Interacción Comunicativa y Cortesía
Interacción Comunicativa y Cortesía
Interacción Comunicativa y Cortesía
cióo de 11 imagen clcl hablante 11 Se parte de la idea de que los Individuos tienen una 2 ¿Ochn dó? (hacia los propios hijos, los hermano, y los nmlgos m~, Jóvenes);
doble fa: o imagen, una positiva y otra negativo o n111c1111¿11tforn: en el transcurso de 3. ¿Oclrn /kngn? (hacia los amigos de In misma edad y los hermanos mayare,);
una intcracaón ,·erbnl los individuos utili,an es1r1tcgias que minimizan la fuerzo -1, ¿Ochn ikngn dw, ka? (hacia el marido, los padres, los rfos y los cunados mds Jó·
de los actos que corresponden n la imagen negntiva De acuerdo con estas dos imá- venes), 5, ¿Ocl1n 11·n lkngn dern kn? (hacia los abuelos), 6, ¿Ocltn llingn dt1Mlta? (ha•
genes del hablante, Brown y Lel'lnson proponen la existencia de: dos tipos de corte- cin los cunados mayores), 7, ¿Ochn 1vn lkngn deshD kn? (hacia los sue¡ros, los abue•
sla la corteJ/n pomil-n y la cone1/11 11egnti1·n. Cada una de ellu puede buscar unos los del marido. el jefe del marido y los proíesores).11
fines espcclricos y para ello se despliegan di\'e,sas estrategias. Asl, por ejemplo, den- Frente a las lenguas como el japonés o el javan~s. otras muchas no dlsponen de
tro de 11 corresln positli·n se: inclulrl1n estrategias como atender a los Intereses, deseos unos sistemas tan rlgidos y complejos de expresión de 111 cortesía, lo que no quiere
o necesidades del oyente. exagerar el inter4!s y la sirnpatfa por el oyente o utilizar decir que carezcan del elementos o recursos formales para adecuar el discurso a lo Cor•
marcadores de grupo (uso de la misma variedad dialectal. jerga, etc.). Tales estrate• malidod de las mlls diversas situaciones. En el espallol de Espalla, las fórmulu bu,.
gias apelan a la experiencia comlln entre los interlocutores para conseguir unas actl• 1101 dlns (saludo), 1111110 g11110 ti/ co11ocerlo (saludo en presentación), nqul 1/e11e 111 cma
tudes í1vor1bles. pnrn fo que dtul! (ofrecimiento de casa), ¿q11iem lomar algo? (invitación) o ¿me po•
Finalmente, Lavandera propone un concepto de cortesfa que la silila en el mis- dla /11dicnr d611dt esttl In lglesin? (petición de información), dlsírutan de un ¡rado de
mo nivel que la f11er1.a ilocmivn en los actos de habla; de hecho, la noción de fuerza cortesía más alto que fórmulas como hofn (saludo), froln, ¿qui tal? (saludo en pre•
ilocutiva, segtln Lavandera, debe complementarse con la noción de fi1err.n de corttsln. sentación), c11a11do q11fera1, puedes venir n mi casa (ofrecimiento de casa), toma nlgo
La cortesf1 se manifiesta, habitualmente, a trav4!s de mecanismos lingUlstlcos que per• (Invitación) o ¿dónde tsttl In lgfesln? (pelición de informaclón).19
miten disponer los actos de habla y las conversaciones en un com/111111111 de fuerza de Nuestros ejemplos y comentarios demuestran que la cortesía es uno de los prin•
cortesía. La cortesla no es una propiedad Inherente de las oraciones, antes bien es un clpios de mayor trascendencia en el uso social de la lengua, en la Interacción comu-
valor que adquieren las expresiones en detenninadas condiciones contextuales. Jun- nicativa. Pero no debe olvidarse que la cortesía tiene en las formas de tratamiento
to a 11 propuesta de Lavandera, las demis teorfas de la cortesla han buscado una ex- una de sus mds significativas expresiones lingOfsticas.
plicación satlsíactoria del (uncion1mien10 de los mecanismos de interacción; en ellas
11 cortesía no es un significado de las formas lingUlstic:u, sino una propiedad de los
actos de habla. El poder, la solld1rld1d y lu rormu de tratamiento
Unas veces 11 margen de las teorfas de la cortesía y otras en estrecha relación
con ellas, los sociolingUistas, sobre todo los mis preocupados por los aspectos etno- Formas de tratamiento y cortesía son nociones que se exigen mutuamente y que,
graficos de 11 comunicación, han acumulado numerosas experiencias e informaciones por Jo tanto, no pueden explicarse de forma independiente. A su ve:z, el sentido, lo
sobre los mecanismos de cortesl1 utilizados en diversas lenguas y culturas del mundo. función y el empleo de unas y de otra ncusita el auxilio de principios y conceptos
Asl, C. Geertz ha comprobado que la lengua javanesa dispone de un sistema de ex-
ajenos a la lingUlstica y a la sociolingUlstica, aunque sean complementarios de ellas.
presión de cortesía en el que pfjcticamente es imposible decir nada sin incluir alglin Los conceptos a los que nos referimos proceden de la psicología social y fundamen-
elemento que indique el lipo de relación social, estatus y familiaridad de los interlo•
ti Tht E/h1101rt1pl11 o/ Commm1iet11I011. An /ntrod11ction, Oxford, Blackwell, 1982, pp. Sl·SS
cutores. Los hablantes de javan~ han de elegir entre tres estilos di(erentcs (alto, me• 19 As/ 111 comprobó r;uall111rv1 y cu1n1l111lv1menrc en el n 1udío de F Moreno Femdndcz sobre Quin•
dio y bajo) y posteriormente seleccionar y construir sus enunciados de acuerdo con 11n,r de ¡1 Orden (Toledo, Esp~n1) Los libros dt ttlq11tro o mon110/t1 dt urbanidad elaborados para lenauas
las exigencias de cada estilo: si se quiere usar una forma equivalente a a/rora, el ha- como el lna)h, el lr1nds o el up1llol Incluyen rec:omendaclon" sobre los u101 mu adecuados • la hora de
blante de javan~ sabe que tiene que utílizar la forma sanrenika para el estilo alto, sa• Ju prnenlldoncs o dt mantener conversaciones en llelloa o por ltlllono. En 11 obra Book o/ E1/q11111t, d1
Ulll1n Eichler (192J), se pueden leer recomendaciones como ü1u:
niki para eJ estilo medio y saiki para el estilo bajo; si se quiere usar la fonna javane-
sa equivalente a ir, hay que tener en cuenta que, en el estilo bajo (con saiki), se debe No aburras • 1111 l111crloculoru.
utilizar arep, que con saniki (estilo medio) se ha de usar adfeng y que con samenlka No mira al 11dlo dur1n11 11 con~l"IICión.
No cucatcs hisloriu demasiado l11ps, v1ps o lnapropl1du
(estilo alto) se debe elegir bade. No hlps clls,aiones.
El japon~ es otra lengua en la que la expresión de la cortesfa determina de Cor• No !nsi1111 en q11e u rcal 11 historia que llll contado
ma canlinal el uso social de los actos de habla Las formas indicadoras de cortesía se No CIIClllfl historias sobte suea,u o 11111111udos
usan y distribuyen dependiendo del tipo de interlocutor. Segtln explica Muriel Savi• En mudlos ~ Ju recomcndldona de los libros de urbanidad parecen consrllulr un p&lrón del CIIII
lle-Troike, a partir de datos de Harumi Williams, en el japon~ de los niveles socia- hin esrraldo sus múlnm la modernas 1corln de 11 c0<1es/a. En El libro dtl sobtr nior, de Camilo t.6pcz
les acomodados, el ofreámiento de un taza de t~ ha de hacerse mediante fórmulas de (Lo'""""'""" 1 Jo1 ,oo, s«Jo/a, Ovicdo, Nobel, 1990), se Icen consejos clisk:os como a 1os:
,La gente quie•
cortesla bien diferenciadas y adecuadas a los interlocutores. Esas fórmulas pueden or- ,. q11e lt hable de M problema-(•.) Hable siempre de lo que interesa • IIIS inicrloanorcs. 1- 1El nombre
de una pcr,oaa es p111 clll el sonido m4s dulce e lmponanre que pueda CSCIICNr. No letna abusar dt '1. Deje
denarse en una jerarquía de siete grados: 1, ¿Ocha? '¿t~?' (hacia los propios hijos); que•• su Interlocutor quien hlblc mb. ( 1Saber acuch11 u una 1u1ln1ica vin ud. (- 1Muestre respelo • lu
opiniones del prójimo ( 1C\lando hable con 1t1ulcn, no empiece discutiendo los puntos en que exisll dh-cr•
17 Polillll#S. SotM Utúllfflllls ltr UlllfUOlt UR, Cambrldp, Cambrid¡e Uní~rshy Press, 1987
senda de cri1erioJ- (pp. 60-62)
1) 0
LA Ll:%1,A l!N 'L USO SOCIAL 111
talmente son dos· el podt, y la lOlid111 id11rl Ambos tienen que ve r con lns relaciones
que se escablecen encre los lntcrlocucorcs y, como yn hemos visto, rueron lntroducl• ah! que sueln umse T y V como cotcgor!os que Incluyen todas Ju rormas pronomi-
dos en lll sociollngUlsclcn por el psicólogo social Roger Brown io nales y cuyos valores coinciden con lo que se ha comentado a prop61lto del 111 y el,,,.
El concepto de "podcrn a menudo se hn conrundldo con otros, importnntcs tom• 1cd del cspaftol (T esp 11í, Ir. 111, ol <111; V esp 111/td, rr vou,, al Slt)
bl6n paro In sociologfo. como son el estatus y el papel social El poder y el w11111s son La rolidnrldnd. por su porte. hace relerencla n una relaclOn slmfülca entre dos
valores que se derivan de unos pnpeles 1ocinlcJ determinados, ~stos, por su parte, son personas. ol menos Cuando aparece eso clase de relaclOn. las lormas de 1ra1a.mlen10
simplemente un producto de In división del trabajo dentro de una comunidad: el run • cambi~n pueden ser sim~lricas o reciprocas· es frecuente que dos penonas que se con-
clonamlento adecuado de un grupo o una sociedad depende del adecuado cumpli- sideran solidarios usen entre si el tr11nmicn10 de 1,í (7) (1/mma 1/mltr/co) La di•
miento de unas tareas que se reparten entre los individuos que los componen . Aho- mensión de solidaridad es potencialmente aplicable al tratamiento de todaJ la1 per•
ra bien. en la pr6ctica. los pnptles no se dlstínguen solamente por la naturaleza de lns sonas
tareas que se realizan, sino tambl6n por la formo en que son considerados socia J. Si bien es posible hacer una presentación y un estudio lndependienle de 101 con•
mente. Dicho de una forma simple, el estatus reíleja el valor inherente de un pnpel, ceptos de «poder" y «solidaridad•, lo ciert<1'es que no tienen por qu~ darse, ni anali-
mlentm que el podtr rcílejo lo dimensión de lo lníluencla que un papel ejerce sobre zarse, siempre por separado. E.s verdad que podemos encontrar sistemas de trata-
el Individuo que cumple otro pnpd, otra función. El estatus, que Implica una expec- miento que se rigen escrupulosamente por el podtr, 1/Jttma1 a1/mltr/co1 en lm que el
tativa de comportamiento entre dos o m6s individuos, representa tal vez el aspecto poderoso es tratado de mred y tiene derecho a utilizar el lralamlento de 11í hacia el
més estttlco de la relaciones sociales.21 poco poderoso, como es posible encontrar sistemas de 1ra1amlento basado, en el con-
Generalmente, se emplea el l~rmlno podtr para describir situaciones en les qu.e cepto de solidaridad , s/J1ema11/mltricos en los que los hablantes usan recfprocamen-
la conducta de un individuo viene determinada, al menos parcialmente, por las ac- le el 11í y en los que cualquier caracterlstlca (tener la misma edad, la misma profesión,
ciones de otro. Podemos decir que, en pslcologlo social, el poder llene tres caracle• vivir en la mismo comunidad) puede hacer surgir la simetría, la reclprocíd.id, en la
rlsticas b•slcas: conducta de los Interlocutores.
Ahoro bien, podtr y solidaridad no son conceptos excluyentes, ya que podemos
a) Es el atributo de las relaciones entre dos o m4s personas y no simplemente encontrar que un suptrior, con poder, puede ser solidario con su interlocutor (por
el atributo de una solo; el poder es siempre el poder de A sobre B. ejemplo, con un pariente) o no solidarlo; a la vez, un in/trio,, sin poder, puede ser so-
b) La naturaleza de estas relaciones es causnl: el Individuo poderoso A es, de lidario con su interlocutor {por ejemplo, con un viejo empicado de la familia) o pue-
alglln modo, responsable de las acciones del menos poderoso B. de no serlo (por ejemplo, el camarero de un restaurante con un cliente). Esto quiere
e) Aunque A puede ser responsable de las acciones de B, no determina total• decir, como ya hemos seftalado en otros apartados, que las relaciones entre interlo-
mente estas acciones; 11 intervención de A aumenta la probabilidad de que B actOe cutores pueden clasificarse en cuatro grandes grupos: con poder y sin solidaridad, con
de una manera determinada y no de otra. poder y con solidaridad, sin poder y sin solidaridad y, finalmente, sin poder y sin so-
lidaridad. Pero tambi~n quiere decir que las formu de tratamiento se usan de acuer-
Dentro de l1 sociolingUlstica, los t~rminos poder y sol/dnr/dad se empican para do con sistemas que a veces encierran una gran complejidad, derivada, en primer lu-
hacer referencia a la distancia social que existe entre dos interlocutores: cu4ntas ex- gar, de las diversas clases de vínculos personales que se pueden establecer, en segun-
periencias y características sociales comparten, entre otros factores. El poder supone do lugar de la posibilidad de que las formas de tratamiento no sean recíprocas y, por
una relación no recíproca entre dos personas, al menos, y la no reciprocidad puede Oltimo, de la convivencia de sistemas de tratamiento diferentes dentro de una misma
estar basada en muchas y muy diferentes realidades: 11 riqueza, la edad, la posición comunidad. El uso de las formas de tratamiento de las personas de edad rnú avan•
social, la fuerza ílsica, la pertenencia o no a Instituciones como la Iglesia, el Estado o zada y de los mis jóvenes, aparte de no ser reciproco, no responde a un mismo cri•
el ej~rclto, el tipo de parentesco, entre otras. Cuando dos personas establecen una re - terio en muchas ocasiones, como pueden no coincidir los usos si se compara una co-
lación, una ser, considerada como s11ptrlor y la otra como /11/trlor, dicho con otros munidad rural con una comunidad urbana o un grupo de estatus alto con un grupo
palabras y refiri~ndonos de forma específica a las formas de tratamiento, el suptrlor de estatus bajo. Dentro de una comunidad, es perfectamente posible la convivencia
es aquel que emplea el tratamiento de ttl (7) hacia el lnftrlor y recibe el tratamiento de un 1;1 ,tma aslmltr/co, utilizado por las individuos de mayor edad, con un sistema
de 11sttd (V) (slsruna nsimltrico) Al hablar de rll y usttd estamos manejando las for- slmltrlco utilizado por los menores de 30 aftas, por ejemplo.
mas pronominales de tratamiento m4s frecuentes en el cspaftol, pero lo que se ha di- Haciendo abstracción de los sistemas de tratamiento propios de unas comunida-
des O de otras los estudios de R. Brown y de sus colaboradores han podido demos-
cho puede aplicarse a las formas correspondientes de otras lenguas o variedades; de
trar que la soÚdaridld hace entrar en conflicto el tratamiento entre superiores e in-
reriores, como se desprende de la figura 8.1.
20. Son lmponante, e11oa trabajOE R. B~wn y M. Ford, •Addttn In American Ensllsh•, en D. Hyme1 Las letras que rodean el cuadro revelan que el tratamiento natural o normal ha-
(ed.), Úlllpllft. culturt Md 1odt1y , 11, Nueva YDfk, Harper & Row, 1964, pp. 23-1-244; R. Brown
y A. 0 11· cia los suptrioru es V y hacia los Inferiores T. Sin embargo, entre los superiores y los
man. •TM pronou111 ol Powcr and Solldarity•, en J Filhman {cd.), Rtodlnp In 1/11 Soclolo1y o/ L.an11101t,
La Haya. Mouton. 1968, pp. 2S2-27S ;11/erioru se pueden producir conflictos: se emplea T cuando existe
solidaridad con el
21 Viue S Ointr, Sodo/01/0, 1•.• ed, Barcelona, Penfnsulo, 1981 superior y V cuando no existe solidaridad con el Inferior.
rtu-.:cir,os DE SOCIOLl:S:Gl.:b I ILA ' ~OCIOLOlil ~ l) EL LE:SGL'AJE
LA LEXG\:A E:-1 SU USO SOCIAL
153
Supeitor Superio<
y IOlldtrklld yno10ld1ridld
terna. A ello se suman los nombres elegidos por cada hombre para ser usados en el
V T V V deporte, la caza o la guerra entre companeros o amigos; estos apelativos se loman de
Igual
los nombres de los b_ueyes y se denominan precisamente 11ombrts dt buey. Las muje-
lg\Jal res toma? sus apelativos de los nombres de las crfas de las vacas que ellas mismas or•
yIOlldarklad Yno IOl!darldad
denan. Finalmente , debido a la ruerte estralilicación de los grupos de edad, los hom•
T bres nuer, cuando llegan a cierta edad. pueden usar y recibir de otros hombres adul-
V tos más jóvenes el tratamiento Gwa ·Padre·.22
lnltrior lnl1rto1 En lo qu~ se r~riere a la lengu~ espanola, disponemos de numerosos trabajos en
T y IOlldalidld Yno IOlldaridld los que se ha mvesllgado el uso social de las formas de tratamiento. Destacamos, muy
T V T
breve y escuetamente, los de J. Fox. V. Alba de Diego y J. Sánchei Lobato, c. Wel•
nerman, F. Moreno Fernández y J. Medina. Uno de los primeros trabajos dedicados
a los tratamientos en el espanol peninsular ha sido el de J. Fox.n En su estudio, Fox
F10. 8.1 UJo dt fomitU pro110111i11nla dt se propone confirmar la hipótesis de Brown y Gllman acerca de que los hablantes ex-
traro111it11to scgrl11 /as rtlnclonts dt poder
y solidnridnd. presan la solidaridad mediante el uso reciproco de T y la no solidaridad mediante el
uso reciproco de V, as( como confirmar la hipótesis de W. F. Lambert, seglln la cual
el empico de la íórmula de respeto es muy frecuente entre los jóvenes de las clases
~ dist!ncia que se establece sociolingOlslicamenle entre poder y solidaridad ha trabajadoras, mientras que los jóvenes de las clases medias tienden al uso de r.u Fox
pcnruttdo_fiJ!r• al me~os, do~ universales: primero, que todas las lenguas tienen algún hizo ,u investigación en nueve colegios madrilenos y llegó a las siguientes conclu-
!"~~ de ~d1car las diferencias de poder, de solidaridad o de ambos tipos, pues iodo siones:
mdiY1duo tiene la necesidad ~e lijar sus relaciones con los dem4s y de mostrar qu~ lu-
gar ~upa en su ~texto social; segundo, que cuando el poder y la solidaridad vienen
1) Los escolares de Madrid cada vez hacen menos uso del usted para dirigirse
refl~Jados por_el m1Smo tipo y rango de elementos, la forma que expresa mayor soli-
a personas de mayor edad, en beneficio del pronombre ttí. El sistema asimétrico, por
dandad tamb1m expresa mayor poder por parte del hablante y viceversa. Brown y
el que el trato hacia un superior debe ser de usted y hacia un inferior de tll, ha sido
~ord_senalan qu~, por lo general, es el superior el que decide en qu~ momento la • reemplwdo por un sistema simltrlco que expresa la solidaridad mediante tti y ia no
50
hdandad es s~ente para emplear T. Asimismo, Brown y Gilman afirman que exis- solidaridad mediante usted. La hipótesis de Brown y Oilman queda, pues, confirma-
te una tendcnaa general a adoptar un sistema de relaciones simfüicas. do en Madrid.
Las sedales lingOísticas que marcan las relaciones de poder-solidaridad entre dos 2) El uso de usted, dirigido hacia personas mayores, está generalizado entre las
hablantes varían según las lenguas. Son las combinaciones de conceptos como poder clases trabajadoras, que, por lo tanto, pueden ser consideradas como más conserva•
Yso/id~~dad, slmetrla y aslmetrla, reciprocidad y no reciprocidad las que complican doras. La hipótesis de Lambert tambl~n queda confirmada.
el análisis de las fonnas de tratamiento, d,ndole inter~s. y las que dificultan su ex-
plicación y comprensión en la enseftanza de una lengua extranjera. A ello hay que
Vidal Alba de Diego y Jesús s,nchez Lobato han llegado a unas conclusiones si-
aftadir que las formas de tratamiento pueden ser pronominales, pero tambi~n pue-
mih1res en un e.,tudio mú reciente hecho entre jóvene., de nivel medio-bajo de Ma-
den ser nominales y afectar a otras clases de palabras. Al dirigirse a un interlocutor, drid25 Las relacione., jer4rquicas entre los interlocutores han sufrido en las llllimas
un hablante de ingl~ puede utilizar un tratamiento determinado (Doctor, Sir), un <Meadas una importante redelinición: en la actualidad es posible pensar en un cierto
tratamiento seguido del apellido (Mr. Smith), el nombre propio (John), el apellido grado de solidaridad, mayor o menor segOn los casos, con un superior, la tendencia
(Smith), un diminutivo o un hipocorístico (Johnnle), el nombre y el apellido (John general e., a adoptar un sistema rimltrlco de tratamiento en el que predomina la soli-
Smlth), aparte del t~rmino del parentesco (Dad 'papá') y todo tipo de apelativos daridad
(Dear 'querido').
Los nuer, pueblo sudan~ que vive en la confluencia del Nilo y el Sobat, están
organizados en linajes y forman grupos de edad bien estratificados. Cada nuer tiene 22 Vtase E. E E,-.ns-Prltchar d. ,Nucr Modes oí Addrcss,, Tlit U,amla /011rnal, 12 (1~). pp 166·
un nombre propio que coincide con el de su linaje y que se utiliza en las ceremonias 171: ci11do en R Wardhlush, An /nrrod11c1lon ro Sociolln111is1/cs, l ' cd., Oxford. Bladt~II. 1992, pp. 265·
importantes. Sin embargo, los nuer, en el momento de nacer, reciben un nombre que 266
23 •Thc pn,nouns of addms In Sp1nlsh•, Acrts d11 Xt. COl1,,-b lntttnatíoMt dts Lln111/1tt1 811cort11
utilizan durante el resto de su vida y que puede ser un nombre coman, un verbo o 2& AoAt•2 Stpttmbrt /967, 1, Buurut. ~ditlons de L'Atadcmle de la IU¡,ubllque Soci1lls1c de Roumonic.
cualquier otra forma: Nhial 'lluvia', Pun 'arroz silvestre', Mun 'tierra', Cuo/ 'com- 1969, pp 6M-69l
pensar'. En ocasiones, los abuelos matemos dan a los niftos un segundo nombre, pro- 24 Vf11e • Thc use of 111 1nd 1-0111 u íorms of addrcss In French Can1d1: D pilot study•, 1011,MI of Vtr•
bol Ltorrrlnt ,nd Vttbol Bt/111,·íor, 6 (1967), pp 614-617.
duci~ndose la circunstancia de que la misma persona puede ser llamada de una for- 2S • Tratamiento y lu\'Cntud en ~ lcn¡ua hablada Aspcct01 lOCiollngOi11icos-, Bolll/11 d, la Rtal Aca•
ma por los parientes de la linea paterna y de otra por los parientes de la linea ma- dtnría EspoAo/a, LX (1980). pp. 95-129
15J PRl\(lrlO~ DE ~OC IOLl'>:GL (S 11 ( °' \ ~OCIOLO( tl ·1 l)EL LE,\ GL AJ C l.,\ LE:-Gl A l!:-1 \ U l,,'50 SOCIAL m
Uno de los trabajos mlls rigurosos. amplios y detallados que se han realizado so- La ocomodacl6n o adoplncl6n del habla
bre el tratamiento en el mundo hisp~nlco es el de Catalina Weinerman, centrado en
las ciudades de Buenos Aires y de Catamarca (Argentina).26 Los objetivos de la in- En el ámbito de las relnciones entre la sociolingOfslica y la psicologfa wcial, ade•
vestigación. entre otros, eran controstnr los hipótesis de Brown en el habla de Bue- más de la incorporación de los conceptos de «poder,, y de «solidaridad,, y del análl•
n05 Aires y In correlación que existe entre el tipo de interlocutor y el uso del pro- sis de lns formas de tratamiento, pueden destacarse otras aportaciones, algunu de
nombre de segunda persona dd singular. Los usos pronominales analízados han sido ellas Ion importantes como el análisis de las actitudes iingOíslicas, a las que dedica-
los nsim~tricos 11m!rl-1·os, ,·os-mrcrl y el simétrico iníormal 1·01-vos. y algunas de las mos el capítulo 10. En esta misma línea, es muy posible que el futuro lleve a una co-
conclusiones que se han podido extraer han sido las siguientes: laboración más estrecha entre sociolingUistas y psicosociólogos, colaboración que po•
dría desnrrollnrse en el marco de la llamada «teoría de la acomodación del habl&h.
1) En la mayorla de los centros urbanos de Argentina, el pronombre \los ho Esto teoría, elaborada, entre otros, por Richard Bourhis y Howard Giles. nació en el
reemplazado prkticamente al 11í, si bien persiste una creencia en el mayor refina- seno de In psicología social y, desde nuestro punto de vista, podrfa ser Idónea para sa-
miento lingUl.stico de esta llltima forma. tisfacer algunas de las necesidades t.eóricas de la sociolingUística.29 Recordemos, por
2) Existe un predominio signUicativamente mayor de la pauta simfüica infor- ejemplo, que se ha empleado como fundamento de una de las interpretaciones de la
mal de los tratamientos pronominales (vos-vor) en las comunidades más modernas noción de estilo.
(Buenos Aires); 11 asimetr{a (usred-vos, vos-mrtd) estll mds extendida entre las co- La «teorfo de la acomodación del habla" se preocupa por los procesos cognosci-
munidades mú tradicionales o conservadoras. tivos que se producen entre la percepción del contexto social y la conducta comuni-
3) Entre las clases bajas se observa una mayor frecuencin de la pauta asimétri- cativo Pretende explicar algunas de las motivaciones subyacentes a ciertas conductas
ca y una menor frecuencia de la informal; las diferencias entre clases suelen ser ma- y a ciertos cambios en los estilos de habla, durante los encuentros comunicativos, y
yores en la comunidades tradicionales. algunas de las consecuencias sociales que de ellos se derivan. Los principios básicos
4) La familia es una institución social que cumple una función retardatoria en de la teorla son los de co11verge11cla y dlverge11cia. La convergencia es una estrategia
el proceso de innovación que afecta a las formas de tratamiento. comunicativa que los hablantes siguen para adaptarse a una situación y al habla de
sus interlocutores; para ello se maneja una larga serle de elementos lingUlsticos. La
Por su lado, Moreno Femández ha analizado el uso de las formas pronominales divergencia, a su vez, es un procedimiento por el que los hablantes acentúan sus di-
rií y usted en una comunidad rural espaftola (Quintanar de la Orden, Toledo) y ha lle- ferencias llngU{sticas y comunicativas respecto de otros Individuos. Estos procesos se
gado a la conclusión de que los rasgos sociales que inciden más intensamente en la dan durante la Interacción social.
elección del pronombre 111 son la edad (más los jóvenes) y el sexo (m6s las mujeres), Los objetivos que determinan la conducta convergente de los hablantes son la
Asimismo, puede hablarse de conservadurismo lingUlstico, dado el uso de un sistema aprobación social por parte del oyente, la mejora de la eficacia comunicativa y el
asim~trico y el predominio del concepto de «poder•, en los hablantes con una edad mantenimiento de las identidades soclales positivas. El deseo de ver cumplidos estos
superior a 50 alias y pertenecientes a los niveles socioculturales más bajos. En cual- fines lleva a los hablan1es a acomodar o adaptar su habla en las más diversas condi-
quier caso, el sistema de tratamiento más generalizado en esto comunidad es el que ciones: ahl est4n los esfuerzos de adaptación que se realizan cuando se habla con ni-
se fundamenta en el eje semántico de la solidaridnd.27 nos, con extranjeros que no dominan nuestra lengua, con hablantes de otru varieda-
Finalmente, Javier Medina ha realizado un interesante estudio sobre las formas des dialectales; pensemos en cómo los individuos moderan su discurso con los desco-
de tratamiento en el babia juvenil de las islas Canarias. Medina seftala que el uso del nocidos, acomodándose a las caracterl.sticas que van descubriendo en su interlocutor
tuteo con los padres está muy generalizado en Canarias, lo que indica un predominio para facilitar la comunicación. Frente a estas conductas, la divergencia es buscada por
de las relaciones de solidaridad sobre las de poder. No es asl en el caso del trata- aquellos que quieren mantener la distancia social y lingüística respecto de individuos
miento hacia los abuelos: un ambiente familiar tradicional y un bajo nivel cultural son que pertenecen a grupos sociales diferentes.
factores que favorecen la aparición de risred; por otro lado, el uso de usred hacia los Es importante recalcar el peso que la «teoría de la acomodación,. reconoce no
profesores esta muy generalizado. La investigación de Medina incluye valiosas con- tanto en el oyente en si, como en la interacción comunicativa entre un hablante y su
clusiones sobre el uso de los ténninos de parentesco, los nombres propios y otras for- interlocutor. No estamos anle una teorla de la variación estilística, aunque sirva para
mas nominales.21 explicarla, sino ante una teoría de la interacción. Es evidente que su cometido no
coincide estrictamente con el de la sociolingulsrica, pero tambi~n es claro que muchas
de sus propuestas son válidas para nuestra disciplina: el análisis y la interpretación de
la variación, del estilo, de la cortesfa, de las actitudes lingUl.sticas.
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