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TEMA 1Geografía2Bach

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TEMA 1. ESPAÑA EN SU CONTEXTO Y DIVERSIDAD REGIONAL.

El proceso de organización político-administrativa de España. Las Comunidades Autónomas y


regiones. Desequilibrios regionales. España en la UE. España en el mundo: coordenadas.

1. EL PROCESO DE ORGANIZACIÓN POLÍTICO-ADMINISTRATIVA DE ESPAÑA.

España es uno de los estados más antiguos de Europa y, sin embargo, sigue la discusión sobre su
identidad e incluso sobre su unidad. En la base de la discutible unidad de España se podrían encontrar razones
geográficas. España es, ante todo, un país de contrastes geográficos, casi un continente en miniatura. Su
territorio está muy compartimentado por el diseño del relieve, y su diversidad potenciada por la variedad
física (litológica, edáfica, climática, biogeográfica...) y humana (desigual reparto de población y actividades
económicas, notable oposición entre el interior y la periferia...) En definitiva, una geografía que favorece más
las diferencias que las uniformidades.
También la historia ejerce el mismo papel. El carácter de España como encrucijada geográfica –
entre dos mares y dos continentes- le permitió ser lugar de paso o llegada de numerosos pueblos y
culturas (fenicios, griegos, cartagineses, romanos, judíos, musulmanes...) que han dejado su influencia.
Nuestra riqueza cultural tiene mucho que ver con todo ello pero, a cambio, se han potenciado las diferencias
que contribuyen a la falta de vertebración de España. Así resumimos la historia de la organización territorial:
La primera organización territorial general de España llega cuando Roma divide Hispania en dos provincias: Citerior y
Ulterior. Más tarde, Augusto define tres provincias: Bética, Lusitania y Tarraconensis, subdivididas administrativamente en
conventos jurídicos. Esta división es el origen de futuros territorios con personalidad propia: Andalucía, Aragón, Cataluña-Valencia y
Extremadura. En el Bajo Imperio Hispania se articuló en seis provincias: Bética, Lusitania, Tarraconensis, Cartaginensis, Gallaecia y
Balearica. Más tarde los Visigodos imponen una división provincial que es casi un calco de la romana.
La invasión musulmana inició un largo proceso de casi ocho siglos durante los cuales el “mapa de España” está sometido a
continua transformación, como resultado de la Conquista, Reconquista y las complejas relaciones entre Al-Andalus y los
diferentes reinos cristianos El reinado de los Reyes Católicos se ha venido considerando como el inicio definitivo de la unidad de España,
pero ello es muy matizable. Cada reino conservó sus Cortes e instituciones, su moneda… y, tras la muerte de Isabel, sólo razones
dinásticas explican que ambos reinos volvieran a unirse bajo el emperador Carlos.
Entre los siglos XVI y XVII la estructura político-territorial de España seguía sin ser unitaria. Castilla, Aragón y Navarra
mantuvieron sus instituciones (dentro de la Corona de Aragón se repetía la situación entre los reinos de Aragón, Valencia y
Mallorca) y continuaba la multiplicidad de jurisdicciones y privilegios forales. La situación cambia al llegar los Borbones. Los decretos
de Nueva Planta suprimieron las leyes e instituciones propias del reino aragonés e implantan un modelo centralizado, lo que lleva a
modificaciones en el diseño territorial.
No será hasta 1833 cuando se produzca la definitiva desaparición de los reinos como entidades
administrativas. Entonces, Javier de Burgos creó la aún vigente división provincial (49 provincias que se
convirtieron en 50 en 1927 al dividirse la de Canarias en dos).
Será en 1978 cuando, amparándose en el título VIII de la Constitución, se inicia la reordenación
territorial que da al país el actual diseño autonómico, que no introduce grandes cambios en el diseño
territorial, ya que 11 de las 13 antiguas regiones permanecen invariables. Los principales afectaron a
Castilla la Vieja (nombre que tenía antes de unirse a León para formar Castilla-León) que pierde Santander y
Logroño, que pasan a crear las comunidades de Cantabria y La Rioja. De Castilla La Nueva se separó Madrid, que
quedó también como comunidad uniprovincial, aunque la pérdida se compensó con la incorporación de
Albacete, a su vez, desgajada de Murcia, que quedó también como Comunidad autónoma uniprovincial.

2. LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS Y REGIONES.

La estructura de España en Comunidades Autónomas se recoge en la actual Constitución. Una


comunidad autónoma es una entidad territorial dotada de autonomía legislativa y competencias
ejecutivas, así como de la facultad de administrarse mediante sus propios representantes.
La Constitución de 1978 preveía dos formas de constituirse en comunidad autónoma: la llamada vía
rápida, establecida en el artículo 151, a la que se acogieron Cataluña, País Vasco, Galicia y Andalucía; y la
vía lenta, según lo dispuesto en el artículo 143, que siguieron el resto de comunidades.
La Constitución establece que las comunidades tienen competencias exclusivas en diversos
asuntos: políticas (organizar sus instituciones de autogobierno); económicas (agricultura, ganadería, pesca,
comercio…); en infraestructuras y transportes (carreteras, ferrocarriles, puertos, aeropuertos…) y en
ordenación del territorio (urbanismo, medio ambiente y vivienda); sociales, sanitarias y culturales, deportivas y
de ocio (museos, bibliotecas, turismo, etc.).
Al generalizarse las autonomías la provincia perdió la importancia que antes tenía y se convirtió
en el ente que agrupa a los municipios, a la vez que se revalorizaban las comarcas en el interior de cada
autonomía, al quererse potenciar el valor económico o turístico de comarcas que hasta ahora habían
sido infravaloradas. En algunas CC.AA., como Cataluña, las comarcas tienen poder administrativo, mientras
que en otras, como Andalucía, son denominaciones de zonas geográficas con características físicas comunes.
3. DESEQUILIBRIOS REGIONALES.

3.1. Contrastes regionales.


La simple visión del mapa autonómico nos muestra grandes contrastes: comunidades muy
pequeñas frente a otras que superan en tamaño a Portugal (Castilla-León); comunidades uniprovinciales y
otras que reúnen 8 o 9 provincias (Andalucía y Castilla-León). Las comunidades autónomas litorales disponen
de mejores condiciones geográficas y mayores recursos (costas, climas, suelos…), lo que ha favorecido el
desarrollo de determinadas actividades (industria, turismo, agricultura intensiva…), estimulado su crecimiento
demográfico y potenciado su desarrollo económico. Por contra las comunidades interiores presentan peores
condiciones naturales: climas continentalizados, orografía compleja, suelos de poca calidad… Por eso suelen
ser las zonas menos densamente pobladas (salvo Madrid) y las peor dotadas de infraestructuras y tejido
industrial.
En este panorama tienen mucho que ver la historia y determinadas decisiones políticas, pero también
los factores geográficos naturales. Todos estos factores, entrecruzados, han creado importantes
desequilibrios, evidentes en los capítulos demográfico, económico y social.

3.2. Desequilibrios demográficos.


La población se distribuye muy desigualmente sobre el territorio. La densidad media para España es de
93 hab/km2, pero con grandes diferencias entre comunidades y provincias: de los más de 750 hab/km2 de
Madrid a los 25 hab/km2 de Castilla-La Mancha.
Hay un fuerte contraste entre un litoral muy poblado y un interior semivacío. La prueba es que casi la
mitad de la población se concentra en sólo 4 comunidades autónomas: Andalucía, Cataluña, Madrid y
Valencia; mientras en la España interior hay grandes zonas con bajas densidades. Las fuertes densidades
de la periferia se acentúan sobre todo en las comunidades autónomas mediterráneas y las principales islas,
frente a las que encontramos un progresivo vacío del interior, salvo en zonas como Madrid y su entorno y los
ejes del Ebro y del Guadalquivir. El contraste se da también en los comportamientos demográficos: al mayor
crecimiento natural de Murcia, Madrid, Andalucía… se opone el crecimiento negativo de la Cornisa
Cantábrica, Galicia o Castilla-León.

3.3. Desequilibrios económicos y sociales.


Los desequilibrios económicos entre las regiones españolas no son recientes, ya que comenzaron
con el inicio de la industrialización en el siglo XIX, al concentrarse el desarrollo industrial y económico en
una pocas áreas del país (Cataluña, País Vasco, Asturias y Madrid). Estas diferencias se agudizaron con el
segundo proceso industrializador y el auge del turismo de los años sesenta del siglo XX.
Uno de los indicadores más significativos de las desigualdades entre comunidades autónomas es
la aportación al PIB: casi el 60% de la producción la proporcionan Cataluña, Madrid, Andalucía y la
Comunidad Valenciana, que también son las comunidades con mayor población.
El valor absoluto de la producción no permite conocer el nivel de vida de la población, y por ello el
grado de desarrollo de cada región se mide de forma más indicativa a través de la renta per cápita, que
relaciona el PIB de cada comunidad con su número de habitantes. Analizando la renta per cápita, Cataluña
y Madrid se sitúan en primer lugar, seguidas de Navarra, Baleares, País Vasco y La Rioja. Por otro lado, Ceuta,
Melilla, Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha, Galicia y Murcia son las comunidades con renta per cápita
más bajas. Se puede decir, de manera general, que las comunidades autónomas más desarrolladas coinciden
con aquellas en las que el sector secundario y el terciario tienen un peso importante, y las menos desarrolladas
las que tienen un sector primario todavía significativo.

4. ESPAÑA EN LA UNIÓN EUROPEA.

Los desequilibrios territoriales entre regiones en España se han convertido desde hace muchos
años en un importante problema, que sigue necesitando diferentes políticas correctoras: las políticas
regionales españolas, las políticas regionales de la UE y las actuaciones relacionadas con la ordenación del
territorio.
4.1. Las políticas regionales en España
Antes de 1978 las políticas regionales para combatir los desequilibrios territoriales no
comenzaron como tales hasta la puesta en marcha de los Planes de Desarrollo, en la década de los sesenta del
siglo XX. Estos planes se basaban en la industria como motor de desarrollo y fomentaban las industrias s
en las áreas menos industrializadas con diversos tipos de incentivos con los llamados Polos de Desarrollo.
Con la Constitución de 1978 y la nueva división administrativa en autonomías, las políticas regionales
pasan a depender en gran parte de los gobiernos autónomos y de las administraciones provinciales y
municipales. A partir de este momento la política se encamina a lograr un desarrollo regional equilibrado, que
favorece a las regiones más periféricas y fomenta el desarrollo endógeno, el empleo, las infraestructuras o la
innovación tecnológica. Hasta 1988 las políticas regionales para la corrección de desequilibrios territoriales
estarán enmarcadas por la reestructuración industrial posterior a la crisis económica de los años setenta.
Principalmente se llevaron a cabo a través de dos instrumentos: las Zonas de Urgente Reindustrialización (ZUR)
y la política de incentivos regionales. A partir de 1988 las políticas de incentivos regionales son
complementadas por el Fondo de Compensación Interterritorial (FCI). Hasta 1990 se beneficiaban todas las
CC.AA, pero a partir de entonces se ha reservado exclusivamente a las comunidades con la renta per cápita
inferior a la media, como Andalucía, Galicia, Castilla y León o Extremadura.

4.2. Las políticas regionales de la U.E.


Por otra parte, España forma parte de la UE, por lo que también se integra en la política regional
europea. Se trata de una política de desarrollo regional iniciada en 1975 cuya finalidad es solucionar los
diferentes desequilibrios territoriales, económicos y sociales que existen en la Unión Europea. Para realizar esta
función se lleva a cabo la distribución de recursos de manera coordinada, como pueden ser infraestructuras,
formación, ciencia y tecnología, capital y equipamientos privados.
Los pilares sobre los que se asienta la política regional europea son los fondos estructurales, los
fondos de cohesión y las iniciativas comunitarias.
Los fondos estructurales se establecieron en la UE para favorecer el desarrollo de las regiones
con una renta inferior al 75% de la media comunitaria y para la reconversión socioeconómica de las
zonas agrarias, pesqueras, industriales o urbanas en crisis. Los fondos estructurales más importantes para
alcanzar los objetivos de la política regional de la UE son el FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional), el
FEOGA (Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agraria), el IFOP (Instrumento Financiero de
Orientación Pesquera) y el FSE (Fondo Social Europeo).
Los fondos de cohesión se crearon en 1993 para financiar grandes proyectos de transporte y
medio ambiente en los países menos desarrollados de la UE, que en aquel momento eran Grecia, Portugal,
Irlanda y España.
Las iniciativas comunitarias son programas especiales de la Comisión Europea diseñados para resolver
problemas graves que afectan a toda la UE y cuyos gastos son cofinanciados por los fondos estructurales y los
estados miembros. Es el caso de programas como INTERREG, LEADER, URBAN, etc.
Las políticas regionales de la UE en España han supuesto la recepción de un importante número de
ayudas, especialmente en forma de fondos de cohesión, ya que la mayoría de las regiones españolas
estaban por debajo de la media de las europeas. Estas ayudas han favorecido la disminución de los
desequilibrios interterritoriales entre las CC.AA. al concentrarse en las más desfavorecidas. De todos
modos, España ha dejado de percibir una cantidad importante de ayudas como consecuencia de las últimas
ampliaciones de la UE hacia los países de la Europa del Este, con niveles de renta sensiblemente inferiores a la
media europea y a la española.

5. ESPAÑA EN EL MUNDO: COORDENADAS GEOGRÁFICAS.

Para saber en qué lugar nos hallamos, los geógrafos y los cartógrafos emplean dos conceptos técnicos: la
situación y la posición. Pero aun así, siguen siendo unos conceptos un tanto imprecisos. Hay que afinar más, por
tanto. Por ello, para conocer con mayor exactitud cuál es el sitio exacto en el que se encuentra un punto, los
antiguos geógrafos griegos inventaron dos tipos de líneas para medir los mapas y encontrar con precisión un lugar
en ellos, son los MERIDIANOS Y PARALELOS.
No es fácil localizar un punto concreto en un mapa o plano. Y eso es debido a que, para que sirva y sea útil para
todos, es necesario que nos pongamos de acuerdo y fijemos entre todos un lugar común (sea una línea o un punto
determinado) que sirva de referencia y no haya ninguna duda.
Existe un criterio que todas las personas aceptan. Se trata del paralelo máximo al que denominamos ecuador. Es el
paralelo con mayor longitud de todos los que existen en el globo, de ahí que comúnmente se utilice como referencia
para localizar sobre él la latitud cero grados.
Pero la otra línea necesaria para ubicar cualquier punto en un mapa, la longitud, no ofrece sin embargo una
referencia tan clara para señalar la longitud cero grados. De hecho, no fue posible llegar a un acuerdo sobre esta
cuestión hasta hace poco más de un siglo, cuando una conferencia internacional de geógrafos se reunió en
Washington para tomar una decisión definitiva. En la capital de Estados Unidos, se decidió en 1884, que el meridiano
cero grados que sirviera de referencia para todos los países del mundo, debería ser el que pasaba por Greenwich.
Esta ciudad era en aquella época un pequeño pueblo en las proximidades de Londres en el que se ubicaba el Real
Observatorio Astronómico de Inglaterra, de ahí que fuese el lugar elegido. Hoy día, Greenwich, es un barrio de la
periferia londinense, pero ello no ha hecho que su importancia disminuya lo más mínimo en este sentido.
El meridiano que marca la longitud cero grados también pasa por España, ya que determinados territorios
de nuestro país se encuentran en la misma longitud que Greenwich. En concreto, esa línea de demarcación atraviesa
la Comunidad de Aragón por un punto de la autovía AP - 2 entre Madrid y Barcelona. También pasa por Castellón.

La localización geográfica de España en la red de meridianos y paralelos. Publicado con autorización de la autora: María Luisa de Lázaro y Torres.
IMPORTANTE :España se encuentra situada en el hemisferio norte del planeta, más concretamente en las latitudes medias de la
zona templada. Está situada al suroeste del continente europeo. Aún así, a veces sucede que los propios españoles tenemos una acusada
tendencia a identificar España con la Península Ibérica, pero como comprobarás, esto es un error, ya que las unidades que componen una y
otra son bien diferentes, aunque en ambas se mantenga el territorio de la España peninsular como la parte más importante de ambos
conceptos.

El punto más al norte corresponde con el cabo Estaca de Bares, en A Coruña, a una latitud de 43º 47´ N.
El punto más al este es el ubicado en el cabo Espero, en la isla de Menorca, se encuentra situado a una longitud de 4º 19´ este.
En la península, el lugar más oriental es el cabo de Creus en Girona, con una longitud de 3º 19´ este.
El punto más al sur es la Punta de los Saltos en la isla canaria de Hierro. Se encuentra situada a una latitud de 27ª 30´sur. En la
península, la zona más meridional es la de la Punta de Europa en Tarifa (Cádiz), situada a una latitud de 36ª 00¨sur.
El punto más occidental es la Punta de Orchilla, también en la isla de Hierro. Se encuentra ubicado a 18º 09´oeste. En la
península, el punto más al oeste es el Cabo Touriñán en A Coruña, con una longitud de 9º 17´ oeste.

El territorio de la España peninsular comprende casi la totalidad del territorio español, concretamente el 97.56 %. Sin embargo, ni
los dos archipiélagos canario y balear, ni las islas del mar de Alborán (Alhucemas, Chafarinas, Peñón de Vélez de la Gomera,
etc.), ni las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla en el norte de África, están englobadas dentro de la Península Ibérica.
Esta, por el contrario, está ocupada en un 84.62 % por la España peninsular, pero el 15.3 % restante corresponde a Portugal.
También ocupan una superficie, pero extremadamente pequeña, tanto Andorra (menos del 0.1 %) y el minúsculo territorio colonial
de Gibraltar. En teoría, la parte más al sur de Francia también debería estar integrada como parte del istmo peninsular, pero
habitualmente no se la suele considerar así en la mayor parte de los textos de geografía.

La situación que un territorio ocupa en el mundo determina un elevado número de cuestiones que le
afectan directamente. Por ejemplo, dependiendo de la latitud en que se encuentre, el clima tendrá unas
características u otras. En el caso de la longitud, la situación de un lugar determinará cuál será la hora
oficial y la hora solar que tiene ese territorio.
La posición que el Sol ocupa sobre el planeta da lugar a dos momentos de iluminación que reciben el
nombre de solsticios y equinoccios.
La palabra solsticio procede del latín Sol Stat, que quiere decir "el Sol se para". Los astrónomos antiguos ya se dieron cuenta que
el Sol en su recorrido a lo largo del año, llega un momento en que deja de avanzar hacia las latitudes más septentrionales y, a
partir de una determinada fecha, emprende de nuevo su regreso hacia las latitudes más meridionales. Esto ocurre el 20 o el 21 de
junio, dando lugar en el hemisferio norte al día más largo del año, y el 22 o el 23 de diciembre, en que, por el contrario, el día tiene
una menor duración y la noche es la más larga del año. Ambas fechas están relacionadas con ciertas festividades que es
conveniente conocer. Así la primera coincide con la Noche de San Juan, en la que la costumbre tipica es la de encender
hogueras, de ahí que también se le llame la noche de la Candelaria. En la tradición pagana, encender hogueras esa noche
significaba el deseo de que los días siguieran siendo largos, y era una forma de intentar evitar el inevitable declinar del día y el
aumento de las horas de oscuridad.
El solsticio de invierno está unido a otra celebración mucho más conocida. Es la Navidad, aunque no coincide exactamente con
ese solsticio invernal. Los cristianos, a comienzos de nuestra era, decidieron celebrar el nacimiento del niño Jesús haciéndolo
coincidir con la noche más larga del año. Esto se debió a que al día siguiente los días comenzaban a ser más largos, lo que en
aquella época simbolizaba el renacer de la vida al dar el Sol más luz y más calor, por lo que las cosechas eran más abundantes y
las personas y los animales dejaban de pasar tanto frío. Esa celebración festiva se consideró adecuada para hacer coincidir con
ella la noche más importante que celebra la religión cristiana.

VOCABULARIO: Además de los ya vistos a lo largo del tema, como meridiano, paralelo, longitud, latitud…
MUNICIPIO: es la entidad territorial básica, compuesta por una o varias localidades y un territorio claramente
delimitado, denominado término municipal. El gobierno y la administración municipal corresponden al
ayuntamiento, integrado por los concejales y el alcalde.

PROVINCIA: es una entidad territorial local formada por una agrupación de municipios. El gobierno y la
administración provincial corresponden a la Diputación, integrada por un presidente y diputados.

COMUNIDAD AUTÓNOMA: es una entidad territorial formada por provincias limítrofes, territorios
insulares, o provincias con entidad regional histórica, dotadas de autonomía legislativa y capacidad de
autogobierno sobre los asuntos de su competencia.

TERRITORIOS FORALES: entidades territoriales de carácter histórico existentes en Navarra y el País Vasco.

REGIÓN: espacio dotado de cierta unidad por sus rasgos físicos y/o por su pasado histórico.

COMARCAS: entidades territoriales que agrupan varios municipios.

MANCOMUNIDADES: entidades territoriales formadas por la libre asociación de municipios en los que
estos delegan parte de sus funciones o competencias con el fin de gestionar servicios de interés común.

CONSEJOS INSULARES Y CABILDOS: órganos de gobierno y administración locales con competencias de


ámbito insular.

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