Spirituality">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Fundamentos Del Voluntariado Javeriano 2022

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 14

AMAR Y SERVIR EN EL

VOLUNTARIADO JAVERIANO
2022-2024

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA


CENTRO PASTORAL SAN FRANCISCO JAVIER
PROGRAMA VOLUNTARIADO JAVERIANO
MAYO DE 2022
INTRODUCCIÓN
El Voluntariado Javeriano reúne en su esencia el sentido de vida expresado en el servicio, y la
vocación de hombres y mujeres que creen en la transformación social y están dispuestos a entregar
su tiempo, talento y trabajo en beneficio de comunidades y grupos humanos, como parte de su
compromiso con la dignidad humana, la justicia y la paz; en el marco de una pastoral universitaria,
histórica, situada y abierta a comprender los signos de los tiempos.
En las siguientes líneas se encuentra la propuesta que el programa de Voluntariado Javeriano pone
a disposición de la Comunidad Educativa Javeriana, para los años comprendidos entre el 2022 y
el 2024, como parte del desarrollo de la planeación apostólica del Centro Pastoral San Francisco
Javier y en concordancia con los desafíos socioambientales de la ciudad de Bogotá y sus periferias.

OBJETIVO DEL PROGRAMA


Acompañar procesos formativos universitarios de acción solidaria que, inspirados en el Modo de
Proceder de la Compañía de Jesús y en el marco de la Ecología Integral y la Amistad Social,
contribuyan a la reconciliación y la construcción de paz.

FUNDAMENTOS DEL VOLUNTARIADO JAVERIANO


Para comprender la propuesta del Voluntariado Javeriano (VJ) como un programa perteneciente
al Centro Pastoral San Francisco Javier (CPSFJ), en la Vicerrectoría del Medio Universitario
(VMU) de la Pontificia Universidad Javeriana (PUJ), a continuación, presentamos sus cuatro
fundamentos: Experiencia Cristiana, Espiritualidad Ignaciana, Proyecto Educativo Javeriano y
Voluntariado. Cuatro fundamentos que son fuente de identidad, inspiración y acción; que son
presentados de manera particular para poder evidenciarlos y reconocerlos en la manera propia en
cómo se asientan en el programa, pero que, a su vez, son parte de un modo de proceder que los
integra y los materializa en cada uno de los componentes centrales de la propuesta.

Experiencia Cristiana
La experiencia cristiana dentro del voluntariado encuentra una sana tensión entre el servir y el orar,
entre el escuchar y el actuar, entre el cultivo de la vida interior y la construcción de relaciones
comunitarias. Esta tensión requiere mantener un equilibrio que le permita a el(la) voluntario(a)
Javeriano(a) prepararse para el desarrollo de la misión y a su vez, discernir en su interior los

1
movimientos y mociones que surgen a partir de la acción voluntaria. La persona de Jesús constituye
en este punto un modelo y un referente para seguir en lo concerniente al modo de armonizar el
encuentro con su Padre (la oración) y la atención a los empobrecidos de su tiempo (la misión).
Esta experiencia cristiana, que tiene en el centro el modo de proceder de Jesús, se manifiesta en
dos fuentes clave para el voluntariado: los Evangelios y la Doctrina Social de la Iglesia.

Los evangelios
Los evangelios relatan el modo de proceder de Jesús y es en ellos en donde se encuentran
respuestas, fortaleza y motivación para salir al encuentro de las comunidades y en ellas a los más
necesitados de hoy. Son numerosos los encuentros que Jesús mantiene con los descartados de su
tiempo, demostrando siempre la misericordia y el amor como dos rasgos característicos del Padre.
Su actitud de cercanía y apertura a todos constituyen un modelo y una inspiración para el(la)
voluntario(a) Javeriano(a); su modo de acoger a todos sin distinción alguna es un modelo que se
busca acoger y vivir en cada experiencia del Voluntariado Javeriano.
Jesús mantiene un estrecho balance entre la oración y su misión. Este equilibrio es el que le permite
llevar a cabo su obra: “llevar la buena noticia a los pobres; (…) anunciar libertad a los presos y dar
vista a los ciegos; poner en libertad a los oprimidos y anunciar el año favorable del Señor” (Lc
4,17-19). Al acercarnos a la persona de Jesús descubrimos que, como el buen samaritano, el(la)
voluntario(a) javeriano(a) es aquel(la) que, sin emitir juicios de raza, cultura o de otro tipo, es
capaz de acercarse a curar las heridas de quienes yacen a un lado del camino a causa de la pobreza,
la opresión, la falta de oportunidades, entre otras.
Sin embargo, ese obrar de Jesús en medio de la comunidad va precedido por un encuentro intimo
con su Padre y constituye un legado que entrega a sus discípulos (Lc 6, 12). La oración personal y
comunitaria, la reflexión consciente y el cultivo de la vida interior permiten que el(la) voluntario(a)
javeriano(a) tenga una mirada amplia e incluyente y que su actuar frente a los desafíos sociales sea
inspirado e impulsado por la presencia del espíritu que se compadece por el sufrimiento del
prójimo y siente un llamado a colaborar, desde su humanidad, en la obra creadora de Dios (Mc 12,
28-31).
Jesús envía a sus discípulos a realizar las obras que él realiza, a colaborar con él en su acción
salvadora y transformadora de la realidad, constituyéndolos apóstoles, al llamarlos a comunicar la
Buena Noticia del Reino de Dios, y su realización en el hoy de la existencia humana, traducida en
libertar, justicia, paz y alegría. Asimismo, el(la) voluntario(a) Javeriano(a), desde su deseo de
gratuidad, está llamado(a) a reconocer que su servicio como un apostolado, es movido por una
experiencia que lo(a) trasciende, y lo(la) llama a discernir la mejor manera de acompañar la vida
de hombres y mujeres y sus búsquedas personales y comunitarias.

2
La Doctrina Social de la Iglesia
La segunda fuente de la experiencia cristiana en el Voluntariado Javeriano corresponde a la
Doctrina Social de la Iglesia (DSI), especialmente a partir del compendio publicado por petición
del papa Juan Pablo II y los aportes que ha hecho Francisco a partir de su exhortación Evangelii
Gaudium, y sus encíclicas Laudato Si’ y Fratelli Tutti. Estos documentos pontificios constituyen,
en su conjunto, una hoja de ruta que orienta nuestro actuar frente al cuidado y el servicio de los
pobres, los enfermos, los ancianos, los descartados de la sociedad.
La DSI recoge las enseñanzas y principios morales que la Iglesia propone, por medio de la
reflexión y el análisis de la realidad social, para dar respuesta a las inquietudes de hombres y
mujeres en favor de la vida, la protección de los derechos humanos y de la paz. Su fundamento se
encuentra en la persona de Jesús y en todas sus enseñanzas expresadas en los evangelios. De allí
se desprenden valores y principios fundamentales para el desarrollo del Voluntariado Javeriano
como el respeto de la dignidad humana, el principio del bien común, de subsidiaridad y el valor de
la caridad, la defensa de la paz, entre otros.
A través de la lectura reflexiva y la apropiación de la visión cristiana del hombre y del mundo
manifestada en la DSI, orientamos nuestro compromiso voluntario con la sociedad mediante dos
categorías expresadas y definidas ampliamente por Francisco en sus dos encíclicas. Estas
categorías son: Ecología integral y Amistad social.

Ecología integral
La PUJ ha hecho expreso su compromiso con la sostenibilidad como uno de los elementos
centrales de la Misión, la Visión, las Megas y la Política Ecológica y Ambiental desde el marco
referencial de la Encíclica Laudato Si´ con un llamado al diálogo entre la profundidad interior de
los seres humanos y la realidad socioambiental, problematizando los modelos actuales de
desarrollo, producción y consumo en nuestra Casa Común (Pontificia Universidad Javeriana,
2021). Este aspecto es diferenciador y profundamente significativo para el Voluntariado
Javeriano, dado que asume las relaciones e interacciones de los sistemas naturales entre sí con los
sistemas sociales, “considerando que no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino
una sola y compleja crisis socioambiental, requiriéndose una aproximación integral para combatir
la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente cuidar la naturaleza”
[LS139].
En el Voluntariado Javeriano reconocemos y acogemos la apuesta por otro estilo de vida con una
“espiritualidad ecológica” [LS 216- 221], la cual asume, en forma responsable, el respeto a las
leyes de la naturaleza y los ecosistemas. Asumimos como un desafío constante el fortalecimiento
de las relaciones en todo aspecto como un proceso de identificación en la unidad de la familia
humana con la casa que habita, es decir con la casa común. Bajo este panorama queremos
contribuir al entendimiento sistémico de la realidad que nos rodea, nos cobija y nos motiva a vivir
en armonía bajo una visión amplia e incluyente.

3
Este proceso de largo aliento nace desde el interior para cambiar y tomar conciencia del desafío
ambiental que vivimos, sus raíces humanas y sus impactos sociales, y dar paso a la reconciliación
en cuatro vías: Intrasubjetivo; con Dios (fuente de vida, fuente de amor); con los demás (social,
comunitaria, sociopolítica) y con la Naturaleza.

Amistad social
En la carta Encíclica Fratelli Tutti, Francisco en un espíritu profético centra la atención sobre el
modelo neoliberal que a lo largo del tiempo ha utilizado como instrumento de dominación, y ha
desfigurado expresiones como democracia, libertad, justicia y unidad, desfavoreciendo la
fraternidad universal [FT. 14]. La parábola del Buen Samaritano como hilo conductor de la carta,
nos anima a hacernos prójimos de los demás, para construir una vida digna, con un proyecto común
para todos, con atención especial a los más débiles y frágiles de nuestra sociedad, a pesar de las
divisiones y polarizaciones en las que nos encontramos.
La amistad social es ante todo una atención privilegiada hacia los más pobres que expresa el deseo
de Jesús de constituir la comunidad como una fraternidad, como una comunidad de amigos (Jn
15,14), donde primen las relaciones de amor mutuo y de servicio (Mc 9,35). La comunidad que
Jesús propone está fundamentada en la primacía del amor y de la paz: Bienaventurados los pobres,
los misericordiosos, los que lloran, los que trabajan por la paz porque en ellos se expresa el Reino
de Dios (Mt 5,3-12).
En el Voluntariado Javeriano experimentamos la misión como una realización concreta de las
bienaventuranzas mediante la disposición de nuestros talentos al servicio de la comunidad, del
bien común. Esta vivencia es humanamente significativa: el servicio y la entrega llenan de sentido
la vida (Hch 20,35), porque fomentan la construcción de relaciones, generan una cultura del
encuentro capaz de escuchar con atención al otro, dinamizan el sentir del corazón, comprometen
la integralidad del ser en la búsqueda de la dignidad y la justicia y abren caminos hacia la
esperanza.

La Espiritualidad Ignaciana
En la universalidad de formas de vivir el cristianismo, la experiencia de San Ignacio de Loyola ha
sido revolucionaria en la historia de la Iglesia y la espiritualidad del ser humano. Lo novedoso de
dicha forma de comunicarse con Dios y con el mundo se deriva de una experiencia fundante que
son los Ejercicios Espirituales (EE.EE) creados en el siglo XVI. Fue tan única y distinta esta forma
de ser cristiano para la Iglesia Católica que, en sus orígenes, los EE.EE llegaron a ser perseguidos
y cuestionados por las autoridades de la Iglesia.
A pesar de estos señalamientos iniciales, San Ignacio buscaba promover una nueva forma de orar
que permitiera contemplar a Dios en todas las cosas, sobre todo en la acción. Su experiencia de

4
encuentro con Jesús mediante la introspección le había cambiado su vida y quería compartir con
otros lo que había acontecido en él. Es aquí donde se gesta la espiritualidad ignaciana, una forma
de ser en el mundo y de orar con Jesús, a la manera de Ignacio y sus primeros compañeros, un
modo de proceder que sigue revolucionando al mundo y a la Iglesia.
Para entender cómo la espiritualidad ignaciana nos inspira y nos orienta en el Voluntariado
Javeriano, es fundamental comprender cómo ha obrado el Espíritu en San Ignacio y la Compañía
de Jesús, una espiritualidad que se encarna y se puede comprender desde la dimensión personal,
socioambiental y comunitaria. Estas dimensiones las comprendemos de forma integrada -una se
completa con la otra - sin embargo, para entenderlas en el Voluntariado Javeriano es fundamental
distinguirlas y aproximarse de la siguiente forma:

Dimensión personal
La historia de vida de San Ignacio nos ha mostrado diferentes momentos personales determinantes
para su misión. Basta con recordar su momento de conversión desde la herida de Pamplona con su
tiempo de convalecencia, su forma de orar en la cueva de Manresa (donde originalmente desarrolla
su propuesta de Ejercicios Espirituales) o su forma de emprender camino a Tierra Santa desde un
peregrinaje solitario (Idígoras, 2002).
La espiritualidad ignaciana se caracteriza por abordar la voz del espíritu desde momentos de
encuentro con nosotros mismos y con Jesús en nuestro interior. En la dimensión personal, las
experiencias que se generan el Voluntariado Javeriano comienzan a gestar sentido para cada uno
de nosotros, pues el espíritu habla a través del silencio personal y la oración.
Es por esta razón que, dentro del Voluntariado, una apuesta fundamental es tener momentos para
hacernos conscientes de nuestra vida interior, autoconocernos, reconocer nuestra infinidad de
formas de ser y discernir los movimientos internos (búsquedas, temores, pasiones, sentimientos)
para finalmente comprender cuáles son los llamados que Dios nos hace. En el discernimiento
ignaciano entonces nos examinamos y permitimos que Dios se comunique con nosotros
directamente: “Dejar que el Creador se comunique inmediatamente con la criatura quitando las
reservas e impedimentos para abrirse a un Dios que lo es todo” (Rambla, 2011).
Esta forma de reconocernos desde la vida interior nos permitirá en el Voluntariado Javeriano
comprendernos en singular, no como individuos o islas alejadas de los otros, sino como se significa
un hilo en una hilandería: no único, pero si necesario para un tejido compuesto y completo creado
para la transformación.
La espiritualidad ignaciana desde la dimensión personal no llevará entonces a tener momentos de
retiro, oración y silencio para acallar los ruidos externos y comprender los sonidos internos, los
movimientos que se van generando en nosotros cuando servimos a los demás en el voluntariado.
Como dice Cabarrus (2000) “Es desde ese descubrimiento tan interno, tan hecho carne en sí

5
mismo(a), como de verdad, es posible abrirse la experiencia de Dios, que es vida para todo(as) y
vida en abundancia”.

Dimensión socioambiental
Vivir y sentir la espiritualidad ignaciana tiene un modo de proceder particular, un elemento
distintivo que opta siempre por los pobres y marginados de nuestras sociedades. San Ignacio de
Loyola después de tener sus experiencias de oración personal, comenzó a sentir llamados
profundos para construir Reino desde el amor, la fe y la justicia; la criatura reconociéndose parte
de la creación, enviado por su creador para colaborar con su obra. (Rambla, 2011)
La espiritualidad ignaciana es para el Voluntariado Javeriano, una espiritualidad que nos lleva a
contemplar detenidamente el contexto que nos rodea, reconocer los llamados que nos hace el
Espíritu y a su vez nos compromete con la transformación de los escenarios y territorios donde
habita la injusticia y el desamor.
La espiritualidad ignaciana es un medio entonces para comprender el camino por donde nos quiere
llevar Dios. Un camino que se construye con todos los elementos que nos encontramos en el
Voluntariado: culturales, políticos, sociales, ambientales, económicos, territoriales y comunitarios.
La Casa Común es el lugar en donde nuestra espiritualidad se hace carne y toma relevo el ‘Amar
y Servir’ elemento primordial del Voluntariado Javeriano. Sin estas búsquedas, nuestra
espiritualidad no tendría el apellido de ‘ignaciana’, solo se llamaría ‘espiritualidad’.
Ya que San Ignacio quería que el amor se expresará no solo en palabras sino en hechos, la
espiritualidad ignaciana nos invita a la promoción de la justicia como una respuesta concreta,
radical y adecuada a un mundo que sufre injustamente. Como Voluntariado Javeriano no podemos
satisfacernos con una sencilla intensión por la justicia. El Espíritu nos lleva a vivir una justicia
sustantiva para producir los “cambios estructurales de injusticias pecadoras y opresivas que son
un escándalo contra la humanidad y contra Dios” (Peter-Hans Kolvenbach, 2000). Esta clase de
justicia requiere un compromiso orientado a la acción en favor del marginado desde una valiente
opción institucional, personal y comunitaria.

Dimensión comunitaria
En el Voluntariado Javeriano nos encontramos. Tenemos distintas edades, procedencias, saberes
y experiencias espirituales. Sin embargo, nos une la experiencia de querer ser parte de la
transformación. Nuestras experiencias de vida nos han traído hasta este punto para vivir la
espiritualidad ignaciana desde la justicia y la reconciliación. Es en esta dimensión donde
comenzamos a pensarnos no como entes individuales, sino ya en un camino de búsqueda a andar
con otros que, como nosotros, le apuestan al amor y el servicio hacia los demás.
Para esta tercera dimensión, la experiencia de San Ignacio de Loyola nos habla nuevamente y nos
muestra cómo, a pesar de su experiencia personal profunda con Jesús, construyó su misión con
otros, nunca solo, incluso en sus momentos más dramáticos de enfermedad y convalecencia. “Es

6
un peregrino que nunca está solo. Un hombre que, en su incansable actividad, no deja de estar
sostenido por la presencia de un Dios que a través de otros llena su horizonte” (Rodríguez, 2006).
Este rasgo tan ignaciano nos lleva en el Voluntariado Javeriano a siempre construir con otros;
como voluntarios(as) Javerianos(as) no estaremos solos en la búsqueda de servir a los demás. Al
reconocer que estamos con otros, el Espíritu nos exhorta a acompañarnos en el camino, en donde
escuchar y ser escuchado hace parte de la misión. El acompañamiento ignaciano por tanto nos
direcciona a acompañarnos en el Voluntariado Javeriano, en donde mi compañero(a) es también
parte de mi misión como voluntario(a).
Nuestra inspiración ignaciana y nuestro contexto universitario javeriano, también nos debe llevar
a explorar las relaciones que entablaron Ignacio de Loyola y los primeros compañeros en la
Universidad de París. Comunitariamente los primeros compañeros compartieron la espiritualidad
ignaciana y le comenzaron a dar nuevos rasgos a la experiencia fundante de los EE.EE. Es en
comunidad que la espiritualidad ignaciana toma el nombre de Compañía de Jesús, un llamado
constante a ser compañeros y amigos en el señor.
Así como en París, el Voluntariado Javeriano suele congregar a jóvenes universitarios con
búsquedas y preguntas sobre ¿qué hacer con las injusticias de nuestro país? ¿Cómo ayudar a los
otros que han sido víctimas del desamor? O, llevan inquietudes de fe y espiritualidad. La
experiencia de Ignacio, Javier, Pedro Fabro y los demás compañeros, nos inspira para comprender
cómo en el Voluntariado la experiencia de amistad, mediada por una profunda vivencia espiritual,
hace que podamos hacer cosas profundas por la reconciliación, la fe, la justicia y la solidaridad.
En la comunidad del Voluntariado se construyen las búsquedas que han acontecido en nuestra vida
interior.

Proyecto Educativo Javeriano


Para comprende el carácter sustantivo Javeriano en la propuesta del Voluntariado, evidenciamos
algunos elementos fundantes, desde la perspectiva del Proyecto Educativo de la Pontificia
Universidad Javeriana, para el programa:

La Comunidad Educativa Javeriana


El Voluntariado Javeriano es un programa ubicado en la Vicerrectoría del Medio Universitario, al
interior del Centro Pastoral San Francisco Javier, en donde la Comunidad Educativa Javeriana, a
saber, estudiantes, docentes y administrativos, pueden vivir una experiencia de servicio, a partir
del cultivo de la vida interior y en permanente encuentro con el otro.
Este proceso vivencial de relacionamiento y de reconocimiento, se consolida en la participación
libre y autónoma de las personas que pertenecen a esta comunidad, en el marco del pluralismo
ideológico y el ecumenismo religioso, destacando que toda acción que se lleva a cabo desde la

7
PUJ, “Procura que todos participen pensando y actuando, no que todos piensen y actúen de la
misma manera. En este contexto de participación, el diálogo es práctica determinante de la cultura
organizacional de la Universidad Javeriana” (Proyecto Educativo Javeriano, 1995, 05). Las
personas de la CEJ que decidan participar del Voluntariado Javeriano son entonces, la fuerza del
proceder, del impacto y del funcionamiento del mismo.

La Formación Integral
El componente formativo en el Voluntariado Javeriano es un eje fundamental dentro de su
propuesta de funcionamiento. Significa la posibilidad de ser un escenario en donde los(las)
voluntarios(as) adquirirán saberes particulares para ponerlos en práctica dentro de una cultura del
encuentro, siempre enmarcados en una comprensión integral en el desarrollo armónico de todas
las dimensiones del individuo: “Esta favorece tanto el crecimiento hacia la autonomía del
individuo como su ubicación en la sociedad, para que pueda asumir la herencia de las generaciones
anteriores y para que sea capaz, ante los desafíos del futuro, de tomar decisiones responsables a
nivel personal, religioso, científico, cultural y político” (Proyecto Educativo Javeriano, 1995, 07).
Mediante esta apuesta de formación integral, se busca una competencia en el saber hacer de los
voluntarios(as) permeados por el Mag+s; una actitud critico compasiva de su realidad para
indagar, conocer y proponer; una actitud innovadora y creativa frente a la realidad socioambiental
que lo conmueve y lo desafía; y a una apertura frente al cultivo de su dimensión interior y la
maduración de su fe (Proyecto Educativo Javeriano, 1992).
Para promover la formación integral dentro del Voluntariado Javeriano, los valores del Evangelio
y las distintas mediaciones de las disciplinas que se enmarcan hacia el cuidado de la vida; serán
fuente de inspiración y horizonte de acción en nuestro modo de proceder.

La Interdisciplinariedad
El Voluntariado Javeriano es un lugar para el encuentro de las diversas disciplinas con las que se
cuenta en las 19 facultades de la universidad. Un encuentro que nutre las discusiones, las
reflexiones, las comprensiones y las proyecciones dentro del Programa, generando mecanismos
comunes hacia el bienestar colectivo de las comunidades con las que trabajamos.
La apuesta por la interdisciplinariedad es una respuesta a los desafíos socioambientales de los
contextos en donde estamos presentes, caracterizados por una complejidad de las realidades
cotidianas, cada vez más evidente. “Con esta interdisciplinariedad rigurosa, en vías de constitución
y de demostración, se relacionan diversas aproximaciones pluri-, trans-, y multidisciplinarias, las
cuales también forman parte de este contexto universitario” (Proyecto Educativo Javeriano,
1992.36); aproximaciones que, en todo caso, permiten que el Voluntariado Javeriano sea un
escenario profesionalizante, en donde se pueden poner en práctica los saberes que emergen en las
aulas, en diálogo con esas otras disciplinas que, en el encuentro, también nutrirán las trayectorias
académicas de los(as) voluntarios(as).

8
Las Funciones Sustantivas de la Institución
En el marco de lo establecido anteriormente, es en donde se reconocen las funciones sustantivas
de la Universidad Javeriana. La Docencia, la Investigación y la Extensión, se caracterizan por la
interdisciplinariedad y la comprensión integral del individuo.
La investigación y la docencia son servicio primordial que la Universidad Javeriana presta a la
sociedad colombiana. Así le señala metas ulteriores, enriquece su acervo cultural y científico, la
critica intelectualmente, le propone nuevos marcos axiológicos en la perspectiva de una cultura de
la paz y le entrega Javerianos que se distinguen por su saber, idoneidad, honradez y compromiso
efectivo con los marginados. El fin de la Universidad Javeriana es el ser humano y en él reconoce
el sentido y finalidad de la ciencia (Proyecto Educativo Javeriano, 1992.43).
Especialmente en materia de extensión, el Voluntariado Javeriano lo traduce al servicio que presta
a la sociedad, en el marco de procesos formativos integrales para la Comunidad Educativa
Javeriana, que van a materializarse en salida, hacia los contextos más próximos de los(as)
voluntarios(as).

Voluntariado
Dentro de los diferentes planteamientos y discusiones que se han dado históricamente alrededor
del voluntariado, compartimos con Soler (2007) la comprensión de este como:
Un conjunto de personas que ha adquirido una conciencia solidaria fundamentada en
una visión crítica de la realidad y en su derecho como ciudadano, desarrollando
actividades de forma altruista y solidaria, basadas en su libre decisión, en un
compromiso con el marco organizativo que le facilita un proceso formativo adecuado.
La finalidad última de su colaboración es la transformación de la realidad social,
con unos ideales que aspiran a crear un mundo más solidario, justo y pacífico (p. 25).
Así mismo acogemos la Ley 720 de 2001: “Normatividad del Voluntariado en Colombia”; y el
decreto 4290 de 2005, acatando el marco de referencia legal y normativo que se presentan hacia
las prácticas de esta índole. En ese sentido, se promueve y se reconoce a la acción voluntaria como
una expresión de la participación ciudadana, que se materializa en el ejercicio de la solidaridad en
el marco de una corresponsabilidad social, sin ánimo de lucro.
Esta expresión de solidaridad humana emerge del deseo libre de las personas, de forma individual
o colectiva, en organizaciones públicas o privadas, por poner al servicio de la sociedad su tiempo,
trabajo y su talento, en el marco de acciones de interés general, planificadas y organizadas que
se sostienen en el tiempo, con miras a la construcción del bien común:

9
A efectos de lo dispuesto en la Ley, se entiende por actividades de interés general las
asistenciales de servicios sociales, cívicas, de utilización del ocio y el tiempo libre,
sanitarias, religiosas, culturales, educativas, científicas, deportivas, de cooperación al
desarrollo, de defensa del medio ambiente, de defensa de la economía o de la
investigación y similares que correspondan a los fines de la acción voluntaria (Ley
720, 2001. Artículo 4).
En el Voluntariado Javeriano nutrimos esta propuesta con los fundamentos de la experiencia
cristiana, ignaciana y universitaria, expuestas anteriormente. Por lo tanto, El Voluntariado
Javeriano tiene un modo particular de ser y de proceder, en el cual, la conciencia solidaria se inspira
en el actuar de Jesús compasivo y solidario; la visión crítica de la realidad se contrasta con la
lectura de los signos de los tiempos y el discernimiento; la libre decisión se profundiza en la
conciencia de ser enviado; y la donación de tiempo, trabajo y talento encuentra su motivación en
el deseo de amar y servir.
Estos tres fundamentos sostienen y vivifican el accionar del programa, desde su propuesta
formativa hasta la planeación y ejecución de las acciones, reconociendo una mirada holística de lo
que se pone en juego dentro de un voluntariado universitario javeriano.
En este mismo sentido y dada la naturaleza del contexto institucional en el que nace y se hace el
voluntariado javeriano, el carácter universitario plantea algunos matices a saber; pues, no solo se
materializa en la participación de los distintos estamentos de la comunidad educativa javeriana,
sino en la articulación de la acción voluntaria con las funciones sustantivas de la institución:
docencia, investigación y extensión (Arias, 2013). De igual manera, el carácter universitario
comprende en este voluntariado, las temporalidades marcadas por los periodos académicos
definidos por la institución; y finalmente, por la convergencia de los saberes que reposan en las
humanidades que deciden ser parte del accionar solidario del mismo.

RASGOS DEL VOLUNTARIADO JAVERIANO


Una vez reconocidos los fundamentos del Voluntariado Javeriano, a continuación, presentamos
los rasgos que van a permear la propuesta del Programa. Rasgos que emergen de la comprensión
integrada de estos cuatro fundamentos, que se materializarán en los procesos formativos que viven
la comunidad educativa javeriana, los(as) voluntarios(as), y en las acciones comunitarias que se
desarrollan en las zonas con las que trabajamos:

Amar y servir
Nuestras búsquedas, intenciones y operaciones en el voluntariado tienen un origen y un fin. En el
Voluntariado Javeriano, el origen y fin es el “Amar y Servir” pues es nuestra más profunda

10
inspiración ignaciana: El amor hacia Dios y hacia el prójimo se manifiesta en el servicio; “El amor
ha de ponerse más en las obras que en las palabras”. Esta intención constante por amar y servir
nos lleva al Mag+s, entendido como el crecimiento constante que nos desafía y nos brinda la
novedad de servir “más” al otro y a ser “más” amigos(as) de Jesús.

Vida interior
Nuestra vida está compuesta por varias dimensiones: la física, la relacional, la psicológica o la
espiritual. En todas estas dimensiones la vida implica movimiento y es por esta razón que la vida
interior es una dimensión que habita dentro de nosotros, pues allí hay movimiento. Como
voluntarios(as) estamos invitados a reconocer, cuidar y cultivar nuestra vida interior mediante la
oración, la meditación y el silencio. En esta dimensión es donde se gestan y acontecen nuestras
más profundas búsquedas, anhelos y llamados que nos permite trascender de la vida cotidiana para
dar más sentido a nuestras acciones de vida. En la vida interior es donde tenemos una
comunicación directa con el Espíritu.

Vida comunitaria
En el Voluntariado Javeriano el llamado a la acción voluntaria siempre será una acción de servicio
con otros. Como voluntarios(as) no estamos solos en la búsqueda por la transformación pues
reconocemos, con humildad y franqueza, que en nuestra humanidad e individualidad somos
limitados y frágiles. Es por lo anterior que en comunidad nos acompañamos, cuidamos,
reconocemos y aprendemos del otro, acogiendo la diferencia y la diversidad, como maneras
privilegiadas de cuidar la vida de una forma integral (“cura personalis”); Esto implica
necesariamente tomarse el tiempo para escuchar y compartir con los demás los movimientos
internos, a partir de la experiencia comunitaria del servicio y la misión que compartimos como
voluntarios(as) javerianos(as).

Discernimiento Comunitario
Se discierne cuando se distinguen todos los movimientos que nos ocurren en nuestra vida interior
de cara a la experiencia comunitaria, y se comprenden los llamados, provenientes del Espíritu, que
tenemos como voluntarios(as). Desde los orígenes mismos de la vocación de Ignacio de Loyola,
la mediación del otro, en la búsqueda de la voluntad de Dios, ha sido una constante irremplazable.
En el trabajo voluntario, el grupo se convierte en el sujeto mismo de discernir. El discernimiento
en común nos ubica y prepara de cara a las decisiones y nos ayuda a optar por la más conveniente,
la que representará un bien más universal, aquella que identificamos más cercana a la voluntad de
Dios. Al discernimiento comunitario llegamos por consensos y no por decisión de la mayoría.
11
Opción por la paz, la dignidad y la justicia
En el Voluntariado Javeriano favorecemos escenarios de encuentro con grupos humanos y con
comunidades vulneradas, con el propósito de acoger y transformar sus desafíos en oportunidades
que den paso a la vida, la reconciliación y la paz. Esta respuesta nace de un deseo de responder el
llamado que Dios nos hace a todos a construir su Reino a través de la compasión, la promoción de
la justicia y el cuidado de la dignidad humana.

Diálogo de saberes
El Voluntariado Javeriano es un espacio para la interdisciplinariedad dentro de un contexto
educativo javeriano. Los(as) estudiantes, docentes y administrativos de todas las facultades y
estamentos de la universidad, podrán poner en marcha dentro de las reflexiones, comprensiones,
acciones y proyecciones del programa, los saberes propios de sus trayectorias personales y
académicas.
Estos elementos guardarán una ética del encuentro, que se traduce en el diálogo de saberes, y de
culturas dentro de los contextos de trabajo comunitario pues reconocemos que en los territorios en
donde se lleva a cabo la acción voluntaria, reposan saberes de diversa índole y que todo aquel que
siente un llamado al servicio y a la entrega solidaria, constituye un recurso valioso para la
construcción del programa y un aporte que le da vida a nuestra misión.

Incidencia contextualizada
El modo de proceder del Voluntariado Javeriano en su accionar comunitario, que involucra a La
Comunidad Educativa Javeriana y a las zonas en donde estamos presentes, está caracterizado por
una lectura crítica y reflexiva, constante, histórica y situada de las dinámicas propias de cada
territorio: sociales, espirituales, económicas, ambientales, educativas, etc. Un proceder que busca
incidir dentro de los contextos de manera responsable y pertinente, buscando que aquellos procesos
que se gesten en el marco de la corresponsabilidad y la participación activa, generen capacidades
instaladas y soberanías personales y colectivas.

Sentido institucional
Al reconocernos como un Voluntariado de carácter universitario, acogemos y nos identificamos
con unos valores y un modo de proceder particulares de la Pontificia Universidad Javeriana, estos
expresados en su misión y visión, sus megas y su proyecto educativo.

12
A su vez, el proceso de formación de los(as) voluntarios(as), se encuentra en este mismo marco
institucional por la comprensión integral de todas las dimensiones que conforman a los individuos.
Por lo tanto, se trata de una mirada holística que busca el desarrollo armónico de estas dimensiones,
traducidas en capacidades y modos de proceder, en la búsqueda de personas competentes,
conscientes, compasivas y comprometidas.
Además, nos reconocemos como parte de un cuerpo que funciona en permanente relacionamiento.
De esta forma el Voluntariado Javeriano está llamado a la articulación constante con facultades,
grupos estudiantiles y otras oficinas de la Universidad Javeriana, que conjuntamente pueden hacer
crecer la incidencia social y la formación integral de nuestra comunidad.

Sentido de Red
Al ser el Voluntariado Javeriano un programa inserto en el corazón de una universidad ignaciana
se siente llamado a estar en permanente relacionamiento y articulación con las obras hermanas de
la Compañía de Jesús. Un llamado que significa la posibilidad de aunar esfuerzos en proyectos
compartidos, sumando desde su naturaleza, su identidad y su fin, y a la vez, aprendiendo y
comprendiendo modos de proceder esencialmente cercanos y a la vez particulares.

13

También podría gustarte