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Suicidio y Víctimas de Acoso Escolar
Suicidio y Víctimas de Acoso Escolar
Suicidio y Víctimas de Acoso Escolar
ESCOLAR
1. Justificación
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la población acerca de las graves consecuencias que el acoso escolar deja en
los agentes implicados en él, así como en el sistema educativo y en el resto de
la sociedad, la cual debe reflexionar sobre el papel que toma la violencia en la
vida de las personas.
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2. Marco teórico e introducción
2.1. Acoso escolar
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existentes. Sin embargo, varias investigaciones han realizado estudios sobre
este aspecto para conseguir una mayor aproximación al fenómeno que acontece
en los centros educativos, encontrándose entre ellas la asociación Save the
Children, que junto a la Agencia Española de la Cooperación Internacional para
el Desarrollo, publicó en el año 2016 un informe denominado “Yo a eso no juego”
en el que se realizaba una encuesta a 21.500 menores, de edades comprendidas
entre los 12 y 16 años de Educación Secundaria Obligatoria, obteniendo una
serie de datos muy interesantes y relevantes para el tema objeto de este trabajo.
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Por otro lado, al hablar de acoso escolar, es fundamental remarcar que es un
fenómeno que puede adoptar y manifestarse de diversas formas, mediante
agresiones físicas, verbales, sexuales, sociales y mediante ciberacoso.
Por otro lado, el acoso social, menos conocido, pero con unas consecuencias
muy graves para las víctimas, es aquel cuya principal acción reside en la
exclusión social y en conductas en las que se ignora e impide la participación de
las víctimas en diversas actividades, provocando su aislamiento social. Con
respecto al acoso psicológico, es aquel que atenta de manera directa a la
autoestima de la víctima mediante actitudes de persecución, manipulación y
chantaje, entre otras, encontrándose muy presente en todas las formas de acoso
escolar existentes. (González, et al., 2017; Cuesta, 2016).
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2.2. Agentes del acoso escolar
Por otro lado, hay estudios que demuestran la importancia existente en torno al
papel que juegan las familias en el proceso del bullying, destacando como
factores de riesgo tanto para agresores como para víctimas la existencia de
problemas relacionados con la comunicación familiar, la presencia de ambientes
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familiares conflictivos y estilos educativos autoritarios, así como el uso de la
disciplina física (De la Plaza y González, 2019).
Nota. Extraído de: De la Plaza y González (2019); García et al., (2013); Felipe et al., (2013);
Castro (2011).
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problemas académicos como absentismo escolar y el incremento de
sentimientos relacionados con la insensibilidad y la crueldad. (Oñate y Piñuel,
2006; Vanderbilt y Augustyn, 2010; Vázquez, 2015; Donoghue y Meltzer, 2018;
Vergara, Gordon, Cosby y Hope, 2018, como se citó en De la plaza y González,
2019).
Por último, con respecto a los espectadores, los estudios revisados coinciden en
el importante papel que tienen en el proceso del acoso escolar, pudiendo
transformar el curso del fenómeno, disminuyendo la frecuencia en la que ocurre
mediante el apoyo y ayuda a la víctima, o aumentándolo reforzando las actitudes
del agresor (Salmivalli, Voeten y Poskiparta, 2011).
Según este autor, los espectadores pasivos son aquellas personas conocedoras
de la situación que no verbalizan ni denuncian el acoso por miedo a convertirse
en las próximas víctimas, mientras que los espectadores antisociales son
aquellos alumnos altamente influenciables que realizan un acompañamiento a
los acosadores en las agresiones. Con respecto al espectador reforzador, se
corresponde con aquellos alumnos que participan en la agresión de manera
indirecta, observándola, aprobándola e incitando a que se cometan dichos actos.
Por último, los espectadores asertivos son aquellos que se encuentran en contra
del agresor o agresores haciéndoles frente en ocasiones y apoyando a las
víctimas.
Los espectadores no son ajenos a las consecuencias que el acoso escolar trae
consigo, siendo un fenómeno que puede repercutir también en su salud mental
y futuras relaciones sociales mediante el desarrollo de sentimientos de culpa,
sumisión, ansiedad, insolidaridad, miedo, pérdida de empatía y desensibilización
con respecto al dolor ajeno (Acevedo y Cuellar, 2020).
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Estos agentes pueden terminar por realizar valoraciones de carácter positivo
hacia las conductas violentas y modelar su propia conducta, llegando a colaborar
con los agresores y albergando el riesgo de adoptar el rol de acosador mediante
el proceso conocido como contagio social. Aunque no es el único caso que se
puede dar, ya que una misma persona puede adoptar más de un rol dentro del
proceso de acoso escolar, teniendo un mayor riesgo de presentar una
sintomatología psicopatológica que aquellas personas que únicamente
presentan un rol o que no han participado en el fenómeno.
(Felipe et al., 2013).
2.3. Suicidio
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Figura 1. Las diversas formas del suicidio
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Hombres Mujeres
Menores de 15 De 15 a 29 años Menores de 15 De 15 a 29 años
años años
4 203 3 65
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