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Lectura 3. Teología Hermenéutica, de Jaime E. Elías
Lectura 3. Teología Hermenéutica, de Jaime E. Elías
Lectura 3. Teología Hermenéutica, de Jaime E. Elías
Teología hermenéutica
Jaime E. Elías
Fuente: http://www.revista-rypc.org/2013/04/precursores-de-la-hermeneutica-
moderna.html
Introducción
Todo movimiento filosófico surge a partir del pensamiento y necesidades propias
de una época, así trasmitidas, aceptadas y dialogadas por otras futuras épocas.
En este caso me es propio el trasladarme a los orígenes del constructivismo
filosófico que automáticamente me llevan al período del positivismo científico en
los siglos XVII-XVIII. 1 El positivismo y/u objetivismo se había planteado desde el
punto de vista del análisis de la realidad como un conjunto de objetos que poseen
propiedades establecidas, que en otro polo juega la existencia de los hechos
objetivos acerca del mundo, independiente –independientes– en absoluto de la
interpretación llevada a cabo por una persona e insertándose en sus diferentes
entes de locomoción.
1
William Darós, “Problemática Filosófica sobre el Constructivismo”, Enfoques, (1999), 5-41. Consúltense los artículos:
“Objetividad”, “Positivismo” y “Teoría del Conocimiento” en: Diccionario de Filosofía contemporánea, por: M. A.
Quintanilla, 1976. El constructivismo es una teoría educativa derivada en el siglo XX de la obra de los pedagogos y
psicólogos Jean Piaget y Lev Vygotsky. Esta teoría propone que el aprendizaje se adquiere por medio de un proceso
individual de la construcción del conocimiento. O sea, que cada persona aprende por sí mismo, construyendo
entendimiento y conocimiento por medio de su propia percepción del mundo. http://hijos.about.com/od/Escuela/g/El-
Constructivismo-Como-Filosof-Ia-Educativa.htm. Consultado el 22 de febrero de 2013.
2
“Caracterización del problema”. www.inf.udec.cl/∼ados/apuntes/problema.html. Consultado el 8 de febrero del 2013.
3
Ibíd.
1
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4
Nacido en Breslau, en una familia pietista, Schleiermacher estudió teología en Halle y en Berlín. En esta ciudad entró en
contacto con el círculo romántico y recibió influjo de Schelling de las primeras etapas. En 1804 fue nombrado profesor
de Teología en la Universidad de Halle y más tarde en la de Berlín. Illanes–Saranyana, Historia de la teología (Madrid:
Editorial BAC, 1996), 257. Para síntesis del pensamiento hermenéutico de Schleiermacher, Dilthey, Heidegger, Betti, cf.
R. E. Palmer, Hermeneutic’s Interpretation Theory in Schleiermacher, Dilthey, Heidegger and Gadamer (Ewanston 1969),
E. Coreth, Cuestiones fundamentales de hermenéutica (Barcelona: Editorial Herder, 1972), 257-259.
5
J. M. Caballero Cuesta, Hermenéutica y Biblia (Estella Navarra: Editorial Verbo Divino, 1995), 20.
6
M. Ángel Quintanilla, Diccionario de filosofía (Salamanca: Editorial Sígueme, 1976), 206.
7
Schleiermacher prefirió basar su teología en la conciencia religiosa del hombre, por encima de la autorrevelación de Dios.
Hablaba de una congenialidad entre autor e intérprete, que tiene lugar cuando el que lee un texto sagrado llega al autor y
participa con él de su escrito. El texto se convierte así en expresión de la conciencia que los hombres del pasado tenían de
Dios y su dependencia de él, para que el lector actual pueda también adentrarse en dicha expresión de conciencia.
8
W. Brugger, Diccionario de filosofía (Barcelona: Editorial Herder, 1994), 276.
9
“Ciencias del espíritu”: arte, filosofía, religión y similares.
10
P. A. Sequeri, “Hermenéutica y filosofía”, en Varios (eds.), Diccionario teológico interdisciplinar, I-II. (Salamanca:
Editorial Sígueme, 1985), 1122.
11
Esta comprensión depende a su vez de la capacidad de reconstruir y de reproducir en el mismo intérprete el proceso
de formación del texto referido. Brugger, Ibíd., 277.
12
Es decir, la interpretación que ofrece resultados satisfactorios combinando los datos de la historia, la exégesis y el
estudio de las formas del lenguaje, con la experiencia subjetiva y con la vivencia del texto, involucrándose en el
sentimiento del autor.
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interpretación, entendida de este modo, asume una figura “circular”. 13 Por un lado,
una de las tareas de Schleiermacher fue tratar de desvelar el sentido que, en cada
caso, puede otorgarse a lo singular y lo concreto frente a la contingencia y
universalidad de las leyes y los conceptos. En consecuencia, esto da lugar a una
importante renovación de la hermenéutica. 14 En sus lecciones sobre hermenéutica
mantiene que en el proceso de entender no se puede excluir la contribución del
lector, que se acerca al texto con alguna precomprensión. 15 Schleiermacher fue
una figura de prestigio inmenso en Alemania de comienzo del siglo XIX. Junto a M.
v. Humboldt fundó la universidad de Berlín, donde fue catedrático. 16 Su
significativa contribución a la hermenéutica moderna, le ha hecho merecedor del
título de “el Padre de la Hermenéutica moderna”.
13
Sequeri, Ibíd., La medida de su éxito está en proporción directa con el grado de identificación del acto interpretante
con el acto creativo.
14
Los románticos del siglo pasado ponen de relieve que interpretar será siempre un acto de delimitación y
particularización con el concurso de la gramática y la psicología. En cambio, la propuesta de Schleiermacher se
caracterizará por su acusado matiz psicológico: revivir o reconstruir en el presente del intérprete las vivencias del autor
en el seno de un contexto vital. En este autor, la hermenéutica tiene algo de carácter divinatorio que utiliza
convenientemente los tres dispositivos que el romántico otorga al lenguaje: discurso (retórica), la comprensión
(hermenéutica) y la conversación (dialéctica). Con relación a esto, Schleiermacher afirma que: “El discurso es la
mediación de la solidaridad del pensamiento. A partir de aquí se explica la correspondencia de la retórica y de la
hermenéutica y su relación con la dialéctica”. La retórica y la hermenéutica están profundamente vinculadas. Al mismo
tiempo, ambas se hallan referidas a la dialéctica. (En la actualidad lo relacionaríamos con la fundamentación del saber:
epistemología. En sentido estricto, desde Aristóteles, saber significa el conocimiento basado no sólo en la constatación
de la realidad de algo, sino en la visión clara de la fundamentación de su existencia y su esencia). En resumen:
Schleiermacher (y más tarde Dilthey) se afanaron por encontrar una fundamentación lingüística y epistemológica de la
metodología hermenéutica. L. Duch, “Hermenéutica”, Floristán-Tamayo, eds., Conceptos fundamentales del cristianismo
(Madrid: Editorial Trotta, 1993), 554.
15
Si hay contacto entre el escritor y el lector es porque ambos participan en “espíritu objetivo” espinoziano, en la razón
universal. Así, pues se da un círculo hermenéutico que se pasa del lector al escritor, que se ilustran mutuamente. Sin
embargo, cuando Schleiermacher habla de la comprensión –dice que– no es fácil debido a la polisemia de cualquier
palabra. En un diálogo hablado esta polisemia puede ser superada mediante aclaraciones de la persona que habla y de la
que escucha, pero en el documento escrito se necesita hacer un juicio de valor. Esto se logra –según Schleiermacher–
mediante la gramática. Pero esto no basta; es necesario captar ante todo la genialidad del autor.
16
L. Maldonado, El menester de la predicación (Salamanca: Editorial Sígueme, 1972), 19.
17
Wilhelm Dilthey nace en 1833 en Biebrich del Rin; profesor de Basilea, Kiel, Bresleu, Berlín. Müller, Ibíd., 113. Nace en
el seno de una familia protestante, de confesión calvinista. Su padre era predicador en la corte. Siguiendo la tradición,
Dilthey fue destinado a los estudios teológicos, pero el temprano descubrimiento de la filosofía de Kant determinó su
orientación futura. Estudió en la Universidad de Berlín, donde se graduó con una tesis sobre la ética de Schleiermacher:
Ensayo de análisis de la conciencia moral (1864). Obras: Leben Schleiermacher (1866), Introducción al estudio de las
ciencias humanas (1883), Sobre nuestra creencia en la realidad del mundo exterior (1890), Ideas diferentes a una
psicología descriptiva y analítica (1894), Origen y desarrollo de la hermenéutica (1900), La esencia de la filosofía (1907).
Alfonso Ropero, Introducción a la filosofía (Terrassa: Editorial Clie, 1999), 518-519.
18
En esta diversidad dual de métodos cognoscitivos se apoya Dilthey para hacer su famosa división de las ciencias –lo
importante en Dilthey–. Así pues, según Dilthey el sujeto de una interpretación hermenéutica, el sujeto que comprende,
a diferencia del que alcanza conocimientos propios a las ciencias naturales, no puede ser considerado como conciencia
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comprender las ciencias del espíritu? En respuesta, Dilthey distingue entre ciencias
naturales y ciencias del espíritu. Para las primeras hay que hablar de explicación;
para las segundas hay que hablar de comprensión. ¿Cómo comprender?
Trasladándose a la vida psíquica del otro. El objeto de nuestro conocimiento de un
texto no es tanto el mensaje del texto cuanto del individuo que se expresa a través
de él, su intencionalidad. La hermenéutica se convierte así en el arte de comprender
las expresiones de la vida humana fijadas por escrito. Para poder comprender la
vida ajena, primero hay que comprenderse a sí mismo vitalmente. 19
Hay que comprender la propia vida. 20 Por ejemplo, el ser humano en sus primeros
años de vida adquiere conceptos tales como arriba-abajo o grande-pequeño, etc.,
por abstracción, es decir, por la experiencia cotidiana. La realidad llega a existir
para el sujeto por la mediación de la experiencia. 21 Una misma vida une mi
experiencia y la experiencia de aquella persona, o aquel texto que deseo
interpretar. Por eso es posible una sintonía de sentimientos, una comprensión. En
suma, el horizonte personal esté contextualizado y orientado a la marcha de la
interpretación de los textos pasados. 22
pura que se siente afectada desde fuera por las cosas existentes en sí, sino como quien logra una experiencia vital y la
expresión de esa experiencia. Maldonado, Ibíd., 20.
19
Según la concepción vitalista, que se funda como en su eslabón primero y no fundado, en la vida humana, la famosa
separación objeto-sujeto que en Kant llega a ser abismo insalvable, queda superada, trascendida. Dilthey, en especial,
puso de manifiesto que la restitución del pasado resulta un vano ejercicio si la interpretación no se efectúa desde el
contexto vital del propio intérprete. L. Maldonado, Ibíd.
20
Dilthey presta gran interés a lo que él llama afinidad psicológica entre el autor y el lector de los textos, al definir la
interpretación como un acto de comprensión y no de explicación del escrito. Rosino Gibellini, Ibíd., 65, citando a W.
Dilthey, Le origini dell´ ermeneutica (Bologna: Pàtron, 1970), 67.
21
Este fenómeno determina la legitimidad del conocimiento acerca del mundo exterior. En la medida en que se
confirma, por la experiencia, el sentido que el sujeto haya asignado a X fenómeno de la realidad, puede decirse que su
interpretación es válida, aunque sólo para el mismo sujeto. El conocimiento individual está en continuo proceso de
modificación y revisión, en relación con la realidad.
22
En él se lleva a cabo la recuperación crítica y la apertura sistemática del horizonte abierto por Schleiermacher en la
línea de una valoración epistemológica del comprender hermenéutico, entendido como modo específico del saber y
dotado de una validez científica propia: las ciencias del espíritu. Maldonado, Ibíd.
23
Martín Heidegger. Nació en Messkirch, Baden (Alemania) el 26 de septiembre en 1889. Uno de los filósofos alemanes
más importantes de este siglo, comenzó por ser discípulo de Husserl, aunque luego tomó un rumbo diferente. Profesor
de la Universidad de Friburgo de Brisgovia. Estudió filosofía, teología, matemáticas ciencias naturales e historia. Su obra
magna (principal) y, por supuesto, la más conocida es Ser y el tiempo (1927). En esta obra pone sobre el tapete el sentido
del ser, que por supuesto, no se puede esclarecer en una restauración de la vieja ontología metafísica, sino que se debe
comenzar por preparar la pregunta en un análisis –de ontología fundamental– de la inteligencia humana del ser, la cual,
en tanto que “ahí” del ser ofrece el único terreno para la cuestión. En otras palabras es una comprensión existencial.
Hay en él una gran influencia de la fenomenología de Husserl; su metodología se atiene a esta corriente. Ropero, Ibíd.,
580-581; también, cf. Müller, Ibíd., 211-212.
24
Más allá de lo propuesto por Dilthey, Heidegger considera que el comprender es el modo de ser del hombre y la raíz
de todo su conocimiento. Otra vez Dilthey planteó que el ser humano comprende mediante lo que se puede describir
como un círculo hermenéutico; donde la vida misma es interpretada sobre el conocimiento previo y, posteriormente,
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Por tanto, él reconoce que el mismo existir tiene una estructura hermenéutica. 25
Sobre esto se basa el argumento en su magnífica y consultada obra 26, el horizonte
hermenéutico llega a compaginarse con la perspectiva existencial, con el horizonte
mismo de una ontología fundamental de la historicidad. 27 Siguiendo esta
perspectiva hermenéutica, Heidegger se pregunta: ¿cuál es el modo del ser, de
este ser, el hombre que no existe sino comprendiendo?
construida sobre la base de las interpretaciones resultantes. Cf. Hans G. Gadamer, “Texto e Interpretación,” en: José
Domínguez Caparrós, eds., Hermenéutica (España: Alicante, 1997), 77-79.
25
Por lo cual él, el comprender es entendido aquí como estructura original del ser-en-el-mundo que es constitutivo del
Da-sein (estar-ahí o ahí-ser) humano; en efecto, el hombre comprende su propio tener que vérselas con el ser
estableciendo de hecho esa relación mediante un acto hermenéutico o hermenéutica existencial. Sequeri, Ibíd., 1124.
26
Olegario G. menciona al respecto. No se admira al hombre de lo que hay o de por qué son así las cosas, sino en un
primer momento se admira al hombre ante todo lo que las cosas sean, es decir, de que hay ser y no más bien nada. Es la
pregunta de Leibniz (1646-1716), repetida por Kant (1724-1804), Schelling (1755-1854) y Heidegger (1889-1976). K.
Jaspers, La fe filosófica ante la revelación. Citado en Olegario González de Cardedal, El quehacer de la teología
(Salamanca: Editorial Sígueme, 2008), 117.
27
Para un análisis profundo del tema, estúdiese., F. Duque, “Historia e historicidad en el existencialismo y la
hermenéutica”, en M. Reyes Mate, eds., Filosofía de la historia (Madrid: Editorial Trotta, 1993), 139-166.
28
Caballero, Ibíd., 21-22.
29
El término último de la comprensión no sólo es la otra persona, sino todo el mundo histórico social que le rodea, con
sus imperativos morales, comunión, sentimientos, relaciones humanas, sentido de la belleza, etc. Son tres las etapas del
proceso hermenéutico: la experiencia, la expresión, y la comprensión.
30
M. Heidegger, El ser y el tiempo (México: Fondo de Cultura Económica, 3ª ed., 1967), 102-121.
31
Según Heidegger, el hombre no ha escogido existir, sino que se ha encontrado arrojado a la existencia [...]. Es una
trascendencia finita, cuya estructura mantiene con el mundo que le rodea. Heidegger, Ibíd.
32
Hans Georg Gadamer nació a finales de 1900 en Marburgo, muere el 13 de marzo del 2002. Fue discípulo de Heidegger
durante sus estudios universitarios en Friburgo de Brisgovia. Profesor en la Universidad de Heidelberg, donde en 1964
apoyó la designación de Habermas como extraordinario en la misma, el cual más tarde pasaría a ser su crítico. Su obra
fundamental: “Verdad y método”. Fundamentos de una hermenéutica filosófica (Tubinga 1963; 2ª ed., 1965), Trad. al
español, (Salamanca, Editorial Sígueme, 1977) y T. Urdano. Historia de la filosofía, T., VIII (Madrid: BAC, 1985), 167s.
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33
Gustavo Adolfo Montenegro, “Georg Gadamer,” Prensa Libre (Guatemala, 21 de marzo de 2002), 55. Después de su
muerte se hicieron varias actividades en homenaje a la memoria de su gran aporte al pensamiento, lo cual unos hicieron
memoriales de “frases” del pensamiento hermenéutico más sobresalientes.
34
Según Gadamer, no hay comprensión fuera de la tradición, pues quien comprende lo hace dentro de un marco que es
producto de la acumulación del anterior pensamiento e interpretación de lo real. El hombre pertenece a la historia,
lugar, oficio, “contexto” y está determinado por ella. El acervo cultural, aunado a las experiencias propias determinará
significativamente el sentido de todo acto de significado. Por ejemplo “un gesto” puede adquirir una gama de
significados de acuerdo al contexto y a experiencias y emociones de los observadores.
35
Sequeri, Ibíd., 1126.
36
Hay aquí una clara definición de la fusión de los horizontes, donde se da la interacción de círculo hermenéutico, típico
en Gadamer: el diálogo. Sequeri, Ibíd.
37
Gianni Vattimo, “Comprender el mundo-transformar el mundo” en El ser que puede ser comprendido es lenguaje.
Homenaje a Hans-Georg Gadamer (Madrid: Editorial Síntesis, 2003), 65.
38
Maldonado, Ibíd., 22.
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No se plantea la cuestión si Dios puede ser conocido o probado, sino que lo que
importa es comprender el discurso fáctico 41 sobre Dios; dar razón de lo que sin
razón es… la razón a puro hecho, el hecho sin razón e irrazonable, es donde la
razón llega a ser razonable (alcanzar su sentido para mí). Para él y al igual que
Dilthey, comprender suponía la reconstrucción del sentido original del texto.
Bultmann comprende el texto a partir de la propia posibilidad, situándonos ante
nuevas e insospechadas posibilidades de nuestra existencia. Realiza una
hermenéutica existencial. Basándose en la obra de Heidegger Sein und Zeit
desarrolla toda una hermenéutica existencial del Nuevo Testamento. Para él la
hermenéutica es un análisis del hombre. 42
39
R. Bultmann. Nace en Wiefelstede (Oldenburg). Estudió en diversas universidades alemanas, orientándose hacia la
exégesis. En 1912 fue nombrado profesor de la Universidad de Marburgo, a la que, después de una breve estancia en
otras universidades, regresó en 1921, para continuar, a partir de entonces, ejerciendo allí docencia hasta su jubilación.
Obras: Historia de la tradición sinóptica (1921), Jesús (1926), Nuevo testamento y mitología (1941), El evangelio de Juan
(1941), Teología del Nuevo Testamento (1951), La presencia de la eternidad: historia y escatología (1958), Jesucristo y
mitología (1957), entre otros artículos. Discípulo de Wilhelm Hermann y simpatizante, en un primer momento, con la
teología dialéctica, Bultmann se mueve en una nueva dirección muy distinta a la del teólogo suizo: a diferencia de Barth,
y contra él, Bultmann representa, en efecto, la continuación de la teología liberal, aunque en un nuevo contexto
histórico-cultural, el que deriva del pensamiento de Heidegger, con quien coincide durante varios años (1923–1928), en
el claustro de la Universidad de Marburgo. Illanes-Saranyana, Ibíd., 348-349.
40
Rudolf Bultmann, Teología del Nuevo Testamento (Salamanca: Editorial Sígueme, 4ª ed., 2001), 17-21
41
El empirismo inglés es desarticulado por esto, haciendo su máxima como crítica “la vivencia como vehículo del
pensamiento”. Leibniz como la falla del empirismo inglés, de que si la razón se convierte en puro hecho deja de ser
razón; mientras que lo racional es lo razonablemente. Manuel García Morente, Lecciones preliminares de Filosofía
(México: Editorial Porrúa, 13ª ed., 1992) 148-153.
42
Caballero, Ibíd., 23.
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Conclusión
Siendo así, nuestros maestros en el campo hermenéutico, precursores de una de
las bases del circulo de la teología), –la hermenéutica moderna filosófica–
(filosófica-moderna), Friedrich Daniel Ernst Schleiermacher, Wilhelm Dilthey,
Martín Heidegger, Hans Georg Gadamer y el –Bull Doog– de Rudolf Bultmann
¡grandes maestros del saber! Y adentrándonos un poco a la conclusión no quisiera
dejar de hacer algunas preguntas al respecto: ¿Qué provecho existe en tomar
principios del constructivismo, en cuanto a la descripción del acto del
43
Carolina Jiménez, Entre los umbrales de la realidad,
http://www.facso.uchile.cl/publicaciones/moebio/02/frprin02.htm. Consultado el 16 de febrero del 2013. Por el
contrario, la organización del conocimiento se dificulta cuando el lenguaje resulta novedoso, poco familiar, poco
organizado o carece de “puntos de enlace” en relación con la estructura cognoscitiva previa del lector.
44
Ibíd.
45
Ibíd. En el ámbito educativo, se reconoce al educador como mediador del conocimiento entre los objetos o realidades
y el alumno. El maestro no transmite el conocimiento, sino que lo facilita, creando o recreando las condiciones para la
adquisición del saber por medio de la experiencia. El maestro facilitador tiene por tarea conocer los aprendizajes y
estructuras previas del alumno y guiarlo hacia descubrimientos que sean válidos en su contexto (contextualización),
según las necesidades sociales y en un clima de participación. De esta visión del aprendizaje se desprende la necesidad
del respeto a la diversidad y al pluralismo ideológico.
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Guatemala
46
Anthony Thiselton, The two horizons (EE.UU: Editorial Paternoster, 1980), 257-260. En este espacio también cita varias
descripciones de Rudolf Bultmann, “Reply to John Macquarrie”, Philosophy and theology in Bultmann´s thougth, y “Reply
to Götz Harbsmeier”, The theology of Rudolf Bultmann and its relation to philosophy. Thiselton reconoce que las
conclusiones a las que Bultmann arriba a través de su método de estudio del Nuevo Testamento, acaso no sean muy
aceptadas por la mayoría de evangélicos, sin embargo, reconoce que su aporte a la hermenéutica siempre es de mayor
relevancia y valor que sus “desaciertos”.
47
Ibíd.
48
Alberto F. Roldán, ¿Para qué sirve la teología? (Grand Rapids: Libros Desafío 2ª ed., 2011), 62.