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Estudio Rimas y Leyendas
Estudio Rimas y Leyendas
Estudio Rimas y Leyendas
Rimas y leyendas
Gustavo Adolfo
Bécquer
RIMAS
Bécquer es un romántico tardío que escribe en la época del Realismo. Este desfase
cronológico hace de él un poeta singular: Bécquer recoge y depura los logros del
Romanticismo y prepara el camino para un nuevo modo de hacer poesía que hará eclosión
en el siglo xx.
ANTIRROMANTICISMO DE BÉCQUER
Critica la poesía romántica anterior porque "carece de medida absoluta". Por el contrario
la suya es "natural, breve, seca [...] brota del alma como una chispa eléctrica [...] hiere el
sentimiento con una palabra y huye, desnuda de artificio".
Sea como fuere, el tema principal de las “Rimas” es la propia poesía; a partir de ahí
todos los demás temas están subordinados a éste. José Pedro Díaz ha extendido una
clasificación de las rimas por temas. Según esto habría cuatro apartados:
Rimas, de LII a LXXI: la soledad es el gran tema, resultado del fracaso amoroso,
el dolor, la angustia y la muerte.
LA POESÍA
EL AMOR
Pero del mismo modo, cuando sólo le queden los recuerdos del amor perdido, la
naturaleza se convertirá en espejo doloroso en el cual el poeta ve reflejados los momentos
vividos (rimas XL –luna, olmos- y LIII –oscuras golondrinas, tupidas madreselvas-). También
en esta ocasión el poeta querrá integrarse en la naturaleza, pero no como consecuencia del
gozo sino en un anhelo desesperado de abandono y huida:
Nubes de tempestad que rompe el rayo / (...) como mi dolor a solas! (Rima LII)
Amor ideal. El amor presente en las Rimas no es un amor sensual, sino un amor
ideal. La amada del poeta no tiene nombre y, aunque se ha intentado buscar la mujer de
carne hueso que originó la pasión de Bécquer, no se la ha identificado con claridad. Parece
demostrado que Elisa Guillén es una invención de los biógrafos de Bécquer y tampoco se
sabe nada cierto de la otra mujer importante en su vida, Julia Espín.
La amada de Bécquer, ese tú que está presente en casi todas las rimas, es un ideal,
una “mujer” incorpórea e intangible que no tiene una referencia real, como la mujer a la que
llama en la rima XI:
EL DESENGAÑO
El desengaño es una derivación del amor, es el grupo de poemas en los que logra
una mayor sinceridad humana. Late en ellos la emoción pura, expresada con todo un
simbolismo y una tonalidad tradicional y romántica a la vez que renovadora. Es la expresión
más genuina del sentimiento humano.
LA SOLEDAD
Desde el punto de vista gramatical, predomina el estilo nominal. Entre los verbos, la
forma predilecta es el presente aunque en algunos casos aparezca el futuro. La adjetivación
no es abundante pero sí precisa para no restar naturalidad al verso. Destacan sobre todo
aspectos visuales y sonoros.
4. LA MÉTRICA
1. INTENCIÓN
2. TEMAS
La mujer real se presenta en las “Leyendas” como un ser diabólico cuya belleza o
coquetería lleva a los hombres a la perdición (El monte de las ánimas). Esta especie de
misoginia era muy abundante en la literatura. Bécquer llega a ella a través del desengaño y
prefiere entre todas las mujeres la que es sólo producto de su imaginación. Se trata de una
mujer inalcanzable, ideal, irreal. Los que la buscan denodadamente, no son castigados,
pero se precipitan hacia el fracaso porque el ideal les engaña (Los ojos verdes, El rayo de
luna)
3. ESTRUCTURA
1. El autor comienza algunas de sus leyendas con un prólogo explicativo en que a veces
da noticia del origen de su información: quién se la contó, dónde fue recogida, lugar en
que sucedieron los hechos, etc. Con frecuencia esta información se presenta en forma
autobiográfica: el autor relata el momento en que le fue contada la historia. Así, en El
miserere una partitura musical despierta su curiosidad, que encuentra la respuesta
ligada a una historia conmovedora y fantástica. Lo mismo ocurre con todas las leyendas
objeto de nuestro estudio excepto con El cristo de la calavera.
4. PERSONAJES
Es importante subrayar que no se describen casi nunca los rasgos físicos de los
personajes: no importa cómo son, pero sí lo que dicen o hacen. Se les conoce por sus
actitudes, palabras y fundamentalmente por el modo de sentir el suceso maravilloso.
Simbolizan a veces el materialismo demoníaco, otra la fuerza del ideal trascendente. Son
“fuerzas morales” que están en continuo contraste: unos son fuerzas del mal y otros fuerzas
del bien.
Los segundos, en cambio, representan positivas fuerzas del espíritu que impulsan al
hombre hacia las fronteras del ideal: el amor, el arte. En Los ojos verdes, el caballero busca
la trascendencia del amor; en El miserere, el peregrino aspira a la perfección en el arte. El
fracaso, para ellos, no supone un castigo moral. Fracasan, no se condenan. Y fracasan
porque el ideal engaña (Los ojos verdes), se diluye (El rayo de luna), se transforma (La
corza blanca).
Como son símbolos, los personajes no presentan contradicción entre sí. Otros seres se
les oponen: los criados, los monteros, los amantes. No necesita Bécquer una
caracterización profunda de sus protagonistas. Pinta, sin embargo con mucho más detalle
los personajes secundarios, casi siempre tipos costumbristas.
5. AMBIENTE
6. TÉCNICA NARRATIVA
-Atad los perros, haced la señal con las trompas para que se reúnan los cazadores y
demos la vuelta a la ciudad. La noche se acerca, es día de Todos los Santos y estamos en el
Monte de las Ánimas. (5,5)
De idéntica forma comienzan Los ojos verdes y Maese Pérez el organista. Ambas,
incluso, se desarrollan en su parte por medio del diálogo.
Bécquer estructura la mayoría de sus leyendas en capítulos que más bien parecen
actos teatrales. Así sucede con El Cristo de la calavera, La ajorca de oro, Los ojos verdes...
Las descripciones de los lugares, minuciosas, decoran maravillosamente el escenario para
el desarrollo de la acción.
7. Lengua y estilo
Epítetos
Si alguien dijo que Bécquer en las Rimas, apenas utilizaba el adjetivo, en las
Leyendas, sobre todo en algunas, podemos encontrar sobreabundancia hasta el punto de
resultarnos cargantes para el gusto actual.
Objetivo Subjetivo
Repeticiones de términos
Otras veces, cuando una frase parece haberse completado, se encadena con otra
que repite el término último de la anterior para añadir nuevas sensaciones sobre ella: “es
toda una historia, una historia muy antigua" . Este recurso, tan característico en Bécquer,
se denomina anadiplosis.