Manual de Técnicas y Preguntas Psicoterapéuticas (Spanish Edition)
Manual de Técnicas y Preguntas Psicoterapéuticas (Spanish Edition)
Manual de Técnicas y Preguntas Psicoterapéuticas (Spanish Edition)
Psicoterapéuticas
Oscar Gracia
Con amor y cariño a las personas que me han brindado el afecto y la entereza que se requiere en el
transitar de esta vida.
PRÓLOGO
E Preguntas
s un honor escribir el prólogo del libro “Manual de Técnicas y
Psicoterapéuticas”, de quien fue mi educando en la formación
profesional como psicólogo y ahora, compañero de trabajo y amigo. El Mtro.
Oscar de J. Gracia García es un psicoterapeuta que brinda atención a niños,
adolescentes, adultos, parejas y familias. He sido testigo de su crecimiento
tanto en el ámbito profesional como personal. Es autor de cuentos
terapéuticos para el trabajo con infantes, los cuales son utilizados por otros
profesionales con fines de intervención, abordando diversas temáticas. Por lo
expuesto, parte de su labor guarda una estrecha relación con estas páginas.
El presente libro tiene el propósito de proveer a los psicólogos, estudiantes
de psicología y psicoterapeutas, técnicas de intervención desde una
perspectiva de Terapia Breve para una terapia interaccional más efectiva. En
ese sentido, el lector podrá comprenderlas mediante ejemplos aplicados en la
experiencia del autor, de modo que la lectura resulta bastante comprensible e
invita a idear algunas variaciones y así, implementarlas en diversos casos de
consulta.
Por otro lado, la obra se centra en los enfoques terapéuticos Sistémico y
Ericksoniano, en los cuales el autor posee conocimientos, adquiridos a través
de estudios de posgrado y en la práctica clínica. Cabe mencionar que, aunque
son dos los enfoques de referencia, estas técnicas y preguntas también son
utilizadas en terapia Gestalt, Cognitivo Conductual, Psicodrama, entre otros.
En efecto, el manejo de ellas se deriva del interés del leyente.
Por último, es preciso indicar que “Manual de Técnicas y Preguntas
Psicoterapéuticas” es una obra muy especial, ya que incita al lector a
acompañar al autor en su experiencia. Por medio de la imaginación, es
posible visualizar a Oscar implementando cada una de las técnicas y
preguntas en casos reales, como si estuviéramos compartiendo una Cámara
Gesell.
L consulta
a psicoterapia es una labor noble, ya que nadie en su sano juicio llega a
hablando de lo espléndida y afable que es la vida. Al contrario,
las personas se presentan agobiadas y con un sinnúmero de quejas, buscando
un espacio de desahogo que les permita compartir sus dificultades, aligerar
las penas y encontrar alternativas de solución a sus problemas.
El terapeuta es el sujeto que la ejerce y, al igual que cualquier ser humano,
encara los retos de la cotidianidad. Llora, se cansa, se molesta, tiene
necesidades afectivas, cognitivas, económicas y toda característica inherente
a su condición. Solo suele distinguirse en este campo por el conocimiento en
técnicas de intervención y por su disposición de ayudar.
Parafraseando a destacados exponentes de este quehacer, la psicoterapia
puede describirse como un encuentro entre dos especialistas: uno de ellos
posee conocimientos teóricos y experiencia profesional (el terapeuta),
mientras que el otro (el paciente) es un experto en conocer su vida personal y
está dotado, por naturaleza, de recursos para afrontar cualquier dificultad. Por
lo tanto, los participantes en un proceso terapéutico se complementan.
Hacer psicoterapia no es tarea fácil, Jay Haley lo sustenta cuando señala:
“Lo que hace que la terapia sea tan difícil, es que la vida es tan compleja que
tienes que diseñar una terapia para cada caso”. Debido a la multicausalidad
que dan origen a un problema y el sinfín de factores que lo retroalimentan, al
colaborar en la resolución, esta práctica se vuelve un arte.
“Manual de Técnicas y Preguntas Psicoterapéuticas”, tal como lo indica el
título, es una guía concisa de estrategias e interrogantes útiles en intervención
psicológica. Aunque por su denominación de las aquí descritas recaen
principalmente en el enfoque Sistémico y Ericksoniano, algunas son también
utilizadas bajo diferentes nombres en otros enfoques terapéuticos, como la
Terapia Cognitivo Conductual, Gestalt, Programación Neurolingüística
(PNL), entre otros.
Al principio, el presente manual era una guía de consulta personal. Las
preguntas y técnicas que encontraba en distintos libros, escuchaba en
conferencias o alguna clase, las registraba como notas, sabiendo que en
cualquier momento podría recurrir a ellas y emplearlas en mi práctica
profesional. Después de un tiempo, ese compendio fue tomando forma,
confeccionándolo con el propósito de que fuera útil para otros colegas que
comparten el gusto por la psicoterapia. El resultado es lo que tienes en tus
manos.
Lamento decepcionar al leyente al indicar que este es un manual en el
sentido extenso de la palabra. En efecto, no encontrarás fundamentos teóricos
profundos, pero sí una amplia variedad de herramientas valiosas en
intervención clínica. Por lo antedicho, deseo, lector, lectora, que las pericias
propuestas puedan contribuir en el ejercicio de tu profesión y, sobre todo,
coadyuvar a quienes acuden a terapia en busca de una mejor calidad de vida
mental y emocional.
Aprovecho para mencionar que en la elaboración de esta obra hubo
bibliografía referente que inspiró su contenido y estructura: 1001 Preguntas
Centradas en Soluciones de Fredrike Bannink, 200 Tareas en Terapia Breve
de Mark Beyeback y Marga Herrero de Vega, Raíces Profundas por William
Hudson O´Hanlon y Guía Breve de Terapia Breve de Brian Cade y el autor
antes citado. No puede pasar por alto nombrar al gran maestro Milton Hyland
Erickson, reconocido como uno de los terapeutas más destacados de todos los
tiempos y una musa invaluable hacia quienes se dedican al campo de la
psicoterapia. Además, quiero expresar mi profundo agradecimiento a mi
amigo y mentor, el Mtro. Esteban Villegas Velázquez, hombre que ha dejado
una huella significativa en mi desarrollo personal e influyó notablemente en
mi identidad profesional.
En forma adicional, me gustaría enfatizar que la terapia no se restringe al
empleo lineal de preguntas o ciertas tácticas. Circunscribirse de este modo
marcaría la pauta de que los consultantes se sientan meramente interrogados
o sumergidos en un diálogo vacío. Así que hay que tomar en cuenta otros
elementos en aras de una psicoterapia “exitosa”.
Ansío inconmensurablemente que la lectura sea amena y enriquecedora para
ti.
CAPÍTULO I
TÉCNICAS TERAPÉUTICAS
“Antes de curar a alguien, pregúntale si está dispuesto a renunciar a las cosas que lo enfermaron”.
Hipócrates
“El comején es un insecto que se alimenta de la madera o el papel. Le apetecen los libros, pero a
pesar de digerirlos, no adquiere la información contenida en ellos. De otro modo, sería un erudito”.
Oscar Gracia
“Lo que nos perturba no son los hechos, sino lo que pensamos sobre ellos”.
Epicteto
L etiquetas
a redefinición es una técnica cognitiva que pretende sustituir las
perjudiciales que no contribuyen al cambio u ofuscan la visión
del paciente. Al modificar los términos que utilizan las personas al referirse a
su problema, éste se vuelve más resoluble o disminuye el efecto pernicioso
con el que es percibido. Es una maña que suele emplearse con llaneza en el
lenguaje que a menudo pasa inadvertido por el receptor.
Las concepciones que hacemos de nosotros mismos o de determinada
situación pueden generar un estado de sufrimiento o bienestar. Nuestros
pensamientos crean la realidad que experimentamos. Imaginemos a un
usuario que se autodefine como “tacaño”, entonces el profesional diría: “Ya
que te consideras parte de esta categoría de personas, dime, ¿qué ventajas te
ha traído ahorrar así como lo haces?”. En consecuencia, la charla no giraría
sobre su avaricia, sino sobre su virtud de economizar.
Un individuo que indica atravesar una depresión, el terapeuta podrá
redefinir su estado a uno de tristeza, preguntando: “¿Desde cuándo la tristeza
llegó a tu vida?”. Distíngase que es más factible o menos complicado abordar
un período de tristeza en comparación a una depresión, considerando todo lo
que denota su significado. Además, en este último ejemplo hemos utilizado
un lenguaje externalizante, una técnica de la cual hablaremos en páginas
posteriores.
Ejemplos de redefiniciones:
● Persona desconfiada por persona precavida.
● Persona mentirosa por persona ingeniosa o creativa.
● Persona asocial por persona reservada.
● Persona miedosa por persona que actúa con precaución.
● Persona envidiosa por persona que se compara para ser una mejor versión
de sí mismo(a).
● Persona enojona por persona que se defiende o no se deja “pisotear” por
los demás.
● Persona culpable por persona que asume su responsabilidad.
● Persona presumida por persona que reconoce sus puntos fuertes o
virtudes.
● Persona lenta por persona que se toma su tiempo para efectuar las cosas.
“Jamás desesperes, aun estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua
limpia y fecundante”.
Miguel de Unamuno
I centrarse
mplica visualizar el problema desde una perspectiva disímil, evitando
en los matices negativos y rescatando en la medida de lo posible
sus beneficios. Dicho de otro modo, el terapeuta busca que el síntoma sea
apreciado por una razón altruista y soslaya que el consultante o sistema
familiar centren su energía en lo perjudicial de la problemática.
Buscar una connotación positiva a lo que se percibe como negativo a veces
no es una tarea tan sencilla como parece. Sin embargo, al conseguir el
dominio de la técnica, se puede aplicar incluso a las conductas más
destructivas. Intentando explicar este artificio se mencionan las siguientes
situaciones y preguntas:
C atribuyen
uando el terapeuta cuestiona los significados que los pacientes
a las situaciones, absteniéndose de dar una nueva
connotación, genera un desencuadre. De esta manera, permite que los
consultantes construyan una perspectiva alterna, o admitan la realidad sin otra
consideración en particular (O´Hanlon, 1993).
Ejemplos:
● (Un adolescente se queja de sus padres y opina que no lo quieren por ser
problemático) “¿Cómo unos padres que no quieren a su hijo(a) le
proporcionan vestimenta, techo, protección, cubren sus gastos económicos y
además lo llevan a terapia? ¿No quieren a su hijo(a) o a las conductas que él
(ella) tiene?”.
● (Una persona con ideas suicidas) “¿Cómo una persona que piensa hacerse
daño ha decidido solicitar ayuda para estar mejor? Entonces, ¿en verdad
quiere dañarse? ¿O son las circunstancias que lo han llevado a pensar eso?
¿Quiere matarse o acabar con el problema? ¿Si no estuvieras sufriendo,
tendrías también ideas suicidas?”.
● (Alguien atrapado en el conflicto de continuar o abandonar la relación de
pareja en un contexto de maltrato e infidelidad) “¿Una persona que dice
amar, hiere y es infiel a su pareja? ¿Esa es una muestra de amor? Si es así,
¿quién te enseñó a amar de esta manera? ¿Así quieres vivir una relación el
resto de tu vida?”.
● (Una persona con baja autoestima, al momento de preguntarle sobre la
parte de su cuerpo que más le agrada y al responder que ninguna) “No
entiendo, ¿cómo no te gusta ninguna parte de tu cuerpo, pero haces por
pintarte las uñas y el cabello (si fuera el caso)? ¿Una chica que da valor a eso
expresa falta de interés hacia su físico? Si esa no es una muestra de amor
propio, ¿cómo lo llamarías?”.
● (Un hijo parentalizado, es decir, que cumple funciones que no le
incumben y son responsabilidades de los padres) “¿Quién te dijo que debes
dejar de ser niño(a) y convertirte en adulto a temprana edad? ¿Quién fue el
encargado de decirte que tú te tenías que convertir en padre (madre) de tus
hermanos?”.
● (Un niño con el rótulo de “Déficit de atención”) “¿Cómo su hijo puede
tener déficit de atención y prestar atención a varias cosas al mismo tiempo?”.
En pocas palabras, el desencuadre persigue contradecir el discurso
dominante del consultante y, por ende, lo encamina a descubrir nuevos
significados o, en su lugar, siembra una pequeña duda en miras de que sea
cuestionada su atribución.
EXTERNALIZACIÓN DEL
PROBLEMA
E procedente
sta es una técnica confeccionada por el terapeuta Michael White
de Australia, en cohesión con David Epston de Nueva
Zelanda, representantes de la Terapia Narrativa, cuyo excelso trabajo es
ostentado en el libro “Medios Narrativos para fines terapéuticos”.
La externalización del problema permite separar la dificultad del individuo.
Esto se consigue a través de dos maniobras: reemplazando el adjetivo que la
persona emplea para describirse por un pronombre, por ejemplo: “Soy
culpable” por “La culpa”; también personificando el problema, en concreto,
otorgar un nombre: “La Culpa Pesada” (Campillo, 2009).
Por lo antes expuesto, el problema pasa a ser una entidad separada del
sujeto o un organismo extrínseco. No es lo mismo decir “Soy un torpe” que
“Cometí un acto de torpeza”. En palabras solemnes de Michael White (1998):
“La persona no es el problema, el problema es el problema”.
A continuación, se hace mención de algunas interrogantes que nos pueden
orientar en la labor de la externalización:
● ¿Qué nombre le darías a este problema?
● ¿Cómo dibujarías o representarías a ___________ (el nombre que la
persona le dio al problema)?
● Anteriormente, ¿has tenido este problema o uno similar? ¿Qué hiciste
para superarlo?
● ¿Cómo ___________ logra controlarte?
● ¿Qué áreas de tu vida suele afectar ___________?
● ¿Qué te dice este problema para que le hagas caso?
● ¿Cómo ___________ consigue convencerte de que no saldrá de tu vida?
● ¿Cuáles son las emociones “incómodas” que tiene como aliada este
problema?
● ¿Qué actividades, que son de tu agrado, abandonas por hacerle caso a
___________?
● Si tuvieras que tirar a ___________, ¿a dónde lo arrojarías? ¿Por qué en
ese lugar y no en otro?
● ¿Cuándo ___________ no ha sido un problema para ti?
● ¿En qué lugares no acostumbra aparecer ___________?
● ¿Qué haces cuando planeas atacar a ___________?
● ¿Qué día de la semana u hora ___________ no consigue atraparte o te
atrapa con menos fuerza?
● ¿Qué cosas te dices a ti mismo para que el problema no consiga
derrotarte?
● ¿Cuál es el primer pequeño paso que puedes dar para ganar más control
sobre ___________?
● Cuando ___________ no te ha molestado o te ha molestado menos, ¿qué
es diferente en esos momentos?
● ¿Quiénes te acompañan cuando consigues derrotar a ___________?
● ¿Qué miembro de tu familia es el más preocupado cuando este problema
te atrapa?
● Narra una ocasión en la que el problema intentó ganarte, pero no pudo.
¿Qué hiciste en ese momento?
● ¿Cómo celebrarías tu victoria sobre ___________?
● En un discurso, ¿qué es lo que dirías de cómo lograste vencer a
___________?
● ¿Qué dirían en un futuro tus hijos si se enteraran de que lograste aniquilar
definitivamente este problema? ¿Cómo se beneficiarían ellos?
● Si ese problema persistiera, ¿de qué forma te afectaría a ti o a tu familia,
en uno, cinco o diez años?
[1]
Los nombres reales de las personas expuestas fueron sustituidos pretendiendo salvaguardar su
identidad.
ILUSIÓN DE ALTERNATIVAS
T estrategia
ambién conocida como doble aferramiento o ilusión de opciones. Esta
consiste en proponer dos o más alternativas al cliente, donde,
sin importar cuál sea la respuesta, implícitamente se cumplirá el objetivo
terapéutico.
Casi a nadie le gusta recibir órdenes; cuando esto pasa, es común que surja
oposición. En esencia, con la ilusión de alternativas, el profesional evita que
sea visto como un sujeto que impone, toda vez que hace figurar que el
dominio de la situación concierne en exclusiva a los consultantes. En efecto,
se trata de una poderosa herramienta de la persuasión.
Milton Erickson creció en contacto con animales de granja. Él mismo narra
que en una ocasión notó que su padre le daba a escoger entre si prefería
alimentar primero a los pollos o a los cerdos. Aquí, en apariencia, tenía en sus
manos la toma de decisiones; sin embargo, no era así, porque jamás estuvo a
su alcance negarse a trabajar (Everstine & Everstine, 2000).
C nuestro
onstantemente nos comunicamos a través de metáforas para explicar
sentir: “La noticia fue un balde de agua fría”, “Me siento como
un barco a la deriva”, “Camino sin rumbo fijo”, “Estoy entre la espada y la
pared”, “Mi vida ha sido un infierno”, “Estoy perdiendo la cabeza”.
Recurrimos a ellas con la intención de expresar de forma concisa y clara lo
que se aspira comunicar al otro. Dicho de otra manera, la metáfora es un
recurso que permite transmitir emociones y experiencias de un modo más
vívido y comprensible para los demás.
Con fines terapéuticos, la metáfora posee un valor inconmensurable.
Cuando el terapeuta capta las expresiones empleadas por el usuario, puede
utilizarlas como medio de cambio. Un terapeuta Ericksoniano, en un ejercicio
de trance, probablemente diría: “… Siente cómo esa noticia poco a poco es
asimilada por tu cuerpo, llegando a una temperatura cómoda para ti”, “…
Observa cómo saludablemente tu barco llega a buen puerto…”, “… Fíjate
cómo eliges el camino que deseas transitar plácidamente…”. Al usar el
lenguaje de la “mente inconsciente”, los cambios aparecen casi de manera
mágica.
Nuestro cerebro se divide en dos hemisferios: el izquierdo y el derecho.
Cada hemisferio desempeña funciones peculiares complementarias. El
hemisferio izquierdo se ocupa de la expresión verbal y escrita, es analítico,
temporal, racional, objetivo, lógico, cuantitativo, lineal, realista. En contraste,
el hemisferio derecho está ligado a la expresión no verbal, es creativo,
emotivo, artístico, atemporal, holístico, cualitativo, no racional. A su vez, al
hemisferio izquierdo se le atribuye, por su labor, estar conexo a la “mente
consciente”; mientras el hemisferio derecho se asocia a la “mente
inconsciente”.
Así, cuando escuchamos una metáfora, activamos nuestro hemisferio
derecho. Al imaginar, se hace uso de la mente inconsciente. La Dra. Teresa
Robles comenta: “Para nuestro cerebro, lo que imaginamos es más fuerte que
lo que él mismo reconoce como realidad”.
Adjunto a lo referido, al cerebro le cuesta discernir entre lo real y lo
imaginario. Hasta el momento, no he encontrado una explicación de tan fácil
compresión sobre este planteamiento como lo expone Elsa Lesser (2013) en
su libro “Creando, Sanando y Disfrutando”:
Osito es muy tierno, con solo verlo dan ganas de apapacharlo. Aunque
suele contagiar a todos con su alegría, últimamente no sonríe mucho. Su
autoestima está por los suelos.
Algunos animales lo han lastimado a través de comentarios hirientes
acerca de su físico y su forma de ser. Cansado de esta situación, decidió
tomar unas clases sobre cómo defenderse del maltrato verbal.
En esa escuelita, aprendió varias técnicas útiles para protegerse de los
agresores. Dichas técnicas son: “Tomar las cosas con sentido del humor”,
“Exagerar”, “Responder con una frase sin sentido”, “Dar gracias”,
“Ridiculizar por medio de la imaginación”.
Un día, caminando por la calle se encontró a Hiena, quien le echó una
mirada de pies a cabeza y le expresó:
— ¡Mírate, qué gordo estás!
Osito, con una mente serena, contestó:
— Sabrás que me fascina y consumo mucha miel, por lo tanto, no estoy
gordo… ¡Tan solo estoy lleno de dulzura!
Lo anterior fue un claro ejemplo del manejo de la técnica “Tomar las
cosas con sentido del humor”.
Más tarde, se cruzó con Víbora. Ella, observando detenidamente los ojos
de Osito, declaró:
— ¡Qué ojos tan pequeños tienes! ¡Por poco y naces ciego!
— ¡Y los quería más pequeños, pero ya no se pudo! —explicó Osito.
En este caso, Osito utilizó la técnica de “Exagerar”.
Apenas se despedía de Víbora cuando llegó León.
—Ojalá algún día tu pelaje llegue a ser tan bonito como el mío —señaló
con orgullo el felino.
Osito respondió:
— Bien dice mi madre: “Árbol que nace torcido, se lo lleva la corriente”.
— Así no va el dicho —corrigió León.
Sin embargo, la fiera nunca se dio cuenta de que la técnica de
“Responder con una frase sin sentido” había tenido efecto.
Y a la vuelta de la esquina apareció Lobo.
— Caminas como un tonto —le dijo—, las puntas de tus pies siempre
están hacia adentro.
Osito empleó la técnica de “Dar gracias”, indicando:
—Te agradezco que te preocupes por mí, tomaré en cuenta tu
comentario.
En otra ocasión, se halló a Cocodrilo. El reptil, sin razón alguna, empezó
a burlarse de la estatura de Osito. Esta vez solo guardó silencio, no dijo
nada, cerró sus ojos e imagino a Cocodrilo de una manera muy divertida,
al tiempo que se carcajeaba por cómo lucía. Por supuesto, Osito usó la
técnica de “Ridiculizar por medio de la imaginación”.
La finalidad de un agresor verbal es lastimar con lo que dice, pero Osito
se convirtió en un experto en frenar este tipo de maltrato. Nadie le podía
herir con palabras, a menos que él lo permitiera.
Solamente hay una cosa de la que suele lamentarse Osito… que exista
una escuela sobre cómo encarar el maltrato verbal y no una escuela sobre
cómo educar a quienes son maltratadores verbales.
Porque en un mundo lleno de víboras, hienas, lobos, cocodrilos, leones...
es necesario saber defenderse.
[2]
Originalmente, la palabra extraída fue “Nose”. Empero, es de suponer que el participante que
escribió e ingresó dicha palabra a la caja, se equivocó, ya que en el idioma español se escribe de manera
ortográfica “No sé”.
HISTORIAS EMBEBIDAS
S historias
tephen Lankton denomina “historias embebidas” a la narración de tres
terapéuticas: una primordial y dos adjuntas que refuerzan a la
más importante. Al inicio, se narra una de las historias que vigorizará a la
principal; más o menos a la mitad o en un momento estelar, la abandonamos
para introducir la segunda historia que también será de acompañamiento, y
del mismo modo se deja inconclusa, dando paso a la historia que tendrá
mayor impacto sobre la persona; esta última se cuenta completa.
Posteriormente, se retoma la segunda historia en el preciso momento donde
había quedado pendiente, hasta terminarla. Por último, se vuelve a la primera
historia justamente donde la interrumpimos, finiquitando. Las historias
embebidas poseen la capacidad de generar amnesia (Aguirre & Álvarez,
2007).
En la terapia Ericksoniana, a esta técnica se le conoce como “metáforas
contenidas”. Su empleo y desarrollo se le atribuye a Milton H. Erickson,
quien con frecuencia contaba historias o anécdotas con el anhelo de intervenir
y persuadir a sus consultantes.
Una historia puede tener mayor impacto y remembranza que el mejor
discurso elaborado. Hay más posibilidades de que un paciente recuerde una
historia cuyo mensaje intente contribuir a su vida, en comparación a un
excelente discurso que busque animarlo.
En América Latina y parte de la Península Ibérica, los padres utilizan la
historia del “Coco” (el nombre varía según el país) con la intención de aterrar
a los niños que se niegan a dormir, describiendo algunos detalles físicos del
personaje y métodos empleados bajo el designio de acechar a sus víctimas.
Esto es un claro ejemplo de la capacidad que posee una narración para influir
en el pensamiento, las emociones y la conducta. Mientras contamos una
historia, la persona va recreando en su imaginación lo que escucha, entrando
en un estado hipnótico natural. La Dra. Teresa Robles propone las palabras
protectoras entremezcladas como mecanismo de protección en ejercicios de
trance. Estas son: los adverbios “automáticamente” y “saludablemente”; y los
gerundios “aprendiendo” y “disfrutando”. Los adverbios son juegos de
palabras, y se traducen así: “automáticamente” - mente automática y
“saludablemente” - mente saludable. Entretanto, los gerundios indican una
acción que se está dando en tiempo presente.
Podemos utilizar los adverbios para prevenir cualquier cosa que llegue a
incomodar al usuario en el transcurso de la narración. Aparte de los ya
mencionados, tales adverbios pueden ser: cómodamente, protegidamente,
alegremente, plácidamente, agradablemente, confortablemente.
A continuación, se presenta un ejemplo de la estructura y desarrollo de
historias embebidas. La primera narración es adjudicada a la autoría de Jorge
Bucay, mientras que las otras dos son de autores anónimos.
En este caso, vamos a suponer que recibimos a una joven que está
confundida y no sabe si continuar con su relación de pareja o terminarla. Ella
indica que ha llegado a terapia debido a los episodios de agresión que ha
experimentado, y su pareja se niega a asistir a la sesión es porque no cree
necesitar ayuda. Basándonos en esta situación, la propuesta es la siguiente:
“El sabio no dice nunca todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice”.
Aristóteles
L preguntas
a técnica de tendencia al sí consiste en estructurar, como mínimo, tres
o aserciones que para el interlocutor supongan una respuesta
afirmativa. Acto seguido, se formula una sugestión que vaya dirigido a la
mente inconsciente del individuo.
Pongamos por caso a un niño que está pintando un dibujo y mientras realiza
la actividad se podría indicar:
E dependiendo
l término “disociación” puede presentar variaciones en su definición
del enfoque. Por ejemplo, no lo es lo mismo una
disociación en química que en psicología. Aclarado esto, aquí utilizaremos el
término para referirnos a la separación de dos o más elementos que
previamente estaban unidos.
Terapéuticamente hablando, a modo de ilustración, se puede disociar a una
persona que tiene dos nombres. Para ejemplificar esto, utilizaré mis propios
nombres e inventaré que estoy pasando por una disyuntiva entre dejar mi
trabajo o continuar, por lo que será necesario preguntar en ese dilema:
Quizás algunos recordemos con gran cariño la serie cómica mexicana “El
chavo del 8”, ideada y protagonizada por Roberto Gómez Bolaños. En dicho
programa, “Doña Florinda”, cuando se disgustaba con su hijo “Quico”, lo
llamaba “Federico”. Esto es un claro caso de una disociación, dado que se
habla de un mismo personaje como si se tratara a la vez de dos sujetos
distintos.
En vastas actividades se consigue llevar a cabo una disociación terapéutica.
Por ejemplo, en un ejercicio de trance, un individuo es disociado si se le
propone imaginarse a sí mismo ingresando a su cuerpo y curar en forma
simbólica la dolencia fisiológica que le aqueja. Del mismo modo, una
persona es disociada al trabajar con su “niño interior”.
CONFUSIONAL (EL SHOCK Y LA
SORPRESA)
“No hay nada malo en los rituales, de hecho se inventaron para hacer más llevaderos los momentos
difíciles, delicados”.
J. M. Coetzee
L ellos
os rituales otorgan un significado especial a cada ocasión. Se recurre a
para festejar la unión en matrimonio, conmemorar aniversarios,
una graduación escolar, enfrentar la pérdida de un ser querido, celebrar un
cumpleaños, y mucho más. Es un medio que permite asimilar las transiciones
que experimentamos a lo largo de la vida. Conceden la consumación de una
fase y la iniciación de otra. Adicionalmente, su intervención funciona tanto a
nivel individual como grupal.
En la Terapia Familiar Sistémica, al desenvolvimiento del ritual como
técnica se reconoce con decoro a la labor hecha por el “Grupo de Milán”, el
cual estuvo integrado en su momento por Mara Selvini Palazzoli, Giofranco
Cecchin, Giuliana Prata y Luigi Boscolo. El equipo solía proporcionar las
instrucciones del ritual por escrito, incluyendo detalles como quién o quiénes
participarían, el modo en que se llevaría a cabo, el periodo, el horario, el
discurso o las frases que se expresarían, el número de veces que se efectuaría,
entre otros elementos.
De lo antedicho, la tarea del terapeuta consistirá en prescribir un ritual
cuando identifique que el individuo no es capaz de procesar cierta parte de la
realidad o se encuentra estancado en una etapa específica, rompiendo con
esos obstáculos que impiden su desarrollo saludable.
Por consiguiente, a un usuario que se encuentre paralizado en un proceso de
duelo complicado, se le propondrá una actividad relacionada con la persona
fallecida. Verbi gratia, en México, los días 1 y 2 de noviembre de cada año se
conmemora “El Día de muertos”. Aunque esta tradición presenta variaciones,
por lo común se elabora un altar donde se depositan las ofrendas
(especialmente alimentos) que el difunto disfrutaba en su vida. Algunos
pasan la madrugada completa con los restos del familiar en el cementerio. Lo
referido es un eminente ritual con el designio de comprender que la persona
exánime ya no se encuentra en este mundo, y también para honrar su
memoria.
Unos padres que están preocupados por las conductas infantiles de su
adolescente podrán considerar la opción de establecer un ritual
representativo. Por ejemplo, en algunas noches, podrían leerle un cuento
infantil al chico mientras él sostiene un chupón en su boca. A través de este
simpático juego, el adolescente reconocerá que efectivamente ya no está en la
edad de adoptar ciertos comportamientos pueriles.
En una ocasión, en coterapia con mi amigo Esteban, recibimos a una señora
que días posteriores iba a firmar su divorcio después de vivir largos años de
infelicidad en su matrimonio. Por lo tanto, preguntamos cómo planeaba
celebrar ese evento. Si ella había festejado el inicio de su vida conyugal por
medio de un rito religioso que, para su mala suerte le trajo sufrimiento, con
mayor razón ameritaba celebrar el abandono y comienzo de una nueva etapa.
Por supuesto, el terapeuta tiene que desplegar su creatividad en la
planificación del ritual, con el objeto de que el paciente cierre periodos en su
beneficio, asuma sus circunstancias o modifique un patrón de conducta.
INTERVENCIÓN PARADÓJICA
E lesprohíbe
muy probable que hayamos presenciado una escena donde la madre
al niño subirse a cierto lugar con el designio de soslayar su
caída, ¿y qué sucede? ¡El niño se cae! De manera análoga funciona la
intervención paradójica, pues prohíbe determinada acción o conducta y el
resultado es precisamente aquello que desde un principio se intentó evitar.
Esta estrategia terapéutica contradice el sentido común de la persona. Al
aplicarla, se le indica al paciente que ya no trate de rehuir a la aparición del
síntoma y, a la par, es exhortado a expresar aquello en forma consciente,
incluso exagerando su manifestación.
Así, el terapeuta, con la intención de auxiliar, aparentemente fomenta la
persistencia e inclusive da la sensación de agravar el problema. En otras
palabras, parece no compartir el interés con el usuario en resolver la
situación.
Algunos ejemplos:
● Una persona con problemas de erección, se le solicitará que, de ahora en
adelante, evite tener erecciones durante el acto sexual (nótese que, si en la
siguiente sesión refiere que no pudo cumplir con la tarea, ya que tuvo
erección, se habrá alcanzado el objetivo terapéutico; y en caso de comentar
que no hubo ninguna erección, él habrá cumplido con la tarea prescrita tal
como se indicó).
● A un paciente que atraviesa un estado depresivo debido a una ruptura
amorosa, le asignaremos un horario específico para que pueda estar triste al
recordar a su ex-pareja.
● Durante la sesión, si un usuario está moviendo constantemente una parte
de sus extremidades, le solicitaremos que aumente la intensidad de su
movimiento.
● Una pareja conflictiva tendrá derecho de llevar a cabo sus discusiones
saltando desnudos en la cama.
I Familiar
nmaculada Ochoa de Alda (1995), en su obra “Enfoques de Terapia
Sistémica”, citando a Watzlawick, indica que el pacto con el
diablo puede implementarse a consultantes con los que se ha afianzado un
vínculo terapéutico, donde situándose en la recta final del tratamiento, se
presenta un escaso o nulo cambio.
Es una ordalía (técnica que se detalla más adelante) planteada por el
terapeuta, en la cual señala que posee un método que permitirá resolver la
dificultad en cuestión, aunque no revelará dicho método a menos que exista
el compromiso de cumplir en forma cabal tal estrategia. De lo contrario, la
terapia no seguirá. Una vez aclarado esto, el terapeuta prescribe una tarea
directa y en caso de desobediencia se deriva otro aprieto para ellos: quedar
imposibilitados de continuar el proceso terapéutico.
Con antelación a la propuesta del pacto con el diablo, hay que crear las
condiciones con la finalidad de asegurar al máximo la aceptación de la
proposición. En este punto, parte de nuestro oficio será despertar la
curiosidad del paciente y así “engancharlo” con la tarea a realizar. La idea se
plantea de la siguiente manera:
“… Por todo esto que estamos conversando, viene a mi mente una
actividad que te resultará sumamente beneficiosa. A decir verdad, tengo
mis dudas, ya que revelarla implica un desafío…”.
“Tú eres aquello que haces, no aquello que dices que harás”.
Carl G. Jung
N grado
ormalmente, una acción que conduce a un beneficio involucra un
de dificultad e inmolación. Un ejemplo claro es la intención de
bajar de peso, donde se renuncia a ciertos alimentos y hay extenuación al
ejercitarse. Bajo este razonamiento se fundamenta la ordalía.
Esta técnica es de naturaleza operante, al extinguir un comportamiento no
deseado mediante la aplicación de una penitencia. En otras palabras, se pone
una sanción al paciente por ser portador del síntoma.
La actividad terapéutica debe ser factible, desafiante e incómoda, y al
mismo tiempo, llevar consigo un beneficio para el consultante. Desde luego,
la propuesta no transgredirá la integridad del individuo, tampoco violará las
normas morales ni deberá afectar a terceros.
En la literatura referente al tema, con el objetivo de ilustrar su aplicación,
encontraremos ejemplos similares a los siguientes:
“Dame seis horas para cortar un árbol y pasaré las primeras cuatro afilando el hacha”.
Abraham Lincoln
“El Dr. Frankl, psiquiatra y escritor, suele preguntar a sus pacientes aquejados de múltiples
padecimientos, más o menos importantes: ‘¿Por qué no se suicida usted?’ Y muchas veces, de las
respuestas extrae una orientación para la psicoterapia a aplicar: a éste, lo que le ata a la vida son los
hijos; al otro, un talento, una habilidad sin explotar; a un tercero, quizás, sólo unos cuantos recuerdos
que merece la pena rescatar del olvido”.
Palabras de Gordon W. Allport en el libro “El hombre en busca de sentido” de Viktor Frankl.
E unas elguía
turno de exponer algunas preguntas terapéuticas, las cuales serán
para impeler el cambio del paciente. Se sobrentiende que al
aplicarlas no precisan de ser formuladas literalmente, ya que mucho
dependerá del contexto de la terapia, la idiosincrasia y el lenguaje del
consultante. Por lo tanto, en ciertos casos es recomendable que sean
reestructuradas y con ello comprobar el valor de cada pregunta propuesta.
A manera de preámbulo es abordado el tema de rapport, dado que se trata
de una piedra angular al inicio de la terapia.
RAPPORT
“La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son
unas pocas palabras bondadosas”.
Sigmund Freud
E establecer
l rapport se refiere a la atmósfera de confianza que el terapeuta debe
con el paciente. Los primeros minutos son cruciales para el
progreso de la terapia. Por ende, es vital afianzar la seguridad, participación y
apertura del consultante, de tal manera que pueda sentirse tranquilo y
comprendido, sin miedo a ser descalificado o juzgado.
No es de extrañarse que exista un grado de resistencia al principio, ya que
casi nadie está acostumbrado a contar su vida personal a un extraño. Por lo
tanto, se sugiere comenzar con un apretón de manos o una frase que denote
cortesía, lo que contribuirá a reducir las tensiones que ocasionalmente
emergen del momento.
En los primeros instantes, después de presentarse y con el propósito de dar
paso a una charla más amena, el terapeuta podrá preguntar: ¿Qué tal tu
mañana (tarde o noche)? ¿Qué opinas del clima de este día? ¿Tuviste
complicaciones para llegar a esta dirección? ¿Por qué medio o cómo te
enteraste de mis servicios? Asimismo, si aún no se ha hecho antes, se
aconseja presentar el encuadre terapéutico, reafirmando la confidencialidad,
describiendo el estilo de trabajo e indicando la duración de la sesión y la
frecuencia de cada cita.
Además, se recomienda, evitando un tono de arrogancia y sin caer en
presunción, hacer mención de la formación profesional con el fin de generar
una mayor confianza y tranquilidad en el paciente. Sin duda, usted se sentiría
más sereno al saber que será operado por un cirujano especialista en el área,
en comparación a un residente inexperto. Desde luego, esto implica que el
profesional debe contar con un entrenamiento y ser competente en cualquier
enfoque de intervención, respaldado con experiencia supervisada y con el
deseo de estar en capacitación constante.
Siguiendo el hilo del tema central, es importante mencionar que en
Programación Neurolingüística (PNL) se invita a tomar en cuenta el sistema
de representación o plano perceptivo del usuario. En otras palabras, hay que
identificar el canal dominante a través del cual el individuo tiende a percibir
su realidad, ya sea por su inclinación Visual, Auditiva, Kinestésica u
Olfativa/Gustativa. Esto se hace con la intención de acceder a una
sincronización con pericia (Mohl, 1992).
Una persona Visual utilizará expresiones como: “No veo una solución a esta
situación”, “No encuentro una luz en este camino”, “Me veo en la necesidad
de solicitar ayuda”, “Necesito conocer un nuevo punto de vista”. Un
individuo con preferencia Auditiva: “Esto me suena mal”, “Sé que suena
difícil de entender”, “Decidí hacer oídos sordos de los acontecimientos”. Una
persona Kinestésica: “Siento un escalofrío solo de pensarlo”, “Se me acelera
el corazón al hablar del tema”, “Es un asunto que me espina al tocarlo”.
Alguien Olfativo/ Gustativo: “Desde un principio todo me olía mal”, “Esta
situación me dejó un sabor muy amargo”.
Entonces, aspirando acceder a un buen rapport por medio de un
procedimiento sencillo pero que demanda práctica, el terapeuta
probablemente retroalimente diciendo: “Puedo ver (visual) lo mucho que te
ha afectado esta situación”, “Estoy para escucharte (auditivo)”, “Puedo sentir
(kinestésico) parte de tu dolor”, “Deseo que con nuestros encuentros tu vida
adquiera un olor (olfativo) más agradable para ti”, “Espero ayudarte en esta
situación y así sea menos amarga (gustativo) para ti”. O plantear preguntas
como: “¿Qué verán (visual) los otros en ti que les indicará que asistir a
terapia te está funcionando?”, “¿Qué personas te escuchan (auditivo) cuando
estás así?”, “¿Cómo esta situación puede ser menos punzante (kinestésico)
para ti?”, ¿Qué puedes hacer, aunque sea mínimo, para que tu vida tenga un
olor (olfativo) diferente?,“¿Qué tendría que suceder en esta sesión para que
vuelvas a casa con un sabor menos amargo (gustativo)?
Al respecto, también hay otras técnicas similares, como la utilización de la
respiración, la velocidad y tono de voz, el ritmo del parpadeo y la imitación
de los movimientos corporales, las cuales conceden entrar en sintonía con el
otro (denominado reflejo no verbal en PNL).
PREGUNTAS PARA DEFINIR EL
MOTIVO DE CONSULTA
“Si tu problema tiene solución, ¿por qué te preocupas? Y si no tiene solución, ¿por qué te
preocupas?”.
Proverbio chino
E expongan
s común que en el transcurso de la primera entrevista los usuarios
un abanico de problemáticas. Si no se establece junto con el
terapeuta una limitación o prioridad en los temas a tratar, ambos podrían
experimentar confusión en el desarrollo de las sesiones, especialmente el
profesional en su papel.
En ese sentido, será indispensable emplear preguntas certeras que tracen un
mapa, definiendo un punto de inicio y un destino final. Las cuales pueden ser:
P raíces
recisar el problema es demasiado trascendente, pero excavar y ver las
de su origen puede resultar una pérdida de tiempo. Por
consiguiente, una vez explícita la dificultad, la dinámica terapéutica se
enfocará en escudriñar alternativas que concedan remediarla.
Un punto importante a considerar es la indagación acerca de las soluciones
intentadas, puesto que, desde una postura Sistémica, incidir en los mismos
intentos de solución a veces retroalimenta el síntoma o incluso termina por
agravarlo. De modo que se propone cuestionar:
Expresar las aflicciones es, sin duda, terapéutico. Sin embargo, existen
personas que quedan atrapadas en la queja, adoptando el papel de víctimas y
con la dificultad de abandonar el nudo del sufrimiento. En efecto, el terapeuta
guiará al consultante hacia la búsqueda de soluciones con la finalidad de que
no permanezca estancado en la problemática.
PREGUNTA MILAGRO
“Si les he contado estos detalles acerca del asteroide B-612 y si he tenido confianza en decirles su
número es por las personas mayores, ya que éstas, aman las cifras. Cuando les habla uno de un nuevo
amigo nunca te preguntan de cosas esenciales. Jamás te dicen: ‘¿Cómo es su voz? ¿Cuáles son sus
juegos favoritos? ¿Colecciona mariposas?’. En cambio te preguntan: ‘¿Qué edad tiene? ¿Cuántos
hermanos tiene? ¿Cuánto gana su padre?’. Y, al obtener las respuestas a estas preguntas, creen ya
conocer a las personas”.
Fragmento tomado de “El Principito”, de Antoine de Saint Exupéry.
P movilizarse
ermitir que el sujeto se sitúe en una escala, es el primer paso para
a una dirección de cambio. Esta pregunta es aplicable de
cuantiosas maneras e innumerables situaciones. Son empleadas como medio
de evaluación e intervención.
En aras de ilustrar su manejo, se mencionan las siguientes situaciones:
Una vez asignada la puntuación por el usuario, se sugiere subir 0.5, porque
el consultante suele plantear un pequeño cambio, el cual termina siendo más
viable de llevar a cabo. Una frase célebre de Hesíodo dice: “Si añades poco a
lo poco y lo haces así con frecuencia, pronto llegará a ser mucho”.
En caso de que la persona dé un puntaje satisfactorio, por ejemplo, 7 o
arriba de este dígito, mostraremos admiración: ¡Órale, ese es un buen
puntaje! ¡Vaya, es una puntuación muy buena! ¡Es un número que me parece
extraordinario! Al instante el terapeuta preguntará qué hay detrás de ese
dígito, focalizando los puntos fuertes, recursos o el lado positivo de su
respuesta.
La ubicación de una escala es aplicable prácticamente sin restricción de
edad. Con niños se pueden trazar gráficos o símbolos con el objeto de
adquirir algo más concreto de la dimensión que se desea explorar (Cade & O
´Hanlon, 2011).
PREGUNTA CIRCULAR
“Si quieres conocerte, observa la conducta de los demás. Si quieres comprender a los demás, mira en
tu propio corazón”.
Friedrich Schiller
E cuanto
n la revisión bibliográfica de esta técnica suele haber divergencias en
a su uso y definición. En este manual, se aludirá a la pregunta
circular de dos maneras: las primeras, aquellas elaboradas con el propósito de
explorar las relaciones familiares o el vínculo entre determinado grupo de
personas; las segundas, concernirán en cómo el individuo “se ve a sí mismo a
través de los ojos del otro”.
Para ejemplificar las primeras, imaginemos que recibimos en terapia a una
familia nuclear, integrada por papá, mamá y un hijo unigénito de 8 años de
edad, donde el paciente identificado es el niño. Con el uso de preguntas
circulares en el ahínco de indagar las conexiones de los miembros del sistema
o la perspectiva que posee cada uno sobre la dificultad, quizás el terapeuta
cuestione:
C humano
arl Rogers y Milton Erickson eran fieles creyentes de que el ser
está dotado de recursos y habilidades para resolver los desafíos
que surgen a lo largo de la vida. Desde esta perspectiva, el papel del terapeuta
se simplifica en ser un facilitador que guía al paciente para que reconozca sus
propias competencias.
Las siguientes preguntas permiten escudriñar las capacidades del usuario:
● Supón que tienes que felicitarte por algo que admiras de ti mismo, ¿qué te
dirías?
● Cuenta alguna anécdota donde tuviste control sobre el problema. ¿Cómo
lo hiciste?
● Imagina que hay una caja de cartón frente a ti. En su interior, podrás
encontrar tus habilidades y virtudes. ¿Qué tomarías de esa caja para resolver
este problema?
● ¿Hay alguna virtud que te han dicho otras personas que posees y que te
cuesta tomarla como verdad?
● Si caminando por la calle me encuentro con un extraño y yo le quisiera
hablar sobre tus virtudes, ¿qué le diría a él o ella?
● Si pudieras mencionar o crear una frase motivacional inspirada en tu vida,
¿cómo diría?
● ¿Cómo le hiciste o de dónde sacaste fuerzas para levantarte de la cama
esta mañana a pesar del problema?
● Quizás otro en tu lugar se hubiera dado por vencido. ¿De dónde sacaste
fortaleza?
● ¿Qué cosas jamás cambiarías de ti?
● ¿Cuáles han sido algunos momentos donde lograste tener éxito en lo que
te proponías? ¿Qué recursos personales contribuyeron a alcanzarlos?
● ¿En qué circunstancias te has felicitado a ti mismo?
● ¿Qué es sencillo para ti que probablemente a otros les tome trabajo hacer?
● ¿Qué has logrado que las personas importantes en tu vida se sientan
orgullosos de ti? ¿Eso qué dice de ti como ser humano?
● Todos tenemos algo único que ofrecer, ¿qué es lo que tú ofreces a los
demás?
● Si escribieras una lista de las virtudes que posees, ¿qué redactarías en esa
lista?
● De todas tus cualidades, ¿cuál es la que más debes tener presente cuando
aparece un problema?
● ¿En qué situaciones has recibido elogios de otras personas?
● ¿Cuál de tus habilidades o cualidades son las más valoradas por otras
personas?
● Si un productor de cine quisiera llevar a cabo una serie o película
inspirada en las cosas buenas que has hecho en la vida. ¿Qué debe considerar
sobre ti?
● Imagina que Marvel o DC quieren contratarte y que tú seas un superhéroe
nuevo. Por tus cualidades y características, ¿qué superpoderes tendrías?
● Si fueras un personaje histórico debido a tus virtudes, ¿quién serías y por
qué razón?
“Yo soy Yo. Tú eres Tú. Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas. Tú no estás en
este mundo para cumplir las mías. Tú eres Tú. Yo soy Yo. Si en algún momento o en algún punto nos
encontramos será maravilloso. Si no, no puede remediarse. Falto de amor a Mí mismo cuando en el
intento de complacerte me traiciono. Falto de amor a Ti cuando intento que seas como yo quiero en vez
de aceptarte como realmente eres. Tú eres Tú y Yo soy Yo”.
Fritz Perls
E ncerteza
primera instancia, al recibir a una pareja en terapia se tiene casi la
de que ambos poseen el interés de recuperar la relación; de lo
contrario, no hubieran concretado la cita o uno de los involucrados no haría
acto de presencia.
Por lo tanto, la maniobra al principio será rememorar los recursos
disponibles y gestos de amor que han mantenido unido a la pareja durante el
tiempo compartido. Estos aspectos generalmente pasan desapercibidos
debido a que la pareja suele enfocar sus energías en sus discrepancias.
Las próximas interrogantes podrán ser una guía valiosa:
“No puedes evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que anide
en tu cabellera”.
Proverbio chino
E terapia.
l trabajo relacionado con las emociones y los sentimientos es común en
Con frecuencia, la negligencia emocional y la falta de atención
hacia nuestros sentimientos están vinculados a ciertos trastornos, por
mencionar algunos: ansiedad, depresión, trastorno límite de la personalidad y
abuso de sustancias.
Los conceptos de emoción y sentimiento comparten similitudes, lo que
podría llevar a su uso incorrecto y generar confusión. Una forma simple de
diferenciarlos es a través de su duración en el tiempo. Las emociones surgen
como reacciones inmediatas ante estímulos o situaciones específicas. Por
ejemplo, cuando un perro comienza a ladrar y se acerca amenazante,
percibimos de inmediato la emoción del miedo. Esta emoción se desvanece
una vez que nos ponemos a salvo y nos calmamos, y junto con la disipación
del peligro, el miedo desaparece.
En contraste, los sentimientos perduran más en el tiempo. El amor que
experimentamos hacia otra persona, por ejemplo, es un sentimiento, dado que
tiende a perdurar más y no es efímero. Asimismo, en la mayoría de las
situaciones, las emociones tienden a ser más intensas en comparación con los
sentimientos.
La labor del profesional radica en proporcionar un espacio en el cual el
paciente pueda nombrar sus emociones y sentimientos, exteriorizarlos,
identificar en qué parte de su cuerpo se manifiestan y desarrollar estrategias
que posibiliten el manejo de los mismos.
Aunque ya se ha realizado la distinción entre una emoción y un sentimiento,
para fines prácticos, en las preguntas propuestas se utilizó exclusivamente el
término “emoción”. Por supuesto, cuando se apliquen estas preguntas, si la
situación lo requiere, el lector podrá adaptarlas al concepto de “sentimiento”.
Tras lo expuesto, las interrogantes que se proponen son las siguientes:
“Cuando no somos capaces ya de cambiar una situación, nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros
mismos”.
Viktor Frankl
E referirse
n algunas partes del libro, se ha utilizado el término “resistencia” para
al paciente que muestra actitudes poco colaborativas que
inciden directamente en la evolución del tratamiento. Dicha palabra se
emplea en el campo de la psicología clínica, psicoterapia y, especialmente, en
el psicoanálisis. Se atribuye su primera descripción a Sigmund Freud, un
personaje icónico cuyo argumento sostenía que las resistencias surgían
debido a la activación de mecanismos inconscientes en el sujeto.
Por otro lado, el modelo Centrado en Soluciones señala que la noción de
resistencia carece de utilidad, ya que siempre existe una cooperación natural
por parte del paciente, y percibir lo contrario hace susceptible al profesional a
erigir una barrera en la relación terapéutica. Por ende, incluso se cuestiona su
existencia.
Tras lo expuesto, este tema podría generar cierta controversia, si bien la
última palabra quedará en manos del lector. No obstante, basándonos en el
conocimiento empírico, se pueden identificar conductas desfavorables por
parte de los pacientes, tales como: la impuntualidad y la frecuente
cancelación de citas, la omisión de información relevante sobre algunos
asuntos relacionados con el motivo de consulta y el incumplimiento de las
tareas terapéuticas. Además, nos encontramos con situaciones en las que
personas, especialmente menores de edad, son llevadas a terapia sin su
consentimiento total. Si nos hallamos en tal situación, surge la propuesta de
plantear las siguientes preguntas:
● “Sé que estás aquí en contra de tu voluntad, pero dime, ¿qué les preocupa
a tus padres (o la persona que concretó la cita) para traerte aquí?”.
● “Yo también estaría de brazos cruzados ante un desconocido y me
mostraría desconfiado al contar mis asuntos personales a un sujeto que veo
por primera vez, aunque cuéntame…”.
● “Seguramente tienes un motivo válido que te lleva a pensar o expresar
que soy incapaz de comprenderte, y estoy dispuesto a escucharlo. ¿Te
gustaría compartirlo?”.
● “Me van a pagar por tener una conversación contigo con la intención de
ayudarte y que tú salgas favorecido, mas si quieres podemos quedarnos
callados hasta que se cumpla el tiempo de la sesión. De todos modos, eso no
afectará el costo de mis honorarios. Pero mejor indícame sobre qué quieres
platicar, porque no creo que sea justo que me regalen el dinero por quedarme
callado durante toda la sesión”.
E psicológica;
l profesional y el usuario suelen tener claro el inicio de una terapia
sin embargo, a veces se confunden y no saben cuándo
ponerle fin. Por supuesto, existen varios factores que determinan la
conclusión del proceso. En ocasiones, ambas partes coinciden en el momento
de finalizar. En otras, la persona abandona la terapia antes de tiempo y sin
previo aviso. En cualquier encuentro interpersonal, nadie posee la certeza de
que se vuelva a repetir. En consecuencia, el terapeuta debe considerar la
realización de un cierre de sesión efectivo en los últimos minutos. Para ello,
las preguntas que se sugieren son:
● ¿Hay alguna pregunta que te gustaría que te haga y que hasta ahora no he
planteado?
● ¿Hay algo más que debería saber de lo que hemos platicado?
● ¿Qué cosas marchan bien y no requieres cambiar?
● ¿Qué comportamiento deseado ya se encuentra presente en tu vida?
● ¿Qué vas a hacer de manera diferente después de esta sesión?
● ¿Qué has ganado de esta sesión?
● Si una frase resumiera este encuentro, ¿cuál sería?
● ¿De qué les hablarás a las personas que te pregunten sobre tu sesión
terapéutica?
● ¿Sobre qué mejoras me hablarás la próxima vez?
● ¿Qué tendrías que hacer para prevenir una recaída? ¿Qué sugerencia le
harías a alguien que ha vuelto al mismo problema?
● ¿Qué sucedería en caso de un retroceso? ¿Cómo notarás que vuelves al
camino correcto?
● ¿Cómo otros pueden motivarte en caso de una recaída?
● ¿Consideras que será prudente tener otra sesión? ¿Qué te hace pensar
eso?
● ¿Qué descubriste en nuestra conversación que antes pasabas inadvertido?
● Por sugerencia, ¿qué tarea te gustaría recibir cuando te retires?
● ¿Estarías dispuesto llevar a cabo una tarea de aquí a nuestro próximo
encuentro? ¿Qué tarea te atrae?
● ¿Con qué animal te identificas cuando iniciaste tu tratamiento? ¿Qué
animal te representa ahora que concluiste tu terapia?
● Imagina que un día te vuelvo a ver, pero esta vez, en la televisión. ¿De
qué cosas me enteraría de ti?
● ¿Qué pasará entre nosotros cuando nos encontremos en otro sitio, fuera
del consultorio? ¿De qué cambios positivos me hablarás?
● Imagina que voy a elaborar un dibujo de tu vida después de concluir esta
sesión ¿Cómo luciría ese dibujo?
● Si te obsequiara una caja que contiene las cosas que has descubierto en tu
proceso terapéutico, ¿qué sería lo primero que tomarías?
“Cualquier instrumento puede usarse para el bien o para el mal; del hombre depende utilizarlo para
los mejores fines”.
Frase atribuida comúnmente a Albert Einstein.
S siendo
tan Lee, creador de Spiderman, en el primer relato del personaje y
la última viñeta del narrador, expresó: “Un gran poder conlleva
una gran responsabilidad”. Querido(a) y apreciado(a) lector(a), te invito al
uso responsable de las pericias abordadas en este libro, las cuales deberán
emplearse exclusivamente con la intención de ayudar a quienes lo necesitan,
y sin caer en un acto de manipulación.
Con la esperanza de que así será, agradezco de forma inmensurable la
loable labor que realizas día a día en esfuerzo por forjar un mundo más
próspero para la humanidad. Aquí concluye este manual, pero comienza tu
viaje al ponerlo en práctica.
Recibe mucha suerte y mis mejores deseos.
BIBLIOGRAFÍA
Respuestas de la autoevaluación:
1. Pacto con el diablo 2. Connotación positiva 3. Ritual 4. Ilusión de
alternativas 5. Redefinición 6. Externalización del problema 7. Confusional 8.
Ordalía 9. Tendencia al Sí 10. Metáfora 11. Desencuadre 12. Intervención
Paradójica 13. Historias embebidas 14. Disociación terapéutica 15. Tendencia
invertida.
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Oscar De Jesús Gracia García
Es licenciado en psicología, graduado con
excelencia académica de la Universidad del
Golfo de México (UGM), en el campus de San
Andrés Tuxtla, Veracruz, México. Además de
su licenciatura, cuenta con una maestría en
Terapia Familiar, y ha estudiado diplomados y cursos en diferentes enfoques
de intervención. También es técnico en administración de empresas. Ha
demostrado su creatividad al escribir e ilustrar cuentos originales, así como al
desarrollar material para terapia de juego. Actualmente, se desempeña como
psicoterapeuta en la práctica privada.