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Literatura Española. Poesía - Práctica 3

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LITERATURA ESPAÑOLA.

POESÍA

Luis Bagué Quílez


Curso 2022-2023

Alejandro Hurtado Martínez, María Linares Amuedo, Carolina Cubero Sáez

Práctica 3. Venecia sin ti

1) Comenta los principales rasgos de “Oda a Venecia ante el mar de los teatros”
(Arde el mar, 1966), de Pere Gimferrer. ¿Con qué vertiente de la antología
novísima (neovanguardia, culturalismo, camp, metapoesía) vincularías el texto?
¿Por qué? ¿Qué otros aspectos de la composición destacarías?

ODA A VENECIA ANTE EL MAR DE LOS TEATROS


Las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros
GARCÍA LORCA

Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos.


Con que trajín se alza una cortina roja
o en esta embocadura de escenario vacío
suena un rumor de estatuas, hojas de lirio, alfanjes,
palomas que descienden y suavemente pósanse.
Componer con chalinas un ajedrez verdoso.
El moho en mi mejilla recuerda el tiempo ido
y una gota de plomo hierve en mi corazón.
Llevé la mano al pecho, y el reloj corrobora
la razón de las nubes y su velamen yerto.
Asciende una marea, rosas equilibristas
sobre el arco voltaico de la noche en Venecia
aquel año de mi adolescencia perdida,
mármol en la Dogana como observaba Pound
y la masa de un féretro en los densos canales.
Id más allá, muy lejos aún, hondo en la noche,
sobre el tapiz del Dux, sombras entretejidas,
príncipes o nereidas que el tiempo destruyó.
Qué pureza un desnudo o adolescente muerto
en las inmensas salas del recuerdo en penumbra.
¿Estuve aquí? ¿Habré de creer que este he sido
y este fue el sufrimiento que punzaba mi piel?
Qué frágil era entonces, y por qué. ¿Es más verdad,
copos que os diferís en el parque nevado,
el que hoy así acoge vuestro amor en el rostro
o aquel que allá en Venecia de belleza murió?
Las piedras vivas hablan de un recuerdo presente.
Como la vena insiste sus conductos de sangre,
va, viene y se remonta nuevamente al planeta
y así la vida expande en batán silencioso,
el pasado se afirma en mí a esta hora incierta.
Tanto he escrito, y entonces tanto escribí. No sé
si valía la pena o la vale. Tú, por quien
es más cierta mi vida, y vosotros que oís
en mi verso otra esfera, sabréis su signo o arte.
Dilo, pues, o decidlo, y dulcemente acaso
mintáis a mi tristeza. Noche, noche en Venecia
va para cinco años, ¿cómo tan lejos? Soy
el que fui entonces, sé tensarme y ser herido
por la pura belleza como entonces, violín
que parte en dos aires de una noche de estío
cuando el mundo no puede soportar su ansiedad
de ser bello. Lloraba yo acodado al balcón
como en un mal poema romántico, y el aire
promovía disturbios de humo azul y alcanfor.
Bogaba en las alcobas, bajo el granito húmedo,
un arcángel o sauce o cisne o corcel de llama
que las potencias últimas enviaban a mi sueño.
                                                                      Lloré, lloré, lloré
¿Y cómo pudo ser tan hermoso y tan triste?
Agua y frío rubí, transparencia diabólica
grababan en mi carne un tatuaje de luz.
Helada noche, ardiente noche, noche mía
como si hoy la viviera! Es doloroso y dulce
haber dejado atrás a la Venecia en que todos
para nuestro castigo fuimos adolescentes
y perseguirnos hoy por las salas vacías
en ronda de jinetes que disuelve un espejo
negando, con su doble, la realidad de este poema.

(Pere Gimferrer, Arde el mar, 1966)

Nos encontramos en este poema de Gimferrer ante una realidad metapoética con la
ciudad veneciana como elemento más destacado del mismo. En esta composición, se
alude a García Lorca por su obra teatral tras la sensación de conversión de un teatro
como la propia Venecia y, sumado a ello, vemos cómo la ciudad funciona como
símbolo del amor, como se puede apreciar en la descripción de una cortina roja como si
fuese incluso la imagen de un escenario, aunque el escenario vacío es el mar, vinculado
a la imagen de las ruinas (edificios pesados y palomas).

Por otro lado, podemos observar un juego notorio con los elementos cromáticos, como
con el rojo (ya mencionado), el blanco (copos de nieve, nubes, incidiendo en la
imaginación de aquello que se describe), así como con el verde (ajedrez y moho como
representación del paso del tiempo), lo cual nos lleva a una descripción de la ciudad
sobre la que siente también pasión (color rojo), pese a la imagen constante del paso del
tiempo, que significa el fin de la adolescencia. Vemos entonces que el poeta realiza un
juego incesante sobre los elementos arquitectónicos y naturales de Venecia. Cabe
destacar la mención que hace sobre Pound, al igual que la alusión previa a Lorca,
aunque esta se encuentra bajo connotaciones negativas por marcharse a esta ciudad
dados sus vínculos con el fascismo.
Por su parte, Gimferrer nos representa el paso del tiempo, sobre todo el de su
adolescencia que tanto anhela, incluso la llega a comparar como el fin de la vida misma
(“y la masa de un féretro en los densos canales”). Además, retrata mediante el léxico
una imagen de desnudez a través de las nereidas como reinas y, al mismo tiempo, como
idea de amor pasional y sensualidad. Es igualmente retomar los colores mostrados en el
poema, y es que, como ya hemos mencionado anteriormente, hace gran hincapié en los
cromas, por lo que utiliza la noche, lo oscura que es y la penumbra como representación
del negro; el azul se describe con el humo; blanco grisáceo como el alcanfor, que no
representa sino el recuerdo del pasado.

Es necesario aquilatar la idea del síndrome de Stendhal que se retrata en la obra poética,
ya que todo el poema en sí gira en torno al mismo, pero con una deformidad constante.
También Venecia se convierte en símbolo del propio poema, mezclándolo con los
pronombres personales (“tú”: “yo” del pasado/Venecia; “vosotros”: lectores).

Por último, se percibe esta composición como sueño o pesadilla inclusive, dada la
reiterada idea dolorosa del paso del tiempo, véase el espejo que nos cuenta el poeta
barcelonés, puesto que este retrata el “yo” presente y el “yo” pasado, unido a un doble
poético por mostrar los versos de antes y los de ahora.

2) Compara el poema de Gimferrer con “Venezziana sutilissima I”, atribuido al


apócrifo Desiderio Carretero Osorio e incluido en Parnasillo provincial de poetas
apócrifos (1975), de Agustín Delgado, Luis Mateo Díez y José María Merino.
Analiza la construcción discursiva, la selección léxica y los referentes librescos
desplegados en ambos textos. ¿Qué relación intertextual se establece entre ellos?
Justifica tu respuesta.

VENEZZIANA SUTILISSIMA I
(Showing)

Oreaba muselina en el vitral del coro,


pergamino ligustre depredador del alba
y el rítmico veneno se deshojaba malva
sobre mi calavera o capitel sonoro

Oh sándalo y laurel y espuma de alabastros


cendal de Beatrice en rizo pubescente
Qué triaca de musgo flamea en esa frente
donde muere flamígero el ardor de los astros

Oh céfiros y ónices de las aguas salobres


espejos de marfil donde el amor miraba
la anémona de mármol que en Venezia trocaba
sus pátinas de légamo en relumbre de cobres

Muere mi adolescencia con el perfil Teseo


amando en Beatrice la floresta de labios
como muere la alquimia en mano de los sabios
doblegada a la ciencia pero sin himeneo
(Agustín Delgado, Luis Mateo Díez y José María Merino,
Parnasillo provincial de poetas apócrifos, 1975)

Desde el título del poema (Showing) podemos apreciar la estética novísima y la


elaboración característica de construir un texto a partir de imágenes.
Podemos seguir apreciando esta estética en la gran presencia de enumeraciones
aforística de imágenes y configuraciones formales que afectan directamente a los
sentidos de los lectores haciendo que el texto pueda comunicar antes de ser entendido.
A su vez, otro rasgo a destacar es la gran ironización que está presente en el texto.
Desde el aspecto formal, usando el soneto inglés, se ironiza la preferencia de algunos
poetas novísimos por la construcción de sus poemas en versos alejandrinos con el fin de
que se produzca una recuperación de la métrica tradicional y la crítica por su
composición fondo y forma.
Siguiendo con el léxico que, a veces, es elegido con la intención de no significar nada,
vemos también esa ironización típica de los novísimos en el uso de vocablos cultos y
por el uso de arcaísmos, expreso en la repetición de términos esdrújulos como “pátinas”,
“légamo” o “triaca”. Siguiendo con la crítica de fondo y forma, el ego poético emplea
una selección de palabras sin un fondo concreto, sino que se trata de una elección de
léxico que critica la poesía de Herrera y se retroalimenta de ella. Asimismo, utiliza
términos para crear una imagen a la gloria poética (“sándalo”, “laurel”), así como la
imagen del exotismo (“sándalo”) y sensualidad (“floresta de labios”).
en el plano semántico, encontramos algunas concepciones y tópicos novísimos, como la
muerte de la adolescencia (“muere mi adolescencia”), como la vinculación del poeta
con las esferas astrales del momento de la composición poética (“el ardor de los
astros”), la decadencia y el canto a la muerte en general con el uso de términos como
“calavera”, “muere la alquimia”; la ironización de la construcción de ciertas paradojas
(“espuma de alabastro”) y de ciertas metáforas e imágenes cargadas de fuerte
irracionalidad (“pergamino ligustre depredador del alba”).
Otro rasgo que destacar es el paralelismo sintáctico y la comparación, así como la
ausencia de signos gráficos de puntuación, rasgo que se manifiesta en la escritura
novísima como herencia de las vanguardias literarias históricas.
Para finalizar, haciendo una breve comparación del poema de Gimferrer con el
comentado, vemos que en ambos poemas nos ofrecen la imagen de Venecia, así como la
mención de la oda escrita por Federico García Lorca. Otra semejanza es que, en ambos
poemas, encontramos el uso de enumeraciones aforísticas, el paralelismo sintáctico y la
comparación.

3) Lee la siguiente semblanza biográfica, perteneciente al mencionado Desiderio


Carretero Osorio. ¿Qué ingredientes del modelo de autor novísimo ridiculiza el
fragmento?

Desiderio Carretero Osorio (1946). Joven pulcro de gustos no contaminados, exquisito,


valioso, estetizante, tirando a los deleites del adjetivo ruskiniano, un si es no
merenguista, y propietario de una cultura acotada con pérgolas de modernismo y guirnaldas
de barroco churriguera. Hijo de notario, novio de hija de ingeniero de caminos con derecho
a título de nobleza, veraneante de Lidos y Salinas, experto en glosas esotéricas y en cinema del
cuarenta. Crítico de cinematógrafo del Diario Vespertino, donde su sección dominical
“Mitos y refritos de la casa encantada” le valió algunas polcas, diatribas y soflamas de
los contestatarios del cine-fórum “Potemkin”. Su libro Norma my Marilyn ma non
troppo, editado de su peculio en Gráficas Severiano, fue muy celebrado en determinados
medios madrileños y barceloneses y llegó a la finalísima del José Antonio Primo de Rivera de
poesía. De Carretero Osorio ha llegado a decir un eximio poeta vivo del veintisiete que
“sus versos fulminan el pateado callejón de posguerra y traen la luminaria de remozadas
texturas que alteran el aburrimiento poético de estos últimos años”. Algunos consideran
que fue una gran pérdida para nuestra lírica el que Desiderio sacase las oposiciones.

Vemos la ironización desde el comienzo del texto con el uso del adjetivo “ruskiniano”,
haciendo alusión a John Ruskin, quien propugnaba los valores del arte por el arte. Sigue
con la crítica de la poesía pura y la exquisitez de la cultura (culturalismo). Este tipo de
poesía es artificial y desconecta de la realidad debido al lenguaje artificioso que es
usado. A su vez, critica la poesía elitista, pues este tipo de poesía iba dirigida a los hijos
de la burguesía con derecho a título. Critica el amor por el cine y su estética, que fue
defendida por Pere Gimferrer. Sigue con un juego de palabras con Marilyn, que habla
de los famosos llevándonos así a la vertiente camp y haciendo referencia a dos escuelas
y dos ciudades, Barcelona y Madrid, en la que muestra la idea de la poesía cosmopolita
que desprecia todo lo provincianos. Critica la pesadilla estética como aburrimiento
poético de la época, alegando que fue una pena que dejase la escritura, algo de lo que se
criticó también a Carnero, pues la finalidad era dar el salto a la fama para poder vivir
una vida acomodada y poseer cierto prestigio formal. Otro poeta que sufre la crítica del
texto es Vicente Aleixandre por el poeta del veintisiete. Por último, este texto no está
escrito por Desiderio Carretero Osorio, es alguien inventado, pues los verdaderos
escritores del fragmento son los autores del Parnasillo.

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