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Apuntes Sobre Proyectos
Apuntes Sobre Proyectos
Apuntes Sobre Proyectos
Introducción
Inauguramos la Clase 9 de esta tercera unidad. En esta oportunidad nos adentraremos en la gestión desde el
trabajo por proyectos, es decir, tratando de reconocer y analizar las especificidades, desafíos y complejidades
de la gestión como actividad de imaginación, proyección y puesta en acto de lo ideado a través de proyectos
educativos. Para ello, nos centraremos en una modalidad o ejercicio de la gestión y gobierno de las
instituciones, que planifica, organiza y orienta las prácticas y procesos institucionales en el seno de proyectos
pedagógicos.
Desde la década de los 90 en adelante, prioritariamente, el trabajo educativo en las escuelas ha estado
influenciado y atravesado por la lógica de los proyectos. De hecho, se trata de una palabra demasiado
utilizada y malgastada, tanto, que por momentos queda estéril de los sentidos originarios y más fecundos que
esta categoría asume y connota desde determinadas perspectivas teóricas. Y como sucede con algunas
palabras, de tanto usarla, de tanta “proyectitis” en las escuelas, finalmente termina nombrando nada, ya que
todo es considerado un proyecto.
A continuación vamos a abordar algunas de estas cuestiones sobre la idea de proyecto, y vamos a tratar de
proponerla y pensarla en algunos de sus significaciones más fértiles para pensar la gestión escolar desde una
perspectiva situada, que reconoce los procesos educativos e institucionales, las problemáticas y dificultades
que los atraviesan, y desde esta mirada, busca proponer cursos de acción orientados por un sentido de la
transformación, que se constituye en el horizonte común de todos los actores involucrados para llegar a él.
También vamos a abordar las complejidades y vaivenes de los procesos de implementación en los que
aquello que fue ideado e imaginado, se pone en marcha y cómo en este decurso, el acompañamiento y la
evaluación de la gestión, se constituyen en estrategias y tareas indispensables para mantener el rumbo
definido, sin que ello implique no realizar ajustes, revisar líneas de acción, e incluso resignificar ciertas
finalidades definidas en los momentos iniciales.
Nos ponemos en marcha!!
Si bien la categoría de proyecto es un término familiar en el ámbito escolar, este concepto puede asumir
connotaciones diferentes según la perspectiva que se asuma, ya sea para concebir su planificación o su
despliegue e implementación.
Los proyectos forman parte de la vida escolar y de sus agentes desde hace bastante tiempo. De hecho, la
inscripción del trabajo por proyectos en la tarea escolar, tal como dice Gonzalo Gutiérrez (2013), se ha
desarrollado por medio de múltiples tradiciones pedagógicas desde hace más de un siglo. Con sentidos y
connotaciones distintas, se ha instituido en nuestras escuelas.
En esta clase vamos a plantear que la de proyecto, es una categoría que, más allá de las distintas
concepciones teóricas y tradiciones político-pedagógicas en las que se utilice, remite a una relación entre
dos momentos: la situación actual y la proyección de futuro, o el presente y el futuro. Independientemente
del nombre que reciban estas dos instancias, momentos o etapas, la categoría de proyecto se refiere a un
“entre”, a esa mediación entre una situación actual y otra futura, y hace referencia a un proceso que se
desarrolla en ese entre medio.
Uno de los representantes de la perspectiva institucional, Cornelius Castoriadis (1989), al respecto, nos dice:
Proyectar es en sí una praxis que contiene la intención de transformar una realidad, que toma en
consideración las condiciones reales y da sentido y orientación a la acción, es la intención de una
transformación de lo real guiada por una representación del sentido de esa transformación. (p. 31).
De acuerdo con lo que nos propone este autor, los proyectos son "potencia y posibilidad de...": en ellos
representamos, imaginamos lo que no existe aún, pero que haciendo pie en una mirada diagnóstica de lo que
hay, de lo instituido, de lo existente, busca transformarlo, cambiarlo.
Un proyecto busca transformar una realidad dada. Hay una representación de aquello que se pretende
Este texto es una versión abreviada y modificada del texto producido en:
Martino A. y y Equipo de Producción de Materiales Educativos en Línea (2018) Clase 1: Proyectos de gestión en las
escuelas: imaginación e intervención. Módulo de Trabajo Final 1 de la Especialización Docente de nivel Superior en
Conducción y Gestión Educativa del Instituto Superior de Estudios Pedagógicos del Ministerio de Educación de la
En las primeras clases de la Unidad 1, cuando abordábamos la categoría de gestión, hemos hecho alusión a
algunas de las acepciones más fecundas sobre la misma, cuando -en un juego de palabras- referíamos a la
gestión como gestación y como gesta. Son estos sentidos los que interesa resaltar en relación al trabajo por
proyectos educativos. Si hay algo que permiten es la posibilidad de imaginar y proyectar otras realidades
para nuestras escuelas, haciendo pie en una mirada criteriosa y precisa acerca de la realidad existente, de sus
problemáticas y dificultades. Por ello, el trabajo de gestión desde y a partir de la lógica proyectual, supone
una imaginación que no deviene en propuestas abstraidas y delirantes de sus contextos, sino todo lo
contrario, porque se ha producido una mirada situada y contextuada sobre lo existente, sobre lo que hay y lo
posible, es que se puede imaginar y gestar algo que aún no existe, pero que tiene todas las chances de existir
a través de un proyecto.
Momentos de un proyecto….
¿Cuándo comienza a existir un proyecto? ¿Cuándo se lo ejecuta o cuando se lo piensa, y aún las ideas están
en borrador? ¿Cuando se lo escribe o cuando se lo pone en marcha? ¿O cuando ha finalizado y se pueden ver
sus efectos? Con estas preguntas vamos a proponer algunas reflexiones y a desarrollar ciertos supuestos que
sin poder agotar el tema, busca generar otras formas de pensar los proyectos en las escuelas, menos
ritualizados y esclerosados en su capacidad de representar “lo posible” para inventar otras cotidianeidades.
En tanto procesos en marcha, los proyectos “van y vienen”, su despliegue es recursivo, zigzagueante por
momentos, de aceleraciones y retornos, de vueltas atrás y revisiones, ajustes y nuevos rumbos. Las primeras
ideas enunciadas de forma confusa, o escritas en un papel borrador, la reunión de personal en la que se
analizan ciertos problemas y aparecen algunas voces que dicen “podemos hacer esto”, “podemos hacer lo
otro”, “¿qué les parece si hacemos esto?”, la planificación escrita en un documento, el taller de formación a
docentes, la feria del libro barrial organizada entre las maestras y los estudiantes del primer ciclo… todo eso
constituye un proyecto. En todo caso, se trata de reconocer en su devenir procesual algunos momentos de su
existencia y despliegue en los que cada uno de estos elementos van cobrando vida.
Desde perspectivas más tradicionales del planeamiento como la normativa, y en especial en campos como el
económico o el empresarial, la existencia de un proyecto como tal es analizado y organizado en etapas como
las siguientes: Inicio, Planificación, Ejecución, Seguimiento y Control, Cierre. En el campo educativo estos
“En líneas generales, cuando nos referimos al término “proyecto”, lo hacemos intentando designar con él
una práctica y un proceso deliberado por construir algo. Esta producción suele traducirse en:
- una creación material que se expresa en un documento que define pautas para el desarrollo de la vida
institucional, y/o
- una creación simbólica que refiere a un nuevo marco de relaciones institucionales, lo que supone un
cambio cultural vinculado con la construcción de nuevos modos de hacer y vivir la escuelas
En este sentido, proyectar supone anticipar, imaginar, crear mundos y realidades posibles previendo
caminos para su concreción material. En otras palabras, lo que distingue un proyecto de un acto puro de
imaginación es que el proyecto supone imaginación + concreción.
Si entendemos entonces a los proyectos como procesos en el tiempo en los que se pasa de la ideación de una
realidad que se pretende transformar a la concreción de su materialización a través de distintas estrategias y
acciones, podemos decir que ese proceso no es homogéneo en su duración, sino que es posible reconocer
distintos momentos en su despliegue:
Olga S. Ávila (2006) Desarrollo de proyectos educativos entre escuelas y organizaciones de la comunidad.
Reflexiones para trabajar. Problemáticas y estrategias. En Andanzas entrelazadas. Aportes conceptuales y
reflexiones. Juntos por la educación. Fundación Minetti, Fundación Arcor, Facultad de Filosofía y
Humanidades UNC, Córdoba.
Momento de las ideaciones, imaginación y proyección. En este momento, a medida que se avanza y
profundiza en la mirada diagnóstica y en el conocimiento criterioso de lo que está sucediendo y por qué, los
actores comienzan a pensar e imaginar la transformación posible, es decir, comienzan a dibujar sus objetivos.
Mientras que en los dos momentos anteriores se trataba de reconocer lo dado, lo instituido o lo existente,
aquí se trata de proyectar lo que aún no es, pero puede ser posible. Se trata de imaginar lo inexistente
haciendo pie en lo existente. Este es el momento en que los actores piensan en los propósitos u objetivos del
proyecto teniendo presente lo que se quiere transformar. Aquí, se trata de elaborar el futuro posible que
Momento de las previsiones y de las planificaciones. Enlazado con el momento anterior, este momento se
distingue en algunos proyectos cuando lo enunciado y lo proyectado se vuelve “asible” y posible a través de
las previsiones y de las planificaciones sobre lo que hace falta, lo que hay que hacer, con quiénes, dónde y
cómo. En este momento, los proyectos cobran existencia de manera escrita, a través de una planificación en
un documento, lo cual no significa que sean efectivamente eso que está en un papel, sino que una de las
formas en que existen formalizadamente es esta. Son fundamentales los análisis que podamos hacer entre los
objetivos que nos hemos propuesto, los recursos con los que contamos y el modo en cómo nos estamos
organizando para llevar adelante las distintas acciones que les darán concreción. En esta etapa, desde la
gestión son fundamentales las previsiones y las anticipaciones que podamos realizar acerca de cómo estamos
entendiendo que debe ser realizado el proyecto, reconocer la pertinencia y la coherencia interna del proyecto,
entre lo que queremos hacer y lo que hacemos, las condiciones y realidades que tenemos y los horizontes a
los que queremos llegar. En esta instancia, el reconocimiento de lo que queremos realizar y su cuidadosa
planificación necesitan descansar en el registro de cuáles son las condiciones objetivas y subjetivas
existentes para que lo ideado se materialice, y las transformaciones se institucionalicen.
Momento de las concreciones. En este momento, se trata de hacer realidad lo imaginado proponiendo
acciones y actividades que den sustento a los propósitos asumidos. Se trata de un momento de ejecución de
lo que se ha planificado o previsto. Aquí estamos en el terreno de las prácticas y, en tanto tales, es un
contexto en el que lo previsto y anticipado se resignifica, es reinterpretado por los actores en las
particularidades de cada situación. Se trata de momentos de intensidad en torno a las negociaciones, a los
replanteos, a las discusiones, a los consensos y a los acuerdos respecto a lo que se va haciendo. Es una etapa
de aparición de fricciones en relación con varios puntos de contacto: fricciones entre lo que se había
proyectado y lo que efectivamente va sucediendo; fricciones en la organización y acuerdos de los actores
para desarrollar las acciones; fricciones sobre la distribución de responsabilidades y la variabilidad en la
participación; fricciones en cuanto a los criterios para la toma de decisiones cuando aparecen imprevistos o
dificultades, etcétera.
Lo ideado y lo anticipado se implementan sobre territorios de prácticas ya instituidas, de significaciones
naturalizadas que orientan, ordenan y organizan el hacer y el pensar de los actores escolares, sobre tramas de
relaciones y vínculos que producen ciertos agrupamientos y afinidades y no otras… La cotidianeidad de las
escuelas produce suaves colinas, pero también ásperos y prominentes picos montañosos de creencias,
Momento de análisis sobre los efectos y sobre las huellas del proyecto.
Se trata de un momento en el que, desde una mirada que se detiene y se hace retrospectiva, se busca
reconocer crítica y situadamente el modo en que se pasó de las palabras e ideaciones a los hechos. Es un
momento de tono evaluativo, que se detiene y “mira para atrás”. Si en los momentos anteriores la mirada
apuntaba hacia adelante, en estos momentos es necesario girarla, para reconocer lo realizado y lo logrado;
evaluar efectos y huellas en las prácticas y en los sentidos, es decir, reconocer el grado de
institucionalización del proyecto. Para los directores, se vuelve necesario no solo formular proyectos,
escribirlos e implementarlos sino también, valorar y evaluar qué efectos y qué huellas van dejando en las
prácticas y en los sentidos de los actores.
El desarrollo de los Momentos de un proyecto que hemos desarrollado aquí arriba, es una versión
modificada del siguiente texto:
Luego de este breve desarrollo que solo intenta describir algo de la complejidad y dimensión procesual de los
proyectos les proponemos la lectura de una experiencia desarrollada por una escuela primaria en la provincia
de Córdoba y en cuyo relato es posible ir reconociendo los primeros momentos y despliegues de una idea
que se volvió realidad.
Este artículo da cuenta de una experiencia realizada por una escuela primaria cordobesa, y acompañada por
una profesional externa proveniente de un programa de acompañamiento pedagógico para escuelas, que l
sindicato docente de la provincia de Córdoba (UEPC) ofrece a las escuelas. Si bien en este proyecto,
aparece la figura de un profesional que va acompañando e interviniendo en el trabajo con los y las actores
escolares, lo relevante para detenerse refiere al relato del proceso realizado, a las problemáticas y demandas
iniciales, y a los caminos de acción definidos para abordarlas.
Estos momentos –que hemos distinguido aquí solamente a los fines analíticos– buscan reconocer las
especificidades del hacer en el seno de un proyecto, entendido como un proceso de intervención. En esta
materia entendemos estos momentos no como una sucesión de etapas, sino como mojones de un continuo
que más que lineal necesita ser pensado espiraladamente, y atravesado a la vez, por distintos ejes de tensión:
- el eje de tensión entre la enunciación (que puede estar escrita o formalizada en un documento o no) y la
acción. En esta tensión cabalgan los proyectos, y dependiendo de cómo se la vaya dirimiendo, encontraremos
proyectos sin concreción, que no logran ser implementados o aquellos que logran inscribirse en las tramas
institucionales.
- el eje de tensión entre la dimensión técnica y la política, que supone navegar entre la mirada atenta a la
cuestión más instrumental del diseño, planificación e implementación por un lado, y la referencia a la
pertinencia pedagógica de un proyecto en las tramas institucionales, los consensos en los que descansa y su
capacidad para constituirse en una alternativa colectiva para modificar situaciones de la escolarización
consideradas como críticas.
- el eje de tensión entre la dimensión normativa y artesanal de un proyecto, nos sitúa en los dilemas de cómo
no perder el rumbo prefijado, sin que ello suponga hacer lugar a la novedad y a lo imprevisible, imposible de
contemplar en las previsiones y planificaciones. Un proyecto o una propuesta define actuaciones en un
tiempo determinado, planifica quién será su responsable y con qué recursos, entre otras cosas. Sin embargo,
las realidades son complejas y –en tanto espacios de encuentro de muchos, en los que se relacionan lo
institucional, lo social y lo singular de cada sujeto– lo imprevisto y lo emergente jaquean en no pocas
ocasiones las previsiones y las anticipaciones, hasta aquellas más minuciosas. A la vez, en tanto entendemos
que los proyectos son procesos que van “viniendo entre” los procesos de la institución, lo planificado y lo
formulado necesitan ir adecuándose a las condiciones institucionales y contextuales que se van presentando.
Todo proyecto supone un ejercicio de prospección. Es por esto que vamos a detenernos en relación a este
punto, es decir, cómo poner en claro las ideas e imaginaciones que hemos pensado, de cómo ordenamos ese
conjunto de actividades y proyecciones que están en ebullición en nuestras cabezas a través de una propuesta
organizada y viable; es decir, nos vamos a centrar en un momento en el que vamos a realizar anticipaciones
para que lo imaginado sea viable, sea posible.
Muchas veces imaginamos escenarios futuros, pensamos ideaciones que no logran plasmarse porque no
generamos los caminos o las vías de acceso para viabilizar lo posible. Las ideas en educación no pueden
volverse realidad de manera intuitiva o ciegamente; necesitan de ciertas previsiones, anticipaciones y marcos
y soportes organizacionales que las hagan realidad.
En la línea de lo que se viene formulando, interesa, a su vez, detenernos en las ideas de previsibilidad y
anticipación. Para ello, a continuación los/as “invitamos” con algunos fragmentos de dos autores que han
tematizado en torno a los Proyectos Educativos Institucionales y a la formación de directores. Aunque
ninguno de los dos ancla sus desarrollos explícitamente desde perspectivas institucionales, los fragmentos
que aquí se recuperan nos permiten pensar y profundizar en torno a estos temas:
“Ningún proyecto parte de experimentaciones al azar para hallar sus soportes teóricos en el camino;
tampoco parte de las fórmulas “perfectas” para ser aplicadas indistintamente a cualquier realidad”.
“La prospección no es, en este sentido, ni la adivinación ni la predicción del futuro, sino su investigación, su
planificación y su proyección. Los procesos decisionales no quedan sujetos al azar, ni se someten a los
efectos de la inercia de lo vigente; son mejor, maneras de identificar continuidades y discontinuidades…”,
“...contextualizar un proyecto es, entonces, establecer la distancia crítica entre él y las condiciones vigentes
… para proponer las nuevas realidades que desde sus proyectos de vida los sujetos piensan”. “La
construcción anticipatoria de futuros (carácter prospectivo del proyecto) nos dice que el diseño de lo por-
venir no es estático o incambiable, ni se limita al sueño de lo deseable; antes bien, convoca la organización
de los pasos, métodos y recursos, que tensionan ese sueño con la acción de lo posible (carácter
materializable del proyecto) movimiento en el cual se producen los ajustes y cambios necesarios al
desarrollo del proyecto tanto en el sueño diseñado como en la acción efectuada”.
(Fragmentos extraídos del texto El Proyecto Educativo Institucional. Una alternativa para el desarrollo
pedagógico-cultural, de José Antonio Durán Acosta, 1994)
(Fragmento extraído del texto La formación de directivos de instituciones educativas. Algunos aportes para
el diseño de estrategias).
Muchas veces tenemos buenas intenciones y definimos metas o propósitos pero el camino que nos damos
para lograrlo nos conduce a otros logros que no son los esperados. El enlace entre los eslabones de la cadena
que articula lo que queremos cambiar y el modo en cómo queremos hacerlo, es una tensión y una
construcción permanente desde la gestión, y uno de cuyos anclajes es la consistencia interna del proyecto y
pertinencia de la estrategia que definamos para el mismo. En este sentido hablamos de producir proyectos
cuya consistencia interna habilite a lo posible, habilite a que lo imaginado se haga realidad.
La noción de consistencia interna suele escucharse bastante cuando se evalúan proyectos; no se trata solo de
un criterio de valoración sino principalmente de un criterio de viabilidad; de reconocer que la organización
definida, los tiempos previstos, la articulación y coherencia entre el diagnóstico, los propósitos y las líneas de
El tiempo de un proyecto se encuentra estrechamente vinculado con los propósitos asumidos y con la
estrategia prevista, es decir, con el conjunto de actividades o de acciones que se han planificado. Muchos
podrán decir que hoy, en muchas escuelas, planificar el tiempo suele ser como retener agua entre las manos.
Quizás lo que sí se pueda hacer, cambiando la expresión, sea planificar en el tiempo de una escuela,
teniendo en cuenta para ello las condiciones existentes, los vaivenes de la vida institucional, el recambio de
actores escolares que suele darse en algunas instituciones, entre otros.
La definición de la temporalidad de un proyecto y de sus acciones es quizás una de las cuestiones más
difíciles de planificar y de prever, y es lo que, en general, se encuentra más sujeto a las flexibilizaciones y a
los imprevistos. Sin embargo, es un aspecto central en la construcción de sentidos y de prácticas acerca del
proyecto. ¿Por qué?
Para finalizar, interesa focalizar en la dimensión colectiva que todo proyecto debe contener y gestar. Pues
estos tienen que ser de muchos, no de uno. Esta capacidad o potencial tiene que ver, por un lado, con cómo
se van teniendo en cuenta los significados y las prácticas de los distintos actores y sus saberes. Esto es
fundamental en todo proyecto y más en las escuelas: partir de los saberes y de las experiencias de los actores
escolares en el diseño e implementación de las distintas actividades y líneas de acción que se propongan.
A su vez, esta capacidad se relaciona directamente con el lugar que cada proyecto define para incluir a los
distintos sujetos, es decir, cómo se los está pensando: si se los piensa como partícipes activos, solo como
destinatarios, como sujetos de derecho o como sujetos cuyas voces y perspectivas importan, por nombrar
algunos ejemplos. Esto no significa, en absoluto, que se pierda de vista que en todo proyecto hay actores con
distinto grado de responsabilidad en su despliegue y, por tanto, su grado de participación, de involucramiento
y de iniciativa será diferente e incluso podrá variar de acuerdo con el momento del proyecto en que nos
encontremos.
Silvia Ávila (2002) nos recuerda que, en las instituciones, los sujetos ocupamos las posiciones instituidas y
definidas en los organigramas funcionales existentes, pero además los actores van ocupando lugares en el
seno de tramas de relaciones y vínculos, y que estas exceden la configuración de interacciones que es posible
identificar a partir del reconocimiento de los puestos de trabajo. Lugares simbólicos que a veces alojan
cuidadosamente a los sujetos y en otras los estigmatizan, lugares que visibilizan e invisibilizan, lugares que
contienen y que empoderan, o lugares que anulan y esterilizan.
A veces son los proyectos, o las actividades “fuera de lugar” de la rutina existente, los que permiten que un
docente callado, introvertido en sus ideas y en su hacer, “poco visibilizado” en la trama colectiva, sorprenda
por su iniciativa, presente una idea, haga oír su voz, o ponga de manifiesto una dimensión profesional de su
quehacer hasta ese momento no reconocida.
Esto mismo nos sucede con nuestros estudiantes, en especial con los más problemáticos, quienes a veces nos
“dejan con la boca abierta” al “demostrar y demostrarnos” un pensar y un hacer hasta ese momento
Los desarrollos esbozados en los siguientes apartados de esta clase “Las anticipaciones y previsiones de un
proyecto”, “Tiempo de proyectos o los tiempos de un proyecto” y “La dimensión colectiva de un proyecto”
se han recuperado y son una versión modificada del siguiente texto:
Para finalizar con esta clase les proponemos la lectura de un fragmento del capítulo de Abrate y Van
Cauteren (2014) acerca de la gestión y los proyectos escolares para mejorar procesos institucionales.
Abrate Liliana y Van Cauteren Analía (2014) Proyectando y gestionando escuelas. Reflexiones para la
mejora escolar. En Gutierrez Gonzalo (comp.) Gestión escolar e inclusión educativa: desafíos y alternativas.
Facultad de Filosofía y Humanidades UNC, Córdoba.
Lectura complementaria:
Rossi M. y Grinberg S. (1999) Proyecto Educativo institucional. Acuerdos para hacer escuela. Capítulo 1
Proyectos, gestión e instituciones educativas.
Martino Andrea (2021) Clase 9: Proyecciones y proyectos para imaginar y hacer una escuela mejor.
Material producido para la asignatura “Análisis Institucional y Gestión Educativa”. Ciclo de Licenciatura en
Educación Primaria, Universidad Nacional de Río Negro.
Ávila, O. (2002). Escuelas, Infancia y Proyectos escolares. Aportes para una mirada pedagógica y social de
la actividad educativa en las provincias a partir de la evaluación del Programa “Mi escuela crece”. UNC,
córdoba.
Ávila Olga (2006) Desarrollo de proyectos educativos entre escuelas y organizaciones de la comunidad.
Reflexiones para trabajar. Problemáticas y estrategias. En Andanzas entrelazadas. Aportes conceptuales y
reflexiones. Juntos por la educación. Fundación Minetti, Fundación Arcor, Facultad de Filosofía y
Humanidades UNC, Córdoba.
Durán Acosta José Antonio (1994) El Proyecto Educativo Institucional. Una alternativa para el desarrollo
pedagógico-cultural. Mesa Redonda Magisterio. Colombia.
Gutiérrez Gonzalo (2013). Taller de Proyectos. Programa de Posgrado de Formación Gratuita para Docentes
Universitarios. Programa de Actualización Pedagógica para Profesionales. (Apuntes personales). Centro de
Estudios Avanzados. ADIUC. Córdoba.
Martino Andrea y y Equipo de Producción de Materiales Educativos en Línea (2018) Clase 1: Proyectos de
gestión en las escuelas: imaginación e intervención. Módulo de Trabajo Final 1 de la Especialización
Docente de nivel Superior en Conducción y Gestión Educativa del Instituto Superior de Estudios
Pedagógicos del Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba – Modalidad a Distancia – Cohorte
2017 desde junio a diciembre de 2018 y Cohorte 2018 desde mayo a julio de 2019.
Martino Andrea y y Equipo de Producción de Materiales Educativos en Línea (2019) Clase 4: Proyectos de
intervención desde la gestión escolar… gestando lo posible, ampliando lo pensable Segundo Bloque del
Seminario de Formación Docente en Conducción y Gestión Educativa en el Programa de Formación Docente
en Conducción y Gestión Educativa. Cohorte 2019. Instituto Superior de Estudios Pedagógicos del
Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba – Modalidad a Distancia.
Poggi Margarita (2001). La formación de directivos de instituciones educativas. Algunos aportes para el
diseño de estrategias. Buenos Aires: Unesco.
Rossi M. y Grinberg S. (1999) Proyecto Educativo institucional. Acuerdos para hacer escuela. Capítulo 1
Proyectos, gestión e instituciones educativas.