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Tema 1
Tema 1
Tema 1
Tema 1
EL CAMPO ELECTROMAGNÉTICO
EN EL VACIO
1. Definiciones
Para explicar los fenómenos electromagnéticos (acciones entre cuerpos “cargados”
eléctricamente que pueden estar o no en movimiento) utilizaremos un modelo de cam-
pos, como ya se ha venido haciendo en cursos anteriores, estableciendo para mayor fa-
cilidad de comprensión, aunque ello no sea imprescindible, una relación de causalidad
entre la magnitud , característica del estado de electrización del cuerpo que denom-
inaremos carga eléctrica y los campos eléctrico y magnético (si está en movimiento)
que crea a su alrededor.
Dado un sistema constituido por un conjunto de cargas (generalmente distribuidas
sobre cuerpos), cada una de las cuales puede o no estar en movimiento, los campos
eléctrico y magnético existentes en un punto P, determinado por el vector de posición
r, pueden ponerse en evidencia por la fuerza que actúa sobre una carga de prueba
, suficientemente pequeña para que sea despreciable la perturbación que la misma
pudiera producir en el sistema, que se mueve con velocidad ; fuerza que viene dada
por la expresión de Lorentz:
1
Aunque parece lógico que la magnitud B recibiera el nombre de intensidad de campo magnético
por ser la productora de fuerzas sobre ; por razones históricas se utilizan indistintamente las
dos denominaciones indicadas reservándose la de intensidad de campo para el vector H, que
introduciremos más adelante y que sólo en el vacío puede identificarse con B.
2
A lo largo del curso utilizaremos exclusivamente el Sistema Internacional (SI) de unidades, ya
conocido de otros cursos, por lo que, en general, no definiremos nuevamente las unidades de las
diferentes magnitudes en lo sucesivo.
1
Electromagnetimso
X
J(r) = (r) v (r) (1.3)
2
Electromagnetimso
y si dicha carga se mueve con velocidad v(r0 ), una densidad de corriente, dada por
en efecto, por las propiedades de la función , se observa que las expresiones anteriores
se anulan para r 6= r0 , mientras que las integrales, extendidas a todo el espacio, son
finitas e iguales respectivamente a y v. Esta representación nos conduciría, por
ejemplo, a una densidad de fuerza de Lorentz
que es nula en todos los puntos excepto el r0 , y que nos conduce a la misma fuerza
total, dada por [1.1] cuando se integra a todo el volumen.
Con esta notación, las expresiones [1.2] y [1.3] para las densidades de carga y corriente,
toman la forma:
X X
(r) = (r − r0 ) J(r) = v (r0 )(r − r0 ) (1.6)
en donde la suma ahora ha de extenderse a todas las cargas del sistema, cualquiera
que sea su localización r0
3
Electromagnetimso
∇·J=− (1.9)
que constituye la expresión diferencial del principio de conservación de la carga o
ecuación de continuidad.
4
Electromagnetimso
5
Electromagnetimso
6
Electromagnetimso
0 v × (r − r0 )
B(r) = (1.11)
4 |r − r0 |3
y para la fuerza que un campo magnético ejerce sobre una carga en movimiento la
expresión
F = (v × B)
que ya nosotros habíamos utilizado para la definición de B en [1.1], y que aquí en-
cuentra una justificación experimental.
Para el caso de una distribución continua de corrientes y toda vez que en magne-
tostática se verifica que ∇ · J = 0 y que, por tanto, las líneas de corriente se cierran
sobre sí mismas, podemos dividir el espacio de integración de [1.9] en una distribución
continua de tubos de corrientes de sección muy pequeña, que se pueden tomar como
circuitos recorridos por una corriente constante, lo que nos conducirá a
Z
J(r0 ) × (r − r0 ) 0
B(r) = 0 (1.12)
4 |r − r0 |3
Por derivación directa de esta expresión general del campo B creado en r por una
distribución de densidades de corriente J = J(r0 ), se obtienen las dos siguientes
propiedades para el campo magnetostático:
∇·B=0 (1.13)
∇ × B = 0 J (1.14)
7
Electromagnetimso
Veamos esto con más detalle. Si consideramos el circuito C de la figura 1.1. en que
el elemento genérico l = r se mueve en el seno de un campo magnético B = B(r)
con velocidad v = r que puede ser, en general, distinta para cada elemento
produciendo o no una deformación del circuito al desplazarse. Sobre cada una de las
8
Electromagnetimso
cargas libres del conductor (electrón, por ejemplo) se ejerce una fuerza dada por
F = (v × B)
y para la f.e.m. inducida, como trabajo por unidad de carga al hacer circular a ésta
a lo largo del circuito
I I I I
F s
E =+ · l = + (v × B) · l = − (v × l) · B = − B· (1.15)
de forma que v, l y s forman un tiedro positivo, pero (v × l) es el área barrida por
el elemento l por unidad de tiempo al moverse con velocidad v, dirección la de avance
de un sacacorchos que gire a lo largo de C en el sentido de la circulación. El integrando
de [1.15] representa el número de líneas de B cortadas por unidad de tiempo, por dicho
elemento de circuito o, lo que es lo mismo, el incremento experimentado, por unidad
de tiempo, del flujo de B a través de una superficie S cualquiera que esté limitada
por C:
Φ
E =− (1.16)
en donde el valor positivo de E , corresponderá al sentido de circulación que hemos
tomado para C y el negativo al inverso. Como se ve esta f.e.m. ha sido generada por
las fuerzas magnéticas sobre las cargas y no implica conceptualmente nada nuevo.
Sin embargo, cuando la variación de flujo enlazado por C está provocada por la
variación del campo B con el tiempo, la expresión de la f.e.m. vendrá dada por
I I
B
E =− B · s = − · s (1.17)
y por otra parte
Z Z
0
¡ ¢
E= E · l = ∇ × E0 · s (1.18)
B
∇ × E0 = − (1.19)
es decir, que la variación del campo magnético con el tiempo da lugar a un campo
eléctrico E0 , no conservativo, cuya circulación a lo largo de una línea cerrada nos dará
la f.e.m. que el mismo origina en un hilo conductor que coincida con dicha línea.
9
Electromagnetimso
Superpuesto al campo E0 , existirá el creado por las cargas del sistema; pero, dado su
carácter irrotacional, la ecuación [1.19] se verifica también para el campo total E:
B
∇×E=− (1.20)
Relación entre los campos E y B, que es válida para cualquier sistema y que constituye
una de las ecuaciones fundamentales del electromagnetismo.
De la [1.20], tomando divergencias en ambos miembros y teniendo en cuenta que
∇ · (∇ × E) = 0, se obtiene (∇ · B) = 0; o sea, ∇ · B = y como en un
tiempo anterior, suficientemente remoto esta constante es cero, por serlo B en todos
los puntos resulta
∇·B=0 (1.21)
que había sido obtenida [1.13] para la magnetostática y que seguirá siendo válida para
campos variables con el tiempo.
Las dos causas originarias de f.e.m. inducidas, variación temporal de campo magnético
y movimiento del circuito, pueden coexistir, que cuyo caso la f.e.m. total vendría
dada por la superposición de [1.16] y [1.17] y, por tanto, por la variación temporal
total del flujo inducción magnética enlazado por el circuito. Por otra parte, ambas
causas pueden identificarse ya que la f.e.m. inducida [1.16] que se genera en un
circuito que se mueve en el seno de un campo magnético, para un observador que se
mueve con el circuito (dicha f.e.m. sería la misma, si no se tiene en cuenta posibles
correcciones relativistas) estará provocada por la variación de campo magnético por
desplazamiento de sus fuentes. Volvemos a insistir, sin embargo, que no es suficiente
que exista variación de flujo de inducción magnética para que se induzca en el circuito
una f.e.m.; dicha variación habría de ser producida por las causas antes apuntadas.
Imaginemos, por ejemplo, el circuito de la figura 1.2, constituido por tres bobinas
L1 , L2 , L3 conectadas en serie que tiene intercalado un galvanómetro G, detector del
paso de posibles corrientes inducidas; las bobinas están interconectadas de forma que
por un simple deslizamiento horizontal del doble contacto K, se invierte el sentido de
10
Electromagnetimso
Φ = Φ1 + Φ2 + Φ3 o Φ0 = Φ1 − Φ2 + Φ3
6. Ecuaciones de Maxwell
Ya en el párrafo anterior hemos anticipado que el teorema de Ampère [1.14] no es
aplicable a campos variables con el tiempo, por lo que parace aconsejable completar el
segundo miembro de forma que se haga compatible con el principio de conservación de
la carga. Maxwell introduce con este fin una densidad de corriente que denomina
de desplazamiento, que ha de sumarse a la de conducción J, y que para el vacío
está dada por
E
J = 0
con lo que el teorema de Ampère modificado queda de la forma:
E
∇ × B = 0 J+0 0 (1.22)
calculando la divergencia de ambos miembros, y teniendo en cuenta [1.8], nos queda
[∇ · (0 E) − ] = 0
que nos conduce a
∇ · (0 E) − =
y, puesto que sabemos que no puede existir campo eléctrico si no existen cargas que
lo generen, esta constante es cero, por lo que finalmente resulta
∇ · (0 E) = (1.23)
11
Electromagnetimso
E
∇ × B = 0 J+0 0 (I)
B
∇×E=− (II) (1.25)
∇ · (0 E) = (III)
∇·B=0 (IV)
D
∇ × H = J+ (I)
12
Electromagnetimso
B
∇×E=− (II) (1.26)
∇·D= (III)
∇·B=0 (IV)
El paso de las ecuaciones [1.25] a las [1.26] para el caso que estamos tratando − campo
electromagnético en el vacío − parece sólamente una cuestión de forma. Sin embargo
las cosas cambian (como veremos en el siguiente tema) cuando se trata de formular
estas ecuaciones básicas del electromagnetismo macroscópico en medios materiales.
Entonces las [1.25] ya no son correctas y se hace necesario utilizarlas en la forma
[1.26], y los campos D y H dejan de ser meras representaciones de los campos E y
B, respectivamente.
El mayor éxito de la teoría del campo electromagnético de Maxwell fue, sin duda, la
predicción de la existencia de ondas electromagnéticas cuya velocidad de propagación
está fijada por las características eléctricas y magnéticas del medio; velocidad que,
para el vacío (y prácticamente para el aire), coincidía, dentro de los errores exper-
imentales, con los valores obtenidos para la propagación de las ondas luminosas, lo
que hizo suponer la identidad de ambos tipos de ondas, incluso mucho antes de que
H. R. Hertz en 1887, y ya después del fallecimiento de Maxwell, pusiera en evidencia
experimentalmente la existencia de dichas ondas electromagnéticas.
Que las perturbaciones electromagnéticas se propagan por ondas es una consecuen-
cia inmediata de las ecuaciones básicas de Maxwell. Tomémoslas en la forma que
aparecen en las [1.25] para el vacío; en las (I) y (II) se pone de manifiesto la interde-
pendencia entre los campos E y B, siendo las variaciones temporales de uno de ellos
fuentes del otro, interdependencia que es la causa de la propagación ondulatoria. Las
ecuaciones que resultan para E y B al separar ambos campos son del tipo hiperbólico
de D’Alambert, características de los fenómenos ondulatorios. En efecto, tomando
rotacionales en ambos miembros de la (I) y teniendo en cuenta la (II) y (IV), así
como la identidad vectorial ∇ × ∇ × A = ∇ (∇ · A) − ∇2 A, nos queda como ecuación
para el campo B de inducción magnética:
2B
∇2 B − 0 0 = −0 (∇ × J) (1.27a)
2
y, análogamente, tomando rotacionales en la ecuación (II) y teniendo en cuenta la (I)
y (III) se obtiene para el campo E la ecuación
2E J ∇
∇2 E − 0 0 2
= 0 + (1.27b)
0
13
Electromagnetimso
1
= √
0 0
¤B = 0
¤E = 0
1 2
¤ = ∇2 −
2 2
para su representación.
Es de advertir que, si bien las ecuaciones [1.25] implican las [1.27], no sucede lo mismo
al revés, ya que en la derivación para obtener las [1.27] hemos perdido información
contenida en las [1.25].
D
∇ × H = J+ (I)
B
∇×E=− (II) (1.29)
∇·D= (III)
∇·B=0 (IV)
14
Electromagnetimso
Resulta a veces muy conveniente utilizar, en lugar de los campos directamente, ciertas
funciones auxiliares, que denominamos potenciales de los que, por derivación directa,
se pueden deducir aquellos fácilmente. Así, de la ecuación (IV) anterior se desprende
inmediatamente que el vector inducción magnética B, al ser solenoidal, puede consid-
erarse derivado de un potencial vector, A(r ) (que en general será función de las
coordenadas del punto r y del instante t) mediante
B=∇×A (1.30)
Si llevamos esta expresión a la (II) y teniendo en cuenta que las derivaciones respecto
de las coordenadas espaciales y respecto del tiempo son permutables por ser variables
independientes, nos queda µ ¶
A
∇× E+ =0 (1.31)
es decir, que el campo vectorial E + A es irrotacional y, como tal, se puede expre-
sar como gradiente de una función escalar (r ) a la que denominamos potencial
escalar. O sea, que para el campo eléctrico nos queda
A
E = −∇ − (1.32)
en donde el signo negativo del gradiente indica que se toma como sentido para E el de
los potenciales decrecientes, como es costumbre. Es evidente que a través de [1.30]
y [1.32] se obtienen fácilmente los campos electromagnéticos una vez determinados
los potenciales y A, aunque éstos sean meras funciones matemáticas sin entidad
física alguna.
Las expresiones [1.30] y [1.32] satisfacien idénticamente las ecuaciones (II) y (IV), y
llevadas a las (I) y (III) nos dan las ecuaciones que han de cumplir los potenciales,
que son
µ ¶
2 2A
∇ A − 2 − ∇ ∇ · A + = − J
∇2 + (∇ · A) = − (1.33)
en donde J y (y por tanto A y ) son, en general, funciones de la posición y del
tiempo.
Los potenciales A y son magnitudes auxiliares que carecen de un sentido físico
directo. Sólo las intensidades de campo E y B en cada punto y en cada instante
tienen un setido real. Estas magnitudes pueden determinarse mediante las propias
15
Electromagnetimso
fuerzas que actúan sobre una carga de prueba que se mueve en el campo.
No cabe medir los valores de A y y, por ello, los potenciales por sí mismos no deben
aparecer en ninguna expresión final de la teoría de campos. Además, la definición
de los potenciales A y según [1.30] y [1.32] no es unívoca y admite una cierta
arbitrariedad. Puesto que B = ∇ × A la transformación
A0 = A − ∇(r ) (1.34)
deja invariante el campo magnético B, siendo (r ) una función arbitraria de las
coordenadas y del tiempo.
De acuerdo con [1.32] y [1.34], el campo eléctrico se puede expresar como
µ ¶
A0
E = −∇ + −
de este modo, la transformación
0 = + (1.35)
deja invariante al campo eléctrico E. Por tanto, la transformación conjunto [1.34]
y [1.35] deja invariantes las ecuaciones del campo electromagnético. Las diferentes
maneras de elegir los potenciales A y dejando invariantes los campos reciben el
nombre de transformaciones de contraste de los potenciales. Mediante este
tipo de transformaciones se pueden elegir los potenciales de forma que las ecuaciones
de la teoría de campos adquieran la forma más simple posible.
16
Electromagnetimso
E ³ ´2
∇ × B = 0 J+0 0 − A (I)
~
³ ´2
∇·E= − (III)
0 ~
en donde, es la masa del fotón en reposo, ~ = 2 y A y son los potenciales
electromagnéticos (vector y escalar, respectivamente), de Lorentz ya conocidos.
Son de advertir las siguientes diferencias que este par de ecuaciones implican, respecto
de las correspondientes de Maxwell:
1. Los potenciales y A dejan de ser unas expresiones matemáticas para darles un
significado físico observable.
2. Como ya dijimos anteriormente la velocidad de propagación de las ondas electro-
magnéticas (velocidad de los fotones), depende de la frecuencia, ya que por un lado
la energía del fotón es = (hipótesis cuántica) y, por otra, la energía de una
“partícula” que se mueve con velocidad v es
2
= p (teoria relativista)
1 − v2 2
que nos dan la relación
2
= p
1 − v2 2
que para 0 nos da una velocidad v para todo valor finito de , aproximán-
dose a , como límite, cuando tiende a infinito. Por otra parte, para la frecuencia
= 2 la velocidad de propagación se hace cero y la onda electromagnética
estática.
3. Dejan de verificarse la ley circuital de Ampère en magnetostática y el teorema de
Gauss en electrostática y, por tanto, la ley de Coulomb o ley de acción entre cargas
proporcional a la inversa del cuadrado de la distancia.
4. El decrecimiento de los campos electrostático y magnetostático al alejarse de sus
fuentes es de tipo exponencial.
17
Electromagnetimso
6
Tres investigadores, por lo menos, descubrieron la ley de acción inversa al cuadrado de la distancia
antes que Coulomb, el primero de los cuales fue B. Franklin (1755) que la sugiere como explicación
del hecho experimental de que un pendulito eléctrico colocado en el interior de un recinto metálico
cargado no experimente atracción hacia las paredes interiores. J. Robinson, en 1769, comprueba,
mediante un ingenioso dispositivo mecánico, la exactitud del exponente (−2) con un error del orden
del 3 por 100, inferior al obtenido por Coulomb años más tarde, mediante el uso de una balanza de
torsión. Pero los trabajos de Robinson no fueron publicados hasta 1801 y los de Cavendish arriba
citados, no fueron conocidos públicamente hasta que, un siglo más tarde, los menciona Maxwell en
su “Tratado de Electricidad y Magnetismo”.
7
E. R. Williams: J. E. Faller y M. A. Hili: Phys. Rev. Letters, 26, 721 (1971).
18
Electromagnetimso
Es evidente que las magnitudes de este tipo no son representables por funciones
matemáticas ordinarias, ya que adolecen de la primera cualidad: la de estar definidas
en todo el dominio de existencia. P. A. M. Dirac introduce, y utiliza extensivamente,
la función “impropia” = (), que por esta razón se denomina “delta de Dirac”.
Para representar esta clase de funciones. Se define la deslta de Dirac como la función
impropia que verifica:
19
Electromagnetimso
⎧
⎨ 0 para todo 6= 0
() = (A.1a)
⎩
∞ para todo = 0
y
Z ∞
() = 1 (A.1b)
−∞
con la propiedad característica de que para toda función f(x), diferenciable infinitas
veces y con comportamiento regular en el infinito, se verifica que
Z ∞
() () = (0) (A.2)
−∞
la condición de que () sea diferenciable infinitas veces, es para que, como veremos
en seguida, tenga sentido las derivadas sucesivas de ().
La función () es un caso particular de funciones “impropias” o “generalidades” de
la teoría de distribuciones de Swchartz, como tal podemos introducir su concepto a
través de “sucesiones delta” (), tales que
Z ∞
lim () () = (0) (A.3)
→ −∞
Las funciones () verifican que lim→∞ () = 0 para todo 6= 0 y también qu
lim→∞ (0) = ∞, estando además normalizadas a la unidad ; es decir,
Z ∞
lim () = 1
→ −∞
A título de ejemplo, citamos las siguientes “sucesiones delta”:
2 2
() = √ − ()
1
() = () (A.4)
1 + 2 2
1 sin2
() = ()
1 + 2 2
20
Electromagnetimso
A través de [A.3] y utilizando “sucesiones delta” (), adecuadas (por ejemplo, para
el apartado (a) siguiente, que sean diferenciables) o bien mediante el mismo con-
cepto de la función como operador integral [A.2], se pueden justificar las siguientes
relaciones que tabulamos a continuación y que ofrecen interés en el cálculo:
a) Derivada de la función :
Z ∞
(1) () () = − (1) (0)
−∞
(el índice superior (n) indica la derivada de orden n respecto del argumento).
b) Traslado de coordenadas
Z ∞
( − ) () = ()
−∞
Z ∞
() ( − ) () = (−1) () ()
−∞
c)
Z ∞
1
() () = (0)
−∞
o sea
1
() = ()
d)
() = 0
e)
(−) = ()
21
Electromagnetimso
X 1
(()) = ³ ´ ( − )
=1
(r) = ()()()
Y análogamente
Y
( )
=1
Y
( )
=1
se transforma en la
1 Y
( )
||
=1
(1 2 )
( 1 2 )
22
Electromagnetimso
Desarrollando en serie de Fourier, esta función () nos viene dada por
X µ ¶ µ ¶
1
() = + sin cos
2
=1
que, efectivamente, aunque no está definida por no ser convergente, esta serie llevada
a [A.2] puede comprobarse que satisface
Z " µ ¶#
1 1X
+ cos () = (0)
− 2
=1
¡ ¢
ya que la integral de cada término nos da el coeficiente de cos del desarrollo en
serie de Fourier de () y la suma de todos ellos el valor de dicha serie para = 0
23
Electromagnetimso
que, evidentemente, también es divergente; pero que puede sustituir a () en [A.2]
24