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Lección N° 3

MÓDULO 2: Aproximación al material y organización del estudio

1. ¿POR QUÉ ES NECESARIO PLANEAR EL ESTUDIO?


De acuerdo con lo desarrollado en las lecciones previas, señalamos que estudiar es
una actividad voluntaria y consciente que no implica sólo leer, sino un tipo especial de
lectura: activa e interrogativa (además de todas las actividades que significan ser
estudiante). De esta manera, al ser una actividad deliberada (cuyos resultados no son
productos de una suerte de ósmosis natural entre el texto y el entendimiento) requiere
los mismos procedimientos que cualquier actividad que se prevé llevar a cabo con vistas
a un objetivo.
El primero de estos procedimientos implica la asignación de tiempo a esta
actividad. ¿Cómo asignar tiempo al estudio? En primer lugar, es conveniente definir los
objetivos del estudio y cuál es su vinculación con nuestros intereses. Si estudiar se
asocia a un proyecto de vida –ya sea por el conocimiento en sí mismo, como
involucramiento personal con la temática del estudio, como forma de progreso social o
económico a través del ejercicio profesional, u otras causas- las motivaciones se
amplían y se le otorga al estudio un sentido constructivo, no un sólo ejercicio de
esfuerzo.
Por otra parte, el compromiso que se realice con el estudio y sus resultados
satisfactorios tiene que ver, en buena medida, con la capacidad de hábitos de estudio: de
estudiar como una rutina creativa. ¿Por qué decimos rutina creativa? Nadie que haya
tratado de dominar un instrumento musical o un deporte –por poner algunos ejemplos-
pudo soslayar una serie de ejercicios que en el momento podían parecer repetitivos o
faltos de sentido respecto del objetivo anhelado pero ¿cuál era su fin?: la incorporación
de una habilidad o destreza, por lo que esa ejercitación y entrenamiento se descubre
finalmente como creativa.
Estudiar no es diferente. Requiere un tiempo: de elaboración de la información, de
retención y de apropiación. Por eso es necesario conformar una rutina que señale,
además, la importancia que se le asigna a esta actividad. Preferentemente es deseable
una rutina diaria: es mejor estudiar una cantidad razonable todos los días que
“estudiar mucho en un solo día”. La planificación es parte de las distintas estrategias
de autorregulación que se ponen en juego al estudiar. Las otras son la evaluación de los

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resultados obtenidos y la regulación (entendiendo por ésta la capacidad de modificar las
estrategias que no conducen al objetivo deseado).
Organizar el estudio significa, además, prever cómo se llegará a las instancias de
evaluación. Esto es: si será necesario sólo realizar una lectura intensiva general o
“ponerse a estudiar todo junto” con vistas a un examen.

2. ¿QUÉ TIPO DE TEXTOS LEEMOS PARA ESTUDIAR?


Es claro que no leemos cualquier material de la misma manera: no es lo mismo
leer una novela, un libro científico o una noticia frívola en una revista. Más allá de otros
aspectos que intervienen en la lectura (motivación, interés, foco de atención o
condiciones de lectura), distintas investigaciones coinciden en señalar que los factores
que intervienen en la comprensión de un texto tienen que ver con los conocimientos
previos conceptuales del lector, sus conocimientos del lenguaje y el conocimiento de las
“pistas” lingüísticas y de organización que brindan los mismos textos respecto de su
naturaleza. Estas “pistas” son las que nos permiten reconocer si estamos frente a un
cuento, una nota periodística o un ensayo científico, ya que los textos se organizan
temática y formalmente según el tema, asunto o idea general y se construyen de acuerdo
con un tipo textual específico, que hemos ido aprendiendo a reconocer
fundamentalmente a través del proceso de instrucción formal.
Así como no hablamos produciendo meras sucesiones de palabras, sino que cada
comunicación responde a una situación y algún fin determinado (no hablamos de la
misma manera con los amigos, con una autoridad o con un desconocido), un texto
tampoco es un conjunto de palabras y oraciones, sino que debe cumplir con ciertos
requisitos: adecuación, cohesión, coherencia y corrección.
La adecuación es un concepto que alude a la utilización correcta de la variedad de
lenguaje que corresponda a una situación determinada (formal, informal, técnica, profesional,
etc.).
La cohesión designa la conexión que existe entre las distintas proposiciones de un texto,
por lo que es una propiedad que se establece básicamente mediante recursos sintácticos
(repeticiones de un mismo elemento, relaciones semánticas y enlaces o conectores) que asegura
que un texto no sea una yuxtaposición de oraciones.
La coherencia es la propiedad de un texto por la que se presenta la información
seleccionada (relevante/ irrelevante) y organiza la estructura comunicativa de una manera
deliberada (como introducción, parágrafos, conclusiones, etc.), y es de naturaleza
esencialmente semántica, ya que trata del significado del texto.

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La corrección refiere a la necesidad de conocimientos gramaticales, sintácticos,
ortográficos y léxicos, entendiendo a éstos como las convenciones lingüísticas que
permiten el éxito de la comunicación (hacerse entender por el destinatario).
¿Cuál es el tipo de textos que leeremos fundamentalmente en la carrera? Aun
cuando los tipos textuales (narrativos, descriptivos, expositivos o argumentativos)
pueden en ocasiones solaparse y no ser “puros”, podemos afirmar que la mayoría
responderán a las características de los textos expositivos: aquellos que exponen,
informan, explican o dan a conocer diferentes aspectos de un tema, de una manera
clara, de modo sistemático, metódico y ordenado. La exposición es un modelo de
texto que puede aparecer en producciones de carácter técnico, científico o humanístico,
es decir, en cualquier modelo textual que requiera la explicación o desarrollo de una
cuestión.
Algunas de las características de estos textos son:
 La comunicación de datos, explicaciones y la indicación de causas y
consecuencias.
 El uso de descripciones técnicas mediante un vocabulario preciso y, según el
destinatario, la presencia de léxico especializado.
 La presentación ordenada de los datos expuestos para arribar progresivamente a
una conclusión.
 La utilización de la función referencial o informativa del lenguaje.
 El predominio de oraciones enunciativas, con verbos en tercera persona del
tiempo presente del modo indicativo
 La utilización del registro formal y la elusión de las expresiones subjetivas.
Estos rasgos nos permiten no sólo identificar al tipo de texto, sino seguir las
“pistas” lingüísticas y su organización general, de forma de captar tanto su sentido
global como los sentido específicos.
Por último, es muy importante destacar que los cuatro requisitos generales de los
textos, así como las características del tipo de texto de que se trate –en este caso,
expositivos- deben ser tenidos en cuenta al momento de producirlos, Es decir, a la hora
de escribir, lo que veremos en la última lección.

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3. CONDICIONES DEL ESTUDIO: ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO Y EL
TIEMPO
Si queremos cocinar un plato determinado, sabemos que debemos tener los
ingredientes en el mismo ámbito (la cocina). Análogamente, para estudiar debemos
disponer de todos los materiales necesarios para la actividad, desde los textos necesarios
hasta el material para subrayar o escribir, de manera que no nos veamos obligados a
interrumpir la tarea cada vez que nos falta alguno.
Tan importante como esto es el respeto por el tiempo asignado: no debe ser
interrumpido, dado que tiene que ver con las curvas de concentración y distracción 1.
Cabe señalar que estos momentos de distracción suelen obedecer a la caída en el interés
por lo que se está estudiando, por lo que el cansancio o fatiga no son tanto reacciones
físicas como pérdida de interés, por lo que puede afirmarse que aprender es aprender a
vencer las distracciones. Pero como estas curvas de interés-distracción nos suceden a
todos, lo aconsejable en el caso de un lapso de 2 horas de estudio es prever períodos de
descanso que no superen los 15 minutos y que no involucren una actividad que requiera
otro tipo de concentración y actividad intelectual (como contestar correos electrónicos,
ingresar a una red social, etc.), que representarán un esfuerzo adicional para volver al
estadio de concentración en los temas de estudio.
Aunque parezca obvio, la concentración que requiere el estudio implica también
un adecuado estado físico. Esto es: será improductivo tratar de estudiar si se está
exhausto, si no se ha dormido lo suficiente, si se saltan las comidas (o se come en
exceso) o si no podemos dejar en suspenso las preocupaciones cotidianas durante el
lapso destinado al estudio.
Esta organización del espacio y del tiempo es absolutamente personal: hay quien
necesita silencio absoluto, quien estudia mejor por la mañana, el que estudia mejor por
la noche, quien prefiere estudiar por la mañana y repasar-fijar los conocimientos por la
tarde, etc. Pero lo importante es descubrir cuáles son las mejores condiciones necesarias
para estudiar y, a partir de esto, construir una rutina que nos asegure tanto la habituación
al estudio como el respeto al tiempo destinado a éste.

4. PRELECTURA

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Es recomendable apagar el celular.

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¿Cómo empezamos a leer? Podemos empezar a leer cada texto por orden, oración
por oración, como átomos que –confiamos- constituirán una estructura mayor.
Pero hay otras formas de encarar la primera aproximación al material de estudio:
1) realizando una prelectura de cada texto y/o
2) leyendo atentamente el programa de la asignatura, ya que esto servirá para ordenar el
material que deba ser leído. La importancia de esta segunda operación es que nos
permitirá tener idea de la vinculación y relación entre los distintos temas de la materia y
con los de otra;
3) después de leer cada texto, realizar la operación indicada en el punto 2 como forma
de integrar la materia.
La prelectura de un texto consiste en la revisión de lo que se denomina
“paratexto” (lo que queda de un libro u otra publicación sacando el texto principal).
Esto es: registrar los títulos, subtítulos, epígrafes, notas al pie, índices, cuadros y
bibliografía como elementos constitutivos de su estructura y que nos permite no sólo
hipotetizar cuál será el contenido sino una primera aproximación que facilita “ingresar”
al texto y vencer resistencias de interés con respecto a éste. Aunque esta prelectura suele
ser obviada, vale la pena recordar que es la que nos asegura una visión panorámica
previa a la lectura analítica (la que junto con la síntesis, denominamos “estudiar”) y es
muy necesaria en el caso de los libros, a través de la lectura del índice, de la distribución
en capítulos, del índice analítico –si lo tuviera-, del año de publicación y de la
bibliografía.

5. LECTURA ANALÍTICA
La lectura analítica consiste en descomponer el texto en elementos, relacionarlo
con conocimientos previos y sintetizarlo. Este análisis es el primer momento del
proceso de elaboración del material de estudio, luego de la prelectura. El segundo es la
síntesis.
¿Por qué insistimos en la importancia de los distintos momentos de la lectura?
Porque, como ya dijimos, el objetivo de la lectura universitaria es la comprensión y el
aprendizaje como recuperación de lo estudiado, no sólo retener información. Y la mejor
manera de aprender es apropiándose de los contenidos: comprendiéndolos, detectando
lo que no se entiende (mediante estrategias para resolver lo no entendido) y
aprehendiendo las ideas importantes y objetivos de un texto.

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Si la lectura panorámica permite establecer un horizonte general, la lectura
analítica representa la lectura atenta y pormenorizada. ¿Cómo se lleva a cabo el análisis
de un texto? Veremos en la próxima lección algunas de las herramientas que intervienen
en un análisis, como: -anotar; -subrayar; -“hacerle preguntas” al texto y/o representarlo
gráfica y conceptualmente.
Estas operaciones permiten tanto organizar como jerarquizar las ideas presentes
en el texto.

5. OPERACIONES DEL PENSAMIENTO Y HERRAMIENTAS DE ESTUDIO


Al subrayar, hacer notas marginales y/o señalar lo que no se termina de
comprender estamos poniendo en juego distintas operaciones de pensamiento (como
identificar definiciones, realizar comparaciones o contrastar con ideas previas) que
plasmamos en el mismo texto; pero es importante tener en cuenta que estas
herramientas están al servicio de las necesidades del estudiante y su uso dependerá de la
disposición de aprendizaje, de sus objetivos de lectura y motivaciones. En este sentido,
las técnicas son estrictamente una herramienta, no un protocolo de cumplimiento
unívoco. Pero algunas de las que veremos son imprescindibles sea cual fuere la
naturaleza del texto que se deba estudiar.

Propuesta de trabajo
A partir de la lectura de la Lección N° 2 del Módulo 1 de Introducción a la
Fisiología (La célula como unidad funcional), responder las siguientes preguntas:
-¿Realizó la lectura de títulos, subtítulos y figuras gráficas? Si la llevó a cabo ¿le
permitió hacerse una idea completa del tema del texto?
-¿Realizó una lectura general de la lección y luego una más pormenorizada?
-Ante una palabra desconocida ¿trató de comprenderla en relación con el párrafo o frase
o detuvo la lectura para conocer su significado?
-¿Recuerda el texto en su totalidad o fragmentariamente?
En el caso de haber detectado dificultades, señalar de qué tipo fueron:
-Por falta de entendimiento de una palabra o concepto o por falta de conocimientos
previos (especificar cuáles).
-Por tener que leer más de una vez una oración o párrafo.
-Por dispersión de la atención.

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