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Teología I - Ficha 2 - Condición y Naturaleza Humana
Teología I - Ficha 2 - Condición y Naturaleza Humana
Teología I - Ficha 2 - Condición y Naturaleza Humana
BOSCO”
TEOLOGÍA I
Espero hayan tenido un buen inicio de cursado, en esta modalidad tan particular que
ahora debemos asumir.
Después del primer trabajo que nos sirvió como para meternos en algunos temas
generales, desde una mirada crítica de la realidad que nos toca atravesar, ahora con este ya
queremos entrar a los contenidos propios de la materia.
Atte.
La acción única actividad que se da entre los hombres sin la mediación de cosas
o materia, corresponde a la condición humana de la pluralidad, al hecho de que los
hombres, no el Hombre, vivan en la Tierra y habiten en el mundo. Mientras que todos
los aspectos de la condición humana están de algún modo relacionados con la política,
1
ARENDT, Hannah. La condición humana, Buenos Aires, Ed. Paidós, 2009.
2
Ibid, pág. 21-25
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esta pluralidad es específicamente la condición – no sólo la conditio sine qua non, sino
la conditio per quam – de toda vida política. Así, el idioma de los romanos, quizás el
pueblo más político que hemos conocido, empleaba las expresiones «vivir» y «estar
entre hombres» (inter homines esse) o «morir» y «cesar de estar entre hombres (inter
homines esse desinere) como sinónimos. Pero en su forma más elemental, la condición
humana de la acción está implícita incluso en el Génesis («y los creó macho y
hembra»), si entendemos que esta historia de la creación del hombre se distingue en
principio de la que nos dice que Dios creó originalmente el Hombre (adam), a «él» y no
a «ellos», con lo que la multitud de seres humanos se convierte en resultado de la
multiplicación.' La acción sería un lujo innecesario, una caprichosa interferencia en las
leyes generales de la conducta, si los hombres fueran de manera interminable
repeticiones reproducibles del mismo modelo, cuya naturaleza o esencia fuera la misma
para todos y tan predecible como la naturaleza o esencia de cualquier otra cosa. La
pluralidad es la condición de la acción humana debido a que todos somos lo mismo, es
decir, humanos, y por tanto nadie es igual a cualquier otro que haya vivido, viva o
vivirá.
La condición humana abarca más que las condiciones bajo las que se ha dado la
vida al hombre. Los hombres son seres condicionados, ya que todas las cosas con las
que entran en contacto se convierten de inmediato en una condición de su existencia. El
mundo en el que la vita activa se consume, está formado de cosas producidas por las
actividades humanas; pero las cosas que deben su existencia exclusivamente a los
hombres condicionan de manera constante a sus productores humanos. Además, de las
condiciones bajo las que se da la vida del hombre en la Tierra, y en parte fuera de ellas,
los hombres crean de continuo sus propias y autoproducidas condiciones que, no
obstante su origen humano y variabilidad, poseen el mismo poder condicionante que
las cosas naturales. Cualquier cosa que toca o entra en mantenido contacto con la vida
humana asume de inmediato el carácter de condición de la existencia humana. De ahí
que los hombres, no importa lo que hagan, son siempre seres condicionados. Todo lo
que entra en el mundo humano por su propio acuerdo o se ve arrastrado a él por el
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esfuerzo del hombre pasa a ser parte de la condición humana. El choque del mundo de
la realidad sobre la existencia humana se recibe y siente como fuerza condicionadora.
La objetividad del mundo – su carácter de objeto o cosa – y la condición humana se
complementan mutuamente; debido a que la existencia humana es pura existencia
condicionada, sería imposible sin cosas, y éstas formarían un montón de artículos no
relacionados, un no-mundo, si no fueran las condiciones de la existencia humana.
Por otra parte, las condiciones de la existencia humana -la propia vida,
natalidad y mortalidad, mundanidad, pluralidad y la Tierra- nunca pueden «explicar»
lo que somos o responder a la pregunta de quiénes somos por la sencilla razón de que
jamás nos condicionan absolutamente. Ésta ha sido desde siempre la opinión de la
filosofía, a diferencia de las ciencias – antropología, psicología, biología, etc. – que
también se preocupan del hombre. Pero en la actualidad casi cabe decir que hemos
demostrado incluso científicamente que, si bien vivimos ahora, y probablemente
seguiremos viviendo, bajo las condiciones terrenas, no somos simples criaturas sujetas
a la Tierra. (…)
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1.2. Preguntas a partir de la lectura reflexiva del texto