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Manual de Técnicas y Preguntas Psicoterapéuticas (Spanish Edition)

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Manual de Técnicas y Preguntas

Psicoterapéuticas

Oscar Gracia

Manual de Técnicas y Preguntas Psicoterapéuticas.


Copyright © Gracia García, Oscar de Jesús.
Primera edición: diciembre, 2020
Segunda edición: enero, 2022
Tercera edición: agosto, 2023
Todos los derechos reservados.
ISBN: 9798566561004.
Kindle Direct Publishing.

Con amor y cariño a las personas que me han brindado el afecto y la entereza que se requiere en el
transitar de esta vida.
PRÓLOGO

E Preguntas
s un honor escribir el prólogo del libro “Manual de Técnicas y
Psicoterapéuticas”, de quien fue mi educando en la formación
profesional como psicólogo y ahora, compañero de trabajo y amigo. El Mtro.
Oscar de J. Gracia García es un psicoterapeuta que brinda atención a niños,
adolescentes, adultos, parejas y familias. He sido testigo de su crecimiento
tanto en el ámbito profesional como personal. Es autor de cuentos
terapéuticos para el trabajo con infantes, los cuales son utilizados por otros
profesionales con fines de intervención, abordando diversas temáticas. Por lo
expuesto, parte de su labor guarda una estrecha relación con estas páginas.
El presente libro tiene el propósito de proveer a los psicólogos, estudiantes
de psicología y psicoterapeutas, técnicas de intervención desde una
perspectiva de Terapia Breve para una terapia interaccional más efectiva. En
ese sentido, el lector podrá comprenderlas mediante ejemplos aplicados en la
experiencia del autor, de modo que la lectura resulta bastante comprensible e
invita a idear algunas variaciones y así, implementarlas en diversos casos de
consulta.
Por otro lado, la obra se centra en los enfoques terapéuticos Sistémico y
Ericksoniano, en los cuales el autor posee conocimientos, adquiridos a través
de estudios de posgrado y en la práctica clínica. Cabe mencionar que, aunque
son dos los enfoques de referencia, estas técnicas y preguntas también son
utilizadas en terapia Gestalt, Cognitivo Conductual, Psicodrama, entre otros.
En efecto, el manejo de ellas se deriva del interés del leyente.
Por último, es preciso indicar que “Manual de Técnicas y Preguntas
Psicoterapéuticas” es una obra muy especial, ya que incita al lector a
acompañar al autor en su experiencia. Por medio de la imaginación, es
posible visualizar a Oscar implementando cada una de las técnicas y
preguntas en casos reales, como si estuviéramos compartiendo una Cámara
Gesell.

Mtro. Esteban Villegas Velázquez


INTRODUCCIÓN

L consulta
a psicoterapia es una labor noble, ya que nadie en su sano juicio llega a
hablando de lo espléndida y afable que es la vida. Al contrario,
las personas se presentan agobiadas y con un sinnúmero de quejas, buscando
un espacio de desahogo que les permita compartir sus dificultades, aligerar
las penas y encontrar alternativas de solución a sus problemas.
El terapeuta es el sujeto que la ejerce y, al igual que cualquier ser humano,
encara los retos de la cotidianidad. Llora, se cansa, se molesta, tiene
necesidades afectivas, cognitivas, económicas y toda característica inherente
a su condición. Solo suele distinguirse en este campo por el conocimiento en
técnicas de intervención y por su disposición de ayudar.
Parafraseando a destacados exponentes de este quehacer, la psicoterapia
puede describirse como un encuentro entre dos especialistas: uno de ellos
posee conocimientos teóricos y experiencia profesional (el terapeuta),
mientras que el otro (el paciente) es un experto en conocer su vida personal y
está dotado, por naturaleza, de recursos para afrontar cualquier dificultad. Por
lo tanto, los participantes en un proceso terapéutico se complementan.
Hacer psicoterapia no es tarea fácil, Jay Haley lo sustenta cuando señala:
“Lo que hace que la terapia sea tan difícil, es que la vida es tan compleja que
tienes que diseñar una terapia para cada caso”. Debido a la multicausalidad
que dan origen a un problema y el sinfín de factores que lo retroalimentan, al
colaborar en la resolución, esta práctica se vuelve un arte.
“Manual de Técnicas y Preguntas Psicoterapéuticas”, tal como lo indica el
título, es una guía concisa de estrategias e interrogantes útiles en intervención
psicológica. Aunque por su denominación de las aquí descritas recaen
principalmente en el enfoque Sistémico y Ericksoniano, algunas son también
utilizadas bajo diferentes nombres en otros enfoques terapéuticos, como la
Terapia Cognitivo Conductual, Gestalt, Programación Neurolingüística
(PNL), entre otros.
Al principio, el presente manual era una guía de consulta personal. Las
preguntas y técnicas que encontraba en distintos libros, escuchaba en
conferencias o alguna clase, las registraba como notas, sabiendo que en
cualquier momento podría recurrir a ellas y emplearlas en mi práctica
profesional. Después de un tiempo, ese compendio fue tomando forma,
confeccionándolo con el propósito de que fuera útil para otros colegas que
comparten el gusto por la psicoterapia. El resultado es lo que tienes en tus
manos.
Lamento decepcionar al leyente al indicar que este es un manual en el
sentido extenso de la palabra. En efecto, no encontrarás fundamentos teóricos
profundos, pero sí una amplia variedad de herramientas valiosas en
intervención clínica. Por lo antedicho, deseo, lector, lectora, que las pericias
propuestas puedan contribuir en el ejercicio de tu profesión y, sobre todo,
coadyuvar a quienes acuden a terapia en busca de una mejor calidad de vida
mental y emocional.
Aprovecho para mencionar que en la elaboración de esta obra hubo
bibliografía referente que inspiró su contenido y estructura: 1001 Preguntas
Centradas en Soluciones de Fredrike Bannink, 200 Tareas en Terapia Breve
de Mark Beyeback y Marga Herrero de Vega, Raíces Profundas por William
Hudson O´Hanlon y Guía Breve de Terapia Breve de Brian Cade y el autor
antes citado. No puede pasar por alto nombrar al gran maestro Milton Hyland
Erickson, reconocido como uno de los terapeutas más destacados de todos los
tiempos y una musa invaluable hacia quienes se dedican al campo de la
psicoterapia. Además, quiero expresar mi profundo agradecimiento a mi
amigo y mentor, el Mtro. Esteban Villegas Velázquez, hombre que ha dejado
una huella significativa en mi desarrollo personal e influyó notablemente en
mi identidad profesional.
En forma adicional, me gustaría enfatizar que la terapia no se restringe al
empleo lineal de preguntas o ciertas tácticas. Circunscribirse de este modo
marcaría la pauta de que los consultantes se sientan meramente interrogados
o sumergidos en un diálogo vacío. Así que hay que tomar en cuenta otros
elementos en aras de una psicoterapia “exitosa”.
Ansío inconmensurablemente que la lectura sea amena y enriquecedora para
ti.
CAPÍTULO I
TÉCNICAS TERAPÉUTICAS

“Antes de curar a alguien, pregúntale si está dispuesto a renunciar a las cosas que lo enfermaron”.
Hipócrates

“El comején es un insecto que se alimenta de la madera o el papel. Le apetecen los libros, pero a
pesar de digerirlos, no adquiere la información contenida en ellos. De otro modo, sería un erudito”.
Oscar Gracia

E Lasn este capítulo se describe, grosso modo, algunas técnicas psicológicas.


primeras se distinguen por ser cognitivas, mientras que el resto son
de tipo conductual.
Partiendo del análisis breve de cada una, el lector echará a volar su
imaginación para innovar y adaptar estas estrategias a diferentes situaciones o
casos clínicos, las cuales no rendirán fruto si únicamente son leídas y no se
llevan a la práctica.
REDEFINICIÓN

“Lo que nos perturba no son los hechos, sino lo que pensamos sobre ellos”.
Epicteto

L etiquetas
a redefinición es una técnica cognitiva que pretende sustituir las
perjudiciales que no contribuyen al cambio u ofuscan la visión
del paciente. Al modificar los términos que utilizan las personas al referirse a
su problema, éste se vuelve más resoluble o disminuye el efecto pernicioso
con el que es percibido. Es una maña que suele emplearse con llaneza en el
lenguaje que a menudo pasa inadvertido por el receptor.
Las concepciones que hacemos de nosotros mismos o de determinada
situación pueden generar un estado de sufrimiento o bienestar. Nuestros
pensamientos crean la realidad que experimentamos. Imaginemos a un
usuario que se autodefine como “tacaño”, entonces el profesional diría: “Ya
que te consideras parte de esta categoría de personas, dime, ¿qué ventajas te
ha traído ahorrar así como lo haces?”. En consecuencia, la charla no giraría
sobre su avaricia, sino sobre su virtud de economizar.
Un individuo que indica atravesar una depresión, el terapeuta podrá
redefinir su estado a uno de tristeza, preguntando: “¿Desde cuándo la tristeza
llegó a tu vida?”. Distíngase que es más factible o menos complicado abordar
un período de tristeza en comparación a una depresión, considerando todo lo
que denota su significado. Además, en este último ejemplo hemos utilizado
un lenguaje externalizante, una técnica de la cual hablaremos en páginas
posteriores.

Ejemplos de redefiniciones:
● Persona desconfiada por persona precavida.
● Persona mentirosa por persona ingeniosa o creativa.
● Persona asocial por persona reservada.
● Persona miedosa por persona que actúa con precaución.
● Persona envidiosa por persona que se compara para ser una mejor versión
de sí mismo(a).
● Persona enojona por persona que se defiende o no se deja “pisotear” por
los demás.
● Persona culpable por persona que asume su responsabilidad.
● Persona presumida por persona que reconoce sus puntos fuertes o
virtudes.
● Persona lenta por persona que se toma su tiempo para efectuar las cosas.

Una redefinición va inmersa ocasionalmente al enunciar una pregunta que


esclarece algún beneficio:
● (Alguien que se considera “miedoso”) Platícame una experiencia donde
tu vida se vio expuesta al peligro y, al tomar tus precauciones, saliste ileso.
¿Cómo lograste hacerlo?
● (Una persona catalogada como “mentirosa”) Cuéntame, ¿cómo ser tan
creativo/a e ingenioso/a te favorece en tu trabajo?
● (Un individuo que se asume como desconfiado de sus relaciones
interpersonales) Entendiendo que eres un sujeto precavido al seleccionar tus
amistades, cuéntame, ¿qué aportan tus verdaderos amigos a tu vida?
● “Con regularidad, las personas atrapadas por un estado de tristeza tienden
a aislarse y pasar más tiempo consigo mismo. Entonces, coméntame, ¿qué
descubriste de ti mismo/a en esos momentos que antes pasabas inadvertido?”.

La redefinición debe implementarse con perspicacia y tenuidad, ya que si el


paciente logra discernir que lo han objetado es probable que se sienta
descalificado e incomprendido. Por supuesto, no se trata de suprimir la
realidad del consultante o interponer nuestro punto de vista, la noble
intención es hacer más llevadero aquello que se concibe como problema.
CONNOTACIÓN POSITIVA

“Jamás desesperes, aun estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua
limpia y fecundante”.
Miguel de Unamuno

I centrarse
mplica visualizar el problema desde una perspectiva disímil, evitando
en los matices negativos y rescatando en la medida de lo posible
sus beneficios. Dicho de otro modo, el terapeuta busca que el síntoma sea
apreciado por una razón altruista y soslaya que el consultante o sistema
familiar centren su energía en lo perjudicial de la problemática.
Buscar una connotación positiva a lo que se percibe como negativo a veces
no es una tarea tan sencilla como parece. Sin embargo, al conseguir el
dominio de la técnica, se puede aplicar incluso a las conductas más
destructivas. Intentando explicar este artificio se mencionan las siguientes
situaciones y preguntas:

● “Ahora que has finalizado tu relación de pareja y dispones de más tiempo


para ti, ¿qué actividades planeas realizar o retomar que antes no podías
hacer?”.
● “Después de perder tu trabajo y estar desempleado por un período, ¿qué
personas te brindaron ayuda en esa circunstancia?”.
● “En este momento, tus padres están aquí contigo en terapia porque les
preocupa que te estés cortando (cutting). Ya que has conseguido tener su
atención, ¿qué te gustaría comunicarles que antes no pudiste expresar en
otros escenarios?”.
Obsérvese que no se está diciendo que autolesionarse sea una conducta
buena, pues de antemano eso no sería terapéutico. No obstante, con la
connotación positiva se resalta la preocupación del sistema como señal de
interés y el espacio de diálogo generado por la aparición del síntoma.
● (Un adolescente que manifiesta conductas desafiantes) “El acto de estar
aquí reunidos, habla de la unión familiar que existe, producto del apoyo y el
amor que se profesan unos a otros. Por lo referido, puedo sostener que eres
un bienhechor, ya que seguramente tus hermanos deben hacer travesuras o
cosas que también desagradan a tus padres. Pero tus padres al mantener la
atención fijada en ti, automáticamente tus hermanos quedan sin castigo. Eso,
sin lugar a dudas, te convierte en un buen hermano”.

Recuerdo haber atendido a un joven que durante mucho tiempo


experimentó episodios de ansiedad. En aquel entonces, los signos y síntomas
se habían agravado por la muerte reciente de su madre, cuyo proceso de
fallecimiento fue muy repentino. Después de trabajar la parte del duelo y
apaciguar la manifestación de la ansiedad, expresó su temor de que ésta
volviera a atraparlo y perdiera por completo el control.
A estas alturas ya tenía información valiosa, y comencé diciéndole que no
se preocupara por ello, que afortunadamente la ansiedad no tenía la capacidad
de afectar sobremanera su vida, añadiendo que notara cómo era una persona
socialmente productiva, y que esto, por ejemplo, no había vulnerado su vida
laboral (a pesar de sus reiteradas apariciones en este contexto, él siempre
lograba dominarla con éxito).
Acto seguido, la conversación se centró sobre los beneficios que se habían
suscitado a raíz de este problema. Mencionó que cada vez que sentía que la
ansiedad estaba a punto de atraparlo, invitaba a sus compañeros de trabajo a
tener una charla con él, pensando que así se olvidaría de ella. Es importante
destacar que este joven se caracterizó por ser introvertido y poco sociable
tanto en su infancia como en su adolescencia.
Agregó también que este problema era un puente de comunicación entre él
y sus hermanos, subrayando especialmente a uno de ellos, con quien por
mucho tiempo mantuvo una relación distante. En general, todos los
integrantes de su familia le mostraban empatía cuando lo notaban mal. Tras
sus referencias, recalqué que al escucharlo reconocía que la ansiedad se había
convertida en una aliada en sus relaciones interpersonales. Él asintió con la
cabeza y sonrió al instante.
DESENCUADRE

“Solo los imbéciles no se contradicen nunca”.


André Gide

C atribuyen
uando el terapeuta cuestiona los significados que los pacientes
a las situaciones, absteniéndose de dar una nueva
connotación, genera un desencuadre. De esta manera, permite que los
consultantes construyan una perspectiva alterna, o admitan la realidad sin otra
consideración en particular (O´Hanlon, 1993).

Ejemplos:
● (Un adolescente se queja de sus padres y opina que no lo quieren por ser
problemático) “¿Cómo unos padres que no quieren a su hijo(a) le
proporcionan vestimenta, techo, protección, cubren sus gastos económicos y
además lo llevan a terapia? ¿No quieren a su hijo(a) o a las conductas que él
(ella) tiene?”.
● (Una persona con ideas suicidas) “¿Cómo una persona que piensa hacerse
daño ha decidido solicitar ayuda para estar mejor? Entonces, ¿en verdad
quiere dañarse? ¿O son las circunstancias que lo han llevado a pensar eso?
¿Quiere matarse o acabar con el problema? ¿Si no estuvieras sufriendo,
tendrías también ideas suicidas?”.
● (Alguien atrapado en el conflicto de continuar o abandonar la relación de
pareja en un contexto de maltrato e infidelidad) “¿Una persona que dice
amar, hiere y es infiel a su pareja? ¿Esa es una muestra de amor? Si es así,
¿quién te enseñó a amar de esta manera? ¿Así quieres vivir una relación el
resto de tu vida?”.
● (Una persona con baja autoestima, al momento de preguntarle sobre la
parte de su cuerpo que más le agrada y al responder que ninguna) “No
entiendo, ¿cómo no te gusta ninguna parte de tu cuerpo, pero haces por
pintarte las uñas y el cabello (si fuera el caso)? ¿Una chica que da valor a eso
expresa falta de interés hacia su físico? Si esa no es una muestra de amor
propio, ¿cómo lo llamarías?”.
● (Un hijo parentalizado, es decir, que cumple funciones que no le
incumben y son responsabilidades de los padres) “¿Quién te dijo que debes
dejar de ser niño(a) y convertirte en adulto a temprana edad? ¿Quién fue el
encargado de decirte que tú te tenías que convertir en padre (madre) de tus
hermanos?”.
● (Un niño con el rótulo de “Déficit de atención”) “¿Cómo su hijo puede
tener déficit de atención y prestar atención a varias cosas al mismo tiempo?”.
En pocas palabras, el desencuadre persigue contradecir el discurso
dominante del consultante y, por ende, lo encamina a descubrir nuevos
significados o, en su lugar, siembra una pequeña duda en miras de que sea
cuestionada su atribución.
EXTERNALIZACIÓN DEL
PROBLEMA

“Dios aborrece el pecado, no al pecador”.


Frase popular

E procedente
sta es una técnica confeccionada por el terapeuta Michael White
de Australia, en cohesión con David Epston de Nueva
Zelanda, representantes de la Terapia Narrativa, cuyo excelso trabajo es
ostentado en el libro “Medios Narrativos para fines terapéuticos”.
La externalización del problema permite separar la dificultad del individuo.
Esto se consigue a través de dos maniobras: reemplazando el adjetivo que la
persona emplea para describirse por un pronombre, por ejemplo: “Soy
culpable” por “La culpa”; también personificando el problema, en concreto,
otorgar un nombre: “La Culpa Pesada” (Campillo, 2009).
Por lo antes expuesto, el problema pasa a ser una entidad separada del
sujeto o un organismo extrínseco. No es lo mismo decir “Soy un torpe” que
“Cometí un acto de torpeza”. En palabras solemnes de Michael White (1998):
“La persona no es el problema, el problema es el problema”.
A continuación, se hace mención de algunas interrogantes que nos pueden
orientar en la labor de la externalización:
● ¿Qué nombre le darías a este problema?
● ¿Cómo dibujarías o representarías a ___________ (el nombre que la
persona le dio al problema)?
● Anteriormente, ¿has tenido este problema o uno similar? ¿Qué hiciste
para superarlo?
● ¿Cómo ___________ logra controlarte?
● ¿Qué áreas de tu vida suele afectar ___________?
● ¿Qué te dice este problema para que le hagas caso?
● ¿Cómo ___________ consigue convencerte de que no saldrá de tu vida?
● ¿Cuáles son las emociones “incómodas” que tiene como aliada este
problema?
● ¿Qué actividades, que son de tu agrado, abandonas por hacerle caso a
___________?
● Si tuvieras que tirar a ___________, ¿a dónde lo arrojarías? ¿Por qué en
ese lugar y no en otro?
● ¿Cuándo ___________ no ha sido un problema para ti?
● ¿En qué lugares no acostumbra aparecer ___________?
● ¿Qué haces cuando planeas atacar a ___________?
● ¿Qué día de la semana u hora ___________ no consigue atraparte o te
atrapa con menos fuerza?
● ¿Qué cosas te dices a ti mismo para que el problema no consiga
derrotarte?
● ¿Cuál es el primer pequeño paso que puedes dar para ganar más control
sobre ___________?
● Cuando ___________ no te ha molestado o te ha molestado menos, ¿qué
es diferente en esos momentos?
● ¿Quiénes te acompañan cuando consigues derrotar a ___________?
● ¿Qué miembro de tu familia es el más preocupado cuando este problema
te atrapa?
● Narra una ocasión en la que el problema intentó ganarte, pero no pudo.
¿Qué hiciste en ese momento?
● ¿Cómo celebrarías tu victoria sobre ___________?
● En un discurso, ¿qué es lo que dirías de cómo lograste vencer a
___________?
● ¿Qué dirían en un futuro tus hijos si se enteraran de que lograste aniquilar
definitivamente este problema? ¿Cómo se beneficiarían ellos?
● Si ese problema persistiera, ¿de qué forma te afectaría a ti o a tu familia,
en uno, cinco o diez años?

Con frecuencia, en distintas bibliografías, a fin de exponer el uso de la


externalización por medio de la personificación de manera comprensible, se
relatan casos de enuresis. Un niño que moja la cama por la noche, figuremos
que a su problema lo llama “Orín Mojado” (solicitamos al infante que este
nombre sea gracioso para él o ella, puesto que el problema ya se burló en
reiteradas ocasiones de uno, y ahora es su turno de hacerlo), se le podrá
preguntar:
● ¿Cómo dibujarías a Orín Mojado? Te propongo que lo plasmes de manera
humorística. Quizás le pongas ropa chusca o accesorios que le generen
vergüenza a él.
● ¿Cómo le hace Orín Mojado para llevar a cabo su plan y cómo es que
consigue meterte en problemas con tus padres?
● Si tuvieras que escribirle una carta a Orín Mojado sobre las cosas que han
sucedido en tu vida como consecuencia de su llegada, ¿qué expresarías en
esta carta?
● ¿Qué te dice Orín Mojado para convencerte y que lo escuches?
● Cuando te atrapa Orín Mojado, ¿qué emociones “incómodas” provoca en
tu vida?
● ¿Cómo te hace ver Orín Mojado delante de tus padres?
● Cuenta una historia donde has vencido a Orín Mojado. ¿Cómo lo hiciste?
● Piensa en una trampa que le dejarás esta noche para que Orín Mojado no
pueda atraparte. ¿En qué consistirá esta trampa?
● ¿Crees que si vas al baño antes de acostarte, Orín se pueda debilitar?
¿Qué te hace pensar eso?
● ¿Qué disfraz utiliza Orín Mojado al momento de intentar atraparte?
● ¿Cómo piensas celebrar cuando hayas vencido totalmente a Orín Mojado?
● ¿Qué consejos darías a los niños o niñas para vencer a Orín Mojado en
caso de que sean visitados por él?

Externalizar el problema mediante la personificación conquista resultados


favorables en la terapia con niños y adolescentes. Verbigracia, se puede
solicitar que se disfracen del problema y hagan una escenificación de su
modus operandi. Asimismo, requerir que lo dibujen en una bolsita de papel y,
acto seguido, pasen a colocársela en la mano (es una metáfora de que ellos
poseen el control de la dificultad) para que presten su voz al personaje en una
charla con el terapeuta.
Mari[1] , una niña pequeña de 5 años, fue llevada a terapia porque
últimamente mojaba la cama durante la noche y, ocasionalmente, su ropa
interior durante el día, según explicó la madre en la primera entrevista. Se
trataba de una niña muy brillante, mostraba aptitudes sobresalientes para su
edad. Le fascinaba leer cuentos y en las sesiones citaba las narraciones que
más le gustaban con talento y fervor.
Al momento de externalizar el problema, lo llamó “El Conejito Sololoy”,
esto en referencia a una historia que ella había leído. Como el consultorio
contaba con material que le permitía caracterizarse, tomó una peluca, colocó
un pañuelo en su cabeza y se puso unas gafas. También pintó su cara, dando
vida al “Conejito Sololoy”. Y ese fue el inicio de una larga entrevista con el
problema, exponiendo las tácticas que utilizaba en afán de atrapar a Mari, así
como los sentimientos y emociones que generaba sobre ella al lograr sus
hazañas. Además, compartió las estrategias “secretas” que Mari desconocía y
que debía implementar para vencerlo, entre otras cosas.
Una acción central propuesta por la niña consistió en dar grandes saltos en
dirección al baño, anticipándose a la aparición del Conejito Sololoy, y
festejando su victoria al bajar la palanca del inodoro, mientras contemplaba
cómo su problema se iba a través de la cañería. Al cabo de algunas sesiones,
por la astucia de la niña frente al Conejito Sololoy, este inconveniente
desapareció.
______________________________________
Paco es un niño de 10 años. Fue descubierto por su mamá rasgándose la piel
a la altura de la muñeca con una navaja que ella utilizaba para delinear sus
cejas. Al instante, la madre lo confrontó y cuestionó los motivos que lo
orillaron a efectuar tal acto, en respuesta, obtuvo un raquítico “No lo sé”,
enterándose de que no era la primera ocasión que lo hacía.
La progenitora añade, con cierto sonrojo, que Paco ha sido testigo de
disputas conyugales que, aunque son eventos esporádicos (este fue el relato
de la madre; no obstante, en este libro de ningún modo se pretende minimizar
la violencia), ha involucrado agresión física. Por si fuera poco, el padre
exhibe una marcada preferencia hacia el único hermano menor de Paco.
El niño plasmó el problema en una hoja blanca y posteriormente lo
confeccionó en un títere, al cual denominó “Garritas Filosas”. Siendo él la
voz del personaje, se interrogó: “¿Qué le dices a Paco cuando pretendes
atraparlo?”, “¿Cuándo fue la última vez que lo atrapaste?”, “Algunos niños
que son atrapados por sujetos como tú, suelen lastimarse cerca de la muñeca,
otros en la parte de la pierna o zonas no tan visibles. En este caso específico,
¿en qué área del cuerpo le ordenas a Paco que se rasgue la piel?”, ¿Qué
materiales utiliza Paco con la intención de llevar a cabo tu plan?”, ¿Qué
puede hacer Paco en el deseo de ganarte y consiga sacarte de su vida?”, entre
otras preguntas.
Parte de las respuestas fueron: “Le digo que nadie lo quiere…”, “La última
vez que le indiqué que se lastimara tiene más o menos un mes”, “Solo le
ordeno rasgarse la muñeca”, “Utiliza las navajas de delinear cejas de su
mamá”, “Paco tiene que cambiar sus pensamientos, no escucharme cuando le
hablo o buscar distraerse por medio del juego. Así no puedo atraparlo”.
Después de dialogar con Garritas Filosas, se exhortó a Paco a idear
actividades con el designio de fastidiarlo, sugiriendo, por ejemplo, que podía
meterlo en una bolsa de plástico e ingresarlo por unos días en el refrigerador
de su casa, encerrarlo con llave en el armario o quizás exponerlo por largas
horas a pleno sol.
Evidentemente, parte del tratamiento era involucrar al resto del sistema, por
lo que resultó imprescindible la colaboración de los padres, en especial la
figura paterna. A lo largo del seguimiento del caso, no se reportó la aparición
de cutting.
Las conversaciones externalizantes no solo ceden analizar la influencia del
problema en la vida del sujeto, sino que también advierten las repercusiones y
efectos que ha generado en las personas del entorno inmediato. Al escudriñar
los eventos donde se posee el control sobre el problema, se transforma la
historia e identidad de la persona.
Por los elementos analizados, se remarca que la externalización del
problema logra que el individuo y su dificultad no sean considerados como
uno mismo, y esto la convierte en una estratagema que consigue exonerar
cargas pesadas, es decir, libera al sujeto de la culpa, el resentimiento, la
vergüenza, el miedo, etcétera.

[1]
Los nombres reales de las personas expuestas fueron sustituidos pretendiendo salvaguardar su
identidad.
ILUSIÓN DE ALTERNATIVAS

“Donde manda capitán, no manda marinero”.


Dicho popular

T estrategia
ambién conocida como doble aferramiento o ilusión de opciones. Esta
consiste en proponer dos o más alternativas al cliente, donde,
sin importar cuál sea la respuesta, implícitamente se cumplirá el objetivo
terapéutico.
Casi a nadie le gusta recibir órdenes; cuando esto pasa, es común que surja
oposición. En esencia, con la ilusión de alternativas, el profesional evita que
sea visto como un sujeto que impone, toda vez que hace figurar que el
dominio de la situación concierne en exclusiva a los consultantes. En efecto,
se trata de una poderosa herramienta de la persuasión.
Milton Erickson creció en contacto con animales de granja. Él mismo narra
que en una ocasión notó que su padre le daba a escoger entre si prefería
alimentar primero a los pollos o a los cerdos. Aquí, en apariencia, tenía en sus
manos la toma de decisiones; sin embargo, no era así, porque jamás estuvo a
su alcance negarse a trabajar (Everstine & Everstine, 2000).

Ejemplos de esta técnica:


● ¿Cuándo quieres ver los resultados favorables de la terapia? ¿En dos
semanas, un mes o en menos tiempo? (A pesar de lo que diga el consultante
estamos afirmando que habrá cambios en un futuro).
● (Si notamos que la persona precisa de otra sesión por la magnitud del
motivo de consulta) ¿En qué horario quieres que te agende la próxima
semana? ¿A las 4:00 o 5:00 p.m.? (Sin importar lo que exprese, estamos
asegurando otro encuentro).
● (Si el padre o la madre se desvían del tema central) ¿Prefieres que
retomemos la charla sobre las reglas a implementar en casa respecto a la
educación de su hijo(a) o sobre cómo se pondrán de acuerdo tú y tu esposa(o)
para ser mejores padres de lo que ya son?
● ¿Vas a realizar la tarea terapéutica que te encomendé durante el
transcurso de la semana, o justo a pocas horas antes de que te vea en tu
siguiente cita?
● ¿Cuándo te darás cuenta de que las cosas marchan mejor en tu vida: a lo
largo de la mañana, en la tarde o en el lapso de la noche?
● ¿Qué prefieres: escribirme un mensaje de texto o realizar una llamada
para hablarme de los cambios positivos que experimentarás a partir de esta
sesión?

Inconcusamente, es un ardid que involucra un uso responsable. De no ser


operada con ética, se puede incurrir en la obtención de algún beneficio avaro
y/o en un acto de manipulación.
METÁFORA

“A buen entendedor, pocas palabras”.


Dicho popular

C nuestro
onstantemente nos comunicamos a través de metáforas para explicar
sentir: “La noticia fue un balde de agua fría”, “Me siento como
un barco a la deriva”, “Camino sin rumbo fijo”, “Estoy entre la espada y la
pared”, “Mi vida ha sido un infierno”, “Estoy perdiendo la cabeza”.
Recurrimos a ellas con la intención de expresar de forma concisa y clara lo
que se aspira comunicar al otro. Dicho de otra manera, la metáfora es un
recurso que permite transmitir emociones y experiencias de un modo más
vívido y comprensible para los demás.
Con fines terapéuticos, la metáfora posee un valor inconmensurable.
Cuando el terapeuta capta las expresiones empleadas por el usuario, puede
utilizarlas como medio de cambio. Un terapeuta Ericksoniano, en un ejercicio
de trance, probablemente diría: “… Siente cómo esa noticia poco a poco es
asimilada por tu cuerpo, llegando a una temperatura cómoda para ti”, “…
Observa cómo saludablemente tu barco llega a buen puerto…”, “… Fíjate
cómo eliges el camino que deseas transitar plácidamente…”. Al usar el
lenguaje de la “mente inconsciente”, los cambios aparecen casi de manera
mágica.
Nuestro cerebro se divide en dos hemisferios: el izquierdo y el derecho.
Cada hemisferio desempeña funciones peculiares complementarias. El
hemisferio izquierdo se ocupa de la expresión verbal y escrita, es analítico,
temporal, racional, objetivo, lógico, cuantitativo, lineal, realista. En contraste,
el hemisferio derecho está ligado a la expresión no verbal, es creativo,
emotivo, artístico, atemporal, holístico, cualitativo, no racional. A su vez, al
hemisferio izquierdo se le atribuye, por su labor, estar conexo a la “mente
consciente”; mientras el hemisferio derecho se asocia a la “mente
inconsciente”.
Así, cuando escuchamos una metáfora, activamos nuestro hemisferio
derecho. Al imaginar, se hace uso de la mente inconsciente. La Dra. Teresa
Robles comenta: “Para nuestro cerebro, lo que imaginamos es más fuerte que
lo que él mismo reconoce como realidad”.
Adjunto a lo referido, al cerebro le cuesta discernir entre lo real y lo
imaginario. Hasta el momento, no he encontrado una explicación de tan fácil
compresión sobre este planteamiento como lo expone Elsa Lesser (2013) en
su libro “Creando, Sanando y Disfrutando”:

Si tienes mucha hambre y tienes frente a ti una hamburguesa al carbón,


recién hecha, con el queso derritiéndose, con la carne jugosa aún
goteando, con vapor que se desprende del pan, lo más probable es que tu
cuerpo reaccione y tu boca comience a salivar o tu estómago a crujir. Esa
es la reacción de tu cuerpo con una hamburguesa frente a ti. Ahora, si
tienes mucha hambre y tienes frente a ti simplemente una foto de una
hamburguesa al carbón, recién hecha, con el queso derritiéndose, con la
carne jugosa aún goteando, con vapor que se desprende del pan, lo más
probable es que tu cuerpo reaccione y tu boca comience a salivar o tu
estómago a crujir. Esa es la reacción de tu cuerpo con una foto de una
hamburguesa frente a ti. ¿Qué significa esto? Que tu cerebro no identifica
lo que es real de lo que no lo es. En el primer ejemplo la hamburguesa es
real, en el segundo ejemplo, la hamburguesa no está, no es real, pero el
cerebro recibe la misma señal y el cuerpo reacciona de la misma manera.
(pág. 36)

Dichas palabras me recuerdan a un niño de 5 años con quien se trabajó la


emoción del enojo, utilizando su superhéroe favorito, Hulk. En el transcurso
de la terapia, entre semana, le atrapó una gran decepción al enterarse de que
Hulk no existía. Fue inocente y conmovedor su desengaño; su mente
consciente, la parte racional, le ha mostrado que su personaje ficticio e
imaginario no existe en el mundo real.
Para Sigmund Freud, el inconsciente era un contenedor de material dañino.
En cambio, Milton H. Erickson ostentó la mente inconsciente como un
depósito de recursos, experiencias, información, usanzas, habilidades y
funciones que están a nuestra disposición para encarar cualquier escollo.
Siguiendo el mismo orden de ideas, es necesario mencionar que la metáfora
terapéutica se puede evocar de múltiples maneras: a través de analogías,
cuentos, fábulas, parábolas, alegorías, anécdotas o experiencias de vida. En
términos generales, se trata de establecer una similitud entre la situación del
paciente y una narración que preferiblemente apunte hacia alguna alternativa
de solución, admonición o que genere reflexión.
Jesús de Nazaret empleaba parábolas para educar a sus discípulos e instruir
al pueblo. Sus historias transmitían grandes enseñanzas, captando la atención
de multitudes, y aunque alguna que otra denotaba amonestación, con
perspicacia no incurría en la confrontación. Esto lo convierte en el conspicuo
de esta técnica.
En el trabajo psicoterapéutico con niños que atraviesan por la separación o
el divorcio de los padres, implemento un cuento de mi creación titulado
“Espinito, el erizo”:

En un bello bosque, un simpático erizo buscaba insectos para satisfacer


su hambre. De repente, su búsqueda se vio interrumpida al observar a lo
lejos a una bella eriza que se paseaba por allí.
Olvidado de su apetito y movido por los encantos de ella, se acercó poco
a poco y en tono vacilante le saludó. La eriza le correspondió, ya que
también bastó con una sola mirada para sentirse atraída por él. En ese
momento, una simple expresión los llevó a una larga charla. Las horas
transcurrieron rápidamente y, sin estar dispuestos a ello, comprendieron
que cada uno debía volver a su hogar.
Al día siguiente, ambos regresaron al mismo lugar y la misma hora, con
la ilusión de volver a coincidir. Fue así como sus encuentros surgieron con
mayor frecuencia. Disfrutaban compartiendo esas tardes con el deseo de
que el tiempo transcurriera lento, en la intención de no separarse.
Después de un lapso de conocerse, decidieron ser novios. Durante su
noviazgo ocurrieron cosas maravillosas. Desbordaban amor el uno por el
otro; sin embargo, seguía siendo un martirio despedirse cada vez que se
marchaban a sus respectivas casas. Convencidos de que era la mejor
opción, pactaron casarse, para así poder estar juntos durante más tiempo.
Y todo lucía muy bonito, de hecho, producto de ese amor que se juraron,
hablaron sobre lo oportuno que sería tener un hijo. Así nació Espinito.
Aquella bonita familia cantaba, bailaba, reía y se divertían haciendo
muchas actividades. Un día, mientras mamá lavaba la ropa de los tres,
descubrió manchas de sangre impregnadas en sus prendas. Sorprendida, se
lo comentó a papá. De dónde y cómo habían llegado esas manchas, se
preguntaban una y otra vez sin encontrar respuesta.
Mamá continuaba lavando la ropa, y el agua que utilizaba salía más
rojiza. Su preocupación aumentó y dialogando con papá descubrieron que
esa sangre provenía de sus cuerpos; se estaban dañando mutuamente con
sus espinas y, de paso, lastimaban a Espinito.
Reflexionaron y llegaron a la conclusión de que la separación sería la
mejor opción, pues si se mantenían juntos quizás el daño se agravaría en
cada miembro de la familia.
Lograron ciertos acuerdos pensando siempre en el bienestar de Espinito,
aclarándole que nada de esto era su culpa.
Cuando Espinito se enteró, no pudo evitar sentirse triste, ya que el
anhelo de todo erizo es ver unidos a sus padres. Aunque le fue difícil
aceptarlo, comprendió que era lo mejor para sus progenitores, quienes,
debido a la distancia ya no se harían daño con sus espinas. Cada uno
empezó a sanar su propia herida a su paso y ritmo.
Y la diversión no desapareció; Espinito cantaba, bailaba, jugaba y reía
con sus papás, pero de un modo distinto.
Un día, Espinito se dio cuenta que a pesar de que sus patitas están
separadas permanecen unidas a su cuerpo. De inmediato, se miró al espejo
y vio que la distancia entre sus dientes no es impedimento para que
prevalezcan unidos a su boca. Fue así como tuvo la capacidad de entender
que hay infinidad de situaciones donde existe separación, pero también
unión a su vez. Como sus padres, que a pesar de vivir separados, siempre
estarán unidos por Espinito, quien es el reflejo del amor que se tuvieron.
En el transcurso de la narración, invito a los niños a dibujar y pintar los
personajes del cuento. A medida que avanza la historia, llegará el momento
de simular las heridas que la familia se hizo con sus espinas. Es común ver a
los niños representar las lesiones a través de puntos de color rojo,
probablemente debido a las características físicas de los personajes. Luego,
tendrán que idear alguna “cura” que les permita sanar sus dolencias. Y aquí
encontramos a niños y niñas que alivian los pinchazos de los personajes
dibujándoles vendajes, curitas, ungüentos o “pastillas mágicas”. Finalizado el
cuento, por añadidura, les digo: “Mira cómo tus dedos están separados, pero
unidos a tu mano. ¿Alguna vez te has dado cuenta, frente al espejo, de que tus
ojos se encuentran apartados, uno del otro, aunque unidos a tu rostro? Te
invito a buscar cosas en el consultorio donde exista separación, pero unión a
la vez. Por ejemplo, las patas de la mesa, dado que están separadas, aunque
unidas a la misma. O aquellos cuadros, que también están separados, pero
unidos a la pared...”.
Otro cuento de mi autoría se titula “Osito”, el cual puede emplearse en los
casos de acoso escolar o bullying. Este dice así:

Osito es muy tierno, con solo verlo dan ganas de apapacharlo. Aunque
suele contagiar a todos con su alegría, últimamente no sonríe mucho. Su
autoestima está por los suelos.
Algunos animales lo han lastimado a través de comentarios hirientes
acerca de su físico y su forma de ser. Cansado de esta situación, decidió
tomar unas clases sobre cómo defenderse del maltrato verbal.
En esa escuelita, aprendió varias técnicas útiles para protegerse de los
agresores. Dichas técnicas son: “Tomar las cosas con sentido del humor”,
“Exagerar”, “Responder con una frase sin sentido”, “Dar gracias”,
“Ridiculizar por medio de la imaginación”.
Un día, caminando por la calle se encontró a Hiena, quien le echó una
mirada de pies a cabeza y le expresó:
— ¡Mírate, qué gordo estás!
Osito, con una mente serena, contestó:
— Sabrás que me fascina y consumo mucha miel, por lo tanto, no estoy
gordo… ¡Tan solo estoy lleno de dulzura!
Lo anterior fue un claro ejemplo del manejo de la técnica “Tomar las
cosas con sentido del humor”.
Más tarde, se cruzó con Víbora. Ella, observando detenidamente los ojos
de Osito, declaró:
— ¡Qué ojos tan pequeños tienes! ¡Por poco y naces ciego!
— ¡Y los quería más pequeños, pero ya no se pudo! —explicó Osito.
En este caso, Osito utilizó la técnica de “Exagerar”.
Apenas se despedía de Víbora cuando llegó León.
—Ojalá algún día tu pelaje llegue a ser tan bonito como el mío —señaló
con orgullo el felino.
Osito respondió:
— Bien dice mi madre: “Árbol que nace torcido, se lo lleva la corriente”.
— Así no va el dicho —corrigió León.
Sin embargo, la fiera nunca se dio cuenta de que la técnica de
“Responder con una frase sin sentido” había tenido efecto.
Y a la vuelta de la esquina apareció Lobo.
— Caminas como un tonto —le dijo—, las puntas de tus pies siempre
están hacia adentro.
Osito empleó la técnica de “Dar gracias”, indicando:
—Te agradezco que te preocupes por mí, tomaré en cuenta tu
comentario.
En otra ocasión, se halló a Cocodrilo. El reptil, sin razón alguna, empezó
a burlarse de la estatura de Osito. Esta vez solo guardó silencio, no dijo
nada, cerró sus ojos e imagino a Cocodrilo de una manera muy divertida,
al tiempo que se carcajeaba por cómo lucía. Por supuesto, Osito usó la
técnica de “Ridiculizar por medio de la imaginación”.
La finalidad de un agresor verbal es lastimar con lo que dice, pero Osito
se convirtió en un experto en frenar este tipo de maltrato. Nadie le podía
herir con palabras, a menos que él lo permitiera.
Solamente hay una cosa de la que suele lamentarse Osito… que exista
una escuela sobre cómo encarar el maltrato verbal y no una escuela sobre
cómo educar a quienes son maltratadores verbales.
Porque en un mundo lleno de víboras, hienas, lobos, cocodrilos, leones...
es necesario saber defenderse.

Aunque hay varias formas de hacer uso de este cuento, generalmente, al


inicio de la terapia, invito a los padres de familia o tutores a conseguir o
confeccionar con materiales disponibles en casa un traje similar al dobok
(vestimenta del taekwondo). También hay que contar con cintas de tela con el
nombre de las técnicas descritas. Posteriormente, en unos papelitos se
escribirán algunas situaciones posibles a las que el niño o niña quizás
enfrente en un futuro. Por ejemplo: “Un compañero de clases te dice que eres
´tonto/a´”, “Uno de tus primos se burla de tu físico”, “Un familiar te expresa
que no eres bueno/a realizando determinada cosa”, etcétera. Durante la
sesión, el niño se pondrá su traje y, acto seguido, va a tomar un papelito al
azar y leerá la situación. Después, se dará su tiempo para reflexionar sobre
qué técnica convendrá utilizar en ese momento y sujetará a su cabeza la cinta
con el nombre de la técnica. Luego, citará las palabras que expresaría en ese
escenario, tomando como referencia la técnica seleccionada. La respuesta irá
acompañada con un movimiento ligero gestual o corporal. Esta es una
manera de trabajar un entrenamiento asertivo.
Por otro lado, se puede construir narraciones que expresen semejanza con la
vida del consultante. Loretta Z. Cornejo Parolini (2007), en su libro “Manual
de Terapia Gestáltica Aplicada a los Adolescentes”, desarrolla la actividad
“La caja de las palabras”. Tal como lo revela el nombre, consiste en una
cajita repleta de papelitos doblados con palabras. Cada asistente a terapia
podrá colaborar escribiendo una palabra para la caja. El terapeuta y el
paciente elegirán doce papelitos, con esas palabras y otras requeridas, se
escribirá una historia, la cual llevará un título alusivo. El tema de la historia
puede ser libre, aunque el terapeuta podrá proponer uno concreto. Mientras el
usuario redacta su historia, el profesional tendrá la oportunidad de crear una
que esté vinculada con el motivo de consulta o alguna experiencia del
usuario.
En una ocasión, una adolescente llegó a terapia con el deseo de trabajar
sobre su baja autoestima. Mamá estaba preocupada porque, en ese entonces,
unas compañeras de la escuela la hostigaban y temía que pudiesen hacerle
daño. Después de unas sesiones, la paciente identificada trabajó su proceso de
aceptación y confianza en sí misma; curiosamente, terminó haciéndose de
amistad con las chicas que la molestaban. Ese mismo día que ella comentó
esto, abordamos esta actividad. La historia construida e improvisada fue la
siguiente (las palabras subrayadas son los doce conceptos extraídos de la
caja):

Nuestros defectos fueron motivos de una perfecta amistad


Hace mucho tiempo, en un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme,
existió un pequeño dinosaurio llamado “No sé”[2] . Un día, sentado en un
puente, mientras observaba un hermoso paisaje, se puso un poco pensativo y
reflexionó sobre su vida. De repente, su tranquilidad se vio interrumpida por
otro dinosaurio que pasaba por ahí. Él tenía un cuello largo y aunque vestía a
la moda, le acompañaba un aliento apestoso a comida descompuesta.
Le preguntó —¿Cómo te llamas? —“No sé”—, respondió. —¿Cómo que no
sabes? —No, “No sé” es mi nombre—, añadió. —Quiero “No sé” que formes
parte de mi club—, dijo el dinosaurio de cuello largo. De inmediato, muy
emocionado “No sé” respondió que sí. Al momento, el dinosaurio de cuello
largo le dio una camisa con el nombre del club. Sin embargo, como “No sé”
era un Tiranosaurio Rex, se sintió humillado al no quedarle la camisa por sus
cortos brazos.
En el interior de “No sé” se desató una pelea, porque creía un lado bueno y
otro hipócrita de la amistad de aquel dinosaurio de cuello largo. Entonces,
decidió huir.
Al día siguiente, se encontraron caminando por la calle. —Te tengo una
sorpresa—, dijo el dinosaurio de cuello largo. ¡Era una camisa a la talla de
“No sé”! El pequeño Tiranosaurio Rex valoró mucho este gesto de amistad y
amor. En respuesta, al poco tiempo, “No sé” le regaló una pasta de dientes
para que ya no le apestara más el aliento. Y se cuenta que este fue el inicio de
una amistad saludable.
A veces, las personas llegan al consultorio devastadas emocionalmente o
heridas por situaciones traumáticas, como un abuso sexual. Al notar que
hablar sobre esos temas sensibles resulta un tanto difícil, he compartido la
siguiente anécdota:

Cuando estudiaba en la universidad, recuerdo que una noche llegué a


experimentar un dolor incontenible en una muela. Por la hora, era
imposible que algún especialista atendiera aquella dolencia. En esa
ocasión solo me retorcí en la cama, sin conciliar el sueño, esperando que
pronto amaneciera para asistir a un consultorio dental que quedaba a pocas
calles de donde vivía.
Y efectivamente, la muela estaba cariada. Confiado en la intervención
del profesional, la opción inmediata fue la eliminación de la caries y la
reconstrucción de mi muela con amalgama, para así terminar con el dolor.
Con el paso del tiempo, un día pretendiendo destapar un refresco (cosa
que jamás había hecho antes, pero por la desesperación e intentos
fallidos), sin darme cuenta utilicé esa muela, lo que ocasionó que la
amalgama que estaba colocada se fracturara y a su vez quedara expuesto
el nervio, causando nuevamente una gran incomodidad.
Desesperado, hice una cita con un nuevo odontólogo, quien primero
realizó una radiografía y señaló que al colocarme la amalgama debieron
haber eliminado el nervio previamente. Lo que seguía era practicar una
endodoncia: un proceso que consiste en el tratamiento de los conductos
radiculares, la eliminación de la pulpa dental y la reconstrucción de la
pieza con un material definitivo.
El tratamiento constó de tres sesiones. Una vez anestesiada la zona en la
que se trabajaría, el odontólogo introducía unas limas de endodoncia, que
son una especie de agujas en forma de espiral que permite eliminar los
residuos de la pieza y ensanchar los conductos radiculares, para
posteriormente poder ser obturados.
Quienes han tenido la experiencia de una endodoncia saben que el
momento puede resultar bastante incómodo, más aún cuando pasa el
efecto de la anestesia (o al menos ese fue mi caso). Transcurridas esas tres
sesiones un tanto desagradables, se reconstruyó la pieza dental, dándole un
poco de estética.
Gracias a la intervención de aquel odontólogo, especialista en lo que
sabe hacer, esa muela no me ha vuelto a fastidiar. Es más, por el material
que se utilizó para reconstruirla luce como las otras.
Con esta experiencia comprendí que no basta con tapar algo que nos
causó dolor, sino que debemos atacar el problema de fondo; que a veces es
necesario experimentar incomodidad en tres sesiones si de ello depende
disminuir o acabar con el sufrimiento.
También aprendí que no debo confiar en cualquiera que tenga un
consultorio dental a escasas calles de mi casa (dicho en tono de broma).

Otros ejemplos de la aplicación de la metáfora con sentido terapéutico


serían:
● Un padre alcohólico que se encuentra en un proceso de recuperación, se
le puede hablar de lo importante que es la integración de un elemento dentro
de la familia, en similitud a una mesa, ya que si falta una pata, provocaría
quizás la caída de la misma, porque es una parte fundamental que consigue
mantenerla de pie.
● A unos padres sobreprotectores, les propondremos la analogía de las
plantas, las cuales requieren agua, mas al caer en un exceso pueden ahogarse
y suscitar su declive. Asimismo, sería provechoso hablar de la importancia de
abonarlas, quitar la maleza y brindar los cuidados necesarios a una relación
de pareja carente de atenciones.
Resulta insuficiente dedicar un apartado para exhibir la magnificencia de la
metáfora en terapia; no obstante, espero que este bosquejo lleve a apreciar su
valía e incite su estudio en otras fuentes con mayor detenimiento.

[2]
Originalmente, la palabra extraída fue “Nose”. Empero, es de suponer que el participante que
escribió e ingresó dicha palabra a la caja, se equivocó, ya que en el idioma español se escribe de manera
ortográfica “No sé”.
HISTORIAS EMBEBIDAS

“Las historias que tienen magia no se pueden contar deprisa”.


Stephen King

S historias
tephen Lankton denomina “historias embebidas” a la narración de tres
terapéuticas: una primordial y dos adjuntas que refuerzan a la
más importante. Al inicio, se narra una de las historias que vigorizará a la
principal; más o menos a la mitad o en un momento estelar, la abandonamos
para introducir la segunda historia que también será de acompañamiento, y
del mismo modo se deja inconclusa, dando paso a la historia que tendrá
mayor impacto sobre la persona; esta última se cuenta completa.
Posteriormente, se retoma la segunda historia en el preciso momento donde
había quedado pendiente, hasta terminarla. Por último, se vuelve a la primera
historia justamente donde la interrumpimos, finiquitando. Las historias
embebidas poseen la capacidad de generar amnesia (Aguirre & Álvarez,
2007).
En la terapia Ericksoniana, a esta técnica se le conoce como “metáforas
contenidas”. Su empleo y desarrollo se le atribuye a Milton H. Erickson,
quien con frecuencia contaba historias o anécdotas con el anhelo de intervenir
y persuadir a sus consultantes.
Una historia puede tener mayor impacto y remembranza que el mejor
discurso elaborado. Hay más posibilidades de que un paciente recuerde una
historia cuyo mensaje intente contribuir a su vida, en comparación a un
excelente discurso que busque animarlo.
En América Latina y parte de la Península Ibérica, los padres utilizan la
historia del “Coco” (el nombre varía según el país) con la intención de aterrar
a los niños que se niegan a dormir, describiendo algunos detalles físicos del
personaje y métodos empleados bajo el designio de acechar a sus víctimas.
Esto es un claro ejemplo de la capacidad que posee una narración para influir
en el pensamiento, las emociones y la conducta. Mientras contamos una
historia, la persona va recreando en su imaginación lo que escucha, entrando
en un estado hipnótico natural. La Dra. Teresa Robles propone las palabras
protectoras entremezcladas como mecanismo de protección en ejercicios de
trance. Estas son: los adverbios “automáticamente” y “saludablemente”; y los
gerundios “aprendiendo” y “disfrutando”. Los adverbios son juegos de
palabras, y se traducen así: “automáticamente” - mente automática y
“saludablemente” - mente saludable. Entretanto, los gerundios indican una
acción que se está dando en tiempo presente.
Podemos utilizar los adverbios para prevenir cualquier cosa que llegue a
incomodar al usuario en el transcurso de la narración. Aparte de los ya
mencionados, tales adverbios pueden ser: cómodamente, protegidamente,
alegremente, plácidamente, agradablemente, confortablemente.
A continuación, se presenta un ejemplo de la estructura y desarrollo de
historias embebidas. La primera narración es adjudicada a la autoría de Jorge
Bucay, mientras que las otras dos son de autores anónimos.
En este caso, vamos a suponer que recibimos a una joven que está
confundida y no sabe si continuar con su relación de pareja o terminarla. Ella
indica que ha llegado a terapia debido a los episodios de agresión que ha
experimentado, y su pareja se niega a asistir a la sesión es porque no cree
necesitar ayuda. Basándonos en esta situación, la propuesta es la siguiente:

El rey estaba enamorado de Sabrina, quien era una mujer de baja


condición a la que el rey había hecho su última esposa. Una tarde,
mientras el rey estaba de cacería, llegó un mensajero para avisar que la
madre de Sabrina estaba enferma. Pese a que existía la prohibición de usar
el carruaje personal del rey (falta que era pagada con la cabeza), Sabrina
subió al carruaje y corrió junto a su madre.
A su regreso, el rey fue informado de la situación y exclamó: “¿No es
maravillosa?” —dijo. “Esto es verdaderamente amor filial. ¡No le importó
su vida para cuidar a su madre! ¡Es magnífica!”.
Cierto día, mientras Sabrina estaba sentada en el jardín del palacio
comiendo frutas, llegó el rey. La princesa lo saludó y luego le dio un
mordisco al último durazno que quedaba en la canasta.
—¡Parecen ricos! —dijo el rey. —Lo son —expresó la princesa, y
alargando la mano le cedió a su amado el último durazno. —¡Cuánto me
ama! —comentó después el rey. — Renunció a su propio placer para
darme el último durazno de la canasta. ¿No es fantástica?

Cortamos aquí la historia para dar paso a la segunda de acompañamiento.

Un maestro de la filosofía Sufí contaba siempre una parábola al finalizar


cada clase, pero los alumnos no siempre entendían por completo el sentido
de la misma.
—Maestro —le dijo en tono desafiante uno de ellos una tarde—, tú
siempre nos hablas y citas cuentos, aunque jamás nos explicas su
significado más profundo.
—Pido perdón por haber realizado esta acción que dices —se disculpó el
maestro—, permíteme que en señal de reparación te convide un rico
durazno.
—Gracias, maestro.
—Quisiera, para agradecerte como verdaderamente te mereces, pelarte tu
durazno, ¿me permites?
—Sí, muchas gracias —se sorprendió el alumno, halagado por el gentil
ofrecimiento que recibió del maestro.

Nuevamente, interrumpimos la narración para contar la tercera historia;


cabe recordar que esta última se ha de referir completa.

Se cuenta la historia de una chica que quería salvar su matrimonio, ya


que las cosas últimamente en la relación no marchaban bien. Acudió con
un viejo Zen, pues se rumoreaba que el anciano le ayudaría.
Asistiendo al domicilio del hombre, le explicó que su pareja le era infiel,
la maltrataba, humillaba, descalificaba y una exuberancia de calificativos
negativos. A pesar de esto, ella quería recuperar su relación, agregando
que estaba cansada de sufrir. Sin embargo, el anciano, al escuchar su
queja, se quedó callado el resto del encuentro.
Después de unos minutos, la mujer le explicó que debía retirarse, puesto
que si su pareja no la encontraba en casa al regreso del trabajo, la pasaría
muy mal. Al día siguiente regresó, esta vez con hematomas debido a la
paliza que le había propinado su marido al encontrarla fuera del hogar tras
su llegada.
Añadió que no le extrañaba esta situación, solo era una golpiza más ante
su desobediencia. No obstante, insistió en recibir de él un consejo, pues
sentía fervientes ganas de redimir su matrimonio y ponerle fin a su
sufrimiento. Dicho lo anterior, apenas quería volver a tomar la palabra y
fue interrumpida por el viejo Zen, quien dirigió sus pasos al jardín donde
se encontraba un gran árbol. El anciano abrazó la corteza del tronco y
exclamó:
—Yo te diré las palabras que necesitas para rescatar tu relación y con
ello ponerle fin a tu tormento, cuando el tronco del árbol decida dejarme.

Finalizada la historia principal, retomaremos la segunda historia donde nos


quedamos.

—¿Te gustaría, mi querido alumno, que, ya que tengo en mi mano el


cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo a la hora de
ingerirlo?
—Me encantaría, pero no quisiera abusar de su servicialidad, maestro.
—No es un abuso si yo te lo ofrezco. Solo deseo complacerte en todo lo
que esté a mi alcance. Permíteme también que lo mastique antes de
dártelo.
—¡No maestro, no me gustaría que hicieras eso! —se quejó sorprendido
y contrariado el discípulo.
El maestro hizo una pausa reflexiva, al tiempo que interiorizaba y dijo:
—Si yo les explicara el sentido de cada cuento a mis alumnos, sería
como dar a comer una fruta masticada.

Concluida la segunda historia, regresaremos a contar la primera,


finiquitándola.

Pasaron algunos años y vaya a saber por qué, el amor y la pasión


desaparecieron del corazón del rey. Un día, el rey sentado con su amigo
más confidente, le dijo:
—Ella nunca se portó como una reina… ¿Acaso no desafió mi
investidura usando mi carruaje? Es más, recuerdo que un día me dio a
comer una fruta mordida.

Para indicar que iniciaremos una historia, podemos comentar: “… Fíjate


que mientras platicamos de esto, me recuerda la siguiente narración…”, “…
Pero mientras te contaba esta primera historia, viene a mi mente otra; esta
trata de...”, “… Ahora estoy recordando una nueva historia, la cual consta
de…”.
Reanudaremos las historias con expresiones similares a: “… Entonces, te
estaba contando que…”, “... Ya no terminé de decirte, pero…”, “... En este
momento retomaré la historia relatándote que…”.
TENDENCIA AL SÍ Y
TENDENCIA INVERTIDA

“El sabio no dice nunca todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice”.
Aristóteles

L preguntas
a técnica de tendencia al sí consiste en estructurar, como mínimo, tres
o aserciones que para el interlocutor supongan una respuesta
afirmativa. Acto seguido, se formula una sugestión que vaya dirigido a la
mente inconsciente del individuo.
Pongamos por caso a un niño que está pintando un dibujo y mientras realiza
la actividad se podría indicar:

—“Tu mente consciente en este momento está escuchando mi voz,


¿verdad?”.
El niño afirma moviendo la cabeza o expresando que sí.
—“Tu mente consciente sabe cómo colorear, ¿cierto?”.
Nuevamente, el niño contesta que sí.
—“Tu mente consciente sabe cómo te llamas (preferentemente se utiliza el
nombre de la persona)?, ¿de acuerdo?”.
Por tercera ocasión, el niño responde que sí.
—“Mientras tu mente inconsciente va llenando los espacios vacíos con
colores saludables, renovando lo que tenga que renovar automáticamente, ¿ya
te diste cuenta?”.
El niño, una vez más, expresa un sí.

Los grandes vendedores saben del mérito de este recurso. A menudo,


introducen interrogantes que perfilan a un “sí” como respuesta. Verbalizan:
“¿Quisiera pagar menos dinero por este producto (o servicio)?, ¿verdad?
¿Usted quiere que su inversión valga la pena?, ¿cierto? ¿Está cansado de
falsas promesas y salir siempre decepcionado?, ¿coincide conmigo? …”.
Después de crear las condiciones, pasan a ofrecer el producto o servicio y hay
altas posibilidades de recibir un “sí” de sus compradores.
Por otro lado, la técnica de tendencia invertida pretende que los pacientes
nieguen con la cabeza cuando en realidad la respuesta que quieren emitir es
un “sí”, o que afirmen con la cabeza cuando quisieran contestar con un “no”.
Para entender la aplicación de la técnica, imaginemos que estamos frente a
un usuario que se llama Pedro y que manifiesta síntomas de ansiedad.

—“... Después de todo lo que hemos conversado en esta sesión, me gustaría


hacerte unas preguntas. Aunque cualquier cosa que salga de mi boca tendrás
que negarlo moviendo la cabeza. Empiezo... ¿Estás escuchando mi voz?
Pedro mueve la cabeza en señal de un “no”.
— ¿Tu nombre es Pedro?
Por segunda vez, Pedro mueve la cabeza como respuesta de un “no”.
— ¿Estás negando todo lo que te estoy preguntando con el movimiento de
tu cabeza?
De nuevo, Pedro mueve la cabeza e indica un “no”.
— ¿Tu mente inconsciente va a acomodar lo que tenga que acomodar para
que los síntomas de ansiedad disminuyan?
Pedro niega con la cabeza.

La tendencia invertida genera confusión en los consultantes y, en efecto,


rompe con las resistencias que se presentan en la mente consciente del sujeto.
Si es del interés del lector y le apetece escudriñar más sobre estas pericias,
recomiendo leer ampliamente “Raíces Profundas. Principios básicos de la
terapia y de la hipnosis de Milton Erickson” de William Hudson O´Hanlon.
DISOCIACIÓN TERAPÉUTICA

“Un hombre no puede sentirse cómodo sin su propia aprobación”.


Mark Twain

E dependiendo
l término “disociación” puede presentar variaciones en su definición
del enfoque. Por ejemplo, no lo es lo mismo una
disociación en química que en psicología. Aclarado esto, aquí utilizaremos el
término para referirnos a la separación de dos o más elementos que
previamente estaban unidos.
Terapéuticamente hablando, a modo de ilustración, se puede disociar a una
persona que tiene dos nombres. Para ejemplificar esto, utilizaré mis propios
nombres e inventaré que estoy pasando por una disyuntiva entre dejar mi
trabajo o continuar, por lo que será necesario preguntar en ese dilema:

● En vista de que tienes dos nombres, Oscar de Jesús, platícame, ¿cómo es


Oscar y cómo es Jesús?
● ¿Quién suele tomar mejores decisiones, Oscar o Jesús? ¿Cómo te das
cuenta?
● ¿Quién está más preocupado con esta situación, Oscar o Jesús?
● ¿Quién quiere continuar trabajando todavía en la empresa, Oscar o Jesús?
● ¿Qué piensa Oscar de lo que dice Jesús?
● ¿Qué opina Jesús de la postura de Oscar?
● ¿En qué cosas coinciden Oscar y Jesús respecto a la permanencia o salida
de la empresa?
● A estas alturas, ¿quién dirías que se asemeja más a lo que quieres, Oscar o
Jesús?
● ¿Qué puedes hacer para que el otro (Oscar o Jesús, según fuera el caso)
no se sienta tan mal por inclinarte por él?

En el planteamiento susodicho, una disociación también podrá aplicarse


empleando un sobrenombre o apodo de cariño, o incluso dirigiéndonos a la
misma persona de años anteriores o a su versión en un futuro:

● ¿Qué pensaría el pequeño Oscar de Jesús de 7 u 8 años al enterarse de que


tomaste esa decisión?
● Imaginemos que han pasado 10 años. ¿Qué pensaría el Oscar de Jesús del
futuro, después de haber decidido salir de la empresa? ¿Qué te diría? ¿Habría
algo que te reclamaría por tu decisión?

Quizás algunos recordemos con gran cariño la serie cómica mexicana “El
chavo del 8”, ideada y protagonizada por Roberto Gómez Bolaños. En dicho
programa, “Doña Florinda”, cuando se disgustaba con su hijo “Quico”, lo
llamaba “Federico”. Esto es un claro caso de una disociación, dado que se
habla de un mismo personaje como si se tratara a la vez de dos sujetos
distintos.
En vastas actividades se consigue llevar a cabo una disociación terapéutica.
Por ejemplo, en un ejercicio de trance, un individuo es disociado si se le
propone imaginarse a sí mismo ingresando a su cuerpo y curar en forma
simbólica la dolencia fisiológica que le aqueja. Del mismo modo, una
persona es disociada al trabajar con su “niño interior”.
CONFUSIONAL (EL SHOCK Y LA
SORPRESA)

“Yo solo sé que no sé nada”.


Sócrates

O en´Hanlon (1993) en “Raíces Profundas” (libro antes citado) escribe que


un artículo sobre el tema, Milton Erikson relata uno de los incidentes
que fueron génesis de esta técnica. Refiere:

… Erickson avanzaba “a toda vela”, y al dar la vuelta en una esquina


chocó con un hombre. Antes de que éste pudiera pronunciar una palabra,
Erickson le echó una mirada a su reloj y dijo: “Son exactamente las dos y
diez”. En realidad ya eran casi las cuatro. Erickson se fue, dejando en el
lugar al hombre perplejo… (p.115)

Una confusional como recurso terapéutico se implementa cuando los


pacientes tienden a ser muy racionales, permitiendo quebrantar las
resistencias o afianzando el impacto de otras técnicas de intervención. Por
ejemplo, después de contar una metáfora o una historia embebida, es posible
que el usuario cuestione las razones que nos llevaron a relatar tales
narraciones. En este caso, surgirá una confusión al indicar: “Respóndeme
primero, ¿por qué se les llamarán cajas negras a las cajas de color naranja de
los aviones? ¿Realmente son cajas?”. Asimismo, sin contestar nada, podemos
pedirle al paciente que se ponga de pie y describa lo que observa a través de
la ventana del consultorio.
La confusión surge al crear una pregunta fuera de contexto, al plantear un
acertijo, recitar frases sin sentido, requerir algo absurdo o al contar una
historia. El asunto central es persuadir la mente consciente del consultante, o
sea, bloquear la parte racional.
Es necesario subrayar que debe evitarse el uso excesivo de esta técnica,
puesto que no es idónea para todas las personas ni en todas las fases del
proceso terapéutico. De forma más concreta, no es aconsejable emplearla en
situaciones de gran seriedad o en sesiones consecutivas, porque es altamente
probable que se perciba como una falta de profesionalismo.
RITUAL

“No hay nada malo en los rituales, de hecho se inventaron para hacer más llevaderos los momentos
difíciles, delicados”.
J. M. Coetzee

L ellos
os rituales otorgan un significado especial a cada ocasión. Se recurre a
para festejar la unión en matrimonio, conmemorar aniversarios,
una graduación escolar, enfrentar la pérdida de un ser querido, celebrar un
cumpleaños, y mucho más. Es un medio que permite asimilar las transiciones
que experimentamos a lo largo de la vida. Conceden la consumación de una
fase y la iniciación de otra. Adicionalmente, su intervención funciona tanto a
nivel individual como grupal.
En la Terapia Familiar Sistémica, al desenvolvimiento del ritual como
técnica se reconoce con decoro a la labor hecha por el “Grupo de Milán”, el
cual estuvo integrado en su momento por Mara Selvini Palazzoli, Giofranco
Cecchin, Giuliana Prata y Luigi Boscolo. El equipo solía proporcionar las
instrucciones del ritual por escrito, incluyendo detalles como quién o quiénes
participarían, el modo en que se llevaría a cabo, el periodo, el horario, el
discurso o las frases que se expresarían, el número de veces que se efectuaría,
entre otros elementos.
De lo antedicho, la tarea del terapeuta consistirá en prescribir un ritual
cuando identifique que el individuo no es capaz de procesar cierta parte de la
realidad o se encuentra estancado en una etapa específica, rompiendo con
esos obstáculos que impiden su desarrollo saludable.
Por consiguiente, a un usuario que se encuentre paralizado en un proceso de
duelo complicado, se le propondrá una actividad relacionada con la persona
fallecida. Verbi gratia, en México, los días 1 y 2 de noviembre de cada año se
conmemora “El Día de muertos”. Aunque esta tradición presenta variaciones,
por lo común se elabora un altar donde se depositan las ofrendas
(especialmente alimentos) que el difunto disfrutaba en su vida. Algunos
pasan la madrugada completa con los restos del familiar en el cementerio. Lo
referido es un eminente ritual con el designio de comprender que la persona
exánime ya no se encuentra en este mundo, y también para honrar su
memoria.
Unos padres que están preocupados por las conductas infantiles de su
adolescente podrán considerar la opción de establecer un ritual
representativo. Por ejemplo, en algunas noches, podrían leerle un cuento
infantil al chico mientras él sostiene un chupón en su boca. A través de este
simpático juego, el adolescente reconocerá que efectivamente ya no está en la
edad de adoptar ciertos comportamientos pueriles.
En una ocasión, en coterapia con mi amigo Esteban, recibimos a una señora
que días posteriores iba a firmar su divorcio después de vivir largos años de
infelicidad en su matrimonio. Por lo tanto, preguntamos cómo planeaba
celebrar ese evento. Si ella había festejado el inicio de su vida conyugal por
medio de un rito religioso que, para su mala suerte le trajo sufrimiento, con
mayor razón ameritaba celebrar el abandono y comienzo de una nueva etapa.
Por supuesto, el terapeuta tiene que desplegar su creatividad en la
planificación del ritual, con el objeto de que el paciente cierre periodos en su
beneficio, asuma sus circunstancias o modifique un patrón de conducta.
INTERVENCIÓN PARADÓJICA

“La única manera de librarse de la tentación es ceder ante ella”.


Oscar Wilde

E lesprohíbe
muy probable que hayamos presenciado una escena donde la madre
al niño subirse a cierto lugar con el designio de soslayar su
caída, ¿y qué sucede? ¡El niño se cae! De manera análoga funciona la
intervención paradójica, pues prohíbe determinada acción o conducta y el
resultado es precisamente aquello que desde un principio se intentó evitar.
Esta estrategia terapéutica contradice el sentido común de la persona. Al
aplicarla, se le indica al paciente que ya no trate de rehuir a la aparición del
síntoma y, a la par, es exhortado a expresar aquello en forma consciente,
incluso exagerando su manifestación.
Así, el terapeuta, con la intención de auxiliar, aparentemente fomenta la
persistencia e inclusive da la sensación de agravar el problema. En otras
palabras, parece no compartir el interés con el usuario en resolver la
situación.

Algunos ejemplos:
● Una persona con problemas de erección, se le solicitará que, de ahora en
adelante, evite tener erecciones durante el acto sexual (nótese que, si en la
siguiente sesión refiere que no pudo cumplir con la tarea, ya que tuvo
erección, se habrá alcanzado el objetivo terapéutico; y en caso de comentar
que no hubo ninguna erección, él habrá cumplido con la tarea prescrita tal
como se indicó).
● A un paciente que atraviesa un estado depresivo debido a una ruptura
amorosa, le asignaremos un horario específico para que pueda estar triste al
recordar a su ex-pareja.
● Durante la sesión, si un usuario está moviendo constantemente una parte
de sus extremidades, le solicitaremos que aumente la intensidad de su
movimiento.
● Una pareja conflictiva tendrá derecho de llevar a cabo sus discusiones
saltando desnudos en la cama.

El propósito de la paradoja es promover cambios actitudinales y generar


reacciones distintas a las habituales, transgrediendo el círculo vicioso que
retroalimenta a la dificultad. Acá convendrá que el profesional sea avalado
con su experiencia y con ello tenga la clarividencia de cuándo es el momento
oportuno para disponer de esta intervención.
En la disyuntiva que enfrentan los pacientes al creer que han fracasado en la
tarea propuesta por el terapeuta y al mismo tiempo haber alcanzado los
resultados esperados, en eso reside el encanto de la intervención paradójica.
PACTO CON EL DIABLO

“Cuando estás rodeado de personas que comparten un compromiso apasionado en torno a un


propósito común, todo es posible”.
Howard Schultz

I Familiar
nmaculada Ochoa de Alda (1995), en su obra “Enfoques de Terapia
Sistémica”, citando a Watzlawick, indica que el pacto con el
diablo puede implementarse a consultantes con los que se ha afianzado un
vínculo terapéutico, donde situándose en la recta final del tratamiento, se
presenta un escaso o nulo cambio.
Es una ordalía (técnica que se detalla más adelante) planteada por el
terapeuta, en la cual señala que posee un método que permitirá resolver la
dificultad en cuestión, aunque no revelará dicho método a menos que exista
el compromiso de cumplir en forma cabal tal estrategia. De lo contrario, la
terapia no seguirá. Una vez aclarado esto, el terapeuta prescribe una tarea
directa y en caso de desobediencia se deriva otro aprieto para ellos: quedar
imposibilitados de continuar el proceso terapéutico.
Con antelación a la propuesta del pacto con el diablo, hay que crear las
condiciones con la finalidad de asegurar al máximo la aceptación de la
proposición. En este punto, parte de nuestro oficio será despertar la
curiosidad del paciente y así “engancharlo” con la tarea a realizar. La idea se
plantea de la siguiente manera:
“… Por todo esto que estamos conversando, viene a mi mente una
actividad que te resultará sumamente beneficiosa. A decir verdad, tengo
mis dudas, ya que revelarla implica un desafío…”.

Tras lo expuesto, dejamos el tema sin concluir y cambiamos de asunto o


formulamos una pregunta que no esté relacionada con el pacto. Después de
unos minutos, expresamos:

“… Cada vez más estoy convencido de que la tarea que me gustaría


proponerte traerá los cambios esperados. Sin embargo, aún sigo indeciso
en exponerla. No por tu falta de capacidad ni porque está fuera de tus
posibilidades, sino simplemente por el reto que tendrás que asumir al
confesarla…”.

Una vez más, el terapeuta cambia de tema y deja la propuesta inconclusa.


Esta dinámica deberá repetirse utilizando expresiones similares. Al infundir
un tono convincente acerca de lo que se conoce, pero que aún no se ha dicho,
aumenta en el usuario el deseo de escuchar el acuerdo que se ofrecerá.
En mi experiencia profesional, he recibido a parejas que expresan su interés
por rescatar la relación; no obstante, al errar en las mismas situaciones y no
palpar resultados favorables de los encuentros, propongo un pacto con el
diablo. Sugiero un acuerdo en el que menciono que nos volveremos a ver el
día que decidan separarse definitivamente, lo cual lleva a una pausa temporal
de la terapia. Podrá notarse que se trata a su vez de una paradoja. En caso de
que no vuelvan, especulamos que retomaron su relación, siendo este el
motivo central que los llevó a terapia.
ORDALÍA

“Tú eres aquello que haces, no aquello que dices que harás”.
Carl G. Jung

N grado
ormalmente, una acción que conduce a un beneficio involucra un
de dificultad e inmolación. Un ejemplo claro es la intención de
bajar de peso, donde se renuncia a ciertos alimentos y hay extenuación al
ejercitarse. Bajo este razonamiento se fundamenta la ordalía.
Esta técnica es de naturaleza operante, al extinguir un comportamiento no
deseado mediante la aplicación de una penitencia. En otras palabras, se pone
una sanción al paciente por ser portador del síntoma.
La actividad terapéutica debe ser factible, desafiante e incómoda, y al
mismo tiempo, llevar consigo un beneficio para el consultante. Desde luego,
la propuesta no transgredirá la integridad del individuo, tampoco violará las
normas morales ni deberá afectar a terceros.
En la literatura referente al tema, con el objetivo de ilustrar su aplicación,
encontraremos ejemplos similares a los siguientes:

● A una persona que experimente problemas de insomnio se le indicará


llevar a cabo una actividad que le resulte desagradable o tediosa durante esos
períodos. Verbi gratia, Milton Erickson solía aconsejar a los pacientes leer un
libro de pie. Justificaba que no recomendaba hacerlo sentado porque los
lectores regularmente suelen dormirse.
● Un niño que chupa su dedo pulgar, le encomendaremos que cada vez que
esto suceda, deberá chupar el resto de sus dedos, puesto que los demás
podrían sentir envidia por las atenciones que solo tiene con uno.
● Una persona que tiende a provocarse el vómito, le pediremos tener estos
eventos pero sobre su cama y en caso de manchar sus cobijas, al instante
tendrá que lavarlas.
Incluso el terapeuta puede utilizar sus propios honorarios como parte de la
ordalía. Esto podría aplicar a los usuarios que no cuentan con el recurso para
pagar la terapia, señalando: “Dado que en estos momentos no está a su
alcance cubrir el costo de la sesión, usted tendrá que mostrar mejorías a lo
largo del proceso. En caso contrario, deberá pagar el monto total de las
sesiones que llevemos”. También conviene cobrar una comisión si el síntoma
se agudiza.
El libro referente de esta triquiñuela es “Terapia de Ordalía. Caminos
inusuales para modificar la conducta” del terapeuta estratégico Jay Haley.
AUTOEVALUACIÓN

La intención de esta autoevaluación es repasar y consolidar los


conocimientos adquiridos sobre las técnicas revisadas en este capítulo.
Instrucción: Lee con atención y responde correctamente.

1. El terapeuta plantea al consultante que sabe de una estrategia que


contribuirá a resolver su dificultad, pero no la revelará sin el compromiso
previo de cumplir dicha pericia. De otra manera, el proceso terapéutico
quedará suspendido. A menudo, esta técnica se implementa con usuarios con
los que se ha establecido un vínculo terapéutico sólido, donde situándose en
la parte final del tratamiento, registran un escaso o nulo cambio.
__________________________
2. Supone observar la dificultad desde una perspectiva diferente,
distinguiendo el síntoma por motivos altruistas y evitando centrarse en lo
negativo de la problemática. ___________________
3. Técnica que cede asimilar las transiciones que se experimentan a lo largo
de la vida. Permite la consumación de una fase y la iniciación de otra. Su
intervención funciona tanto a nivel individual como grupal.
_________________
4. Se trata de presentar al paciente al menos dos alternativas; sin importar
cuál elija, se logrará el objetivo terapéutico.
___________________________
5. Técnica que implica cambiar las etiquetas negativas del paciente, con el
propósito de reducir el efecto perjudicial de la percepción del problema.
_________________
6. Pretende que el problema sea visto como una entidad ajena al sujeto. Esto
puede conseguirse mediante dos estrategias: sustituyendo el adjetivo por un
pronombre o a través de la personificación del problema.
______________________________
7. A menudo, esta pericia se utiliza para persuadir la mente consciente del
consultante, esto es, bloquear su proceso racional. Se emplea al formular una
pregunta fuera de contexto, al plantear un acertijo, recitar frases sin sentido,
requerir cosas absurdas o al narrar una historia. _________________
8. Técnica que estriba en poner una penitencia al paciente como
consecuencia de poseer el síntoma. La actividad terapéutica tendrá que ser
factible e incómoda, y al mismo tiempo, llevar un beneficio para el
consultante. Además, no debe transgredir la integridad del sujeto, tampoco
infringir las normas morales ni afectar a terceros. _______________
9. Consiste en estructurar al menos tres preguntas o aseveraciones que
provoquen una respuesta afirmativa por parte del paciente. Acto seguido, se
enuncia una sugestión que vaya dirigida a la mente inconsciente del
individuo. __________________________
10. Esta técnica se puede evocar de varias maneras: a través de analogías,
cuentos, fábulas, parábolas, alegorías o experiencias de vida.
_________________
11. El terapeuta cuestiona los significados que los consultantes atribuyen a
las situaciones, obteniéndose de proporcionar una nueva connotación. Así,
permite a los usuarios crear una perspectiva alterna o aceptar la realidad sin
otra consideración en particular. _________________
12. Esta técnica contradice la lógica convencional del paciente. Al aplicarla,
se le indica a la persona que deje de evitar la manifestación del síntoma y, al
mismo tiempo, se le anima a mostrarlo de manera intencionada o a exagerar
su aparición. _________________________
13. Se denomina así a la narración de tres historias terapéuticas: una
principal y dos adicionales que refuerzan a la más importante.
________________________
14. Esta estrategia se puede emplear, por ejemplo, cuando la persona cuenta
con dos nombres. También es aplicable al utilizar un sobrenombre, apodo de
cariño o al hacer referencia a la misma persona en años anteriores o en
tiempo futuro. __________________________
15. Esta técnica consiste en que los pacientes nieguen con la cabeza cuando
en realidad la respuesta que quieren emitir es un “sí”, o que afirmen con la
cabeza cuando quisieran contestar con un “no”.
__________________________

Después de la bibliografía del libro, podrás consultar las respuestas.


CAPÍTULO II
PREGUNTAS TERAPÉUTICAS

“Dame seis horas para cortar un árbol y pasaré las primeras cuatro afilando el hacha”.
Abraham Lincoln
“El Dr. Frankl, psiquiatra y escritor, suele preguntar a sus pacientes aquejados de múltiples
padecimientos, más o menos importantes: ‘¿Por qué no se suicida usted?’ Y muchas veces, de las
respuestas extrae una orientación para la psicoterapia a aplicar: a éste, lo que le ata a la vida son los
hijos; al otro, un talento, una habilidad sin explotar; a un tercero, quizás, sólo unos cuantos recuerdos
que merece la pena rescatar del olvido”.
Palabras de Gordon W. Allport en el libro “El hombre en busca de sentido” de Viktor Frankl.

E unas elguía
turno de exponer algunas preguntas terapéuticas, las cuales serán
para impeler el cambio del paciente. Se sobrentiende que al
aplicarlas no precisan de ser formuladas literalmente, ya que mucho
dependerá del contexto de la terapia, la idiosincrasia y el lenguaje del
consultante. Por lo tanto, en ciertos casos es recomendable que sean
reestructuradas y con ello comprobar el valor de cada pregunta propuesta.
A manera de preámbulo es abordado el tema de rapport, dado que se trata
de una piedra angular al inicio de la terapia.
RAPPORT

“La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son
unas pocas palabras bondadosas”.
Sigmund Freud

E establecer
l rapport se refiere a la atmósfera de confianza que el terapeuta debe
con el paciente. Los primeros minutos son cruciales para el
progreso de la terapia. Por ende, es vital afianzar la seguridad, participación y
apertura del consultante, de tal manera que pueda sentirse tranquilo y
comprendido, sin miedo a ser descalificado o juzgado.
No es de extrañarse que exista un grado de resistencia al principio, ya que
casi nadie está acostumbrado a contar su vida personal a un extraño. Por lo
tanto, se sugiere comenzar con un apretón de manos o una frase que denote
cortesía, lo que contribuirá a reducir las tensiones que ocasionalmente
emergen del momento.
En los primeros instantes, después de presentarse y con el propósito de dar
paso a una charla más amena, el terapeuta podrá preguntar: ¿Qué tal tu
mañana (tarde o noche)? ¿Qué opinas del clima de este día? ¿Tuviste
complicaciones para llegar a esta dirección? ¿Por qué medio o cómo te
enteraste de mis servicios? Asimismo, si aún no se ha hecho antes, se
aconseja presentar el encuadre terapéutico, reafirmando la confidencialidad,
describiendo el estilo de trabajo e indicando la duración de la sesión y la
frecuencia de cada cita.
Además, se recomienda, evitando un tono de arrogancia y sin caer en
presunción, hacer mención de la formación profesional con el fin de generar
una mayor confianza y tranquilidad en el paciente. Sin duda, usted se sentiría
más sereno al saber que será operado por un cirujano especialista en el área,
en comparación a un residente inexperto. Desde luego, esto implica que el
profesional debe contar con un entrenamiento y ser competente en cualquier
enfoque de intervención, respaldado con experiencia supervisada y con el
deseo de estar en capacitación constante.
Siguiendo el hilo del tema central, es importante mencionar que en
Programación Neurolingüística (PNL) se invita a tomar en cuenta el sistema
de representación o plano perceptivo del usuario. En otras palabras, hay que
identificar el canal dominante a través del cual el individuo tiende a percibir
su realidad, ya sea por su inclinación Visual, Auditiva, Kinestésica u
Olfativa/Gustativa. Esto se hace con la intención de acceder a una
sincronización con pericia (Mohl, 1992).
Una persona Visual utilizará expresiones como: “No veo una solución a esta
situación”, “No encuentro una luz en este camino”, “Me veo en la necesidad
de solicitar ayuda”, “Necesito conocer un nuevo punto de vista”. Un
individuo con preferencia Auditiva: “Esto me suena mal”, “Sé que suena
difícil de entender”, “Decidí hacer oídos sordos de los acontecimientos”. Una
persona Kinestésica: “Siento un escalofrío solo de pensarlo”, “Se me acelera
el corazón al hablar del tema”, “Es un asunto que me espina al tocarlo”.
Alguien Olfativo/ Gustativo: “Desde un principio todo me olía mal”, “Esta
situación me dejó un sabor muy amargo”.
Entonces, aspirando acceder a un buen rapport por medio de un
procedimiento sencillo pero que demanda práctica, el terapeuta
probablemente retroalimente diciendo: “Puedo ver (visual) lo mucho que te
ha afectado esta situación”, “Estoy para escucharte (auditivo)”, “Puedo sentir
(kinestésico) parte de tu dolor”, “Deseo que con nuestros encuentros tu vida
adquiera un olor (olfativo) más agradable para ti”, “Espero ayudarte en esta
situación y así sea menos amarga (gustativo) para ti”. O plantear preguntas
como: “¿Qué verán (visual) los otros en ti que les indicará que asistir a
terapia te está funcionando?”, “¿Qué personas te escuchan (auditivo) cuando
estás así?”, “¿Cómo esta situación puede ser menos punzante (kinestésico)
para ti?”, ¿Qué puedes hacer, aunque sea mínimo, para que tu vida tenga un
olor (olfativo) diferente?,“¿Qué tendría que suceder en esta sesión para que
vuelvas a casa con un sabor menos amargo (gustativo)?
Al respecto, también hay otras técnicas similares, como la utilización de la
respiración, la velocidad y tono de voz, el ritmo del parpadeo y la imitación
de los movimientos corporales, las cuales conceden entrar en sintonía con el
otro (denominado reflejo no verbal en PNL).
PREGUNTAS PARA DEFINIR EL
MOTIVO DE CONSULTA

“Si tu problema tiene solución, ¿por qué te preocupas? Y si no tiene solución, ¿por qué te
preocupas?”.
Proverbio chino

E expongan
s común que en el transcurso de la primera entrevista los usuarios
un abanico de problemáticas. Si no se establece junto con el
terapeuta una limitación o prioridad en los temas a tratar, ambos podrían
experimentar confusión en el desarrollo de las sesiones, especialmente el
profesional en su papel.
En ese sentido, será indispensable emplear preguntas certeras que tracen un
mapa, definiendo un punto de inicio y un destino final. Las cuales pueden ser:

● ¿Cómo puedo ayudarte? (o ¿Qué te trae hoy aquí?/¿Cómo puedo estar al


servicio de usted?)
● ¿Qué sucedió recientemente para que decidieras solicitar ayuda?
● ¿De quién fue la idea de que vengas aquí?
● ¿Cómo es un problema para ti?
● ¿Qué evento considerarías como “la gota que colmó el vaso” para que
hoy estés aquí?
● ¿Quién minimiza tu problema? ¿De qué manera?
● ¿Cómo esto sería un problema para un amigo u otra persona?
● Como profesional, ¿de qué manera puedo contribuir a que disminuya el
problema?
● ¿Qué te diría un amigo o conocido al saber que estás enfrentando este
problema?
● En tu familia o círculo cercano, ¿a quiénes une y a quiénes aleja el
presente problema?
● Además de ti, ¿para quién más esto es un problema?
● ¿Quién y de qué manera podría empeorar este problema?
● ¿Hay algún lugar donde el problema aparezca, o tenga mayores
posibilidades que se produzca? ¿En qué lugar casi no aparece?
● ¿Qué dicen las personas que te aprecian cuando te atrapa el problema?
● ¿Qué actividades habituales has abandonado a partir de la aparición del
problema?
● ¿Qué actividades solían brindarte placer, pero han perdido su disfrute
desde que surgió el problema?
● ¿Hay algo que los demás pudieran llevar a cabo con la intención de
aminorar esta dificultad?
● ¿Qué pensarán las personas cercanas a ti acerca de cómo estás
sobrellevando este problema?
● ¿A quién sería conveniente tener en nuestras sesiones para que puedas
alcanzar los resultados que esperas?
● ¿Cómo serán las cosas cuando el problema se encuentre resuelto?
● ¿Qué cosas están sucediendo que no estás peor?
● ¿Cómo otras personas podrían solucionar este problema?
● ¿Qué cosas te han ayudado a salir adelante hasta el momento?
● ¿Qué tendría que suceder en esta sesión para que vuelvas a casa más
tranquilo?
● ¿Qué cambios esperas ver en los próximos días o semanas que te
indicarán que el proceso terapéutico está funcionando correctamente?
● En el futuro, ¿qué eventos o cambios en tu vida nos darán la señal de que
sería apropiado finalizar nuestras sesiones?

También definir el motivo de consulta evitará que el terapeuta instaure un


problema donde no lo hay, visualice si son factibles las expectativas que trae
el cliente y esboce las primeras ideas para llegar a los fines establecidos por
ellos.
Por otro lado, si en este encuentro inicial el consultante revela que ya fue
partícipe de un proceso psicoterapéutico, convendrá cuestionar:

● ¿Hace qué tiempo estuviste en terapia?


● ¿Qué motivos te llevaron a solicitar el servicio en ese momento?
● ¿Experimentaste una recaída o retroceso del tratamiento? (En caso de
obtener una respuesta afirmativa preguntar cómo ocurrió).
● ¿De cuánto tiempo constó dicho tratamiento?
● De las cosas que hizo el terapeuta anterior, ¿cuáles te ayudaron?
● ¿Cómo concluiste tu tratamiento?/¿Qué razones te llevaron a no concluir
la terapia?
● ¿Volverías a tomar terapia con aquel profesional? ¿Por qué?
● ¿Qué me aconsejas que evite hacer en comparación con el otro terapeuta?
● De las cosas que te ayudaron a mejorar cuando fuiste a terapia aquella
vez, ¿qué podrías retomar para afrontar el problema actual?
● ¿Qué características debe poseer el terapeuta ideal para ti?
● Para ti, ¿qué cosas debería de preguntar un buen terapeuta?
● En tu opinión, ¿qué tareas o actividades debería evitar el profesional
sugerirte para que las lleves a cabo?

La información recabada cederá tener un panorama general de la actitud del


paciente, evidenciando su compromiso y adherencia al tratamiento.
Conjuntamente, evitará que el profesional sea redundante o perpetre las
mismas equivocaciones.
PREGUNTAS EN BÚSQUEDA DE
SOLUCIONES

“Hay más problemólogos que solucionólogos”.


Quino

P raíces
recisar el problema es demasiado trascendente, pero excavar y ver las
de su origen puede resultar una pérdida de tiempo. Por
consiguiente, una vez explícita la dificultad, la dinámica terapéutica se
enfocará en escudriñar alternativas que concedan remediarla.
Un punto importante a considerar es la indagación acerca de las soluciones
intentadas, puesto que, desde una postura Sistémica, incidir en los mismos
intentos de solución a veces retroalimenta el síntoma o incluso termina por
agravarlo. De modo que se propone cuestionar:

● Antes de recurrir a la psicoterapia como alternativa, ¿qué medios


intentaste para resolver este problema?
● De las cosas intentadas, ¿cuáles te funcionaron?
● ¿Cómo concluiste que esa solución sería favorable?
● ¿Cómo te diste cuenta de que no funcionaba eso que estabas intentando?
● Partiendo de lo que intentaste, ¿qué podrías hacer diferente para mejorar
tu situación actual?

Las preguntas ad hoc para buscar soluciones son:

● ¿Qué podrías hacer para resolver tu problema y así vernos el menor


tiempo posible?
● Desde que hiciste esta cita, ¿qué cosas intentaste aspirando resolver este
problema?
● Si tuvieras un sueño sobre la solución de tu problema, ¿qué soñarías?
● Imagina que en este momento ha salido una solución de mi boca, ¿qué
crees que yo diría?
● Supongamos que un amigo pasó por el mismo problema, ¿qué consejo te
daría pretendiendo solucionar tu dificultad?
● Si en el supermercado hubiera un área donde vendieran virtudes o
cualidades que son de beneficio para superar las dificultades, ¿qué
comprarías con el propósito de solucionar esto? ¿Cuáles de ellas se
encuentran en tu repertorio?
● Supongamos que cuento con una varita mágica y puedo concederte tres
deseos para salir de este embrollo, ¿qué solicitarías?
● Supongamos que han pasado 6 meses (el período puede variar) y me
encuentro contigo en la calle; para ese entonces, ya resolviste este problema.
Si yo te preguntara qué medidas consideraste para que la terapia fuera un
éxito, ¿qué me responderías?
● Imaginemos que han transcurrido varios años y, a medida que el tiempo
ha pasado, has adquirido mayor sabiduría. ¿Qué consejo daría esa versión
más sabia de ti sobre cómo resolviste este problema?
● Imaginemos que cuento con una bola de cristal que te permite ver el
futuro, ¿qué te ves haciendo sin el problema? ¿Cómo le hiciste para
resolverlo? ¿Quiénes te ayudaron? ¿Qué acciones tomaste para prevenir una
recaída?
● Supongamos que eres una figura célebre o reconocida que tiene la
capacidad de resolver este problema. ¿Quién serías y por qué? ¿Cómo
abordaría ese personaje tu problema?
● Imaginemos que dentro de 6 meses te encuentras con una persona de gran
confianza. ¿Qué cambios podrías comentarle que has logrado? ¿Qué le dirías
acerca de cómo lo conseguiste?
● Vamos a imaginar que te encuentras con un libro y entre sus páginas
están escritas algunas sugerencias para resolver tu problema actual. ¿Qué
crees que estaría escrito en esas páginas del libro?
● Imagina que te obsequio una caja y en su interior se encuentra la solución
a tu problema. Al destaparla, ¿qué cosas encontrarías?
● Vamos a imaginar que uno de tus ancestros, como tu bisabuelo/a o
tatarabuelo/a, viene a visitarte más tarde. Él o ella resolvió en el pasado un
problema similar al tuyo. ¿Qué te compartiría sobre cómo resolvió ese
problema? ¿Qué te aconsejaría que evites hacer?
● Imagina que tu mente inconsciente posee la solución a este problema,
mientras tu mente consciente aún la ignora. ¿Qué le comunicaría tu mente
inconsciente a tu mente consciente acerca de cómo resolver este problema?
● Vamos a suponer que, mientras revisas una de tus redes sociales, te
encuentras con una publicación relacionada con la solución a tu problema.
¿Qué crees que diría esa publicación?
● Imagina que un mago te visita esta noche en tu casa, ¿qué le pedirías para
solucionar tu dificultad?
● Seguramente sabes que existen recetas de cocina que nos ayudan a
preparar ciertos alimentos. Ahora imaginemos que existe una receta para
resolver este problema. ¿Qué “ingredientes” consideras que serán necesarios
para solucionar este problema?
● ¿Cómo vas a festejar cuando hayas superado esta dificultad? ¿A quiénes
invitarás a esa celebración?

Expresar las aflicciones es, sin duda, terapéutico. Sin embargo, existen
personas que quedan atrapadas en la queja, adoptando el papel de víctimas y
con la dificultad de abandonar el nudo del sufrimiento. En efecto, el terapeuta
guiará al consultante hacia la búsqueda de soluciones con la finalidad de que
no permanezca estancado en la problemática.
PREGUNTA MILAGRO

“Lo más increíble de los milagros es que ocurren”.


Gilbert Keith Chesterton

L sina pregunta milagro proyecta al individuo a imaginar cómo sería su vida


el problema que le aqueja. Al situar al sujeto en tiempo futuro, brota
la esperanza de un cambio a favor, haciéndole notar que solo experimenta un
estado transitorio, es decir, que pronto pasará. Es una maniobra inspirada en
“la bola de cristal” de Milton H. Erickson.
Frente un problema abrumador, algunos pacientes enfrentan complicaciones
al definir un objetivo concreto por el cual asisten a terapia (hay que recordar
que el terapeuta no debe caer en suposiciones a pesar de que las
circunstancias sean evidentes, porque como ya se indicó, no deberá instaurar
un problema donde el paciente no lo percibe). En este inconveniente, la
pregunta milagro cede conocer a dónde ansía llegar la persona y, al mismo
tiempo, proporciona orientación sobre cómo avanzar hacia la consecución de
esa meta.
Aunque puede presentar ligeras variantes, generalmente, la pregunta
milagro se plantea:

“Supongamos que esta noche te acuestas a dormir y, en el transcurso de


la madrugada, ocurre un milagro que resuelve de manera mágica el
problema que te llevó a buscar ayuda”.

Ipso facto, preguntamos:


● ¿Quién será la primera persona en darse cuenta de ese milagro? ¿Qué te
lleva a pensar que será esa persona?
● ¿Cuál será la primera señal de que el milagro ha ocurrido?
● ¿Qué será diferente? ¿Cómo marcharán las cosas?
● ¿Qué hará por ti este milagro?
● ¿Cómo ese milagro beneficiaría a las personas que son importantes para
ti?
● Si ese día consiguiera ir de visita a tu casa, ¿cómo notaré que el milagro
cambió tu vida?
● ¿Hay algo que puedas hacer, aunque sea mínimo, para que suceda ese
milagro?
● ¿Cuáles serán tus palabras al ver el milagro hecho realidad?
● ¿Quién puede ayudarte a conseguir ese milagro?
● ¿Quién podría poner en duda la existencia de ese milagro? ¿Cómo lo
convencerías de que realmente ese milagro ocurrió en tu vida?
● ¿En algún momento de tu vida este milagro ya sucedió?

Como nota adicional, antes de plantear la pregunta milagro, será


beneficioso construir una narrativa que la refuerce:
“Imagina que durante el día llevas a cabo las actividades que te generan
bienestar. Convives con los seres importantes para ti. Visitas un sitio lleno
de serenidad. Acudes a esa amistad capaz de brindarte un sabio consejo
con el empeño de resolver tu problema. Disfrutas tus alimentos. Quizás
retomas proyectos pendientes. Por la noche llega el turno de ir a la cama,
así que apagas la luz. Toda tu familia está bien. Te dispones
tranquilamente a dormir. En el transcurso de la madrugada, sucedió un
milagro…”.

En esta propuesta, se visualiza que el paciente recrea en su mente


actividades, seres cercanos, lugares, entre otros elementos, capaces de atenuar
el problema. Por ende, es apropiado hablar pausadamente, permitiendo que el
oyente imagine lo que se está relatando. Es importante aclarar que, esperar un
milagro en ocasiones supone mantener una actitud pasiva. Sin embargo, al
menos en la formulación de esta pregunta eso no aplica; más bien, orilla a la
persona a realizar acciones concretas que permitan conseguir el futuro
deseado. Por si fuera poco, esta pericia concede mirar el sistema de apoyo
inmediato del usuario, quienes muchas veces son elementos claves que
coadyuvan al consultante a salir del meollo.
Por último, el profesional podrá plantear al paciente actuar o “fingir” al
menos un día de la semana, como si el milagro ya hubiera ocurrido.
PREGUNTA DE ESCALA

“Si les he contado estos detalles acerca del asteroide B-612 y si he tenido confianza en decirles su
número es por las personas mayores, ya que éstas, aman las cifras. Cuando les habla uno de un nuevo
amigo nunca te preguntan de cosas esenciales. Jamás te dicen: ‘¿Cómo es su voz? ¿Cuáles son sus
juegos favoritos? ¿Colecciona mariposas?’. En cambio te preguntan: ‘¿Qué edad tiene? ¿Cuántos
hermanos tiene? ¿Cuánto gana su padre?’. Y, al obtener las respuestas a estas preguntas, creen ya
conocer a las personas”.
Fragmento tomado de “El Principito”, de Antoine de Saint Exupéry.

P movilizarse
ermitir que el sujeto se sitúe en una escala, es el primer paso para
a una dirección de cambio. Esta pregunta es aplicable de
cuantiosas maneras e innumerables situaciones. Son empleadas como medio
de evaluación e intervención.
En aras de ilustrar su manejo, se mencionan las siguientes situaciones:

● En una escala que va de 0 a 10, donde 0 equivale nula comunicación con


tus padres y 10 una excelente comunicación. ¿Dónde te ubicarías?
● De 0 a 10, donde 0 simboliza pocas esperanzas de alcanzar el milagro que
referiste, y 10 estar plenamente convencido de que pasará. ¿Qué puntaje
darías?
● De los problemas que has mencionado, en una escala de 0 a 10, donde 0
simboliza nula preocupación y 10 una situación bastante preocupante. ¿Cuál
tendría mayor puntaje?
● En una escala que va de 0 a 10, donde 0 figura falta o nada de interés por
seguir en la relación de pareja, y 10 estar muy convencido de continuar la
relación. ¿Qué puntaje darías?
● En una escala de 0 a 10, donde 0 representa nula autoestima y 10 una
autoestima “sana”.¿Qué número alcanzarías?

Después de obtener un puntaje buscaremos clarificar y rescatar aspectos de


ese número. Figuremos que el paciente calificó con un 4, entonces
preguntaremos:

● Qué está pasando en tu vida que te sitúas en ese 4?


● ¿Qué estás haciendo para permanecer en ese número?
● ¿Qué calificación otorgaría en tu lugar, una persona que te conoce? ¿Por
qué ese dígito y no otro?
● ¿Qué cosas favorables están pasando de que no te ubicas en un 0 (o
cualquier número que antecede a la puntuación dada)? En un santiamén,
agregamos:
● ¿Qué puedes hacer para subir 0.5 en la escala, es decir, para conseguir un
4.5?
● ¿Cuál sería para ti una calificación “cómoda” o “saludable”?
● ¿Cómo será tu vida cuando al fin alcances esa puntuación ideal?

Una vez asignada la puntuación por el usuario, se sugiere subir 0.5, porque
el consultante suele plantear un pequeño cambio, el cual termina siendo más
viable de llevar a cabo. Una frase célebre de Hesíodo dice: “Si añades poco a
lo poco y lo haces así con frecuencia, pronto llegará a ser mucho”.
En caso de que la persona dé un puntaje satisfactorio, por ejemplo, 7 o
arriba de este dígito, mostraremos admiración: ¡Órale, ese es un buen
puntaje! ¡Vaya, es una puntuación muy buena! ¡Es un número que me parece
extraordinario! Al instante el terapeuta preguntará qué hay detrás de ese
dígito, focalizando los puntos fuertes, recursos o el lado positivo de su
respuesta.
La ubicación de una escala es aplicable prácticamente sin restricción de
edad. Con niños se pueden trazar gráficos o símbolos con el objeto de
adquirir algo más concreto de la dimensión que se desea explorar (Cade & O
´Hanlon, 2011).
PREGUNTA CIRCULAR

“Si quieres conocerte, observa la conducta de los demás. Si quieres comprender a los demás, mira en
tu propio corazón”.
Friedrich Schiller

E cuanto
n la revisión bibliográfica de esta técnica suele haber divergencias en
a su uso y definición. En este manual, se aludirá a la pregunta
circular de dos maneras: las primeras, aquellas elaboradas con el propósito de
explorar las relaciones familiares o el vínculo entre determinado grupo de
personas; las segundas, concernirán en cómo el individuo “se ve a sí mismo a
través de los ojos del otro”.
Para ejemplificar las primeras, imaginemos que recibimos en terapia a una
familia nuclear, integrada por papá, mamá y un hijo unigénito de 8 años de
edad, donde el paciente identificado es el niño. Con el uso de preguntas
circulares en el ahínco de indagar las conexiones de los miembros del sistema
o la perspectiva que posee cada uno sobre la dificultad, quizás el terapeuta
cuestione:

● ¿Qué llevó a tu esposa(o) a proponer un proceso terapéutico para el niño?


Luego, dirigiéndonos al otro padre de familia, preguntamos: ¿Coincides con
lo que señala tu cónyuge?
● ¿Quién está más convencido de la existencia de este problema, tu
esposa(o) o tú?
● ¿Estás de acuerdo con la visión que tiene tu esposa(o) sobre el problema
de tu hijo?
● Cuando papá (mamá) no está en casa, ¿cómo se manifiesta el problema en
el niño?
● ¿Quién comprende más al niño en este problema, tu esposo(a) o tú?
● ¿Qué hace tu cónyuge en el intento de lidiar con el problema del niño?
● ¿Estás de acuerdo con tus padres de las cosas que han señalado del
problema?
● ¿Hay alguien que está exagerando la situación o se encuentre más
preocupado?
● ¿Quién es el menos preocupado de todo esto?
● Si otro familiar nos acompañara, ¿con quién coincidiría de lo que han
expuesto, con papá o mamá? ¿Qué te hace pensar eso?
● ¿Qué pasará con papá y mamá cuando este problema esté resuelto?
● Una vez que esto deje de ser un problema para la familia, ¿a qué otra
dificultad dirigirán su atención?

Aspirando ilustrar el segundo tipo de preguntas circulares, los ejemplos


serían:

● De esta persona significativa que hablas, ¿qué consejo te daría para


resolver esta dificultad?
● (En caso de duelo) ¿Qué diría tu ser amado de cómo estás enfrentado su
partida? ¿Qué le preocuparía de ti?
● Si le preguntara a tu profesor cómo te comportas en el aula escolar, ¿qué
crees que me respondería?
● Si tu mejor amigo estuviera aquí, ¿qué palabras citaría que te harían sentir
mejor?
● Si les preguntara a tus padres sobre las razones que te trajeron aquí, ¿qué
expresarían?
● Ya que tu pareja no pudo asistir a la sesión, ¿qué diría de ti sobre las
cosas que le disgustan?
● Si el niño que fuiste en tu infancia estuviera aquí con nosotros, ¿qué
opinaría de lo que estás haciendo para conseguir tus metas o la versión de
persona que él anhelaba?
● Si le preguntara a tu hermano acerca de las habilidades y fortalezas que
tienes, ¿qué respondería?

A menudo, cuando nos interrogan de nuestras carencias la lista se elabora


con suma facilidad en comparación a resaltar nuestros aspectos positivos. En
este contexto, estas últimas preguntas circulares, al reflexionar sobre cómo
somos percibidos por los demás, curiosamente, facilitan poner en palabras
nuestros puntos favorables.
PREGUNTAS PARA EXPLORAR
LOS RECURSOS DEL PACIENTE

“Ante el inminente peligro, la fortaleza es lo que cuenta.”


Marco Anneo Lucano

C humano
arl Rogers y Milton Erickson eran fieles creyentes de que el ser
está dotado de recursos y habilidades para resolver los desafíos
que surgen a lo largo de la vida. Desde esta perspectiva, el papel del terapeuta
se simplifica en ser un facilitador que guía al paciente para que reconozca sus
propias competencias.
Las siguientes preguntas permiten escudriñar las capacidades del usuario:

● Supón que tienes que felicitarte por algo que admiras de ti mismo, ¿qué te
dirías?
● Cuenta alguna anécdota donde tuviste control sobre el problema. ¿Cómo
lo hiciste?
● Imagina que hay una caja de cartón frente a ti. En su interior, podrás
encontrar tus habilidades y virtudes. ¿Qué tomarías de esa caja para resolver
este problema?
● ¿Hay alguna virtud que te han dicho otras personas que posees y que te
cuesta tomarla como verdad?
● Si caminando por la calle me encuentro con un extraño y yo le quisiera
hablar sobre tus virtudes, ¿qué le diría a él o ella?
● Si pudieras mencionar o crear una frase motivacional inspirada en tu vida,
¿cómo diría?
● ¿Cómo le hiciste o de dónde sacaste fuerzas para levantarte de la cama
esta mañana a pesar del problema?
● Quizás otro en tu lugar se hubiera dado por vencido. ¿De dónde sacaste
fortaleza?
● ¿Qué cosas jamás cambiarías de ti?
● ¿Cuáles han sido algunos momentos donde lograste tener éxito en lo que
te proponías? ¿Qué recursos personales contribuyeron a alcanzarlos?
● ¿En qué circunstancias te has felicitado a ti mismo?
● ¿Qué es sencillo para ti que probablemente a otros les tome trabajo hacer?
● ¿Qué has logrado que las personas importantes en tu vida se sientan
orgullosos de ti? ¿Eso qué dice de ti como ser humano?
● Todos tenemos algo único que ofrecer, ¿qué es lo que tú ofreces a los
demás?
● Si escribieras una lista de las virtudes que posees, ¿qué redactarías en esa
lista?
● De todas tus cualidades, ¿cuál es la que más debes tener presente cuando
aparece un problema?
● ¿En qué situaciones has recibido elogios de otras personas?
● ¿Cuál de tus habilidades o cualidades son las más valoradas por otras
personas?
● Si un productor de cine quisiera llevar a cabo una serie o película
inspirada en las cosas buenas que has hecho en la vida. ¿Qué debe considerar
sobre ti?
● Imagina que Marvel o DC quieren contratarte y que tú seas un superhéroe
nuevo. Por tus cualidades y características, ¿qué superpoderes tendrías?
● Si fueras un personaje histórico debido a tus virtudes, ¿quién serías y por
qué razón?

El elogio tiene un efecto terapéutico, pero al carecer de bases que lo


sustenten, existe el riesgo de que el consultante lo tome como burla o pura
faramalla. Sin embargo, al salir de la boca de ellos por medio de las preguntas
que evocan sus destrezas, habilidades y/o recursos, cuando el profesional
retoma parte de las respuestas, genera el impacto deseado.
PREGUNTAS PARA TERAPIA DE
PAREJA

“Yo soy Yo. Tú eres Tú. Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas. Tú no estás en
este mundo para cumplir las mías. Tú eres Tú. Yo soy Yo. Si en algún momento o en algún punto nos
encontramos será maravilloso. Si no, no puede remediarse. Falto de amor a Mí mismo cuando en el
intento de complacerte me traiciono. Falto de amor a Ti cuando intento que seas como yo quiero en vez
de aceptarte como realmente eres. Tú eres Tú y Yo soy Yo”.
Fritz Perls

E ncerteza
primera instancia, al recibir a una pareja en terapia se tiene casi la
de que ambos poseen el interés de recuperar la relación; de lo
contrario, no hubieran concretado la cita o uno de los involucrados no haría
acto de presencia.
Por lo tanto, la maniobra al principio será rememorar los recursos
disponibles y gestos de amor que han mantenido unido a la pareja durante el
tiempo compartido. Estos aspectos generalmente pasan desapercibidos
debido a que la pareja suele enfocar sus energías en sus discrepancias.
Las próximas interrogantes podrán ser una guía valiosa:

● ¿Quién fue el primero en proponer la terapia de pareja, y qué le dio a él o


ella esa idea?
● Cuando el problema los atrapa, ¿cómo te hace ver frente a tu pareja?
● Cuando el problema aparece, ¿cómo recuperan el control?
● Al inicio de la relación, ¿qué te gustó de ella o él? ¿Qué detalles tuvo
contigo? ¿Qué te sigue enamorando de ella o él?
● ¿Qué anécdota tienes muy presente durante los primeros meses de tu
relación de pareja? Por favor, compártela.
● ¿Qué aspectos físicos te atraen de tu pareja?
● Imagina que tu pareja le quiere presumir a alguien algo sobre ti. ¿Qué sería
eso que le presumiría?
● ¿Cuál ha sido el gesto de amor más significativo que tu pareja ha tenido
contigo?
● ¿En qué cosas no coincides con tu pareja?
● ¿Qué has aprendido de tu pareja?
● Imagina que tu relación de pareja tiene parecido a una película. ¿Qué
película sería y por qué?
● Si en este momento le dedicaras una canción a tu pareja, ¿qué canción
sería?
● ¿Cuándo fue la vez que viste llorar tu pareja? Narra ese momento. ¿Alguna
vez hiciste llorar a tu pareja? En caso afirmativo, cuenta aquella anécdota.
● Si tuvieras que calificarte dentro de tu relación de pareja, siendo el 10 la
calificación más alta, ¿cómo te calificarías? ¿Qué calificación piensas que te
daría tu pareja? ¿Qué calificación le darías a tu pareja?
● ¿Quién ha contribuido a que las cosas no están peores?
● ¿Cuál sería el primer pequeño cambio que tú darías para mejorar la
relación?
● ¿Qué cosas haces por tu pareja que probablemente ella/él no nota?
● ¿Qué cualidades admiras de tu pareja? ¿Cómo eso puede favorecer a que
las cosas mejoren?
● ¿Por qué entre millones de personas has decidido querer a él/ella como tu
pareja?
● ¿Cómo se ven juntos dentro de 5 o 10 años?
● Para ti, ¿cuál ha sido hasta ahora la mayor dificultad que han atravesado
como pareja?
● ¿Qué aspiraciones o sueños comparten en pareja? ¿Qué están haciendo para
conseguirlos? El que tu pareja tenga sueños o aspiraciones y tú seas parte de
ellos, ¿cómo te hace sentir eso?
● ¿Cómo es tu relación ideal?
● ¿Con qué persona no te gusta que hable tu pareja y por qué razón?
● ¿Cómo tu pareja puede herir tu autoestima?
● Según tú, ¿qué actividades relajan a tu pareja?
● ¿Cómo te darías cuenta de que estás en una relación saludable y feliz?
● Imagina que tu pareja se quiere hacer un tatuaje sobre ti. ¿Qué se tatuaría?
● ¿Cuál ha sido el regalo más significativo que has recibido de tu pareja?
● Si tuvieras que borrar un día que viviste con tu pareja, ¿qué día sería y por
qué?
● Imagina que tu pareja fuera un instrumento musical. ¿Qué instrumento
musical sería y por qué?
● Según tú, ¿qué cosas le desagrada a tu pareja de una persona?
● ¿Cómo te darías cuenta de que tu pareja te está dejando de amar?
● ¿Qué pasaría si descubres a tu pareja con fotos íntimas de una persona que
conoces?
● ¿Qué ha sido lo más vergonzoso que has vivido con tu pareja?
● Si tuvieras que hacer una publicación en tus redes sociales en este
momento sobre tu pareja, ¿qué escribirías?
● (En caso de tener hijos) ¿Qué están aprendiendo sus hijos de ustedes de
cómo tiene que ser una relación de pareja?
● ¿Qué tendría que suceder para que la relación terminara definitivamente?
● ¿En qué se parece tu pareja con tus padres?
● ¿Qué pasaría si tu pareja por equivocación te llama por el nombre de su ex?
● Imagina que tu pareja fuera una prenda de vestir. ¿Qué prenda sería y por
qué?
● ¿Qué harías si tu pareja te informa que se siente atraído(a) por otra
persona?
● ¿Cómo celebrarán cuando hayan vencido juntos esta dificultad?
● ¿Qué harán juntos, de forma diferente, cuando esto ya no sea una dificultad
para ustedes?
● Del matrimonio de tus padres, ¿qué aprendiste de cómo debería ser una
relación de pareja? ¿Cómo solucionaban sus problemas?
● ¿Qué actividades disfrutan juntos? ¿Cómo te das cuenta de que tu pareja
disfruta estas actividades contigo?
● Si alguien les preguntara, ¿cómo lograron resolver este problema de pareja?
¿Qué le responderían?
● Según tú, ¿por qué artista o famoso(a) admira o se siente atraído(a) tu
pareja?
● Imagina que un hacker ingresa al teléfono de tu pareja. ¿Qué te imaginas
que encontraría dentro del mismo teléfono?
● ¿Qué lugares te gustaría conocer en compañía de tu pareja?
● Les propongo que cada uno comparta una historia sobre cómo aprendieron
a amar y perdonar, y cómo pueden aplicar esto en su relación.
● ¿Qué habilidades has aprendido de tus familiares (padres, abuelos o
personas significativas en tu vida) que te son útiles para superar las
dificultades en pareja?
● Si estuvieran juntos en un restaurante y la gente los observa comer, ¿cómo
se enterarían de que su relación marcha bien?
● Si tuvieras una máquina del tiempo y retrocedieras, ¿volverías a elegir a tu
pareja ahora que ya la conoces?
● Imagina que alguien le coquetea a tu pareja delante de ti. ¿Qué harías?
● Si tu relación de pareja tuviera similitud con un país, ¿qué país sería y por
qué?
● Imagina que terminas con tu pareja y al poco tiempo lo ves tomado(a) de la
mano con otra persona en la calle. ¿Qué pasaría por tu mente y cómo
reaccionarías?
● Las personas más cercanas a ustedes, ¿qué admiran de su relación de
pareja?
● En una cita romántica, ¿cómo te gustaría que fuera vestido(a) tu pareja?
● Si ustedes como pareja fueran un árbol y requirieran un tipo de abono para
fortalecer su relación, ¿qué tipo de abono necesitarían?
● ¿Cómo le comunicas a tu pareja que puede confiar en ti?
● Imagina que alguien te comenta que observó a tu pareja besándose con otra
persona. ¿Qué harías?
● Según tú, ¿qué cosas le excitan a tu pareja?
● De todas las veces que has tenido intimidad sexual con tu pareja, ¿cuál ha
sido el momento que tienes más presente?
● ¿Cómo describirías a tu pareja en la intimidad?
● ¿Qué opinas sobre los juguetes sexuales en la intimidad sexual de pareja?
● ¿Cómo puedes llevar al orgasmo a tu pareja?
● ¿Qué fantasía sexual te gustaría llevar a cabo con tu pareja?
● ¿Qué cosas jamás le permitirías a tu pareja durante la intimidad sexual?
● ¿Qué ocurriría si tu pareja se niega a tener relaciones sexuales en un
momento en el que tú estás muy excitado(a)?
● ¿Qué pasaría si tu pareja te amenaza con hacerse daño si decides terminar
la relación?
● Si tu pareja fuera un sabor, ¿qué sabor sería y por qué?
● ¿Cuál ha sido la mayor mentira que te ha dicho tu pareja?
● Imagina que tú y tu pareja llegan a la vejez. ¿Cómo te imaginas esa etapa
junto a tu pareja?
● ¿Qué opinas de las personas que le prohíben a su pareja tener amigos o
amigas?
● Mira a tu pareja a los ojos y exprésale qué sensaciones cómodas provoca en
ti.
● Toma la mano de tu pareja y coméntale sobre los sentimientos y emociones
que te provoca cuando realiza gestos de amor.
● Para ti, ¿cómo sería un día perfecto con tu pareja?
● Si pudieras representar a tu pareja por medio de un Emoji, ¿cuál sería y por
qué?
● Toma la mano de tu pareja y dile a qué te comprometes para mejorar tu
relación con ella/él.
● Si escribieras un manual para resolver problemas de pareja, ¿qué aspectos
importantes considerarías?
● ¿Cuál es el mayor miedo de tu pareja en esta relación?
● Imagina que esta relación de pareja termina. ¿Qué supones que hará él/ella
para superar la ruptura?
● Si esta relación termina, ¿qué extrañarías de tu pareja?
● Imagina que esta es la última ocasión que ves a tu pareja, ¿qué le
expresarías?

Por lo común, el sentido de exclusividad en una relación de pareja es


imprescindible, y al quebrantarse por una infidelidad, si no se abordado
adecuadamente, el vínculo tenderá al declive. Si se ha transgredido esta
norma por los acuerdos instituidos en la pareja, convendrá preguntar al
infractor:

● ¿De qué te haces responsable de esta situación?


● ¿Qué estrategias utilizaste para mantener la infidelidad oculta a tu pareja
durante cierto tiempo?
● Cuando tenías los encuentros con la persona con la que fuiste infiel a tu
pareja, ¿qué pensamientos cruzaban por tu mente?
● ¿Qué te llevó a pensar que tu pareja nunca se enteraría de la infidelidad?
● ¿Cómo te imaginabas en un futuro con la persona con la que fuiste infiel a
tu pareja?
● ¿Qué te dijo o hizo la otra persona para que creyeras que era una opción
mejor que tu pareja?
● ¿Cómo puedes solventar esta falla?
● ¿Cómo puedes demostrarle a tu pareja que te encuentras arrepentido(a)?
● Aparte de tu pareja, ¿quién más ha resultado afectado por la infidelidad?
● ¿Qué estará sintiendo tu pareja de esta infidelidad?
● Si las cosas hubieran sido diferentes, es decir, si ella (él) hubiera sido infiel,
¿cuál habría sido tu primera reacción al enterarte de la noticia? ¿Qué le
pedirías a ella (él) en ese contexto?
● ¿Qué estás dispuesto a hacer para recuperar la confianza de tu pareja?
● ¿Cómo ella/él podrá darse cuenta que en verdad quieres rescatar la relación
después de tu falla?
● ¿Cómo podrán darse cuenta ambos de que esta infidelidad ya está
superada?

Cuando algún miembro de la pareja ha sido gravemente afectado, ya sea por


situaciones de violencia en sus distintas modalidades o por infidelidad, y su
deseo sea poner fin a la relación, entonces se buscará que el vínculo termine
su ciclo de la mejor forma. De modo que valdrá cuestionar:

● En tus relaciones pasadas, ¿qué aplicaste de manera positiva para concluir


aquel vínculo, y cuáles de esas cosas puedes emplear ahora?
● (En caso de tener hijos) Si sus hijos estuvieran presentes, ¿qué dirían sobre
cómo les gustaría que fuese la relación de sus padres de ahora en adelante?
¿Cómo sus hijos se darían cuenta de que ustedes terminaron bien esta
relación? ¿Qué le están enseñando a sus hijos con todo esto?
● ¿Qué le agradeces a ella (él) durante estos años compartidos en pareja?
● ¿Hay algo por lo que debas pedir perdón en esta relación?
● Según tú, ¿qué errores crees que cometiste y que formaron parte del
desgaste de esta relación?
● Una frase o palabra que resuma las cosas bonitas que hubo en esta relación,
¿cuál sería?
● ¿Qué deseas que tenga presente él o ella cuando estuviste a su lado?
● Ahora en la nueva forma de relacionarse, ¿qué solicitas de ella/él?
● Si pudieran diseñar y firmar un contrato de divorcio, ¿qué te gustaría que se
estableciera en sus cláusulas?
● Si pudieras borrar algo de la mente de tu pareja, ¿qué sería?

De las respuestas emitidas por la pareja, conviene realizar


retroalimentaciones utilizando sus propias palabras. Esto concederá que
ambos logren sentirse comprendidos y noten que el terapeuta no se decanta
por alguien en determinados asuntos.
PREGUNTAS PARA TRABAJAR
EMOCIONES Y SENTIMIENTOS

“No puedes evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que anide
en tu cabellera”.
Proverbio chino

E terapia.
l trabajo relacionado con las emociones y los sentimientos es común en
Con frecuencia, la negligencia emocional y la falta de atención
hacia nuestros sentimientos están vinculados a ciertos trastornos, por
mencionar algunos: ansiedad, depresión, trastorno límite de la personalidad y
abuso de sustancias.
Los conceptos de emoción y sentimiento comparten similitudes, lo que
podría llevar a su uso incorrecto y generar confusión. Una forma simple de
diferenciarlos es a través de su duración en el tiempo. Las emociones surgen
como reacciones inmediatas ante estímulos o situaciones específicas. Por
ejemplo, cuando un perro comienza a ladrar y se acerca amenazante,
percibimos de inmediato la emoción del miedo. Esta emoción se desvanece
una vez que nos ponemos a salvo y nos calmamos, y junto con la disipación
del peligro, el miedo desaparece.
En contraste, los sentimientos perduran más en el tiempo. El amor que
experimentamos hacia otra persona, por ejemplo, es un sentimiento, dado que
tiende a perdurar más y no es efímero. Asimismo, en la mayoría de las
situaciones, las emociones tienden a ser más intensas en comparación con los
sentimientos.
La labor del profesional radica en proporcionar un espacio en el cual el
paciente pueda nombrar sus emociones y sentimientos, exteriorizarlos,
identificar en qué parte de su cuerpo se manifiestan y desarrollar estrategias
que posibiliten el manejo de los mismos.
Aunque ya se ha realizado la distinción entre una emoción y un sentimiento,
para fines prácticos, en las preguntas propuestas se utilizó exclusivamente el
término “emoción”. Por supuesto, cuando se apliquen estas preguntas, si la
situación lo requiere, el lector podrá adaptarlas al concepto de “sentimiento”.
Tras lo expuesto, las interrogantes que se proponen son las siguientes:

● ¿Cómo dibujarías o expresarías esta emoción?


● ¿Cuándo te atrapa esta emoción?
● ¿En qué parte de tu cuerpo se manifiesta esta emoción? ¿Cómo lo notas?
● Cuando esta emoción se presenta, ¿cómo la manejas?
● ¿Cómo sería tu vida sin esta emoción?
● ¿Qué te disgusta de esta emoción?
● Si esta emoción expresara algo con palabras, ¿qué te diría?
● ¿Cuándo fue la última vez que sentiste esta emoción?
● ¿Cómo le hace esta emoción para que le hagas caso?
● ¿Cómo le haces para no dejarte atrapar por esta emoción?
● ¿Con qué personas no te atrapa esta emoción?
● ¿En qué parte de tu casa te atrapa esta emoción?
● Si esta emoción fuera un familiar, ¿quién sería? ¿Por qué?
● Si esta emoción solicitara algo, ¿qué sería?
● ¿Quién de tu familia esconde esta emoción?
● Si esta emoción tuviera una forma (tamaño, color, textura, sabor), ¿cómo
sería?
● ¿Qué habilidades o fortalezas te ha permitido desarrollar esta emoción?
● ¿Con qué estación del año relacionas esta emoción? ¿Por qué?
● ¿Cómo se vestiría esta emoción?
● ¿En qué día de la semana te atrapa más esta emoción? ¿En qué día
menos?
● ¿Qué personas te entienden cuando te atrapa esta emoción?
● Cuenta una historia de cómo has usado esta emoción para tu beneficio.
● Si tuvieras que regalarle esta emoción a algún familiar o amigo, ¿a quién
se la darías? ¿Por qué?
● ¿Cómo te hace ver esta emoción delante de tu familia (maestros o
amigos)?
● Esta emoción, ¿cómo se presenta en la vida de tu familia (maestros o
amigos)?
● Cuando te atrapa esta emoción, ¿con qué otras emociones se hace
acompañar? ¿Cómo te das cuenta?
● Si pudieras pedir 3 deseos relacionados con esta emoción, ¿qué deseos
solicitarías?
● ¿Hay algún sueño que te recuerde esta emoción?
● Si esta emoción te recordara a un cuento, ¿cuál sería?
● Si esta emoción te recordara a una canción, ¿cuál sería?
● Si esta emoción te recordara a una película, ¿cuál sería?
● Si esta emoción tuviera un nombre chistoso, ¿cuál sería?
● Si esta emoción fuera algún personaje de caricatura, ¿quién sería? ¿Por
qué?
● Si esta emoción fuera un personaje histórico, ¿quién sería? ¿Por qué?
● Si esta emoción fuera algún superhéroe o villano, ¿quién sería? ¿Por qué?
● Si esta emoción fuera algún animal, ¿qué animal sería? ¿Por qué?
● Si esta emoción fuera alguna fruta o verdura, ¿cuál sería? ¿Por qué?
● Si esta emoción fuera una comida, ¿qué comida sería? ¿Por qué?
● Si tuvieras que escribirle una carta a esta emoción, ¿qué le expresarías?
● Cuenta, si así lo prefieres, algún secreto que se relacione con esta
emoción.

Siendo receptivos al lenguaje no verbal del cliente, como por ejemplo, al


observar una lágrima deslizarse por su rostro o notar movimientos repetitivos
de manos o pies, el terapeuta podrá interrumpir e indagar sobre la emoción o
sentimiento que ese gesto desea comunicar. En ese momento, puede valerse
de las preguntas mencionadas.
PREGUNTAS PARA ABORDAR
LAS RESISTENCIAS

“Cuando no somos capaces ya de cambiar una situación, nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros
mismos”.
Viktor Frankl

E referirse
n algunas partes del libro, se ha utilizado el término “resistencia” para
al paciente que muestra actitudes poco colaborativas que
inciden directamente en la evolución del tratamiento. Dicha palabra se
emplea en el campo de la psicología clínica, psicoterapia y, especialmente, en
el psicoanálisis. Se atribuye su primera descripción a Sigmund Freud, un
personaje icónico cuyo argumento sostenía que las resistencias surgían
debido a la activación de mecanismos inconscientes en el sujeto.
Por otro lado, el modelo Centrado en Soluciones señala que la noción de
resistencia carece de utilidad, ya que siempre existe una cooperación natural
por parte del paciente, y percibir lo contrario hace susceptible al profesional a
erigir una barrera en la relación terapéutica. Por ende, incluso se cuestiona su
existencia.
Tras lo expuesto, este tema podría generar cierta controversia, si bien la
última palabra quedará en manos del lector. No obstante, basándonos en el
conocimiento empírico, se pueden identificar conductas desfavorables por
parte de los pacientes, tales como: la impuntualidad y la frecuente
cancelación de citas, la omisión de información relevante sobre algunos
asuntos relacionados con el motivo de consulta y el incumplimiento de las
tareas terapéuticas. Además, nos encontramos con situaciones en las que
personas, especialmente menores de edad, son llevadas a terapia sin su
consentimiento total. Si nos hallamos en tal situación, surge la propuesta de
plantear las siguientes preguntas:

● ¿Cómo se darán cuenta tus familiares de que estás interesado(a) en


cambiar tu vida para bien?
● ¿Cómo me comunicarás que estás dispuesto a recibir la terapia?
● La persona que apartó la cita por ti, ¿cómo notará tu interés por la
terapia?
● La persona que está pagando las sesiones de terapia por ti, ¿cómo se dará
cuenta de que su inversión valió la pena?
● ¿Cómo reconocerás que tu tiempo y dinero fueron invertidos sabiamente
a tu beneficio?
● Si tú fueras terapeuta, ¿qué me sugieres hacer para brindarte el servicio
que mereces?
● En nuestra siguiente sesión, ¿cómo demostrarás que estás comprometido
en cambiar tu situación?
● ¿Qué te llevó a pensar que reservar esa información importante sería de
beneficio en tu proceso de terapia?
● En una escala donde 0 representa nulo compromiso con tu proceso de
cambio y 10 estar sumamente comprometido, ¿en qué parte de la escala te
sitúas?
● Expresas que no tienes que estar aquí. ¿Cómo concluyes dicha
afirmación?
● Al recibir mis honorarios, obtendré un beneficio por nuestros encuentros.
¿Cómo podrías también beneficiarte de nuestras sesiones?
● Las personas que te han traído aquí están preocupadas por tu situación. Si
la psicoterapia no es una opción para ti, ¿cómo podrían ayudarte los demás?
● No puedo cambiar a la otra persona o al resto del mundo. ¿Cómo puedo
ayudarte a ti?

Frente a un “No puedo” del paciente:

● ¿No puedes, o no quieres?


● Si pudieras, ¿qué sería diferente?
● ¿Quién te dijo que no puedes? ¿Desde cuándo decidiste que los demás
tienen más control sobre ti que tú mismo?

Ante un “No sé” del cliente, el profesional podrá preguntar o contestar:

● Si tú no lo sabes, ¿quién lo sabría? ¿Qué me diría esa persona?


● Imagina una película donde actúas como si lo supieras, ¿qué harías en
escena?
● “Imagínatelo. Tomate tu tiempo para pensar”.
● “Finge como si lo supieras”.
Motivados por la preocupación de los padres, no es de extrañarse que los
adolescentes lleguen al consultorio en contra de su voluntad, mostrándose
renuentes a recibir el tratamiento, simplemente porque no sienten la
necesidad del servicio. En tales circunstancias y para complementar esta
sección, aquí hay algunas frases que el terapeuta podría citar:

● “Sé que estás aquí en contra de tu voluntad, pero dime, ¿qué les preocupa
a tus padres (o la persona que concretó la cita) para traerte aquí?”.
● “Yo también estaría de brazos cruzados ante un desconocido y me
mostraría desconfiado al contar mis asuntos personales a un sujeto que veo
por primera vez, aunque cuéntame…”.
● “Seguramente tienes un motivo válido que te lleva a pensar o expresar
que soy incapaz de comprenderte, y estoy dispuesto a escucharlo. ¿Te
gustaría compartirlo?”.
● “Me van a pagar por tener una conversación contigo con la intención de
ayudarte y que tú salgas favorecido, mas si quieres podemos quedarnos
callados hasta que se cumpla el tiempo de la sesión. De todos modos, eso no
afectará el costo de mis honorarios. Pero mejor indícame sobre qué quieres
platicar, porque no creo que sea justo que me regalen el dinero por quedarme
callado durante toda la sesión”.

El profesional debe mostrar sagacidad al plantear una pregunta o frase que


lleve a abordar las resistencias, cuidando su tono de voz y, preferiblemente,
haciéndolo una vez que haya conquistado la confianza del cliente. Esto
reduce el riesgo de que la pregunta o frase sea percibida como una agresión y
se evite caer en confrontaciones.
PREGUNTAS PARA EL CIERRE
DE SESIÓN

“Los reencuentros hacen que uno ame las despedidas”.


Alfred De Musset

E psicológica;
l profesional y el usuario suelen tener claro el inicio de una terapia
sin embargo, a veces se confunden y no saben cuándo
ponerle fin. Por supuesto, existen varios factores que determinan la
conclusión del proceso. En ocasiones, ambas partes coinciden en el momento
de finalizar. En otras, la persona abandona la terapia antes de tiempo y sin
previo aviso. En cualquier encuentro interpersonal, nadie posee la certeza de
que se vuelva a repetir. En consecuencia, el terapeuta debe considerar la
realización de un cierre de sesión efectivo en los últimos minutos. Para ello,
las preguntas que se sugieren son:

● ¿Hay alguna pregunta que te gustaría que te haga y que hasta ahora no he
planteado?
● ¿Hay algo más que debería saber de lo que hemos platicado?
● ¿Qué cosas marchan bien y no requieres cambiar?
● ¿Qué comportamiento deseado ya se encuentra presente en tu vida?
● ¿Qué vas a hacer de manera diferente después de esta sesión?
● ¿Qué has ganado de esta sesión?
● Si una frase resumiera este encuentro, ¿cuál sería?
● ¿De qué les hablarás a las personas que te pregunten sobre tu sesión
terapéutica?
● ¿Sobre qué mejoras me hablarás la próxima vez?
● ¿Qué tendrías que hacer para prevenir una recaída? ¿Qué sugerencia le
harías a alguien que ha vuelto al mismo problema?
● ¿Qué sucedería en caso de un retroceso? ¿Cómo notarás que vuelves al
camino correcto?
● ¿Cómo otros pueden motivarte en caso de una recaída?
● ¿Consideras que será prudente tener otra sesión? ¿Qué te hace pensar
eso?
● ¿Qué descubriste en nuestra conversación que antes pasabas inadvertido?
● Por sugerencia, ¿qué tarea te gustaría recibir cuando te retires?
● ¿Estarías dispuesto llevar a cabo una tarea de aquí a nuestro próximo
encuentro? ¿Qué tarea te atrae?
● ¿Con qué animal te identificas cuando iniciaste tu tratamiento? ¿Qué
animal te representa ahora que concluiste tu terapia?
● Imagina que un día te vuelvo a ver, pero esta vez, en la televisión. ¿De
qué cosas me enteraría de ti?
● ¿Qué pasará entre nosotros cuando nos encontremos en otro sitio, fuera
del consultorio? ¿De qué cambios positivos me hablarás?
● Imagina que voy a elaborar un dibujo de tu vida después de concluir esta
sesión ¿Cómo luciría ese dibujo?
● Si te obsequiara una caja que contiene las cosas que has descubierto en tu
proceso terapéutico, ¿qué sería lo primero que tomarías?

Por otra parte, al terminar en forma explícita el proceso de terapia tras la


mejoría del paciente, posiblemente convendría emplear un ritual o, por
ejemplo, invitar al cliente a redactar una carta a su Yo al inicio del
tratamiento y exponer cómo le hizo para resolver lo que le afligía. Estas
actividades, son tal vez, unas de las tantas maneras de cerrar con broche de
oro.
COMENTARIO FINAL

“Cualquier instrumento puede usarse para el bien o para el mal; del hombre depende utilizarlo para
los mejores fines”.
Frase atribuida comúnmente a Albert Einstein.

S siendo
tan Lee, creador de Spiderman, en el primer relato del personaje y
la última viñeta del narrador, expresó: “Un gran poder conlleva
una gran responsabilidad”. Querido(a) y apreciado(a) lector(a), te invito al
uso responsable de las pericias abordadas en este libro, las cuales deberán
emplearse exclusivamente con la intención de ayudar a quienes lo necesitan,
y sin caer en un acto de manipulación.
Con la esperanza de que así será, agradezco de forma inmensurable la
loable labor que realizas día a día en esfuerzo por forjar un mundo más
próspero para la humanidad. Aquí concluye este manual, pero comienza tu
viaje al ponerlo en práctica.
Recibe mucha suerte y mis mejores deseos.
BIBLIOGRAFÍA

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Respuestas de la autoevaluación:
1. Pacto con el diablo 2. Connotación positiva 3. Ritual 4. Ilusión de
alternativas 5. Redefinición 6. Externalización del problema 7. Confusional 8.
Ordalía 9. Tendencia al Sí 10. Metáfora 11. Desencuadre 12. Intervención
Paradójica 13. Historias embebidas 14. Disociación terapéutica 15. Tendencia
invertida.
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Oscar De Jesús Gracia García
Es licenciado en psicología, graduado con
excelencia académica de la Universidad del
Golfo de México (UGM), en el campus de San
Andrés Tuxtla, Veracruz, México. Además de
su licenciatura, cuenta con una maestría en
Terapia Familiar, y ha estudiado diplomados y cursos en diferentes enfoques
de intervención. También es técnico en administración de empresas. Ha
demostrado su creatividad al escribir e ilustrar cuentos originales, así como al
desarrollar material para terapia de juego. Actualmente, se desempeña como
psicoterapeuta en la práctica privada.

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