La Historia de Los Judíos
La Historia de Los Judíos
La Historia de Los Judíos
Grupo: 01T
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Tabla de contenido
1. Introducción ..................................................................................................................2
2. Los hebreos en Canaán .................................................................................................4
2.1 Las doce tribus ........................................................................................................4
2.2 El Éxodo .................................................................................................................5
3. La Monarquía ...............................................................................................................8
3.1 El reinado de David ................................................................................................8
3.2 El reinado de Salomón ............................................................................................9
3.3 El reino dividido....................................................................................................10
3.4 La caída de Jerusalen a manos de Nabucodonosor ...............................................12
4. El destierro ..................................................................................................................12
4.1 La vida en Babilonia .............................................................................................12
4.2 El regreso a Jerusalen ...........................................................................................13
4.3 La diáspora ...........................................................................................................14
4.4 El periodo de los Asmoneos ................................................................................15
4.5 Aparición del cristianismo ....................................................................................16
4.6 La gran revolución................................................................................................17
4.7 Barcokebas............................................................................................................17
5. Judíos después del exilio ............................................................................................18
5.1 El desarrollo de la religión en el exilio .................................................................18
5.2 La tolerancia islámica ...........................................................................................19
5.3 Los judíos en la España medieval .........................................................................20
6. Los judíos en la edad moderna ...................................................................................22
6.1 La Reforma protestante y la Revolución francesa.................................................22
6.2 La persecución en Europa oriental.......................................................................22
6.3 Los judíos en America...........................................................................................23
6.4 La vida en Europa..................................................................................................24
6.5 Antisemitismo........................................................................................................25
7. Inmigración a Palestina y creación del estado de Israel.............................................27
8. Conclusiones ...............................................................................................................27
9. Referencias bibliograficas ..........................................................................................28
1. Introducción
Judíos, término que en la actualidad se utiliza como
sinónimo de hebreos e israelitas. Sin embargo, tanto en el
plano histórico como en el étnico, estos nombres tienen
significados distintos. En cuanto término histórico general,
la palabra hebreo no posee connotación racial, por lo que se
aplica a las tribus nómadas semitas que vivieron en el
Mediterráneo oriental antes del 1300 a.C.
En la historiografía judía, este término se ha aplicado a
aquellas tribus que aceptaban a Yahvé como su único Dios,
desde su origen hasta que conquistaron la antigua
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Palestina, llamada Canaán, y que en el 1020 a.C. se
transformaron en una nación unida bajo un rey.
El término israelita hace mención a un grupo nacional y
étnico específico, descendiente de los hebreos y unido por
lazos culturales a través de su religión. Para los
historiadores, este término se refiere a esta comunidad
desde la conquista de Canaán hasta que el rey asirio
Sargón III (que reinó entre los años 722-705 a.C.) destruyó
el reino de Israel en el 721 a.C.
El término judío designa a un tercer grupo, por su identidad
cultural descendiente de los dos anteriores, desde los
tiempos de su retorno de la cautividad de Babilonia hasta la
actualidad. La palabra proviene del término hebreo yehudí,
que en un comienzo servía para nombrar a los miembros de
la tribu hebrea de Judá; más tarde pasó a ser Judea, nombre
que se aplicaba al reino judío y, por extensión, a todo
habitante de Judea.
Los judíos modernos, más que una raza, son miembros de
una comunidad o asociación étnica independiente que, a
pesar de haber tenido que enfrentarse a terribles e
incesantes persecuciones, ha logrado mantener su
identidad durante casi diecinueve siglos: desde la
disolución final de la provincia romana de Judea en el
135 d.C., hasta el establecimiento del moderno Estado de
Israel en 1948. En 1970, el Kneset o Parlamento israelí
adoptó una legislación en la que se definía al judío como el
nacido de madre judía o convertida al judaísmo. La
impresionante tenacidad de los judíos al defender su
identidad es fruto, en primer término, de la estricta
fidelidad al judaísmo; la historia de los judíos está unida de
forma inseparable a su religión. Ésta regula cada uno de los
aspectos de la vida judía, guía la educación de los más
jóvenes e incluye, dentro de sus doctrinas tradicionales, la
fe y la esperanza para la fundación de un reino mesiánico. A
pesar de que durante el siglo XIX hubo movimientos
reformistas que comenzaron a afectar al judaísmo
tradicional, todas las comunidades se mantuvieron unidas,
lo que demuestra hasta qué punto las generaciones
anteriores se habían mantenido fieles a las leyes del
judaísmo. Junto a esa devoción religiosa, es de destacar el
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alto valor que conceden al aprendizaje, considerado como
parte de la adoración a Dios.
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parentesco de sangre: las de Rubén, Simeón, Leví y Judá
eran parientes directos, ya que provenían de la misma
madre. Las tribus de Aser y de Gad (nombres de
descendientes de sirvientes) eran tribus subordinadas. Otro
ejemplo de una historia tribal relatada como experiencia
personal es la de la alianza entre Jacob y Labán (Gén.
31,44-54), que se interpreta, según la crítica bíblica, como
un antiguo acuerdo entre tribus hebreas y sirias para
delimitar las fronteras de sus tierras de pastoreo al norte de
Gilead.
2.2 El Éxodo
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parentesco. No existen vestigios arqueológicos del éxodo, ni
siquiera en los monumentos egipcios, probablemente
porque los hebreos egipcios no eran un número
significativo, y no causó gran trascendencia en Egipto.
Arca de Alianza
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a los derechos individuales, a la moralidad sexual y a la
importancia de la igualdad entre todos los miembros de la
comunidad. La principal característica de los semitas
nómadas era la del respeto a los derechos individuales y el
amor por la libertad; estas características, sumadas al
concepto de un Dios creador, legislador y rey, pasaron a
formar parte de la religión de Israel, y más tarde de su
teoría política.
La conquista de Canaán durante el II milenio a.C. fue
consumada tanto con pactos y alianzas con los habitantes
de la zona como por las armas. Además, los invasores
tuvieron una oportunidad única para imponer su dominio:
los imperios egipcio, hitita y sumerio ya no tenían el poder
de antaño; y el asirio, eventual gran competidor, no
contaba aún con fuerzas suficientemente organizadas. Bajo
el mando de Josué, sucesor de Moisés, las tribus de Yahvé
cruzaron el río Jordán, conquistaron Jericó y sus
alrededores, y se establecieron en el oeste de Palestina. A
pesar de que por número no superaban a la población
autóctona de Canaán, las tribus de Yahvé estaban unidas
por un pacto religioso, por el hecho de tener un origen
común y por su sueño democrático. Durante el periodo de
los jueces (líderes civiles y militares), los hebreos,
conocidos ya como israelitas, lograron asegurar sus tierras.
Tuvieron que defenderse de las invasiones de los moabitas,
de los madianitas,
y sobre todo de los
filisteos, quienes
habían emigrado
de los territorios
bañados por el Egeo.
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Escenas del libro de Josue
3. La Monarquía
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Reino de David
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el sureste, Edom organizó una revuelta que tuvo éxito;
Damasco, en el noroeste, se independizó de la influencia
israelita. El sentimiento de opresión por la sujeción a las
leyes de Salomón, y su estilo de vida tan refinado, entraban
en contradicción con las austeras tradiciones nómadas de la
religión israelita y su ideal democrático. Como resultado de
esto, después de la muerte de Salomón, alrededor del año
931 a.C., el reino se dividió.
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bajo su reinado se vivió un periodo de paz. Cuando
ascendió al poder Ajab, su hijo y sucesor, Israel se vio
sacudido por luchas internas, producto de una cuestión tan
vital como era la religión. La mujer de Ajab, Jezabel,
princesa de Tiro, trató de incorporar el dios fenicio Melkart a
la religión de Israel. Mucho tiempo antes se habían estado
introduciendo distintas influencias idólatras en los dos
reinos hebreos, pero la osadía de Jezabel causó fuertes
protestas entre el pueblo. El descontento tenía carácter
político y religioso a la vez, pues en el sistema ético de la
ley mosaica, gobierno y culto tenían peso similar, y ello
podía dar lugar a que la autocracia fuera considerada como
un grave pecado. Una serie de profetas se encargaron de
agitar las conciencias de los israelitas. En el reino del norte,
Elías, Eliseo, Amós y Oseas hicieron un llamamiento en
favor de la vuelta a los severos principios democráticos del
desierto. En Judá, Isaías y Miqueas condenaban
enérgicamente la idolatría y la ostentación de las riquezas.
A los conflictos religiosos se añadieron los militares. En el
siglo VIII a.C., el poder de los asirios creció hasta llegar a
dominar Oriente Próximo, avanzando hasta las fronteras de
los estados en conflicto, para quienes la invasión y el
desastre resultaron inevitables.
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procedentes de Mesopotamia, que rápidamente adoptaron
la religión israelita y se convertirían en la secta conocida
como samaritanos. A pesar de que el reino de Judá pasó a
ser tributario de Asiria, mantuvo su independencia nominal
durante otros 135 años.
4. El destierro
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formada por los judíos deportados en el 597 a.C. y por otros
que ya se habían establecido en la zona desde la caída del
reino de Israel en el 721 a.C. Bajo el liderazgo del sacerdote
y reformador Ezequiel, la comunidad babilónica pudo
mantener su identidad sustituyendo la patria política por
otra espiritual. El ritual ocupó un lugar prominente dentro
de la religión, con el fin de gobernar así la vida de los
exiliados. Los escribas comenzaron a fijar por escrito las
tradiciones del pueblo, y esos textos se convertirían en los
libros de la Biblia. El culto que anteriormente se había
realizado en el Templo fue sustituido por la oración en
grupo. Un profeta anónimo al que se ha llamado Isaías,
cuyos discursos forman la segunda parte del libro bíblico de
Isaías, se encargó de alentar en los exiliados una fe en una
nueva vida, en una nueva y reconstruida Jerusalén.
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teocracia. Las labores de reconstrucción fueron lentas y,
aproximadamente en el 445 a.C., Nehemías (protegido del
rey Artajerjes I de Persia, quien reinó entre 465-425 a.C.)
recibió autorización expresa para reconstruir la ciudad. Bajo
su dirección Jerusalén volvió a ser una gran ciudad. Durante
este periodo la comunidad babilónica, habiendo oído
noticias referentes a la falta de disciplina religiosa en
Jerusalén, decidió enviar a Esdras, un famoso maestro y
escriba, para que introdujera las necesarias reformas
religiosas. A mediados del siglo IV, Judea se había
convertido en un país organizado según unas estrictas
doctrinas religiosas, y dominado por una casta sacerdotal
muy poderosa. La Torá (o ‘Ley’, es decir, el Pentateuco) rigió
la vida cotidiana de los judíos; durante este tiempo, los
escribas y los maestros de la Ley dieron su forma definitiva
a las Sagradas Escrituras.
4.3 La diáspora
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como a la cultura, tuvo una fuerte influencia sobre la
comunidad judía.
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Lo mismo que sus predecesores, el reino judío de los
Asmoneos tuvo que enfrentarse a conflictos generalizados
entre las distintas facciones. Durante el siglo I a.C. se libró
una guerra civil entre los hermanos Hircano II y Aristóbulo II,
que rivalizaban por el trono de Judea. Antípatro, un idumeo
que simulaba apoyar a Hircano, se confabuló con el general
romano Pompeyo el Grande para que le ayudara a resolver
la crisis a su favor, comprometiéndose a hacer de Judea un
Estado dependiente del Imperio romano. Las legiones
romanas entraron en Jerusalén en el año 62 a.C.; y en el
47 a.C. el reino de Judea pasó a estar bajo el control
absoluto del ahora procurador Antípatro. Su hijo Herodes el
Grande se convirtió en rey en el año 37 a.C.
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4.6 La gran revolución
4.7 Barcokebas
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su derrota como una calamidad; los segundos la veían
como una clara manifestación de que Dios había
abandonado a los judíos y había hecho de los cristianos los
verdaderos portadores de la gracia divina. Durante los tres
primeros siglos de la era cristiana, el cristianismo aumentó
mucho su influencia. Después del 313, año en que el
emperador romano Constantino I el Grande aceptó la nueva
religión tanto para él como para el Imperio, se
generalizaron la expansión del cristianismo y la persecución
de los judíos.
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que recibía el nombre de exilarca. Las dos academias
babilónicas de Sura y de Pumbedita lograron gran
renombre.
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indias que musulmanes y judíos tradujeron y estudiaron en
la España medieval, en un periodo dominado en el resto de
Europa por el oscurantismo cultural.
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Eduardo I de Inglaterra redujo a la miseria y expulsó de la
isla a los judíos ingleses. El rey Carlos VI de Francia siguió
su ejemplo en 1394, terminando prácticamente así con la
presencia de los judíos en este país hasta la Revolución
Francesa. Durante el periodo de expansión de la peste
negra (siglo XIV), las masacres de judíos se hicieron
comunes por toda Europa, al culpárseles de haber causado
la plaga mediante el envenenamiento de los pozos de agua.
En la península Ibérica los judíos sufrieron persecuciones
periódicas, que en ocasiones dieron lugar a conversiones
masivas. En muchos casos estas conversiones eran
meramente externas; surgió una clase de conversos
llamados marranos, que si bien profesaban la religión
cristiana en público, seguían fieles al judaísmo en secreto.
La Inquisición, creada en 1478, persiguió a estos conversos;
y en 1492 todos los judíos que no aceptaron el bautismo
fueron expulsados de España. También fueron expulsados
de Portugal en 1497.
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6. Los judíos en la edad moderna
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tenían muy restringido su acceso a la educación y al
ejercicio de determinadas profesiones. Además, el gobierno
imperial respaldó e incluso financió los pogromos (ataques
que se llevaban a cabo periódicamente contra las
comunidades judías), con el fin último de desviar a otros
cauces el descontento y el rechazo popular del sistema
feudal que aún imperaba en Rusia a finales del siglo XIX. El
gobierno institucionalizó severas medidas contra los judíos
y trató de impedir la posible influencia de éstos entre el
resto de la población. Eran ellos quienes estaban
importando a Rusia conocimientos e ideas procedentes de
la Europa occidental. Esta violenta persecución duró hasta
la Revolución Rusa, que puso fin al régimen zarista en 1917.
Como resultado de los pogromos, unos 2 millones de judíos
emigraron desde las zonas bajo dominio ruso a Estados
Unidos entre 1890 y finales de la I Guerra Mundial. Otros
grupos de judíos emigraron desde la Europa oriental y se
establecieron en Canadá, Sudamérica (especialmente en
Argentina), Sudáfrica y Palestina.
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emigración a gran escala cesó en 1924, cuando entraron en
vigor las restricciones impuestas por un sistema de cupos
de entrada. En Argentina los primeros grupos de judíos
surgieron hacia 1868. Más tarde (1912-1917), debido a la
desintegración del Imperio otomano y a la persecución
musulmana, llegaron nuevos contingentes tanto a territorio
argentino como mexicano, particularmente a la zona de
Puebla y Yucatán. Hacia 1941 se produciría una nueva
oleada en todo el continente americano de gentes que
huían de la persecución nazi.
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La comunidad judía experimentó durante el siglo XIX un
renacimiento cultural conocido como Haskalá (Ilustración).
Comenzó en Europa oriental; y una vez más los judíos
empezaron a escribir en hebreo, a interesarse por la nueva
ciencia de Darwin y de Thomas Huxley y también a estudiar
la Biblia, para poder dar una interpretación científica a la
Sagrada Escritura. Se publicaron novelas, poesías e historia
en hebreo, que volvió a ser una lengua viva. Se dignificó el
uso del yidish entre los judíos de Europa oriental, debido a
que había sido usada como lengua literaria en los trabajos
de importantes escritores como Mendele Mokher Sefarim,
Shalom Aleichem, Isaac Leib Peretz y Sholem Asch. El
renacimiento cultural de la Haskalá, que era
específicamente judío, fue muy importante para el
resurgimiento de la esperanza en un retorno a lo que
consideraban su propia tierra, Palestina, guiándose por lo
que indicaban sus estudios de la herencia judía.
6.5 Antisemitismo
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D
u ran
t el
a pri
m er
a mi
t ad
del
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Yad Vashem, Jerusalén
8. Conclusiones
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- Los judíos son miembros de una comunidad o asociación
étnica independiente que, a pesar de haber tenido que
enfrentarse a terribles e incesantes persecuciones, ha
logrado mantener su identidad durante casi diecinueve
siglos.
9. Referencias bibliograficas
1. Armstrong, Karen. Una historia de Dios: 4.000 años de búsqueda en el judaísmo, el
cristianismo y el islam. Barcelona: Círculo de Lectores, 1996. Interesante análisis
comparativo de las grandes religiones monoteístas.
3. Küng, Hans. El judaísmo: pasado, presente y futuro. Madrid: Editorial Trotta, 1993.
Interesante análisis del judaísmo, realizado por un teólogo católico.
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