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Qué Hace Un Gabinete de Prensa
Qué Hace Un Gabinete de Prensa
Qué Hace Un Gabinete de Prensa
Todos hemos oído hablar alguna vez de los gabinetes de prensa o de comunicación,
pero, ¿sabemos en realidad a qué se dedican estas empresas?
– Convocatoria de prensa. ¿Vas a hacer algo que quieres que todo el mundo
sepa? Entonces la mejor opción es que tu gabinete de comunicación redacte una
convocatoria de prensa para invitar a los medios de comunicación al acto que
vayas a organizar, ya sea una presentación, un cóctel o una rueda de prensa. En esta
convocatoria se incluyen los datos más relevantes, como son quién invita, a qué se
invita y la hora y el lugar donde se celebrará el evento.
En el ámbito teórico, son muy pocos los autores que hablan del término Gabinete de
Prensa con unas funciones autónomas y, por lo tanto, con entidad propia dentro del
amplio abanico de actividades que constituyen la Comunicación Institucional o
Comunicación Empresarial.
Para Jesús Pérez Varela, según determina en el seno de la obra “ Los gabinetes de
prensa, alternativa profesional ”, el gabinete de prensa es el encargado de planificar y
desarrollar la estrategia de comunicación de una institución, organismo o empresa,
con el claro objetivo de conseguir una opinión pública favorable para el mismo, para
sus responsables o, simplemente, para sus productos, o lo que es lo más importante,
un vehículo de expresión entre la empresa y la sociedad para mantener viva la imagen
de que lo que es, existe.
La función informativa tampoco puede estar sujeta a los avatares del dirigismo técnico
del mercado, a los efectos perversos de la comunicación vertical y unilateral.
Como afirma Luis Ángel Sanz de Tajada, director de uno de los últimos estudios
realizados por la Asociación de Directivos de Comunicación (ADC DirCom) depende
de la firma o institución, de su dimensión, de su cultura corporativa, tanto las funciones
asignadas a los Directores de Comunicación como su propia denominación: jefe
corporativo, director de comunicación, director de relaciones institucionales, analista
de comunicación, jefe de comunicación y relaciones externas-corporativas, manager
de comunicación y asuntos públicos, director de relaciones institucionales, jefe de
prensa... Y así hasta 50 son los nombres que puede poseer en la actualidad el máximo
responsable de comunicación en la empresa o la institución española, lo que
“manifiesta que esta figura todavía se encuentra en fase de crecimiento y de
transición”.
Incidiendo en este aspecto, la clasificación realizada por Txema Ramírez para los
Gabinetes de Comunicación es totalmente extrapolable a los Gabinetes de Prensa, ya
que la trayectoria, la realidad y las necesidades comunicativas de las organizaciones
son totalmente diferentes. Según este autor, existen cinco tipos diferentes de
Gabinetes de Comunicación:
Los cuatro primeros tipos de G.C. se diferencian del último por su ubicación interna
con respecto a la organización en cuestión.
Esta clasificación es ampliada por Fernando Martín Martín, quien también diferencia
los Gabinetes de Organizaciones Internacionales, Cámaras Oficiales de Comercio e
Industria, de Embajadas o Consulados, de Universidades o Centros educativos y de
Confederaciones empresariales.
Siguiendo la clasificación hecha por Ramírez, los Gabinetes de Prensa más prolíficos
han sido los de la administración que nacieron en el periodo de transición democrática
en España y que actualmente existen hasta en ayuntamientos con poblaciones
inferiores a los 4.000 habitantes. El principal objetivo de estos Gabinetes de Prensa es
generar opinión pública y crear una política comunicativa que permita a los ciudadanos
participar en la gestión de estas instituciones públicas.
Los Gabinetes de Prensa de los partidos políticos nacen al igual que los anteriores
durante la transición política en España y su función ha sido crucial para la
organización y centralización de los mensajes institucionales de cada formación
política
Según apunta Juan Costa, uno de los más importantes teóricos sobre comunicación
institucional de este país, los principales objetivos de estos gabinetes son los
siguientes:
Para concluir con el repaso a los distintos tipos de Gabinetes de Prensa y a sus
variopintas definiciones, nos encontramos con las asesorías y consultorías de
comunicación que ofrecen servicios externalizados de Gabinetes y cuya proliferación
en nuestro país se produjo en la década de los años 80. El objetivo básico de todas
estas empresas consultoras es el de crear, mantener, potenciar, desarrollar o restaurar
la imagen de las personas y/o instituciones que por diversas razones sienten la
necesidad de mejorar su proyección interna (dentro de la organización a la que
pertenecen) y externa (ante la opinión pública).
1.1. Origen e historia de la Comunicación Institucional y Empresarial.
Está claro que los Gabinetes de Prensa, que según M. H. Westphalen y J. L. Piñuel
deben de ser gestionados por licenciados en Ciencias de la Información , aparecen
con el nacimiento de la Comunicación Institucional y Empresarial. Esta actividad no
comienza a aplicarse hasta comienzos del siglo XX y lo hace en Estados Unidos,
como país pionero. Ya en 1906 el célebre periodista norteamericano Ivy Lee consigue
crear una Imagen Corporativa del Grupo de empresas de John D. Rockefeller. Sin
embargo, en Europa no comienza a desarrollarse hasta después de la segunda guerra
mundial y, en España, hasta finales de los años 60.
Entre los que apoyan la primera versión del motivo del nacimiento de los Gabinetes de
Prensa está el catedrático Pere Oriol Costa i Badia, quien entiende que el auge de los
Gabinetes de Prensa hay que relacionarlo con la implantación de lo que él denomina
cultura del marketing social. En su opinión, es la economía de mercado la que, por sí
misma, genera estos procesos.
Dentro del segundo grupo de teóricos se encuentra Jesús Ibañez, quien situó el origen
de esta actividad profesional en el ámbito de las Relaciones Públicas, y, en concreto,
en la necesidad que tuvieron determinadas familias adineradas de Estados Unidos en
las primeras décadas del siglo XX de lavar su imagen. Ibáñez menciona a las familias
Kennedy y Rockefeller como las pioneras en usar a estos gabinetes para mejorar su
imagen pública durante la Ley Seca que imperó entre 1919 y 1933. En este sentido,
Ibáñez asegura que estas familias gastaron muchos millones de dólares en mejorar su
imagen mediante profesionales de la información.
En nuestro país, hasta finales de los años sesenta y comienzos de los setenta, no es
conocida la Comunicación Institucional y Empresarial como tal. Es en esta época
cuando algunos sectores de la Administración y una serie de empresas privadas,
principalmente dedicadas al sector financiero, comienzan a “abrirse” a los medios de
comunicación.
Lo que aparece, al principio, como una técnica o comportamiento elegido, a priori, por
las instituciones y empresas que consideran que la Comunicación les puede aportar
beneficios a corto plazo, en poco tiempo se convierte en una obligación social. Un
claro ejemplo son todas aquellas empresas que cotizan en bolsa. El Mercado Nacional
de Valores de los distintos países obliga a llevar a cabo Comunicación institucional en
varios casos:
6º Preparar la exportación.
Las empresas estiman cada día más importante ser noticia, porque ello les reporta
beneficios que revierten en mejorar, por este orden, la Imagen de la Empresa , el
prestigio de Marca, el conocimiento de sus productos o servicios, y potencia su
identidad indirectamente.
Sea como fuera un dato objetivo que aporta J. Timoteo Álvarez en su artículo “El
sector de la Comunicación inicia el despegue” es que, a finales de los 60, la Publicidad
cubría el 60% de los gastos de Comunicación de las empresas e instituciones; y a
finales de los 80 y comienzo de los 90, sólo cubría el 38%, ya que el 62% restante, lo
comenzaba a realizar la Comunicación Empresarial e Institucional”. Tendencia que
evidencia la rentabilidad aportada por este tipo de Comunicación.
La función más importante del Gabinete de Prensa es, sin duda, la gestión de la
comunicación empresarial. Por lo tanto, el jefe/a de prensa debe encargarse y ha de
ser el máximo responsable de coordinar y de canalizar el Plan Estratégico de
Comunicación de la empresa o Institución. Sus fines serán:
• Gestionar, en coordinación con la Alta Dirección , acciones encaminadas a
mejorar su Imagen Corporativa.
Para Fernando Martín Martín, la función del gabinete, siempre que éste sea
gestionado por un profesional de la información, es la de crear, coordinar, analizar,
desarrollar, difundir y controlar todas y cada una de las acciones de gestión informativa
interna y externa que esa empresa o institución (organización) necesita comunicar a
sus diferentes públicos a través de los Medios de Comunicación, es decir, conseguir
transmitir una buena Imagen de toda su Cultura Corporativa.
El director de relaciones con los medios o jefe de prensa gestiona las relaciones con
los distintos medios de comunicación, de acuerdo con el plan global de imagen y
comunicación de la empresa. Entre sus principales funciones se encuentran: captar
información para facilitar aquella que se considere estratégica a la alta dirección
y para suministrar la materia informativa a los medios; elaborar y difundir la
información a través de soportes informativos (nota/comunicado/dossier/revista/
resumen diario de prensa...) y relaciones informativas directas (rueda de prensa,
entrevista, desayuno de trabajo, viaje/visita a la empresa...), y, en definitiva,
controlar la información.
Para alcanzar mayor eficacia es muy necesario que los gabinetes de prensa aporten a
cada medio el material que precisa. A la prensa le puede bastar con un fax lleno de
datos y unas palabras/declaraciones entrecomilladas, pero la radio necesita sonido de
la rueda de prensa ofrecida o de la temática que se trata en la noticia que el gabinete
pretende colocar en antena. A la televisión, lógicamente, le hacen falta imágenes.
Julià Sempere considera que es el periodista quien debe tener la iniciativa y destaca la
importancia de los departamentos de comunicación de los centros de investigación y
educación superior: "El científico considera de alto riesgo que salga una información
poco precisa, por lo que dirán y pensarán de uno los propios colegas. Existe el
fantasma del gazapo. Admiro a los periodistas que deben pelear para obtener la
información, discernir si es interesante y traducirla. El gabinete de comunicación debe
centralizar la actividad, crear unos mecanismos objetivos de selección, y poner a
disposición de los periodistas las herramientas para que trabajen”.
Asimismo, el responsable de prensa debe marcarse como meta conseguir la mayor
comprensibilidad posible en torno a los mensajes que envía a los medios con el fin de
que éstos sean capaces de transmitirlos a la sociedad lo más fielmente posible a la
realidad. El concepto de "comprensibilidad" es la capacidad para lograr que los medios
elaboren y difundan mensajes significativos para sus públicos.
Por otra parte, debe tener muy presente y hacérselo presente a la presidencia o
dirección general de su empresa o institución que nunca las palabras hablan más alto
que los actos. Esto quiere decir que la Imagen debe ser coherente con la identidad.
Sin embargo, tras todas las buenas palabras y optimistas mensajes de cuáles son las
funciones que tienen dentro de una organización o institución, los responsables de los
Gabinetes de Prensa se encuentran con que los mismos cuentan con muchas
disfunciones.
La inadecuada formación es el principal problema de los gabinetes de prensa en
nuestro país, porque ha provocado, desgraciadamente, que muchos grandes
periodistas de los distintos medios de comunicación no confíen en los/as jefes/as de
prensa, sobre todo de empresas privadas, por las malas experiencias de falta de
profesionalidad, que han experimentado a lo largo de su carrera. Evidentemente
también existen casos en las Administraciones Públicas, pero los expertos aseguran
que en menor cuantía.
Esta realidad provoca muchos problemas para todos aquellos profesionales que se
enfrentan ahora al reto de gestionar un Gabinete de Prensa de nueva creación, sobre
todo, e insistimos mucho en este punto, en las empresas privadas. Esta lacra del
pasado debe ser poco a poco eliminada con comportamientos profesionales, éticos y
objetivos por parte de los periodistas que gestionan los gabinetes.
Justo Villafañe, en su libro " Imagen Positiva; Gestión estratégica de la imagen de las
empresas ", recoge el resumen de un estudio elaborado por el Instituto Para el
Desarrollo de la Comunicación Aplicada (INDECA), en el que se señala que la función
de la comunicación rarísima vez era objeto de una planificación y gestión estratégica y
su desarrollo devenía, la mayor parte de las ocasiones, en una labor coyuntural y
supeditada, muy frecuentemente, a la función comercial de la compañía, lo que, de
paso, demostraba de nuevo ese vicio endémico en nuestro país de identificar
comunicación con comunicación de marketing, es decir, con publicidad y promoción.
Continuando con el relato de las principales disfunciones a las que se enfrentan los
Gabinetes de Prensa nos encontramos con la propia realidad de la empresa o
institución para la que se trabaje.
La comunicación debe utilizarse siempre como correa de transmisión de la realidad.
Nadie puede inventarse lo que no se es porque ya no estaríamos trabajando en
comunicación sino en otra cosa distinta que andaría muy cerca de lo que conocemos
como mentira.
La teoría dice que, por el trabajo específico del encargado/a de prensa, éste ha de
tener un conocimiento exhaustivo de la organización de la que tiene que informar: nos
referimos a conocer los procesos de producción, los servicios, las personas que
trabajan y las estructuras y relaciones entre ellas. No se le puede negar el acceso o
esconderle información: ello repercute, o puede repercutir, en perjuicio de la
organización. La capacidad de comunicación del encargado de prensa está en relación
directa con su acceso a la información.
En una compañía donde sea ésta la práctica normal, el responsable de prensa deberá
elevar el asunto para ser discutido en serio con la dirección, de manera que su
cometido, sus responsabilidades y sus fines sean revisados y puestos en claro.
Johnsson asevera que “si se le considera exclusivamente como un productor de
artículos para la prensa y como cartero, deberá preguntarse a sí mismo formalmente si
ése es el papel que está dispuesto a seguir desempeñando. Un director de
comunicación que se gane el pan que se come deberá contribuir con bastante más
que todo eso”.
Se trata, no cabe duda, de una afirmación tajante que muchas de las personas que
desempeñan su trabajo en gabinetes de prensa no podrán ni siquiera plantearse ante
el conocimiento de una situación muy clara: se les dice que “esto es lo que hay, si lo
quieres bien y si no ya sabes donde está la puerta”. Queridos amigos, la calle está
llena de periodistas en paro”.
La dirección tiene mucho que ganar haciendo que el responsable de prensa participe
en las primeras fases de las deliberaciones sobre asuntos importantes. Cuando más
delicado sea el asunto, tanto mayor será el número de problemas que se presenten
respecto a opiniones/actitudes y tanto más importante deberá ser la aportación del
responsable de comunicación. Uno de los beneficios de disponer de una función
adicional de análisis "neutro".
Aunque también es cierto, que dada la reciente aparición de este tipo de actividad
laboral, al menos en nuestro país, hay que dejar claro que hasta finales de los años
noventa no existían en las Universidades y, concretamente, en las Facultades de
Periodismo asignaturas específicas que abordaran el tema de la Comunicación
Institucional y empresarial.
Esta necesidad latente ha provocado que los planes de estudio de las Facultades de
Ciencias de la Información , en su rama de periodismo, hayan ido incorporando en los
últimos años asignaturas que abordan materias relacionadas con la comunicación
institucional y empresarial. Esta tendencia ha surgido para dar respuesta a una
necesidad social, ya que los puestos de responsables de gabinetes de prensa se
estaban cubriendo por periodistas que no habían tenido ningún tipo de contacto
académico con esta fórmula de comunicación.
Como la de cualquier otro profesional de la información, la misión fundamental de un
periodista de gabinete- ni siquiera existe un término genuino para designar estas
funciones en este sector- es acceder a la información, procesarla y utilizarla
adecuadamente. De los directores de los gabinetes de comunicación se espera que
sepan desarrollar una estrategia de comunicación integral. Controlar todas las
disciplinas de la comunicación y apostar al unísono por cada una de ellas es
absolutamente imprescindible.
Así, además de conocer a la perfección los resortes de la televisión, la prensa, la
radio, y los medios “on-line”, en este ámbito se exigen conocimientos, por
rudimentarios que sean, del mundo de la fotografía, la publicidad, las relaciones
públicas, el sector editorial, la sociología e incluso, en no pocos casos, del marketing.
La relación costo/rentabilidad, sobre todo en la empresa privada, convierten al jefe de
gabinete en una persona que ha de conocer no sólo la técnica editorial, sino que
también debe saber elaborar un folleto publicitario.
Existen dos corrientes, una a favor y otra en contra, de la necesidad de que existan los
gabinetes de prensa. Los primeros afirman que el número de periodistas que
abandona los medios para incorporarse como profesionales a empresas, partidos o
instituciones es cada vez mayor, y que la existencia de gabinetes de este tipo supone
un hecho irreversible. Consideran los segundos que el papel creciente de estos
nuevos emisores distorsiona el correcto quehacer periodístico, y que por ello tanto los
gabinetes de comunicación como quienes trabajan en ellos deben considerarse un
sector ajeno al periodismo.
Argumenta el primer grupo que los gabinetes son necesarios para suministrar un
determinado tipo de información que, además, facilita la tarea de los redactores.
Replican los segundos que son fuentes interesadas, y, por lo tanto, parciales, y que,
en consecuencia, su presencia significa un obstáculo creciente para alcanzar el rigor
informativo que exige la pluralidad de perspectivas.
En este punto queremos incidir en que, aunque evidentemente existe una importante
diferenciación entre los periodistas de los medios y los periodistas convertidos en
fuentes, les une una misma profesión y una misma problemática: la de enfrentarse
constantemente al dilema de una práctica profesional deontológicamente impecable
compatible con los intereses (económicos, político-ideológicos, o ambos a su vez) de
las empresas, mediáticas o no, a las que los periodistas prestan sus servicios. Hay
que hablar con claridad: sobre los medios pesan muchos intereses, unos intereses que
podrían condicionar la tarea de los profesionales. Nada que no suceda con los
periodistas que trabajan en esas llamadas “fuentes informativas”.
Es tiempo para que los periodistas sean, seamos, conscientes de las dificultades que,
ya en medios o ya en fuentes informativas, deben, debemos, superar. Sólo desde su
identificación será posible avanzar por el camino en que periodistas de medios y de
fuentes deben coincidir: el que conduce a satisfacer el derecho que asiste a los
ciudadanos consagrado en el artículo 20 de la Constitución , de “comunicar y/o recibir
libremente información veraz por cualquier medio de difusión”. Ni más ni tampoco
menos.
Dentro de las actividades “típicas”, hay 9 servicios (en realidad, son 7) prestados por
un 80% de las consultoras de comunicación españolas: ése es, sin duda, el “core
business” del negocio de las agencias de comunicación y relaciones públicas. Este
núcleo de actividades, herramientas y servicios está constituido por el Diseño de
estrategias de comunicación, un servicio ofrecido por el 99% de las consultoras; la
Relación con los medios, prestados por el 97%; el Diseño de campañas de
comunicación, por un 96%; el Gabinete de Prensa, por un 91%; las Ruedas de Prensa,
por un 91%; la Gestión de crisis, por un 88%; el Diseño y ejecución de eventos, un
85%; la Comunicación interna, un 84%, y las Relaciones Institucionales, un 84%.
Como puede apreciarse, algunas actividades “típicas” podrían ser susceptibles de
agrupamiento, ya que existen evidentes solapamientos entre ellas.
Los principales cauces físicos existentes para transmitir esa información a los medios
de comunicación no son fórmulas estáticas ni cerradas, pero las vamos a centrar y a
clasificar en las siguientes herramientas:
1º. Convocatoria.
2º.Nota de prensa.
3º.Rueda de Prensa.
4º.Declaraciones.
5º.Entrevista.
6º.”Dossiers”.
7º.Artículos.
2.1. Convocatoria.
2.2. Nota de prensa.
Son reuniones convocadas por una fuente informativa para dar cuenta de una
determinada información a los medios.
Aunque la rueda de prensa es el canal más directo, habitual y cómodo para transmitir
personalmente la información, conviene evitar la saturación de convocatorias. Sólo hay
que utilizarla cuando tengamos realmente algo noticiable para comunicar, o, de lo
contrario, desacredita al emisor de la información.
Es esencial por parte del gabinete de prensa hacer un seguimiento posterior para
analizar el reflejo en los medios de comunicación. Para ello se elaborará un resumen
de prensa, radio, televisión e Internet (medios “on line”). En él podremos comprobar el
espacio/tiempo que ha ocupado nuestra información, el tratamiento que ha recibido, si
ha motivado la elaboración de artículos de opinión, editoriales, entrevistas
complementarias o reportes, y, sobre todo, con esta visión global apreciaremos los
posibles errores cometidos.
2.4. Declaraciones.
2.5. Entrevista.
2.6. “Dossiers”.
Las notas de prensa se ciñen únicamente a los datos más noticiosos, pero el gabinete
debe preparar en ocasiones “dossiers” de documentación que contengan una amplia
información adicional.
2.7. Artículos.
Los gabinetes de prensa cubren también una faceta algo desconocida fuera de la
profesión periodística: la redacción de artículos de opinión, y la elaboración de
reportajes y de publirreportajes.
En cuanto a los publirreportajes son una técnica mixta entre el artículo periodístico y la
publicidad que permite a la institución ocupar ciertos espacios en las publicaciones
para transmitir un mensaje diseccionado y que, si se hace inteligentemente, goza de
mayor credibilidad que la publicidad convencional. Esta herramienta es preparada por
el responsable de prensa porque reúne todas las características formales de una
información con la salvedad de que es la institución la que decide qué decir a cambio
del pago del espacio donde decirlo.
Está claro que el objetivo de un gabinete de prensa es crear una buena Imagen
Corporativa de la institución que contribuya al desarrollo de sus funciones, siendo esa
imagen el resultado de la integración, en la mente de los públicos con los que la
organización se relaciona, en un conjunto de "imágenes" que, con mayor o menor
protagonismo, la empresa proyecta hacia el exterior. Una de ellas es la Imagen
Intencional , la cual se crea a partir de la comunicación corporativa. Es decir, si una
empresa privada o pública aparece periódicamente explicando sus características más
importantes, a medio plazo crea una imagen positiva sobre ella en la mente de los
receptores de esa información, que van haciéndose una idea de aspectos que hasta
ese momento desconocían.
Respecto a las necesidades que tienen los medios de comunicación con los cambios
tecnológicos ocurridos en los últimos años son, principalmente, mayor rapidez para
solucionar las cuestiones, ya que los tiempos se miden en base a los horarios de los
informativos o a los cierres de edición en el caso de los medios impresos, y, a nivel
funcional, que los responsables de prensa actúen de mediadores, nunca como muros
de contención.
Asimismo, y cada día más, la falta de plantilla en la redacciones de los medios obliga a
que los medios prefieran cada día más entrevistas personalizadas en detrimento de
otras herramientas como las ruedas de prensa (les hace perder tiempo y la necesidad
de recursos es muy superior a los beneficios obtenidos, ya que finalmente se trata de
“café para todos”).
A esta cuestión hay que unir la menos evidente responsabilidad social de las
organizaciones para con sus empleados, proveedores directos, indirectos y aquella
parte de la sociedad a la que afecten las decisiones empresariales en su ámbito de
influencia. Ya no sólo hablamos de un arma estratégica de las empresas, sino de un
concepto que entraña algo más, una responsabilidad. Del lujo esgrimido por algunos,
patrimonio de unos pocos, hemos pasado a la necesidad de todos. La opinión pública
demanda información y las organizaciones tienen una oportunidad que no deberían
desaprovechar esgrimiendo viejos clichés que ya no son propios de la sociedad de la
información.
Aunque pueda parecernos, a priori, sorprendente, uno de los retos a los que deben
enfrentarse los comunicadores de las empresas e instituciones, implica, convencer a
los empresarios y a los políticos de necesidades tan vitales como éstas: las de
gestionar permanentemente su Comunicación Externa hacía los públicos a los que se
dirigen en su quehacer diario.
La mayoría de los empresarios y de los políticos no creen “a priori” que tener unas
fluidas relaciones con los medios sea un pilar básico para el éxito de su organización.
Todavía existen en nuestro país líderes políticos y empresariales que se vanaglorian
de contar con un gabinete de prensa para no aparecer en los medios de
comunicación. Graso error. Es cierto que una empresa o institución no puede
pretender estar todos los días en los medios de comunicación, ya que no se trata de la
cantidad sino de la calidad. El refrán español que dice “más vale que hablen de mí
aunque sea mal” no nos sirve para afrontar el reto de una transmisión de imagen seria
y responsable. La información rosa no es el objeto de este curso.
En este sentido, cabe señalar que es indispensable, para que un plan de relaciones
con los medios pueda ser efectivo y eficiente, la total y plena confianza por parte de la
Alta Dirección en la persona responsable de la prensa en el seno de la organización
tanto en lo que concierne a su lealtad como en lo relativo a su discreción. Hans
Johnsson se muestra totalmente tajante al respecto: “En mi experiencia nunca he
conocido una situación en la que las indiscreciones se hayan debido a la función de
comunicación”.
Sabemos que, a simple vista, puede resultar paradójico que un empresario contrate a
un profesional de la comunicación para, posteriormente, darle la orden estricta de
mantenerse en silencio permanente a la espera de poder transmitir las consignas que
marque el propio empresario.
Los responsables de prensa facilitan informaciones que, sin su existencia, serían muy
difíciles de hacer públicas. ¿Por qué? Porque partimos de la base de que la mayoría
de empresarios y, aún en España, muchos políticos desconfían de los periodistas y
utilizan la técnica de apartarse de ellos. La existencia de profesionales de la
comunicación en el interior de estas organizaciones objetiva mucho la utilidad de la
comunicación, y más partiendo de la base de la dependencia profesional del
responsable de prensa.
Sin embargo, también es cierto que poco a poco, y más lentamente de lo que a los
periodistas nos gustaría, son muchos los presidentes y los políticos que integran a
partir de ahora en sus funciones la de la comunicación: no sólo una comunicación
personal sino también la que se encarga de expresar las políticas y la ética de la
empresa. Animador, gran sacerdote, jefe supremo del ejército, el director general
encarna, en primera fila, las tres funciones que se resumen en: la productora, la
guerrera y la religiosa. Esta realidad es extrapolable a las principales figuras del
mundo político: un alcalde, un presidente de Comunidad Autónoma, un Ministro, etc.
Una gran empresa o institución tiene, como ya hemos comentado, una oficina de
prensa y un responsable de prensa. Debe ser política de la empresa que todas las
preguntas de los medios pasen antes por la oficina de prensa. Es un arreglo lógico y
funciona bien siempre que sea un procedimiento que no se utilice como una barrera
entre la alta dirección y los medios, sino todo lo contrario. Aquí es donde debe
predominar el sentido común. Si un periodista consigue llegar hasta un alto ejecutivo
de la empresa, deben contestarse sus preguntas iniciales y luego se sugerirá que la
oficina de prensa le proporcione una información más detallada. Negarse en redondo
a decir nada puede sugerir que se tiene algo que esconder.
-Su propia imagen pública, que no debe menoscabar la de la compañía, que siempre
es prioritaria.
Sin embargo, para hacer bien algo en la vida es necesario formarse, ya que, además
del máximo responsable de la institución, ésta necesita a varios portavoces
sectoriales, concejales del ramo que conozcan las reglas básicas de la comunicación
oral, gentes que sepan comportarse y expresarse en público de forma correcta, que
transmitan credibilidad a través de sus mensajes. Se trata de formar a un pequeño
grupo de buenos comunicadores, un trabajo duro y callado, que no se valora lo
suficiente hasta que las personas elegidas para representar a la institución aparecen
en público.
Estas sesiones han demostrado hasta la fecha ser muy provechosas y exitosas, sobre
todo porque contribuyen a dar seguridad a los funcionarios o políticos noveles que se
lanzan a la plaza mediática, y, asimismo, porque les hace disminuir en gran medida la
ansiedad que les provoca la situación.
Las personas que actúan como portavoces en su organización deben seguir unas
reglas básicas mínimas, si quieren que su mensaje se acople de forma armónica al
ritmo impuesto por los medios de comunicación. Independientemente al medio para el
que se hable, es necesario seguir los siguientes principios:
La comunicación es fundamental para resolver o minimizar el impacto de cualquier
crisis. La imagen, lo que percibe el consumidor o el mercado, o el ciudadano mismo,
es una suma de acciones y un cúmulo de detalles que es preciso conocer para poder
gestionar adecuadamente cualquier situación conflictiva. Un decisión errónea, un
titular periodístico, puede terminar con el trabajo de muchos años y con el crédito
ganado a pulso día a día. El 95% de las empresas, tarde o temprano, suelen sufrir una
crisis a lo largo de su existencia con efectos negativos en su imagen pública, en su
credibilidad, y también en su cuenta de resultados.
5.1.-Situaciones delicadas.
¿Cómo prepararnos para algo que no sabemos cuándo, cómo, ni dónde ocurrirá?
Prevención significa no dejar la gestión a la improvisación o a las ideas brillantes del
momento del directivo de turno cuando una empresa se encuentra inmersa en una
crisis. La clave como en cualquier situación de riesgo empresarial o institucional está
en la prevención , aunque en los aspectos relacionados con la comunicación todavía
existe una inercia en muchos políticos y directivos que les impide reconocer que
abordar la crisis tiene un coste personal, profesional y económico muy superior a
prevenirla a tiempo.
El “está reunido” o “no tengo nada que decir” debe desterrarse por completo y asumir,
con rigor y con profesionalidad, cualquier situación de crisis. Ante ella, sea cual fuere,
es mejor comunicar, aunque sea poco, que negarse a hablar. Por descontado, no hay
que mentir. ¿Cuántas crisis se pudieron haber reconducido a tiempo si, simplemente,
los directivos no hubieran caído en el recurso fácil y contraproducente de mentir...?
Ante una crisis, en primer lugar se debe convocar con carácter de urgencia al comité
de crisis, en el que deberán integrarse, como mínimo, el director general o algún
máximo responsable de la empresa, el asesor jurídico y un especialista en
comunicación. Esto requiere haber contemplado de antemano la posibilidad de que en
la empresa se dé una crisis. Hay personas que opinan que ensayar algo significa un
reconocimiento de su falta de capacidad, pero las mejores improvisaciones son las
que están mejor preparadas. Se debe intentar ganar tiempo obteniendo la máxima
información mientras el comité de crisis adopta las primeras medidas. Los minutos de
partida son fundamentales.
Se deben elaborar los primeros mensajes por poca información que se tenga y
ordenar la información en función de los datos objetivos evitando dar opiniones o
valoraciones. Hay que huir de la tentación de cerrarse en banda o de tirar balones
fuera culpando a terceros sin tener la confirmación de las responsabilidades. Hay que
intentar mantener la serenidad y la mesura también en las formas. Los impulsos y las
improvisaciones son malas consejeras. No se puede gestionar nunca la crisis en
solitario. El máximo responsable de la institución tiene que confiar en su equipo, liderar
el proceso y tratar de restar tensión ambiental. La probabilidad de que se gestione
correctamente una crisis sin ayuda de especialistas en comunicación es,
sencillamente, nula.
5.2.-Evitar la parálisis.
Ante una crisis hay que evitar la parálisis o dar la callada por respuesta. No nos vale el
no hacer nada y esperar que el tiempo resuelva el problema sin poner la más mínima
estrategia encima de la mesa. No se pueden dejar pasar las horas sin informar a los
afectados, a los medios, a la sociedad, a las autoridades, etcétera. Tampoco se puede
echar la culpa a los demás para intentar desviar la atención o crear confusión para
repartir culpabilidades y no afrontar el tema con seriedad y con rigor. Mirar al pasado
para buscar el origen que provocó la crisis y descuidar el presente y el futuro de los
pasos inmediatos que se deben articular sólo hace que la crisis se nos vaya de las
manos: la investigación de los hechos ya dirá en su momento lo que tenga que decir.
Es evidente que la mejor crisis es la que no ocurre. Por esta razón, la obligatoriedad
de que todas las instituciones, organizaciones y empresas tengan un plan de gestión
de crisis que defina cada uno de los pasos a seguir con los distintos públicos, medios
de comunicación, sociedad, etcétera, es evidente.
Llamar a los cuatro contactos de máximo nivel para que intenten frenar o parar la crisis
no suele dar ningún resultado. Los políticos, los medios de comunicación, los
accionistas o los amigos influyentes no paran ninguna crisis con la simple llamada de
un directivo. Al contrario, el efecto puede ser todavía más contraproducente. Hay que
ser diligente en las acciones a realizar. Aunque es importante no precipitarse, no lo es
menos ser consciente de que, en las crisis, el tiempo transcurre mas rápido que de
costumbre y todos los afectados esperan soluciones eficaces e información veraz a la
mayor brevedad posible.
Hay que evitar culpar a las víctimas, pedir dimisiones o buscar rápidamente un
responsable de lo ocurrido sin contrastar las informaciones y anteponiendo otro tipo de
intereses antes que la verdad. Siempre hay que decir la verdad. La mentira nunca es
rentable y, en toda situación de crisis, tarde o temprano se sabe la verdad. En el
terreno de la sensibilidad, de las formas, la clave es la sinceridad. Minimizar una crisis
es engañarse a sí mismo. En comunicación hasta los cojos corren más que los
mentirosos. La verdad, además, genera siempre buena reputación y, a la postre,
beneficios económicos. No se puede pretender que la crisis desaparezca de golpe.
Existen actuaciones previas para minimizar el impacto de una crisis que es necesario
recorrer para no dar ningún paso en falso; y, por supuesto, limitarse a insertar alguna
página de publicidad en los periódicos sin ningún tipo de estrategia de comunicación
no resuelve ninguna crisis.
El caso BBVA :
Hay que ser muy optimista para pensar que una crisis puede transformarse en
una oportunidad de negocio. La multinacional francesa de agua envasada
Perrier tampoco lo pensó en ningún momento, pero supo gestionar con éxito la
retirada de una partida de productos en mal estado, que acabó por reforzar su
marca. En 1990, después de haber detectado ciertas cantidades de benceno en
algunas partidas vendidas en Estados Unidos, Perrier decidió retirar del
mercado y destruir en todo el mundo sus botellas de agua mineral en un tiempo
récord. La retirada del producto fue acompañada de una campaña de marketing
(entrevistas, folletos, acciones en el punto de venta y publicidad en medios) que
duró tres semanas. Esta medida, que le costó al grupo cerca de cincuenta
millones de euros, provocó que las acciones de la compañía subieran un día
después de la aprobación de la citada medida, de la campaña. A medio plazo,
Perrier logró reintroducirse en cada uno de los nueve mercados clave del mundo
con una marca fortalecida y logró recuperar la confianza de los consumidores.
Moraleja: “Una decisión responsable y valiente tiene consecuencias positivas y
acaba revertiendo, en definitiva, en buenos resultados de negocio”.
* Bibliografía :