras orgánicas, incluidas las articulaciones. El sistema
inmunológico pierde la capacidad de “discernir” entre lo ajeno y lo propio al organismo, atacando así a las
articulaciones, órganos y sistemas del cuerpo. Algunos factores desencadenantes pueden ser: genéticos,
infecciosos u hormonales.
Epidemiología: la prevalencia de la artritis reumatoide definida es de 1% de la población, siendo más
predominante en mujeres que en varones. La prevalencia aumenta con la edad, y las diferencias sexuales
disminuyen en los adultos mayores. Suele iniciarse en el cuarto o quinto decenio de la vida.
Evolución: puede evolucionar de forma muy diversa. En la mayor parte de los casos, la AR evoluciona con
alternancia de brotes de exacerbación sintomática y períodos de relativa calma o de ausencia completa de
síntomas. En estudios sobre la evolución de la enfermedad, se comprobó que existen 3 formas de evolución
principales:
● Aguda: alrededor del 20% de los casos. La AR se presenta en forma de un único episodio de artritis que
puede durar desde unos días, hasta unos cuantos meses y se sigue de un período de remisión o
ausencia de síntomas de como mínimo un año de duración. Este patrón de evolución es el más
favorable.
● Cíclica: alrededor del 70% de los casos. La AR evoluciona alternándose períodos de exacerbación
sintomática, o brotes, que suelen durar unas semanas o meses, con períodos de relativa calma o
ausencia total de síntomas. Este patrón de evolución es menos favorable que el anterior, porque suele
acompañarse de un deterioro paulatino de la funcionalidad articular y de la calidad de vida.
● Progresiva: cerca del 10% de los casos. La AR evoluciona ininterrumpidamente de forma progresiva, es
decir, la inflamación articular se mantiene de forma continua. Este patrón de evolución es el que tiene un
peor pronóstico, ya que tiende a conducir a un pronto deterioro de la función articular y de la calidad de
vida.
Semiología Intraarticular:
Tumefacción: es provocada por la inflamación de la membrana sinovial. Suele advertirse a simple vista, ya
que provoca un incremento del diámetro o volumen de la articulación afectada.
Dolor: es un síntoma molesto y expresado en las personas con AR, causado por la inflamación. Suele
acentuarse cuando se mueve o se intenta mover la articulación afectada, pero también cuando se ejerce
una presión sobre ésta, como ocurre al tocarla o al apoyarla sobre una superficie dura (hipersensibilidad). El
dolor disminuye o desaparece en los períodos de calma y se intensifica durante las exacerbaciones
sintomáticas y en las fases avanzadas.
Rigidez matutina: consiste en una dificultad para mover la articulación afectada luego del reposo nocturno.
En general, persiste durante unas cuantas horas, con un mínimo de 30 minutos. A veces es leve, aunque en
otras ocasiones puede ser tan pronunciada que impida realizar cualquier tipo de movimiento con la parte del
cuerpo correspondiente.
Deformidad articular: es causada por la ruptura del cartílago hialino y el hueso subcondral. En consecuencia,
se pierde la alineación normal entre los huesos que conforman la articulación.
Inestabilidad: producida por la ruptura de las estructuras ligamentosas que contiene la articulación.
Otras: enrojecimiento y/o calentamiento de las articulaciones afectadas.
Semiología Extraarticular:
Son aquellas que afectan a estructuras u órganos que no forman parte de las articulaciones. No todas estas
manifestaciones se presentan en todas las personas con esta enfermedad.
Vasculitis: En la AR, la vasculitis afecta particularmente a los vasos sanguíneos más pequeños (arteriolas,
vénulas y capilares). Si su pared se inflama, tanto el diámetro del vaso sanguíneo como el flujo de sangre
que pasa por su interior se reducen. En consecuencia, también disminuye el aporte de nutrientes y oxígeno
que reciben los tejidos afectados y se incrementa el riesgo de que se formen coágulos.
Nódulos reumatoides: son bultos de consistencia firme y habitualmente indoloros que se forman debajo de
la piel. Están constituidos por tejido inflamatorio y cicatricial. Generalmente se desarrollan en las zonas de
mayor roce o fricción: la parte posterior de los codos, la superficie dorsal de los dedos de las manos, la
rodilla, la cara anterior de las piernas, la parte superior del pie y el tendón de Aquiles (parte posterior del
tobillo). Su evolución es muy variable e impredecible: pueden crecer progresivamente, desaparecer,
reaparecer o persistir de manera indefinida.
Deformidades de la A.R.:
Deformación en la muñeca: sinovitis de los ligamentos de la muñeca:
Es la articulación que se afecta con más frecuencia en la AR. La sinovitis va a debilitar el soporte
ligamentoso de la articulación radio-cubital distal. El ligamento escafolunar también es propenso a la ruptura,
produciendo una flexión del escafoides y una posición supinada de la mano con colapso de la columna
radial de huesos carpales (escafoides, trapecio y trapezoide). La elongación relativa de cúbito distal
favorece su luxación dorsal, erosión e impactación en carpo con anquilosis (imposibilidad del movimiento); el
carpo tiende finalmente a alinearse con la superficie radial produciendo una desviación radial de
metacarpos.
Deformación en ráfaga cubital: Sinovitis de la articulación MTCF del segundo al quinto dedo.
Hay factores importantes que determinan el proceso patológico de las deformidades de la muñeca en AR:
● La sinovitis de la muñeca, que se observa más dorsal que palmar, debido a la posición más superficial
de la membrana sinovial en el dorso.
● La expansión sinovial y formación de pannus causa erosión ósea. Estas erosiones generan bordes
óseos agudos que pueden producir roturas tendinosas, además la expansión sinovial causa:
○ Aflojamiento de los ligamentos el LLE se haga más largo que el LLI
○ Subluxación los tendones extensores en el espacio intermetacarpiano, que ocasionan supinación
de la muñeca y la traslación cubital.
● Una inestabilidad dorsal o volar del carpo se puede desarrollar conduciendo a un colapso del mismo, en
donde la fila proximal del carpo se desplaza hacia palmar, cubital y en supinación, inclinándose el carpo
hacia radial.
Esta deformidad de la muñeca permite que los dedos se inclinen cubitalmente en las articulaciones
metacarpofalángicas que por sí mismas al estar con sinovitis ya se han desviado cubitalmente. Estos 2
fenómenos son lo que hacen que los dedos se desplacen hacia cubital, produciéndose la deformidad típica
de una mano en ráfaga
Tratamiento Quirúrgico:
Un paciente con AR que tenga deformidades en la mano no lo hace necesariamente candidato a una
reconstrucción. Muchos pacientes con AR pueden haberse acostumbrado a la enfermedad a pesar de las
deformidades y conservar una aceptable función. Las indicaciones de tratamiento quirúrgico pueden estar
influenciadas por múltiples factores, tales como el estado general del paciente, las necesidades del mismo y
el medioambiente social y médico.
Hay unas reglas para tener en cuenta en el momento de elegir un procedimiento para el paciente reumático:
la extremidad inferior antes que la extremidad superior, corrección de las articulaciones proximales primero
que las distales, la articulación dolorosa primero, profilaxis versus reconstrucción versus salvamento.
Las cirugías se pueden resumir en 2 indicaciones: las cirugías profilácticas y las terapéuticas. Las
profilácticas son las sinovectomias y las tenosinovectomías. Las cirugías terapéuticas consisten en restaurar
la función, lo más que se pueda, estas son las artroplastias, las artrodesis y reparación de roturas
tendinosas. La cirugía profiláctica en la muñeca se hace con el objetivo de detener o retardar el progreso de
la enfermedad y prevenir las complicaciones que podrían ocurrir.
Profilácticas:
Sinovectomía: es la extirpación de la membrana sinovial de una articulación, ya que ésta en la artritis
reumatoide genera una inflamación que altera a la articulación. En esta enfermedad se utiliza un abordaje
dorsal en la muñeca, ya que proporciona una buena exposición de todos los tendones extensores que
pasan por la superficie dorsal de la muñeca, permite el acceso a la región dorsal de la muñeca, región
dorsal del carpo y superficie dorsal de los extremos proximales de los metacarpianos centrales.
Tenosinovectomia: es la extirpación de la membrana o vaina que recubre al tendón disminuyendo así la
inflamación.
Se realiza una incisión recta o ligeramente curva en la cara dorsal de la muñeca en la zona cubital de la
línea media. Luego de exponer las estructuras dorsales de la muñeca, se extirpa la membrana sinovial
hipertrófica de cada una de las vainas extensoras tendinosas de forma sistemática. Se diseca la membrana
sinovial del tendón extensor con la ayuda de pequeñas tijeras, debe resecarse tanta membrana sinovial
enferma como sea posible, en ocasiones es necesario dejar restos que están fuertemente adheridos a la
superficie del tendón extensor. Se deberá inmovilizar la mano y la muñeca realizando un vendaje
conformado bien almohadillado y se coloca una férula volar de yeso. La muñeca se mantiene en posición
neutra y las articulaciones MCF en extensión. Dejamos libres las articulaciones IF. A veces es necesario
complementar esta cirugía con una reparación de tendón.
Terapéuticas:
Artroplastia: La artroplastia consiste en el reemplazo de una articulación por una prótesis y es una de las
opciones quirúrgicas más utilizadas en pacientes con AR. La artroplastia puede ser parcial o total, según se
reemplacen sólo algunos o bien todos los componentes óseos de una articulación. Lógicamente, la
artroplastia conlleva la reparación o extracción de otros tejidos articulares, como la membrana sinovial, el
cartílago articular y los ligamentos. En general, este procedimiento se indica cuando una articulación está
gravemente comprometida, en particular porque el dolor, la limitación de los movimientos o las deformidades
esqueléticas son de tal magnitud que impiden al paciente llevar a cabo actividades tan simples y necesarias
como caminar.
La indicación de artroplastia en la mano (interfalángica proximal, interfalángica distal, metacarpofalángica y
trapeciometacarpiana) y la muñeca entraña una gran complejidad, por la estrecha relación funcional
existente entre las articulaciones. La función de una articulación depende de las demás, y por lo tanto
cualquier procedimiento practicado en una articulación incide en la actividad de las otras, y además la
delicadeza de los tejidos blandos (tendones, ligamentos, etc.) complica notablemente las probabilidades de
una rehabilitación adecuada.
Artrodesis: La artrodesis es un procedimiento quirúrgico que consiste en fijar una articulación en posición
funcional, bloqueando o impidiendo su movimiento. En el caso de la Artritis Reumatoide es útil en aquellos
pacientes donde la enfermedad destruyó las articulaciones radiocarpianas y cúbitocarpianas.
Reparación de Tendones: Para la reparación tendinosa extensora se puede utilizar: una reparación
término-terminal, la transferencia tendinosa, el injerto tendinoso, sinovectomía y tenosinovectomia antes
descritas. La intervención va a elegirse en base a cuál es el tendón afectado y el estado del mismo:
Sutura o reparación término-terminal: este procedimiento consiste en unir los dos extremos del tendón
seccionado por medio de puntos de sutura. Para esto el tendón debe tener una superficie lo suficientemente
sana. De lo contrario se requiere otro tipo de intervención, como colocar un injerto tendinoso. Esta técnica
se utiliza siempre que es posible, y sus resultados son superiores con respecto a otras intervenciones.
Procedimiento: para esta técnica se debe realizar una extensión de las articulaciones metacarpofalángicas
para permitir una reparación directa término-terminal de los tendones rotos. Los tendones intactos
adyacentes parecen demasiado largos y los dedos están fuera de la secuencia normal cuando se completa
la reparación directa. La posición de la mano mejora de 7 a 10 días luego de la cirugía, y se distiende la
parte proximal del tendón reparado. La muñeca debe inmovilizarse en extensión para permitir una posición
ligeramente flexionada de las articulaciones metacarpofalángicas.
Transferencia tendinosa: este procedimiento se basa en utilizar un tendón sano, para suturar con el tendón
afectado con la finalidad de recuperar la función que se perdió. Según el tendón que se vea afectado, va a
realizarse la elección de qué tendón sano utilizar.
- Rotura del extensor largo del pulgar: suele utilizarse el tendón extensor propio del índice y el 1er radial
externo. Se prefiere la utilización del primero ya que puede obtenerse del dedo índice a nivel de la
articulación metacarpofalángica sin que interfiera en la función del segundo dedo, esta transferencia no
sufre ninguna pérdida de extensión independiente del dedo índice y se prefieren o debilitar la extensión del
radial de la muñeca que es importante para mantener la alineación de la misma. Se une entretejiéndose con
el mecanismo extensor, consiguiendo así un potente anclaje y permitiendo comenzar con los movimientos
luego de un periodo de cuatro a cinco semanas.
- Rotura aislada: se sutura el cabo distal del tendón a un tendón extensor adyacente. Ejemplo: el cabo
distal del tendón extensor común del 5to dedo o el extensor propio del mismo, se sutura al tendón extensor
común del 4to dedo. El tendón extensor común del 4to dedo, en caso de rotura, puede transferirse al tendón
extensor común del 3er dedo.
- Rotura múltiple: se puede seguir utilizando la técnica de sutura a los tendones adyacentes. Ejemplo:
en una rotura doble de los extensores del 3er y 4to dedo. El cabo del tendón del cuarto dedo se sutura al
tendón extensor del 5to dedo y el cabo del tendón del 3er dedo se inserta en el tendón extensor del 2do
dedo. La rotura más frecuente doble afecta al 4to y 5to dedo. Aunque puede realizarse la sutura a tendones
adyacentes mediante la conexión de ambos cabos distales al tendón del 3er dedo, se puede presentar la
dificultad respecto al 5to dedo donde el tendón puede ser demasiado corto, de esta manera no alcanza al
tendón del 4to dedo sin que haya una excesiva abducción del 5to dedo. En esta situación se requiere utilizar
una transferencia tendinosa del tendón extensor propio del índice.
Injerto tendinoso: es el reemplazo de todo un tendón o un segmento de él por un tendón de otra área del
cuerpo, para reparar la pérdida de la función. Los injertos tendinosos en las áreas de enfermedad
reumatoide tienden a sufrir adherencias. Sin embargo, puede funcionar de forma satisfactoria cuando la
potencia y la gran movilidad de los tendones antagonistas minimizan la formación de las adherencias.
Ejemplo: en el caso del pulgar un injerto tendinoso se puede utilizar para reparar el tendón extensor largo
del pulgar. Éste puede funcionar, si el tendón flexor del pulgar puede minimizar la formación de adherencias
con su potencia y movilización.
Equipamiento Ortésico:
El uso de ortesis es una parte importante del tratamiento de enfermedades en las que el sistema
musculoesquelético y fibroligamentoso de las manos se encuentra comprometido. En la mano reumática
están indicadas para aliviar el dolor, disminuir la inflamación, prevenir/controlar la aparición/progresión de
deformidades, estabilizar las articulaciones una vez superado el período inflamatorio y evitar la rigidez y
como tratamiento postquirúrgico, tanto para mantener la inmovilización como para favorecer la movilidad en
posición correcta.
Aunque existen gran variedad de modelos disponibles, el razonamiento clínico para prescribir una ortesis
implica estudiar las necesidades de cada caso; la misma ortesis puede ser prescrita para diferentes
objetivos. Por ejemplo, en fases de inflamación activa se pueden emplear ortesis estáticas o de reposo,
cuya misión es aliviar al paciente mediante el reposo de la zona afectada. Otro ejemplo son las ortesis
dinámicas o funcionales que, además de proporcionar soporte y estabilidad, facilitan el trabajo activo de las
estructuras musculotendinosas para realizar algunas tareas de las AVD con economía articular.
OSTEOARTRITIS:
Es una enfermedad reumática que afecta a las articulaciones del cuerpo, generalmente de progresión lenta
y crónica, que produce el desgaste y la ruptura del cartílago hialino de la articulación. Esto hace que los
huesos afectados se agranden lentamente. El cartílago suele romperse debido a la tensión mecánica o a
cambios bioquímicos dentro del cuerpo. La causa primaria se desconoce. Sin embargo, varios factores
favorecen la aparición de la artrosis, como el envejecimiento, el sobreuso o sobrecarga articular (ciertos
deportes, mal alineamiento articular, alteraciones del miembro contralateral, diferencia de longitud de las
extremidades inferiores, etc.), las lesiones articulares previas (inflamaciones, depósito de cristales,
traumatismos, etc.), la herencia (artrosis de las manos y rodillas) y la obesidad (artrosis de articulaciones
que soportan el peso del cuerpo, como caderas y rodillas).
El cartílago articular dañado se hace más blando y menos elástico, progresivamente se erosiona y su
espesor disminuye y, finalmente, puede llegar a desaparecer, quedando los extremos óseos de la
articulación en contacto directo. A medida que se va perdiendo el cartílago, el hueso que está debajo
reacciona y crece por los lados, dando lugar a los llamados osteofitos, que deforman la articulación. La
membrana sinovial se inflama en ciertos periodos de la enfermedad secundariamente a la lesión del
cartílago articular. Las estructuras periarticulares sufren las consecuencias de las alteraciones que tienen
lugar en el interior de la articulación, inflamándose (tendones y bursas) y, en ocasiones, rompiéndose
(ligamentos y tendones).
Tiende a afectar a distintas articulaciones: las más usadas, como las manos y la columna; y aquellas que
soportan peso, como las caderas y las rodillas. Los síntomas son:
● Dolor articular y rigidez: se presenta al mover la articulación y disminuye en reposo.
● Hinchazón prominente a nivel articular: asociada a sinovitis secundaria, o a cambios proliferativos en el
cartílago o el hueso con desarrollo de osteofitos.
● Crujido con movimiento de la articulación: causada por la irregularidad de la superficie articular.
● Disminución de la función articular: se desarrolla según la progresión de la enfermedad debido a la
incongruencia de la superficie articular, espasmo y contractura muscular, contractura capsular y bloqueo
mecánico debido a la presencia de osteofitos o pérdida del cartílago articular y exposición del hueso
subcondral.
Epidemiología:
La artrosis si bien puede presentar en cualquier persona, esta tiene una mayor incidencia en algunos tipos
de población determinada, entre ellos están:
● Algunos deportes.
● Con relación a la prevalencia por edad: esta va aumentando con el transcurso de los años. El 100% de
los pacientes mayores de 60 años tiene cambios histológicos de degeneración en el cartílago de la
rodilla, alrededor de 80% presenta evidencia radiológica en al menos una articulación, cerca de 40%
refiere dolor articular y el 10% reporta limitación de actividad.
● Con relación al sexo: en los menores de 45 años es más frecuente en hombres y pasados los 55 años
es más frecuente en mujeres, además que la sintomatología es de mayor intensidad en estas.
● Existe un predominio de la raza blanca, sobre la no blanca.
Estadio I →es la fase previa de la enfermedad, fase inflamatoria o de sinovitis. Se aprecia una articulación
normal o un posible ensanchamiento de la interlínea articular como consecuencia de la sinovitis.
Estadio II → existe estrechamiento del espacio articular, con presencia de desgaste cartilaginoso,
subluxación menor a 1/3 y osteofitos menores de 2 mm.
Estadio III → existe acortamiento del espacio articular por desgaste del mismo, subluxación mayor a 1/3 y
osteofitos mayores de 2 mm.
Estadio IV → se aprecia pérdida del espacio de la articulación trapecio-metacarpiana, grandes osteofitos y
quistes subcondrales, pero además es frecuente observar afección de la articulación trapecio-escafoidea.
Fases:
Fase de subluxación (inicio de la enfermedad) → coincide con la aparición del dolor. Las causas pueden ser:
inestabilidad ligamentaria, sobreuso de la mano o causa desconocida.
Fase de artrosis de la TMC (pinzamiento articular) → subluxación/desaparición de la silla de montar por
aplanamiento de carillas articulares. Es frecuente la formación de osteofitos en el borde cubital del trapecio,
lo que provoca un desplazamiento lateral del resto de la columna del pulgar. El pulgar adquiere forma de Z y
una vez consolidada esta deformación, las pinzas término-terminal y polidigital no pueden realizarse de
forma normal.
Fase de artrosis peritrapecial→ se afectan articulaciones vecinas a la TMC del pulgar, con rigidez y
estrechamiento del 1er espacio.
Sucede la claudicación del ABD corto: su aponeurosis se fibrosa y se retrae, contribuyendo al cierre del 1er
espacio. Además, se genera la hiperextensión de la articulación IF para compensar.
Tratamiento Quirúrgico:
Las indicaciones para una intervención quirúrgica incluyen: presencia de dolor, deformidad y/o debilidad que
interfiere con actividades de la vida diaria y que no responde a tratamiento conservador (medicación con
antiinflamatorios, infiltración intraarticular con esteroides, inmovilización de la mano o el antebrazo
incluyendo el pulgar con una espica y un acondicionamiento isométrico de la musculatura tenar).
Trapeciectomía→ también se conoce como artroplastia por distracción y hematoma (ADH). Implica la
extirpación del hueso trapecio, y su principal objetivo es aliviar el dolor del pulgar. Procedimiento:
Se realiza una incisión longitudinal o curvilínea a lo largo del borde radial de la muñeca, a la altura de la
base del 1er metacarpiano.
Identificamos las ramas cutáneas del nervio radial y se separan de forma cuidadosa.
Liberamos el 1er compartimento dorsal extensor e identificamos el espacio entre los tendones: abductor
largo del pulgar y extensor corto del pulgar.
Se identifica la rama dorsal de la arteria radial en la tabaquera anatómica, la cual es disecada y separada
del campo quirúrgico.
Realizamos una incisión longitudinal de las partes blandas sobre el trapecio. Es preferible realizar la
capsulotomía (incisión en la cápsula articular), creando dos colgajos dorsal y volar.
Exponemos el trapecio, la base del primer metacarpiano, la articulación y las articulaciones
trapecioescafoidea y escafotrapezoidea.
Colocamos 2 puntos de sutura sobre los bordes capsulares, para realizar la reconstrucción de la cápsula.
Se realiza una osteotomía (corte quirúrgico) en cruz del trapecio utilizando una sierra oscilante y/o escoplo.
Se extirpa el trapecio. Se extirpan todos los fragmentos óseos y los cuerpos libres existentes. También
debemos resecar los osteofitos con un tamaño considerable de la base del 1er metacarpiano.
Se aplica una tracción longitudinal del pulgar con una ligera pronación.
Se estabiliza el 1er metacarpiano con el 2do mediante la utilización de una o dos agujas de Kirschner de
forma percutánea. Se comprueba la posición del pulgar, de tal manera que exista un espacio adecuado
entre la base del 1er metacarpiano y el escafoides.
Se repara la cápsula articular y el resto de estructuras de forma rutinaria.
Se coloca un yeso corto con inclusión del pulgar, permitiendo la movilidad de la articulación interfalángica
del pulgar. 2 semanas después de la cirugía, se realiza una cura de la herida y se retiran las suturas. Es
necesario continuar la inmovilización incluyendo el pulgar durante 5 o 6 semanas, periodo en el cual las
agujas de Kirschner son retiradas. Comenzamos un programa de movilidad activa, en este periodo adicional
de 2 semanas luego de la retirada del yeso.
Para poder recopilar estos datos se utilizan herramientas de evaluación como: el Índice de Katz, la historia
clínica, entrevista personal y observación de la función o disfunción que presenta el paciente. Una vez
recopilada y analizada la información, el TO diseña un plan de tratamiento acorde al paciente:
Enseñar al paciente pautas de economía y protección articular: evitar posturas sostenidas que lleven a
aumentar el dolor y/o rigidez de la articulación afectada, utilizar una postura correcta para evitar que se
cargue la articulación, modificar aquellos movimientos que perjudican la funcionalidad/movilidad de la
articulación.
Entrenar el uso de adaptaciones y/o productos de apoyo: se debe seleccionar los productos de apoyo más
adecuados, es decir, aquellos que protejan la articulación afectada y que facilite la realización de sus
actividades cotidianas. Una vez seleccionados, se debe entrenar al paciente para que haga una correcta
utilización del producto (mangos de los objetos engrosados, atril de lectura, abrochador de botones,
bastones, alfombrillas antideslizantes, etc.)
Diseño de actividades funcionales: teniendo en cuenta el estilo de vida, el grado de autonomía, el nivel de
dolor y la fase de la enfermedad en la que se encuentra el paciente, se realizan actividades que mejoren y
mantengan la funcionalidad/movilidad de la articulación sobre la que vamos a trabajar.
Adaptación del entorno: adecuamos el domicilio del paciente con el fin de facilitar su autonomía a la hora de
realizar sus actividades diarias. Asesoramos para que coloque los objetos de tal manera que le resulte fácil
y cómodo alcanzarlos, elimine alfombras/ objetos que no necesite y que sean un obstáculo en su
desplazamiento por el domicilio, coloque ruedas a los muebles con el fin de que los pueda mover con mayor
facilidad, etc.
Elaboración de ortesis: en función del grado de deformidad y enfermedad en el que se encuentre, así como
la limitación que presente en la realización de sus actividades diarias, diseñamos ortesis personalizadas
para el paciente.
ENFERMEDAD DE KIENBOCK:
La Enfermedad de Kienböck, (Kienbock) o necrosis aséptica (avascular) del semilunar carpiano: Es un
estado clínico debido a la falta de irrigación sanguínea del hueso semilunar del carpo, que como
consecuencia produce alteraciones morfológicas del semilunar, caracterizado por el dolor y la disminución
de la función articular de la muñeca en grado variable, y generalmente progresivos. Su evolución es lenta, lo
que hace que requiera un seguimiento durante años.
La enfermedad se produce por la destrucción del tejido óseo (osteonecrosis) del hueso semilunar del carpo.
La alteración del hueso se produce como consecuencia de inflamación, lesión o más frecuentemente,
fractura del mismo que da lugar a una osteocondrosis (reblandecimiento del hueso). Los síntomas de la
necrosis avascular son:
● Dolor de muñeca, asociado con inflamación de la sinovial
● Limitación de la movilidad
● Disminución de la fuerza de agarre
● Aumento del grosor de la muñeca por la acumulación del líquido en la zona (edema).
● Limitación funcional.
La enfermedad es frecuente en personas entre 20 – 40 años, trabajadores manuales, generalmente con
afectación de la mano dominante y raramente se presenta bilateralmente. Clínicamente presentan dolor en
el dorso de la muñeca, disminución del arco flexo – extensión y disminución de la fuerza.