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El Trabajo y La Doctrina Social de La Iglesia

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EL TRABAJO HUMANO Y LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

“La Iglesia no pretende ofrecer soluciones científicas a los problemas económicos y sociales en
forma de recetas políticas o prescripciones legales detalladas. Lo que ofrece es mucho más
importante: un conjunto de ideales y valores morales que destacan y afirman la dignidad del
hombre. La aplicación de tales principios a las diferentes realidades económicas, políticas y
sociales puede aportar mayor justicia y paz para todo el mundo, auténtico desarrollo humano
y liberación de la opresión, la pobreza y la obediencia para los pueblos”” (François-Xavier
Nguyên Cardenal Van Thuân, Presidente del Pontificio Consejo "Justicia y Paz. 1 de mayo del
2000).

«En la doctrina social de la Iglesia ocupa un lugar importante el derecho a un trabajo digno.
Por esto, ante las altas tasas de desempleo que afectan a muchos países americanos y ante las
duras condiciones en que se encuentran no pocos trabajadores en la industria y en el campo,
‘ es necesario valorar el trabajo como dimensión de realización y de dignidad de la persona
humana. Es una responsabilidad ética de una sociedad organizada promover y apoyar una
cultura del trabajo’ »(Ecclesia in América 54).

«En el contexto del Tercer Mundo conservan toda su validez —y en ciertos casos son todavía
una meta por alcanzar los objetivos indicados por la Rerum Novarum, para evitar que el
trabajo del hombre y el hombre mismo se reduzcan al nivel de simple mercancía: el salario
suficiente para la vida de familia, los seguros sociales para la vejez y el desempleo, la adecuada
tutela de las condiciones de trabajo» (Centesimus Annus 34).

«Los "pobres" se encuentran bajo diversas formas; aparecen en diversos lugares y en diversos
momentos; aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del
trabajo humano: bien sea porque se limitan las posibilidades del trabajo es decir por la plaga
del desempleo—, bien porque se deprecian el trabajo y los derechos que fluyen del mismo,
especialmente el derecho al justo salario, a la seguridad de la persona del trabajador y de su
familia» (Laborem Exercens 8).

Finalmente, debemos señalar que la Iglesia en su Encíclica del Papa Juan Pablo II “Laborem
Exercens” promulgada el 14 de Septiembre de 1981 con motivo del aniversario de la Rerum
novarum (1891), se refiere expresamente al tema del trabajo humano.

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia en el Capítulo IV El Derecho al Trabajo nos


dice lo siguiente:

El trabajo es necesario

No. 287 El trabajo es un derecho fundamental y un bien para el hombre: un bien útil, digno de
él, porque es idóneo para expresar y acrecentar la dignidad humana. La Iglesia enseña el valor
del trabajo no sólo porque es siempre personal, sino también por el carácter de necesidad. El
trabajo es necesario para formar y mantener una familia, adquirir el derecho a la propiedad y
contribuir al bien común de la familia humana. La consideración de las implicaciones morales
que la cuestión del trabajo comporta en la vida social, lleva a la Iglesia a indicar la
desocupación como una « verdadera calamidad social », sobre todo en relación con las jóvenes
generaciones.
No. 288 El trabajo es un bien de todos, que debe estar disponible para todos aquellos capaces
de él. La « plena ocupación » es, por tanto, un objetivo obligado para todo ordenamiento
económico orientado a la justicia y al bien común. Una sociedad donde el derecho al trabajo
sea anulado o sistemáticamente negado y donde las medidas de política económica no
permitan a los trabajadores alcanzar niveles satisfactorios de ocupación, « no puede conseguir
su legitimación ética ni la justa paz social ». Una función importante y, por ello, una
responsabilidad específica y grave, tienen en este ámbito los « empresarios indirectos », es
decir aquellos sujetos —personas o instituciones de diverso tipo— que son capaces de
orientar, a nivel nacional o internacional, la política del trabajo y de la economía.

No. 289 La capacidad propulsora de una sociedad orientada hacia el bien común y proyectada
hacia el futuro se mide también, y sobre todo, a partir de las perspectivas de trabajo que
puede ofrecer. El alto índice de desempleo, la presencia de sistemas de instrucción obsoletos y
la persistencia de dificultades para acceder a la formación y al mercado de trabajo constituyen
para muchos, sobre todo jóvenes, un grave obstáculo en el camino de la realización humana y
profesional. Quien está desempleado o subempleado padece, en efecto, las consecuencias
profundamente negativas que esta condición produce en la personalidad y corre el riesgo de
quedar al margen de la sociedad y de convertirse en víctima de la exclusión social. Además de
a los jóvenes, este drama afecta, por lo general, a las mujeres, a los trabajadores menos
especializados, a los minusválidos, a los inmigrantes, a los ex-reclusos, a los analfabetos,
personas todas que encuentran mayores dificultades en la búsqueda de una colocación en el
mundo del trabajo.

No.290 La conservación del empleo depende cada vez más de las capacidades profesionales. El
sistema de instrucción y de educación no debe descuidar la formación humana y técnica,
necesaria para desarrollar con provecho las tareas requeridas. La necesidad cada vez más
difundida de cambiar varias veces de empleo a lo largo de la vida, impone al sistema educativo
favorecer la disponibilidad de las personas a una actualización permanente y una reiterada
cualifica. Los jóvenes deben aprender a actuar autónomamente, a hacerse capaces de asumir
responsablemente la tarea de afrontar con la competencia adecuada los riesgos vinculados a
un contexto económico cambiante y frecuentemente imprevisible en sus escenarios de
evolución. Es igualmente indispensable ofrecer ocasiones formativas oportunas a los adultos
que buscan una nueva cualificación, así como a los desempleados. En general, la vida laboral
de las personas debe encontrar nuevas y concretas formas de apoyo, comenzando
precisamente por el sistema formativo, de manera que sea menos difícil atravesar etapas de
cambio, de incertidumbre y de precariedad.

PREGUNTAS:

1. En cuanto al trabajo humano que ofrece la Iglesia, según el Cardenal Van Thuan.
2.¿ Porque es una Responsabilidad Ética promover y apoyar la “cultura del trabajo”?
3. Los “pobres” aparecen como resultado de que situaciones.
4. Porque la DSI considera al trabajo un derecho y un bien.
5. En el mundo actual cual es un obstáculo grave para la realización humana y profesional,
explique.
6. ¿Porque el sistema de educación en los profesionales debe ser permanente?

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