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Nueva Guia Sistema Digestivo

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Ciencias Naturales. 3° Año.

Sistema digestivo.

Las transformaciones que permiten que las partículas complejas de los alimentos, se conviertan en
moléculas lo suficientemente simples como para poder pasar a la sangre y, así, llegar a las células, constituyen
el proceso de digestión. Esta función se lleva a cabo en el sistema digestivo, compuesto por órganos que
forman un tubo de aproximadamente 10 metros de largo, fundamentalmente muscular, que comienza en la
boca y termina en el ano, y por otros órganos accesorios, es decir, las glándulas anexas al tubo que vuelcan
sus productos en él. El recorrido total desde que el alimento ingresa por la boca hasta que la materia fecal es
eliminada tarda aproximadamente 18 horas.

1) Completa el esquema:

La digestión paso a paso: La boca

Las transformaciones que van sufriendo los alimentos a lo largo del tubo digestivo son de 2 tipos:
mecánicas,
producidas por la acción de fuerzas, y químicas, productos de la acción de sustancias. Las primeras incluyen el
desmenuzamiento de los trozos grandes de los alimentos en trocitos más pequeños y los movimientos de las
paredes musculares de los órganos del tubo que permiten el avance de esos trocitos y su mezcla con los
distintos jugos digestivos. Los cambios químicos de la digestión están a cargo de las enzimas digestivas
presentes en los distintos jugos.
Las glándulas salivales secretan saliva, en su mayor parte, por agua y enzimas como la lisozima (de
acción bactericida) y la amilasa salival, que acelera la transformación del almidón en maltosa (un disacárido).
Como producto de las transformaciones en la boca se obtiene una masa homogénea bañada en saliva que se
denomina bolo alimenticio.
La lengua ejerce presión hacia arriba contra el paladar y se repliega hacia atrás, así se activan impulsos
nerviosos que desencadenan el reflejo de la deglución.

2) Coloca referencias al esquema.


3) Investiga función y cantidad de dientes.
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.

La faringe:

Desde la faringe, también conocida como garganta, se abren 2 caminos: uno hacia el resto del tubo
digestivo y otro hacia la vía respiratoria. En el acto de tragar, o deglución, el pasaje hacia la faringe (órgano del
sistema respiratorio) se bloquea y los alimentos siguen por el sistema digestivo. La epiglotis es una estructura
rígida cartilaginosa, como una tapita, que cuando trabamos se mueve hacia abajo y obstruye el paso de los
alimentos hacia la vía respiratoria.

Si tratamos de hablar y de tragar al mismo tiempo, es posible que falle el mecanismo de obstrucción
de la vía respiratoria, la comida se introduzca en la laringe y nos atragantemos. Al toser, la comida vuelve
hacia la faringe y puede seguir luego por el camino correcto.

El esófago.

4) Describe el paso del bolo alimenticio por este órgano.


5) Al no tener gravedad, ¿cómo se alimentan los astronautas?

El estómago.

El estómago es un saco hueco y elástico con forma de J, siendo la parte más ancha del tubo digestivo.
Su superficie externa es lisa, mientras que la interna presenta numerosos pliegues que favorecen la mezcla de
los alimentos con los jugos digestivos.
Desde el punto de vista anatómico, en el estómago se distinguen 3 zonas: una región que limita con el
esófago mediante un esfínter (músculo circular que se cierra y se abre) llamado cardias, una región media, el
cuerpo y el píloro, esfínter que comunica con el intestino delgado. La contracción del cardias impide el reflujo
(regurgitación) del contenido gástrico hacia el esófago y la contracción del píloro evita que pase el bolo
alimenticio hacia el duodeno.
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El estómago almacena el alimento de 3 a 6 horas y funciona como una “gran batidora”, los músculos
gástricos se contraen y relajan (movimientos peristálticos) mezclando el contenido del estómago y así
aumentan la superficie de contacto entre las enzimas digestivas presentes en el jugo gástrico y el bolo
alimenticio. Esto facilita la digestión química.

Como el medio ácido es fundamental para la activación de ciertas enzimas del jugo gástrico, la acción
alcalina de la saliva debe ser neutralizada. Algunas células de la mucosa estomacal secretan ácido clorhídrico
que, además de ser antiséptico, provoca el cambio brusco de pH. Así se activan enzimas como la pepsina y la
renina, que aceleran la transformación de las proteínas en péptidos. Además, el jugo gástrico contiene lipasas,
que actúa en la digestión de los lípidos.

Mediante las enzimas digestivas y la acidez de los jugos gástricos los alimentos digeridos se convierten
en un líquido cremoso llamado quimo. Este líquido va pasando de forma intermitente al duodeno a través del
píloro.

El intestino delgado.

El intestino delgado se presenta como una gran manguera que da varias vueltas al interior de nuestro
abdomen. Comprende, aproximadamente, cinco o seis metros del tubo digestivo, en donde la comida es
degradada a sus compuestos más básicos (monosacáridos, aminoácidos, ácidos grasos y monoglicéridos), los
cuales se absorben. El intestino delgado posee un diámetro que alcanza los 2,5 centímetros.
Se divide en tres secciones. La primera de ellas recibe el nombre de duodeno, tramo con forma de
letra C, que mide cerca de 30 centímetros y donde, tanto el hígado como el páncreas, vierten sus fluidos
digestivos.
La siguiente porción intestinal se denomina yeyuno, que en un adulto tiene una longitud aproximada
de dos metros y un diámetro de cuatro centímetros.
La porción final es el íleon y representa el tramo más largo de esta parte del tubo digestivo (casi cuatro
metros de largo). Posee una pared delgada y se encarga, básicamente, de la absorción de nutrientes.
Finalizado el trabajo en el estómago, el quimo pasa al duodeno, en pequeñas porciones, a través de
una válvula o esfínter, llamado píloro. En esta parte, la masa se convierte en quilo, luego de combinarse
con jugos intestinales, biliares (que es un líquido almacenado previamente en la vesícula biliar, es llevada a
este sector para que algunos de sus componentes, las sales biliares, ayuden a separar las grasas en pequeñas
porciones para que las enzimas del páncreas puedan actuar sobre ellas), y pancreáticos, que lo neutralizan,
dejándolo con el grado de acidez necesario para que las enzimas de este intestino actúen sobre él.
Después de este proceso, el quilo, que tiene una textura más fina, se dirige hasta la parte media del
intestino conocido como yeyuno, donde es descompuesto aún más por el jugo intestinal o entérico.
Este proceso termina en el íleon.
Las vellosidades de la pared intestinal absorben los nutrientes de esta masa (carbohidratos, grasas,
vitaminas y sales minerales) y los transportan al torrente sanguíneo, a través del cual se distribuirán a los
diferentes órganos, según sus necesidades.
Este proceso se conoce como absorción, ya que en estas zonas, las paredes intestinales se encuentran
muy plegadas y poseen un gran número de vellosidades, las que aumentan la superficie de intercambio para
asimilar la mayor cantidad de nutrientes. Cada vellosidad tiene en su interior una red de capilares sanguíneos
y linfáticos que recogen estos nutrientes y los llevan a la sangre.

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En el intestino delgado encontramos:

a- Mucosa interior adaptada

El intestino delgado, pese a contar con una gran extensión, necesita de una superficie especializada
para cumplir con su tarea de captación de nutrientes. Para ello, sus paredes interiores están recubiertas por
una serie de estructuras que aumentan miles de veces su superficie de absorción. Entre ellas están, de mayor
a menor tamaño, los pliegues intestinales, las vellosidades intestinales y las microvellosidades.

b- Barrera defensiva

Si bien nuestro intestino delgado posee bacterias que, en equilibrio, constituyen la flora intestinal, este
debe protegerse de otros organismos invasores que pueden provocar enfermedades y que, incluso,
sobreviven antes a la extrema acidez de los jugos del estómago. Para ello cuenta con un interesante
mecanismo de defensa, conocido como placas de Peyer. Estas estructuras poseen una gran cantidad de
linfocitos y otras células especializadas que, en conjunto, destruyen a las bacterias y a otras sustancias tóxicas.

Hormonas reguladoras del sistema digestivo:

Algunas hormonas producidas en las células de la mucosa del estómago e intestino delgado regulan el
proceso digestivo.
- Gastrina: actúa en el estómago para que produzca ácido clorhídrico, el que ayuda a disolver algunos
componentes alimenticios.
- Secretina: estimula al estómago para que produzca pepsina y hace que el páncreas secrete un jugo rico en
bicarbonato.
- Colecistocinina: ayuda a que el páncreas crezca y genere enzimas pancreáticas.

6- Amplía la información sobre función del hígado y páncreas.

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Intestino grueso.

Durante el recorrido del contenido intestinal por el intestino grueso se produce la materia fecal,
producto de desechos de la digestión. Llegan a este órgano, de aproximadamente 1,5 metros de longitud,
sustancias que no fueron digeridas, como fibras vegetales, restos no absorbidos, parte de mucus y jugos,
células de las paredes del tubo que se desprendieron a lo largo del proceso, agua y sales. Una vez que
ingresan a la primera porción del intestino grueso, denominada ciego, no pueden volver hacia atrás, pues se lo
impide una válvula llamada ileocecal, que conecta el íleon con el ciego. En esta porción del intestino grueso se
localiza el apéndice, un tubito parecido a un dedo de guante que, a veces, puede infectarse o inflamarse por
depósito de restos de la digestión que circulan por la zona (apendicitis). Se cree que el apéndice contiene un
tejido productor de células que intervienen en las defensas del cuerpo.
El agua y los minerales que llegan a la siguiente porción del intestino grueso, denominada colon, son
absorbidos por él, compactándose de ese modo los residuos de la digestión. Estos materiales sirven de
alimento a unas bacterias que viven en el intestino. Tales bacterias, al alimentarse, se descomponen los
restos, por lo que se produce el color y el olor característicos de la materia fecal. Al mismo tiempo, las
bacterias intestinales forman vitamina K, que el organismo absorbe junto con el agua. Finalmente, las heces
formadas por parte de agua, restos no digeridos, mucus, células de las paredes de los órganos del sistema y
gran parte de las bacterias intestinales, es transportada por los movimiento peristálticos de las paredes del
colon hacia la última porción del intestino grueso, el recto. La llegada de las heces al recto estimula el deseo
de defecar, es decir, eliminar la materia fecal hacia el exterior. Su salida se produce por el ano, que es un
orificio que también contiene un esfínter que, a diferencia de los otros esfínteres del tubo digestivo, podemos
controlar a voluntad a partir de aproximadamente los 2 años de edad.
La pared del intestino grueso no posee vellosidades. La materia fecal contiene normalmente poco
contenido de agua, pero ese contenido puede aumentar (diarrea) cuando la absorción de agua a través de las
paredes del intestino grueso no se produce normalmente.

6) Sintetiza en una red conceptual los procesos que ocurren en el sistema digestivo. Utiliza los siguientes
conceptos: ingestión, digestión química y mecánica, deglución, absorción, reabsorción y defecación.

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